Agua que corre por una pampa
De palabra y pactando límites en el horizonte, así se acordó el trato entre Don Gustavo Exs y Don Nicanor Sánchez Castro hacia fines del siglo XIX. Específicamente en la década de 1880, arribó a un Huichaco de bosque nativo, lagunas, quebradas vírgenes y leones; un jovensísimo apellidado Sánchez. El primer Sánchez de tantos que hoy siguen habitando estos parajes heredados a punta de trabajo y pasión por la tierra. Don Nicanor Sánchez, laborioso y prometedor, ganó la espontánea confianza de Don Gustavo Exs, dueño de una pulpería, quien -según cuenta la señora Elizabeth Del Carmen Sánchez Matus- ayudaba al gringo a llevar las maletas en la estación de trenes de San José de la Mariquina. Así, a punta de buena voluntad, el señor Exs ofertó a Nicanor –como señala Hugo Pinilla Sánchez, profesor de la Escuela Santa Higidia de Huichaco– “una puntilla de Huichaco” que por entonces se llamaba Huape Retiro. “Y de repente dice que el gringo le dice ´¿no querrías comprarme este sector de Huichaco?´ que eran una 500 hectáreas, y él le dijo ´no po, con qué plata´, a lo que el gringo le dijo ´yo te doy animales a medias y tú los vas cuidando, me los van dando…´ así que así se hizo de campo él. Y después fue a buscar a su mamá, Rosario Sánchez paré que se llamaba la viejita. Y la trajo pacá y ya después se puso a pololear con su mujer, con la finá Griselda, mi abuela, y la fue a buscar y la trajo. Ahí hizo casa y empezó a trabajar trabajar y todo lo que se hacía en el año pal gringo pal gringo” elizabeth del carmen sánchez matus “1500 hectáreas eran. Es que después el abuelo le empezó a comprar a los indígenas. El señor Exs le vendió algo de 500 o 600 hectáreas… ´un rinconcito´, decía él. Ni siquiera lo medían, sino que lo iban a ver y decían ´desde éste tronco a esa quebrada´, qué se yo…” julio sánchez vázquez
De modo que el cuidado, engorde y reproducción de animales marcó el inicio de una identidad en la agricultura y el trabajo con ganado. Y aunque Huichaco pasó por varias economías a lo largo de su historia, siempre mantuvo su vínculo con la tierra y su generosidad por lo cual se conformó como una localidad de campo, sello que permanece hasta el día de hoy. Luego del acuerdo entre Sánchez y Exs, pasaron los años y ya con hijos grandes se terminó de pagar la deuda por las tierras de Huichaco. Y de terno blanqueado partió Don Nicanor al pueblo, a reunirse con el gringo para firmar la escritura. ¡Lo prometido es deuda! ▶ Fotos Archivo: Raquel Sánchez y haydeé Peña
Gricelda y Nicanor Sรกnchez. sus Hijos: Eudulia, Virginio, Nicanor, Aquilino, Leonor, Francisco, Isabel y su sobrina Esmerinda.
Gricelda y Nicanor Sรกnchez.
Virginio y Francisca Sรกnchez.
“Aquí la tierra nos cría, nos alimenta y nos mata… si no tenemos cuidao. Entonces, como dicen los mapuches, la pachamama hay que quererla y respetarla” ~ marcelo sánchez matus
El terruño fue generoso, pero hubo que adaptarlo y adaptarse. Para adaptarlo hubo que crear pampas para que los animales, principalmente vacas, ovejas, chivos y caballos; habiten y se alimenten, así como también para sembrar y cosechar. Y para adaptarse hubo que ingeniárselas. Las casas primero fueron ranchas, luego edificaciones de madera que los propios Sánchez aserraban y construían. La luz era un ingenio permanente entre velas, chonchón a parafina, tizón y velas hechas de coligue, manteca y género. El agua había que traerla porque “… estaba pallá pa la quebrá, había que tirarla en balde. Así unos baldes del porte de uno. Yo tenía diez años y a mí me daba sueño después de que tiraba agua porque era muy chica pa tanta agua, pa tanto peso. Iba pabajo a buscar agua y cuando iba había una cocina a fogón ahí, había un pellejo aonde un viejo. Y alojaba ahí, ahí me iba a tirar yo a descansar un rato. Ahí mi mamá gritaba ´¡Raquel, ya no hay agua!”, y vuelta otra é. Total que pasaba el día a puro sueño” raquel sánchez vázquez Además, la conexión con el pueblo era remota y esporádica porque el aislamiento era significativo debido a que “Prácticamente aquí no teníamos camino, era una huella por la serranía por los cerros arriba allá. Una huella por donde se pasaba en ese tiempo a las rastras, con carreta, con caballo, con lo que sea“ julio sánchez vázquez. En consecuencia, el viaje a Máfil demoraba cerca de cuatro horas a caballo. Así que la familia de Huichaco tuvo que permanecer y ser autosuficiente.
