200 palabras en una maleta diversa. Relatos sobre refugio y migración LGBTIQ+.

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Las opiniones vertidas en este libro son de exclusiva responsabilidad de los/as autores/as y no reflejan necesariamente las del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o las de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

200 palabras en una maleta diversa. Relatos sobre Refugio y Migración LGBTIQ+. 1ª Ed. Chile, La Maricartonera, 2020. Diseño de Portada: José Manuel Simons D. 74 Págs.

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PRÓLOGO Las circunstancias que históricamente ha atravesado América Latina y el Caribe, y que hasta hoy en día vivimos, han sido determinantes para nuestros desenlaces como región y el mundo; hoy vemos uno de los mayores éxodos a nivel mundial, recorriendo como nunca antes en el Cono Sur, realidades que la historia de la región no habían conocido en un período de tiempo bastante corto; no con esto debemos darle invisibilidad a la movilidad humana que

nuestros

antepasados

han

protagonizado,

desde los primeros pasos a través del estrecho de Bering; quienes atravesaron el río San Lorenzo; los llamados “viajes de descubrimiento”; la invasión española contra la que lucharon líderes como Caupolicán; los saqueos; las movilidades sin fronteras de incas; mixtecas; mayas; las movilidades y desplazamientos forzados de mapuches; aimaras; yanomamis; sumado a quienes huían de las guerras más

desastrosas,

alemanes;

como

pasando

por

españoles; las

más

italianos; neófitas

terminologías en las migraciones por consecuencias 5


políticas, económicas, catastróficas, familiares, entre una diversidad de razones que envuelven la movilidad en general: el refugio, el exilio y la migración, toda una como un ejercicio natural de nuestra esencia humana. Centroamérica ha sido protagonista de La Bestia, una continua pasada de hermanos

latinoamericanos

que

huyen

del

narcotráfico, de dictaduras, de la violencia, la desigualdad y la discriminación… todos en busca de un sueño americano. Pero el sueño americano dejó de estar en el norte cuando el éxodo venezolano comenzó a hacer fuerza a través de la costa oeste del continente; la crisis democrática, social y humanitaria que atraviesa Venezuela ha dejado alrededor de 6 millones de personas que se han visto forzadas a salir a otros países de la región en busca de un sueño americano, pero esta vez, muchísimo más latino. Hemos atravesado kilómetros que nunca antes habíamos imaginado, puentes, fronteras, visas, pasaportes, antecedentes y un sinfín de burocracias que nos cierran las puertas, así como se han cerrado los ojos cuando la violencia atacaba al vecino. Muchos han callado cuando nos iban retirando poco 6


a poco la garantía de nuestros Derechos Humanos, pero nadie puede callar la voz de 6 millones de personas. Nadie. Dejamos de ser los vecinos petroleros, los ricos del Norte del Sur, los progresistas, los que exportaban café, cacao y muchas Miss Venezuela; pasamos a ser los que huían con una maleta desgastada, sin papeles,

rogando

que

nos

dejaran

pasar,

atemorizados frente una aduana, pobres, negros, mujeres, indígenas… y muy por debajo de todo eso: maricones, lelas y trans; los difuminados, los no prioritarios.

“6 millones de exiliados” se repite aquí y allá, utilizados como cifras en informes, conciertos y reportajes… ¿pero cuántas personas LGBTIQ+ somos? ¿Qué derechos nos hacen falta allá y acá? ¿Qué experiencias vivimos? ¿Qué tanto tenemos que contar? ¿Cuándo comenzaremos a ser parte de las noticias, de las necesidades? ¿Quiénes hablan de nosotres

cuando

nadie

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quiere

vernos?


Con este libro de cartón reciclado, desdibujado, pintoreteado, pero con mucho sentido, quiere servir de puente (sin fronteras y burocracias) para contarte relatos diversos sobre la movilidad humana de varias personas con la alita rota‌ como diría la tía Lemebel.

La Maricartonera

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Un nómada sin rumbo La energía negativa yo la derrumbo Con mis pezuñas de cordero Me propuse recorrer el continente entero Sin brújula, sin tiempo, sin agenda Pal’Norte – Calle 13

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JUNTAS DE LA MANO

Somos Nella Márquez (22) y Mariangel Alvarado (27). Emigramos desde Venezuela hace 3 años y nos conocimos hace 1 año. Luego de 2 meses en el mismo trabajo fue que coincidieron nuestros horarios, comenzamos a conocernos y nos dimos cuenta que ninguna de las dos había tenido una relación pública, ambas crecimos entre el secreto y el miedo a

la

sociedad

venezolana,

así

que,

juntas

experimentamos por primera vez el presentarnos a nuestras familias y amigos como novias.

Hoy, un año después, vivimos juntas, crecemos y aprendemos juntas y, a pesar que extrañamos nuestra tierra natal, agradecemos el poder caminar de la mano en público sin temor a ser objeto de burla. Lo mucho que hemos madurado y aprendido, ha sido producto de la migración y por eso estaremos siempre agradecidas.

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Esperamos seguir de la mano hasta la legalizaciรณn del matrimonio igualitario en Chile.

Alias: Thetregua

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CERTIFICADO DE EXISTENCIA

“¿No llevo acaso en la cartera / mi recién adquirido / mi flamante /Certificado de Existencia?”. Fernando Pessoa

Me miro en el espejo. Estoy desnudo. Recorro mi cuerpo con mis manos. Lo reconozco, lo amo. Me veo a los ojos. Ahí estoy. Soy hombre, estoy vivo. Peino mi cabello, acicalo mi barba, cepillo mis dientes, me pongo colonia. La misma rutina, pero hoy es 29 de abril: un día diferente. Estoy tan emocionado y nervioso que me tiemblan las manos cuando me pongo la camisa, los pantalones, me ato los cordones de los zapatos, en especial cuando me hago el nudo de la corbata.

Hoy es el día en que, finalmente, Jess será real, legal e indiscutible.

