S el e c ci ó n d e p oe m a s Por J . Li ze t h Ro dr í g ue z G ó m e z
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Costo: 30 pesos Donativo: 30 pesos
Dirección editorial: Mario Eduardo Ángeles Cristian Martín Padilla Vega Textos: J. Lizeth Rodríguez Gómez Edición Mario Eduardo Ángeles.
La Testadura, una literatura de paso. www.issuu.com/latestadura latestaduraliteraria@gmail.com México. Octubre, 2017.
Síguenos por Los derechos de los textos publicados pertenecen a sus autores. La Testadura, una literatura de paso, hecha para olvidarse en los lugares públicos o salas de espera.
S e l e c ci ó n d e p oe m a s Por J . Li ze t h Ro dr í g ue z G ó m e z
Andrea Ríos
J. Lizet h Rodríguez Gómez
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La Testadura, una literatura de paso
Contenido Fortuito Batallas Distancia Instantáneo Inmediato Pasado Ritmos Tu recuerdo me tintinea... ¿Qué he ganado a los azares?... Vs. Who Viajante, cual andariego dejando huellas surcas en el sendero… Estepario Pérdida
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Fortuito Mientras la noche calla y las plazuelas se iluminan nosotros, los amantes de ocasión, fortuitos escapamos del orbe, filosofando, fantaseando… En algún lugar oculto, lejos distante del ruido [mundanal no hacemos otra cosa que contemplarnos y recitar a [lo profano. Amantes clandestinos es lo que somos, esperamos ansiosos un día cualquiera para [hablarnos de amor, intercambiar besos por caricias, vagar por el universo [perdido. ¿Por qué los amores deben ser disfrazados? Qué más da si la gente sabe, de cualquier forma [musita. Al pasear por callejones, saludarnos, mirarnos de [frente y rozar los pies bajo la mesa nuestro lenguaje enamorado, furtivo, es para todos [revelado.
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Batallas Mientras los plenilunios refulgentes en el cielo [nocturno, el poeta itinerante pernocta en mil sitios y la cítara entona ritmo para algún poema. Entre tanto los cuerpos hallábanse como los labios [se sellan; luchan, luchan jadeantes hasta librar las batallas de la carne, subsistiendo aun cuando el rocío matinal cubre las [ciudades.
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Distancia Son tan largas las noches de espera muy prolongado el hastío. Pero confío que un día cualquiera, los vientos del norte y del sur se confabulen para traerte a mi lado una vez más.
Aunque las lejanías sean tormentosas, el pensamiento trasmuta, amor tornabase más fuerte Perspicaz es la evocación.
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Instantáneo I A donde el alma me apunte allá iré como el viento del norte, como el rio sin cause. El corazón se quedará en la estación de la ciudad ideal, ésa de vaivenes, de calles interminables y andar incierto. El cuerpo será la calma en las noches serenas; los ojos, estrellas radiantes que iluminan el huerto; rostro brillante, alborozado de triunfos.
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II Brotarán líneas de versos como las aguas de las fuentes; por balcones, escaleras, pasajes el amor se derretirá cual helado en una taza. El cosmos se metamorfoseará y mientras todo aquello acontece seguiré en el mismo estado desorbitado donde el tiempo se encapsula.
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Inmediato Pasado Tomé el baúl de los recuerdos al abrirlo… ¡Oh Sorpresa! Cada uno, como película instantánea paso sobre mis [ojos. Llénose de lágrimas el refulgente rostro; la mente cámara fotográfica, revelaba las fotos de las vivencias. El sonido de aplausos, voces… bullicio desordenado era claro como el eco. Todo aquello es remolino dentro de mí, compendio de tristezas, enojos y alegrías. Pasado inmediato vienes y vas discurres los recovecos del presente. Te esfumas, golpeas suavemente
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La Testadura, una literatura de paso envolviendo con delicadeza un cuerpo de espĂritu perene.
Cuento y recuento‌ Memorias remembranzas inspirador paisaje del poeta trovador.
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Ritmos Ritmos… Corazones rebosantes palpitantes al sonido melodías tocadas y re-tocadas por la banda de mi pueblo.
Algarabía extasiada euforia desbordada de los pies y brazos mientras zancudos y demás bichos hermanados celebran las fiestas regionales.
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Tu recuerdo me tintinea... y todo sigue mi espíritu vagabundo anhela encontrarte. Salvaje, extraño, redentor. Quisiera robarte un beso, uno y otro poco a poco. Tu nombre es mi consuelo y así todo es más real. De mi existencia eres tú mi última línea.