“Aquí en el invierno era imposible salir. Qué se hacía aquí, aquí se iba a comprar a la pulpería en abril y tenías que comprar la pulpería tú pa todo el invierno. Entonces qué se compraba, eh… fideos, aceite, arroz, azúcar, parafina pa los mecheros… eran las cosas básicas porque el resto estaba. Ah, y había que llevar trigo al molino para tener harina. Entonces había que moler veinte quintales de harina pa tener pa todo el invierno. Pa las familias numerosas, quince, veinte personas en una casa… y el resto de cosas se producían en el hogar po: arvejas, porotos, papás, maíz, qué sé po, zapallo, zanahorias, verduras… todas esas cosas estaba en la casa; chivos, corderos, gallinas, huevos, quesos, cecinas, longanizas, cerdo, qué sé yo… por eso te digo, que la gente antes se autoabastecía y lo que tenían que comprar eran pocos productos pero muy necesarios. Por ejemplo, la sal; porque en esa época se hacía mucho charqui, carne seca para poder mantenerla en el invierno. Y las especias que se compraban para hacer las
cecinas. Y todas esas cosas se mantenían en la cocina de fogón: la cebolla, los ajos, colgaos al humos; y en los segundos piso de la cocina de fogón estaban las papás, las manzanas de guarda. Hacían orejones, que cortaban la fruta y la secaban al sol, y a eso le llamaban orejones. Manzanas, ciruelas, no sé, lo que quisieran secar. Y en invierno las cocinaban para postre, qué sé yo… Por eso te digo, casi todo el campesino antiguo casi todo lo hacían, casi todo lo que consumían era de su propia producción. O sea, la alimentación de antes era orgánica y sustentable. No como hoy día que dependemos del supermercado, del comercio, de todo” hugo pinilla sánchez Y los niños también todos trabajando por esa sustentabilidad. Algunos traían el agua, otros ayudaban a hacer carbón, a sembrar, etc. De modo que la educación formal, la escuela, no existía, o si existía fue autogestionada o bien para las generaciones venideras.
