La Lleca
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LA LLECA
CÓMO HACEMOS LO QUE HACEMOS
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Cómo hacemos lo que hacemos
Copyleft La Lleca correolalleca@gmail.com www.lalleca.net Primera edición Marzo de 2008 La edición consta de 1000 ejemplares Producción editorial Ana Victoria Jiménez A. anavicja@prodigy.net.mx Diseño de portada Ligia Concepción Lupercio Navarrete ISBN 970 Hecho en México Para esta publicación se recibió apoyo económico del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales en el año 2007. Y de la Fundación/Colección Jumex a través del Programa de Patrocinios y Becas.
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AGRADECIMIENTOS A los presos que en su paso por el CERESOVA se han podido meter por ese huequito que es La Lleca y han encontrado una salida. Queremos agradecer a nuestras colegas, amigas y compañeras que han visto a La Lleca como ese “espacio inventado” y de autonomía que posibilita una elección en el desarrollo personal de muchos de los hombres del CERESOVA. Sobre todo a la Directora del CERESOVA Esmeralda Vázquez Osorno, Mónica Mayer, Sandra Martí, Elia Espinosa y Bojana Piskur. A Angélica González quien con su forma de practicar la psicología nos acompaña desde la distancia a ese gran foro, como ella le dice a nuestro hacer en La Lleca, donde nosotros nos jugamos el cuerpo y la vida. A Marcelo Expósito por poner sobre la mesa la discusión de las nuevas formas de pensar las prácticas artísticas y políticas. Por supuesto, al personal del CERESOVA que nos facilita nuestros encuentros de La Lleca, en especial
a Angie, como le decimos con cariño, la secretaria de la dirección del Centro. Al Director Técnico Fabio Bermúdez y su asistente Angélica. A Fernando Alonso V. y al personal de la Subdirección técnica y de prevención social por creer en nuestro trabajo. Les agradecemos especialmente a todos los que han colaborado en La Lleca, permitiéndonos abrir un espacio en el CERESOVA y en la calle con otra política, conectada al afecto, semana a semana. A Gerson Palomares por poner la mirada a través de su cámara, a Rodrigo Hernández por acompañarnos desde su exilio en la ciudad, a Quetzal Belmont por su labor amorosa, y a los compas del Centro de Medios Libres por coincidir con nosotros en La Lleca. A la mamá de Lorena Colín por su lectura de los primeros textos y Ana Victoria por su acompañamiento editorial. Y a quienes participaron de una u otra forma en la elaboración de este libro y que han trabajado en esta última etapa de La Lleca: Gina Vázquez, Héctor Mancilla, Juan Mena y Saúl Sandoval.
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Cómo hacemos lo que hacemos
CONTENIDO Pág. AGRADECIMIENTOS
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PRÓLOGO
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CAPÍTULO 1 FUGARSE DE LA DISCIPLINA
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En éxodo a La Lleca: salirse de las relaciones entre lo artístico y lo social en México
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En continuo exilio: la práctica del dibujo sin horizontes específicos Entrevista a Gloria González
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Propuestas en fuga (Secretos de Martha, Matrimonio colectivo y Radio Kanero)
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Secretos de Martha Matrimonio colectivo Radio Kanero (taller de radio)
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CAPÍTULO 2 INSUBORDINACIÓN DEL AFECTO Sobre los afectos y las formas de hacer conocimiento
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Relaciones con el sentir
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De los sentimientos y los afectos en la práctica de La Lleca
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Pág.
Aprender poniendo el cuerpo: sobre la inteligencia movida por la energía del corazón Notas del diario de Lorena Méndez
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Del desorden a la acción Reflexiones sobre género en espacios complejos
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Los sentimientos puestos en juego. Diario 3.5.05
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CAPÍTULO 3 MODOS DE TRABAJO Hacia un hacer radical
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Crítica a la educación institucional. Entrevista a Cristian
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Desaprender para saber: el trabajo en La Lleca como educación radical
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Liberar el “hacer” en un medio como la prisión. Diario 13.12.05
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Organización y colectividad en la prisión
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APÉNDICE
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Fallas y fugas. Conversaciones en La Lleca
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Transformarse en el “ir haciendo”. Rodrigo Hernández Gómez
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PRÓLOGO … esa capacidad spinoziana de fundar sobre el mecanismo conatus vivente, el conatus de vida, el conatus sensible, el amor o la cupiditas, como el momento de asociación constructiva y constituyente. Y después, el amor racional, ontológicamente constructivo, que me permitió reconquistar no sólo el sentido del trabajo, de la actividad, que el marxismo me había enseñado, sino ese sentido de la pasión que debe cubrir los conceptos y permitirles desarrollarse.* *Mariana Canavese y Bruno Fornillo. El regreso de la política, entrevista a Toni Negri, publicada en Clarín. http://www.clarin.com/suplementos/cultura Véase también http://multitudes.samizdat.net
7 En el año 2004, Fernando Fuentes y Lorena Méndez tomamos la opción de transformar nuestro quehacer artístico dentro de las artes visuales. Sin tener el apoyo de ninguna dependencia institucional, decidimos iniciar un proyecto de intervención en el Centro de Readaptación Social Varonil de Santa Martha Acatitla (CERESOVA). En esos momentos nos acompañaron algunos pensamientos, como el de la responsabilidad que tenemos ante los diferentes problemas que se viven en la cotidianeidad de una compleja ciudad, como es el Distrito Federal y sus alrededores. Nos preocupaba el tema de la delincuencia y la inseguridad, pero nos desconcertaba la manera de hablar de ellas entre la población, como un problema ajeno a las posibilidades de actuación de los mexicanos y las mexicanas. Nos molestaba que la mayoría de las personas de clase media baja, media y alta se quejaran de la inseguridad y la delincuencia, que hablaran del tema de la misma forma como se habla de éste en casi todos los medios de comunicación. En México, es característica la dependencia que tiene la pobla-
8 ción del Estado para dar solución a problemas sociales, aunque hay organizaciones campesinas, civiles, colectivos y agrupaciones autónomas, así como individuos que se desentraman de la histórica intervención del Estado para hacer frente a situaciones que van de lo cotidiano a grandes problemáticas estructurales. En su mayoría nos quedamos pasmados: en absoluta quietud frente a situaciones que podrían remodelarse. En una conversación que tuvieron el Colectivo Situaciones y Armando Bartra sobre dilemas históricos y actuales de luchas populares en México, uno de los principales problemas que destacó Bartra es la dependencia política respecto del Estado. Muchísimas personas en México hablan muy mal del gobierno, lo que refleja la “estatización de la perspectiva de las cosas”,1 pero lo peor o más penoso políticamente es que mientras se critica al gobierno también “… se da uno cuenta de que las personas están “Dilemas históricos y actuales de las luchas populares en México (diálogo con Armando Bartra)” en Bienvenidos a la selva: diálogos a partir de la sexta declaración del EZLN, Colectivo Situaciones, Buenos Aires, Ediciones Tinta Limón, 2005, p. 142.
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esperando del gobierno la solución a todo, bajo la forma de dádiva o bajo la forma de un derecho ciudadano”.2 No sólo se espera que el Estado (y ahora las empresas) dé solución a todo tipo de problemas, sino que también se deshabilita cualquier intento por cambiar esta situación. Iniciamos el proyecto en 2004 y en ese momento se unió a La Lleca el joven fotógrafo Gerson Palomares. Trabajamos nuestras primeras propuestas con ocho internos: Relatos compartidos y Juegos de niños. En agosto del mismo año, una vez que se amplió el grupo de trabajo, abrimos la intervención para 20 internos aproximadamente. En diciembre de 2004, se integró Rodrigo Hernández. Posteriormente, a principios del año 2005, iniciamos trabajando con alrededor de 80 internos, que se dividieron en varios grupos. Para ese momento ya éramos seis en el colectivo: Lorena Méndez y Fernando Fuentes, artistas visuales e investigadores, Rodrigo Hernández, pintor, Quetzal Belmont, comunicóloga y performancera, Flor Martínez, estudiante de comunica2
Ibídem.
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ción visual y Brian Whitener, escritor y editor. También participó un equipo del Centro de Medios Libres. Y desde el año 2007 colaboran Gina Vázquez y Héctor Mancilla, ambos egresados de la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Otros participantes que se han integrado al proyecto son Gloria González, Felipe Rallas (ambos artistas visuales), Lorena Escamilla y Gabriela Gordillo (la primera, estudiante de comunicación social y la segunda, de comunicación visual). Actualmente se están integrando Saúl Sandoval y Juan Mena Jarillo, y estamos por empezar nuestro quinto año allá en “Santa Martha la Fresa”,3 como la llaman los internos.
Contexto donde se lleva a cabo La Lleca El proyecto se hace en una cárcel de la Ciudad de México, que tiene el nombre de Centro de Readaptación Social Varonil de Santa Martha 3 Es Santa Martha la Fresa o Fresqui por estar junto al Centro Penitenciario de Santa Martha Acatitla, que es una cárcel en donde se cumplen condenas más largas, además de ser la penitenciaría con más años en servicio en el DF.
9 Acatitla. La readaptación y la prevención social forman parte del discurso institucional de la entidad gubernamental que se encarga de la administración de este Centro (Dirección General de Readaptación y Prevención Social del Distrito Federal). El CERESOVA fue inaugurado en octubre de 2003 durante el gobierno de López Obrador, quien también inauguraría una nueva cárcel para mujeres. Lejos de ser una contradicción a su política de izquierda es reflejo de su interés por devolver “la seguridad” y “combatir la delincuencia” en el DF a cualquier precio. El CERESOVA está ubicado en la Delegación Iztapalapa, uno de los territorios políticos del DF con mayor índice de criminalidad. Está construido dentro de un complejo de cárceles, junto a éste se encuentra el Centro Penitenciario de Santa Martha Acatitla y la cárcel de mujeres (Centro Femenil de Readaptación Social). Cuando iniciamos el proyecto nos veíamos insertos en un paisaje en donde ”garantizar la seguridad“ se había convertido en parte esencial de las agendas políticas de los diversos niveles
10 de gobierno (federal, estatal, delegacional y municipal). En el Distrito Federal las apuestas políticas para mermar la inseguridad tomaron formas quiméricas, pero la finalidad real está siempre determinada por la efectividad que puedan tener a nivel electoral. A cuatro años de trabajar en el CERESOVA nos estamos metiendo de manera vertiginosa a un país militarizado, con discursos desde la Presidencia que no esconden su geometría política de una derecha bastante extrema. Con un año 2006 que sirvió de plataforma para que el Estado, desde su conformación en pluralidad partidista (máscara de la democracia en México), pudiera asegurarse la posición de árbitro en el uso de la violencia para el establecimiento del Estado de Derecho, como sucedió en San Salvador Atenco, en Oaxaca y el sistemático ataque que ha sostenido en contra de las comunidades zapatistas en Chiapas; atentados contra la gente de México que se han llevado al aparato legislativo para asegurar así el terreno para la formación de un Estado policiaco. El 11 de diciembre de 2007 se aprobaron reformas
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constitucionales en materia penal en el pleno de la Cámara de Diputados. Los cambios constitucionales que se hicieron, entre otras cosas, asientan el allanamiento y las aprehensiones sin orden judicial, instauran la intervención de las comunicaciones privadas y permiten el acceso por parte del Ministerio Público a información confidencial de los supuestos delincuentes. Mientras que, a dos años de la visita a nuestro país de la Secretaria de Estado de EUA, Condoleezza Rice, se aprobó un paquete de reformas antiterroristas, entre las que se cuenta la modificación al Artículo 139 del Código Penal Federal, que en su conjunto ilegalizan la protesta social civil y pacífica al considerarla una presión terrorista contra las autoridades. Todas estas propuestas de ley y la virtual ocupación de varios estados del Norte del país por el ejército nos ponen a pensar en la urgencia de plantearnos prácticas de vida desde otra lógica que no sea la de la sociabilidad mediática y el control centralizado.
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Cómo está escrito este libro La forma de este libro es algo político, que representa una ética política. En el proyecto de La Lleca nos alejamos de la representación como una práctica artística crítica, para enfocarnos en la generación de nuevas subjetividades y colectividades y buscar hacer transformaciones políticas. Entonces, hemos decidido construir el libro de una manera disyuntiva, con múltiples voces, a veces contradictorias (aunque esperamos no todo el tiempo), y como algo que en el fondo está incompleto, que no cuenta todo. Elegimos este abordaje al proyecto porque no creemos que la representación, sobre todo la representación textual de un proyecto con fines que son no representacionales y que jala ideas de tantos campos para deformarlas y conducirlas a fines imprevistos, pueda dar un recorrido fiel de nuestro hacer. Entonces, hemos decidido dar una representación fracturada. Por otro lado, creemos mucho en las prácticas feministas radicales desde las que se propone trabajar, pensar y vivir, reflexionar sobre la
11 experiencia como base de los saberes. La Lleca es un proyecto abierto, siempre en proceso, siempre en búsqueda de maneras para profundizar la lucha, digamos que el proyecto en sí no es un proyecto, sino una herramienta para generar nuevas formas de organización social y otras maneras de vivir la crisis neoliberal. Este libro y su manera abierta, contradictoria e incompleta es reflejo de un deseo inherente al proyecto: no cerrar, momificar ni limitar lo que hacemos. Y estar siempre atentos a nuestra experiencia, buscando puntos y posibilidades para intervenir. Tampoco tenemos ganas de presentar nuestras experiencias como singulares ni pensar en nosotros ni en los pequeños destellos de saberes que hemos logrado tener como autoridades, a través de una rigurosa construcción textual. Para nosotros lo no cerrado, lo incompleto es lo potenciado. De ahí, esperamos que estas páginas sean otra Lleca, es decir, que no sea un libro sino una herramienta para la profundización de nuestra lucha, de nuestro hacer y la creación de nuevas prácticas de un nuevo protagonismo social.
12 Queremos anotar que frecuentemente en este libro cambiamos entre escribir en primera persona del singular a la primera del plural, que es una señal lingüística de algo muy fundamental para el proyecto. La manera en que pensamos la colectividad en el proyecto es algo difícil de construir, que da espacio para el devenir desde la individualidad, y no creemos que la colectividad pueda ser construida de manera utópica. La colectividad para nosotros no significa la contención de las identidades de quienes están en el proyecto, sino su desbordamiento a un tercer espacio. Pensamos en el proyecto como la construcción de este tercer espacio que no sea del individual “yo” ni del “colectivo” (entendido tradicionalmente), sino en donde se podrían generar nuevas subjetividades, y por ende colectividades. Digamos que en el proyecto siempre salimos y entramos: adentro y afuera de la prisión, entre el yo y una colectividad. Constantemente estamos perdiéndonos sólo para reubicarnos en una nueva situación, una nueva constelación, una nueva agrupación de subjetividades haciéndose colectivo.
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No pensamos en la colectividad como algo dado ni forzado, instituido de arriba-abajo, como ocurre en las formas de organización de los sindicatos o de los partidos políticos, a las cuales llegas con una subjetividad y te otorgan otra prefabricada. En La Lleca, la colectividad es siempre una apuesta, un poner en juego o arriesgar, porque creemos, no en la formación de subjetividades estables como una solución política, sino en la búsqueda de múltiples situaciones de transformación. Nosotros y los otros integrantes de La Lleca llegamos con la subjetividad de marxistas, artistas, bomberos, rateros, amas de casa, lo que sea; y La Lleca como un espacio que está cruzado por múltiples fuerzas nos permite ser transformados. Es una apuesta en la cual creemos ver los destellos de nuevas estructuras sociales.
Cuál es el contenido Dividimos el libro en tres partes que corresponden a los tres ejes del proyecto: arte-política, la afectividad y la educación radical. Estos tres
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temas aparecen y cruzan cada parte del proyecto, más que ejes son intensidades. En el primer capítulo, que llamamos Fugarse de la disciplina, hacemos un acercamiento al proyecto como una práctica artística crítica y un dispositivo desde el cual saltan transformaciones a nivel social y político. Con Fugarse de la disciplina queremos compartir cuáles son las críticas de donde surgió el proyecto, y las distintas interpretaciones que le damos a la idea de intervención. Hablamos de fuga de disciplina en dos sentidos: por un lado, irnos lejos de la disciplina, que se sigue formando en torno a las prácticas artísticas, digamos que en la tradición decimonónica de la “estética burguesa” las encarrila como formas culturales hegemónicas; y por el otro, el continuo desmarcarnos, fugarnosirnos libres de la unión disciplina-educaciónadaptación al orden social, que dentro de la prisión muta en formaciones impensadas. La conversación con Gloria González, quien tuvo un paso breve por el proyecto, nos deja pensando que incluso una manifestación-disciplina de las
13 artes visuales como el dibujo puede desatarse de sus ligas del academicismo y tomar otras formas, generando nuevos conocimientos y nuevos funcionamientos. Para concluir, presentamos tres propuestas desde La Lleca: Secretos de Martha, Matrimonio colectivo, y Radio Kanero, que han sido muy significativas en el modelado de nuestras formas de hacer en La Lleca. El espacio que construimos en el proyecto está armado a través de la afectividad. Esto da la base para todo el trabajo que hacemos: para las colectividades provisionales que intentamos construir y para la generación de nuevos conocimientos. En el segundo capítulo intentamos crear una representación de las múltiples maneras en que la afectividad cruza, funda y canaliza el proyecto. Decimos intentamos porque en este capítulo nos enfrentamos a un problema bastante complicado que tiene que ver con escribir sobre un proyecto, cuyo punto de partida es la afectividad: o el hueco entre la palabra y el cuerpo, entre la representación
14 y la vida. Hemos vivido este proyecto desde la manera en la cual ponemos nuestros cuerpos y apresuramos sus potencias para afectar y ser afectados en juego, y a veces construir puentes entre lo corporal y lo escrito ha sido bastante complicado. En sí, el proyecto es una investigacion de este conjunto de potencias. La práctica amorosa está dentro de la comunicación que entablamos en cada sesión y la generación de nuevos conocimientos a través de la creación de espacios y subjetividades compartidas. Pero la dificultad para hablar sobre cómo vamos haciendo esto podría ubicarse en la falta de corrientes intelectuales que nos puedan ayudar a pensar cómo ponemos en práctica la afectividad en La Lleca. Desde la política no nos faltan tradiciones ni literaturas que nos puedan ayudar, pero para aproximarnos a la afectividad existe muy poco. Entonces, estamos por empezar a pensar esta parte del proyecto, y en el capítulo dos decidimos dar un recorrido, una especie de circunnavegación por las maneras o puntos
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específicos en los cuales la afectividad está en juego. Puntos que esperamos nos permitan atisbar cómo la afectividad transcurre y cómo se ha vivido en el proyecto. Hay entrevistas, diarios y ensayos, que son como las olas radioelectrográficas de las más distantes estrellas, señales de un fenómeno complejo y casi no observable con las herramientas de representación que tenemos a mano. Cuando llegamos a la cárcel no sabíamos lo que íbamos a hacer o lo que el espacio y los internos nos permitirían hacer, pero llegamos con ganas de ser cambiados, con ganas de buscar una radical transformación de nosotros mismos y del espacio carcelario propio. Desde el principio, hemos armado nuestra práctica a partir de algunas corrientes pedagógicas radicales, atravesando la idea de des-educación y como señalamos antes desde las prácticas feministas. Los cuatro años que llevamos trabajando, nos han quitado la mayoría de nuestras ideas de lo que se puede hacer y nos ha dado otras aún más interesantes. A diferencia de
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nuestras colegas en Barcelona,4 a las que les sorprendió tanto nuestra manera de ir haciendo, de “ir echando el cuerpo en el hacer”, no trabajamos desde un plan sino que vamos viendo lo que el espacio nos permite hacer. El espacio de la cárcel no te deja hacer lo que tenías trazado, te abre vistas y posibilidades de trabajar, pero hay que escuchar, ir viendo y aprendiendo. Esta manera de trabajar desde la educacion radical y las prácticas feministas, es algo esencial para el proyecto. En el tercer capítulo intentamos dar un acercamiento a algunos de nuestros “modos de trabajar” y a la forma en que emergen conoEn mayo de 2007, Lorena Méndez hizo una presentación en la Universidad de Barcelona, en la Facultad de Bellas Artes, donde cosa extraña –por tratarse de un espacio para la educación institucional– confluyen formas críticas de pensar la práctica artística y planteamientos radicales de enseñanzaaprendizaje en el campo de las artes visuales. Pero cuando se presentó el proyecto La Lleca, quienes estaban interesadas en proyectos de intervención social (por llamarlos de manera reconocible) desde la práctica artística o pedagógica no comprendían el tratamiento de un trabajo fincado en el desorden, en el caos, es decir, en el “ir haciendo”. 4
15 cimientos contextualizados desde y para la experiencia. Después de juntar todo el material para este libro, nos dimos cuenta de que tenía algunos huecos, en términos de su contenido y su forma. También sentimos, después del proceso de reflexionar tanto sobre nuestra experiencia y prácticas, la necesidad de tener una conversación sobre aspectos del proyecto que se perdieron en la construcción del libro. También teníamos ganas de pensar más en las fallas del proyecto, de aprovechar la oportunidad para hacer una crítica al proyecto mismo. Entonces, incluimos como apéndice una conversación entre los integrantes de La Lleca.
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En éxodo a La Lleca: salirse de las relaciones entre lo artístico y lo social en México Frente al desalojo de familias en el barrio bravo de Tepito, el silencio o el razonamiento frívolo y servil: ‘se está combatiendo a la delincuencia’, señaló un intelectual y fallido suspirante a la rectoría de la UNAM, y una foto en primera plana mostraba a una niña sentada sobre los pocos muebles que su familia rescató de uno de los desalojos. La filosofía Rudolph Giuliani, importada de Nueva York (como la pista de hielo) por López Obrador con la coartada de ‘primero los pobres’, ahora hecha argumenta-
Cómo hacemos lo que hacemos ción intelectual: esa niña era una narcotraficante en potencia… ahora es… nadie.5 La crítica es siempre crítica de alguna práctica, discurso, episteme o institución instituidos, y pierde su carácter en el momento en que se abstrae de esta forma de operar y se la aísla como una práctica puramente generalizable La relación con tales categorías será ‘crítica’ en el sentido de que no consiste en acatarlas, sino en constituir una relación con ellas que interroga el propio campo de categorización, refiriéndose, al menos implícitamente, a los límites del horizonte epistemológico dentro del cual estas prácticas se forman. No se trata de referir la práctica a un contexto epistemológico dado de antemano, sino de establecer la crítica como la práctica que cabalmente expone los límites de ese mismo horizonte epistemológico, haciendo que los contornos del horizonte, por así decir, aparezcan puestos en relación con su propio límite por vez primera.6 Subcomandante Marcos. “El Centro y la Periferia”. Parte I: Arriba, pensar el blanco. La geografía y el calendario de la teoría. Texto leído en el Primer Coloquio Internacional en Memoria de Andrés Aubry, realizado en diciembre de 2007. 6 Judith, Butler. “¿Qué es la crítica?” en Revista Brumaria Nº 7, Madrid, 2006, trad. de Marcelo Expósito revisada por Joaquín Barriendos. También puede encontrarse en el tercer número del Webjournal Multilingüe Transversal, proyecto del Instituto Europeo para Políticas Culturales Progresivas (eipcp.net). http://transform.eipcp.net/transversal/0806/ butler/es. 5
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Le llamamos al proyecto de La Lleca una intervención artístico-social para señalar dos intentos del proyecto. Primero, los fines del proyecto no se quedan en el ámbito de lo artístico, eso quiere decir que la idea que tenemos de intervención es flexible, contextuada: cambia con las condiciones en las que nos encontramos trabajando. Segundo, buscamos maneras de salir o ir más allá del nivel de representación, de lo simbólico. Intervención es entonces cómo pensamos la manera en que hemos estado trabajando desde el principio de este proyecto: desde lo caótico, como le decimos a una manera de trabajar sobre la marcha. Lo que queremos es cambiar y ocupar múltiples espacios y sitios, si son virtuales o reales, haciendo nuevos vínculos entre la gente y nosotros (es decir, no somos una vanguardia) y generando nuevos conocimientos y modos de conocer. A partir de una situación determinada, que para nosotros es un lugar institucional (la cárcel), buscamos revelar los horizontes de esa situación y los límites a las posibilidades de actuar en ella (en la manera en que indica Butler). La manera en que hacemos
crítica, es decir, revelar los horizontes del sistema carcelario y los discursos que lo soportan, es lo que llamaríamos una intervención. Cuando llamamos a este proyecto una intervención artístico-social, queremos señalar una genealogía o afinidad con ciertos grupos y artistas. Con intervención también hacemos referencia al trabajo de nuestros compañeros como Etcétera, Mala Calle, Grupo Arte Callejero, BijaRi y Frente 3 de Fevreiro.7 Pensamos que todos trabajamos de alguna manera en o con algo que ha sido o podría ser llamado intervención, que a veces significa trabajar en las calles o con comunidades específicas o con movimientos sociales o con un compromiso de largo plazo y/o sobre una problemática socialpolítica-económica. De forma muy general, intervención significa buscar transformación social, hacer crítica/generar conocimiento, y eso quiere decir que no sabemos lo que es, pero lo http://www.youtube.com/user/grupoetcetera, http:// gacgrupo.ar.tripod.com/, http://www.bijari.com.br/, http:// www.frente3defevreiro.com.br/, http://malacalle.vientos.info/ 7
20 reconocemos cuando lo vemos, como todo lo bueno de la vida. La idea de intervención, como una práctica crítica de arte-política, está profundamente entrelazada con la experiencia que hemos vivido aquí en México en la última década, y más en la Ciudad de México con el cambio de un Estado de Bienestar a un Estado Neoliberal, desde lo nacional hasta lo posnacional, y toda la violencia económica e institucional que significa ese cambio. Nuestro trabajo arranca desde una crítica: un pensar en la situación política y económica que dan forma al contexto de la Ciudad de México. Como dicen los compas del Grupo Arte Callejero: el trabajo artístico político empieza con una denuncia, pero no debería quedarse ahí. La necesidad de desarrollar un proyecto de intervención tiene que ver con un cierto hastío, un sentido de ya no podemos más con el mundo del arte mexicano y con el entorno social y político de México. Pero también con un deseo de afirmar, de actuar, de no esperar a alguien
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para salvarnos, sino de empezar en el presente con lo que tenemos a la mano. Es decir, fue un cansancio con nosotros mismos, con nuestros contemporáneos, con una falta de compromiso, con las maneras de hacer y pensar en nuestra sociedad. Acompañado por un deseo de reaccionar, de responder, de pensar, de no dejar de luchar frente a una ciudad aterrada; en un país asquerosamente neoliberalizado; una ciudadanía desgastada, fragmentada, empobrecida, sobrecargada y lanzada por aquí y por allá de la longitud y latitud de nuestra descompuesta ciudad. Pero no terminamos con la melancolía por una ciudad que ha dejado de ser, sino que actuamos como la única manera de rehacerla: politizarla. Es importante destacar que La Lleca y la idea de intervención que pone en práctica, no pueden verse sólo como herramientas artísticas. La Lleca es un proyecto que niega ser otro ejemplo de producción artística tal cual. Los fines del proyecto son: primero, la transformación social, y segundo, la transformación micropolítica de
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instituciones (en nuestro caso, el sistema carcelario). Lo que queremos decir es que el proyecto busca, a través de hacer una crítica al rol que juega el arte y la cultura en el capitalismo de producción semiótica, tener efectos en mundos que no sean los del arte. En lugar de eso, se dirige a problemáticas que vienen de otras partes de la experiencia, de otras disciplinas y campos de conocimiento. Trabajamos hacia lugares que vienen de otros deseos, que vienen del deseo por hacer otro mundo menos asqueroso. Parece fácil a primera vista, pero vale la pena decirlo.
la precariedad de la vida cotidiana mexicana y al entorno político mexicano han sido pocas. Aún peor, hemos visto que grupos valiosos, trabajando la mayoría sin recursos, han sido menospreciados por la historia oficial y los centros artísticos del poder institucional. Parecería que dentro del campo artístico poco importa pensar el arte en relación a lo social, a lo político, a lo que no sea meramente artístico, como planteaba Bordieu la construcción del campo artístico como campo cultural.8
La Lleca, pensada como una intervención, surgió del enfrentamiento con el momento que nos ha tocado vivir. Primero, con la escena artística mexicana institucional que ahora y durante los últimos diez años ha demostrado una dolorosa carencia de reflexión crítica sobre el entorno político-social mexicano. No queremos decir que no hay gente luchando, porque obviamente sí la hay, pero hay que señalar que las respuestas serias desde el campo artístico, a la globalización, al TLC, al crecimiento peligroso de la ciudad, a
Es mejor hacer nada que contribuir a la invención de nuevas maneras formales de hacer visible lo que el Imperio ya reconoce como vigente...9
O siguiendo a Alain Badiou:
Como un sistema, creado en los siglos XVI y XVII junto al desarrollo de la burguesía, regido por sus propias leyes, independiente de lo político, económico y la vida cotidiana. García Canclini, Néstor en Sociología y Cultura, Introducción, p. 18. 9 Badiou, Alain. Fifteen Theses on Contemporary Art’, http:// www.16beavergroup.org/journalisms/archives/000633.php 8
22 porque después del TLC México no está afuera del Imperio sino adentro, y eso hay que pensarlo. Es impresionante que no emerjan críticas fuertes a la entrada, durante los últimos cinco años, de capital global financiero al mercado del arte mexicano y los mecanismos para la extracción de capital sobrante (como el MACO).10 Otro asunto que nos queda para reflexionar, como apunta Nina Möntmann, es el de: Las estructuras empresariales del tardío capitalismo ejercen su influencia en las políticas de dirección y en las formas de trabajo de las instituciones, lo cual determina también las nuevas aptitudes y habilidades personales. Así, quien dirige una gran institución tiene que desempeñar las habilidades de manager por un lado y las de político populista por el otro. A su vez, la constitución del sujeto dentro del ámbito de la cultura se convierte, a la inversa, en un proceso político que opera como pauta de creación de roles dentro de la cultura 10 Springer, José Manuel. Art Nexus 6 no 66 132-4 S/N 2007.
