BORJA JIMÉNEZ: “MERECE LA PENA ESPERAR OCHO AÑOS POR UN SOLO ‘OLE’ DE LAS VENTAS”
La historia de Borja Jiménez tiene el sello de la justicia divina, de la recompensa al trabajo, del fruto dulce tras la amarga espera. Trabajo silencioso, velando armas, entrenando sin descanso pese a no haber contratos por delante. Ocho años pasaron de su exitosa alternativa un Domingo de Resurrección en Sevilla a su confirmación en Las Ventas el Domingo de Ramos de este año. Después de tanto banquillo, en la presente temporada trenzó en tres ocasiones el ruedo de Las Ventas para terminar abriendo la Puerta Grande. Un triunfo de una majestuosa rotundidad, incontestable. Tres orejas con tres toros de Victorino Martín.
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BIENVENIDA
Por GONZALO
Se le vio disfrutar de la Puerta Grande. Muy emocionado pero en ningún momento sorprendido. ¿Esperaba un triunfo así?
Uno sueña con ello, se lo marca como meta, no es que fuera esperado pero sí de alguna manera lógico. Se han ido dando pasos muy firmes en cada corrida de toros durante toda la temporada. Se fueron apuntando cosas que luego han salido. No ha sido un triunfo repentino, ha sido simplemente la consecuencia de todo lo caminado en cada tarde que me he vestido de luces con los puntos álgidos de Madrid en julio, de Pamplona y de algunas tardes de la Copa Chenel. Todo ha sido como una preparación para la traca final que fue esa Puerta Grande.
Antes de su confirmación en primavera, si pensaba en Las Ventas… ¿qué recuerdo se le venía a la mente?
Ver a mi hermano salir a hombros de Madrid, luego he vuelto cuando él ha toreado y en alguna otra ocasión pero se me venía a la cabeza el recuerdo de mi hermano Javier a hombros. También tenía presente mi tarde como novillero en la Feria de Otoño que fue una
actuación importante para mí.
¿Cómo vivió su regreso a Madrid?
Después de tanta espera cuando mi apoderado me dijo que íbamos a confirmar en Madrid se me vinieron a la mente muchos recuerdos, se me saltaban las lágrimas como algo que por fin había conseguido después de ocho años como matador de toros. Me he dado cuenta que esperar tanto ha merecido la pena. No sólo por la Puerta Grande, un solo ‘ole’ de Madrid hace que merezca la pena toda la espera. ¿Tan distinto es ese ‘ole’? Madrid es única. Como suena Las Ventas no suena ninguna otra plaza del mundo. Me ha acogido con mucho respeto desde la confirmación, me apoyó mucho como torero la tarde del 16 de julio y en la de la Feria de Otoño me hizo sentirme torero toda la tarde, creyendo mucho en mí. A medida que me iba entregando con los animales la afición se entregaba conmigo. Eso es lo más bonito que puede sentir un torero y Madrid me lo ha hecho sentir.
Ha visto recompensado ese ingente esfuerzo.
En este tiempo de torear tan poco muchos aficionados y profesionales me decían que qué bien andaba, que cuando cuajara un toro en una plaza importante me iba a hacer un hueco, que qué buen torero era pero ningún profesional se echaba de verdad adelante para apoderarme. Me preguntaba qué pasaba, qué fallaba para no estar en ese sitio que todo el mundo veía en mí. Ahora pienso que quizá era que no tenía la madurez suficiente para afrontar lo que afronto ahora, el compromiso, la responsabilidad, la exigencia cada tarde. Todos estos años me han curtido a nivel personal, he visto el esfuerzo que hay que emplear para conseguir objetivos por muy claro que lo tengas. He pasado momentos de flaqueza pero
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nunca he tirado la toalla porque siempre he confiado que lo mejor de mí estaba por llegar. Ahora estoy en el camino por el que he luchado tanto tiempo.
¿Qué conclusión extrajo de su confirmación?
No fue una tarde de triunfo pero ya tuve la sensación en la plaza de que podía pasar algo grande, que Madrid me esperaba para lanzarme. Cuando salía de la plaza sólo pensaba, ojalá pueda volver pronto. Tenía la intuición de que me había ganado regresar pese a que no hubo el triunfo que tanto ansiaba.
