FIGAZINE Número 2 · Marzo 2017
EN LAS NOCHES CLARAS En las noches claras, resuelvo el problema de la soledad del ser. Invito a la luna y con mi sombra somos tres. Gloria Fuertes
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marzo de 2017 Alba Mareca Zorraquín Alba Crespo Rubio Neus Suñer Torres Laia Marqués Pérez Gemma Sanahuja i Castellà Sofía Polke Casado Ilustración de portada: Andrea Cornejo - AilemiA Impreso en Descontrol (Can Batlló) Contacto: laobservatoria.com twitter.com/laobservatoria facebook.com/laobservatoria
indice Editorial La Observatoria
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Una habitación propia y comunitaria en la Rive Gauche Alba Mareca Zorraquín
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A las Sinsombrero Neus Suñer Torres
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Gender Flawless Miqqquel
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Art de resistència Alba Crespo Rubio
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Shake your booty! Gemma Sanahuja i Castellà
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El test de Bechdel es una mierda Laia Marqués Pérez
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Otro artículo sobre Frida Kahlo Sofía Polke Casado
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editorial 365 días después llega el segundo Figazine, pero lo cierto es que han pasado 305 días más de lo previsto en un inicio. Mayo de 2016 nos queda lejos, pero la cabezonería de sacar un segundo número ha querido que ni pasando cientos de días hayamos desistido. En los márgenes de nuestras libretas aún quedan muchos nombres de mujeres por descubrir. Mujeres que escriben, que pintan, que bailan... y que también han quedado en los márgenes de la cultura. Por eso este segundo Figazine lo dedicamos a estas expresiones. Porque la cultura también son rincones donde juntas podemos ser libres, donde podemos manifestarnos en un lienzo en blanco o en una pista de baile. Reflejo de la sociedad y espacio de lucha, campo de batalla y a la vez refugio. Esperamos no tardar más de 100 días en publicar el siguiente número, pero por si acaso vamos buscando excusas para el siguiente editorial.
quienes somos Comunicadoras, periodistas, publicistas, profesionales y aprendices que sueñan. Valientes optimistas (no siempre), solidarias, críticas y divertidas, inclasificables y luchadoras. Brujas, amigas, compañeras. Gamberras que dudan, dispersas con miedos, rabiosas, irascibles, impacientes y resilientes... a través de La Observatoria. La Observatoria
1. (f) La capacidad de un grupo de mujeres, expuestas a la amenaza del patriarcado, a resistir y recuperarse o de resurgir de sus efectos de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la creación de proyectos feministas, desarrollando recursos que se encontraban latentes, pero se desconocían hasta el momento. 2. (f) Colectiva de comunicación y periodismo feminista que analiza y explica la realidad (y la ficción) con ojos críticos y lentes violetas. 3. (f) Mujeres en proceso de deconstrucción y con ganas de construir.
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una HABITACIÓN PROPIA Y COMUNITARIA EN LA RIVE GAUCHE Texto: Alba Mareca @albamareca / Diseño: Belén Freire
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arís. Años 20. Una década llamada “feliz” antes de saber que se convertiría también en un periodo de entre guerras. La libertad y la creatividad campaban a sus anchas y es así como nació uno de los movimientos literarios y artísticos más importantes de los que se conocen hasta ahora en la cultura occidental. Las vanguardias trajeron consigo la libertad sexual y la exaltación del placer, Moulin Rouge mediante. La imagen que se ha rescatado de las personalidades de la época ha sido más bien masculina. Picasso, Modigliani, Matisse, Miró o Hemingway estuvieron allí. Pero también Gertrude Stein, Sylvia Beach, Alice B. Toklass, Natalie Barney, Colette, Adrienne Monnier, Janet Flanner, Solita Solano o Djuna Barnes. Todas ellas formaron parte de la comunidad de mujeres de la rive gauche, la orilla izquierda del Sena.
