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Esta publicación es una iniciativa de Colectivo .Co (Andrea Ospina y Laura A. Sánchez) desarrollada desde Colombia en 2019 en colaboración con cada uno de los artistas e investigadores que la conforman. Dirección: Andrea Ospina Santamaría Edición: Luciana Serrano Apoyo: Laura A. Sánchez Velásquez Participan: @2x4=elliot Alejandro Valencia Alfonso Castañeda Álvaro Muñoz Andrea Zuñiga Antonia Taulis Camila Ramos (Ratttus) Camilo Ortega Guillermina Bustos James Marín Jennifer Rubio John Melo Juan Chica Julián Marulanda (Reptil) Lucas Nuñez Manuel Castillo Manuel Vélez Manuela Jaramillo Natacha Voliakovsky Nicolás Ordoñez Patricia Domínguez Tomaz Klotzel Vania Caro Melo Los derechos de todas las obras publicadas (portadas, textos, ilustraciones y fotografías) son propiedad de sus respectivos autores y/o editores. Las imágenes utilizadas en las páginas 2, 7, 11, 31, 55, y 69 son fragmentos extraídos de la web.
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NU EVO _ o ro _
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In tro_ Una publicación de publicaciones
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Uno de los tantos significados de publicar es hacer manifiesto, comúnmente lo que se quería tener oculto. Su uso viene de las leyes, del imponer sentencias ante el pueblo y confiscar lo privado para hacerlo público, de dar a conocer a una colectividad un asunto específico. Tiempo después su uso se adecua a los medios de comunicación, especialmente impresos o digitales y las redes sociales, como la acción de compartir información. Es así como esta es una publicación de publicaciones.
y sistemas, se posicionan dejando abierta una interpelación directa a las situaciones sociales de nuestras geografías y sociedades.
Desde el sur han resonado manifestaciones por diversos asuntos que nos convocan como sociedad: el aborto, el precio del peso, el transporte, la salud, las pensiones, la educación, las comunidades indígenas, las disidencias sexuales y de género, el dinero público, la democracia en crisis, la migración, los conflictos armados, el medio ambiente, entre otros aspectos que se debaten en los países latinoamericanos desde sus altos gobiernos hasta los cuerpos en sus calles.
Es por ello que los proyectos de les artistas aquí presentes no son necesariamente una obra en su sentido más tradicional. La mayoría de las intervenciones buscan una circulación más allá del sistema del arte, de la autoría individual, y resuenan en los procesos locales en que participan, los colectivos a los que pertenecen activamente y las reflexiones que otros hacen de forma más íntima, dejándose ver como personas que viven su territorio más allá de profesionales que generan consumo.
La iniciativa de Nuevo Oro responde al accionar impulsivo de las manifestaciones colectivas, en medio del caos, del voz a voz y de diferentes individuos trabajando en red. En ella se invitaron a participar a artistas de distintas locaciones de Latinoamérica quienes enviaron intervenciones que han surgido de las lecturas y acciones sobre contextos y problemáticas que hoy se levantan en todo el territorio. Estas respuestas desde múltiples lenguajes cruzan valores
Nuevo Oro es entonces una publicación digital que da voz y archivo a intervenciones de artistas latinoamericanos quienes interpelan las situaciones sociales que atraviesa el sur del continente.
Así, en medio de un mundo que nos exige personal y profesionalmente que estemos todo el tiempo en construcción, que debemos producir y producirnos constantemente y que el éxito depende del trabajo incansable del individuo, estas voces se alzan como un conjunto inacabado de pensamientos y preguntas.
Nuevo Oro Tu rabia es oro, dice uno de los poemas de la artista chilena Cecilia Vicuña, el cual fue utilizado en diferentes prendas, objetos y pancartas en las manifestaciones sociales que estallan en Chile en octubre de 2019. Entre tanto movimiento, los pueblos latinoamericanos encontramos de nuevo nuestro oro. Esa nueva fuerza que se ha respirado siempre en los barrios, en las juntas comunales y los cabildos, esa es precisamente la que despierta en las calles y se traduce en imágenes, palabras y actos. Es un cambio en las escalas de valor del encuentro y la diferencia, es una consciencia de sistemas complejos que se entretejen, que nos han dicho lo que debe ser considerado prioritario e importante, que nos han involucrado en sus significados.
los cambios en los símbolos de poder y el manejo de la información desde los medios oficiales y las redes sociales y, por último, una lectura que se proyecta desde lo personal y la cotidianidad hacia diferentes situaciones de inestabilidad y encuentro.
Es allí donde la solidez de las economías, los cuerpos, instituciones e identidades se expone frágil al borde de los abismos de la cordillera y se comienzan a permear de la crisis ahora latente que históricamente se ha ido cultivando, entre contextos tan distantes y su vez tan similares. Aquí tenemos entonces algunos de los ecos que resuenan en territorios vecinos, migrantes y fronteras que hoy se tornan confusas ante el movimiento tanto del miedo como del impulso que han protagonizado colectividades inconformes, los cuales se organizan en torno a tres focos principales: las luchas y sistemas transversales que se manifiestan exigiendo la igualdad de derechos y la visibilización en el relato histórico;
Quieren detener tu canto Y acallar nuestras voces ancestrales Cóndores del sol tus aguas besan Mis abuelos se levantan Rayen Kvyeh, poeta mapuche chilena.
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in d ice _
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EL VALOR DIVERSO Luchas y sistemas transversales
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Natacha Voliakovsky Buenos Aires, Argentina
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Lucas Nuñez Santiago, Chile
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Camila Ramos (Ratttus) Manizales, Colombia
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Julián Marulanda (Reptil) Manizales, Colombia
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John Melo Bogotá, Colombia
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Guillermina Bustos Sao Paulo, Brasil
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Patricia Domínguez Santiago de Chile
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Tomaz Klotzel Pelotas, Brasil
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LOS LENGUAJES SON ORO Símbolos transgredidos y lenguajes de poder
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Alfonso Castañeda Bogotá, Colombia
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Jennifer Rubio Armenia, Colombia
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Álvaro Muñoz Santiago de Chile
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Vania Caro Melo Concepción, Chile
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Alejandro Valencia Manizales, Colombia
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Antonia Taulis Santiago de Chile
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@2x4 = elliot Manizales, Colombia
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Natasha Pons Santiago de Chile
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Manuel Vélez Manizales, Colombia
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James Marín Manizales, Colombia
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RENOVAR LA COTIDIANIDAD De las lecturas íntimas a las colectivas
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Juan Chica Pereira, Colombia
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Manuel Castillo Santiago de Chile
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Nicolás Ordoñez Bogotá, Colombia
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Manuela Jaramillo Manizales, Colombia
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Andrea Zuñiga Manizales, Colombia
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Camilo Ortega Iquique, Chile
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CIERRE Reconocer nuestro oro _ 7
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e l va l o r di v ers o _ 8 _
Luchas y sistemas transversales Aunque todas las manifestaciones han tenido un detonante específico, los espacios de encuentro han sido una posibilidad de cruce de múltiples luchas que habían sido una y otra vez segregadas, aisladas e higienizadas. Los requerimientos más básicos como aquellos que reclaman políticas sociales y reivindican los derechos humanos han sido asumidos desde diferentes enfoques como el género, lo etario, lo ambiental, entre otros. Ejemplo de ello ha sido el inicio del año con las manifestaciones en las calles de Buenos Aires interpelando las políticas públicas sobre el aborto, tema que ha caracterizado algunas de las propuestas performáticas de Natacha Voliakovsky, después de un 2018 en el que se fortalece el símbolo de los pañuelos verdes portado por miles de mujeres que manifestaron su inconformidad por las muertes a causa del aborto ilegal y las repetidas ocasiones en que el proyecto de ley a favor de la legalización ha sido rechazado en el parlamento. En torno a esta apuesta que encara la libertad de los cuerpos y la educación sexual, se unen en esta publicación colectividades alrededor del VIH con la propuesta de Lucas Nuñez frente a la falta de garantías estatales para las personas seropositivas apropiándose del símbolo falocéntrico del obelisco. El proyecto de Lucas, más allá de su rol como artista, hace parte del Circulo de Estudiantes que Vive con VIH, siendo acompañado de diversas campañas en espacio público tanto de prevención como de no discriminación. Por otro lado, grandes luchas latentes desde hace décadas que parecían haberse normalizado en varias cotidianidades empiezan a hacerse presentes con una resistencia colectiva que va más allá de la temporalidad de las manifestaciones.
Aquellos que han sido considerados minorías como son las comunidades indígenas y pueblos originarios, aparecen aquí como un símbolo heroico y humano en los trabajos de John Melo, quien retoma los cuadros y colores de la wiphala, bandera que representa la filosofía andina, símbolo ancestral que toma fuerza en las movilizaciones campesinas de Boliva en los años 70. Además aborda el caso específico de la publicidad realizada en varios periódicos de Bogotá por la organización colombiana M19 (Movimiento 19 de abril) en 1974, quienes serían posteriormente una guerrilla insurgente que cometió diversos secuestros y tomas como la del Palacio de Justicia, y un movimiento político de izquierda después de su desmovilización, reconocidos por ser víctimas del asesinato de su candidato presidencial Carlos Pizarro. Julián Marulanda (Reptil) ilustra la llegada de la Guardia Indígena desde el departamento del Cauca hasta Bogotá el 4 de diciembre de 2019 para unirse al paro nacional, utilizando los animales como un símbolo de la diversidad cultural y la resistencia ecológica que han mantenido en sus resguardos. La guardia es un proceso de organización comunitaria no armada que responde a la defensa y resguardo del territorio ancestral, actuando contra los grupos armados, los cultivos ilícitos y la violencia estatal. Sus voluntarios y líderes han sido víctimas constantes de violencia y asesinatos en la historia del país, teniendo casos particulares que se visibilizaron desde octubre de 2019. Ambos artistas recalcan el carácter permanente de este modo de vida ante una institucionalidad que los niega constantemente y más allá de los “aniversarios oficiales de recordación”.
