EL TIEMPO: Nuevo centro cultural del Banco de la República en Manizales

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debes hacer

EL TIEMPO - SÁBADO 24 DE JUNIO DE 2017 - www.eltiempo.com

cultura y entretenimiento

Los grupos Absalón y Afropacífico van por Bogotá al Festival Petronio.

La banda La Seca estará hoy en concierto junto a Soulution en Smoking Molly. Calle 29Bis n.° 5-74, 8 p. m. 15.000 pesos.

Las reflexiones de Rubén Blades en un mundo zombi

Hay muertos vivientes y violencia, pero ‘Fear the Walking Dead’ trata de escapar de lugares comunes. Fotos cortesía AMC

El actor y músico panameño habló de su regreso a ‘Fear the Walking Dead’ y de lo que tiene viva a la serie. Andrés Hoyos Vargas Cultura y Entretenimiento

No es común que en una serie de zombis como Fear the Walking Dead la gente se emocione cuando alguien que parecía muerto reaparece. En la mayoría de esos casos, ese tipo de retorno está ligado a que todo se va a complicar o que, irónicamente, otros van a morir. Pero esa tradición se rompió tras el sorpresivo regreso del cantante y actor panameño Rubén Blades, en la piel de su personaje Daniel Salazar, a esta producción televisiva, cuya tercera temporada se emite actualmente los domingos, a las 8 p. m., por el canal AMC. La emoción de los fanáticos fue impresionante, y algunos se arriesgaron a decir que el giro que significó su presencia en la serie reafirma el buen momento por el que pasa Fear the Walking Dead. Blades, quien habló con EL TIEMPO del tema, reconoce que lo ha tomado un poco por sorpresa esa manifestación general de cariño de millones de fanáticos que siguen este drama familiar cargado de tensión y terror. “Creo que por el hecho de que Salazar sea una figura atormentada, le da una complejidad interesante. Además, al tratar de esca-

par de un antecedente de violencia que se revela de nuevo ante la situación que vive, se conecta con ese problema que tiene la gente de querer hacer lo correcto, pero a la vez saber que hay una serie de circunstancias que lo impiden. Eso hace que la naturaleza de mi personaje sea superinteresante”, reflexiona el artista, de 68 años. Cabe recordar que su papel como Daniel Salazar re-

ferencia a un personaje fuerte que ayuda a una familia a lidiar con un mundo afectado por un virus. Este convierte a las personas que lo adquieren en muertos vivientes. En las temporadas anteriores, Blades no se quedó en el registro básico de ser un héroe ocasional, sino que aportó el nivel de contradicción necesaria para ser un interesante e impredecible polo a tierra dentro

gana terreno por su lectura social de un momento de crisis extrema, sin recurrir al ingrediente de tanta hemoglobina falsa o mutación física de quienes regresan de la muerte. “Se enfoca en la transformación humana. Esa es una de las grandes diferencias con The Walking... La nuestra se apoya en una humanidad que pierde esa maBlades afronta los demonios de su personaje.

nera de relacionarse y a la vez se reencuentra con esa necesidad de creer en algo –una espiritualidad que también aflora en Salazar–, una búsqueda que, a pesar de todo, nunca ha dejado de existir”, precisa Blades. En esta etapa de la serie han aparecido también temáticas que conectan con la intolerancia, el afán de poder, el racismo y la exclusión social, como parte de un extraño intento por rehacer las estructuras de la sociedad: aspectos que preocupan ahora en el ámbito político real en Estados Unidos. “No creo que haya un tono político tan fuerte en la serie. Estamos en un mundo en el que no hay nada. Seguimos siendo los mismos, pero sin las estructuras que puedan guiar la conducta de la gente”, contextualiza. Pero agrega: “Sé que es imposible no extrapolar lo que está pasando en Estados Unidos, aunque siento que la serie hace un giro más interesante al eliminar murallas ideológicas y fronterizas, donde cada quien se alinea a lo que sea con tal de sobrevivir”, dice. ¿CUÁNDO SE PUEDE VER? La tercera temporada de la serie ‘Fear the Walking Dead’ se emite los domingos, a las 8 p. m., por el canal de televisión paga AMC.

