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SANTIAGO DOMECQ:
CONTENTO, EMOCIONADO, ASUSTADO, BORRACHO DE ARTE...
TODO MENOS ABURRIDO”
Ha sido uno de los sucesos del pasado San Isidro. Su corrida, fina, agresiva, con movilidad y transmisión, concilió opiniones, y el quinto toro, de nombre “Contento”, además de ser arrastrado en vuelta al ruedo, fue reconocido como uno de los astados más importantes del abono. De su éxito venteño y del momento que atraviesa su vacada nos habla en primera persona Santiago Domecq Bohórquez, uno de los criadores de bravo más en boga en la actualidad.
“Estamos encantados y muy contentos de haber podido lidiar esta corrida de toros en Madrid, por la importancia que tiene la plaza y la feria. Para nosotros es un hito”. Son las primeras palabras de un ganadero al que se intuye satisfecho antes de desgranar el comportamiento global y particular de la que ha sido reconocida como la mejor corrida de toros lidiada esta primavera en la monumental madrileña.
“Todos tuvieron sus cosas buenas y sus cosas no tan buenas, pero a mí lo que se me queda antes de analizar toro a toro, en líneas generales, es que hubo una tónica común, que fue la de venirse a más. Todos los toros siempre buscaron la pelea y yo creo que eso mantuvo el interés del público en todo momento, algo que para mí es una máxima. Siempre el público debe salir contento de una plaza; contento, emocionado, asustado, borracho de arte... todo menos aburrido, ¿no?
Creo que la corrida esa tónica la mantuvo. Y, antes de nada, creo que debo reseñar la entrega de la terna, lo dispuesta que estuvo en todo momento, sin dejarse nada dentro. Los tres fueron a por todas”.
¿Cómo desgrana, toro a toro, el comportamiento de su corrida?
El primer toro fue bueno por un pitón, entiendo que bastante bueno, muy enrazado y muy encastado, que eso también produce muchas veces ciertas dificultades, pero yo creo que si Saldívar lo hubiera matado bien, hubiera cortado una oreja. Luego el segundo, el ensabanado, a mí fue el que menos me gustó. Pero mira, al peor se le cortó una oreja. Después al tercero le vi posibilidades, al menos por un pitón, es verdad que el toro se abría en demasía pero le vi ciertas posibilidades. Para mí ese toro, sin ser excepcional, me pareció que tenía opciones. Luego el cuarto me pareció que tenía algunos problemas de casta, al menos para el torero, pero el animal tenía muchas teclas y había que ser cirujano para sacárselo todo, pero lo tenía, muy difícil, pero lo tenía. El quinto, con el que abrió la Puerta Grande Fernando Adrián, para mi gusto fue el mejor, indudablemente, creo que fue un buen toro y a eso es a lo que nosotros intentamos aspirar. Al sexto le vi clase, aunque quizá a ese toro lo vi con menos transmisión. Así es un poco en líneas generales como vi la corrida.
De todas esas virtudes que expone, destaca varias veces el componente de la emoción, del mismo modo que el gran público, que quizá no es capaz de discernir tantos matices y aquilatar como los profesionales, lo resalta como el denominador común que se debe buscar en todo espectáculo.
Esto es indudable. Ya nos trasladamos fuera de la corrida en sí, de que fuera mía o no, yo entiendo que los derroteros de la Fiesta están en que el público no debe salir ni indiferente ni aburrido. Debe salir contento; bien es verdad que es difícil que todos los festejos den ese espectáculo, pero debemos aspirar a ello; y cuando sale un toro muy enclasado, el torero con su buen hacer y su buen torear transmitirá esa emoción. Otro día o en otro orden saldrán otros toros más fieros que depararán otra lidia, pero también transmitirán esa emoción y ese vilo que tiene que tener el espectador. El mundo del toro creo que debe de ir por ahí. Y que se vean los toros al nivel que están. No digo que antes no lo estuvieran pero es lo que nos toca vivir. Creo que a los toreros no se le puede poner ninguna pega, ni a los que me tocaron a mí, ni a los que integraron otras combinacio- nes. Son unos héroes, y esos héroes demuestran esa valía cuando el toro produce esa emoción.
Dentro del espectáculo a nivel global hubo un toro que destacó por encima del resto: el quinto. ¿Ese es el tipo de toro que buscan en casa o prefiere una corrida menos homogénea y más variada, con el hilo conductor de la emoción como hablábamos antes?
Que todos los toros sean iguales es muy difícil, y más en mi ganadería, que es bastante abierta. Como dije antes, “Contento” es el toro al que nosotros aspiramos y el que queremos crear, es decir, nuestro modelo. Dicho eso, sabemos que nunca van a salir toros iguales. Con lo cual, el resto siempre saldrán de una manera u otra, pero aspirando a que siempre mantengan una emoción. Es muy difícil, si analizas corridas, igualar y lidiar seis toros idénticos. Ojalá que salieran seis toros iguales a ese, no me importaría tampoco, que salieran seis toros iguales a ese… ¿Dónde hay que apuntarse? Pero dicho eso lo que queremos es que el público no se aburra. Y luego aspiramos a que nos salga ese toro, y cuantas más veces, mejor.
Da la impresión, desde fuera, que la ganadería cuenta con un punto más de motor y raza que antaño. ¿Ha cambiado el proceso de selección o incorporado algún condicionante que antes no había?
En la selección lógicamente vamos evolucionando porque las exigencias de los públicos de hoy no son las exigencias de tiempos pretéritos, e indudablemente afinamos muchísimo más. Buscamos la bravura, pero la buscamos como concepto, no como se dice ahora de bravo en el caballo, no, no. La bravura la tiene el animal intrínsecamente, y la tiene que demostrar durante toda su lidia. Y nuestro concepto de bravura no es más que la máxima entrega y acometividad por debajo, e intentando que se reduzca el toro. Ese es nuestro máximo de bravura. Buscando eso, cuando logras eso, independientemente de que nosotros le damos nuestros puyazos a las vacas y los contabilizamos, pero aunque hicieras un tentadero sin el caballo de picar, tú, buscando eso, que el toro tenga máxima entrega y se reduzca y que dure así embistiendo, con ese quebranto que le produce eso, iría catorce veces al caballo, seguro. Porque el toro demuestra su bravura hasta el final. Por lo menos ese es nuestro concepto. Dicho eso, en lo que sí hemos avanzado muchísimo, todo el equipo de campo, que van todos a una y sienten la ganadería como suya y compartimos todo con ellos, es, además de la selección, como hemos hablado ya, en sanidad, preparación, manejo y alimentación. Ahí sí hemos dado un salto importante hacia adelante con respecto a hace años. Más que en selección, lo que nos da el salto es que el toro pueda demostrar lo que tiene dentro, para lo bueno y para lo malo, y para eso tiene que estar el toro en plenitud de facultades. Así el toro se expresa mucho más, no tiene condicionantes para que no salga como es él. Eso a mí me pasaba antes porque no habíamos llegado a esa preparación del toro que es necesaria, y ahora ya creo que vamos en el camino. Que siempre tenemos problemas y fallos, ¿eh?, no es que ya hayamos hallado la piedra filosofal, pero sí creo que estamos en el camino solventando los problemas y además los vamos viendo sobre el terreno, y los ganaderos que lo hacen igual o incluso mejor que nosotros, apren-