“Íbamos al colegio a patas… las helás… lejos. Kilómetros teníamos que andar para poder llegar al colegio allá en Putreguel desde aquí de Huichaco y de a pie volvíamos (...) y a pata pelá no más porque zapatitos habían, pero pa salir el domingo o pa cuando había que salir po” ~ haydeé peña sánchez
Pero esas escuelas aparecieron desde la tercera generación en adelante. Antes de eso se trajeron algunos profesores particulares, como cuenta Don Julio y la Señora Eli, para que les hicieran clases y les enseñaran lo básico: “… a firmar con sus nombres, aprender algunas letritas, leer, qué sé yo” Julio Sánchez Vázquez De modo que la crianza por lo general era puramente campo, la sabiduría era la tierra, los animales y los ciclo de la naturaleza. Y los parámetros del pueblo quedaban lejos, tanto en la educación formal como, incluso, en aspectos como lo estético y las condiciones de vestimenta: “Decué juimo a la escuela po. Imagínese que a esa altura un chico de ocho años ya no es na tan ignorante, ¡pero uno ignora po! (…) Y cuando hacía bueno mi papá decía ´No van a ir na a la escuela porque hay que trabajar, hijo´. Sembrar trigo, atrapar los bueyes… ¡y todo descalzo! (…) Aquí daba pena cómo nos criamos po. Si hasta la ropa era cara pa vestirse, oiga. Nosotros nos vestíamos mal… y todos andábamos con vestido, porque mi mamá no jué capá… puros géneros había, ¡ropa hecha! Na de na, antes haían puros cortes en los almacenes. Mi mamá iba a Valdivia, vendían con mi papá y traían cosas pa hacerlo ropa. Todos con el pelito largo, nadie cortaba el pelo, y con vestidito por el patio… ´y taanta niñita´, le decían a mi mamá. ´¡Si la mitá son hombre!´, ´¿y pa qué le puso vestío?´, y mi mami ´qué si no sé hacer el pantalón pue´… y coser a mano pue, na de máquina. Y nosotros estábamos conformes porque éramos cabritos de seis años, ocho años. Conforme de que nos poníamos un vestido nuevo. Después mi hermana mayor nos hizo pantalones de lana, de lana con una tira al hombro pa que no pase pabajo” rigoberto sánchez vázquez
Sin embargo, aun cuando la familia permanecía unida en el trabajo, el sueño de educar a los hijos con profesor y escuela siempre estuvo latente en los habitantes de Huichaco. Pasaron cerca de sesenta años hasta que por fin se concretó aquel anhelo: “Mi abuelo Don Virginio Sánchez donó el terreno para hacer una escuela aquí en Huichacho, por allá por el año 1960, creo que después del terremoto. Él donó el terreno pensando que su hija Olivia hiciera clases en la escuela que se iba a instalar porque [a veces] el profesor no llegaba… porque era difícil llegar en esa época acá al campo. Y ella como había estudiado más, ella hacía clases a los niños [Además] ella estaba estudiando en la Escuela Normal de Loncoche para profesora pero cuando estaba en cuarto de Humanidades la escuela se quemó completa y ella se vino a Huichaco y no volvió más. Entonces en ese intertanto que se construyó la escuela de Huichaco ella se enamoró y se casó, nunca terminó sus estudios, nunca fue profesora… ¿Y cuál es la historia? que la escuela comenzó a funcionar en 1966 y el año 2011 llegué yo a trabajar a esta escuela como profesor. Entonces yo llegué como a cerrar el círculo de mi mamá, que mi mamá había dejado abierto porque se supone que mi mamá iba a ser la profesora de la escuela y no fue ella, fui yo, el nieto, hijo de Olivia, nieto de Virginio. Esa es la historia” hugo pinilla sánchez Y aunque tardaron sesenta años para que la comunidad de Huichaco consiguiera el anhelo de una Escuela propia, lo lograron. Hoy en día la Escuela Santa Higidia no solo es el espacio donde se educan los niños de la comunidad y se preparan para luego migrar a los colegios del pueblo, sino además es un centro de unión para los habitantes de la localidad porque en la Escuela se reúnen, celebran y proyectan nuevas ideas. Además, su ubicación colindante a la Sede de la Junta de Vecino y a la Posta, hace que aún más la Escuela se viva por todos quienes pasan por ahí.