Nuevo espacio para la cultura en Manizales Laura Guzmán Díaz Cultura y Entretenimiento

Al entrar al nuevo Centro Cultural del Banco de la República, en Manizales, lo primero que llama la atención de los visitantes es un videowall –visible desde la carrera 23– de nueve pantallas, que proyecta la instalación Sin cielo, de la artista caldense Clemencia Echeverri. Este video es una reflexión crítica sobre las prácticas destructivas ocasionadas por la extracción minera en Marmato, cuya acción deja marcas de cianuro y mercurio en el agua. No es casualidad que la obra haya sido comisionada por el Banco de la República para su apertura, pues uno de los grandes propósitos de su creación es propiciar el conocimiento activo del paisaje cultural. Pero, no se trata solo de hablar del paisaje cultural cafetero (en 2011, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad) y de su riqueza, que es en lo primero que se piensa al hablar de esta zona, sino generar una reflexión en torno a qué se hace con el territorio y su vulnerabilidad. Es por eso que se mantendrá una programación para motivar la reflexión sobre el medioambiente y los retos que presenta su preservación. La arquitectura, la literatura, el arte y la ri-

del caos y las batallas internas. Luego de asegurar en este ciclo una identidad propia, Fear the Walking Dead, cuya génesis estuvo ligada a la exitosa The Walking Dead (está última pasa por un momento difícil),

El Centro Cultural está en la cra. 23 n.° 23-06. Cortesía Banco de la República.

queza de la avifauna serán esenciales dentro de la actividad cultural gratuita que se desarrollará en los nueve pisos del edificio autosostenible de 6.000 m². “La gente podrá acceder a servicios relacionados con arte y música, a través

de diferentes espacios, así como a las colecciones gubernamentales”, explica Juan José Echavarría, gerente general del banco. En la biblioteca, que abarca tres pisos, aparte de brindar acceso al material físico y digital de la red nacional de bibliotecas, también está el programa de autoformación en inglés, francés, italiano y alemán. Además, los visitantes tienen a su disposición una colección de música que pueden reproducir en un tocadiscos, mientras observan el paisaje de la ciudad. Para los niños se creó la sala infantil, con 9.000 libros. Allí se realizarán talleres de lectura, de ahorro y otros especiales para niños con síndrome de Down. A esto se suman las salas

de trabajo en grupo, de documentación y creación, para que jóvenes y adultos conjuguen su ingenio y talento para desarrollar un proyecto a partir de formatos relativos a la imagen. Además de las obras que se exhiben en el primer piso, como Cafetal, de Gonzalo Ariza, y De la serie ondulaciones, de Teresa Sánchez, la sala de exposiciones alternará muestras de arte así como arqueológicas del Museo del Oro. La primera exposición, ‘Decir el lugar. Testimonios del paisaje colombiano’, incluye obras de la Colección de Arte del Banco de la República y del Museo de Arte de Caldas. “Es ambiciosa temáticamente, porque incluye 400 años de producción artística en Colombia, desde la Colonia”, dice el curador Nicolás Gómez. Para facilitar el acceso, hay máquinas de lectura inteligente para personas con discapacidad visual e infraestructura que garantiza el desplazamiento de usuarios en silla de ruedas.

Obras de la exposición inaugural ‘Decir el lugar. Testimonios del paisaje colombiano’. Foto: Jonh Jairo Bonilla

La fiesta de la música

Óscar Acevedo

Músico y crítico musical

El pasado 21 de junio asistí a la celebración de la Fiesta de la Música en Redon, una población de la Bretaña francesa. El evento ocurre el día más largo del año, en medio de un intenso calor veraniego, y se desarrolla en la calle principal del pueblo, que es peatonal e incluye fachadas medievales, entre otras curiosidades culturales. Los grupos musicales participantes se presentan de forma gratuita y se sitúan cada dos cuadras en pequeñas carpas debidamente dotadas con amplificación e instrumentos, según el estilo de cada una. La gente se vuelca a participar sin diferencias de edad o de gustos musicales. Todos celebran, ya sea la participación de unos adolescentes que comienzan a explorar sus instrumentos o la de un consagrado flautista de la enigmática música celta. Una de las escenas más llamativas de esta visita la presencié en un granero muy antiguo en el que dos señoras de la comunidad tocaban música tradicional bretona en un par de acordeones de botón, mientras los locales baila-

ban en parejas con un paso discreto y medido, sin las expresiones fogosas e insinuantes de los bailes del Caribe. Esta escena de bailes y melodías tradicionales bien podría haber ocurrido en el año 1600, pero ocurre en pleno 2017, manteniendo a la gente en una conexión profunda con la historia y las costumbres. Otra muestra típica la vimos junto al canal fluvial que atraviesa Redon, esta vez a cargo de una formación de música folclórica que cantaba viejas melodías de la región. Pero la gran mayoría de muestras corrió por cuenta de bandas juveniles de rock sin mucha experiencia, a las que el público circulante les prestaba atención y les brindaba aplausos del mismo modo que lo hacían con las más experimentadas. Eso es quizás lo esencial en esta celebración francesa, en la que no se juzga la calidad, ni el color ni el sabor de la música, solo se valora el hecho musical, venga de donde venga, así sea una jovencita sin experiencia vocal realizando karaoke o unos curtidos roqueros que ponen a bailar a ancianos y jóvenes bretones por igual. En Colombia avanza desde hace años la implementación de esta celebración, que aporta mucho en la construcción de una identidad cultural sólida para cualquier país. acevemus@yahoo.com


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