Geriatria y geariantologia 2

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Geriatría y Gerontología

GERIATRIA Y GERONTOLOGIA MODULO II

GENERANDO COMPETENCIAS

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CAPITULO 3

INFLUENCIA DE LOS CAMBIOS DEL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO EN LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADESDEL ANCIANO

1. NECESIDAD DE RESPIRAR Las personas, para nuestra supervivencia, necesitamos captar del aire el oxígeno imprescindible para el metabolismo celular, así como eliminar el anhídrido carbónico resultante del mismo. Para satisfacer esta necesidad, hay que disponer no sólo de un correcto aparato respiratorio que permita el proceso de la ventilación pulmonar (inspiración + espiración), sino también de un adecuado sistema cardiocirculatorio que posibilite el transporte y difusión de los mencionados gases. En el caso del anciano, los cambios que presenta, respecto a esta necesidad, están en relación a su proceso de envejecimiento desde el punto de vista físico/biológico, fundamentalmente, y de las condiciones de su entorno.

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1.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podemos considerar, desde el punto de vista de esta necesidad, que un anciano es normal o que la mantiene adecuadamente satisfecha cuando: -

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Respira de forma silenciosa, rítmica, sin esfuerzo y con una frecuencia que oscila entre las 15-25 respiraciones por minuto. Mantiene una frecuencia cardiaca entre 70-80 pulsaciones por minuto. Conserva una adecuada respuesta tusígena que le posibilita eliminar al exterior un producto mucoso transparente, no muy abundante y poco espeso, lo que le permite mantener permeables las vías aéreas. Presenta un sistema de transporte e intercambio aéreo adecuado a sus requerimientos orgánicos; fruto del cual son una piel, mucosas y faneras cálidas y de coloración rosada. Trata de mantener, dentro de su entorno más cercano, un ambiente limpio y saludable, libre de contaminación. 1.1.1. DIMENSIÓN FÍSICO / BIOLÓGICA -

Cambios físicos como la modificación de la caja torácica, reducción/modificación de las estructuras anatómicas (pulmón, corazón y vasos), pérdida de elasticidad a todos los niveles, disminución de la función respiratoria, modificaciones anatomofisiológicas de otros sistemas orgánicos que tienen relación con los actos de la respiración: musculoesquelético, sanguíneo, digestivo, etc... Son algunos de los cambios que habrá que valorar para determinar en qué medida modifican la satisfacción de la necesidad de respiración en el anciano. Una actividad física moderada y sistemática favorecerá cambios significativos respecto a las modificaciones comentadas anteriormente.

1.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

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Los hábitos de vida del anciano: tabaco, alimentación, actividad física, higiene y vestido... La actividad laboral previa: minería, marinería, construcción, textiles, etc. Entorno médico ambiental: clima, altitud, contaminación, etc. Las condiciones de su vivienda. Efectos adversos de alguna medicación.

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1.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

Los trastornos emocionales: estados de ansiedad, depresión, estrés, ira,... y las manifestaciones externas de estos: llanto, gritos,... pueden influir negativamente.

1.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Podemos decir que un anciano es dependiente respecto a esta necesidad cuando presenta cambios en la función respiratoria del tipo de: -

Tendencia a una respiración menos profunda y abdominal. Tos irritativa y menos eficaz. Cansancio fácil. Suspiros frecuentes. Uso de músculos accesorios en situaciones de mayor demanda. Ruidos respiratorios (ronquidos). No es capaz de mantener un ambiente limpio saludable, libre de contaminación (entorno cercano-domicilio). 1.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES -

Limpieza ineficaz de las de las vías aéreas. Patrón respiratorio ineficaz. Riesgo de asfixia. Riesgo de aspiración.

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Conociendo los cambios que pueden acompañar al propio proceso del envejecimiento, y las repercusiones que pueden tener en la vida cotidiana de nuestros mayores, las acciones de promoción y fomento de la independencia de esta necesidad han de ser objetivo prioritario de la actividad enfermera. Acciones que en este caso concreto podemos esquematizar en las siguientes recomendaciones. -

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Actividad física moderada. Frecuentar ambientes adecuados: aireación, humedad, temperatura... Evitar sobrepeso. Procurar ingesta líquida de unos 1.500 cc/día. Ejercicios de respiración diafragmática y tos controlada.

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Identificar de forma conjunta la postura que en cada ocasión favorezca más la expansión torácica. Desaconsejar el tabaco. Técnicas de relajación y control de estrés. Programar periodos de descanso entre las actividades. Desmenuzar las actividades cotidianas (vestirse, barrer, subir escaleras...) en tareas sencillas y adecuar su ritmo de ejecución al ritmo respiratorio (ejecutar mientras se espira, descansar mientras se inspira). Evitar malos hábitos que dificulten el retorno venoso: cruzar las piernas, ligas o calcetines apretados,... Adiestrar en ejercicios que faciliten el mencionado retorno ( flexoextensión de tobillos a una frecuencia de 30 veces por minuto, durante dos minutos seguidos, y tres veces al día). Chequeos periódicos: control de T.A., F.C., peso,... Vacunaciones periódicas.

En caso de no producirse satisfacción de esta necesidad por la presencia y/o influencia excesiva de los factores que hemos mencionado, hay que determinar, de forma minuciosa, la interferencia de esta “no satisfacción” con la totalidad de las necesidades básicas del anciano, y por tanto en la vida cotidiana de éste, con el fin de identificar las fuentes de dificultad y poder diseñar estrategias concretas para enseñar, ayudar o suplir en los aspectos de cuidado que fueran convenientes.

2. NECESIDAD DE ALIMENTACIÓN La ingesta adecuada de los alimentos, así como las cantidades de los nutrientes básicos, es imprescindible para que el anciano pueda tener el aporte energético necesario para desarrollar las AVD, sentirse vital y prevenir procesos de enfermedad que pueden ser recuentes en la población anciana. Es importante garantizar una dieta equilibrada con el aporte de líquidos que se corresponde con el envejecimiento. Un conocimiento amplio de los cambios nos permite trabajar la alimentación del anciano desde la normalidad, tratando de realizar valoraciones periódicas para no entrar en situaciones de déficit. Al ser esta necesidad también de vital importancia para la supervivencia del individuo, requiere por parte de la enfermera una intervención y un seguimiento continuado. La mayoría

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de las veces es necesario cambiar hábitos: es este aspecto precisamente el más complejo. El anciano tiene hábitos adquiridos de muchos años que, a su vez, están contextualizados en su entorno, costumbres y tradiciones. Todo ello –costumbres, tradiciones, valores- está muy arraigado en nuestra población mayor y que le da sentido a su identidad.

2.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Un anciano o una anciana es independiente respecto a la necesidad de alimentación cuando: -

Conoce los alimentos y los nutrientes que le aportan esos alimentos. Puede desplazarse para la adquisición de los mismos. Tiene los recursos económicos suficientes para adquirirlos. Es capaz de elegir los alimentos en función de sus gustos, posibilidades económicas y requerimientos nutricionales. Realiza la elaboración de los mismos de forma sana y adecuada a los cambios del proceso de envejecimiento. Realiza la ingesta de los alimentos de forma correcta en cuanto a los ritmos, cantidades, masticación, deglución, etc. 2.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y / O BIOLÓGICA -

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Los cambios sensoriales relacionados con el gusto y el olfato, que modifican la capacidad de degustar los alimentos; o disfunciones visuales que dificultan, en algunos casos, las posibilidades de adquisición o elaboración de las dietas son algunos de los indicadores que deben ser tenidos en cuenta. La valoración de la capacidad funcional –desplazamiento, elaboración de dietas- o la actividad física realizada de forma sistemática –gasto energético-, orientarán sobre la posibilidad de adquisición de los alimentos así como sobre el tipo y la cantidad de los mismos. En cuanto a los cambios de los órganos o sistemas, es importante el estado de la boca estado de las piezas, prótesis, fuerza de presión o estado de las encías. Posiblemente sea la boca una de las áreas que más problemas nutricionales provoca al anciano/a. Es importante destacar que muchos de los deterioros que presenta la boca del anciano son el resultado de hábitos que se han practicado durante años. Ejemplo claro de ello es el estado de las piezas o pérdidas que presentan. La falta de higiene, no visitar periódicamente al odontólogo

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o el uso inadecuado de las mismas son algunos de los aspectos que se observan frecuentemente en la población anciana. -

Los cambios funcionales del aparato digestivo –disminución de la motilidad, disminución de secreción enzimática...-, propias del proceso de envejecimiento deben ser compensadas con las adecuadas orientaciones dietéticas... 2.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL

