CONCURSO NARRATIVA REGIONAL 2009 RELATO POLICIAL
Escuela Normal “José Manuel Estrada” Departamento de Lengua
Concurso Narrativa Regional 2009 El Departamento de Lengua de la Escuela Normal “José Manuel Estrada” tiene el agrado de invitar al Concurso Narrativa Regional 2009. El mismo tiene como temática el relato policial y está destinado a alumnos que actualmente se encuentren cursando el cuarto, quinto y sexto año de la Escuela Normal “José Manuel Estrada” en cualquiera de sus Modalidades. Objetivos Entre los objetivos de este Concurso se encuentran: Fortalecer prácticas de lectura y escritura en la escuela. Generar interés por la actividad artística y creativa entre la población adolescente. Reforzar la idea de que todos podemos expresarnos creativamente. Rescatar las expresiones literarias y sus autores y establecer para ellos un lugar de relevancia. BASES DEL CONCURSO Destinatarios: El Concurso Narrativa Regional 2009 está destinado a alumnos de la Educación Secundaria Orientada (4to, 5to y 6to año) de la Escuela Normal “José Manuel Estrada” en todas sus Modalidades (Economía y Gestión de las Organizaciones, Ciencias Naturales, Humanidades y Ciencias Sociales). Se establecerá una sola categoría. Inscripción: Los participantes deberán inscribirse en forma individual a través de sus respectivos Profesores de Lengua. Los docentes registrarán el nombre completo del participante, su curso, división y modalidad. Fecha de inscripción: del 1 al 15 de octubre Los textos Los trabajos deberán tener carácter inédito. Serán manuscritos en letra legible y respetarán las normas ortográficas y gramaticales vigentes. Los textos deberán ser producidos por un solo autor. No se aceptarán trabajos grupales. -1-
Extensión: de dos a cuatro hojas. Los textos deberán responder a la temática: relato policial Los participantes podrán presentarse con un plan de escritura trabajado en los talleres previos al concurso. Cada participante podrá presentar un único trabajo firmado con seudónimo. También deberán entregar sus datos personales y seudónimo en una hoja dentro de un sobre cerrado. En la parte exterior del mismo deberá figurar el seudónimo elegido. Los sobres serán abiertos por los profesores responsables una vez que el jurado haya emitido su fallo. Modalidad Los concursantes participarán de dos encuentros con la modalidad taller, previos a la jornada de redacción definitiva. El primer encuentro está destinado al trabajo sobre las características propias del género policial. El segundo encuentro está destinado a la organización de un plan de escritura. Los participantes tendrán una Jornada destinada a la redacción de los trabajos (de 13: 20 a 17: 30 con recreos de 5 y 10 minutos) el día 28 de octubre, la que será coordinada por Profesores del Departamento. Los Profesores del Departamento se encargarán de transcribir los trabajos en formato digital para ser presentados al Jurado en un lapso no mayor a diez días (11 de noviembre). Jurado El jurado estará constituido por Elena Zelada de Fiorio (reconocida escritora correntina y Coordinadora del taller TANAYPO en Extensión Universitaria), el Profesor Lautaro Gramajo (docente del Establecimiento) y la Profesora Teresa Storni (ex docente del Establecimiento). El fallo será inapelable y se comunicará oportunamente a los participantes. Premio El concurso prevé un premio para el participante que obtenga el primer puesto que consiste en una medalla donada e instituida por el Profesor Florencio Godoy Cruz. Entrega de premio: la medalla será entregada al alumno ganador en el acto de cierre del ciclo lectivo 2009
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El ROBO INESPERADO A.T.A. Todo sucedió cuando la familia Zenit fue de vacaciones. Parecerá extraño pero fue uno de mis peores días, en la noche no pude dormir, un extraño ataque de insomnio se apoderó de mí. Al acercarme a mi ventana observé extraños movimientos en la casona de los Zenit. Ellos son la familia más antigua del pueblo por eso me parecía sospechoso que alguien trate de robar en esa casona. Al día siguiente traté de quedarme despierto para ver si sucedía lo mismo que la Noche anterior. Nuevamente a la misma hora empezó a verse pasos y ruidos, parecía muy extraño porque nadie había quedado en la casa. Todos los habitantes del pueblo sabíamos que dentro de la casona habían objetos de mucho valor, por eso en lo primero que pensé , fue en un intento de robo, no quise llamar a la policía; primero traté de investigar lo que estaba pensando. Al siguiente día fui a ver lo que tanto investigaba a la misma hora de las noches anteriores, empecé a escuchar ruidos, silenciosamente me acerqué a la ventana y vi a un hombre vestido de negro tratando de abrir la caja fuerte, al intentar varias veces y no lograr su objetivos, me acerqué aún más para tratar de localizar a esa persona, y en un movimiento que logré hacer vi su rostro y me di cuenta que el ladrón era de la familia, quedé totalmente sorprendido. Tomé fotografías de los hechos, y al instante fui lo mostré a la comisaría donde rápidamente fui y mostré a la comisaría y quienes actuaron rápidamente, y éste fue detenido. Una vez finalizada sus vacaciones la familia Zenit se enteraron de tan semejante noticia y no podían entender, es que el ladrón era nada más y nada menos que su hermano. ~o~
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EL COLECCIONISTA Alma en pena Estos son los momentos previos a que me halle sentado en el banquillo de los acusados. El juez acababa de entrar en la sala. Se hicieron las presentaciones del caso. Cuando el abogado querellante anuncia: “Se llama a declarar a Carlos Bruni”, después del juramento correspondiente, me preguntó con voz impetuosa: - ¿Podría decirle a esta Corte cuál era su relación con la señorita Sofía Méndez? - Sí, ella era mi novia. - ¿Se podría saber desde hace cuánto tiempo que era su novia? - Hace dos años. - ¿Podría decirnos cómo la conoció? - La conocí la misma tarde en que me mudé al edificio de la facultad. - Diga puntualmente cómo la conoció. - Fue casi por accidente, ella se me atravesó con una caja de datos que traía. - Qué interesante, parece un encuentro de telenovela. Otra pregunta, ¿cómo comenzaron su relación? - Nuestra relación comenzó a través de unas cartas. - ¡Qué romántico! Señoría, no tengo más preguntas. - El testigo puede retirarse – anuncia el juez. - Señoría, la Defensa llama a Matías Suárez… Señor Suárez, ¿podría decirle a esta Corte desde hace cuánto tiempo que usted trabaja como portero del edificio? - Desde hace veintitrés años. - ¿Recuerda cuándo llegó la señora Sofía Bruni al edificio? - Cómo olvidarlo… llegó al edificio una tarde de primavera, precisamente, el 21 de septiembre de 2009, al mediodía. - ¿Qué opinión tiene acerca de ella? - Me parecía una persona muy cerrada; desde que la conozco sólo la vi salir de su casa las tardes que se dirigía a la biblioteca. Me dolió oír lo que dicen de Carlos Bruni, es una persona activa que tiene muy buena relación con sus vecinos. Yo le entrego siempre la correspondencia. - ¿Me podría decir usted si alguna vez recibió algún paquete que le haya llamado la atención?
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- Sí, una vez, era un paquete cerrado que decía FRÁGIL: ARMA DE COLECCIÓN. - No más preguntas, Su Señoría. - Entonces se levanta el abogado querellante y solicita la presencia en el estrado del Doctor Manuel Ramírez, Médico Forense. - Doctor, ¿nos podría decir qué evidencia presenta el cuerpo de Sofía Bruni, esposa de Carlos Bruni? - El cadáver presenta un disparo en la sien a corta distancia, con orificio de entrada y salida, que fue realizado con una Mágnum calibre 45. En el arma presentada como prueba se encontraron huellas de Carlos Bruni. - Ante la evidencia presentada – dijo el juez en tono severo – sentencio a muerte a Carlos Bruni. La sentencia se ejecutará esta tarde a las 19:30 horas. Faltan apenas unos pocos minutos, por eso redacto esta confesión: Yo no la maté. Ella se disparó cuando nos vio a mí y a su hermana en la cama. El arma era de una colección mía, por eso tenía mis huellas. Espero que me perdone por haberla engañado… aquí voy a limpiar mis culpas.
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UN MISTERIO DETRÁS DE UNA MAFIA Bambalinas Una tarde Macarena volvía de su trabajo, y se dio cuenta de que su hijo Matías, aún no llegaba del colegio. Matías era hijo único, no tenía amigos en su barrio, generalmente se asociaba con los chicos del colegio, era un buen alumno. En la casa con su madre era muy respetuoso, callado y siempre colaboraba con la limpieza del hogar. Pasaban las horas, hasta que llegó la noche y Matías aún no volvía, Macarena preocupadísima fue a la policía a denunciar. Tenía diez años cuando fue secuestrado… Los padres de Matías se habían separado cuando él tenía siete años, porque no funcionó su relación los últimos años, discutían frecuentemente y él era violento. En los primeros años de la relación Fidel Castillo, marido de Macarena, demostraba ser un señor culto, trabajador, pero ella descubrió que era un tipo excelente para manipular a la gente, y sospechaba que andaba en negocios raros o cosas turbias. Antes de ser secuestrado, Matías, había recibido un mensaje, cuando estaba en el colegio, decía: “TE ESPERO ESTA TARDE EN EL PATIO DE TU CASA, PARA DESCUBRIR UN MUNDO DIVERTIDO” SANTIAGO Santiago era un compañero de colegio de Matías, que faltó justo el mismo día en que Matías recibió el recado. Pero era una trampa, en realidad el recado lo había escrito el señor Fidel. Cuando el chico salió a su patio se topó con un grupo de hombres vestidos de negro, en un auto lujoso, entre ellos Fidel. La madre desesperada lo busco durante meses y meses por toda la ciudad, recurrió a un detective famoso llamado James Lyons, quien le prometió a Macarena encontrar a Matías sea como sea. Pasaron cinco años, y Macarena averiguó la dirección de su marido. El señor Fidel se había mudado a un campo lejos de la ciudad, donde se hacia llamar por el apodo “El León”, y pertenecía a un grupo de narcotraficantes. Llegaron al campo Macarena, el señor James Lyons y la policía, ya que uno de los culpables del secuestro era Fidel…
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Se enteraron por los vecinos de la zona que hacía una semana Fidel y su hijo habían muerto. Investigaron la causa y encontraron un cuchillo con sangre seca envuelto por un paño, que estaba debajo de un colchón viejísimo en el sótano. Al lado de la casa había un depósito, donde estaban guardados costales, herramientas para podar las plantas, un tractor, etc. Adentro de uno de los costales, estaba Fidel muerto, tenía dos puñaladas en el estómago. ¿Y Matías? ¿Será que huyó? ¿Se suicidó? ¿O lo mataron?... El cuerpo fue llevado junto con el cuchillo para examinarlo. La sangre pertenecía a Fidel. Volvieron al campo y recorrieron de nuevo todo el terreno. A un kilómetro había un pozo de agua, fueron a investigar y encontraron el cuerpo de Matías en el fondo. A su vez un ayudante de Lyons encontró en un armario de la casa, entre pilas de libros, dibujos de Matías, imágenes de violencia sangrientas. Llevaron a la morgue el cuerpo de Matías, los análisis dieron como resultado que el cuerpo tenía un alto porcentaje de droga en la sangre. El Señor Lyons le dijo a Macarena que sus sospechas e investigaciones lo llevaron a que Matías era psicótico, se había traumado desde la separación de sus padres y sentía cierto rechazo por el padre. O sea que, se sumaron el resentimiento y odio hacia su padre, más la droga que consumió antes de suicidarse y matar al padre.
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OBSESIÓN Belenchu La conocí en la escuela, tenía 17 años, se llamaba Sheila, era tan hermosa y perfecta que me enamoré perdidamente. Ella ni siquiera sabía que yo existía, porque tenía novio y no le importaba nadie más, aunque él la maltrataba mucho. Cada día que pasaba me volvía más loco por ella, a tal punto que me empecé a obsesionar. Una tarde al terminar la clase, me acerqué y le pregunté si quería que la acompañara, y ella ni siquiera se dio vuelta a contestarme. Después de unas semanas, no soportaba verla con nadie más, ya no me podía controlar, entonces la busqué, la llevé a la fuerza al sótano y abusé de ella. No sé en qué momento perdí el control pero cuando me di cuenta, ya fue tarde, porque ya no respiraba más. La había asfixiado cuando le tapé la boca para que no gritara. Salí corriendo de ese lugar, asustado, transpirado, y sin saber qué hacer, fui rápido hasta el baño del colegio, a lavarme la cara y a tratar de calmarme un poco. En ese momento no recordaba, no tenía noción de las consecuencias que podía llegar a tener si le contaba a alguien, por eso decidí callar. Como no aparecía, luego de unas cuantas horas de buscarla, llamaron a la policía, y con ellos vino un investigador que se llamaba Juan. Después de recorrer el colegio, Juan fue hasta el sótano y allí la encontró. Sheila fue violada y asesinada. Enseguida Juan empezó a interrogar a todos. Yo no sabía qué hacer, tenía mucho miedo, pensaba que me podían descubrir, por eso me quise ir, pero en ese momento, el investigador estaba viniendo hacia mí, y yo asustado sin saber qué hacer me quedé quieto en el lugar. Juan se acercó y me preguntó: - ¿Dónde estabas en el momento en que Sheila desapareció?Nervioso y asustado le contesté: - Cuando terminamos la clase, me fui a la biblioteca a terminar un trabajo y luego de terminarlo volví a clasesJuan lo miró fijo y le preguntó de nuevo: - Cuando terminaste tu clase ¿Viste si Sheila se fue con alguien?-
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Yo ya no aguantaba más, mi conciencia no me dejaba tranquilo, me transpiraban las manos y el cuerpo completo estaba como si fuera que hacía 50º de calor, ni yo mismo me aguantaba, por eso le contesté: - Yo la maté, soy el culpable, no sé cómo pasó ni en qué momento perdí el control, pero la verdad es que yo no lo quise hacer, yo no la quería matar, lo único que quería era que se enamorara de mí-. Juan asombrado lo mira y le dice: - Nunca me hubiera imaginado que pudieras haber sido vos, sólo pensé que estabas nervioso porque habías visto quién mató a Sheila y no querías decir quién fue…Y yo que supuse que fue su novio porque encontré su celular cerca de ella y pensé que se le había caído cuando se fue.
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EL MISTERIO DE SUS OJOS Belin 88 Martes 21 de septiembre de 1992 era un día soleado, como un día ideal para disfrutar de una salida, un paseo en bicicleta o tal vez, para ir a visitar a alguien querido. Todo era perfecto. Ese día me desperté con el alegre sonido de las aves y sentí la necesidad de ir a caminar, era sentir que mi interior necesitaba y anhelaba aire puro. Esa mañana salí a caminar, el paseo estuvo muy agradable, las aves parecían cantarme al oído su melodiosa canción, las flores parecían abrirse para que yo pueda apreciar su delicado aroma. Era un día feliz, un día perfecto, aunque podría haber sido mejor si hubiera estado en compañía de alguien y no sola. Iba caminando muy contenta, pensé que era un día maravilloso, era la estación de primavera más bella de mi vida, era uno de esos días en que uno piensa que algo bueno puede sucederle. Mi día era perfecto, estaba muy feliz de estar disfrutando un día primaveral. Ahí estaba él, una persona desconocida, pero que irradiaba hermosura. Era una persona como perfecta, sus cabellos parecían oro puro, sus ojos eran celestes como las olas del mar, era alto, parecía que su deseo era alcanzar el cielo y al parecer lo estaba cumpliendo. Él era la persona más bella que había visto en mi vida. Me quedé observándolo aproximadamente veinte minutos, me senté en un banco de la plaza, lo miraba y me preguntaba ¿dónde había estado que nunca lo había visto? Lo observé tanto que me daban ganas de ir a decirle ¡al fin me enamoré a primera vista!, pero él ni siquiera notó que yo existía. Después de observarlo tanto, me propuse ir a esa plaza al día siguiente a la misma hora y ver si él estaba allí, aunque sinceramente sabía que iba a ser poco probable que esté en esa plaza todos los días. Ese día que lo vi por primera vez observé que el hombre de cabellos dorados paseaba a su pequeño cachorro. Recuerdo que ese día, un 21 de septiembre volví a mi casa obnubilada por su belleza, esa imagen de su rostro era inolvidable para mí. Al día siguiente desperté y lo primero que hice fue prepararme para ir a la plaza. Llegué a la plaza puntual como el día anterior, como una persona que no quiere llegar tardea una cita o a una boda. Lo esperé, lo esperé, pero él nunca llegó. Ese día fue muy triste, muy pero muy triste, me sentía muy mal, con ganas de llorar hasta que en un momento me pregunté: ¿Por qué siento esto? ¿Por qué? ¿Estoy a punto de llorar por una persona que no conozco? ¿Qué me pasa? Estos fueron los primeros interrogantes que me plantee respecto al hombre de cabellos dorados. Ese día fue muy nefasto, muy triste pero - 10 -
me mantenía la esperanza de poder verlo quizás al día siguiente o al día siguiente, no importaba qué día pudiera verlo, yo sólo quería eso, volver a verlo. Al día siguiente fui de nuevo a la plaza pero no lo vi, ya sentía un dolor descomunal. Le comenté a mis amigas lo sucedido, pero ellas no entendían mi actitud, la única que me apoyó fue mi amiga Lucía. Me pasé yendo y viniendo de la plaza a mi casa un mes pero el hombre de cabellos dorados nunca volvió. Se hizo un mes que no lo veía y ese día me quedé esperando a que quizás si trabajaba de día tal vez se le ocurra ir a la plaza a pasear a su pequeño cachorro, esa noche fue una noche solitaria y mi corazón parecía arrodillarse hacia él con estática oración suplicándole a Dios que volviese, pero todo fue infructuoso, mi súplica fue en vano. Ese día volvía a mi casa decepcionada, defraudada de mi misma, pensando en que nada de lo que quería tenía. Mis amigas decían que lo olvide que antes de él no era igual pero yo contestaba que antes de él mi vida no tenía sentido y decían que era una ilusión pasajera. Después de ese mes que pasó, resignada volví a la plaza, sen esperanzas de verlo, pero fui. Ahí estaba él, tal como la primera vez que lo vi ¡bello, bello, bello! Me senté en un banco y me quedé observándolo como él jugaba con su perro y parecía enseñarle cosas nuevas, tal como un padre hacía con sus hijos a dar sus primeros pasos. Ahí estaba él atento, delicado y demostrando a su cachorro su amor. Pensé en acercarme a él por medio de su cachorro, cero que él se enamoraría fácilmente de una persona a la que le gustan los animales y más precisamente su cachorro. Ese día no aguanté más las ansias de escuchar siquiera el tono de su voz y me acerqué despacio diciendo: - -¡Qué bello cachorrito! ¿Es tuyo? ¿Cómo se llama? - Se llama Tobi ¿te gusta? –contestó - Sí- contesté un poco nerviosa y con el corazón que parecía salirse de mi boca. Conversamos un rato acerca de su cachorro, cuánto tiempo tenía, qué raza era, cómo lo había obtenido. Fue una conversación muy amena, diría que fue la conversación más bella y agradable de mi vida. Él parecía amar a su perro, me dí cuenta en el momento en que me dijo: - es pequeñito, tiene sólo cinco meses. Yo inmediatamente pregunté: ¿a tu esposa también le gustan los animales? Y él contestó. – esta es mi única compañía. Ese día fue maravilloso, conversamos largo rato y quería que el tiempo no acabe nunca. Ese día me dijo él: eres muy divertida - Gracias- contesté - 11 -
- Yo vuelvo mañana - Yo también entonces Ese fue nuestro primer acuerdo: vernos al día siguiente. Él parecía estar interesado en mí, según mis amigas y yo pensaba lo mismo. Al día siguiente nos vimos nuevamente a la misma hora y lugar, él estaba contento de verme y yo también. Él manifestó esto diciéndome: ¡Viniste, qué suerte! Ese momento fue hermoso. Pasaron dos meses desde ese primer encuentro pactado y me empecé a preguntar qué hacía Benjamín (el hombre de cabellos dorados). ¿Acaso trabajaba? ¿Era desocupado? ¿Estaba siempre ocupado a la mañana? ¿Cómo vivía? Esos fueron mis primeros interrogantes que nunca se me ocurrieron preguntar hasta ese momento. Él respondió a todas mis preguntas diciendo que se llamaba Benjamín Montero, tenía 26 años y que formaba parte de una Sociedad capitalista de una Empresa de EEUU. En ese momento me pregunté si era cierto o no, pero sólo fue dudoso en unos momentos luego me olvidaba de esa duda, como siempre obnubilada por su belleza. Él comenzó a contarme de una bella chica que lo había enamorado con su mirada profunda. Ese día me sentí muy mal y no quise preguntar ni saber más nada de aquella mujer. Así pasaron dos meses más, en total cuatro de nuestro primer encuentro pactado. Él y yo nos encontramos nuevamente en la plaza, conversamos como siempre con total normalidad hasta que él me tomó fuerte pero delicadamente las manos y dijo: - es a ti a quien amaba, era de ti de quien hablaba. Ese día fue maravilloso y sorprendida con su confesión, no reaccioné, pero sin previo aviso me dio nuestro primer beso. Yo era feliz, él dijo amarme y yo correspondía a su amor. Así pasaron tres meses desde que nos hicimos novios y yo decidí presentarlo a mis padres, ellos parecían conformes con Benjamín, pero no comprendían cómo surgió el amor entre personas que no se conocían. Mi madre estaba contenta y decía qué bello muchacho, pero mi padre tenía sus dudas. Y cuando mi padre sospechaba era por algo. Pasaron los días y mi padre empezó a preguntarme por Benjamín y decía que su mirada ocultaba algo. Mi padre me dijo. – Hija debes estar segura de que Benjamín es quien dice ser. Sus palabras resonaron en mi cabeza, hasta que un día estando con Benjamín lo miré fijamente a los ojos y le pregunté si me ocultaba algo y él contestó que no. Y yo creí en sus palabras. Benjamín fue al supermercado ese día y justamente dejó su celular. En ese momento sonó un mensaje y yo me tomé el atrevimiento de leerlo, este mensaje decía: - 12 -
¿Estás con ella? Yo le pregunté acerca de esto, pero él dijo que era un número equivocado y yo ingenua le creí. Pese a que creí en sus palabras, su mirada encerraba misterio y empecé a desconfiar de él. Al día siguiente yo puse todo mi empeño en disimular mi desconfianza y hacer de cuenta que nada pasaba. Él parecía sereno, tranquilo como si fuese que no pasaba nada, pero yo no podía olvidarme de ese mensaje. Pasaron los días y enredada en sus palabras me convencí de que era un mensaje equivocado. Pasaron dos meses y él me propuso matrimonio, yo sorprendida y con una descomunal alegría respondí inmediatamente sí. Un día mi padre me dijo: - Hija ¿ya sabes con quién vas a desposarte? Yo contesté firmemente que sí y repliqué: - Padre me casaré con la persona que amo. Por favor no insistas en destruir mi felicidad. Mi padre dijo: - Lo que te digo hija mía es por algo, es algo que siente un padre que teme por su hija. Un día mi padre se enferma y no se podía recuperar de ninguna manera, mi madre angustiada sufría por su enfermedad y yo era la única compañera de los dos. A mi padre lo aquejaba una enfermedad extraña, desconocida por los médicos. Hasta que un día viajó a Rusia a tratarse allí y mi madre lo acompañó. A mi lado siempre estuvo mi mejor amiga Lucía, ella era como una hermana para mí, debido a que yo era hija única. Habían pasado ya dos meses desde que mi padre había viajado a Rusia y Benjamín y yo nos decidimos a ir a verlo. Benjamín parecía apreciar a mi padre, pero mi padre no correspondía a su afecto. Pasaron quince días desde que llegamos a Rusia y a mi madre le ocurrió un terrible accidente. Sumergida en un dolor no comprendía cómo sucedieron las cosas. Ese día Benjamín conducía el auto con el que sufrieron el accidente, pero yo me preguntaba cómo era que Benjamín no tenía ni un rasguño. Estaba muy triste y Benjamín me consolaba. Quince días después tuve que viajar a Argentina para hacer unos trámites y en mi lugar quedó mi amiga Lucía a cuidar a mi padre. Hasta que un día Lucía llamó y me dijo: - Analía tu padre ha muerto. Benjamín no comprendía mi dolor y me pidió nuevamente matrimonio y ni siquiera habían pasado dos meses de la muerte de mi padre. Yo sentía que Benjamín no respetaba mi dolor y sentía sospechas de por qué se quería casar rápidamente conmigo.
