La Gualdra 452

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 452 /// 19 DE OCTUBRE DE 2020 /// AÑO 10

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Mario Montalbetti. Foto de Javier Narváez.

“El sistema actual (el capitalismo financiero liberal y su brazo político, la democracia representativa) detesta el lenguaje verbal. [...] el sistema no tolera que empleemos el lenguaje verbal para hacer preguntas y para negar, dos de las funciones que son posibles exclusivamente con el lenguaje verbal y que son centrales en un lenguaje humano. [...] Y preguntar y negar te permiten pensar y resistir. Por ello, el sistema actual promueve todo lo opuesto: lo mensurable, lo cuantificable, los números, las estadísticas, los porcentajes, las encuestas, etc. Y la imagen, claro. Ese es el primer dato: el lenguaje verbal es el enemigo público número uno del sistema”. Mario Montalbetti

[Octavio Gallardo entrevista a Mario Montalbetti, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 452 /// 19 DE OCTUBRE DE 2020 /// AÑO 10

La Gualdra No. 452

Editorial “Le diste perlas a los cerdos”, dijo Marisela Escobedo a Sergio Rafael Barraza durante el juicio llevado a cabo en Chihuahua el mes de abril de 2010, justo antes de que se dictara sentencia. Todo estaba claro hasta ese momento: Barraza había asesinado a Rubí Frayre Escobedo y durante la comparecencia había pedido perdón a la madre de esta niña de 16 años; previamente había indicado cómo se había deshecho del cuerpo de la menor con quien tuvo una hija... después de asesinarla la metió a un tambo y quemó sus restos para después tirarlos en una zona de Ciudad Juárez conocida como “La Marranera”; él mismo indicó a los forenses dónde podían hallarla. Encontraron “solo un huesito, parecía que era parte de la columna vertebral”, narra también el hermano mayor de Rubí en el documental Las tres muertes de Marisela Escobedo, dirigido por Carlos Pérez Osorio -en el que participa la zacatecana Gaby Marcial como parte de la producción- y estrenado la semana pasada en Netflix. Terrible historia. Incomprensible que -argumentando haberse sujetado a lo que dispone la ley- los jueces hayan dejado libre en ese momento a un asesino confeso. Dolorosamente real. Cuando Barraza sale libre fue “la segunda muerte” a la que hace referencia este trabajo cinematográfico, la primera se llevó a cabo en 2008 cuando Marisela se enteró -gracias a sus investigacionesque Sergio había asesinado a su hija; se lo dijo un joven quien había escuchado el día del asesinato que Barraza había “quebrado a su esposa” y la había tirado en esa especie de muladar infame en la que lo mismo se encuentra basura que huesos de animales y restos humanos; porque en Ciudad Juárez, durante esa primera década del siglo, desaparecer mujeres era ya una práctica cotidiana y hasta cierto punto “normalizada”, como bien lo narrara también Sergio González Rodríguez en Huesos en el desierto, libro publicado por Anagrama en 2002. Tras la desaparición de su hija, Marisela pasa el primer calvario: lograr que las autoridades aceptaran la denuncia; luego, otro más: todo un proceso para insistir a las corporaciones policiacas locales que dieran seguimiento al caso. El de Rubí era uno de los 130 feminicidios que se tendrían que investigar ese año en Ciudad Juárez, por lo que su madre deci-

dió emprender por su cuenta una serie de marchas en una gran parte del territorio mexicano para exigir que se hiciera justicia, que atraparan y juzgaran al asesino de su hija. Cuando todo parecía no tener solución, alguien le dio el dato que Sergio se econtraba viviendo en Fresnillo, Zacatecas. Y fue así como llegó a nuestro Estado. Llegó a Fresnillo, pegó carteles en los que aparecía la foto del asesino y al poco tiempo lo ubicó. Dio parte a las autoridades. Lo atraparon y trasladaron a Chihuahua para que fuera juzgado. Confesó y fue dejado en libertad. A partir de ahí otro calvario, porque Marisela no cesó en su intento de ubicarlo de nuevo; luego de dejarlo libre el Tribunal rectificó y lo declara culpable, pero él ya había huido. El documental nos muestra la determinación de una madre que ha perdido a su hija, que no se rinde y está decidida a que la muerte de su Rubí no sea “una estadística más”. Regresa a Fresnillo, vuelve a ubicar al asesino; para atraparlo tiene que vivir durante tres meses en esa ciudad minera, pero pronto se da cuenta que Sergio Barraza es ya parte del crimen organizado. Teme por su vida y la de su familia y regresa a Chihuahua, esta vez decidida a plantarse frente a Palacio de Gobierno hasta que las autoridades hagan justicia. La recibe el fiscal. Poco tiempo después, el 16 de diciembre de 2010, Marisela es asesinada ahí, a quemarropa. Es su tercera muerte. Murió exigiendo justicia y nunca vio al culpable de la muerte de su hija tras las rejas. Las tres muertes de Marisela Escobedo puede verse ya. Una sensación de desasociego e impotencia queda después porque una obscena red de complicidades queda al descubierto con este testimonio; una red que todos sabemos que existe y ante la cual estamos en la más completa indefensión. “Cantamos sin miedo, pedimos justicia, gritamos por cada desaparecida, que resuene fuerte: ¡Nos queremos vivas! Que caiga con fuerza el feminicida”, se escucha al final... a “Canción sin miedo”, de Vivir Quintana, se han agregado el nombre de Marisela y Rubí, pero la lista de nombres crece atrozmente cada día. Nos queremos vivas. Exijamos justicia. Que disfrute su lectura.