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Muchas de ellas no eran francesas. Llegaron desde Estados Unidos atraídas por aquel tentador estilo de vida: una alegoría total al disfrute. París fue, por tanto, su referente y su muso. Algunas de ellas abrieron librerías, otras se consagraron al arte de gozar y, en todos los casos, parieron joyas literarias y artísticas (la que no era pintora, escribía y también las había multidisciplinares). El documental y posterior libro París era mujer*, de Andrea Weiss, nos traslada a todas esas vidas de mujeres, algo olvidadas y bastante invisibilizadas (o quizás eclipsadas por sus colegOs). Al leerlas, es evidente que lo primero que las unió fue la ciudad en la que se encontraban. En palabras de la propia Gertrude Stein, pionera de la literatura modernista que escribió novela, teatro y poesía:
“solo me gustaría escribir sobre una personalidad… París, que es donde estábamos todas y donde era natural que estuviéramos”. Estaban todas y estaban juntas. Y esto significa dos cosas. En primer lugar, que practicaron la sororidad en su máximo esplendor. Explica Andrea Weiss que “tal vez esta sea gran parte de la clave de la fascinación que ejercen las mujeres de la orilla izquierda: la certeza de que en algún momento fue posible pensar y actuar en colectivo, de que hubo tiempos en que valió la pena sumergirse en lo grupal para ser más independientes y creativas”. Más allá de su trabajo, participaron en el de sus amigas. Así, muchas escritoras pasaron a ser editoras o promotoras de los libros de sus compañeras
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repulsive women
Ilustración de djuna barnes en the book of
y no dudaron incluso en ayudarse económicamente para lograr abrir algunas librerías y celebrar exposiciones.
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Además, casi todas las mujeres de la rive gauche se reconocieron lesbianas y muchas de ellas fueron amantes. Esto condicionó su producción literaria y su forma de relacionarse entre ellas. Su espacio por excelencia era el salón de Natalie Barney, el único en París consagrado al encuentro de mujeres dedicadas al arte y la creación, y que no tenían hueco en los salones eminentemente masculinos. De hecho, Barney creó una especie de Academia a la que llamó la Académie des Femmes. Esto supuso, sobre todo, una crítica a la Académie Française, en la que no hubo ninguna mujer hasta 1974.
En la Rue de la Bûcherie, frente a la Catedral de Notre-Dame, todavía se encuentra la librería Shakespeare & Company, otro de los puntos claves de las mujeres de la rive gauche. La librería, que fue fundada por Sylvia Beach, vivió gran parte de su vida, hasta la ocupación de Francia por parte de los nazis, en la cercana Rue de l’Odéon. Aunque el nuevo establecimiento ha olvidado el recuerdo de su madre, allí Beach editó Ulyses, de Joyce. Y fue la primera en hacerlo. La misma calle albergaba además la librería de Adrienne Monnier: La Maison des Amis des Livres. Para volver a ellas la mejor herramienta es El Almanaque de las mujeres, escrito por la gran Djuna Barnes en 1928 y editado recientemente por Egales. El texto es una sátira de la comunidad feminista y lésbica de la rive gauche. “De sus Signos y sus mareas; de sus Lunas y sus Mutaciones; de sus Estaciones, Eclipses y Equinoccios”.
*París era mujer está editado por Egales.