De confirmar a ser padrino de una confirmación en el mes de julio.
Efectivamente, unos meses después volví para confirmar la al-
ternativa a un compañero (José Fernando Molina). Ese día pinché los toros pero ya noté que tenía la Puerta Grande muy cerca. Ese ha sido mi talón de Aquiles durante el año, he lastrado con la espada faenas de triunfo gordo. En los momentos de malograr faenas tan importantes me disgustaba muchísimo pero ahora, con la perspectiva de la temporada terminada, creo que si hubiera matado bien los toros en julio quizá no hubiera ido a Otoño con la de Victorino y no hubiese vivido una tarde tan bonita, en la que estalló todo lo que veníamos apuntando. Nunca se sabe, estoy agradecido por cómo se ha dado la temporada pese a los errores. ¿Hay errores que se convierten en aciertos con el tiempo?
Cada uno tiene su destino, hay que confiar en él. Esto no quiere decir que no haya que trabajar por subsanar los fallos. Uno de los objetivos de este invierno es arreglar lo de la espada porque ya si que no se me pueden ir más.
La revelación definitiva ha sido con una ganadería que descubre a los toreros. Tres orejas en su debut con Victorino Martín es algo histórico. ¿Cómo definiría esta ganadería?
El toro de Victorino Martín tiene una embestida única, diferente a todos los demás. Especialmente lo que tiene es profundidad en la embestida, me quedo con eso junto a su transmisión. Te exige mucho, requiere los vuelos por abajo desde el principio, embiste con mucha fiereza. No es un toro fácil pero
“A medida que me entregaba la afición lo hacía conmigo. Eso es lo más bonito que puede sentir un torero”
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“He pasado momentos de flaqueza pero nunca he tirado la toalla porque siempre he confiado que lo mejor de mí estaba por llegar”
cuando le coges el pulso a su embestida no se puede comparar con ninguna otra.
¿Estoquearía la camada de la A coronada en 2024?
No depende de mi, aunque estaría encantado. Me gustaría anunciarme con ella en sitios importantes. Es un privilegio por la categoría que tiene y la importancia que se le da a los triunfos con ella. Como aficionado me gusta mucho, espero poder conocerla más a fondo como torero.
La tarde empezó con la dureza de un percance grave de Román
que dejó la plaza helada. ¿Cómo lo vivió?
Me preocupé mucho por él, claro. Lo viví muy de cerca. Me tuve que sobreponer muy pronto. Iba tan mentalizado con un objetivo tan claro que no permitía que nada me sacara de ahí. Somos personas y estas cosas nos impactan pero me calme y me dije tengo otro toro más en mi lote, lo tengo que aprovechar. Ese chip fue clave durante toda la tarde.
Impactó por su seguridad en cada momento de la corrida.
Era una tarde para eso, me había
mentalizado mucho. Desde que salió el cartel le daba muchas vueltas a esa tarde. Me mentalicé mucho para que fuera una tarde de lanzar la moneda al aire desde primera hora. La moneda salió cara, Dios me ayudó a ellos, la intención la tenía clara, no se me podía marchar la tarde sin que pasara algo en cualquier sentido.
¿La faena más intensa pudo ser la de su primer toro?
De los tres que estoqueé fue ese toro el de más complicaciones. Cuando le eché la muleta con la mano izquierda no tenía ni idea de
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lo que iba a hacer porque no lo veía claro. La tomó muy bien y se la volví a dejar ahí delante pensando “que sea lo que Dios quiera” fue entonces cuando el toro sacó profundidad. La apuesta de echarle los vuelos cuando no estaba claro salió bien. Fue una de esas faenas de tensión por la complejidad del toro que cobró mucha importancia por su fiereza. Colocaba muy bien la cara, tenía mucha transmisión.
La segunda exigió un esfuerzo importante.
Fue una faena muy distinta, de ir sacando las virtudes del toro. Me
fue regalando embestidas sueltas hasta el final en el que lo hizo muy bien. Traté de echármelo hacia atrás en todo momento, él sacó temple y humillación. Me ayudó el efecto sorpresa porque había resultado confuso hasta esa parte final de la faena.
Con la Puerta Grande ya lograda, Julián Guerra -su apoderado- le ayudó a seguir centrado en la tarde.
