Cablín en el recuerdo

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EN ACCION. Los llaman los delirantes del cable. Pero de delirantes no tienen nada. Son superprofesionales y distintos. María Eugenia y Sol ponen un toque maternal y didáctico. Claudio y Esteban aportan el humor.

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on los delirantes del cable. De un canal de cable para chicos, pero que atrapa también a los gran. des. El original fenómeno se llama Cablín, y de ellos habla todo el mundo. Claudio Morgado (35), Esteban Prol (27), María Eugenia Molinari (21) y Sol Mantilla (21) asoman en la pantalla cada media hora, en miniprogramas de seis minutos que hacen las veces de separadores de dibujos animados. Encarnan personajes únicos, algunos ya clásicos, como Batman y Robin, el Mago Maravilla, los Alpinistas o el Chef Migó, conductor de un espacio propio: Cocinando con Migó. Pero el plato fuerte es la sección de Consejos útiles, donde Claudio y Esteban, colgados cabeza abajo, pero al derecho en pantalla, desafían las leyes de la gravedad. El truco es excelente 122

pero, como los magos, no lo revelan. Los cuatro llegaron al canal Cablín en septiembre del '94. Hasta ese momento, habían trascendido, pero no excesivamente: María Eugenia era una cara conocida para los bajitos: anteojos mediante, hacía de intelectual de El agujerito sin fin, junto a Iulián Weich. Sol, en cambio, se mostraba como una actriz "seria" junto a Rodolfo Bebán en El precio del poder. Esteban Prol -también un chico Montaña rusa-, alguna vez, con Claudio Morgado (el veterano del grupo), había mantenido contacto con el

público infantil a través de El agujerito ..., amén de sus años como maestro de un jardín de-infantes, Cablín tiene, además, música propia. Está a cargo de Claudio, un musicólogo con diploma, que suele estar acompañado por estrellas locales del calibre de Pipo Cipolatti, Fabiana Cantilo y Claudia Puyó. Sol y María Eugenia, por su parte, desde un papel casi maternal, ponen límites a los delirios de los varones. El clan de Cablin juega en pantalla, se divierte. Actúa deformando cuentos clásicos, como aquella nueva versión de Caperucita roja -absolutamente libre-, donde la niña del cuento llega a lo de su abuelita por el camino más largo y al lobo feroz no le queda más remedio que hacerse vegetariano. Así de simple, como la propuesta. Diferente y respetuosa. Y sin publicidades, sin premios para el espectador: propuesta absolutamente insólita y vanguardista en estos días. Pero con una creatividad de bajos recursos que los puso en la mira de varios canales de aire. por: Jorge Martínez Carricart fotos; Julio Giustozzi


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