PAPEL SALMÓN 4 ENERO

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creación y vida

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Breve historia de Dosgutiérrez

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Una joya poética

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Esta es nuestra Feria

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Estampas del toreo

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Una ganadería emblema de Manizales

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TOROS EN LOS 60 AÑOS DE EXISTENCIA

Breve historia de Dosgutierrez es un patrimonio de la ciudad. Ernesto fue el que demostró más afición por la fiesta brava. La ganadería se asentó en la Hacienda Quimbaya. El amor fraterno y el respeto mutuo les hizo mantener una ganadería sobre la cual nunca tuvieron diferencias aunque tenían diferentes gustos sobre los toros.

Dosgutiérrez

por su padre, don Roberto, quien aún siendo niños los conducía de la mano a presenciar los remedos de corridas que se programaban en los diversos Circos que hubo en la ciudad, o que fundaron la hoy homenajeada dehesa en el año de 1948 con ganados procedentes de Estela, Vistahermosa, Clara Sierra y Las Mercedes, o que en el año de mil novecientos cincuenta y dos importaron la primera sangre española de Murube, para conservar en solitario ese encaste, vale decir eliminando lo que habían adquirido localmente, o que en el año de mil novecientos sesenta y nueve dividieron la ganadería, conservando Hernán, el hermano mayor, hierro y divisa e iniciando Ernesto la lidia de sus toros con su nombre, lo que pretendo es mostrar cómo la afición a una actividad, como es la taurina, los llevó a crear, mantener y dejar para el futuro de Colombia y su fiesta, unas ganaderías estructuradas, cimentadas, con personalidad propia y por sobre todo generadoras de entretenimiento, alegría y pasión para el espectáculo taurino en general, pero para sus coterráneos en particular.

El Fraile - Papel Salmón

Ha sido motivo de regocijo general el homenaje que a través de Cormanizales le ha hecho la familia taurina manizaleña a los hermanos Hernán y Ernesto Gutiérrez Arango, por haber llegado Dosgutiérrez, la ganadería por ellos fundada, a sus sesenta años de exitosa existencia. El dedicar su Feria anual a estos dos destacados criadores de Toros de Casta es un gesto que agradece no sólo “su gente” sino toda la afición de la “Ciudad que hizo la Ferias en Colombia”, ya que Dosgutiérrez dejó, hace años, de ser parte del peculio particular de una familia para convertirse en patrimonio del público de la ciudad que vio nacer a sus fundadores. Conocedores los directivos del Periódico de Casa de mi añeja cercanía no sólo con los ganaderos mayores si no también con sus familias, me encomendaron recavar “el baúl de los recuerdos” en busca de momentos, anécdotas, vivencias, penas, alegrías, triunfos y fracasos, tanto de esta divisa como de sus fundadores.

Ernesto fue quien empezó

Una ganadería con personalidad propia

Más que contar que la afición por los toros de los Gutiérrez Arango venía desde su abuelo, Don Liborio con los recordados toros de La Finaria, pasando

Los hermanos Ernesto y Hernán Gutiérrez Arango (segundo y cuarto de izquierda a derecha) acompañados por el torero Pepe Cáceres y el hoy ganadero, Jorge Gutiérrez Gómez, en uno de los tantos homenajes de la afición. Fotos/Archivo LA PATRIA/Papel Salmón

Desde muchacho fue Ernesto quien demostró más afición por la Fiesta Brava y siendo estudiante en Bogotá asistía a cuanto evento taurino se presentara, Ilamárase capea, corrida, tertulia, tentadero o... festín. Hernán, por circunstancias de la vida había tenido que hacerse cargo de los negocios familiares, tras la temprana muerte de su padre, dado el hecho que la diferencia de edad entre los dos hermanos situaba al menor como escolar aún y al mayor como profesional del derecho, recién egresado. Era tal la afición de Ernesto, que en una oportunidad, siendo muy joven aún,


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TOROS adquirió un toro procedente de una ganadería que tenía en el sur del país don Sixto Guerrero y lo envió a la finca materna de Quimbaya, en la cual pastaría posteriormente la ganadería, en inmediaciones de Pereira. A decir del pichón de ganadero, el toro lo tendría “para verlo”, pero fue tan grande su infortunio que el famoso cuadrúpedo falleció a los dos o tres días de llegado, pues las plagas de la caliente zona risaraldense eran desconocidas para el pobre bóvido que venía de los lánguidos páramos pastusos. Pero no cejó el menor de los Gutiérrez Arango en su empeño de convertirse en criador de reses de casta, llegando al punto de convencer a su hermano sobre lo importante que sería adquirir un lote de vacas y algunos sementales para crear una ganadería formal. (Fin del primer acto, en donde se demuestra que fue Ernesto, con su afición desmedida, quien llevó a Hernán a meterse en ese “berenjenal”).