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Condiciones de la vivienda en cuanto a distribución de los elementos de la cocina. Los recursos económicos que le permitan una adecuada adquisición de alimentos o las barreras arquitectónicas deben ser valorados en relación al tipo de anciano. Los cambios de residencia –hospitalización, ingreso en centro geriátrico o cambio de domicilio- pueden provocar en el anciano cambios en el ritmo habitual de sus comidas. Muchas culturas consideran el encuentro de la comida un acto social que facilita la comunicación entre las personas y les hace experimentar situaciones gratificantes. En el caso de nuestros ancianos actuales es sin duda un factor importante. 2.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA En esta dimensión, posiblemente los parámetros más significativos que hay que tener en cuenta son los que están relacionados con: -

El valor que tiene para el anciano el acto de la comida. Conocimientos sobre los alimentos que les garantizan una dieta equilibrada, sobre una correcta manipulación y conservación. Estado anímico.

2.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de alimentación cuando: -

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Presenta déficit cognitivos que no le permiten elegir alimentos sanos. Déficit funcional que le impide la adquisición y elaboración de las dietas. Realiza una ingesta inadecuada ya sea por déficit o por exceso.

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Presenta alteraciones o procesos patológicos que se relacionan con alguno de los aspectos comentados anteriormente, agravando los cambios propios del proceso de envejecimiento.

2.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES -

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Alteración de la nutrición por exceso (ingesta excesiva en relación con las necesidades metabólicas). Alteraciones de la nutrición por defecto (dificultad para ingerir, digerir o absorber los nutrientes por causa de factores biológicos, psicológicos o sociales). Alteración potencial de la nutrición por exceso. Estreñimiento subjetivo (relacionado con creencias sanitarias culturales / familiares, valoración defectuosa...). Estreñimiento crónico (relacionado con aporte de líquidos menor al adecuado, aporte de fibra menor que el adecuado, inmovilidad, falta de intimidad...). Déficit de autocuidados: Alimentación (relacionado con alteración perceptual o cognitiva, alteración musculo esquelética, depresión, ansiedad...).

2.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

Valoración periódica de cada una de las áreas funcionales que interactúan en esta necesidad (sistema osteoarticular, sentidos, sistema gástrico...). Orientaciones sobre la adecuación de un hogar seguro, fundamentalmente la zona de preparación de las comidas. Visita periódica al odontólogo, si su economía se lo permite, y orientación de una correcta higiene bucal –limpieza y uso de las piezas dentales-. Educación sobre una correcta alimentación. Valorando siempre la capacidad funcional –física, psicológica...- del anciano y su cuidador, si es que existe. Los recursos educativos deben estar en relación al contexto donde se encuentra el anciano. Potenciar que el acto de la comida se realice en compañía. Información/adiestramiento sobre el uso de las prótesis dentales, si las utiliza.

Recomendaciones del tipo de: -

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Mantener una dieta rica y variada en cuanto al tipo de nutrientes. Al menos cuatro comidas diarias. La última comida no debe ser abundante y no muy tarde. Comidas ligeras, de fácil digestión, fácil preparación, sin exceso de condimentos. Ingesta de líquidos entre 1500-2000 cc. Repartidos a lo largo del día, disminuyendo la ingesta en las últimas horas de la tarde.

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Mantener una ingesta de proteínas en cantidades moderadas, siempre en relación al perfil específico del anciano. Mantener una ingesta óptima de calcio, hierro, flúor y magnesio. Aumentar la proporción de hidratos de carbono complejos sobre los simples Controlar la ingesta de alimentos precocinados o en conservas. Suelen tener exceso de sal en su preparación. Limitar el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco. Disminuyen la absorción de calcio por parte del organismo. Controlar la cantidad y el tipo de grasas. Disminuyendo la proporción de grasas saturadas. Una reducción drástica de grasas puede llevar a problemas nutricionales importantes. Provocaría un aporte deficitario respecto a determinados elementos y aumentaría los problemas de pérdida de apetito – comidas carentes de sabor y no producen sensación de saciedad. Mantener un peso moderado y una buena actividad física. En caso de complementos dietéticos es necesario el control clínico.

3. NECESIDAD DE ELIMINAR El organismo, para su correcto funcionamiento, ha de deshacerse de las sustancias resultantes del metabolismo celular. Esta excreción que se produce principalmente por la orina y las heces, pero también por la transpiración y la espiración pulmonar, es una actividad que requiere, por tanto, de la conjunción de diversos sistemas corporales. En el anciano la insatisfacción de esta necesidad le producirá cambios importantes en todas las áreas de su vida. Problemas de relación y de salidas al exterior, de higiene, de dependencia de otras personas e incluso económicos, son algunos ejemplos que reflejan la importancia de la eliminación en la cotidianidad del anciano. Por ello, es fundamental, desde la actividad de cuidados de la enfermera, no olvidar la interrelación que existe con otras necesidades.