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Pasaron los días y llamaron a mi teléfono unos médicos forenses que habían descubierto un misterio en la muerte de mis padres. Benjamín contestó el teléfono y reaccionó de mala manera diciendo que acaben ya con tales intrigas e inventos y que respeten mi dolor, pero yo me decidí a atenderlos después de descubrir que Benjamín me ocultaba las llamadas y que mi amiga Lucía me aconsejase a que si me llamasen creyera si quisiera en una de las palabras de los médicos. Yo empecé a sospechar de ellos dos, pero al mirarlo a los ojos no hallaba ni siquiera un poquito de mentira. Contraté un detective a escondidas de benjamín y Lucía. Un día volví a llamar por teléfono a los médicos forenses, pero ellos no atendieron. Había dos médicos, uno de ellos es el que me llamó en ocasiones anteriores. El doctor Brahm misteriosamente había muerto de un ataque al corazón, pero el Dr. Keis sospechaba. Después de intentar tanto pude hablar personalmente con el Dr. Keis y éste me manifestó su miedo y dijo que por esta razón no contestaba mis llamadas. Él había descubierto junto a un experto en Criminalística que mi madre había sido empujada del auto de Benjamín y también había descubierto que la muerte de mi padre había sido a causa de envenenamiento y que Benjamín y Lucía extorsionaron a los guardias de la Clínica para que éstos no muestren las cintas de grabación en las que se mostraba como Lucía había envenenado aparentemente a mi padre. Benjamín seguía presionando para que nos casáramos y Lucía me aconsejaba que así lo hiciera. Pero yo no estaba segura de que decisión tomar. Estaba demostrado que la muerte de mis padres había sido asesinato, pero no se sabía quién lo había hecho. Mientras tanto el detective seguía indagando acerca de esto que me aquejaba. Hasta que un día nos encontramos y él dijo: - Señorita Amelia, he descubierto el misterio - ¿Qué descubrió? Y él respondió lo que el Dr Keis me había dicho: - a su madre la asesinó su novio Benjamín abriendo la puerta del auto y lanzándola. Y a su padre lo envenenó su amiga Lucía, extorsionando a los guardias de la Clínica con asesinar a sus familias. Ese día me sentí muy mal y el detective me entregó las pruebas, las cuales eran grabaciones de la pieza de mi padre y una cinta que mostraba la circulación de los
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automóviles por las avenidas principales de Rusia, en ese video claramente se veía la muerte de mi madre. El detective descubrió que la policía de Rusia había estado llamando para hablar conmigo sobre esto, pero Benjamín ocultaba las llamadas e hizo un desvío de llamadas. Es decir el teléfono no sonó nunca con la llamada de la policía porque Benjamín y Lucía desviaron la llamada. Decepcionada fui a mi casa, la casa que me había comprado para cuando me casara con Benjamín y ahí estaba él, el hombre de cabello dorado, quien me había enamorado. Y mi amiga del alma lucía en quien ciegamente confiaba. Lo miré a Benjamín y él bajó la mirada creo que sabía lo que pasaba y de esa manera me pidió perdón y Lucía ni siquiera me miró cuando ingresé a su habitación. ¿Quién lo diría, no? Ni siquiera un experto en falsedad descubriría sus verdades. Llamé a la policía y ellos lo negaban todo. La policía se los llevó. ¿Quién lo diría? Todo fue tramado por mi amiga Lucía y el muchacho de cabellos dorados. El detective me había dicho ese día: - ellos fueron dos sinvergüenzas, señorita que lo planearon todo para quedarse con su fortuna. ¿Quién lo diría, no? Mi padre tenía razón cuando decía: ¿conocés a la persona con la que te casarás?
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EL NUEVO INVESTIGADOR Billi Era un día de mucho frío, en época de invierno, fue un día sábado en la casa de Rivas, era un matrimonio de una clase social alta, la mujer se llamaba Laura Gómez, y el marido, Jorge Rivas. La ocupación de la mujer, era ama de casa, era muy hermosa, blanca con ojos celestes, que con esa mirada atraía muchos hombres, su edad era de 29 años. El esposo Jorge, su profesión era ingeniero civil se dedicaba a construir edificios o a hacer calles y rutas, por este tipo de trabajo él siempre emprendía viajes fuera de su ciudad. Jorge era un hombre callado, simpático y muy conquistador hacia las mujeres y como esposo era muy cuidadoso de su mujer y muy celoso. También en la casa estaba el jardinero de 19 años quién era el que le ayudaba a Laura con las cosas de la casa. Laura fue asesinada en su casa estando sola, el sábado a la noche, el jardinero había pedido franco para ese día según lo investigado. Todo sucede cuando Laura terminó de doblar las ropas, empezó a extender las ropas en el patio para que se secaran al otro día. Cuando Laura va a extender el segundo balde de ropa se encontró con un desconocido. Según información de los vecinos observaron que de la casa salió un muchacho vestido de negro pero al que no pudieron ver la cara. A la mañana siguiente, el jardinero encuentra a Laura tirada y muerta, llamó a la policía e informó a Jorge de la noticia. Jorge dejó su trabajo y vino a su cuidado a su casa. Ese mismo día Jorge y el Jardinero fueron interrogados y detenidos. Luego de varios meses, investigadores dijeron que quién mató a Laura fue el jardinero de 19 años ya que sabía todo tipo de movimientos de la casa. Además lo que informó Jorge, es que Laura tenía ahorrado diez mil pesos para poder comprar una moto. Los policías fueron en busca del dinero de Rivas y no estaba, entonces es por eso que el jardinero pidió franco ese día para poder asaltarla y matarla. El jardinero decía a los policías, investigadores y al juzgado que era inocente que él no sabía nada de la plata, pero la justicia declaró culpable de este asesinato al jardinero y le dieron varios años de prisión. Luego de varios años el investigador quien fue el que seleccionó esta hipótesis dejó su trabajo y vino un nuevo investigador que después de varios meses de trabajo le ocurrió el mismo tipo de asesinato, entonces él miró los expedientes de este asesinato y vio - 16 -
que algo no le cerraba, entonces, no pudiendo con su intriga, fue a investigar. Luego de varios días interrogó a la mamá de Jorge. De varias preguntas que le realizó a la mamá, él dijo que la madre al hacerle preguntas se veía muy asustada, hasta que antes de la última pregunta la madre le dice: - ¡Basta, le digo la verdad! Quién mató a Laura...fue Jorge. - ¿Y por qué? ¿Cómo sabe? Interrogó el investigador. La madre dijo: - Porque Jorge me dijo que Laura, lo engañaba con el jardinero, me dijo cómo iba a hacer para matarla... El investigador le preguntó: - ¿Y cómo la mató? La madre le respondió: - Jorge me dijo que la iba mandar a matar por medio de otro a Laura... y que él le dijo al jardinero que pidiera franco el día sábado, y que luego él le iba a decir al asesino dónde estaba el dinero para que se lo llevara, entonces así poder culpar al jardinero. En el mismo día Jorge fue detenido en su casa y fue sentenciado
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UN HOMICIDIO SIN CULPA Cachetona Un día Cristóbal Decidió visitar su amigo Daniel el periodista. Entonces fue al departamento y se encontró con que no estaba. Pasaron los días y los familiares de Daniel, empezaron a realizar una búsqueda, ya que había desaparecido, no lo encontraba por ninguna parte; empezaron por allanar su departamento, y ahí se encontraron con un largo charco de sangre desde el comedor hasta el balcón pero el cuerpo de Daniel no estaba. Los vecinos aseguraron haber visto entrar a dos hombres en el departamento de Daniel y ellos solían visitarlo muy de seguido. Uno de ellos dice el detective Brown “Yo conozco a uno de ellos se llama Tony y trabaja para el Intendente” y otro vecino dice “yo conozco al otro hombre y se llama Montana, las malas lenguas que anda en cosas raras; y cuando lo vi entrar, los escuche discutir muy fuerte y desde ese día no lo vi mas a Daniel y tampoco vi cuando se retiraron Tony y Montana “. En eso viene otro vecino un tanto serio y se acerca al detective y le dice- Yo no vi nada de lo que estas personas aseguran haber visto, ni tampoco escuche discutir, pero lo que si escuché fue un disparo que provenía justamente del departamento del periodista-.muchas gracias por sus declaraciones-dijo Brown a los vecinos y se retiró. Con las informaciones que le dicen, Brown empezó a investigar. Tenía vigilados a Tony y a Montana. Al día siguiente unos obreros encontraron un cuerpo enterrado entre un montón de arena y dieron el aviso a la policía. Era el cuerpo de un periodista famoso, era Daniel Brown encontró mas pistas, pero ninguna concretas, el solo deseaba encontrar el arma con el que había asesinado a Daniel. Pensaban los días y la familia del periodista seguía pidiendo justicia. Una semana después, Brown, mientras seguía investigando en el departamento, encontró la agenda abierta marcado un número telefónico y abajo decía Dr. Barnechea, y debajo de la agenda había un sobre grande que contenía unos resultados de unos estudios, que tenia la misma fecha del homicidio. Brown fue a visitar al Dr. Barnechea y le preguntó que estudio se había hecho Daniel, y le pidió que le dijera como habían salido los resultados. El doctor le dice a Brown – Mire, Daniel se hizo esos estudios porque últimamente no andaba bien y el resultado era que estaba enfermo, tenia una enfermedad en la sangre que se llama “LUPUS” y no tiene cura. Es todo lo que puedo decir. - 18 -
Con esto ultimo, Brown comenzó a realizar una investigación más profunda, empezó a atar cabos y decidió ir nuevamente al departamento y revisarlo profundamente. Estando en el departamento revisando las cosas, encontró una carta, en la cual el periodista Daniel declaraba que no iba a soportar vivir con esa enfermedad y decidía terminar con su vida. Esta carta no había sido encontrada por la policía, porque no se había realizado una investigación a fondo. En fin lo que se había presumido un homicidio, terminó siendo un suicidio premeditado.
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LA INSPIRACIÓN Carl El poeta Siao, que vivía desde el otoño en el palacio imperial, fue encontrado muerto en su habitación. El médico de la corte decretó que la muerte había sido provocada por alguna sustancia que le había manchado los labios de azul. Pero ni en las bebidas ni en los alimentos hallados en su habitación había huellas de veneno. El consejero literario del emperador estaba tan conmovido por la muerte de Siao que ordenó llamar al sabio Feng. A pesar de la fama que le había dado la resolución de varios enigmas – entre ellos la muerte del mandarín Chou y los llamados “crímenes de dragón” Feng vestía como un campesino pobre. Los guardias se negaron a dejarlo pasar, y el consejero literario tuvo que ir a buscarlo a las puertas del palacio para conducirlo a la habitación del muerto. - Mis conocimientos literarios son muy escasos y muy anticuados. Pero sé que Siao era un poeta muy famoso y que sus poemas se contaban por miles- dijo Feng ¿Por qué está todo casi sin usar? - Sabio Feng hacía largo tiempo que Siao no escribía. Como verá comenzó un ideograma y cayó fulminado de inmediato Siao luchaba para que volviera la inspiración, y en el momento de conseguirla algo lo mató. - ¿Siao tenía enemigos? – preguntó Feng - La vanidad de los poetas es un lugar común de la poesía, y no quisiera caer en él – dijo el consejero imperial. Pero en el pasado Siao tuvo cierta rencilla con Tseng, el anciano poeta, porque ambos coincidieron en la comparación de la luna con un espejo y un poema dirigido contra Ding, quien se llama a sí mismo “El poeta celestial”, le ganó su odio. Pero ni Tseng ni Ding se acercaron a la habitación de Siao en los últimos días. - ¿Y se sabe qué estaban haciendo la noche en que Siao murió? - Tseng estaba enfermo y el emperador le envió a uno de sus médicos para que se ocupara de él y Ding estaba fuera de sospecha: levantaba una cometa en el campo. Había varios discípulos con él. - ¿Y dónde levantó Ding esa cometa? ¿Acaso se veía desde esa ventana? - Sí, justamente allí detrás del bosque. Pero no creo que él haya sido. ¡Además la cometa estaba en llamas! - ¿Un rayo? - Elevar sus poemas e incendiarlos.
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Feng destinó la tarde siguiente a leer los poemas de Siao. A la noche siguiente anunció que tenía una respuesta. El consejero imperial se reunió con él en las habitaciones del poeta asesinado. Feng se sentó frente a la hoja de bambú y completó el ideograma que había comenzado Siao. - “Cometa en llamas” – leyó el consejero- ¿La visión de la cometa le hizo a Siao recuperar la inspiración? - Siao trabajaba a partir de aquello que lo sorprendía. El momento en que se detiene el rumor de las cigarras, la visión de una estatua dorada entre la niebla, una mariposa atrapada por la llama. De esto se alimentaba su poesía. Aquí ya nada lo invitaba a escribir. Por eso su pincel nuevo estaba sin usar desde hacía meses. Ding puso allí el veneno, y con suficiente anticipación, como para que nadie sospechara de él. Sabía que Siao, como todos los que usan pinceles con pelo de mono se lo llevaría a la boca al usarlo por primera vez, para ablandarlo. El resto del veneno se disolvió en la tinta. Esa fue una de las armas de Ding. - Imagino que la otra fue la cometa.- dijo el consejero - Ding sabía que al ver algo tan extraño como una cometa en llamas, la inspiración volvería al viejo Siao. Feng tomó el pincel y escribió: “Una cometa en llamas sube al cielo negro. Brilla un momento y se apaga. Así la injusta fama del mediocre Ding.”
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EL ASESINATO DE WILLY STEGMANN Carlos Escudero El 15 de noviembre de 1983 le sucedió una gran desgracia a la familia Stegmann por la pérdida de su hijo Willy, que fue asesinado en un campo cerca del Riachuelo, llamado “Don Gallardo”. Su padre, Julio Stegmann, era dueño de una empresa de seguridad llamada P.T.S., que significa “Para tu seguridad”. Su madre, Josefina Aguilar de Stegmann trabajaba de empleada y además era ama de casa. Los Stegmann trabajaban casi todo el día, apenas si tenían tiempo para comer y dormir. Willy era estudiante de Medicina, le faltaban dos materias para recibirse cuando lo asesinaron. Fue una venganza contra su padre. Julio abusaba de sus empleados, los explotaba. Ellos tenían que cobrar por semana quinientos pesos y él apenas si les daba la mitad y a veces menos, y eso no les alcanzaba para mantener a sus familias. Los empleados, cansados ya, decidieron vengarse de él a través de su hijo, para que don Julio sufriera y se diese cuenta del maltrato al que los sometía. El jueves 14 de noviembre, los empleados se reunieron a la salida del trabajo para planear la venganza. Al día siguiente comenzaron a actuar en función de lo planeado. Consiguieron el número de celular de Willy y le enviaron mensajes que firmaban con el nombre de una chica: Agustina; con esta treta convencieron al muchacho de que tendría una cita y acordaron en encontrarse frente a la escuela Luis Federico Leloir, a las 23:30 horas del viernes. Ese día ningún empleado fue a trabajar y don Julio estaba como loco, a cada rato se preguntaba: “¿Por qué no vienen?” “¿Qué habrá pasado?” “¿Me quedaré sin empleados?” Julio estaba preocupado por las reiteradas quejas de los clientes, pero jamás se hubiese imaginado que se trataba de una venganza en su contra. Eran las 23:00 horas y como sus empleados nunca aparecieron, decidió buscar a su mujer en su lugar de trabajo. Willy salió de su casa a las 23:05 horas y los empleados de su padre, que lo estaban acechando, lo agarraron, le vendaron los ojos y lo tiraron en la parte de atrás de una camioneta. Se lo llevaron hacia el campo cercano al Riachuelo, allí lo ataron a una silla, lo torturaron y lo asesinaron a puñaladas. Tiraron su cadáver en una zanja a pasos de la ruta y huyeron. Cuando Julio y Josefina llegaron a su casa encontraron tirada en la vereda, junto a la puerta, la pulsera de Willy; su madre la recogió y entraron en la casa. Pasaron varias
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horas esperándolo, pero su hijo no regresaba. Julio toma su teléfono celular que estaba sobre la mesa, lo llama y le atiende la contestadota. Corta la comunicación y le dice a su esposa: - Quizás está con su novia… - Él no tiene novia. - Bueno, no importa, ya es grande. Vamos a dormir que es tarde y mañana madrugamos. Hoy me pasó de todo… - Bueno, vamos. Willy habrá salido con sus amigos, seguro que es sólo eso. Al otro día se levantaron y se dieron cuenta de que Willy no había dormido en casa. Josefina llama a la policía y le cuenta lo sucedido. Cuando el quiosquero de enfrente de la casa ve llegar a la policía al domicilio de los Stegmann se acerca y cuenta lo que vio. Dice que vio salir al pibe a eso de las once de la noche y que siete hombres corpulentos lo sujetaron, le taparon la cara y se lo llevaron en una camioneta. El oficial de policía le pregunta: - ¿Qué tipo de camioneta era? - Una Ford 100 color azul polarizada. - Julio escucha al quiosquero e interviene: - ¿Ford 100 color azul? - Sí, ¿por qué? - Yo conozco a alguien que tiene una camioneta con esas características, es empleado mío. El oficial le pregunta: - ¿Usted conoce la casa del dueño? - Sí – responde Julio. - Suba y vamos –dice el policía. Llegan a la casa del empleado y los atiende la mujer. Julio le pregunta: - ¿Está su marido? La mujer le responde: - Hace un rato salió, me dijo que se iba a lo de Antonio. - Ah, y ayer, ¿a qué hora llegó? - A las 2:00 de la madrugada – responde la señora. - Gracias señora. Julio y el oficial llegan a la casa de Antonio, no había nadie, él oficial llama a todas las patrullas y empiezan a buscar, pero ya sospechaban de los empleados. - 23 -
El 1 de octubre Julio recibe una llamada del oficial diciéndole que su hijo fue asesinado en “Don Gallardo”, un campo cerca del Riachuelo. Julio y Josefina desesperados van a la morgue a reconocer el cadáver de su hijo; ellos no lo podían creer. Llega el oficial y les dice: - Perdonen, pero ya encontramos a los asesinos. Tenía razón, señor Julio, fueron sus empleados. Julio y Josefina con mucho dolor enterraron a su hijo Willy. Los asesinos fueron condenados a cadena perpetua. Los Stegmann siguieron con sus vidas; tuvieron que perder a un hijo para que Julio aprendiera a no ser injusto con las personas.
