La Juguera Magazine

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n o 9 OCTUBRE - NOVIEMBRE 2014

Anticipo FIFV 2014

La historia de una película perdida de Isla de Pascua Entrevista a gurú del periodismo latinoamericano, Leila Guerriero Scanner al teatro porteño actual Javier Ibacache y el giro hacia las audiencias participativas FIFV2014 © Anders Petersen / VU


4/Patricio Muñoz y la cultura en la TV

8/¿Sabe lo que es el T2?

10 / FIFV: el Valparaíso

12 /Entrevista a Leila Guerriero

16 /El nuevo lugar del público

18 /Portafolio/afiche de la

20 / La Fábrica Puelagalán

22 /Cuento inédito de Pedro Bahamondes

24 / La película rescatada sobre Isla de Pascua. Relata Alejandra Delgado

27/Comer en Quintay

28/Scanner al teatro porteño

30/Balance del FECICH

OCTUBRE / NOVIEMBRE 2014

Entrevista Valeria Viancos

Por Montserrat Madariaga

Escribe Amelia Carvallo

Describe Carlos Reyes

La Guía de Óscar Aspillaga

Reflexiona Javier Ibacache

por Lorena Saavedra

32/La otra música, la otra escucha

del siglo XXI en fotos

fotógrafa Paola Caroca

0pina Álvaro Inostroza

34/Habla el decano de la Facultad de Arquitectura UV . Entrevista Amelia Carvallo

Escribe Gonzalo Dittus

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La Juguera Magazine N°9, año II, octubre-noviembre 2014 Directora: Alejandra Delgado (@aledelgado) directora@lajugueramagazine.cl Editora: Montserrat Madariaga (@monselina) editora@lajugueramagazine.cl Periodistas: Óscar Aspillaga (@oscaraspillaga), Amelia Carvallo prensa@lajugueramagazine.cl Edición Web: Equipo LJM Dirección de arte y diseño: Instruccionesdeuso (@ideuso) Diseño Web: Claudio Pérez Fotógrafo: Nelson Campos Colaboradores: Valeria Viancos, Rodrigo Gómez Rovira, Carola Angulo, Javier Ibacache V., Francisco Javier Olea, Paola Caroca, Pedro Bahamondes, Camilö Jerëz, Lorena Saavedra G., Álvaro Inostroza Bidart, Carlos Reyes. Impresión: El Mercurio de Valparaíso (sólo actúa como impresor) La Juguera Magazine - Pudeto 351, oficina 6, Valparaíso Teléfono: 56-9-6290225 @lajugueramag lajugueramag www.lajugueramagazine.cl La Juguera Magazine es una publicación de

editorial El derrame de 22 mil litros de petróleo ocurrido el 24 de septiembre pasado en la bahía de Quintero por parte del buque petrolero Mimosa no debe pasar al olvido como una noticia más en el largo historial de desafortunados episodios medioambientales en la zona. Porque esta mancha de crudo que se expandió por cerca de 23 kilómetros, como lo señalaron desde el movimiento Salvemos Quintero, es la punta del iceberg de 50 años de desastres similares en la zona. Recordemos los 31 niños de la escuela La Greda en Puchuncaví intoxicados por la contaminación provocada por un peak de azufre por parte de una de las plantas de Codelco-Ventanas o las 10 toneladas de sardinas varadas en la costa de Ventanas. ¿Es que acaso el recientemente formado Comité de Recuperación Ambiental de Quintero y Puchuncaví

(CRAS) debería operar de forma permanente? Esperamos que no sea necesario y que más allá de la emergencia, los impactos sean mitigados y procedan las prevenciones pertinentes. Hace un tiempo atrás, antes de este suceso, conversábamos con Arturo Soto, gerente de cultura y turismo de Quintero, acerca de las dificultades que existían en la comuna para desarrollar proyectos culturales sustentables, por escasez de recursos, por lejanía de la capital regional, por falta de apoyo formativo, pero sobre todo por estar en un lugar que siempre está a punto de explotar, en tensión latente. Carenciados por todos los flancos, sin embargo, con planes de despegar, los quinteranos se han tomado en serio la planificación cultural a largo plazo y vale

la pena destacarlo. “La realidad de este desastre medioambiental se convierte en una oportunidad para que el desarrollo en Quintero se haga de una buena vez de una manera sustentable”, reflexiona ahora Soto, tras este desastre energético. Hoy, junto con el desarrollo de un plan de cultura, uno de los proyectos más valorados es la recuperación – tras 30 años de abandono- de la histórica casa de la ex Estación de Ferrocarriles Quintero, construida en 1924, que se transformará en espacio de las artes, la cultura y el turismo local, y donde funcionará la Corporación Municipal de Cultura y Turismo de la comuna. Una restauración que además incluye la recuperación de su entorno, salas de ensayo de danza, música y teatro; una buhardilla literaria, salas para exposiciones, espacios para talleres y actividades.

*La foto portada de esta edición es de Anders Petersen. El célebre artista sueco retrató Valparaíso en imágenes como ésta, durante una residencia de creación organizada por el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso FIFV 2014, en lo que fue su primera estadía en América Latina. Un regalo y anticipo de la exposición de este trabajo, que se podrá ver del 1 al 30 de noviembre, en el marco del certamen, en el Parque Cultural de Valparaíso.

colaboran Ilustre Municipalidad de Vaparaíso

puntos de distribución VALPARAÍSO: Dirección de Turismo Ilustre Municipalidad de Valparaíso – Calle Condell 1490 / Teatro Condell – Condell 1585 / CENTEX, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes - Sotomayor 233 / Balmaceda Arte Joven Valparaíso – Santa Isabel 739, Cerro Alegre/ Casa E – Librería Metales Pesados, Lautaro Rosas 344, Cerro Alegre

/ Sala Upla – Gmo. González de Hontaneda 855, Playa Ancha. VIÑA DEL MAR: Bonita Indie Bar – Siete Norte 427 / Departamento de Cultura de Municipalidad de Viña del Mar – Avenida Libertad 250. QUILPUÉ: Café Deleite - Irarrázaval 446 / Librería Fuegia – Blanco 998 / Casa Terra Restaurant– Manuel Bulnes 920. VILLA ALEMANA:

Centro Cultural Gabriela Mistral – Santiago 674. QUILLOTA: Casa de la Cultura – Merced 175. SANTIAGO: Centro Cultural Estación Mapocho – Plaza de la Cultura s/n, ex Estación de Trenes / BiblioGAM, Centro Cultural GAM - Av. Libertador Bernardo O’Higgins 227. pág · 3


Patricio Muñoz,

director de DeReojo Comunicaciones, y el aumento de horas de cultura en la TV:

T V Y C U LT U R A

“No tiene ningún sentido”

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Ha sido un 2014 de dulce y agraz para DeReojo Comunicaciones. Por un lado, están con los proyectos próximos a estrenarse: Las cuatro vidas de Aniceto, serie sobre la obra del escritor chileno Manuel Rojas; Frente al muro, trabajo dirigido por Juan Luis Tamayo que indaga en el Street Art de Chile; y Cazador de cuentos, documental bajo la dirección de Carlos Lértora sobre el escritor infantil Saúl Schkolnik. A esto se suma, el premio que recibió Patricio Muñoz en el Festival de Cine Chileno de Quilpué. Pero, por el otro lado, el futuro de la productora peligra por la falta de financiamiento. Surge la duda entonces, ¿será el aumento en cuatro horas de programación cultural en televisión una alternativa real para las nuevas creaciones audiovisuales? Entrevista Valeria Viancos / imágenes gentileza de DeReojo Comunicaciones

Manuel Rojas (en la foto) y su obra son el tema de Las cuatro vidas de Aniceto. Archivo Fundación Manuel Rojas pág · 5


Rojas trata un tema contingente por estos días, el anarquismo, “pero el anarquismo como una utopía positiva –aclara Muñoz-, no como el tipo que pone bombas, sino que el anarquista crítico, sensible.”

Las cuatro vidas de Aniceto es una serie documental de cuatro capítulos que transmitirá ARTV a fines de octubre. Trata sobre una de las más trascendentales tetralogías de la historia de la literatura chilena: Hijo de ladrón (1951), Mejor que el vino (1958), Sombras contra el muro (1958) y La oscura vida radiante (1971), de Manuel Rojas. Por todos estos libros transita Aniceto Hevia, personaje a través del cual el escritor plasma también su propia historia. “Nos pareció muy interesante esa forma de relatar –cuenta Patricio Muñoz-, de poder hacer una serie, por un lado, biográfica para que la gente conozca un poco más quién es Manuel Rojas, porque pese a que es un gran escritor chileno, no es muy conocido, y, por otro, retratar lo que nosotros creemos son cuatro libros fundamentales de la literatura chilena, escritos en un rango de 30 años”. Muñoz explica que en cada uno de los libros el escritor fue dando cuenta del estado sociopolítico del país, desde una perspectiva crítica, popular y social, lo que interesó al equipo, tanto como el hecho de que Rojas fue un autodidacta que al igual que su personaje se va edificando a sí mismo: “Se construye desde la pobreza más extrema hasta una dignidad humana que va consiguiendo durante su trayecto, que creo que nos motiva, nos refleja, nos hace sentir esperanzados de que eso pueda ser posible”, dice Muñoz.

T V Y C U LT U R A

Tras dieciséis años de historia y 30 producciones audiovisuales emitidas por televisión abierta, Dereojo Comunicaciones ve amenazada su continuidad por el nulo financiamiento que enfrentan. A pesar de eso, están por estrenar tres documentales por televisión, dos de ellos seriados, los que representan la motivación que mueve a esta productora por difundir la cultura a nivel local y nacional.

De lo dulce, de los estrenos

La serie Frente al muro da cuenta del street art en Chile.

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Además, Rojas trata un tema contingente por estos días, el anarquismo, “pero el anarquismo como una utopía positiva –aclara Muñoz-, no como el tipo que pone bombas, sino que el anarquista crítico, sensible. Él mismo, como anarquista reconocido termina criticándolo, no es autocomplaciente, no es partidista”. Frente al muro, por su parte, es una serie dirigida por Juan Luis Tamayo que da cuenta del Street Art en Chile y la evolución que ha vivido históricamente. Sobre éste Muñoz asegura: “es el mejor trabajo que hemos hecho en la productora durante todo el tiempo que llevamos”. Se trata de tres capítulos de sesenta minutos cada uno, que serán exhibidos en noviembre por UCVTV. El primero aborda desde los incipientes dibujos en la calle, hasta el muralismo en Chile, que comienza a fines de la década de 1930. El segundo, indaga en las brigadas y su rol como brazo comunicacional del gobierno de Salvador Allende. La tercera entrega revisa la explosión del graffiti en los tiempos actuales. En diciembre ARTV emitirá Cazador de cuentos, la historia de vida del escritor infantil Saúl Schkolnik, que dirige Carlos Lértora. El documental unitario transcurre enteramente en San Felipe, lo que le aporta un atractivo singular.


“Creo que aumentar las horas de contenido cultural en televisión no cambia nada, porque los ejecutivos de los canales siguen siendo los mismos y ellos están interesados en sus propios modelos, que es el modelo ANATEL que se rige por la industria publicitaria y por los auspiciadores.” De lo agraz: Los fondos concursables y la TV cultural - Ciertamente han realizado un gran trabajo en la difusión cultural de nuestro patrimonio. No es extraño, entonces, que hayas obtenido el premio de Aporte al Desarrollo Cinematográfico Regional en el FECICH, ¿cómo recibes este reconocimiento? Se agradece muchísimo, sin duda, porque es un premio importante dentro de los festivales de cine locales y nacionales, para mí es un honor pero es bien loco, porque la situación de la oficina es de total precariedad. Nosotros veníamos de un tren de proyectos, sin parar, durante varios años con equipos consolidados y todo lo que nosotros hicimos se estrenó en festivales mundiales, fuimos al BAFICI [Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente], ganamos premios y parecía que el modelo que se estaba gestando desde Valparaíso con profesionales locales estaba dando resultados. Pero en 2014 se acabó el financiamiento, porque no ganamos los fondos, y retrocedimos cinco años, lo que nos produjo un desbalance de todo lo que veníamos haciendo como equipo. - ¿Y esta situación cómo está afectando a la productora? La productora en estos momentos no tiene muchas opciones de seguir adelante, así como está planteada ahora para el 2015, porque no hemos tenido ningún proyecto y ha sido un año duro para nosotros. Lo que estamos estrenando ahora son documentales del año pasado donde los recursos ya se gastaron y se asignaron. - ¿Ves alguna solución para evitar que esto ocurra? Es un tema complejo, porque nosotros y todas las productoras que conozco nos declaramos independientes, pero somos absolutamente dependientes de los fondos concursables. Es un proyecto que cuesta 30 o 40 millones de pesos y que no hay otra manera de financiarlo. Me encantaría no tener que depender, pero el modelo que tenemos son fondos concursables año a año. Estamos acostumbrados todos los que hacemos esto acá y ya lo hacemos como automáticamente, pero es aberrante, no es algo que sea digno. Yo entiendo a quien critica la falta de otras vías de financiamiento, pero, en lo personal, hubo mucho tiempo en que lo intenté y me aburrí golpeando puertas. Las cosas no estaban dadas hace ocho o cinco años y yo creo que no han cambiado mucho. Claramente, hay un sistema que ha ido empujando a realizadores, a creadores y productores a proponer y proponer ideas ¿y ahora qué hacen con esas todas esas ideas? No

hay plata que los financie, entonces hay algo como sistema que no funciona. Y sobre esto, siento que las cosas han ido retrocediendo más que avanzando, especialmente con el ministro anterior que por ciertas políticas de Estado relacionadas con la cultura, los fondos cambiaron de foco radicalmente. Acá hay una urgencia potente por la reformulación, por entender la concursabilidad de una manera distinta, porque acá no basta con una lotería todos los años. No es un sistema que garantice nada en la práctica.

mientras en Chile no exista un canal de televisión pública desinteresado, autosustentable, esto nunca sucederá. Yo entiendo la televisión pública como una televisión sin la urgencia del rating, por lo tanto, al no depender de los auspiciadores, la situación se libera muchísimo. Considero que existe suficiente producción de televisión documental en Chile como para llenar esas cuatro horas durante diez años sin recurrir a ningún programa que ya haya salido al aire.