Una anécdota

La ganadería se asentó en la Hacienda Quimbaya, ya mencionada, propiedad de doña Ernestina Arango, madre de los nuevos criadores y a quien, para decir verdad no le entusiasmaba mucho el asunto, pues la “gente del toro” no resultaba propiamente de su agrado.

Muchas anécdotas hubo en Quimbaya que hoy deben recordar algunas personas, como la del conocido “Relampaguito”, quien se había convertido en una especie de asesor ad-hoc de los nóveles ganaderos y quien, como buen español, rehuía a la regadera como cualquier santo a las puertas del pecado. Algún día La Chula, como era conocida la madre de los Gutiérrez, inquirió al taurófilo, no sin cierto toque de desdén, sobre las razones de su nula afición al baño diario, a lo cual con el mayor desparpajo contestó Relámpago: “Señora y qué quiere usted, ¿Qué me oxide?”.

La afición de Hernán se despertó

Poco a poco y siendo ya dueño de reses de lidia, renació en Hernán una afición por la fiesta que tal vez hibernaba en su espíritu y que no había salido a flote por diversas circunstancias, que a decir verdad desconocemos. Iniciaron pues su periplo de “ganaderos” al principio con más descalabros que victorias, trabajando incesantemente en mejorar su explotación, destacándose el hecho que a pesar que cada uno tenía una visión diferente de lo que buscaban en el comportamiento de un animal en el ruedo, lograron, gracias al amor frater-

no y al respeto que mutuamente se profesaban, mantener una ganadería sobre la cual nunca tuvieron las más mínima diferencia, aun cuando socarronamente entre ellos, charlando, se decían que al uno le gustaban los toros mansos y al otro los que le mordían el culo a los toreros.

Decidieron dividirse

Como ya dije, y a pesar de nunca haber tenido diferencias durante los años que fueron “socios” en la ganadería, de aceptar de buena gana cualquier decisión que uno de los dos tomara en determinada circunstancia, al hecho que Hernán era más refunfuñón y belicoso que el siempre culto y comprensivo Ernesto, a que el menor era más dado a la “farándula taurina” y el mayor más retrechero en esos temas, resolvieron partir la ganadería y manejar cada punta de manera independiente. Más que la causa que los llevó a tomar esa determinación, lo importante y que demuestra una vez más el respeto y confianza que depositaba el uno en el otro, fue la forma como lo hicieron. Tendría Miguel, o Miguelucho como le decía cariñosamente su tío Hernán y quien desde niño mostró una afición desmedida por el campo en general y por los toros en particular, trece o catorce años y fue a él a quien los hermanos le encomendaron que hiciese dos grupos de vacas con su correspondientes sementales para ellos, posteriormente, determinar para quién sería cada lote; en poco ocupó a “los Dosgutiérrez” el método que emplearían para determinar cuál sería la punta de quien y con la sencillez y practicidad que siempre los caracterizó decidieron “jugarla a la cara y sello” y así quedaron repartidos sus ganados. Y la moneda la lanzó al aire el hoy exitoso ganadero Miguel Gutiérrez, quien entonces no era más que el imberbe y juicioso Miguelucho, sobrino consentido de Hernán.

De El Tigre a Cundinamarca

Hernán Gutiérrez Arango, el torero español Julio Robles y Ernesto Gutiérrez Arango.

