Papel Salmón, 6 de mayo

EDICIÓN 1.017

Dice Santiago Gamboa

“La literatura multiplica la vida”

Gloria Luz Ángel Echeverri

Conversaciones y entrevistas

La vida privada de los escritores Misael Peralta Rodríguez

El Lorax, en busca de la trúfula perdida

Una vez a menos que...

John Harold Giraldo Herrera

COLUMNA - Impre(ci)siones

Me quito el sombrero...

Camilo Gómez Gaviria

Un recorrido literario por sus recovecos

Caminando la Feria

Misael Peralta Rodríguez

Foto|Colprensa|Papel Salmón

Pabellón de Brasil en la 25ª FILBO

creación y vida

domingo 6 de mayo de 2012 Manizales - Colombia

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domingo 6 de MAYO de 2012

domingo 6 de MAYO de 2012

Dice Santiago Gamboa

“La literatura multiplica la vida”

La literatura tiene una función en la vida del lector y es darle las vivencias que por sí mismo no podría tener. En Plegarias nocturnas se habla de situaciones que en Colombia todos han vivido, pero es una novela y lo que entra a ella se convierte en ficción.

Comprensión.

Gloria Luz Ángel Echeverri* Papel Salmón

L

as aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain fue el primer libro que leyó el escritor bogotano Santiago Gamboa y con esta lectura se ganó el derecho a entrar al club exclusivo de lectores jóvenes que tenía su hermano mayor, quien lo influenció para leer literatura. “Para mí fue enamorarme de la literatura y darme cuenta de que yo quería vivir el resto de mi vida en ese mundo”. Y así fue, porque aunque le hubiera gustado estudiar Medicina o Derecho se decidió por la literatura, y porque afirma que la literatura hace al ser humano mejor. “Creo que la literatura tiene una función en la vida del lector y es darle las vivencias que por sí mismo no podría tener. La literatura multiplica la vida, la hace más rica, nos lleva a otras épocas de la humanidad, nos llena de experiencias de todo tipo, amorosas, violentas, inaceptables, crueles. Nos enseña el horror sin tener que exponernos a él. Si somos hombres nos podemos convertir en mujeres, si somos mujeres podemos convertirnos en hombres. Nos da valores, la gente que lee tiene más capacidad de comprender los problemas de los demás, de ser tolerante y solidaria, y por lo tanto eso la convierte para mí, en mejor persona”.

Santiago Gamboa sacó un tiempo entre la firma de su nueva novela Plegarias nocturnas para hablar

Foto|Colprensa|Papel Salmón

A Santiago Gamboa le gusta escribir sobre la vida de la gente común y corriente, mirarlas con atención porque “lo que uno mira con atención se vuelve interesante, y si lo hace además con afecto, se vuelve entrañable”.

con Papel Salmón, durante la XXV Feria Internacional del Libro de Bogotá.

El baúl de las experiencias vividas

¿Un escritor vive la vida de cada uno de sus personajes?

Las vidas de un escritor son múltiples. Por supuesto que su vida original es muchas veces el baúl de donde saca experiencias y anécdotas, para después lentamente irlas convirtiendo en ficción. No hay que olvidar que las novelas en el fondo son ficción por más que se parezcan a la realidad. En mi última novela, Plegarias nocturnas, hablo de situaciones que todo el mundo conoce y que en Colombia todos vivimos, pero es una novela y lo que entra a ella se convierte en ficción.

¿Qué le dejó en su vida el tiempo que estuvo en París?

París fue para mí la gran escuela de la vida, la más importante. Cuando llegué, lo pasé muy mal, no tenía un peso. Hice trabajos como mecánica en la calle con algo que yo sabía y con lo que me enseñó un exiliado político colombiano y daba clases de español por las que me pagaban una miseria. Sobreviví de una manera bastante marginal, pero conocí la vida como nunca en ninguna otra época de mi existencia. Mi sueño era ser escritor, pensaba en la literatura las 24 horas del día, vivía dentro de ella. Con lo poco que tenía me compraba libros de segunda y los conseguía bien gordos porque si eran de pocas páginas los terminaba muy rápido. La primera novela que leí fue La Peste de Albert Camus quien después de los años se ha ido convirtiendo para mí en un gran maestro como André Malraux o Céline.

Esos años fueron duros, pero fue algo que me autoim-

Santiago Gamboa

(Bogotá, 1965) estudió literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá. Luego emigró a Madrid, donde se licenció en Filología hispánica en la Universidad Complutense, y a París, donde estudió Literatura cubana en la Universidad de La Sorbona. Es autor de Páginas de vuelta (1995), Perder es cuestión de método (1997), Vida feliz de un joven llamado Esteban (2000), Los impostores (2001), Octubre en Pekín (2002), El cerco de Bogotá (2004), El síndrome de Ulises (2005 – finalista Premio Médicis 2007), Hotel de Pekín (2008), Necrópolis (2009 – Premio La otra orilla 2009) y Plegarias nocturnas (2012).

puse porque no quería recibir auxilio de mi familia, me daba vergüenza, aunque mis padres hubieran podido ayudarme, ellos son extraordinarios, son artistas y docentes universitarios. Deseaba hacer la revolución completa y perseguir los sueños con mis propios medios.

