Marín José Arjona o el arte de ‘saberse infinito’

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Afondo

María José Arjona oel arte de ‘saberse infinito’

Veinte años de trabajo de la artista, una de las más destacadas del ‘performance’ en Colombia, inundan el Museo de Arte Moderno de Bogotá por casi tres meses.

Algo inusual pasa en el Museo de Arte Moderno de Bogotádesdehaceunasemana: sus instalaciones retumban acausa del rugir de cuatro mil botellas de vidrio que contienen agua yque chocan entresí. El ruido provienedel hall de entrada yescapaz de traspasar sus muros, hasta oídos de transeúntes sorprendidos que no están al tanto de lo que sucede adentro.

Ya en el espacio la escena no deja de ser impactante, pues todas las botellas cuelgan desde el techo, dejando tan solo 15 centímetros de espacio entre estas yelsuelo, cubierto por una lámina de plexiglás negro que causaunefectovisual enelquelasbotellas se reflejan de manera especial dándoles profundidad.

Este sonido estridente es obra de la artistacolombianaMaríaJoséArjona, quien se desplaza horizontalmente por el piso, como parte de su performance Línea de vida,y choca con las miles de botellas, creando así un instrumento sonoro agran escala.

Este performance hace parte de su exposición ‘Hay que saberse infinito’,enla queatravés de objetos,reactivaciones,fotografías, dibujos, escritos,accionesypiezassonoras,laartista despliega su cuerpo de trabajo en unaexposiciónqueocupalaarquitecturadel MamBoensutotalidad, hasta el 26 de mayo, através de cinco diferentes espacios que permiten entender la naturaleza cíclica.

Pero, durante los casi tres meses quedurala muestra,Arjonanoestará

sola. De ser así, el público se perdería laoportunidaddepoder acercarseen un mismo espacio ytiempo avarios de los performances que ha presentado alolargo de sus 20 años de carrera. Por eso, al ser imposible que la artista realice varias acciones en simultanea, algunos de esos performances seránrealizados por artistas que ella entrenóy que les darán su propia interpretación

Porejemplo, se podrán ver performancecomo AllTheOthersInMe,presentado en la cuarta edición de la Bienal de Marruecos, en el que la artistasequitócincuentaprendasderopainterior en una dinámica que incluía sentarse en una silla, encender un bombillo que colgaba sobre su cabeza, remover una prenda, apagar la luz ycaminar hacia la otra silla, en dondevolvía aprenderla luz para ponerseun traje negro ysequitaba alguna prenda interior. Posteriormente, apagabalaluz, volvía alaotra silla y repetía la acción.

“Esta obra va aser reactivada en el MamBo por un bailarín hombre, algo que es muy interesante porque es la única en todo mi trabajo que, literalmente, habla sobre el cuerpo femenino”, dice Arjona mientras mueve sus manos, cubiertas por ‘un manto’ de pequeños puntos rojos, rastro de que minutos antes estuvo trabajando en una de sus obras, en la que transforma algunas paredes del museo con burbujas de jabón rojas que estallan contra ellas, creando así una escena que lleva apensar al espectador en la violencia yenlamuerte.

Alaartista, nacida en Bogotá en 1973 ygraduada en 1999 de la Academia Superior de Artes de Bogotá (Asab), también le interesa la fluidez del cuerpo en relación con ciertos conceptos que permanecen estáticos en una sociedad tan conservadora como la colombiana. Por eso, esta exhibición más que establecer unos puntos lineales para contar su trabajo, plantea una serie de obras con las que se hace ciertas preguntas en torno al cuerpo.

El cuerpo es infinito

Para Arjona, toda la experiencia del performance recae en el cuerpo, de allí que lo considere como un vehículo yunmedio. “Tiene que ver mucho con el título de la exposición, creo que es un infinito, un lugar en el que uno tiene múltiples posibilidades para relacionarse consigo mismo, con el mundo ycon todo lo que se acerca ati. Depende de uno saber quéposibilidades articularpara decir lo que se quiera decir ycomunicar, en relación aotro infinito”, cuenta la artista colombiana.