Una vez “encartado” cada uno de ellos con su ganadería, Hernán llevó su punta para la Hacienda El Tigre y buscó en su hijo Jorge ayuda en el manejo del hato bravo. No hubo buenos resultados en esas tierras, pues como es bien sabido hay zonas geográficas que “dan” toros

Ernesto Gutiérrez Arango en su juventud.

bravos y otras que no y el área de Pereira produjo animales ásperos y violentos, aspectos que añadidos al gusto del ganadero mayor de criar toros encastados y fieros, produjo un cocktail bastante alejado del gusto de los toreros de la época, razón por la cual hubieron de buscar tierras altas y las encontraron en Pacho, Cundinamarca, cercanas a Bogotá en donde residían los dos, a donde se trasladó la ganadería hace ya treinta y seis años, influyendo el medio en atemperar la aspereza inicial, pero siempre conservando la línea de trapío, bravura y emoción que pedía Hemán a sus toros. El corolario que los actuales regentes de los dos hierros, bajo los cuales se lidian hoy en día los ganados de los hermanos Gutiérrez Arango, me solicitaron que incluyera en esta nota, es que no importa en qué zona del país se haya fundado esta ganadería, en cuántas ramas está actualmente dividida ni quién de la familia las regente, ni dónde pasten sus toros, los Dosgutiérrez siempre han sido, son y seguirán siendo los toros de Manizales y las ganaderías que con su misma procedencia hoy conviven seguirán siendo hermanadas e inseparables, como lo fueron sus fundadores. Reciban un abrazo de su amigo. El Fraile PS


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Bella descripción de un caballo

Una

joya

LA JACA TORERA

Hernán Jaramillo Jaramillo (“Toto”) Mostrando su fina estampa y con un porte altanero, dilatados los ollares, un corcel irrumpe al ruedo. Los ijares temblorosos, la grupa de terciopelo y su crin una divisa que peina el aire torero. La jaca cascos de plata con su galope señero, al compás de un pasodoble marca su ritmo en el suelo. Y al burlar la acometida de un toro en muerte berrendo, deja grabada su sombra dibujo de un sol moreno. Un monumento a la gracia, eternizado en el tiempo.

Jaime Pinzón Medina*- Papel Salmón

H

ernán escribió esta poesía en Manizales. La primera versión es del 4 de octubre de 1999 y la segunda es del 16 de noviembre del mismo año. Aquí la transcribo después de examinar las variantes para escoger la forma que me parece óptima. Agradezco al poeta, artista y amigo que me honró en gran manera al dedicarme estos versos, los cuales entran a hacer parte de la antología de las más bellas descripciones del caballo. El papa Pablo VI dijo en una ocasión que el caballo es el más hermoso de los animales de la creación. Pues bien, los caballos de raza andaluza son de los más bonitos entre todos los equinos y por sus cualidades se prefieren a los demás para el toreo a la jineta. Hagamos a continuación un sencillo

TOROS

poética

comentario del título del poema y de cada uno de los versos. - La jaca torera. Entre las acepciones que los diccionarios dan del vocablo “jaca”, se cuentan las siguientes: 1a. Caballo cuya alzada no llega a siete cuartas. 2a. Yegua. 3a. En Andalucía, caballo castrado de poca o mediana alzada. En nuestro poema hay que descartar el primer significado porque más adelante se dice que “un corcel irrumpe al ruedo” y el corcel es un caballo de mucha alzada. El segundo significado tampoco cuadra porque si “un corcel irrumpe al ruedo” es evidente que no puede ser una yegua. Podría caber el tercer significado, pero no es muy probable dadas la alzada y la belleza del caballo, esta última propia de un animal entero, es decir, no castrado. De todo lo cual se deduce que la voz “jaca”, en el mundo del arte de Marialba, se aplica al caballo de rejoneo. - Mostrando su fina estampa. Este primer verso confirma las apreciaciones anteriores, según las cuales el caballo de la poesía es un semental andaluz, un “cartujano” como los que Don Ángel y Don Rafael Peralta trajeron a Manizales por allá en 1964, de crespas crines y que “campaneaban” al caminar. - Y con un porte altanero. Ante todo un porte elegante que se vuelve altanero en cuanto desafía al toro que saldrá a embestir. - Dilatados los ollares. Porque el caballo aguza su olfato para mejor advertir el peligro y porque aspira el aire que le permitirá correr para defenderse. - Un corcel irrumpe al ruedo. El Diccionario de la Real Academia -DRAEdefine al corcel como “caballo ligero, de mucha alzada, que servía para los torneos y batallas”. Que sea de gran alzada no es condición para el caballo de rejones. Ha de ser ligero, esto es, ágil y rela-

tivamente veloz, sin que precise de la rapidez del Quarter Horse o del árabe. Su ligereza no implica que sea liviano o de poco peso; el caballo andaluz -y más si es un “cojudo”- debe ostentar cierto volumen. En estas condiciones puede competir en el torneo de la corrida y librar la batalla de la tauromaquia. - Los ijares temblorosos. Por el miedo que siente la jaca, por el temor que le infunde su enemigo. - La grupa de terciopelo. Suave y sedosa, brillante, asentada. Se trata, evidentemente, de la grupa del caballo. Hay otra grupa, llamada también “gurupera” o baticola, que es una especie de correa que asegura la silla pasando por debajo del maslo de la cola del animal para que la montura no se corra hacia adelante. La grupa o baticola colombiana es de lo más feo que pueda verse en una bestia ensillada; menos mal que la andaluza es discreta. - Y su crin, una divisa. El toro lleva una cinta o banderita de color, divisa de su ganadería. La divisa del caballo es su crin. - Que peina el aire torero. En el toreo a caballo la crin de la jaca no es peinada con un peine material ni la peina un mozo de cuadra sino que, en la función misma, la peina “el aire torero” por el movimiento del caballo. - La jaca cascos de plata. El color y el brillo de los cascos denotan la finura del animal. - Con su galope señero. Es un aire único, sin par, galope corto y elegante, no largo ni mucho menos tendido. Una de las versiones reza: “con su gracia y su salero”; se prefiere la otra porque la pálabra gracia aparecerá al final y porque el galope marca el ritmo del pasodoble, como se dice enseguida. - Al compás de un pasodoble. El pasodoble es por antonomasia la música de las corridas de toros. - Marca su ritmo en el suelo. El caballo, al galopar, marca el ritmo de su propio movimiento y el ritmo del pasodoble mediante sus cascos, que suenan como

castañuelas o como el zapateado de los “bailaores”. - Y al burlar la acometida. Otro hubiera dicho “y al esquivar la embestida”, pero Hernán construyó este verso con mayor elegancia. - De un toro en muerte berrendo. La expresión “un toro en muerte” suena muy castiza; quiere decir un toro lidiado a muerte. Berrendo, como adjetivo, se usa para indicar que la res tiene manchas de color distinto del de la capa. - Deja grabada su sombra. Es la sombra de la jaca, no la del toro. Aunque este último proyecte también su sombra, la que interesa aquí es la del sujeto del poema, el caballo torero. - Dibujo de un sol moreno. El sol moreno, moruno o morisco es el sol de los moros, el sol ibérico. La estrofa que termina con este verso es, a mi parecer, la más poética e inspirada. La acometida del toro forma un paralelo con la sombra de la jaca, y al toro berrendo corresponde el sol moreno; el grabado y el dibujo van de la mano. - Un monumento a la gracia. Gracia es “garbo, donaire y despejo en la ejecución de una cosa” (DRAE). Se puede pensar que el monumento a la gracia es la sombra de la jaca, grabada en la arena del circo; todo monumento es obra de un artífice, que en este caso es el sol moreno; el monumento es pictórico, un dibujo; el modelo, es el caballo. No obstante, se da una segunda posibilidad: el artista es el caballo, el instrumento es el sol,, el monumento es la sombra. La tercera posibilidad es el caso supremo: el monumento es la Jaca y el artista es Dios. - Eternizado en el tiempo. La jaca torera es un ser de tan extremada belleza que alcanza a pisar los umbrales de la eternidad. Esta es propia de Dios, como el tiempo lo es de las criaturas. Todo monumento como que llega a rozar la eternidad, en la medida en que permanece a través del tiempo. El caballo es un monumento vivo, una criatura temporal cuya belleza es un reflejo de la Belleza Eterna PS *Presbítero


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TOROS

Una Feria con sabor y aire español

Esta es nuestra La creación de la Feria fue un pálpito de José María Gómez Mejía. Nuestra Feria tiene un aire distinto, un mejor colorido que otras ferias del continente. Las fiestas recogen a los mejores artistas del ruedo. Marco. José Orrego Peralta* - Papel Salmón

C

rear un evento de importancia, cranearlo, dirigirlo y terminarlo con éxito, es tarea difícil.