Ese sufrimiento, esa dificultad y el miedo que conocí muy de cerca, siguen siendo mi más grande tesoro. ¿Esa experiencia es lo que está dentro del baúl y que saca para cada obra?

Sufrir es lo que nos hace ser artistas y también mejores. La gente que ha tenido derrotas, que ha perdido, es más compasiva y emotiva con los demás, y esos sentimientos dentro de la literatura son positivos. Mientras que las personas que han tenido una vida feliz y digamos sonriente, el triunfo las puede convertir a veces en gente frívola. Yo tuve una infancia feliz y de alguna manera me escapé de una cárcel, pero de una cárcel de amor. Tenía que salir de ahí porque pensaba que el mundo no podía ser así y entonces había que tirarse a la piscina de los tiburones, y dije, -me tiro con taparrabo, nada más.

Esa experiencia fue la que me hizo descubrir cosas que hoy son el centro de mi vida como la cercanía y la observación de los demás, y ver en esas historias la literatura que quiero escribir.

Una historia de violencia y de amor

Plegarias nocturnas está ambientado en la violencia y la época del gobierno de Uribe. ¿Cuál ha sido su cercanía con la violencia?

Viví como todo colombiano la polarización y la violencia verbal e invisible de esa época. No hablo de la violencia real que se redujo y esa es la gran bandera de ese gobierno, hablo sobre la tensión social que creció de una manera que jamás había sentido en Colombia. Vivo fuera del país y cuando venía, sentía inmediatamente las peleas entre las familias o como los amigos dejaban de verse porque todos tenían la sensación de que se debían definir. Siempre digo, y tal vez lo dije en la presentación de este libro, que era una época en que parecíamos cubanos porque las personas tenían que definirse: -estoy a favor o estoy en contra. Eso, para muchos, quería decir que si estaba en contra era un terrorista o un asesino, o lo contrario, si estaba a favor entonces era un paraco.

Esos niveles de violencia social, invisible, contenida, incorporada al lenguaje y a las relaciones de amistad, de amor, familiares, me parecía que nunca en la historia de este país, o por lo menos desde que yo estoy acá, se había dado. ¿Esa fragmentación entre unos y otros, aparece en Plegarias nocturnas?

Sí, pero no significa que quiera hacer una teoría de la sociedad. Solo cuento el caso de una familia y de dos personajes muy claros, de un hermano y una hermana que vivieron un enfrentamiento grave con sus padres,

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que además tenía que ver un poco también con esa discusión a nivel social. Los padres de estos muchachos hacían parte del grupo de colombianos que sentían una adoración acrítica por la figura del presidente Uribe, y los hijos más bien eran lo contrario, veían en eso una especie de olla a presión que los hacía sufrir, que les limitaba la libertad, que los agredía constantemente y por eso querían salirse de ahí. Ese choque de algún modo está representado en esa familia y al final, la historia se encarga de separar a estos dos hermanos y es cuando aparece un cónsul que más adelante que se da a la tarea de reunirlos.

Es también una historia de amor fraterno ¿cómo ser original al escribir sobre un tema tan recurrente como el amor?

Precisamente, la historia de amor tradicional está modificada porque es un amor fraterno. La originalidad para mí está en agarrar un tema clásico, ponerlo al servicio de mi forma de escribir, de mi identidad de escritor, y, además, en escenarios que me permitan llevar adelante una historia como me gusta, es decir, interrogando una época del pasado muy reciente a través de la literatura. Me interesa que la literatura busque respuestas, interrogue ciertos momentos de la historia a través de la ficción y de los personajes. ¿Hay un blog que es un personaje en Plegarias nocturnas?

Esta era una novela más bien simétrica y quería introducir un elemento un poco loco, que además me permitiera una función parecida al coro en las tragedias griegas, que va anunciando lo que pasa. En este caso es un blog donde se tratan temas que de algún modo tienen relación con lo que va pasando en la historia.

muy pocos temas, lo que hace ésta es reproponerlos constantemente. Me gusta la literatura enfocada como una actividad artística no de entretenimiento, aunque me parece maravilloso también pasar un buen momento leyendo un libro. La literatura es un arte de reflexión, de hacer comprender mejor a las personas las relaciones humanas, la vida, el presente, el devenir, el pasado, el futuro, algo. ¿De los libros que ha escrito cuál le da mayor satisfacción?

Cada libro me ha dado algo que no tenía. El primero que hice Páginas de vuelta es uno que afortunadamente hoy casi está olvidado, pero me permitió convertirme en escritor. Perder es cuestión de método, mi segundo libro, dio a conocer mi escritura fuera de Colombia, pero no sé si volvería a escribir una novela como ésta. Necrópolis me dio por primera vez un premio importante (La otra orilla – 2009). Así, cada uno ha ido agregando algo y tiene algo especial para mí. Los quiero a todos por igual. ¿Cómo nacen las ideas para los temas de sus obras?

