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EMILIO DE JUSTO: “Tengo la máxima responsabilidad pero me ilusiona alcanzar mi cuarta Puerta Grande”
Por GONZALO I. BIENVENIDA
Es uno de los nombres propios de San Isidro. Regresa el héroe caído en acto de servicio durante su apuesta en solitario en el Domingo de Ramos del año pasado. Desde aquel día hasta el primer paseíllo que tiene concertado en esta feria ha vivido un maremágnum de emociones. Desde la preocupación inicial por el alcance la lesión hasta la gloria recuperada de volver a pisar los ruedos, pasando por el calvario de la dolorosa recuperación y por la crispación de ver la temporada soñada pasar. Todo eso ya queda atrás. Emilio de Justo vuelve a Madrid con una nueva apuesta: cuatro tardes de máximo compromiso en San Isidro.
¿Qué conclusiones saca de esa trascendental tarde truncada por la cogida en su primer toro?
Todos sabemos que era una tarde muy importante en mi carrera y en mi vida. No fue un gesto de arrogancia, ni para demostrar nada, era uno de mis sueños y una forma de consolidar todo lo que había logrado hasta ese momento. Era mi forma personal de consagrarme en la plaza más importante de manera definitiva. A día de hoy, después de todo lo que pasó y lo que me supuso, me siento muy orgulloso. No me arrepiento aunque saliera cruz. En el toreo también existe esa cara de la moneda.
Cuando está solo y le da vueltas a la cabeza, ¿se plantea repetir la gesta?
No es algo que me plantee de forma directa. Interiormente me encantaría terminar ese sueño que siempre he tenido y que se rompió por aquella cogida. Me gustaría rematar una tarde así, completa y con el final de la gloria, claro. Sería vivir una película pero en este momento no lo tengo como objetivo prioritario. Estoy centrado en lo que viene por delante, que no es poco. Aquí no vale obsesionarse con el pasado, hay que enfocarse en el futuro e ir a por todas.
Lo que viene por delante son cuatro tardes: 11 de mayo (Garcigrande con Morante de la Puebla y Tomás Rufo), 25 de mayo (El Puerto de San Lorenzo con José María Manzanares y Roca Rey), 4 de junio (Victorino Martín con Paco Ureña -mano a mano-) y la Beneficencia. Nada menos.
Este año creo que era el mejor planteamiento posible. A la hora de concretar mi presencia en San Isidro hemos tenido en cuenta que la temporada pasada fue prácticamente en blanco. Es cierto que esas corridas, en esos carteles, implica la máxima responsabilidad pero al mismo tiempo me hace sentirme muy orgulloso el haberme ganado estar cuatro tardes en la plaza más importante en una feria que es trascendental para todos los toreros. Cada día que entreno sueño con esas cuatro tardes y me ilusiona alcanzar mi cuarta Puerta Grande.
¿Qué significa Las Ventas para Emilio de Justo?
Lo es todo. Primero , desde niño, mi sueño es conquistarla como la mayoría que intentamos ser toreros. Madrid tiene ese punto de exigencia que equivale a un examen final. Te lo juegas todo. Sentir rugir esa plaza, conseguir el reconocimiento de la afición, es algo grandioso. Ojalá continúe dando tardes importantes en Las Ventas.
Volviendo a sus compromisos de la feria. Llama la atención la variedad de encastes que ha escogido. Es una parte fundamental de mi tauromaquia que quiero seguir enriqueciendo. Personalmente me gusta adaptarme a todas las embestidas. Dentro de cada encaste escogido pienso que son ganaderías que me van a permitir alcanzar el triunfo. Garcigrande es una magnífica ganadería, El Puerto de San Lorenzo es completamente distinta pero con ese punto de transmisión que en Madrid es fundamental, Victorino Martín es toda una institución en Madrid. Me gusta abrir el abanico, me encuentro a gusto anunciándome con ganaderías tan distintas porque confío en apostar por esa variedad que enriquece la fiesta. El torero debe estar despierto para aprovechar embestidas de características tan diferentes.
Disputará con Paco Ureña la Oreja de Oro de la tradicional Corrida de la Prensa.
Se trata de una fecha muy señalada en la historia del toreo. Incrementa la motivación ese trofeo y poder estar acartelado en una corrida de tanto atractivo para el aficionado. Torear mano a mano con Paco Ureña me hace mucha ilusión. Tenemos una buena amistad y goza de toda mi admiración porque además creo que ha conseguido cotas muy importantes en la fiesta. Interiormente pienso que puede ser una tarde de toros para la historia de Madrid.
Ante toros de Victorino Martín, hierro clave en su carrera.
La ganadería de Victorino forma parte de mi resurgir como torero. Desde niño iba a la tapia a los tentaderos, allí aprendí de los toreros especializados que las toreaban en aquella época. Después me alimentó la ilusión y el oficio en los años de parón. Me une una gran amistad a Victorino Martín García que cada vez que me ha dado un consejo de cara a la lidia de sus toros me ha servido muchísimo. Es un toro muy especial, en momentos muy difícil. El bueno también es difícil de torear bien, pero cuando uno es capaz de cuajarlo se crea algo único. He tenido la suerte de entenderme muy bien con ellos y he notado que los triunfos con ‘victorinos’ tienen un peso mayor. Siempre estaré abierto a lidiar esta ganadería, por lo ligada que está a mi carrera, por responsa- bilidad profesional y porque creo mucho en ella.