Es el caso de la Feria de Manizales, cuando por idea y más que eso pálpito del arquitecto señor José María Gómez Mejía, quien acompañado de su dignísima esposa Mariela López, se dio el gran paso, y los resultados no tardaron en llegar, siendo así que, en nuestros días, se sigue marcando la pauta de lo que qui-

Feria

sieron hacer sus iniciadores.

Y, efectivamente, por esas calendas, se conformó un grupo selecto de ciudadanos entre quienes se encontraban Óscar Hoyos Botero, Mario Vélez Escobar, Carlos Arturo Jaramillo, José Manuel Hoyos, Roberto Cardona Arias, pionero éste que fue de las narraciones taurinas en Colombia, Arturo Arango Uribe, Gabriel Pineda González y otros tantos, siendo ellos, que, quitándole horas preciosas a sus labores cotidianas, despejando dudas y haciendo los contactos necesarios con los grandes empresarios del mundo, tanto en el aspecto taurino, como en el artístico, lograron dar inicio al mejor evento ferial de América. Y para no ir muy lejos, hablando de la Feria de Manizales, es bueno decir que fuera de España y desde México, hasta nuestros lares, pasando a su vez por el Perú o por el propio Ecuador, la feria nuestra tiene un aire distinto, un mejor colorido, una alegría más intensa, gracias a la bondad y al señorío de sus gentes., Muchos la imitan, pero ha sido difícil a su vez superarla.

dario de los grandes centros donde se oficia con el dios Tauro. Precisamente, el espectáculo del toro lo ha descrito bellamente el fino escritor manizaleño Carlos Ariel Gutiérrez, colaborador que fuera del diario LA PATRIA y residenciado por mucho tiempo en México, cuando dijo:

Y por ello hay que decir que, algunos dentro de su estilo periodístico, han equivocado los términos respecto a las normas precisas de nuestro certamen. Unos al principio creyeron que la feria era un carnaval, donde iba la Colombina del brazo de su Pierrot enamorado... Sin embargo todo aquí es diferente.

La faena taurina, bajo el símbolo de “oro, sangre y sol”, tal como se anuncia en los grandes carteles murales, es de una trágica y deslumbrante belleza; un juego de vida o de muerte en la tarde morena, cuando la plaza es un inmenso corazón que vibra, palpita y tiembla”.

Y qué bueno agregar que, la Feria ha tenido aire y sabor español, quedando demostrado ello en su magnífico desfile de las Carretas del Rocío, así como en su famosa y tradicional Procesión de La Macarena o en la misma temporada taurina que recoge a los mejores artistas del ruedo y la cual figura dentro del calen-

“Toreo grande, toreo chico, toreo preciosista, toreo rondeño, todo esto es una fiesta para los ojos... La fina, estilizada y peligrosa geometría del toreo al natural, cuando la muleta se extiende y se curva grácil, airosa, mientras el cuerpo permanece inmóvil, y, la mano corre lenta como si solo la muñeca tuviera articulación;

todas las suertes, hasta el mismo escenario abigarrado y colorido, nos pueblan las pupilas de maravilla y emoción”. Todo esto nos sirve de marco para decir que, Manizales con su Feria se llena de alegría sin par. Aquí no se presume la sonrisa. Ella ilumina el rostro de cada uno de sus habitantes, como preámbulo de la pureza de su raza... límpida y sencilla. El encanto de sus mujeres es trasunto riel de la inmensa blancura de su nevado. Ellas complementan con la gracia de su señorial porte y de su belleza inigualable, el diáfano e irrenunciable atractivo de esta ciudad de rancia estirpe que siempre ha mirado segura su afortunado porvenir PS *Periodista.