De muchas cosas, de una conversación que oigo, de un grupo que pasa, de una imagen, una película o una novela. Casi nunca, prácticamente nunca, me ha surgido una novela de una historia que alguien me cuente.

De pronto veo algo, como dos personas que se miran de lejos y en un momento la mujer con un gesto de cansancio hace una seña y se va; esa imagen me queda y digo –ahí está pasando algo que me está llamando, que me está pitando en el radar tin tin tin.

Para Plegarias nocturnas no hubo una idea específica, mis novelas no nacen de una sola. Tal vez fue el deseo de hacer un libro que hablara de Colombia, de Asia y que tuviera que ver con mi experiencia en la vida diplomática.

Santiago Gamboa continuó con la firma de su libro Plegarias nocturnas y se fue quizás pensando en el encuentro que tuvo hace varios años con hizo Orlando Sierra Hernández durante una feria del libro en Manizales, a la fue invitado *Periodista y Editora de Papel Salmón.

¿Su vida diplomática le sirvió para escribir este libro?

Me hizo conocer un mundo que no conocía y me permitió escribir una novela con un cónsul como protagonista, sin tener que inventarlo todo. En la India fui primer secretario y agregado cultural y agradezco esa oportunidad que se me dio porque me parece importante trabajar para otros. Ser diplomático es dirigir tu iniciativa y tu trabajo con el fin de crear espacios para otros.

Desde ese punto de vista casi diría que debería ser obligatorio para los artistas hacer un servicio a la comunidad a través de la función diplomática, para que la cultura de tu país sea conocida en el mundo y a través de esa cercanía de las relaciones entre dos países, que los demás niveles comercial, político, etc., fluyan.

Arte, satisfacción e ideas

¿Por qué le gustan los temas clásicos?

Porque soy un lector de ese tipo y tengo formación literaria. Uno escribe el libro que quiere tener o que le falta en su biblioteca, el que nunca va a existir sino uno no lo escribe. Sé perfectamente que la literatura tiene

Foto|Maritza Isaza|Papel Salmón

Santiago Gamboa siente que por primera vez en su vida el país está en buenas manos.

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Un recorrido literario por sus recovecos

Caminando

la Feria Cora Coralina, una gran poeta brasileña, fue una de las mujeres a las que se les rindió homenaje en la pasada 25ª FILBO.

La 25º Feria Internacional del Libro de Bogotá constituye un evento feliz para todos los que vivimos mejor con libros.

Un recorrido a manera de reflexión y bitácora para componer un mapa de lo que fue. Fragmentos.

Misael Peralta Rodríguez* Papel Salmón

U

n taxista que me llevaba hasta Corferias me preguntaba por el precio de entrada. Le dije que siete mil pesos, pero que el viernes se podía ingresar gratuitamente después de las 6:00 p.m.

“Imagínese, entra uno a la familia pero no le queda para comprar libros”, respondió. Le hablé de las bondades de la Feria, las actividades, los talleres, pero él con la vista fija me replicó “¿Cuánto vale un libro?... Solo con la entrada de mis dos hijos y mi mujer se me va la plata”. No recuerdo muy bien que le dije, pero no era importante. Su discurso continuó: “Deberían cambiar el costo de la entrada y más bien cobrar a la salida, la boleta debería ser un libro, comprar un libro y mostrarlo al salir”. ¿Uno qué puede responder? “Señor, tiene toda la razón. Mientras eso pasa, trate de venir el viernes y déjeme por aquí”. *** Kafka ha sido todos los hombres. Todos hemos querido alguna vez transmutar, callar, hemos sufrido con nuestros pensamientos, nos hemos atormentado.

Kafka es un libro de saldos, repetido, puesto entre estantes atiborrados de muchas cosas, es compilaciones y al mismo tiempo antigüedad.

Kafka es viejo y arrugado, o es recién impreso en portadas imposibles. Es grande. No sé si es

leído con placer o por obligación.

Kafka es un libro de colegio, un resumen en internet, una monografía del rincondelvago. com. Kafka es un clásico, un moderno, un existencialista, un filósofo, un solo hombre.

“En la lucha entre uno y el mundo, hay que estar de parte del mundo”, decía. En la Feria había 120 mil títulos posibles para escoger y pocos elegían a Kafka. *** Novedades. En esas solapas los autores casi siempre ríen, casi siempre hay rojo, casi siempre hay muchos.

Torres, torrecitas, morros, montañas, de un solo libro en las grandes editoriales. Su autor, la élite de la cultura, de la clase acultada, de la gente de plata, de los desprogramados.

Dos palabras, firmas. Y los egos y la farándula, las fotos, los tapetes rojos, las poses.

El libro más vendido de la Feria fue El imperio eres tú de Javier Moro, escritor español ganador recientemente del Premio Planeta de Novela.