Me repetía una y otra vez que quedaba dentro un toro. Me dijo que tenía que continuar muy concentrado, que en ese momento era cuando teníamos que rematar de
“Ahora es cuando llega de verdad la exigencia. Es el momento de dar el paso adelante, para no bajarse del carro”
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verdad bien la tarde. Entonces fue cuando pensé: ahora me voy a la puerta de chiqueros. Julián nunca me dice que vaya, de hecho a veces me frena y me dice que no abuse de eso que tiene que ser algo muy especial para que la gente lo tome como un gesto en los días clave. Mi objetivo era terminar la tarde de manera rotunda, demostrar que no venía solo a por ese triunfo si no que quiero mucho más.
¿Qué ha supuesto la llegada de Julián Guerra a su carrera?
Julián ha sido clave para mí. He cambiado a mejor como torero durante todo este invierno. Mi muleta ha cogido muchísima más profundidad de lo que tenía antes. He cogido muchos conocimientos de los animales, de la técnica del toreo… No me he enfrentado a corridas fáciles este año pero gracias al análisis que hemos hecho de las diferentes embestidas he podido saber cómo meterle mano. Todo ha sido fruto de un trabajo, de un conocimiento del toro y, por su parte, de un conocimiento de mis características como torero. Julián me ha enseñado a ver el toro de otra forma a como yo lo veía. Me ha demostra-
do que haciéndoles las cosas bien es más fácil que rompan. La mayoría de los toros te permiten hacer cosas en la fase final de las faenas que en un principio son impensable pero para que te lo den hay que ir por delante de ellos, ir resolviendo problemas para terminar toreándolo como uno siente.
Dejó para cerrar la tarde el toro que le había tocado en segundo lugar.
El sexto me encantaba. Tenía muy buenas hechuras, era muy bajo. Fue el toro más claro de todos, desde el principio definió su clase. Pude hacer una faena de menos a más, fui haciéndolo y él se fue entregando. El final fue explosivo por la respuesta del toro. Sentía que Madrid se iba detrás de cada muletazo al redondearlos detrás de la cadera.
Pese al polémico desenlace de la Copa Chenel, le sirvió mucho el paso por el certamen.
Estoy muy agradecido a la Comunidad de Madrid y a la Fundación Toro de Lidia por contar conmigo en la Copa Chenel. Mi paso por el certamen ha sido clave para que los profesionales vieran mi progre-
Borja Jiménez es un ejemplo de constancia. Un torero de condiciones magníficas que ha tenido que esperar su momento que ha llegado para hacerse un sitio en la fiesta. No ha escatimado en esfuerzos, no ha abandonado en ningún momento la fe. Su espera no ha sido sentado, ha sido preparándose para una temporada con las oportunidades que le ha brindado el 2023. Tanto le ha costado llegar a esa Puerta Grande que ahora no va a dejar de pelear en su empeño por ser figura del toreo. Lo tiene todo para ello y ha conquistado el corazón de Las Ventas.
so. Pamplona se fijó en mí gracias a este certamen, contó conmigo cuando aún no había triunfado en ninguna plaza de primera. Fue una tarde muy importante, un punto de inflexión en mi carrera, con la corrida de José Escolar -la espada se llevó un triunfo rotundo-. La Copa Chenel es clave para un torero como yo, que estaba en una situación complicada. Poder torear con la repercusión que tiene es un salvavidas para el toreo que tenemos que cuidar. Estoy muy agradecido.
Llega el invierno pero en ningún momento se le oye la palabra descanso.
Tengo que seguir preparándome más fuerte. Ahora es cuando llega de verdad la exigencia de los aficionados, de los profesionales, de los compañeros. Ahora es el momento de dar el paso adelante, para no bajarse del carro. Si los empresarios de las principales ferias quieren contar conmigo no voy a defraudar. Verán que mi evolución sigue su camino. El invierno lo voy a utilizar para trabajar como nunca por lo que confío que todo eso salga en la plaza el próximo año.
