CRÓNICAS 51

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CAÑADA REAL SEGOVIANA José Benítez Martín de Eugenio

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tañas de Carabias, Sierra de Urbión y la Demanda, entre las provincias de Burgos, Soria y Segovia, hasta los pastizales de invierno, “invernaderos”, en el Valle de Alcudia en Ciudad Real, finalizando en Granja de Torrehermosa (Badajoz).

Las cañadas o vías pecuarias, patrimonio histórico de Europa, eran caminos destinados al tránsito de ganado trashumante desde las dehesas de verano a las de invierno y viceversa. Caminos que unían lugares tradicionales de pastoreo por los que los ganaderos llevaban sus ganados ovinos, caprinos o bovinos a los mejores pastos.

Esta trashumancia basada en los desplazamientos de la ganadería lanar buscando los frescos y abundantes pastos de las sierras en verano y las meridionales dehesas con ricos pastizales a salvo de los rigurosos inviernos. Traslados por pasos establecidos entre tierras de labor, prados de guadaña, dehesas boyales (terrenos comunales), panes, viñas, olivares y algunas huertas, todo de fácil mantenimiento, únicamente consistía en una vigilancia para que los agricultores no invadieran con sus cultivos los límites fijados en las cañadas, una tendencia casi generalizada en este gremio. De ello se encargaban los “entregadores”, funcionarios de la Mesta, que cada dos años la apeaban, medían y amojonaban; resarcían a las partes de los agravios sufridos durante el trasiego.

odos los pueblanos hemos oído hablar de la Cañada y algunos disfrutamos de ella como sitio envidiable de paseo y recreo, con múltiples accesos y próxima a nuestro núcleo urbano. Nos atraviesa de Norte a Sur, por Levante, desde nuestro término con Escalonilla (en el sitio del Camino de Toledo) hasta llegar al de Menasalbas (en la Dehesa de la La Bayona). Hablamos de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII. Pero, ¿qué eran las cañadas?

Según la anchura estos caminos recibían distintos nombres: la cañada real tenía un anchor de 90 varas, unos 75 metros, el cordel medía la mitad, la vereda unos 20 metros y los de menos de 20 eran coladas. En estos largos desplazamientos los rebaños debían descansar y lo hacían en descansaderos, abrevaderos y majadas. El pastoreo trashumante necesitaba unos caminos buenos y seguros, libres de rotura y ocupación, a tal fin se hicieron las Cañadas Reales. Fue el rey Alfonso X, el Sabio, en 1273 quien crea un gremio de ganaderos, la Mesta, para que regulase, protegiese el paso de la cabaña real por estos caminos y les preservara de la intrusión que los agricultores comúnmente realizaban moviendo los mojones del deslinde. A estas cañadas se les fue poniendo nombre, la nuestra es la Cañada Real Segoviana mide aproximadamente 500 kilómetros de longitud, arranca en la comarca de las Cinco Villas en el Suroeste de la Rioja, pero es en la zona de Riaza (Segovia) donde se juntan los cordeles de Burgos, Soria y Segovia cuando realmente se convierte en Cañada, y finaliza en la provincia de Badajoz pasando por diferentes comarcas de las provincias de Burgos, Segovia, Madrid, Toledo, Ciudad Real y Badajoz. Recibiendo distintos nombres a su paso por estos lugares: Cañada Real de Merinas, Cañada Real de Ganado, Cañada Real Segoviana, Cañada del Marchés, Cordel de Ganado. Entra en nuestra provincia, procedente de la de Madrid desde el término de Villamanta, pasando sucesivamente por Valmojado, Ventas de Retamosa, Camarena, Portillo, Fuensalida, Novés, Caudilla, Torrijos, Gerindote, Escalonilla, La Puebla de Montalbán, San Martín de Montalbán, Menasalbas, San Pablo de los Montes y Las Navillas y de aquí irrumpe en la provincia de Ciudad Real por Retuerta de Bullaque.

El origen de las cañadas se remonta a la España medieval. Durante la Reconquista los reinos cristianos y musulmanes estaban separados por una franja de territorio que podía tener 100 kilómetros de anchura, casi despoblada, tierra de nadie sometida a incursiones de los dos bandos. Tierra baldía que acababa quemada o saqueada. Estos territorios fueron los utilizados por los pastores para practicar la trashumancia. La base principal de esta economía eran las ovejas merinas por su lana y en menor proporción las churras por su carne y leche. Durante esta Edad Media la ganadería fue la actividad económica preponderante. Lo procedente, no cabía otra, en zona de guerra la agricultura era difícil, mientras que los ganados se podían sacar del área de conflicto con mayor facilidad. Por esta importancia económica el rey Alfonso X, el Sabio, creó el “Honrado Consejo de la Mesta” donde se fijan los privilegios e intereses de los ganaderos sobre los agricultores, prebendas que a la larga producirá los consiguientes trastornos ecológicos y una visceral anti-

Nuestra cañada es una de las grandes vías pecuarias peninsulares, una especie de autopista, paso fijo para evitar conflictos entre ganaderos y agricultores, que llevaba los rebaños de ovejas merinas, en un viaje de ida y vuelta, desde los pastos de verano, “agostaderos”, en las faldas de las mon-

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