La Gualdra 467

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 467 /// 22 DE FEBRERO DE 2021 /// AÑO 10

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Pedro Coronel. Mural “Murmullos de Jade” [detalle]. 1976

El próximo 23 de marzo conmemoraremos el 100 Aniversario del nacimiento de Pedro Encarnación Coronel Arroyo. Para iniciar con las celebraciones compartimos con ustedes un detalle de su mural “Murmullos de jade” que actualmente se encuentra en exhibición en el museo que lleva el nombre de este artista zacatecano y que alberga la colección “El Universo de Pedro Coronel”. Que sea esta una invitación para que lo visite el siguiente fin de semana (abierto de viernes a domingo, de 11:00 a 15:00 Hrs.).


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LA GUALDRA NO. 467 /// 22 DE FEBRERO DE 2021 /// AÑO 10

La Gualdra No. 467

Editorial

A

yer hubiera cumplido 93 años la escritora zacatecana Amparo Dávila. Nacida en Pinos, Zacatecas, el 21 de febrero de 1928, la maestra Amparo falleció el 18 de abril de 2020 en la Ciudad de México. Teníamos para entonces algunas semanas apenas de estar confinados debido a la pandemia por el Covid-19 y en ese momento, la incertidumbre y el miedo estaban poco a poco apoderándose de nosotros... un sapo similar al de su “Música concreta”, con su croar incesante, era la trasmutación del terror que teníamos por ser contagiados. “Croac-croac... no salgas... no te descuides, no toques, lávate las manos, el enemigo se esparce sin control, está en todos lados. Croac-croac, cada vez hay más contagiados... los muertos se van acumulando. Croac-croac, cerraron los negocios, la ciudad está desierta, aquí no habrá quien salga a cantar en las ventanas. Croac-croac, si te descuidas mueres, esto no está funcionando, lávalo todo, desinfecta, alerta, esto no es igual a lo que sale en la tele... Croaccroac, estamos en México. Croac-croac: Amparo Dávila ha muerto”. ¿Fue por Covid? Era la pregunta recurrente. No. Falleció por causas naturales; su cuerpo estaba débil desde hacía ya unos meses y la vida se le escurrió en medio del confinamiento. Amparo, la maestra de la literatura del terror y lo fantástico, la artífice de ambientes y escenarios angustiantes, la que con maestría habló de las feminidades y las masculinidades con una certeza crítica, con una claridad escalofriante, dejó este mundo y con su partida re-comenzó una revaloración de su obra narrativa y poética. Digo re-comenzó, porque si bien mediáticamente no tuvo en vida el éxito comercial y el impacto que uno hubiera deseado, lo producido por ella siempre tuvo en el mundo de la literatura mexicana un lugar especial y seguramente irá revalorándose conforme pase el tiempo. Suele suceder así con algunos artistas, otros desaparecen un tiempo de la memoria colectiva hasta que el tiempo les hace justicia. Afortunadamente no es el caso de la escritora zacatecana; a casi un año de su fallecimiento debemos reconocer que en Zacatecas ha estado presente de manera constante y el esfuerzo por dar a conocer su obra no solo ha sido atribuible a las instituciones, también

sus lectores, los académicos que han estudiado su literatura y los promotores culturales de distinta índole, han emprendido proyectos de difusión y divulgación de su legado. La importancia en la literatura mexicana de la obra de esta artista zacatecana va más allá del género; es decir, Amparo Dávila habló de las mujeres, de los múltiples escenarios que la sociedad ha impuesto a “lo femenino”, de los roles culturales que históricamente han desempeñado y de las luces de la sabiduría humana que han posibilitado el romper con los convencionalismos establecidos; pero la grandeza de su obra no puede circunscribirse solo al manejo de estos temas en su poesía y narrativa. La habilidad para edificar por medio de las palabras imágenes como las que ella construyó, sonoridades tan precisas, ritmos y armonías que producen en sus lectores esa sensación de empatía a veces, repulsión otras, con sus personajes, con sus historias, son excepcionales. Amparo fue una hacedora de “música concreta” para nuestro intelecto, su música hecha de palabras nos envuelve y emociona profundamente desde la primera lectura, porque hay que volver a su obra más de una vez para dejar que nos siga sorprendiendo. Sus textos, además, tienen la facultad de propiciar la reflexión como si de un juego de espejos se tratase, el reflejo de lo humano a partir de su lectura, se presenta contundente en sus más altas significaciones. Decía que la maestra Amparo siempre ha estado presente y que en Zacatecas fue y es bien querida; sin embargo, quedan pendientes algunas acciones para retribuirle desde su tierra, lo mucho que aportó con su trabajo a la literatura mexicana: la primera, seguir insistiendo en que se le cumpla la promesa de un centro de lectura que lleve su nombre; la segunda, y quizá más importante todavía, la de llevar su obra a un público más amplio en nuestras comunidades. Las posibilidades son incontables y si bien es cierto que desde las iniciativas independientes se ha hecho mucho, desde lo institucional el esfuerzo sigue siendo insuficiente. Que disfrute su lectura.