Contenido Todas las ciudades arden, una aproximación a Carlos Roa Hewstone Por Armando Salgado Venganza Por Pilar Alba

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Mario Montalbetti: El lenguaje verbal es el enemigo público número uno del sistema Por Octavio Gallardo

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Decantar por Eros una y otra vez Por Rafael Calderón

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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Josep, de Aurel: una película de dibujos sobre la “Retirada republicana” en 1939 Por Carlos Belmonte Grey

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The trial of the Chicago 7, de Aaron Sorkin: el artificio jurídico Por Adolfo Nuñez J. Configuración cromática sobre la belleza posible [Leerse mientras se escucha: “Algo contigo” / Vicentico] Por Roberto Galaviz

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Solo veía una carretera polvorienta Por Yolanda Pantin

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Todas las ciudades arden, una aproximación a Carlos Roa Hewstone* quienes han fortalecido su amor por siglos. Bajo estas condiciones la lucha de contrarios es un evangelio apócrifo para soportar el olvido. El fuego continúa en busca de más páginas y La ciudad ardiendo explora sus límites a partir de una serie de campos minados: los contrastes literarios que refrendan la conexión con el mundo y su sombra; la revaloración del simbolismo judeocristiano como extracto que limita la libertad; una poética que cuestiona su orígen, influencias y la situación actual; la certeza de no aceptar el azar como único disturbio; un solsticio que revela el poder de lo femenino; y la reforestación del gen emancipado para reducir las piedras contra uno mismo:

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arlos Roa Hewstone viste la ropa que hay que usar en un mundo que se incendia. Desde ahí escribe La ciudad ardiendo (Ediciones Filacteria, México-Chile 2020) arrastrado por la inundación a una orilla donde nos dice: “El hambre nos trajo a esta tierra. / Y ya no existe el hambre. / Y ya no hay esta tierra”. En las páginas de este libro un diluvio reina; el saber es gobernado; la gente baila mientras ignora el fuego a su alrededor; el don del habla guía de cerca los corazones vacíos; aparece un país hundido frente al desierto; piaras de cerdos se lanzan mar; y existe otro principio. Este poemario es un relato épico que muestra de forma inquietante las distintas maneras en las que podemos arder. Dentro de él, crece la grieta donde se podrá apreciar la vida de nuevo. La ciudad dentro del libro revienta entre el concreto caliente y las barricadas, en la mirada que rodea los cuerpos y los versos que inflaman su coraje:

“Mira que esta interminable costa se amplía como terreno de cultivo y que en este bote medio dormidos vamos hacia el horizonte […]” Esta literatura hipersensible y austral, consciente y profunda, sitúa un rostro múltiple para una ciudad en constante reescritura, por lo tanto los poemas que integran este cuerpo, además de levantar interrogantes, extienden la invitación a mirar más allá de cualquier vaso medio lleno, donde a pesar del cansancio, Carlos Roa Hewstone nos invita a levantar de las cenizas una nueva ciudad sin fronteras:

“Estas casas se asemejan a fragmentos de greda que nada toca sin destruir”. De forma inevitable, se relaciona el exterior con la respiración del poemario, nos recuerda el paso turbio de esta realidad distópica y las decisiones torpes de los políticos en turno, personas que no aprenden a perdonar sus errores para curar la piel que la ignorancia quema:

“Esta ciudad se desmorona / curvada y vuelta a unir” por enésimas veces, retrato de una sociedad que aprende

6 Por Pilar Alba

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is miembros superiores se entumecieron. La taza que sostenía mi mano rodó por el suelo y el café cayó sobre mis piernas. Mi cerebro esperaba la señal del dolor que me hiciera emitir un lamento; pero no sucedió ningún dolor, ninguna sensación. Fue entonces cuando me percaté que también mis miembros inferiores estaban atrofiados. Salir, correr, tomar el teléfono para pedir ayuda, imposible. Tuve que esperar,