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empresarial del capitalismo tardío. La asunción de situaciones sociales precarias y la adopción de estrategias de supervivencia como la autoempresarialidad, la creatividad permanente o los modos de vida flexibles y móviles tal y como son practicados –de forma más o menos voluntaria– en el campo del arte, han triunfado en el proceso constitutivo de la New Economy... Lo que vimos hace cuatro años fue simplemente un desgastado marco del arte, un marco capitalista, americanoeuro-centrista y consumidor (claro, no hay nada nuevo en esto), que era necesario intentar resignificar la tradición del arte político o aplicarla a otras metas, guiarla por otros deseos. El proyecto fue una respuesta a esas condiciones, pero también responde a una de las condiciones políticas más contundentes en América Latina y en la Ciudad de México: el surgimiento de una nueva ideología derechista que ha aprovechado la pobreza para reforzar un Estado de control,
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que busca desplazar lo político a lo legal. Como muchos recordarán, en junio de 2004, las clases acomodadas y menos favorecidas (para seguir el discurso político) salieron a la calle vestidas de blanco para protestar en contra de la delincuencia,11 250,000 personas en lo que fue, en ese momento, la manifestación más grande en la historia de la ciudad. Reclamaban soluciones que vendrían desde el poder estatal para combatir la llamada plaga de la inseguridad. Para nosotros, eso marcó un cambio fundamental en la política en México, nos dejó ver hasta dónde ha llegado el marco emocional e intelectual, promovido por instituciones gubernamentales, para explicar fenómenos sociales y económicos como la pobreza, la necesidad y la lucha por la sobrevivencia diaria, en términos que ocultan la raíz de Marcha efectuada en junio de 2004, a la que convocaron México Unido Contra la Delincuencia, entre otras organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles. Además de la marcha en la capital, también se desarrollaron otras en las ciudades de Tijuana, Monterrey, Puebla y Aguascalientes. Salieron todas las personas vestidas de blanco del Ángel de la Independencia hacia el Zócalo, lugar en donde entonaron el Himno Nacional.
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23 esos problemas como problemas de políticas económicas, a saber la criminalización de la pobreza. Las soluciones que ofrecen de manera superficial la nueva derecha, la izquierda y el viejo partido de gobierno no son programas sociales, que implican la necesidad de repensar desde el fondo las transformaciones que el crecimiento vertiginoso y el TLC han causado en la ciudad. Lo que ofrecen son más cárceles, más “seguridad”, más policía o, en otros términos, más poder estatal, más control: nos dicen bienvenidos a los estados neoliberales latinoamericanos. Frente a estas condiciones y a la demanda de qué hacer, decidimos ir a trabajar dentro del sistema carcelario, con la idea de constatar cómo se ve esa política puesta en práctica y buscar una manera de transformar parte del sistema, a la gente dentro de éste y a nosotros mismos. Pensamos en el proyecto como un punto de partida para ver lo que está pasando y como un espacio determinado para empezar a pensar en una transformación al interior de este sistema. Llegamos con la idea de ver qué sucedía con esa
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nueva política y de trabajar con los que estaban siendo desaparecidos bajo la política contemporánea: los presos y sus familias. Sobre quienes cae toda la fuerza del nuevo sistema, pero que nunca fueron respetados, ni representados ni pensados en todo el discurso sobre la pobreza y la represión. La Lleca, entonces, es un proyecto de intervenciones, de múltiples intervenciones, que vienen de áreas distintas, con objetivos distintos, que emergen de las condiciones y las necesidades que hemos encontrado durante nuestros años de trabajo. De esa manera, es importante señalar que el proyecto en sí no es algo fijo, más bien el proyecto siempre está en movimiento, transformándose, mientras aprendemos más y más sobre la realidad de la cárcel podemos pensar nuevas intervenciones para nuevos problemas y otras maneras de trabajar problemas que no nos habíamos percatado antes. El funcionamiento crítico de la idea de intervención se queda en su transversalidad. El término transversal se desarrolló por Deleuze y Guattari
en su libro Mil mesetas,12 pero el uso original del término fue desarrollado por Guattari durante su estancia en La Borde, un hospital en Francia. Para Guattari lo transversal fue una herramienta para la reorganización de las prácticas institucionales de la psiquiatría. Guattari usó el término transversalidad como una herramienta conceptual para abrir lógicas y jerarquías que hasta entonces estaban cerradas, para experimentar con nuevas relaciones de interdependencia y para producir nuevos ensamblajes y formaciones grupales. Nosotros usamos el concepto de transversalidad para explicar los efectos que tienen las intervenciones que hacemos a través del proyecto La Lleca, y como una guía que nos ayuda a pensar cómo podemos cruzar estructuras institucionales para producir nuevas subjetividades colectivas, que rompan las distinciones entre lo individual y el grupo. Deleuze, Gilles y Félix Guattari. Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Pre-textos, Valencia, España, 1998. La introducción fue publicada en México como Deleuze, Gilles y Félix Guattari. Rizoma. Introducción, México, Ediciones Coyoacán, 1994.
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26 Entre las intervenciones que hace el proyecto queremos destacar tres que darán una idea de cómo el proyecto busca nuevas maneras de ocupar y cambiar el espacio carcelario y las relaciones y prácticas que se localizan ahí. La primera es la intervención que hacemos en lo institucional dentro del CERESOVA, una o dos veces a la semana para trabajar con los presos. Al entrar, cada día pasamos por las mismas aduanas, las oficinas administrativas y jurídicas, paramos a ver a las secretarias de la dirección o gobierno (si nos da tiempo) y bajamos hasta la población. Y así como nosotros físicamente transitamos el espacio de la cárcel así transcurre el proyecto a través del espacio institucional. En el CERESOVA nos encontramos con diferentes instancias que permiten el funcionamiento de la institución: la administración de los centros penitenciarios, el aparato jurídico administrativo, el aparato de seguridad o custodia y los técnicos penitenciarios. La administración es: la directora, las secretarias, etcétera; los custodios son los representantes de la policía, del poder estatal
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dentro de la cárcel, y por lo general tienen la mayor parte del poder. Los técnicos incluyen: a trabajadores sociales, psicólogos, abogados, pedagogos, etcétera. Es una figura de la institución que apenas se creó hace nueve años como un tipo de apoyo para mediar entre los presos y los custodios. Llevan a cabo una especie de control indirecto, son una fuerza nueva pero no desestabilizadora, ya que siguen trabajando dentro del marco institucional. Cuando entramos por primera vez al CERESOVA, no teníamos ni idea de cuáles eran los constituyentes del poder ni cómo eran las relaciones entre ellos. Pero aprendimos rápidamente y parte de lo que hacemos es siempre estar cruzando, desbordando el marco institucional que define a esos grupos y que reglamenta sus poderes y deberes. Entramos a la cárcel desde afuera con un punto de vista no institucional e intentamos hacerla funcionar de otra manera. Porque la cárcel es sobre todo un espacio de reglas, un espacio cuyo funcionamiento “debe” conservarse con sus jerarquías y modos de
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control. Entonces, cualquier fuerza que corra en contra de todo eso siempre logra tener efectos bastante interesantes. El proyecto, por su manera de exceder lo que funda la institucionalidad, por un lado, causa confusión, discusión, incertidumbre y desacuerdo y, por otro, provoca demandas por más control mientras tienen el efecto de atravesar subjetividades institucionales y desconfigurar algunos espacios dentro de la cárcel. También en el proyecto vemos la intervención como una manera de hacer un trabajo sobre otra división que sostiene la cárcel como institución: la división entre el afuera y el adentro. Esta división, la división más cruel, es lo que desgarra el tejido social y lo que hace posible todo lo fuerte y triste que hemos visto adentro en la cárcel. Entonces, trabajamos en maneras formales e informales para ir recuperando relaciones y reconectando gente en ambos lados. El trabajo informal lo hacemos casi sin querer, porque movernos a todos lados nos lleva siempre al trabajo de comunicar algo entre un preso y la directora o alguien que tenga una herida y no
27 tiene dinero para un tratamiento, entonces nos encargamos del asunto y llamamos a su familia, etcétera. También trabajamos de manera más planeada, más enfocada a reconstruir esos lazos sociales a través de una serie de grupos de familiares de presos con quienes nos hemos reunido y con quienes trabajamos. Con esos grupos discutimos sobre temas y problemas que surgen cuando un familiar cae preso, a través de compartir y construir conocimiento desde y sobre la reclusión. Así, intentamos extender el proyecto hasta una esfera más pública para seguir buscando maneras de desbordar a la institución. Hacerle otra cosa, abrirla a los grupos y discursos que la cárcel tiene que dominar y silenciar para mantener su forma y rol cultural específicos. La segunda intervención tiene que ver con cómo trabajamos con los presos, cómo realizamos un acompañamiento e intentamos crear espacios en los que puedan compartir y construir conocimiento. Así como buscamos maneras, siendo las más básicas o fáciles, para mejorar sus vidas
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adentro. La Lleca es un proyecto de tiempo, a diferencia de los trabajos de artistas que prefieren entrar a un espacio o una comunidad sólo por el tiempo que necesitan para tomar una foto o grabar unos minutos de video. Lo que nos interesa es ocupar un lugar, no en el sentido bélico, y ver los efectos que podemos lograr al estar allí trabajando durante un tiempo largo, y aún más importante, pensando en los fines del proyecto según las necesidades de las personas con las que trabajamos. Los fines de la intervención de La Lleca no se logran en el nivel de representación, sino que son motivados por las situaciones y las dinámicas que encontramos en un lugar específico y unas vidas determinadas y de un deseo de salir de lo representacional. Cuando llegamos a la cárcel nos abrumaron las condiciones que encontramos, sobre todo la vida deshumanizada, la vida que viven los presos bajo un sistema, no sobra mencionarlo otra vez, opresor y violentamente en contra de cualquier ética humana de convivencia con otros seres humanos. Un sistema que empaca a veinte o más personas en una sola celda hasta el punto
29 de que algunas tienen que dormir amarradas a las rejas. Lo peor, si se puede decir así, no son las condiciones, sino cómo se tuercen las personas que viven bajo el empobrecimiento de la vida emocional, la vida, digamos, humana. Afectan todas sus relaciones y sus maneras de ser hasta que se hace una broma cruel de la palabra “rehabilitación”. Enfrentando esa situación, decidimos que como no podemos cambiar la situación material buscamos trabajar desde los afectos. En nuestra búsqueda por ver lo que podemos hacer, como ya estamos con nuestros cuerpos adentro, nos dimos cuenta muy rápido de dos cosas: primera, entre los presos había una carencia fuerte de conexión humana, lo que les faltaba más era estar con gente todavía humanizada, y el proyecto les ofrecería un espacio para la construcción de conocimiento, un punto de reflexión sobre la vida adentro y sobre cómo manejar la relación con sus familiares afuera. También vimos que como un grupo tal cual los presos se enfrentan a los mismos problemas,
30 pero las condiciones deshumanizadoras de la cárcel impiden la creación de relaciones afectivas o de comunicación y no había manera en la que pudieran juntarse para compartir conocimiento o construir estrategias para sobrevivir. Desde un principio desarrollamos el proyecto como una serie de propuestas en las que creamos espacios para construir y compartir conocimiento. En las propuestas lo que intentamos es seguir buscando nuevas maneras de formar y reforzar las relaciones grupales de los presos, y dado que el proyecto está construido como un colectivo (es decir, el poder es compartido entre todos de una manera horizontal) genera conocimientos compartidos sobre lo que ellos viven adentro. Entre las propuestas que hemos desarrollado y desde las que se aborda la producción de conocimientos y otras formas de relación destacamos: Secretos de Martha, un programa de video para el cual se escribieron preguntas y todos iban respondiendo como en un programa de Cristina o Laura de América y Matrimonio
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colectivo, en el que pasamos cuatro meses trabajando los temas de género y la construcción social de las relaciones familiares, terminando con una boda colectiva entre los participantes del proyecto, que realmente fue algo especial y conmovedor. Como señalamos al principio, hay una carencia de información sobre la nueva política mexicana y las condiciones y prácticas institucionales en las cárceles y las vidas de los que viven ahí o de los que tienen un familiar adentro. La tercera intervención que hace La Lleca es al plano informático, es decir, aquí pensamos el proyecto y los trabajos y los conocimientos que generamos como una manera de trabajar en contra de la representación, no sólo de los “delincuentes”, sino de la idea de pobreza y sus causas y efectos, que ya encontramos en una esfera pública dominada por una perspectiva espectacularizada, que está comprometida con el programa para la neoliberalización de la ciudad. También cuando nos invitan a hacer una presentación o dar una plática estamos trabajando en
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el campo de los medios. Para nosotros, es la intervención más difícil de manejar, porque no queremos ser los representantes de esa información, de esa base de datos y contrarrepresentaciones ni de los presos ni de sus familiares. Entonces, pensamos en cualquier presentación o publicación con quienes componen La Lleca para asegurarnos de que cada parte del proceso sea compartida, colaborativa, como hemos hecho con este libro.
En continuo exilio: la práctica del dibujo sin horizontes específicos Entrevista a Gloria González Fernando. ¿Cómo fue, en general, tu paso por La Lleca? Gloria. Los tres días de experiencia fueron para mí muy intensos, pero no lo que yo esperaba, porque al principio pensé que iba a ser un encuentro más agresivo con los reclusos y fue más bien con los custodios. De repente sentí
32 que estaba en el siglo XIX cuando la gente trabajaba en las haciendas como peones para un latifundio ¿no? Se me hizo de repente así, que hay una explotación y una agresión muy fuerte de los custodios hacia los reclusos. La primera vez como que me habían provocado una revolcada mental, porque empezaron a hacerme preguntas y empezamos a trabajar. Todos querían preguntar al mismo tiempo y cada uno estaba haciendo cosas muy diferentes de lo que yo les explicaba. De repente sí sentí que tenían una necesidad enorme de ser escuchados, de proyectar cada uno sus intereses personales. Aún no dejé un testimonio de lo que se vive dentro del reclusorio, porque siento que están desarmados. Incluso, es gente que me parece como si la despojaran de todo de repente. Siento que son personas que no sólo han vivido aisladas del medio social, de su familia, sino han sido también despojadas de sus armas internas. Como que no hay defensa desde la cual ellos pudieran resistir una agresión del interior del reclusorio. Y, bueno, lo dibujos sí proyectaron bastante lo que cada uno tiene de sí, de su historia personal.
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La primera sesión más que nada era para plantear cómo cada uno de ellos percibe la figura humana a través de un dibujo simbólico. Resultaron cosas que no tenían nada que ver, algunas no tenían hilación, otras eran como esculturas, incluso los dibujos tenían algo tridimensional. Pero me parece que hay cierta fragmentación de su propia concepción del cuerpo humano. Creo que la manera en la que representan el cuerpo humano de repente es una experiencia que les cuesta mucho trabajo expresar con toda sinceridad. Como que hay cierto pánico a proyectarse a sí mismos dentro de la reclusión, varios me proyectaron eso, porque los dibujos eran muy simbólicos, pero cuando yo les decía –ya en la segunda sesión– toca tu rostro y ve dibujando lo que sientes, trata de recordar cómo eres, no sé, siento que algunos se bloqueaban bastante. Después, los dibujos fueron muy transparentes, muy cándidos, empezamos a trabajar con sensaciones, con afectos. Incluso, la comida tenía parte de esos afectos que guardan en su memoria y empezaron ya a integrarse realmente en lo que cada uno quería
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34 decir. Pero solamente fue hasta ese momento, ya que antes no, el dibujo era muy forzado. Pienso que cada uno tiene intereses muy particulares, hay personas a las que les interesó hacer dibujo porque es la expresión de un lenguaje que no necesita palabras para desarrollar emociones. Creo que para ellos sí fue bastante intenso el trabajo, que finalmente es muy básico, pero bastante enriquecedor y muy sustancioso. Es como la esencia que cada uno quería proyectar: de sus afectos, lo que ellos sienten estando adentro en reclusión, porque cuando les decía que dibujaran una pared, dibujaban el muro, cada uno tenía percepciones que tenían que ver con la comunicación. Hay un bloque de comunicación, de aislamiento, pero a la vez hay un anhelo muy grande de vencer ese obstáculo. La mayoría lo proyectó así, pero creo que sería muy bueno continuar con las sesiones de dibujo, porque como en el caso del Congo, le gustó mucho trabajar los ejercicios. Aparte, sentía yo que realmente estaba comunicando muchísimas de las cosas que con palabras no puede decir. Me parece que es una persona que no tiene la
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facilidad de comunicarse verbalmente, no sé si esto se deba a que no tiene, digamos, una extensión muy grande de lenguaje verbal, sí falta esa habilidad. En cambio, visualmente se comunica muy bien. Los colores son muy intensos y su proyección simbólica es bastante clara de lo que él quiere decir, qué piensa, qué siente, qué le preocupa, qué le angustia. Creo que sí sirvieron las sesiones, aunque sería muy interesante que hubiera un proceso para que ellos continuaran expresándose con más libertad todavía. Fernando. Yo también siento que faltó más tiempo. Gloria. Faltó tiempo para eso. Pero lo esencial creo que está allí proyectado. Fernando. ¿Quieres hacer algún comentario sobre el tipo de trabajo que hacemos? Porque es diferente para quienes estamos yendo siempre que para quienes como tú vienen a veces y también colaboran en el proyecto. Gloria. Sí, toma diferentes giros. Yo creo que un trabajo en comunidad, en la comunidad que sea,
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siempre requiere de esa diversidad de actividades, de intereses, y que se puedan desarrollar plenamente. Porque ellos mismos te están dando la pauta para que se amplíe la expresión de sus ideas y de las circunstancias que viven. Bueno, no todo es padecer, sino más bien es la intensidad con la que ellos proyectan las cosas que están percibiendo, me parece que el proyecto es bastante ambicioso. Pero en algún punto tiene que haber una convergencia, yo creo que basándose más que nada en las particularidades que presentan casi todos ellos para expresarse, o sea intereses bien específicos. Yo creo que son los que le van dando giro al trabajo que está desarrollándose allá adentro. Creo que en el ámbito artístico no hay todavía una concepción de lo que sería unificar el aspecto sociológico, el aspecto antropológico, el aspecto incluso hasta psicológicosocial. Sí, psicosocial, de lo que hay en el entorno de una comunidad. Parecería no válido por momentos. Porque siempre se nos ha estigmatizado que el arte debe de ser solamente expresado por una genialidad, por
una individualidad. Un individuo que de repente se aísla incluso de su sociedad, ¿no?, y eso es una contradicción. Pero en este momento yo creo que Latinoamérica sí requiere ese trabajo de integrar en una comunidad esas proyecciones, que no nada más pertenecen a un ente individual, sino que pertenecen a una colectividad que tiene necesidades muy particulares de expresión para reflexionar sobre sí misma y proyectarse, no nada más en el presente, sino hacia el futuro. Me parece que eso da la pauta para que haya una incursión un poco más amplia desde la producción, no nada más artística. Finalmente, las actividades artísticas no nada más reflejan cuestiones emotivas o estéticas, también pueden proyectar aspectos sociales, políticos, psicológicos muy específicos. Y pues es un proyecto que a mí me parece que está incursionando apenas en esto. Fernando. Sí. Gloria. En tener una proyección más amplia de una comunidad.
36 Fernando. Y de la experiencia que tuviste cuando ibas a las comunidades zapatistas, si lo piensas desde ahí ¿cómo se proyectaría? Gloria. Pues lo que se hacía en las comunidades zapatistas era trabajar con niños pequeños que estaban haciendo dibujos para generar una catarsis sobre la guerra de baja intensidad, y cómo cada uno de ellos percibía desde su ámbito familiar las agresiones, las hostilidades de los paramilitares, que en todo momento estaban presentes en la comunidad. De esa proyección me queda que los niños no tenían un recurso de expresión verbal, porque estaban limitados por el lenguaje con nosotros los mestizos. Fernando. ¿Tenías que convivir con ellos? ¿Había un intercambio, un diálogo con cada uno? Gloria. Sí, en la primera estancia tú veías que los niños querían expresarse de una manera un poco más libre y había que darles la pauta. Primero jugando, o sea, acercarlos a través del juego para que pudieran empezar a explicar con sus dibujos qué les angustiaba, qué les quedaba en la memoria de lo que estaban viviendo casi en un
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exilio, porque muchísimos de esos niños con los que trabajábamos no estaban en su comunidad, sino en una comunidad cercana al lugar de donde habían salido. De esa experiencia con los zapatistas me queda que sí, que la vía de expresión visual te da la pauta, no nada más para pensar en aspectos psicológicos, también en cómo hay una identidad muy específica en la manera en que se expresa el dibujo de los niños. No es lo mismo trabajar con un niño tzotzil o maya que trabajar con un niño de la Ciudad de México, para nada. Los niños tzotziles tienen un ámbito natural completamente distinto en su entorno, que se proyecta hasta en el dibujo. Para ellos, no existe un horizonte específico, hay muchos horizontes, parece que a veces estás viendo dibujos flotantes, de espacios flotantes, porque para ellos no hay una perspectiva definida del espacio. Y eso es bien interesante cómo se compone su percepción del espacio en términos visuales, eso para mí sí es importante. Te da una definición de su identidad, de cómo ellos expresan lo que perciben, lo que sienten. También los colores
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que emplean, aunque para nosotros sería de una manera muy arbitraria, muy sin sentido, pues se emplean de una manera simbólica, anímicamente hablando. Colores que reflejan agresividad, angustia. En el caso de los presos, los dibujos eran también muy ingenuos, de repente ya no tenían la preocupación de que las personas se parecieran a lo que debe de ser la realidad. No había una imposición académica en ese aspecto ni occidental, sino que cada uno ya empezaba a trabajar como cuando dibujaban de niños. Y en ese sentido también lo retomo en relación con las comunidades, pues hay un dejo de angustia muy fuerte, los dibujos expresan como una angustia por recuperar una libertad, un espacio de vida. Es pues equiparable en ambos casos, en los niños zapatistas y los reclusos. Fernando. Y el trabajo en colectivo ¿cómo crees que se arma acá en La Lleca? Gloria. Lo colectivo puede darse desde la estigmatización, aunque una estigmatización crítica que no subordina. Tienen el mismo estigma
37 que yo, ambos nos identificamos en eso, entonces arman esa comunidad, se van integrando a ella. Claro, hay diferencias, pero siempre se encuentra presente ese sentido de pertenencia. Que en el caso de la ciudad, que se expande de una manera tan anárquica, no lo tienes. De repente te puedes perder en el mar de la vida de la Ciudad de México, puedes ahogarte en él y nadie te ve. Estando en reclusión yo creo que hay esa particularidad de la cercanía, en este caso por ese sentido de identidad. Hay algo con lo cual te puedes familiarizar con el otro, a lo mejor no en la misma circunstancia de acciones que te condujeron a ese punto, pero sí en el sentido de que ambos están ahí, y que es –digamos– tener una situación de adversidad total, y eso es lo que yo veía en los niños. También como que me dejó la impresión de que hasta que un individuo no está en una circunstancia de sobrevivencia extrema no puede proyectarse en el otro, hasta ese momento no se cobra el sentido de que no eres individuo, de que no estás aislada, ¡qué feo! ¿no? Sino que el otro te acompaña en esa circunstancia. Eso no
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sólo pasó en el 85 con el terremoto. Hay ciertas zonas en la ciudad en las que sucede esto. Yo creo que en el caso de los zapatistas la adversidad estaba ahí latente y hasta la fecha sigue latente. Pero el sentido de supervivencia orilló a que las comunidades empezaran a organizar la manera de apoyarse, mientras unas se encontraban en el exilio, porque era un exilio despojarlos de su territorio. En el caso de los reclusos el sentido de adversidad radica en que todo el tiempo están sometidos al rigor de permanecer hacinados en un espacio, donde unos individuos que se dicen custodios, que de repente pierden también todo sentido de la ética, de la ubicuidad, de en dónde se encuentran empiezan a sobreexplotarlos, a agredirlos. Yo creo que es ahí en donde se recobra también una identidad colectiva.
Propuestas en fuga (Secretos de Martha, Matrimonio colectivo y Radio Kanero) Secretos de Martha Una de las propuestas que hemos trabajado continuamente es sobre la representación de la delincuencia, que es una especie de investigación
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militante.13 Una forma de investigar que no busca objetualizar ni tampoco consigue armar conocimientos de valor descriptivos sobre los objetos que investiga, como se hace en la investigación universitaria tradicional.14 En la propuesta Representación de la delincuencia no decimos que estamos escudriñando y organizando el conocimiento sobre las formas en que se representa la delincuencia, porque nuestra forma de investigar no tiene el fin de generar teorías sobre la representación ni sobre la delincuencia. Este proyecto lejos de buscar un espacio para la sistematización y ordenamiento de las ideas sobre las experiencias y saberes de las personas Sobre el tema de investigación militante puede verse el libro de Posse, Derive approdi (Precarias a la deriva), Grupo 116, Colectivo sin ticket, Colectivo Situaciones. Nociones comunes. Experiencias y ensayos entre investigación y militancia. Traficantes de Sueños, Madrid, 2006, 208 p. y en la página del Colectivo Situaciones http://www.situaciones.org/ 14 Movimiento de Trabajadores desocupados de Solano y Colectivo Situaciones. La Hipótesis 891: Más allá de los piquetes, Ediciones de Mano en Mano, Buenos Aires, noviembre 2002, pp. 10 y 11, 252 p. 13
39 desaparecidas bajo la acción de la reclusión, nos sirve de plataforma para afrontar la estigmatización que sufren quienes están encarcelados. En este punto coincidimos con el Colectivo Situaciones con respecto al compromiso que se sigue desde una propuesta de militancia en la investigación; compromiso que implica que la investigación en su carácter militante esté ligada a cuatro puntos: El carácter de motivación que sostiene la investigación. El carácter práctico de la investigación (elaboración de hipótesis prácticas situadas). El valor de lo investigado, el resultado de la investigación sólo se dimensiona en su totalidad en situaciones que comparten tanto la problemática investigada como la constelación de condiciones y preocupaciones. El procedimiento afectivo: su desarrollo es ya resultado y su resultado redunda en una
40 inmediata intensificación de los procedimientos efectivos.15 Mientras vamos investigando buscamos desmarcar a los internos de las formas de representación construidas en los medios, y en algunas franjas de la cultura popular cercana a ellos, para generar un sentimiento de empoderamiento que les permita reivindicarse en su situación actual. El proyecto tiene tres formas de trabajo: una, haciendo una revisión crítica de la representación de los delincuentes en medios impresos y un recorrido por el imaginario popular de las personas involucradas en la situación de reclusión, es decir, los internos, sus familiares, amigos, novias y vecinos. La segunda, a partir de la generación de un archivo crítico (con textos, reportajes e imágenes móviles y fijas) de la utilización de la delincuencia como parte del problema de seguridad pública en los discursos de candidatos a distintos escaños en el gobierno de México. Una tercera sería la de realizar acciones sencillas que tengan repercusión en el sentir de ellos mismos, pero 15
Ibid., pp. 13 y 14.
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que también puedan generar formas de representación que surjan de sus deseos y prácticas de vida. Para trabajar sobre la representación de la delincuencia en los medios hicimos el programa Secretos de Martha: Diálogos en Cana. Una serie de tres grabaciones con los temas: relaciones personales adentro y afuera de la prisión; la construcción de la subjetividad masculina adentro de la prisión; la crítica a la institucionalización de la disciplina y el abuso de poder dentro de la cárcel. En esta propuesta fue mucho más clara la construcción y el intercambio de conocimientos y reflexiones.