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Alba Mareca @albamareca
A las Sinsombrero Neus Suñer Torres | @Neus_St Sabemos desde hace tiempo que lo que no se nombra no existe.Y eso es lo que pasó cuando Rafael Alberti volvió del exilio, que nadie se paró a mirar quién venía detrás y María Teresa León cayó en el olvido. O cuando alguien consideró que con la muerte del poeta desaparecía el último miembro de la Generación del 27, aunque Josefina de la Torre y Ángeles Santos siguieran viviendo. La tristeza de llevar tantos años ignorada de ustedes solo puede ser compensada considerando el silencio como un honor. Pero ya tengo bastante de ese honor: ahora quiero que me conozcan . Rosa Chacel La Generación del 27 representa una de las épocas más esplendorosas de la cultura española. Pero nadie se acuerda de las pintoras, poetas, escultoras y actrices que hicieron esa generación más rica. Sus compañeros se olvidaron de ellas a la hora de explicar sus memorias. Fue en las cartas donde se descubrió la relación tan estrecha que mantenían entre todos. Lo que pasa es que a los hombres de los años 30 les costaba aceptar que pudieran haber mujeres brillantes en los mismos campos en que ellos lo eran. No sé si les sonará. Alguien señaló hace poco que no había mujeres en las antologías de la Generación. Ese alguien es la directora de cine Tània Balló, autora del libro y documental de Las Sinsombrero donde agrupa a esas mujeres que nunca se incluyeron en las recopilaciones. 11
Las Sinsombrero son mujeres que querían ir a la vanguardia en todos los aspectos de su vida. Querían ser y no estar. Y empezaron por quitarse el sombrero por la calle, a pesar de las apedrearan e insultaran. Describieron a partir del arte los cambios que vivieron en una España en que todo llegaba tarde, y en que lo nuevo duró poco. También dejaron su testimonio del exilio, tanto el interior como el exterior. Y lo hicieron sin rencores ni nostalgias, con el placer de lo vivido, aun sufriendo el doble exilio de mujer y expatriada. Lo hicieron también tejiendo re¿Por qué no podemos ser nosotras, sencillamente , sin más? No tener nombre , ni tierra, no ser de nada ni de nadie , ser nuestras, como son blancos los poemas o azules los lirios. Ernestina de Champourcín
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des. No sólo compartieron espacios intelectuales sino centenares de cartas, comidas y noches de exilio. La pintora Maruja Mallo se enfadó cuando volvió a España y nadie la reconoció. Aunque ha sido comparada con Frida Kahlo o Georgia O’Keeffe, aunque expuso en Estados Unidos y en media Latinoamérica. No entendía cómo podía ser que tras años de éxito en España sólo la consideraran una vieja extravagante. Y después de 40 años de dictadura y olvido, tenía que llegar la memoria. Pero como dicen, la historia la escriben los vencedores y en este caso fueron hombres. En la tarea de recuperación, María Teresa León pasó a ser la mujer de Rafael Alberti, aunque había
sido una de las escritoras más prolíficas de aquellos años, igual que una de las activistas más importantes de la izquierda de la II República. Fue además de las pocas que entrevistó a Stalin. María Zambrano pasó a ser discípula de Ortega y Gasset, aunque su obra filosófica es considerada de las más importantes del siglo XX. Ernestina de Champourcín se la recuerda como a una del Opus Dei, aunque su poesía es de la más valorada de la época y fue una de las dos poetas incluidas en la antología de Luis Cernuda. Y con la democracia volvieron a estar en vez de ser. El ejercicio de la memoria no consiste en echar la mirada atrás con pena y pensar en lo que pudieron haber sido. Consiste en (re)llenar la historia con las que fueron. Las que dejaron el sombrero en el armario. Las que dijeron que ellas no eran poetisas sino poetas. Las que salieron de las casas. Devolverles su lugar, el de vanguardistas y referentes de una época. Sacarlas del recuadro amarillo de los libros de literatura e historia.
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ART
de resistència Texto: Alba Crespo Rubio @albacresporubio
Diverses vides, formes diverses de viure l’art i la cultura. Totes emmarcades en un context de supervivència, que fa de l’expressió artística una via per sobreviure. Supervivència no com a subsistència econòmica (o no només), sinó com una manera de passar per la vida resistint i superant allò que ens és hostil en el nostre entorn, que ens impedeix complir els nostres somnis o seguir endavant. L’art, moltes vegades és, per a aquestes persones una escapatòria, o un motiu per viure, o una manera de mirar la vida. La presó de l’artista
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L’Ivan viu a Lleida i treballa a Martorell. És funcionari de presons, a Can Brians. Això diu quan és presenta, però després de parlar amb ell, descobreix el que és realment: artista. Té un taller a la ciutat catalana que el va acollir quan va arribar amb 22 anys des de León, i cinc dies a la setmana es passa allà hores creant els seus grabats,
xilografies que han guanyat alguns premis locals i nacionals, i que el motiven a seguir fent el que més li agrada, i que el defineix. També és pare d’una criatura de 2 mesos, i company d’una dona que estima. La resta de dies treballa a la presó, fent torns de fins a 18 hores seguides, convivint amb presos que porten quasi el mateix temps entre reixes que fora d’elles. Ara fa 14 anys que té aquesta feina. “No m’imagino fent jornades laborals de 8 hores diàries, anant cada dia a la feina”, diu. S’ha acostumat a tenir temps per dedicar-se a l’art. El sou li permet pagar-se els materials i l’horari li dóna el temps que necessita. No vol res més, per ell, la seva feina no és l’important, sinó quelcom que li permet sobreviure. És molt crític amb el sistema, amb el món, i una mica desesperançat amb el futur; està convençut que les coses han de canviar, i que ha d’haver-hi persones que transformin una estructura basada en el poder i l’opressió, perpetuada pels mitjans de comunicació corruptes i interessats. Hi contribueix amb el seu art, força obscur i obsessiu. Li diran que el seu ofici és un altre, però dedica més temps a l’art que a res més. I malgrat això no li doni per menjar, és allò que el fa ser qui és.