“Su inquieta presencia madura a la fuerza las arcadas de la tormenta. a comenzar una y otra vez, que junta sus restos una y otra vez, que hurga sus cenizas una y otra vez, “igual que los muertos bajo tierra” donde los vivos también mueren. “Hay trozos de ropa /enganchados en las rejas de fierro”. El relato continúa entre poemas que se extienden como lumbre a lo largo de la lectura, donde se pondera

una visión existencial, a la vez anatómica y global de los hechos crueles y los desplazamientos forzados, como ejes transversales en estas sociedades del conocimiento, capitalizadas y exfoliadas por la muerte. El presente multiverso coexiste con una cordillera que es testigo de la alianza estructural entre la Iglesia y el Estado,

Venganza pedir a Dios, al universo, a una fuerza superior que viniera y me salvara. Así duré mucho rato, el olfato, el gusto, el oído y la vista se me agudizaron, pero no el tacto. De la desesperación me quedé dormido. Me despertó un ácido olor a orina. Sin sensibilidad no podía

controlar las funciones más elementales de mi cuerpo. Un sentimiento de indefensión me empezó a inundar. No sé si lloré, creo que sí, porque mi boca registró un sabor salado. Empecé a pensar cuál sería la causa de mis padecimientos, qué hice o dejé

Quien las haya tenido ante sí se arrodilló de asombro y supo que mientras las nubes son dueñas de las islas tú y yo lo somos de nosotros mismos”. * La ciudad ardiendo, Carlos Roa Hewstone; México-Chile, Ediciones Filacteria, 2020, 60 p.

de hacer para encontrarme ahora así. Repasé con mi memoria todas las situaciones que pudieran haberme conducido a este estado, sin embargo, nada me pareció relevante para que pudiera serlo. Estaba a punto de darme por vencido cuando recordé el brillo de malicia en esa bella mirada, las palabras dulces y, a la vez, amargas que salían de su boca. De repente mis brazos recuperan el movimiento, comienzo a sentir todas las partes del cuerpo, mis piernas se desentumen y salgo corriendo a buscar venganza.

Río de Palabras

“Aquí cada uno se consume maldito, en su propio fuego consumido”.

Libros

6 Por Armando Salgado


Poesía

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Mario Montalbetti: El lenguaje verbal es el enemigo público número uno del sistema 6 Por Octavio Gallardo

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ario Montalbetti (Lima, 1953). Es uno de los poetas que ha despertado mayor interés en el último tiempo, es peruano y profesor principal de Lingüística en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha escrito nueve libros de poemas, entre ellos: Perro Negro (1978), Fin Desierto (1995 y 1997), Cinco segundos de horizonte (2005), El lenguaje es un revólver para dos (2008) y Notas para un seminario sobre Foucault (FCE, 2018). Su poesía reunida ha aparecido bajo el título de Lejos de mí decirles (Editorial Aldus, Ciudad de México 2013 y Ediciones Liliputienses, Cáceres 2014); una selección de esta apareció bajo el nombre Huir no es mejor plan en Mansalva (Buenos Aires, 2017). El año pasado publicó El pensamiento del poema (Ediciones Cinosargo y Marginalia, en Santiago de Chile, y en Kriller71, Barcelona 2019), libro que gira en torno a las ideas estéticas del investigador francés Alain Badiou. Respecto a la producción lírica como una honda forma de reflexión filosófica, su trabajo reúne una amplia obra ensayística donde cuestiona el origen del poema y aterriza el lenguaje a una forma de entenderlo como materia viva. Acá habla el lingüista y el poeta sin distinción, tal cual como lo hace en su producción. Poesía, sistemas sociales en Latinoamérica, México y Perú son los temas por donde paseamos a través de su mirada lúcida y cuestionadora. /// Mario Montalbetti. Foto de Javier Narváez

Octavio Gallardo: Eres un reconocido lingüista y también poeta, o viceversa. ¿Cómo se comunican en ti esos dos mundos, uno que se acerca a lo científico y otro a lo creativo? Mario Montalbetti: Soy lingüista. Es lo que hago. Mi interés se centra primariamente en el lenguaje. Más bien, no me siento parte de “la literatura” entendida como una forma cultural, ni de “la poesía” como género literario. Creo que en mis textos hago lingüística todo el tiempo. Los lingüistas también pueden ser creativos. El poema es lingüística por otros medios. ¿Cómo se comunican ambos mundos? No son dos, es uno: el lenguaje —y se incomunican. OG: ¿Para qué leer poesía, qué hay en un poema que nos resulte útil en alguna dimensión? MM: No quiero que nos enlodemos en una bronca de adjetivos, pero yo no diría “útil” sino “importante”. Entonces, si se me permite el cambio, la

importancia del poema está en que es una crítica del lenguaje con el que se construye el propio poema. Si el poema no se despega del lenguaje con el que se hace, aún si empleamos lenguaje “coloquial” para construirlo, el poema no llega muy lejos. Los poemas que me interesan siempre evidencian una cierta incomodidad con el lenguaje que emplean. Esa es la importancia del poema, esa incomodidad. OG: ¿Cuándo vale la pena escribir o leer? MM: Es una buena pregunta, sobre todo porque conecta ambos aspectos, escribir y leer. Personalmente, me sorprende la asimetría que existe entre escribir y leer si comparamos todo lo radicales y rebeldes que somos (o queremos ser) cuando escribimos con las ovejitas dóciles en que nos convertimos cuando leemos. No sabemos leer o lo hacemos con una timidez insólita. Por cada taller (inútil) de crea-

ción, deberíamos tener diez talleres de lectura. Entonces ¿cuándo vale la pena escribir o leer? Cuando le haces algo al lenguaje, cuando no te conformas con él, cuando dejas de lado la comodidad de la seguridad semántica y cuando confrontas la sintaxis que articula las palabras que usas. OG: Para las sociedades latinoamericanas, para la vida diaria en cualquiera de nuestras ciudades y campos, que a veces parecen estar en crisis con sus sistemas, ¿el lenguaje juega un papel preponderante, con relación al poder y a la economía? MM: Lo primero que debemos saber es que el sistema actual (el capitalismo financiero liberal y su brazo político, la democracia representativa) detesta el lenguaje verbal. Eso lo advirtieron Deleuze y Guattari en 1972. En particular, el sistema no tolera que empleemos el lenguaje verbal para hacer preguntas y para negar, dos de las funciones que

son posibles exclusivamente con el lenguaje verbal y que son centrales en un lenguaje humano. En sentido estricto, no se puede preguntar ni negar con pintura ni con música ni con ajedrez ni con ningún otro “lenguaje” que no sea el lenguaje verbal. Y preguntar y negar te permiten pensar y resistir. Por ello, el sistema actual promueve todo lo opuesto: lo mensurable, lo cuantificable, los números, las estadísticas, los porcentajes, las encuestas, etc. Y la imagen, claro. Ese es el primer dato: el lenguaje verbal es el enemigo público número uno del sistema. Saque cada quien las consecuencias de ese dato. OG: Aprovechando que recientemente uno de tus libros ha sido publicado en México y su recepción fue muy amplia, ¿qué te llama la atención de lo mexicano? MM: No creo que exista lo mexicano, así como no creo que exista lo peruano ni lo uzbeko. Todo platonismo es finalmente burocrático. Dejando eso de lado, me sorprende constantemente cualquier recepción amplia de lo que hago. Me sorprende que alguien me diga que le gustó un poema mío o una idea mía en un ensayo porque para mí escribir es un acto brutalmente solitario. La sorpresa es grata, sin duda, pero siempre dudaré cuando pienso en por qué les gustó y de qué forma. Esa creatividad de la lectura del otro es indispensable. OG: ¿Qué piensas de la actual literatura mexicana? MM: No soy un experto en, ni un conocedor de, literaturas nacionales (ni siquiera de la peruana). Tampoco me es muy claro qué significa “poesía mexicana” o “poesía peruana”. Alguna vez dije que es más importante que Vallejo haya sido poeta a que haya sido peruano. Pero, para ponerlo en términos burocráticos: hay poetas que tienen pasaporte mexicano que me interesan mucho. Y si accedo al morbo de la lista diré: Alberto Blanco, Pura LópezColomé, Inti García Santa María, David Huerta, Coral Bracho. Me detengo ahí para poder ser injusto. OG: ¿Cuál es el valor de una palabra en la actualidad? MM: Ninguno. Las palabras no importan. Tal vez ese sea el principal error de esta época, error que arrastramos desde Aristóteles, creer que “pensamos con palabras”. En verdad, lo que importa (o lo que debería importar) es el lenguaje del que son parte esas palabras. No se piensa con palabras


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sino con articulaciones de palabras. Pero seguimos atávicamente atados a frases como “una palabra tuya bastará para salvarme” o “te doy mi palabra”. Cualquiera sea nuestra noción de salvación, preferiría que alguien diga “un lenguaje tuyo bastará para salvarme” o, preferiría prometer diciendo “te doy mi lenguaje”. OG: ¿El pensamiento de lo poético se relaciona, o más bien está en comunión, con otras actividades, por ejemplo lo político, lo social, lo cultural, lo espiritual? MM: No más, ni menos, que el pensamiento médico, el agrario, el minero, el futbolístico…

OG: ¿Qué buscas en un poema, cuando lo escribes, antes y después de escribirlo? MM: Antes de escribirlo busco tabaco para mi pipa. Mientras lo escribo busco un poema. Después de escribirlo busco un trago de algo fuerte.