“Los niños saben cultivar, saben cómo se atiende un animal cuando está enfermo… y todos esos conocimientos los van creando ellos en su diario vivir” ~ Elizabeth del Carmen Sánchez
La tradición oral ha permanecido en la cultura de Huichaco. Bien será porque en su mayoría son familia, bien porque así se da en el campo, o bien porque la naturaleza y el trabajo así lo han demandado. El asunto es que los saberes populares de esta localidad se observan en la rutina, en la relación vital y cotidiana de las personas de todas las edades con su tierra y los seres vivos que en ella habitan. Frente a la pregunta ¿Cómo aprendió eso usted? Todas las respuestas apuntan a la familia, a ´siempre fue así´, a la costumbre, al trabajo de toda la vida; a la tradición, en definitiva. “Aprendí a trabajar haciéndole empeño con mi madre y seguir trabajando hasta ahora” (Haydeé Peña Sánchez)
A Talaje “…O sea que había
que pagar en otra parte pasto para que los novillos se alimenten” Haydeé Peña
“Si aquí antes quién se enfermaba po, y si se enfermaba se sabían remedios del campo. Había huellas de esa pa tomar pa la fiebre (…) el tilo también medicinal, pal resfrío (…) mi mamá, ella sabía que esas cosas hacían bien; su mamá también sabía po. Tradiciones antiguas son esas, que ahora ya nadie hace una hierba sino que corre pa posta a pedir los paracetamoles” Haydeé Peña Sánchez
para el Empacho - Corteza de Culén - Ralladura de una papa (estrujada) - Jugo de 1 limón
Maqui Para la gastritis y úlcera: masticar la hoja (botar después) Para las boqueras: Restregar la hoja en la boquera. Telma Sánchez
Gatitos (helechos) Sirven para bajar la fiebre. Se le raspan los “pelitos” y se muele el corazón. Después se le echa agua caliente y se cuela. Telma Sánchez
Muchos mencionan que antes nadie se enfermaba porque se comía mejor. Y, por último, todavía se mantienen saberes en torno a la comida. Así, por ejemplo, las cecinas, el modo cómo se faenan los animales, las preparaciones clásicas como las que menciona la señora Eli: “… montón de comidas típicas que antes los antiguos hacían. El catuto… es un pan de trigo que se hace. Se cuece el trigo y después se muele en el molino y se hace una cosita larga así, que le llaman catuto. Queda bien rico. Un pancito. Y antes cuando no había pan porque no se podía ir al molino por el camino malo, se hacían catutos frito” - Sra. Eli
ensalada de digÜeñes ŧ Limón ŧ Sal ŧ Cilantro (o al sartén con huevito y cilantro) Rosa Matus
Orejones
”Cortaban la fruta y la secaban al sol, y a eso le llamaban orejones. Manzanas, ciruelas, no sé, lo que quisieran secar. Y en invierno las cocinaban para postre, qué sé yo…” (Profe Hugo, 51 años)
Chupilca
Chicha con harina
Respuestas: Suspiro por verte / Jardín Florido /Me diste dinero / Lucero volador / Comenunca cagalaño / Caballero C.T.M. / Dibujo con él / Solito llegaste / Estoy solito / Parece lucero / Cachita cortita
Cachita Parece
Solito Por verte
Estoy
Llegaste
Me diste
Dinero
Lucero
Con él
Comenunca
Lucero
Caballero
Volador
Dibujo
Florido
Solito
Cortita
Jardín
Cagalaño
Suspiro
C.T.M.
Junta con una línea lAS Yuntas de Bueyes
¡Juego!
Capar
Cortarle las… las bolivianas a un animal Isabel Vásquez
Novillos y Bueyes “… a todos los castran,
pero el novillo queda novillo pa la carne no más, y el buey queda pa trabajar. A los dos los castran, pero el que tiene buen asta pal yugo, ése queda pa buey” Marcelo Sánchez “Los animales, los bueyes, sí… Son dos bueyes que los amansa la gente, no cierto, para ocuparlo de animales de tiro de carga, carreta…” Hugo Pinilla
“es una sierra que se usaban antes, en vida de mi viejo. Después mi hijo la colgó ahí. Se hace un hoyo pabajo y se asierra así, se parte madera. Uno hoyo grande enmaderao… la corvina es otra, con mango a los dos laos. La sierra tiene mango a un solo lao” ~ Raquel Sánchez La corvina versus sierra