Los cuatro compromisos están espaciados en el tiempo. ¿Es algo buscado o ha sido circunstancial?
Es algo que viene muy bien. La empresa ha tenido la sensibilidad de hacerlo así. Es algo que agradezco porque permite asimilar y analizar lo que ha ocurrido cada tarde sin el atragantón de tener otra inmediatamente después. Cada tarde es un mundo que se debe reflexionar por separado. No solo hablo de las corridas difíciles o en las que uno no se encuentra al cien por cien, también me refiero a las de triunfo. Tener perspectiva te ayuda a mentalizarte mejor.
Como era tradicional, la Corrida de Beneficencia ha quedado abierta los triunfadores del serial. Hasta que finalice el ciclo no se sabrá sus compañeros de cartel. ¿Qué le parece?
Si soy ejemplo en algo es de haberme ganado los contratos en la plaza. Por ese motivo, me parece muy bien porque en el toreo debe imperar la justicia. Me gusta la idea de que los triunfadores recojan ese fruto al terminar la feria. Falta mucho para que llegue esa tarde pero me motiva pensar que competiré con los mejores. Siempre es una motivación.
Ha dejado atrás una larga recuperación.
Han sido momentos muy duros, de mucha incertidumbre por no saber cómo iba a poder recuperarme o cómo iba a quedar para volver otra vez a torear. No sabía si iba a poder volver a ser el mismo. Los médicos -en especial el doctor Hevia- y los profesionales de la fisioterapia me han ayudado muchísimo. He tenido que sobreponerme a muchos dolores, a tener un corset durante meses, a tener el cuello inmovilizado. Cuatro meses de una rehabilitación muy estricta. Todo ha merecido la pena por volver a ponerme delante del toro. La primera becerra la toreé en casa de Enrique Ponce, el maestro se volcó conmigo desde el percance. Estuvo muy pendiente y me acompañó en mi reaparición en Almería. Guardo un recuerdo muy especial de ese día y del vínculo que se ha creado entre nosotros. Volviendo al punto de la lesión, todavía me quedan unos grados en el giro del cuello que están siendo difíciles de recuperar, pero solo puedo dar gracias a Dios por haberme recuperado, por haber vuelto a la cara del toro, por estar hablando de San Isidro en las condiciones que estamos hablando.
¿Y qué le ha aportado?
Siendo conscientes de la gravedad que ha tenido la lesión, tengo que decir que me ha hecho crecer como persona y como torero. Ahora veo las cosas con más madurez. Confío más si cabe en mí porque he sido capaz de superar un problema tan grande como este, de tirar para delante con las circunstancias completamente adversas.
¿Valora ahora más su profesión?
Desde luego, pero especialmente valoro más a mis compañeros que se ponen delante del toro. En esta profesión todos asumimos que tiene su cara dura pero después de haber vivido esto me doy cuenta del mérito que tienen todos mis compañeros para superar los percances con esa mentalidad. Dice mucho de la vocación, del amor propio y de los valores propios de la tauromaquia que no se conocen fuera. El que es capaz de superar esos percances tan fuertes y, además, volver a triunfar es para quitarse el sombrero.
¿Cómo se encuentra ahora?
Esta temporada estoy bien gracias a Dios. Con ese punto final de mi recuperación pero en las plazas por las que he pasado este año me he encontrado muy bien en la cara del toro. Encontré mucho cariño en Olivenza y Arles, no terminé de tener suerte en Valencia, pero en general está siendo muy bonita. Espero que la temporada si Dios quiere tenga línea ascendente. Estoy con la mente muy positiva, muy ilusionado por todo lo que viene.
Además de estar centrado en recuperar ese punto de movilidad del cuello. ¿En qué enfoca sus entrenamientos Emilio de Justo?
Uno no se conforma. Siempre quiere mejorar y quiere crecer como torero. Cada vez quiero torear más espacio, más reunido, más de verdad. La entrega es algo fundamental de mi toreo. Es lo que me ha traído donde estoy y eso no lo puedo perder. Unos días el toro colabora más que otros pero uno siempre debe tirar de actitud, intentar ser el mejor y lograr torear como sueño. Hay momentos que parece que lo consigues pero siempre se puede mejorar y en ese camino estoy. Mi obsesión está en ser cada vez mejor torero. Te ayuda a estar motivado, a vivir ese camino que decía con pasión. Es algo bonito aunque al mismo tiempo se puede convertir en duro porque no te conformas con nada, pero el paso del tiempo te hace darte cuenta que el acomodarse no ayuda para nada.
El matador extremeño, ya consolidado como figura del toreo, busca la consagración con cuatro comparecencias en Madrid de máximo compromiso después de una temporada semi en blanco por una gravísima lesión cervical. Desde la madurez afronta un San Isidro rodeado de las máximas figuras con las mejores ganaderías y carteles sin perder su identidad: Estoqueará la corrida de Victorino Martín, defendiendo así la variedad de encastes. Su paso por el ciclo isidril no dejará indiferente a nadie.