Moro, un escritor popular, positivo, que entreteje lo histórico con tórridas historias de amor, sonríe en las fotos. ***

415 mil personas ingresaron a Corferias en los 15 días de Feria, un poco menos de 28 mil por día.

En las cuentas están todos, incluidos los niños que van de los colegios en una visita relámpago y los felices lectores que entraron más de cinco veces.

Los números tan importantes despabilan, porque en un país con tan poco lector, la cifra asombra. Muchos viajan desde sus ciudades y la recorren ávidos.

Los de Manizales, siempre tan familiares, nos saludamos en los pasillos, conversamos sobre lo comprado, lo visto, lo criticado. Nos tomamos un café hablando de tal evento, de que es siempre lo mismo, de los descuentos que hay en tal pabellón o de la increíble edición que posa en alguna mesa.

En la Feria de Argentina, que aún no termina, llevan un poco más de un millón 250 mil visitantes, contaba un manizaleño amigo que recorre ciudades por sus entramados culturales. Las cifras, insisto, despabilan.

En Manizales no hay una Feria permanente, ni una Biblioteca pública digna, ni inversiones importantes en libros. Hay librerías y hay lectores, que van hasta donde estén los libros. *** Rosero, sentado en medio de dos egos gigantescos intenta hablar de su última novela. Rosero, uno de los grandes, uno de los mejores de

La batucada (izquierda) y la capoeira (derecha) son dos expresiones musicales del Brasil y que hicieron parte de la muestra cultural que trajo este país, invitado especial a la 25ª FILBO.

estos tiempos, en medio de preguntas absurdas exacerbadas por demasiada información.

En otro lugar, la carpa de un canal de televisión en constante agitación, con una mujer bella y un escritor que mira al piso y piensa qué decir. Ella se arregla el pelo, se deja ayudar con el pliegue del vestido. Él mira al horizonte, con su último libro en la mano. Millones de televidentes, prime time y un escritor que suda, apretando su último libro.

Los escritores, la mayoría, andan solo con sus libros. Pocos se ven con libros que hayan comprado o con bolsas. No sé si son capaces de leer con placer a sus compatriotas contemporáneos, sin intenciones de veeduría, de competencias, de medición, de crítica. Ojalá que sí.

*** A lo largo de los años se aprenden a reconocer los lomos, los colores, las formas, las fuentes de las editoriales, de los autores, de los tipos de libros que a uno le gustan.

Entre muchos, a veces se tiene la suerte de llegar a un libro que inesperadamente nos sorprenda o alguno que desde hace mucho hayamos estado esperando.

Sabemos también, por lo mismo, qué libros no son para nosotros y eso a veces es mucho más importante. Pasar de largo, no mirar siquiera, es parte de las rutas que construimos año a año.

Así, casi siempre, la Feria igualmente distribuida, puede parecernos rutinaria, sabiendo siempre dónde están esos lugares que suelen visitarnos. Pero siempre, algún otro lugar nos sorprende y alguna otra cosa nos seduce. No siempre saber quién escribe, quien edita, quien publica. A veces es bueno escoger un libro porque su nombre suena bien o porque en la foto el autor parece buen escritor, porque la portada es bonita o el color es relativamente distinto. Algunos los abren en cualquier parte para saber si puede decirles algo que los haga quedarse con ellos, otros le hacen caso al afiche destacado o a la ubicación…

Todos en la Feria trazamos secretamente nuestra ruta de lectura, escogiendo sin escoger, comprando, oyendo, percibiendo, andando entre libros. Andando felizmente entre libros.

Fotos|Corferias|Papel Salmón

Clarice Lispector, ya fallecida, es una de las más memorables escritoras del Brasil, por eso en el pabellón de Brasil en la pasada 25ª FILBO se le rindió un homenaje. Sus libros aparecen en primer plano en esta foto.

*** A 100 años de la muerte de Rafael Pombo, su nombre se sigue asociando con la lectura, con los niños, con un personaje ilustre que nos deja muchas palabras en la memoria, muchas frases para tararear.

Talleres, lecturas, exposiciones de un hombre que dejó y deja huella entre muchos. Escribió alrededor de mil 400 poemas, de los cuales no sé cuántos tenga usted en su inventario de lecturas, algunos en latín, otros al cielo, a la noche...

Pero seguro la memoria nos traerá a una viejecita, sin nadita que comer, que “... murió de mal de arrugas, ya encorvada como un tres, y jamás volvió a quejarse ni de hambre ni de sed...”.

Paz en su tumba. *** El Pabellón de Brasil, que prejuiciosamente se puede pensar lleno de colores, de mujeres bailando, mucha música y exotismos, olía a madera.

Olía a lo que seguramente huele la saudade, a lo que debe oler la esencia más silenciosa y auténtica de su tradición.

En sus pasillos desfilaban mujeres, efectivamente, dos mujeres.

Por un lado estaba Cora Coralina, una mujer que publicó su primer libro a los 76 años, habiendo dedicado su vida a los dulces y a hallar

en lo cotidiano una extraordinaria forma de belleza.