Corvina “… es una especie de serrucho con dos mangos y que la tiran dos personas. Lo usaban para cortar árboles antiguamente” Hugo Pinilla
LUNA
“Yo por ejemplo trabajaba con las fases de la luna. La luna a mí me ayudaba a cultivar. Yo araba en la menguante de enero, esa es la fase que yo tenía que ocupar. Igual que pa sembrar papa yo tengo que sembrar con luna llena, con la menguante o la cuarto menguante. Igual que si castro un ternero, que le cortan los coquitos, también tiene que ser con la menguante po, porque si no se desangra; y tiene que ser entre agosto y septiembre porque en octubre ya el animal está muy sangruno, entonces tiene que ser entre agosto y septiembre la castradura” Marcelo Sánchez Matus
¡MAPEOS! Te invitamos a explorar Huichaco de una manera distinta: 1- escoge un medio de registro (por ejemplo fotografía / dibujo / escritura / entrevistas grabadas) 2.recorre Huichaco como si no lo hubieras visto. 3 dibuja (o fotografía) el trayecto 3. Registra los puntos de interés (lugares emblemáticos de Huichaco) En este mapa se muestra el camino registrado de la escuela a la casa de la Sra. Raquel y a la Quesería. Mapa: Isabel Vásquez / Guía: Fernanda Sánchez
“… me despiertan a las siete de la mañana y luego mi mami me hace la leche, me la tomo. Luego van a ensillar el caballo, yo tengo que sacar mi cojín, subirme a un tarro y subirme al caballo y me voy sentada delante de mi mami en el caballo Negrito. Me dejan en la garita y ahí me pasa a buscar el furgón, la tía Lali” ~ Isabel Vásquez “Aquí mi hermano hace trenzados de cuatro, hace riendas, monturas y todas esas cosas. Para las yeguas” ~ Fernanda Sánchez
“Y sin camino… que se daba vuelta el guando…” elizabeth del carmen sánchez matus
Otra de las necesidades que Huichaco observó y vivió como imperativa fue la de qué hacer con sus ´finaos´. Y es que familiones en permanente crecimiento veían nacer y morir miembros de la comunidad, pero debido a las distancias y los tiempos que tomaba llegar al pueblo, a lo cual se suman las condiciones climáticas extremas en temporada de invierno, el entierro de los que dejaban esta vida se hacía muy difícil y no exento de pormenores. “Una vez se le fue el… esa historia fue buena pue. El guando, una vez, iban aquí por el faldeo para evitar el barro. Y los que iban en la barría largaron el guando y se jue pa la quebrá… La señora era una tía mía. La urna se partió, pero no se hizo pedazos si no que se abrió. La fueron a buscar y siguieron” julio sánchez vásquez De modo que el traslado y sepultura debió ejecutarse en el propio Huichaco. El padre de la señora Eli fue a la municipalidad y consiguió un permiso con el cual se inauguró el Cementerio de Huichaco, actualmente ubicado dentro de los terrenos de Don Marcelo, presidente de la Junta de Vecinos de la localidad. En el cementerio, que data de principios del siglo XX, descansaban tanto huincas como mapuches. “Y pa los primeros de noviembre se hacía igual que en el pueblo. Venía un montón de indígenas y hacían oraciones, cantaban, rezaban. Y en la tarde una tremenda tomadura y peleaban ahí” elizabeth del carmen sánchez matus “¡Ahí moría otro! Jajaja… Oiga si pasó eso una vez. Una vez fuimos a dejar a Máfil a una tía, la tía María, y de vuelta un gallo loco se tiró al río. Un estero que había en el cruce de Huichaco, y el puente malo, flotando… ´¡con cuidao con cuidao!´, y queeé, dijo el diablo y búm, se tira. Y se perdió, se jue a fondo
y no lo vimos más. El agua turbia no nos dejaba ver así que tres días buscándolo, a los tres días lo pillamos y estaba como cien metros más abajo… Otro velorio más. Así que después ese último velorio jue sin copete porque se siguen muriendo po, no iban a parar la lesera” julio sánchez vásquez Luego de que el camino mejorara el cementerio quedó en desuso. Quienes fueron enterrados en dicho lugar permanecen ahí, “pero tumbas hay muy pocas, solamente quedan como dos tumbas, unas de cemento [las demás] tumbas eran muy lindas porque eran de madera, eran como una especie de corralito. Cada tumba era como un corralito, pero con palos tornado y madera muy adornada. Era muy bonita la sepultura, pero todas de madera. Entonces con el tiempo se fueron perdiendo, se pudrieron… y simplemente nadie después las volvió a reconstruir y se perdieron las tumbas” hugo pinilla sánchez