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FELICIANO LÓPEZ
“GANAR CON ESPAÑA EN LAS VENTAS FUE ESPECTACULAR; ES EL SITIO MÁS ICÓNICO EN EL QUE HE JUGADO”
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Este 2023, Feliciano López ha puesto punto final a una exitosa trayectoria deportiva de más de 25 años en la que ha logrado siete títulos ATP en individuales y seis más en modalidad de dobles. El director del Mutua Madrid Open será recordado por ser, como él mismo se define, “un tenista diferente al prototipo español” que formó parte de la mítica “Armada” con la que conquistó hasta en cuatro ocasiones la Copa Davis. Una de ellas, la de 2008, la recuerda especialmente el toledano, pues la semifinal ante EEUU se celebró en el ruedo de la Monumental de Las Ventas con una plaza abarrotada y entregada a los ‘toreros’. López, gran aficionado y embajador de la Fiesta por todo el mundo, recuerda aquel hito como “el más bonito” defendiendo los colores de su país.
¿Cómo y cuándo se aficiona a los toros Feliciano López?
Como le ha pasado a la gran mayoría de aficionados, lo mío fue algo familiar. Mis abuelos y bisabuelos eran muy aficionados y la primera vez que empecé a escuchar hablar de toros en casa fue por ellos. Son de un pueblo que se llama Portillo de Toledo y, cuando llegaban las fiestas, ellos y mi padre hablaban todo el rato de los encierros, de los festejos taurinos que se celebraban… y así empezó todo. El toreo es un espectáculo muy tradicional que necesita un poco de ese vínculo familiar, de alguien que te lo enseñe y que te meta el gusanillo en el cuerpo desde pequeñito. De hecho, creo que es una de las tareas más
“La Tauromaquia ha unido a muchísimas personas de diferente pensamiento político”
complicadas que veo en este mundo, el poder crear nuevos aficionados desde cero, sin que haya alguien en la familia que lo haya enseñado o inculcado.
¿Cuál es su primer recuerdo, en directo, de un festejo taurino?
Recuerdo, sobre todo, los encierros del pueblo, las novilladas... Hubo un banderillero muy bueno en el pueblo, Juan Martín Recio, que iba a los encierros y mi padre siempre hablaba de él. Y recuerdo también cuando él y mis abuelos me llevaban al Batán a ver las corridas que se iban a lidiar en San Isidro.
¿Soñó algún día con ser torero o tenía clara su vocación?
En mi caso no, ya que a los 5 años, desde que cogí mi primera raqueta, mi pasión fue poder ser tenista. Los toros era una cosa que me gustaban mucho pero ya a esas edades tienes que tener algo más para despertar eso de querer ser torero, quizá una vida más en el campo. Desde pequeñito me dediqué mucho al deporte y considero que para ser torero me faltaban aptitudes y mucho valor.
Salvando las distancias, ¿en qué se parece un deportista a un torero?
En ambas disciplinas, por más que tengas un equipo de gente detrás, en el caso de los toreros los apoderados, la cuadrilla, los maestros y en nuestro caso los entrenadores, preparadores, tienes que sacar tu propio instinto. Es un tema individual. Cuando estás en una plaza, delante de un toro, delante de tanta gente, ahí ya nadie te puede ayudar. Ahí estás tú solo. Y en el tenis, sin jugarte la vida como en el ruedo, cuando saltas a la pista, tienes que arreglar los problemas tú solito también, de hecho hasta hace muy poco estaba prohibido el ‘coaching’. Por mucho que te hayan enseñado, llega un momento en el que tienes que destapar lo que sientes, tienes que sacar tu propia personalidad. He tenido varios entrenadores, muchos de ellos los mejores del mundo, que me han enseñado todo, pero siempre he creído mucho en mi propio instinto también, en mi forma de entender el tenis y eso me ha ayudado mucho. Yo creo que en el mundo del toro, a un torero sin personalidad a mí me costaría seguirlo. Admiro
a cualquier torero por el hecho de ponerse delante de un toro, pero me gustan especialmente los toreros que tienen su propia personalidad. Es algo muy difícil, que es innato y por eso me llama más la atención.