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3.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podemos considerar que un anciano es independiente respecto a esta necesidad cuando: -

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Conserva hábitos eliminatorios adecuados como: · ORINA: Elimina en 6 – 8 micciones entre 1.200 – 1.400 cc/día, de una orina amarilla, clara, de olor débil, ligeramente ácida y de una densidad semejante a la del agua. · HECES: Evacua, en horario y ritmo regular, 1-2 veces cada 1-2- días un producto fecal de color marrón, de olor fuerte y consistencia compacta. Mantiene hábitos higiénicos relacionados con los actos de la eliminación, orientados a la prevención de infecciones. Conserva las capacidades psicomotoras suficientes para responder, convenientemente y a tiempo, al estímulo.

3.1.1. DIMENSIÓN FÍSICO / BIOLÓGICA -

Modificaciones anatomofisiológicas de los propios sistemas renal y digestivo: · Reducción/modificación de las estructuras anatómicas. · Pérdida de tono muscular a todos los niveles. · Disminución de la capacidad vesical. · Hipertrofia prostática en los varones. · Enlentecimiento peristáltico... · Modificaciones anatomofisiológicas de otros sistemas orgánicos pero que tienen relación con los actos de la eliminación: · Reducción de la actividad física. · Debilidad de la musculatura pélvica y/o de los soportes anatómicos. · Déficits sensoriales. 3.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

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Los cambios de domicilio pueden hacer que el anciano altere significativamente su ritmo de eliminación, a veces condicionado por la falta de intimidad o por la desorientación que le produce un entorno nuevo al que no se ha adaptado. Barreras arquitectónicas del entorno. Aporte de líquido inadecuado. Aporte dietético inadecuado. Creencias sanitarias culturales/familiares.

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Efectos adversos de alguna medicación.

3.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

Factores psíquicos: · Trastornos emocionales. · Déficits cognitivos. · Disminución de las capacidades psicomotoras.

3.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Podemos decir que un anciano es dependiente respecto a esta necesidad cuando: -

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Presenta una modificación en su eliminación del tipo de: · Incremento en la frecuencia de las micciones. · Goteo/Incontinencia leve de orina al aumentar la presión abdominal (risa, tos, coger peso,...). · Urgencia urinaria. · Polaquiuria (Frecuencia mayor de una micción cada dos horas). · Nicturia (más de dos micciones en la noche) · Eliminación ocasional de orina antes de llegar a tiempo al lugar apropiado. · Goteo tras la micción. · Reducción en la cantidad y fuerza del chorro de micción. · Esfuerzo excesivo y/o doloroso para defecar. No conoce las medidas higiénicas básicas en relación a la eliminación vesical y fecal. Deja de realizar actividades de ocio o recreativas con otras personas por miedo a poner de manifiesto algunos de los aspectos comentados anteriormente. Desconoce los efectos secundarios de algunos medicamentos respecto a la satisfacción de esta necesidad. 3.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES En caso de no satisfacción de esta necesidad, las manifestaciones de dependencia pueden verse reflejadas en las características definitorias de los diagnósticos enfermeros siguientes: -

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6.5.4 Déficit de autocuidado: uso del orinal/retrete. 1.3.2.1.1. Incontinencia urinaria de esfuerzo.

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1.3.2.1.3 Incontinencia urinaria por urgencia. 1.3.2.1.4 Incontinencia urinaria funcional. 1.3.2.1.5. Incontinencia urinaria total. 1.3.2.2 Retención urinaria. 1.3.1.1.1 Estreñimiento subjetivo. 1.3.1.1.2 Estreñimiento crónico. 1.3.1.2 Diarrea. 1.3.1.3 Incontinencia fecal.

3.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS En este caso concreto podemos esquematizar las recomendaciones en: -

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Establecer pautas horarias para la ingesta de líquido y micciones. Evitar bebidas irritantes. Acidificar la orina (zumo de naranja). Adecuada actividad física, con especial énfasis en ejercicios que fortalezcan la musculatura abdominal y el suelo pélvico. Ejercicios de reeducación vesical (cortar el chorro). Ropa fácil de quitar. Entorno de fácil acceso. Dieta adecuada (rica en fibra y no irritantes ni grasas en exceso). Higiene perianal tras cada defecación con agua templada y jabón neutro, cuidando, especialmente en las mujeres, seguir siempre un movimiento de delante hacia atrás, sin retrocesos. Recomendar chequeos periódicos.