- Claro, no garantiza continuidad…

Yo creo que la solución, que no es fácil, es que el Estado tiene que tomar el rol que le corresponde en esto, liberar a TVN del falso rótulo de canal público y liberarlo al mercado para construir una señal de TVN 2 financiada netamente por el Estado y sin depender de auspicio. Eso creo que es la clave, imitar el modelo argentino, por ejemplo, y abrir señales que transmitan contenido cultural, infantil o deportivo durante 24 horas.

Lo que nosotros hacemos, y lo que hacen muchos artistas, es generar equipos de trabajo, lo que es muy desgastante y hay una sola forma de comprobarlo, trabajando como equipo. Entonces, armas un equipo, dices “este es el equipo” y se te acabó la plata ¿qué hacemos? Por eso, me parece un chiste hablar en Chile de industrias culturales, hablemos de artesanía, el cine es una artesanía, yo discrepo absolutamente con eso; no asociaría lo que nosotros hacemos con la industria turística de Valparaíso o con la industria de eventos de Valparaíso. Es un poco como el concepto de la “cultura entretenida”. El daño que se la ha hecho a este país tiene que ver con este concepto creado en los primeros años de la Concertación, cuando TVN inventa este híbrido muy raro, que al principio nos pareció a todos un poco chori y a mí me parece cada vez más torpe. Es como inducir al espectador a pensar que la cultura tiene cierta forma, que es como un molde: si no es entretenida, entonces ¿qué es? No es cultura, si no tiene rating, entonces no vale. - ¿Y no es esperanzador para ti que con la nueva Ley de Televisión Digital y el aumento a cuatro horas de programación cultural en televisión se comience a entender este tema desde otra perspectiva? ¡No, al contrario! Cuatro horas más, obligatorias más encima, no tienen ningún sentido. Lo que van a hacer los canales es buscar resquicios, que es lo que están haciendo ahora, están recurriendo a programas que habían salido del aire, o sea van a llamar a La tierra donde vivimos o Tierra adentro. Son buenos programas, que bueno que existan, pero la primera respuesta de la televisión abierta es: “llamemos de nuevo a estos gallos que ya tienen un modelo armado y que funcionó en una época”, en los 90’s o incluso en los 80’s. Pero yo creo que debería ser una oportunidad para abrir nuevos espacios a nuevos formatos, a nuevas maneras de entender la televisión cultural y

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- ¿Televisión pública, dices tú?

- Entonces más que agregar horas de cultura en televisión, tú optarías por abrir señales y canales dedicados a cubrir esta área. Creo que aumentar las horas de contenido cultural en televisión no cambia nada, porque los ejecutivos de los canales siguen siendo los mismos y ellos están interesados en sus propios modelos, que es el modelo ANATEL que se rige por la industria publicitaria y por los auspiciadores. Por lo tanto, mientras eso siga igual, ellos van a ingeniar la manera de hacer pasar esas cuatro horas culturales sin que les afecte el bolsillo. Ahora, si esto está acompañado de un canal público que está transmitiendo las 24 horas, cambia un poco la perspectiva. - Leí hace algunos días una crítica a esta nueva ley por la amenaza que significa en la reducción de financiamiento por parte de los auspiciadores del horario prime… ¿Y quién reclama eso? ANATEL, la misma que acomodó muchas cosas de la Ley de Televisión Digital, porque no le conviene que existan más operadores acá en Chile. Yo no tengo nada contra eso, no me molesta que cada conglomerado tenga su canal, pero que también exista un canal mapuche en Chile, un canal de la Quinta Región que se pueda ver en todo Chile, por HD y bajo las mismas condiciones que los otros canales. Esto, al no estar garantizado, para mí no cumple el objetivo.


CIUDAD

¿Usted, porteño/a, sabe lo que es el Terminal Dos? ¿Conoce lo que significa la sigla TCVAL? ¿Le suena el nombre Terminal Cerros de Valparaíso? Más vale que lo sepa. Por eso, a continuación una guía básica sobre el T2 o el nuevo puerto de Valparaíso. Escribe y fotografía Oscar Aspillaga 1. Breve historia del Terminal Dos En abril del 2013, la empresa española OHL Concesiones, una de las más grandes del mundo, y luego de un largo proceso que no fue fácil, se adjudicó la licitación impulsada por la estatal Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV) para construir un nuevo terminal portuario en la ciudad con una inversión estimada de 500 millones de dólares. En diciembre de ese mismo año, OHL tomó posesión del espigón y actualmente trabaja en él recibiendo barcos. Este Terminal Dos, que OHL denominó como Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL), será un nuevo puerto que se instalará en la bahía de Valparaíso. Específicamente, desde el actual espigón, a un costado del Muelle Prat, hasta calle Edwards. Será un terminal de contenedores con un largo de 725 mts y 12.5 ha. Será tan grande, que podrán caber simultáneamente, al frente de la ciudad de Valparaíso, dos barcos Post Panamax, los más grandes del mundo, de los que hoy el puerto no es capaz de recibir ni siquiera uno. Enormes grúas se instalarán en este lugar para mover los más de un millón de contenedores al año, duplicando y superando la actual capacidad del puerto. También entregará a la ciudad cerca de 1300 puestos de trabajo.

Sin embargo, la construcción del T2 se enmarca dentro de un proceso de expansión mucho más ambicioso, que incluye la construcción de un mega puerto en el sector de Yolanda, desde Caleta Portales hasta Barón, y otro terminal en la Playa San Mateo. Toda esta información es posible verla en forma detalladaen la web del Puerto Valparaíso (www.puertovalparaiso.cl). A fines de septiembre de este año, TCVAL comenzó la tramitación formal del Estudio de Impacto Ambiental, el que ya entregó y deberá ser aprobado o rechazado por un comité interministerial. La construcción del Terminal Dos está planificada para comenzar durante los primeros meses del 2016.

2. Los efectos “secundarios” Este proceso ha tenido sus damnificados: los pescadores de la histórica Caleta Sudamericana, que desde 1975 se ubicaba en el lugar donde ahora se construirá el T2. Ellos debieron emigrar luego de un proceso de negociación con la Empresa Portuaria, que incluyó el desembolso de varios millones de pesos por pescador y una relocalización asistida.Hubo manifestaciones en contra de esta medida e incluso en algunos casos el pág · 8

tema llegó a tribunales. Finalmente, la Caleta Sudamericana desapareció para siempre. El dique de Sociber también deberá dejar su espacio para dar paso al T2. La extensión del nuevo espigón hace imposible que el dique siga en su lugar. Pero el puerto no cuenta con las suficientes aguas abrigadas por el molo como para reubicarlo, por tanto, el dique tiene sus días contados en la bahía.

3. Una muralla de contenedores El Colegio de Arquitectos de Valparaíso fue una de las primeras organizaciones en manifestar su rechazo al proyecto. En una carta enviada en marzo del 2013 al entonces Presidente de la República, Sebastián Piñera, con copia a ministros, candidatos presidenciales de ese entonces y la Armada, entre otras autoridades, manifestaron su “preocupación respecto a la calidad portuaria e impactos urbanos patrimoniales que la presente Licitación causarían inevitablemente a nuestra Ciudad”. Adjuntaron 3500 firmas de personas que se oponen a la construcción del Terminal Dos. Según Claudio Reyes, vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Valparaíso, “un


puerto de estas condiciones en Valparaíso atentaría gravemente contra la estructura urbana de la ciudad”. Uno de los aspectos más polémicos de la construcción del T2 es la gran cantidad de contenedores que deberán alojarse en pleno borde costero de la ciudad de Valparaíso, lo que traería consecuencias medio ambientales, viales y afectaría el valor del suelo del núcleo del sector patrimonial denominado por la UNESCO. Sin contar los innumerables restos arqueológicos que desde hace siglos yacen en el subsuelo de la bahía. En la prensa, el gerente de TCVAL, Álvaro Espinoza, declaró: “es un mito que se tapará la vista, el tráfico de contenedores es dinámico, previo a la llegada de un buque se hace un acopio de contenedores que eventualmente podría molestar pero son 3 o 4 contenedores, o sea 3 pisos». Para Reyes, evitar la pared de contenedores que se extendería por más de 700 metros sería casi una utopía: “Basta darse una vuelta por la calle Antonio Varas, donde actualmente se alojan los contenedores, para darse cuenta que eso se podría replicar”.

Otra discusión que está empezando a surgir es si es necesaria la construcción del Terminal Dos y llevar a cabo el Plan de Desarrollo Portuario del Puerto Valparaíso. -No puede ser que Valparaíso y San Antonio estén discutiendo dónde construir este puerto de gran escala cuando debería existir un criterio único regional para desarrollar este proyecto, para que sea complementario en ambas ciudades. También se podría incluir Quintero, señala Reyes.

4. La Participación Ciudadana Presentado ya el Estudio de Impacto Ambiental por TCVAL al Servicio de Evaluación Ambiental, se supone que ahora la ciudadanía es la que debería realizar sus observaciones al proyecto en un proceso que involucre la participación ciudadana. Sin embargo, no hay claridad de cómo se debe hacer esto y no se han creado las instancias para que todos los habitantes de Valparaíso conozcan los alcances del T2. Según el vicepresidente del Colegio de Arquitectos, “como están planteadas las cosas en Chile, en general, depende del convencimiento de

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los ciudadanos o de las organizaciones para catetear, presentar propuestas e ideas que vayan en beneficio de un mejor accionar de este estudio. EPV o TCVAL no van a ir detrás tuyo para saber qué opinas”. Claudio Reyes agrega que la participación ciudadana debe ir en la lógica de generar una discusión de visión de ciudad. De lo que Valparaíso quiere. Sin embargo, no hay claridad sobre el desarrollo del proyecto. -Del total de los habitantes de Valparaíso, ¿será un 10% los que saben lo que es el Terminal Dos? -Yo creo que debe ser menos de un 10%, responde Reyes. El Estudio de Impacto Ambiental puede verse íntegro en la web del Servicio de Evaluación Ambiental www.sea.gob.cl.


ADELANTO FIFV

© Antonie d’Agata

© Juan Valbuena

El Festival Internacional de Fotografía en Valparaíso (FIFV) es un encuentro de creación fotográf ica que desde el año 2010 reúne a diversos fotógrafos, invitándolos a crear imágenes en el marco de residencias, talleres y brigadas fotográf icas con un hilo conductor: entender el mundo desde Valparaíso.

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*Para acceder a la programación completa de las actividades del FIFV 2014, visite www.fifv.cl

© Françoise Nuñez

© Pablo Ortiz Monasterio

En esta edición de La Juguera Magazine quisimos incluir una muestra de la colección de imágenes hechas por fotógrafos que han par ticipado en el FIFV desde sus inicios, y que constituye uno de los anhelos y objetivos del Festival: armar el archivo fotográf ico del Valparaíso de principios del siglo XXI, a par tir de este encuentro. Invitamos además a Rodrigo Gómez Rovira, director del FIFV, a escoger para nuestra por tada, una de las fotografías que el destacado fotógrafo sueco Anders Petersen tomó durante una residencia en la ciudad puer to en agosto pasado, y que será par te de una gran exposición que inaugurará la V versión de este valioso cer tamen el 31 de octubre en el Parque Cultural de Valparaíso. pág · 11


E N T R E V I S TA

Leila Guerriero:

“Es una etapa un poco adolescente de la humanidad que a mí me aterra” Entrevista Montserrat Madariaga / Ilustra Carola Angulo pág · 12


Leila Guerriero (1967) es argentina, periodista, editora para el Cono Sur de la revista Gatopardo, escribe en publicaciones de Chile, Perú, Colombia, Argentina, España, ha sido premiada, recopilados sus textos y ha escrito dos libros que son extensas crónicas, de esas que parecen novelas. En Los suicidas del fin del mundo. Crónica de un pueblo patagónico (2005) investiga por qué los jóvenes de Las Heras optan por matarse, y en Una historia sencilla (2013) retrata el Festival Nacional de Malambo de Laborde y las pasiones que despierta en ese pueblo del interior de Argentina. La periodista/escritora estará en el Festival Puerto de Ideas (7,8 y 9 de noviembre) hablando sobre su oficio y el derecho de autor. A continuación, una entrada a sus pensamientos. “Aquí estoy, una vez más lejos de casa, esperando a alguien que no conozco en una esquina que no volveré a ver jamás. Y esta es exactamente la vida que quiero tener”. En estas pocas palabras, Leila Guerriero logra captar un retrato de sí misma y la atención del lector, no por lo que dice, únicamente, sino por cómo lo dice: las palabras van indicando una suerte de cansancio rutinario -“aquí estoy, una vez más”-, incluso uno se podría imaginar su soledad al leer “lejos de casa”, pensarla sola, rodeada de extraños, quizás en peligro, pero entonces remata: “Y esta es exactamente la vida que quiero tener”. Desconcierto. El lector se sacude la nostalgia y se entera de que Guerriero es aventurera, curiosa, fuerte y muy decidida: aguerrida como indica su apellido. La imagen de esa esquina oscura se transforma en libertad y ella en la reportera sagaz. Está bien, puede que no tanto, el punto es que Leila Guerriero cuando escribe va manejando emociones, creando expectativas, jugando con el lector, registrando la realidad en literatura de no ficción. Guerriero pertenece a ese grupo de periodistas que son autores; bichos raros siempre al borde de la extinción. Por eso, es interesante su opinión sobre el periodismo, el mundo, lo que ve y escribe, lo que piensa y lo que siente.

