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Julieta Medina Briones Rosy Campos

Julieta Medina Briones

El Museo Zacatecano, un espacio incluyente

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Muchas veces, de extrañas e inimaginables maneras, los deseos se cumplen. Ese es mi caso. A finales de 1998 ingresé al Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” como asistente del director general, y me hice el firme propósito de poner mi mejor empeño y hacer méritos para en un futuro pedir mi cambio de trabajo en algún área de cualquiera de los maravillosos museos de Zacatecas. En abril de 1999, asumí la dirección del Museo Zacatecano y ahí comenzó esta larga aventura que se ha ido tejiendo de las más diversas y ricas experiencias profesionales y personales, de retos y logros, pero también de desencantos, carencias, y dificultades.

El museo inició en 1995 en el segundo nivel del edificio ubicado en la calle Dr. Hierro esquina con el Callejón de San Agustín, arriba de donde hasta la fecha se encuentran las oficinas de la CNC del PRI, a pesar de que ese inmueble pertenece al Gobierno del Estado de Zacatecas. La lucha inicial del museo por recuperar todo el edificio me llevó a serios enfrentamientos con los dirigentes en turno y fui objeto de agresiones verbales, hostigamiento, e incluso boicot de algunas actividades culturales. Ignoro si mi condición de mujer fue factor que influyó en todo ello. Afortunadamente en el año 2010 el museo se trasladó a su actual sede, la antigua Casa de Moneda de Zacatecas.

Uno de los objetivos del museo es facilitar a las y los creadores que su trabajo artístico y/o cultural sea reconocido; en este sentido, sí existe una visión de género y un interés particular en incluir y apoyar con determinación las propuestas de mujeres. Se han llevado a cabo, en mayor número, exposiciones, presentaciones de libros, talleres y charlas, y actividades realizadas por talentosas mujeres.

En el área de custodia de salas y taquilla del museo, trabajan hombres y mujeres; ellas, además, realizan doble jornada: laboral por las mañanas y familiar cuando por las tardes llegan a sus hogares.

Si bien el camino para lograr la plena igualdad, libertad, justicia e inclusión de la mujer aún es largo, y hay otros temas dolorosos por resolver como el machismo, la misoginia, los feminicidios... creo que en Zacatecas, en muchos ámbitos, tenemos colectivos muy comprometidos con fomentar el respeto de los derechos de las mujeres que van abriendo horizontes y son ejemplo e inspiración para otras; eso es muy esperanzador.

/// Julieta Medina Briones. Directora del Museo Zacatecano

Rosy Campos

Soy Rosy Campos, apasionada del arte popular y fan de la competitividad y sustentabilidad de la microempresa, actualmente subsecretaria de desarrollo artesanal del estado de Zacatecas y docente. Tengo la fortuna de poder estar trabajando con dos de mis pasiones, las cuales las he podido conjugar dentro de las actividades que realizo, dentro de la subsecretaría, con el objetivo de potencializar el sector artesanal del Estado, a través del desarrollo e impulso de políticas públicas que apoyen al mismo, conjuntando en ellas los aspectos sociales, económicos, culturales, comerciales y turísticos del sector, coordinando con ello programas de capacitación, promoción, investigación, comercialización, entre muchas más; este cargo me ha permitido recorrer varios municipios del Estado, actividad que disfruto mucho ya que me permite conocer y aprender más de nuestro Zacatecas. Como docente, la actividad que más destaco es la de vincular a los alumnos con proyectos reales, en donde apliquen los conocimientos teóricos, que les permita generar experiencia durante su vida estudiantil.

Han sido varias las satisfacciones que he tenido durante mi vida, las voy a limitar a dos: en lo profesional, el ser una mujer que sale de su zona de confort para crear proyectos que marquen un rumbo diferente, teniendo como resultado el haber dejado un legado en algunas instituciones con las que he colaborado; en lo personal, el haber logrado un replanteamiento y restructuración exitosa de mi vida, logrando transformarme y convertirme en una persona que se da la oportunidad de crecer y aprender día a día, disfrutando las “pequeñas cosas” de lo cotidiano.

A propósito del 8M: a través del tiempo se nos ha impuesto un modelo de “mujer perfecta” en el que, aparte de cumplir con un estereotipo físico, tenemos que ser la mejor madre, amiga, esposa, amante, profesionista, trabajadora, ama de casa, etc.; cuando empezamos a descubrir que nuestra voz vale, que tenemos derecho a caernos, que podemos decir “no”, que podemos renunciar a lo que nos lastima, que somos responsables de nuestra propia felicidad, cuando aceptamos que somos imperfectas, es cuando comenzamos a vivir en perfecta libertad: sigamos luchando por vivirla.

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