L’art com a eina empoderadora i organitzadora Pintar les parets de l’espai públic ha estat sempre una manera de visibilitzar un missatge, reivindicació, protesta o proposta. El setembre de 2016, un grup de dones colombianes que viuen a Barcelona per motius diversos (desplaçament forçat, exili econòmic o estudis) es reunien per a plasmar sobre un mur de l’Àgora Juan Andrés Benítez, un espai recuperat pel veïnat del barri del Raval, el seu clam per la Pau al país on van néixer. “Nuestro cuerpo no es herramienta de guerra. Nosotras Sí somos territorio de Paz”.
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Així, deixaven empremta de la seva aposta pel Sí a la Pau en el plebiscit que es celebraria el 2 d’octubre sobre els acords ja signats entre les FARC (la principal guerrilla present al país) i el govern. Posaven veu a aquest clam, com a dones, des de l’exigència de ser considerades subjecte polític actiu en el procés de pau a Colòmbia.
Col·lectivament van anar acolorint la paret, aportant cadascuna les mans, la voluntat, l’alegria i l’esperança de poder, després de 52 anys de conflicte armat a Colòmbia, veure la seva terra avançant cap a la resolució d’aquest. En contra de tota previsió, va guanyar el no als acords. Ningú pot negar-los la seva condició d’artistes, almenys per aquelles hores en què tot el seu cos estava implicat en allò que volien plasmar. Ningú pot negar que l’art és una arma de construcció massiva de Pau, de teixir lligams entre persones molt diferents en el seu origen, però molt iguals en aquesta lluita. 18
El mural segueix a l’Àgora, així com segueix la seva ferma voluntat d’assolir la pau, i la consciència que juntes poden aconseguir-ho.
Serigrafia i gràfica de guerrilla Estampar samarretes, llençols que faran de banderes, peces de teles que decoraran espais, posters i cartulines que esdevindran llibres... no tot es fa en processos industrials. Els moviments socials, els espais autogestionats s’han apoderat també de l’estampació, per a fixar amb tinta els misstages i il·lustracions que formen part de la seva identitat ideològica i estètica. A Can Batlló fa temps que funciona un taller de serigrafia on els col·lectius que vulguin poden aprendre a fabricar la seva pròpia planxa per estampar. Emulsionar, assecar, grabar, imprimir. I sobretot aportar qualsevol cosa per a que l’espai segueixi funcionant: compartir teles, pintures, netejar, aportar coneixements quan es domina la tècnica, assistir a les assemblees... tot compta i és útil. A la Tinta, un local cultural al Poble Sec també fan quelcom semblant; a més també fan disseny d’stickers per a telegram, o qualsevol altre tipus de disseny visual per a enviar reivindicacions al món. Li diuen gràfica de guerrilla. De guerrilla perquè es fa des de la trinxera, amb materials reciclats o d’autofabricació. Perquè no té ànim de lucre, sinó de ser sostenible i assequible per arribar al màxim de persones possibles. Té la voluntat de poder fer accessibles eines que d’una altra manera serien molt complexes de dur a terme, i fer-ho de manera artesanal, propera, “punki”, que defuig la producció en sèrie i aposta pel suport mutu i l’autocura.