El Guando
“Adónde llevaban el ataúd, lo amarraban” Elizabeth Sánchez “Era una cosa como una camilla que hacían con unos palos” Adriana Sánchez
“Lo principal es la crianza y la agricultura. La ganadería en general porque un campo sin animales no vive ni produce, no mantiene su gente; y sin agricultura tampoco” marcelo sánchez matus
Como se mencionó, Huichaco se compró gracias al ganado, aquello junto a la agricultura siempre ha sido uno de los sustentos de las familias de la localidad. Sin embargo, también han existido otras economías las cuales han tenido su apogeo en diferente época, y que se encuentran siempre vinculadas al provecho que se puede obtener de los recursos de la zona. Desde inicios del siglo XX hasta la década de los treinta, aproximadamente, la actividad económica fue hacer durmientes para entregar al ferrocarril que se estaba construyendo. “Los durmientes se hacían a mano… se hacía por lo general de Pellín. Y eso se hacía a pura hacha, y los árboles se cortaban con corvina porque en esa época no habían motosierra” hugo pinilla sánchez Tal actividad dio paso a la instalación de aserraderos en la zona, los cuales trabajaban con locomóvil a vapor para aserrar los árboles. Los aserraderos funcionar hasta 1970 apróximadamente y paralelo a estos existieron las minas de extracción de oro, las famosas Minas Madre de Dios, las cuales se dice fueron las que más produjeron oro en Chile en los años treinta y cuarenta. Luego, con el Golpe Militar, las cosas cambiaron mucho.
“Jué en el gobierno de Pinochet, ahí le dieron a full. Ahí la gente ya no pudo pagar sus contribuciones y obligaron a vender. Empezaron las forestales a comprar a comprar a comprar. Ni sabíamos tampoco nosotros que el Estado daba la plata pa que compren y se foreste. Tampoco supimos eso nosotros, viste que gente de fuera vino e hizo eso” elizabeth del carmen matus Con la llegada de Pinochet y las forestales el contexto cambió y la economía local se estancó. Alrededor del 1975 los locales trabajaron en el Programa de Empleo Mínimo, los hombres en la construcción de caminos y las mujeres tejiendo unas frazaditas echas de lana que ellas mismas extraían. Luego de esto las forestales dominan la mayor parte de la fuerza económica del lugar, algunos se dedican a la venta de madera y otros continúan subsistiendo de los animales. Claro está que, transversal a toda época, los habitantes de Huichaco laburaron desde pequeños y aprendieron muchas cosas a lo largo de sus vidas “Yo empecé a trabajar a los nueve años. Yo toda la vida me he dedicado a todo. Yo hago queso, hago cecina, hacía carbón antes, carbón de madera, crío de la gallina pa arriba, caballo, chancho, de todo” marcelo sánchez matus “Después ya mi papá se murió y ahí quedamos sola con mi madre. Yo era la mayor, tenía doce años (…) así que ahí ya tuvimos que poner el hombro nosotros con mi hermano Froilán. Hacíamos leña, hacíamos carbón. Un viejito hacía el carbón y nosotros le cortábamos la leña. Y así teníamos plata pa pode comprar azúcar, comprar esas cosas po, si antes nadien… de aonde se iba a sacar un peso… y sembrar huerta, cosechar las papás. Harta papá, harta arveja, choclo y todas esas cosas que se comen en el campo. Se criaban gallinas, se vendían los huevos en Máfil” haydeé peña sánchez Dichos conocimientos, complementados con muchos otros, conforman un capital inmaterial que aún conservan en su memoria los más antiguos del lugar.