4. NECESIDAD DE MOVILIDAD Y MANTENIMIENTO DE UNA BUENA POSTURA La respuesta del anciano a la satisfacción de la necesidad de movimiento requiere, por parte del organismo, la capacidad de integrar habilidades motoras finas y gruesas que le permitan realizar actividades de la vida diaria (AVD), ya sea deambulación, alineación corporal, autocuidados (alimentación, acicalamiento, baño, etc.).Garantizar que las

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diferentes estructuras (sistema osteoarticular y neuromuscular), dentro de la dimensión física, así como el resto de las dimensiones sociales/situacionales y psicológica, permanezcan en las mejores condiciones, debe ser uno de los objetivos que el profesional de enfermería debe garantizar desde el medio extrahospitalario. De tal forma que, el anciano dentro de su contexto (domiciliario) y su entorno comunitario concreto (barrio, ciudad o pueblo), pueda satisfacer su necesidad de movimiento y mantenimiento de una buena postura. Un buen nivel de satisfacción de esta necesidad es imprescindible para el mantenimiento el resto de las necesidades. 4.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podríamos decir que un anciano presenta un alto nivel de satisfacción respecto a la necesidad de movimiento y mantenimiento de una buena postura corporal cuando: -

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Es autónomo en la realización de sus actividades cotidianas o AVD, se percibe como tal y es capaz de generar los cambios necesarios de su entorno que le permitan seguir disfrutando de ese nivel de autonomía física. Tales como la adaptación de mobiliario, adecuación de puntos d luz, o la eliminación de obstáculos que favorecen el riesgo de caídas o limitan la actividad. Mantiene posturas alineadas y anatómicamente correctas en situación erecta y en situación de reposo, y es capaz de buscar, si lo necesita, los dispositivos de apoyo apropiados a sus necesidades de deambulación, alimentación, higiene, etc. Realiza regularmente actividades preventivas de los procesos degenerativos (rigidez, deformidad, aislamiento social...) a los que tiende frecuentemente la población anciana. 4.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA -

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El proceso de envejecimiento normal provoca una serie de cambios importantes relacionados con el sistema osteoarticular, fundamentalmente. Reducción de la masa ósea, muscular y cambios en las estructuras articulares son aspectos que no podemos olvidar en este proceso de envejecimiento. La dependencia que presenta este sistema (osteoarticular) respecto al sistema neurológico hay que tenerlo presente a lo largo de toda esta dimensión. La pérdida de masa ósea se encuentra íntimamente unida a los cambios de actividad física, cambios hormonales, metabólicos y

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neurológicos propios de la etapa evolutiva en la que se encuentra el individuo anciano. Esta pérdida (disminución de masa ósea) es la que hace que el riesgo de lesiones (fracturas) en el anciano sea más alta que en otros grupos de población. En relación con la masa muscular, la disminución de fuerza de presión, rigidez y atonía son algunas de las evidencias que podemos detectar. En cuanto a las estructuras articulares –superficie articular, elasticidad de los tejidos (cartílago) etc., provocan, junto con los cambios óseos y musculares, una reducción de la capacidad de movimiento del individuo anciano respecto a otras etapas anteriores de su vida.

Estos cambios potencian que el anciano modifique la forma y el ritmo de deambulación, y que mantenga posturas poco alineadas o anatómicamente incorrectas. -

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Dentro de la dimensión física, además de los cambios del sistema osteoarticular, es preciso tener presentes los cambios sensoriales que pueden condicionar significativamente la capacidad de respuesta del anciano a esta necesidad. Las disfunciones visuales y auditivas aparecen como limitaciones importantes en la capacidad de movimiento. No es menos significativa la relación de algunos procesos patológicos que actúan indirectamente en la satisfacción de esta necesidad, aun sin incidir claramente sobre las estructuras físicas más directamente implicadas (hueso, músculo, cartílagos). De la misma forma, también han de ser valorados los tiempos y formas que el anciano dedica al descanso/reposo.

