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na reflexión previa a la pasada elección presidencial en Brasil U

la deforestación está el tráfico de madera, que forma parte de un gigantesco sector de agronegocio que por sí solo representa el 27 por ciento del PIB de Brasil. Según Imaflora, una ONG de conservación del medio ambiente, solo el 10 por ciento de la madera amazónica es legal.

Precisamente sobre el tema de la Amazonia, la revista Nature, publicó un editorial explícito desde el título “Sólo hay una opción en las elecciones brasileñas, para el país y el mundo”. El respaldo al gobierno de Lula se justifica en el texto por el hecho de que “un segundo mandato de Jair Bolsonaro supondría una amenaza para la ciencia, la democracia y el medio ambiente”.

Lo que se critica es la política del gobierno del “capitán”, como apodan al presidente Bolsonaro sus partidarios, que en los últimos años ha relajado los controles de deforestación para favorecer el tráfico ilegal de madera y la minería ilegal. El ex ministro del medio ambiente del gobierno Bolsonaro, Ricardo Salles, tuvo que dimitir en junio de 2021 tras ser acusado de un delito medioambiental por favorecer a productores de madera ilegales.

El artículo de Nature también menciona la corrupción de Lula, pero añade que “ningún líder político es perfecto” y luego agrega que “en comparación con Bolsonaro, Lula no ha tratado de luchar contra los investigadores, se ha comprometido a lograr la deforestación ‘cero’ y a proteger las tierras de los indios si es elegido”.

La Amazonia se ha convertido en uno de los caballos de batalla de la campaña de Lula, a pesar de que también se han registrado altas tasas de deforestación en los 13 años y medio que gobernó el Partido del Trabajo, con el pico de 27 mil 772 km2 deforestados en 2004 y con proyectos de fuerte impacto ambiental como la gigantesca represa de Belo Monte.

Sobre la Amazonia, Lula piensa ahora que “es absolutamente posible respetar la cuestión medioambiental y climática e intentar explorar científicamente la biodiversidad”, contando con investigadores e inversores extranjeros, hasta el punto de que ya se ha reunido con representantes de la Unión Europea para empezar a hablar de posibles asociaciones. Sin embargo, la misma Unión Europea hasta ahora ha sido la mayor importadora de madera brasileña ilegal, un material que no compite con su propio mercado y es una commodity indispensable.

Sin embargo, más allá de las buenas intenciones, si Lula gana será muy difícil recuperar el control de esta rica y estratégica región de Brasil, que ahora ha caído en manos de grupos criminales nacionales y extranjeros. Este mismo año el mundo se conmovió con el asesinato del periodista británico Dom Phillips y del activista y defensor de los derechos indígenas Bruno Pereira.

Los dos desaparecieron el 5 de junio pasado en un pequeño pueblo llamado São Rafael, durante una expedición para el nuevo libro de Phillips sobre la selva amazónica. Los dos fueron encontrados muertos unos diez días después, en medio de una continua controversia por las afirmaciones del presidente Jair Bolsonaro de que los dos “se habían ido de aventura” y por las demoras en la búsqueda. Es noticia estos días que el presunto inductor de este doble asesinato, Rubens Villar Pereira, alias Colombia, quedó en libertad bajo fianza. Ahora puede circular sin ser molestado con una tobillera electrónica.

Un reciente informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), en colaboración con el Instituto Brasileño para el Clima y la Sociedad y la Universidad del Estado de Pará, relaciona la violencia con la deforestación. En 2020, la Amazonia brasileña tenía la mayor tasa de homicidios de Brasil, con 29.6 homicidios por cada 100 mil habitantes, frente a la media nacional de 23.9.

Las tasas más altas corresponden a los municipios que sufren más deforestación. Más de un tercio de los asesinatos en la Amazonia en 2020 se produjeron en zonas deforestadas y en los municipios con la mayor deforestación, las muertes violentas son un 48 por ciento superiores respecto a los otros que preservan la naturaleza.