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A su vez en esta resistencia permanente aparecen las colectivas feministas, evidenciando un proceso que ya se viene realizando y es enlazado a las contingencias actuales que llegan a las arterias centrales de las ciudades, proceso explorado en la ilustración de Camila Ramos (Ratttus) quien se ha articulado desde hace varios años con movimientos anarco-feministas que se expresan en torno al punk, el fanzine, y la estética urbana en general, quienes han enfatizado en su participación en el paro nacional la sororidad, la representación y la paridad que se requiere en los movimientos políticos contemporáneos.
vivida de primera mano por Patricia Domínguez quien apoyó el cuidado de animales en refugios que responden a los incendios en la Chiquitanía, Bolivia, en parte por el calentamiento global que destruye el equilibrio ecológico y por otro lado con aún más impacto, en la quema indiscriminada para cambiar el uso de los suelos para acciones de agricultura y ganado, y como compra de votos políticos. En su intervención se articula una relación más allá de la especie humana recordando que las manifestaciones sociales y los sistemas que hemos consolidado tienen un impacto más allá de un pensamiento antropocéntrico.
Ahora bien: no cabe duda de que si algo ha explotado en Latinoamérica ha sido el sistema económico dominante no sólo en lo financiero, sino en la economía de símbolos y afectos impuesta desde ciertas elites.
Por último, Tomaz Klotzel aborda los paradigmas sobre los que hemos construido las sociedades en que vivimos -que en este caso se comparan con las bases científicas- interpelando la raza, la autoría, la muerte y el cuerpo de las subjetividades negras de Brasil, en torno a sus derechos humanos y las religiones de matriz africana que aún en la actualidad resisten culturalmente al dominio del cuerpo blanco sobre el cuerpo negro. Además Tomaz despliega un texto que llena el vacío desde el ensamblaje, la copia y la apropiación, dudando del autor en medio de sus palabras y de la imposibilidad de tener propiedad privada sobre el discurso, paradoja que es comprable con la inmensidad del agujero negro, la historia y la cultura misma.
Se organizaron y organizan manifestaciones sobre la educación en su modelo de empresa y comercio inaccesible para un gran porcentaje de latinoamericanos, siendo además los estudiantes un detonante principal de protestas en otros ámbitos sociales y las universidades centros de resistencia en los conflictos en algunas latitudes. Este tema es abordado por Guillermina Bustos desde una producción que gráficamente se relaciona con la tipografía a mano de las ofertas de los negocios locales tradicionales y algunos supermercados de Santiago de Chile, en donde pocos estudiantes obtienen la gratuidad y el costo de la educación superior es muy alto. También se expresan denuncias sobre la crisis medio ambiental generada por los cambios en el territorio a causa de una explotación descontrolada por grandes empresas, experiencia
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ESTOY VIVA No me hice un aborto hoy. Podría necesitar hacerme uno algún día. 51 abortos por hora. 1233 al día. 450.000 abortos al año. Cada hora se derraman 15 litros de sangre en abortos ilegales en Argentina.
Las complicaciones derivadas de abortos practicados en la clandestinidad han sido la principal causa individual de mortalidad materna desde 1980. Al menos 3030 mujeres han muerto por esta causa desde el retorno a la democracia en 1983. Las estadísticas oficiales estiman el número de abortos clandestinos en 350.000 cada año, pero organizaciones por los derechos de las mujeres creen que el número es mucho mayor. Las mujeres de clases económicas más bajas ponen en riesgo sus vidas y su salud al recurrir a abortos clandestinos sin acceso a condiciones sanitarias adecuadas. La píldora abortiva (Misoprostol) cuesta alrededor de 4000 pesos argentinos. Voliakovsky entró al lugar muy silenciosamente y se colocó detrás de una mesa, totalmente vestida de negro. Después de dar algunas instrucciones a la audiencia procedió con la acción. Con una taza medidora, transfirió 400 ml de sangre de un recipiente de plástico a otro, que en su interior solo contenía una camisa blanca. La cantidad fue equivalente al nivel de sangre que pierde una mujer al tomar una píldora de Misoprostol. Para alcanzar el sangrado causado por los abortos clandestinos, que se realizan cada media hora en Argentina, Voliakovsky tuvo que repetir el procedimiento 26 veces. En ese momento, la prístina tela, cubierta de 7 litros de sangre, se había vuelto completamente roja. Mantuvo su pesadez en el aire por un tiempo y después de quitarse la ropa negra, se la abotonó para cargar el peso de la batalla sobre la ley del aborto.
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Natacha Voliakovsky, Buenos Aires, Argentina
El peso de lo invisible (The weight of the invisible) 2019 Registro de performance llevada a cabo en NOoSPHERE, Greenpoint Open Studios, Nueva York
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EL ESTADO NO NOS PROTEGE
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Lucas Nuñez Santiago de Chile
Instalación en conjunto con CEVVHI (circulo de estudiantes que vive con VIH), Francisco Calvacho e Ignacia Barrera, 2019. Fotografías de Alejandra Mora y Pamela Álvarez. Con el apoyo de Fundación Chile Positivo y AHF Chile. _ 15
Camila Ramos (Ratttus) Manizales, Colombia
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Julián Marulanda (Reptil) Manizales, Colombia
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John Melo Bogotá, Colombia
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La memoria resiste y re-existe para la historia.