4.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

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Dentro de la dimensión social y/o situacional podemos destacar el entorno físico donde el anciano desarrolla sus AVD: las condiciones de la vivienda, como puede ser el pavimento en mal estado, faltas de puntos de luz o un excesivo mobiliario pueden dificultar la deambulación del anciano; las barreras arquitectónicas de su entorno más cercano –pisos sin ascensor, aceras deterioradas, falta de pasos de cebra, etc.-, actúan también sobre la posibilidad de satisfacción de esta necesidad. Igualmente, el fenómeno de la jubilación – más significativo en los ancianos – y el cambio de actividad en el mantenimiento del hogar – más usual en las ancianas – por la salida de los hijos del hogar, modifican y en ocasiones reducen la práctica de movimiento en el colectivo de los ancianos. En este caso, este fenómeno social que se caracteriza por una menor demanda de responsabilidades por parte de la sociedad –trabajo

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remunerado- o por parte del propio núcleo familiar –cuidado de los hijosactúa como falta de motivación para seguir siendo activos. - El cambio sistemático de vivienda que sufren algunos ancianos, en los casos en los que los hijos se reparten la responsabilidad de los cuidados de sus padres, puede ser también un factor social que actúe negativamente en la satisfacción de la necesidad de movimiento. El individuo, para dar respuesta a las AVD, suele automatizar muchas de las respuestas. Esta capacidad de automatización esta íntimamente unida a cómo se ha adaptado al entorno físico y a las posibilidades de repetición de esas actividades en las mismas condiciones. Es evidente que el cambio sistemático de vivienda no facilita la adaptación ni su consecuente automatización. Como efecto rebote, el anciano puede tender a la inactividad lo cual provoca de forma progresiva un mayor aceleramiento en los procesos degenerativos que pueden presentar las estructuras en su organismo. - También la satisfacción de la necesidad de ocio aparece dentro de la dimensión social como un aspecto fundamental que no se puede olvidar respecto a la capacidad de movimiento en el anciano. Muchas de las actividades de ocio del anciano se corresponden con la actividad física. Es importante dar contenido a los tiempos de ocio de modo que actúen de forma preventiva en el sistema osteoarticular. Las condiciones climáticas condicionarán las posibilidades de actividades al aire libre que tan necesarias son tanto para el buen funcionamiento del sistema osteoarticular como para el área motivacional o emocional.

4.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

La confianza en uno mismo, una autopercepción positiva de la imagen corporal, una buena capacidad de control o reducción del estrés son aspectos del área psicológica que se garantizan con una alta satisfacción de la necesidad de movimiento. Situaciones de ansiedad, soledad, hábito sedentario y desconocimiento de la importancia de la actividad física sobre la calidad de vida, actúan como factores de riesgo importante respecto a la actividad física.

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4.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de movimiento y de mantenimiento de la postura corporal cuando:

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Necesita ayuda parcial o total para dar respuesta a las actividades cotidianas o actividades de la vida diaria propias de su edad y entorno sociocultural como pueden ser alimentación, deambulación, vestirse, etc. Se siente dependiente respecto a cualquiera de las actividades anteriormente comentadas, lo que le lleva a disminuir su actividad física. Manifiesta desconocimiento de las dimensiones (física, social/situacional o psicológica) que intervienen en esta necesidad, lo cual le impide actuar de forma preventiva.

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4.2.1 ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES -

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6.1.1.2. Intolerancia a la actividad (relacionada con la debilidad muscular, deterioro de estructuras articulares, alteración musculoesquelética, estilo de vida sedentaria, etc.) 6.1.1.1. Trastorno de la movilidad física (relacionada con disminución de la fuerza y resistencia, alteraciones musculoesqueléticas...) 6.1.1.2. Alto riesgo de intolerancia a la actividad (relacionado con debilidad muscular, deterioro de estructuras articulares...) 6.3.1.1. Déficit de actividades recreativas (relacionada con el aislamiento, etc.) 6.5.2. Déficit de autocuidados para: el baño, vestirse, el uso del orinal, alimentación, etc.

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

Respecto a la valoración es fundamental que la enfermera de Atención Primaria adquiera destrezas cognitivas que le permitan relacionar: 

 

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Condiciones de la vivienda y del entorno más cercano con las posibilidades reales que tiene el anciano en su necesidad de movimiento. Datos como: distribución de la vivienda, recorrido más habitual que hace el anciano dentro de su vivienda, tipo de sillón que utiliza para el descanso, uso de los dispositivos de apoyo, si es que los tiene, tipo de cama –altura, características del colchón- etc. El estado emocional y la actividad que realiza. En la observación sistemática es importante la postura que mantiene en situación de reposo, en deambulación y erecta. Ritmos que sigue en la ejecución de sus actividades –el anciano presenta un ritmo más lento, lo cual nos exige establecer actividades que se desarrollan en más tiempo. Qué tiempos permanece de pie, andando o sentado, qué distancias recorre de forma habitual. Así como las formas concretas que utiliza para dar respuesta a los autocuidados cotidianos.