Quizá en las dos disciplinas, en el toreo y en el tenis en este caso, la mente juega un papel primordial…
Sin duda, pero dejando algo claro: una cosa es jugarte la vida y otra cosa es tener una responsabilidad, una presión, defender cada año los puntos, el ránking y las expectativas que se crean sobre ti. En el toro estamos hablando de algo tan serio como salir a la plaza a jugarte la vida. Es realmente admirable el hecho de tener un sueño tan fuerte, algo tan profundo dentro de ti, de querer conseguir algo aún sabiendo que te estás jugando la vida. Por mucho que te guste algo, por mucha pasión que tengas, asumir ese riesgo es algo increíble. Mucha gente lo da por hecho, pero hay que profundizar en ello. Desde niños, muchos tienen claro que quieren ser torero… ¿Cómo puede ser que con 12 o 13 años tú tengas claro que quieres ser torero sabiendo que se muere en la plaza? ¿De verdad quiero esto en mi vida? Es algo admirable y no deja de impresionarme que una persona tenga esa voluntad de cumplir su sueño, a pesar de lo que eso conlleva.
Su admiración hacia ellos y hacia ese espíritu de superación quedó de manifiesto con aquel ‘Fuerza Padilla’ con el que firmó una cámara tras ganar un partido en Shanghai.
Yo estaba en China cuando tuvo aquella brutal cornada y no le conocía personalmente. Pero fue un gesto espontáneo que se me ocurrió porque él estaba en un momento muy complicado. A veces recurrimos a los tópicos y decimos eso de que ‘los toreros están hechos de otra pasta’. Pero cuando tienes la suerte y la oportunidad de conocerlos te das cuenta de que es verdad y que esos dichos que escuchas toda la vida se hacen realidad y cobran sentido. Una persona a la que un toro le saca un ojo, que supera miles de operaciones, que no se sabía que podía pasar con él… Y de repente, vuelve a torear a los pocos meses, al máximo nivel y sin renunciar a ninguno de sus compromisos de antes
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“Me gustan especialmente los toreros que tienen su propia personalidad”
ni a ninguna de sus plazas. ¿Qué muestra de valor más hace falta? Estoy a punto de perder la vida por un percance y, a la vez, estoy dispuesto a seguir toreando. Recuerdo que dijo que él estaba en deuda con el toro. Es admirable.
¿Son los toreros un espejo en el que los deportistas se miran en cuanto a la motivación a la hora de superar las adversidades?
Es algo que impacta. Depende un poco de cada uno, es un tema muy personal, pero sí que es cierto que en la vida siempre tienes ejemplos en los que poder mirarte. Yo cuando he visto a un torero recuperarse de una cornada gravísima he intentado captar esa fuerza. Tuve la oportunidad de ir a Estepona a ver a José Tomás cuando estaba recuperándose de aquella cornada tan grave de Aguascalientes, conocí a Padilla tras lo que que hemos comentado del ojo y a mí, personalmente, igual que las personas que superan enfermedades, me parece admirable y de lo que aprender mucho. Un torero está en una cama recién corneado y está pensando a la vez en levantarse ya y en torear cuanto antes. Me inspira y me emociona, sí, pero yo no estoy a ese nivel.
En un torneo, en el Ultimate Tennis Showdown le apodaron ‘The Torero’...
Sí. Eso fue en la pandemia, durante el tiempo que estuvo el circuito paralizado, Patrick Mouratoglou, que es un entrenador muy bueno, organizó un torneo en su academia, cerca de Niza en la que no podía entrar nadie, para que pudiéramos mantenernos un poco en forma. En este torneo, que tenía unas normas diferentes, cada uno teníamos un apodo y a mi me pusieron ‘el torero’. A día de hoy todavía me llaman así.
Al contrario de otros deportistas, artistas o cantantes, usted nunca ha tenido problemas de declararse públicamente aficionado a los toros.
Uno no puede uno tener miedo a manifestar sus gustos sin hacer daño a nadie. No estoy promoviendo nada negativo, no estoy haciendo apología de algo que vaya a general el mal en el mundo. Desde pequeño he visto yendo a los toros a mis abuelos, a mis padres, a gente que ha sido una referencia para
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mí… No tengo por qué tener miedo. Es verdad que mucha gente lo tiene y me parece algo cobarde, pero hoy en día está todo tan polarizado que cualquier comentario en según qué contexto se malinterpreta. No es lógico tener miedo por ser aficionado a algo a lo que millones de personas en el mundo son aficionadas y que no hacemos ningún mal a nadie.