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42 Lo siguiente es parte de una transcripción del programa en el que investigamos la construcción de la subjetividad masculina adentro de la prisión. Lorena. ¿Cómo se relacionan los expertos con sus compañeros? ¿Qué dificultades son las que se les presentan? ¿Qué estrategias utilizan para poder construir y tener diálogo con los compañeros? Javier. En mi opinión de interno, del tiempo que he estado aquí, me he dado cuenta de las diferentes formas de pensar de mis compañeros. A veces hay personas con las que hay que tener tacto para no molestarlas por el pensamiento que tienen. Hay gente que es muy cerrada y se cierra a sus ideas y hay que respetar su forma de pensar. También hay que tener tacto para hablar con ella, para relacionarnos. Hay gente que no le gusta que uno hable mucho, demasiado. Hay gente que es más seria, que no le gusta que se estén riendo. Igual hay gente que es alegre y le gusta estar cotorreando y todo. He aprendido a diferenciar entre los diferentes puntos de vista de mis compañeros. Igual hay
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personas que no es muy difícil tratar con ellas por el tipo de educación que tienen más que nada. Y hay otras que sí son más difíciles de tratar, porque pues tienen otra ideología, diferente a la de uno. Por eso uno debe de tener tacto para saber de qué manera piensa esa persona y saber cómo tener una relación personal con ella ¿no?, ya sea de amistad o de trabajo. X. Como les decía, algunas de las dificultades que más se ven aquí dentro de la cárcel es el dominio de poder entre nosotros, los mismos internos, ya que muchas veces en la estancia en la que uno está hay dificultades para ver quién se va a encargar de las labores de ahora. Sí, de nuestro hogar. Ahí es en donde se comienzan a desenvolver los problemas, ya que uno no se quiere sentir inferior al otro y ponerse a hacer uno las cosas, esa es una de las principales. Lorena. Bueno, continuemos si están de acuerdo los expertos con la siguiente pregunta: ¿qué imagen tienen ustedes de sus compañeros? ¿Qué piensas tú de mí?, y que te digan lo que realmente piensan, porque eso siempre se habla por abajo, pero yo digo que todos sí sabemos
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44 que tenemos una imagen ante las personas, bueno pues por ahí va. Ustedes escogieron estas preguntas, supongo que es algo que les preocupaba en ese momento, entonces ¿están listos? Beto. Pues yo pienso que todo depende también de la mentalidad con la que uno viene desde la calle, ya que dentro de aquí mismo, de este penal, existen divisiones, ¿me entiendes?, clasificación de los mismos internos, por ejemplo, hay un dormitorio en donde hay puros chavalones, puros chamacos que han estado en la correccional, por lo tanto, son un desmadre los cabrones. También hay otra división en donde, por ejemplo, es un dormitorio en el cual la mayoría son viejos ya, son mayores de edad. Entonces, ahí se diferencian las actitudes que tienen los corregendos, como aquí se les llama, y los tíos. Ricardo. Yo veo a la población como burda ¿no?, por lo mismo de que no tiene experiencia, porque aquí viene a experimentar, es tierra de nadie. La venimos a recorrer, no la venimos a estrenar. Y aquí, pues sin experiencia todo se le hace fácil a la población en general. Por decir, a uno que ya
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la vivió en diferentes reclusorios, pues no se le hace así como burda, sino se le hace como pasajera, por lo mismo de que uno ya la vivió. Y por decir, desarrollar el potencial que uno ya conoce ante la situación de las cárceles pues no va con uno, porque uno lo que ya tiene son otras metas: estar con la familia y prosperar, ahora sí que económica y moralmente ¿no? Me es indiferente la población, como yo me imagino que también le he de ser indiferente. Lorenzo. Sí, mira, lo que pienso también de lo que piensan mis compañeros de mí es que quizás soy una persona muy tranquila. Igual y piensan que soy tonto. Pero a la hora de ponerse a los…, a lo que sea, como sea uno saca las uñas. Pero igual uno aprende aquí a sobrellevarlos ¿no? Si son corregendos y uno les demuestra miedo se van a encajar, y si les demuestra que ya la vivió también ahí le frenan. Igual también me relaciono con personas ya de edad, me relaciono bien, platico con ellas, las entiendo, las comprendo. Yo pienso que es una forma de vivir bien la cana, o sea, como dicen el que quiera vivir la cana
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bien se la lleva bien. Es lo que he aprendido aquí, a saber sobrellevarme con las personas de cualquier edad, pues cuando uno voltea ya tiene un muchachón o luego uno va caminando y se topa con un tío ya de edad. Entonces, uno ya va experimentando, y así se va relacionando. Pues eso es para mí. Lorena. Bueno, para continuar con la segunda parte de este programa tenemos el siguiente punto que es: el problema de la masculinidad entendida en términos de dominación y fuerza. Desde que amanece hay que tomar en cuenta el lugar en el que estamos y siempre estar a la expectativa. Eso también sucede en la calle. El contexto nos conduce a relacionarnos con otras personas, a veces de manera agresiva y a veces con violencia, con fuerza de por medio; se sabe que en cana siempre se tienen que tapizar, ahora los expertos nos podrán decir qué es tapizarse y parecer malo, malo y fuerte. Por qué se miente cuando también ellos, los expertos, son hombres sensibles que sienten y tienen buenos sentimientos como nos ha comentado Israel. Son
45 hombres que valen, que valen mucho. Preguntémosle a nuestros expertos qué es tapizarse. Víctor. Bueno, tapizarse aquí en cana se le llama a dar una imagen de lo que no eres. O sea, a ser, digamos, o parecerte fuerte, parecer rudo, hablar con palabras altisonantes, hablar fuerte, echarte la chacalona, le llaman ¿no?, dar miedo, a eso aquí se le llama tapizarse ¿no? Ricardo. Pero hay varias cuestiones, una sería por maldad o por querer aflorar la maldad o el ser buenas personas ¿no?, porque muchos aquí sí dicen ser, por decir, sin ofender a nadie, cada quien, yo respeto los ideales y todo, muchos, ora’ sí que se tapizan con esa actitud ¿no? de poder asistir a la escuela, a la comisión, a los cursos, a trabajar, y en realidad en la calle son otro tipo de personas, o hablan de muchas cosas que en realidad no saben ni por qué lo hacen, porque no lo han vivido, ya hasta que lo viven es cuando se dan cuenta de su mismo yo, y dicen no, en realidad la cagué. Mario. La forma de tapizarse aquí demuestras ser otra persona que no eres ¿no? Aquí te tapizas
46 de muchas cosas, de la clase de ojete que es uno allá afuera. Y aquí quieres ser otra persona, pero vas a salir a hacer lo mismo. Todo lo quieres tapizar con estudios, cursos, trabajo, todo, pero realmente, la verdad, uno es ojete ¿no? Lorena. O puedes tomar el camino de decir, bueno, esto me interesa y me puedo salir y seguir por aquí. Es muy complejo ¿no? Mario. Seamos sinceros. Seamos sinceros, la verdad muchos aquí se tapiñan, o nos tapiñamos, por decir así. Porque en mi caso, yo mi trabajo lo hago, pues para irme más rápido ¿no? Beto. Muchos se tapiñan en cuestión económica. Porque hay muchos que llegan, la verdad sí llegan con un buen cambio. Se tapiñan de que son erizos, como se nombra aquí a la persona que no tiene dinero, por el sentido en que mucha población ve a la gente que sí es de dinero como posible víctima de la extorsión. Y por eso mismo, es que se tienen que tapiñar ¿no? Inclusive para la dirección general también es necesario tapiñarnos y mostrar otra cosa que no somos, porque de esa forma es que nos toman más en
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cuenta en el avance académico y todo eso. Aunque uno en la calle no sea así aquí dentro lo tiene que demostrar, debe uno de demostrar que es eso y eso es a lo que uno le llama tapiñarse. Mario. Sí, es que aquí realmente cada quien tiene su interés. O sea, por ejemplo, más que nada la mayoría de los que estamos aquí tenemos el interés de irnos de aquí, supuestamente, nosotros somos los que tenemos menos tiempo, tenemos más posibilidad de irnos, entonces si todos nos están poniendo así y nos están pidiendo que tenemos que tener estudio, que tenemos que tener trabajo, que tenemos que tener actividades, pues tenemos en cierta forma que hacerlo, por el interés, tapiñarnos de esa forma para poder irnos antes. Pancho. Pero también hay otras personas que sí lo hacen con ese gusto. Como tú lo decías, que afuera no tienes esa oportunidad, porque tienes que trabajar y dedicarte a mantener a tu familia. Y cuando ya entras aquí y te dan esa oportunidad –porque aquí no vas a trabajar– y te dan esa oportunidad de aprovechar tu tiempo pues lo
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48 aprovechas en ese aspecto. Yo en lo personal aquí vengo a aprovechar eso, vengo a aprovechar el estudio, a aprovechar los cursos. Porque afuera no los tomo, afuera me dedico a trabajar y afuera tienes que vértelas, preocuparte, ya no por ti, y sobrevivir. Y aparte de eso, pues tus hijos, o ya tienes más la relación con tu gente: y ya ves que fulano necesita más apoyo tuyo y como tú no lo necesitas en ese momento lo brindas. Pero eso es parte también ¿no?
Matrimonio colectivo La carencia de afectos dentro de la cárcel nos hizo, a ellos y a nosotros, buscar estrategias de comunicación y acercamiento, que diluyeran las formas de contacto instituidas por el espacio disciplinario de la prisión. Así, aunque parezca rollo psicopedagógico, en el juego y en el performance encontramos un lugar para desjerarquizar las relaciones y para poner nuestros cuerpos en el centro del acercamiento. La cárcel puede ser un espacio para investigar sobre las formas de relación establecidas en el sistema capitalista,
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porque la competencia, la discriminación, la construcción de masculinidad, etcétera se magnifican. Se agudiza la composición subjetiva como individuación hasta un punto impensable: adentro no tienes a nadie más. Hacemos performances/acciones en las que el desarrollo del trabajo es importante por el tipo de acercamiento que desata: ideas construidas, experimentadas y vividas en grupo. Para construir una relación de afecto y comunicación fuera del sistema heterosexual y de las instituciones como la familia, la iglesia, la escuela y sobretodo la misma cárcel, Matrimonio colectivo es la segunda acción que hicimos con el grupo completo de La Lleca. Organizamos una boda en la que un grupo de internos, Lorena y Brian se casaron entre ellos mismos. En la acción nos autorizamos entre nosotros a casarnos. El acta de matrimonio fue escrita por el grupo, y bajo los criterios de cuestionarnos la función de la institución del casamiento-matrimonio y sus principios de posesión y/o propiedad privada según la ideología capitalista. Brian fue juez y contrayente al mismo tiempo. Cada uno de los
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50 “afortunados” firmó sobre el acta color rosa con una de las partes de su cuerpo. Cada uno de los contrayentes eligió de qué manera colocarse para tomarse la foto de boda. También pensamos en unas palabras para todos a la hora de brindar (con agua). Hubo pastel que llevó Quetzal Belmont. También hubo baile sin música porque la música la llevábamos por dentro. Para cada uno de los participantes la acción tuvo diferentes significados. Para algunos de los contrayentes fue un hecho real construido por nosotros. Para otros fue el evento que selló nuestro encuentro de amistad y una especie de pacto de afecto. Hubo quienes tuvieron la primera oportunidad de casarse por libre elección. Para algunos de los presos que no trabajan en el grupo de acciones fue un juego, y para otros una tontería. Pancho, uno de los que participaron en el performance Matrimonio colectivo, habló sobre la propuesta con otros colaboradores de La Lleca, la Directora del Centro y la Coordinadora del Programa de Educación Superior para Centros de Readaptación Social de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (PESCER).
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Hicimos una boda colectiva, una boda entre todos los compañeros. Y en esa boda buscábamos precisamente ver qué es lo que significaba el performance. Porque no encontrábamos la forma con la que iniciamos, no encontrábamos ni cómo buscarle el entendimiento ¿no? Porque decíamos: ¿qué es el performance? No sabíamos si tenía que ver con encontrar los sentimientos y ver las emociones que resaltan. Nos casamos entre nosotros, nos casamos quince personas con Lorena y con los otros, ese mismo día. Los sentimientos fueron muy distorsionados y fueron encontrados, porque unos compañeros decían ‘qué bueno’. A mí me dio alegría y le preguntábamos a otro y te decía ‘no, pues a mí me da tristeza’ y al otro ‘oye y ¿tú qué sentiste?’, ‘es que son payasos todos ustedes’. Bueno, todo es entendible y aceptable ¿no? Eso es parte de lo que nosotros entendemos. Es parte de lo que nosotros queríamos comentar sobre el trabajo de performance.
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52 ¿Cuáles eran todas las formas de poder entender realmente cuál era el mensaje? ¿Nuestras formas de comportamiento?, ¿nosotros mismos? ¿Por qué se sintieron todos los sentimientos? En ese momento a Lorena yo le decía ‘mi esposa’, y yo la quería proteger como mi esposa. Pero solo y todos los demás ‘pues es que también es mía’ y todos queríamos tener ese momento sublime de estar casados con la señorita ¿no? Y entre nosotros, porque era tan difícil para ellos como ahora es difícil también. Otra cosa del performance es que nosotros pensábamos: no me voy a casar con un hombre. Bueno ahora ya está permitido, ya lo permitieron y ya lo aceptaron. Nosotros quién sabe. A lo mejor todavía no lo aceptamos, o ya lo aceptamos pero no lo aceptamos ¿no? En eso andamos, eso era parte también de la boda colectiva, era parte también de ver los sentimientos que sentía uno, si era el momento de casarme hasta con el director…
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Radio Kanero (taller de radio) Radio Kanero es una propuesta que trabajaron colegas del Centro de Medios Libres durante casi un año. Ellos trabajan desde la desjerarquización y repolitización de los medios de comunicación. Aquí pegamos lo que ellos escribieron sobre su propuesta, que ha sido una de las más potentes y potencializadoras. Los medios libres trabajamos y creamos en la búsqueda por generar nuestros propios medios y formas para dar voz a aquellas perspectivas de pensamiento, de actuar y vivir que los medios comerciales no difunden. Creemos que la comunicación entre las personas en particular y las sociedades en general suele ser ineficaz, entre otras razones, por estar basada en esquemas importados que difícilmente atienden a realidades locales, lo que, por lo general, impide establecer lazos efectivos de comunicación y por lo tanto de comprensión. Esto, sin duda, tiene un impacto directo en la forma en que nos relacionamos en el diario vivir.
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54 Actualmente, los medios masivos de comunicación aparecen como formas inaccesibles de comunicar para el común de la población, lo que se acentúa en los sectores más marginados. Quienes tenemos la posibilidad de acceder al conocimiento técnico de algunos medios como la radio sabemos que en realidad resulta tan necesario como sencillo dar voz a las múltiples realidades y problemáticas de la gente. Por ello, uno de los compromisos más importantes de los medios libres con la sociedad es justamente la transmisión de ese conocimiento técnico a los sectores que no tienen acceso a él. El taller de radio que impartimos en el CERESOVA Santa Martha Acatitla busca acercar a la población del penal a dichas técnicas y formatos radiofónicos, tales como: promocional, crónica, cápsula informativa, entrevista, así como técnicas de locución y creación. Consideramos que este acercamiento puede contribuir de manera positiva en la reinserción de los presos, no sólo al momento de quedar en libertad, sino como un canal de comunicación con la sociedad de la que aun en prisión forman parte.
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CAPÍTULO 2 INSUBORDINACIÓN DEL AFECTO Sobre los afectos y las formas de hacer conocimiento
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partida clave para abordar la forma en que se construyen las relaciones de los presos dentro y fuera de la prisión, con otros presos, con sus familiares y con sus compañeras. Por nuestra parte también hemos tenido que poner a flote las discrepancias que podemos tener entre quienes trabajamos en este proyecto desde la calle.
Relaciones con el sentir De abril de 2007 a enero de 2008, estuvimos leyendo un cuadernillo sobre comunicación no violenta, que preparó nuestra compañera Alettia del Centro de Medios Libres.16 Este cuadernillo lo prepararon en el Instituto Nacional de las Mujeres para que pudiera ser utilizado en diversos contextos como guía para trabajar sobre comunicación y violencia, desde una perspectiva feminista. Para nosotros ha sido un punto de Alettia, Jalile Karen y Witt Herrera. Taller de comunicación no violenta. Guía didáctica, Instituto Nacional de Desarrollo Social, Instituto Nacional de las Mujeres, México, D.F., 2006.
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Seis meses después de estar revisando el cuadernillo y nuestra forma de relacionarnos desde la violencia, tuvimos el diálogo que viene a continuación. En realidad, uno de los presos tenía que hacer una tarea en la que le preguntaban sobre los tipos de comunicación que hay. Su trabajo era describir la comunicación clara y directa en oposición a la comunicación obscura e indirecta. Algo que siempre tomamos en cuenta en las sesiones de trabajo, para irnos deseducando,17 es que las cosas no están siempre orgaDesde el verano de 2006 estamos colaborando en un proyecto de investigación y acción en torno a la Educación Radical con base en Lubjana. Una de las ideas que trabajan las colegas de Eslovenia con relación a la educación es la de quitarnos nuestros prejuicios que ellas llaman deseducarnos.
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nizadas como polos opuestos. Así que vamos recorriendo todo tipo de dicotomías para reconocer que están conformadas por un sinfín de partes, que podríamos llamar nuestras experiencias de vida y que forman lo que son saberes situados. Por eso nuestras discusiones van por un camino que se multiplica todo el tiempo.
o menos. Pero cuando empiezan a conocerse yo creo que tienen que tener un tapiz y eso es como tener esa parte oscura, esa máscara.
Fernando. Vamos a pensar esto en relación a donde estamos ahora: en la institución. Aquí ¿qué tipo de comunicación es la que más se utiliza?
Lorena. Y a lo mejor sí entre ustedes ya es más directo el asunto. Ahora ¿qué pasa con el ejemplo que nos decía Fernando de ustedes con nosotros y con los de La Lleca?
Roberto. Aquí es clara y directa. Fernando. ¿Aquí son claros y directos? Yo no estoy muy de acuerdo con lo que dicen los compañeros de que la comunicación es clara y directa. Porque yo creo que hay muchos tapices. Ahora, estando en un grupo ustedes ya son con nosotros claros y directos y entre ustedes más En las sesiones de trabajo en La Lleca buscamos también desaprender todas las formas culturales de relación que no hayamos aprendido de manera crítica, es decir, con base en nuestras propias experiencias de vida y formas contextuadas de hacer conocimientos. http://radical.temp.si
Lorena. Cuando está el dinero de por medio, dice Lorenzo, que no va a ser directa va a estar como alrededor de éste. Fernando. Siempre está el dinero de por medio.
Lorenzo. Yo creo que sí es directa. Lorena. Sí, yo siento que es directa cuando ya hay una relación, aunque también ¿saben qué? puede haber una parte menos directa, porque no hay suficiente tiempo. Por ejemplo, hay muchas cosas que yo no conozco de ustedes, hay muchas cosas que ustedes no conocen de mí, y eso requiere una comunicación más personal. Hace falta siempre tiempo para que todos tengamos un acercamiento, para que así sea más clara y directa.
60 Fernando. ¿Más personal? Lorena. Sí, más personal, porque no hay tiempo. Y no sólo pasa con ustedes, por ejemplo, también pasa entre Héctor y yo. Hay cosas que yo no conozco de Héctor ni de Gina, ni ellos de mí. Porque la vida te va fraccionando, entonces sólo hay partes en que nos juntamos ellos y nosotros. Principalmente para hablar del trabajo, para hablar de sus proyectos, para hablar de cómo va el trabajo con ustedes. En cambio, entre ellos que son, por ejemplo, más cercanos sí se conocen en más cosas. Fernando y yo, él y su novio Brian, mi marido Brian y yo… Fernando. Me abandonó, pero él sí fue claro y directo dijo: “me voy en tal fecha”. Lorena. Pero aun así también hay cosas sin conocerse. No puedes y a veces intentamos hacer más cercano el contacto. Como el que tienen Víctor y Mario que son muy cercanos, tienen un contacto muy fuerte. O ustedes con algunos de sus colegas. Como el ejemplo que acaba de comunicar Miguel de que Roberto tiene otra preferencia sexual. ¿Ésta qué otro tipo de comunicación sería? Por
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ejemplo, que ustedes respetan de algún modo a los compañeros que tienen otra preferencia sexual, pero cuando están con ellos ¿cómo es la comunicación? Roberto. Pues depende. Lorena. ¿No hay una comunicación directa? Roberto. No se les acerca uno. Armando. Ellos no se acercan a nadie. Lorena. No se les acercan pero tampoco se les dice lo que piensan. No se les toma en cuenta. Sí, entiendo, la mayoría no se junta con ellos porque sabemos que socialmente importa mucho lo que digan. Bueno, ese fue un buen ejemplo de comunicación violenta: no respetar, como el no juntarte con los compañeros. Roberto. Bueno, sí puede darse la comunicación no violenta. Lorena. Sí. Sí puede darse entre allegados. Roberto. Bueno, sí depende de lo que tú quieras. Lorena. Por supuesto, tiene que ver con que tú tengas un proyecto de no tener comunicación
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violenta en tu vida y lo lleves a cabo. Como dice el texto “desarrollar condiciones para lograr la expresión de emociones”. Ustedes siempre han sido reprimidos en esta sociedad para no mostrar las emociones. ¿Por qué? Porque las emociones son para mujeres, porque ustedes son muy machines, porque hay relaciones muy fuertes de poder. Porque cómo le voy a decir a mi novia que la extraño un montón, a mi mamá que me siento a veces solo, si yo soy un machito. Yo creo que a ustedes todo el tiempo se les contrapone la emoción y la dureza, porque deben no ser lo que realmente les vendría bien emocionalmente. Roberto. Pero ¿sabes por qué es eso?, porque así nos educan aquí en México.
Roberto. También es cuestión de que uno entienda. Pero tú eres como eres y ya. Lorena. Sí claro, es un proceso. Roberto. Aquí puedes hacer lo que se te hinche la gana. Es que dicen que la sociedad te reprime, y si tú te dejas llevar por la sociedad. Pues no. Lorenzo. Pero aquí mismo, por ejemplo, si ya estás pensando dicen: “ya estás de puto”, “pues para qué robas”. Roberto. Sabes también la que se avientan aquí: “entonces ¿para qué robo?”. Lorena. ¿Saben? es muy interesante lo que dice Lorenzo, ni siquiera puedes quedarte pensando porque te están diciendo todo eso.
Lorena. Claro, es la cultura.
Lorenzo. Sí, si estás tú clavado en otro rollo, todos sobres.
Marco. Nosotros no podemos expresar nuestras emociones, la ciudad te reprime.
Lorena. Sí claro lo vinculan a los sentimientos. Y qué collón ¿no?
Lorena. Sí, como dice el compañero, la misma ciudad te va reprimiendo.
Fernando. A ver Samuel, tú qué ibas a decir.
César. Como aquí.
Samuel. Pues sobre eso, tú volteas hacia la ventana y estás viendo allá a la ciudad, que es
62 muy bella, y “Dios mío ¿dónde estoy?” Entonces estoy volteando hacia allá y pasa un compañero y dice: “¡Vendo corbatas!18 ya estás de puto cabrón”. Lorena. O como dice Lorenzo ¿no?, cuando vienen aquí a Bachilleres o a La Lleca y dicen: “te fuiste de puto con los que vienen”. Retomemos el texto entonces: Desarrollar nuevas condiciones para la construcción de emociones. Eso compañeros, aquí no se puede lograr. Tal vez sí con la relación que ustedes tienen con la visita. Héctor. Estaba pensando en esa inercia en la que te comunicas aquí adentro, del testimonio de un chavo que ya salió de aquí, que dice que quería hablar con su familia, pero ya no se entienden, le cuesta trabajo hablar. Lorena. Sí, tiene razón. Eso es lo que nos comentan en testimonios algunos de los chicos que ya salieron. Las corbatas son sogas o cualquier cosa que sirva para ahorcarse. Corbatearse es ahorcarse.
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Enrique. Es que tú mismo generas algún lenguaje violento y por lo mismo que estás en contra. Sí, ya estás en contra de todos y tú ya estás a la defensiva. Yo pienso que eso ya viene también desde la niñez. Lorena. Sí, o sea que debemos impulsar a los niños, a nuestros hijos a que se expresen emocionalmente. Aunque como ya lo han expresado, se van a enfrentar a un mundo que los va a estar acechando. Por ejemplo, pobre de mi hijo, que va a ser totalmente expresivo, va a pasar seguramente por las mismas etapas que yo pasé. Cuando yo iba en la prepa era una chica tan cariñosa con mis amigas que por ahí se decía que yo era lesbiana. Yo no me di cuenta hasta que un día una amiga me dijo: “no me toques así, no me abraces así porque por ahí dicen…” Lo bueno es que yo no me daba cuenta y cuando me lo dijo ella me quedé sorprendida. Claro, es que hay una imagen que debes guardar. Si eres cariñosa, nada más con los hombres, ¿no? Además, también se malinterpreta, compañeros, también con ustedes, y es que toda la sociedad de alguna manera censura las emociones y la
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expresión de emociones, el contacto directo. O como dice el compañero, agarrar el cuaderno ya es una señal de debilidad. Como dice Samuel, lo que tienen que hacer ustedes es darles buenos consejos a sus hijos desde niños. Como dice Ricardo, decirles: “¿sabes qué? lo que las personas ajenas a ti digan lo vas a tener que poner en una…” José Luis. Ámate a ti. Lorena. Sí, porque es muy importante que se expresen las emociones, si no es un almacén que un día tiene que explotar, porque lo natural es que las mujeres y los hombres nos expresemos, nos expresemos emocionalmente, sexualmente y por supuesto intelectualmente. Pero es una combinación, o sea, no puede haber lo uno o lo otro porque pasa que se llega a un punto en el que explota. Entonces, habrá que buscar tener expresión en todos los sentidos y que ustedes no transmitan esa educación a sus hijos. Como dice Ricardo, que se sobrepongan a lo que dicen los compañeros.
De los sentimientos y los afectos en la práctica de La Lleca ¿Qué importancia tienen la afectividad y los sentimientos en el colectivo? Fernando. Aquí el colectivo somos todos, los de adentro, los de afuera. ¿Por qué hablamos de los sentimientos si el afecto es el primero que emerge?, también podemos partir de un sentimiento negativo. Desde que estoy trabajando en la cárcel me he hecho como más agresivo,
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me he hecho menos paciente también. Entonces, yo creo que los sentimientos juegan un papel súper importante, no sólo se trata de hablar de amor, de cariño, de amistad. Un sentimiento que me ha despertado es estar ya hasta la madre y enojado por ver tanta mierda que pasa allá adentro, lo veo como un espejo de lo que pasa afuera, cuando voy afuera y veo cualquier cosita, pues estoy de malas. Ya no soy paciente, y no tiene que ver con que haya demasiada violencia en la cárcel y se te vaya contagiando, sino más bien tiene que ver con que es un espacio en el que situaciones normales de afuera se recrudecen, se potencian. Vivirlas ahí, frente a frente, cuando ya estás en la calle no puedes cerrar los ojitos y pasar como si nada. Héctor. Es que a veces las consecuencias de las cosas que pasan afuera ves cómo repercuten y llegan adentro y se condensan. Ya no las ves tan a la ligera como las verías normalmente. Lorena. Sí, te entra furia porque ves la diferencia de afuera. Empiezas a entrar en un mar de dudas sobre cómo la gente no puede percibir eso, y
65 entonces hay un enojo continuo, es muy complicado, a mí lo que me pasa es que me vuelvo más solitaria para las relaciones personales. No sé por qué me ha pasado esto desde que estoy en La Lleca. Como llego a tener relación tan estrecha con algunos de ellos adentro, cubre tal vez esa parte que yo antes tenía afuera. O porque mis amigas a veces viven otros temas afuera, y como dice Héctor, lo que hago en La Lleca predomina en mi vida. Entonces no puedo alejarme nunca, es más difícil enlazar una comunicación muy estrecha con gente que tiene otros intereses en sus vidas, porque cuando la llego a tener es con alguno de los hombres que están en La Lleca (los de adentro) o con Fernando o con Víctor que es con quienes más la tengo o con Mario. Eso es lo que me llega a pasar. Creo que los sentimientos son muy importantes dentro de La Lleca porque ellos, en cuanto ven y sienten que hay confianza para hablar lo hacen, lo uno llama a lo otro. Al sentirse en un espacio que no existe adentro, inmediatamente llega el afecto después de la comunicación. Siento que
66 a veces ellos tampoco saben cómo corresponder a lo que está pasando. Pasan cosas muy de nuestro sistema capitalista: el amiguismo o los compadrazgos, te quieren dar un regalo y ya no saben qué darte. Por ejemplo, no saben si darte un collar o un anillo. Pero hay otros que lo empiezan a entender, como Israel, quien ya con tantos años no sé cómo pensará, me gustaría preguntarle cómo vive el dar, porque ya no es como al principio, a veces te da un chocolatito pero es diferente. Nosotros sentimos esa manera muy fuerte de decirnos que están en el proceso de la afectividad hacia nosotros, y lo demuestran de diferentes maneras continuando en el proyecto, aun cuando algunos ya están detenidos en el proceso de los otros, de los nuevos, como Víctor que ya tiene un rato detenido en su proceso porque están los nuevos y él está esperando a que se integren, está a la espera de continuar desarrollándose, pero está ahí. Y Mario, por ejemplo, le pasó que cuando terminó su proceso se fue, entonces ¿cómo llega a pasar esto? Unos se quedan tan enganchados a lo afectivo que continúan, yo creo que sí es uno de los móviles
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más fuertes del proyecto. Que nacen por carencias que tienen ellos, por preocupaciones que tenemos nosotros y por una coincidencia en las relaciones. Ellos buscan tener una relación con alguien y nosotros posiblemente estamos cansados de las relaciones que se llevan afuera. Encontramos con ellos otro tipo de relación compleja, que puede ser a veces bastante sincera, luego que ellos se encariñan también con el proyecto, y ya no lo pueden dejar, se dan fuertes relaciones, no sólo de ellos hacia nosotros sino de nosotros hacia ellos. Fernando. Sí, sobre todo porque no son sentimientos y afectos irracionales. No es como un amor de noviazgo o de pareja súper pasional, como de telenovela, sino que es un amor pensado. Son relaciones un poco pensadas, las hablamos y las vamos practicando todo el tiempo. Entonces, se van convirtiendo en esos otros sentimientos que no sólo tienen que ver con lo irracional, sino que también se hacen parte de la vida, de conocer la vida, de tu experiencia cotidiana y ya no es algo tan desconectado de la vida diaria ni tan lejano de poder utilizarse.
