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un país llamado: república de el Salvador
Contaba Dagoberto Reyes, Director de la ex Casa de la Cultura de El Salvador en Los Ángeles, que la primera celebración al Divino Salvador del Mundo fue ordenada por Don Pedro de Alvarado tras la caída del señorío de Cuscatlán. Esto para honrar una promesa que el conquistador hiciera al Divino mientras adolecia de gravedad tras ser herido en una pierna en la batalla de Acaxual (hoy Acajutla) por el príncipe Pipil Atonal que le provoco que cogeara de una pierna el resto de su vida. La celebración consistía en una marcha de la victoria donde se cargaba la espada de Alvarado, segun Dagoberto.
Lo que si estó registrado, es que el nombre de la hoy conocida Republica de El Salvador, proviene de una reducción del nombre con el que era conocido este territorio. Éste nombre era, concretamente, “Provincia de Nuestro Señor Jesús Cristo, el Salvador del Mundo”.
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Primera celebración
“divino Salvador del Mundo” datada en San Salvador
Cabe destacar que la villa de San Salvador fue emplazada en distintos puntos geográficos durante la colonia, siendo así, el 6 de agosto del año 1528, en un pequeño poblado situado al sur de la actual ciudad de Suchitoto, donde había sido reasentada la Villa de San Salvador, fundada tres años antes por Pedro de Alvarado y puesta bajo advocación divina de la Santísima Trinidad. Frente a un pequeño grupo de mondadores, Ibéricos e indígenas, el cura Francisco Ximénez oficia una misa a campo abierto, para conmemorar la trans- figuración de Jesucristo en el Monte Tabor.
Esa ceremonia religiosa del san salvadoreño es sencilla, envuelta entre los cánticos y rezos de la gente, el humear de las velas, el olor e inciensos y perfumes, el tañido de una campana y la explosión de cohetes en lo alto de los cielos. De esta manera, la población y el sacerdote cumple a cabalidad con las disposiciones litúrgicas establecidas en 1457 por su santidad Calixto VIII.
Las celebraciones católicas de la Villa de San Salvador fueron mezcladas, casi de inmediato, con la ceremonia de exhibición del Pendón Real, estandarte del imperio ibérico, que cada 5 y 6 de agosto, era sacado de las instalaciones del cabildo (alcaldía) y paseado por las calles polvorientas con gran pompa y acompañamiento de la caballería, con el propósito que los habitantes de la ciudad renovaran su votos de fidelidad al supremo de España y América.
De esta manera los festejos dedicados a España y al Salvador del Mundo abarcaban los días 5 y 6 de cada octavo mes del año y revelaban la unión existente entre los poderes terrenales y celestiales que regían a esta porción de nuestro mundo.
Aunque las actividades de júbilo, alegría popular y gubernamental estaban concentradas en la víspera, la misa solemne era desarrollada en día 6, entre los muros del calicanto de la iglesia parroquial, construida al oriente de la Plaza de Armas (actual Plaza Libertad) del tercer asentamiento de San Salvador.
Desde el altar mayor del templo construido entre 1546 y 1551, gracias a los trabajos de Francisco Castellón una pesada escultura del Salvador del Mundo, donada por su majestad imperial Carlos V de Alemania y I de España, contemplaba el paso del tiempo por entre aquellas personas y calles, sin esperanza alguna de que sus más de dos toneladas fueran alzadas en hombros y sacadas a recorrer aquella creciente urbe española.