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Son las 8:40 a.m. Consuelo, Sergio y yo entramos a la Dirección General de Migración y Extranjería. Me sudan tanto las manos que temo se me resbale el bastón que sujeto con mi mano derecha para ayudarme a caminar. Me quedo en el pasillo frente a la ventanilla de información y le mando un mensaje a Julio Arangón, Presidente de la Comisión de Diversidad de la Dirección.

Estoy de pie en el mismo punto en que he estado decenas de veces. Desde aquella primera vez, en 2014, que fui a esa oficina luego de haber llegado de Caracas, Venezuela. San José era una ciudad desconocida y aterradora, llena de promesas, y todo giraba en torno a conseguir un estatus migratorio legal. Recuerdo con claridad cada vez que visité esa oficina, cada vez que entregué documentos, cada vez que hice las filas. Cómo pasé de ser una persona a ser un número de expediente. Cómo peleé una batalla de cuatro años que terminó, finalmente, en mayo de 2018 cuando me aprobaron la residencia.

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Don Julio me dice que le espere en la entrada de la Puerta 3: Documentación; y pronto llegan también Angélica Solera, Oficial de Protección Especial, encargada de temas LGBTI, y Andrea Hidalgo, encargada

de

temas

migrantes.

Dos

mujeres

extraordinarias que batallaron a mi lado, por mí, en mi nombre, para la aprobación de mi residencia y para que estemos en ese momento, atendiendo mis cuatro denuncias por discriminación xenofóbica y transfóbica, y faltas al debido proceso cometidas en esa Dirección, como aquella vez que una funcionaria me gritó frente a decenas de personas y me discriminó; o aquella otra en que un funcionario decidió que yo no era la persona de mi expediente y se negó a atenderme. Estamos todos y todas listos y listas para entrar. Voy, con mi séquito, al Cubículo 8 en el que una funcionaria muy nerviosa y maquillada me recibe. Me pide los documentos, intercambiamos palabras que no escucho. Y finalmente, me muestra la pantalla y me dice:

- “Compruebe que todos los datos son correctos”15


Ahí está todo: Jess Márquez Gaspar. Sexo: MasculinoResidente Temporal. Tres inmensos logros. La emoción me abruma y apenas alcanzo a contestar:

- “Todo está correcto”-. Una foto de mí, conteniendo el llanto, es tomada por la Coordinadora de Comunicación de la Dirección y congela el momento. Durante una larga hora debo esperar. Nos sentamos en unas sillas plásticas y desgastadas en un día particularmente soleado y caluroso. Mi comitiva ha crecido: Guillermo Murillo, mi abogado, gran aliado y amigo, llegó con un ramo de flores. Sus consejos legales fueron vitales para esto. Luis Salazar, el Comisionado Presidencial LGBTI, me abraza. En enero de 2018 se hizo famoso cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), respondió dos preguntas redactadas por un equipo legal que lo incluía y presentadas por la ahora ex vicepresidenta, Ana Helena Chacón, con la Opinión Consultiva OC-24/17. Cuando ella leyó el contenido de ese documento el 9 de enero, lloré y lloramos,

entendiendo

que

su

contenido

cambiaría la vida: sólo que no sabíamos cuánto. 16

nos


La respuesta a la segunda pregunta de la Opinión Consultiva fue contundente y hermosa: el Estado costarricense debe reconocer el derecho a la identidad de las personas trans, desarrollando un proceso

administrativo,

gratuito,

confidencial

y

expedito para que podamos corregir nuestro género y cambiar nuestro nombre para que coincidan con ese

con

el

que

nos

identificamos.

Reviso mi celular y le escribo a papá, para contarle que estoy esperando. Mis amistades envían buenos deseos. En Facebook, más temprano publiqué un estado

anunciando

que

iba

de

camino.

La

expectativa está en el ambiente y está cargada de emoción. Por una vez, mis denuncias públicas y mis conversaciones privadas, no son sobre las veces que estuve a punto de ser apaleado en lugares de trabajo por compañeros, o sobre aquel episodio en que tres hombres me persiguieron por la calle gritándome: “¡Vamos a matarte, playo!”, ni sobre mi batalla diaria para recibir atención médica, para usar

servicios

bancarios,

para

montarme

en

autobuses y en Ubers, para encontrar pareja, sin ser discriminado por mi identidad de género, mi 17


orientación sexual, mi origen o mi discapacidad. Empiezo a desesperarme en aquel saco prestado y sintiendo mi corazón latir a mil por hora, cuando finalmente un funcionario le hace señas a don Julio, y le dice que nos acerquemos. Vuelvo a entrar a la Puerta 3, sólo acompañado por Consuelo esta vez, para que me tomen las huellas; me entregan un rectángulo plástico, blanco por el reverso, pero con datos, una fotografía y un título en el anverso. Lo sostengo en mis manos y doy varios pasos antes de bajar la mirada y verlo entre mis manos: es real. En los siguientes instantes, y ante la mirada curiosa de decenas de personas para quienes es un día común y normal, comienzo a llorar. Al salir abrazo a Luis, y le agradezco inmensamente: por haber creado la Comisión de Personas Trans luego de ser nombrado en mayo de 2018, y haber trabajado con nosotres para hacer el Decreto 41.173, que reconoce la obligación de todas las instituciones públicas de reconocer la identidad de género de las personas trans en todos los documentos, bases de datos, registros y plataformas, e invita a la empresa privada y los Colegios Profesionales a hacer lo mismo. 18


Sigo llorando cuando abrazo a Angélica y a Andrea, de la Defensoría, por la batalla que dieron para trabajar con Luis y conmigo durante seis meses desarrollando el Decreto 41.337, que establece el Reglamento para que la Dirección General de Migración y Extranjería reconozca la Identidad de las Personas Trans Migrantes en el Dimex o Cédula de Residencia; y luego, para presionar a la Dirección y sus funcionarios y funcionarias para que aprobaran mi solicitud de cambio de mis datos cuando la presenté en febrero de 2019. Abrazo a Memo y lloramos juntos. Como lloré una semana antes, el 21 de abril, cuando don Julio me llamó para notificarme que mi solicitud de cambio de nombre y corrección del género había sido aprobada. Como lloré otras tantas, pero de tristeza, pensando que mi identidad nunca sería reconocida, y que sería siempre un ciudadano de segunda, porque yo nunca calcé en los moldes de lo socialmente correcto y estuve demasiado determinado a ser quién soy y no quién se esperaba que fuera.