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Lorena. Sí, pero por otro lado están totalmente desconectados de lo socialmente permitido, eso es bien interesante del proyecto.19 Ellos saben que es algo que hablamos y que se practica, entonces es muy interesante ver cómo ellos se enfrentan a esa práctica, o sea, que es algo permitido en un lugar en donde nada es permitido todo es a distancia, en donde todo es no, como Víctor que llega y puede ser cariñoso con Gina y conmigo y él sabe que está bien y que ninguno lo prohibimos y ¡qué bueno!, ya llega con Gina y ella con él y ellos también llevan un proceso para vivir esto. Curiosamente Víctor, que es el de más tiempo en el proyecto, se siente con libertad cuando se acerca a nosotras, así como que ya sobrepasé todo, pues al principio no sabía cómo acercarse a mí, Víctor nos es totalmente familiar a Gina y a mí. A mí me parece muy bueno porque los demás pueden estar viendo cómo es la relación, a veces Lorena se refiere a la práctica de afectos inexistentes dentro de las relaciones sociales determinadas. En La Lleca el desarrollo de las relaciones personales es un acto de insubordinación. 19
67 puede haber un poco de problema pues supongo que cuando nos vamos ellos se desconectan de lo afectivo, entonces, no sé cómo ellos vivan esa desconexión. De repente están muy conectados y luego se desconectan, es una situación de la que ellos hablan muy normal. Héctor: La desconexión muchas veces parece estar superada sin que lo notemos. La segunda vez que me encontré con el Mongo en la calle parecíamos seguir en la misma dinámica de trabajo desde los afectos. Nos vimos y hablamos de cosas que no parecen relevantes, nos abrazamos como cinco o seis veces, era la emoción y el sentimiento de demostrar afecto, que no se da mucho afuera. Es extraño también en su círculo, estaba con dos amigos y se hicieron a un lado, ¡cómo que está abrazando a otro hombre!, pero entre nosotros ya rompimos con ese límite. Me gustó mucho ver que sí continúa, que no nada más es adentro en lo que es La Lleca, sino que también afuera nos llevamos la afectividad. Lorena. Es difícil poder continuar, necesitaríamos mayor tiempo. Esto de la afectividad incluso
68 desborda el espacio que armamos cada semana dentro de la prisión. Como en el ejemplo de Héctor cuando logramos reconectar afuera. Y a veces se ve en los pasillos, platicaba con Gina mi desánimo en relación a los recorridos por el pasillo, hacía tiempo que no sentía ese afecto sino todo lo contrario. En noviembre hubo una época en la que yo sentía a los nuevos, a los que iban llegando muy agresivos. A veces eso me desmoronaba un poco, hay algo que no me gustaba y últimamente, otra vez, está fuerte. Cuando ellos gritan por los pasillos, no sólo a los de La Lleca, yo creo que tiene que ver con el afecto, unos hablan con los otros y les dicen a los otros que le entren al proyecto, o les preguntan por qué nos llaman por el nombre, eso es muy importante pues tiene que ver con el afecto. La última vez que iba pasando de cada edificio alguien me gritaba, “Lorena, Lorena”, ¡qué bonito! No los conozco pero sé que hay algo ahí que tiene que ver con el afecto. O como la última vez que me pasó algo bonito, iban dos atrás platicando y uno le dice al otro: “tócala porque ella tiene algo positivo”. Estaban
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en la hora de la comida, había mucho barullo, voltée y le contesté: “… porque si no, yo lo toco, no hay bronca, yo voy y lo toco”, volteé pero ya no estaban, iban pasando los del carro de la comida con todo el relajo de la hora de la comida. Entonces por ahí ya se ha dicho que no pasa nada, si tú me tocas no te voy a agredir. Que no te digan licenciada, también es importante, es algo de lo que ya no nos damos cuenta. Toda mujer que pasa por los pasillos es licenciada, y ellos se refieren a ellas así. Claro, eso también para ellos es parte de la situación de control en la cárcel, yo lo sé. Imagínate, los custodios han de decir: “qué está pasando, por qué no les están diciendo licenciadas, les están diciendo por su nombre”. Seguro que eso hace sentar ciertas dudas sobre nuestro hacer en la prisión entre el personal de seguridad, principalmente, y algunos presos. Héctor. Por eso yo creo que es la misma desconfianza al principio, cuando se meten en La Lleca, porque no es a lo que están acostumbrados allí adentro, ver que de repente se demuestra el afecto es como que quieren otro tipo de relación.
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Gina. Para mí empieza el rollo afectivo con ellos, pero también ya te empiezas a proyectar con la gente que te rodea. A mí también me ha pasado lo que dice Lore, te alejas de la prisión, pero igual lo pones en práctica con tu familia, con la gente que trabajas o tus seres queridos, como que ya se tiene esa apertura, no hay prejuicios. De entrada, no sabemos nada de sus vidas, ellos llegan y te cuentan, si quieren, pero ya hay esa afectividad. Esto luego ya lo comienzas a poner en práctica también en tu vida, comienzas a trabajar en ti, cosa que también creo pasa con ellos. Lorena. Sí, es algo que pasa, podríamos llamarlo de manera natural, entre nosotros. Héctor. Pues el afecto te hace regresar, pero es lo que también te hace enojar, porque ese vínculo que haces y lo que ves que les pasa y te pasa a ti también es lo mismo. Ese vínculo emocional es lo que hace que ellos regresen, que continúen chambeando. Lorena. Sí, también nos pasa en nuestro trabajo de dar clases con mis alumnos. Me preocupo
69 por ellos como lo hacen otros colegas, por ejemplo, Alberto Zárate, no es común. Pero nosotros estamos ahí mediados por una labor que es una labor que nos gusta. Como a mí me gusta dar clase estoy por ellos, por los alumnos. Yo creo que con los presos pasa de manera muy fuerte, como cuando ellos no van y tú los estás llamando como ahora pasa con Cristian, además, Cristian es un caso muy particular en lo afectivo, porque ahora que Quetzal ha ido dos veces con él parece que él ya tiene solucionada esa parte. A veces no va al proyecto, porque yo creo tiene bien esa parte afectiva, yo también lo he ido a ver y es curioso cómo le mueve tanto lo afectivo, siendo que es un inadaptadísimo en la cárcel. Ya sabemos que Cristian tiene muchos problemas para adaptarse a la situación de la cárcel, por más que hacemos para que se comunique con otros, con Armando principalmente. Armando lo que nos dice es: “él tiene que venir, yo no puedo ir porque aquí esa no es la manera en la que nos movemos, él tiene que venir, yo estoy aquí pero no puedo ir en su búsqueda”, es el código que tienen ellos, a veces tienen ciertos
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códigos y más los que son más fuertes. Como dice Fernando, Pancho es más sensible para esas cosas, Pancho dice que por ahí anda contando lo que hacemos y que es padre pero seguro le han de decir: “pinche mariquete”, pero no le importa, ahí anda y dice: “claro, porque te quedas clavado” y ni modo que no lo platiques afuera.
Luis me dice: “no, no, no pasa eso”, porque tú ya vas cambiando algo del pensamiento. Pero yo tendría duda, si ya aprendieron a moverse aquí como se mueven con los de afuera de La Lleca, esas cosas siempre van a estar ahí en la mesa... esas cuestiones son muy complejas además.
Irene. Yo lo que noté cuando llegó el grupo de baile, que según sé no son del grupo.
Héctor. Si nosotros rompimos algunos códigos, creo que ellos también podrían.
Lorena. Uno es amigo de nosotros.
Lorena. Sí claro, en ese proceso de trabajo ellos pueden lograr romperlos. Por ejemplo, Víctor es muy penoso y le cuesta trabajo hablar con otras personas, con maestros. Y en el caso de Mario también lo afectivo le servía mucho, le pasaba como a Gina, decía que a través del afecto que nos teníamos él empezó a tener más afecto por su madre, podía comunicarse mejor con ella.
Irene. Es que se vio. Yo noté mucha diferencia respecto a lo que han logrado desarrollar como una especie de lenguaje en este grupo de La Lleca. Porque sí se sintió algo muy diferente cuando llegaron los otros, incluso la manera de relacionarse con todos y conmigo que no me conocían. Fue muy diferente y sí es más agresiva. En La Lleca ya están más alivianados, se sienten en confianza. Lorena. Tienen sus cuestiones negativas porque como ellos ya desarrollaron un lenguaje no nos gustaría que no cambiaran su manera de ser ya que encontraron el código adentro. A veces José
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lleva a cabo estrategias diferentes, dependiendo de las necesidades de la niña o el niño con quienes se relaciona, buscando que en cada uno/ una “su deseo pueda abrirse camino”.20
Aprender poniendo el cuerpo: sobre la inteligencia movida por la energía del corazón Notas del diario de Lorena Méndez Mi quehacer en la cárcel está cruzado por el tipo de relación que he sembrado con los varones y con el personal de la cárcel en general. Uso lo que Francesca Migliavaca denomina como “la inteligencia movida por la energía del corazón”, al hablar de su trabajo con infantes, en el cual
Desde que llegué a la cárcel he mantenido un estrecho contacto emocional con los hombres en reclusión, a pesar de las dinámicas de poder y distanciamiento que te señala la institución. Al igual que Francesca, más que enseñarles algún conocimiento en específico, me interesa que suceda algo dentro de ellos, y a partir de aquello que suceda, entonces, sea motivo para que juntos construyamos, compartamos y reflexionemos dentro de una atmósfera diferente a la que reina en cualquier tipo de institución educativa, y en mi caso dentro de cualquier institución carcelaria. Creemos que movidos por la afectividad es la mejor manera de crecer. Francesca habla de una labor en la que se pone la inteligencia movida por el corazón, yo pongo el cuerpo y mis emociones en juego. Diotima. El perfume de la maestra, Barcelona, Icaria Antrazyt, 2002, p. 61. 20
72 Cada uno de los hombres en la cárcel necesita especial atención y, a pesar de la dificultad que en tiempo significa esto, procuro estar con ellos con la mirada, con estrechar nuestras manos, con abrazarlos cuando me marcho y cuando llego. Acostumbro tocarlos y bromear durante nuestras sesiones de trabajo para aligerar la seriedad de los temas que tratamos y lo fuerte que puede ser para todos. Voy buscando maneras que nos permitan expresarnos lo más libre posible. Me muevo confiada por cada uno de los espacios del lugar, gozosa de estar entre ellos. Así y a través de las dinámicas de juego como Memorama de conceptos o Telegrama recibido (nos tomamos de las manos y las apretamos para mandar un mensaje secreto a alguno de nosotros) intentamos ablandar las situaciones y provocar momentos que nos liberen de los miedos al control y al juicio. En La Lleca vamos haciendo un lugar para las emociones que surgen, las incorporamos como temas de trabajo. Valoro que los muchachos (como les digo a los hombres de la cárcel) puedan moverse de manera confiada y libre en el círculo de discusión, hasta el punto de
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que hablen de cosas personales y sentirse escuchados y respetados. Uno de los últimos ejercicios que hicimos jugando al Memorama estuvo relacionado con nuestra experiencia en el amor. Hicimos cartas de papel y anotamos los nombres de sensaciones, sentimientos y pensamientos vinculados al amor. El ejercicio nos dio varias líneas para desarrollar. Una de ellas fue la relacionada con el tema de las prácticas sexuales, que son reprimidas en nuestra sociedad a través de nuestra educación conservadora, como lo comentó Héctor. Un compañero de recién ingreso en La Lleca se animó a hablarnos de su historia. A los trece años tuvo una experiencia sexual con una chica que quedó embarazada. A esto le siguió una cadena de errores (como él los llamó); hechos que como lo comentaron los compañeros en la sesión fueron causados por la ignorancia, la moral, la religión y la presión social. Recuerdo que esta sesión la cerramos con unas reflexiones de José Luis y Víctor sobre la complejidad del tema y pensar cómo evitar la repetición de historias no deseadas. José Luis hizo varios comentarios sobre lo
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difícil que es desarrollar en nuestro país la capacidad y libertad para elegir una pareja. Víctor apuntó que el problema no sólo está en la educación machista que tienen los hombres en México, sino también en la educación que tenemos las mujeres. Sobre la moral y las ideas que tenemos de cómo deben ser las cosas y cómo debemos de estar en ellas, quiero hablarles de un hecho que puede parecer absurdo, pero que para mí tiene un sentido de vital importancia en el trabajo que realizo con los hombres en prisión. Es sobre mi manera de vestir cuando voy a la cárcel. Unas veces llevo pantalón y muchas otras me visto con falda, sandalias o zapatos descubiertos. Al igual que cuando me voy a encontrar con mis estudiantes o con un amigo me maquillo. Desde el principio de la intervención, el personal de la cárcel y la custodia me hacía comentarios negativos sobre mi manera de vestir. Lo hago conscientemente, como lo hacen las compañeras profesoras argelinas cuando van a trabajar con niños que han perdido a sus padres y madres. Llegan a la escuela bien vestidas y maquilladas
porque desean que los niños y las niñas vean en ellas cada mañana imágenes de vida.21 Pienso como ellas, que en un espacio de condiciones paupérrimas donde la gente está cruzada por imágenes de violencia, suciedad y pérdida, el color que llevo encima es congruente con el tipo de trabajo que realizo. Dejo al descubierto algunas veces mis pies y piernas, además de mis brazos, porque como me explica Angélica no sólo pongo mi cuerpo, sino que les presto mis manos, mis ojos y mis pies para desarrollar su sensibilidad. Pienso que utilizo una inteligencia movida por el corazón cuando me veo atravesar el gran pasillo del CERESOVA saludando a todos los hombres que pasan y a los que me gritan desde los canEn el texto de Diotima hay un testimonio de Zazi Sadou con una nota de Delfina Lusiardi titulado “He decidido traeros imágenes de vida y de belleza”. Habla sobre el trabajo de mujeres argelinas, maestras de pueblos que a pesar de las profesoras asesinadas y la situación de represión y persecución que sufren en su país acuden maquilladas y bien vestidas a trabajar con los enseñantes, Ibid., p. 39. 21
74 tones, como les llaman a los lugares donde duermen, las celdas. Mientras voy caminando, estrecho las manos de quienes me abordan en señal de que en La Lleca no hay preferencias y todos pueden formar parte de ella si lo desean y les interesa. Mi actitud de alegría al volver a cada sesión en La Lleca los anima para retomar el trabajo. Aunque muchas de las veces me he puesto seria al atravesar el pasillo cuando me gritan comentarios ofensivos en relación con mi cuerpo. Esto sucede cuando recién ingresan a la institución grupos de hombres jóvenes. De inmediato me doy cuenta, siento sus miradas y a veces me duelen sus palabras. No me conocen, imagino que se sorprenden de ver a una mujer moverse con tanta familiaridad por el lugar, sin miedo, sin ideas preconcebidas de la cárcel. Algunas veces, si mi ánimo me lo permite, intento contestar a sus gritos con bromas. Mi modo de trabajar con los hombres en prisión es escribiendo junto a ellos, exponiéndome al juicio de los demás. Recuerdo una de las primeras veces, fue en nuestra sesión de performance con el tema en torno a la construcción del
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género. Les hablé de mi experiencia con el desnudo femenino cuando era estudiante en la Academia de San Carlos, mi maestro de pintura, José Salat, me pedía opinión sobre nuestra modelo de dibujo. En ese tiempo desarrollé una apreciación por el cuerpo humano femenino, era capaz de sentir cada parte de la figura humana que tenía enfrente. Con una de mis manos imaginaba rozarla y con la otra hacía una línea continua sobre el papel mientras tenía la mirada fija en el cuerpo de la modelo. A la fecha me gusta contemplar los cuerpos voluptuosos de las mujeres, cuerpos maduros llenos de historias. Ricardo interrumpió para decirles a todos los presentes que lo que ahí se decía no podía salir a otros espacios de la cárcel bajo ninguna circunstancia, porque podrían “estar de cábulas” y hablar de mí al no conocerme ni tampoco entenderme. La idea de que me faltaran al respeto les preocupaba a Ricardo y al resto del grupo de La Lleca. También pienso que era importante el señalamiento, porque hablar de mi modo de ser “extraño” para los hombres en prisión y los de afuera, los expone a ellos frente a las ideas sobre
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76 nuestra relación. Hablarles de mi vida personal y del trabajo con Angélica, la psicóloga de La Lleca, no sólo en relación con ellos sino de mí misma, lo hago para que puedan ver que mi vida aparentemente perfecta también tiene sus dificultades, y que mi lucha personal para salir de mis baches es constante. Se ríen por la manera que tengo de contarles mis tareas personales. Por supuesto que estos temas sobre mi construcción como mujer y la educación que recibí de niña, adolescente y joven en la sociedad mexicana tradicional están relacionados con nuestro trabajo en la propuesta de construcción del género y de comunicación no violenta. Pienso que esta manera de abordar algunos puntos importantes abre el espacio para la escucha y la comprensión. Hablar sobre el desarrollo de nuestra sexualidad, nuestras preferencias, los problemas que tenemos a raíz de una educación tradicional y represiva, es parte del proyecto que tenemos sobre educación radical. Salen comentarios y reflexiones muy interesantes cuando nos abrimos en una atmósfera sin tabúes.
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Posiblemente para mis compañeras feministas de la diferencia este actuar mío es una técnica de trabajo arriesgada en la búsqueda de una particular intimidad. Dejarme querer por los hombres en prisión y manifestar mis entusiasmos también es parte de los riesgos de trabajar con la cabeza y con el corazón. Pero de igual manera soy expresiva y lo demuestro cuando estoy incómoda, triste o molesta por alguna cuestión. Es fácil imaginar los comentarios hacia mí por parte de los custodios, de algunos de los presos que no trabajan en La Lleca o de los técnicos penitenciarios. Algunos de los comentarios que se hacen sobre mí y de los integrantes de La Lleca de afuera, los pudimos conocer cuando realizamos un curso para las técnicas y los técnicos penitenciarias/os con el objetivo de conocernos y compartirles la forma en que trabajamos. Reconozco que mi modo de ser confunde a las personas que no conocen el trabajo que hacemos y las ideas que tenemos sobre la enseñanza-aprendizaje. Como lo he platicado con Angélica, mi presencia y cómo hablo de las cosas y abordo los temas, aunque
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78 muchas veces sólo mis movimientos confrontan a los custodios y los/las técnicos/as penitenciarios/as frente a su ser y quehacer. Les movemos sus ideas acerca de las cosas y de cómo trabajarlas. A lo largo de mi relación con estudiantes y con los hombres en prisión, he aprendido que cada persona tiene su propio proceso y requiere de tiempos distintos. Y para mí es una pena no tener suficiente tiempo para cada uno y para todos. Los últimos quince minutos de cada encuentro en la cárcel son largos, porque nos detenemos en la última esclusa para intercambiar abrazos, apretones de manos y besos, sin importarnos sentir la mirada de los custodios, de los demás presos y de las cámaras de vigilancia. Ahí mismo nos ponemos de acuerdo para que me llamen por teléfono y para los pendientes de la siguiente sesión. Creo que cualquier persona que ponga en juego el modelo de autoridad que trabajamos en La Lleca asume las contradicciones y desilusiones que pueden presentarse. Me parece que hemos aprendido mucho de las ex-
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periencias de trabajar de este modo, de este hacer, y las satisfacciones son muchas. Hemos tenido muy pocas frustraciones, en La Lleca vamos nombrando los sentimientos y hablando cada vez de manera más fácil sobre los problemas de violencia. Cuando me detengo a pensar cómo es mi proceso para tomar decisiones importantes, traigo a mi memoria el día que asumí la responsabilidad del robo de la cámara fotográfica. Ese día tuve que actuar rápidamente para dejar salir a los muchachos del centro escolar detrás de mí, mientras estaba hablando con los custodios. Con mis manos les indiqué que salieran para no poner en riesgo su seguridad, y lo que más vale para algunos de ellos, su tiempo en reclusión. Tuve que estar serena y concentrada en la situación, aunque después, fuera de la cárcel me hubiera derrumbado. Pienso que cuando estoy frente a pequeños y grandes problemas, respondo con mi formación como mujer performancera, es decir, mi pensamiento y mi cuerpo intentan solucionar el conflicto según mi código de comunicación.
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Compartir la afectividad, el amor y la emoción provoca diferentes situaciones y algunas pueden tornarse difíciles. El caso que más me ha enseñado es el de Mario. Aún lo veo frente a mí diciéndome que iba a dejar La Lleca porque tenía un fuerte sentimiento hacia mí y no eran respetuosos su pensar y sentir. Mientras lo escuchaba me daba cuenta de cómo había sido capaz de formular sus pensamientos y lo difícil que era para él decirme lo que pasaba por su vida. Le contesté que nuestra relación personal era fuerte para ambos y había provocado confusión, malestar y dudas, pero que con la comunicación que teníamos podíamos sobrepasar la situación. Cuando hablé con Angélica sobre Mario, me dijo que no tenía de qué preocuparme y debía estar orgullosa del trabajo con él y de cómo se había resuelto. Y efectivamente, a los dos meses de aquella charla con Mario todo se había arreglado. Mi experiencia con él ha sido uno de los mejores aprendizajes que he tenido en La Lleca. Nuestros sentimientos se acomodaron y ninguno de los dos resultó afectado. Mi actitud amorosa es una manera de apoyar el crecimiento
79 personal de los hombres en prisión. Es la forma que tengo de actuar frente a las maneras de trabajar y de “ser” que marcan la institución. La estrecha relación que tengo con los hombres de La Lleca me produce la mayoría de las veces un tremendo cansancio, porque la energía de ellos es muy fuerte. Son inquietos y demandan mucho de mi atención y afecto. El trabajo continuo sobre el tema de los sentimientos, reconocerlos y nombrarlos hace que la gente de La Lleca encuentre diferencias entre mi forma de ser y el tipo de saber que construimos con el proyecto. En otro libro me gustaría compartir, con la ayuda de mi diario, muchas de las experiencias que he tenido con cada uno de los hombres con quienes he trabajado en las diferentes propuestas de La Lleca.
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ban de las académicas y los académicos e investigadoras/es que se encierran en la soledad de las teorías. Asunción (como la describo en un texto para el Seminario): es una mujer dispuesta a compartir sus dudas con sus alumnas y alumnos, esto la hace especial. Además de su sensibilidad y saber enraizados en el estudio y la reflexión de la diferencia.
Del desorden a la acción Reflexiones sobre género en espacios complejos* En febrero de 2005, formé parte del Seminario Etnografía, biografía y narración, en Catalunya. Era una propuesta de Asunción López, una mujer de clara mirada que transmitía tranquilidad con sus palabras. Su calidez y sencillez la diferencia*Este texto es parte de la conferencia presentada con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres en el Centro de Estudios de Género en la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Llegué al seminario para compartir mi experiencia de la primera etapa de trabajo con los varones del Centro de Readaptación en Santa Martha Acatitla (CERESOVA). La Lleca surgía del desorden y de la necesidad de entrar a trabajar en el complejo asunto de la delincuencia, de la que se habla desde el gobierno de manera absurda, como si fuera un problema de policías y ladrones, mientras que casi todas las personas piensan que les afecta directamente, pero cuyo remedio les es ajeno. Es absurda la manera en la que se habla, porque tenemos pensamientos con relación al tema mediados por las representaciones desarrolladas en los medios de comunicación comerciales, porque lo desvinculamos de las
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políticas económicas que han provocado su aumento. Ni tampoco nos percatamos de cómo muchas personas estamos envueltas en las relaciones violentas que contribuyen y/o forman parte de la delincuencia en nuestra sociedad. Un claro ejemplo puede ser la escuela, que en lugar de ser un espacio de comunicación y confianza se ha convertido en un lugar donde las comparaciones y humillaciones constantes desatan fuertes conflictos que afectan negativamente a las personas. De igual manera podría hablar de otras instituciones como la familia, pero no puedo detenerme ahora en temas que requieren de un largo espacio para su reflexión y discusión. En el Seminario donde conocí a Asunción pude compartir mi preocupación al enfrentarme a contextos que se arman en situaciones complejas, en los que las teorías, los estudios y las investigaciones de preparación en seminarios anteriores y durante los cursos de doctorado me quedaban cortas. Me servían para entrar al campo de estudio con seguridad académica, pero una vez adentro veía alrededor de mi cuerpo desmoro-
narse una a una las teorías. Asunción al respecto comentó en el Seminario que “… cuando las teorías no nos valen es porque ha habido un cambio interno en nosotras como si fuera una señal de cómo van madurando las experiencias significativas...” Continúo citando del diario que hice: Me quedo pensando en las palabras de Asunción y hay un temor en mi interior, porque aunque soy consciente de que uno no adopta ninguna metodología, sino que la construye con base en sus necesidades. Tengo miedo de encontrarme sola frente a la construcción de caminos. Sé que están ‘ellos’ o ‘ellas’ conmigo y algunos de mis colegas que se han unido en este ‘viaje’, pero aun así hay algo en mí de la ‘aventura’ que se me impone.22 Es curioso releer estas líneas de mi diario y darme cuenta ahora –con la distancia– de cómo el encuentro con el Seminario me descubre vulnerable a la hora de reflexionar sobre el desarrollo del proyecto, y cómo hablo de ello. Pero lo que Méndez, Lorena. Diario del Seminario Etnografía, biografía y narración, Barcelona, 2005. 22
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más me interesa aquí apuntar es que el trabajo de reflexión, principalmente entre mujeres de diferentes ámbitos en una atmósfera de confianza, es tan necesario para elaborar textos de estudios y de teorías basadas en la práctica de la experiencia de mujeres y su escudriñamiento. Porque con el tiempo, desde La Lleca donde la relación es médula del trabajo, he sopesado la necesidad de dar a conocer nuestra palabra y hacerla legítima dentro y fuera de la academia. Al igual que retomar nuestras experiencias surgidas del “hacer”, un “hacer” siempre situado. Que como escribe Diana Sartori al referirse al hacer de su abuela –quien tenía de la práctica una gramática: Estoy convencida de que su acción y su consigna se realizan bajo la intención y bajo el signo: el de la fidelidad a un saber que no se fije en un sistema codificado, que no se transforme en normas y reglas que predeterminen y constriñan el hacer, que no pueda prescindir del ejercicio del juicio, que no se convierta en un mecanismo muerto que rigidifique la fluidez del movimiento
vital, que no olvide la particularidad de las situaciones y de los contextos en nombre de la universalidad, que no pueda dejar de lado a las personas de carne y hueso y sus relaciones.23 En el Seminario con Asunción, yo era como cualquiera de nosotras las doctorandas, en el sentido de que estaba abierta a preguntar y compartir las incertidumbres. Ella propiciaba esa atmósfera y buscaba pistas en cada sesión de trabajo con nosotras. Asunción venía de la experiencia en otros campos y no sólo el académico. Había estado en otros contextos, lejos de la comodidad europea como el de una comunidad en México y otra comunidad en algún lugar de África (no recuerdo detalles). Nosotras, el resto del grupo, veníamos de diferentes experiencias y campos: unas y uno de la vivencia de ser estudiantes en educación, otras como docentes dentro de las áreas de enfermería, física, sociología y artes visuales, como era mi caso. De alguna manera, todas nos caracterizábamos Sartori, Diana. ‘’Intermedio’’ en Diotima. El perfume de la maestra, Icaria-Antrazyt Barcelona, 2002. 23
84 por el interés de conocer a la otra o al otro con quienes trabajábamos. Asunción, Frida (la compañera mexicana con estudios en sociología) y yo habíamos vivido la diferencia y la cercanía del trabajo en comunidades con “esos otros y esas otras” que nos habían tocado en el sentido de afectar nuestros pensamientos y emociones, marcando nuestra vida a partir de la experiencia y la memoria. Asunción me daba confianza en ese camino de formación en el campo de la investigación. Nos brindaba la oportunidad de reflexionar en grupo, de sentirnos acompañadas en la trinchera o en ese paraíso que puede ser la construcción de la relación con sus múltiples contradicciones. En las sesiones, la experiencia y la práctica en la relación que estaba viviendo con los hombres en prisión se repetían. Asunción lo hacía como coordinadora del Seminario y yo como cocoordinadora de La Lleca. Las diferencias en los contextos eran notables, pero ambas teníamos objetivos semejantes: los de buscar la libertad en el otro o la otra a través de la comprensión y el respeto por la experiencia compartida. Una
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experiencia que al estar dotada de cuidados y afecto posibilitaba la construcción de un conocimiento basado en la enseñanza-aprendizaje: poniéndonos en juego como personas, como humanos, que no es lo mismo que poner en juego nuestras teorías.24 En el Seminario estaba viviendo con Asunción lo que algunos de los hombres del penitenciario han vivido conmigo, la experiencia de reflexionar, de construir conocimientos junto a alguien que te brinda su tiempo, su historia y su vida. Me refiero específicamente a los hombres del penitenciario que me han acompañado en esta “aventura” de aprendizaje conjunto, en el desarrollo de un proyecto que es un proyecto de vida. Esos hombres, que carecieron de afecto y de oportunidades para elegir sus vidas, ahora me acompañan en mis pensamientos, en mis José Contreras nos decía que se tiende a olvidar insistir en este aspecto, especialmente dentro del círculo académico de la pedagogía. Contreras, D. “Estudiantes que investigan: un camino de libertad”. Conferencia presentada en las III Jornadas Universitarias. La investigació com a procés de formació. Universitat de Vic, 2005.
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sueños, en la idea casi utópica de construir con ellos un espacio y un saber que les permita sobrevivir afuera, en la calle, en la lleca como la llaman. Espacio y saber que surge de preguntarnos si será posible construir un lugar donde los intereses no estén determinados por la ley del más fuerte, del más rico, del más culto y del más poderoso. Estas preguntas se vincularán con otras al finalizar este texto.
es un proceso de experimentación, a partir de mi ser mujer, docente, pareja, niña, rebelde, inconforme, afectiva, investigadora, amiga, artista, etcétera. Desde todas estas posiciones “actúo” en los proyectos de intervención y acompañamiento que he desarrollado, en los que la manera de aproximarme y el acercamiento a las distintas personas, en específico varones, ha sido el hilo conductor de la propuesta.25
Una cuestión fundamental de señalar, para iniciar una investigación, es que no puedes llegar al encuentro de otra “realidad” basando tu “hacer” y “actuar” en ideales construidos de antemano desde la academia o en la investigación formal. No puedes llegar al encuentro de personas con información sobre lo que se desea oír del otro o de la otra, basado en nuestras expectativas de investigadoras. Porque como escribí en otro lado hay que enfrentar el conocimiento de la aventura, con esta palabra me refería al “recorrido indefinido” del que echas mano (en mi caso echo cuerpo) de distintos “artificios”. En el sentido etimológico de lo que es “hacer con arte”, y me refiero al arte de la relación. En éste la práctica
Las sesiones de reflexión con los internos del penitenciario, en las que dibujamos unas veces y otras jugamos, giran en torno a las ideas que tenemos de lo que debe ser un hombre y lo que debe ser una mujer. Ideas preconcebidas y consolidadas en las instituciones sociales y culturales. Propiciamos la discusión para que cada uno de los participantes diga qué piensa con relación al tema, y juntos reflexionemos en cómo esos pensamientos, que nos afectan negativamente, han sido mediados por lo que se dice socialmente. Y cómo la no elección de nuestros actos nos ha llevado en la mayoría de 25
Méndez, Lorena. Diario, Op. Cit., 2005.