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En 2014 realice una intervención en el Campus Gomez Millas, de la Universidad de Chile, donde me encontraba estudiando el Magíster en Artes, mención Artes Visuales. A su vez, fue en ese momento, que comencé a pensar en la capacidad del arte contemporáneo como de investigación de la cultura, como herramienta para exhibir la construcción arbitraria e histórica de las normas que tenemos integradas a nuestro cotidiano. Como todos sabemos, las universidades públicas en Chile no son gratuita, y estudiar se ha convertido en un privilegio de clase, resultando un factor más de exclusión que exacerba la injusticia social. En este contexto este trabajo actúa como un síntoma, que a través de su ironía busca provocar el debate sobre los altos valores de educación pública en el país y los conflitos sociales relacionados al lucro en las instituciones de enseñanza; un fenómeno naturalizado hasta esta primavera 2019. En el marco de las de protesas actuales es un trabajo que se vuelve a hacer presente, como indicio del abandono del Estado al derecho fundamental de la educación. Este trabajo fue exhibido en Banco Negro en el contexto de la 1era Exposición del Magíster de Artes, mención Artes Visuales, de la Universidad de Chile.
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Guillermina Bustos Cordoba, Argentina Actualmente Sao Paulo, Brasil
Instalación Facultad de Artes, Universidad de Chile, sede Las Encinas, 2014. Cartel por encargo, Cartelería Mardones [mercado la Vega Central, Santiago]. _ 23
Tranquilo, el tucán ciego me sentía con su lado derecho. Me miraba también a ratos con su lado izquierdo. Es una máscara mística, un animal mitológico que ha emergido del incendio de la Chiquitanía y el Amazonas. Tiene dos caras, le han quemado el lado derecho, el lado masculino, el lado que el capitalismo requiere de todos nosotros. Al perder su ojo, se ha transformado en una de las máquinas de ver, en monstruos que ven más allá de lo visible.
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Patricia Domínguez Santiago de Chile
Tucán ciego afectado por los incendios de la Chiquitanía boliviana 2019. Refugio Biotermal de Roboré
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Un agujero negro es una región del espacio de la cual nada puede escapar. Es el resultado de la deformación del espacio-tiempo después del colapso de una estrella, con una materia maciza e infinitamente compacta que desaparecerá dando lugar al corazón de un agujero negro, donde el tiempo se para y el espacio deja de existir. Un agujero negro comienza en una superficie denominada horizonte de eventos, que marca la región desde la que ya no se puede volver El adjetivo Negro en Buraco Negro se debe al hecho de que éste no refleja a ninguna parte de la luz que venga a alcanzar su horizonte de eventos, actuando así como si fuera un Cuerpo Negro Absoluto. La historia de Brasil puede ser leída y contada de muchas maneras. Una de las maneras de contársela es a través de la narrativa de la reconquista del Cuerpo Negro, porque en el centro de gran parte de las disputas estuvo siempre el dominio sobre el Cuerpo Negro. En el caso de cuerpos negros, hay una distinción necesaria respecto a la coloración que el adjetivo Negro designa: la diferencia entre colorLuz y color-pigmento. El color-luz es todo color formado por la emisión directa de Luz. Ya el colorpigmento es el color reflejado por un objeto, es decir, el color que el ojo humano percibe. En el grupo color-Luz, la combinación de los tres colores primarios genera el blanco y la ausencia del color-Luz, el Negro. La utilización del adjetivo Negro significaría el Vacío. Ya en el grupo color-pigmento la relación es contraria: cuanto mayor sea la presencia de pigmentación, más cerca del Negro será el color del Cuerpo. Los cuerpos humanos pertenecen a este segundo grupo. La utilización del adjetivo Negro podría entonces significar algo como el Absoluto.
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La discusión sobre el Absoluto está íntimamente ligada a la cuestión de la concreción y, por lo tanto, de la finitud de la vida, a la acción concreta y creadora que, como tal, sólo puede realizarse como experiencia singular, de individuos singulares. Es decir, como experiencia de un Cuerpo, por medio de un Cuerpo. En Brasil, el Código Civil define que el Cuerpo muerto no tiene derechos. La ley se refiere sólo al derecho a ser sepultado y a permanecer sepultado. En ritos mortuorios presentes en Brasil pero no referenciados en el Código Civil, cuanto mayores los vínculos del Cuerpo de la persona que muere, más detallado y complejo será el ritual que tiene por objetivo conducirla correctamente a otro Espacio. La Muerte no significa la extinción Absoluta, o aniquilamiento, conceptos que verdaderamente lo sepultarían. Morir es un cambio de espacio. Es parte de la dinámica del sistema. Se sabe perfectamente que Ikú, la Muerte, deberá devolver la Ìyá-nlá, la Tierra, la porción símbolo de materia de origen en la cual cada individuo fue encarnado: el Cuerpo. Porque cada criatura, al adentrar su Cuerpo, trae consigo su Muerte. La inmortalidad, es decir, el eterno renacimiento, de un espacio de la existencia a otro debe ser asegurado. Desde un punto de vista externo al de la experiencia religiosa - o al del estado de afecto producido por el duelo - los ritos funerarios consisten en una operación simbólica en que lo que está en juego es la intervención masiva de todo el juego significante. A partir de la visión religiosa, es posible que no se encuentre nada simbólico que pueda llenar ese agujero en lo real.