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Me recupero de la emoción y las siguientes horas se convierten en un torbellino. La Directora de la Dirección, doña Raquel Vargas, y el Sub-Director, don Daguer Hernández, me dan la mano, nos tomamos fotos. Consuelo y Sergio me llevan a almorzar y en el carro envío el comunicado de prensa, las fotos y los videos que Consuelo me tomó, a los medios de comunicación. Hicimos dos Lives durante el proceso y

mi

celular

se

convierte

en

una

lluvia

de

notificaciones que me abruman y me llena de felicidad. Esa tarde, sentado en la sala de mi casa, una cámara de Repretel me apunta mientras doy la sexta de decenas de entrevistas que daré ese día y los siguientes. El reportero me pregunta qué significa este logro en materia de Derechos Humanos en Costa Rica, y es entonces que entiendo que me he convertido en la primera persona en el país en lograr la corrección del género en su identificación por vía administrativa, compañeres

logrando de

lucha,

ir

más las

allá

que

personas

mis trans

costarricenses que han podido cambiarse el nombre más no corregirse el género desde mayo de 2018, cuando el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) 20


realizó un cambió en el Reglamento del Registro Civil para incorporar el procedimiento.

Luego, sentado en la computadora, descubro que decenas de medios han reproducido la noticia, no sólo en Costa Rica sino en Venezuela. Mis amistades y mi pareja me escriben mensajes de celebración. Hablo con papá por teléfono y está orgulloso y feliz: ahora podré traerlo a Costa Rica y sacarle la residencia a él. Mi hermano mayor, Pompeyo, me felicita. La medianoche pasa y la llegada de la madrugada trae la calma, al menos por unas horas, mañana

habrá

trabajo,

más

entrevistas,

más

mensajes de WhatsApp. Pero ahora, estoy sólo en mi apartamento, en silencio. Como aquella noche de 2016 en que veía la serie lésbica de The L World, cuando uno de sus personajes sale del closet, comienza a transicionar y elige el nombre de Max, y yo sentí la urgencia de levantarme de la cama, desnudarme, y mirarme en el espejo. Mi imagen se había hecho borrosa, desenfocada, porque a mis 26 años no sabía quién era. Recorría mi cuerpo con mis manos y veía uno que no estaba ahí, diferente. 21


Logro dormir unas horas. A la mañana siguiente, estoy exhausto y aterrado, pero me animo a alistarme para ir a una entrevista en vivo en La Revista de Canal 13. Mientras lo hago, reviso los cientos de comentarios y mensajes en mis redes sociales, y siento la felicidad, la

alegría

de

amistades,

activistas,

personas

conocidas y desconocidas, pero sobre todo, la esperanza que muchas personas trans ven en este logro. Entro al baño para alistarme, como lo hice el 21 de junio de 2016, el día que decidí salir al mundo vestido, calzado, y siendo el hombre que soy y que siempre fui, y me detuve a peinarme el cabello, aterrado, temblando porque sabía que el camino no sería fácil. Pero levanté la mirada y vi a aquel niño de cinco años, asustado y triste porque no pudo ser Aladdín en su cumpleaños número cinco. Con afecto, le dije que me acordaba de él, que lo había olvidado y relegado a un rincón de mí mismo, pero que ahora sabía que estaba ahí, y que ya casi íbamos a ser libres.

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Ahora, tres años más tarde, con un año y medio de testosterona en el cuerpo por el Tratamiento de Reemplazo Hormonal que llevo, y luego de haber hecho público que soy un hombre trans, he cumplido mi promesa. Ese niño es libre, sólo que ha crecido y tiene casi treinta años.

Se está haciendo tarde. Salgo de la ducha y me miro en el espejo: esta vez, la imagen es nítida. Estoy desnudo. Recorro mi cuerpo con mis manos. Lo reconozco, lo amo. Me veo a los ojos. Ahí estoy. Soy hombre, estoy vivo. Me visto. Y antes de salir hacia la Asamblea Legislativa, tomo el rectángulo plástico, blanco con un código de barras, por un lado, impreso

por

el

otro,

que

establece irrefutablemente quién soy. Mi Dimex.

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El Certificado de Existencia de Jess Márquez Gaspar, de Sexo Masculino, Residente Temporal en San José, nacido en Caracas. Y el primer certificado de la existencia plena y absoluta de todas las personas trans en Costa Rica otorgado el 29 de abril de 2019.

Jess Márquez Gaspar

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CON LO PUESTO Así me vine, con mi par de zapatos, mis calcetines grises, un pantalón café, una camisa celeste y mi chaleco gris. Unos pocos billetes para cambiar, a donde llegara, por la moneda local; y mi pequeño bolso de género que mi tío, que hizo el servicio; me regaló cuando cumplí 18.

Cuando eres joven, ilusamente crees que cumplirás con esos sueños de recorrer el mundo en un avión o en un tren… yo me iba desde donde nací, en una barcaza. Se le llama así, porque es fabricada a mano por los que nos queremos ir; un nudo me apretaba ese día el estómago y la garganta. El mar estaba bravo, y las olas picaban fuerte contra la costa. La barcaza era hecha de puros neumáticos viejos y tablas amarradas; nuestra vela, un gran trapo azul, remendado a más no poder, y un timón de fierro, colgado en la cola del navío improvisado. A lo lejos, el borde del mar se dibujaba; mientras escuchábamos a la distancia, a toda la gente desde la costa animándonos con gritos y saludos. 25


¿Sabes? Uno no tiene esperanza en que esto flote… solo está, en que lleguemos a donde queremos llegar: al “American Dream”.