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EL CRIMEN NO COMETIDO Ceres Eran las cinco de la mañana de un sábado, había deambulado toda la noche por la ciudad, no recordaba muy bien lo que había hecho, sólo veía mis manos manchadas y me preguntaba ¿será sangre? Si fuera así ¿a quién le pertenecía? De pronto entré en pánico, no encontraba las respuestas a mis preguntas, y cuanto más deseaba recordar lo que había pasado o hecho, más nebulosos se tornaban mis recuerdos. Decidí sentarme en un banco de una plaza por la cual pasaba, y así analizar lo que había ocurrido. Transcurridas más de dos horas, cuando por la plaza comenzaban a transitar más personas, dirigidas a quién sabe dónde, empecé a recordar hechos que habían ocurrido hacía varios meses atrás; ¿será que asesiné a mi propio padre? me pregunté. A medida que el tiempo transcurría se volvían más nítidas algunas imágenes, pero hubo una que logró que decidiera levantarme de ese banco e ir hasta la fuente, situada a pocos metros de mí, para que me limpiase rápidamente. El recuerdo que a cada instante se volvía más claro era el de esa noche antes de salir de casa, haberme dado vuelta para tomar el arma que mi mamá guardaba en el cajón del escritorio de la biblioteca, esa arma que durante meses formó parte de un plan macabro e inaceptable para la sociedad, un plan que consistía en asesinar a mi padre, matarlo, simplemente matarlo. Me repetía en mis interminables razonamientos el por qué del crimen: simplemente no soportar la idea de que me prohíba pasar la vida con Santiago, que según él no era más que un vago, mujeriego y sin proyectos. Mi relación con Santiago había sido motivo de meses y meses de discusiones con mi padre, quien no podía entender que yo lo amaba y que estaría dispuesta a cualquier cosa para lograr mantenernos juntos. Días y noches, en lo único en que pensaba era en que mi padre no se entrometiera en mi relación, intentaba encontrar la solución más adecuada, la definitiva. Hasta que una noche, en un sueño, pude vislumbrar la solución, era tan simple que nunca se me hubiese ocurrido ¿cómo no lo había visto antes?... la solución era asesinarlo. Pero el inconveniente era cómo lo hacía. Por ello, la opción más adecuada para hacerlo era en ocasión de robo, era sencillo, mi papá trabajaba como guardia de seguridad en un supermercado, todos los días, menos los viernes que trabajaba sólo por la noche. Es por esto que pensé que el día más adecuado era un viernes, para que así no lograra reconocerme. ¿Con qué lo asesinaría? Eso fue lo más difícil, siempre estuvo en mi mente matarlo con una pistola, pero el problema era que la única arma que tenía a disposición era la que empleaba mi papá para trabajar. Por suerte para mí, mamá decidió aumentar la seguridad del hogar. ¿Cómo? Comprándose un revólver calibre veintidós. - 25 -
Ahora todo estaba dispuesto, todo estaba resuelto. Ese mismo viernes lo haría. Ese día le comenté a mi mamá que iría a bailar con mis amigas, pero antes de salir de casa tomé el arma que ella había adquirido. Al salir y dirigirme hacia el supermercado que custodiaba papá, me cuestionaba si lo que estaba por hacer estaba bien o era lo correcto, pero la respuesta era un sí rotundo. Cuando estaba a dos cuadras de mi destino, tomé el arma que estaba en mi bolso, y oí dos disparos. Debido al susto que ocasionó esto, sin darme cuenta presioné el gatillo de mi revólver, casi inmediatamente al escuchar los dos disparos anteriores, dejando escapar dos disparos también. Lo único que atiné a hacer fue tirar el arma y salir corriendo hacia el mismo lugar al cual me dirigía, era tonto pensarlo, pero corría para ver que a mi padre no le sucediera nada. Pero al llegar encontré a mi padre tendido en la vereda, con dos disparos en el pecho, pero aún estaba vivo. Sin embargo, agonizaba. Intenté parar el sangrado, lloraba sin parar, y mientras mi papá me miraba dulcemente me dijo: -Yo siempre te voy a querer – acabado de decir esto murió. Llorando y perturbada comencé a caminar sin destino. Eso había pasado, yo no asesiné a mi propio padre; miré mi reloj, las agujas marcaban las nueve y media de la mañana. Decidí ir a casa y ver a mamá y acompañarnos mutuamente en nuestro dolor. ¿Cómo puede ser que estuviese dolida y llorando si planeaba hacer lo mismo? Pues, quizás, en el momento me hubiese arrepentido. Al llegar a casa vi un panorama muy raro, muchos policías, mamá llorando y gritando; al querer acercarme a ella los policías me detuvieron y me subieron a un móvil. Yo no entendía nada. Cuando llegué a la comisaría me llevaron hasta una habitación cerrada donde sólo había dos sillas y una mesa. Luego de un momento entró un policía quien me dijo que era el detective. Éste comenzó a acusarme del asesinato de mi papá. Yo intentaba decirle que no lo había hecho, pero no me salían las palabras. De manera contundente me dijo: - Todas las pruebas e indicios apuntan a una sola persona… usted. Inició enumerándome que el arma con la que habían asesinado a mi papá era calibre veintidós, y que encontraron el mismo revólver unas cuadras atrás, que mis manos tienen manchas de sangre. Ahí me di cuenta de que no me había limpiado bien, que no había salido a bailar con ninguna amiga. Es decir, todas las pruebas me marcaban como la culpable. Pude decir que no lo había hecho, pero todo me incriminaba, nadie me creía, ni siquiera mi madre. Es por ello que tengo que pagar por un crimen que no cometí. ~o~
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UN HOMBRE QUE FUE UN HOMBRE Chama Sé que sonará raro que yo hable de un homicidio en el estado en el que me encuentro. Sí, Arías era un buen tipo. Además de tener una hermosa mujer, tenía un adorable hijo, era admirado por su familia y envidiado por su intelecto. Pero de todos modos, a pesar de la envidia, eran muchas las personas que lo querían. La tarde-noche del 21 de diciembre fue cuando ocurrió. Sí, sólo yo sé quién lo hizo. ¿Quién podría ser el desgraciado que decidió acabar con la vida de toda esta hermosa familia?, se preguntaban los policías. Le cortaron una oreja, tenía varios tajos en los brazos que descubrían sus venas y por último le asestaron una puñalada en el corazón, el cual estaba lleno de pena y arrepentimiento. Carolina era una buena mujer y esposa, quizá, con eso que le hizo, su asesino pensó que le estaba haciendo un favor. Su vida ya no era vida desde aquella noche en la cual se emborrachó con sus amigos. Se fue de parranda sin que Caro lo supiese. Era la primera vez que se iba de trampa, y encima rodeado de mujeres. Quién se lo hubiera imaginado… La angustia y la culpa lo perseguían por todas partes… ¡Ja, qué ingenuo! Y de verdad pensó que ese 21 de diciembre todo su dolor acabaría. Lo encontraron tirado al costado de su bicicleta a mitad de la avenida Medrano, y junto al cuerpo también se halló el puñal con el que lo asesinaron. Cuando llegaron los policías y la ambulancia todavía tenía todas sus pertenencias. Era impertinente pensar que se podría tratar de un robo. Existían sólo dos sospechosos: Guillermo y Andrés, los cuales competían sin éxito con él en la facultad de Medicina. Ambos anhelaban su lugar como presidente en el centro de estudiantes. Su elección había sido unánime y sus contrapartes, Guillermo y Andrés, habían quedado totalmente humillados. En ese instante comenzó todo. ¡Mirá que es grande la envidia, eh! Precisamente, la mañana de ese trágico día entregaron las calificaciones de los exámenes parciales. Y nuevamente Arías, con su sobresaliente inteligencia, dejó atrás a sus pseudos rivales. Entonces, el orgulloso Guillermo explotó e hizo público su odio hacia Arías. En cambio, Andrés lo persiguió por los pasillos para felicitarlo por su logro. Aunque en sus ojos y su sonrisa se notaba su ironía. Eso fue lo que declararon los estudiantes de la facultad interrogados.
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El detective ya tenía a los sospechosos, solamente restaba encontrar al culpable. Ese día, después de ir a la facultad, Andrés se la pasó en la casa de sus padres, que festejaban su trigésimo primer aniversario. Tenía testigos que lo avalaban. A Guillermo no lo encontraban por ninguna parte. Necesitaban interrogarlo. Después de que salió de la facultad ya nadie más lo vio. Nadie, excepto yo… Estaba claro, como primer sospechoso se encontraba Guillermo. Andrés quedaba libre de toda culpa, aunque en sus declaraciones afirmó sentir envidia y rencor por la víctima. ¿Víctima? En sus investigaciones, el detective descubrió que el día de la parranda, Arías le había sido infiel a su esposa Carolina. ¿Era posible que esa hermosísima mujer se haya enterado de esto, y que le provocara al menos una gota de rencor por toda su entrega y el pago que recibió? De esta manera, se sumaba un nuevo sospechoso a este crimen, que ya oscilaba entre lo pasional y la venganza. Por otra parte, Guillermo todavía no aparecía. Después de ese día, su récord de asistencia perfecta se había roto, puesto que ya no iba a la facultad. Las declaraciones de Carolina fueron confusas. Ella no estaba enterada del engaño de su difunto esposo. Sin embargo, no lloró cuando se lo dijeron. Al detective se le estaba complicando este caso mucho más de lo esperado. Y como si fuese poco, dos días después de las declaraciones de Carolina, hallaron asesinado de una puñalada a Guillermo, a orillas del río, en las cercanías de la facultad. Carolina fue declarada inocente. Era obvio que un ser tan bueno, comprensible y hermoso como ella, era incapaz de matar a alguien, y mucho menos a Arías. Ella estaba enamorada de él. Ustedes me podrán decir, “ella no lloró cuando se enteró de su infidelidad, ¿cómo afirmás que lo amaba?”; porque ya no le quedaban lágrimas en su ser, después de haber creado mares de llanto el día en el que murió su esposo. Luego declararon culpable del asesinato a Guillermo – y sí, es más fácil echarle la culpa al muerto -, el cual, supuestamente, luego de matar a Arías, perdido por la desesperación, se clavó otro puñal – del que no se sabe de dónde lo sacó, ni mucho menos en dónde se encuentra – en un lugar donde nadie lo viera, por eso se lo encontró a orillas del río. El detective no quedó conforme, ni mucho menos convencido, pero desistió. No trabajaría gratis. ¡Qué lástima que el asesino no haya podido pagar en vida todo el daño que hizo! Aunque sinceramente, aquí, en el limbo, se sufre mucho más…
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De todos modos, es bueno saber cómo realmente sucedieron los hechos. Y aunque soy el único que lo sabe, yo ya no puedo ser testigo ni declarar ante los hombres. Pero se lo confesaré a ustedes. La noche en la que Arías se emborrachó, engañó a su esposa con una de sus compañeras de facultad. Esa misma noche, dejó de ser un hombre… la culpa lo atormentaba. Para colmo, el molesto Guillermo, a quien tengo aquí a mi lado, intentó matarme a orillas del río, cerca de la facultad, sitio al fui llevado por engaños. Me defendí y maté al desgraciado con el mismo puñal con que intentaba dañarme. Me asusté y corrí a mi casa. Agarré mi bicicleta y como sentía frío en las manos, me puse mis guantes y me fui. No sabría decirles a dónde me dirigía ni qué haría, lo único que intentaba era escaparme de mí mismo. Mi cabeza me daba vueltas y ya no aguantaba el dolor ni la culpa por todo lo que había hecho. Entonces, me bajé de la bici en medio de la avenida. Escuchaba mil voces, y no sé cómo, pero advertí que mi mano derecha aún sujetaba el puñal que usé para matar a Guille. Al parecer nunca lo había soltado, y no me había dado cuenta por el miedo. En realidad, cuando me coloqué los guantes, me di cuenta de que lo traía. Y no lo dejé en casa porque me incriminaba. Entonces lo limpié y lo llevé conmigo. Es por eso que los peritos no encontraron huellas digitales en el puñal. Me corté una oreja, sin embargo, seguía escuchando las voces. Me corté las venas, pero mi muerte no fue inmediata. Seguía sintiendo dolor. Y fue entonces cuando me atravesé el corazón. ¡Qué tonto! Pero, ¿quién iba a saber que el homicidio y el suicidio son pecados mortales? ¿Quién se iba a imaginar que con ellos no se puede entrar al cielo? Aquí, en el limbo, no existe el tiempo. Lo llaman “eternidad”. Si pudiera regresar atrás, lo único que cambiaría es esa noche de la borrachera. Perder el tiempo no es un lujo que un hombre se puede dar. Yo lo perdí la noche en la que me acosté con esa turra de Belén. Caro no se lo merecía… ¡Qué ironía! Ahora a mí me sobra el tiempo, y lo ocupo sólo para sufrir. Sí, yo maté a Guillermo… Sí, yo engañé a mi esposa… Y sí, yo soy Arías. ~o~
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GERARD STANFORD Y EL CRIMEN DE NY Constantine Una mañana nublada, después de una tormenta que la noche anterior había azotado la ciudad, la policía intervino en una casa alertada por la llamada de una vecina cercana al lugar: un crimen había acontecido. El cuerpo estaba allí, inmóvil, yacía en el piso, Steven Robinson, un chico de diecisiete años, descripto por sus amigos y familiares como una persona sociable y de carácter simpático. Según el informe policial presentaba una herida a la altura del corazón, lo que le había provocado la muerte. Esto fue provocado por una vara de hierro puntiaguda que sobresalía de la tierra, cuyo origen se desconocía. También se creía que se trataba de un asesinato, ya que la ventana del segundo piso que correspondía al cuarto del chico estaba abierta lo que demostraba que podía haber sido arrojado por la ventana, o también podía tratarse de un accidente o un suicidio. Este era sin duda un caso para el detective Gerard Stanford, el mejor que se desempeñaba en su trabajo en todo New York. Sin duda era un apasionado en su tarea. Esa tarde fue al lugar del crimen, cuando llegó se detuvo a explorar las huellas del sendero del pequeño jardín descuidado. Pudo descubrir unas huellas que conducían hasta el patio trasero, las huellas eran un poco confusas y había signos de que algo había sido arrastrado. Entró a la casa y notó que estaba todo limpio, no había ningún solo indicio o huella; caminó hasta la puerta que daba hacia la parte trasera del lugar, notó que la puerta había sido violentada, trató de abrirla pero estaba trabada, subió las escaleras y llegó al pasillo y vio que en una de las paredes había un rastro de sangre a la altura de las rodillas, la que seguramente pertenecía a la víctima, tomó una muestra para luego analizarla. Entró al cuarto del fallecido, en el marco de la puerta encontró una huella dactilar para enviar a laboratorio y además encontró que la ventana estaba completamente rota. Bajó nuevamente y salió por la puerta de entrada, al no poder hacerlo por otro lugar y siguió recorriendo por el lateral de la casa hasta llegar al patio trasero. El cadáver había permanecido allí por órdenes suyas para que pudiera investigar mejor, con el cadáver se encontraban los policías auto blindados. Lo observó durante un minuto y dijo: - Quiero que reúnan los posibles sospechosos ya que esto es un asesinato. La herida ha sido causada por un arma blanca – dijo Stanford con aire de seguridad. - ¿Cómo es posible esto? – Contestó uno de los oficiales - ¿No ve que el chico cayó y dio justo contra la vara de metal?
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- Claro, y le aseguro que la herida del muchacho no concuerda con la forma de la vara. El arma que estamos buscando es un simple picahielo. Si no me cree, verifíquelo usted mismo, el arma es de unos diez centímetros. El oficial lo revisó con cuidado y quedó sorprendido. El detective siguió recorriendo el lugar y encontró una carretilla llena de plantas que seguramente iban a ser plantadas. Buscó algún lugar y encontró un posible pozo pero no halló nada en él. Mirando más detalladamente vio que en una de las partes de la carretilla había un poco de sangre, la mandó a analizar al Departamento de Investigaciones Criminalísticas. Otro indicio es que el cadáver no presentaba signos de lucha, es decir, únicamente vinieron a matarlo. Esa semana comenzaron los interrogatorios, reunieron a los posibles sospechosos: Susy Williams, madre de la novia del muchacho y Stacy Williams, novia de la víctima. En el departamento policial el investigador Stanford comenzó interrogando a Stacy, la sospechosa más comprometida por mantener una relación directa con el muchacho, se trataba de una chica de diecisiete años, ojos verdes y un poco delgada. - ¿Steven tenía algún posible enemigo o alguien que tuviera odio hacia él? - No lo sé- dijo Stacy con cara de sufrimiento- él era muy buena persona, no le hacía daño a nadie, era muy pasivo. Creería que no. - ¿Cuándo fue la última vez que lo vio? - La semana pasada- su cara comenzaba a tornarse rara. - ¿Habían tenido algún tipo de discusión? - No. - ¿Seguro?- recalcó el investigador. - Sí, por supuesto. - El interrogatorio concluyó por ahora. Le aseguro Señorita Williams que la próxima vez que usted me vea tendré al asesino. Despidiéndose de Stacy aprovechó para arreglar una cita para interrogarla a la Señora Williams al día siguiente. Al otro día casi a la misma hora comenzaron el interrogatorio: - Buen día Sra. Susan, quisiera saber si usted tiene algún tipo de odio hacia el novio de su hija. - No, por el contrario, era un muchacho estupendo. Él y su amiga Débora. - Disculpe, pero no había preguntado, ¿Dónde se encuentra su marido? La Sra. Williams bajó un momento la cabeza y luego respondió: - Ha muerto ya hace cuatro años en un viaje de negocios. - 31 -
- Lo lamento -contesta Stanford- ¿No ha notado algo raro en su hija o su novio? - No, llevaban una relación normal. - Entonces con esto concluimos por el momento. Al día siguiente recibió el informe de laboratorio, el ADN de la sangre encontrado en el interior de la casa pertenecía a Steven. La sangre del pasillo y de las huellas que encontró en la puerta, no. Después de haber conseguido una orden del juez, fue a la casa de la familia Williams, estuvieron cerca de una hora buscando el arma utilizada para cometer el crimen. La encontraron enterrada en el jardín trasero de la casa. Luego la tomaron para analizar las huellas a pesar de que la habían limpiado. Al salir del lugar la patrulla se había retirado y el detective a punto de encaminarse a su oficina se encontró con Débora McAllister, la amiga mencionada por la madre de Stacy. Tuvieron una charla en la cual se presentaron y él le comentó lo que había sucedido, lo cual no había sorprendido a ella: - Que raro, cualquier persona a la que yo le hubiera comentado esto le hubiera sorprendido – le comentó Stanford. - Es que ella me había comentado que últimamente tenía problemas con su novio y que él le había sido infiel, pero no me dijo la persona con la que le había engañado. Mientras le comentaba esto el detective le pidió que le enseñara las manos; ella accedió, él le había tomado una muestra que después analizaría. También llevaba una mochila pero no la revisó. Despidiéndose de Débora volvió a la casa del muchacho tratando de aclarar el misterio un poco más; cuando llegó preguntó a los policías quién había intervenido en la escena del crimen ya que sentía que algo estaba fuera de su lugar. Los oficiales le dijeron que había venido un agente del FBI quien le mostró identificación y acreditación, estuvo buscando algo clave para resolver el asunto y no lo encontró, luego se marchó. Entonces Stanford volvió nuevamente a la comisaría y citó nuevamente a Stacy y Susan pero esta vez con la presencia de Debora McAllister. En la sala de interrogatorios se encontraban las tres mujeres, entró el detective y dijo: - Stacy, te prometí que te traería el culpable y lo hice. Les informo que quien esta tras este asesinato es Debora McAllister. - ¿Cómo?- dijeron casi a dúo Stacy y Susan. - Sí, como escuchan. Todas las evidencias indican lo mismo. Seguro Stacy que tú deberías saber que Debora tuvo una relación anterior a la tuya con Steven. - 32 -
- No, nunca me habían dicho nada ninguno de los dos. - Qué raro, tu mejor amiga y tu novio no te comentaron de su relación anterior. Creo que en realidad, ellos tuvieron una relación muy feliz hasta que comenzó a socializar contigo, después de un tiempo, la dejó por ti. Eso no fue hasta hace mas de tres años. Ella queriendo recobrar a su amor volvía a su casa para tratar de convencerlo, pero él no aceptó. Luego de una dura discusión ella se despidió, y al retirarse tocó el borde de la puerta en la cual quedó impresa una huella dactilar que en el proceso de investigación encontré y dio como resultado su nombre. Lo había engañado al fingir despedirse pero en realidad bajó a la cocina, tomó lo primero que encontró a su paso, un picahielo. Subió, lo sorprendió y le clavó el arma en el corazón. Al darse cuenta de lo que había hecho quiso dar marcha atrás pero ya era tarde. Tomó el picahielo, lo guardó en su bolsillo y rompió la ventana, pero no se atrevía a tirarlo desde un segundo piso. Lo arrastró y el cuerpo rozó la pared, dejando una pista. Lo trató se sacar por la puerta de atrás pero tampoco pudo al intentar forzar la puerta. Lo arrastró entonces de un lado a otro; eso me hizo pensar que no podía ser Stacy ya que era muy delgada, y lo saca por la puerta delantera, al notar que se le hacía dificultoso el traslado del cuerpo, deja huellas de pisadas y de la carretilla que utiliza para el traslado, carga en ella el cuerpo hasta atrás sin saber que en ese momento el pasto se encontraba mojado por la tormenta que había ocurrido unas horas antes y el lugar estaba oscuro para que se notara. Trató de que al llegar al lugar quedara como que había caído de su habitación y se había incrustado contra el hierro de metal que posteriormente había puesto; sin darse cuenta de que no concordaba con la herida. Cuando fui a la casa de Stacy encontré un lente de contacto que había caído a quien posteriormente enterró el picahielo ahí, luego aproveché y le tomé una muestra de las manos a Débora para ver si ella tenía restos de tierra y dio positivo. Luego fui al lugar de los hechos para saber si ella venía de allí cuando la encontré. Me dijeron que un agente del FBI había llegado al lugar, eso me dio otra pista, ella se había vestido de agente para buscar el lente que le faltaba sin saber que lo había perdido en la casa de Stacy. También investigué su historial médico y hallé que tenía problemas en la visión por lo que usaba lentes. Seguramente si abre la mochila que tiene encontraré el disfraz. Lo hizo y vio que decía la verdad. Posteriormente dijo: - Arresten a esta chica, es culpable de homicidio con una pena de hasta veinte años. Entonces el detective quedó satisfecho por su labor y a la vez triste por la pérdida de una vida. ~o~
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EL ABOGADO AGONIZANTE EL El detective Walls llevaba horas intentando resolver el crimen del joven Arthur Rogers, a pesar de que la policía de Scotland Yard, ya lo había resuelto y había arrojado como principal sospechoso al viejo Chino Meitao, comerciante y conocido por manipular sustancias venenosas, las mismas que causaron la muerte de Arthur Rogers. Eran las cuatro de la tarde cuando recibía el detective la visita del agente de Scotland Yard, el señor Thompsom encargado del caso Rogers y quien antes pidió colaboración a Walls. Thompsom le dijo al detective Walls, que había recibido el llamado del señor Charles (abogado de Arthur Rogers el joven asesinado) quien le había dicho que se encontraba agonizando. Rápidamente Walls y el agente llegaron a casa del abogado, Thompson pidió tomar declaración al abogado Charles, le pidió al detective que se retire de la habitación para recibir la declaración de Charles antes de su muerte. Durante casi 50 minutos con un tono cada vez más agonizante Charles comentó al oficial, simplemente haber despertado y sentirse enfermo sin saber el motivo. El agente se mostró sorprendido; al mismo tiempo que observaba toda la casa, hasta que halló un sobre amarillo con una escritura china impresa. Exaltado preguntó a Charles: -¿Cuándo recibió este paquete? Charles, casi sin energías respondió:-Hace unas horas creo-pero lo abrí y no contenía nada. -Jaja! Sonrió Thompson y preguntó: -¿este paquete lo recibió a las dos? -Si- contesto el abogado -¿Cómo lo sabía? -Este paquete contiene la misma sustancia que enveneno a su cliente Arthur Rogers, contiene un polvillo visualmente imperceptible, traído de Asia – contesto entusiastamente Thompsom. Agregó – logrando asesinar a usted no se sospechará que fui el causante de la muerte de Rogers, además notificare al detective Walls, que se trato otra vez de las sustancias del viejo chino. Luego de unos segundos Thompsom observo finalmente como el abogado agonizaba y fallecía finalmente.