Directorio

Contenido Programa conmemorativo “Revolución liberal e independencia en México” La Gualdra

Inventario de las cosas perdidas, de Yaroslabi Bañuelos Por Armando Salgado

Si te dicen que caí, de Juan Marsé Por Miguel Ángel de Ávila González

Algunas ideas para enfrentar la vida Por Adán Echeverría

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La Ventana, de Carlos Sorín Por Carlos Belmonte Grey Dancing queen Por José Filadelfo García Gutiérrez

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Judas and the Black Messiah, de Shaka King Por Adolfo Nuñez J. Demonio morado Por Pilar Alba Tiempo trémulo Por Francisco Javier González Quiñones

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Programa conmemorativo “Revolución liberal e independencia en México” La Gualdra

Historia

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sta semana inician las actividades del Programa conmemorativo “Revolución liberal e independencia en México”, convocado por los Cuerpos Académicos Consolidados 135, 148 y 224 de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” y por la Corresponsalía en Zacatecas de la Academia Mexicana de la Historia. Presentamos aquí información de las dos primeras conferencias que se transmitirán en vivo por FB* El factor regional en la consumación de la independencia Jueves 25 de febrero, 18:00 Hrs. Alicia Tecuanhuey Sandoval es profesora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, es doctora en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México con su tesis “Los conflictos de la élite política poblana en las elecciones, 1910-1917”. Ha desarrollado como líneas de investigación la historia política mexicana de los siglos XIX y XX y la memoria histórica, el discurso político y el discurso historiográfico. Cuenta con numerosas publicaciones, entre otras, La formación del consenso para la Independencia. Lógica de la ruptura del juramento. Puebla, 1810-1821. Ha contribuido con una excelente Colección de documentos de la Independencia en la Biblioteca Palafoxiana, en varios tomos. Especialista en el tema de Independencia, a partir del caso poblano, ha analizado también con estudios regionales desde el caso de Puebla, la formación de la república mexicana. Es parte del equipo coordinado por Josefina Zoraida Vázquez sobre el primer federalismo mexicano. Forma parte del Sistema Nacional

Presentación editorial ¡Mueran las cadenas! El trienio liberal en América (1820-1824) Viernes 26 de febrero, 12:00 horas Manuel Chust es profesor de Historia contemporánea en la Universidad Jaume I, en Castelló de la Plana, España. Un rasgo que caracteriza su larga trayectoria académica es su interés por estudiar, y con ello, integrar a América en la comprensión del momento en que la monarquía española entró en crisis en 1808 por la ocupación militar de Napoleón Bonaparte a la península ibérica. Uno de los libros que coordinó, editado por Fondo de Cultura Económica, 1808. La eclosión juntera, explica las respuestas americanas a aquella crisis con la formación de juntas provinciales. Sin duda, su contribución a la historiografía sobre América y, en particular, sobre el virreinato de la Nueva España, marcó un antes y un después en la comprensión de las Cortes de Cádiz, al reconocer que los diputados americanos y peninsulares discutieron, analizaron y escribieron la Constitución Política de la Monarquía Española promulgada el 19 de marzo de 1812. Ese ha sido el sello de la obra del profesor Manuel Chust. Desde aquel volumen publicado en 1999 sobre La cuestión americana en las Cortes de Cádiz, hasta la publicación de ¡Mueran las cadenas! El Trienio liberal en América, 1820-1824, ha sostenido la tesis de que no puede desconocerse el papel que jugaron los reinos y provincias de América en

de Investigadores y es corresponsal nacional en el estado de Puebla de la Academia Mexicana de la Historia. El próximo jueves 25 a las 18.00 horas,

ofrecerá la primera conferencia magistral sobre “El factor regional en la consumación de la Independencia”.