Precisamente hace no mucho, la sensación actual del tenis español y mundial, Carlos Alcaraz, tuvo que soportar críticas por ir a una corrida de toros en su tierra, en Murcia. Es una pena que pase algo así. Él es una persona que ahora mismo es de los más admirados en Murcia, en España y en todo el mundo, y que en el día grande de su ciudad, en una fecha muy señalada para él, decide acudir a pasar un rato a una corrida
de toros donde hay aficionados y público en general que están encantados con que esté allí. Y hay gente que se metió con él por eso… ¿Pero qué hizo Alcaraz? ¿Hizo algo malo? Es un problema que tenemos en este país.
Usted que ha viajado tanto por su profesión y ha llevado el nombre de España por todo el mundo... ¿Ha sentido la importancia del toreo como símbolo del país? ¿Percibe que fuera se tiene curiosidad por el toreo?
Sí, por supuesto. La gente me pregunta mucho, sobre todo en Estados Unidos. En Francia también, aunque allí hay mucha afición y nadie se atreve a cuestionar el toreo. Nos guste o no, a España se la conoce por los toros, por el flamenco, por la comida… Son tres o cuatro cosas
que llaman la atención por encima de todo en el extranjero. Hay compañeros que me han preguntado, pero que no conocen mucho, y a veces lo ven como un maltrato porque la otra parte hace mucho ruido. Pero hay otra parte que lo pregunta con sensibilidad y con inquietud, al comprobar que artistas del pasado y del presente se han interesado en los toros. A la gente le llama la atención que personalidades de la literatura, de la pintura, de la escultura o la música se hayan inspirado en la Tauromaquia.
Habla de esas minorías que hacen ruido… Entramos también en el terreno de la política.
Tenemos a veces la batalla perdida con determinados grupos de gente que sí, que hacen mucho ruido. Y muchos políticos tienen
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miedo a reaccionar y a manifestarse a favor de los toros. Los toros no son políticamente de un bando o de otro, pero hay gente que no tiene ganas de conocer la verdad y de saber que los toros no son ni de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario. La Tauromaquia ha unido a muchísimas personas que pensaban diferente, es un espectáculo que no debería politizarse nunca pero llega un momento que es inevitable porque todo se politiza, incluso el Mutua Madrid Open, además de manera absurda. El torneo de Madrid es de los madrileños, es de todos… A veces entramos en debates que hacen que uno se pregunte si es en serio todo lo que está pasando.
Por seguir ligando el tenis al toreo, para el recuerdo quedará
aquella semifinal de la Davis en Las Ventas, en 2008. ¿Cómo recuerda aquello?
Fue espectacular. Ha sido la eliminatoria más bonita que hemos jugado en España, por la atmósfera y por el lugar. La plaza de toros de Las Ventas es un sitio icónico y poder jugar al tenis delante de 25.000 es algo increíble. Fue una semifinal contra EEUU y la repercusión mundial fue brutal, incluso el delegado del equipo hizo carteles de la eliminatoria como si fuera una corrida de toros. Hemos jugado finales en Sevilla, en Barcelona, y también en otras plazas de toros como las de Córdoba, Alicante, Valencia o Logroño. Pero Las Ventas me parece el sitio más icónico en el que hemos podido jugar. En general, las plazas de toros han sido un escenario bastante asiduo para el equipo español
por su capacidad y por ser algo representativo de España. Siempre se ha generado en ellas un ambiente muy bonito.
De aquella eliminatoria quedará aquella imagen final de usted sacando a hombros a Rafael Nadal. Por la puerta grande, como las grandes figuras…
El domingo Rafa ganó a Roddick y decidí sacarlo a hombros. Fue divertido, espontáneo.
¿Qué torero sería Nadal?
Uf, complicado. ¿Sabes qué creo?
A Rafa se le ha catalogado como un tenista que ha triunfado, sobre todo por su capacidad de superación, por su perseverancia, por su concentración, por su esfuerzo, por su físico… Y la gente habla poco de su talento. Rafa tiene un extraordinario talento. Tiene habilidades que mucha gente no percibe. No lo encasillaría como un torero poderoso que puede y entiende a todos los toros, sino que iría todavía más allá.
¿Y Feliciano López?