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TOROS

en estanteria

Estampas del toreo

Colección de cromos taurinos que venían en cajas de cigarrillos a principios de 1900. Foto/Archivo particular

Director: Nicolás Restrepo Escobar Editora: Gloria Luz Ángel Echeverri Coordinadora: Victoria Eugenia Salazar Velásquez Diseño: Virgilio López Arce Circula con LA PATRIA todos los domingos Cra 20 No.46-35. Tel 878 1700 Impresión: Editorial LA PATRIA S.A E-mail: salmon@lapatria.com Portada: Afarolado de Juan Belmonte. Pintura de Roberto Domingo. Foto/Tomada de Enciclopedia Los Toros Cossio /Papel Salmón


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TOROS

EN EL HOMENAJE TAURINO FERIAL

Una

ganadería emblema de Manizales

Sesenta años de existencia. De muchos triunfos y pocos pesares. De honestidad y afición sin límite. De verdad y promesas. De estudio y resultados. De ensayo y rectificación. De presencia y apoyo a las obras de la ciudad. Jorge Raad Aljure.* Papel Salmón

“…y sólo así viéndolos nacer y vivir para morir, pueden adivinarse cuántas horas de afición, de pasión, amor y entrega quedan latentes en el ganadero….” Alvaro Domeq y Díez

L

a plaza está llena de espectadores en un impresionante multicolor. A diferencia, antaño predominaban en Manizales las tonalidades oscuras. Los trajes informales son la generalidad. En las gradas hay desde niños hasta ancianos, hay de todos los sexos. Hay asistentes de todas las tendencias políticas y religiosas así como de todos los rincones del país y de la ciudad y unos más del exterior, sin exclusión de ubicación social o económica. Hay pocos doctos en la tauromaquia. Otros, la mayoría, son aficionados de toda clase de connotaciones: unos toristas, otros toreristas y otros más a quienes los atrae el espectáculo simplemente. Sin embargo, la esperanza está presente en todos y cada quien desea ver y oír lo de su agrado: paseíllo, toreros y cuadrillas, monosabios, pasodobles, faenas, triunfos y uno que otro deshumanizado deseará presenciar una tragedia. Hay temor e ilusión. Hay optimismo y confianza. Hay deseo y expectación. Todos en la plaza tienen sentimientos que se volverán realidades o terminarán en una apabullante decepción. Hay de todo pero cualquiera que sea el final no será concluyente ni en la vida ni en la actividad de los actores ni de los asistentes. Sólo para el toro serán los últimos minutos de su vida para lo cual ha sido destinado desde su fecundación. Parafraseando, habrá que decir: Ha muerto el toro viva el toro, o por el contrario excepcionalmente: El toro seguirá vivo, viva el toro.

Miguel Gutiérrez Botero, Ernesto Gutiérrez Arango y Marcelo Gutiérrez Botero, tres generaciones. Foto/Álbum familiar/Papel Salmón

Desde El Palco

La corrida va a comenzar y los ganaderos o sus representantes están allí. Ha pasado el tiempo de la incertidumbre, desde al menos 16 años antes, de la contratación de sus reses como también ha finalizado la época de la cría. Ya no hay espacio para la selección, los novillos o toros, ellos están en los chiqueros. La Junta Técnica aprobó los animales para ser corridos, ya el sorteo definió cual para quien. El ganadero responsable, como casi todos, tiene la inmensa preocupación por lo que se va a presentar en el ruedo. Cada veinte minutos en promedio se desgranarán angustia o sosiego, seriedad o sonrisas, verá y oirá aplausos o gritos inconformes, saludará desde el tercio o querrá guardarse en la esquina trasera, al final entenderá todo y deseará volver para refrendar el éxito o para reivindicarse. Ni el doctor Ernesto ni sus hijos: Miguel y Julián, han sido la excepción al encontrarse en el pedestal de la gloria o en el patíbulo del ganadero, conservando su dignidad.

La tradición

Ahora no hay festejo taurino más esperado en

Manizales que aquel en donde se presente ahora la ganadería de Ernesto Gutiérrez, rama de la tradicional Dosgutiérrez, la cual dio lugar a dos empresas independientes pero ancestralmente unidas por los lazos de hermandad y de intereses de Ernesto y Hernán. Pero, la razón por la cual los aficionados tienen más seguridad en el desempeño de los toros de la característica divisa luto y oro no es reciente, hace casi 100 años (1910-1912), fueron lidiadas reses que pastaban en la finca La Finaria, al otro lado del río Guacaica, de propiedad de Liborio Gutiérrez y aunque la simiente era diferente el apellido Gutiérrez ha sido desde entonces sinónimo de honradez y afición en la crianza del toro. Por ello, Hernán y Ernesto juntos; luego Ernesto solo; después Miguel junto con Marcelo, hijo y nieto, de un lado y, Hernán sólo y finalmente Jorge, hijo y en la distancia María Francisca, nieta, han desempeñado papeles importantes en la historia taurina de Manizales, de otras partes del país y del exterior donde sus hierros son toreados con éxitos. Los triunfos están preñados de incomprensiones y envidias, por eso no todos llegan a todas

