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Luis Eduardo Aute (1943-2020) …hasta que un día dejamos de bailar
“Siempre fui un indisciplinado de las disciplinas y un degenerado de los géneros”, dicen que dije cuando me llamaba Niego.
L E A
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t Por Mauricio Flores*
Era media tarde. Mucho calor, recuerdo. El vestíbulo de un hotel donde estaba pactada la entrevista. Poco más de una hora. Gracias a ti, me dijo, la pasamos bien. Siempre es bueno hablar en las entrevistas de literatura y más con esto, alusión directa a los tres caballitos de tequila ya exprimidos. Las rodajas de limón, un platito para ambos salero al lado, intactas.
Una tarde de rienda suelta (vámonos a ocupar el ahora, antes de que la historia lo llene con sus cementerios, suena una canción). Tan lejana a estas jornadas de pandemia y confinamiento. Unas horas para resguardar los nuevos haberes en el disco duro de la memoria y andar las calles, Reforma, Morelos, Bucareli, y dejar circular los tequilas por el cuerpo. Cinco de la tarde. Horario de verano. Entrevista con Luis Eduardo Aute (vámonos, que queda poco tiempo, y acudamos al baile que recorre las calles).
Once años atrás que, de alguna manera, o no, tendremos que olvidar.
Si el mundo sigue donde está para la próxima primavera habrá un nuevo disco, comentó. Y hubo, más de uno, aunque ya no él, muerto el 4 de abril en un escenario habitado por esta lucha contra la enfermedad y la muerte, como lo escribe el mismo Aute (Filipinas, 1943-Madrid, 2020) en Nolueta: el hombre / es el rastro / que arrastra / su sombra.
Un Aute gráfico, poético y musical del que ahora rescatamos sus panes y migas como asideros en las tardes de encierro…
El momento de la verdad es la muerte… ¿Será, pues, la vida la eterna mentira?
…además de una selección de lo publicado en este mismo espacio (La Gualdra, No. 25, 21 de noviembre 2011):
Es cantante, pintor y poeta. Nació en Manila, pero desde pequeño vivió en España, al tiempo que incursionó “en la universidad de la vida” en el París de la esperanza y la arena bajo los adoquines. En sus obras no están palabras como patria y honor; sí en cambio amor, odio, miedo, soledad, duda, imaginación, muerte, Dios, demonio… “Temas eternos y tremendamente amplios, puesto que toda la historia de la cultura gira en torno de tales materiales”.
“Todo lo inherente al ser humano: mi paisaje es el ser humano”.
Le había contado que unas maestras decidieron ponerle a su organización gremial Albanta, título de una de sus canciones. “Para eso son: para que circulen y las apropien los otros. Albanta es por cierto una palabra que se inventó mi hijo a los diez años”, añadió. ¿Cuál será la palabra más bella del idioma?, pregunté. “Como juego es curioso. La palabra más bella en qué términos. Sonoridad, concepto, efectividad…, es algo muy difícil. Elegir la palabra más bella en tanto concepto sería sencillo. Sería vida. Sin vida no existe nada. Independientemente de que sea fonéticamente bonita o no.
Sería muy difícil que una palabra pudiera reunir las bellezas conceptual y sonora”.
Autor de los libros La matemática del espejo, La liturgia del desorden, Templo y Volver al agua, reunidos todos en Animalhada, Aute se advierte cercano a la filosofía. “Es algo que me gusta. Sí que hay algunos textos míos que tienen que ver con ella. Pero para desvirtuarla y jugar con ella. Como el mago: en vez de aparecer conejos de la chistera, sacar chisteras de los conejos. Me divierte mucho el juego y me siento muy afín a los surrealistas, quienes jugaban con todo, con su obra y su vida, incluso”. —Muchos de tus textos proyectan esencias surrealistas… —El surrealismo, como corriente, murió hace tiempo. Sin embargo su esencia permanece viva en México, ¡dónde más! El surrealismo es juego, imaginación y magia. Dimensión poética. Cualquier obra de arte (estilo o giro poético) pretende esto. Mejor dicho: no es que el surrealismo permanezca vivo, sino que fue antes de él. Toda obra de arte de antes y de después del surrealismo que contuviera estos elementos era y es promesa de surrealismo.
Una promesa cumplida son las letras de Aute, sean estas extensas o concentradas. “Desde siempre — reconoce sincero— voy apuntando cualquier cosa que se me ocurre; lo que quiere decir que siempre voy con un cuaderno. Ahí escribo frases atractivas, ocurrencias, juegos de palabras. Esos apuntes, luego desarrollados, acaban siendo canciones o poemas”.
“En realidad la intención no es hacer aforismos. Una vez decidido a ponerme a escribir textos para un libro, y por su propia esencia de juego de palabras, desarrollo la premisa del género. Contar algo de forma muy sintética me agrada. Cada vez detesto más todo aquello que es anecdótico o accesorio. Me gusta ir al grano de las cosas. Y si además ese grano es poliédrico
y produce otros granos, más me encanta la posibilidad”.
Tal vez por ello la cita de Joan Margarit en la canción que aporta título al nuevo disco de Aute, “Intemperie”: El buen poema, por bello que sea, será cruel. La intemperie es dura… ¡pero más dura es sin poemas!
Tardas tardes para volver a Aute: Y aquí andamos, / animales amortales, todos montados y dando vueltas / sobre un globo enorme y azul / suspendido en el espacio, girando / y girando sobre sí mismo al mismo tiempo / que gira alrededor de otro globo / mucho más enorme y de fuego / que también gira y gira suspendido / en el espacio que se expande / y gira y gira y gira…
Y vamos dando vueltas / y vueltas y vueltas y vueltas / sin ir nunca a ninguna parte, / volviendo siempre al mismo punto / de partida… hasta que un día dejamos de bailar […]. *** * @mauflos