-Ha dicho que el periodismo cultural no existe y que era una suerte que fuese así. La Juguera Magazine es una revista de “periodismo cultural” por lo que, en honor a nuestros lectores, me gustaría que explicara un poco su postura. - Se trata de hacer buen o mal periodismo y de que la cabeza de un periodista, como dice mi buena amiga Andrea Palet, de la cabeza de los editores, tiene que ser siempre una cabeza muy bien amueblada con un montón de referencias políticas, culturales, de todo tipo. A veces los periodistas pensamos que nada más los llamados periodistas culturales tendrían que ocuparse de tener esta precaución, cuando en realidad un periodista debería ser un consumidor omnívoro de todo tipo de manifestación. En ese sentido seccionar el periodismo produce un poco el mismo síntoma que la especialización en los médicos que terminan viendo al paciente por el ojito de la cerradura y no todo el conjunto. Yo creo que cualquier periodista que escriba, no sé, el perfil de un músico o la historia de una campaña política debe saber mucho de muchas cosas, no sólo del tema que va a abordar: mejor periodista será cuanto más vínculos pueda establecer con diversas disciplinas y hacer lecturas más interesantes para producir un texto que no sea obvio o predecible. Es un poco eso cuando uno hace periodismo: trabajar en contra del lugar común, entonces si uno dice “yo soy periodista cultural” se está poniendo en un corralito medio raro.

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-Cuando se habla de crónica latinoamericana, se nombra a Martín Caparrós y Alma Guillermoprieto, entre otros, pero rara vez a un chileno, y en cuanto a las revistas se dice Gatopardo, Malpensante, Etiqueta Negra, entre otras, pero no publicaciones de Chile. ¿Qué pasa en Chile, hay buenas revistas y buenos cronistas? Por supuesto que sí. Yo misma ahora estoy trabajando en un libro donde estoy editando a tres o cuatro estupendos cronistas chilenos. Yo he editado a muchos, como Cristobal Peña u Oscar Contardo, en unas notas estupendas para Gatopardo. Y me parece que hay editores como Paula Escobar en El Mercurio, como Milena Vodanovic y antes Paula Recart en Paula que entienden perfectamente por dónde pasa el pulso del periodismo que intenta hacer esto que hemos dado en llamar crónica. Sí hay espacio, lo que pasa es que cuando uno menciona una revista de CRÓNICAS dice Gatopardo y Etiqueta Negra porque se han dedicado específicamente al género. Entonces se las menciona como generadoras de toda una corriente, propiciadoras de una tarea como medio pedagógica, a través de la edición que han hecho sus editores, pero en todos los países hay revistas que publican buenas crónicas. Acá en Argentina están Anfibia y Rolling Stone; no son revistas que estén dedicadas al género pero le hacen un gran espacio y con mucho esfuerzo y problemas financieros para poder encararlo. Supongo que cuando a uno le preguntan uno tiende a mencionar revistas que son más de nicho.


Comunicación medio tibia

E N T R E V I S TA

- En Chile existe un oligopolio en cuanto al periodismo escrito e impreso de cobertura nacional, integrado por El Mercurio y Copesa (La Tercera), empresas que tienen una línea editorial similar. Fuera de eso, está The Clinic, que tiene una mirada distinta pero sobre casi los mismos temas. Es decir, el espectro a nivel nacional no es múltiple ni diverso en su oferta. ¿Qué lectura hace de esta realidad de los medios en Chile? - Me parece que no está tan lejos de las realidades de otros países. Acá en Argentina está el grupo Clarín, y La Nación tiene a Grupo de Revistas. Sí me parece que en los últimos tiempos se ve en toda Latinoamérica que al margen de estos grupos surgen publicaciones más independientes que tienen mejor o peor suerte. Pero Soho, que es una revista que publica crónicas desde el principio, pertenece a un enorme grupo colombiano que se llama Semana. Entonces no sé si lo veo como … Por ahí en Chile, como es un país más pequeño y como a ustedes los chilenos les encanta hablar mal de ustedes mismos, siempre les parece que es peor, pero el buen periodismo siempre se ha abierto camino incluso dentro de los grandes medios. Me parece que es un poco paranoide esta cosa de pensar que todo lo que se hace dentro de un gran medio es porque baja el dueño y dice usted hace esto, usted lo otro. - Pero entonces, ¿no se pregunta qué es lo que pasa con el periodismo cuando se concentra en tan pocas empresas? -Sí, es un tema del que se habla en la Argentina todos los días. Por supuesto que sí y hay claramente condicionantes, sería ingenuo pensar que no las hay, pero también pienso que el periodismo no lo hace un ente separado del mundo, un periodista abstracto, lo hacemos personas y a mí lo que me parece es que hasta en los peores tiempos uno ha encontrado maneras de decir cosas diversas. El periodismo ha atravesado momentos complicados, a veces es la censura, a veces es un discurso abroquelado que termina siendo un manejo del poder y siempre ha habido periodistas que han y hemos podido encontrar una vertiente para dar una mirada del mundo que no sea esa que se alinea detrás de estos medios, incluso desde los mismos grandes medios. Cuando trabajaba en la revista dominical de La Nación yo estoy segura de que muchas de las cosas que publicaba no tenían tanto que ver con la línea editorial del diario, y las he podido publicar sin que se generara mayor lío. Entonces, sí, hay estos grupos grandes que manejan toda una mirada sobre el mundo y tienen intereses, que es lo que nos preocupa, pero me parece que se trata de decir: “Pueden tener mi mirada pero si la quieren es esta”. Además, uno siempre se puede ir.

- No le gusta ni Facebook ni Twitter. Pero los medios se apoyan bastante en estas tecnologías. Incluso hay quienes postulan que hoy se lee más que nunca pero en 140 caracteres. ¿Cómo afecta al periodismo esta forma de escribir y leer? - Yo no uso Twitter ni Facebook ni casi teléfono celular porque siento que son distracciones a la hora de escribir, pero también porque siento que no sé dónde estaba guardada esta especie de hemorragia comunicacional de la gente durante tantos años en que no existían estas cosas. No entiendo cómo todo el mundo tiene tantas cosas para decir ahora. ¡Pobre humanidad sometida a la incomunicación tantos años! Yo digo lo que digo en mis columnas. Tengo mucho pudor de la opinología. Siento que no me interesa. Sé que los medios de comunicación -no vivo en Marte- se apoyan mucho en todo esto de las redes sociales. Me parece que son útiles a la hora de difundir algo, también como herramienta de contacto,como cuando fue el terremoto en Chile. Pasa, además que simplemente porque alguien está filmando con la camarita del teléfono se terminan develando casos de abuso de poder o lo que fuere, que está muy bien. Todo ese tipo de comunicación es una cosa: no creamos que toda esa comunicación es periodismo. Está bien que la gente se comunique, pero yo no me detendría demasiado rato en la mayor parte de lo que hay en las redes sociales. Suele ser una cosa media egomaníaca, narcisa, que a mí me parece muy peligrosa, sobre todo para nuestra profesión que ya de por sí está muy cerca de todos esos peligros. Sí que la gente lee más porque hace falta leer para estas cosas. Lo que yo me pregunto siempre es por el contenido. Tampoco voy a decir lo que es mejor o peor leer. Leer está bueno, tampoco es una obligación, al que le gusta le gusta. Yo pienso que te hace más sensible y hasta mejor persona leer más libros, escuchar más música, que te abre la cabeza, en definitiva te transforma en un ser más fuerte, más preparado para el mundo. Pero cuando dicen que la gente lee más en 140 caracteres: OK, pero yo me pregunto qué ejercicio de lectura es ese, si en realidad te mueve algo como persona, si te puede producir, no sé, un deslumbramiento, una epifanía, una ilusión, una desesperanza, un sentimiento fuerte. Esas cosas participan de un tipo de comunicación medio tibia, como cotidiana, medio burocrática que a mí no me parece, en el fondo, una comunicación.

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“El buen periodismo siempre se ha abierto camino incluso dentro de los grandes medios.”

- Escribió que el gusto por leer es un ensimismamiento total, un “borramiento del mundo”. ¿Podrá ser que hoy este placer, este deseo de desaparecer, ya no sea común o corra a la par con el deseo de ser público, de aparecer en pantallas, del teléfono, del tablet…? - La gente que busca un borramiento del mundo con los libros nunca fue la mayor parte de la gente, siempre este tipo de lector fue un porcentaje chico de la humanidad. Pero sí es cierto lo que vos decís, como un cambio de paradigma, creo yo, en términos de que la gente ya no quiere mucho permanecer dentro de su burbuja, o sí, pero exponer esa burbuja todo lo que se pueda, con las fotos, el video. Es una etapa un poco adolescente de la humanidad que a mí me aterra. Por ejemplo, me encanta viajar a lugares lejanos y en los últimos viajes me ha espantado severamente ver cómo la gente, sobre todo los europeos, viajan con sus tablets y sus teléfonos y están en medio de la playa hablando con su mamá que está en el garaje en Montreal, y se ocupan a distancia de si van a pintar el garaje de rojo cuando en realidad antes lo que uno hacía era, precisamente, irse, borrarse. Ahora hay mucha inseguridad y la gente no quiere irse de casa, le da mucha zozobra cortar el ancla con el lugar de origen, dejarse ir y decir “soy alguien sin pasado y quién sabe lo que pasa mañana”. También es una clase de ensimismamiento, pero uno menos generoso, si querés.


Periodismo, literatura: escritura - Las historias de sus dos libros de crónica suceden no en la capital bonaerense sino en lugares más periféricos: Las Heras de la provincia de Santa Cruz en la Patagonia argentina y la ciudad de Laborde en la Provincia de Córdoba. ¿Por qué cree que eligió estas historias lejanas a la vida rápida y vivaz de las grandes ciudades siendo que usted es una persona citadina? - Yo nací en el interior y viví hasta los 17 años en una ciudad que se llama Junín. Después me vine a Buenos Aires. A mí me encanta la ciudad grande para vivir, o sea, no soy de esas personas que ansían llegar a viejas para retirarse al campo, no, pero sí a la hora de contar historias he pensado en el hecho nada azaroso de que estos dos libros que mencionás transcurran en pueblos del interior. Yo creo que tengo una voluntad de contar historias de ese otro país. Yo no me siento porteña ni me siento del todo del interior. Siento que una vez que dejé la ciudad donde nací empecé a pertenecer a ninguna parte, pero muy cómoda. Entonces puedo entender perfectamente el código de los pueblos del interior y lo que piensan sus ciudadanos de los porteños; entiendo cómo circulan el chisme, el cotilleo, los prestigios, la importancia que pueden tener ciertos roles sociales. Entonces desde mis primeros viajes a Buenos Aires siempre me llamó la atención cómo esta ciudad termina por no ser en absoluto la Argentina. Acá viven millones de personas pero en realidad el país lo que más es, es toda esa cosa que llamamos el interior y en todos lados, grandes capitales y pequeños pueblos, lo que más hay es estos registros y roles de los que yo te hablo, una cierta forma más feudal, si querés, del manejo del poder. Esto desde Buenos Aires es visto de forma completamente distorsionada: para los porteños los habitantes del interior somos unos seres angelicales, bucólicos, que sólo pensamos en el bien ajeno. Nada de eso es verdad. A mí me interesaban las historias en sí, creo que lo mismo me hubieran interesado si pasaban en un barrio de Buenos Aires, pero supongo que hay un valor agregado en el hecho de que sean historias del interior y en mostrar una realidad que también forma una parte súper importante del país y que a menudo es ignorada. El Festival de Malambo de Laborde es prestigiosísimo y los porteños jamás lo miraron; buena parte del petróleo de la Patagonia depende de Las Heras y no es un lugar que figure en el imaginario de la gente de Buenos Aires.

