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Las (nuevas) Crónicas del JR

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Milica Panic

Milica Panic

Las (nuevas) Crónicas del Joaquín Rodrigo

Analizamos el nuevo diseño de Las Crónicas, o si lo prefieren, CJR, un giro de volante que nos acerca al formato de revista sin perder nuestro contenido de noticias, reportajes y entrevistas.

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La portada es el cambio más visible, o el que más se diferencia del que teníamos hasta ahora. Rompemos la estructura de foto central y llamadas para dar mayor protagonismo al apartado visual.

Además, decimos adiós al logo que nos lleva acompañando tres cursos para dar paso a uno mucho más minimalista que ya teníamos, y que sorprendentemente no se nos había ocurrido utilizar hasta ahora en la portada.

Aparte de la contraportada, que también experimenta un ligero cambio, dando más importancia a la viñeta y reordenando las dos secciones que contiene, las páginas interiores son igualmente objeto de una remodelación.

El encabezado casi barroco da paso a unos sencillos trazos que nos alertan de en qué sección del periódico nos encontramos; la tipografía de periódico clásico es sustituida por una más juvenil y propia de una revista; renovamos todos los títulos y logos de las diferentes secciones; y apostamos más por la verticalidad y por una mayor claridad a la hora de organizar los contenidos.

El resultado es una plana (nunca mejor dicho) mucho más limpia, ordenada y luminosa.

La firma invitada: Vuelvo enseguida

Tengo que confesar que siempre tengo mucha ilusión cuando empieza el curso porque voy a volver al instituto, a ver a mis compañeros, jefes y, cómo no, a mis queridos alumnos (por cierto, es increíble lo mucho que crecen durante el verano, ¿verdad?). Me encanta volver al mismo sitio y ver los cambios, ver qué nuevos grupos te tocan, si tendrás a los mismos compañeros y alumnos, cómo serán los nuevos… Es muy emocionante. Sin embargo, este septiembre ha sido un poco triste porque ya no iba a volver al Joaquín Rodrigo y me he quedado con las ganas de volver a tener a todos esos alumnos que tan buenos ratos me han dado.

Han sido cuatro cursos estupendos. Me quedo con todo lo bueno que ha habido y solo borraré los meses de confinamiento (que fueron un infierno). El resto, genial. He tenido a los mejores compañeros de Matemáticas. He formado parte del departamento de Tecnología. Me he “peleado” con los de Lengua para dejar clarito cuál es la mejor asignatura y de los de Inglés mejor ni hablar (que no me entienden). He aprendido con un gran maestro a hacer fotocopias yo solita hasta con la máquina nueva. He sido tutora del grupo con las mejores notas de la historia del instituto. Me he peleado con todos los posibles puntos de fallo de las clases remotas y recibido toda la ayuda y más de la TIC. He ido cinco mil veces a Jefatura, a Dirección, a Secretaría y a Orientación a preguntar y pedir cosas. Chelo me ha regañado por los pasillos como al que más. He tomado algunos cafés en el Calablanc. He conocido a un montón de familias estupendas de nuestros alumnos, tanto como tutora, como en los grupos interactivos. He hecho menos excursiones de las que me hubiera gustado. He tenido muchos alumnos que les gustaban las mates y creo que muchos más que las odiaban, pero casi seguro que todos les han perdido el miedo. Es casi imposible resumir tantas cosas buenas en tan pocas líneas. Pero esto no puede acabar aquí. Aún queda mucho que hacer y mucho por vivir. Y muy importante: quiero ver a mis alumnos graduándose por todo lo alto en 2º de Bachillerato. Los primeros lo harán el curso que viene, así que espero estar ya de vuelta para compartir ese emocionante momento. Mientras tanto, sed buenos y haced los deberes, que ya sabéis que las mates sólo se aprenden practicando.

2º de Bachillerato es un curso muy importante, quizá el que más. Lo que destaca de él es su dificultad. Toda la vida se nos lleva diciendo que este curso es decisivo para nosotros, que nuestro futuro depende de él, y que hay que hincar los codos como nunca. Pero lo que nunca nos han dicho es a qué 2º de Bachillerato nos vamos a enfrentar nosotros. Salimos de un 4º de ESO muy raro, en plena pandemia, en el cual no adquirimos unas buenas bases para el siguiente curso. Y cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos plantados en 1º de Bachillerato. Pensamos que sería un año un poco más normal, en el que al menos iríamos a clase, y que sí que estaríamos un poco más preparados para 2º, pero tampoco. Llevamos una semana de clase y ya notamos que lo que aprendimos el curso pasado es quizá la mitad de lo que deberíamos haber estudiado en un año normal. Con el resto de los cursos, los profesores están intentando adaptar el temario (con más o menos cambios) para intentar dar lo máximo posible, pero teniendo en cuenta de la situación de la que venimos. Pero en 2º de Bachillerato esto es imposible por culpa de la EvAU, cuyo temario no se puede modificar. Además, notamos increíblemente el cambio de no venir a clase y luego de tres horas diarias a ahora seis (pese a que esto siempre haya sido lo normal). Y la poca base con la que salimos del curso pasado se notará mucho más en un futuro, cuando hayamos avanzado y tengamos que hacer ese esfuerzo extra En definitiva: la pandemia nos ha afectado a todos, pero a nosotros, alumnos de 2º de Bachillerato, lo está haciendo de una manera peculiar. Esperemos que no se nos haga tan duro como aparenta.

La viñeta La columna

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