España, sino en América, reactivando procesos electorales, incremento de ayuntamientos constitucionales y diputaciones provinciales. Seis capítulos integran el volumen para explicar cómo se vivió la vuelta de la Constitución: Gustavo Pez y Martín González (Universidad Nacional de Tres de febrero, Buenos Aires) analizan el caso de Río de la Plata, Juan Marchena (Universidad Pablo de Olavide, Sevilla) se ocupa de Los Andes, Justo Cuño (Universidad Pablo de Olavide) estudia Nueva Granada, Manuel Chust (Universidad Jaume I, Castelló de la Plana) contribuye con el análisis de Quito, Perú y Charcas, Mario Vázquez (Universidad Nacional Autónoma de México) explica Centroamérica y Mariana Terán (Universidad Autónoma de Zacatecas) revisa el caso de la Nueva España. El volumen, que se presentará el viernes 26 de febrero a las 12 horas con la participación de Manuel Chust, Jesús Domínguez Cardiel (Centro de Actualización del Magisterio) y Mariana Terán, tiene la siguiente dedicación que para nosotros es una invitación a la lectura del volumen: A todos los que lucharon, donde quiera que estén, y siguen luchando contra las cadenas. En todas sus formas, desde cualquier trinchera. el constitucionalismo gaditano. El pronunciamiento del comandante Rafael del Riego en Cabezas de San Juan en enero de 1820 exigió el restablecimiento de la Constitución. El rey Fernando VII se vio obligado a jurarla. La Constitución se implementó no solo en

* Para ver la transmisión, ingresar a la página de FB Revolución Liberal e Independencia en México: https://www.facebook.com/Revolución-Liberal-eIndependencia-en-México-105561661570920/


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Libros

Inventario de las cosas perdidas, de Yaroslabi Bañuelos t

Por Armando Salgado

y limpian el polvo de los días con la furia inextinguible con la que tallan el cochambre de la estufa o el pantalón mugriento del marido.

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nventario de las cosas perdidas (Ediciones de Punto de Partida, UNAM, 2020) es un espejo vital en tiempos aciagos. Yaroslabi Bañuelos comparte con pericia, frescura y buen lente un retrato del mundo que se escurre de nuestras manos. Bajo el trazo en verso libre y obturador sin freno podremos ser Kim Kardashian en la portada de Forbes, una botella de Coca-Cola que produce serotonina o un barco sardinero con la promesa de un mejor futuro. A la vez, desmantela los múltiples rostros a los que estamos aferrados: un poema con la sal precisa hecho con retazos de cartón; el sueño americano sobre un Mustang en llamas; la rabia que desova en la angustia; un largo pasadizo de sueños, mirlos y araucarias, entre otras flores; una cuarentena de diez años; una bocina que invoca a Franz Liszt, Los Ángeles Azules y a Lana Del Rey (de preferencia su Norman Fucking Rockwell!); la tristeza sumergida en el agua fría de los tinacos; una lista de mujeres que no se nombran porque el hastío en ocasiones pesa más que la verdad; las lenguas de Gioconda Belli, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik, Martín Rangel, Lucy Maud Montgomery y Ruth Vaides; los gestos de Charles Baudelaire, Emily Dickinson, John Steinbeck, Francisco de Quevedo, Dante Alighieri, Wisława Szymborska, entre otras; y muchos pájaros libres, en cada renglón, en la playa desierta y en la cornisa de este libro. Yaroslabi mezcla lo sensorial con lo cotidiano, a la par de sus confesiones personales y migratorias, donde la realidad aún respira y la memoria nos espera en el límite de la esperanza.

Poemas de Inventario de las cosas perdidas Retrato de la casa que no es [Mi hermana mayor dice: todas las mujeres de mi familia están malditas] Ninguna de nosotras jamás ha bordado sobre su cabeza un techo de verdad, ninguna ha firmado un papel que diga “esta casa es mía”. Una casa sin cicatrices, donde fluya el agua tibia en el invierno y las mariposas amarillas persigan las lluvias de verano. Una casa con la alacena llena y la cocina olorosa a pan caliente y albácar. Una casa con habitaciones propias, cortinas blancas, jardines donde cada primavera florezca el edén de marzo, pasillos que exhalen un aroma a limones y sol. Una casa que guarde en su vientre un patio luminoso para que las hijas jueguen a inventar pájaros y buscar orugas entre la yerba.

Cuando se sienten felices, las mujeres de mi barrio tararean las cumbias que suenan en el tianguis, besan la frente de sus hijas y conjuran en su corazón abierto un dulce milagro de peces y panes.

Epitafio Nunca plantó un árbol en el huerto de la abuela, tampoco arrancó madreselvas ni deshojó margaritas; no escribió un libro ni cartas de despedida o tomó la maleta para explorar playas desiertas [apenas tuvo el tiempo preciso para hacer la tarea y estudiar el abecedario] Su boca inundada de pólvora y miel jamás dará nombre a unos ojos recién nacidos, ni bautizará con estallidos de confeti a un cachorro triste que podría haber salvado de la pesada lluvia de plomo y amapolas [seguro después volvería corriendo a casa con aquel cachorro entre los brazos, aunque mamá protestara y papá soltara gritos] Una casa que no almacene rencores, que no tenga tantos secretos clavados en la pared, una casa de ventanas grandes que no esté poseída por el resentimiento.

Nunca cultivó mariposas entre las pupilas ni suficientes veranos para devorar ciruelas maduras o besos [y perseguir un ave dulce hasta la frontera donde brota el sol]

[Las mujeres de mi barrio] Las mujeres de mi barrio no conocen de poesía polaca ni los sonetos de Quevedo, jamás han leído la Divina Comedia ni han suspirado con los poemas de Wisława Szymborska. Las mujeres de mi barrio no escriben versos una tarde nublada mientras el café humea sobre la mesa y los libros gordos y viejos se apilan en un rincón, pero las mujeres de mi barrio saben curar una herida con hojitas de lomboy más un padrenuestro, conocen bien el camino que esquiva un enjambre de balas, ellas guardan la receta para cocinar un banquete con sesenta pesos. Las mujeres de mi barrio dominan el arte de aguantar el gruñido de las tripas durante noches inmensas, domestican las llamas de la incertidumbre

No guardó en sus labios los otoños necesarios para vociferar que el amor es una cloaca [para reírse del azar y mandar todo a la mierda] No diluyó las madrugadas en tragos de Jack Daniel’s ni amontonó blasfemias y cenizas sobre la mesa muerta del bar de siempre. Habitó la primavera fugaz que se desmorona ante el canto de los misiles. Y el colibrí de marzo acumuló sobre sus alas la fúnebre acrobacia del helicóptero blindado, el rugido de la bala que perfora al viento, los disparos de hielo que le estallaron en la frente. [Nunca plantó un árbol pero pintó con pólvora los huecos del olvido].


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Si te dicen que caí, de Juan Marsé Libros /// Juan Marsé en 1991. Foto de Elisa Cabot.

Por Miguel Ángel de Ávila González t

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ostiene Jorge Enrique Adoum (Entre Marx y una mujer desnuda, Siglo veintiuno editores, segunda edición 1978)) que un escritor es un secretario de actas de su tiempo, de ahí que Juan Marsé refleje en sus principales novelas (Si te dicen que caí, Últimas tardes con Teresa y La muchacha de las bragas de oro; premios Cervantes 2008 y Juan Rulfo 1997) las vicisitudes por las que atravesó en su infancia y juventud. Nació en el seno de una familia humilde sumida en la penuria y el hambre provocada por la guerra civil (1936-39). Cuando apenas empezaba a dejar la niñez, la situación de precariedad de la familia lo obligó a buscar su primer trabajo. Para saciar el hambre, trabajó en lo que pudo, lo que le permitía ganar alguna moneda para llevar algo a su casa. Su tiempo libre lo empleaba en leer; era grande su desesperación por la falta de luz en un país sumido en las tinieblas de la dictadura franquista en la que se desarrolló. Carecía de los enseres de higiene más elementales. Mientras trabajaba de peón, tostador de café, mesero u orfebre de joyas en el mercado, también escribía e iba construyendo su universo literario en el que siempre estaba su ciudad, Barcelona, pero también su época, la de su niñez y juventud atribulada y doliente de la posguerra. Cuando nació, su madre murió. Tuvo que ser adoptado por instituciones públicas, lo que lo habilitó para desarrollar destrezas que le permitieron viajar y conocer la vida de París. Volvió a Barcelona en 1962 con la certeza de que su vocación era, sin lugar a dudas, la escritura, y comenzó a trabajar como periodista. Dos décadas después escribe Si te dicen que caí, que construye mediante la técnica de las aventis, historias de aventuras que los niños (Java, Sarnita, El tetas, Amén y Mingo) narraban para entretenerse; chismes de barrio mezclados con lo que escuchaban en casa; todo aquello que les sirviera para urdir la trama de una historia maravillosa e inverosímil

que los alejara de las privaciones de su cotidianidad y crear un universo al que pudieran asirse para evadir el mundo hostil en el que vivían. Muchos niños de esta generación se crearon en las calles en una libertad que fue carencia primero y paraíso perdido después, la Barcelona de los perdedores, la de los chavales haciendo recados por unos centavos. Los odios aún frescos de la guerra, la miseria y la sordidez convierten a estos personajes en microcosmos de la postrada España del franquismo. Marsé ha expresado que sus intenciones no eran políticas sino autobiográficas. Pretendía con este libro pasearse otra vez por su infancia, evocar el ayer, iluminar unas vivencias que en parte determinaron sus inclinaciones, su pesimismo, su moral, sus manías, sus temores, deseos y fantasías. Marcos -oculto en la trapería- y Conrado -el mirón-, dos derrotados que contemplan la vida por un agujero; el uno perseguido por sus compañeros de armas y el otro con una bala

en el espinazo simbolizan la totalidad de la sociedad española que sufre las consecuencias de la victoria del bando nacional. La inserción de una obra teatral dentro de la novela interpreta analógicamente el sentido de la ficción. El alférez Conrado dirige en la cripta de la iglesia en ruinas la interpretación de una obrita de temática bíblica de la que solo conocemos una escena. El combate de Luzbel, el diablo con el arcángel San Miguel, pobremente representada por los hijos de los vencidos en la guerra, desprovistos de preocupaciones espirituales y que no entienden bien la letra del texto que declaman. Retrata la historia de un grupo de jóvenes de un barrio pobre, los muchachos de la posguerra que compartieron con Marsé las calles leprosas y los juegos atroces, el miedo, el hambre y el frío. Las estrecheces económicas y la represión que habían vivido durante su infancia y que siguió vigente bajo el régimen franquista. Ningún valor es auténtico, ninguna perspectiva se ve ofrecida al individuo en un ambiente en el que la mentira y la degradación con todas sus variantes tales como la prostitución, la corrupción, la perversión, la humillación parecen normas. Se deja también al descubierto el oportunismo y la hipocresía frecuente en algunos guerrilleros que emprenden acciones sin verdadera justificación política. Algunos de ellos se convierten en viles atracadores. Marsé plasmó en sus páginas las consecuencias del conflicto bélico no solo en los planos político y social sino en el ánimo de los españoles que se veían obligados a aceptar todo tipo de trabajos, imposiciones, privaciones y migrar de una ciudad a otra en busca de oportunidades. La ciudad de Barcelona por cuyas calles vagan unos niños miserables es un reflejo de las ruinas dejadas por la guerra civil en las almas y los cuerpos deshechos del pueblo español. *** Si te dicen que caí, Juan Marsé, Premio Novela México, Organización Editorial Novaro, primera edición, México, 1973.


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Algunas ideas para enfrentar la vida Por Adán Echeverría

Río de palabras

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. La felicidad siempre será una búsqueda. Todos los días lucharemos por alcanzarla, y cuando sentimos la alegría de haberlo logrado, la felicidad vuelve a alejarse de nosotros para darnos una nueva oportunidad de ir en su búsqueda. 2. El amor verdadero es unidireccional. El amor no necesita reciprocidad. ¡Qué logro es el de amar a quien te ama! El verdadero amor es aquel que se entrega aun cuando no se nos ame. En amar a los que no nos aman debes esforzar cada uno de tus días. 3. El verdadero amor se aprecia en el amor a los hijos y, en amplitud, al amar las infancias, en desear el mayor bienestar para los niños y las niñas. 4. Siempre amarás a tus hijos aun cuando tus hijos intenten rechazarte. 5. Son los padres quienes deben buscar siempre a los hijos. Si no eres capaz de querer buscar a tus hijos siempre y en cada momento para saber cómo se encuentran y ayudarlos en todo lo que puedas, no deberías llamarte padre, ni madre. 6. Los títulos de padre y madre los otorgan los hijos, las hijas, no las sociedades, ni las religiones. Parir no te hace madre. Embarazar no te hace padre. 7. Las causas primeras de las erradas actitudes de los jóvenes y de los adultos tienen su raíz en las infancias. Aquello que le hagas a un niño o a una niña durante sus primeros 18 años de vida, los marcarán para siempre. 8. Si no pretendes amar a tus hijos y luchar todos los días por ellos al menos durante los primeros 18 años, apoyándolos para abrirles un camino, sería mejor que no tuvieras hijos. 9. La felicidad consiste en saberse vivo cada mañana, en jamás dejar de sentirse esa sorpresa de saberse vivo y tener una nueva oportunidad. La felicidad consiste en llegar a la noche y antes de dormir estar agradecido por haber podido vivir. Recuerda que la felicidad siempre será una búsqueda. 10. Jamás quieras que tus hijos logren tus objetivos. Deja que