Rodrigo Durán H.

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Algunos cruzan el borde en avión Otros en burro o en camión Y los coyotes hacen dinero por montón Be yourself, no importa what they say I'm an alien, I'm a Illlegal alien Emigrante ilegal en New York Venezuelan in New York – King Changó

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DE CÓMO PREPARAR MALETAS

En respeto a Andrés, su familia y todo su talento, este es un homenaje póstumo.

No, no, no… ¡No quiero irme para ninguna parte! Es que aquí estoy cómoda, tú sabes, mis padres, mis amigas, la casa y todo eso. Yo no quiero llegar allá como una loca, adivinando dónde voy a dormir, porque me están dando el puesto, pero no todo lo demás. Esa ciudad es muy tenebrosa, todo el mundo pendiente de sus cosas como si no les importara nada, y yo no soy así, no estoy acostumbrada a soliloquios mezquinos. Pero ya está bueno de conformismos, quiero más y aquí no me darán lo que busco, por eso, amigas y amigos, yo tomo mis maletas, mi neceser, y me voy de aquí, me voy, me voy, me voy.

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¡Pero no puedo! Llevo más de dos años preparando maletas, saco y meto ropa, cuento cuántas toallas necesitaré, una por semana para no estar lavando tanto, pienso en si llevarme la cartera negra o sólo la marrón, empujo para que entren dos toallas en lugar de una, así, cuando use la primera la pongo a secar y tengo la otra de repuesto, la secadora, mi maquillaje, los tacones para la primera cita de trabajo, mi colección de colitas y mis pijamas, que desde que mi tía Anabel me regaló una, me volví fanática y sin ellas no puedo pegar un ojo y por supuesto, los lentes y mi hija… mi laptop.

En dos años no he logrado concretar si llevarme sólo blusas, es mejor opción que llevarme mis franelas. Dos años cerrando y abriendo maletas, preguntándome si habrá cocina en la residencia, pero aún no he hecho la primera llamada averiguando precios ni nada, como si me va a llegar del cielo por obra de Dios.

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Preparar maletas es la tarea más difícil de todas, porque cuando las cierras y las colocas en la puerta, lista para partir, ya no hay marcha atrás. Porque en el proceso

de

almacenaje,

intentas

guardar

tus

recuerdos y no te caben, y esa bendita sensación de que, al llegar allá, notarás que dejaste la chaqueta y el frío es insoportable, empieza a caer un chaparrón y es allí cuando descubres que no metiste el paraguas. ¿Y los lentes de sol? ¡Los dejaste en tu casa! Preparar maletas es dificilísimo, porque quieres llevarte el bolsillo de tu esposo, la comida de tu madre, el abrazo de tu amiga y el perro de la casa ¡Pero no caben! Cuando preparas maletas, deseas llevarte tu cama que ya tiene la forma de tu cuerpo grabada, quieres llevarte el olor de la ropa de tu abuelo, el quesillo de la vecina ¡y esas cosas no caben! Metes los besos de tu hermana y rebotan, no caben. Las chácharas con tu mejor amigo del bachillerato se salen de la maleta. La mesita de noche no cabe. La lavadora que aprendiste a usar desde chamita no cabe. El café de tu mamá, las arepas de la tía y la casa de campo de tu padre por 31


supuesto que no caben, no cabe. ¡Todas esas cosas no caben! Porque en las maletas sólo entran las ganas de quedarte en donde estás y morir tranquila y sin preocupaciones, morir fracasada y conforme. ¡En las maletas sólo hay espacio para llevarte las ganas de volver! Me siento ajena a este lugar, ya no pertenezco a este espacio, entonces, como vivo pensando en estar allá, no estoy aquí por completo; estoy, y no estoy, es un eterno ir y venir de recuerdos y ganas, debo aprender a controlar la ansiedad; si no soluciono esto, colapsaré. Son lógicas sin sentido que sólo yo entiendo; como no quiero estar, no estoy entonces, si no estoy ¿quién está por mí? Voy en piloto automático a todas partes, con ganas de salir corriendo,

salir

corriendo,

salir

corriendo.

No te dejan ir los más mediocres y se las ingenian para detenerte. Ponen a dudar hasta al más convencido, quieren meterte en la cabeza que esas ganas de volar más alto, son exclusivas para pájaros más grandes. Te cortan las alas, impiden tu vuelo, te llenan de miedo. Estás superando los temores y vienen justo 32


a tumbarte la seguridad que te mantiene firme. Es cierto que unos realmente quieren advertirte de todo lo que puedas encontrar allá, y se les agradece, pero en este tiempo he sabido distinguir quiénes tienen malas intenciones. Si tienes un plan en tu vida, tápate los oídos, y no escuches ni siquiera los buenos consejos. Porque si estás decidido, ¡Lo estás y ya! Escuchar a los demás te hará dudar de tu poder. Yo quiero irme y descubrir cómo será mi vida lejos, si seré un fracaso pues prefiero serlo allá; si me irá mal, esperaré a que me vaya bien; si me despiden, buscaré otro trabajo; si estoy pasando trabajo, esperaré tiempos mejores, prefiero un fracaso allá que otro éxito acá.

No quiero quedarme.

Yo, me voy.

Andrés Gutiérrez López t

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VENEZUELA ES UN PAÍS SIN LEYES PARA LA DIVERSIDAD

No sabía que estaba huyendo de mi país hasta que asumí mi identidad femenina a los meses de vivir en Santiago. Venezuela es un país sin leyes para la diversidad y es una pena que muchas personas tengan que sufrir abusos, pero que no exista alguna ley que pueda protegernos. Sé que también es un tema social y cultural, que sólo espero pueda cambiar y en un futuro las personas transgénero en nuestro país podamos ser recibidas con amor y respeto.