La paradoja que hace el punto de vista de la religiosidad comparable a la conciencia del agujero negro se refiere al hecho de que al real no falta nada. La dimensión intolerable ofrecida a la experiencia humana no es la de la muerte del propio cuerpo, que nadie tiene, sino de la muerte del cuerpo del otro. ¿Y si el vacío absoluto simplemente durara para siempre?
Tomaz Klotzel Pelotas, Brasil
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los lenguajes _ son oro _ 28_
Símbolos transgredidos y lenguajes de poder Varios artistas centran su trabajo en los lenguajes en que se manifiesta el poder. Inicialmente Alfonso Castañeda participa con su proyecto Diccionario de eufemismos colombianos ilustrados, expresiones utilizadas para evadir temáticas de una forma “políticamente correcta” evitando agredir a quien escucha, o en este caso, asociar las responsabilidades de actos cometidos en el conflicto armado que se relacionan con grandes terratenientes y fuerzas armadas nacionales quienes han cometido asesinatos para mejorar su propiedad privada y aumentar las cifras de bajas en combate para obtener mayores recompensas, brindando una sensación falsa de seguridad. En la misma lógica Jennifer Rubio realiza una nueva bandera que aborda desde la sátira el error cometido en el discurso de Iván Duque al decir la P de Colombia en medio de una reunión con los alcaldes electos en Bogotá, utilizando como recurso la imagen viral que demostraba el cambio de cifras en el conteo de votos de las últimas elecciones presidenciales. A partir de esto realiza listas de palabras asociadas a las problemáticas y temas prioritarios en el país que inician con la letra P. En los estallidos sociales de Chile y Colombia los sistemas de comunicación son un foco de atención de las manifestaciones debido a la rapidez con la que deben responder a las situaciones que emergen: algunos símbolos son trastocados y otros derribados en la búsqueda por refundar (o distorsionar) una identidad colectiva y la información - y sus canales - analizados detalladamente. Como ejemplo de ello, en Chile los símbolos patrios son apropiados una y otra vez, postulando una crítica a la lejanía que comúnmente es impuesta desde el discurso del respeto y la unidad nacional.
Álvaro Muñoz presenta dos de estos casos recurrentes en el país. El primero aborda las intervenciones de múltiples creativos y de diferentes grupos a la bandera de Chile: agujereada, desproporcionada, decolorada y con una nueva estrella que recoge a los pueblos indígenas - el símbolo es refundado. En el caso de Álvaro, en una animación 3D llamada A flamear con las flamas o a no flamear, la monumental bandera ubicada frente al Palacio de la Moneda flamea desde el día hasta el anochecer en donde inicia a arder, llegando a un negro profundo que aniquila el símbolo y lo enluta. En un segundo momento la reflexión se extiende a las redes sociales, una herramienta utilizada para evitar la censura de los medios tradicionales y que se convierte en una plataforma abierta de difusión, humor, cuidado del otro y denuncia de abusos de fuerza, que poco a poco se constituye en el inicio de un archivo histórico. Esta imagen muestra una toma de instagram con la escultura de Cristóbal Colón que fue degollada en la Ciudad de Arica. Allí aparece otro símbolo recurrente en las manifestaciones, el de las estatuas - comúnmente ecuestres o bustos en las plazas - que son decapitadas, rayadas o vestidas, especialmente las que son resultado de una imposición de héroes patrios de la colonia o la conquista frente a los pueblos indígenas o algunas que representan las líneas de acción del gobierno más tradicional y conservador como han sido imágenes de José Menéndez, Bernardo O’Higgins, entre otros. En esta línea de trabajo se suma la intervención de Vania Caro Melo, con una ilustración que representa el monumento a Pedro de Valdivia cayendo en la plaza de Constitución. Así mismo, la plaza y la calle, leídas como espacio público antes prohibido, ordenado y valorado
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desde el sistema capital, se convierten en un espacio de ocupación. En el trabajo de Alejandro Valencia, se analiza cómo la misma planeación urbana y la arquitectura demuestran discursos de control, realizadas con el modelo ovandino de la ciudad hispana, que sitúan como punto central la Plaza Mayor junto con la iglesia y el palacio de gobernación, en donde proliferan símbolos de poder: eclesiástico, moral, político, gubernamental, monetario, y cultural. Este espacio monumental y pulcro con el máximo de visibilidad se ve invadido por una pila de escombros y basuras recolectados con estudiantes universitarios, estructura que hace eco a las casas demolidas por proyectos de urbanización y los barrios marginales de las ciudades. Así, el problema regresa a su punto de origen en las instituciones que representan el orden y posteriormente la instalación es limpiada por la misma municipalidad, siendo descartada por el estado al igual que las poblaciones a las que elude. También los medios de comunicación son puestos en duda con una extensa reflexión de su uso, ante la imposibilidad de traducir desde las hegemonías un mensaje cercano a lo que se percibe en las calles y la censura presente en diferentes franjas, que solo son un reflejo de los grandes sistemas de control de la información. Esto se evidencia en la toma activa y la proliferación de manifestaciones en el espacio público o en las redes sociales, como caminos alternativos en donde el lenguaje se hace visible como creador de imaginarios. El patrimonio rayado, las pancartas, los actos escénicos, solo reiteran una y otra vez como “las paredes son la imprenta del pueblo” al decir de Rodolfo Walsh, y las diferentes iniciativas virtuales que descentralizan los datos. Ante esto Antonia Taulis desarrolla la revista mural Mercvria, que más allá de una intervención artística busca
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instalarse en las formas de comunicación abierta en los muros de las ciudades con diferentes mensajes de resistencia y poder, en donde se ensamblan en un solo plano propuestas de diferentes artistas y escritores, frases y símbolos de comunidades indígenas y una fuerte idea de lo femenino en medio de las manifestaciones en Chile. Este proyecto está inspirado en la intervención El Quebrantahuesos de Nicanor Parra en los años 50 en Santiago con la participación de Jodorowsky, Lihn y otros, como también en las prácticas políticas revolucionarias del Taller de Gráfica Popular en México. Por otro lado, @2x4=elliot (Sebastián Rivera) reconstruye la persecución policial frente a la inusual jornada de protestas en Manizales, una ciudad pequeña en las montañas colombianas, usualmente indiferente a los movimientos nacionales. Esta acción la realiza desde la banalidad y rapidez de los emoticones utilizados en las redes sociales, una forma de comunicación directa y simple que permite una amplia circulación de imágenes desde lo internacional. Natasha Pons realiza una recopilación de mensajes con los que diferentes personas se han apropiado del espacio público y los medios de comunicación, principalmente con las pancartas de las marchas y las ilustraciones de las redes sociales, los cuales inundan el entorno y fortalecen los reclamos de los ciudadanos, visibilizando posturas que comúnmente se mantienen invisibilizadas en lo cotidiano. Por último, la falta de legitimidad del discurso de estabilidad y desarrollo económico que se siente en los diferentes países lleva a una reinterpretación de los políticos como símbolos de posturas históricas que representan la violencia y las dificultades que atraviesan los territorios.
Manuel Vélez hace referencia en su trabajo a la imagen presente en el billete de más baja denominación de Colombia, el político Jorge Eliécer Gaitán, quien apoyaba los sectores populares del país, razón que le costó su vida en 1948 cuando se posiciona como un fuerte candidato para la presidencia, desencadenando además un descontento generalizado que inicia en Bogotá (El Bogotazo) y se extiende a otras regiones como el periodo denominado “La violencia”, caracterizado por confrontaciones entre el partido liberal y conservador. En este caso, la acción que realiza el político es jugar tejo (deporte nacional colombiano e importante punto de encuentro popular) en el momento donde se lanza un disco metálico para hacer estallar pequeñas cantidades de pólvora. Volviendo a la actualidad, James Marín genera imágenes monstruosas a partir de la fotografía de Álvaro Uribe, quien ha tenido influencia en la presidencia colombiana desde el 2002 estando abiertamente en contra de procesos de paz, favoreciendo una economía neoliberal sobre los derechos del pueblo y estando implicado en crímenes como son los falsos positivos, las autodefensas y el paramilitarismo. Por otro lado, tenemos el actual presidente Iván Duque y Martha Lucía Ramírez (vicepresidenta) en una sátira que implica el sistema de entretenimiento como una cortina de humo ante los verdaderos problemas del país, razón por la cual están acompañados del jugador de futbol James Rodríguez entre otros símbolos de canales de televisión, además de imágenes religiosas, violentas o económicas que se priorizan para esconder crímenes, reformas legales y limitar el pensamiento crítico. Estos tres personajes son hoy la cara del uribismo, postura del partido Centro Democrático contra quienes se alzan la mayoría de las manifestaciones del país.
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Alfonso Castañeda Bogotá, Colombia 32_
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Jennifer Rubio Armenia, Colombia 34 _
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La inmensa bandera chilena en frente al Palacio la Moneda que fue alzada en conmemoración al bicentenario del país. La bandera es inconmensurablemente grande, con un asta que parece ser de mármol. La bandera, de 18 por 27 metros, fue confeccionada en Estados Unidos, y tiene un peso de 70 kilos, aunque sumado a las argollas, éste asciende a 200 kilos. Por otro lado la gravedad nunca deja de lado el peso de las cosas y para el 18 de Octubre el peso era insostenible.
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Álvaro Muñoz Santiago de Chile
Publicación de instagram con la escultura de Cristóbal Colón que fue degollada en la Ciudad de Arica y animación de la bandera ubicada a las afueras del Palacio de la Moneda en Santiago. _ 37
Vania Caro Melo Concepción, Chile. 38_
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Alejandro Valencia Manizales, Colombia
Detrito: Objeto en resistencia.Instalación en la Plaza de Bolivar de la ciudad de Manizales, Colombia, 2018. Destruida a las 13 horas por el servicio de aseo de la ciudad.
