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Por qué Desatadas
from Desatadas Nº3
by Taller Colectivo de Edición: La Resistencia, Los Monstruos Tienen Miedo y Desatadas
/ ARACELI DI PASCUA /
Llevará tiempo dominar las tierras rebeldes, sólo una persona fuerte y decidida es capaz de llevar a cabo esta tarea difícil. La victoria puede dejarlo exhausto, es necesario estar preparado.
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Platón, ese filósofo que nombramos todo el tiempo, cuenta una especie de parábola: la famosísima Alegoría de la Caverna. Andaba don Platón, de muy buena charla con su amigo imaginario, el Sr. Sócrates (antes de que este se suicidara, obvio), un personaje que fue condenado injustamente por la Justicia Griega (como si eso fuera cosa del pasado, nomás), al que don Platón le contaba de unos hombres encadenados dentro de una caverna, que solo podían ver sombras que se proyectaban sobre la pared, que creían que era la realidad porque los pobrecitos no se daban cuenta de que esa realidad era falsa. Pero, de pronto, uno de esos hombrecitos cautivos se desencadena (no se sabe cómo ni por qué, ni interesa) y camina por la Caverna. Así se da cuenta de que las sombras son solo una proyección holográfica originada en una Gran Fogata Mágica (de eso damos examen para aprobar filosofía, con cara de que estamos hablando en serio). El hombrecito descubre la Gran Fogata, las proyecciones 3D y una Luz al final del túnel que lo lleva a la Verdad, una especie de sabiduría cósmica que lo transforma en un ser superior. Entonces, convertido en sabio, ya no puede volver y contarles a sus viejos compañeros encadenados lo que descubrió porque no le creerían, lo tratarían de loco y terminaría todo mal. No intenten dar examen con esta versión de la Alegoría de la Caverna, merecedora de un capítulo de los Simpson, porque no garantizo que las aprueben, pero nos sirve para imaginar que somos las personas encadenadas que misteriosamente nos desatamos, caminamos por la Caverna y vemos la Luz reveladora al final del túnel que transparenta un sistema perverso que nos tiene amarradas, dentro y fuera de la cárcel, al que yo llamaría la Alegoría de los bosques, unos bosques que, como a la chica de La Llamada, tuve el impulso de dibujar, una y otra vez… bosques, bosques, bosques… (la loquita no paraba de pintar bosques). ¿Por qué bosques?... Porque, como los hombrecitos de la caverna, me sentía atada a ese montón de árboles tupidos que tapaban la Luz, que no dejaban ver más allá, que escondían la salida. Bosques donde te podrías perder, como Hansel y Gretel, entre trampas y desvíos, como Caperucita y Blancanieves…
Desde el encierro, encontramos la Luz cuando nos emociona el encuentro con un perro, porque dejamos de ver animales y extrañamos a los de nuestra familia… Vemos la Luz cuando vemos pastar los caballos a lo lejos desde el patio del CUE, atesoramos esos momentos como si viéramos las Cataratas del Iguazú por primera vez y nos corre un escalofrío por el cuerpo.
Si la única visión es un montón de árboles que nos tapan la vista más allá de la violencia y la humillación constante, estamos atadas, atrapadas. Si venimos de otras violencias, fuimos víctimas de la discriminación, de las agresiones verbales y psicológicas, de los golpes, estábamos atadas en libertad.
Vanesa se sintió desatada cuando pudo decidir no seguir en el sistema que sostenía, que no podía dejar, porque creía que no iba a lograr manejar su vida de otra manera. Quería llevar adelante su maternidad, ser la mujer que trabaja, pero sentía que se había agotado. Para Vanesa estar desatada fue darse cuenta de que no había explotado todas sus capacidades, su creatividad. Es enfermera y peluquera, y eso le jugó en contra. El juez tuvo razón en reclamarle que no se dedicara a otra cosa. Le dijo que era súper inteligente, y sus palabras la desataron, le permitieron tomar conciencia de que gastaba demasiada energía en mantener un mal negocio y ahora sabe que puede usar toda esa energía en hacer otra cosa.
Hoy se siente desatada, capaz de lograr cualquier cosa que se proponga, sabe que va a lograr otro estilo de vida, nuevo, distinto. Nada material vale esta pena, nada vale hacer que vuelva a pagarlo acá adentro. Principalmente se dio cuenta de que tenía todo lo que necesitaba, porque la meta es ser feliz sin necesitar cosas materiales para serlo. Y ese darse cuenta la desató.
ESTAR DESATADA FUE DARSE CUENTA DE QUE NO HABÍA EXPLOTADO TODAS SUS CAPACIDADES.
SUS PALABRAS LA DESATARON, LE PERMITIERON TOMAR CONCIENCIA DE QUE GASTABA DEMASIADA ENERGÍA EN MANTENER UN MAL NEGOCIO Y AHORA SABE QUE PUEDE USAR TODA ESA ENERGÍA EN HACER OTRA COSA.
Para Epi estar desatada significa ser una mujer fuerte, capaz de todo. Una mujer que se valora, que sabe decir “ya basta”.
Ella piensa que hay circunstancias en la vida que te hacen sentir atada: “a un hijo porque no podés cortar el cordón, a un hombre para protegerlo, al maltrato que soportás. Estás atada porque no podés ser fuerte. Podés estar atada a la vestimenta como cuando, desde muy chica, no usaba polleras por mis propios prejuicios o no me pinto los labios de rojo, aunque quisiera, porque creo que me hace la boca muy grande”.
DESATARME ES TOMAR LA DECISIÓN DE "SER YO" CUESTE LO QUE CUESTE.
La revista es un mínimo intento de desatarnos, de atrevernos a caminar por la Caverna, de aprender a volar más allá de las copas de los árboles del bosque tupido y buscar esa Luz, o aquella salida.
Desatarnos nos permite ser nosotras.
Desatarnos nos acerca a encontrar la Verdad oculta escondida entre las ramas de los árboles.
Desatarnos nos deja ver la verdadera Libertad.
Desatarnos es decir en voz alta que te respeto y que no te voy a permitir que no me respetes.
La revista reúne a un montón de mujeres que, aun en el interior de la Caverna, estamos abriendo los ojos, convencidas de que queremos vivir DESATADAS.