/// Gustav Klimt. Muerte y vida. Óleo sobre tela. 1915. Leopold Museum, Viena, Austria

sean ellos los que encuentren los objetivos a su vida, y quédate a su lado sirviéndole de consejo y de apoyo. 11. Jamás les inculques a tus hijos tus propios miedos. Enséñales a encontrar la fortaleza que necesitan. Habla de tus miedos, y de cómo has luchado, luchas, y lucharás para enfrentarlos. No eres un súper héroe para tus hijos, eres su padre, eres su madre, eres humano. 12. La amistad es un concepto sobrevalorado. No confundas pasártela bien con alguien con la amistad. 13. La soledad es un concepto infravalorado. No confundas la soledad con no tener pareja, o no tener con quien hablar. 14. La soledad es la mejor amiga del silencio. El silencio es el mejor amigo de la sabiduría. Busca la soledad, busca el silencio, busca siempre la sabiduría. Siempre tienes que mirar hacia adentro de ti. 15. Cada niño que nace es

una nueva oportunidad para la humanidad. ¡Dejemos de arruinar las infancias! Los niños y las niñas son los arcoíris que se anunciaban en las Sagradas Escrituras. El pacto con el dios del antiguo testamento. 16. La envidia es el signo del poco amor que te tienes a ti mismo. ¡Revísate! 17. Deja de buscarte enemigos por todos lados. A nadie le importas verdaderamente y nadie tiene por qué importarte a ti. Practica primero las estrategias para saber quién eres, qué lugar ocupas en tu propia vida, y qué lugar quieres ocupar. ¿Te sientes satisfecho? 18. Deja de culpar a tu pasado. Es tu pasado el que te da la oportunidad para un mejor futuro. 19. No confundas la envidia con el deseo de superación. No confundas la envidia con la admiración. No confundas la admiración con el fanatismo. 20. El fanatismo es la peor

prisión para todo ser humano. El fanatismo es la incapacidad para amarse a sí mismo. El fanatismo es el placer que causa ya no tener que pensar por ti mismo: ¿para qué, si al que admiro ya lo ha pensado todo por mí? 21. Cuando tu amor es verdadero, nadie puede lastimarlo. No confundas el amar a alguien con el desear a alguien. 22. Quien desea a alguien y no lo tiene se frustra. Quien ama a alguien y no lo tiene seguirá amándolo, porque el amor es unidireccional y no necesita reciprocidad para existir. 23. Todo en la naturaleza como en la sociedad se integra con base en sistemas (cerrados o abiertos). Descubre cuál es tu función dentro del sistema. Haz que el sistema funcione a tu favor. Usa el sistema siempre para encontrar beneficio o para que no te perjudique. Cuídate de usar el sistema para perjudicar a los otros. 24. Respeta siempre al otro.

Recuerda que eres tú el otro para los demás, y lo que pidas que le pase al otro, que le hagan al otro, alguien puede estar pidiendo que pase a ti o que te lo hagan a ti. 25. Si te acostumbras a negar todo sistema, todo concepto, desde el principio, a dudar de todo lo que te rodea, de todos los que te rodean, te será muy entretenido ir encontrando las respuestas que necesitas. 26. Recuerda que no eres más especial de lo que decidas ser. Recuerda que a nadie le importas. A tu muerte la vida continuará. En tus tristezas, la gente seguirá riendo y haciendo bromas. Alégrate de no importarle a nadie más que a ti mismo. 27. Si reconoces que no le importas a nadie eres dos veces ganador. Porque si alguien te hace algún mal, era de esperarse, no sentirás aflicción. Y si alguien te hace algún bien, la sorpresa de sus actos siempre te causará alegría.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

La Ventana, de Carlos Sorín Por Carlos Belmonte Grey t

Cine

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e acerca la temporada de festivales internacionales -de hecho, ya empezó con el de Rotterdam hace dos semanas- cuyo inicio es con la Berlinale, uno de los tres grandes mundiales (Cannes y Venecia le siguen). Se están planeando muestras locales y proyecciones retrospectivas del 2020. Y todo ello desde lo online, pensarlo de manera física es aún muy arriesgado -acaso Cine Latino de Toulouse forma parte de esos aventureros-. Pero antes de entrar en esa ola festivalera y de estrenos cinematográficos quiero hablarles de una película que data ya de hace 13 años. Una película que llevaba en mi computadora desde hace 7 años, dentro de una carpeta que tengo en mi escritorio llamada “Pelis”. En ella voy poniendo películas que debo de ver por el trabajo o para preparar alguna clase, que me han recomendado o que se me han retrasado de festivales. Ahí hay un par que por razones bobas he postergado el visionaje. Pero

/// Fotograma de la película La ventana, de Carlos Sorín.

por fin, hace 5 días vi una de ellas, una Argentina. La ventana, de Carlos Sorín. La había postergado porque de Sorín conocía El perro y me había provocado un cierto agobio este cine de la nostalgia de nuestra vida personal; de ese que te hace pensar en qué te has convertido y en qué podrías haber sido. La ventana es aún más dura. Las últimas 24 horas de un hombre mayor con problemas respiratorios y del corazón. Un hombre de letras en una casona de la Patagonia. Un hombre cuya espera es poder volver a ver al hijo partido hace años a Europa y tomar con él una botella de cava guardada