- Muchas veces le dicen que tal personaje de su libro daría para una novela, pero para usted es más potente que esa persona exista y poder contar su historia. El periodismo no es ficción, pero ¿es literatura? - Sí, es literatura, lo que pasa es que hay un malentendido comprensible y es que cuando hablamos de literatura se tiende a pensar en ficción. No es un invento mío, ya lo dijo Tomás Eloy Martínez: el periodismo es un tipo de literatura de no ficción. No todo el periodismo pero sí el que se toma el tiempo para ver, el que tiene una ambición casi artística, en términos no solo de forma sino de contenido: para mí el reporteo es la base de todo texto periodístico bueno. Nosotros los periodistas trabajamos con materia prima real, por decirlo de alguna forma. - Ha escrito que nunca necesitó de la idea de Dios, ni de la idea de los hijos. ¿Qué creencias, qué espiritualidad la mueve? - La literatura es toda una espiritualidad. El mundo de la escritura y de la lectura son mundos que pueden llenar eso que uno podría llamar espíritu. Si hablamos de en qué creo yo: creo en dos o tres personas. Para mí el afecto humano es algo súper importante. El mundo es bastante miserable y oscuro pero creo en la gente que tengo cerca y, si bien soy una persona sumamente fuerte, te diría que a la hora de un momento de zozobra a mí me hace muy bien pensar que alguien que yo quiero pueda abrazarme y decirme que va a estar todo bien. A lo mejor es el efecto que a una persona que cree en Dios le produce el hecho de rezar. Pero el mundo de la escritura me sostiene muchísimo; si hay algo en lo que creo es en la necesidad de escribir y de seguir escribiendo y de llevar eso a la máxima expresión que yo modestamente pueda llevarlo.

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“Para mí escribir es un acto físico, no creo en toda esta cosa meliflua del poder de la palabra, es una frase hecha que ya no dice absolutamente nada.” - Eso me recuerda otra columna donde escribió sobre quienes hablan de “lapalabra”, todo junto, como algo etéreo. En cambio, usted decía que escribir es un acto que también se hace con el cuerpo. - Yo creo que la escritura es como el rastro de un cuerpo. No recuerdo qué poeta francés decía que escribir es como abrazar un cuerpo que no se ve. Para mí escribir es un acto físico, no creo en toda esta cosa meliflua del poder de la palabra, es una frase hecha que ya no dice absolutamente nada. Para mí la escritura es un lugar de potencia, de prepotencia, de trabajo, una manera de traducir el caos del mundo, de entender cosas que de otra manera no entendería. Entonces, es una cosa muy concreta, no es eso del poder de la palabra. A estas alturas, escucharlo hasta me pone de mal humor.


Escribe Javier Ibacache V.* / Ilustra Francisco Javier Olea**

El giro hacia las audiencias par ticipativas

G E S T I Ó N C U LT U R A L

La experiencia internacional señala que no basta con políticas de gratuidad o eventos masivos para impulsar el desarrollo y la formación de audiencias para las artes. Se requieren estrategias de largo plazo que incentiven la participación de los públicos y fomenten su involucramiento con las creaciones. Diversos factores han venido incidiendo en las últimas décadas en los niveles de asistencia de espectadores a los espacios culturales y salas de teatro, conforme las obras han diversificado sus lenguajes y se han ampliado los circuitos. La baja ha ido acompañada de un incremento en el consumo de productos de la industria de entretención y de plataformas digitales planteando retos inéditos, especialmente en contextos de desigualdad social. Para quienes lideran o encabezan proyectos artísticos significa preguntarse cómo se trabaja en el desarrollo de públicos, de qué manera las manifestaciones artísticas se vinculan a edad temprana con el sistema escolar y cuáles son los canales más efectivos para flexibilizar las barreras que condicionan el acceso de la población a las creaciones. La experiencia internacional señala que no basta con políticas de gratuidad o eventos masivos. Se requieren estrategias de mediación y educación de largo plazo que incentiven la participación y la integración, forjando espectadores capaces de vincular las propuestas artísticas con su entorno y sus biografías. Hay quienes ven en esto una responsabilidad del Estado, llamado a incentivar los programas de generación de públicos. Otras opiniones confían en la efectividad del marketing cultural para poner en valor las disciplinas artísticas, implicar activamente a las audiencias y contrarrestar la banalización. Modernidad líquida y omnivorismo cultural En su último libro La cultura en el mundo de la modernidad líquida, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman resalta el rol que las políticas públicas podrían cumplir en tal disyuntiva. “El Estado cultural, un Estado dedicado a la promoción de las artes, debe enfocarse en asegurar y atender el encuentro continuo entre los artistas y su público”, escribe.

La afirmación va precedida de un análisis de las condicionantes que enfrentan las creaciones artísticas en medio de procesos de globalización, migraciones y masificación de plataformas virtuales. Para Bauman, el ideario de las bellas artes ha mutado desde un mundo sólido a otro en que predomina la incertidumbre y, con ello, la improbabilidad de formar ciudadanos avezados en la apreciación artística. Históricamente aquella labor de vinculación entre las artes y sus destinatarios se había confiado al sistema educativo de la mano de una elite ilustrada, como lo documentó el francés Pierre Bourdieu en La distinción, durante la década de los 60. Cinco décadas después, Bauman advierte que la lógica del neoliberalismo ha permeado todos los estamentos de la sociedad. En sus palabras, “la cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir” y su función “no consiste en satisfacer necesidades existentes sino en crear necesidades nuevas, mientras se mantienen aquellas que ya están afianzadas o permanentemente insatisfechas”. Se hace aconsejable, entonces, revisar las dinámicas que hasta ahora han parecido efectivas y resituar a los espacios culturales como agentes de conexión con los públicos de hoy y del mañana, y fortalecer la capacidad potencial de los proyectos artísticos para involucrar de manera consistente a las audiencias. Comienza a hablarse del imperativo de generar comunidades en torno a las expresiones artísticas, mientras cambian los patrones de gustos y hábitos de las personas: desde el omnivorismo cultural –un consumo amplio que incluye tanto alta cultura como lo popularque diagnostica el sociólogo norteamericano Richard Peterson hasta los prosumidores culturales –personas sobre todo jóvenes que transforman los mensajes que circulan sin ser sus autores- que caracteriza el antropólogo argentino-mexicano Néstor García Canclini. pág · 16

Estrategias posibles Las organizaciones a cargo de recintos culturales –públicos o privados- han venido recorriendo un camino de adaptación. Al igual como ocurriera en los museos durante la segunda mitad del siglo XX, la urgencia por contar con programas de educación y mediación ha dado forma a reestructuraciones internas o ha ampliado el perfil de quienes se desempeñan en el campo. Las instituciones del Estado que se ocupan de la cultura también han acusado recibo y las cartas de navegación de los programas de gobierno acentúan el énfasis en facilitar el acceso de los públicos a las artes, mientras entidades canónicas publicitan su vuelco hacia los visitantes. De pronto, todos parecen estar hablando de desarrollo de audiencias. La antropóloga mexicana Lucina Jiménez – pionera en la reflexión sobre el tema- declaraba a mediados de 2011: “Hoy se reconoce cada vez más que los públicos forman parte del hecho artístico y que su presencia depende de una gran diversidad de factores que es necesario identificar y explorar, a fin de poder establecer políticas culturales y estrategias de gestión contemporáneas que los pongan en el centro”. La afirmación la hacía en Santiago de Chile en el Primer Seminario Internacional de Formación de Audiencias del Centro Gabriela Mistral, GAM. Como ella, el Arts Council de Gran Bretaña había formulado en 1998 una declaración que sigue siendo inspiradora para pasar del discurso a la práctica: “¿Qué queremos decir con desarrollo de audiencias? Sostener y expandir las audiencias regulares o los visitantes ya existentes, crear nueva concurrencia, y mejorar su disfrute, comprensión, habilidades y confianza a través de las expresiones artísticas”.


“Se requieren estrategias de mediación y educación de largo plazo que incentiven la participación y la integración, forjando espectadores capaces de vincular las propuestas artísticas con su entorno y sus biografías.” Las experiencias en Valparaíso En contextos como Valparaíso, la factibilidad de impulsar programas que generen o fortalezcan los vínculos de las personas con las creaciones artísticas está condicionada por el enfoque de gestión de los espacios y el rol que pueden jugar actores claves en el medio, como los festivales, que dinamizan la oferta y pueden otorgar un sello particular al modo en que una disciplina dialoga con la ciudad. Es lo que demuestran las doce ediciones de Danzalborde.

A diferencia de lo que ocurre con la danza contemporánea en otras regiones, el festival se ha posicionado y ha formado un público. El caso ilustra lo que la bibliografía internacional aconseja: tener a la vista el territorio y trabajar a partir de él con acciones que perduren en el tiempo a fin de consolidar impacto y resultados. Sobre esa base se asienta la creatividad para idear e impulsar programas en distintos formatos.

Son experiencias que reafirman como telón de fondo lo que Teixeira Coelho plantea en el Diccionario Crítico de Política Cultural: “Un público de cultura solo puede ser formado cuando se consigue esa relativa homogeneidad de sentimientos, pensamientos, juicios de valor, reacciones y usos que actúen como denominador común entre la gente que lo constituye”. Es el norte que indican los tiempos.

En una línea similar, el Festival Container ha explorado en un nuevo formato para las artes escénicas y ha sumado acciones y contenidos que traspasan la oferta artística para enfocarse en la construcción de comunidad y en la restitución del tejido social en un territorio desafiado por las circunstancias. Se diría que en este caso las audiencias se piensan a partir de sus problemáticas y seguramente serán esos lazos los que a futuro las conviertan en públicos. Las estrategias también pueden consolidarse en un punto intermedio. Es lo que ha venido haciendo la sede de Valparaíso de Balmaceda Arte Joven con talleres de formación que involucran a jóvenes desde edad temprana en distintas aristas de la gestión y la creación, y un impacto en el mediano y largo plazo que se palpa cuando se revisa la memoria del espacio. pág · 17

*Javier Ibacache V. es periodista, crítico de teatro y danza. Director de programación y audiencias del Centro Cultural GAM. **Francisco Javier Olea es diseñador e ilustrador. Premio Altazor 2012 en la categoría Diseño Gráfico e Ilustración.



nº9 Octubre - noviembre 2014

NATURALEZA DOMéSTICA / paola caroca


CENTEX CNCA

Con oficio porteño Escribe Amelia Carvallo / fotografía de Freddy Ojeda gentileza de Centex

Rosa Seguel es menuda y de pelo corto, tiene ojos risueños y unas hábiles manos que siempre supo usar para cortar y coser, para moldear y pintar. Como muchos, de niña se las ingeniaba para conseguir sus herramientas: buscando palillos para tejer la ropita de sus muñecas, notó que los tubos de plástico de unos dulces eran casi perfectos, nada más había que darles la forma apropiada que la ingeniosa Rosa resolvió así: les sacaba punta en un extremo contra el cemento frotándolos y luego en la otra punta los quemaba y aplastaba hasta formar un tope. El tejido se convirtió desde temprano en una pasión que llenaba sus tardes en el cerro Polanco. Esta natural afición y talento rinde frutos hasta el día de hoy ya que Rosa tiene un taller de confección y compostura de ropa en calle Simón Bolívar, entre Independencia y Victoria. A ese mismo lugar llegó a vivir luego que el terremoto de 2010 la obligara a dejar a su querido cerro Polanco. Porque Rosa, como muchas porteñas y porteños, sabe lo que es empezar de nuevo, una y otra vez según lo que diga la vida. Por eso ese fatal día de abril cuando comenzó el último gran incendio el pecho se le oprimió y estuvo a punto de cancelar un viaje. Desde la ventanilla del bus miró con mala espina esa nube de humo que se agrandaba mientras la tarde se iba. La familia le dijo que se fuera, que había estado tanto tiempo planificando su viaje a Chiloé, que todo estaría bien. Cuando supo que el incendio era feroz se vino de inmediato al puerto porque no podía desentenderse de la tragedia. Los diez días de estadía planificada se cortaron sólo a dos porque sabía que en Valparaíso la estaban pasando muy mal.

De Parra a Puelagalán Durante todo el otoño y parte importante del invierno la ciudad regeneraba lo calcinado, la lluvia maceraba la ceniza con la tierra arcillosa de los cerros de Valparaíso y las raíces dormían tomando apenas lo necesario para subsistir. Las familias de los cerros siniestrados recomponían el tejido de sus rutinas, algunas anidaban nuevamente en sus quebradas de origen, mientras que otras emigraban a nuevos lugares. Rosa fue una activa vecina atenta a las muchas necesidades, sensible a la tragedia y presta a la ayuda.

La Fábrica Puelagalán se monta como esa factoría o taller de oficios que producirá, con el empuje y cariño de sus voluntarios y los monitores, los objetos hogareños que volverán a darle espesor y arraigo a las familias que perdieron no sólo sus bienes, sino que también amadas rutinas y recuerdos.

Despuntaba septiembre y lo mismo hacía la vegetación. Por aquí y por allá dedales de oro, hinojo y caléndula asomaban tiernos a otra primavera porteña. Por esos días un antipoeta cumplía cien años y Rosa quería ser parte de los festejos. Llegó a las dependencias del Centro de Extensión del Consejo de la Cultura y las Artes (Centex) donde pudo escuchar, mirar y olfatear las rimas de Nicanor Parra, y en el deambular se topó con un espacio de creación y colaboración que llevaba el nombre de una plantita milagrosa por sus virtudes regenerativas: la puelagalán, esa enredadera de flores anaranjadas que crece generosa en Valparaíso y se usa para sanar los moretones. De inmediato se unió como voluntaria en el taller textil y en el de serigrafía. Le explicaron que todo lo fabricado sería regalado a los hogares afectados por el incendio, que cada objeto hecho con su oficio porteño sumaría calidez al hogar de algún vecino que lo había perdido todo. Le pareció un excelente trato aprender y colaborar, además que como buena porteña Rosa se da tiempo para estar, para conversar y escuchar.