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los casos a relaciones con fuertes conflictos. Juntos hablamos sobre el lugar que ocupamos en la enmarañada trama social, y cómo somos dañados por las preconcepciones y normas que han sido establecidas de antemano, sin dejar lugar a las posibilidades de construir estrategias o trabajar en elecciones posibles.
problemática de tomar decisiones relacionadas con nuestro cuerpo y nuestra vida. Hablamos de cómo las mujeres nos enfrentamos al deber ser y a lo que debemos hacer respondiendo a las expectativas y deseos de las otras personas que forman parte del contexto social en donde nos movemos.
También reflexionamos a través de acciones o performances alrededor de las ideas “naturalizadas” sobre el ser mujer, y la relación de ellos con mujeres de su entorno cercano: madres, hermanas, parejas, hijas, maestras, psicólogas, trabajadoras sociales, etcétera. La primera acción que realizamos juntos en el grupo de performance fue la de fotografiar una de las axilas de los chicos junto a una de mis axilas con la intención de descubrir la cantidad de vello que yo podía tener. Mirarme con abundante vello en las axilas causaba conflicto en ellos, porque de alguna manera se contraponía mi forma de ser a la imagen de una mujer femenina, coqueta, depilada, limpia, discreta. Se quebraba frente a esa noción de mujer, y daba pie a discutir sobre lo que sentimos las mujeres respecto a la
Este tipo de acciones que se desarrollan con el proyecto se vinculan al cuidado en la relación; tarea en la que se basa mucho el trabajo de algunos profesores, maestras e investigadoras, quienes creemos en la necesidad de cuidar la posibilidad de crecimiento.26 Compartiendo el La investigación, como escribe José Contreras, “…es una experiencia de libertad si ‘lo otro’, aquello que exploramos, abre -en palabras de Luisa Muraro- una brecha en el ‘Yo’. Porque la libertad es reconocer en nosotros la posibilidad del otro, de lo otro; reconocerse en la apertura a lo otro... La libertad es la posibilidad de ser más cosas de las que somos. Y ésta es al fin y al cabo la tarea educativa. La libertad es la experiencia de verse de muchas maneras, también en mis propias limitaciones y contradicciones, y en mi consciencia de que me mueven y me conmueven, me crean y me recrean los otros”. Contreras, D. “Estudiantes que investigan: un camino de libertad”. Conferencia presentada en las III Jornadas Universitarias, La investigació com a procés de formació, Universitat de Vic, 2005.
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88 sentido de la relación amorosa, posibilitando el desarrollo personal, siendo sensibles ante las necesidades y oportunidades de aquella persona con quien compartimos la enseñanza-aprendizaje, como muchas y muchos de los colegas que trabajamos sobre las maneras de incentivar el sentido de la libertad en la educación popular, formal o informal o desde la pedagogía crítica, o de liberación. En La Lleca buscamos, a través de la investigación y la atención en nuestras acciones, poner en práctica estrategias ante situaciones imprevistas como resultado de un trabajo “humano”, y en mi caso con la intención de reconectarlo a lo “artístico”. Creemos que el trabajo de relación debe tener una fuerte dosis de afecto, para dar pie a la libertad, que en el caso de los varones con los que trabajo, puede iniciarse en el proceso de investigación personal. Cito a Ricardo de una entrevista del archivo de La Lleca ... La relación es más emotiva, más seria, más comprometida, más comprometedora.
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Me gusta que ustedes nos ayudan a desglosar nuestras acciones... Cito a Carlos ...Me has enseñado a ver las cosas desde otro ángulo, porque ya no ves con la misma mirada, ya no miras sino observas. Hay intercambio de ideas, de acciones. Yo no me había dado cuenta de eso hasta conocer el performance... Cito a Víctor ...En el proyecto hablamos de varias cosas y reflexionamos. Me pregunto: por qué no podemos hacerlo cuando estamos en nuestras celdas o cuando nos juntamos, en lugar de hablar de otras cosas. También un trabajo de este tipo tiene sus riesgos y me refiero al enfrentamiento de los chicos con la propia ley de la cárcel y con los ideales perversos de instituciones como: la iglesia, la familia o la cárcel, donde rige el principio del sometimiento a cambio de la protección. Algunos de los hombres que participan en La Lleca en el ejercicio de la libertad de reflexión se han encon-
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trado con fuertes conflictos entre el pensar, el hacer y la práctica de relacionarse con personas próximas a ellos; personas que no han tenido la oportunidad de ser motivadas en sus vidas a través del cuidado y el afecto. A partir de compartir el desarrollo de La Lleca con tres colegas hombres, y en especial con Fernando Fuentes, no creo que sólo esté en las mujeres la posibilidad de trabajar en una relación basada en el afecto y respeto, a través de poner en práctica lo que hay detrás de la manera en que sabemos lo que sabemos. Para terminar, quiero recordar el comentario de Asunción López cuando compartí el año pasado en mi grupo del Seminario la experiencia de haber abandonado muy joven el hogar en busca de elecciones de vida, y curiosamente haberme encontrado con mujeres como Silvia Durán en el camino. Asunción me dijo que seguramente, aunque no lo recordara, mi madre u otras mujeres me habían compartido en ese camino solitario un conocimiento sensible, fincado en el afecto. Y entonces había podido enfrentarme a una
89 propuesta tan compleja como la que ahora desarrollaba. Al recordar mis encuentros con Asunción y sus palabras, ahora que tengo muchas incertidumbres que me envuelven en el “quehacer humano y artístico con hombres recluidos”, me pregunto si es posible que al no haber tenido estos hombres un lugar de afecto puedan encontrar su lugar en el mundo. ¿Cómo compartir con ellos la experiencia de construir otro “lugar” de afecto fuera de la familia y la escuela como el lugar que hemos construido con ellos los y las colegas del proyecto La Lleca? Y me refiero no sólo al espacio que el mismo proyecto constituye, sino a la relación que tenemos quienes lo iniciamos: Fernando Fuentes, un hombre que estuvo alejado de su madre siendo aún niño y que dejó la escuela para perderse por el mundo entre Estados Unidos, Alemania y México; Rodrigo Hernández, que siendo muy joven tuvo que irse a Canadá y dejar los estudios para buscar junto con su familia ese lugar que le fue negado en su país natal, después fue deportado y por este hecho lo conocimos y se integró al proyecto; Brian Whitener, otro
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hombre joven que fuera de su país de origen y lejos de su familia sanguínea ha construido junto conmigo y los otros dos amigos y colegas un espacio de afecto, que trasladamos en cada sesión de La Lleca al penitenciario de varones.
Los sentimientos puestos en juego Diario 3.5.05 Los diarios hablan de nuestros sentimientos puestos en juego, de nuestra decisión de que estos sentimientos no sean escondidos detrás de una posición de autoridad y poder, que puede estar armada desde nuestra educación universitaria o por nuestra posición en espacios pedagógicos (aunque en La Lleca los desbordemos) o formación profesional. Siempre he creído que las “relaciones” son el motor del proyecto y a partir
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de nuestra posición de “mojarnos” todos en ellas nos diferenciamos de proyectos institucionales educativos, artísticos y de trabajo social. Creo que nuestra posición política en este sentido es clara. Estamos en contra de las relaciones verticales en las que nos educamos y la represión en ellas presente. Sé que el riesgo de practicar relaciones en donde se involucren nuestros sentires no es poco. Pero en el tiempo que he desarrollado relaciones con los chicos del penitenciario y con inmigrantes marroquíes he aprendido que las “cosas se acomodan solas”, como si fuera cierto que podemos como humanas/os asumir y vivir la libertad de las prácticas de varias relaciones de afecto, sin necesidad de leyes, de represión ni autoritarismo, sobre la idea de un amor institucionalizado o religioso que no hemos elegido, sino que nos ha sido dado de antemano. Viví el temor de Quetzal en relación con Cristian. Me enamoré de Hermes que me robó un beso mientras desarrollábamos los Juegos de niños. Nos escribíamos cartas y me llamaba por telé-
91 fono. Soñaba con Hermes. El último día que nos vimos en el CERESOVA discutía conmigo, porque se ponía celoso de sus compañeros. Para Hermes era muy difícil entender que mi trabajo está basado en la relación de comunicación y afecto con los otros/las otras y darles atención a sus pensamientos e ideas, y con ello dotarles de una confianza en sí mismos/mismas (cuestión, por ejemplo, que Israel ha observado con una gran sensibilidad). Hermes sabía que yo tenía pareja, pero mi comportamiento le hablaba de una correspondencia a su amor e ilusión. Le prometí ir con él al pueblo de su abuela, y aún sé que lo cumpliría. Siempre le aclaré que más allá del especial cariño y atracción que nos teníamos éramos amigos. Varias veces me dijo que no podía ir en contra de su ser egoísta y yo admiraba su sinceridad. Las cosas se acomodaron al moverme a Barcelona y aunque éramos amigos por teléfono él continuaba con un deseo sexual y su deseo me hacía sentir amenazada. Creo que Hermes y yo siempre nos sentiremos atraídos, pero mi vida partida en mil pedazos y en mil (no tantos) cariños no es lo que él busca,
92 y si lo entendió en el pasado, bajo sus condiciones, fue porque ya estaba enredada en un enamoramiento compartido. En conclusión, no hay demasiado de qué preocuparse porque al salir los chicos tienen una vida que retomar, que está fuera de nosotras y nosotros. Debemos dejar claro que nuestra vida, la que podríamos compartir con ellos, posiblemente no es la que ellos esperan. Sobre dar amor y disfrutar de éste en cualquiera de sus formatos, también nos hace libres. Creo que hay que tener precaución en las miradas de la institución y de los custodios hacia el proyecto, pero Quetzal sabrá hacerlo como yo lo hago. O asumir la naturaleza de los hechos transmitiendo que ésta es nuestra forma de trabajo: válida y auténtica. Aunque deberíamos de ser cuidadosas por ellos, porque su relación con nosotras no puede ser como si estuvieran afuera y podrían tener problemas con las “autoridades” del centro. Otra cosa es que si la relación con los demás chicos del grupo se ve afectada por una relación en particular, hay que detectarlo y buscar solu-
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ción. Aunque me parece que la relación de algunos de ellos con nosotras se alimenta de momentos más infantiles, más límpidos, de la imposibilidad de practicar cuerpo a cuerpo el afecto y eso tiene sus delicias…
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CAPÍTULO 3 MODOS DE TRABAJO Hacia un hacer radical
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Crítica a la educación institucional Entrevista a Cristian Lorena. ¿Cómo es el trabajo en otros talleres? Cristian. Las diferencias son marcadas. En los cursos de los técnicos penitenciarios siempre se tratan temas como proyecto de vida, autoestima, etcétera. Siempre van encaminados a, supuestamente, la reparación, la readaptación de los internos. Y en el curso de La Lleca siempre las cosas son como más al aire libre. Más en el
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sentido humano, no tanto en el sentido técnico sino más del lado humano. Más del lado de los sentimientos, de los sueños, de los proyectos de vida. A diferencia de los cursos de los técnicos que son ya más hechos. Algo preestablecido, como una doctrina. Los técnicos los dan sistemáticamente y muy preestablecido, a diferencia de Lorena que siempre trabaja sobre la marcha, sobre las cosas que van sucediendo, sobre los sentimientos, sobre las emociones, es todo eso. Lorena. ¿Qué recuerdas del trabajo con Quetzal? Cristian. Pues nos regaló un cuadernito, que era como un diario en el que íbamos apuntando cosas que nos sucedían. Lo que me gustó de este cuadernito fue que había veces en que yo miraba al cielo y veía cosas, sentía muchas cosas e iba yo a escribirlas corriendo. Los días posteriores, cuando leía esas cosas me gustaba repasarlas porque me hacían volver a sentir ese sentimiento que en su momento escribí. Lorena. ¿Cómo son las relaciones con la institución?
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Cristian. De abuso de poder, de autoridad de los de negro y de los funcionarios también, ellos se plantan en su papel de funcionarios o de autoridad, y relegan al de color beige, que es el color que visto. Tú no tienes opinión, no tienes derechos, ni a un medicamento ni a nada, es lo que más molesta del abuso de poder, del abuso de autoridad. Lorena. ¿Qué es lo que más te gusta de la relación con los demás compañeros en el proyecto? Cristian. Conocer ideas, conocer historias. Cada que sale un compañero nuevo, siempre cuenta una historia de cómo fue que lo agarraron, de cómo fue, pero entre todo esto de las circunstancias en las que perdió su libertad, siempre cuenta algo de su vida o de su pasado, y eso a mí me gusta. Saber por qué, por qué la gente está aquí. Lorena. ¿No es algo que sea común cuando nosotros nos vamos, o cuando ustedes se quedan compartiendo otros espacios? Cristian. Sí, sí es común en las estancias, pero con gente con la que uno convive en la estancia,
95 la celda, y a diferencia de cuando estamos aquí es que lo hacen más natural. Como que ustedes transmiten esa confianza de poder expresar los sentimientos y la historia de cada persona. Esa es la diferencia. Lorena. La complejidad, Cristian, del mundo que ustedes viven, y al que nosotros nos acercamos. Porque estamos, la verdad, lejos aún –a pesar de esta aproximación– de las cuestiones que ustedes viven, de la sobrevivencia que tienen aquí dentro. Hay muchas cosas que nosotros realmente no podemos conocer, porque sí hay diferencias, Aunque nosotros nos acerquemos a ustedes, y trabajemos en un proyecto de relación y confianza, innegablemente hay diferencias. Hay cosas para las que ustedes ya tienen una medida, y esa medida les permite sobrevivir. Pueden ver la violencia o pueden ver la astucia o pueden ver el abuso de poder como algo normal. ¿Tú qué piensas acerca de esto? Cristian. Sí, pues así es. En la vida penitenciaria, dentro de un reclusorio, es la ley del más fuerte, quien es mejor para todo, quien es más fuerte
96 en sí. Aquí todo esto se rige por quién es más fuerte o quién tiene más poder económico. Porque aquí todo se compra con dinero: quieres ir a algún lugar es una moneda. Y ese es el vínculo de corrupción de los de negro, de estarnos siempre pidiendo dinero para todo hasta para poder bajar una cobija y estar con tu visita. Esto se hace tan cotidiano el que ellos abusen de ti. Abusen de tu persona. A mí también se me hace muy miserable, porque pues estamos presos, y aparte tener que pagar por ir a la escuela o por cruzar al auditorio y todo eso. Es un círculo vicioso que llega a ser tan común que ya no te molesta. Lorena. Claro, lo llegas a asimilar. Cristian. Lo llegas a asimilar, y se hace tan normal que ya aprendes a vivir con eso, pero yo pienso que no debería ser así. Lorena. No, es muy complejo y además es algo que ya está establecido dentro de estos espacios.
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Desaprender para saber: el trabajo en La Lleca como educación radical No podemos describir aquí la distribución de las instalaciones ni hablar sobre dimensiones precisas del Centro donde trabajamos por medidas de seguridad, pero sí mencionar qué hay en los perímetros de éste y en la cercanía del centro escolar. El centro escolar está en el polo opuesto a las oficinas de la institución,27 ambas se ubican Al espacio donde están las direcciones y subdirecciones se le llama gobierno.
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en las orillas. Para llegar a la escuela se deben cruzar varias exclusas, que son casetas de vigilancia para controlar la circulación de los internos entre los edificios de las celdas y los espacios comunes. El pasillo que lleva de una orilla a otra es muy largo, pasa junto a todos los edificios de celdas, y también al lado de servicios generales donde están la panadería, la tortillería, la cocina y los cuartos de máquinas. El pasillo está bordeado por una malla metálica blanca, que deslumbra bastante. Junto al centro escolar está la zona de fábricas, que consta de ocho talleres industriales. Se han colocado lado a lado los espacios de producción de conocimientos y de bienes materiales, en esta institución la escuela sigue siendo un espacio de disciplinamiento, de vigilancia, y funciona aún como un lugar para el desarrollo de las personas, afincada en ideas progresistas, civilizatorias, como parte del proyecto educativo modernista. En la cárcel, la educación se ha salvado de ser absorbida por las necesidades del mercado, en todo caso
97 quienes asisten a los cursos buscan beneficios en relación con su liberación. Quizá empezar por la ubicación del centro escolar nos permita pensar en cómo se da la educación para los presos desde la Dirección General de Readaptación y Prevención Social, porque creemos que se ha puesto donde está como reflejo de la importancia que tiene en los procesos de readaptación la escolarización de los presos. En el diseño de esta cárcel se han colocado los dos lugares que se vinculan a la readaptación uno junto al otro. Trabajo y escuela cumplen en la cárcel, como en casi toda sociedad, la regulación social de nuestras vidas, establecidas desde las formas hegemónicas del qué y cómo debemos pensar, hablar y hacer. Educandos y trabajadores siguen en las posiciones fijas que al parecer funcionan perfectamente en la sociedad: los empleados de las fábricas deben cumplir con su cuota de producción, y los educandos absorber su cuota de conocimientos y habilidades tecnológicas. De esta manera, siguiendo la posible lógica de la institución, los presos reapren-
98 den a vivir en condiciones socialmente normales. Normalidad en el trabajo, en la escuela y en otras áreas e instituciones, en las que la explotación, la humillación, la discriminación sexual, racial y económica (de clase), etcétera, se hace práctica de vida cotidiana según la cual se ordenan las relaciones. Desde los salones del último piso de la escuela pueden verse las casas y un terreno baldío que están al lado del CERESOVA. Un par de ocasiones he tenido un sueño, en el que tendemos un puente con tablas que nos permite caminar hacia afuera. Lo extraño es que salimos y siempre volvemos a entrar, seguro que los presos no estarían de acuerdo con regresar, ni siquiera en mis sueños. Pero creo que cuando estamos trabajando vamos clavando estas tablas que nos liberan del lugar donde estamos. No sólo de la prisión como espacio institucional, sino de las posiciones que ocupamos los de afuera y los de adentro. Nos fugamos de aquello que nos encierra en subjetividades fijas como artistas, activistas, educadores, presos o lacras para treparnos a las tablas del puente, que no sólo nos hacen múlti-
Cómo hacemos lo que hacemos
ples, sino que nos dejan andar sobre otro tipo de configuración de subjetividad, en un continuo escape y montaje. Posiblemente en el programa para el Estado Mexicano que se armó desde el PNR (Partido Nacional Revolucionario), durante la década de consolidación y conclusión de la Revolución, la escuela todavía podía entenderse como parte de un proyecto de educación que surgía de las reivindicaciones de la lucha revolucionaria.28 A mediados de los años treinta del S. XX el sistema educativo mexicano sufrió grandes transformaciones. Al parecer fue el primer país de América Latina en el que se empleó el término educación socialista.29 En el proyecto educativo que se intentó desarrollar durante el cardenismo se pretendía “… que niños y adultos se organizaran Entendida como paso o parada en el itinerario utópico de una revolución que alcanza, como marcaban los cánones del socialismo científico, su meta al regular la vida social desde el aparato de gobierno del Estado. 29 Poco antes de que concluyera el año de 1934 el Congreso de la Unión aprobó la propuesta del Partido Nacional Revolucionario de modificar el Artículo Tercero constitucional. Ya reformado, el texto establecía que la educación impartida 28
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para mejorar la vida de las comunidades, hacer efectivos los derechos de obreros y campesinos, defenderse de los abusos de las autoridades y proteger los recursos e intereses nacionales. Dicha prioridad fue parte esencial de un proyecto de grandes magnitudes y ambicioso en cuanto su fin supremo: transformar los saberes y las prácticas de las masas campesinas…”,30 mientras que para las ciudades se planeaba la educación proletaria desde la idealización de un arquetipo de obrero: “… el trabajador industrial, capacitado técnicamente, solidario para con sus semejantes, combativo en la defensa de su clase, abstemio, sano y robusto”.31 por el Estado debía ser socialista, excluir toda doctrina religiosa y combatir el fanatismo mediante la inculcación de un concepto racional y exacto del universo y de la vida social. Asimismo, ampliaba las facultades del gobierno federal tanto para controlar los distintos niveles del sistema educativo como para vigilar el funcionamiento de las escuelas particulares. Quintanilla, Susana. La educación en México durante el periodo del Lázaro Cárdenas, 1934-1940. www.cenedic.ucol.mx/ccmc-construccion/ recursos/1895.pdf 30 Quintanilla, Susana. Op. Cit. 31 “Su sostén administrativo e ideológico fue el Departamento de Educación Obrera, que vivió a contrapelo sólo tres años, sin cumplir los propósitos que justificaron su nacimiento:
99 La escuela entonces se veía como el espacio para la formación de mujeres y hombres, que necesariamente debían pasar por ella para superar el poder de los opresores y para asegurar ese nuevo lugar del orden social, político y económico que en México tomó la forma de partido de Estado. El paso por la escuela ahora es tópico de las empresas, el proyecto educativo actual ha pospuesto la idea de formación para un magnánimo futuro de la sociedad. Los individuos son hoy quienes deben abrirse campo en el mercado laboral, a través de la adquisición de habilidades tecnológicas y poner en marcha todo su potencial comunicativo y afectivo. La escuela se convierte en túnel del tiempo que a las personas hace dueñas de los beneficios del futuro en el presente: todas podemos estar bien hoy mismo con el salario que nos permita adquirir esa felicidad. controlar las escuelas primarias y secundarias nocturnas para trabajadores (106 en total), desarrollar programas culturales dirigidos a los obreros y sustituir ‘los valores y las aspiraciones de la pequeña burguesía’ mediante una verdadera escuela de la clase trabajadora. Los cursos estaban divididos en tres grupos: asignaturas académicas, instrucción política sobre la lucha de clases y educación física”.
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Nuestra esperanza dicta que reconocemos y actuamos, sobre una tendencia que existe en el presente (en la realidad presente) que puede conducir hacia un futuro potencial. Esta esperanza no está ligada a la utopía, si concebimos como utópico un sueño de un futuro que está separado del presente.32
Como Traveler, Talita y Oliveira, personajes célebres de la narrativa de Julio Cortázar,* quienes construimos puentes para evitar los rodeos racionales dominantes, maniobramos frente a esa especie de magnánimo porvenir desde un ayer/ hoy/mañana, desanclado de tiempos perentorios. En nuestra práctica pedagógica, que puede entenderse mejor como generación de saberes situados o saberes surgidos de la fluidez del movimiento vital, que desarrollamos dentro de la prisión nos vemos atravesados por la esperanza. Como apuntan Negri y Hardt:
En las prácticas de enseñanza institucional, lo que sucede en las aulas no está ligado al presente de alumnos y maestros, pero tampoco apunta a un futuro político y social mejor, como se esperaba con la “educación socialista”.33
* Tirame el paquete y después hacemos juegos… –dijo Oliveira.
La esperanza en La Lleca se ve entrelazada con la idea de fuga. La fuga se piensa como un plan
Sería mejor que vinieras a buscarlo. ¿Pero vos estás loco, pibe? Bajar tres pisos… y subir otros tres pisos… No vas a pretender que sea yo el que practique ese andinismo vespertino. Lejos de mí tal intención –dijo virtuosamente Oliveira– ni que vaya a buscar un tablón a la antecocina para fabricar un puente. Esa idea –dijo Oliveira– no es mala del todo, aparte de que nos serviría para ir usando los clavos, vos de tu lado y yo del mío. Cortazar, Julio. Rayuela, Editorial La Oveja Negra Ltda., Colombia, 1984, p. 229.
Citados por Coté, Mark, J.F. Day y Greig Peuter. Utopian pedagogy. Radical experiments against neoliberal globalization, Toronto University Press, Toronto, 2007, p.14. 33 Tan solo como parte del programa de vida neoliberal, desprende la posibilidad para armar subjetividades preparadas para el consumo, pero este asunto de formación para el consumo tendríamos que tocarlo por otro lado, reconocer que también ha sido el camino de muchos presos, y no precisamente un trayecto que hayan recorrido en la escuela, sino que la ruta ha estado marcada desde los medios y esa extraña conformación intersubjetiva de los deseos: aprender a desear a partir de las recomendaciones de los otros. 32
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que debe estar matemáticamente armado y que sólo puede realizarse en el futuro, nosotros nos fugamos todo el tiempo, siempre en el presente pensado lejos del razonamiento puro. Traveler, Talita y Oliveira al evitar subir y bajar escaleras, cruzar pasillos y abrir puertas, se fugan de la forma en que el diseño de espacios habitables determina nuestra circulación y movilidad. Cuando nos ponemos a pensar que lo mejor que podría venirnos es la liberación, incluso si esto implicara un escape de la cárcel, nos volveríamos a ver envueltos en la lógica de la readaptación, que está marcada por la idea de castigo y reformación en presente, para recolocar a los presos en el espacio de los adaptados en el futuro, al cumplir su sentencia, al estar del otro lado de las puertas, al otro lado de un pasado que es mejor borrar de tajo. Como si el salir y entrar de la cárcel estuviera también prediseñado.
desde el tiempo, es decir, como se suele hacer de manera común para anclar los sueños al futuro. En su sueño, ella y dos compañeras recogen a Armando en las puertas de la cárcel y lo regresan un día después por la noche. Pareciera que los comentarios de los presos marcaran nuestros sueños. Como cuando nos dicen que al irnos nosotros, después de las sesiones en La Lleca, se van con nosotros tomados de nuestras manos, que cuando nos encontramos cada semana salen del mundo de la cárcel para reunirse en un espacio que nosotros vemos como un lugar inexistente en las cárceles, que hace posible que ellos escapen y nosotros también. Repito, esta idea nos surgió una vez que ellos nos comentaron lo que significaba vernos, estar y convivir con nosotros.
Lorena podría explicar la relación entre fuga y educación, que podría decirse seguimos en La Lleca, y lo haría también desde un sueño. Y no hablamos aquí de nuestros sueños pensados
Al acercarnos desde la forma en que construimos saberes en las sesiones, a la tradición de la pedagogía crítica, aquélla que está acotada por el discurso modernista, parecería insuficiente para
Pensar en la construcción de saberes situados desde una pedagogía radical
102 abrir espacios de fuga de la educación, ya que la pedagogía crítica cuando se ve determinada por el discurso modernista se sujeta “… (mayoritariamente) a sus posibilidades liberadoras al enfocarse casi exclusivamente a cuestiones sobre el diálogo, el proceso y el intercambio”.34 Muchas de las sesiones de trabajo van fluctuando entre el caos y la sorpresa. No es que el grupo y el trabajo que desarrollamos sean un desastre en sí mismos, sino que los giros que siguen las discusiones nos toman desprevenidos (como cuando nos tiramos un clavado y al caer en el agua nos damos cuenta que no está tan fría o tan tibia como lo esperábamos o deseábamos). Pero además de estar desprevenidos, al no reflexionar sobre las cuestiones que van saliendo sesión por sesión, nos perdemos de responder a muchas cuestiones. No es que crea en medios y reflexiones imponderables que nos armen de respuestas y soluciones, tanto de conocimiento Giroux, Henry A. “La pedagogía de frontera en la era del posmodernismo” en De Alba, Alicia (comp.) Posmodernidad y educación, UNAM-Centro de Estudios sobre la Universidad, Grupo Editorial Porrúa, México, 1995, p. 73. 34
Cómo hacemos lo que hacemos
como éticas y políticas, frente a los temas que vamos tratando en las sesiones. Pero sí podríamos evitar repeticiones, lugares comunes, la creación de falsos problemas y crear una lluvia de opiniones que más que dar forma a una discusión genera una especie de foro de chat, del que no emergen saberes, sino que cada quien habla para sí, emulando las tradiciones liberalprogresistas en las que la enseñanza se reduce a hacer que los estudiantes expresen o evalúen sus propias experiencias, desconectadas de los saberes que conforman prácticas de vida. En alguna ocasión nos hicieron un comentario mientras veían en Barcelona una grabación en video en la que aparecen discutiendo Hermes y el Kalusha en torno a la forma en que se construye la solidaridad dentro del penitenciario. Nos comentaban que al final de la discusión parecían haberse autorizado el uno al otro. Yo siento que su diálogo se convirtió en un ir y venir de ideas personales, y que no se construyeron conocimientos colectivos. Desde la idea de direccionalidad recogida de la teoría fílmica por la pedagoga Elizabeth Ellsworth, la crítica que acabo de hacer
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al diálogo como forma de comunicación y de relación entre dos sujetos, estaría enfrascada en la idea de que la reflexión lleva a la comprensión, y que ésta sólo se alcanza al erradicar la diferencia en la acción comunicativa. Es decir, lo primero que se hace en este proceso de comprensión es “…establecer nuestro presumible terreno común de comprensión…”35 evitando así caer en desacuerdos y poniendo un tope a nuestros deseos y pasiones, que amenazarían con la continuidad que debe tener un diálogo para lograr la comprensión. Sin embargo, en un lugar como la cárcel donde las formas de comunicación están basadas en la violencia, en la superioridad, en el sometimiento del otro a través de la fuerza física y psicológica, llevar a cabo un intercambio de historias, abrir la posibilidad para que los internos cuenten sus experiencias de vida es un acto subversivo, que además puede llegar a causarles problemas con Ellsworth, Elizabeth. Posiciones en la enseñanza. Diferencia, pedagogía y el poder de la direccionalidad. Akal Ediciones, Barcelona, 2005, p. 99.
