12 minute read
La entrevista
La
Denise Lucero Mosqueda *
Advertisement
La universidad pública ante los desafíos del
país, reflexiones desde escenarios de cambio
El foro Retos de la Educación Pública Superior organizado por el Instituto de Ciencias (ICUAP), el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” (ICSYH), el Instituto de Física, la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) y el Centro de Estudios del Desarrollo y Social (CEDES), se ha reprogramado y ha tomado el formato de seminario virtual luego de la declaratoria de emergencia sanitaria por la pandemia de Covid-19.
Este espacio de reflexión ahora en línea, en torno a los desafíos que enfrentan las universidades públicas del país en el contexto de los cambios que se viven en México tendrá una duración de nueve semanas en la plataforma digital de la universidad.
El seminario mantiene sus propósitos de analizar, debatir y reflexionar sobre temas como la autonomía universitaria en el nuevo modelo de Educación Superior; docencia e investigación en la coyuntura actual; hacia una investigación conjunta SEP, Conacyt y universidades públicas
Asimismo, la transición intergeneracional y renovación de la planta académica en la universidad; la vinculación con la Educación Media Superior; universidad y ciudadanía; y la responsabilidad social y cultural de las universidades públicas.
En entrevista con , Francisco Vélez Pliego, director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP, precisó algunas de las dificultades que enfrentan las universidades de carácter público y la necesidad de que el Estado mexicano defina políticas públicas en educación superior en un modelo y proyecto de desarrollo del país que permitan una estrategia sólida en la visión, contenidos y en el ámbito financiero.
VINCULACIÓN DE INVESTIGACIÓN Y FORMACIÓN DE POSGRADOS
La investigación que se desarrolla en México es realizada en distintas dependencias e instituciones públicas y privadas que se caracterizan por una amplia diversidad de financiamiento, de funcionamiento y visión de los temas prioritarios a investigar. De allí que no existe una visión unitaria entre las instituciones encargadas de fomentar esta actividad, como lo son la Secretaría de Educación Pública (SEP), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), sus símiles locales.
Mientras en las universidades públicas desarrollan actividades para los niveles de educación media superior, licenciatura y posgrados, en otras se forman perfiles de especialización, lo que sitúa a las instituciones en desigualdad de condiciones y por tanto de visiones respecto al desarrollo de ciencia, tecnología y las humanidades, destacó el investigador en el área de las Ciencias Sociales y las Humanidades.
“Esto supone muchas cosas, en primer lugar quién define los temas prioritarios a investigar, que en buena medida están definidos por intereses que son ajenos incluso a las realidades nacionales, y más vinculadas a intereses de procesos de gestión de saberes y conocimientos para grandes corporaciones, investigaciones básicas y de conocimientos de frontera; muy alejados de las realidades socioculturales, socioeconómicas, sociopolíticas e incluso de las necesidades de desarrollo de infraestructuras tecnológicas propias en función de las condiciones particulares del país”.
L AS UNIVERSIDADES PÚBLICAS EN EL DESARROLLO DE MÉXICO
Un segundo gran tema, continuó el también sociólogo, es lo relacionado con la promoción de Conacyt respecto a la participación de las Instituciones de Educación Superior en los programas nacionales estratégicos.
“Me refiero a que requerimos de diseñar —y volvemos a las institucionalidades realmente existentes— mecanismos ágiles de colaboración interinstitucional que permitan abordar el debate fundamental y que está planteado con la conceptualización de origen del modelo, que se refiere a las experiencias de investigación de frontera alrededor de tres grandes debates: la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad y la transdisciplinariedad; no son lo mismo, pero tampoco se resuelve administrativamente el que estas posibilidades diversas de colaboración entre disciplinas, entre saberes, desde el punto de vista epistemológico y metodológico, se pueden resolver simplemente por voluntad. Hay que construir las condiciones, los ambientes académicos, las infraestructuras, y lo financiero, para que alguno de estos modelos de colaboración efectivamente den los resultados los deseados.
“Son procesos que están ahí, así como tenemos definiciones relacionadas con formas de trabajo vistas desde las experiencias y las culturas científicas emanadas de cierto ámbito y, básicahumanidades.
“Pasa también por lo que plantean las metas del milenio: erradicar la pobreza y combatir las desigualdades, discutir los aspectos que están vinculados con la problemática del medio ambiente, a redefinir las relaciones como sociedad, como seres humanos con la naturaleza, en términos de modelos de producción y de consumo que nos permitan efectivamente preservar la diversidad, los efectos nocivos en todos los órdenes relacionados con el deterioro acelerado de las condiciones de habitabilidad del planeta y al mismo tiempo requerimos discutir a profundidad las formas en las que nos hemos organizado y dotado de instrumentos de gobierno que a todas luces están totalmente superadas. Colocar en el centro de atención los modelos de gestión y de gobierno que hasta ahora han prevalecido porque suponen enfrentar la necesidad de rediseñar los estados nacionales que son los que están en el centro de estas crisis, una visión de plurinacionalidad, diversidad étnica, cultural, religiosa”.
E L RELEVO GENERACIONAL DE LA PLANTA ACADÉMICA Y AUMENTO DE LA MATRÍCULA DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS
Para Vélez Pliego, hay temas que generan grandes cuellos de botella para concretar propuestas de desarrollo de las Instituciones de Educación Superior de carácter público, resultado del modelo neoliberal de la educación —gerencial y patriarcal— de cómo hoy las universidades se administran. Un ejemplo es cómo responder al reto y presión de la ampliación de la matrícula, aceptando que esa es una necesidad del desarrollo del país.
“El modelo neoliberal se concentró en el crecimiento de las universidades privadas, políticas que limitaron el de las universidades públicas como el primer espacio de ampliación de la matrícula para atender la demanda universitaria. Eso significó que cientos de miles tuvieran que resolver su demanda de educación en instituciones privadas de distinta calidad.
“La composición demográfica del país hace que esta demanda de ampliación de la matrícula permanezca en el tiempo. Hasta los próximos cinco años empezará a disminuir paulatinamente —según los escenarios demográficos que tenemos— esto significa discutir de qué manera la universidad aumenta sus capacidades para atender esa demanda creciente: en infraestructura, en condiciones adecuadas de docencia e investigación, y mejores condiciones de la planta docente.
“Las universidades de carácter público tienen una planta docente producto de las políticas de desarrollo y de crecimiento emanadas de los conflictos universitarios de las décadas de los 70 y 80; es decir, la mayoría de los docentes e investigadores universitarios consolidados que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, con certificaciones de calidad docente, son profesores que ingresaron a la universidad en esas épocas, y hoy nos enfrentamos al relevo generacional.
“Esto no quiere decir que quienes han emanado de universidades públicas y privadas con posgrado (maestría y doctorado) no estén en capacidad de sustituirlos, el problema es que no lo pueden hacer porque el modelo neoliberal instrumentado en las relaciones laborales, en el tema de jubilaciones y pensiones, lo que ha hecho es condicionar el incremento de las plazas académente relacionadas con cierto grupo, con las relacionadas con ciencias naturales y exactas, y las
micas en las instituciones de carácter público a la autorización de Hacienda; es decir, a los recursos financieros existentes y no a las necesidades académicas. La discusión de las pensiones y jubilaciones es un gran pendiente, es lo que tiene a nueve instituciones en la quiebra financiera, más allá de si rectores y directores de instituciones han actuado adecuadamente frente a esa problemática, lo cierto es que es algo que hay que discutir, porque nos afecta a todos.
“De lo contrario lo que veremos será el regreso al viejo modelo napoleónico de la universidad, a la disminución sustancial de profesores de carrera, de las plantas académicas públicas, la proliferación de las plazas horas clase, el detrimento de las condiciones salariales y de la relaciones laborales entre estas plantas académicas y estas IES de carácter público.
“Esta misma visión del tema de jubilaciones y pensiones ha conllevado la precarización de la relación laboral entre los docentes, profesores investigadores y las universidades públicas. Los gobiernos pasados hicieron, como con la mayoría de la población, controlar el incremento del salario base, que ya lo ha dicho el subsecretario, el componente de estímulos y recompensas para los universitarios son mayores que el salario base y la contribución de las distintas modalidades de jubilación y pensión en las universidades de carácter público resultan irrisorios”.
* deniselucero@gmail.com
Alberto Cordero *
Reseña (incompleta) de libros
El Universo en tu mano,
** Galfard, Christophe.
(2016). El
Universo en tu mano, un viaje extraordinario a los límites del tiempo y del espacio.
Traducción de Pablo
Álvarez Ellacuria. España: Blackie Books S. L. U.
Repito: a día de hoy, todo lo que sabemos del universo remoto proviene de la luz que llega hasta nosotros. Para descifrarla y entenderla tenemos que descubrir exactamente qué información transporta la luz y cómo interactúa con la materia y los componentes de esta (los átomos) que encuentra a su paso en el espacio.
En capítulos posteriores de este libro te sumergirás directamente en el corazón de esos átomos, pero de momento no necesitas saber nada sobre ellos. Dejémoslo en que los átomos pueden describirse como núcleos redondos rodeados por electrones rotatorios y que estos últimos no están desperdigados al azar, sino organizados en capas alrededor del núcleo.
Resulta tentador imaginarlos como planetas que giran en torno a una estrella central, pero eso llevaría a confusión: de hecho, a las trayectorias de los electrones alrededor del núcleo del átomo las llamamos orbitales para distinguirlas expresamente de las órbitas planetarias.