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Fábrica Puelagalán Bajo los verbos COLABORAR / CREAR / REUTILIZAR, se abrió en septiembre pasado este gran taller de oficios que ocupa muchos espacios del Centex -Hall, Zócalo y galerías- y que se ha transformado en un hito único. Estará abierto, para recorrerlo y aprovechar de entusiasmarse con algún taller, hasta el 24 de noviembre en horarios muy cómodos que van de lunes a sábado de 11:00 a 18:00 horas. Subsanada la entrega de ropa, alimentos y viviendas para los damnificados por el incendio se cubrió lo básico de este proceso de reconstrucción, pero una vez superado ese momento queda todo lo otro que conforma un hogar, una extensa lista de enseres ineludibles para que la vida cotidiana vuelva a sus carriles. La Fábrica Puelagalán se monta como esa factoría o taller de oficios que producirá, con el empuje y cariño de sus voluntarios y los monitores, los objetos hogareños que volverán a darle espesor y arraigo a las familias que perdieron no sólo sus bienes, sino que también amadas rutinas y recuerdos. En la fábrica, Rosa ha estado como una arañita haciendo una preciosa alfombra en retazos de género azul y verde, los tonos del mar que tanto le gusta contemplar cuando hace un alto en su jornada. Y también en el taller de serigrafía estuvo aprendiendo atenta, maravillándose de las técnicas de impresión, colgando los resultados en una fila de budas anaranjados que irían a engalanar, con sus enigmáticas sonrisas, esos hogares que hoy siguen recomponiéndose. Puelagalán cuenta con tres líneas de producción de enseres domésticos: textil, maderas y cerámica. Apuntalan estas áreas el Taller Desafío Buena Tela de la Escuela de Diseño DUOC Viña del Mar, junto a sus alumnas, la Escuela de Diseño Industrial de la Universidad de Valparaíso y la Universidad de Playa Ancha en conjunto con el Centro de Arte Fundación Curaumilla, respectivamente. Cada una de estas líneas

cuenta con colaboradores que muestran a los voluntarios cómo se desarrolla su oficio, yendo y viniendo entre saber, enseñar, aprender, hacer y compartir. En cerámica se están haciendo vasijas con placas de pasta, moldeadas en matriz de yeso que luego han sido esmaltadas por inversión. En madera se elaboran muebles de líneas simples que vienen ya cortados y sólo hay que ensamblar, como escritorios, mesas, repisas, cajoneras y esquineros. El reino textil, que ocupa sólo ropa limpia y reciclada que luego vuelve retazos, se ha abocado a la confección de alfombras, cojines, delantales, manteles, carpetas y mantas, entre algunos objetos.

Cocina e Imprenta La Cocina Pública es un espacio escenificado a la perfección en un cordial rincón del Centex. Organizado por Teatro Container y el Taller El Litre, lo preside una cocina a leña acondicionada a gas para esta ocasión y un comedor de diario que invita al café y la conversa. Algunos viernes hay almuerzos comunitarios preparados por vecinos de los barrios que se han especializado en algún platillo. Ya han sido preparadas pancutras, pastel de choclo, charquicán, cocimiento y porotos con rienda para 60 personas en cada ocasión. También se usa para talleres que hasta el momento han destapado los secretos de las mermeladas, los berlines, el paté casero, las pascualinas, las pastas frescas, el chutney, las empanadas de pino, masas y panes, y hasta una muestra de cocina peruana con la causa limeña y el secreto de cómo reparar una caña. Por otra parte La Imprenta Popular se tomó el espacio de mediación del Centex y también es una invención de los talentosos de Container y El Litre que, básicamente, ofrece un taller de serigrafía en material gráfico o textil dirigido a mayores de 15 años que producirán volantines, parches, pasquines y volantes además de un proyecto colectivo final.

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CUENTO INÉDITO

Escribe Pedro Bahamondes* / ilustra Camilo Jerëz** Solían discutir en la oscuridad. Una noche, mientras comían en silencio, volvieron a ponerse bravos como siempre, hasta que uno de los dos se puso de pie y apagó la luz para no verle más la rabia en los ojos al otro. Con el tiempo, los vecinos se habían convertido en sus más fieles espectadores nocturnos, y durante el día, cuando el ruido del puerto se esparcía por los rincones, en la casa número 34 reinaba la sospechosa mudez de la ausencia. Los más copuchentos se asomaban y aprovechaban las idas a comprar el pan para intentar saber por qué había tanta bulla allí por las noches. Comentaban entre ellos que dos santiaguinos habían espantado a un par de vecinos y a casi todos los gatos callejeros, que ya ni uno llegaba a comer, que ya no se les veía lamiéndose sobre los tejados y que nunca se acercaban ni de cerca a la casa 34, donde dos muchachos vivían hacía unos meses.

Se rumoreaba que las discusiones habían aumentado luego de que el hijo de ambos había muerto apenas a los siete meses de edad. Gabriel, ese niño que ambos decidieron tener con una mujer de quien ninguno de los dos supo jamás el nombre, apareció una mañana tendido sobre la cama con los ojos abiertos. Parecía una muñeca triste, aún tibia y embetunada en colonia barata. Asfixia por reflujo, respondieron a los preguntones, nuestro hijo se ahogó con su saliva mientras dormíamos. Se habían conocido por lo menos una década antes, en una fiesta de cumpleaños sin cumpleañero, afuera de la casa del mal anfitrión. El festejado se había emborrachado y llevaba horas encerrado junto a otros dos en su habitación. Habían golpeado la puerta, pero él ni siquiera atinaba a responder. Afuera llovía. Llovía tanto, que parecía pág · 22

que el cielo estrujaba las nubes color ceniza sobre el tejado. Fue la primera vez que los vimos juntos, conversando bien de cerca y fumando un cigarrillo tras otro. Hablaban de política, de música, sexo y de lo que soñaban hacer con sus vidas. Salimos a comprar unas cervezas, papelillos y unos porros un poco más abajo, en una población cerca del puerto. Entonces, el mall de San Antonio lucía aún más feo que cuando finalmente estuvo listo, y los adoquines de la calle IV Centenario brillaban húmedos con la luz de los faroles, intentando dibujar el reflejo de quienes nos tambaleábamos sobre la vereda muda. Samuel, uno de los dos, venía de Santiago, estudiaba leyes y hablaba poco. De Ángel, en cambio, con quien vivíamos hace un par de años, sabíamos poco o nada, salvo que quería dedicarse al cine. Le gustaban los dramones europeos y bien filmados, la ópera, el vino y los trovadores zurdos.


Alguna vez, creo, mencionó a su vieja. Decía que no se llevaban nada bien, que ella nunca asumió que su único hijo fuera un maricueca. Creo que ni se hablaban. Esa noche, después de volver a nuestra casa, durmieron juntos sobre el viejo sofá. No los escuchamos besarse ni toquetearse siquiera. Solo durmieron, al parecer. A la mañana siguiente, noté que se levantaron temprano, tostaron el pan que quedaba y tomaron un colectivo hasta las Rocas de Santo Domingo. Caminaron por la orilla de la playa, bebieron un helado y follaron escondidos entre las dunas. Ángel volvió horas más tarde, casi oscurecía. Entre el ahogo de la dicha, lanzó que al fin Samuel había aparecido, que nunca más estaría solo y que una de sus grandes deudas consigo mismo estaba por desaparecer. Que ya no había vuelta atrás. No pasaron ni dos meses, aún nos entumía el invierno, y Ángel nos reunió a todos una tarde en el living. Nos contó que había decidido arrendar una vieja casona en Llo-Lleo, a pocas cuadras de la plaza y el club de tenis. ¿Con Samuel?, preguntamos. Sí, con Samuel, respondió él. Los cuatro nos quedamos en silencio. Ese mismo día le ayudé a empacar. Me preguntó si acaso quería usar la pieza, que lo hiciera si me daba la gana. Mientras yo revisaba y guardaba sus cuadernos empolvados de la repisa en una caja, le dije que no me gustaba la humedad de su habitación. Me miró y dijo que entonces no la ocupara, y me lanzó un gran cuaderno forrado en hojas secas. “Ahí está la historia de mi primer libro”, balbuceó. ¿Por qué no la has escrito aún?, pregunté. Respondió: “Antes, necesitaba encontrar a Samuel, el otro personaje. Sin él, la historia no tiene sentido”. Entonces, ahora que lo encontraste, la escribirás pronto, insistí.

Y él: “Deben pasar nueve meses. Nueve largos meses hasta encontrar al tercer personaje. Así la pensé hace varios años y no la torceré ahora”. Lo acompañé hasta la puerta, me ofrecí a acompañarlo y dijo que no, que tomaría un taxi directo a su nueva casa. Deberías decidirte a escribir la historia, le dije. Nos dimos un abrazo y él se echó a andar. A lo lejos, lo vi perderse con una maleta a cada lado. Las luces del puerto iluminaron el sendero de su despedida. No lo volví a ver hasta un par de años después. Yo ya me había titulado de médico, trabajaba en el hospital de San Antonio. Una tarde, mientras atendía a un paciente, apareció una chica morena y con la piel cosida de tanto llanto. Despaché pronto al veterano hipocondríaco y la hice pasar a mi oficina. No la conocía, ella tampoco a mí. No quiso decirme su nombre ni ninguna otra cosa. Me observó largo rato. Con ambas manos, revolvía constantemente el interior de su morral de lana. Debo irme, dijo al fin. Sin entender nada, le pregunté a qué había venido. No contestó. En lugar de hacerlo, me entregó un monedero tan liviano como una bolsa de té. Cerró la puerta y lo abrí. Había dinero en efectivo, doscientos mil por lo menos. También, una hoja suelta de un cuaderno viejo. De inmediato, reconocí la letra de Ángel y recordé el día en que nos despedimos. La chica me había traído la historia terminada. Sonó el teléfono. Era Sergio, otro de los tipos con los que vivíamos y con quien me veía de vez en cuando. No éramos amigos, pero nos llevábamos bien. Nos pusimos al día en un par de minutos. Él estaba bien, viviendo en un pueblo cerca de Curicó junto a otro chico que había conocido durante las vacaciones. ¿Supiste?, preguntó, Ángel y Samuel fueron padres. ¿Padres?, pensé. Casi pág · 23

despegué de mi silla cuando Sergio volvió a azotarme contra ella: hoy el niño falleció, dijo. La policía lo encontró muerto, intacto, como si se estuviera durmiendo. Ambos lo envenenaron. ¿Cómo supiste?, insistí. Él mismo llamó para contarme y quería que lo supieras. Entonces, reaccioné: en mis manos, tenía el final anticipado de aquella, la historia de su primer libro, la misma que me había anunciado tiempo antes. La misma que le sugerí escribir. El resto, leí después, estaba escrito temblorosamente sobre esa hoja amarillenta que la chica me había entregado minutos antes. Decía: “Dos hombres en una casa apartada. El hijo de ambos nace, llega y no alcanza siquiera a caminar. Los gatos lo vigilan todo a través de la ventana. Saben mucho acerca de ellos. Los espantan. Pasan siete meses y el niño muere una mañana. Uno llora junto a él, el otro observa. Escribe”.

*Pedro Bahamondes (1988) es periodista y escritor de cuentos inéditos. Ha publicado crónicas en las revistas Sábado, Domingo y Wikén, de El Mercurio; Mujer, Paula, el suplemento El Semanal y, actualmente, la sección “Cultura” de La Tercera. **Más trabajos de Camilö Jerëz en http:// fabricadesilencios.tumblr.com


Buscando a Isla de Pascua, la película perdida narra las peripecias de la reconstrución de una cinta olvidada. Detrás de esta hazaña está Carmen Brito (1947), laboriosa restauradora fílmica quién detalló a La Juguera Magazine cómo fue armando el rompecabezas.

PAT R I M O N I O

Escribe Alejandra Delgado / Fotograma de la película Isla de Pascua (1960), gentileza de Carmen Brito. No es la primera película perdida del cine chileno que rescata y restaura. Antes fueron El Húsar de la Muerte (Pedro Sienna, 1925), Canta y no llores corazón (1925), de Juan Pérez Berrocal; Largo viaje (1967), de Patricio Kaulen,Tres tristes tigres (1968), de Raúl Ruiz; y la más importante de todas: Valparaíso, mi amor (1969), de Aldo Francia, que restauró en el año 2004. Pero el encuentro e intento de restauración de Isla de Pascua, cinta independiente que el matrimonio de los realizadores nacionales Jorge di Lauro y Nieves Yankovic rodó en 1961 y que documenta ritos y costumbres ancestrales entre los habitantes de la isla, es la primera que Carmen Brito transforma en una historia en sí misma. Brito disfruta con cada hallazgo, goza recomponiendo cada fragmento de una obra cuyo tono, estilo y sentido creativo se esmera en resguardar. Cada vez que alguna persona llega a su encuentro con material fílmico, ella se maravilla. Sobre todo considerando que -según estimaciones de la Cineteca de la Universidad de Chile- existen al menos 21 películas perdidas del cine chileno. Pero es cautelosa. Asegura que antes de cantar victoria se debe investigar. Así partió todo cuando la arqueóloga Andrea Seelenfreund llegó, hace 3 años a su ex oficina de la Cineteca Nacional con un rollo que contenía imágenes de Isla de Pascua.