Entendamos que la estas estructuras solo tienen el poder que se les asigna, tal y como dice Foucault. La ciudad está llena de espacios donde las opresiones son reales, y solo basta con que las ocupemos para desmantelarlas. Sigamos ocupando todo rincón, sea con objetos, sea con palabras, sea con manifestaciones. Somos nosotros quienes tenemos el poder y el deber de resistir.
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En el país del neoliberalismo, que en estos días busca su muerte, la predominancia de un arte individualista llevó imaginar espacios de pensamiento colectivo sobre causas comunes. Mercvria es la versión femenina del dios de las comunicaciones y una respuesta a El Mercurio, el periódico más conservador de Chile, que niega la violación sistemática a los derechos humanos y defiende el modelo económico implantado en dictadura.
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Antonia Taulis Santiago, Chile
Mercvria, Nº0, revista mural, impresión offset, primavera de 2019. _ 43
@2x4= elliot Manizales, Colombia 44_
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Natasha Pons Santiago de Chile 46_
Recolección de imágenes de diferentes fuentes.
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Manuel Vélez Manizales, Colombia
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James Marín Manizales, Colombia 50_
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De las lecturas íntimas a las colectivas Ya se ha dicho una y mil veces que lo personal es político. Las interpelaciones que realizamos en torno a los estallidos sociales han sido muestra de la forma en que cada uno ha enfrentado las manifestaciones desde lo personal hasta integrarlas con la colectividad a la que pertenecen. Claro está que en algunos casos lo que se presenta es una duda sobre el papel del arte dentro de este tipo de contextos y los cambios en las formas de abordar o materializar los procesos, inclusive en su imposibilidad.
y la sensación de desconcierto que nos recorre.
Varies de los artistas plantean la dificultad de utilizar su mirada profesional para dirigirla hacia una realidad violenta y de una fuerza que como individuos los atraviesa más allá de su control. Un ejemplo de ello es Juan Chica, quién propone reflexiones desde la fotografía a partir de la tensión de relaciones con los círculos más cercanos, en este caso el familiar. Las diferencias de pensamiento que empiezan a aflorar frente a la violencia policial, el apoyo al paro nacional y la necesidad de seguridad se ven cercadas por los discursos de miedo propiciados por los medios de comunicación, los cuales intentan deslegitimar lo colectivo y generar conflictos que polarizan roles del bien y el mal, llevando a una mirada individualista.
La forma en que empleados de diferentes lugares se encuentran con una cotidianidad fragmentada se asume en un gesto de resguardar desde la adrenalina, las redes sociales y la doble tensión entre continuar con la normalidad aún en medio de la situación. ¿Qué estamos documentando y qué tan necesario es este transcurrir desde la imagen? ¿Cuál es el gesto reiterativo de la manifestación y cómo lo sobrepasamos con interpelaciones mucho más específicas?
Sus imágenes utilizan el reflejo del machete como alusión a ese doble uso entre herramienta y arma, una idea naciente de atacar al otro como protección mientras se ataca a sí mismo y se convierte en sujeto de violencia. Esto se reafirma con el fluir colectivo que como en un volcán es convulso en sus diferentes capas y está a punto de detonar, y a los fluidos del cuerpo que en constante movimiento activan la fuerza
Manuel Castillo realiza un registro fotográfico del 18 de octubre, día en que las evasiones de estudiantes dan un marcado estallido en las calles de Santiago, en este caso en el Banco de Chile y el Hotel Asturias. Este archivo demuestra con claridad la sensación de las calles, la fluidez, el movimiento de lo visceral, las situaciones violentas y el encuentro en torno a aquella caótica noche en donde el autor se desvanece.
Es así como vivir el momento, el sentirse lejano, el no estar seguros de si utilizar o no el arte como lenguaje y el procurar mezclar lo intimo en la forma en que su producción encara el relato colectivo, son gesto común en estas intervenciones en donde se reinterpreta el vivir juntes y el papel de cada uno en la sociedad. Esto se puede ver en las ilustraciones de Nicolás Ordoñez, situado en las grandes ciudades en donde solemos convivir entre la ironía y la soledad, en el cual insiste en recordar que el origen de las manifestaciones es negativo, siendo respuesta a situaciones lamentables y reflejo de que problemas que considerábamos personales en realidad
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están masificados y asumidos como normalidad. También en esta línea Manuela Jaramillo plantea el silencio como estrategia para mantener el control y, a su vez, como una condena que nos enfrenta al miedo que hemos construido y nos ha consolidado, en donde nos encontramos atados y nos enfrentamos unos con otros desde este continuo que ronda la idea de muerte. Inspirada en ideas de Alejandro Castillejo, la bandera de Colombia congelada y compacta, junto con la poesía, son un último oasis dentro del modo de vida que hemos asumido. Por último, algunos artistas se suman a realzar la sensación de empatía y el sentir colectivo que se despierta en esta ruptura de la cotidianidad. Allí Andrea Zuñiga realiza una cartografía de conceptos que se unen en el término Abya Yala, palabra con la que la comunidad Kuna de Panamá y Colombia nombra el continente americano y que ha sido aceptada por varias naciones indígenas. En esta se mezclan los sentimientos, posturas y conceptos individuales que la artista asocia con las manifestaciones sociales del país y los caminos que abre la inconformidad y el dolor como un nuevo panorama colectivo que resumen varias de las aristas abordadas en esta publicación: También Camilo Ortega desde Iquique en el norte chileno, plantea en su ilustración Lucha Colectiva cómo la unión encara aquel monstruo del neoliberalismo instalado de la mano de los grandes poderes extranjeros, dando cuerpo a este sistema constantemente nombrado como un concepto general que en realidad con sus brazos y cabezas, sean institucionales o personales, ha perpetuado diferentes abusos y políticas que afectan directamente
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el territorio, que resuena especialmente en el desierto explotado por sus recursos naturales. Su trabajo evidencia la forma en que hacemos frente a este cambio desde la colectividad y la articulación, imagen que cierra este Nuevo Oro como un agradecimiento a todes quienes estuvieron en las calles alzando sus voces y generando cambios en nuestras formas de vida.