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103 los otros internos y con los guardias. Una de las acciones más penadas-castigadas-normativizadas dentro de la prisión, que se ha instituido desde las propias formas de socialización que se dan en la cárcel, y que se ha construido como otro de los lugares del disciplinamiento y el control que impone la institución es hablar o poncharse como se dice ahí adentro. Poncharse es algo que ni el personal que labora en las distintas áreas de los centros de readaptación tiene permitido hacer. Poncharse, en pocas palabras, es hablar sobre aquellas cosas que les son incómodas, pero que toda la población y muchos de los trabajadores han interiorizado. Poncharse es como recuperar la voz, pero en la cárcel es ablandarse o como se dice popularmente: rajarse. Entonces, el trabajo de diálogo que desarrollamos en La Lleca rompe con las barreras sociales que se han instituido dentro de la cárcel, y nos permite trabajar en la construcción de saberes desde la diferencia, y no buscando aplanar y desarrugar las experiencias y situaciones que nos han hecho diferentes.
104 Pero nos alejamos de sobrevalorar la comunicación en las sesiones de trabajo, como suele suceder con muchas propuestas educativas basadas en la tradición de la pedagogía crítica. Es decir, que las preocupaciones, problemáticas individuales y grupales, los cuestionamientos, las dudas y otras formas de reflejar que hay un proceso de comprensión de los temas que trabajamos conforman una construcción de saberes, y no un simple vaciado e intercambio de conocimientos. Vamos potenciando nuestros saberes, dotando de sentido a la gran cantidad de formas de conocimiento y capacidades culturales, desde las cuales nos adentramos en las diversas relaciones y experiencias dadas entre la realidad y nosotros. Una de las formas con las que alcanzamos la construcción de saberes nos parece que está en el tipo de acercamiento que tenemos al iniciar el trabajo, en lo que creemos sobre las relaciones entre las personas y la presencia con la que llegamos a la cárcel, al sentarnos “junto a ellos” no “frente a ellos” y a distancia. Lo segundo
Cómo hacemos lo que hacemos
podría estar en nuestra manera de hablar con ellos y por supuesto en lo que hablamos. Aquí se marca una gran diferencia (dicho por los presos) con sus profesores y con los técnicos penitenciarios principalmente. Por ejemplo, en una de las últimas sesiones hablamos sobre la problemática de las relaciones que tienen la mayoría de hombres con las mujeres dentro de nuestra sociedad, una relación en la que el respeto es sólo para el más fuerte, y cómo esta figura de fortaleza se ha construido a partir de nuestra educación formal, familiar o en la calle. Acomodados en un círculo durante la sesión junto a ellos, cercana a ellos está Lorena. En una hoja blanca traza un mapa con las diferentes opiniones que los presos van teniendo sobre el tema. Se puso un ejemplo: cuando las mujeres entran a un vagón, y la mayoría de los hombres las mira, abordándolas con comentarios y con sus miradas. Víctor comenta que es una falta de respeto pero que a las mujeres les agrada, mientras lo dice mira tímidamente a Lorena, en su cara hay una expresión de confusión y preocupación.
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106 Lorena le contesta con otra pregunta: “¿Por qué sucede eso?“ Se adelanta José Luis a contestar mirando a Víctor y a Lorena: ”Es por nuestra educación“. Y Víctor asienta con la cabeza, su ceño ya no está fruncido. Los demás, Gabriel, Jorge, Ricardo y Jorge Alberto, se han quedado en silencio porque el mapa parece una maraña. Ricardo no está de acuerdo con las primeras palabras anotadas en el mapa: del lado izquierdo, sexualidad; del lado derecho, comunicación; debajo de sexualidad, prevención; y bajo comunicación, sociedad conservadora. En este punto continuó la discusión. Lorena puso un ejemplo personal sobre cómo vive la mirada de los hombres cuando la abordan en la calle, en los transportes, en los pasillos de la cárcel, y el más importante fue sobre cómo siente la mirada de ellos. Seguido de este ejemplo, Lorena retomó una duda de Julio en relación con la violencia en la mirada y los pensamientos de los hombres (en reclusión y de los que no lo están) hacia las mujeres, cuando dejan al descubierto parte de su cuerpo: ¿cómo mirarlas sin morbo?
Cómo hacemos lo que hacemos
Este tipo de discusiones sobre temas que afectan a los presos directamente en sus relaciones con las personas que estuvieron a su alrededor, y con las pocas mujeres con quienes conviven ahora, pueden darse porque hay un trabajo sobre la experiencia. Estamos haciendo un conocimiento, en el que nuestras reflexiones se hacen conocimiento: saberes situados.36 Pero esto es posible por el tipo de ambiente que se da acá, estamos en grupo y aunque eso dificulta que todos los participantes den ejemplos de su vida, como sucedería en una terapia individual hay fuertes reservas aunque una participación activa en sus preguntas y comentarios. Saben que Lorena, como Fernando y Gina son personas en las que se puede confiar, que disfrutan de manera semejante a ellos los encuentros, la compañía, la amistad con sus limitantes y con su libertad, es decir, ellos están siempre en la cárcel pero pueden dejar de ir con nosotros. La construcción de saberes situados la posibilitamos cuando nos Véase Colectivo Situaciones. Genocida en el barrio. Ediciones Mano a Mano, Buenos Aires, 2001. 36
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volvemos sencillos (aunque nuestras dudas sean interminables), cuando dudamos de lo que hemos aprendido dentro de las instituciones, cuando desaprendemos y nos dejamos tocar por las necesidades de las otras/de los otros y vivimos el afecto más allá de los intereses creados en nuestras sociedades de consumo.
Liberar el “hacer” en un medio como la prisión Diario 13.12.05 Estoy mal de la garganta pero puede más mi deseo de ver a los chicos, de estar con ellos. Nos recibe Mariscal en la primera exclusa. Mario y Víctor ya están esperándonos pero faltan muchos. Alettia y los chicos de Medios Libres aún no llegan. Nos preguntan por ellos. Ricardo, Mai y Lorenzo me saludaron, y junto con mis chicos les leo uno de esos buenos cuentos cortos
108 de mi excolega Alejandra Maldonado, de Jóvenes Creadores, que sé les gustan. Iniciamos la sesión en la biblioteca con Luis, Carlos, José, Cristian, Mario, Víctor y Antonio, un chico que nos visita. Un chico que ya estaba en la biblioteca mira el libro que traigo y me muestra el suyo de filosofía-política en Grecia o algo así. Me pregunta que si lo conozco y le digo que en la preparatoria leía semejantes a ese. Les comento a los chicos que es curioso que su libro sea de política y el mío también, pero de política de lo cotidiano.37 Me dice uno de los chicos que mi libro tiene en la portada una imagen de unos chavos que se parecen a Los Panchitos. Iniciamos revisando los deberes, los ejercicios que habían quedado de tarea. Luis nos habla del cuento que leyó, sobre dos chicos que se encuentran con un travesti y terminan haciendo cosas con una muñeca inflable. Nos comenta que eso es inmoral. Les pregunto cuál es su opinión, Cristian se opone, los demás están de Brito, Fausto y Roberto Freire, Utopía y pasión. La política de lo cotidiano, Editorial Tierra del Sur, Buenos Aires, 2005.
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acuerdo con Luis. Les comento sobre nuestra educación tradicional de represión sexual, en la que lo natural se vuelve innombrable, prohibido e irrespetuoso. Me extiendo sobre la naturaleza del sexo y de su práctica. Ricardo me dice que eso es en otros países pero no aquí. Comentan que es un vicio, una enfermedad tener sexo con objetos. Cristian y yo estamos seguros de opinar igual. Los chicos hablan de enfermedades psicológicas y de problemas específicos mentales. Me da la impresión de que lo que saben es el fruto de sus cursos en el penitenciario. Uno de los chicos (que hace tiempo no venía a las sesiones) comenta sobre la incapacidad de los padres para hablar con las hijas sobre el sexo. Los demás, incluyendo a Luis, creen que el tema ha cambiado y hay más apertura en la escuela. Les hablo de mi historia en relación con la menstruación y la poca información que tenía a los 18 años. El siguiente tema fue el de las relaciones abiertas y las relaciones tradicionales. Somos educados para tener una sola pareja y cómo este hecho
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responde a la educación institucional, basada en el bienestar individual y no en la naturaleza gregaria del hombre. Les hablo de la relación de ellos conmigo, de un corazón en el que cada uno ocupa una posición. Víctor comenta que hay distintas clases de cariño y de amor, a lo que respondo que también hay muchas mezclas de las que no nos hablan las instituciones y sólo conocemos las relacionadas a la novia, esposa y amante. Les hago un dibujo para decirles que a raíz del amor profundo de mi primer novio descubrí que era tanto el amor que llevaba conmigo que se desparramaba y tocaba a los y a las demás. Que su amor me daba una fuerza extraña e irradiaba amor a los otros/las otras, entonces no podía estar con una sola persona y darle cariño a ella únicamente. El Güero habló de su vida en relación a esto y de que en verdad cuando tenía una pareja y era querido se acercaban a él más personas amorosas. También intenté vincular la idea de exclusividad con el sentido de propiedad, de acuerdo con la ideología liberal y de cómo la apropiación daña nuestras relaciones dentro de
un colectivo. Me interesé por explicar que la apropiación es antinatural y por supuesto socialmente construida. Hablamos de la agresividad y la destrucción como respuesta a la represión social, sexual y mental. De cómo socialmente perdemos la espontaneidad y con ella nuestra naturaleza está en riesgo (libertad para crear un mundo donde estemos incluidos). Les hablé de una imagen que mi madre se ha creado en la que cuenta que a los niños (que traían de París) los colgaban en el tendedero y que a mí me habían colgado al revés y por eso pensaba así. Les pregunté que si todo está “al derecho” por qué teníamos una sociedad como la nuestra. Les comenté que no es fácil ir en contra y les pedí que imaginaran el metro cuando la gente sale del vagón, una multitud, y tú quieres entrar en sentido contrario. Víctor dijo que “había que esperar a que salieran o podías hacerte a un ladito y buscar entrar, habrá un hueco para colarse“. Cristian me miraba pensativo. Antonio hizo preguntas cruciales: “¿Como se
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puede estar en un medio como el de la prisión y hacer lo que tú piensas? ¿Cómo puedes ser fiel a lo que crees y a la vez ofender y no entender a tus compañeros de prisión?” Entendí que por un lado no podíamos ser arrogantes y pensar de modo individual, y por el otro dejarse llevar por las circunstancias. Le pedí que volviera a preguntar con ejemplos: “¿Cómo puede uno aquí formar parte de una lucha, de una organización como el EZLN?” Mis ojos se abrieron y le dije que donde cada quien estaba podía formar parte de la Otra Campaña con nuestro ser cotidiano y nuestra rebeldía. Que no necesitábamos de ninguna institución que nos organizara, si pedíamos recibir una orden, entonces, no podíamos formar parte de la búsqueda de autonomía. Todos debemos participar desde nuestras posiciones. Fernando entró con su grupo y hablamos de la propuesta de cambiar de grupos, y de que mis chicos conocieran el tema que él desarrolla y la manera en que lo hace. Hablaron Ray, Luis, Carlos, Mario, Víctor y Ricardo. Cada uno dijo
que teníamos que ser coherentes con lo que hablamos y hacemos, y todos con los demás grupos éramos compañeros y precisamente hoy habíamos hablado de propiedad y apropiación de manera crítica. Comenté que para mí no era fácil por el estrecho vínculo que hemos construido con los chicos con quienes trabajo, pero que era un gusto estar con compañeros que no había tenido más cercanos. Mario y Ricardo hablaron de la necesidad de trabajar el tema de delincuencia que aunque lo tocamos lo hacemos de manera indirecta. Hubieron varios comentarios y preguntas que quedaron en video.38 Hubo una discusión acerca de cómo ellos podían encontrarse en los pasillos y continuar trabajando. Antonio insiste en esa posibilidad. Mario y Raymundo dicen que es la palabra de los custodios contra la de ellos, y que pueden decir que están organizando una fuga, enojarse y Queremos, en algún momento, hacer una narración visual con todas las conversaciones que se han documentado a lo largo de los últimos cuatro años.
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112 llevarles la contra, pueden ir a parar al módulo (castigo). Antonio insistía en encontrarse para hablar de temas políticos. Yo lo animé a pesar de los comentarios de los compañeros. Raymundo insistió en la idea de juntarnos mínimo una hora todos los grupos de La Lleca al final de las sesiones. Ante súplicas y grandes ojos de mis chicos rompí la Antología de Jóvenes Creadores39 para repartir los cuentos, y que todos pudieran leer algunos. Ricardo bromeó sobre lo que hice, y dijo que eso sucedía por consumir drogas: reí. Carlos, después de ver que no pudo convencerme, me ayudó a romper el libro e hicimos la repartición. Miré a Cristian y le dije que si los libros no podían leerse y estaban guardados en una biblioteca no tenía sentido conservarlos completos y en buen estado. Programa de becas que otorga el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) a creadores menores de 35 años. Apoya a diversas disciplinas, entre las que se incluyen prácticas literarias. Al final del programa de beca, que dura un año, se imprimen catálogos de las áreas visuales y una antología de las textuales.
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Israel me siguió al igual que José hasta la última aduana. Israel le dijo a Fernando que yo hacía bien en querer y abrazar a todos sin importar su físico y su delito. Brian, Fernando y yo nos preguntamos qué pensará Israel cuando nos oye desarrollar temas como el de mi sesión de hoy. Brian dice que seguro piensa lo mismo que nosotros cuando le oímos hablar o vemos su pastorela.
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Organización y colectividad en la prisión En el otoño de 2005, despues de casi dos años de trabajar con un grupo de alrededor de 10 internos, decidimos abrir La Lleca e intentar formar una organizacion más grande y en un momento estuvimos trabajando con 80 internos. Tener un grupo más grande significaba una situación a veces fuera de nuestro control, y a fin de cuentas lo que nos pasó fue que un chavo nos robó una cámara digital. Este acontecimiento generó una serie de conversaciones bastante
113 profundas con los compañeros sobre nuestra práctica y cómo la acomodamos en el espacio de la cárcel, y sobre el trabajo en La Lleca como una construcción conjunta. Para nosotros estas conversaciones marcan un momento importante en nuestro desaprendizaje de los límites de lo posible en la cárcel y la manera en que podemos construir el espacio compartido que es La Lleca. Pero más que marcar el fin de un deseo determinado (construir una organización más grande), paradójicamente este suceso nos llevó a una relación más profunda con los integrantes de La Lleca, y abrió una temática importante en relación a los cuidados que debemos de tenernos los unos con los otros y con el trabajo de La Lleca. Nos situó en un contexto complejo con necesidades de los presos que sobrepasan nuestra capacidad de entender un tipo de sobrevivencia. Esta relación más compleja ha dado al proyecto su intensidad. Marco. Aquí son las pinches leyes pendejas. Lorena. Sí, claro. Aparte, es así como están acostumbrados a vivir.
114 Marco. Lo que pasa es que, si te das cuenta, habemos mucha gente que no estamos acostumbradas a vivir así, y habemos otra gente que así viven dentro de la calle. Entonces, creo que lo más importante es activar. Olvidémonos de las pláticas, porque si ustedes mismos tampoco hacen que esa cámara aparezca, pues pa’pronto cualquier güey te va a dar el baje. Honestamente, si tú misma no pones un alto y digas ¿quién fue? Fue él y pues ni modo. Oye, discúlpame, me la vas a pagar, es más, se va a proceder a castigar el robo. Lorena. De hecho sí pasó. Y a mí me duele en el alma, porque así está pasando. Carlos. ¡Cada quien tiene lo que quiere! Lorena. Yo creo que, tal vez hubieran querido que nosotros, entre nosotros, le hubiéramos puesto una paliza. Pero por qué hacer que intervengan los demás, es confirmarles que necesitamos que alguien nos regule todo el tiempo. ¿Me entiendes? Para que nosotros entendamos que el lenguaje de ustedes es que “los que venimos de la calle somos unos pendejos,
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entonces ¿cómo quieren que se les devuelva la cámara?” Aunque nos dé risa. Porque claro devolvérnosla es a cambio de qué nos digan: “Dame listas y yo busco a todos los del proyecto”. Entonces sí me ponen en una posición bien difícil. Marco, te voy a decir también lo que pienso, que nosotros venimos a buscarlos a ustedes, si no intervenimos no hacemos que ustedes tengan un pequeño cambio, pero no deseamos afectarlos más. Marco. Es muy difícil que tú puedas hacer que cambié una persona aquí interna. Que tú vengas con esas ideas y digas: “Voy a ver a mis muchachos”, pero esos muchachos son los que te están dando en la madre. Lorena. Ya te entiendo, moralmente es lo que está pasando con nosotros, moralmente estamos como golpeados. Marco. ¿Sabes qué?, podría ser factible regularizar a tu gente, y tener un poco más restringidas ciertas cosas. Lorena. Eso para nosotros es ir en contra de lo que pensamos sobre nuestra práctica.
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116 Marco. Eso para ustedes, para nosotros no es igual. Lorena. Yo les estoy diciendo que tú vales y que mereces mi confianza y si no hago eso, es como decir que esto no funciona. Marco. Pero es que no estás en la calle. Lorena. Yo te entiendo. Lo que pasa es que es un proceso. Sé que ahorita pasó esto, después de dos años nos robaron. Lo que puedan hacer ustedes con nosotros ya lo hicieron, ya pasó. ¿Me entiendes?, ser realista como tú dices, toca piso, ¿dónde estás?, y también sé que no son todos iguales, eso es bien importante. Marco. Yo te puedo asegurar ahorita que no toda la gente lleva los dos años que dices, trabajando con ustedes. Casi la mayoría de la gente no lleva ni un año. Entonces ¿tú crees que esa gente se va a ganar tu confianza? Te soy honesto, pues, igual ya serían mamadas ¿no? Siendo real Lore. ¿Sabes qué? ¿Quién fue? Pues ábrelo cabrón, ábrelo. Esa es la ley aquí, la neta.
Cómo hacemos lo que hacemos
Lorena. Es como repetir el patrón. Sí entiendo lo que tú dices. ¿De dónde sacas que no quieres repetir el patrón si no hay de otra? Lo que pasa es que para serte más clara, es un experimento. Estamos viendo si se puede lograr en tres, cuatro o cinco años con un grupo más o menos constante, y que cambien ciertas cosas. Tres no te digo, veinte, treinta ni mil, tres cositas. Marco. ¿Quieres que cambien?, tienes que ser un poco más rígida. Para empezar las faltas. El problema es que nadie experimenta en cabeza ajena. Por todo lo que me estás diciendo yo te puedo decir que está bien. Y te vuelvo a repetir, pero si ahorita se descuida Rodrigo yo me llevo su mochila. ¿Entonces? Lorena. Yo creo que es como tú me has dicho, nadie experimenta en cabeza ajena. En mi casa era así, me restringían y como yo lo viví era: se acaba y adiós. Yo pienso que de algunos de ustedes, de mil, diez no están convencidos de lo que les decían en sus casas, de lo que la sociedad les decía: “¡Ah tú me estás diciendo que no! Pues yo te digo que sí”, llevar la contraria.
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Marco. ¿Y por qué no separas a esos diez? Lorena. Es muy difícil saber quiénes son, es como decirte que en una guerra no vamos a matar a los más justos. Fíjate, llego a un país y como lo hace Estados Unidos, se echa a todos, ¿cómo separar a los que no deben morir?, ¿cómo vas a conocerlos? Es muy complejo el fenómeno, cómo voy a saber, de todos ustedes, quiénes son los cuatro que tienen oportunidad de transformarse y de que tengamos un trabajo continuo por cinco años. Es muy complicado, además, a ustedes muchas veces la maestra les dijo: “tú eres un necio, tú eres un tonto, ¡ponte en la esquina!” Si yo los elijo así, estoy repitiendo lo que ustedes ya vienen cargando, porque la escuela es como el que somete: “tú eres un tonto, tú te vas al castigo”, si yo hago eso, es hacer otra vez lo que pienso no debe suceder. Nos pasó esto, bueno, el camino está aquí y aquí pasó algo, seguro que pasan cosas muy feas. Fernando. También hay una cosa muy importante que a lo mejor no has discutido mucho porque no habías venido antes. Estamos intentando
117 formar un colectivo con la gente que trabaja en el proyecto, nosotros y los chavos que están aquí internos. Para nosotros la idea es que lo que es de uno es de todos y se respeta. El hecho de que se haya perdido algo, no solamente que se la hayan quitado a Rodrigo o a Brian que son los dueños, bueno, era la cámara de Rodrigo, sino que también a él, a ella, a mí, a él, a todos nos la quitaron, fue un acto en contra de todos. A lo mejor no va a cambiar nada dentro de todo el sistema penal, en el sistema de aquí del CERESOVA, pero sí queremos que del pequeño grupo que hemos formado, somos como cincuenta personas, haya por lo menos ese cambio. Es una idea que hemos estado trabaje y trabaje, que hemos estado hablando y constantemente discutiendo. No venimos nada más a enseñarles a hacer dibujos. Queremos enseñarles a trabajar como nosotros hemos aprendido a trabajar en grupos, que es súper complicado, las experiencias que hemos tenido en colectivos también han sido acabadas por ese tipo de traiciones. Al final algo pasa que rompe la confianza en las personas. Yo entiendo lo que tú
118 dices: parece imposible venir aquí, cuando uno viene de fuera, y querer imponer algo. Lorena. Sí, es como cuando salen todos del metro y yo quiero entrar. Vienen dos mil y yo inocentemente quiero entrar de frente, es estúpido. Yo te entiendo, de hecho la figura es así: salen todos del metro y tú quieres entrar, te van a arrollar, te van a llevar entre las patas. Pues igual lo que aquí decimos, buscas meterte por la orillita, eso es lo que nosotros hacemos, meternos por algún huequito entre las piernas, a ver si llegamos, no sé hasta dónde vamos a llegar. Marco. No estamos acostumbrados a vivir igual. Y habemos gente que nomás estamos esperando a quién chingamos. Mira, yo te podría poner un ejemplo: en la estancia igual nos suceden cosas como: “¿Y mi desodorante?, ahí estaba, ¿dónde está? Pues ya no está, ¡puta madre!“ Entonces, son cosas que no tienen importancia. Beto. Lo que pasa es que no puedes dejar de ver donde estás. Tú estás entre puro pinche ratero güey. Pa’pronto, sí somos amigos güey y habrá
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mucha gente que nos estimemos como ustedes nos estiman a nosotros, pero hay gente que no lo va a ver así, aunque sienta estimación si te ve lento te va a chingar. Entonces, la neta Rodrigo dijo algo bien cierto: “sabes que… la verdad nomás los de acá, los que somos de confianza ¡cuídenos! Si ven que estamos fallando, que dejemos una cosa botada, ustedes digan ¡no te descuides!” Ustedes son los que saben, tampoco quiero decir que hagan menos a unos o a otros más, porque no se trata de eso, yo sí entiendo que ustedes vienen en buena onda, voluntariamente. A unos, yo creo que a muchos compañeros de aquí, sí nos gusta que vengan. Hay otra cosa, creo ustedes ya vieron más o menos a los que somos constantes en el grupo, nosotros entre puros de beige la verdad nos vemos mal diciéndole al otro: “sabes qué transa, tú no puedes pasar güey”, pero ustedes sí tienen autoridad para decirles: “¿sabes qué onda?, pues ya no hay cupo, ya se cerró el taller, adiós”. Esa es una buena estrategia, aunque ustedes sientan feo. Marco. Por decirlo, manejarlo entre ustedes, como un tipo de asistente. Así como ustedes
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llegan pues tú tienes tu grupo, él tiene su grupo, cada uno tiene su grupo. De ahí seleccionar a una de sus gentes que sea de confianza, por decirlo, Rodrigo, a lo mejor lo agarras a él o a Israel. ¿Ya llegaron todos? Ahora sí todo el grupo a chambear. Manuel. Y es que también entre nosotros mismos echarnos la mano, de los que vienen ponernos al tiro, atentos. Marco. Ya no hay necesidad de eso puesto que ya pasó algo y ahorita se están poniendo las cartas sobre la mesa. Al momento que te nombran asistente a ti ya no le van a echar la culpa a Chucho, sino a ti. Chucho. Todos sobres. Fernando. Buena la idea de Marco de que seleccionemos a alguien que esté cuidando, a una persona específica, yo creo que a final de cuentas lo tenemos que hacer entre más gente. Como dicen el Manuel y el Beto, yo creo que tenemos que estar alertas todos. Y si pasa decir luego, luego: “oye güey, no mames estamos aquí en
119 sesión trabajando, no chingues, no te lleves la cámara”. Detener ahí el pedo porque lo que pasó fue terrible, que algunos de ustedes se dieron cuenta y nos dijeron hasta después o no nos dijeron. Que se pudo haber parado el pedo ahí, sabiendo que la cámara es parte del trabajo que hacemos. Al rato nos vamos a juntar todos para hablar de qué propuestas hay, y una es ésta: poner un monitor. Sí, alguien que esté monitoreando y si esa persona ve, rápido nos diga a todos. Marco. Es que no se puede poner fijamente a uno. Fernando. A ver, vamos a ver, que lo diga primero el Marco y luego el Beto. Marco. Mira por decirlo, tienes un grupo de diez gentes, de tus diez gentes tú vas a sacar a uno, por decirlo: si yo salgo ahorita te quedas en la mesa con las cosas, porque pues no todos los grupos estamos juntos. Fernando. “Sí, yo me voy a hacer responsable de lo que le pase a la bolsa”.
120 Marco. ¡Exacto! De lo tuyo. Porque ese es tu grupo. Yo por eso no soy del equipo de Rodrigo y si me toca de monitor pues imagínate voy a tener que venir hasta acá, y si nos toca el salón tú vas a cuidar a tu grupo, a tu gente. Y Lore a su grupo, a su gente igual, porque somos grupos separados. Si fuéramos uno solo pues pa’pronto cuatro, uno en cada esquina. Yo creo que así en confianza, hay que agarrar al toro por los cuernos compadre y al chile, el que se pase de listo que se le dé su pinche rock. Beto. Rock & roll (golpiza). Marco. ¡Así de fácil mi Fer! Fernando. Es lo que queremos, que ustedes nos digan cuáles son las medidas. Nosotros queremos oír lo que ustedes piensan, lo que ustedes creen se pueda hacer. Porque estuvimos hablando y pensamos que tenemos una perspectiva completamente ajena a la de ustedes. Manuel. ¿Ustedes qué pensaron? Fernando. Pues decidimos: una, no queremos volver a involucrar a los custodios, que no se
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vuelvan a meter en nuestro espacio, eso es algo que no queremos volver a hacer. Fue un acto de nerviosismo de Rodrigo y mío, que nos salió mal; dos, queremos que ustedes nos digan qué podemos hacer. Otra cosa que no podemos decir porque pensamos que por más que planeemos no vamos a llegar a nada ya que lo tenemos que hablar entre todos. Marco. Pues nada más que cada quien sabe de su gente. Fernando. Brian conoce a su gente y confiábamos mucho en este cuate y se llevó la cámara. No los conocemos entonces. Marco. Es lo que estaba diciendo yo ahorita. Es muy distinto todo. ¿Brian cuánto tiempo tiene?, ¿tú cuánto tiempo llevas de venir? Fernando. Como dos años. Marco. Y yo te puedo decir que tienes una gente de los que estamos que sí les tienes confianza. Brian va llegando prácticamente, tiene poco tiempo. Fernando. Sí tiene como cinco meses.
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Marco. Entonces los cábulas que están con Brian, es gente que está maleada. Que no’más va a estar entrando para ver qué chinga. Aquí hay varios grupos, y si tú mismo no seleccionas a tu grupo, por ejemplo, yo puedo entrar a tu equipo y hacerte la maldad. Y ¿vas a agarrar a pedradas a tu grupo? Entonces si cada quien tiene su grupo seleccionen ustedes mismos al cabrón. Pero ustedes, nosotros no podemos seleccionar a nadie ni decir quién entra y quién ya no entra.
muchos de ellos que están llegando, y tampoco cierren la oportunidad a la gente que sí quiere trabajar.
Fernando. O sea, ya hay que cerrar la lista.
Pancho. De que los abramos un rato.
Horacio. ¡Sí! Más bien yo diría que sí.
Horacio. Ahorita no ha habido remesas. Los que estamos aquí somos los que hemos estado desde un principio.
Fernando. Siempre habíamos trabajado de esa manera, pero ahora que somos más los que venimos, siete personas, decidimos trabajar con más, pues no podemos quedarnos solamente con los 30 que estamos trabajando. Además, hay mucha gente que acaba de llegar, muchos compañeros nuevos y se está trabajando bien. Si no hiciéramos esta apertura los dejaríamos afuera. Corremos el riesgo ¿no? Horacio. Como a mí me la dieron, ustedes dejaron integrarme. Me dieron la oportunidad como a
Lorena. Pues ellos lo están proponiendo Fernando. Fernando. Si ustedes lo proponen, pues lo cerramos. Lorena. Lo que dice el compañero es que ya hubo mucho tiempo de oportunidad.
