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Cherán, doce años

EL 15 DE abril de 2011, las mujeres de la comunidad indígena de Cherán, en el municipio michoacano del mismo nombre, decidieron enfrentar a los criminales que además de traficar con drogas devastaban los bosques de la región. Durante más de tres años estuvieron saliendo de ahí “camiones cargados hasta el tope de troncos recién cortados”, señala Linda Pressly en un reportaje de 2016 para la BBC titulado “Cherán, el pueblo indígena que expulsó a delincuentes, políticos y policías.” Con ello empezó un movimiento social por la vida de los pobladores autóctonos y por un entorno pródigo en recursos naturales. El primer tramo de aquella lucha culminó con el reconocimiento oficial de un gobierno autónomo, constituido conforme a los usos y costumbres locales.

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La consolidación de ese movimiento sirvió de ejemplo para que otras comunidades indígenas de la región se organizaran de acuerdo con sus propias especificidades, a fin de vivir con seguridad, proteger la riqueza común, manejar con honestidad el presupuesto público y regirse políticamente sin depender de los niveles oficiales de gobierno. “Veinte comunidades de la Meseta Purépecha han proclamado su autonomía…” reza el encabezado de un espléndido reportaje del 6 de junio de 2022, escrito por Zózimo Camacho para el portal Contralínea, sobre la comunidad de Sevina, otrora perteneciente al municipio de Nahuatzen, Michoacán.

Obtener la validez jurídica plena dentro de un régimen caracterizado por marginar sistemáticamente a los habitantes originarios e interesarse por ellos sólo para despojarlos, fortalece una inercia cuyo propósito, consciente o no, es revertir los procesos de autogestión comunitaria y regresar a los pueblos al redil del paternalismo y el clientelismo; en pocas palabras, “para destruir lo construido”, comenta un compañero cuando le pido su opinión sobre los primeros doce años de Cherán. Así es, las luchas de estas comunidades purépechas para tomar en sus manos su destino y conseguir la autonomía con respecto a las autoridades municipales, estatales y federales, no han resultado sencillas ni uniformes. Sufren crisis, atraviesan períodos de transición...

LAS TÁCTICAS DE desestabilización practicadas en todo el país contra un proyecto gubernamental diferente se repiten a escala en estas comunidades, pero agravadas por los intentos de recolonización mediante propuestas ajenas a las necesidades genuinas, con promesas incumplidas de apertura, con la instauración de comunidades autónomas de membrete y sin base social, y con fondos que aparte de ser irrisorios se administran para la capitalización política que alienta ambiciones personales de lucro y arribismo. Y tales problemas se agudizan precisamente en el ámbito que originó esta gran lucha, el de la seguridad.

LA ORGANIZACIÓN DE rondas comunitarias para proteger los poblados, en vez de alentar el fortalecimiento de la seguridad por parte de los organismos policíacos y militares, con frecuencia da pie a que autoridades de municipios adyacentes, de la entidad federativa o de la Federación, se desentiendan de dicha seguridad permitiendo corruptelas, infiltraciones y hasta colusión de elementos oficiales con el crimen organizado en la periferia de las comunidades autónomas, volviéndolas vulnerables. Así, la tradicional marginación de la que han sido objeto las etnias originarias, sumada a un desinterés no menos tradicional de las esferas gubernamentales, pone en jaque el desarrollo de los proyectos autogestivos indígenas.

“Por otra parte –concluye el compañero citado arriba–, ninguna forma de gobierno, por más transformadora que parezca, será efectiva si no se acompaña de una revolución del pensamiento.” l

La Meldadora Biblioteca fantasma/ Evelina Gil

A VECES, RESPONDER una pregunta tan compleja, ¿de dónde vengo?, puede dar origen a una respuesta tan extraordinariamente luminosa, que dé lugar, a su vez, a un libro del calibre de León de lidia, de Myriam Moscona (Tusquets, México, 2022). Aunque se presenta como novela, se trata de una suerte de collage elaborado mediante fotografías y memorias, elementos que juegan un papel preponderante al momento de indagar en ese misterio que llega a ser más trascendente que “¿quién soy?” Porque para comprender quiénes somos, la lógica dicta que habría que empezar por asuntos más concretos como estudiar a nuestros padres, y, de ser posible, a los ancestros. En el caso concreto de nuestra autora/narradora, cuyos antepasados estan enraizados en una cultura que tiene muy pocos puntos en común con la de acogida, se vuelve especialmente ardua la tarea. Myriam, junto con su hermano menor, son los primeros de una familia de inmigrantes búlgaros en nacer en el que sería país de acogida de sus padres, León y Lidia, judíos sefardíes. Guerrillero del Frente de la Patria contra los nazis, León. Nacida el 11 de marzo de 1958, en Ciudad de México, es, además de luminiscente narradora, una de las más destacadas poetas mexicanas, ganadora del Premio Aguascalientes en 1988, y ha ejercido el periodismo cultural durante muchos años. Y si bien integrarse a la comunidad judía mexicana no debió entrañar mayor dificultad para Myriam, tener sus raíces en un país que pareciera remotísimo en todo sentido, como Bulgaria, ha representado para ella una aventura, justo la que reproduce en León de lidia, entreverada con risa, llanto y algún escollo burocrático narrado con deleitable amenidad no exenta de poesía, la de la propia Myriam y, entre otros, la de Ekaterina Yosifova (1941-2022): “Aquí todo es amplio y sereno, nadie altera su vida/ La nube pasará. Nada hay en el horizonte, salvo la noche que se cierne.”

Esta suerte de álbum fotográfico, traducido no sólo de imagen a palabra, sino también de una cultura a otra; de dos lenguas (búlgaro y ladino) a otra; parte de una exhaustiva recuperación de documentos que nos brindan acceso a una serie de pintorescos personajes de otro tiempo, como la tía adúltera, suerte de Madame Bovary, a quien igual criticaban por leer demasiado, ganándose el apelativo de la Meldadora

En el caso concreto de Myriam, la Tante Blanche representa valentía y liberación femeninas en un tiempo y circunstancia en extremo desventajosas para las mujeres; tía que tejía no mientras aguardaba fielmente al amado, sino “para calmar las ansias”; pasando por una infancia entre divertida y ardua en la que se ve sometida a un autodescubrimiento más complejo que el de la mayoría de las niñas debido al referente cultural y a los secretos familiares: “La niñez tiene oídos en los ojos y mira doble allí donde la oreja espía.” Cuando intenta tramitar la doble nacionalidad, es recibida en la embajada de Bulgaria con bombo y platillo por parte de quienes parecen haberla esperado una eternidad, aunque, justo a causa de esta prolongada vela, en medio del vino, bocadillos típicos y una fuente apagada que se enciende en honor de la distinguida visitante, no saben cómo proceder con el mentado trámite. Las múltiples historias, sustentadas varias de ellas en documentos o dibujos que atestiguan su veracidad, involucran también a gente entrañable que forma parte de su judeidad y sus afectos más profundos.

Por aquí desfila un apasionante elenco de amigos suicidas por amor, nadadores de aguas disolutas, viajeros de ocasión, coleccionistas de plumas de pájaros, mujeres castas por convicción que viven pasiones descarnadas y una protagonista que se desdobla en niña a la mínima provocación. Y una mujer convencida de haber heredado un triste pero fascinante gen que la mantiene en un estado suspendido entre el enamoramiento y la huida: “Al morir mi padre he buscado protección a toda costa y a cualquier edad. Parece que otro gong me despertaba del engaño.” l

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