/// La ventana, una película del argentino de Carlos Sorín.

especialmente para la ocasión. La ventana es el último paseo de ese hombre en los campos, pero sentir que ya sus pulmones no pueden respirar profundamente el aire de la Patagonia porque están cansados. Tener que acostarse en las yerbas porque a pesar del aire limpio le falta el aire, y no tener fuerza para levantarse por sí solo. La ventana es tratar de afinar un viejo piano cuyas cuerdas no pueden ser afinadas ni reparadas sino cambiadas. Lástima que el cuerpo y la vida no puedan tener esa misma solución. La ventana del cuarto principal da hacia el campo. El día

transcurre -lo mismo que la película- en el despertar, desayunar, vestirse, salir a la sala y pedir al afinador de pianos “me alcanza el bastón y me ayuda, por favor”, prepararse para el paseo, caminar, fatigarse y ser traído de vuelta a casa y al cuarto. La vuelta del hijo y descorchar una botella de cava que no tiene más gas y que ya él, el hombre mayor, no puede beber porque le hace daño. Y cerrar los ojos. La ventana son 85 minutos de duración para contar un día; en el cine de la narración clásica (elipsis y transiciones de tiempos por días) un día es poco tiempo para tantos minutos. El

Dancing queen t Por José Filadelfo García

Paloma que abrevas en la miniatura de tu efigie, claridosa, dulce, impetuosa, tu mirada que del mar se aleja para repetir horizontes, donde tú misma eres el reflejo, la cúspide de un calor inolvidable, agua en el río, pez cuya boca exhala el arcoíris, la piezas de un juego que amorosamente desconoces,

y los espasmos del sueño que te dejan, pez, en el aire, paloma,

sin mentiras, el camino abierto, susurrante, para ti, solo para ti, que creces con el día y duermes, como el girasol, sin movimiento, con la pena de una promesa que no ha tocado a tu puerta, tu vibrante intuición, pálida antena llena de milenios, baila, pues, con tu corazón trastocado nunca exhausto, piel cremosa que raspa, fruta fresca, los labios del infinito. Si un amanecer te pertenece es este, tómalo, vete, para qué empequeñecer al sol,

y luego los hastíos de la noche te descubren, hieren, te ven en el aire, mecida, esculpen tu figura mientras te desnudan, háblale al Dios, un venerable, eres un pan, pez, paloma, fuego interior sin quemaduras, pies de alfiler en el celeste escenario, alzas la cara, viento impactado, tu padecer es consejo de ángel, sabes que hoy eres ajena a este mundo, hoy te espanta y alegra un diente de león, hoy no hay mañana, hoy, pequeña, ríes azúcar, es noviembre y todos los años se consumen, eres inmortal.

Río de palabras

Gutiérrez

tiempo se percibe distinto, con más o con menos vértigo. Aquí, en La ventana, ya no hay prisa. Terminé de verla y envié un audio a un colega argentino y también profesor de la universidad, exiliado de la dictadura desde hace más de 40 años y cuya afición además de los estudios lingüísticos es la literatura latinoamericana y francesa, me dijo: “Yo no tengo ningún reparo en emocionarme y llorar frente a quien sea, en un autobús o frente a los alumnos. Si la emoción es legítima es bueno vivirla, lo peor es cuando atraviesas la existencia negándola y ocultándola”. Gracias, don Guillermo.


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LA GUALDRA NO. 467 /// 22 DE FEBRERO DE 2021

Cine

Judas and the Black Messiah, de Shaka King t

J.

Por Adolfo Nuñez

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n diciembre de 1969, la policía de Chicago, así como agentes del FBI, irrumpieron en un departamento donde se hospedaban miembros del Partido Pantera Negra y asesinaron a Fred Hampton (Daniel Kaluuya), líder de dicho movimiento. Entre los militantes que sobrevivieron al atentado se encontraba Deborah Johnson (Dominique Fishback), la prometida de Hampton, que en ese momento se encontraba embarazada de ocho meses. Años más tarde se reveló que William “Bill” O’Neal (Lakeith Stanfield), jefe de seguridad de las Panteras Negras, era en realidad un informante del FBI, y que además le había dado un poderoso sedante a Hampton la noche de su asesinato. Este cruento -y para muchos desconocido- suceso histórico, es el eje central de Judas and the Black Messiah (2021), excepcional filme dirigido por Shaka King, cuyo contexto se enfoca en la represión policial durante los años 60 hacia uno de los movimientos más importantes en favor

de los derechos afroamericanos. Previo al trágico desenlace, la película narra los eventos clave de la organización dirigida por Hampton, así como sus esfuerzos de aliarse a otros grupos de minorías como los Crowns, los Sto-