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¿Qué he ganado a los azares?... Unos ojos me lo han dicho… En madrugadas despierto pronunciando te quieros [con tu nombre. Amor es lo que enajena mis pensamientos, pues tuyos son cada uno de ellos, soy de ti, por ello entrego mi corazón sin reserva, aunque me [resista. ¡Adicta a vos lo confieso! Porque te adoro inexplicablemente; hace tiempo que me guarde los sentimientos pa´ no [enamorarme, ser cual ave de paso y no anclarme… ya inquieto está mi espíritu. La razón TÚ, mi imposible… Anhelo de mirar el café de tus ojazos, causa de mis desvelos acompañados de suspiros y [gemidos del viento acariciado. Olvido busco…
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Vs. Es tan difícil el olvido y tan hiriente el recuerdo. Alistaré la maleta de pensamientos y juntas iremos a todo vapor en el tren del desierto, en cada camino, el oasis calmará mi sed de [esperanza. El eco de las palabras, como remolino de viento golpeara mi cabeza que no piensa en nada, y a la vez desalentara la poca [viveza que tiene mi voz. De a poco, en la soledad inmensa de la noche mi cuerpo cansado sentirá el frio escalofriante que consume a los cuerpos sin vida. Las manos se congelarán ya no escribirán versos, ni enviarán misivas a los más queridos. La tibieza del corazón se tornará en un cubo de hielo, el cariño se esfumará, el amor perecerá. Dentro de lo que queda en esta poeta vagabunda, con el paso del tiempo no será nada,
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J. Lizet h Rodríguez Gómez no palpitará más su corazón, sus brazos no repartirán abrazos ni caricias, ni alguna otra muestra de querencia; la boca se enmudecerá, la voz será como el silencio de la respiración. Huraña todo el tiempo, taciturna en el espacio me mantendré hasta que la primavera logre traerme lo que el [invierno se llevó y una chispita de consuelo dé vida a este pedazo [de roca. En espera de que la paz y el perdón puedan remediar [el dolor que carcome mis entrañas. Cuando el recuerdo y el olvido hagan las paces hasta ese instante reviviré. Mientras tanto… Que el mundo ruede, la muerte se vaya de mi alrededor y se lleve a otros. Qué mis lágrimas destilen amargura, mi sudor sea el coraje contenido dentro de mí. Qué la mano que escribe, apunte cada una de las palabras que hacen puñaladas las entrañas, para lanzarlas con reproches; desatar rencores con la [sociedad que me tocó vivir.
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La Testadura, una literatura de paso Caretas disfrazan mi tragedia y cruel desventura, siendo alma de hierro de dĂa y jarrĂłn de barro por las noches.
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Who Un nosotros… Somos dos Viajamos, nos movemos Vivimos, estamos. Te siento Te admiro Y vos no estás aquí. ¿Yo sí? Más quién es ese señor tiempo Que carga infinidad de horas, minutos, segundos Que se encuentra entre nosotros. ¿Quién? ¿Quién?
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Viajante, cual andariego dejando huellas [surcas en el sendero...; audaz discurro por serranías, pueblos y ciudades. Gastando la vida en peregrinar con aventuras incalculadas que bifurcan andanza y reminiscencia. Un morral, diario y amuleto de la suerte, siempre prestos; nunca falta para concretar a bien la travesía la bendición de los viejos. Destino y amoríos fugaces, tesoros de Algarabías bienaventuradas.
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Estepario El calor del desierto me erosionó, la tierra árida se abrió para albergarme además de [presentarme la paz y la guarida de las serpientes. Las tarántulas asombradas me reciben con trémulo canto, confeccionan una hamaca para [mí. Escorpiones, cascabeles y cobras solo admiran [mudas, pensativas… Nadie me espera, la nada nunca llorará por mí. Los cáctus comparten su espacio… Ambos contemplamos la trayectoria de un vapor [lóbrego. Aire infernal que encapsula el tiempo. Viento desértico que evoca el brillo de la vida, esa que una vez tuvo el lugar. Más de pronto, sin previo aviso El sol y la contaminación extinguieron el ecosistema. Soy superviviente ¿Cuánto tiempo? Mi corazón es ya un peote floreciente, mi cuerpo [tierra y hogar.
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Pérdida Son las 9:30 de la mañana y tú ya no estás aquí. Recuerdo perfectamente la última vez que te vi, si, fue anoche, eran justamente las 11:30 pm, estabas ahí en tu lugar favorito; como olvidar aquella charla tan amena. Sin embargo, no entiendo porque te fuiste sin decir adiós, porque no dejaste rastro alguno. Ha trascurrido tan solo una hora y sigo preguntándome: ¿qué hice mal?, ¿acaso mi compañía para ti es algo perturbante? Así han pasado más horas, son las 3:30 de la tarde, comienzo a buscarte desesperadamente. He recorrido la casa entera, tú no estás; la gente del barrio no te ha visto, ni saben a dónde te fuiste. La noche ha llegado no apareces, el sueño se ha ido, la angustia se apodero de mí. Un nuevo día, no vuelves. Justo es la misma hora en que me percaté que no estabas y mi otro recurso de búsqueda es salir a la calle. En todos los suburbios, he colocado anuncios, calle por calle, he escrito tu nombre. Y nomás no apareces… Los días, las horas pasan, no regresas; sabes una cosa, noche tras noche recorro la ciudad gritando tu nombre, en mí la esperanza de encontrarte con bien no ha decaído. Incluso la gente me ha llamado loca, lo peor es que tienen razón, tu desaparición afectó
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J. Lizet h Rodríguez Gómez todas mis facultades. Después de varios meses de angustia, por fin mi alma encuentra la paz que estuvo agitada; era una hermosa mañana del 23 de marzo, el lugar perfecto para encontrarte era la Biblioteca. Fue sorprendente verte ahí, si ahí, en uno de los estantes de novelas. Al fin he recuperado a mi mejor amigo, mi compañero; la locura desapareció, porque ya te tengo en mis manos. Ahora soy feliz, todas las noches podré mirarte y haré lo imposible para ya no perderte jamás.
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J. Lizeth Rodríguez Gómez (San Luis Potosí, S.L.P., 1990) El género que le ha acomodado para escribir es la poesía, aunque algunas veces ha incursionado en la narrativa. En su haber literario sobresalen dos obras: 1. A contra viento y a contra parte (facsímil muy casero) 2. Coctel de Letras. Reunión de etiqueta de autores. (Antología conformada por algunos escritores nacionales y locales, bajo su edición) Como tal no tiene un tema definido en su obra, a veces suele escribir sobre el paisaje, la cotidianidad que la rodea; otras tantas líneas son amorosas, ya que es romántica empedernida. En su andar también ha sido testigo del desamor y las penurias que el enamoramiento provoca y de eso desde luego que fluyen versos.