La metáfora, a la vuelta siempre de lo que se nos vuelve costumbre, estaba acomodada en su espacio, entre fotografías, fragmentos y caligrafías.

“Muerta... seré árbol, seré tronco, seré selva con muchas raíces enlazadas en la piedras de mis versos y con las cuerdas que brotan de una lira”.

Cora Coralina

*** La otra mujer era Clarice Lispector, que en contraste con la señora Coralina, murió muy joven, enferma de cáncer.

Ella tan ucraniana, tan inglesa, tan francesa, tan de todas partes tenía en el pabellón de Brasil un espacio dedicado a su correo, sus pasaportes, sus credenciales imposibles, sus cigarros, sus letras.

Ella, la mujer que más me ha conmovido alguna vez con sus textos, olía más que cualquier otro espacio del pabellón a madera.

Ella, el centro de la saudade, la mujer que vivió sus alegrías con nostalgia y sus logros con melancolía, la madre amorosa que no sabía hacer otra cosa que seducir, estaba en una pantalla, en fotos y en la memoria. Suspendida.

Desde todas partes intentaba hablar y se con-

fesaba. En prosa que se vuelve poesía y entre bocanadas que se vuelven humo. ”...Escribo en acrobáticas y aéreas piruetas, escribo porque deseo hablar profundamente.

Aunque escribir solo me esté dando la gran /medida del silencio”.

Fragmento de “Agua Viva”. Clarice Lispector

*** La Feria termina entre letras y multitudes, vuelta cajas, estantes rebosados, libros repetidos, bolsas llenas, páginas por leer.

Termina esa y continúa la secreta celebración de la lectura que es cada librería y cada biblioteca.

Nosotros, los lectores felices, seguiremos rondando esa bella obsesión de llenarnos la vida de palabras. *** Adendo Fue una muy buena sorpresa encontrar en un solo espacio a la Universidad de Caldas, mostrando el peso de su producción y la evolución de sus ediciones. Ojalá en muchas ferias hacia adelante podamos admirar y sentirnos orgullosos de lo que se produce desde el Alma Mater caldense *Comunicador social y periodista @misaelperalta

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Entrevistas y conversaciones

La vida privada de los escritores "Aprendí a escuchar con

paciencia y cuidado y a no interrumpir nunca, ni siquiera cuando las personas se veían en grandes apuros para darse a entender, ya que en esos momentos de titubeo y vaguedad la gente suele ser muy reveladora: lo que vacilan en contar puede ser muy diciente".

Gay Talese

Foto|Colprensa|Papel Salmón

Una reflexión, a propósito de los formatos de las charlas literarias en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá. Personajes.

Misael Peralta Rodríguez* Papel Salmón “Es como si te gusta el foie y ansías saludar personalmente a la oca”.

A

Arthur Koestler al querer ser saludado por un admirador.

lgo nos anima a saber de los otros. Los autores, esos seres tan particulares, que casi siempre tendrán algo qué contar, son hijos de esa tradición de hombres casi siempre en el límite, con sus manos heridas en Lepanto, muriendo tirados en la nieve a las afueras de un manicomio o asesinados después de que un águila les tire una tortuga en la cabeza.

Por más que los libros sean sus productos perennes, mucho sabemos sobre la vida de los grandes escritores,

sus oficios, sus amores, sus muertes.

Esas vidas y esas muertes, son y no son el lugar desde el cual han creado y se han inventado sus historias. Sin embargo, pareciese que fuera el formato ideal para quienes entrevistan y planean los encuentros con escritores.

Como hemos visto en los últimos años, desde el Hay Festival al Festival Malpensante y la Feria del Libro de Bogotá, un desfile de escenas íntimas, de rutinas que se cuentan como narraciones extraordinarias y hombres que sesudamente desnudan sus vanidades y sus traumas, se han vuelto los protagonistas de las conversaciones, de lo que se pregunta y de lo que inquieta a los lectores.

En otras palabras, la necesidad de averiguar sobre los detalles vivenciales ha convertido a estos espacios intelectuales en farándula cultural y a los escritores en sutiles vedettes. No siempre el formato fracasa, de hecho, casi nunca. Pero cansa. ¿Quién ha decidido esto? ¿Quién ha dictaminado que las entrevistas y conversaciones sean casi todas so-

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bre cómo se inició alguien como escritor, quién fue su maestro, quién le regaló su primer lápiz?

Como moda, como tendencia, se vuelve línea para casi todo encuentro literario, en los que se quiere convertir al escritor en orador y al posible tipo misántropo en un animador de masas.

Muchos lo logran y desde la realidad o la ficción terminan enganchando públicos y lectores. Terminan ganando como oradores lo que les hacía falta para destacarse como escritores, o venden mucho más con su presencia.

Pero un escritor no tiene que saber hablar y algunos deslucen cuando están en medio de estos formatos.

Otras veces el entrevistador parece tener como única referencia Wikipedia y el asunto puede volverse aburrido. Ese fue el caso de la conversación del sábado 21 de abril con Gay Talese, quien rescató la conversación del aburrimiento, por tratarse de un personaje que con sus retratos y encuentros ha sabido encontrar un camino para esbozar su vida, como un libro.