partes. La indiferencia o las restricciones de las empresas para con todos los ganaderos están por fuera del público, pero a nadie se le ocurriría organizar una temporada taurina de primera categoría en Manizales sin la presencia preferencial de las dos ganaderías que hacen parte de la tradición taurina manizaleña. No por capricho o simple querencia es que analizando la historia de Manizales y más propiamente en lo taurino, sesenta años de existencia pesan mucho pero en la balanza están muchas cosas que complementan el motivo de la querencia por Ernesto Gutiérrez Arango y su ganadería. La calidad, en primer lugar; el número de los éxitos; el significado del ganadero -en lo personal y profesional- junto con sus obras; la familia: esposa, hijos, nietos y biznietos con sus atributos y, la consideración del manizaleño raizal. Ni el ganadero académico ni el gremial ni el político ni el gobernante ni el mártir ni el padre, explican independientemente cada atributo, el carisma por un hombre, de carácter, multifacético como el ganadero Ernesto Gutiérrez Arango, quien proyectó, construyó y desarrolló la imprescindible ganadería en Manizales.

Inicio

Puede decirse que los hermanos Gutiérrez Arango, tenían en sus íntimos patrones de ideales la generación de empresa ganadera de bravo. Ellos definieron no sólo por los ancestros que manejaron la cría de reses sino porque el mismo Ernesto era un aficionado práctico, lo que demostraba su querencia hacía la fiesta del toro. De las ideas, la asociación y la decisión de formar un nuevo hierro, 1946, lo que se hizo realidad en 1948, cuando adquirieron ganados de Pepe Estela, Francisco García y Sixto Guerrero. Luego se importaron en 1952 las primeras 16 reses que llegaron por la vía aérea, aterrizando en el aeropuerto de Matecaña en Pereira, antiguo Caldas, llegaron los sementales Empotrado y Millonario junto a 14 becerras, Murube, procedentes de la ganadería de Antonio Urquijo de Federico. Ernesto y su esposa, Berta Botero, habían viajado a España y Portugal un año antes y tuvieron la oportunidad de observar y estudiar diferentes reatas, y decidieron que el casi centenario encaste Murube, de la reconocida línea Saavedra, se adaptaba perfectamente a sus tierras. Lo de Urquijo gozaba en esa época de un

gran prestigio. Lo entusiasmó el galope de las reses, recibiendo también asesoría de Andrés Gago, que se criaban en la finca Juan Gómez. Hoy, la cornamenta se le debe a los ancestros de Murube. Dos años después de la primera importación llegaron treinta vacas del mismo Urquijo. Posteriormente, en 1962, de Joaquín Buendía llegaron los sementales Avellano y Tabernero del encaste del Conde de Santa Coloma, para así efectuar la mezcla genética de la Ganadería. Nobleza y bravura es proveniente de este encaste. Más recientemente, 1995, de nuevo Murube, vía Pedro Gutiérrez Moya, trajeron a Canastito