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En ese momento, y con el reloj marcando las 5 de la tarde, se presento al lugar acompañado de dos oficiales de Scotland Yard, el detective Walls, que casi sin dejar hablar al agente Thompson dijo a los oficiales: - ¡Procedan! – Mientras Walls retiraba de debajo de una mesa una grabadora oculta que había registrado toda la conversación. Walls Agregó: -supe que el Chino Meitao, solo manipulaba sustancias farmacéuticas, que no se parecían a “El Ding” un polvillo casi invisible que causa envenenamiento con solo aspirarlo, este polvillo de china toma efecto en tres horas exactas, por lo tanto al recibir el paquete a las dos Charles debía morir a las cinco de la tarde – Ah! Perdón, ya puede levantarse señor me ha servido mucho su supuesta muerte frente a Thompsom. - Llévense la grabadora como evidencia y el paquete Chino, que jamás fue abierto y que el agente Thompsom declaro utilizarlo para matar a Rogers e intentarlo con Charles – finalizo Walls. - luego uno de los oficiales se dirigió a Thompsom (que durante todo este ultimo discurso de Walls, permaneció callado) Y le dijo: - Agente Thompsom, queda detenido por el asesinato de Arthur Rogers, e intento de asesinato del abogado Charles. Mientras se llevaban detenido a Thompsom, el detective Walls pregunto a Charles: - ¿después de estar “agonizando”, iría a tomar un café? - ¡Claro que si! – Contesto Charles riéndose.
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OTRA VÍCTIMA EN EL JUEGO DEL AMOR El ilusionista En una familia de buen pasar económico, dueña de una de las empresas de colectivos de larga distancia del país, ocurrió el asesinato del abuelo de la familia, presidente y dueño de la empresa. Todo esto ocurrió en febrero de este año, empleados, amigos y allegados de la familia, pensaban que fue obra de algún miembro de la familia, más precisamente uno de los hijos, ya que en noviembre de 2009, el señor Juan Manuel Quiroga le había propuesto a sus hijos dejar la presidencia y el mando de la empresa para desconectarse de los problemas que esto acarreaba y así dedicarse a la pesca, su pasión desde niño. Los hermanos Quiroga contrataron a uno de los detectives con más prestigio en el mundo para que llegue al fondo del caso y así descubrir quién fue el autor material del hecho. Los médicos declararon la causa de la muerte como envenenamiento. El detective comenzó por entrevistar a uno de los hijos, Claudio Quiroga, hijo mayor y contador de la empresa. Se encontraba seguro de sus declaraciones y un poco resentido por el hecho de haber hablado con su padre antes de su muerte, confesándole al detective que su padre quería que esté al mando su hermano más chico. La siguiente entrevistada fue Analía Quiroga, que entre llantos confesó que ninguno de sus hermanos sería capaz de hacer algo así. En cambio el hijo más chico, Gabriel Quiroga, pensaba todo lo contrario, que sus hermanos serían capaces de hacer algo inhumano para apoderarse de la institución. De todos los empleados, tanto de la administración como de mantenimiento, sólo uno de ellos se encontró inquieto, la secretaria privada del señor Quiroga, quien según los rumores de la empresa, fue una de las tantas amantes de él. En uno de los papeles encontrados por una de sus nietas, se encontraba un testamento, diciendo que todos los bienes se los dejaba a su mujer, María Villanueva de Quiroga, el mando de la empresa a su hijo Gabriel, supervisado por sus hermanos, declarando en el papel que los tres poseían el mismo poder de decisión. Salvo una lancha llamada “La Pesquera” que la dejaba a su nieto mayor, Patricio, siendo él su compañero de pesca en sus últimos años de aventurero. El juez, en contacto con el detective, llamó a declarar a los supuestos autores del asesinato.
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La primera en declarar fue la hija, que en el momento del asesinato no se encontraba en el país, estaba en Europa conociendo los nuevos modelos de colectivos de dos pisos, la nueva adquisición de la empresa. Los hermanos declararon que salieron a cenar con sus familias. La única en no tener coartada fue la secretaria, que declaró estar durmiendo en su departamento. Tras varios días del asesinato y gracias a los peritos, se logró descubrir al autor del hecho. Los hermanos nuevamente citados a la justicia no podían creer quién en realidad fue el asesino. Al ser una de las familias con más poder económico en el país les ofrecieron que de todo lo ocurrido nada saliera a la luz y el caso quede encajonado como muchos otros. En cambio ellos decidieron todo lo contrario, que procedieran a detener al asesino. En el juicio la viuda confesó haber cambiado las pastillas por veneno en píldoras bastante parecidas.
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HARINA, NO COCAÍNA El multifacético Corría el frío mes de julio, una noche de 1960 como siempre José Jonson se encontraba en su despacho investigando los diversos casos asignados. Eran la tres de la madrugada, de repente escuchó sonar su timbre, sorprendido abrió la puerta de su oficina y se encontró con una mujer totalmente hundida en llanto y desesperación Inmediatamente Jonson la asiste en una silla le dio un abrigo y un té caliente para calmar su trauma, con palabras de persuasión llevó la situación hasta que la mujer se recuperó emocionalmente, le dijo: - me llamo Norma Aurizaga, disculpe al molestarlo e interrumpir su importante labor, recurro a usted sin dudas porque es el mejor. - No se preocupe – respondió Jonson, estoy para servir cuénteme qué pasó ¿cuál e sel motivo de su estado? - Asesinaron a mi esposo Don Romano - ¿Don Romano?- preguntó Jonson exaltado - Sí- afirmó la mujer el gran empresario multimillonario más conocido de Argentina. Presumo que fueron mafiosos - Cuénteme un poco más- insiste Jonson - Hoy cuando llegué a casa lo encontré en un gran charco de sangre, muerto, con una bala en el pecho - Y Usted dónde se encontraba antes del suceso? – preguntó Jonson - Había llegado tarde a casa, hice una sesión completa de spa, como todas las semanas, cosa de mujeres - ¿Puede decirme qué cosas? - Usted sabe, tratamiento de la piel, arreglos en el pelo, trabajos en pies y manos - Ah ya veo… ¿Usted cree que su marido tenía enemigos? - Creo que sí, últimamente se reunía con gente de Colombia, la vez que le preguntaba me decía que eran inversores colombianos, pero creo que estaba relacionado con el narcotráfico, vi algunas fotos que lo comprometían y además teníamos frecuentes visitas de un hombre llamado Raúl Gómez, siempre cenábamos los viernes, luego aparecía con más frecuencia - ¿Usted cree que él es el principal sospechoso? - Usted más que nadie sabe cómo son estos casos, algo sale mal y alguien tiene que morir, esta vez mi esposo fue la víctima por estar metido en este negocio sucio.
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- Sí, en este mundo la gente está cada vez peor, necesito ver la escena del crimen antes de deducir cualquier conclusión. Fueron a la casa, el cuerpo estaba cerca de las escaleras. - Por lo que veo su marido recibió el disparo al bajar la escalera y rodó hasta cerca de la entrada donde usted lo encontró, como lo indica la sangre de la alfombra. Tendré que indagar al señor Gómez para ver qué hizo en el horario en el cual transcurrió el hecho. Al día siguiente fue a buscar al colombiano al hotel donde se alojaba, el recepcionista le dijo que había abandonado el hotel la noche anterior a las 5:00 de la madrugada y le había dicho que si venía a buscarlo un hombre llamado Don Romano, le comunique que regresaba a Colombia urgentemente. Jonson le preguntó si había salido del hotel antes de partir. El recepcionista le contestó que había estado ausente desde las siete de la tarde. Abrumado Jonson pensó que era fundamental revisar la agenda de Don Romano para ver si en ese lapso de tiempo tenía algo de relación con Gómez. Regresó a la casa se la pidió a la mujer, ésta dijo que habían quemado todas las pertenencias, ya que el solo hecho de verlas lo recordaban. Al preguntarle si sabía algo de un encuentro entre su marido y Gómez ella le contestó que ellos tenían una reunión programada a las 7 de la tarde en su casa, pero ella no la presenció porque desde ese horario estuvo en el spa. Jonson decide emprender viaje hacia Colombia para hablar con Gómez. Al llegar éste lo recibe en el aeropuerto de Bogotá - Sé que usted necesita hablar conmigo sobre el terrible acontecimiento, el asesinato de mi amigo Don Romano - Así es, nada más quería hacerle unas preguntas.¿Usted se reunió con él ese día? - Sí – respondió. Teníamos una importante charla de negocios, lo noté preocupado, le pregunté cuál era su inquietud y me dijo que su mujer estaba muy extraña últimamente. - Disculpe, puede decirme de qué clase de negocio… - Lo estaba convenciendo de convertirse en uno de los inversores más importantes de mi empresa - Usted es dueño de una importante empresa ¿de qué rubro? - Soy el dueño de la Empresa harinera más importante de Colombia “la Blanquita”. Sorprendido Jonhson agradeció a Gómez por su tiempo. Rápidamente compró pasajes para regresar a la Argentina. Mientras volaba recordó las fotos de la mujer donde - 39 -
se observaban bolsas con cierto cargamento blanco. Se dio cuenta que la ingenua mujer no tenía ni la menor idea de qué se trataban los negocios en los cuales intervenía su marido. Ella creía que eran estupefacientes, e ideó una coartada sin saber que eran bolsas de harina, las cuales eran para demostrar la calidad del producto. Recordó también que al auxiliarla notó distintas marcas en su mano, sus uñas maltratadas. Al llegar fue directamente a la casa de la sra. Norma. - ¡Detective Jonson!- exclamó ¿habló con el mafioso? - Sí señora, justamente sobre eso vengo a hablarle - Tome asiento. Le traigo un café –le ofreció la mujer. - No se moleste, vengo de pasada. - No es ninguna molestia- insistió - Vuelvo a repetir no se moleste. La notaba nerviosa, desistía de mirarlo a los ojos. De repente Jonson rompió la tensión: - Señora, no mienta. Sé que usted fue la que asesinó a su marido - ¿Por qué dice eso? ¿Cómo se atreve’ - Fue muy fácil señora. Al entrevistarla me di cuenta que fue usted la absoluta culpable, pensando que Gómez era un narcotraficante, quiso utilizarlo como coartada para asesinar a su marido y así quedarse con todo. Cuando estuvo en mi despacho vi sus manos en mal estado, con marcas, fácilmente se notó que sujetó algo: el arma. Al arrastrar el cuerpo la pintura de sus uñas se corrió, antes de eso estuvo en su día de spa. Ahora dígame usted ¿dónde escondió el arma? La mujer colapsada de nervios en un shock de gritos y llantos, dijo que la había puesto en la basura, ya que a las 7.00 el basurero recogía la evidencia. - ¿Por qué lo hizo? - Mi marido era un hombre de poder, tenía tanto que se volvió materialista, me engañaba con muchas mujeres, y sabía que tarde o temprano me iba a dejar, entonces después de eso: la calle. ¿De qué viviría? Mi esposo nunca me habló de sus negocios, por eso pensé que Gómez era un narcotraficante. - Señora, realmente usted no se dio cuenta que se volvió más materialista que su esposo, inclusive lo terminó matando. Ella lo admitió. Luego fue detenida.
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LAS ÚLTIMAS VACACIONES CON MI HERMANO El torero En la noche del último día de vacaciones, me encontraba acostado sobre la cama de la habitación del hotel, sabía lo que había hecho y no me dejaría en paz por el resto de mi vida. Maté a mi propio y único hermano, Mauro. Estaba tan desesperado que no pude cerrar mis ojos, era tan grande el dolor que sentía dentro que salí del hotel, tomé las llaves del cuarto del hotel y salí hacia las calles oscuras. No sabía a dónde ir sólo caminaba por la estrecha calle del pueblo. El pulso me temblaba demasiado y mi conciencia no me dejaba tranquilo. De pronto me detuve en medio de la oscura noche, no podía seguir avanzando por el estado depresivo en el cual me encontraba, sabía que no podía huir de esta situación porque sería muy evidente mi culpabilidad. Decidí regresar al hotel, me volví a recostar y empecé a recordar todo lo acontecido en esos días. La idea de tomarnos estas vacaciones fue mutua entre mi hermano Marcos y yo. Marcos era el mejor amigo de Mauro, era como un hermano para Mauro. Lo planeamos todo para que fuesen unas vacaciones inolvidables, que de hecho lo serían. Un día antes de partir surgió un imprevisto, se incluirían dos personas más en nuestro viaje, eran Sergio y su novia. Sergio era un viejo amigo de Mauro y conocidos de Marcos. Venían de casualidad a visitarnos a nuestro departamento y decidieron salir de vacaciones con nosotros. Al amanecer del día siguiente alistamos nuestras cosas, tomamos las llaves y nos dirigimos al viaje que cambiaría mi vida para siempre. Luego de tres días de viaje llegamos al destino turístico. Nos alojamos en un hotel cinco estrellas, con muy buena vista al mar, a dos kilómetros del mejor boliche, mejor zona imposible. Todo marchaba perfectamente, tal como lo previsto. Ese día fue mejor que cualquier otro, me daba la sensación de estar feliz por la relación que llevaba con mi hermano y sus amigos. La idea de estar lejos de casa, despejarme de todos los problemas cotidianos, era un gran alivio no pensar en ello. Por la noche fuimos al boliche, sí que era de lo mejor, los tragos, los chicos, el clima era de lo mejor. Fue una gran noche, nos divertimos a lo grande. Al día siguiente nos esperaba más acción. Así fueron pasando los días uhh qué días aquellos, fueron muy intensos, eran muy buenas vacaciones. Pasaron varias semanas y mi hermano fue cambiando me empezaba a dejar de lado, era como si yo no estuviera con ellos, y lo peor de todo era que se dejaba llevar por ellos, sus amigos. Era como si yo no estuviera con ellos intentando disfrutar esos días al máximo. Me era imposible no pensar en la actitud de mi hermano, él era todo para mí y él - 41 -
me había cambiado por completo. En este momento sentía que lo estaba perdiendo estaba totalmente enloquecido a tal punto que planee cómo terminar con la vida de él. Una noche en que estaban por salir corté el freno del auto de Mauro, sin que nadie se enterara. El auto se encontraba a dos cuadras del hotel estaba más que seguro que utilizarían los autos, regresé a la habitación y me quedé dormido. Al día siguiente llaman a la puerta, era un oficial de la policía de la ciudad, me informa de la muerte de mi hermano y me empieza a investigar. Estaba tan sacado en ese momento que no paraba de sudar, eran tantos los nervios, a tal punto que le dije que yo era el responsable de la muerte de mi único hermano, y el oficial me dijo: - ¿dónde está el revólver? La noche en que se irían de parranda no utilizaron el auto de Mauro, sino que fueron con el de Sergio, estaban tan tomados, en tal estado de ebriedad que se pusieron locos. Mi hermano había tenido esa noche un encuentro casual con la novia de Sergio, y cuando huía en la carretera Sergio le dio un disparo en el corazón y lo mató al instante.
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LA VIGILIA Erdosain “En estas páginas me referiré objetiva e imparcialmente a los acontecimientos que tuvieron lugar durante los últimos días de mi existencia anterior. Seguramente calificarán muchas de las imágenes que contiene este manuscrito de insustanciales, aunque sus conjeturas resulten falaces y triviales. La premonición que se me confirió secretamente en el lenguaje taciturno y ancestral de los demiurgos durante los sueños, hace aproximadamente tres días, terminó por internarme en una vigilia calamitosa y reveladora. Originalmente, mis conocimientos e interpretaciones resultaron poco precisos, pero pude discernir lo siguiente: 1) No debía salir de mi habitación. 2) Alguien golpearía a mi puerta y era menester aguardar en estado de alerta a este suceso fundamental y definitivo. 3) Estaba solo. Abandonado y sometido a la ineluctable marcha del tiempo. Solo, en el miserable cuarto de pensión que pagaba con mis reducidos ahorros. Accionando obsecuentemente ante los enumerados axiomas, corroboré la cerradura de la única y obsoleta puerta que daba acceso al pequeño habitáculo. Después, busqué el revólver de bolsillo (que en circunstancias pretéritas adquirí clandestinamente) y lo dejé al alcance de mi mano, para ulteriormente servirme una generosa medida de whisky. El imprudente consumo de alcohol me hizo incurrir en un error peligrosísimo: dormir. Era ya un inescrutable transeúnte de la irrealidad mental. En esos paisajes diáfanos, los anagramas y las cavilaciones desfiguraban cualquier certeza relacionada con mi espera. Transcurrieron así decenas de días inmateriales y luego de diecinueve horas terrestres, volví a mi cuerpo. Angustiado por el pálido y repentino despertar que sucede a las pesadillas, me incorporé con esfuerzo y transpirado. El barato reloj situado en yuxtaposición a una improvisada y heterogénea biblioteca indicaba las diez de la mañana del ocho de octubre. Según la visión, a las once en punto de este día, el intruso golpearía mi puerta. Me quedaban dados así, sesenta escasos minutos para decidir una estratagema definitiva. Dispuse toda mi concentración al análisis sistemático de las múltiples alternativas durante cincuenta exhaustivos minutos. Al retirarme de aquel estado de - 43 -
abstracción, resolví esperar de pie, con el revólver de bolsillo presto a satisfacer mis más execrables impulsos. Duró tan sólo siete minutos esta postura rígida y decidida, pues los nervios y la inseguridad sobre mi capacidad de afrontar semejante situación me acosaron de golpe. Restaban sólo tres minutos hasta oír el llamado a mi puerta y salí del cuartucho con intenciones cobardes, cavilando impasiblemente sobre qué postura sería capaz de asumir. Mi vida dependía de esta locura. Me oculté entre las sombras amigas que se proyectaban en los vestigios de un baño pueril y demacrado, vigilando desde esta posición la puerta a mi cuarto. Al cabo de unos instantes, localicé visualmente al obtuso individuo de pie, frente a mi habitación. La profecía era cierta. Golpeó tres veces la puerta y entró plácidamente, incitándome inconscientemente a hacer algo al respecto. Al ingresar clandestinamente, dejó semiabierta la puerta. Yo era consciente de su accionar a cada instante que pasaba allí dentro, sin la necesidad de mirarlo. Él estaba tranquilo, ultrajando mis pertenencias, y yo iba a matarlo. Sí, iba a matarlo y mi cuerpo actuaba implacable e independiente de mis pensamientos. Cada centímetro de mi carne estaba frío y perfectamente coordinado para atravesar la insignificante entrada a mi habitación y matar al intruso abyecto. Ahora era un testigo. Observé amenamente toda la ceremonia del asesinato, imperturbable. Estaba sumido en un intrincado trance. Una vez que terminé, me detuve a contemplar serenamente el despreciable semblante del que yacía estrangulado en mi cama. Tenía resuelto montar un escenario acorde al argumento que iba a confesar posteriormente a la policía, justificando mis actos y absolviéndome de cualquier culpa. Desordené mi habitación, llamé a la policía y esperé absorto y extenuado, junto al imberbe cadáver frío de aquel desconocido. El resto es historia. Mi hermano no puede visitarme en donde estoy. Dicen que un canalla lo estranguló en el cuarto de la pensión en que vivía.” Ésta es la reproducción literal de una carta que encontré hace dos meses en la casa de Haffner, revisando un viejo cajón, mientras él dormitaba en el rincón sureste de la sala de estar. En circunstancias posteriores, Haffner me contó sobre la verdad y los misterios respectivos al manuscrito. ~o~
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LA ENVIDIA Fray Una noche en la fiesta de la escuela de Ciencias Naturales y Medicina una joven muchacha fue encontrada muerta en su habitación que estaba justo al lado del comedor y de la sala de teatro, era casi la última habitación del pasillo. Encontraron la puerta abierta de par en par y por el pasillo y su habitación había confites rojos por todo el lugar. Ella era la más linda de toda la escuela, la más coqueta de todas, su risa era un encanto, a ella no le faltaba nada. Un día sus amigos del colegio Sebastián, Florencia, Manuel y Matías, el hermano de Manuel la pasaron a buscar a Belén para ir a Educación Física. Manuel era el más lindo de casi todo el colegio. Florencia y Belén estaban enamoradas de Manuel, pero no les gustaba la novia de Manuel que se llamaba Yanina. Cuando se iban a Educación Física una egresada les repartió unas entradas para la fiesta de egresados de la escuela. Florencia y Belén se pusieron de acuerdo para ir al baile. Cuando llega la hora del baile Belén había preparado una torta que estaba con veneno. Ella la dejó en su habitación. Cuando terminó la fiesta se fue a dormir. Al otro día la encuentran en su habitación muerta con los labios pintados de rosado. Dos policías hicieron las investigaciones y encontraron muestras de una especie de confites y al final era veneno para rata. Los policías empezaron a hablar con sus amigos. Belén tenía un cargo de conciencia que no aguantó más y le dijo a los policías lo que había ocurrido y al final era Matías el que había matado a Yanina, él no soportaba la novia de su hermano y él preparó una capa para cubrirle al veneno y después le dejó en su cama un postrecito de confites.