Por eso, la interacción con el públicoresulta clave, porqueeste empieza aser parte de una experiencia que el artista propone yenlaque no se define nada específico “Creo que lo que hace es plantearte una gran pregunta cada vez. En esa instancia,tambiénse configura como un lugar en el que no hay una definición exacta de performance,pues es muy ambigua, encuentras muchas. Por ejemplo, hoy, un bailarín puede

dedicarsea ello”, dice Arjona, quien afinales de los 90, cuando hacía danza contemporánea, tomó el camino hacia las artes plásticas.

En sus performances,Arjona siemprehatrabajado la persistencia, por largos periodos de tiempo, que implica la exigencia corporal (realizar una misma acción durante horas ydías en el mismo lugar) porque es fiel creyente de que las experiencias más importantes en la vida necesitan tiempo. Por eso, cuando se embarcó en la larga duración no le dio prioridad al resultado, sino aloque hace un cuerpo cuandoentra en contacto con otro, lo que sucede en esa relación, cuál es el diálogo ylas preguntas en ese preciso instante.

“Eso solamente lo puedo hacer en lamedidaenlaqueyoledéalespectador ese tiempo de mi parte. Yo no podría exigirle quedarse horas en un espacio en el que estoy, yendonde hay algo mío, si no lo estoy dando también en retribución”, dice Arjona, quienconsidera que la larga duración también es exigente para el espectador, sobre todo porque estamos en una época en la que la gente no tiene tiempo.

Ante esto, considera que es importante que el público se tome el tiempo de entender la obra yrecuerda cómo, muchas veces, cuando María Teresa Hincapié (1954-2008) –pioneraen esecampo en Colombiay de quien Arjona fue discípula–, presentaba una obra, mucha gente se salía sin saber qué estaba pasando.

Arjona también es consciente de que la falta de apoyo al performance enColombiayasusartistasrepercute inevitablemente en el conocimiento que la gente tiene de este ylaforma en que se acerca aél, por lo que afirma que no se le puede exigir al público“cuandonoleshemosdadoslasherramientas”.

Poreso resultauntriunfoqueenun país como Colombia en el queel performance ha tenido escaso reconocimiento,elMamBolebrindetodoelespacio del museo con libertad (por ejemplo, las ventanas fueron descubiertas para darle paso alaluz), como una propuesta de abrir los diálogos en torno aesta práctica.

Lo efímero

AArjonanolepreocupaqueunperformance no sea duradero, como sí lo puede ser una un cuadro ouna escultura, pues dice que “una experiencia te la llevas siempre. Aeso es aloque yo le apuesto, aque la gente dialogue con ella un tiempo”.

Hasta el 26 de mayo se presentan diferentes ‘performances’ que dan cuenta de los 20 años de trabajo de María José Arjona, como ‘Silla’, ‘Un pajarito me dijo’ y‘Bitácora de vuelo’, entre otros. FOTO: CORTESIA MAMBO

Por el contrario, lo que le inquieta es cómo van aperdurar en el tiempo sus ideas ysus procesos artísticos, más allá de las fotografías, videos, libros yladocumentación que se conservan de sus performances.Por eso, empezó aexplorar la venta de las ideasdesusobras(lohahechotresveces) con instrucciones específicas para que otros artistas puedan activarlas, en una forma similar aloque está pasando en el MamBo.

“Para mí era algo impensable y cuando sucedió me pareció muy bueno, porque se valida tu trabajo ytu ideacomo artista del cuerpo. Esa es la posteridad,laformacomovas apasar el tiempo después de muerto. Otros performers podrán reactivar tus obras solo si el artista dio la autorización. Sería una tristeza que en el futurosolosepudieramostrarunvideo”.

<$$US1>EL_TIEMPO - NACIONAL-1 - 16 - 19/03/18 - Composite - ARCHIVO - 19/03/18 09:50 1.16 Lunes 19 de marzo de 2018
La artista colombiana María José Arjona en medio de su ‘performance’ ‘Línea de vida’, que se presenta en el ‘hall’ principal del Museo de Arte Moderno de Bogotá. La pieza está conformada por cuatro mil botellas suspendidas con hilos desde el techo. FOTO: CLAUDIA RUBIO. EL TIEMPO LAURA GUZMÁN DÍAZ - EL TIEMPO @The_uptowngirl

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