Elizabeth Antoinette

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XENOFOBIA (IN)JUSTIFICADA Emigré el mismo año que salí del clóset, fue duro irme de casa, sentir que me separaba de mis raíces. Salí de mi país un 6 de enero, con sólo dos maletas para meter 30 años de vida, y eso no alcanzó. No fue fácil el cambio, pero a un año conseguí un gran empleo, me mudé de una habitación a un departamento y tenía estabilidad. Soy muy reservada, a los meses de empezar a trabajar hubo un evento fuera del trabajo, todas mis compañeras fueron a un lugar de strippers masculinos, yo me negué a ir y todo cambió. De la noche a la mañana un grupo de tres compañeras comenzaron con bromas pesadas y de la nada surgió la homofobia, al quejarme sobre el tema disfrazaron todo en xenofobia porque es más “justificada”, en menos de 30 días era el blanco de dos fobias, era insoportable y lamentablemente tuve que renunciar. Es doloroso salir del armario y luego tener que volver a entrar. Ahora me escondo más que antes.

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Se

habla

aceptación

de y

libertades, yo no he tenido una nueva oportunidad

de

empleo que iguale o mejore el que perdí, porque tres mujeres decidieron no aceptar quien soy.

Todos somos Iguales

Andrómeda

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Se volvió ilegal Lejos de su tierra natal... Tuvo que pagar con la soledad... Ahora sin su parvada No tenía nada Pero la paloma creía en sus alas Palomita – Mon Laferte

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EL OLEAJE Estaba recién llegado a ese país, a esa ciudad de la costa, y como cualquier migrante, necesitaba un empleo para comer. Así que pedí consejos a mi amigo Víctor, quien hizo hincapié en un precepto que le había funcionado: jamás reveles que eres gay. Fue así como iba a entrevistas de trabajo cada semana, en las que me preguntaban por la noviecita, si había llegado a Chile con hijos, si estaría interesado en iniciar una familia con esta nueva oportunidad, pero siempre respondía con evasiones o silencios. “Vivo con mi novio, se llama Leonardo”, se quedaba atragantado en mi pecho frente al entrevistador de mirada escudriñadora. Las verdades se ocultaban como piedras en la orilla, las aguas retrocedían

cuando

conseguía

un

trabajo

temporario, después: el desempleo. Volvía el oleaje con más fuerza.

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En la marea alta me negaba nuevamente, y negaba a mi novio por un trozo de pan y un puĂąado de billetes.

Regresaba

del

trabajo

luego

de

la

medianoche y lo abrazaba con fuerza en nuestra cama, lejos del despido, sin riesgo a ser vistos por nuestros jefes.

Jair J. G. Quiroz

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ESTE MUNDO NECESITA A PERSONAS CON NUESTRAS VIVENCIAS Salí de mi país natal Venezuela hace ya 4 años, tal vez con mayor suerte que otros que me han precedido, no estoy seguro de ello, tampoco soy muy partidario de las comparaciones, pero de lo que sí estoy seguro, es que ha sido una de las experiencias más fortalecedoras de mi vida.

Mi madre partió primero del país, unos meses antes, y no quiero agregar un giro dramático a todo esto, pero había sido diagnosticada con Cáncer de Piso Pélvico, debíamos luchar por su vida, y eso hicimos, como muchos otros, vendimos casi hasta la ropa que teníamos puesta al llegar al aeropuerto, yo con solo una maleta de 32 kilos logré llegar a mi destino: la casa de unos familiares lejanos que ofrecieron alojarme en el sofá de su sala, pensé que el ser un hombre gay adulto no ocasionaría ningún problema si me “comportaba como debía”; lamentablemente eso no sirvió de mucho, si a la xenofobia le anexamos la homofobia, podrán imaginarse el coctel resultante. 41


Hoy a Dios gracias, estoy bien, mi madre sigue con vida y luchando, estoy comprometido con un hombre que ha logrado devolverme los colores que antes tenía mi vida. A quienes me leen, les digo: sigan luchando por sus sueños, no se rindan, este mundo necesita a personas con nuestras vivencias, y nosotros

definitivamente

necesitamos

de

este

mundo.

Juan Carlos Pérez Hernández

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IRME ME QUITÓ OPCIONES. El postgrado quedó a medias. Dejé a mi hermana y dos perros, asumí que se harían compañía. No saqué la licencia de conducir ni fui a la playa que tenía de fondo de pantalla, mucho menos di la vuelta a la Península;

nunca

hubo

tiempo.

Todas

las

posibilidades quedaron en papel y los recuerdos parecen ser de otra vida. Irme me quitó opciones, llegar a Chile me dio muchas otras en bandeja. Fue así como pude caminar de la mano con una chica que me gustaba a plena luz del día. Salí a la calle a pregonar la palabra de la diversidad, subí cerros, dejé de alisarme el pelo. Dejé de escribir para los demás… dejé de hacer muchas cosas para los demás. Pisar tierra firme me dio libertad, pero ella quedó atrás. Me despidió en el aeropuerto y no hubo más que un par de abrazos y una foto que se perdió.

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Quedó ella para irse unos días después y multiplicar la distancia. Por mucho que gane, mi balance estará en números rojos mientras ella siga estando a cinco mil kilómetros y no tenga manera de besarle a diario.

Karem Gómez Díaz

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DIVERSIDAD DE ORGULLOS Al partir de Venezuela, asumí que además de «lesbiana», mi nueva etiqueta sería «inmigrante», y es que todo es muy parecido al hecho de ser «queer», es como entrar y salir del closet, pero esta vez, es un closet patrio.