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UNA MALA JUGADA Hidalmaja Es increíble lo que nos pasó el verano pasado con mi padre, lo extrañaba y le rogaba a Dios, todas las noches de su desaparición, que no le pasara nada. Los días fueron pasando, esos días se convirtieron en semanas, luego meses y año. Un año y seis meses fue el tiempo que mi padre no estuvo conmigo, y aún así no perdí las esperanzas de que volviera sin importar cuánto pasara, yo sólo esperaba su regreso. Nosotros nos mudamos a la ciudad de “Los Alpes” ya que mi papá fue trasladado. Él trabajaba como asesor en una compañía de negocios, yo era pequeña cuando nos mudamos. La casa era grande, de dos pisos, tenía una biblioteca, una sala de estar enorme, el estudio donde papá realizaba sus tareas con respecto a sus negocios, las habitaciones y los baños, obvio. En los ratos libres, mientras mamá arreglaba sus plantas en el jardín, mi padre y yo nos dedicábamos a tomar el té, eso lo hacíamos para compartir el poco tiempo que tenía conmigo. Los ratos que pasaba con mi padre eran muy agradables, él me leía cuentos que hacían volar mi imaginación de niña pequeña y me consolaba cuando tenía esas horribles pesadillas que todos tenemos cuando somos pequeños, cerca de él me sentía protegida. Mi padre era un hombre de negocios, pero hombre de casa a la vez, él siempre llamaba cuando salía de su oficina, para avisar si iba a llegar tarde para comer, cancelar nuestra hora de té o cosas así. Hasta que un día, ansiosa junto al teléfono, esperaba el llamado de papá ya que se acercaba la hora de almorzar. Ese día lo llamaron bien temprano, él salió apurado con el auto, antes de irse pasó por mi alcoba y me dio un beso en la frente, luego se fue. El día estaba un poco apagado, como triste, con una llovizna tenue. Mi madre arreglaba el hogar. Cuando habían pasado tres horas y media que mi padre se fue a trabajar, sonó el teléfono, mamá alzó el tubo, estuvo allí por diez o quince minutos, al cortar subió a su habitación. Dejó la puerta entreabierta por lo cual pude ver que caminaba por su alcoba, iba y venía. Lo que aparentaba ser un rato de calma se transformó en preocupación, ella por lo visto no quería llamar la atención, pero yo la notaba nerviosa. Luego bajó a la cocina a preparar el almuerzo, al terminar me llamó para almorzar y esperar a que papá viniera; no llegaba, fue entonces cuando mi mamá tomó el teléfono y llamó a la estación policial para denunciar la desaparición de papá. Al colgar se puso a llorar, me abrazó como nunca lo había hecho. - 46 -
Dos días pasaron y papá no regresaba y ya lo empezaba a extrañar ya que es raro que haga un viaje tan pronto y no es normal que no avisara a mamá. Un hombre llegó a casa, se presentó como Federico E. Luque, vestía un sobretodo y gafas oscuras, él es el que estaba encargado de averiguar el paradero de mi padre, él anotaba todo lo que mi madre decía en un cuaderno pequeño que tenía, yo los espiaba desde las escaleras donde daba la oscuridad, mi madre estaba en el sofá cubriéndose la cara para que éste no la viera llorar, junto a ella el mejor amigo y compañero de negocios de papá Francisco E. Miño. Mientras que el investigador realizaba sus preguntas, Francisco se dirigió a la cocina en busca de un vaso con agua para mi madre, a mí también me agarró sed así que me dirigí a la cocina por un vaso de jugo, lo miré a Francisco ya que hacía rato no lo veía y noté en su mano una herida y moretones. - ¿Qué te sucedió en la mano Francisco?- alcancé a preguntar. - ¿Qué? ¿Esto? Nada- dijo señalando la herida (nos quedamos un momento en silencio) - ¿Cómo te lastimaste?- pregunté pausadamente tratando de que responda - ¿Cómo? Cerrando el auto, en un momento de distracción me la apreté con la puerta del auto- alcanzó a responder (momento de risas) Van pasando semanas y no se sabe nada del paradero de mi padre aún, el hombre de las notas sigue haciendo su trabajo, en cambio la presencia de Francisco en casa se ha vuelto muy continua excepto en los ratos que debe ir al taller porque su auto presenta un problema de no sé qué, es lo que sé que le dijo mamá. Y era entonces cuando recibíamos las llamadas de pura casualidad al no estar él presente. Francisco no quería aportar declaración alguna, porque según él era una pérdida de tiempo y se dirigía al taller. Esto se empezaba a poner un poco misterioso, hasta que nos llegó una buena noticia, encontraron el auto de papá en un taller, en el cual lo estaban desarmando. Esta noticia a mamá la puso muy contenta y a mí ni te cuento… Al parecer a Francisco que estaba con nosotras lo puso un poco nervioso, entonces fue cuando dijo que se había olvidado unos papeles en la oficina y que necesitaba ir a buscarlos y que más tarde volvería. Mientras que Federico, el investigador ya levantaba sospechas sobre este tal amigo de papá por el hecho de no querer hacer declaraciones. Federico sólo esperaba que hiciera el movimiento que aclararía todo.
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Al ver que éste salía de la casa de “su amigo” dejando a la mujer y a la hija de su amigo allí, Federico lo persiguió audazmente con el auto para que Francisco no se diera cuenta de la persecución. Francisco entró al taller, Federico en el auto estaba a tres cuadras de distancia. Francisco salió del taller acompañado de otro hombre, el cual llevaba cubierta la cara y con la fisonomía de mi padre, éste siguió manejando hasta llegar a una casa que estaba en el campo a 95 km. De la ciudad donde nosotros habitamos. Federico llamó pidiendo refuerzo ya que éste hizo el movimiento tan esperado, él lo sabía todo porque fue recaudando las pistas que Francisco fue dejando, bobamente según él, y este movimiento lo terminó de confirmar. Mi padre se encontraba en el sótano de esta casa. Francisco lo tenía en su poder ya que quería ocupar el puesto de mi padre a toda costa tanto en la empresa como en la familia, pero me temo que este juego le salió mal.
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VENENO INMORTAL J.P. Lucero Mi nombre es Juan Pablo Lucero, y los hechos que ocurrieron el 28 de diciembre, me marcaron para toda la vida. Primero comenzaré relatando lo que pasó y luego me juzgarán. La mañana del 28 de diciembre, había despertado en mi casa en la ciudad capital de Corrientes; comenzaba a vestirme para un cumpleaños junto a mi hija Luisa. Luisa era una niña muy feliz, y rebozaba de alegría por el cumpleaños de Pancho, mi sobrino. - Ojalá haya mucha comida y niños para jugar- gritaba contenta mientras corría al baño. En ese momento llamaron por teléfono y antes de levantar el tubo, ya sabía quién era. - Si vas al cumpleaños de tu sobrino, primo o lo que sea, a la vuelta lleva a Ciro al veterinario para que lo vean de su pata herida-. No soportaba a esta mujer que alguna vez había amado, pero ahora odiaba por haberme engañado y querer separarme de mi hija. - Sí, lo llevaré después de la fiesta- dije y luego colgué. A mi lado apareció Luisa, ya lista con el mismo entusiasmo de antes. Cuando salimos encontré a Ciro, un perro de raza Golden Retriever, corpulento, que le había regalado a Luisa, hacía ya varios años…Ahora tenía problemas con una herida en su pata, pero aún podía caminar y saltar y así lo hizo en cuanto abrí la puerta trasera del auto, Luisa ya estaba adentro y así partimos hacia San Luis del Palmar, una localidad campestre en la que se realizaba el cumpleaños. En la puerta de la casa nos esperaba Leticia, mi hermana que nos recibió cálidamente. - Qué grande que estás- decía a Luisa mientras la abrazaba. La fiesta estuvo muy linda, durante el transcurso de la tarde, ya a la hora de retirarse, no encontraba a Luisa ni a Ciro, Luisa me dijo que pasearía un rato a su perro y volvería. En ese momento me desesperé, corrí hacia la puerta de la casa y sólo encontré a un hombre que ya se iba. Le pregunté si había visto a una niña, él me contestó – Vi a una niña dirigirse hacia aquella dirección- y luego se despidió y se fue. Caminé en la dirección señalada y sólo hallé a un anciano que dijo que me cuidara de una envenenadora que vivía en ese lugar. Yo había tomado una precaución, tenía debajo del asiento mi arma calibre 38 para cuidarme, esa envenenadora no me asustaba. Al seguir por el camino encontré la casa de la envenenadora y golpeé la puerta, me abrió una anciana, le pregunté si había visto a Luisa y ella sólo me dejó entrar sin decir palabras, me - 49 -
invitó a sentarme y ella se sentó, quieta, mirándome con esos ojos negros que me exasperaron de una manera tan grande que saqué mi arma y la apunté. En ese momento se levantó y fue a la parte de atrás, yo la seguí. Al cruzar la última puerta y al llegar al patio me horroricé, por lo que veía, Ciro estaba tirado con espuma en la boca, con los ojos desorbitados y no respiraba. -¡Qué le hiciste anciana loca!- grité y de un golpe la derribé, ella cayó y con sus manos intentó arrebatarme el arma, ésta se disparó hiriendo a la anciana. Traté de socorrerla, pero cuando la tomé en mis brazos ya era tarde, había muerto. En su mano hallé una nota que decía “Cavá muy rápido, pues tu hija está muriendo en donde está la tierra removida”, al leer esto, corrí al patio, como decía la nota había tierra removida, cavé, cavé y cavé como nunca y al fin encontré un costal, al meter la mano, encontré unas botellas y otra nota, ésta más larga todavía y decía: “eres un estúpido, siempre guiándote por lo que dicen los demás, por hacer esto, acabas de tocar las botellas con las que aparte de matar a Ciro, mataste a la anciana sordomuda, sin motivos, pues ésta había bebido el veneno junto al té que tomó conmigo, arruinaste tu vida y aparte eres el único responsable de la desaparición de Luisa que ahora juega felizmente conmigo y cuidado la policía llegará muy pronto”. La carta la firmaba la mujer que hasta hoy maldigo, en esta prisión, no creía que la mujer que había amado, con la cual tuve una hija, había sido mi Verdugo”
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LA LISTA NEGRA John-Mirt Una noche caminando por la calle haciendo la vigilancia de la noche, escuché el grito de una mujer en la casa de enfrente, entonces decidí ir a ver qué sucedía. Mientras me dirigía a la casa, la mujer salía desesperada pidiendo ayuda de la casa, yo le pregunté que pasaba, ella no me pudo contestar porque estaba muy alterada y llorando. Entonces me vi obligado a entrar a la casa y la señora me dirigió a una habitación, me sorprendí de lo que vi: fue un señor de más o menos unos cuarenta años y dos niños, una niña y un niño, de más o menos once o doce años, muertos, todos ensangrentados, sobre la cama y el piso. Toda la pieza esta cubierta de sangre, entonces decidí llamar a la policía y mientras la policía llegaba yo intentaba tranquilizar a la señora sacándola de la habitación
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ofreciéndole un vaso con agua, cuando la pude calmar le pregunté cómo se llamaba y me contestó - Yo me llamo Silvia. - ¿Y que edad tiene? - Treinta años. Y luego tocaron timbre. Eran los policías. Yo los recibí y los llevé a la habitación, mientras que ellos investigaban la habitación sacaban los cuerpos, yo seguía con la investigación de qué sucedió. Le pregunté si había visto algo de lo que sucedió allí, y me dijo que no había visto nada porque ella recién llegaba de su trabajo. Le pregunté quiénes eran esas personas que estaban en la habitación, familiares, sobrinos, etc. Ella me respondió que eran su marido llamado Alberto y sus dos hijos Lucia y Gabriel, le pregunté si quién había quedado con ellos o si tenía alguien al cual los odiara o algún enemigo, ella respondió que no que ella supiera, pero si los niños había quedado con un niñero y que el papá no estaba porque él había salido a trabajar y llegaba en tres horas y le dije: - Tiene alguna dirección, nombre o número de teléfono de el? Ella me dijo que sí. - Voy a buscarlos. Entonces yo pensé “listo, ya esta casi resuelto el caso”. La señora trajo el número telefónico y el nombre y la dirección, todo. Se llamaba Luis, vivía por la calle Villanueva 1451 y el número telefónico era 475938. Entonces accedí a llamarlo, ya tenía un primer sospechoso, lo llamé y le dí el teléfono a la señora
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Silvia. Ella habló, le preguntó si a qué hora se había ido y dijo que a las seis después de que llegó su marido. - -¿Por qué? - -No por nada, hasta luego Luis. - -Hasta luego Silvia. Entonces le pregunté a Silvia a qué hora se había ido a trabajar y ella contestó que a las tres, calculé la hora de llegada del marido. Estaba bien, él llegaría a las seis, entonces fui a la habitación donde estaban los policías para ver si habían encontrado algo y me dijeron que encontraron la huella de un zapato y un arma calibre treinta y dos de seis tiros y un cuchillo de cocina y les dije: -¿Qué encontraron en los cuerpos? Ellos me respondieron que tenía tres tiros el señor, dos la niña y uno el niño y cortes en el señor sobre el brazo derecho y parte de la espalda. Entonces, decidí llevar a la señora Silvia a la casa de su madre…Cuando volví ya se habían llevado los cuerpos. Agarré las evidencias y fui al laboratorio para que les hagan pruebas y sacar huellas de la pistola para ver a quién pertenecía la huella del zapato. Una vez limpia toda la casa de la abundante sangre fui a mi casa para esperar los resultados. Al día siguiente me llamaron del laboratorio y me dijeron que las huellas pertenecían a Alberto Gómez, era el esposo de Silvia. Pero estaba confundido: ¿Cómo el mismo podía matar a sus hijos y luego a si mismo? Y luego pregunté: -¿Y el cuchillo? Él me respondió que a Nicolás Vera. Le pedí la dirección y fui a arrestarlo y me di cuenta de que era el vecino de la familia. Cuando llegué a su casa estaba solo, lo arresté y lo llevé a hacerle un interrogatorio y a que registren su casa con orden del juez, y encontraron una lista de asesinatos que por último descubrieron que era yo José Maxi Kivis, entonces fue acusado de veinte asesinatos y fue condenado a cadena perpetua.
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LA MUERTE PLANEADA José En París, Francia, en 1992, en una empresa de lácteos, Don Rogelio, dueño de la empresa, decidió traer a su hijo José a la fábrica y enseñarle los negocios, porque estaba enfermo y sentía que se iba a morir. Entonces, como José era su hijo único, le iba a quedar todo a él. José estaba con los preparativos de su boda con Carolina, una chica que había conocido en un viaje que hizo a Inglaterra. Dos semanas después, un 20 de enero de 1992, José y Carolina se casaron, y fueron de luna de miel, donde su esposa le había tendido una trampa para matarlo con su amante, porque ella se había casado con él solamente por dinero. Una tarde, Carolina sale del hotel y le dice que va de compras, y él se queda en el lugar. Cuando ella sale, le avisa a su amante Nicolás quien lo iba a matar. Al cabo de veinte minutos, Nicolás entra a la habitación. José se estaba bañando. Le pega un tiro en el estómago pero con un arma que tenía silenciador. Cuando sale de la habitación, sin darse cuenta, la mucama quien estaba limpiando la habitación de al lado, lo ve a José muerto, avisa a la policía, y en unos cinco minutos, aparece Carolina, quien, cuando lo ve, se pone a llorar desconsoladamente preguntando qué le pasó. Tres horas después trasladan su cuerpo y avisan a su papá, Don Rogelio, quien al recibir la noticia, se puso muy mal y agrava su salud. A la semana, Don Rogelio no pudo con su angustia y su deteriorado estado de salud, y muere de un paro. Como nadie encontró pistas de cómo lo mataron a José, decidieron interrogar a todas las mucamas, y una de ellas fue quien lo vio salir a Nicolás de la habitación. Dijo todo lo que vio y lo descubrieron porque él ya tenía antecedentes. Carolina se quedó con Nicolás, con el que se casó nuevamente. Un mes después, cuando la policía los busca, los encuentran en un camping; los llevan presos, siendo condenados, él a quince años, y ella a diez.
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LA MUERTE DEL HERMANO MAYOR Juan Manuel Ojeda Lunes 23 de agosto de 1992, un día común y corriente, José Manuel Ojeda tenía mucho trabajo por hacer y estaba muy disgustado porque el día anterior había peleado con su hermano mayor Empezó a trabajar tratando de olvidar lo sucedido, hasta que llegó la tarde y recibió un llamado de su madre diciendo que su hermano ,el mayor se había suicidado, José Manuel sorprendido por lo escuchado fue corriendo hasta su casa, sin entender nada, echándose la culpa por todo, aunque en el fondo sabía que no era así. La madre llorando preguntaba por qué se habían peleado, y José trataba de explicar que para el no fue su culpa Los días pasaron y el empezó a investigar la muerte de su hermano, todo era tan confuso que se puse a pensar cual fue le motivo por el cual su hermano tomo esa decisión. Tomó su auto y fue directo a la casa de la novia de su hermano, quien se notaba muy asustada por la visita de Juan. - Yo solo quería asustarlo, decía ella llorando como nunca antes ¿Cómo que quería asustarlo?, preguntó Juan muy sorprendido. Ella se secó las lágrimas y empezó a contarle, que un día, el estaba revisando los mensaje de su teléfono y vio que un amigo le mandaba mensajes, cadenas tiernas y se enojó mucho, entonces ella pensó en hacerle una broma y darle muchos celos para que el viera que no era como pensaba, y se diera cuenta que ella lo amaba, pero el no entendió y decidió quitarse la vida. Desde ese día Juan Manuel se siente mas aliviado, porque sabe que no fue culpa de él. Pero igual sigue lamentando haber peleado con su hermano ese día.
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0-800 MUERTE Juan Chope -28 de diciembre, el comisario de la seccional número quince de la ciudad de Nueva York, había muerto cinco minutos después de haber llamado a un delivery de pizza. Nadie sabía cómo se había originado la explosión que le quitó la vida, lo que sí sabían era que no había sido un accidente. Quien lo vio por última vez con vida fue su asistente, que le había llevado un café. Unos días antes, el comisario Gonzáles había tenido una disputa con unos oficiales que habían faltado a su puesto de trabajo. Esta pelea había terminado muy mal, con los tres oficiales despedidos. Por eso estos oficiales se convirtieron en los principales sospechosos. Quien había asumido la investigación fue Mauricio Leyes, el hombre más famoso de la ciudad por resolver los más enigmáticos sucesos de los últimos tiempos. Los oficiales condujeron a Mauricio al despacho del comisario, y allí estaba, lo que quedaba de él, su cuerpo estaba irreconocible, le faltaban partes de su cuerpo y la cara…la cara estaba desfigurada, tanto que, su rostro parecía haber sido arrancado. Mauricio, había tomado muestras de todo tipo, desde huellas, muestras de sangre, movió todos los muebles buscando algo que le señalara quién había sido el culpable pero no halló nada; sólo un folleto de “Phone Center” manchado con pólvora. Fatigado, cansado, fue a un bar para despejar su mente y a tratar de encontrar la respuesta a este enigma. Pero fue inútil, por más que Mauricio se esforzaba a tratar de comprender de dónde vino la explosión que mató al comisario, la respuesta a esta pregunta parecía ser muy lejana. Resignado y con una gran desilusión decidió renunciar a la investigación. De su casa, partió hacia la comisaría para admitir que no pudo con el caso. Estando en la puerta de la comisaría, tocó su bolsillo y ahí estaba, la prueba más importante y que había pasado por alto. El folleto; una hipótesis de la nada vino a su mente y se dirigió rápidamente hacia el despacho del comisario y vio que, el cable del teléfono que daba a la pared estaba removido. Después, le preguntó al oficial de la entrada si el teléfono del comisario había tenido algún tipo de problema. El oficial le dijo que sí, que su asistente lo había llevado a reparar en una casa telefónica llamada “Phone Center”. Las respuestas parecían venir solas. El asistente del comisario Gonzáles, cansado de los insultos y maltratos había puesto una bomba en el teléfono que se activaba con una llamada. - 55 -
El asistente, había planeado con inteligencia, planeó todo muy sigilosamente y aprovechó el mal momento que el comisario estaba pasando con esos tres oficiales para que todas las sospechas caigan sobre ellos. Mauricio fue hasta la casa del asistente para interrogarlo. Estando con él, le confesó que él era el responsable, pero que esta muy arrepentido. Finalmente fue apresado y el viejo Mauricio sumaba otro caso a su carrera.