El Lorax, en busca de la trúfula perdida

Una vez o a menos que…

“A menos que alguien se interese de verdad nada va a mejorar” Dr. Seuss

John Harold Giraldo Herrera* Papel Salmón

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Talese: el encanto de un sastre italiano vuelto escritor norteamericano

La vida de Gay Talese, más allá de todo formato es un escenario ideal para reconocerlo. Su estilo, generador y modelo de lo que se conoce como periodismo literario, da para que a través de lo qué dice de sí mismo se delate una vida dedicada juiciosamente a la curiosidad.

Para el escritor norteamericano ser un outsider, un hombre poco común, una persona distinta, fue fundamental para inclinarse por el periodismo. Para él, un periodista debe estar por fuera de lo común, ser independiente de las tendencias, de las modas y la normalidad para alertar sobre los excesos de las multitudes y los poderes.

Así entonces, el periodista debe saber leer lo común porque es diferente. Debe encontrar la particularidad en lo que parece lo mismo y a eso ha dedicado su vida Talese, un hombre de 80 años, referente para toda una generación de comunicadores, literatos e investigadores.

Su factor diferencial además de su habilidad para la reportería, consiste en su obsesión por contar buenas historias, fruto de un olfato particular periodístico, que da como resultado un trabajo impecable y fundamental para comprender los entramados de la hibridez y la multiculturalidad de la sociedad norteamericana.

Desde adentro, ha hablado de cerca a la mafia y a los poderes, a los famosos y a los que han construido la identidad del pueblo estadounidense. Por sus textos pasaron Joe DiMaggio y los obreros que construyeron los puentes de Estados Unidos, dejando una huella en la manera cómo se encuentran las palabras clave y se enlazan la historia de las personas a la historia de un país.

Necesario para comprender a la sociedad norteamericana, además de conmovedor a la hora de leer a un buen escritor, Talese reúne en un impecable gesto, la contundencia de la historia con la fuerza y la belleza de lo literario.

Epílogo

La charla entonces, se volvió interesante por Talese, pero es necesario que las personas que planean eventos en Colombia y las que entrevistan a grandes escritores, se salgan de las preguntas cliché e indaguen mucho más sobre las particularidades de la obra de los autores.

Para eso es necesario leerlos e ir más allá de las cronologías. Poco importa si sus vidas privadas son rutinarias y grises, lo que hacen bien es escribir y son sus páginas las que deben protagonizar cualquier conversación *Comunicador social y periodista @misaelperalta

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Ficha técnicaen busca de la trúfula

Título - El Lorax, perdida.

Año – 2012.

País – Estados Unidos.

Duración – 94 minutos. d.

Director – Ch ris Renau n Daurio (Historia: Dr. Guión – Cinco Paul, Ke

Seuss).

Música – Joh n Powell.

Fotograf ía – Animation. c Efron (Ted), Danny Reparto – Voces de: Za Swift (Audrey), Ed DeVito (Lorax), Taylor White (abuela Norma), Helms (Una-Vez), Betty are) y Jen ny Slate Rob Riggle (Alisios O’H (madre de Ted).

Pictures / Illumination Productora - Universal Enter tainment. edia, fantástico, 3D. Género – Animación, com

na vez empezaron a cobrarnos el agua, antes la bebíamos sin pagar, era nuestra. Luego vino un alguien que se la adueñó y ahora nos la cobran en bolsas, frascos, recipientes de plástico y el líquido preciado tiene un costo tan similar al de la leche. Ahora, ¿qué tal que nos toque comprar el aire? La respuesta no parece lejos de: una vez nos lo cobraran; hoy se ofrecen aires acondicionados por los que hay pagar, en algunos sitios la gente compra oxígeno. Y esa es la premisa de la película Lorax: en una ciudad donde todos viven en una capsula en apariencia felices cobran el aire, los árboles los venden artificiales para inflarlos, con diversos colores y luces. La ciudad luce espléndida y un señor es el amo y señor, se ha enriquecido vendiendo aire. Como la ciudad está encerrada, por temor a salir a descubrir lo que hay afuera, no hay muchas preguntas, solo rutinas, salvo la inquietante nostalgia de una niña -Audrey- que pinta árboles en su casa como cree que eran y se precia de encontrar alguno. Aparece Ted un niño quien gusta de Audrey, ahora por deseos de conquistarla hará lo que sea por encontrar un árbol.

Una vez es un personaje que vive en las afueras. Su deseo de conquistar dinero pudo más que el de proteger los árboles, aunque hizo mucha plata es el causante de que otros vivan encerrados. De modo que Ted, tendrá que ir a buscarlo para preguntarle dónde encontrar un árbol, es la forma de conquistar Ted a Audrey, como quizás de devolverles las creencias a los otros. La película entonces se instala de entrada en una especie de apocalipsis: el mundo es cruel y puede acabarse. Pero a menos que, un alguien intente no cambiarlo sino infringir una semilla de convicción de defensa de la tierra, todo podrá ser distinto.