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Fer-se referent il·lustrant a Instagram Potser fa més, però en els últims mesos no han deixat d’aparèixer il·lustracions radicalment feministes a la xarxa. Dibuixos tipus còmic, amb textos punyents, que reflecteixen situacions quotidianes de protagonistes femenines i que desmunten o ironitzen els rols de gènere; o també retrats, imatges més abstractes o simbòliques, que trenquen esquemes dels cànons de bellesa amb pèls a les aixelles i cames, cossos diversos, etc. Flavita Banana, Nono Rueda, Lola Vendetta... Il·lustradores que des de la vinyeta, la reivindicació, la persistència a xarxes, es fan referents. Són divertides i fresques, però tenen missatges clars, fent d’altaveu als feminismes des de la senzillesa. L’autodefensa, l’autoestima, l’empoderament són presents a cada traç dels dibuixos que pengen diàriament a Instagram. I des d’allà al món. Els seus missatges són difosos a Facebook, i moltes d’elles fan tallers presencials, o xerrades sobre la seva manera de plasmar la realitat. Tenir tanta presència, ser (re)conegudes com artistes-protesta els aporta poder començar a pensar en viure gràcies als seus treballs: tenen webs o blogs on es poden comprar les seves il·lustracions, ja sigui en làmines o estampades sobre samarretes, bosses de tela. O fins i tot la mateixa pell, ja que alguna ha dissenyat tatuatges a “a mida”. Alhora, elles també aporten amb les seves creacions, a visibilitzar el masclisme, i a donar eines als feminismes per a combatre’l. Com més fronts hi hagi oberts, més arraconat estarà l’heteropatrarcat. I la cultura, l’art, és un front molt important per a descolonitzar de presència matxirula i okupar amb lluita feminista. 20
Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero. Alejandra Pizarnik
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Shake your
booty!
Gemma Sanahuja i Castellà La primera vegada que vaig sentir parlar de booty dance o twerking reconec que se’m va escapar un riure infantil mentre la meva cara intentava amagar tots els prejudicis que em passaven pel cap sense avís ni permís. La segona vegada, havent llegit una mica més del tema, vist alguns vídeos i sobretot havent intentat desmuntar idees preconcebudes de tints moralistes, vaig decidir provar-ho, ballar, moure els malucs, el cul i alguns músculs que no sabia ni que podia moure al ritme de bounce. Però arribades a aquest punt, quan ja em creia empoderada i segura de l’elecció, satisfeta del sacseig que li oferia al meu cos setmanalment, va arribar el tercer encontre. Aquest cop era jo qui en parlava, o més ben dit, vaig ser jo qui no en va parlar. Tots els prejudicis, les idees i la moral es van convertir en una mà que em va tapar la boca i en comptes de dir “ballo booty dance” ho vaig diluir amb un “vaig a classes de ball”.
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No m’ho podia creure, en quin moment havia decidit trair-me? En quin moment havia decidit avergonyir-me d’una elecció que sentia que tan bé li anava al meu cos? En quin moment la teoria feminista va decidir desaparèixer i cedir l’espai a la moral patriarcal? Doncs simplement en l’instant en què vaig recordar que aquells moviments alliberadors i destensionadors se’ls ha imposat una etiqueta i una connotació que rima amb paraules com guarra, fresca, facilona i que van acompanyades de mirades i somriures burletes i censuradors. Aquell instant en què vaig topar amb la paret d’una societat
sexòfoba i on ENCARA avui en dia les dones tenim moviments prohibits. Sí, prohibits sota l’amenaça de ser etiquetades, jutjades i classificades en la dicotomia meuca/esposa. Quant de camí ens queda per recórrer!