Al final de cuentas, en el país destino, eres un extraño, eres diferente, y muy pocos van a hacer el esfuerzo de aceptarte y entenderte como eres: te culparán de todo lo malo que sucede, pero no podrán ver el sufrimiento que traes a tus espaldas; tal vez te dirán que no eres como el resto de los tuyos, y por eso serás digno de aceptación; quizás te echen del lugar donde

vives

por

cualquier

motivo;

querrán

emparejarte con alguien «como tú», solo porque comparten la misma nacionalidad; te dirán que te devuelvas al infierno de donde saliste; no importa cuántas identificaciones tengas, para ellos siempre serás un forajido; incluso, podrán atentar contra tú vida, sabiéndote indefenso.

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El tiempo de mi vida pudo pasar intentando formar parte, de protegerme, de camuflarme, de ser como ellos, pero en algún momento dejé de sentir vergüenza y alcé mi cabeza para decir: Estoy orgullosa de ser inmigrante, estoy orgullosa de ser lesbiana.

Katherine -Mika- León

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Despedirme fue duro en ese terminal Lloré todo lo que en un año se puede llorar Pero me fui pa' la frontera Espérense que ahora es que comienza mi odisea Me Fui – Reymar Perdomo

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TENEMOS QUE IRNOS

Todo comenzó un día, cuando le dije a mi novia: “Tenemos que irnos”; comenzamos a investigar qué lugar

sería

mejor,

mejor

economía,

mejor

receptividad para personas homosexuales, y entre mil cosas elegimos Brasil. Está demás decir que una vida entera no cabe en una maleta. Emigrar con tu pareja no es fácil, o los hace más fuerte como equipo o los convierte en dos enemigos; en cinco años juntas luchando por conquistar nuestros sueños y metas, con altas y bajas que toda relación supera, apareció su madre para vivir con nosotras, tuve que aprender a convivir con hábitos y costumbres tan diferentes a los míos, mi pareja cambió de tal manera.

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¿Cómo se vive con personas que no te aceptan? ¿Cómo se compite contra el amor de madre? ¿Qué se puede hacer cuando te doblegan y pasas a un segundo plano? Mi relación, después de tanto luchar por tantos años, acabó. Brasil es un país que gracias a Dios cuenta con un índice de discriminación muy bajo, donde el matrimonio igualitario es permitido y donde los derechos de las personas de la comunidad LGTBIQ+ son respetados, actualmente la Marcha del Orgullo más grande del mundo se celebra aquí en São Paulo. Keyni Rivas

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WI-FI Una de las misiones importantes de la vida de cualquier joven, gay y migrante, es lograr probar la carne local, lograr ese intercambio íntimo, sexual, intercultural y universal como es el sexo con una persona de otro país, con otras dimensiones y otros acentos

pueden

ser

una

buena

experiencia,

recuerdo una noche con alguien que se pintaba como un amante ideal: cena, tragos, te lo imaginaste en todas las posiciones, fuimos a su departamento y por alguna razón que no recuerdo, le pedí acceso a su Wi-Fi, ahí se puso pálido, al principio se hacía como que no escuchó, le insistí al rato, ahí me dijo:

- “Te lo daré, pero no te vayas a molestar”– me dijo. - “Está bien, ¿cómo es? – le insistí. - “Pero no te vayas a enojar, lo puse por los vecinos”. - “OK, ¿cómo es?” – volví a insistir ante la intriga. - “Es: “MueranMalditosMigrantes”-.

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Silencio incรณmodo, libido destruido, mejor me retiro. ยกAdiรณs para siempre!

Alias: N2

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22 DÍAS DE VIAJE Hace 1 año, 5 meses, 2 semanas y 1 día comenzó mi viaje como inmigrante. Con apenas un bolso en mi espalda, donde se suponía iban a caber 26 años de mi vida; una bolsa en mi mano derecha con la comida que pudiera recolectar para 22 días de viaje por carreteras, y un agua en mi mano izquierda para hidratarme.

No tuve tiempo de pensar en la decisión que iba a

tomar,

encontré

la

oportunidad de irme de mi país y me fui. Todo fue muy rápido, tal vez fue mejor así, las

despedidas

quedaron cortas e insuficientes, la perspectiva daba miedo y aun así tomé el riesgo. 53


Siempre me advirtieron que iba a ser un viaje difícil y también me advirtieron que iba a ser una vida difícil, les faltó palabras:

¡¡¡Es más difícil de lo que te pueden sugerir!!!

Hoy por hoy, aún peleo por tener mis papeles en regla, peleo por encontrar siempre un motivo que me diga que hice bien, peleo por los míos que aún están en Venezuela, peleo por respeto y dignidad acá en Chile… peleo por mí.

Sorprendentemente todo ha tomado un vuelco positivo, tengo trabajo, amigos y un novio. Pretendo conservarlos.

Alias: J.A.G.G.

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VACACIONES INDEFINIDAS

Viajé desde Caracas en avión hasta Santiago de Chile, en junio del año 2017, para conocer a Fanfi, mi novia a distancia. Fue la primera vez que nos vimos en persona después de un año y medio de relación romántica. No viajé huyendo de mi país ni de su situación, pero adaptarme a Chile se ha sentido como una segunda adultez, después de haber crecido la mitad de mi adolescencia y muy temprana adultez en fuerte crisis. Planeaba conocerla 90 días exactos y luego regresar a mi país, pero la aerolínea que me trajo dejó de operar en Venezuela, un mes después de mi llegada a Chile y nos reembolsó el dinero del pasaje. De todas formas, ya estaba pensando en quedarme con Fanfi y eso solo lo volvió real.

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Estaba muy poco preparada para migrar, y el proceso (no tan especial) de tramitar mi visa ha vuelto mi futuro bastante incierto. Aun así, me alegro de

haber

tomado

mi

decisión.

Cada día que pasa donde vivo con mi novia, se siente como un regalo para mí, la amo con todo mi corazón. Espero algún día sentirme más segura y visible en esta sociedad por cómo somos.

Alias: Reinapepiada

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GOTITA DE SANGRE.