Yo he sido un tenista un poco diferente dentro del prototipo del tenista español. Mi estilo de juego ha sido distinto al del 99% de ellos. Para bien o para mal, he tenido esa diferencia. La gente me recuerda como un tenista que jugaba bien en otras superficies distintas a la tierra. Por eso creo que sería un torero con personalidad. Un día me dijeron que era el Curro Romero del tenis. No creo que eso se ajuste a lo que era, ni mucho menos, pero que te llamen Curro Romero es un elogio ya.
“La figura de Roca Rey era necesaria; está levantando el mundo del toro”
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Usted ha dejado el tenis recientemente. Como los toreros, entiendo que el momento de decir adiós no es fácil…
Es muy complicado. Pero veo una diferencia. Muchos toreros, después de retirarse, sienten la necesidad de volver a los ruedos. Muchos. Manuel Jesús El Cid, por ejemplo, que es un grandioso torero. Nunca pensé que volvería y cuando este año vi que reaparecía me sorprendió. Creo que echan mucho de menos torear y que después de la retirada no encuentra un sitio que le llene tanto tan fácilmente y por eso deciden volver. El veneno del traje de luces debe ser muy potente”.
Como aficionado en la plaza, ¿qué es lo más espectacular que ha visto? ¿Qué tarde recuerda con especial interés?
He vivido muchísimas tardes buenas en una plaza de toros. Recuerdo la primera vez que ví a José Tomás en Madrid con un toro de Gavira y después también la tarde de su reaparición en Madrid tras la cogida de Aguascalientes y en la que cortó cuatro orejas. José Tomás ha sido el torero que más impacto me ha causado y después de él Morante,
que me apasiona. Me gusta mucho también Talavante, Manzanares…
¿Y qué me dice de Roca Rey? Roca Rey está levantando el mundo del toro. Era necesaria su figura. Me encanta su personalidad. Cuando sale a la plaza y estás sentado en el tendido le ves esa seguridad, esa chulería torera para bien, que percibes que es distinto, que es una gran figura. Me impacta como aficionado por lo buen torero que es. Además, es el torero que más gente joven atrae y es el que está llenando las plazas.
Una de las que llena es la de Las Ventas. ¿Qué siente cada vez que la visita?
Siempre que vengo a la plaza pienso lo mismo: ‘Menos mal que los toros no generan nada…’. Cuando acudo a los toros me gusta venir a comer, al aperitivo, a ver el ambiente... Y es impresionante la cantidad de gente que hay en todos lados y todo lo que genera el toro en la plaza y a su alrededor. Para mí es un día de disfrutar de algo que me encanta, de compartir eso con amigos, de disfrutar. Y luego entras al tendido y ves eso lleno y dices: ‘Esto
LA DIFÍCIL HORA DEL ADIÓS
Feliciano López entregó a Manuel Jesús ‘El Cid’ en 2010 el trofeo José Cubero ‘Yiyo’ de la Peña Taurina El Rescoldo al triunfador de la Feria de Colmenar Viejo. El tenista, retirado recientemente, resalta en la entrevista con Plaza 1 la increíble fuerza de voluntad de toreros que, como el de Salteras, reaparecen en los ruedos años después de decir adiós. “El veneno del traje de luces debe ser muy potente”, dice a modo de admiración.
es mucho más de lo que muchos dicen’.
Precisamente este año la plaza ha batido récords de abonados. ¿Qué le diría a aquellos que dicen que la fiesta se muere por sí sola?
Pues que a ver qué espectáculo en el mundo congrega a 25.000 aficionados durante 30 días seguidos. El que sea. Coldplay, por ejemplo ¿Llenaría 30 días seguidos?
En los últimos años, Plaza 1 ha potenciado la asistencia de público joven con varias iniciativas como la modernización en redes sociales, un cupo de abonos gratuitos para menores de 25 años, o una oferta de ocio tras el espectáculo en las galerías o terrazas de la plaza. ¿Qué le parece?
Pues que es muy positivo. No se puede criticar eso ni ser tan puristas. Todo evoluciona, ¿por qué los toros no lo van a hacer? La liturgia y la faena entiendo que no pero me parece maravilloso el hecho de buscar fórmulas para atraer a gente joven que no tiene esa tradición familiar con las que muchos nos enganchamos al toreo.
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