Río de palabras

Tiempo trémulo Por Francisco Javier González Quiñones t

T

res traviesos títeres trapecistas, trapecio tras trapecio, tintinean triangulares timbales. Tictac tras tictac tañen trepidantes tonalidades trifásicas. Tranquilízate trotamundos, tienes titánica tarea, toma tu tempestuoso tren, trépate, ten templanza, toca tus tambores. Tarareando trillados tonos tritura tu traslúcida tragedia terrenal. Transpira tu titilante tristeza tomando tequila/tejuino/té. Tentempié tras trago transfigura tu transitorio transhumanismo. Tambaléate, teje tu trágica temporalidad, tantéala, tócala, transmútala. Transforma tu turbador tiempo trémulo.

nes y los Disciples, que finalmente resultaron en la fundación de la Rainbow Coalition, unión que se desarrollaría tanto en el ámbito político como en el trabajo social dentro de la comunidad. Asimismo, la película mues-

tra la obsesión del FBI, más en concreto de su director general, J. Edgar Hoover (Martin Sheen), por desmantelar el Partido Pantera Negra y derrocar a su dirigente, que en aquel entonces fue llamado por muchos el “Mesías Negro”. En medio de la lucha entre estas dos fuerzas, se encuentra O’Neal, quien es manipulado por el agente Roy Mitchell (Jesse Plemons) para infiltrarse entre los altos mandos de las Panteras, siempre trabajando bajo al servicio del gobierno. King utiliza el arco narrativo de este personaje para señalar las profundas complejidades de la segregación y el racismo en Estados Unidos. O’Neal inicia trabajando como un informante para el FBI, pero poco a poco comienza a compartir el discurso y los ideales de las Panteras. Dicha dicotomía plantea un interesante estudio de carácter, que termina por humanizar al traidor, cuya identidad se encuentra fragmentada y cuyas acciones siguen siendo consecuencias claras del racismo institucionalizado. Dichas complejidades temáticas y sus contrastes logran desarrollarse con habilidad gracias a

las maravillosas interpretaciones de Kaluuya y Stanfield. El primero encarna a un líder carismático y organizado, así como un brillante orador cuyos discursos guardan siempre una fuerte carga ideológica. El segundo interpreta a un hombre que se encuentra entre la espada y la pared, y cuyo dilema moral lo obliga a traicionar sus creencias, raíces y finalmente a sí mismo. El guion de la cinta, coescrito por King junto a Will Berson, logra fundir géneros como el thriller y el drama histórico de manera intensa y efectiva, al mismo tiempo que señala los paralelismos entre el conflicto racial de la época y el actual movimiento Black Lives Matter. Evitando oportunismos y lugares comunes, Judas and the Black Messiah es un ágil relato que decide mirar hacia el pasado para reflexionar en los problemas del ahora, al mismo tiempo que reconstruye uno de los capítulos más trágicos en la historia del país vecino. También es una reivindicación a la figura de Fred Hampton, un líder cuya convicción e incansable lucha ha logrado trascender hasta nuestros tiempos.

Demonio morado t Por Pilar Alba

N

o quiso nunca confesarle el por qué de su mirada triste, simple y sencillamente dejó pasar el tiempo hasta que ese rostro, casi gris y desencajado, se le volviera tan común que no volvería a notar la diferencia entre la lozanía de los primeros días y ese rostro que se fue ensombreciendo conforme los años se fueron acumulando. Lo que sí notó fue el cambio de su voz, aunque en realidad no hubo cambio; simple y sencillamente la voz se le fue acabando. De ser una persona que expresaba sus ideas hasta dos o tres veces de diferente forma para tratar de explicarse, pasó a la comodidad lacónica de responder con monosilábicos. ¿Quieres comer cereal con leche? Sí. ¿Te gustaría salir a dar la vuelta? No. Y así con cada interrogación que se le formulaba. Fue hasta que ya no fue posible un cambio que se dio cuenta: ese pequeño demonio de la depresión; sí ese, que todo mundo cree indefenso, hasta que le toca sentir su rigor

/// Edvard Munch. Melancolía. Óleo sobre tela. 1891.

de cerca: se había apoderado de él. Nunca lo dijo, nunca quiso confesarlo. Tal vez, de haberlo hecho, se pudiera haber revertido el daño.

Tal vez, los medicamentos y terapias hubieran sido un paliativo para poder ahorcar por el cuello a ese demonio morado.


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