Ser humano significa no tener fronteras, no tener nacionalidades, respirar, comer, amar, transitar y morir. Es eso, principalmente, lo que nos define. Somos seres que al nacer, no tenemos papeles, vinimos al mundo sin carnet de identidad, sin pasaportes, sin maletas, sin visas, sin bienes, sin limitaciones‌

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Yo

ya

había

discriminado

experimentado

por

mi

lo

orientación

que

es

ser

sexual

y

mis

expresiones; vivir en carne propia por ser quien eres, cómo te comportas, quién te gusta, a quién amas, quién te atrae, ya eso uno lo sabe... Se vive a diario, porque la gente te mira, algunos dirán que no lo sienten, pero depende de qué tan partida esté tu plumita

de

pajarito

alegre,

depende

de

la

masculinidad o femineidad que no encaja o donde otros te dicen qué identidad tienes cuando tú así no lo sientes. La discriminación se perfecciona en cada vista en la agarrada de manos, en cada volteada de ojos, en los besos públicos, en los cariños amenazados de muerte, en otro rechazo en hoteles cuando son dos hombres los que se hospedan, en cuando te dicen "¿Para cuándo la novia?" o cuando presentan a tus parejas como amigos. Uno en cierto modo, aunque luche todos los días por el respeto y la dignidad que socialmente merecemos, la normaliza... la regulariza, la naturaliza. Y aunque difuminar la discriminación no está bien, pasa. ¿No nos gusta? Pero pasa. 58


Entonces uno va y viene en ese oleaje de discriminación,

haciendo

vida,

estudiando,

trabajando, camino a encontrarnos con amigos, caminando solos en la calle, está allí, no es nueva... Pero, ¿qué pasa cuando de repente se te suma otra? Otra que no habías experimentado, otra que de un día para otro se nota más, una que se revuelve con la otra discriminación que hasta parecen una ensalada, heterogénea pero homogénea, es una sensación rara… Ser migrante.

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Cuando te transformas en migrante, en el extranjero, en el que no es de aquí, el de las otras costumbres, el de las playas caribeñas, en el “Oye, mi he’mano”, en el del Norte cuando antes sólo éramos los del Norte del Sur. Una vaina rara... Y sí, también se vive a diario, en el metro, en el trabajo, en el edificio, en la población, en el condomio, en el parque, en el hospital y hasta en la mismísima fila de extranjería. Todos, somos los raros. Pero una ahí, digna esperando su visa, entre tanta gente tan rara como uno, entre el “parce” y el “sí, pe”, entre el creole de los hermanos haitianos; y es que, si te pones a ver, todos los humanos somos raros, pero, en fin. El objetivo que nos motivó a mudarnos, nos difumina la dosis de xenofobia diaria, que gotita a gotita cae como en centro de tortura sobre tu cabeza, sobre tu cuerpo, bañándote de terminologías que ni conocías antes: inmigrante, emigrante, migrante, refugiado, exiliado, extranjero... ¿y tú qué carajos sabías de eso? Nada. Pero ahora no sólo sabes las diferencias, lo eres, lo vives, lo sientes, te transformas y así como te adaptas a comer “sopaipas con bibía”, a integrar palabras, a dejar de decir las que acá significan otra cosa, a 60


regular el oído a un nuevo acento… así te adaptas a tu nuevo título. Si me preguntan, sólo hay dos momentos que han marcado desde la xenofobia... El primero, cuando estuve buscando trabajos en Pasaje Matta, entre medio de los completos que ya no eran perros calientes, entre la palta que dejó de ser aguacate, entre medio de todo ese vaivén de nueva realidad, te devuelven el currículo por ser venezolano; y tú me dirás, ¿cómo no armaste un escándalo por el mal trato? Pues porque uno se transforma en mendigo de un trabajo, y aunque el impacto te deje en shock, uno tiene que demostrar que decentemente uno tiene mucha más educación que quien te discrimina. Ese día dejé de repartir currículo y me fui a la piscina del edificio, supuestamente a broncearme tumbado recibiendo sol; pero la tonta no se acordaba que esto no es Playa Parguito y vas a agarrar un bronceado estupendo. No, los rosetones por quemadura me recordaron el hoyo en la Capa de Ozono, que aquí no te puedes tumbar todo el día y mucho menos, sin bloqueador. No importa, al día siguiente seguí buscando trabajo. 61


La segunda vez que me sentí discriminado por mi nacionalidad, fue cuando atravesaba la Plaza Constitución, corriendo en medio de la rutina del trabajo, entre el llamado de los corredores, el jefe y en medio, súmale que no se me ocurriera llegar tarde, porque claro, mientras unos mandan desde sus 4 ruedas, una tiene que apurarle a dos patas, entre el subir y bajar las escaleras del metro, con el bolso, los papeles, el almuerzo que se te enfría antes de recalentarlo y entre los “¡Lleve a 5 lucas las calzas!”, de vendedores ambulantes gritándote. Ese día, vi un puesto para donar sangre. Yo, el muy altruista, me paro a ofrecerme voluntariamente, reconociendo la escasez de donantes, súper motivado. Fue ahí cuando me hicieron recordar, que todavía con RUT y visa aprobada, no era de aquí; que tenía que esperar 2 años para donar sangre, que los extranjeros tenemos hasta que esperar tiempo para salvar vidas. Dime tú… como si el tiempo te hiciera menos extranjero o te limpiara la sangre automáticamente.

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Aquí ya voy casi para los 4 años, casi al día siguiente de tener los 2 años, me sumé como donante, mi sangre extranjera se mezclaría para salvarle la vida a un nacional; tal vez con esa persona no comparta el mismo suelo, ni la misma costumbre, ni sus ancestros sean los míos... Pero en el fondo, muy en el fondo, compartimos la misma sangre, y eso, es lo que realmente nos hace ser más humanos.