Escribo a mano con un lápiz Mongol No.2 mal afilado apoyando hojas de papel sobre mis rodillas. Esa es mi poética: escribir con lápiz es mi poética. Si alguien pregunta como quién quiero escribir respondo “como Walcott”. Esa también es mi poética. También, esperar a que ella me muerda el cuello para comenzar a escribir es mi poética. La oscuridad del mar, lleno de pliegues, es mi poética. Ella pregunta como quién quiero escribir y yo respondo “no sé, como Walcott”. O más bien mi poética es di algo visceral de una buena vez, como en la ópera, sin esperar que ocurra una muerte especialmente interesante al final: es mi poética. Lo del lápiz mal afilado es indispensable para mi poética. Solo así quedan marcas en las hojas de papel una vez que las letras se borran y las palabras ya no se entienden o han pasado de moda o cualquier otra cosa.

/// Mario Montalbetti

*** El canto de las aves [para Alberto Blanco] el canto de las aves escondidas en el follaje apenas alcanza las tres sílabas luego silencio luego otra vez alcanza las tres sílabas luego silencio es la forma que tienen las aves de no decir nada luego otra vez tres sílabas luego silencio y luego otra vez

es el canto de las aves escondidas en el follaje de los ficus tres sílabas silencio otra vez es la forma que tienen las aves de no decir nada tres sílabas silencio tres sílabas pero el canto es hermoso y se repite regularmente al atardecer y luego otra vez y luego otra vez y no dice nada

***

*** Disculpe ¿es aquí la tabaquería? Nadie dice todo. Nadie dice nada. Lo deseable es decir poquísimo. Callar no es más radical. Callar es como raparse la cabeza: el pelo vuelve a crecer. Pero decir poquísimo, decir lo mínimo que uno puede decir, eso es lo que nos permite decir algo.

Poesía

OG: ¿Cómo percibes tu país hoy, que hay en el lenguaje que pueda corregirse, y por tanto mejorarse, en la cultura o en su organización, está bien encaminado o debe tomar otro rumbo? MM: En mi país el lenguaje no existe o está en vías de extinción. En las raras ocasiones en las que lo encontramos, hacemos fiesta. OG: Mucho se plantea que la frontera entre los géneros literarios es cada vez más difusa ¿estás de acuerdo con esa afirmación, te parece que es una tendencia, por ejemplo un poema en forma de ensayo, una narración que es un poema? MM: Mira, de lo que se trata es de que hagas un buen poema. Hazlo como puedas. Luego vendrá algún burócrata a decidir si pertenece a este u otro género, que es un mero ejercicio de clasificación, la mayoría de las veces poco interesante.

Como Walcott


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Decantar por Eros una y otra vez Literatura

6 Por Rafael Calderón

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os poemas de Julia Santibáñez son breves y precisos; encierran enigmas providenciales y la sonoridad de su lírica resulta ser única; se vuelven parte de un todo; en ellos se visualiza el punto de partida, pero encierran o encapsulan lo inimaginable: un ritmo particular, un efecto de imágenes conscientes de sueños, alegrías o vigilias. El lenguaje es parte de su voz, propiamente, modula la cadencia de su musicalidad y lo manifiesta mediante imágenes que son erguidas de pasiones únicas. Los títulos de su obra resultan arriesgados y permiten reconocer la construcción de su poética: Sonetos y son quince; Versos de a pie; Ser azar; Rabia de vida y, destacadamente, Eros una vez –y otra vez–. La libertad del lenguaje y su expresión más amplia por temas como el amor encierran giros de una mirada inteligente; este elemento no es un tema trillado sino que lo muestra como parte de una revelación. Es una identidad para transformar el tejido de las palabras con una voz que en realidad es personal y suma un conjunto de elementos que le permiten nombrar con diferentes tonos y colores. En su poesía está presente igualmente el tema del erotismo, con el que describe el doble y acertado tino que comunica o divide el significado de esta palabra para explorar o percibir la lectura ante un ritmo novedoso, sonoro y saber decirnos esa realidad con sus visiones muy personales. Para ella, estos temas, resultan ser parte de un giro inesperado: los transforma y reconoce que son atractivos para su voz; son parte de una seducción visible, como decir que todo es parte de un viaje infinito. Tanto el amor como el erotismo están presentes en su máxima concentración, explorar desde donde quiere ella esa libertad implícita de su propia personalidad. Julia Santibáñez revela identidad con metáforas vivas y por sus poemas hay que buscar y reconocer parte de su propia biografía; su voz ya madura es parte de un estilo que toma de la vida sencilla y que pareciera en sus versos es parte de un diario que va fragmentando, como si fueran líneas extraídas que salen al encuentro del lector. Sobre todo sucede en un título como Eros una vez –y otra vez–, que al observársele con detenimiento es un título que destaca por el filo de la navaja, y corta, levanta ante la mirada, esa nueva identidad de la poesía. Es un título que explora los sueños más recónditos, se expresa con ojos abiertos y permite observar casi todo a su alrededor: son poemas que encierran una sensación afortunada. El título multiplica imágenes y por el poema engrandece sus metáforas. Lleva al encuentro de todo con esa sensación digna de reconocer hasta resaltar detalles ágiles y por lo mismo levanta interrogantes, pueden