Normandie (donde se ubica su actual oficina) y luego se comunicó con el cineasta Ignacio Aliaga para confirmar sus sospechas: lo que tenían en sus manos era una de las cintas perdidas de la mítica pareja Di LauroYankovic. -Ellos habían hecho Andacollo, también San Pedro de Atacama y yo por una suerte del destino había participado en la restauración de esas dos películas, por tanto, conocía su estilo, y como ese estilo lo conservan los directores pude confirmar que la estética coincidía. Nos contentamos un montón, habíamos dado con otra de las cintas de los Di Lauro. *** La relación de Carmen Brito con el cine como vida y oficio se inició a los 17 años. Su tío, entonces funcionario del laboratorio del Instituto Fílmico de la Universidad Católica, la convenció de tomar clases con Rafael Sánchez, su fundador. Allí estudió becada y pudo trabajar para ayudar a su madre obrera. “No pude haber caído más parada”, recuerda hoy agradecida.

“Me dijo mira, compré estos rollos y cuando los empecé a ver me di cuenta que son imágenes de Isla de Pascua”-recuerda-.“Entre las películas perdidas en Chile yo sabía que había una sobre la isla hecha por Giorgio di Lauro y Nieves Yankovic, le dije, pero yo no la había visto, quizás puede ser eso”.

Así se inició tempranamente en las técnicas del montaje, perfeccionándose luego en la Escuela de Artes y Comunicación de la misma universidad. Su trayectoria como la mayor restauradora de películas del cine chileno le valió el Premio Pedro Sienna 2013 otorgado por el Consejo de Arte y la Industria Audiovisual. Desde 1970 se ha ocupado del montaje de una cincuentena de documentales y ha participado en la sincronización y asistencia de montaje de varios importantes largometrajes nacionales.

Animada, se abocó a revisar el material en una enrolladora percatándose que este no se encontraba en tan mal estado, aunque venía en formato negativo. Pasó entonces a examinarlo en la moviola del Cine Arte

-Restaurar un film -dice Carmen- es una tarea ardua y larga. Hay que contextualizar la cinta, acudir a referencias historiográficas, catastrar los daños, limpiarla y luego repararla. Trabajo que puede alcanzar mucho tiempo pág · 24

si el deterioro es grave. Es como armar un rompecabezas al cual le faltan piezas. Cuando aparece el primer rollo de Isla de Pascua, Carmen decide seguir ese hilito. Y su motivación esta vez tenía doble faz, por un lado la pasión, por otro, la posibilidad de salir del shock emocional que le había provocado su inexplicable despido de la Cineteca Nacional donde se desempeñó desde su creación y por 4 años como Jefa del Área Técnica. Junto a Andrea postuló a un Fondart que contemplaba, además de la investigación de ese material perdido, la realización de un documental sobre esa búsqueda. -Comenzamos a investigar y a investigar y empezaron a aparecer muchas cosas, encontramos en el Normandie rollos que Alex Doll (uno de los fundadores del cine) le había comprado a una persona en muy mal estado. Comienzo a restaurar y armar y se me empieza a comprobar que el negativo pertenecía a estas imágenes que ahora estaba encontrando. Pero además encontramos algo que no suponíamos: material en 16 y 35 mm. Una de las personas fundamentales en el proceso de investigación fue la experta en historia del cine chileno Alicia Vega, quien confirmó la duración y los formatos del film. “Nos alborotamos, estábamos extasiados, nos sentíamos unos privilegiados de estar encontrando una parte de la historia del cine chileno, cómo lo vamos a contar, a escribir, nos preguntábamos”, recuerda Brito. Durante dos años de trabajo fueron intentando armar la cinta, de la que se registran 7 mil metros de película de 16 y 35 mm. La cineasta Tiziana Panizza aportó el long play de la música recopilada por Di Lauro para la cinta. La folclorista Margot Loyola contribuyó con valiosa información sobre lo mismo, gracias a que había sido parte del grupo que viajó en barco a la Isla junto al equipo de rodaje de Isla de Pascua. Los directores de fotografía


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PAT R I M O N I O / G A S T R O N O M Í A

Buscando a Isla de Pascua, la película perdida

de la película, Sergio Bravo y Horacio Walker también apoyaron con datos, entre otras personas. Finalmente se logró armar un pedazo de la cinta con trozos de la misma, a la cual le agregaron sonido.

se creen restauradores porque saben pegar pedazos, pero restaurar es reconstruir una obra con el encanto del estilo del director. Hay que respetar al autor y eso se logra investigando.

-Prácticamente armamos dos rollos de seis que tenía la película, pero lo más importante para mí era mostrarle este material a la gente que se veía involucrada en la película. Quería saber qué le producía encontrarse en estas imágenes. ¿Qué te parecería a ti si yo te muestro un pedacito de una película donde apareces hace 50 años?, relata.

El documental Buscando a Isla de Pascua, la película perdida se estrenará el 23 de octubre, a las 17 horas en el Centro de Extensión Duoc UC Edificio Cousiño (Blanco 997, Valparaíso) en el marco de la 18° versión del Festival de Cine Recobrado de Valparaíso.

Ficha Técnica Buscando a Isla de Pascua, la película perdida Documental/ Chile/ 2014/ 62 minutos/ Full HD Idioma: Español/ Sub títulos (Rapa nui): español Dirección: Carmen Brito Alvarado Guión: Carmen Brito, Andrea Seelenfreund

Partieron con todo este material a la Isla en septiembre de 2013 y lo exhibieron por primera vez en la casa del documentalista Leo Pakarati donde llegaron unas 20 personas. Ahí, por ejemplo, una mujer reconoció a su marido, el hombre que andaba a caballo junto a la protagonista del film. Los isleños hicieron circular el rumor acerca de estos retazos de película donde sus padres, madres, abuelos y abuelas podrían aparecer. Se hicieron llamados espontáneos por radio invitando a ver este insólito descubrimiento. Buscando a Isla de Pascua, la película perdida registra esas impresiones, las caras de asombro, las lágrimas de emoción, el impacto de quienes se fueron viendo en ese pedazo de la historia.

Producción general: Andrea Seelenfreund Asistentes de producción: Josefina Arriagada Post producción de terreno: Leo Pakarati y Paula Rossetti Montaje: Carmen Brito Alvarado, Rodrigo Castro Sonido: Claudio Mercado Director de fotografía y Cámara: Rodrigo Castro, Rodrigo Sandoval Postproducción Sandoval B.

-¿Qué significó para ti ver estas reacciones de los pascuenses al ver estos retazos de una cinta que nunca fue exhibida en la Isla?

de

imagen:

Rodrigo

Post producción sonido: Matías Valdés. Traducción Rapanui-Español: Rafael Rapu T.

-¡Maravilloso! Porque la gente quiere las películas antiguas, quiere verse, quiere ver la historia, saber cómo pasó. Era otra Isla de Pascua esa y yo lo cuento en el documental. La gente se emociona cuando comienza a encontrar a sus abuelos, se empiezan a acordar de cuando eran chicos, y todo eso confirma la importancia de este rescate. A partir de ahí iban surgiendo mil historias, que es un fragmento de la historia de la isla y ese es el valor de este documental.

Entrevistados: Alex Doll, Alicia Vega, Baltazar “Ruki” Pakarati, Blanca Larraín, David Vera Meiggs, Edmundo Edwards, Gisela “Chepe” Cares, Ignacio Aliaga, Isabel Pakarati, Manuel Martínez (padre), Manuel Martínez (hijo), Margot Loyola, Merahi Atam, Osvaldo Arévalo Pakarati, Osvaldo Cádiz, Paulina Brugnoli, Rafael Rapu H. (padre), Rafael Rapu (hijo), Ricardo Pereira, Sergio Bravo Ramos Archivo audiovisual: Alex Seelenfreund, Carmen Brito

-¿Porqué decidiste estrenar tu documental en Valparaíso?

Doll,

Andrea

Archivo de voz: David Vera Meiggs

Porque quien más me ha acogido en toda mi carrera ha sido Alfredo Barría con su Festival de Cine Recobrado, y siento que es la forma que tengo de retribuirle.

Archivo fotográfico: Jorge Acuña Restauración de Carmen Brito A.

-Tu rescate patrimonial estimula a otros a continuar en esta senda…

material

de

archivo:

Asistente: Tatiana Sanhueza.

-Es muy caro salvar una película. Pero también falta más pasión. No se trata solo de tener técnicos que restauren una cinta. Todos

Material de archivo: 35 mm. Negativo y descartes de positivo sin sonido color, descartes de positivo con sonido. 16 mm. Reversible color sin sonido. pág · 26


Miramar de Quintay

El tiempo recobrado

Escribe y fotografía Carlos Reyes M.*

Un comedor caletero que se fue desarrollando, sin perder su identidad, hasta convertirse en uno de los referentes de la culinaria costera de la región. Si se quiere viajar al pasado, ese de las grandes porciones y los sabores honestos, vale la pena que bajen a la playa misma de Quintay para comprobarlo con sus propios paladares.

La leyenda dice que las machas a la parmesana nacen en el restaurante San Marco de Viña del Mar, en esos años ’60 en los que la ciudad soñaba –y quizá sigua haciéndolocon ser la versión Océano Pacífico de la Cosa Azul mediterránea. El plato en su concha es elegante a la vista, con un sabor que para el resto de los gourmets del mundo, o al menos los mediterráneos, le resulta insólito. Es que a muchos europeos les enseñan desde temprano que la mezcla queso-marisco sencillamente no se lleva. Eso, a no ser que estés frente a una corriente oceánica venida desde la Antártica, que gracias a su temperatura y cantidad de nutrientes marinos, concentre el sabor de cada bivalvo hasta conseguir plena excelencia. Con el tiempo, el plato “machas a la parmesana” ha logrado traspasar la barrera de su cocina y convertirse en un patrimonio nacional, algo que muy pocas recetas han conseguido en nuestra corta y angosta historia gastronómica. La versión de Miramar de Quintay es mucho menos elegante que la dispuesta en avenida San Martín, pero es una peculiar derivada de aquella voluntad culinaria y transgresora. Será de trazo grueso por esa inmensa cantidad de crema y queso parmesano que inunda a las dos docenas de machas que suelen aparecer en cada plato, pero que a la vez es un delirio de intensidad y frescura, como buena parte de lo que suele ofrecer este restaurante. Miramar de alguna manera pretende que el tiempo se detenga. El ambiente que la rodea ayuda en eso, porque se debe cruzar la caleta para llegar a un comedor de mobiliario

rústico y que, si hay suerte, permite apreciar de primera mano el devenir de una caleta que suele entregar sorpresas, desde este mar regional desolado por la pesca de arrastre y otros crímenes ecológicos. La sazón de la nostalgia funciona en ese comedor. Su carta, escrita en una pizarra por si falta alguna de sus recetas estelares, podría ser el catálogo de un imaginario museo gastronómico marino, que ensalza esas épocas donde las porciones de respeto eran la norma. Si pudieran tener la carne de ballena de la ballenera vecina, extinta en 1967, la cocinarían sin problemas, pero como eso no tiene visos de ocurrir al menos en este siglo, nos podemos conformar con facilidad con un congrio entero frito, con su cobertura crocante, firme, y que bajo ésta luzca la suavidad de un pescado ineludible para cualquier porteño. Es un lugar donde los pasteles de jaiba alcanzan para dos (o más) atiborrados de crema y queso, pero a cambio prácticamente no llevan ese pan que es un eterno comodín para la receta, entregando carne de crustáceo bien aderezada y rozagante. O a lo mejor cuando la mar está generosa, desde la caleta llegan las “viejas” u otros pescados de roca, que pueden caer a la olla o a la plancha, con algo de mantequilla nada más, para desatar una fiesta de simpleza y tamaño que pocos pueden asumir por estas comarcas. Los precios, muchos de ellos superan con holgura los $ 10.000 por plato, en realidad no son problema porque de una ración comen fácilmente dos personas de la era actual. Vale decir, más que un gasto, se trata de una inversión. pág · 27

La carta de vinos, pensando en un público transversal, podría ser más amplia lo que sería una buena idea para resaltar un puñado de platos que se encuentran entre lo mejor que puede ofrecer el recetario marino tradicional de la V Región, con un toque de la casa por supuesto, que los distingue con clase. Están trabajando en eso de crecer a la hora de beber, y así complementar un recetario de esos con sentido de origen y que merecen lo que tienen: un escenario a tablero vuelto. Ficha: Miramar Caleta Quintay S/N,Quintay (a un costado de la caleta) Tel. (32) 236 2046

*Periodista, editor de revista LA CAV (Club de Amantes del Vino). Autor de libros-guías de restaurantes de Valparaíso y Viña del Mar.


T E AT R O

Las condiciones generadas luego de la dictadura militar (19731989), como fueron las políticas culturales dentro de los planes de gobierno de los diversos presidentes, desde 1990 a la actualidad, ayudaron y contribuyeron a generar instancias de participación, especialización y concursos –como la Muestra de Dramaturgia Nacional, Fondos concursables y Festivales, entre otros-, que permitieron, a la postre, incentivar e intercambiar conocimientos incidiendo en nuevas propuestas artísticas locales. Este favorable panorama cultural, junto con un número significativo de egresados de instituciones que imparten e impartieron la carrera de teatro, ha renovado la actividad teatral, rompiendo con los cánones que predominaban en las últimas décadas del siglo XX.