Beto. Nosotros, por ejemplo, ya estamos acostumbrados a recibir oportunidades y también a que nos digan: “¿Sabes qué? ya no hay cupo, adiós para siempre”. Y que ahorita nos digan “sí” y en media hora nos digan “ya no”. Manuel. Aparte, entre nosotros, no podemos hacer político esto. Él te hizo ese comentario bien cierto. Entre nosotros no nos podemos poner las mismas reglas. O sea, entre gitanos no nos
122 podemos amarrar las manos, yo no puedo salir y decir: “¿quién se la llevo?”, “ese güey.” ¡Vámonos! Igual de aquel lado, en dormitorios: “toma cien varos”, “ah, bueno ya vete”. Pa’ pronto, así de fácil cabrón. Olvidémonos de eso y mejor ustedes tienen que protegerse. Rodrigo. Está comprobada una cosa, porque no todos son lacras, porque yo he perdido una cámara de vista y cuando me doy cuenta me la traen. Para mí está comprobado por eso. No todos son iguales, no puedo decir que me voy a cuidar de todos, no puedo hacer eso. Lo que he oído decir mucho es que no te tienes que fiar de todos. ¿Por qué no? Estábamos hablando de eso, de lo que acabo de mencionar, entonces ¿qué hacemos aquí?, ¿a qué venimos? Fernando. Este espacio que tenemos no tiene que ser físico, este espacio que tenemos es de confianza, en el que no pasaran esas cosas, es lo que dice Rodrigo o que puedan funcionar de otra manera, generar este espacio para que vaya en otra dirección, aunque alrededor de nosotros haya todo un espacio muy fuerte.
Cómo hacemos lo que hacemos
Lorena. Bueno pues muchas gracias chicos, y lo vamos a platicar ya al final de la sesión. El chiste es que ustedes participen, que ustedes hablen, que digan qué pasó y qué podemos hacer. Estuvo muy bien todo lo que nos dijeron, son cosas que ya habíamos pensado pero que debemos oírlas en su voz, y también hay gente del grupo que no cree eso, y que frente a esta situación se dé cuenta que su visión tiene que dar una vuelta, tiene que cambiar lo que no quiere, porque está en un espacio donde hay una forma de vivir y no puedes tú llegar completamente con otra forma. Fernando. De hecho, para ser sinceros, hubo una discusión sobre escribir la carta. Decir que nosotros nos hacemos responsables, dar el nombre de alguien, tuvimos que dar el nombre del cuate este. Lorena. Hubo una discusión entre los del grupo. ¿Cómo me atrevía yo a dar el nombre? Yo lo que pensé fue: son todos o uno. La vida es así, aunque yo la quiera cambiar, la vida es así. Tuve que dar el nombre para que no nos llevaran al resto, pero aun así hubo comentarios de: ¡muy
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mal! Yo también digo que nadie puede saber hasta que no esté en el lugar, nadie sabe lo que vivimos, porque nosotros lo vivimos. Yo directamente con el custodio, yo le quité la lista, le dije: “oye, así queda ¿no?” A veces no son iguales los puntos de vista. Tienen otros que hablar, sabes que era uno por todos. No podía yo dejar que se llevaran a todos al calabozo arriesgando a los que les faltaba poco tiempo para salir. Y por otro lado, imagínate al dueño de la cámara, verlo y decirle que yo no quiero la cámara que me importa más La Lleca y cómo puede incidir dentro de la cárcel. ¿Sí me entienden? Es como Salomón: ¿partimos en dos al niño o quién se lo lleva? Sí, es difícil, como ustedes comentan al final. Son decisiones que son muy complejas.
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lógicos y jurídicos de ellos. Para mí, en lo particular, es una manera de otra vez segregar a quienes hicieron tales delitos. Nos preguntaron en la última conferencia que si no estamos legitimando los delitos de quienes están presos. No es que querramos hacer a todos héroes ni que sea un proyecto en el que todos son inocentes, tampoco es así.
Fallas y fugas Conversaciones en La Lleca ¿Porqué no hacemos crítica a la institución cárcel? Lorena. Yo creo que la institución funciona en relación con los delitos de la mayoría de los presos. Entonces, si trabajáramos contando las historias de alguna forma estaríamos también interesados en gran parte de los archivos crimino-
Fernando. Yo no pensaría en una crítica al sistema jurídico, sino una crítica al sistema penitenciario, a lo que pasa dentro de las prisiones. Lo que tú dices tiene que ver con lo que ellos han hecho, me refiero más bien a las situaciones que hemos vivido de abuso de autoridad en todos lados. ¿Por qué no sacamos eso? Lorena. Esa es una situación social que conocemos todos y qué sentido tendría visibilizarla aún más. Estaríamos haciendo lo que hacen muchos artistas visuales, fotógrafos principalmente, que nos presentan situaciones de miseria, de soledad, a mujeres en situaciones de austeridad allá adentro. Y todas esas fotografías tienen que ver con la mala vida que tienen, o sobre
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cómo recuerdan ellas lo que vivieron afuera, y entonces sería un retrato de lo que pasa y nada más. No incides en nada, tan sólo se logra, en el mejor de los casos, que se piense qué mal que pasa eso. Pero ¿cómo se puede hacer algo dentro de la prisión que sí afecte a la gente que está ahí?
trabajamos dentro de sus historias personales, e incidimos en su día a día. La historia que ellos van construyendo ahorita no la retratamos. Es muy diferente a muchas de las otras propuestas que hemos conocido, incidimos en la historia presente, real, de los presos que trabajan con nosotros dentro de La Lleca.
Fernando. Sí, nuestro punto de partida es la denuncia. Pero no podemos quedarnos con eso, si se trata realmente de incidir en la prisión entonces nuestra crítica no se queda solamente en estar contando las historias que pasan ahí adentro, sino intentar generar algo que cambie un poquito al sistema.
Héctor. La forma en que hacemos la crítica a la institución va más allá, porque también es una crítica a formas de convivencia social, es la forma en que incidimos más, ya que trabajamos al margen de la institución.
Lorena. Porque de hecho nosotros no estamos indagando las historias. Brian. Y también lo que muchos se pierden al hacer crítica de la institución carcelaria, es la vida cotidiana de las personas y sus familiares. Y esto nosotros lo rescatamos y es muy poco conocido. Lorena. Es muy curioso que en el proyecto no damos a conocer las historias de ellos, sino que
¿Qué cosas salen mal en el proyecto, qué cosas son las que no se han logrado y cuáles no se pueden lograr? Lorena. De las cosas que no puede lograr el proyecto, es que la mayoría de los participantes de La Lleca puedan reinsertarse a la sociedad y sobrevivir en ella, porque no contamos con recursos económicos para darles terapias a ellos y a sus familias, que serían dinámicas muy especializadas. Eso parece hacer imposible que
128 ellos no regresen a la prisión. Éste es el lugar en que ellos han aprendido a vivir y en donde son los expertos en moverse.
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Fernando. Es algo que no podemos cambiar, podemos tal vez lograr comprender la situación, hacer una lectura de nuestra realidad. Que a partir de ahí los presos intenten insertarse en la realidad y estar más tranquilos. Aunque las condiciones políticas y económicas, como se manejan en nuestro país y a nivel global, no les permiten tener algúna posibilidad. Y es un problema que no sólo afecta a los presos, sino también a todos los que somos parte del proyecto, a los de afuera y los de adentro.
dan cuenta de que es un problema mucho más complejo. Entonces, tienen menos respuestas para continuar desarrollándose afuera. Podría verse, en ese sentido, de manera negativa cómo les ha afectado el proyecto. Aunque también hay aspectos muy positivos, como nos ha contado Eugenio. Él aprendió a convivir con otras personas, a comunicarse y que al encontrarse con gente con quien hablaba de trabajo y no era de la cárcel, entonces pudo lograr también un vínculo de comunicación. Algunos sí ponen en práctica gran parte del proyecto, que está basado en una comunicación diferente a la que ellos tienen dentro de la prisión.
Lorena. Otra dificultad que surge en La Lleca es que ellos aprenden a reflexionar y cuando salen se dan cuenta de manera más clara de la realidad. Ya no tienen la mirada tan inocente y no aceptan todo lo que les piden. Se cuestionan sobre de dónde y cómo les vienen las normas y eso les afecta, porque si tenían alguna respuesta a sus malestares, pensando que habían obrado mal y que por eso se les había puesto un castigo, se
Héctor. Lo que tampoco funciona en el proyecto son los límites en la comunicación y la organización, en cuanto a lo que no se puede decir o no se puede meter. Así que la intervención no es total y es uno de los límites con los que nos encontramos y con el hecho de que éste sea un trabajo constante que no tiene fin, porque siempre va a haber personas nuevas con las cuales trabajar, pues no podemos cambiar la
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130 realidad en sí, estamos trasformándola adentro y en ese momento. Pero no hay un cambio fuerte en la institución ni en la convivencia. Fernando. Otra cosa que no hemos hecho y que tiene que ver con circunstancias ajenas a nuestro control, en lo que podamos intervenir es continuar trabajando con los chavos cuando salen de la cárcel. Nos hemos dado cuenta que es porque tienen que trabajar, tienen una vida que excede el deseo o el interés de continuar trabajando en La Lleca. Por la cotidianeidad de ambas partes, tanto de ellos que tienen que mantenerse, y como de la nuestra que también tenemos que mantenernos, no hemos generado un espacio afuera a donde pudieran llegar a un espacio continuo. Quizá porque somos muy pocos, pero en este sentido lo que podría hacer el proyecto es generar un espacio afuera, que estuviera abierto para que llegaran los chavos que pasan por La Lleca. Que siguieran trabajando y vieran qué pueden proponer ellos para ayudar a otros compañeros que salieran. Otra cosa que no ha logrado el proyecto es generar en los chavos que están adentro y en nosotros una idea más fuerte de lo
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que es el trabajo en colectivo y el trabajo para transformar la realidad. Lorena. Aquí de nuevo se atraviesa la situación económica del país, que es la que los afecta, además, de que somos muy pocos. Si hubiera dinero nosotros podríamos estar más tiempo, pero no sólo es el recurso económico sino que tampoco es fácil que la gente quiera entrar con propuestas para un grupo en reclusión. Ambas cosas dificultan que podamos tener mayores avances. Pero como dice Fernando, no se han creado sucursales como en la estrategia capitalista. Estaría bien que hubiera una Llequita afuera y un edificio en el que estuviera otra persona encargada de que ellos pasaran por ahí cuando salieran. Que se fueran encargando del espacio algunos de los que están saliendo, por ejemplo, Eugenio, que en vez de estar de vigilante de un edificio particular en el barrio rico de Santa Fe, fuera el portero del edificio de La Lleca. No existen las posibilidades, nosotros tenemos ahora al bebé y hay que cuidarlo; Gina tiene a su hijo; Héctor tiene que trabajar y ayudar a sus
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padres; Brian tiene que sobrevivir moviéndose, buscándose trabajo. Entonces otra vez se nos está atravesando una situación que vive el país y que se vive en general, porque no hay una remuneración para este tipo de propuestas si no surgen desde la institución. Fernando. Lo bonito sería que todos nos radicalizáramos y viviéramos en ese espacio. Pero creo que nadie tiene ganas de arriesgar tanto. Lorena. Yo creo que otra de las dificultades del proyecto es que vemos la complejidad y no podemos explicarla. Cuando la gente pasa por el proyecto también se suma a esa complejidad, y hay un periodo en el que se encuentra un poco perdida y nosotros, que estamos concentrados en nuestras derivas personales, no podemos ayudar a quienes están haciéndose muchas preguntas. Yo pienso que cada quien tiene su propio proceso y lo tiene que ir encontrando o armando. Además, los tiempos de la ciudad nos comen, no hay tiempo de dialogar sobre la cosas personales dentro del proyecto. Entonces, hay deseos e interés, pero no hay propuestas.
131 Estamos entre dos partes y hay que valorar el interés y el deseo, porque lo que necesitamos son personas, pues el trabajo es muy personal, de comunicación. Es muy importante que se acerque gente con deseos de integrarse, aunque también está la complejidad de que no lo tienen muy claro porque es un tema no conocido, no se ha hecho nada semejante en nuestro país y las instituciones no enseñan a los estudiantes a hacer algo parecido. Ahora, como la cárcel es un lugar especial, de nuevo empiezo a pensar que tenemos los riesgos de siempre: que tengan cuidado con las cosas cuando entran, al moverse, que tengan una misma ideología. Me preocupa puntualizar que no pertenecemos a ningún partido político, ni tenemos preferencia religiosa y si alguien pertenece a algún grupo y tiene ideas sobre la vida y la muerte no puede andar con ellas porque nosotras/os de algún modo somos críticas/os de esas ideas y creo que ése es uno de los problemas que ya hemos vivido dentro del grupo. Por ejemplo, pasó con
132 el tema del aborto, todos estábamos de acuerdo en las mismas ideas sobre la libertad de elegir; a mí me conflictuó porque una persona del colectivo no estaba de acuerdo con esa idea de la libertad de elegir y de que es una decisión personal que tiene que ver con las mujeres. La compañera se refirió a un genocidio y que entonces con el aborto podríamos también aceptar que mataran a un grupo de personas. Creo que ella no entendía el tema o estaba siendo mediada por ideas de su religión y ese es un gran problema que tal vez detectamos en algún momento, pero nunca lo tomamos en cuenta hasta que sucedió. En este sentido, dice Angélica, la psicóloga que trabaja con La Lleca, hay que tener mucho cuidado porque puede haber dobles mensajes, ya que los presos están en un momento en el que forman con nosotros una reflexión y nos estaríamos contradiciendo en nuestras ideas. Otra cosa es que el tema es muy atractivo para las personas, siempre se preguntan sobre esos mundos como mundos oscuros, y entonces se acercan, pero están mediadas por la curiosidad.
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Entonces ¿cómo elegir la incorporación de otros participantes? En ese sentido no hay reglas, no hay una normatividad. Creo que a muchos colegas que están en colectivos les pasa que llega gente y piensan que por tener una mejor formación va a funcionar mejor o a ser más solidaria y a entender de qué manera están trabajando. No sucede así, como dicen en una entrevista los integrantes de la Universidad Trashumante40 que fueron a un encuentro quienes consideraban más aptos y resultó que hubieran estado mejor quienes no tenían las características para ir el encuentro. Nos toco vivir la experiencia cuando le di vasta información a una colega de Artes Visuales que tenía la intención de entrar. Ella venía de un lugar en donde se proporciona el recurso material, donde hay una beca, yo pensé que como ella ya había trabajado como maestra podría arreglárselas, y no fue así, no pudo solucionar lo que se necesitaba para trabajar. Entonces, cómo saber 40
Colectivo Situaciones y Universidad Trashumante. Universidad Trashumante (territorio, redes, lenguaje), Ediciones Tinta Limón, Buenos Aires, 2004, 220 p.
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quién puede ser compañera/compañero de batalla. Creo que todos los que han pasado por acá, ha sido porque han insistido y nosotros, yo en particular, tengo siempre un contacto con las personas interesadas, no porque a Fernando no le interese, sino que a mí me gustaría que alguien me diera todos los datos que yo pidiera y toda la información acerca de un proyecto que me interesa. Por eso tengo todavía la paciencia para sentarme con la gente y hablar, además de que es algo que me gusta mucho, y por eso lo hago yo y no Fernando. Fernando. Bueno, yo creo que algo que nunca nos ha salido bien es la comunicación entre quienes estamos afuera. A pesar de que intentamos hacer reuniones semanales para que todos vayamos contando la experiencia. Al principio hacíamos un diario que se compartía, en éste hay reflexiones de Brian, de Rodrigo, de Quetzal que nos servían para armar conocimiento compartido. Estábamos haciéndonos saber lo que significaba estar involucrados en un proyecto que no tenía demasiado sentido, o que no tiene demasiado sentido, que es un poco caótico.
133 Siento que si hubiéramos seguido con esa práctica los últimos dos años ya estaríamos en otro lado, con otra idea del proyecto. Creo que nos tenemos que esforzar un poco más a hacer un saber de nuestra práctica que permita que el proyecto no se paralice. Otra cosa que tiene que ver con lo que nos sale mal es que no hemos hecho un conocimiento que se pueda compartir, primero entre nosotros y luego compartir otras experiencias con los chavos de la cárcel. Ellos nunca nos preguntan cómo nos sentimos afuera, cómo nos ha afectado el proyecto. Nunca les contamos cuáles son nuestras broncas. Todo el tiempo vamos a hablar, no sólo de las situaciones que se viven allá adentro, sino de situaciones que realmente no nos tocan en relación con el proyecto. Situaciones de vida o de prácticas de vida, pero que no tienen que ver con el proyecto. Yo no me acuerdo haberle contado a nadie cómo va el proyecto para los que trabajamos afuera. Lorena. Creo que no es una situación de la que nos enteremos todos, porque los martes hablo
134 con cada uno de ellos sobre las necesidades del proyecto. Por ejemplo: que afuera no tenemos tiempo para vernos y tal vez no todos estamos hablando de ellos, de los problemas con ellos y, como dice Fernando no hay reuniones para comunicarnos. Fer dice que ya no se hacen los diarios porque nos está cruzando nuevamente la situación económica, en mi caso no hago un diario desde los últimos meses de mi embarazo. Yo no me puedo radicalizar, porque tengo un hijo y porque vivo en una ciudad con muchos problemas. Además, hay una situación muy importante para mí: que es que mi hijo tenga que decidir lo que él quiera hacer, pero para que él lo haga yo tengo que ceder un poco. Entonces es una desgracia que a Gina y a Héctor no les haya tocado esta etapa, en la que había también mucho entusiasmo. Yo tengo otra preocupación, otra cuestión muy importante que tampoco funciona muy bien en el proyecto, y es el trabajo que hace Angélica conmigo. Ya que no sale al resto del colectivo de manera clara, o sale cuando yo hago comentarios con los muchachos allá adentro en el CERESOVA. Como que es un
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trabajo que salta de Angélica a mí y de mí a ellos; cuando estoy con ellos a todos les hago visible lo que dice Angélica de cada uno. Es un trabajo muy solitario, se ha vuelto un trabajo muy personal. Yo entiendo que como ella hace conmigo un trabajo muy personal, entonces lo paso a ellos de manera personal. Tal vez podría funcionar reuniéndonos cada quince días y tener como tema las sesiones con Angélica y discutir sus comentarios acerca de la situación general del proyecto y de los casos particulares. Pero no las llevamos a cabo, porque estamos atravesados por las situaciones que vivimos: tener poco tiempo, la precariedad, tensiones, nuestra vida personal y que no sabemos cómo resolverlas. Gina. Referente a lo del tiempo, el hecho de ir un solo día hace que los chicos lleguen y requieran nuestra atención, que quieran tiempo especial para cada uno. Como pasa con Jorge, que se enoja porque estoy con otros chicos. Cuando Héctor y yo trabajábamos en la ofrenda, íbamos en días que no eran de sesión y había una comunicación más personal, platicábamos más
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con ellos. Cuando estamos todos en sesión no hay esa oportunidad de llegar a tener una comunicación más personal. Por esa falta de tiempo tanto dentro como afuera no nos sentamos y platicamos. Por ejemplo, Héctor y yo llegamos a comentar sobre algunas reflexiones respecto del proyecto y pensamos en comentarlas en reunión, pero no lo hacemos, no se olvida pero tampoco se retoma, como que habrá que organizar más. Lorena. Sí, como dice Fernando, que alguien llevara la sesión y que se anotaran los temas que quedan inconclusos para retomarlos y que los chicos de adentro participaran en estas faltantes que no podemos atacar, que ellos tomaran ese lugar, pero no llega el momento en el que tomen esa posición. Brian. La falta de energía, el hecho de que en el proyecto haya bajado un poquito, creo que no tiene tanto que ver con el tiempo, sino con que hemos topado con los límites de éste. De alguna manera que estemos hablando de estas cosas es señal de que todos sentimos la necesidad de
135 replantear, repensar o pensar en qué es lo que vamos a hacer en el futuro. Hemos vivido cambios bastante fuertes y grandes, ustedes tienen un bebé, yo me he ido y estoy en qué voy a hacer con mi vida, tenemos otras personas en el equipo y yo todavía tengo muchas esperanzas en el proyecto. He visto bastantes cosas en él que son transformadoras e interesantes y creo que hay que pensar qué va a ser del proyecto en el futuro y cuál va a ser el enfoque. Si es la transformación social qué vamos a hacer, o si es la generación de conocimientos compartidos o si va a seguir el trabajo con los chavos, porque sabemos qué tan difícil es crear algo adentro y muy complicado que sea algo duradero. Pero yo creo que sí podemos lograrlo, tenemos que inventar maneras, como tú dijiste, que se encarguen personas de cada sesión, que se repartan las tareas. Lorena. Brian acaba de tocar un punto muy interesante, que es cuando tomas distancia y puedes ver desde afuera lo que ha sido La Lleca en tu vida y por supuesto en la vida de ellos. A
136 Brian le acaba de pasar esto que digo, estuvo fuera y pudo reflexionar, pudo ver cosas que no vemos cuando estamos pegados. También me pasaba cada vez que me alejaba un tiempo de La Lleca, porque curiosamente me iba a trabajar con otro grupo de características no parecidas, pero también de personas que se encuentran en riesgo. Veía cosas que no podía ver cuando estaba trabajando en La Lleca. Entonces, ¿cómo manejas eso? Porque somos pocos y si de pronto decidimos que estaría bien que Gina ahora se dedicara a trabajar con la gente que va a estar en Tlatelolco (en donde estamos armando otro proyecto ahora), veríamos que va a haber cruces de experiencias bien interesantes. ¿Si Gina estuviera concentrada en lo de Tlatelolco y pudiera tomar un poco de distancia para luego regresar más fresca? El factor humano es muy necesario en el proyecto, de hecho creo que es lo más importante, porque ya hemos visto que en las épocas más malas que hemos tenido el factor económico no nos ha apagado. Cuando realmente entramos en problemas es con el factor humano, cuando no llega más gente al proyecto
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que Fernando y yo, cuando por situaciones de movilidad de los demás estamos solos, son momentos difíciles. Que no lo fueron cuando no estaba el bebé pues nos servían a nosotros también para repensar en las cosas. Pero la demanda de los chicos de La Lleca cada vez es mayor, en cuanto a la relación humana. Héctor. Lo que estaba pensando era que a lo mejor en esos límites que decían de energía, tiempo, dinero, capacidad y número de integrantes nunca serían suficientes las personas o los fondos o la educación, eso no solucionaría los problemas que hemos señalado. Entonces, tal vez es una parte del proyecto que se ha rebasado. Trabajar en pequeño va a ser una característica del proyecto y todas las carencias no nos detienen. Lorena. Sí, tiene razón Héctor. Tal vez como en el proyecto hay una parte de reflexión que es muy importante, es decir, generar reflexión de los distintos problemas que tienen ellos con las personas de afuera y con sus colegas allá adentro hace que los grupos no sean masivos. Son problemas que, como dice Héctor, a veces ellos
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tratan con mucho cuidado, porque nosotros nos vamos y ellos se quedan con el tema, ya nos pasó cuando Ricardo se paró a decir: ”esto de aquí no sale”. Y eso que Ricardo, podemos decir, es un personaje de respeto dentro de la cárcel, pero eso sí, Ricardo es el único que cuando se habla de un problema o de características de nosotros o hablando de nuestras historias, contando cuestiones personales, él siempre se para y dice: ”Compañeros, por respeto, esto no sale de aquí”. Gina. También nos topamos Héctor y yo cuando empezamos a trabajar con los chicos con otra cosa que no sale bien en el proyecto. Cuando les decíamos a los presos que también propusieran, porque ellos van al principio con la idea de que nosotros les digamos qué tienen que hacer, eso fue un tope que tuvimos. La cuestión es motivarlos a que ellos también propongan y digan: ”yo tengo esta idea, podemos trabajar con esto”, que ellos mismos también se integren. Decir intégrate, esto no es un taller, puedes proponer y trabajar.
137 ¿Qué tenemos en común quienes trabajamos en el colectivo? ¿Cómo se integran las personas de afuera y de adentro? Héctor. Observo que hay tres ambientes dentro del proyecto que serían: de adentro, de afuera, y cuando nos juntamos los de adentro y los de afuera. Nos falta buscar y desarrollar un cuarto espacio y reforzar el de adentro y el de afuera, porque cuando nosotros nos vamos los de dentro mantienen una lejanía, rompen, y nosotros afuera también tenemos un poco esa ruptura, de otro modo pero también esa falta de comunicación se da dentro y afuera. Fernando. Cuando preguntamos cómo se integran nos referimos más bien a de qué manera nos acercamos al proyecto y cómo nos quedamos en el proyecto. Héctor. Pues el proyecto forma parte de nosotros todo el tiempo, lo vamos cargando en la mente, en lo que estamos viviendo todos los días, nunca nos apartamos de él.
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Lorena. Nos entregamos en cuerpo y mente, porque como es un tema muy fuerte el de la reclusión no lo puedes separar. Héctor. Siento que va mas allá de la reclusión en sí, es un proyecto que abarca muchas cosas, abarca cuestiones de vida y no termina, ni siquiera pienso que empezó cuando entramos a La Lleca, yo creo que empezó desde antes por nuestra forma de ser y muchas cosas que ya pensábamos y éstas nos hicieron llegar a donde estamos. Lorena. También podríamos tener en común los de La Lleca que ya andábamos preguntándonos, con un malestar, sobre situaciones que pasan en la sociedad y en un momento nos encontramos. Fernando. Otra cosa que también tenemos en común es que aunque somos de distintas generaciones, somos personas que nos hemos visto afectadas por decisiones políticas y económicas que se han tomado en el país, como el Tratado de Libre Comercio. Otra cosa que yo creo que nos ha afectado o que podríamos tener
139 en común todos, es el hecho de que haya un grupo de personas en México que se están organizando y transformando, que son los Zapatistas. Que están haciendo una lucha que te da esperanzas y te dan ganas de hacer algo, nos impulsa mucho. Resuena en mi cabeza, en mi sentir y en mi manera de querer estar en el mundo que ellos se organizaran y quisieran hacer algo. Yo creo que a los chavos de la cárcel les tendríamos que preguntar por qué se integran, pues no podríamos responder por ellos. Una de las formas en que los invitamos a trabajar en La Lleca es cuando nos sentarnos en el centro escolar y nos ponernos a platicar de qué es lo que queremos hacer; otra forma en la que se integran es porque son conocidos de alguno que ya está chambeando acá. Porque dentro de la cárcel también hay gente que tiene un interés por vivir la cana de otra manera, y ve o cree que en el trabajo en La Lleca puede hablar de ese otro tipo de vida que quieren armar, esa otra cana que se puede vivir. Lorena. Creo hay una parte de integración que es muy de lo cotidiano, muchos de los que se
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integran son los que se logran comunicar con nosotros en algún momento, de una manera diferente a la que ellos usan, todavía no sé cómo explicar esto que digo, pero es como cuando ellos se acercan, y nos preguntan: ¿qué es lo que vienen a hacer?, ¿qué es La Lleca?, ¿qué están haciendo? Y tú te detienes y les das tiempo para resolver su duda, que es algo que no sucede ahí, nadie les da respuesta de nada. Los técnicos pasan corriendo, como me dijo una vez un técnico: ”¿por qué y para qué les contestas?, te quieren molestar, hacen preguntas para molestar”. Y yo le digo que puede ser que a algunos les interese, que cómo voy a ser yo la coladera, yo no voy a ser la coladera desde ahí.
de otro tipo. Que en gran parte muchos de los que se integran al proyecto es porque se dan cuenta que tú les has dado atención y escuchas. Cosa que no tienen y como ellos dicen, se dan cuenta desde el primer momento que eres la banda, porque te comunicas con ellos a pesar de venir de otro mundo.
Entonces, nos detenemos a contestarles una duda como si ellos fueran una persona que en la calle nos preguntara algo, ahí ya hay ese principio.
¿Qué papel juegan los feminismos en el proyecto?
Fernando. Aunque en la calle tampoco le contestas a cualquier persona que se te acerque. Lorena. Tienes razón, pero ahí curiosamente yo sí me detengo a contestar pacientemente porque es un lugar donde yo sé que existen las relaciones
”Es que tú estudiaste –dicen– y yo no”. Yo creo que ése puede ser un paso de cómo se integran. Hay algunos que son tocados por esa comunicación que nosotros intentamos construir ahí adentro. Y por supuesto esta respuesta viene desde mi ser afectiva. Como Brian diría: desde los feminismos.