Per desmuntar tots aquests murs que envolten el booty dance, la ballarina i professora Kim Jordan comença les seves classes i tallers amb una explicació teòrica dels seus orígens. No entén que es balli sense conèixer-ne la procedència: els carrers de New Orleans als anys 90, moviments de cintura cap abaix marcats pel bounce, una branca del hip hop que a aquella època tot just naixia. També fa èmfasi en saber qui en són els referents i un dels noms
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més repetits és Big Freedia, exponent de la cultura Trans* d’EEUU. És important saber això, per no caure en l’error de creure que va ser Miley Cyrus qui va inventar aquests moviments, que comparteixen similituds amb balls de la costa oest d’Àfrica i centre Amèrica. Tal i com deia Jordan en una entrevista d’Aïda Camprubí al portal Gent Normal: “Per desgràcia va caldre una estrella blanca de Disney perquè arribés a tot el món”.
La dansa, com a expressió cultural no s’escapa de la mirada patriarcal, masclista i misògina que acompanya diverses facetes de la vida en la nostra societat (el que algunes ja comencem a identificar amb el “todo mal” quan volem evidenciar l’invisibilització de les dones en totes les àrees de la societat. I la cultura n’és una més). En el cas del booty dance és especialment evident la carga negativa que li aboca el patriarcat, ja que partim de la base que incompleix un dels preceptes més sagrats: propi cos (i a l’espai públic!).
D’una banda, el plaer ha estat quelcom censurat i castigat per a les dones al llarg de la història i durant moltes dècades la sexualitat i el sexe tan
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el gaudi del plaer i del
sols s’han concebut en termes de maternitat i reproducció. En aquest sentit, la mirada androcèntrica només accepta que a través del ball s’expressi i se senti plaer si va dirigit als homes. Que les dones ballem per a la nostra pròpia satisfacció topa amb el sistema establert. D’altra banda, les decisions que afecten als nostres cossos han estat qüestions de debat públic i han sigut les lleis i els homes els que han decidit què en podíem fer i què no. Reapropiarnos dels nostres cossos, redescobrint-los sense tabús i sentir la connexió entre cos i ment ens dóna
poder,
llibertat. Una llibertat
que evita la rigidesa i
ens ajuda a fluir sense
dolor. Per últim, que
les dones també ens
fem presents a l’espai
públic, que prenguem
els micròfons i que
ocupem les pistes de
ball (sense homes!)
trenca amb l’herència
El logo de la Kim Jordan és tota una declaració de principis
autonomia
i
ja massa pesada que
ens vincula únicament a l’espai privat, a la casa.
Per tot això, la dansa (i en concret el booty dance) és un alliberament, una manera de fer trontollar els esquemes patriarcals de la cultura i la societat. Una oportunitat per reconnectar-nos amb els nostres cossos i ballant soles o en grup aconseguir esquerdar a cop de twerk els fonaments de l’heterocispatriarcat. Mou el cul! Shake your booty!
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BRUIXA DE DOL Amb totes dues mans alçades a la lluna, obrim una finestra en aquest cel tancat.
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Hereves de les dones que cremaren ahir farem una foguera amb l’estrall i la por. Hi acudiran les bruixes de totes les edats. Deixaran les escombres per pastura del foc, cossis i draps de cuina el sabó i el blauet, els pots i les cassoles el fregall i els bolquers.
El fum dibuixarà l’inici de la història com una heura de joia entorn del nostre cos i plourà i farà sol i dansarem a l’aire de les noves cançons que la terra rebrà. Vindicarem la nit i la paraula DONA. Llavors creixerà l’arbre de l’alliberament.
Deixarem les escombres per pastura del foc, els pots i les cassoles, el blauet i el sabó. I la cendra que resti no la canviarem ni per l’or ni pel ferro per ceptres ni punyals. Sorgida de la flama sols tindrem ja la vida per arma i per escut a totes dues mans.
Maria Mercè Marçal
El test de Bechdel es una mierda Laia Marqués | @laiamarques Sabéis qué es el test de Bechdel, ¿no? esa norma para que te hagas una idea de la poca representación que tienen las mujeres en el cine y también en otras formas culturales como el teatro, el cómic o hasta los videojuegos. Aparece por primera vez en 1985 en la tira cómica “The rule” de la autora norteamericana Alison Bechdel y consiste en comprobar si la película cumple tres requisitos: 1. que aparezcan dos mujeres 2. que hablen entre ellas y 3. que la conversación no sea sobre un hombre. Parece fácil pasar el test, debería serlo, pero la base de datos de la plataforma bechdeltest. com (más de 200 películas de entre 1995 y 2015) nos dice que el 40% de películas analizadas no lo pasan. Estos datos evidencian que las mujeres existimos en las películas en tanto que tenemos una relación con un hombre, o que no tenemos capacidades (para salvar el mundo o vivir aventuras), por omisión. De los Oscars os puedo decir que 5 de las 9 nominadas a mejor película no pasan el test, ni tampoco el 6 de las 10 películas con más recaudación en salas de 2016. Resumiendo: no hay personajes femeninos, de eso iba el mensaje de Cuca Escribano en la alfombra roja de los Goya.