Actualmente en Huichaco se está gestando un movimiento importante que apunta hacia el abordaje del turismo rural. Se han unido voluntades que miran hacia aquel futuro. Por un lado, la mujeres de la localidad se han congregado en una Agrupación de Tradiciones Campesinas, la cual tiene como objetivo organizar, por ejemplo, una feria costumbrista en enero próximo. Lo anterior desarrollar y potenciar el progreso turístico mediante la venta de comidas típicas de la zona, venta de artesanías y desarrollo de actividades locales. Aquella agrupación calza perfectamente con lo que menciona el profe Hugo Pinilla Sánchez como un anhelo: “Me gustaría a mí el futuro de Huichaco como una gran empresa de agroturismo, que la gente se dedique a hacer agroturismo, a mostrar las bondades de la tierra, a mostrar el trabajo cotidiano que hace y que con eso pueda subsistir. Y lo que creo también de Huichaco es que su gente es muy amable, muy atenta, muy cariñosa y eso es una impronta que yo creo no se va a perder tan fácilmente” hugo pinilla sánchez Sumado a lo anterior, se encuentra en desarrollo una iniciativa liderada por Don Marcelo Sánchez, presidente de la Junta de Vecinos, y por Hugo Pinilla, profesor y director de la Escuela Santa Higidia de Huichaco. Se trata de la creación de la recuperación de un espacio a orillas del río Iñaque, el cual por largos años fue utilizado por la comunidad para distenderse en los veranos, pero que vio su acceso cerrado desde que la Forestal compró el predio donde se encuentra. El mencionado lugar “se puede usar como un hito turístico, como una reserva ecológica, ir a observar aves, animales, ir a conocer las especies nativas, y cuidar y protegerla…” Como menciona el profe Hugo Pinilla: “… a eso hay que darle valor. Porque nosotros tenemos mucha riqueza acá en Huichaco, hay paisajes muy lindos, muy preciosos, muy hermosos, pero no hemos sabido ponerlos… darle valor. Un valor que vaya más allá del valor, no cierto, de cuidarlo; si no que un valor económico, sino que la gente pueda subsistir mostrando eso. Casa grandes, preciosas, que perfectamente podrían acoger a personas que qui-
sieran venir a hacer agroturismo, a pasear, a descansar, a conocer el campo, a vivir la experiencia del campo, ah. Yo creo que eso nos falta. Yo creo que pa allá va el futuro. Hacer rutas turísticas de trekking, por ejemplo, por lugares maravillosos por descubrir… aquí arriba tenemos depósitos de laja, aquí arriba en un cerro donde mi primo hay unas cascadas preciosas, ahí donde mi primo Pacián Vázquez” En la misma línea se encuentra la opinión de Don Marcelo, el cual menciona que “el río Iñaque que tiene una playa de arena muy finita que no le hace doler los pies a usté, onde nos bañamos en el verano. Es una península con puro nativo no más, no tiene pino. Por algo llamamos a la Forestal Arauco pa que hagan ellos con los trámites y continúen con la solicitud. Así que por eso yo dije que tenía que ser un comodato a quince años, y pa construir tenemos las mismas maderas del río, maderas muertas que hay que sacarlas y aserrarlas y hacerla mueble; hacer un quincho, hacer un techo pa stand de venta de cosas y hacer fogones de cemento… Y hacer un complejo turístico po, con todas las juntas de vecinos de aquí que quieran aportar, que son como seis. Y que participen ahí, vendiendo del huevo pa arriba. Y poner un cartel ahí en el camino ´Complejo turístico a 6 km, camino a Quitadañil´. Cualquier vehículo entra pa entro po, pa ver qué es lo que hay. Entonces eso no es perdío po, hay harta gente que cree en lo que se quiere hacer”. De modo que voluntad e interés hay de sobra en Huichaco y, al parecer, se comienza a inaugurar una nueva etapa en la economía local. Etapa en la que caben todos quienes quieran participar porque solo se necesita abrirse a la idea, creer en ella y participar activamente en las acciones que promuevan el turismo. Lo demás existe de antemano ya que los conocimientos los tienen por naturaleza. Como se mencionó anteriormente, los saberes populares del campo están en todos por tradición oral, por cotidianidad y por cultura familiar.
Entrevistas Rigoberto Sánchez, Julio Sánchez, Elizabeth Del Carmen Sánchez Matus, Armando Marcelo Sánchez, Hugo Pinilla Sánchez, Norma Haydee Peña, Lidia Coronado, Aníbal Sánchez, Raquel Sánchez, Raúl González.