/// Julia Santibáñez. Foto de Ricardo YV.

ser de asombro por la luz o la simple sombra que vibra por una imagen tomada del árbol en pleno otoño. La unidad del poema exige concentración, porque igualmente es parte de un enigma que perturba por esa riqueza de giros, nombra más allá de estos amores menores y de zozobra o múltiples sombras y hace su aparición el verso por aquí y por allá, en la ciudad: el nombre de la palabra o el sonido del lenguaje. Otras veces es obvia, coloquial y el sonido de las palabras adquiere vida propia. Es apenas una parte de su identidad autónoma y rigurosa. Posiblemente resuelve el enigma de sus metáforas afortunadísimas pero nombra aquello que es soñado, avanza con paso firme y se nota la limpidez en el poema. Sin duda esto sirve para reconocer plenamente su peculiar presencia ya destacada en la poesía mexicana. Si tuviera que quedarme con un poema y definirla por un ejemplo de sus coordenadas, correría riesgos, propondría que sea la lectura planificada y que su voz sobreviva al tiempo por una mínima travesía. Ese poema bien podría ser “La ciudad invisible”, aunque un poco contradiga lo antes enumerado a la luz de los demás porque no es exactamente un poema breve si lo comparamos con sus poemas, pero registra su visión apasionante y remonta inmediatamente para descubrir la existencia de la ciudad moderna. Comparto el poema: Las calles que levantamos con aquellas manos en noches y días y horas intermedias tenían lo necesario: sus cafés, un Barrio Chino con faroles oxidados, nosotros y niños que no fueron, la avenida de vértigo donde floreaban jacarandas de

cara al fin del mundo. La tarde era gradaciones de luz. Hicimos la ciudad en miniatura sin escatimar detalle, maniáticos, como si fuera indispensable, como si no pidiéramos evitar los deudos en visita al cementerio y las alcantarillas para descansar la tormenta. Ya nadie se acuerda, ni nosotros, de aquel barandal bien detallado de Polanco. Se lo llevó esa catástrofe que no consideramos parte del paisaje, la del estallar de vidrios. Del cortar de trancos y escaleras. Del fuego vándalo sobre las ruinas. En primer lugar, se hace visible su metáfora; existe la contracción amable, acompañada por ese espacio de sensaciones entre lo visto y vivido, por la ciudad en ruinas y sabiendo que “dispone de las cosas que quiere recordar”, ¿cuál es la ciudad de la que en el poema se habla? Por lo que se puede deducir, no tiene nombre pero es parte de un paisaje mental; señala detalles para enumerar la situación de los cafés y recordar la zona de Polanco. Estamos inequívocamente ante la Ciudad de México. Habla de la ciudad destruida, reconstruida, según la vida de cada quien, el pasado inmediato o lejano que la reconoce y descubre por esos recorridos de ensueño y porque sucede en estos versos el descubrimiento de su existencia. Los terremotos la han dañado en estos tiempos relativamente recientes, en el pasado la ciudad igualmente ha sido destruida

por la mano de conquistadores; y, por la mano del hombre, igualmente, es que la han reconstruido. El verso de Santibáñez registra un tono que perturba, levanta el ánimo entre los que la han visto y los que la han vivido o porque la vieron hacerse escombro. Es parte de un paisaje entrelazado por las ciudades invisibles que surge propiamente del ejemplo de Italo Calvino. Aprovecha Julia Santibáñez recursos disponibles en su escritura y explora la ciudad, para enumerar la catástrofe y el estallido de vidrios, el corte de árboles y esa imagen de destrucción que se vuelve interminable. En ese vínculo es que observa las ruinas del pasado, el esplendor de los edificios donde ahora percibe una modernidad relativa y con el crepúsculo y la caída de la tarde la nombra. Ella es una autora que no escatima detalles: la degradación de luz sucede, la presenta sin nombre y la precipita por imágenes que son destello de calles, y por esa demolición permite registrar igualmente todo: árboles, sueños y rememora una juventud visible en el recuerdo mismo de su vida. Ese tono es el que nombra como ejemplo de un concepto elegiaco, y a la vez, perturba y maravilla. El tránsito que construye de la ciudad con sus estrofas mayores a menores avanza con elegancia, salta por la tarde con audacia, ante nuestros ojos, es la ciudad de todos y de nadie. En esencia la ciudad invisible es para considerar que se cumple una y otra vez ese eros de la poesía pero reconociendo “que el puro resplandor serene el viento”, como dice un verso de Garcilaso; y por nuestra parte, volverlo parte de esta travesía: es la imagen intacta y es parte de un silencio relativo, para nombrar la existencia en este poema de las ciudades invisibles.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Josep, de Aurel: una película de dibujos sobre la “Retirada republicana” en 1939