José Manuel Simons

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A HUGO LO EXILIARON DEL PAÍS DE LOS HOMBRES

Apenas llegó, su presencia descompuso el aire. Hugo nació aquí, pero aquí también fue de donde lo echaron por encontrarlo amando a otro hombre. Aquel día, el cielo estaba gris y las personas, en la distancia, se veían iguales, por eso nadie lo reconoció en la calle, hasta que entró a la cantina y yo pensé en su nombre. Los gritos lo acorralaron a buscar refugio a mi lado y a mí los vasos se me cayeron de las manos. <Y tú…>, me gritaron. <Manda a llamar a los matones para que saquen esta basura>.

Sus

ojos

hablaban

igual

que

en

el

pasado,

conservaban esa partícula de miedo, que sigue a su felicidad. Entonces, yo no supe moverme, no sé si por el sonido de los vasos o el de mi pecho. Pero se lo llevaron.

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A Hugo lo desterraron del pueblo, después dijeron que de la zona, de la ciudad, de la región y finalmente del mundo, aunque nadie lo vio subirse ni a un tren ni un bus. Cuando confirmaron su muerte, declararon que no habló sobre ese al que amaba, solo dijo que su corazón lo sabía de sobra, pero que más le convenía olvidar.

Tristán Madrid

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PALABRAS DE FASIC Este proyecto y la línea de intervención “Diversidad Sin Fronteras” desarrollado conjuntamente por FASIC Y ACNUR, surge como una tarea necesaria y urgente, dentro de la intervención, históricamente hemos acompañado a personas diversas, Trans , Gays y Lesbianas que han llegado a nuestro programa para compartir este desafío de integrarse a este nuevo país donde buscan protección; las nacionalidades han transitado desde Senegal a Venezuela con distintos idiomas, sueños y esperanzas de vivir libremente por su expresión de género y orientación sexual y eligen a Chile como país de destino. FASIC como organización ecuménica dentro de su historia siempre ha acogido sin distinción a quien así lo necesite y a quien confíe su proceso de integración a este nuevo país, abogando porque se respeten íntegramente sus derechos humanos y ha caminado junto a las personas en épocas de dictadura para salir del país y en épocas de democracia a quienes llegan a nuestra patria buscando la protección y la seguridad que no encuentran en sus países.

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Es el momento de visibilizar y relevar que las migraciones forzadas o voluntarias también están constituidas por colectivos LGTBIQ+, quienes llevan consigo

una

carga

adicional;

la

potencial

discriminación, exclusión y violencia tanto en los tránsitos hacia países de destino, como en el lugar donde se asientan.

Quizás el ejercicio más simple hubiese sido levantar una bandera dentro de nuestra CASA, pero creemos que, como hemos actuado históricamente en nuestros 47 años ligados a temáticas de refugio, asilo y migración, que el cambio debe ser más profundo, debe atravesar normas internas, formas y maneras como acogemos de una manera diferenciada a la población

diversa

que

demande

nuestro

acompañamiento.

Las historias que llevaron a la composición de este libro están transcritas tal como las personas las enviaron, respetando sus historias, ideas, sueños y maneras de expresarse libremente. 67


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AGRADECIMIENTOS Agradecemos principalmente a la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC), quienes a través del tiempo han promovido el apoyo a las víctimas con familiares desaparecidos en épocas de dictadura chilena; dando apoyo a las personas en situación de refugio y migración en general, pero, sobre todo, por abrir las puertas de una fundación con arraigo religioso, pero que han entendido que la migración también abarca a personas LGBTIQ+. Esperamos que las otras organizaciones con trabajo en refugio y migración, copien esta valiente, pero justa y solidaria iniciativa y salgan del closet para que el activismo sobre movilidad humana, realmente nos apoye y visibilice sin discriminación.

Agradecemos el apoyo que otorga la Agencia de las Naciones Unidad para los Refugiados (ACNUR), a este

hermoso

proyecto

y

a

las

instituciones,

organizaciones y al activismo en general, para poder avanzar con herramientas necesarias hacia políticas públicas que mejoren la calidad de vida de refugiades y migrantes. 70


Reconocemos el aporte de activismo chileno, agradeciendo a quienes se sumaron a difundir y dar visibilidad

a

Movimiento

este por

proyecto, la

como

Diversidad

lo

Sexual

son:

el

(MUMS);

Fundación Chile Positivo; Asociación Venezolana en Chile; Agrupación Rompiendo El Silencio; el Núcleo Diversidad y Género y la Asociación de Abogadas Feministas (ABOFEM), que desde sus experiencias y aportes a la sociedad, siguen demostrando la pasión por la igualdad y la no discriminación, abriendo sus puertas al apoyo psicológico, legal y migratorio a personas LGBTIQ+ que provienen de otros rincones de la región.

Finalmente, agradecemos a quienes se tomaron un tiempo y aportaron sus experiencias, vivencias, reflexiones y motivaciones, a ustedes: refugiades, migrantes, exiliades, lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queers y aliades heterosexuales.

Gracias.

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ÍNDICE PRÓLOGO………………………………………………..…. 5 Juntas de la mano.………………………………………. 11 Certificado de Existencia…………………………….… 13 Con lo puesto…………………………………………..… 25 De cómo preparar maletas………………………….… 29 Venezuela es un país sin leyes para la diversidad…. 34 Xenofobia (in)justificada………………………..……… 35 El oleaje……………………………………………………. 39 Este mundo necesita a personas con nuestras vivencias…………………………………………………... 41 Irme me quitó opciones………………………………… 43 Diversidad de orgullos…………………………………... 45 Tenemos que irnos……………………………………….. 49 Wi-Fi……………………………………………………….… 51 22 días de viaje…………………………………………… 53 La turista que resultó migrante………………………… 55 Gotita de sangre……………………………………….… 57 A Hugo lo exiliaron del país de los hombres………… 64 PALABRAS DE FASIC……………………………………….66 AGRADECIMIENTOS…………………………………...….70 73


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