Rumbo a la tierra fría

La historia pública de la ganadería tronco, Dosgutiérrez, se remonta ahora a casi 56 años, que se cumplirán el próximo 22 de enero, de haber lidiado la primera corrida en Palmira y pasados 55 de presentar el primer novillo en Manizales en un festejo en el cual el doctor Ernesto dio la primera vuelta, de las incontables a través de su vida de ganadero, al ruedo junto a Pepe Cáceres, dos manizaleños, uno raizal y otro por adopción. Desde El Tigre en Quimbaya, hoy Quindío, la ganadería llegó en 1957 a la Florida en la vecindad de Manizales. La partición del hierro madre Dosgutiérrez aconteció en 1968 y los ganados separados correspondientes a Ernesto Gutiérrez Arango, trasladados en secuencia desde el Tigre a La Florida y luego a La Esperanza en las cercanías de Letras, dieron su fruto con el nacimiento de la primera becerra en septiembre de 1969. Indudablemente, como lo certifica el ganadero Miguel Gutiérrez Botero, líder del actual hierro emblema de Manizales, el frío, el agua abundante, la altura y la topografía tienen que ver en una pequeña parte con la bondad demostrada reiteradamente por los toros de Ernesto Gutiérrez. Sólo en 1974 Ernesto presentó por primera vez sus toros y obtuvo el primer indulto que luego se multiplicarían, unos justos y otros no. Durante los años previos luego de la partición, por decisión conjunta de ambos ganaderos presentaron unidos sus novillos y toros. El inicio del nuevo hierro fue un augurio de éxito.

Madres e hijos

Las madres en el toro bravo son famosas por sus hijos pero están lejos de los espectadores de una corrida, quizá por el nombre del toro en la arena que lleva el nombre de su progenitora romperá la frontera del historial taurino. Un ejemplo de inmenso y grato recuerdo fue Debutante, de madre Debutante y abuela La Tiznada, toreado por José Ortega Cano en una tarde imborrable. ¿Quién que haya visto a Flor de Café, hijo de Flor de Café y nieto de Flor de Nardo, o escuchado o leído sobre su hazaña, lo podrá olvidar? Y, por supuesto, Tornillo, Patas Agrias o Barbacana, jamás se olvidarán.

La divisa

Los colores y proporciones seleccionados por sus dueños representan mucho más que una simple rosa o banderín, es el anuncio de la procedencia y la ratificación de la presencia de bravos criados para ser muertos en plaza. Por eso luto y oro expresan Ernesto Gutiérrez, lo mismo que una G con una E adentro, ello es indicativo de un bravo de elevada clase. En Manizales basta con eso para que 15 mil espectadores que

segundo tras segundo esperan que aparezca el toro noble para aplaudir, millones de veces, al arrastre o pedir el indulto aunque llegue el silencio por reconocimiento en los instantes difíciles más no la bronca por respeto.

Aprendizaje

Para que Manizales cuente permanentemente con una ganadería de primera clase es necesario, como en la realidad sucede con los herederos de Gutiérrez Arango, que sus directores estén al tanto de las nuevas tecnologías en la cría del bravo. La genética, la inseminación, el pastoreo, los biológicos, los productos farmacológicos, los tiempos de cría y el cuidado mismo de las reses bajo las usanzas habituales y mejoramiento de lo tradicional.

Del negocio a lo altruista

Nadie puede negar que una ganadería de bravo sea negocio, rentable o no es una consideración que solo concierne a sus propietarios. Sin embargo la calidad de los productos es del interés público por cuanto son parte esencial de un espectáculo. La ganadería de Ernesto Gutiérrez, es de bandera por lo que ha presentado en Manizales y otras plazas, en sus temporadas taurinas, a pesar de los duros reproches que aparecen de tarde en tarde. De otro lado, las obras altruistas en bien de la fiesta, del aficionado, del maletilla, del novillero y de algunas instituciones, son una marca indeleble y callada en la ganadería de Ernesto Gutiérrez.

Presencia

Los ganaderos descendientes de la casa de Ernesto Gutiérrez Arango han querido prolongar en el tiempo las enseñanzas del benemérito fundador del hierro. Se identifica una profunda consideración por su nombre y sus cosas. Desde el reconocido sombrero aguadeño hasta la forma de realizar y calificar las tientas, con una dureza que raya la incomprensión para el aficionado común, pero testifica la honradez de la selección y la proyección de la ganadería con elevadas notas para satisfacción de la descendencia y lealtad con el público que los solicita, vitorea y comprende sobretodo en los momentos críticos como el fin de Feria del 2008.

Corolario

Hay que destacar la entereza de los ganaderos para presentar lo mejor de su dehesa con la seguridad de que lo escogido se hace pensando en el éxito de la corrida y en el disfrute de la afición. Eso de por sí vale todo un reconocimiento legítimo PS El ganadero Miguel Gutiérrez Botero. Foto/Álbum familiar/Papel Salmón

*Aficionado.


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