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Informarnos sobre los aprendizajes que ha adquirido en etapas anteriores que puedan ser significativos. Esta información es muy útil y positiva ya que nos permite hacer propuestas vinculadas a lo que ya sabe hacer y puede seguir haciendo siempre que le garanticemos la adaptación a su situación actual. Ejemplo: si un señor o una señora ha adquirido a lo largo de su vida destrezas manuales de labores finas y complejas, posiblemente nos será más fácil mantener la motricidad fina en su etapa de ancianidad. En cuanto a las intervenciones, estas deben garantizar en todo momento una buena amplitud de movimientos, un alto conocimiento de por qué son necesarios y un nivel de destrezas que mantengan al anciano seguro y se sienta como tal. Actividades como: -

Tablas de ejercicios pasivos y activos individualizados en función del tipo de anciano con el que estemos trabajando. Siempre teniendo presente los recursos con los que se siente familiarizado en su entorno.

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Orientación de pautas para caminar de forma segura y rentabilizando de forma óptima las capacidades residuales con las que cuenta.

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Orientación sobre los lugares o el espacio donde sería más correcto realizar el ejercicio físico y las horas del día más apropiadas.

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Adaptación de las AVD a los recursos con los que cuenta y las capacidades funcionales que presenta.

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Informar sobre los riesgos de una actividad física inadecuada, así como del hábito sedentario.

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Concienciar para que el anciano viva los cambios propios del proceso de envejecimiento de forma normalizada y no como una limitación que le fuerza a estar pasivo.

5. NECESIDAD DE DORMIR Y DESCANSAR Que el anciano de una respuesta satisfactoria a la necesidad de sueño y descanso es fundamental para que el ritmo de su cotidianidad no se vea alterado. El sueño se define como la interrupción periódica de conciencia, durante la cual el organismo recupera la energía necesaria para el restablecimiento físico de las funciones corporales y consecuentemente para el desarrollo de la actividad que desempeñamos en la fase diurna. El organismo durante esta etapa de sueño, disminuye sus funciones fisiológicas – pulso, respiración, tensión, metabolismo, etc.- y permite que se liberen las tensiones acumuladas a lo largo del día.

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La disminución de las horas de sueño o de descanso o la alteración en el ritmo de las mismas, generan problemas de insatisfacción en el anciano que se reflejarán en todas las áreas de su vida diaria. Sensación de cansancio, irritabilidad, disminución de la actividad física, etc. son algunas de las consecuencias que podemos observan. Para poder efectuar una correcta valoración de la necesidad de sueño y descanso en el anciano es necesario recordar que durante el sueño se dan una serie de fases o etapas (cinco en total) que de forma progresiva van de un sueño más superficial (1ª etapa) a fases de sueño más profundo (4ª etapa) para alcanzar una última etapa (5ª) que se denomina REM (Movimiento ocular rápido) y se corresponde con el nivel de sueño más profundo asociado al acto de soñar. Durante las horas de sueño, el individuo pasa de forma cíclica por cada una de estas etapas. En el caso del anciano este patrón de sueño sufre modificaciones. El anciano presenta una mayor cantidad de tiempo dedicado a las fases de sueño más ligero y una menor cantidad de tiempo a las fases de sueño profundo. Un buen nivel de satisfacción de esta necesidad es imprescindible para el mantenimiento del resto de las necesidades.

5.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podríamos decir que un anciano presenta un alto nivel de satisfacción respecto a la necesidad de sueño y descanso cuando después de haber dormido entre 5 y 8 horas – descanso nocturno-, se siente recuperado, es decir ha disfrutado de un sueño reparador, se siente con energía para realizar las actividades del día y presenta un estado tranquilo y relajado. 5.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y/O BIOLÓGICA -

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El proceso de envejecimiento normal hace que el anciano necesite una menor cantidad de horas de sueño de forma ininterrumpida, aunque