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Alison Bechdel (1985) “The Rule”
Vale, ¿entonces por qué digo que es una mierda? primero porque es muy poco exigente, con una sola conversación en una película que puede durar 3 horas, ya se pasa el test, y segundo, porque en realidad esto poco nos ayuda a valorar si una película respeta la diversidad en su sentido más ámplio, ni tampoco nos servirá para identificar películas machistas o que no caigan en estereotipos sexistas. Para que os hagáis una idea, 50 sombras de Grey y toda la saga de Crepúsculo pasan el test de Bechdel. Podemos reconocer que es un ejercicio rápido, que no requiere un gran análisis, y que nos permite dibujar una estadística global que nos muestra la poca representatividad de las mujeres en la creación audiovisual, pero habrá que currárselo un poco más para detectar si una película fomenta la cultura de la violación o la sumisión de la mujer al hombre.
Medir otras representaciones Si para mujeres blancas heteros el test ya es raquítico imaginaos para una mujer negra y lesbiana, ¿cuantas películas conocéis que puedan representarla? para medir el nivel de diversidad racial y también LGTBI+ del panorama cinematográfico surgieron variaciones del test de Bechdel. El primero fue el test Russo, por el activista gay norteamericano Vito Russo. Para pasar el test una película tiene que: 1. contener un personaje que sea identificable como lesbiana, homosexual, bisexual, intersex y/o transgénero, 2. el personaje no ha de ser exclusivamente definido por su orientación sexual o identidad de género y 3. tiene que estar vinculado a la trama de tal manera que su eliminación tendría un efecto significativo.
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Por otra parte el test racial surgió después de la polémica de los #OscarsSoWhite de 2016 donde ninguna persona negra o no blanca fué nominada. La directora Ava DuVernay fue una de las primeras en quejarse y por eso al test le llamaron test DuVernay, que requiere de: 1. dos personajes negros con diálogo en la película, 2. que no tengan una relación sentimental entre ellos, 3. que el motivo del diálogo no sean personas blancas. ¿Cuantas películas que conocemos pasarían el test Russo o DuVernay? Este año la película que se llevó el Oscar, Moonlight, no pasa el test de Bechdel pero sí (y de largo) el test Russo y DuVernay. La La Land, en cambio, pasa el test de Bechdel por los pelos pero ninguno de los otros dos.
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Naomie Harris (Moonlight)
TODO EL PASADO Todo el pasado se quiere apoderar de mí y yo me quiero apoderar del futuro, me dislocan la cabeza para que mire atrás y yo quiero mirar adelante. No me asustan la soledad y el silencio, son los lugares preferidos de Dios para manifestarse. Mi eterna gratitud a los que me quieren, siempre les recordaré a la hora del sol. No puedo detenerme, perdonad, tengo prisa, soy un río de fuerza, si me detengo moriré ahogada en mi propio remanso. Gloria Fuertes
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Otro artículo sobre Frida Kahlo “Espero alegre la salida… y espero no volver jamás...” Esta es la última frase del diario de Frida Kahlo, pués lamentamos decirte Frida que volviste, y al parecer es para quedarte -y que bueno que así sea-. Hoy encontramos su cara estampada en infinidad de productos. Camisetas, bolsos, cuadernos, termos para el mate y cualquier otro objeto que busques, se puede encontrar adornado por una uniceja y una corona de flores. ¿Por qué Frida? Vanesa Corvaro, socióloga especializada en iconografía y moda, nos explica “La motivación por la cual el público elige a estos personajes para consumir, es variada y sin duda subjetiva, pero desde un punto de vista sociológico se puede afirmar que influye el juego de identificación que se establece entre quien usa la imagen, en este caso de Frida Kahlo, y los valores de la artista.” Y agrega: “Puede que el público en muchos casos no conozca la esencia de los mismos pero juega a entenderlos y a compartir sus características”. “Pensemos que en la sociedad posmoderna, en donde la caída de los valores centrales generan un espacio de flexibilidad y de vacío, aferrarse, aunque sea efímeramente, a un objeto distintivo, permite a los individuos tener la sensación de pertenencia a algo” expone Corvaro. Y explica: “en el caso de Frida Kahlo es difícil determinar cuáles son esos valores que la hacen atractiva, pero en general se repiten su estilo pictórico y sus principales luchas, como feminista y anti imperialista”. Hay personalidades que, por sus trayectorias e influencia en el área que se desarrollan se convierten en representantes de épocas o ideologías, tal es el caso de Frida Kahlo.