Cine

6 Por Carlos Belmonte

Grey

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osep es el primer largometraje del dibujante Aurel (historietas Clandestino y La Menuiserie). Una película que habla sobre la historia de la retirada española a Francia en 1939 tras la derrota republicana ante el bando franquista pero que además se vincula con la historia del exilio en México y la acogida del grupo de artistas encabezados por Diego Rivera y Frida Kahlo. Se trata de una “película de dibujos y no de una película de dibujos animados” comentó Aurel durante la proyección en el cine Utopia de Aviñón (Francia) en complicidad con la asociación Contraluz. Se hace esta precisión, porque Josep recuperó los dibujos del catalán Josep Bartolí, un comunista y republicano que tuvo que huir y fue retenido en los campos de concentración al sur de Francia. Ahí pudo, con el apoyo de un gendarme francés, dedicarse a pintar las crónicas de su encierro. Entonces en lugar de hacer que los dibujos se muevan lo que hizo Aurel fue un montaje de dibujos en fijo, aunque para algunas transiciones les dio movimiento marcando los cuadros -como si estuviéramos viendo una película silente de 1920-. Cuando vemos el filme podemos pensar que se trata de un documental hecho con dibujos. No se percibe la distancia entre el creador -director artístico del proyecto como Aurel se define- y el personaje dibujante. Aurel consiguió retomar los trazos del dibujo de Josep para insertar sus propios diseños y crear la ficción. Se pasa entonces de un croquis original de Bartolí a una recreación 80 años más tarde. La sala de Utopia estaba llena con un público sobre todo atraído por una historia más de la guerra civil -acontecimiento por demás sensible en el sur del país galo-, y es normal pensar que la cinta pudiera tener un significado especial para el creador. Pero en este caso no. Aurel no tiene ninguna raíz española, ni es historiador y aprendió español en el liceo, aunque desde entonces por sus viajes a México y a España lo habla mucho mejor. Aurel, que además hace viñetas para periódicos nacionales franceses como Le monde y Le Canard Enchaîné, confiesa que su obra es más un producto artístico que un documento a fines históricos. La película le llegó por el simple gusto del artista Bartolí, porque sus dibujos le parecieron excepcionales. Entonces comenzó, hace 10 años, el proyecto de crear la historia. Pero él quería sobre todo darle sonoridad, ponerle sonido a los dibujos. De ahí que su preocupación haya caído más por el lado de la creación sonora que

/// Aurel, director de la película Josep. Foto de Cineuropa.

por la veracidad histórica. Así, es la voz de la cantante Silvia Pérez Cruz que da música y alma a dos personajes femeninos. Evidentemente no todo es ficción: los campos de concentración, la historia de Bartolí y su posterior exilio están sacados de la biografía del dibujante. Aquí se vincula la historia a México, a donde llega en 1943. Bartolí sueña con conocer a Kahlo y en los momentos de sus sueños Aurel se permite colorear las escenas, pasar de lo monocromo a los cálidos intensos y al azul de la Casa Azul en la Ciudad de México. Esto permite marcar la evolución de la película en dos etapas de la vida de Josep, la primera en Europa y la segunda en América que se nota en los trazos de los dibujos a la pluma, al crayón y marcador y a la paleta de colores. Ya en México, Bartolí se vuelve amante de la artista mexicana y Josep mete las viñetas de su mutua alimentación y el asesinato de Trotski. La travesía de Bartolí terminará en Nueva York como parte de un grupo de artistas entre quienes están Jackson Pollock, Kline y De Kooning. Ahí murió en 1995. Aurel hizo con esta película de 75 minutos “un filme personal en homenaje a otro dibujante”. Josep fue parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes 2020 y está actualmente en preselección a los premios de la Academia de los Lumières 2021 y tendrá su salida en cines españoles el próximo 4 de diciembre. Para cines mexicanos difícil de pensarlo, tanto por una historia que es prácticamente desconocida como por el formato aún muy tenido para el público infantil.


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LA GUALDRA NO. 452 // 19 DE OCTUBRE DE 2020

The trial of the Chicago 7, de Aaron Sorkin: el artificio jurídico 6 Por Adolfo Nuñez J.