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CONDICIÓN Leny Llegaba siempre a la misma hora todos los días, como decirlo, era muy puntual. Dueño de una enorme mansión, con sus riquezas interminables de caballos, autos, hectáreas y hectáreas. Con sirvientes y colegas trabajando por toda la casa y su fiel amigo Lev. Millie, la esposa de Henry y con problemas para dormir, siempre se levantaba a la noche para caminar por la casa para luego poder dormir. Una noche fría, como era su costumbre, baja por las escaleras escuchando sonidos extraños, con mucha cautela llega a ver a un hombre con máscara salir del despacho de su marido. Asustada, grita como nunca, tanto que en un abrir y cerrar los ojos estaban todas las luces y los demás en el lugar. - ¿Qué son esos gritos?- dice Henry - Alguien estaba en tu despacho y cuando bajé, me vio con esa máscara horrible y salió corriendo- clama asustada. Asustado corre hacia su despacho tirando todo en su camino, lo cierra y se suicida. En una noche más de lágrimas Millie se cansa de seguir con esa confusión empieza a recorrer el despacho de su marido. Buscando y buscando encuentra un ticket de apuestas de carreras de caballos, piensa que no tiene nada de malo hasta que nuevamente ve la cifra. Inmediatamente llama al banco preguntando por sus ahorros cómo estaban y si habían cambiado. Pero no había ningún problema, ni cambio, sólo que llamó un señor de la estancia “Las Marías”, que quedaba justamente detrás de la suya. Con más vértigo llega al lugar preguntando por su dueño. - ¿Qué se le ofrece? – pregunta el dueño - Estoy buscando al que llamó al Banco para preguntar sobre nuestros ahorros. - Por favor pase que la atenderemos- cambiando de fisonomía. Explicándole por un buen rato lo de su marido y que tenía que dejar una seña por las apuestas no pagadas. - Como ofreció su casa y su caballo y perdió había que tomar represalias. Pero, agregó, como murió no tenemos más cuentas pendientes.
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EL ASESINATO DE LA SEÑORA ELINE Mar Cuando el señor profesor estaba dando sus clases tan importantes de su materia Literatura, estaba explicando el tema del Romanticismo, que es muy largo, fue interrumpido por su querida hija Ingri, diciendo que ella ganó el Concurso de Historia, el que contestaba todas las preguntas correctamente se llevaría de premio un gran viaje a Bariloche para el curso completo. Al terminar de contarle a su padre le da la hoja en la que le pide la autorización para poder viajar a fin de año. El padre la autorizó, pero le faltaba la autorización de su madre, pero ella es muy difícil. Cuando llegó a la casa lo primero que hizo fue preguntarme si la madre estaba en la casa y yo le dije que sí, pero que estaba ocupada, es que estaba bañándose y le dije que la esperara un rato que ella ya iba a salir. Yo, por las dudas, le pregunté si necesitaba algo o quería que la ayudara en algo, como ella me contestó que no, entonces seguí lavando la ropa. Al escuchar que la madre había salido de bañarse fue corriendo hacia donde estaba con unos papeles en una mano y en la otra una lapicera, diciéndole que ella había ganado un Concurso de Historia y que el premio era ir a un viaje a Bariloche y lo único que tenía que hacer era autorizarla en la hoja, pero la madre no la quería autorizar. Empezaron a discutir entre las dos de la manera más fea. Entre los gritos escuché una amenaza: Ingri decía a su madre que si no la autorizaba la mataría, a las tres horas si no la autorizaba vendría y la mataría. Yo no di mucha importancia porque siempre se ponía a discutir por cualquier cosa y seguí lavando. Empezaba a colgar cuando fui a buscar la otra mitad de la ropa lavada, al pasar por la cocina escuché dos disparos y como me asusté mucho, tiré el balde que contenía ropa, fui corriendo a ver qué pasaba y al entrar ví a la señora tirada en el suelo y lo único que hice fue llamar a la ambulancia. Al rato que llegó la ambulancia llegó una patrulla de policía, entre ellos usted detective y el señor investigador y me querían llevar a mí presa y no tenía que ver nada en este asesinato como sospechosa, lo único que estaba haciendo es mi labor como empleada de esta casa. El señor detective me seguía preguntando sobre la escena del crimen. Apareció la señorita Ingri, muy nerviosa, no sabía qué hacer, el detective rápido se dio cuenta que era ella porque cerca del cuerpo de su madre el señor investigador encontró tres perlas blancas y justo esas tres perlas le faltaban en la pulsera, encima tenía manchas de sangre en la ropa que le habían salpicado cuando le disparó a su madre, pero esas ya eran pistas del - 58 -
asesinato. Entonces el detective le dice al oficial de policía que la lleve a la comisaría. Al llevarla a la comisaría, llama a su padre, que estaba en el trabajo, le cuenta todo lo sucedido en su casa y sólo porque la madre no la dejaba ir a un viaje con los compañeros. El padre no sabía que hacer cuando le contaba todo esto, no lo podía creer. Después de tres años la señorita Ingri tuvo su juicio., le dieron 35 años de sentencia por haber matado a su madre.
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UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS Maxi Way Todo comenzó un día como los demás. Margaret era una chica especial, muy simpática, alta, rubia, demasiado bella. Vivía con su hermana en un departamento en Villa Carlos Paz. Las dos eran estudiantes; Margaret estudiaba en la facultad de Ciencias Exactas y su hermana menor, Elizabet, cursaba el último año del secundario. Elizabet era muy tímida, tenía los rasgos de un ángel, blanca como hoja, con cabellos negros como tinta. Margaret se fue a la facultad como habitualmente lo hacía, en su horario de costumbre. Pero Elizabet se quedó en el departamento y no fue a la escuela; tenía que hacer reposo porque estaba engripada. Y le dijo a su hermana que iría una compañera a realizar un trabajo. Antes de irse, Margaret le dejó una copia de la llave de su departamento al encargado, un señor de sesenta años, de cabello grisáceo y estatura media, un tipo muy serio. No me agrada contar esta parte de la historia. Pero debo hacerlo, por ustedes, buen público. Sigue así… A las 20:32 horas llegó Margaret y vio el maligno desastre. No podía moverse del terror, no lo podía creer. En un descuido, se le había escapado de las manos todo lo que tanto había cuidado en su vida. Ahora, el departamento que compartiera con su hermanita, era invadido por un aire helado; se había convertido en una cripta. Sintió odio hacia la sociedad. Y se quebró en llanto. - ¡Pero cómo puede ser! – proclamaba en llanto - ¡tan buena! A los quince minutos llegó la policía. Ya todos los sospechosos estaban reunidos en el cuarto: el encargado, la amiga de Elizabet, el señor y la señora Smith, que eran los vecinos más cercanos a ellas. Entonces apareció él, un primo lejano suyo, un ex-policía de unos cuarenta y cinco años que ahora se dedicaba a resolver casos como estos. - Hola, Margie – dijo el detective. - Hola, Esteban – responde ella. - ¡Tanto tiempo! – dice el detective, con ánimo casi alegre. - Sí – y rompe en llanto.
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- Es una tragedia. - ¿Por qué ella? - Bueno, no te tortures más, eso ya no tiene remedio. Ahora sólo hay que averiguar quién lo hizo. El detective comienza a interrogar a todos los sospechosos allí reunidos, en busca de pistas. Al día siguiente, después de ver en la morgue el cuerpo, llega a una conclusión. Reúne a todos en el comedor y empieza a relatar lo sucedido: - Señor y señora Smith, ¿ustedes dónde estuvieron el día del asesinato entre las 13:30 y las 20:32 horas? - Nosotros estuvimos viendo un poco de televisión y nos quedamos dormidos. Al levantarnos, fuimos a hacer las compras. ¿Recuerda que ayer teníamos las bolsas del supermercado? –se defendió la señora Smith. - Sí, bueno. Ahora usted, señorita Esperanza Arrúa. ¿Dónde estaba usted a la hora del homicidio? - Yo ni siquiera estuve aquí, no alcancé a llegar al departamento… me volví a mi casa. Ahora me arrepiento de no haber pasado las últimas horas con ella. - Muy bien. Así que sólo me queda usted, señor López. ¿Qué tiene para decir en su defensa? - ¿Yo?, nada. Estaba cambiando las cintas de seguridad. - ¿Cintas de seguridad? – Preguntó el detective - ¡Por qué no lo dijo antes! ¿Me puede mostrar las de este piso? - Sí, cómo no – respondió el encargado. Pusieron la cinta y la imagen fue reveladora. Allí aparecía la persona que el detective jamás se hubiese imaginado; allí estaba el culpable: su prima Margaret. Les resultará una atrocidad, pero lo único que argumentó aquella rubia simpática fue que la mató porque era muy fría y muy callada. Ésa fue su excusa. Al final, una imagen vale más que mil palabras…
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SALIENDO DE LA RUTINA Mengueche Un día más como todos en mi trabajo, sonó el teléfono y levanté el tubo, pregunté: Hola ¿quién habla? Respondió una señora desesperada pidiendo ayuda y le respondí: no puedo ayudarla señora, soy sólo un simple empleado público. Luego pensé ¿por qué no ayudarla? Y le pedí la dirección de la casa, Pasaje Herrera al 200. Cuando iba a decir voy para allá, escuché un disparo y colgó el teléfono. Salí rápidamente hacia el lugar, me tomó unos diez minutos llegar a la casa ya que no conocía el barrio. Finalmente llegué, vi a la policía y a los vecinos que estaban fuera de la casa, pregunté qué había pasado y me respondieron que habían asesinado a la señora Ester. Pregunté cuál había sido la razón y me dijeron que su esposo había fallecido hacía algunos días. Fui a hablar con la policía y el oficial a cargo me dijo que se habían llevado 10 mil dólares del seguro de vida de su esposo. Luego me quedé charlando con un vecino, Gerardo Gómez (Lalo) vecino de hace mucho tiempo de la señora Ester y nos propusimos investigar. Volví a casa, cené algo y me quedé casi toda la noche pensando e intentando descifrar por qué la habían matado, de todas formas pudieron haber robado el dinero, la señora Ester no hubiera podido hacer nada al respecto, sólo era una anciana de 78 años. Al día siguiente, a la mañana, me preparé un café, prendí el televisor y salió en las noticias que habían asesinado a la señora Ester de 78 años sólo para robarle la plata del seguro de vida del marido, luego, por suerte, habían registrado con la cámara de seguridad cuando los delincuentes salían de la casa con un maletín, subieron a un auto rojo y alcanzaron a captar el número de patente, la cual era 560. Tomé las llaves del coche, pasé por mi trabajo y pedí una semana de licencia. Fui hacia la casa de Lalo y le dije que teníamos la primera pista. Le comenté lo que había visto en las noticias y fuimos a dar una vuelta… regresamos a la casa de la señora Ester y junto a un oficial de policía empezamos a buscar pistas. Luego veo un papel tirado en el piso que decía dos direcciones y un número telefónico. Le avisé al oficial Moore y dijo: “que descuidados”. Llamamos al número telefónico y no contestó nadie, lo intentamos un par de veces más y luego nos dirigimos hacia la primera dirección. Nos atendió una señora con apariencia normal y nos permitió ingresar sin ningún problema. El oficial no la tomó como sospechosa. Luego fuimos hacia la otra dirección, la cual se encontraba en una villa y nos atendió un joven con apariencia sospechosa. El oficial pidió permiso para entrar a la casa y el joven se resistió, entonces el oficial le mostró el permiso y entramos a la fuerza. - 62 -
Encontramos drogas y preguntamos si las vendía y nos respondió que sí que hacía un tiempo que vendía en esa villa. Lo llevaron a la comisaría y le sacaron información valiosa: direcciones y nombres de sus clientes. Así cayó la noche, después de un día agotador pude dormir un poco. A la mañana siguiente preparé un café, como de costumbre y miré el noticiero, habían arrestado a uno de los delincuentes. Fui hacia la comisaría y el delincuente, pensando que su compañero lo había delatado dio el nombre de la persona con la que había cometido el crimen, Pablo López… eso me hizo recordar algo. Entonces pensé en la lista que habíamos conseguido del vendedor de drogas y decía este nombre con la dirección. Rápidamente avisé al oficial Moore y armaron el operativo para ir a la casa del delincuente. Llegamos al lugar, un oficial tocó la puerta y preguntó si se encontraba Pablo López, el delincuente intentó escapar, pero luego de un par de forcejeos lo llevaron a la comisaría. Mis dos amigos, Lalo, el oficial Moore y yo nos felicitamos mutuamente por el trabajo que habíamos logrado, me despedí, les deseé suerte y fui a casa. Se había hecho tarde, me acosté muy satisfecho y a la mañana siguiente, como todas las mañanas me levanté, preparé un café y prendí el televisor. En el mismo noticiero salió la sentencia a los delincuentes, a Pablo López le dieron cadena perpetua por asesinato, robo a mano armada y por poseer drogas ilegales, en cuanto al otro delincuente 15 años por robo y por poseer drogas. Y esta fue la experiencia más bella que sentí en mi vida, a pesar de las pérdidas.
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EL RELOJ Noamath Una oleada de muertes misteriosas, comenzaron a ocurrir
aquella tarde. La
primera muerte unos días atrás, a un hombre pareció que lo habían disparado con una escopeta en la cabeza, a simple vista se podía ver el cuerpo que yacía en el piso con la cabeza desfigurada y los pedazos de sesos esparcidos por el suelo, y algo que antes había sido una boca. Sin embargo, no había un rastro de pólvora o arma de fuego en la casa, lo que hizo pensar a la policía que cayó de la escalera de una forma brutal, ya que era muy alta, pero era imposible, ya que la escalera se encontraba en una habitación. Aquella noche se había realizado una autopsia y tampoco encontraron una explicación razonable de la muerte, ya que el hombre se encontraba en perfecto estado antes de morir. Los días siguientes volvieron a ocurrir casos como este, pero esos son los hechos, vayamos donde comienza nuestra historia. Un hombre caminaba a velocidad por las angostas calles de Sevilla, España, a pesar de que no había mucha gente, tenía la sensación de ser perseguido. En ese momento, se encontró con un anciano que lo detuvo le susurró al oído: “Yo soy la muerte. El destino nos ha juntado en este momento porque así fue decidido. Hace 400 años merecí este castigo por haber realizado magia negra. Desde ahora busco un heredero para que mi alma descanse en paz, y sólo lo puedo hacer cada 100 años, mi deber es trasmitir el Don de la muerte, así que la vida de las personas está en tus manos, si decides rehusarte, se te acortará la vida, y una vez que haya pasado más de 100 años, podrás buscar otro herederos, y serás inmortal”. Dicho esto le entregó un reloj extraño y le dijo: “piensa en una persona que conozcas y en una causa de muerte, si giras en 5 minutos, la persona morirá en 5 minutos, no hay límites, así que puedes decidir la forma en que morirá cada uno”. Dicho esto, el anciano corrió a una velocidad increíble y desapareció tras una esquina. El hombre se llamaba Miguel. Al comienzo quedó parado unos instantes y terminó pensando que sólo se trataba de un gitano loco, que inventaba historias descabelladas, sin embargo la intriga del aquel objeto aumentaba en su pecho, agarró el diario y buscó acerca de alguien que no tuviese importancia, o que sea de edad avanzada, o que debía morir por un acto violento. Y encontró la víctima ideal en la primera página, un asesino demente que había matado a una familia entera, pensó en la forma, en que debería morir, pidió una forma en que sea como un sello personal “de sus asesinatos”, así que decidió explotarle la cabeza. - 64 -
A la mañana siguiente las noticias anunciaron la muerte del asesino, tal como había pensado. Y continuó así con otro montón de gente corrupta, peligrosa, haciéndole estrellar los sesos para que el mundo descubra que alguien estaba haciendo “justicia”. Los medios expandieron, tal como él había pensado, aquel mensaje como si fuese, un castigo divino, ya que los más corruptos morían día a día. Sin embargo, la policía se puso a investigar, y él decidido a eliminarlos a todos, para que nadie interrumpa su nuevo mundo que estaba construyendo. Una mañana, por la televisión, una sociedad secreta de los mejores detectives del mundo, dio a conocer a su líder para informar que estaban trabajando en ello, y que sospechaban que se trataba de una especie de asesino con alguna tecnología avanzada. Él, sin dudarlo, asesino al líder, sin embargo algo no andaba bien, ya que la pantalla cambió ni bien había muerto el líder. A continuación una voz informó que esto era nada más que una prueba de que aquella persona existía, ya que el hombre que fue puesto como líder sólo se trataba de un asesino condenado a muerte, que el mensaje sólo fue transmitido a Sevilla, ya que como ahí había sido el primero de los asesinatos, y que el asesino necesitaba saber sólo la identidad para matar y que lo podía hacer de lejos. Se quedó atónito unos instantes, por una estúpida muerte ya habían descubierto gran parte de él. Sólo le quedaba una cosa por hacer. Hallar a aquellos detectives y matarlos. No obstante, tenía posibilidades de atraparlos, por más que los desconozca y actúe desde las sombras. Usó de victima a un policía, que parecía saber del caso, y le pidió, a través de los efectos del reloj, que le traiga los nombres y fotografías de cada uno de los miembros de ese lugar, finalmente de vuelta a su casa, se ahorcaría y moriría. Sin embargo, sólo recibió una nota, que decía: “Todes”. Todes, era el seudónimo del detective más famoso del mundo, nadie conocía su identidad, y por ende no pudo ser fotografiado. Varios meses después, llegó la policía a su casa: “queda arrestado por sospecha de asesinar personas”, él, quieto se preguntó como podrían haberlo descubierto tan rápido, Sin embargo, no estaba perdido, empezó a girar el reloj y a imaginar la muerte de cada uno de los que estaban ahí, y atrapado por la locura, gritó: “¡yo no puedo caer preso! ¿Creen que pueden atraparme así de fácil? ¡Los mataré como los maté a todos los otros! ¡Despídanse de sus vidas!”. - 65 -
Sin embargo no ocurrió nada, todos se mantenían en pie, desde el fondo, una figura encapuchada, dijo: “No va a funcionar, mientras matabas asesinos instalábamos cámaras en toda la casa, así supimos como llevabas a cabo tus crímenes, y yo mismo me encargué de falsificar el reloj, hoy a la mañana, de modo que yo tengo el original, y ya has confesado, hay más que evidencia, yo soy Todes, y este fue tu fin, Miguel”.
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MINI SHERLOCK Nicopum Era una vez un detective muy famoso, el cual tenía un hermano pequeño de once años, quien lo ayudaba a resolver la mayoría de sus casos. Al pequeño le gustaba mucho una chica que lo había invitado a una fiesta de disfraces, pero su hermano mayor insistió en que lo acompañara a resolver el caso de un supuesto suicidio, muy sospechoso, ya que la víctima había caído del décimo piso de su apartamento, sobre un camión, con un tiro en la cabeza. El hermano del detective ya había revisado por completo el apartamento sin haber encontrado nada más que el vidrio del balcón roto y un testigo que asegura haber escuchado una explosión. El pequeño detective ya no le ponía entusiasmo a la investigación, ya que se encontraba más ocupado pensando en la fiesta a la que lo había invitado la chica que le gustaba. Al final del día, el pequeño, muy emocionado, fue a la fiesta de disfraces y resultó ser una broma ya que él resultó ser el único disfrazado. Llorando corrió al baño, y se quedó ahí, cuando de pronto miró hacia arriba por la ventanilla y notó que una de las ventanas del edificio de enfrente estaba rota, y gritó con mucha energía: ¡Soy un genio! Al instante llamó a su hermano mayor, quien, cuando llega, pregunta desesperado: - ¿Qué pasó? - Descubrí algo importante – respondió el menor. - ¿Qué descubriste? - No lo sé con seguridad, pero creo es algo importante. Al otro día profundizaron más la investigación y descubrieron que, el mismo día en que ocurrió el hecho se llevaba a cabo un partido de River – Boca, y descubrieron que el asesino había sido un hombre del edificio al lado al cual se le había escapado un tiro cuando Boca anotó un gol. Al final, cuando el crimen fue resuelto, el mini detective terminó besando a la chica que le gustaba.
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UNA NOCHE MÁS Paul-Vazo En una calurosa noche de verano, en un pueblo ubicado cerca de la capital, unos jóvenes se divertían en una fiesta de cumpleaños. Eran unos jóvenes de entre veinte y veintidós años, los herederos de una fortuna de uno de los hombres más ricos y prestigiosos del país. Resulta que estos jóvenes se llamaban Fabián, Sergio y Daniel. Salieron de la fiesta de cumpleaños y nadie los volvió a ver. Al percatarse el padre que estos jóvenes no aparecían, hizo la denuncia de inmediato. Al rato aparecieron dos investigadores para hacerse cargo de este caso y tratar de averiguar sobre el paradero de estos jóvenes. Fueron a la casa de un joven quien estaba festejando su cumpleaños y empezaron a hacer preguntas. Contestaron todo. - Estamos intentando averiguar sobre el paradero de estos jóvenes, de los cuales no sabemos nada. - Yo los vi muy ebrios y cuando salieron, vinieron a despedirse de mí y se marcharon – contestó el cumpleañero. Luego de varios días de investigación, los padres recibieron un llamado en donde les decían - Sus hijos están bien, pero han sido secuestrados, y le exigimos una suma de 700.000 dólares y queremos que lo entreguen dentro de las 24 horas o no responderemos por nuestros actos, lo llamaremos después para darle los datos de la negociación. - Hola, ¿Quién habla?- dijo el padre de los jóvenes. - Le informo que la entrega se hará dentro de 2 horas y por favor evite mayores problemas, venga solo a la Avenida General Paz y Corrientes, ¿entendido? - Sí – respondió el padre. Los investigadores prepararon todo un plan para atraparlos. El hombre fue en un auto solo con el dinero. Luego vio que desde un camión rojo les hacían señas. Él comprendió que eran ello y fue hacia allí. Se acercó y dijo - Aquí está el dinero. Yo ya cumplí, ahora quiero que me den a mis hijos. Luego de estos dichos bajaron del camión a los 3 jóvenes. Al hacerlo no se dieron cuenta que la policía los había acorralado. De inmediato los jóvenes se metieron al auto y huyeron. Al suceder esto, los captores quedaron atrapados.