Lorena. En el texto aparece la carga feminista. Le digo a Brian, porque él y algunos de ustedes están muy en contacto con la teoría y más él, pues viene de un lugar donde hubo una escuela muy importante de feminismo, que son los Estados Unidos. Pero yo traigo una relación con
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142 los feminismos desde la precariedad, desde el caos que es América Latina y desde la necesidad que tenemos las latinoamericanas de sobrevivir dentro de esta sociedad de patriarcado, que es muy difícil y diferente a lo que sucedió en los feminismos luego de su aparición, que se transformaron en un saber académico. Eso por un lado, y por el otro, los textos que se escriben sobre los feminismos son textos que se construyen en relación con los trabajos que están haciendo cada una de las colegas desde sus preocupaciones. Entonces, llegan ellas a los seminarios con un montón de experiencia vivida en grupos. En nuestro caso hubiera sido difícil, porque no teníamos un trabajo de más atrás, en grupos, en una comunidad cualquiera, no importa. De mis colegas unas venían de Afganistán, por ejemplo, y trabajaban con otras mujeres, otras trabajaban hospitales, sobre cómo los doctores intentan dominar en las relaciones de trabajo y quieren ser como los padres de las enfermeras. Ellas traían un montón de problemas y estaban luchando en contra de un trabajo así. Todas venían de
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grupos. Creo que por eso se formaban ese tipo de discusiones y había algo en común, que todas escribíamos nuestras preocupaciones a partir de la propia historia en contra del discurso científico y en contra de la academia. Había un pequeño recorrido, no había grandes recorridos, algunas tenían más que otras, pero casi todas estábamos interesadas en ese camino, aunque no lo hubiéramos caminado mucho. Eso ayudaba bastante para hacer textos muy a la manera feminista. También como Fernando muchas veces lo pensaba, que en el seminario de Diotima41 había unas que eran las de más experiencia y las que abrían el seminario y otras las que de algún modo revisaban los textos, y esa maravilla que es ”El perfume de la maestra”42 es el resultado de un Diotima es una comunidad filosófica femenina que nació en torno a la Universidad de Verona en 1984. Las mujeres que la forman no son todas académicas, pero todas están interesadas en la filosofía y en la fidelidad a una visión propia de las cosas. 42 “El perfume de la maestra” es un libro fruto de un seminario que planteó una crítica a la civilización de la técnica y de la ciencia tal como está establecida, partiendo en este caso de 41
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segundo encuentro, en el que todas tienen el mismo lenguaje. Eso no pasa en la memoria aunque Fernando y Brian tienen una manera de escribir que a mí me gusta mucho. Brian. Lo único que quiero decir es que es una falta del libro, que nos faltó incluir, porque la manera en que trabajamos y por la manera en que pensamos la transformación es una perspectiva muy feminista. Lorena. Eso y el trabajo con los afectos. Como tú preguntas ¿cómo es que no hay nada escrito sobre feminismos?, si lo más importante en el proyecto es la afectividad que cruza todas las propuestas. Para las feministas, muchas de las colegas Italianas, sus broncas más fuertes son porque ellas ponen en práctica el afecto y son cuestionadas en todas las instituciones donde un sentido más amplio de la ciencia, que sepa dar espacio a la riqueza del saber. La ciencia y la técnica “civilizadas” promueven saberes independientes y separados del vivir común. Se propone, en cambio, un saber que toma cuerpo con la experiencia y con la práctica.
143 trabajan. Eso es muy interesante, y yo hasta hay veces que lo olvido, como cuando nos enfrentamos a conferencias como la de la UAM, donde nos exigieron desplegar un aparato teórico inquebrantable, y no palabras sobre el amor y el afecto. Fernando. Yo creo que los feminismos atraviesan el proyecto pero no de manera teórica, no como una propuesta de pensamiento que hacen las mujeres, sino más bien lo atraviesa como se entiende en los feminismos la organización. En estar junto a otras personas, en intentar emanciparnos, intentar liberarnos del patriarcado, que no significa solamente el dominio del hombre sobre la mujer, sino que significa el dominio del capital, el dominio del custodio, porque las relaciones de poder juegan un papel súper importante y no es solamente pensar el poder como la forma de todas las relaciones, aquí sí se entiende el poder como los de arriba empujando a los de abajo. Yo creo que acá, en América Latina, Foucault se vendría a ahogar, porque aquí el poder todavía tiene que ver con la subordinación,
144 peor, con la subyugación.43 Y yo creo que el trabajo atravesado por los feminismos no se refleja demasiado en el libro porque…
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¿Qué significa para ustedes entrar y salir y de la prisión?
Brian. Porque lo que estamos haciendo es trabajar y no pensar en eso.
Héctor. Tiene mucho peso el hecho de entrar. De llegar a la puerta, al edificio y verlo. Es lo que no me gusta. Cuando entramos al edificio, todo es otra cosa. Pero otra vez de regreso me vuelvo a descargar en el camino. Entrar y el salir es muy pesado para mí.
Lorena. Sí, porque ahorita está en otro lugar, está allá adentro. Está cuando nosotros estamos con ellos.
Fernando. ¿Qué significa entrar y salir de la prisión?, ¿está vinculado con la pregunta que nos hacemos acerca de los límites que pone la institución?
Lorena. Porque está en el hacer… Fernando. Porque lo estamos haciendo.
Foucault trata principalmente el tema del poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución, o en el Estado, por lo tanto, la “toma de poder” planteada por los marxistas no sería posible. El poder no es considerado como algo que el individuo cede al soberano (concepción contractual jurídico-política), sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad determinada. Por lo tanto, el poder, al ser relación, está en todas partes, el sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. El poder, según Foucault, no sólo reprime, sino que también produce efectos de verdad y produce saber. 43
Héctor. Es como la materialización de todo ese tipo de ideas en las que estamos tratando de hacer reflexión, de criticar y todo eso. Es como ver ahí un edificio hecho de concreto y de rejas. Descubrir a las personas y el funcionamiento del sistema y cómo está hecho. La entrada y la salida es ver lo real y enfrentarse a eso todos los días que entramos y salimos, es muy contrastante con lo que pasa adentro. A lo mejor es irónico que de repente adentro te encuentres con un espacio más relajado que afuera.
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Lorena. Sí, pues tiene que ver con que se empieza a crear como un lenguaje dentro de un ambiente así. Un lenguaje extraño para la prisión y a veces hasta para nosostros mismos. Lo que Héctor dice yo lo he vivido más fuerte, también se me ha olvidado ya con la cercanía a las experiencias. Me he olvidado que a veces con los custodios cuando llegas y les dices “les llevamos esto porque son premios para las participaciones”, y son un montón de paletas, chocolates, palomitas. Entonces, en los custodios hay una mirada de no saber de qué estoy hablando. Como si ya se hubieran dado cuenta de que no compartimos las mismas ideas y me miran así como “¿qué qué, para qué?”. Bueno, allá adentro todos sabemos que los presos no tienen por qué recibir ninguna motivación. Héctor. Lo que he pensando algunas veces es el papel que juegan los custodios dentro es muy parecido al que juegan los presos afuera, están discriminados. Y al final de cuentas también son personas y podemos trabajar sobre eso. Lorena. Iba a decir que Fernando vive esto de manera muy fuerte, pero también contradictoria,
porque por un lado cada vez que los ve tiene una reticencia para hablar con ellos, pero pensó en algún momento trabajar con ellos. Ahora ellos están en el poder y hay una gran diferencia. Héctor. Creo que sí es importante transmitir a los técnicos una parte del proyecto directamente, que de alguna manera les llegue. A lo mejor en el mismo momento de las entradas y las salidas, hacerles llegar lo que está pasando y lo que estamos haciendo. Lorena. Sucedió un poco con los técnicos, no sé si ustedes recuerdan. Héctor. Sí, el curso para técnicos. Lorena. Sí, últimamente en relación a lo que dice Héctor nos hemos encontrado a varios técnicos de un turno que estuvo bien pesadito, el más pesado. Fernando. De hecho fuiste una vez y me dejaste solo. Lorena. No, el segundo más pesado, pero fue muy interesante porque ahora que nos hemos encontrado varias veces siento que hay una
146 sinceridad, yo he abrazado dos veces a uno de ellos y luego a Porfirio, luego los vimos el día del aniversario y como que empieza a haber una comunicación que siento más fuerte que cuando dimos el curso, porque ya nos estamos encontrando en el mismo camino, no ahí sentados y como una dice: “tú prometiste volver y no volviste” y le iba a decir: “pues te estabas durmiendo el día que yo estaba ahí”, sí me acuerdo. Como dice Héctor hay que hacer más visible la comunicación, porque también eso hace más complejo el proyecto de organización, tendríamos que quedarnos algunos de nosotros para atender a éstos. Héctor. Siento que en esa parte se contradice un poco el proyecto, por no abordar el trabajo con el personal de la cárcel. Es tomar una postura, inclinar una balanza hacia unos y no hacia otros. En ese momento estamos haciendo lo que hace la gente afuera, que inclina la balanza en contra de los presos. Inclinamos la balanza en contra de una persona, bueno, en sí no estamos contra nadie, pero ignorar el problema es contradictorio.
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Lorena. Tal vez tendríamos que invitar a Héctor a una de la sesiones de trabajo con los técnicos, para que se inclinara (risas). Fernando. Para mí entrar y salir de la prisión tiene que ver con dos cuestionamientos éticos. Uno, con relación al trabajo, porque al tener un grupo cautivo que sé que va a estar ahí me facilita la posibilidad de ir y trabajar con un grupo. ¿Cómo puede ser que le esté sacando provecho al encierro de unas personas? Sería el primer cuestionamiento porque cuando he tenido experiencias con grupos que no están encerrados, que no están siempre en un espacio, es súper complicada la continuidad. Esto también implica cuestionarme cómo voy a un lugar si no vivo el lugar. Tendríamos que vivir encerrados y luego generar situaciones transformadoras. Que los presos no solamente reflexionaran sobre su situación, sino que esa reflexión los llevara a querer hacer algo más. Sé que las limitantes son la disciplina: la prisión. Ellos no pueden juntarse y hablar porque se puede interpretar que están organizando un motín, además no se juntarían
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148 para hablar de organización ni ver de qué manera pueden mejorar su situación allá adentro, sino que se juntarían para hablar de otras cosas que tienen que ver con la sobrevivencia dentro de la prisión. Entrar y salir para mí significa, muchas veces, entrar a hacer un trabajo y alejarme del trabajo otra vez. Aunque sí me atraviesa en la vida, en la calle, me hace enojar o me hace ser más comprensivo. Me ha hecho también ser un poco más paciente cuando escucho a las personas, acercarme un poco mejor a los alumnos cuando tengo grupos en universidades, pero por otro lado siento que siempre los estoy dejando abandonados. Otro cuestionamiento que también me plantea el entrar y salir es por qué habiendo tantos pedos afuera, y tantas cosas que están pasando: gente que se está organizando, yo he querido meterme a un lugar donde mi propuesta y mi trabajo, a lo mejor no tienen demasiada resonancia, en donde no puede haber cambios que se noten. ¿Por qué no me concentro con esas energías en los lugares
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donde puedo hacer algo? Puede ser desde aquí, desde mi casa, desde mi barrio o en otros lados. Cosas en las que yo pueda identificar una cierta transformación, porque cómo voy a notar una transformación dentro de la cárcel si estoy todo el tiempo afuera, nada más voy una vez a la semana cuatro o cinco horas. Entonces, para mí entrar a la cárcel significa principalmente esos dos cuestionamientos. Y creo que lo soluciono de manera muy simple que no simplificadora. Sé que el trabajo que hacemos allá adentro ha generado ciertas cosas y no es solamente por lo que nos dicen los chavos de la cárcel, sino porque también nos lo han dicho los parientes, lo ha notado la dirección, los propios técnicos nos dijeron, aunque entre muchas críticas, algunas cosas buenas que les han dicho los chavos sobre lo que pasa en La Lleca. Gina. A mí, por ejemplo, lo que me pasó hace unos tres meses fue que, efectivamente, la actitud de los custodios me llegaba a molestar. Un día llegó uno bien agresivo y le contesté grosera también. Fui inconsciente, contesté grosera-
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mente, fue ahí cuando dije: ¿Por qué?, ¡dale la vuelta!, y es lo que empecé a practicar desde ese día. Entro y “hola, buenos días”, y de ahí ya no he tenido ningún otro percance. Bloquear esa situación. Sí, estás ahí, me miras horrible, dices cosas horribles, a lo mejor me faltas el respeto también, pero te doy la vuelta. Porque yo voy con los chavos y es lo único que me importa. Un día les dije a los chavos: “Cuando vengo me recargan las pilas impresionantemente”. Ellos dicen: “Nosotros esperamos cada martes para verlos”. Igual yo, les dije. Yo creo que todos nosotros vivimos lo mismo, y la cuestión con las instituciones es darle la vuelta; darle la vuelta de manera que no te afecte. Porque sí han pasado cosas así, por ejemplo, el día del convivio con el asunto de las fotografías, uno debe tomar la posición de no permitirse ser afectada por el comportamiento de los custodios. Lorena. Sí, como dice Gina, por qué se tiene que llegar a esas cosas, si lo que quieres es pasártela bien. Los chavos sienten cuando van subiendo los custodios, de hecho a mí lo que me avisa que andan por ahí son sus miradas.
149 Fernando. Porque han de sentir la autoridad súper fuerte. Además, la regla indica que no pueden tomarse fotos de muchos espacios y situaciones. Está estipulado en un reglamento que nosotros ni conocemos y creo que es mejor no conocerlo, porque si lo conociéramos no haríamos nada. Lorena. Fíjate que eso es muy interesante, cuando subieron, a mi me pasa algo que es increíble, que yo misma tengo que admitir ¡qué bueno que pasa!, ¡qué bueno que me pasa a mí! Llego a intuir que ya los espero. A mí lo que me molestó fue el hecho de tener que salir. En momentos tensos yo siempre quiero que Fernando no esté, porque siento cómo se contagia por la situación, entonces le dije: “Si quieres vete y déjame con ellos”, a lo que Fer se opuso. Uno de los custodios le preguntaba si estaba molesto, pero tomé el hecho como mero trámite, un trámite que hace mucho que no pasaba y tenía que vivir, que tengo que vivir. Siento que es algo de secuencia, que si no llega en cierto momento pues ¿qué me está pasando? Tiene que llegar. Fernando decía: “¡Pero es el trabajo de Irene, cómo lo va a
150 borrar!”, y además, “¿por qué le tengo que decir que sí?” Pero, yo súper tranquila. Lo que les quiero demostrar a ellos es que no estamos en su contra, más en estos momentos. Les dije “Sí, sí, bórrela, bórrela.” Haciéndoles ver que no queremos ocasionar problemas. Yo sé que Fernando decía: “Qué, tontería en lugar de estar haciendo otra cosa más importante, estás aquí pidiéndome que borre esto”. Fernando. No solamente tiene que ver eso, tiene que ver con lo de entrar y salir. Es cuando yo me siento realmente afuera de la prisión. No tengo la mínima idea de lo que significa estar en la prisión, me saca tanto de onda que se me acerque un custodio y me empiece a preguntar cosas; porque estoy intentando compartir la experiencia que tienen los chavos que no tienen voz. Y no me quiero poner en mi posición de La Lleca, pues soy de la calle y los artistas pueden hacer lo que quieran, supuestamente. Eso lo entiende toda la gente. Lorena. Aquí lo importante es que ellos son el poder, Fer, y cuando ellos llegan y te piden la cámara todo se anula.
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Fernando. Pero tú sigues siendo de la calle, además tengo atrás de mí un soporte que es que a Esmeralda la Directora del CERESOVA le importa el proyecto, le importa también al director técnico de las cárceles. No me debería dar miedo para nada, pero me da miedo porque intento ponerme realmente dentro de la prisión, y no dentro de la prisión como un sujeto favorecido, sino un sujeto como los presos que están dentro. Me enfrento también en la forma en que se enfrentarían los chavos, tienes que demostrar agresividad, no tienes que dejarte controlar, porque es una lucha por el control. Lorena. Aunque los chicos bajan la guardia la mayoría de las veces. Fernando. No todos. Lorena. Uno a uno ellos dicen que sí se avientan, pero no cuando llegan cinco. Yo sí siento esa parte de poder cuando los custodios llegan como llegan. También como dice Fer hay una relación diferente a la tienen ellos con los internos. Aquella vez en el convivio de Navidad, los custodios se quedaron fuera del salón.
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Fernando. Sí, nos pidieron permiso para entrar. Lorena. Fue muy importante que no hayan entrado y que nos llamaran y nosotros saliéramos. También eso a veces a los chicos los pone muy nerviosos porque preguntan ¿qué pasó?, no los podemos ver y no queremos asomarnos, porque sí hay un cierto límite. Los chicos tampoco pueden meterse en problemas, entonces no salen a ver qué está pasando. Ninguno estaba ahí. El mensaje de los custodios era: “te estoy recordando donde estás”. Yo lo interpreté como: “porque la estás pasando muy bien no te olvides.” ¿Tú qué sentiste cuando iban llegando, Gina? Gina. No, ya hasta que salieron. Lorena. No los viste llegar. Fernando. ¿Todos se pusieron bien nerviosos? Lorena. Por supuesto, de inmediato se siente, ellos se sienten presionados. Hace mucho que no lo hacían de manera tan intimidatoria. Es algo que se tiene que vivir, no me gusta pero ya es parte del propio proyecto. Héctor. Es de las cosas que no puede cambiar el proyecto.
151 Lorena. Y al contrario, se cambian porque nosotros ya podemos recibirlos y seguir en comunicación con ellos. Porque de otra manera nosotros diríamos que ya no queremos revisiones y que no haya cámara nunca más. No nos cambia nada, o tal vez hizo que les dijéramos a los colaboradores que tengan cuidado. Fernando. ¿Tú qué piensas Brian? ¿Qué sientes? ¿Qué significa? Brian. Hablar un poco de la diferencia entre allá y acá, o sea, entre Estados Unidos y México. Tengo algunos amigos que están trabajando en cárceles por allá y dicen que nunca se podría trabajar en un proyecto como éste en ninguna prisión de los Estados Unidos. Nunca. Entrar y salir para mí tiene mucho que ver con la colectividad y no tanto con la prisión, porque me valen madre los custodios. Es un punto que tienes que atravesar, aguantar, caminar cinco minutos y llegar a tu espacio y ya estás. Siempre hay broncas con ellos, pero no pasa nada. Para mí entrar a la prisión significa entrar a una colectividad que está allá, y salir también es entrar a
152 otra colectividad que es el grupo. Y eso es lo más importante, porque la colectividad te da chance de tener relaciones muy importantes que no sean la pareja, la familia ni de amigos ni de trabajo. Son bastante necesarias porque te quitan la melancolía y tantas otras cosas que tienen que ver con la situación económica y política que vivimos. Para mí las dos casi son iguales porque tienen que ver con la colectividad. Lorena. Brian acaba de decir algo muy interesante que es una de las cualidades de La Lleca, es entrar así como entramos, mis colegas en Barcelona me habían dicho que jamás podríamos hacer un proyecto como ese allá. Ellas me contaban que la institución cárcel no permite esa fisura para hacer este proyecto. Casi siempre la respuesta que yo les di fue la misma: “así es porque ustedes no hacen el hueco, tal vez si estuvieran trabajando el hueco habría una, a lo mejor delgadita fisura y por ahí se podrían meter”. A ello respondieron: “Tú entras y tienes que presentarle a las autoridades la propuesta, o cada vez que la gente trabaja en cárceles en España
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es porque el sistema la invita. Por otro lado, a la gente que es activista, que hace otras propuestas, no se les permite entrar con ninguna propuesta y bajo ninguna situación”. Es interesante porque ellas pensaban que el sistema de acá tal vez no está tan bien organizado, y es cierto. Creo que a nuestro sistema penitenciario tenemos que verlo con menos respeto que como lo ven mis colegas españolas o tal vez como lo ven los colegas de Brian, que dicen: “ellos no admiten juegos”. Yo les decía a mis colegas que acá somos muy diferentes. Nosotros vivimos todo el tiempo en un caos, que es negociar cualquier cosa bajo nuestra manera de ser totalmente desordenados, apresurados. Yo les decía a ellas que hay mucha represión policíaca en el país. Tal vez como ya estamos acostumbrados a vivir ese desorden no nos enfrentamos a esa figura de poder, no vemos que exista esa figura tan poderosa, pues si la viéramos así nos pasaría lo que alguna vez vivimos como una experiencia muy fuerte. Tras escuchar unos testimonios, Fer empezó a alucinar
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y me decía: “qué tal si un día cuando entramos nos meten cosas”. Por unos segundos él estuvo pisando tierra, éste es el poder. Éstos son ellos, éstos somos nosotros. Aunque en ese momento a mí me dio muchísimo miedo, porque yo también estaba muy mal, quise fortalecerlo y le dije: “no es tan fácil, porque nosotros no somos como ellos”. Dejé de pensar en eso al convencerme que esa figura de poder no podía ser tan fuerte. No sigo pensando en ello porque me quedaría ahí. Y también siento que mis colegas sienten el poder que tienen las instituciones, y más la de seguridad, la de policía, etcétera. Héctor. Sí, están llenas las instituciones de fisuras, pero normalmente éstas se utilizan para meter droga, violar derechos humanos, cosas de ese tipo. No es común que esas fisuras se aprovechen para hacer, por ejemplo, un proyecto colectivo como La Lleca. Lorena. Igual les decía a ellas: “ustedes tienen un pensamiento muy organizado, son súper organizadas, jamás se hubieran metido a una cárcel teniendo lo que teníamos quienes empezamos: eran solamente muchas ganas, mucho interés,
153 muchos deseos, pero nada organizado”. Yo también lo aceptaba con ellas y les decía: “Dejen un poquito de ser como son, porque ustedes son tan organizadas que nunca harían una propuesta de este tipo”. Porque querrían objetivos más claros, tener metas más concretas y no llegarían. Era una manera de decirles que no piensen que no puede haber maneras de trabajar menos estructuradas, porque es la manera como entramos. Gina. Aparte, va sobre la marcha. Algo que creo teníamos en común es esa cuestión que cada uno de nosotros en la vida va sobre la marcha. Evitamos agobiarnos con cuestiones laborales, y otras. Se disfruta, vas por plena convivencia y las cuestiones se van dando sobre la marcha, cada experiencia, por ejemplo, con los custodios o con los mismos chavos. Experiencias que se han tenido a nivel personal y a nivel colectivo que deben ser tomadas con calma. La experiencia vívela. Es un factor también importante. Lorena. Cuando inicié no había cosas que me pararan, no había preocupaciones. Ahora real-
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mente no tendría de qué preocuparme, y en ese momento sí tenía por qué, pero ahora a mí me pasa algo diferente que es querer ir con las mujeres. Es curioso. Antes que tenía un montón de energía pensaba que aún no era el tiempo, pero ahora a pesar de que estoy hecha bolas y hay dificultades, quiero ir con las mujeres. Son cosas que así pasan. Gina. Por ejemplo, lo que pensé cuando Héctor se encontró con el Congo fue que estaría fenomenal si lo encontrábamos de nuevo, decirle: “oye, eres de La Lleca también, vamos a seguir ahora acá afuera con ustedes, a hacer algo con la banda que se está moviendo, en la calle“.
Transformarse en el “ir haciendo” Rodrigo Hernández Gómez Conocí a Fernando y a Lorena en noviembre de 2004 cuando presentaban el trabajo de intervención que ya venían haciendo antes de iniciar La Lleca. Yo acababa de regresar a México por primera vez luego de vivir ocho años en Canadá. Fue hasta marzo de 2005 que comencé a colaborar con ellos y por primera vez conocí a algunos de los hombres adentro del CERESOVA.
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Tenía una idea de cómo se estaba llevando a cabo el proyecto antes de empezar a trabajar directamente con ellos porque tuve oportunidad de ver material en video, fotos y textos. Aun así, en ese momento realmente no comprendía ni me imaginaba su complejidad. La manera en que yo podía trabajar con los chicos era básicamente en la manera en que había aprendido a hacer mi trabajo como artista, con base en la improvisación y experimentación directa. Estaba claro que para desarrollar actividades con los chavos usaría las herramientas que tenía como artista visual: dibujo y fotografía. Junto con ellos quería que hiciéramos autorretratos en dibujo y después volverlos digitales e interactivos. Me parecía sorprendente con qué seguridad dibujaban. Aunque muchos no tenían experiencia con dibujo se ponían a dibujar sin inhibición como si estuvieran escribiendo. Como en todo proceso también nos encontramos con problemas que nos hicieron cambiar de rumbo. El hecho de que la gran mayoría de estos hombres no estuvieran familiarizados con las computadoras, sumando a esto la inestabilidad del grupo, revelaba esta
opción como impráctica. Sin embargo, continuamos trabajando con la idea de los autorretratos; tomando el dibujo del cuerpo como un mapa de memoria y de nuestras situaciones. Eventualmente integramos el uso de una cámara digital, grabamos entrevistas y conversaciones. Lo cual nos ayudó, no sólo a documentar lo que estábamos haciendo, sino también a que ellos mismos tomaran estas herramientas y las usaran para crear imágenes de ellos mismos que parecían funcionar como espejos. Constantemente querían que regresáramos con imágenes impresas, lo cual estaba prohibido hacer. Pasados varios meses ya teníamos un grupo “estable”. Estable entre comillas porque los chavos siempre se sintieron libres de asistir o irse, y se formó un grupo base que siempre nos esperaba en el centro escolar. Las actividades artísticas fueron especialmente importantes para desarrollar relaciones44 que hasta ahora se siguen Se desarrollan de manera física y psicológica con mis compañeros que continúan trabajando en La Lleca y entre ellos mismos. También continúan desarrollándose de manera de reverberación conmigo, puesto que el tiempo que compartimos me ha transformado de muchas maneras.
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156 desarrollando. Estas relaciones se volvieron transformativas para nosotros. El respeto, afecto y acompañamiento mutuo nos llevaba a visitar diferentes perspectivas y a encontrar diferentes maneras de afrontar situaciones complejas. Durante este proceso comencé a percibir la importancia del tiempo compartido y del hecho de que nuestro espacio psicológico facilitaba compartir experiencias y opiniones más personales. Un tiempo a veces tan ligero y en otras ocasiones tan denso. Venimos de tan diferentes lugares que a veces lo único que podíamos hacer era aprender más acerca de la personalidad y perspectiva uno del otro. Bajo estos procesos lo que mantuvo nuestro taller de autorretratos en marcha era la parte emocional. Es decir, las emociones que sentíamos al vernos, el gusto que les daba que los rescatáramos, por lo menos por unas horas a la semana, de sus obligaciones en la cocina o en el taller de bolsas. Lo triste era también escucharlos cuando se sentían desesperados por salir de su estado de encierro. La manera en que nos empezamos a relajar y a confiar fue gradual: en un momento nos dejamos
Cómo hacemos lo que hacemos
de tapizar como ellos nos explicaban. Tomó tiempo para que abandonáramos las mutuas sospechas que teníamos sobre nuestras intenciones. Los chicos en el reclusorio por estar acostumbrados a recibir grupos religiosos, artísticos o de investigadores que mantienen una posición de poder o distancia hacia a ellos, quizás a manera de defensa. Y nosotros por no saber, sin haber tenido contacto previo con algunos de ellos, qué tipo de carácter humano tendrían. Nuestra posición fue una constante batalla contra los prejuicios que como habitantes de la Ciudad de México tenemos contra las personas en reclusión. Después de varios meses, sin darme cuenta, ya teníamos la suficiente confianza para hablar de cosas bien personales y temas de sexualidad. Teníamos un sentido de grupo en el cual los chicos se comenzaban a dirigir uno al otro y no solamente a nosotros los de afuera. Había hombres que eran más verbales, más abiertos a platicar y afirmar sus puntos de vista; había otros que preferían escuchar y de vez en cuando comentar. Había días que las conversaciones se volvían un poco caóticas –nos interrumpíamos
La Lleca
unos a los otros o uno solo acaparaba la plática– y había otros en que dejábamos que cada uno hablara. Algunas veces me decían que tenía mucho que no hablaban de las cosas que nosotros platicábamos y que no era posible hablar de eso con otros hombres. Había días que el grupo de chicos que trabajaba con Lorena y el que trabajaba conmigo se juntaban para dibujar. En una ocasión hicimos un ejercicio que era básicamente dibujar y describir cómo seríamos si fuéramos del sexo opuesto. Nos divertimos mucho tratando de dibujarnos así, puesto que teníamos que describir nuestro carácter y después enseñar el dibujo a los demás. Después del gritadero que se hizo cuando anunciamos el ejercicio, la mayoría no tuvo mucho problema para empezar. De 16 solamente hubo dos hombres que decidieron no dibujarse como mujeres –aunque sí hicieron la descripción de su personalidad femenina. Este ejercicio nos reafirmó la confianza que evidentemente teníamos entre los del grupo, y más aún la confianza que se estaba desarrollando entre ellos.
157 Después del año y medio que compartimos me doy cuenta que el tipo de trabajo creativo que estábamos desarrollando los de La Lleca requiere de muchos aspectos de carácter humano. Me refiero a herramientas de socialización, formas de dar cariño o apoyo moral, formas de comunicarnos y escucharnos. También requiere cuestionar estos aspectos y reflexionar sobre sus funciones y la manera en que pueden ayudar a iniciar procesos de transformación personal y grupal. Como Lorena dice: este trabajo requiere que uno se empape totalmente. El reclusorio como institución sistemáticamente priva a las personas de aspectos humanos que son básicos: la privacidad, el afecto, la confianza entre individuos, la libertad no sólo física sino también psicológica, etcétera. Tomando en cuenta que lo que causa esta deshumanización es muy difícil de cambiar, La Lleca se torna en un espacio de resistencia donde se practican estos aspectos humanos y se trata de ver en qué manera sería posible retenerlos aun estando en prisión.
158 El efecto del trabajo en La Lleca se extiende también a la calle: reverbera. Nuestras reflexiones y las transformaciones desencadenadas desde el “nosotros” no se limitan al tiempo compartido en el CERESOVA o en la calle con Brian, Fernando y Lorena. En mi caso esta situación compartida redireccionó mi vida, la forma en que pienso los procesos creativos en el vivir cotidiano, las posibilidades en los cruces de arte e intervención social, y su valor como herramienta de mejoramiento social. Ahora veo muchas de las conexiones entre pedagogía crítica, etnología y este tipo de prácticas de arte crítico. Curiosamente es sólo hasta ahora que reconozco el paralelo entre la metodología de un taller de arte como terapia, para jóvenes refugiados del que fui parte cuando apenas llegué a Toronto, y las maneras tan intuitivas de trabajo necesarias en proyectos de intervención. Es un hecho que este tipo de trabajo reverbera, así es como lo ha hecho. Escribo pues desde la distancia. Tiene casi dos años que regresé a Toronto y que continúo pensando y trabajando en proyectos impregnados por mi experiencia en La Lleca. Me envuelvo esta
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vez con una comunidad en movimiento, la de inmigrantes y refugiados, y uso lo que aprendimos juntos en las aulas del CERESOVA y lo que mis colegas y yo seguiremos compartiendo. Toronto, marzo, 2008.
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