maquinaria legal bajo la cual se rige el sistema jurídico del país vecino, y que a su vez se vuelve un testimonio de la corrupción del poder y el deseo de silenciar cualquier voz con un mensaje opositor. En ese sentido, el filme de Sorkin es de una pertinencia valiosa, ya que mientras el realizador decide viajar medio siglo atrás y focalizarse en los movimientos activistas y contraculturales de los años 60, su relato también encuentra relaciones y paralelismos con la sociedad estadounidense actual, que se encuentra cada vez más dividida en cuestiones políticas. Asimismo, Sorkin contextualiza el trasfondo de su historia por medio de elaborados montajes, reconstrucciones e imágenes de archivo que incluyen a las principales figuras y líderes de la década de los 60, entre los cuales también se muestran los asesinatos de JFK, Malcolm X y Martin Luther King Jr., así como imágenes de los estragos causados por el conflicto bélico en Vietnam. Dentro de una propuesta con tantos elementos, temáticas y matices, resulta destacable el excepcional montaje de la cinta, cuyo ritmo frenético le otorga un enorme dinamismo a cada escena. Es así como la narración va oscilando entre pasado y presente dentro de las declaraciones del juicio, que son representadas por medio de flashbacks y que terminan haciendo de la película una experiencia sumamente emocionante y entretenida. The Trial of the Chicago 7 es un filme combatiente y político, un drama jurídico a la vieja escuela. No se trata solo de una reconstrucción de un evento histórico que resuena en la actualidad, también es un imprescindible y nada aleccionador recordatorio de la importancia de defender nuestros ideales, así como de luchar por una causa justa.

Cine

E

n la industria fílmica moderna, Aaron Sorkin es uno de los guionistas más recurrentes y aclamados. Dentro del cine, su trabajo incluye la autoría de guiones correspondientes a cintas como A few good men (1992), Moneyball (2011), Steve Jobs (2015), así como de la extraordinaria The social network (2010), dirigida por David Fincher. Los diálogos y monólogos escritos por Sorkin siempre tienen el sello característico del guionista, al estar sobrecargados de infinidad de referencias, que en pantalla son articulados con suma energía e ingenio, y que se encuentran siempre plagados de una inconfundible y aguda ironía. El segundo largometraje de Sorkin (quien ahora también funge como director) está repleto de intensas discusiones y debates donde de igual manera se deja ver su peculiar e irrepetible estilo. En The trial of the Chicago 7 (2020), el contexto histórico es la convención demócrata que se llevó a cabo en agosto de 1968 en la ciudad de Chicago, y donde convergieron diversos movimientos de protesta antibélicos, que exigían el fin de la guerra de Vietnam. La película toma lugar meses después de dicho evento masivo, y narra la batalla legal que sufrieron los líderes de estos movimientos, quienes fueron detenidos y llevados a juicio al ser acusados de conspiración. Esta batalla entre acusados, defensores y demandantes es encarnada por un elenco estelar que incluye a intérpretes de la talla de Mark Rylance, Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Jeremy Strong, John Carroll Lynch, Yahya Abdul-Mateen II, Joseph Gordon-Levitt y Frank Langella, entre otros. El duelo encarnizado entre ambos frentes dentro del juzgado sirve para representar la

6 Por Roberto Galaviz

Configuración cromática sobre la belleza posible [Leerse mientras se escucha: “Algo contigo” / Vicentico]

Río de Palabras

* Dicen los que han visto el cielo -mucho más allá del cielo que vemosque existen colores que son imposibles de entender: hablan del color que rodea a Júpiter como quien habla de Dios sin saber su rostro sin embargo, aseguran: les sonríe. colores que nosotros: los simples mortales ni siquiera entenderíamos pero, colores que quizá imaginó Marc Chagall, o Van Gogh al ver el color de su sangre derramada en la alfombra barata de algún

6 Por Yolanda Pantin como el calor me sofocaba dije basta y me senté de cara a la ventana para refrescar mi cabeza que tiritaba al igual que una onza de gelatina Con el hilo del sudor hice un collar para apretarme el cuello además

burdel ellos, quizá los imaginaron, pero no se atrevieron a usarlos, porque sabían -como sabemos los hombresque hay cosas que no pueden decirse, pues romperían con el orden justo, y medianamente funcional del universo hay una historia antigua de un marinero y una mujer que habían visto el mundo, uno, desde su barco en mil naufragios, otra, desde el balcón de un castillo deseando tempestades

la historia, comienza, sucede y termina como la historia misma del universo: con un choque magnifico con una explosión, que inaugura todo lo que existe: las aves reposando su vuelo fácil en el viento, el amor, las bancas de los parques, las miradas de los que se van, las sombras de las nubes efímeras de mayo

que existen colores que son imposibles de entender: Yo tengo un nuevo color favorito: tus ojos, tu piel y el rojo del esmalte de tus uñas y me siento como los ingenieros que construyeron el Hubble: nunca había visto nada así, no entiendo nada, sin embargo, lo sé todo.

Dicen los que han visto el cielo -mucho más allá del cielo que vemos-

Solo veía una carretera polvorienta las noches eran tristes y rojas tanto que me dediqué a soñar con lo ojos abiertos Solo veía una carretera polvorienta Eran noches nostálgicas

Te dije ahógame y como no había cuerda y el hilo en el cuello era invisible juraste amor eterno me hiciste una escena de celos Luego lloramos en voz baja para no despertar a los niños

/// Yolanda Pantin, nacida en Caracas en 1954, obtuvo el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca en su edición número 17. Foto de Pascual Borzelli.


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