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LA QUINTA: PASIÓN EN CÁRDENO
Ala responsabilidad de abrir San Isidro, La Quinta une la presión que genera que las figuras vuelvan a demandar sus toros. El Juli y Roca Rey juntos. Un bombazo para abrir, a lo grande, el abono más rematado de los últimos años. A estas alturas, debe haber pocas cosas que asusten a la familia Martínez Conradi, ganaderos modélicos, que han devuelto a la élite a la línea Buendía del encaste Santa Coloma. Con el recuerdo de la memorable tarde de hace ahora doce meses regresan a la cátedra. Que la historia continue.
Situada en el término municipal de Palma del Río, en la Provincia de Córdoba pero lindando con la de Sevilla, en la finca “Fuen La Higuera” se rematan los toros reseñados para este próximo San Isidro. Su propietario y criador, Álvaro Martínez Conradi no les quita ojo para que lleguen en óptimas condiciones a su cita venteña. ‘Madrid supone siempre mucha responsabilidad, por lo menos para nosotros, que sentimos la ganadería con mucha pasión’, reflexiona el ganadero mientras repasa los animales que se lidiarán el próximo 10 de mayo. ‘Las Ventas es una plaza que ha estado presente desde los inicios de nuestra trayectoria, entonces abrir la Feria de San Isidro con uno de los carteles de máxima expectación nos supone primero orgullo, y después compromiso’.
Álvaro se encarga del día a día de la divisa encarnada y amarilla junto a su padre, ganadero del mismo nombre, artífice del auge de esta vacada, y su hermano Pepe. Entre los tres llevan modelando la morfología y la conducta de esta ilustre estirpe ganadera desde finales de los años ochenta. El ganado se reparte entre varias fincas, situadas entre Sevilla y Córdoba. Como hemos visto, en Fuen La Higuera, dehesa matriz, pastan los toros de saca y se encuentra la plaza de tientas. Al otro lado del río Retortillo está la finca de El Turuñuelo, en el término sevillano de Peñaflor. Es el hogar de las añojas y las eralas, mientras que las vacas de vientre se reparten entre las fincas Fuente Merino, en Lora del Río, y El Molino, en Constantina, ambas también en la provincia de Sevilla.
La Quinta comenzó su andadura lidiando de modo específico novilladas, y los éxitos logrados le permitieron dar el salto, de manera paulatina, hacia las corridas de toros. Ahora, prácticamente basa su temporada en la lidia de cuatreños triunfando en collera con las figuras. Así sucede en San Isidro, una corrida que, según nos cuenta Álvaro ‘tiene unas hechuras para mi gusto, y lo recalco, creo que impecables, porque ya sabemos cómo es el encaste Santa Coloma, pero que tiene un gran trapío. Tiene longitud de pitón, creo que tiene más cara que la del año pasado, repito, dentro de lo que es este encaste’.
Subraya Álvaro la tipología de estas reses, porque la línea Buendía de Santa Coloma suele dar un animal bajo de agujas, fino de cabos, de manos cortas y con la cara bien colocada, pero no excesivamente robusto y voluminoso, como sucede en otras procedencias. ‘Afortunadamente en Madrid hay muy buenos aficionados y ese tópico que existe de que Las Ventas exige un toro grande y mastodóntico no es verdad. Lo que la afición demanda es un tipo acorde a la exigencia de la plaza, pero siempre respetando las características de cada encaste’, explica el ganadero antes de terminar de concretar las peculiaridades del lote preparado para lidiar en el coso de la Calle de Alcalá: ‘Hay que tener en cuenta que la corrida de Madrid en nuestra ganadería es la cabecera de la camada. Unos años la corrida es de una forma y otros de otra, pero siempre siempre, es la más fuerte que tenemos. Hay cuatro toros cinqueños y cuatro cuatreños, todos con unas caras armónicas. La corrida es la que es, dentro de una ganadería con un animal con un esqueleto limitado, que no da un toro excesivamente grande’.
El nombre de la ganadería proviene de la antigua finca propiedad de la familia Buendía, sita en Medina Sidonia (Cádiz), donde hoy pastan las reses de la ganadería de María del Carmen Camacho. En cuanto al hierro, una doble C, la mayor con aspas que rodea a otra C, más pequeña, que está en el centro de la composición, hace referencia a las iniciales de Carlos Conradi, antepasado de los actuales propietarios. Álvaro recuerda los primeros festejos que lidiaron como ganaderos en Madrid y asegura que ‘no teníamos el miedo que tenemos ahora. Me encantaría volver, no a aquel momento, porque es verdad que ahora la ganadería está en un punto mejor que en aquella época, pero sí a vivir… no sé… más relajado y sin el miedo con que lo vivimos ahora’.
LA QUINTA Y MADRID, DE AYER A HOY
Aquellos primeros festejos se sitúan en la década de los años noventa del siglo pasado ‘Fuimos dando pasitos’, cuenta nuestro protagonista. ‘Una temporada lidiamos en marzo o abril, después nos llamaron para la Feria de la Comunidad, más tarde a San Isidro, y así, poco a poco, con ese buen feeling que siempre ha tenido La Quinta con Madrid, hasta el día de hoy. Año tras año nosotros siempre íbamos cuidando lo que Madrid quería de nosotros.