Los niños y un mundo mejor

El Lorax, en busca de la trúfula perdida, es una película para niños, su mensaje les llega para compenetrarse con la vida, defender el ambiente y creer en un mundo mejor, pero al tiempo divierte a los grandes, les entrega un aire de confort, recupera las fuerzas para no desfallecer y obtienen un espejo -fabulesco- del mundo, de nosotros mismos, de nuestras acciones.

La película goza de ser una crítica fuerte al sistema capitalista. El rico de la ciudad dice: «Los estudios demuestran que si metes algo en una botella de plástico, la gente lo compra», y es una sentencia de nuestros días, en la sociedad del consumo todo aquello que esté empacado es susceptible de venderse e incluso de hacerlo para cambiar por algo tradicional. Una sentencia más suelta el rico: “Entre más contaminación más adquisición”, y en medio de una sociedad del miedo y las catástrofes somos propensos a comprar lo que nos quite el miedo y nos hagas sentir mejor pero de modo individual.

Adaptación de un libro

La película proviene de una adaptación de un libro escrito por Theodor Seuss Geisel, conocido como el doctor Seuss, el libro fue escrito en 1971 (El Lorax), época en la que no se cobraba el agua, pero en la que se anunciaba el cobro del aire. Los creadores de la película son los mismos de la apetecida Mi villano favorito, esa misma en la que hay unas frases para enmarcar como: “El hombre que no comete errores usualmente no hace nada”. En El Lorax, el atractivo es la vida, la vida construida de modo artificiosa y en búsqueda de una semilla para volver a ser de verdad. Es tal la superficialidad, que los habitantes de la ciudad le temen a untarse de tierra, a ver hojas caídas en el suelo, le temen a vivir desprendidos de un oxígeno falso que los hace vivir.

Ted encuentra a Una-vez, el señor gruñón le cuenta cómo acabó con los árboles, Lorax es el viejo que defiende los bosques y su espíritu sigue por ahí, su forma de persuadir a Una-vez fue la de hacerle creer en la palabra, pero Una-vez no la tuvo en cuenta. Toda la historia entonces es un flash back, en la que se ve la manera despiadada de abuso contra el medio ambiente. Una vez se vanagloria de ver a Ted: “Que lindo ver a alguien inmune a algo como la realidad”. La frase cobra una ironía porque parece que los individuos de la ciudad no se preocupan por nada. La frase se antepone a una que dice Lorax: “No se trata de lo que es sino de lo que puede ser”.

El Lorax, en busca de la trúfula perdida es una película para salir pensando de la sala, una vez nos cobraron el agua, una vez nos privatizaron la tierra, ¿será que al aire también? o ¿todo aquello que se empaque lo tendremos que seguir comprando? Más preguntas nos quedan, y una esperanza igual se siembra al ver esta película a menos que... *Docente universitario y periodista John.giraldo.herrera@gmail.com

|Director Nicolás Restrepo Escobar | Editora Gloria Luz Ángel Echeverri|Diseño Virgilio López Arce| Circula con LA PATRIA todos los domingos |Cra 20 No.46-35. Tel 878 1700 |Impresión: Editorial LA PATRIA S.A |E-mail: salmon@lapatria.com

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CONVOCATORIA

IMPRE(CI)SIONES

Me quito el sombrero…

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Taller musical La Orquesta filarmónica de Cali invita a participar en el taller que será impartido por el Maestro Irwin Hoffman, director titular de la Orquesta Filarmónica de Cali, entre el 18 al 22 de junio de 2010. Quienes quieran participar en las clases de dirección de piano deberán enviar una hoja de vida e incluir un DVD que no pase de 15

Camilo Gómez Gaviria* Papel Salmón

E

s el 29 de abril. Desciendo por la parte superior del teatro al aire libre ‘La Media Torta’ de Bogotá. En el lindero de los cerros orientales, pocas calles arriba de la estatua de la Pola, camino en el interior de un enorme plato sopero partido por la mitad y con gradas, incrustado en la montaña. Una estructura de cemento y ladrillo, como la imitación de un teatro romano, pero con un escenario moderno. Si llueve en medio de un espectáculo, el público se moja, aunque no los artistas; y hay motivos para creer que lloverá.

Justo en el momento en el que ingreso a este espacio, comienzan a caer pequeñas gotas de agua. ‘¡Ojala no llueva!’ El ambiente que encuentro al llegar a las gradas es el de una inmensa muchedumbre y daría lástima verlos dispersarse ante los embates del mal tiempo. Sin embargo, estas personas no parecen amilanadas ante la posibilidad de mojarse: vestidos con traje de cumbia, abanicando sombreros y faldas, bailan en las gradas inferiores; y en las superiores, aquellos vestidos de particular, se contonean igualmente alegres, nada inquietos por las nubes que se acumulan en el cielo. Sus miradas están en el escenario, donde músicos con instrumentos de la costa caribe colombiana, y en el centro Carlos Vives, tocan, mientras continúo mi descenso por los escalones, acercándome cada vez más a la música.

