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www.eltiempo.com - LUNES 24 DE OCTUBRE DE 2016 - EL TIEMPO
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cultura y entretenimiento
‘Los artistas deben crear algo que no exista’ El escritor Rubén Orozco explora en su nueva novela ‘Infortunios del mono infinito’ el dilema de la originalidad a través de una relación psicólogo-paciente. Laura Guzmán Díaz Para EL TIEMPO
M. W., un antiguo vendedor de seguros, perdió la memoria y olvidó quién era cuando su esposa, Tonia Moon, poseída por los celos, decidió cortarle los testículos en venganza. Desde entonces, M. W. no recuerda nada de su vida, ni siquiera ese episodio, así que no sabe a ciencia cierta qué causó su amnesia. Decidido a reencontrarse con su pasado y seguir su propio rastro –tras varios intentos fallidos–, le pide ayuda a P. G. Spiegel, un psicólogo de 80 años que se dedicó a estudiar diversos trastornos, y quien logra descubrir el trágico acontecimiento. “Se me ocurrió que alguien que no pudiera tener hijos querría tratar de crear algo de otra manera. Entonces, M. W. empieza a escribir un libro para así perpetuarse en el tiempo”, cuenta el escritor Rubén Orozco sobre su novela Infortunios del mono infinito (Random House). Contrario a su personaje, a Orozco, de 34 años, esto no le importa y concuerda con aquella afirmación que Woody Allen hizo alguna vez: “No quiero alcanzar la inmortalidad a través de mi trabajo, quiero alcanzarla no muriéndome”. Durante ese proceso de escritura en el que M. W. se adentra, se da cuenta
de que sus creaciones terminan siendo similares a otras obras, como Hamlet, de Shakespeare. La novela le da forma
al teorema matemático del mono infinito, que se ilustra con la historia de que si un mono inmortal tecleara sin parar, en al-
El escritor Rubén Orozco vivió en Caracas (Venezuela) hasta los 10 años y luego se trasladó con su familia a Medellín. Óscar Cabezas / EL TIEMPO.
gún momento lograría redactar las obras de Shakespeare. Al igual que M. W., Orozco se dio cuenta de que una de las ideas que estaba concibiendo ya había sido escrita por alguien más, así que la desechó. “Creo que los artistas y escritores tienen la obligación de crear algo que no exista. Que pase o no pase no depende de nosotros, pero por lo menos el intento sí debería ser sincero y deberíamos intentar hacer eso”, reflexiona Orozco. Es así como Spiegel, hombre brillante con muchos problemas y fobias, se convierte en el consejero y amigo de M.W., quien sufre cada vez más por los obstáculos que supone la originalidad. “Cuando descubrí al personaje del doctor Spiegel, para mí se convirtió en la parte más importante de la novela, y lo sigue siendo”, cuenta Orozco. El lector podrá encontrarse con una novela poco convencional, que tiene forma de enciclopedia de psicología, cuyo autor es P. G. Spiegel, quien relata el caso de su paciente M. W. y también lo que fue su vida en el campo de concentración de Auschwitz y otros sucesos que lo llevaron a tener varias fobias, las cuales ha estudiado a lo largo de toda su carrera. Para Orozco, quien también es traductor de asuntos corporativos, esta obra es un reflejo de sus pensamientos. “Más que lectores, quisiera relectores, pues los libros que más me gustan son los que releo y eso es difícil, que uno quiera volver a un libro”, concluye.
Ed. Random House 334 páginas $ 45.000
La televisión en su laberinto El otro lado Ómar Rincón
Crítico de televisión
La televisión comercial y privada de Colombia brinda poco para decir algo nuevo. Menos mal hay pequeños atisbos de diferencia en los canales públicos y las series internacionales. En lo privado, uno se repite al infinito y se copia a sí mismo. Que el mejor programa del canal RCN es Yo soy Betty la fea, por rating y calidad; que la comedia de Galy Galiano va a ser terminada al estilo RCN: a machetazo limpio; que la gente ve por inercia y aburrimiento El Desafío, Sábados Felices y Gol Caracol; que Colombia grita gol solo cambió de nombre pero no de estilo; que RCN goza la gloria del No en las noticias, que Caracol saborea la sangre de la calle, que en Colombia se cuenta más país en la ficción que en los noticieros de televisión. En lo semiprivado, otra vez lo mismo. La noticia diferente fue que la ANTV va a adjudicar el Canal Uno a un solo operador para que sea un canal de verdad con marca, estilo y programación total y así se convierta en una auténtica alternativa. Hoy es una señal patética donde solo CM& y Noticias Uno intentan hacer calidad, mientras Jorge Barón juega a su ego y hace la peor televisión del mundo, y Programar abandonó hace rato el barco y lo dejó en manos de RTVC. Pero muy a la ‘colombiche’, Jorge Barón y Programar no están de acuerdo y demandan y dicen que ellos tienen derechos (a la mediocridad). No hacen ni dejan de hacer. En lo político, se requiere uno o dos canales más y que sean potentes para que sean competitivos y ganar en calidad, diversidad de programas y trabajo para el sector. Y de paso generar industria, empleos y
otras maneras de hacer la tele. México, que era el imperio Televisa, ya admitió un tercer canal. En Argentina, Turner quiere comprar un canal de aire. Y en Colombia, seguimos secuestrados por Caracol, RCN y Jorge Barón. ¡Mal, todo mal! En lo público, hay tres esfuerzos para valorar: Señal Colombia, Telepacífico y Canal Tr3ce. Señal Colombia sigue haciendo la mejor televisión de calidad en lo estético, en la diversidad de formatos, en el dar cuenta de la pluralidad de país. Tiene marcas como Los puros criollos. Presenta los mejores documentales y excelentes películas. Apuesta por ser una ventana al mundo y sacarnos de nuestro provincialismo. Gana premios. Canal Tr3ce es el mejor canal regional de Colombia desde hace mucho tiempo, porque entendió que había que crear valor diferencial y apostó por los jóvenes y la innovación en formatos de tecnología, conciencia social, debate, talk show, series web, transmisiones en vivo, deportes y animados. Programas como Región TR3CE, El Crew, El cuaderno crearon escuela audiovisual. Y todo por una excelente gestión de Lennart Rodríguez. Telepacífico lo está haciendo muy bien. Volvió su emblema Rastros y Rostros con documentos de alta calidad audiovisual y social, diversificó formatos para pensar la realidad con programas como El Martillo para el debate razonado, el humor en estilo de información con Las noches del flaco, mucho debate deportivo para gozar la pasión del pueblo y César Mora y su De Borondo para la calentura musical.
En Colombia, seguimos secuestrados por Caracol, RCN y Jorge Barón. ¡Mal, todo mal!