Escena de la obra Rodeo’s de Teatro Turba. pág · 28


Teatro porteno aproximacion y diagnostico de la actividad teatral Escribe Lorena Saavedra G.* / fotografía de Jorge Villa gentileza de Teatro Turba

Estos nuevos actores han desarrollado un trabajo atractivo y constante desde la dramaturgia y la puesta en escena, dejando en evidencia que la ciudad de Valparaíso posee artistas creativos y comprometidos con su contexto, generando dramaturgos, directores y actores de gran calidad, que han sido reconocidos al ganar concursos de dramaturgia y por la presentación de sus montajes en diversos festivales a lo largo del país. Las nuevas generaciones, junto con compañías y artistas ya consagrados, comenzaron a desplegar puestas en escena que responden a inquietudes personales en relación al contexto político/social. Estos grupos utilizan dispositivos y materialidades presentes en el mundo globalizado, incorporándolos a sus trabajos ya sean textualidades y/o materiales escénicos. De este modo, las compañías crean lenguajes particulares que poseen no solo una estética propia, sino que también responden a éticas grupales que condicionan sus trabajos a partir de intereses, preocupaciones y críticas al sistema en el que viven colectivamente. Es por ello, que podríamos aseverar que las maneras y los temas desarrollados en sus obras dan cuenta de un modo generacional en la cual están insertos dichos artistas. Otro factor que ha influido en el desarrollo del teatro local es el incremento de las salas (Sala Upla, Sala Negra, Sala Síntoma, Sala Pascal 79, Ex Cárcel, U. de los Lagos, entre otras), que permiten tener en cartelera diversas obras a la vez. Esta instancia genera una programación teatral continua evidenciando, también, la acogida y crecimiento del público, el cual ya no solo asiste a espectáculos gratuitos sino que de a poco se ha formado una audiencia con conciencia del trabajo teatral local. Las generaciones de compañías más jóvenes responden a modelos teatrales contemporáneos en donde lo interdisciplinar dentro de los grupos es una característica común. Hoy, una compañía o colectivo no está conformada solo por actores, podemos ver músicos, artistas plásticos, bailarines, que en su totalidad conjugan y trabajan mecanismos que contribuyen a generar espectáculos multidisciplinarios. En ellos la figura del actor quiebra los cánones realistas de representación tradicional que se desarrollaban, en su mayoría, en las tablas porteñas de fines del siglo pasado.

En nuestros días es recurrente ver puestas en escena que se permiten jugar y experimentar con los elementos presentes en la actualidad. La creación de la dramaturgia, las maneras de enfrentar los ensayos, la jerarquía dentro de un grupo, la elección del espacio de representación, la actuación, la música, la incorporación de elementos cinematográficos, las proyecciones, entre otros aspectos, aparecen incorporados con el fin de crear espectáculos que hagan presente otra manera de opinar y criticar el mundo en que se desenvuelven. De manera sucinta y en relación a los textos dramáticos, es importante señalar como éstos han quedado relegados emergiendo el término de “dramaturgia escénica”, en donde la creación ocurre en la praxis a partir de diversas formas y materiales como por ejemplo, fotografías, crónicas policiales, leyendas, etc. De tal modo, los trabajos teatrales se estructuran bajo la estrategia de la deconstrucción: “desestructurar o descomponer, incluso dislocar las estructuras que sostienen la arquitectura conceptual de un determinado sistema o de una secuencia histórica” (J. Derrida en La desconstrucción en las fronteras de la filosofía), evidenciando la ruptura de los discursos oficiales del mundo actual, y dejando de manifiesto nuevas inquietudes y problemáticas. Otro de los puntos a destacar dentro de las prácticas escénicas contemporáneas en Valparaíso, es la utilización del cuerpo como elemento y materialidad relevante dentro de las estrategias de escenificación. Un cuerpo que converge con dispositivos que poseen vínculos con la contemporaneidad, fomentada y potencializado con la emergencia de lo performático como resultado de los cruces de lenguaje y experimentación. El teatro regional pone en juego la representación forjando fisuras en su desarrollo, haciendo aparecer lo presentacional por sobre lo representacional, donde la preponderancia del cuerpo y su relación con los otros actores y/o el público genera sensaciones y emociones que finalmente ubican a las prácticas escénicas entre lo teatral y/o performático. Es importante señalar que en los tiempos actuales muchos grupos valoran más los procesos que los resultados, y es justamente en esa búsqueda constante que aparece la interacción y la articulación del cuerpo pág · 29

en relación con el espacio y otros cuerpos, generando acontecimientos teatrales. Si bien, no todo el teatro que vemos actualmente en cartelera responde a estos enunciados, sí existe una cantidad importante y una preponderancia hacia lo anteriormente planteado: grupos que responden a paradigmas postdramáticos en donde los conceptos de representación y drama son quebrados para dar paso a formas y estilos diversos, creando puestas en escena sin líneas de desarrollo crecientes. En consecuencia, aparece la fragmentación, la hibridez, la heterogeneidad, tanto en las puestas en escena como en las dramaturgias textuales. De este modo, podemos afirmar que estas “nuevas formas” responden a políticas de trabajo que escapan a puestas en escena tradicionales. A través de ellas, como se dijo anteriormente, las obras hablan del contexto en que se desenvuelven los artistas, retratando aspectos que desarrollan desde diversas aristas ligadas a lo latinoamericano (Rodeo´s), al género (Minifalda), a pueblos originarios (El abismo de los pájaros), a problemáticas sociales (Mediagua), lo testimonial (Nacimos para ser estrellas), la memoria (Salvador no salvó a nadie), la utilización de espacios reales (Dubois; Todo es cancha), personajes existentes (Amortajadas; Yo conocí a Violeta Parra, pero no estoy segura), entre otras. Finalmente, la hibridez de formas y estilos teatrales permiten desde diversas estrategias develar una realidad que evidencia distintos hechos y procesos históricos a los que hemos sido y somos sometidos producto de la vorágine social en la que vivimos, evidenciando una mirada política que refleja el mestizaje, como pueblo latinoamericano, a través de los cuerpos, voces y materialidades como anatomía portadora de memoria.

*Lorena Saavedra G. es actriz, investigadora teatral y académica de la carrera de Teatro, Universidad de Playa Ancha.


Certamen de Quilpué cumplió 7 años:

FECICH: FESTIVAL DE CINE DE PROVINCIA PARA TODO CHILE Escribe Alvaro Inostroza Bidart* / imagen gentileza de FECICH El provincianismo permite una mirada distanciada e independiente de lo que ocurre en el centro o en el “capitalismo”. Incluso se han creado nuevas provincias, como la de Marga Marga en la región de Valparaíso, cuya capital Quilpué (pero sin querer negar a sus demás comunas) creó el único Festival de Cine Chileno (FECICH), el cual a fines de septiembre acaba de realizar su séptima versión.

OPINIÓN

Superada la comezón, se puede decir que este espíritu de vanguardia de la retaguardia o mirada desde la periferia del FECICH, que permite ver el todo (en este caso el país completo), está más fuerte que nunca y son varios los síntomas que permiten respaldar esta aseveración. Incluso ciertos aspectos pintorescos o naif que tuvo esta séptima versión del Festival se pueden cargar perfectamente a la ingenuidad propia de los actos libres, que no están pendientes del qué dirán o del cómo debiera ser, y que conservan la espontaneidad sintomática de la buena salud y de la consecuencia en el tiempo.

CIERTA INGENUIDAD En esta línea, se pueden señalar situaciones como que el día de la inauguración, en el Teatro Velarde de Quilpué, el Festival haya contado con una “alfombra roja” para que los invitados y jurados posaran para las fotografías, igual que en el Festival de Cannes o en la entrega de los Oscares. Por ahí, la organización obligó a pasar a Pedro Chaskel, importante documentalista premiado por su “Aporte Nacional al Desarrollo Cinematográfico”; a Patricio Muñoz, documentalista, premiado por su “Aporte Regional al Desarrollo Cinematográfico”; al actor Adriano Castillo; al alcalde de Quilpué, Mauricio Viñambres; a la directora regional de Cultura, Nélida Pozo y a la propia animadora del Festival, la actriz Carolina Marzán, la cual se dirigió esa noche al público como los “chiquillos”. Otro desacierto fue programar un día antes de la inauguración, en el Teatro Pompeya de Villa Alemana, como pre-estreno nacional el filme Vacaciones en Familia de Ricardo Carrasco, siendo que ya había sido pre-estrenado en el Festival de Cine de Viña del Mar. Además, duele decirlo, dicha cinta no está a la altura de varias de las premiadas; no tiene el vuelo

ni la riqueza audiovisual de cintas como Las Studio y Marmota Studio. El de Apreciación y Crítica Cinematográfica tuvo expositores de Analfabetas, El Árbol Magnético o Raíz. Séptimo Vicio, CineChile.cl, DonCorleone.cl y El director del Festival, Alexis Sánchez; y el Valpovisual.cl, instituciones tanto regionales productor general, Sebastián Cartagena, como nacionales, en un ejemplo de que el tienen un empuje y una honestidad Festival puede generar una importante fuerza innegables; pero en pos de cuidar el espíritu centrípeta. del certamen deben preocuparse más de los grandes detalles, como por ejemplo de que las actividades no pueden empezar con una hora de retraso, por mucho que todo parezca PREMIOS Y HOMENAJES estar en familia. Aparte de los Premios honoríficos a Chaskel y Muñoz, en la clausura del Festival se entregó una acertada distinción a Gloria Munchmeyer por su “Trayectoria Actoral en el Cine”; lo que CAMINO CORRECTO reafirma el compromiso del Festival no solo Los aciertos, en todo caso, son muchos con el nuevo Cine Chileno, sino también con la más que los traspiés. En esta versión se ha mejor tradición e historia del mismo. fortalecido la relación entre los organizadores, el Centro Cultural Quilpué Audiovisual y el En el caso de la Competencia de Largometrajes municipio de Quilpue. El jefe comunal que la distribución de premios fue salomónica. gestionó un proyecto de 900 millones de La Mejor Película recayó en el documental pesos para remodelar el Teatro Velarde con el Propaganda de Christopher Murray, que Ministerio de Cultura, aseguró que allí tendrá también se llevó los Premios de Mejor Montaje su sede permanente el FECICH y que buscará y Mejor Dirección de Fotografía y Cámara. el modo para que el municipio financie en El Premio Especial de la Prensa se le otorgó forma continua al Festival, lo que demuestra a Volantín Cortao de Diego Ayala y Aníbal a las claras el real compromiso con la cultura Jofré, que también se llevó el Premio al Mejor Actor por René Miranda; el Premio Especial del alcalde Viñambres. del Jurado lo obtuvo El Gran Circo Pobre de Otro hecho que ratifica el compromiso del Timoteo de Lorena Giachino, que también se Festival con lo mejor del cine chileno fueron quedó con el Premio a la Mejor Dirección; el los anuncios de apoyo a proyectos en Premio del Público recayó en Las Analfabetas progreso y la presencia de sus responsables de Moisés Sepúlveda, que también se llevó el en el certamen. Carmen Brito, por ejemplo, Premio a la Mejor Dirección de Arte. El resto de mostró parte de Buscando a Isla de Pascua, los premios, Mejor Actriz, Mejor Banda Sonora registro de la recuperación del documental y Mejor Guión e Investigación recayeron en que sobre ese lugar realizaron en 1965 los El Árbol Magnético (Manuela Martelli), en Raíz cineastas chilenos Nieves Yankovic y Giorgio y en El Vals de los Inútiles respectivamente, lo di Lauro. Por su parte, Andrés Brignardello que significa que sólo dos largometrajes en mostró un avance de su documental sobre el competencia no recibieron galardones. guitarrista quilpueíno Fernando González, uno de los fundadores del grupo Congreso, banda En el caso de los cortometrajes los cuatro premios se repartieron en cuatro cintas: Jurado de gran arraigo en la región de Valparaíso. Joven a Una Cama de Claudia Carreño y Javier Las alianzas estratégicas con otros eventos Zoro; Especial del Jurado a Extranjeros de culturales nacionales son parte del camino Matías Baeza; Mejor Director a Historia de un correcto y del espíritu del Festival que se Oso de Gabriel Osorio y Mejor Cortometraje a debe profundizar y preservar. En esta versión El Sapo de Patricio Vial y Cristián Vidal. participaron con muestras los Festivales Chile Monos y Ojo de Pescado y con la presencia En total once cintas, entre largos y cortos, de sus directores, Erwin Gómez y Alejandra fueron premiados en competencias del Fritis, respectivamente, los que también FECICH, lo que genera un abanico importante de nuevos nombres y equipos para el Cine pasaron por la alfombra roja. Chileno; el gran objetivo de este Festival, que Los Seminarios formativos también tuvieron deberá mantener en el tiempo, si continúa por este carácter. El de Animación contó con el camino correcto. panelistas de Chile Monos, Gong Animation pág · 30


Chile entero alguna vez fue una “fértil provincia y señalada”. Hasta hace poco, la provincia era sinónimo de atraso y lejanía de las cosas importantes. Pero, desde hace un tiempo se está sacudiendo la modorra y está recuperando su identidad y posición de liderazgo.

*Alvaro Inostroza Bidart es crítico de cine, poeta, periodista y Master en Economía Urbana.

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Lucha de clases: Música en tiempo real Escribe Gonzalo Dittus* / imágenes gentileza de José Miguel Salazar

MÚSICA

Hace unos años atrás, escuché hablar de José Miguel Salazar, alguien me comentó que era parte del sello discográfico independiente PastaBase, que estaba tras los Viernes Resonantes y que podría ser parte de la programación de Radio Valentín Letelier. Pasaron algunos años hasta que eso por fin se concretó este 2014. Lucha de Clases es el nombre de su espacio, que va al aíre los días miércoles a las 21.

