2 minute read

Vivir en un mundo de inercia

/ S.E. /

Llegamos un día por daños colaterales de decisiones de uno u otro, pero llegamos… con el temor de lo incierto, vamos a empezar a vivir en la inercia del día a día, la rutina exacta y cumplidora del día a día. Los horarios, los trabajos, la convivencia, y entonces te adaptas día a día, yo te cuento…

Advertisement

La inercia de levantarse todos los días en el recuento. Desayuno y trabajo, y así los años pasan. Fueron seis y así, por seis años, me quedé en el tiempo de inercia, hasta llegar al día tan esperado… mientras tanto, allá la vida continúa. A mi bebé de un año lo dejé dándole pecho, y así dejé una vida en la que continuaron los cumpleaños, navidades, años nuevos; algunos nacieron, otros se fueron al Cielo. Mientras yo vivía parada en el tiempo, allá afuera, la vida, los años, continuaban.

Llegó el día, a las 12 h me esperaba mi papá con unas arrugas más, mi hijo de siete años, y yo que volvía a mi vida; o, mejor dicho, volvía a reencontrarme con mi tan amada libertad. Libertad de decidir por mí misma lo que quiero hacer de mi nueva vida. Era todo nuevo y yo me sentía como sapo de otro pozo, pero me di cuenta de que todos esos seis años fueron perdidos, tiempo que no vuelve, no se recupera jamás. Por mi propia experiencia me di cuenta de que esos años fueron de inercia, porque todos los días los vivía por inercia, no aceptaría ni adoptaría que quedara en mí la tumba, sino la experiencia de vivir en un mundo de inercia. Sé que todo pasa, lo bueno y lo malo, que la vida es una, que el tiempo no perdona, y que tu libertad es tuya, no la dejes nunca. La libertad mental, no física. Siempre sé libre de espíritu y quédate con lo bueno; que lo malo se lo quede la inercia…

Mi reflexión

/ PAOLA /

Tenemos cada una un pasado, nos sucedieron cosas lindas y feas; hay recuerdos que nos sostienen emocionalmente y recuerdos que nos entristecen.

Y ahora, en el presente, trabajo con ese pasado, por esas experiencias tristes que he vivido y así poder sanarlas. Ya que, si no sano el pasado, voy a seguir repitiéndolo. Y yo no quiero eso. El objetivo no es deprimirme, ponerme mal, ni hundirme; tampoco es pensar en eso siempre, sino ponerle final, es resolver y avanzar.

Para aprender a vivir disfrutando de la vida, de los momentos buenos y malos, hay que aprender a vivir cerrando las experiencias feas, para no quedar con deudas emocionales “sin resolver”. En cuanto sanen los recuerdos de mi vida, el presente va a ser de otra forma. Ya que, para mi futuro y el de mi familia, la construcción es mía, porque yo soy el pilar de mi destino. Si yo sano el pasado, lo cierro, hago las paces y actúo la emoción más linda que existe. ¿Qué es la esperanza? La esperanza es esperar algo, que es el mañana.

This article is from: