FRANCISCO HERNÁNDEZ (1514-1587) BenjamÍn de Castro Herrero
E
n el siglo XVI, La Puebla de Montalbán, mejor dicho, El Condado de Montalbán gozaba de total hegemonía en toda la comarca siendo cabeza del mismo la localidad de La Puebla de Montalbán que vivía en el más floreciente estado de riqueza y como la más populosa e industrial villa de toda la comarca. En este siglo La Puebla, como cabeza del Condado de Montalbán, gozaba de una gran prosperidad, con una población de ceca de 5.000 habitantes, la localidad mas grande de todo el condado, con una floreciente industria de tejer con más de cuatrocientos telares, y que, según nos relata don Julián Martín-Aragón en el libro editado por el Ilmo. ayuntamiento con motivo de cuarto centenario del Voto al Santísimo Cristo, a mediados del siglo XVI “tenía 700 casas de morada, la mayor parte construidas de adobe o tapial, otras de cal y ladrillos y otras, las menos, de piedra berroqueña con tejados de teja árabe. Algunas eran viviendas de vecindad, con patios comunes y en muchas de ellas existía un pozo de agua amarga y una cueva de más o menos grandor.” Existían dos parroquias: la de San Miguel y la de Nuestra Señora de la Paz, acabada de construir; dos monasterios: Uno de Padres Franciscanos y otro de Madres Concepcionistas Franciscanas construidos ambos en el primer tercio de dicho siglo, lo que denota el gran periodo de gloria que La Puebla vivía en la segunda mitad del siglo XVI. Existían tres ermitas: La de San Sebastian, en cuyo lugar se levantaría en el siglo XVIII la actual ermita de Nuestra Señora de la Soledad, la de la Virgen de la Vega, ya desaparecida, y la de Nuestra Señora de Melque a mitad de camino entre la Puebla y San Martín de Montalbán; y dos Hospitales: el de la Santa Caridad y el de la Convalecencia. En industria poseía los ya citados cuatrocientos telares de seda y lana que proporcionaban uno de los principales ingresos, junto a las tenerías, salazón de pescado que llegaba del cantábrico, seis molinos de aceite y cuatro molinos harineros- aun se pueden ver los restos de uno de ellos a la salida del puente sobre el río Tajo a unos tres kilómetros de la población- cientos de colmenas que, a decir de los informante de las declaraciones del Rey Felipe II de 1576, se extraía la mejor miel de España. Estaba La Puebla rodeada de 12 dehesas con leña abundante en sus montes y tierras con buenos pastos para ganados mayores y menores y fértiles tierras de labor y regadío, además poseía un mercado franco de ganados concedido por el Rey Don Juan II de Castilla en el año de 1429 en agradecimiento a la ayuda que le prestaron los pueblanos durante el asedio que sufrió en el castillo de Montalbán; y un contadero real en el puente sobre el río Tajo.
que junto al nivel económico surgiera también un nivel cultural, hasta tal punto que en este siglo convivieran tres personajes tales que, cada uno de por sí necesitarían centenares de libros para expresar su grandeza. Me refiero al inmortal Fernando de Rojas autor de la no menos inmortal obra “La Tragicomedia de Calixto y Melibea” más conocida como “La Celestina”, que nació en 1470 y murió en 1541; en segundo lugar el Cardenal Don Pedro Pacheco y Guevara que nace en La Puebla en Junio de 1488, en la casa solariega que mas tarde sería el palacio de los condes de Montalbán, hijo de Alonso Téllez Girón y de María Vélez de Guevara y nieto de don Juan Pacheco, marqués de Villena. Murió en Roma en el año de 1560. Virrey de Nápoles y defensor a ultranza, en el concilio de Trento de 1545 de la doctrina de la Inmaculada y el tercer personaje al que me refería es el doctor Francisco Hernández al que algunos le atribuían el apellido de “Boncalo” Nació Francisco Hernández entre el año de 1514 a 1517, según que autores traten su biografía, Nada sabemos de su ambiente familiar ni de sus ascendientes mas cercanos. Pocos años faltaron para que pudiéramos tener su partida de nacimiento en el que estuvieran reflejados dichos datos, pero el registro de bautismos en las parroquias no se empezó a efectuar hasta el año 1544. Lo único que he podido sacar del archivo parroquial, en referencia a un familiar de Francisco Hernández, es la partida de nacimiento de un sobrino suyo, Francisco de Montalbán, que en el año de 1575 solicitaba el permiso para marcharse con su tío a la Nueva España, como así se conocía al territorio conquistado por Hernán Cortés a los aztecas y que hoy conocemos como Méjico. Dicha partida es la siguiente:
En este ambiente de prosperidad (que más tarde se vería truncado por la fatídica “Peste Bubónica” que diezmó su población en más de la mitad) no era de extrañar 38
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