A la velocidad adecuada, en teoría, un planeta puede orbitar alrededor de su estrella a la distancia que le plazca, pero ese no es el caso de los electrones. A diferencia de las órbitas planetarias, los orbitales electrónicos están separados por zonas de exclusión, espacios en los cuales los electrones simplemente no pueden estar. Además, los electrones pueden saltar con facilidad —en ocasiones, incluso espontáneamente— por encima de esas zonas prohibidas, de un orbital a otro.
Sin embargo, y esto es lo que nos interesa, esos saltos no se producen gratuitamente.
Para pasar de un orbital a otro, los electrones tienen que absorber o emitir algo de energía. Y puesto que cuanto más alejado está un electrón de su núcleo, mayor es la energía que transporta, para que un electrón salte de un orbital a otro más alejado tiene que ganar algo de energía, un poco como la llamarada con que un globo aerostático gana algo de altitud.
Inversamente, para acercarse al núcleo el electrón tiene que emitir algo a fin de deshacerse de parte de su energía, como cuando un globo suelta aire caliente para dejarse caer hacia la Tierra. ¿De dónde sale esa energía?
Precisamente ahí es donde entra en juego la luz: los electrones pueden saltar de un orbital a otro absorbiendo o emitiendo algo de luz. Pero no cualquier clase de luz.
Para pasar de un orbital a otro, los electrones tienen que saltar por encima de las zonas de exclusión electrónica que las separan y, para lograrlo, deben absorber o emitir una cantidad específica de energía que se corresponde con un rayo de luz específico. Si la luz que reciben no contiene la energía suficiente, los electrones no podrán dar el salto y permanecerán donde están. Del mismo modo, si los alcanza un rayo de luz excesivamente cargado de energía, podrían saltar por encima de varias zonas, e incluso verse expulsados del átomo al que pertenecen.
La humanidad llegó a esta conclusión a comienzos del siglo XX.
Quizá no te parezca algo sensacional, pero lo es.
Einstein (que desde luego era el perejil de todas las salsas) recibió el premio nobel de física en 1921 por descubrir esto mismo a propósito de los átomos que componen varios metales.
Tras décadas de experimentos (y reflexiones) realizados desde entonces sobre todos los átomos conocidos del universo, los científicos comprendieron que la energía necesaria para que un electrón se traslade de un orbital a otro en cualquier tipo de átomo corresponde específicamente al átomo del que forma parte. Y esto es una enorme suerte para nosotros, porque las diferentes energías se corresponden con distintas fuentes de luz, y mediante nuestros telescopios, evidentemente, podemos captar la luz procedente de casi cualquier lugar.
Esta sencilla circunstancia significa que los científicos son capaces de saber de qué están compuestos objetos lejanos como las estrellas o las nubes de gas, incluso las atmósferas de planetas lejanos, sin necesidad de viajar hasta ellos.
Ahora te explico cómo.
Imagina una fuente de luz perfecta, una que emita luces en todas las longitudes de onda posibles, desde las menos potentes (microondas) hasta las más cargadas de energía (rayos gamma), en todas direcciones. Esa fuente perfecta crea una reluciente esfera lumínica. Si a cierta distancia se encuentra un átomo, sus electrones, cegados por toda la luz que llega hasta ellos, absorben desaforados todas las que necesitan para saltar a un orbital más cargado de energía. Y cuando lo hacen se excitan. ¿Cómo que se “excitan”?
Sí, sí. Se excitan. Ese es el término técnico concreto con el que se describe lo que sucede entonces.
Es un poco como cuando los niños se les ofrecen dulces en una fiesta.
Y así como no resulta difícil saber a posteriori qué dulces prefieren los niños (basta con comprobar cuáles no se han comido), es posible deducir qué tipos de luz se ha tragado el átomo examinando cuáles están ausentes en su sombra. Toda la luz no consumida atraviesa indemne el átomo, y resulta sencillo detectar su característica longitud de onda. Los ausentes en cambio, aparecen como pequeños borrones oscuros en lo que, por lo demás, era un arcoíris continuo de colores y luz. Esa imagen recibe el nombre de espectro, mientras que los borrones oscuros se conocen como líneas de absorción.
Los científicos son papaces de discernir qué átomos se interponen en el recorrido de una fuente de luz simplemente fijándose en las longitudes de onda ausentes en un espectro.
De este modo valiéndote de la luz puedes descubrir qué tipo de materiales hay ahí afuera sin necesidad de llegar hasta su ubicación.
Y todos los telescopios que captan luz y que la humanidad ha utilizado hasta ahora nos dicen que todas las estrellas del universo están hechas de la misma materia que el Sol, la Tierra y nosotros mismos. Todos los objetos cósmicos del firmamento nocturno están hechos de los mismos átomos que nosotros.
Si no fuera así, nuestros telescopios nos lo dirían.
Por eso, podemos imaginar que las leyes que gobiernan la naturaleza son las mismas en todas partes.
Menos mal ¿no?