Y todavía te encuentras a gente que recuerda esos inicios nuestros, aquella época de novilladas donde ya había una gran expectación por ver a La Quinta’. De aquel tiempo hay varios festejos y algunos novillos que se han quedado en la retina del aficionado y en la memoria del ganadero. Así, sin guion establecido, tirando únicamente de una selecta retentiva, Álvaro cita, casi en orden cronológico, fechas que ya forman parte de la historia de esta vacada en el coso capitalino: ‘El primero que tengo en la cabeza así, ahora mismo, es el novillo “Dinerito”. Fue la presentación de Antonio Ferrera y le cortó una oreja. Fue una novillada que ya gustó mucho, en abril de 1996. De la primera que lidiamos en San Isidro me acuerdo de “Olivero”, un novillo que lidió de El Cid, que le cortó una oreja con fuerza. Después vinieron importantes novilladas, como esa de “Abejorro”, al que cuajó El Payo en el San Isidro de 2008. Recuerdo también la faena de José María Lázaro a “Cubanero”, un año antes. Y en una época más reciente, en una de las últimas novilladas que lidiamos, saltó el novillo “Pavito”, con el que Ángel Sánchez estuvo a un nivel muy alto’.
‘Afortunadamente, hay muchos animales que nos han embestido y que han tenido esa emoción que quiere Madrid’, reconoce el ganadero a modo de resumen, antes de confesar también que ‘en cuanto a las corridas de toros que hemos lidiado, creo que ha habido cosas interesantes, sin ser completas. Porque hay que ser justos, sin darnos coba. Quizá nos falta lidiar en esta plaza esa corrida redonda que todos esperamos de La Quinta’. No obstante, hay igualmente varios cuatreños que no pasan desapercibidos en la relación de animales jugados en este ruedo: ‘Me quedó con el lote de El Juli del año pasado y con toros sueltos de otros años. Por ejemplo, “Temeroso”, que toreó Javier Jiménez en la primera corrida del primer San Isidro de Plaza 1, en 2017. Fue una faena importante y ese toro tuvo muchas cosas buenas. Tuvo emoción, seriedad y una embestida que me gustó. Al año siguiente cometimos el error de llevar una corrida con demasiada romana y eso repercutió negativamente en su comportamiento. De esas cosas hay que tener memoria y aprender de los errores. El toro nuestro tiene que ser un animal que le entren los kilos que pueda soportar conforme a su procedencia’.
Fidelidad Al Fenotipo Del Encaste
Quizá sea ese el principal logro de la familia Martínez Conradi, el haber conseguido adaptar la línea Buendía a la época actual, subiendo el volumen de un toro tan particular, pero sin sacarlo de tipo, un error que cometieron ganaderos de esta procedencia hace varias décadas y que motivó la exclusión del encaste del circuito de las grandes ferias. ‘Es uno de los objetivos que nos marcamos desde hace mucho tiempo. Fue de unas cosas que obsesionaron a mi padre siempre, mantener el sello de identidad de este encaste. Que el toro de Santa Coloma fuese reconocido tal como es, independientemente de las modas y vaivenes de la Tauromaquia. Porque ha habido momentos en que se buscaba un toro mastodóntico, y eso supuso un fracaso tremendo para todas las ganaderías que tenían esta sangre. De hecho desaparecieron muchas. Fue una escabechina. La verdad que nuestro caso es un milagro y le tengo que dar gracias a Dios. ¿El secreto? El trabajo del día a día. Tampoco creo que hayamos conseguido nada. Lo que hacemos es haber sobrevivido’.
Porque, conviene incidir en este asunto, el trapío de un toro no lo da ni el volumen ni la romana, tal y como corrobora el ganadero sevillano: ‘Eso es una realidad. Hay gente que critica que este animal tenga menos peso y cara, porque a mí no me gusta decir que tiene menos trapío. Yo considero que, y esto es importante recalcarlo, el trapío no es que un toro tenga más kilos o más pitones; El trapío es la expresión, la seriedad, esa mirada tan viva y tan penetrante, y la forma del toro nuestro de moverse y de estar en la plaza, pues es un animal que impone respeto por su actitud. Yo creo que ese conjunto de matices constituyen la seña de identidad de nuestro toro y que tenga esa seriedad que tanto se pondera’.
Después de esta reflexión surge una cuestión: Morfológicamente, ¿Existe el toro ideal de este encaste? El ganadero responde: ‘Tiene que haber toros para todo tipo de plazas. Hay plazas de primera, de segunda... a mí me gusta el toro serio, bien hecho, pero que tenga longitud de pitón y esa curva hacia arriba. Me imagino el toro ideal nuestro de plaza de primera. Como el toro de Sevilla, el de Madrid, pero armónico. Luego, otra realidad es que cada época tiene su toro, y que ves en videos el toro de los años 70 y hoy sería inviable verlo en una plaza. Porque ves el peso que tenían esos toros de Santa Coloma de aquella década, y hoy en día serían novilladas’.
Junto a la eclosión de La Quinta, existen varias ganaderías de su mismo tronco que también disfrutan de un momento ‘dulce’. Ana Romero, Flor de Jara, Rehuelga, Pallarés... ¿Tendrá continuidad ese resurgimiento de la línea a la que dio fama ese gran ganadero que fue Joaquín Buendía Peña?, le preguntamos a Martínez Conradi a modo de despedida…
‘Eso lo dirá el tiempo. Si conseguimos que sigan embistiendo pues es indudable que seguirá el interés del público y que los matadores la seguirán solicitando. Te hablo de nuestro caso concreto. En cuanto al encaste en general quiero confiar que sí. Me gustaría que siguiera siendo parte imprescindible en el panorama taurino’.
Festival del 5 de abril de 1986. A beneficio de los damnificados del volcán colombiano Nevado del Ruiz.
Corrida de toros de 19 de abril de 1959 . Primer día que se pinta la segunda circunferencia de picar.
Primera vez que luce la segunda circunferencia en Las Ventas
Abelardo Vergará confirmó su alternativa
“Tontuelo” de Sánchez Fabrés, recibió 7 varas y fue premiado con la vuelta al ruedo