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La moda se apropia de estos símbolos de época representados por sus imágenes, por reflejar un espíritu con gran carga valorativa. Así sus ideales se convierten en inspiración de muchos que buscan transmitirlos a objetos, y en aspiración de otros tantos que lo consumen, proyectando en una imagen toda una historia. ¿Qué es lo que está mal? Entre las críticas a esta reproducción infinita de Fridas Kahlos, encontramos distintas posturas. Están quienes sostienen que se genera una pérdida del aura de la imagen y el arte de Kahlo, además de reinventar y descontextualizar su “real” espacio de lectura. Y, quienes denuncian que, imprimirla sobre un sinfín de productos para la venta, presenta un escenario en el que la imagen de Frida se encuentra secundando un deseo más importante, el de aumentar ganancias. Esta última idea se ubica dentro de la teoría de lo que hoy se conoce como “cultura de masas”, e implica la apropiación de una imagen cargada de sentido y de vanguardia, y su banalización y conversión en un producto de consumo y fácil salida comercial. Un producto que, como se suele decir, aparenta tener una dignidad estilística exterior, pero suele estar vacío y al servicio del sistema capitalista. Los motivos por los cuales una figura resulta rentable, pueden ser varios, al respecto Vanesa Corvaro sostiene: “la moda al retomar ciertos personajes históricos, reemprende parte de su práctica, la resignifica y reutiliza con un fin estético y de producción. La moda usa siempre esos recursos para estar en el centro de la escena; allí es donde reside su ingenio, convirtiendo a aquello que está por fuera del sistema de la moda, en algo traducido y resignificado a la sociedad con sus códigos y representaciones.”
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La construcción de Frida Kahlo como un ícono de consumo para las masas, implica un proceso cultural de simplificación y una adaptación del personaje que facilita y asegura su llegada a un número mayor de personas. Esto genera una pérdida de valores constitutivos de la identidad de la artista, tal como lo fue por ejemplo, su oposición al sistema capitalista que es quien hoy aprovecha su imagen.
Frida para todas “La evolución de los personajes a íconos, hace que con el paso del tiempo se vayan divorciando de sus historias poco a poco, manteniéndose como mitos y símbolos de conceptos más generales, que los particulares de sus personalidades. Y convirtiéndose así en una parte constitutiva de nuestra cultura”, nos explica Corvaro. Así algunas que no formaban parte del sistema comenzaron a ser integradas, y otras que buscaban combatirlo, son hoy en día una herramienta del mismo régimen contra el cual luchaban. Si nos encontramos inmersas en un sistema que se encarga de dictar modas y crear modelos, ¿es tan malo que sean nuestras banderas las que se muestran? ¿O podríamos tomarlo como una apropiación de sus herramientas para nuestra propia lucha?. Desde mi - humilde- opinión , por muy difuso que resulte, sigo prefiriendo el siempre libre y esperanzador mensaje que puede dejar una remera con la cara de Frida Kahlo; al mandatario y encarcelador discurso que transmite una, con una princesa de Disney (solo por nombrar algo).
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Sofía Polke
La
bservatoria