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Juan Chica Pereira, Colombia
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Machete, herramienta ampliamente utilizada como arma en Colombia principalmente en las poblaciones rurales y las zonas urbanas comúnmente consideradas marginales.
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Manuel Castillo Santiago de Chile 18 de octubre de 2019
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Nicolás Ordoñez Bogotá, Colombia 60 _
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No, no hemos estado solos ni divididos por líneas fronterizas imaginarias, ni por acentos que van del bucle al olvido, no hemos hecho caso a la palabra porque jamás la hemos considerado legítima. Espeso es el nido en el que sumergidos respiramos a tientas bajo la tiniebla y no hay ni tan solo un poco de tacto bajo ese líquido que nos traga y nos disipa, cuando por fin tocamos al otro y ese otro toca al siguiente somos hierro caliente, prensado, eslabones indestructibles. El silencio continúa porque permitirle al grito una danza nos aterra, nos aterra morir gritando o sufriendo o llorando, morir envenenados, morir viendo a los ojos del plomo, nos aterra un casco que cubre un rostro que cubre un miedo, el mismo miedo de morir viendo a los ojos del grito. Nos aterra pensar que si nos mataron fue por algo, quedar reducidos a la duda y la condena y que nadie nunca más pueda leer nuestro cuerpo y extraer el discurso que allí se impone y volvernos símbolos del silencio. Cuántas palabras nos hemos negado. Forzados a vivir los vivos con los muertos al igual que el grito y el silencio. oicnelis le y otirg le euq laugi la sotreum sol noc soviv sol riviv a sodazrof.
¨La poesía es el único oasis¨
Manuela Jaramillo Manizales, Colombia _ 63
Andrea Zuñiga Neira, Colombia 64_
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Camilo Ortega Iquique, Chile
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Reconocer nuestro oro Es este nuestro Nuevo Oro, el que hemos encontrado entre una constelación de problemas políticos actuales en Latinoamérica que han despertado escalas de valor que parecíamos haber olvidado: lo comunitario, el alzar la voz, el reevaluar nuestros sistemas cotidianos y el atreverse a reformular estructuras se nos han impuesto como una única verdad. El encontrarse en el otro, el entender el privilegio, el refutar la injusticia, el dar pie a imaginar nuevos cambios y construirlos juntes. Más aún, nuestro nuevo oro es reconocer que entre tantas áreas que se encuentran, hay resistencias que han sido un permanente modo de vida y voces que una y otra vez insisten en que la forma más directa de generar cambios es desde la colectividad. Reunir el material que se produce entre el exceso de información actual es vital para iniciar a construir archivos que enfaticen, aún en el calor de los hechos, las posturas que se gestan desde contextos locales e instauran una idea de la diversidad y la amplitud de lo latinoamericano, con una potencia política que requiere responder al momento histórico que se atraviesa como parte activa de este, sin esperar los filtros de rememorar o evaluar. Las secciones aquí incluidas dan cuenta de un diagnostico de procedimientos posibles desde el arte para interpelar una realidad que lo excede, para auditar los sistemas que lo construyen y para activar las redes en que se encuentra inmerso.
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Los artistas, más allá de una intervención, han manifestado las formas en que desde su profesionalidad reestablecen el valor de las luchas transversales de sus colectividades, la economía de símbolos que se modifica desde el lenguaje del arte y la cotidianidad que renuevan ante el acontecer de un territorio. Nuevo Oro ha sido una invitación a trazar complicidades, a compartir investigaciones y a expandir líneas que cruzan nuestros territorios en tiempos en que varios cambios están siendo realizados y que, sin dudarlo, todas las seguridades han quedado expuestas, frágiles y sinceradas. Queda el compromiso latente de asumir estas acciones como un continuo que muestren que esto no es cuestión de responder a un boom mediático que pone su foco en nuestro espacio, sino que reitere que las prácticas artísticas están en constante movimiento y que quedan muchas más voces que al reunirse demuestran una serie de intersecciones y diferencias que nos permitirán releer el afuera y el adentro de sus procesos, de su rabia, su miedo y su valor.
Tu rabia es tu oro Cecilia Vicuña, poeta y artista chilena.
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