Me interesó su propuesta musical, desmarcada completamente de conservadurismos, esa especie de cáncer que está dentro de muchas de las propuestas musicales que suenan en el dial. Por eso le propuse conversar sobre Lucha de Clases (LdC) y, afortunadamente, nuestra conversación se extendió a otros temas como PastaBase, el sello creado por José Miguel Salazar (JMS) e Iván Daguer con cero interés comercial y pura intención de registrar y distribuir a bandas que hacen experimentación e improvisación. También conversamos sobre ese “famoso” 20% de música chilena en las radios. Pero claro, ustedes se preguntarán por qué una nota sobre alguien que creó un espacio radial. La respuesta es simple y conecta con el título de ésta reseña: escuchar música en tiempo real. JMS hace su programa 100% con discos de vinilo. Oír música en este formato implica 25 minutos por lado, más dar vuelta el disco: tiempo real, alejado de la facilidad digital.

JMS tiene horas y horas de escucha en el cuerpo. Desde ahí, pude entender que las horas de escucha en tiempo real tenía una traducción lógica: conocimiento. - Partamos con Lucha de Clases. ¿Cómo nace la idea del nombre? - Para mi LdC es abrir ventanas, tener una mirada no tan conservadora. La mayoría tiende a encasillarse dentro de un estilo, como los que prefieren el Indie, o los que escuchan Rock, Reggae, etcétera. Son segmentos súper conservadores y poco dispuestos a cambiar, no tienen noticias de que el mundo es más diverso, más confuso y creo que eso hay que traerlo al debate. Y por otro lado, está el provincialismo, el cómo estamos leyendo lo que llega de afuera. La idea de que vivimos en un país donde la mayoría de la gente cree que Estados Unidos “conversa” con nosotros, que los estadounidenses nos escuchan y nosotros los escuchamos a ellos y entre medio no hay nadie: los asiáticos no existen, la gente de África no existe, la gente

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de Europa Oriental tampoco, etcétera. Solo existen ellos y nosotros porque creemos que somos parte de su mundo. Esto te deja con una capacidad muy limitada de entender el mundo, sus sonidos y las culturas. Está claro, según JMS vivimos un “encasillamiento musical y sonoro” que nos limita, que pone barreras al conocimiento de otras realidades que incluso podrían ser similares a las nuestras. “En todos lados pasan cosas parecidas”, dice JMS, pero también al conocer más podemos decir “esto es único, sólo de nosotros”. Mirando todo desde esta otra perspectiva, JMS reflexiona: - Un amigo mío que estaba en Inglaterra pensaba: “¿Qué hace única a la psicodelia que se hizo en Chile en los sesentas? ¿Por qué es diferente a la que se hizo en Argentina, Brasil o Perú?”. Y claro, los ingleses identificaban inmediatamente su procedencia chilena. ¿Por qué? Por el sonido del bajo; el bajo es tocado de una manera que no se toca en otras partes. Pero eso para nosotros es imposible de leer si no lo miras desde afuera. Para JMS la música es como un campo minado. “La música no es estable, está en permanente batalla, y si es una batalla es una lucha de clases. Distintos grupos de personas están pugnando por oficializar y legitimar interpretaciones acerca de cómo son las cosas”, me dice JMS. - ¿Qué opinas del financiamiento estatal a la música? - La música surge más bien por necesidad. La cultura no depende del Estado, depende de la gente que se expresa. Creo que ese financiamiento público, crear redes, convertir

a la música en un negocio le ha hecho más mal que bien al repertorio local. Yo estoy convencido de que la creatividad no se asoma cuando te sobran cosas, sino cuando faltan. Pensemos en países que tienen mucha plata, sus adolescentes tienen muchos recursos pero no hacen nada interesante porque no hay limitación. Pero inventar la forma de hacer música sin todos esos recursos y toda esa burocracia, hace que valga la pena. Si subsidias todo, lo que vas a obtener es un mar de mediocridad inútil”.

- PastaBase nace para documentar. Ya contábamos con el antecedente de Especial 35, revista especializada enfocada en bandas que no tenían circuito, distanciada por kilómetros, por ejemplo, de “Super 45”. Fundamos “PastaBase” entre el 2005 y 2006, a propósito de La Bandas (Diego Hernández), proyecto que debía ser documentado y compilado, ya que Hernández venía haciendo cosas hace varios años, cassettes y CDRs desde el 95. Había gente que estaba haciendo cosas interesantes.

Coincido totalmente con JMS sobre la música subsidiada y, también, con lo que piensa sobre el 20% de música chilena en las radios: es una tontera.

Hasta la fecha, PastaBase sigue editando, siempre bajo el mismo concepto: “la música no es un negocio, es una forma de vida”. De hecho, el sello solamente tiene costos. “No es una empresa, al contrario, el único objetivo es documentar otra banda más y eso se repite, hay una regularidad bastante fuerte”. JMS vivió cuatro años en Australia y se encontró con que allá sucedía algo similar: “Existía una escena emergente asociada a los mismos principios, donde bandas editadas por PastaBase como Cindy Sisters o La Bandas coincidían con lo que allá estaba pasando, e inmediatamente se creó un intercambio”.

- La música es algo que funciona libre, es una expresión de todos nosotros como personas. Con el 20% les estás financiando a los músicos una carrera y no hay nada peor que eso –comenta JMS-. Pero por otro lado, 20% de buena música, es decir, que la gente pueda escuchar cosas diferentes y de calidad, pueden ser sólo 200 personas las que escuchan, pero si son 200 ya tienes una escena y estás conectando con una conversación global mucho más significativa”. Este tema nos lleva a la creación de PastaBase y a su carta de ruta: libertad absoluta y verdadera creación.

Nada cuesta mirar las cosas con un poco de perspectiva. Hay que atreverse, y ahí está el desafío. José Miguel cruzó.

PastaBase Riesgo absoluto. Toda esta idea nace en Nueva York, en conjunto con Iván Daguer, un verdadero referente ligado a tendencias vanguardista. Tenía que ser ahí. En Nueva York. pág · 33

*Gonzalo Dittus pertenece al equipo de Radio Valentín Letelier y conduce el programa Café Negro.


FA C U LTA D D E A R Q U I T E C T U R A U V

Juan Luis Moraga Lacoste, Decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, nació en Santiago y antes de 1973, con menos de 19 años, se vino a estudiar arquitectura a la facultad que preside. “Fue por una amiga muy querida de mi infancia, mayor que yo, que ya estudiaba arquitectura acá. Cuando venía en los veranos a Valparaíso, la veía trabajando en sus maquetas y allí me enamoré de esta profesión”, rememora. Recalca que alcanzó a titularse como arquitecto de la Universidad de Chile “sede de Valparaíso”, un gran distingo que hacen todos los que estudiaron en esta ciudad. Esta fue nuestra conversación el último día de septiembre, bajo una ciudad todavía resistiéndose a la primavera. Entrevista Amelia Carvallo / fotografía Nelson Campos

“Valparaíso es un buen laboratorio donde caer en cuenta del valor del espacio social”

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“Todavía tenemos una especie de paisaje rural muy grande, subes por Errázuriz y te empiezas a internar por las quebradas hacia una ruralidad inmediata. Con estudiantes lo hemos comprobado siguiendo a los niños que tienen burros y que recogen verduras en torno al Mercado Cardonal.”

¿Cómo fue su primer encuentro con Valparaíso? Tengo el recuerdo de un Valparaíso en un momento preciso de su decadencia, con toda esa obsolescencia que ha ido sufriendo como gran puerto que fue. En esa época, cuando la distancia con Santiago todavía se notaba, Valparaíso tenía una identidad más fuerte, que se advertía en el carácter de sus escuelas universitarias respecto a las de Santiago, se veía en la notable independencia que tenían sus artistas respecto de Santiago, por ejemplo en Hugo Rivera Scott, en Antonio Hughes, en las investigaciones poéticas de Juan Luis Martínez, son todas cosas muy fuertes de Valparaíso. El jazz contemporáneo chileno nace acá, no en Santiago. Para un estudiante que llega, ¿sigue siendo una ciudad atractiva? Sigue siendo tremendamente interesante porque los enclaves singulares de su habitar son muy fuertes y es difícil que lo arrasen incendios, por ejemplo. Probablemente las inmobiliarias le hacen mucho empeño a matar todo eso pero la ciudad tiene un arraigo muy fuerte. Creo que es por la condición de que todavía está en un punto donde las situaciones de vida se arreglan con espontaneidad. Todavía tenemos una especie de paisaje rural muy grande, subes por Errázuriz y te empiezas a internar por las quebradas hacia una ruralidad inmediata. Con estudiantes lo hemos comprobado siguiendo a los niños que tienen burros y que recogen verduras en torno al Mercado Cardonal, para el alimento de sus animales y que habitan en esa zona de ruralidad inserta en la ciudad. Un poco más arriba de la Avenida Alemania hemos llegado a campos donde hay gente que vive, por ejemplo, de elaborar cueros, cosas muy sorprendentes.

mayores que recordaban que hasta avanzado los años setenta salían de carrete por Avenida Argentina y caminaban hasta Barrio Puerto. Yo viví eso como estudiante, esa convivencia con todo tipo de gente muy diversa. Bueno eso persiste hasta hoy, hay una vida ahí que tiene un distingo con otras ciudades, como por ejemplo Santiago donde hay guetos de carrete, áreas separadas. A mí me sorprende el eje de las plazas que tiene la ciudad: O’Higgins, Parque Italia, Victoria, Aníbal Pinto, Sotomayor, Aduana, uno pasa por todas esas atmósferas en una línea. Así es. Esa gran continuidad sigue y cuando hay festividades la ciudad se tiñe, no es solo una parte. Ese grado de intensidad en un escenario morfológico es muy interesante para los estudiantes. Nosotros hemos comprobado que los estudiantes de teatro son capaces de generar su actividad y colocarse en algunos circuitos de interés que Valparaíso está recuperando del pasado, como lo del Teatro Ateva. Nuestra universidad, a propósito de eso, ha sido capaz de reabrir la carrera de Teatro y de Cine que existieron acá antes del ’73. Hablemos del proceso de acreditación que tiene la Universidad de Valparaíso. Bueno estamos acreditados por cinco años y una de las cosas más significativas es que esto incluye investigaciones, cosa que es interesante porque una universidad se sostiene si es que existe investigación. Somos una universidad que ha mantenido su tradición, se ha amoldado a estos tiempos duros de autofinanciamiento de las universidades estatales, y que lucha por mantener su nivel. Eso lo refrenda esta acreditación de los cinco años.

Para un estudiante de esta facultad, ¿cuál es el aporte que surge desde la ciudad?

La Escuela de Arquitectura también goza de una acreditación británica.

Pienso que el aporte de la ciudad es el de ser cierto escenario social. Ser un escenario humano, con una posición en un paisaje que permite verse más, permite una continuidad del espacio social. Uno no queda, como en las grandes ciudades, separado violentamente de los espacios sociales. Existe la continuidad de la plaza, del negocio, se vive en una ciudad rica, habitada, aún en su obsolescencia. Una alumna registraba en una investigación el testimonio de personas

Claro, es la de RIBA (Royal Institute of British Architect) que es muy importante para nosotros y la hemos ido renovando. No son muchas las escuelas en Chile que la tienen y nos permite medirnos internacionalmente ya que ellos no son solo docentes sino que hacen un mix, el equipo que viene a acreditar lo conforman profesores y arquitectos dedicados a la profesión únicamente. Eso es una garantía de sacar a un profesional, al menos en la base, que sepa ubicarse en el amplio mundo profesional. pág · 35

Que tenga el saber y el hacer. Hablando de eso se critica la brecha entre los tiempos de reflexión de la academia y sus tiempos de respuesta frente a las emergencias de la vida. ¿Qué opina usted? Yo pienso que la respuesta de la academia frente a la “realidad” yace, en nuestro caso, en la responsabilidad de saber desenvolverse en el medio con cierto aplomo, saber cuáles son los temas de que trata su profesión y que aborda su disciplina. Eso es fundamental en las carreras que abordan el tema de la creatividad. Por ejemplo, en Cine los jóvenes ya desde primer año están con cámaras, documentando, produciendo, haciendo festivales con estudiantes secundarios; los de Arquitectura están haciendo sus maquetas, van a ver a la gente, dibujan la ciudad; Gestión en Turismo y Cultura están en terreno, en el borde costero, trabajando en el Centro de Información Turística y Cultural de La Sebastiana; los de Teatro tienen un programa muy bonito que se llama Escalera al Cerro en el que trabajan con gente de los cerros. Somos de estudio, de campo y de reflexión teórica seria. ¿Y qué hay respecto de la mirada verde? Tuvimos como clase inaugural este año una sobre sustentabilidad. Estamos como universidad involucrados en una red de universidades que han firmado un compromiso a nivel país e internacionalmente. Esto es un asunto que tiene que ir calando de a poco, el gasto de agua, el gasto de papel, hasta llegar a la parte técnica que es lo menos abordado. Pienso que transversal a todas las carreras debiera haber una sustentabilidad social. ¿Algo así como de las relaciones humanas? Claro, algo que abarque tanto las metodologías de trabajo como un compromiso político. Sustentabilidad social que no permita los desarraigos ni la segregación social. Yo creo que somos una facultad que calamos en esa parte social, en el cuidado de las personas con sus espacios y lugares. Es interesante tomar conciencia de esto que no es político-militante ni de mensaje publicitario, sino que yo creo que Valparaíso es un buen laboratorio donde caer en cuenta del valor del espacio social. La universidad es fiel a esto, a estos afectos.



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