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INJUSTICIA Peter Darwin En Corrientes existen personas que viven inseguras y otras muy confiadas, de forma segura. Sacando una conclusión de todo esto, se puede decir que el mundo hoy por hoy está perdido y para tomar en cuenta eso, contaré una historia la cual ya viví. Todo comenzó el 17 de agosto de 1989. Un hombre trataba de darse los gustos que quiso y pudo. Resulta que un día aparece misteriosamente una familia de buen estado social y económico. Había sido que esas personas habían resultado ser familiares de él, pero él no lo sabía. La familia decide tomarlo como capataz en su hacienda. Con el tiempo le toman confianza, pero no tuvieron en cuenta un mínimo detalle, saber de la vida pasada de José. La tomaron como segura. La familia Pereyra era una familia que siempre supo administrar bien su dinero. El capataz decide idear un plan porque había algo misterioso que él siempre quiso pero nunca a nadie se lo contaba. Mantuvo mucho tiempo el secreto, hasta que decidió realizarlo. El patrón de José va a mandarlo a una reunión en el Brasil con todo pago y él se marcha con mucho gusto. Cuando llega al lugar de encuentro, en la reunión, preguntan quién vino en lugar de los Pereyra, y José se presenta. Le preguntaron también si era algo con la familia ya que llevaba el mismo apellido, a lo que él responde que no. Empieza a idear un plan para apoderarse de todo lo que pudo ser de esa familia, pero sin saber que él era parte de esa familia. Cuando regresó, camino a la hacienda ideó todo. La familia estaba tan tranquila sin saber lo que le tenían preparado. José empieza a hacer lo que tenía pensado. Primero logra despistar a todos y contrata a un transportador para perder una carga. En los sembradíos se dedica a cultivar veneno diluido que a través del proceso de desarrollo del cultivo estaría conformando un veneno fatal que no deja huellas ni rastros por más que se revisen los cuerpos. Un día domingo su patrón quiso festejar lo bien que le iba en la vida y por su progreso, por lo que mandó a sus sirvientes a que traigan verduras frescas de su cultivo para la ensalada y al capataz mandó matar tres chivos y una res. Estuvieron festejando todo el día y durante el anuncio dijo el dueño que después se tomaría vacaciones. Con suerte para José cazó calzó como anillo al dedo. El veneno era muy lento pero eficaz. Luego de una semana la familia completa desaparece. Allí nuevamente aparece el transportador y desaparece un misterioso cajón de carga. Al tiempo se desaparece de la faz de la tierra. José se queda con todo el poder sobre - 69 -
la estancia. De un día para el otro aparece una invitación para la reunión que se hacía una vez al mes. José se dirige al Brasil como si nada hubiera ocurrido. Nadie se da cuenta excepto el que le había preguntado si era familiar. Decidió volver a preguntar por el patrón de José, a lo que él respondió muy nervioso, sin saber que responder, y sale sin avisar. El secretario da la junta da aviso de que algo muy raro estaba pasando en la hacienda de los Pereyra. Por ello mandaron a unos investigadores. No encontraron rastros de la familia, siendo algo dudoso pero a la vez eso era normal. Llamaron al capataz y le entregan una citación policial. Se presentó a declarar por la desaparición de cinco personas, pero lo que a él lo favorecía era que no había evidencia, ni huellas, ni testigos, etc. Nadie pudo entenderlo, cómo quedó con toda la herencia del desaparecido. Averiguaron por algún familiar cercano para entregar toda la herencia y resultó que él termina siendo el único familiar más cercano. José no logró entender eso pero a fin de cuentas se quedó con lo que siempre había deseado y nadie pudo resolver el caso perdido.
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NO ESTÁS SOLA Pompomsuda Era una tarde como cualquier otra, estaba cansada y ya quería que el día terminara; había sido un día muy movido. Ya estaba en la cocina de mi casa poniendo agua a calentar para hacerme un té y sentarme en el sofá a mirar televisión. Mientras me cambiaba la ropa del trabajo sentí que me observaban, pero… estaba sola en casa y Tomi, el perro, en el patio. Estaba raro, nervioso, corría por todos lados; nunca se comportó así. Cuando me acerco a la ventana para cerrarla, observo que afuera había un auto negro, polarizado, ni siquiera se podía ver quién estaba adentro. No me alarmé, podría ser, tal vez, alguien que estaba esperando a algún vecino mío. Cerré la ventana, terminé de arreglarme y fui a la cocina, ya que la pava estaba silbando. Busqué un té y me lo preparé. Tomi seguía corriendo, pensé que sólo quería llamar mi atención. Fui al living, me senté en el sofá y miré la novela como de costumbre. Me quedé dormida y al despertarme ya era de noche. Me levanté a cerrar las puertas y ventanas y noté que Tomi ya estaba tranquilo y dormía. Fui a la puerta principal, miré por la ventana y el auto seguía ahí: tenía la luz prendida y se podía ver que quien estaba dentro del auto era un hombre. Apagué las luces del living y fui a mi habitación. No me preocupé o tal vez sí… un poco, pero intenté no pensar nada extraño; me acosté y traté de dormir. A las 3:00 de la madrugada suena el teléfono, al atender pregunté quién era, nadie contestaba, lo hice tres o cuatro veces pero nadie contestó, corté y traté de volver a dormir. Al despertar, ya era sábado, 9:30 de la mañana. Arreglé mi habitación, me cambié y salí a hacer las compras. Al subir al auto me di cuenta de que él ya no estaba, pero al doblar la esquina, me lo crucé y esta vez pude verlo: era un hombre con poco cabello, casi calvo y usaba unos lentes grandes y oscuros; supuse que era el padre de alguno de los niños que viven enfrente de casa, aunque nunca lo había visto… Llegué al supermercado, busqué algo de carne y verduras, quería comer algo liviano; estaba yendo a pagar cuando suena mi celular -número desconocido-, atiendo y pregunto quién era, pero nadie contestaba, sólo se escuchaba una música de fondo: era la misma música que estaban pasando en el supermercado… Miré hacia todos lados, pero no vi nada extraño. Corté rápido, pagué, y fui al auto. Puse las bolsas en el baúl y me fui. Trataba de estar tranquila, manejaba despacio y con calma; encendí la radio y me puse a escuchar algo de música de los ’80. Llegué a casa. Bajé las bolsas, dejé el auto afuera. Pensaba ir a visitar a mamá, ya
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que hacía varios días que no la veía. Al llegar a la puerta, había una nota pegada que decía: “CUIDATE”. Miré hacia atrás y allí estaba otra vez ese auto negro, se estaba yendo. Entré rápido a casa y vi que la puerta del patio estaba abierta y Tomi estaba acostado junto a ella; él no acostumbraba a entrar en la casa. Dejé las bolsas sobre la mesada y fui al baño. Me miré al espejo y estaba pálida, me lavé la cara, me mojé un poco la nuca e intenté calmarme; tenía un fuerte dolor de cabeza. Fui a la cocina y me puse a hacer unos bifes con ensalada, algo rápido y liviano; quería comer e irme a lo de mamá y estar con ella toda la tarde, tal vez eso me despejaría un poco. Almorcé, lavé los servicios, me cambié, tomé las llaves del auto y me fui. Mamá vivía a quince minutos de la ciudad, ella es una señora sencilla, humilde, no le gustaba la ciudad. El tránsito estaba tranquilo, sin mucho movimiento. Mamá se sorprendió al verme llegar a su casa, ya que siempre le aviso cuando voy a ir a visitarla. Era un hermoso día. Nos sentamos en el jardín, preparó unos mates y tenía en el horno una torta casera. La encontré muy bien, nos pusimos a hablar de todo un poco; no quise contarle nada de lo que últimamente me sucedía, ya no tenía edad para que se estuviera preocupando. Cuando fue a controlar la torta recibo una llamada, otra vez ese número desconocido. Atendí con temor y pregunto dos veces quién era, esta vez me contestan… era mi mejor amigo, Augusto; me sentí aliviada. Me había llamado para avisarme que pasaría por mi casa al día siguiente para que almorzáramos juntos; acepté. Era ya una costumbre juntarnos todos los domingos, pero hacía un tiempo que no lo hacíamos porque él estaba de viaje. Ni bien corté, me vuelven a llamar, atiendo y le digo, pensando que era Augusto: “Gus, ¿qué te olvidaste?” Pero no, no era Augusto, era esa música de fondo otra vez, también se escuchaba la voz de un hombre riéndose; corté rápido. Mamá estaba viniendo con la torta, intenté no parecer preocupada, le ayudé y le dije que pasaba al baño; creo que notó en mi cara el nerviosismo. En el baño intenté relajarme, me lavé la cara y volví al jardín. Mamá me preguntó si me pasaba algo, le dije que no, y le comenté que me había llamado Augusto; se puso contenta, ella lo quiere mucho a él, ya que nos conocemos desde los tres años. Le dije que iría a casa al día siguiente y la invité a ir a la ciudad conmigo, pero no quiso. Entonces pensé en volver al día siguiente con Augusto para que almorzáramos los tres juntos. Ya estaba oscureciendo, debía volver a la ciudad. Había pasado un lindo día, pese a esa llamada. Me despedí de mamá y subí al auto. Al llegar a casa, el auto negro estaba ahí, lo miré fijo y guardé el mío en el garaje. Fui a la puerta principal. Había otra nota y una caja de chocolates; la nota decía: - 72 -
“CUIDATE, TE ESTÁN SIGUIENDO”; la caja de chocolates estaba cerrada, de todos modos, la tiré. Cuando me di vuelta, el auto negro estaba arrancando para irse. Entré a la casa, fui al patio, puse a lavar la ropa y me quedé ahí con Tomi. Pensé mucho sobre qué debía hacer. No quería llamar a la policía, quería esperar y hablar con Augusto, él sabría aconsejarme. Pasó media hora y ya había terminado de lavar la ropa, la colgué y me fui a acostar. No podía dormir, daba vueltas y vueltas en la cama. Eran las 3:30 de la madrugada cuando sonó el teléfono. No quise atender. Sonó tres veces y cortaron. Traté de dormir. Cuando desperté, ordené la casa e hice la limpieza, preparé unas ensaladas para llevar y a las 11:00 llegó Augusto. Fuimos al supermercado a comprar carne y carbón y fuimos a casa de mamá. Cuando llegamos, se emocionó al verlo. A las 12:30 Augusto estaba terminando de cocinar, mientras nosotras estábamos en la cocina exprimiendo naranjas del árbol que habíamos plantado juntas. Suena mi celular. Tenía un correo de voz. Lo escucho. Era la voz de un hombre mayor, que me decía: “Cuidate, no estás sola. Te siguen a todos lados, saben todo lo que hacés”. Me desesperé. No sabía qué hacer. Salí al patio y le conté a Augusto todo lo que me estaba pasando. Él me dijo: - Intentá calmarte, bañate, eso te va a relajar. Mientras él conversaba con mamá, fui a darme una ducha fría. Él tenía razón, logró calmarme un poco; traté de relajarme y olvidarme de eso para pasarla bien con mi madre y mi mejor amigo. El almuerzo logró serenarme del todo, hacía tiempo que no pasaba un día así junto a las personas que más quería. Pero antes de que se hiciera más tarde, tuve que ir a comprar algo para la cena. Tomé las llaves del auto y fui sola a la ciudad. Augusto se quedó con mamá. Al salir a la ruta, me crucé con el auto negro. Me seguía. Tuve miedo e intenté perderlo. Paré en el primer supermercado que encontré y noté que él se estacionó a una cuadra de allí. Compré fiambres y aceitunas para hacer una picada rápida. Cuando fui al auto, había una nota en el parabrisas: “SOLO INTENTO CUIDARTE”. Subí al auto y fui a su encuentro, me estacioné enfrente de él. Tenía miedo, pero quería terminar con todo esto. Bajé del auto. Golpeé su ventanilla y le dije: - ¿Por qué me sigue a todos lados? ¿Quién es usted? ¿Qué quiere? - Soy el detective Salerno, sólo intento protegerte.
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Le pedí que me mostrara su placa; lo hizo. Efectivamente, era un detective. Eso que me tranquilizó un poco, pero seguía sin entender para qué me cuidaba y de quién, entonces se lo pregunté. Me contestó: - Hace un tiempo que vengo siguiéndote y protegiéndote. Antes de que tu padre muriera, me pidió que te cuidara, porque recibió amenazas de que te iban a secuestrar, y es de eso de lo que estoy cuidándote. Recibiste dos llamadas extrañas estos últimos días, ¿no? -asentí- Hay un hombre llamado Carlos, él sabe todos tus movimientos; sabe la hora que salís de tu trabajo y volvés a tu casa. Sabe que vivís sola y que tu madre está en el campo. Ayer intentó entrar a tu casa por la puerta trasera. En ese momento comprendí el comportamiento raro de Tomi. - No te preocupes, no voy a dejar que te pase nada malo. No hagas nada, la policía ya está al tanto de todo. Tomá, ésta es mi tarjeta, cualquier cosa me llamás. Volví al auto. Arranqué y me dirigí a casa de mamá. Me encontraba más calmada, había resuelto el misterio del auto negro; ahora me sentía segura. Llegué al campo. Preparamos la picada, cenamos y volvimos a la ciudad. Durante el camino le conté a Augusto sobre mi encuentro con el detective y todo lo que él me había dicho. Al salir a la ruta, miré por el retrovisor y el detective ya no estaba siguiéndome. Me preocupé un poco, pero supuse que lo encontraría más adelante. Ya estábamos en casa y no había señales del detective. Augusto subió a su auto y se fue. Cuando estacioné en el garaje, escuché ladrar a Tomi y supuse que algún gato andaba dando vueltas; no me alarmé. Me dirigí a la puerta principal y escuché que un auto se acercaba. Era él, lo saludé y entré. La puerta del patio estaba abierta. Me alarmé, ya que recordaba haberla cerrado. Fui a mi habitación… y ahí estaba, sentado en mi cama. Lo miré y eché a correr, pero fue en vano. Me atrapó antes de que lograra salir de la casa. - Si salís, te mato – me dijo - . Cerrá la puerta. Así lo hice. Giré y lo miré directo al rostro. Le supliqué que no me lastimara. Él comenzó a acercarse; parecía un loco y vi que llevaba un arma. El terror me hizo reaccionar y logré esquivarlo, corrí y me encerré en el baño. Llamé al detective. - No hagas nada, ¡no salgas! ¡Quedate ahí! Afuera hay policías… Empezó a patear la puerta y me gritaba que abriera, hasta que consiguió romperla a patadas y entró. Agarré el palo de lavar los pisos y lo golpeé varias veces. Intenté escapar, pero me agarró de las piernas y me hizo caer al suelo. Empecé a gritar. Me golpeó - 74 -
con el arma. Intenté sacármelo de encima y a los minutos entró la policía. Lo atraparon, le pusieron las esposas y lo llevaron al patrullero. Augusto estaba afuera. No me pasó nada grave, sólo un golpe en la cabeza y unos moretones en los brazos, nada más. Abracé con fuerzas a Augusto, y esa noche se quedó en casa conmigo. Al día siguiente, decidí poner en venta la casa y mudarme al campo con mamá. Pasaron dos días y tuve que ir a declarar; le dieron veinte años de cárcel. Hace tiempo andaba prófugo de la justicia, tenía antecedentes por violación y secuestro. Recién al mes pude mudarme, pero la casa tardó un año en venderse. Me enteré que el detective Salerno se había retirado, me dijo que ya había cumplido con la promesa que le hiciera a su mejor amigo, mi padre. Por fin, todo había terminado. Estaba a salvo, con mi madre y ya no estaba sola.
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FATAL ASESINATO Roberto Eduardo Ibarra En la mañana del día 27 de octubre de 2009, la Policía Federal Argentina encontró un cadáver en las orillas del río Paraná. La policía orientó sus investigaciones bajo la carátula de presunto asesinato. Creían que la causa del crimen fue por motivos económicos. El fallecido, Alfredo César Tichelio, era un empresario. Su esposa, María Carmen Bellety, habló con la prensa de canal 13: - A mi marido lo mataron por ajuste de cuentas. - ¿Usted está segura de que fue por ese motivo? - Sí, estoy segura; hace rato venía recibiendo amenazas… Sus hijos, Gabriel Maximiliano Tichelio y Brenda Belén Tichelio no hicieron comentarios a la prensa, aunque exhibieron su dolor abiertamente. Mientras tanto, la policía estuvo trabajando con su grupo factor para estos casos. Intervinieron en la causa los policías: Juan Carlos Mancedo, Horacio Iván González, Hernán Rodrigo López, Jorge Néstor Balmaceda y otros. Estos policías de la seccional cuarta hallaron el cuerpo en las orillas del río Paraná junto a un auto Toyota Corolla, que al parecer era del empresario fallecido. La policía encontró a siete sospechosos y uno de ellos se entregó. Los sospechosos son: Matías Herrera, conocido como “Kako” (18 años); Diego López, conocido como “Chapu” (23 años); Diego Leguiza, conocido como “Trincheta” (19 años); Ramón Medina, conocido como “Chirola” (25 años); Carlos Saucedo, conocido como “Pato” (21 años); Mario Sampallony, conocido como “Marito” (27 años); Lucio Aguirre, conocido como “Grampa” (17 años). El asesinato “fatal” sucedió por motivos económicos. Alfredo César Tichelio debía quince mil pesos a Roberto Carlos Cáceres, quien desapareció del país. Otro motivo del crimen, según las averiguaciones que hizo la policía, vinculaba a Tichelio con el tráfico de drogas, lo que propiciaba la hipótesis del ajuste de cuentas. Los siete sospechosos declararon. Sus datos confirman que son todos del interior de Corrientes. Los abogados Dr. Nievas y Dr. Michiquey pidieron que los sospechosos fueran a prisión durante 20 años, con lo cual Roberto Carlos Cáceres y los siete sospechosos irían a prisión.
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Los sospechosos Matías Herrera y Diego López fueron encontrados en las cercanías del kilómetro 157, donde hubo un gran operativo; estos viajaban en un Fiat Duna. Luego de llegar el operativo, se resistieron a la autoridad y fue así que la policía persiguió hasta alcanzar y detener a estos dos asesinos. De ahí, se los derivó a la comisaría cuarta. Diego Leguiza y Ramón Medina fueron hallados en una casa abandonada, donde no tuvieron oportunidades de escapar y se entregaron a la autoridad sin armas y sin miedos. Carlos Saucedo y Mario Sampallony fueron encontrados por Gendarmería Nacional Argentina en las cercanías de San Miguel, estos iban en una lancha tratando de huir hacia la isla Pereyra. Se entregaron después de una gran persecución y tiroteo entre ellos y la gendarmería. Lucio Aguirre y Roberto Carlos Cáceres fueron hallados en la frontera entre Asunción del Paraguay y Argentina. Estos individuos zafaron los operativos, lograron escapar, pero en la frontera no pudieron porque intercedieron policías, Gendarmería Nacional Argentina y P.F.A. de la ciudad de Corrientes. Luego de encontrar a estos individuos autores del asesinato de Tichelio, se presentó que: Roberto Carlos Cáceres fue el autor intelectual del asesinato. Y si todo salía bien, iba a repartir entre sus ayudantes cincuenta mil pesos, pero no se pudo. Las pruebas halladas fueron: el cadáver presentaba catorce puñaladas y dentro del auto que estaba a diez metros del muerto se encontró el puñal y sus respectivas huellas, un arma de calibre 28 y cinco mil pesos. Las pruebas fueron concluyentes sobre la culpabilidad de los sospechosos. La familia del empresario está totalmente agradecida con la policía y la Gendarmería Nacional Argentina.
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LA CONFUSIÓN Smither El señor Bent estaba en su oficina, como todos los días sentado en su sillón sosteniendo en sus delgados dedos una copa de vino. Solo, sin tener quien esté a su lado, triste, cuando él pensaba que lo tenía todo. Pero le faltaba algo, porque el ser millonario y poderoso no es todo y más cuando te hace falta algo muy importante en la vida, que el dinero no puede comprar, el amor. Él intentó hacer amigos, fue amable con todos pero sólo recibió insultos porque en el pasado fue una persona muy malvada, se burlaba de todo el mundo, los humillaba de la peor manera que se puede humillar a una persona. Él, por la bronca que sintió por los desprecios que recibió de las personas, juró que todas esas personas que lo humillaron se la iban a pagar. Al otro día se le ocurrió una idea: comprar la planta de energía de la ciudad, sabiendo que él era un hombre muy poderoso y con mucho dinero, así podría controlar toda la ciudad. Ya él siendo el dueño aumentó las tarifas de luz, cortaba la energía cada vez que él quería y la gente le empezó a tomar más bronca de la que ya le tenían. Luego de un largo tiempo la gente empezó a reclamar, se reunieron varias personas y fueron a protestar fuera de la planta de energía. Pero ya sabiendo que él era un hombre muy poderoso no pudieron lograr nada. Además mandó a sus guardias a que echaran a todas esas personas que estaban ahí. Luego, al presentir el enojo de todas esas personas él se alegraba porque prometió que se iba a vengar de todos los que lo despreciaron. Una de las personas que había venido a protestar fue al día siguiente a hablar con el señor Bent y le pidió que por favor dejara de aumentar las tarifas de luz y volviera al precio normal que estaba antes. Pero Bent se le reía en la cara. Jack al ver que recibía burlas y humillaciones, se levantó y se retiró. Jack regresó a su casa furioso y con mucha bronca, Bent al contrario, se seguía riendo de él. Jack decidió que lo iba a matar. Cuando iba a matar al señor Bent, se encontró con Iao, un amigo, cruzaron algunas palabras acerca de lo que estaba haciendo el señor Bent, también le comentó a Iao la humillación que le había hecho pasar. Él también le dijo que sentía mucha rabia y bronca por lo que estaba haciendo el señor Bent. - 78 -
Los dos dijeron que sentían ganas de matar al señor Bent. Al día siguiente, en las noticias y en los diarios aparece que el señor Bent había aparecido muerto en su oficina. Los policías llegaron al lugar y empezaron a investigar cómo había muerto. Llegó el inspector comenzó a analizar todo y quería investigar a todas las personas que estuvieron con él antes de morir. Entrevistó a la secretaria y ella dijo que el último que estuvo con él fue el señor Jack, que discutieron y luego él se marchó muy furioso. El inspector mandó a buscar al señor Jack y lo interrogó. Le preguntó por qué él había discutido con el señor Bent. Él contestó que sólo vino a reclamar los aumentos en las tarifas de luz. Pero sólo recibí burlas y humillaciones de él. Como todo inspector le hace una pregunta acusadora para confundirlo y le dice: por eso lo mataste, por haberse burlado de vos y por haberte humillado. Él contestó: yo no lo maté. Eso dicen todos después que matan a sus víctimas. Él vuelve a reclamar furioso: Yo no lo maté, yo no lo maté… Jack ya empezó a ponerse nervioso y confiesa: está bien yo lo maté. El inspector asombrado por su confesión tan rápida le dice: ¿Por qué lo mataste? Lo maté porque no me aguanté sus burlas y humillaciones y si lo tengo que hacer nuevamente lo hago. El inspector le dice: ¿dónde está el cuchillo? Él lo mira y le dice: yo no lo apuñalé, yo sólo envenené su vino. El inspector le dice: no me quieras confundir vos a mí, ya confesaste que lo mataste y ahora vas a pagar por lo que hiciste.
