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UN PATRÓN QUE TAMBIÉN REPITEN MUCHOS ADULTOS LOS NIÑOS PERCIBEN A SU PERRO COMO FUENTE DE APOYO EMOCIONAL
En concreto, los lazos afectivos que los pequeños crean con sus perros les ayudan a superar la sensación de miedo o tristeza, ya que recurren a sus mascotas para abrazarles y encontrar alivio.
Si bien un perro no puede considerarse un regalo, lo cierto es que el mayor deseo de muchos niños es tener un cachorro. Una petición impulsiva de los pequeños que conviene sopesar pues puede tener muchos beneficios para su educación y su felicidad.
Cuando tienen un problema, de hecho, buscan en ellos su fuente de consuelo. Además de eso, los perros favorecen el desarrollo educativo y social, por lo que crecer con ellos es algo óptimo y saludable, además de fomentar habilidades sociales y contribuir a establecer un comporta- miento cívico y la asunción de responsabilidades. Sin embargo, no todos tienen las características ni el temperamento que mejor se adapta a los más pequeños, por lo que conviene saber qué tipo de comportamiento es mejor para que el perro sea un actor más en la educación de los niños. Para la RSCE, lo principal es que sean perros tranquilos y estables, que no se pongan nerviosos con facilidad ni se exciten, puesto que los pequeños no paran en todo el día y necesitan un compañero de juegos que compense esta hiperactividad con calma y serenidad.
Es por ello por lo que la Real Sociedad Canina de España (RSCE) recomienda optar por perros que aprendan rápido, que sean perspicaces y que se adapten fácilmente a la dinámica de un hogar con niños. Además, es imprescindible que sean perros que no tengan una dominancia excesiva y que tengan un umbral de excitabilidad o agresividad lo más alto posible. Algunos perros de razas de trabajo pueden desarrollar comportamientos que, si bien son normales en su medio natural -como puede ser el pastoreo-, no son adecuados para un hogar con niños, ya que pueden intentar dirigirlos, por lo que determinadas razas necesitan, fundamentalmente, dueños experimentados en el manejo y la educación de perros.
El tamaño también tiene un papel esencial, sobre todo cuando se trata de niños pequeños, normalmente menores de 7 u 8 años. Por ello, al contrario de lo que se pueda pensar, no es conveniente apostar por un cachorro de raza miniatura, ya que pueden sufrir algún daño inintencionado o agresión no deseada al jugar con ellos. A esta edad encajan bien las razas más grandes como los Retriever (especialmente Labra- dor o Golden), los Beagles, los Spaniels o el Perdiguero de Burgos, entre otros. Cuando los niños son más mayores, conscientes del manejo que deben tener del perro, las razas llamadas “de compañía” pueden ser ideales. Entre las más populares están el Chihuahua, el Maltés, el Shih Tzu, el Yorkshire Terrier y otras menos conocidas como el Cavalier King Charles, el Toy Ruso o el Grifón Belga. Como señalan desde la RSCE, con cerca de 400 razas reconocidas a nivel internacional existe un perro adecuado a cada persona o familia y que se adapta mejor a su estilo de vida. Lo más importante a la hora de decantarse por una u otra es obtener toda la información con antelación y tomar una decisión bien fundamentada y responsable para que tener un perro no sea fruto de un impulso sino una decisión que nos acompañe toda la vida, procurándole la educación y bienestar necesario.