Se trata del Día Internacional de la Danza, (conocido este año en el país como ¡Celebra la Danza!) y lo que observo, es el intento de establecer el record a la mayor cantidad de personas bailando La Pollera Colorá. Por ese motivo, Carlos Vives comienza interpretando esta canción. No obstante, la cosa no se queda ahí: pronto continúa con un largo popurrí de cumbias, él mismo bailando, con su sombrero ‘vueltiao’, gafas oscuras y camiseta rosada con la insignia ‘STAFF’ en la espalda.

Este 29 de abril, los artistas que lo acompañan en esa parranda al aire libre, son de un alto nivel, tanto vocal como instrumental, y la gente se deja invadir por el ritmo de los tambores. De pronto, una canción comienza: “¡Cumbia, cumbia, cumbia; cumbia bogotana; me quito el sombrero y me pongo la ruana!”. Perfecta para la ocasión y el setting en el que nos encontramos: con los habitantes de la capital (entre los que se cuentan personas de otras regiones del país) y en el crisol de ‘La Media Torta’, bailando a 2.600 metros sobre el nivel del mar ritmos caribeños… al menos, mientras dura el concierto.

P.D. ¡Ah! ¡Finalmente, no llovió!

*camezmigolo@hotmail.com

minutos, en donde el jurado pueda apreciar el trabajo como director de Orquesta. Cada seleccionado recibirá una beca que cubre los costos de participación, estadía y alojamiento. Hay plazo de entrega hasta el 10 de mayo.

Informes en la página web: www.orquestafilarmonicadecali.com.

EN ESTANTERÍA

Arturo Arango Uribe Con el prólogo de Mario Calderón Rivera y los textos de José Jaramillo Mejía, se hace un homenaje a uno de los líderes de la región. Mario Calderón Rivera dice en el Prólogo de Arturo Arango: “Su recia personalidad y su propia presencia física, tanto como la demoledora capacidad de liderazgo, sirvieron para convertir a Manizales en un modelo de desarrollo cívico y social”. Sus orígenes, su familia, el hombre intelectual y el ganadero, su vida como periodista en el radio-periódico “Crónica” y en LA PATRIA, el publicista de Propaganda Sancho, entre otros, son los temas de este libro.

JARAMILLO MEJÍA, José. Arturo Arango Uribe. Manizales. 2012. Pp. 106.

El último tango de Salvador Allende

no solo la vida íntima del Presidente, sino también secretos inimaginables de su propio pasado.

AMPUERO, Roberto. El último tango de Salvador Allende. Random House Mondadori. Bogotá. 2012.

Pp. 376. $42.000.

Yo confieso

Nadie responde en la casa de los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y todo indica que el golpe de Estado está en marcha. Salvador Allende se dirige a palacio. Y Rufino, asistente personal del Presidente, gran amante del tango, escribe en un cuaderno escolar la historia de la tragedia que se avecina. Muchos años después, ese mismo cuaderno ve la luz cuando inesperadamente llega a las manos de David Kurtz, exagente de la CIA, quien a través de sus páginas irá descubriendo

El escritor catalán Jaume Cabré, a partir de la relación entre un niño y un violín, reconstruye la historia de un hombre que vive atormentado por la muerte de su padre. Un violín con un sonido fascinante y un

pasado siniestro. Un relato de muerte, traición y dolor que recorre Europa. La atormentada historia de un amor infinito. Una monumental y soberbia novela que es, al mismo tiempo, una valerosa carta de amor y el conmovedor mea culpa de un hombre cuya vida, como la de la vieja Europa, oscila entre la sombra del mal y la posibilidad de redención.

CABRÉ, Jaume. Yo confieso. Editorial Destino. Barcelona. 2012.

Pp. 859. $59.000.

El poder de seis

Es el segundo tomo de la saga de los Legados de Lorien. En esta ocasión, la narración se alterna entre John, el Número Cuatro, y Marina, la Número Siete, quien se encuentra en un convento en España. Marina comienza a desarrollar sus legados -tiene el poder de sanar heridas en animales y humanos- y, a pesar de que ha perdido la fe en su misión, sabe que la destrucción del colegio en Atenas, Ohio, no puede ser coincidencia. Hay demasiadas noticias misterio-

sas: detrás de todo eso debe haber más lorienses como ella. ¿Será John Smith el Número Cuatro? Mientras tanto, John, Seis, Sam y su fiel perro Bernie Kosar, van de ciudad en ciudad buscando también a los otros supervivientes para poder seguir luchando contra los mogadorianos. La guerra se recrudece y ellos saben del poder que pueden tener los seis juntos. ¿Podrán encontrar a Siete? ¿El amor de John por Sarah seguirá vivo? ¿Los mogadorianos los vencerán?

LORE, Pittacus. El poder de seis. Editorial Norma.

Bogotá. 2012. Pp. 360. $33.000.