Para quien gane las elecciones del 30 de octubre será un gran reto controlar la región. Aunque el gobierno federal ha gastado 109 millones de dólares en operaciones en la Amazonia desde 2019, la violencia y los delitos ambientales no han disminuido. Según una reciente investigación de The Intercept, hay mil 269 pistas clandestinas en la Amazonia cerca de las minas de oro ilegales que también son dirigidas por el mayor grupo criminal del país, el Primer Comando Capital, el PCC.

Los narcotraficantes también utilizan los ríos amazó -

Lula da Silva reactiva fondo amazónico contra la deforestación

El llamado Fondo Amazonia del gobierno brasileño vuelve a estar activo. El fondo apoya proyectos para combatir la deforestación. Bajo el anterior presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se congelaron los recursos financieros del fondo. Esto ha sido revertido por el nuevo presidente Lula da Silva.

El Fondo Amazonia gestiona al menos mil 200 millones de dólares (mil 140 millones de euros convertidos). Es dinero procedente de Noruega y Alemania. El Reino Unido también está considerando su carrera estelar.

Con el dinero, el fondo apoya más de 100 iniciativas para proteger la región amazónica. Ya se han desembolsado $594 millones.

Pero durante el reinado de Bolsonaro se congelaron los activos. El ex presidente afirmó que hubo numerosos abusos en los proyectos apoyados. Sin embargo, no proporcionó pruebas para esta declaración.

La deforestación debe detenerse

Bajo Bolsonaro, la deforestación en Brasil aumentó de 7 mil 500 kilómetros cuadrados por año a más de 13 mil. La mayor área de bosque que se ha perdido desde 2006.

La reactivación del Fondo Amazonia es una de las primeras medidas tomadas por el nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva después de su toma de posesión. Durante su primer mandato, de 2003 a fines de 2010, la deforestación se redujo en más del 75 por ciento. Lula también ya revirtió las reglas relajadas para la minería en áreas protegidas.

El nuevo presidente es conocido como un defensor de la conservación de la naturaleza. Quiere que la deforestación se detenga por completo para 2030. Dijo esto durante la cumbre climática en Egipto en noviembre de 2022.

Fuente: Houtwereld nicos como rutas de transporte de la cocaína de Colombia a Perú y a Brasil. El estado de Amazonas se ha convertido en el principal punto de entrada de la cocaína y la marihuana peruana a través de los ríos Solimões y Javarí, donde los piratas hacen incursiones.

Además del PCC y el Comando Vermelho (CV), otros grupos criminales como el Cártel del Norte y la Familia del Norte (FDN) luchan por el control del territorio. En junio y julio de 2015, miembros de la FDN decapitaron a tres líderes del PCC en la cárcel de Manaos, capital del estado de Amazonas. Estos asesinatos desencadenaron una guerra de carteles que puso fin al acuerdo de 20 años entre el PCC y el CV, demostrando la importancia estratégica del Amazonas en el tráfico de drogas.

Además, más allá del marketing ecologista que Lula impulsa para atacar a Bolsonaro y atraer votos, si el ex presidente es elegido tendrá que implantar un sistema de control dentro de la gestión de su partido en la Amazonia, para evitar que se repitan escándalos como el de 2006 revelado por la revista Veja. Según el semanario brasileño, en el esta - do de Pará algunos miembros y parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT) vinculados al organismo público de control de la flora y la fauna, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), habían montado una trama delictiva en la que facilitaban la tala ilegal a cambio de donaciones para la campaña de los candidatos del PT.

En junio de 2005, la Policía Federal y el Ministerio Público detuvieron a 102 personas en el estado de Mato Grosso acusadas de talar casi 2 millones de metros cúbicos de árboles a cambio de sobornos. Esta cantidad de madera sería suficiente para cargar 66 mil camiones que, alineados, recorrerían 2 mil 640 kilómetros, el equivalente a la distancia entre las ciudades de Río de Janeiro y Natal.

La banda, que llegó a ser conocida como la “mafia de las termitas”, estaba encabezada, según la Policía Federal, por Hugo Werle, entonces gerente ejecutivo del lbama en Cuiabá. Miembro del Consejo Fiscal del PT en el estado, Werle había sido un recaudador no oficial de fondos para la campaña del partido de Lula.

Sandy García Vozdeamerica.com

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