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PELEA POR UNA HERENCIA Sonrisa En la tarde de otoño Agustina fue a vivir con su tía a España para obtener la herencia de su familia ya que poseía la edad deficiente para tenerla, cuando llegó a la casa fue directo al acuarto de huéspedes a desempacar sus cosas. De pronto se corta la luz y Agustina tenía miedo, escuchaba ruidos extraños que venían de la escalera, en ese momento sintió que alguien estaba detrás de ella, quiso dar la vuelta, pero era tarde. Porque al querer darse la vuelta alguien le clavó un puñal por la espalda y pegó un grito fuerte para que la escucharan. Los vecinos escucharon estos gritos, fueron a ver de donde provenían, y venían de la casa de Me Acosta. Golpearon la puerta y como nadie los atendió decidieron entrar los vecinos. Estaba Gabriela la prima de Agustina de Argentina que vino a visitar y a cuidad a su prima. A entrar a la casa (…) Esa misma noche había una tormenta fuerte y en la casa se cortó la luz, los vecinos tuvieron mucho miedo, prendieron un farol y subieron arriba haber que pasaba y encontraron el cuerpo desangrado de Agustina, todavía respiraba, tenía puso, pero estaba inconciente. Y Gabriela al ver a su prima en este estado estaba triste y asustada, llamaron a la ambulancia, la llevaron a la clínica para atenderla, cuando reaccionó hicieron la denuncia y su prima le hacía preguntas ¿si le vio la cara? ¿cómo era?....... Después de una semana ella estaba mejor y seguían con las investigaciones, el hombre que la quiso asesinar estaba arrepentido y le remordía la conciencia, de que Mr Acosta Lo amenazaba que si no mataba a su sobrina iba a matar a su familia. El juez encontró culpable a Me Acosta, y lo condenó a cincuenta años de prisión y el cómplice a dos años por declarar y decir la verdad. Agustina tuvo su herencia y6 sólo quedó su prima Gabriela, estaba feliz, pero a la vez triste por lo de su tío.
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LA CÁRCEL NO ES PARA LOS RICOS The Beatles Me llamo George Best y les voy a contar lo que me sucedió hace diez años. Corría el año 1912, había sido un gran año para los negocios familiares tanto que las ganancias habían aumentado en un 100%. Había vuelto de la empresa y me encontré con que en la casa no había nadie más que el abuelo, cosa que deduje por el alto volumen de la radio. Realmente no me extrañó que no hubiera nadie en la casa ya que era sábado por la noche, probablemente mi mamá había salido con su nuevo novio a cenar al restaurante del centro, como habitualmente lo hacen; mi prima seguramente se fue de parranda con algunas amigas y mi hermano se encontraría o ebrio en un bar o detenido, en la comisaría. Eran las 00.30, por lo tanto los sirvientes ya se habían despachado. Me bañé, cené y luego decidí sentarme a continuar escribiendo la novela que hacía un mes había empezado. Lo hacía aficionadamente y en esta oportunidad me había inspirado en la noche de brujas. Se acercaba el 31 de octubre y decidí escribir sobre un asesino serial que cometió sus atrocidades en una fiesta de disfraces, casualmente me había comprado una máscara del hombre de cera, el asesino de mi historia llevaba la misma máscara. Escribí unas líneas, pero realmente no me sentía inspirado. La jornada laboral había sido larga y con algunos mínimos inconvenientes, por lo tanto me sentía más que física mentalmente saturado, por ello decidí descansar la mente y me rendí a los acogedores pliegues de las sábanas de mi altar. Lo recuerdo muy bien, esa noche me dormí escuchando la radio del abuelo. El viejo, como todos los sábados, escuchaba a los tenores de la ópera de Viena. Inusualmente esa noche los tenores alcanzaron notas extremadamente altas, esto supongo habrá influenciado en mis sueños y de repente un golpe seco como el estruendo de un relámpago me despertó, maldije mi suerte, ¡no podía ser!, justo cuando había conciliado el sueño, ese estruendo me despertó. Ya despierto y sin poder retomar mi descanso, decidí ir a la biblioteca nuevamente a continuar mi novela. Me senté y el ruido de algo como un plato quebrado sonó debajo mío, ¡oh no! me había sentado sobre mi máscara de noche de brujas. No podía ser tan descuidado, yo no la había dejado ahí, yo la dejé sobre el escritorio, junto al cuaderno ¡no ahí! Realmente no le di suma importancia por lo que me puse a escribir. El aire se sentía con aroma a café, cosa que poco a poco fue dándome somnolencia y un cada vez más agravado dolor de cabeza, ¡así no se podía pensar! Me dirigí a la cocina de donde - 81 -
supuestamente venía el aroma y me encontré con una taza vacía, solamente quedaba la borra, se notaba que tenía más café de lo normal, lo guardé en la heladera, no tuve ganas de lavar el posillo. El sueño me había vuelto, dormitando y a la vez contento por haber retomado el sueño me acosté en mi cama y me dormí más rápido de lo común. La radio del abuelo se seguía escuchando, cosa que me motivó para dormir. - ¡Señor! ¡Señor, disculpe, Señor! - ¡Oh! ¿Qué quieres Will? - Señor disculpe es que… el señor Alfred… se lo encontró - ¿Qué... sucede con el abuelo? - Falleció Me levanté sin mediar palabras y me dirigí a la habitación del abuelo, había un policía en la puerta que me impidió el paso y me dirigió hasta la sala de invierno. Allí se encontraban mis tíos Luke y Bridgie, mi mamá Adelaida, mi hermano Max, mi prima Mariah y Will, el mayordomo. Se notaba en sus caras asombro, tristeza, desconsuelo, frialdad, abandono, entonces un policía irrumpió en la sala. -Buenos días, soy el comisario Ben y voy a explicarles lo sucedido. - ¿Qué le sucedió al abuelo? ¿Cómo fue que pasó?- exclamó Mariah - Calma señorita, su abuelo ha fallecido y los médicos determinaron que fue muerte natural, posiblemente su corazón dejó de funcionar- aclaró el comisario. - ¡No puede ser!- exclamé - Esa es la realidad- volvió a repetir el comisario tres veces. - ¡Cómo que la realidad! ¡No sea insensible!- dijo con enojo mi madre. El comisario se despidió y nos quedamos mirándonos las caras, unos a los otros sin saber qué decir ni hacer. Toda la tarde anduve por la ciudad pensando, a la noche volví y me encontré con el siguiente panorama. Todos los familiares sentados en la sala invernal y el abogado y el escribano me dijeron: - Te estábamos esperando Con asombro entré y me senté en el sofá sin decir palabra alguna. El abogado prosiguió - El señor Alfred había dejado un testamento, pero lo guardaba él. - Esto debería ir a las vías legales, a una corte- aclaró el escribano - ¿Qué piensa? ¿Qué fue un asesinato? - De eso se encargará la policía- aclaró Luke. - 82 -
El detective Brad Jhonson nos ayudaría él era amigo del abuelo y seguro no tendrá problemas. Esa misma noche el detective apareció en la casa y pidió hablar con cada uno a solas. Era la 1.00 cuando me tocó el turno. Disconforme acepté. - ¿Qué hiciste esa noche? Le expliqué detalladamente mis pasos y me mostró unas fotos de la escena del supuesto crimen, nada trascendente. Ya eran las 2:30 y el detective había llamado por segunda vez a todos. Más disconforme que la primera vez acepté y empezó diciendo: - Ya lo sé, no lo diré a nadie, pero tendríamos que ir a un juicio Me estaba acusando de asesinato y robo, no podía ser. Dormí toda la noche incómodo. A la mañana siguiente un policía me custodió hasta la Corte Superior de la ciudad. Todo fue muy rápido, en esos años la justicia no existía. El juez de turno empezó a hablar: - Se lo acusa de un asesinato y robo Todo pasaba tan rápido ¡y ya me sentía culpable! ¿Quién atestiguaba contra mí? El inspector, el abogado y el escribano. - Señor, señor ¿tiene algo que decir en su defensa?- apresuró el juez. - Sí, soy inocente. Y una luz, como el resplandor de una estrella fugaz surcó mi mente. Me había dado cuenta - Tengo mi testimonio: Esa noche no había nadie más en la casa, sólo yo y el abuelo. Pero ahora junté mis imágenes, los ruidos y olores… Mariah, ella es la culpable. El abuelo una vez que se ponía a escuchar la radio no salía de su habitación... entonces ¿qué hacía en la puerta? Ese ruido seco fue la puerta que se cerró imprevistamente, un susto sería suficiente para ocasionarle un paro ¿y quién? Mariah, nadie más toma café, somos alérgicos. De esto han pasado 60 años. Cuando salí absuelto me fui de Belfort y perdí contacto con toda la familia. Es cierto que la cárcel no es para los ricos.
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LA LEYENDA DEL PIANISTA Wendy El día era gris, ya anunciaba irónicamente que ocurriría algo más que una vecina tormenta. Desde mi despacho divisé las primeras gotas de lluvia que rápidamente se multiplicaron
y colmaron, soberbias e infalibles, la calzada caliente, evidentemente
afectada por el ardiente verano correntino. Era un día repugnante, el calor húmedo se respiraba en el aire y dejaba abatido a cualquiera que quisiera retarlo a duelo. Noté una débil, casi imperceptible figura en la puerta. Al abrir reconocí al inspector de la Comisaría Cuarta, un hombre campirano, un poco atolondrado que tenía una nobleza de corazón admirable. Después de servirle café me mostró la primera plana del diario, volqué toda mi atención en el siguiente título: “Cuatro alumnos desaparecieron misteriosamente en la Escuela Regional”. El artículo decía que los chicos estaban haciendo un trabajo de investigación para el cual decidieron pasar una noche en la escuela, la noche que desaparecieron. Levanté la vista hacia el inspector Pérez, quien, interpretando mis pensamientos dijo: - No hay huellas, ni pistas. Nada. Vine a pedirte ayuda, pensé que como sos ex alumno querrías colaborar… - ¿En la Regio? Es imposible- lo interrumpí bruscamente- Mañana voy a ir, te lo aseguro. A las ocho en punto de la mañana la rectora Smith me atendió en su oficina. Tenía las ojeras profundamente marcadas y su piel presentaba un blanco fantasmal. - Me alegro mucho de que nos ayude con esto detective Rousseau, como verá no tuve un buen sueño anoche…me llovieron protestas, entrevistas… ¡quieren llevarme a juicio! - -Pues, evitemos eso. Cuénteme hasta el último detalle de todo este lío. - -Bueno, el lunes por la mañana un grupo de alumnos de tercer año me pidió permiso para quedarse durante la noche a investigar, querían probar la existencia de la leyenda del pianista… - -¿La leyenda del pianista?... ¡Ah! ¿Es esa que dice que un hombre toca el viejo piano del salón de actos? La recuerdo vagamente. - -Sí, es esa. Les di la autorización y…no hay ningún rastro de esos chicos, es como si los hubiera tragado la tierra. - ¿No tenían ningún motivo para fugarse? - No, no. Todos eran buenos estudiantes…chicos centrados, usted me entiende…
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- La puerta fue brutalmente abierta por Pérez quien dirigiéndose a mí, dijo: - ¡Encontramos a una niña! Fuimos corriendo a la biblioteca, donde se encontraba una chica que gritaba en un arrebato de histeria y nerviosismo, llorando amargamente: - ¡Fue Él! ¡El pianista! ¡Él los tiene! ¡Él se los llevó! ¡El pianista, el pianista! La condujimos a la rectoría en un estado de shock. Allí la tranquilizamos y mientras Pérez notificaba a sus padres yo procedí a interrogarla. Entre sollozos me relató su historia: - Señor, nuestra investigación consistía en probar la veracidad de la leyenda del pianista, la mayoría del grupo no la creíamos – tragó saliva con dificultad – nos íbamos a quedar de 22 a 6:30. Todo marchaba bien, hasta que a las tres de la mañana escuchamos sonar el piano del salón de actos, subimos corriendo las escaleras, pero cuando llegamos la música se detuvo de golpe, el salón estaba sumido en la oscuridad, se escucharon algunos ruidos extraños y luego todo desembocó en un silencio escalofriante. Bajamos las escaleras, yo decidí quedarme en la biblioteca, pero el resto del grupo subió de nuevo. Lo último que recuerdo es que el piano volvió a sonar y mis amigos profirieron unos gritos espeluznantes. Cuando la niña fue retirada por sus padres, rebosantes de felicidad, le dije que probablemente volvería a necesitar su ayuda. Pérez había preparado unos mates que tomábamos mientras íbamos a realizarles el interrogatorio a los porteros, que, según me dijo la pequeña Amelia, la niña encontrada, habían estado la noche que desaparecieron los chicos. Entramos en la portería y nos topamos cara a cara con los porteros. Estaban escuchando una radio, al lado de ésta había una pila de compacts. En un sector de la pared se encontraban las llaves que abrían todos los salones del establecimiento. También había cds en el basurero, yerba y mugre. - ¿Ustedes estuvieron la noche que desaparecieron los chicos?- pregunté directamente. - Sí, pero estuvimos todo el tiempo abajo, cerrando puertas y ventanas, escuchamos el piano pero no le dimos importancia- me contestó el más corpulento. - ¡Oh! Entiendo, entiendo… La Directora los mandó a llamar urgentemente. Cuando salieron tomé el basurero, la radio y todas las llaves. - Llame a la pequeña Amelia, consígame un hacha, llame a la policía y déme una moneda. Resolví el caso.
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Fuimos hasta la rectoría, para ese entonces la policía ya había llegado y Amelia estaba con sus padres. Conecté la radio y puse el último cd que había en el basurero. Una melodía de Beethoven inundó el aire, la niña cortó el momento embriagador con un grito desaforado: - ¡Esa es! ¡Esa canción tocaba el pianista! Le sonreí y lancé la moneda que me había dado Pérez. Ésta giró y se detuvo en un punto particular de la habitación. Tomé el hacha y asesté tres duros golpes, el piso simplemente se derrumbó y enfrente de mí apareció una escalera con forma de caracol. - Pérez, baje allí y busque a los niños, yo debo hacer algo- diciendo esto, dejé la habitación, salí a la calle, abrí el auto patrulla de Pérez y le quité el arma que tenía en la guantera. Regresé al cuarto y me encontré con la escena esperada: los porteros tenían de rehén a Smith y amenazaban con matarla, Pérez se encontraba con tres criaturas tras sus espaldas, todas terriblemente asustadas. Sin dudarlo, hice dos disparos correctamente acertados: los cuerpos de los porteros cayeron al piso haciendo un fuerte golpe, dando a entender el ataque sorpresa. Ya, cuando toda la acción había culminado, Pérez se acercó a mí y me preguntó cómo lo había hecho, cómo resolví el caso. - Bueno, Pérez, es muy simple: eran las únicas personas que estuvieron esa noche. En la portería noté que faltaba la llave de la rectoría, eso me hizo suponer que los chicos estaban allí, pero ¿Dónde? Pues, verá Pérez, estos edificios son antiquísimos, por ende tienen sótanos. El sótano se encontraba en la rectoría, sólo bastaba que una moneda me lo dijera: rodó desde el lugar donde había peso debajo del piso hasta donde se encontraba el vacío, es decir, el sótano. Podría apostar a que allí abajo había cosas antiguas de mucho valor. - Así es. - Lo que comenzó como un robo, prosiguió con un secuestro. Los chicos los descubrieron al entrar al salón de actos, vieron la radio y allí fueron tomados por sorpresa por los porteros. - Usted es brillante Rousseau. - Jaja, Gracias Pérez, nos volveremos a ver algún día. Iba a casa caminando y de mi boca salían las estrofas de la Marcha Regional, esas que llenaron mis días de juventud, pues…ahora serán compañeras en mi soledad. ~o~
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LO INESPERADO Zaharí Jenifer Vega, una de las chicas más populares del colegio “San Martín”, era la más linda e integraba el grupo de las porristas del equipo de rugby. Cierto día ella fue encontrada asesinada envuelta en una cortina de baño en la cancha de dicho deporte. Sus compañeros y amigos no entendían lo que había pasado y quién podría haberle hecho eso. Todos en el colegio estaban muy conmocionados. La detective María Cáseres fue a mirar la escena donde fue hallado el cuerpo, empezó a observar y a mirar algunos detalles. La autopsia dio que la causa de muerte fue un golpe en la cabeza y que tenía algunas pequeñas quemaduras no muy graves. Cáseres volvió al colegio a averiguar quién sabía algo y quiénes eran sus enemigos. El novio de Jenifer no encontraba respuesta alguna a las preguntas que le hacía Cáseres. - ¿Tenía enemigos? ¿Alguien no la quería por ser una porrista? - Enemigos no tenía, que yo sepa y como Usted sabe, siempre las chicas de los colegios compiten para ser porristas, pero nada fuera de lo común. Luego Nick, el amigo de Jenifer, respondió lo mismo que William, pero muy nervioso. A la detective le pareció muy raro el comportamiento de Nick. Él parece saber algo, pensó ella. A la noche fue a la casa del presunto sospechoso, golpeó la puerta, la atendió una nena más o menos de 10 años llamada Gimena, era la hermana menor y genio que tenía Nick. - ¿Vos entrás en el mismo colegio de tu hermano?- preguntó Cáseres. - ¡Sí!- respondió Gimena. - ¿Por las dudas sabés si tu hermano sabe algo de la muerte de Jenifer, la porrista del equipo? - Mi hermano no tiene nada que ver- afirmó Gimena. Seguro fue otra persona que la odiaba por ser tan popular y por salir con el chico más lindo del colegio- respondió alterada. La detective quedó pensando y preguntó: - ¿por qué te ascendieron a un curso más alto?
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- Porque soy un genio y además en el curso en el que estaba no daba química y ahora sí. Además me llevo muy bien con mis profesores- respondió - ¿Así que te gusta Química? - Sí y soy muy buena. - Ah bueno, te felicito y gracias por haber hablado conmigo- dijo Cáseres. Salió de la casa pensando cómo una nena de 10 años podría tener esa mente tan adulta. Al otro día Cáseres volvió al colegio, estaban haciendo las pericias en el baño donde Jenifer parecía haber estado al momento de su muerte. Los peritos dijeron que la causa de las pequeñas quemaduras fue la mezcla de bicarbonato, detergente y agua. Eso la habría asustado, al salir corriendo se cayó, se golpeó y murió. ¿Pero cómo había llegado el cuerpo hasta la cancha? Nadie lo entendía. Cáseres se preguntó cómo podían haber llegado esos elementos químicos hasta la ducha del baño y quién podría haberlo hecho. Seguro era una persona muy inteligente, afirmó la detective. Nick estaba sentado en el patio del colegio, pensativo como siempre. Ella fue y le preguntó qué le pasaba. Él le respondió muy alterado: - Yo fui, yo maté a Jenifer. Cáseres lo miró, llamó a la policía y lo arrestaron. Cuando lo estaban interrogando dijo Nick: - Yo puse todo eso en la ducha, yo la quería asustar nada más, pero ella salió corriendo, se tropezó y se golpeó la cabeza, entonces la envolví en la cortina del baño y la llevé hasta la cancha de rugby y la dejé ahí. Todos quedaron mirándolo ¿Cómo podía contar, así, como si nada? Pero Cáseres quedó con una duda ¿cómo podía haber pensado en esa mezcla química si él anda muy mal en esa materia? Se acordó que Gimena era una genia y le encantaba la química. Entonces le preguntó a Nick quién lo había ayudado. Él desesperado decía: - Fui yo y nadie más. Así lo dejaron preso hasta ver qué hacían con él. La detective volvió a la escena del crimen y encontró un banquito tras la puerta. Se puso a imaginar que una nena de 10 años muy inteligente, subiéndose al banquito llegaba muy bien hasta la ducha. Pero ¿por qué Nick decía que él fue? ¿Habría sido la hermana y para no dejar que le pase nada a ella, él se culpó? Ella fue hasta la casa de Nick y pidió hablar con Gimena. Le preguntó si ella había tenido algo que ver. Gimena le respondió: - ¿qué le parece a usted? - A mí me parece que la mataste por envidia y porque te gusta William.
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- ¡Qué detective tan eficaz! Nadie habría pensado que yo hubiera hecho eso. ¿Pero usted piensa que le van a creer? Nadie porque soy un genio y todos confían en mí - ¿Por qué dejás que tu hermano se entregue en vez de vos?- preguntó Cáseres. - Mi hermano me quiere mucho y no va a dejar que me pase nada- respondió. Varios meses después, al finalizar el juicio, Nick terminó con una condena de 10 años. Cáseres, al salir de la corte, se encontró con Gimena, burlándose ella le dice: - vio que fue muy fácil hacer creer que fue mi hermano el asesino, pero le digo una cosa: la que la asesinó fui yo.
~o~
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