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demanda periodos cortos de descanso a lo largo del día. Necesita más tiempo para dormirse y se despierta más fácilmente y más temprano. Puede que algunos ancianos no alcancen la 4ª etapa del sueño en algunos ciclos y que los periodos de sueño REM sean más cortos. Es necesario recordar que las fases de sueño profundo y sobre todo la fase REM son las que garantizan un sueño reparador y un eficiente funcionamiento cerebral. Los cambios fisiológicos que aparecen en el sistema nervioso, como la disminución del número de neuronas, la capacidad sensorial y motora, así como la eficacia de los neurotransmisores pueden ser los responsables de algunos de los cambios que presenta el anciano respecto al patrón del sueño. Una adecuada actividad física en el anciano a lo largo del día es fundamental para que el organismo se inicie en la etapa de descanso. Del mismo modo, un exceso de peso, excesivas siestas diurnas o de periodos de inactividad, actúan negativamente en la necesidad de sueño y descanso.

5.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

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La falta de actividad recreativa asociada a cierto desgaste moderado de energía es un factor de riesgo en la alteración de la necesidad de sueño. Las personas ancianas que permanecen mucho tiempo sedentarios, pendientes del televisor y confunden tiempos o periodos de sueño ligero y vigilia, no determinando periodos concretos para el descanso y para la actividad, presentarán más dificultades para un ritmo de sueño adecuado. Las características de la vivienda, los cambios sistemáticos de la misma, las condiciones de los elementos y áreas de descanso (camas, ropas, ruidos, luz, etc.) son aspectos que facilitan la interrupción del sueño en el anciano. Ya que el anciano necesita simplemente un pequeño estímulo para salir de la fase de sueño en la que se encuentra.

5.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

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Dentro de esta dimensión la ansiedad y la depresión son posiblemente las causas que pueden alterar un buen patrón del sueño en el anciano. La ansiedad que en un momento determinado puede provocar en el anciano la incapacidad pata adaptarse al entorno o a una nueva situación –pérdida del cónyuge o cambio de vivienda- se corresponde habitualmente con manifestaciones de insatisfacción respecto al sueño y al descanso. Los cambios en la rutina diaria del anciano son, igualmente, motivos de alteración del ritmo del sueño.

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5.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de sueño y descanso cuando: El tiempo de sueño nocturno se modifica significativamente respecto a su patrón habitual (o por debajo de 5 horas). Aumenta el número de veces que se despierta durante la noche, manifiesta insatisfacción respecto al descanso, se muestra irritable, fatigado y con poca energía para la realización de las actividades de la vida diaria. Manifiesta no conocer las condiciones que debe reunir para posibilitar un buen descanso (condiciones de la habitación, de la cama, ritos, etc.). 5.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 6.2.1. Alteración del patrón del sueño (relacionado con alteraciones sensoriales, entorno inadecuado para el descanso, alteración en el control de esfínteres, etc.).

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS . Respecto a la valoración es fundamental que la enfermera de Atención Primaria: -

-

Identifique la rutina respecto al patrón de sueño que tiene el anciano o la anciana (horas totales de sueño, inicio y finalización, siestas diurnas, número de veces que se despierta durante la noche, etc.). Registre de forma sistemática el tipo de medicación que tiene prescrita, así como las patologías. Identifique los cambios de entorno que ha tenido en los periodos recientes a la valoración. Descarte trastornos del sueño debidos a enfermedad concreta, dolor, rigidez, etc.

. En cuanto a las acciones, debe: -

MODULO II

Orientar pautas de sueño que correspondan con su patrón habitual. Controlar la ingesta de líquidos durante las últimas horas de la tarde o primeras de la noche y recomendar la evacuación antes de acostarse. Aumentar, si fuera necesario, la actividad física diaria para disminuir los posibles problemas articulares y lograr un sueño reparador.

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-

Orientar sobre los requisitos que debe reunir un entorno adecuado para el descanso. Recomendar el uso de prendas confortables y de tejidos naturales. Enseñar técnicas de relajación que le faciliten el descanso.

6. NECESIDAD DE VESTIRSE Y DESVESTIRSE Para poder desarrollar su rol social y para protegerse de su entorno físico, el individuo necesita dar respuesta a la necesidad de vestirse y desvestirse. La valoración de esta necesidad está íntimamente unida a aspectos situacionales (entorno climático) y otros aspectos del área social como costumbres, tradiciones, etc. Es decir, hay que tener presentes las normas sociales que están vigentes en su grupo social. Para el anciano esta necesidad es importante ya que, desde su perspectiva social y psicológica, se corresponde con lo que es y ha sido a lo largo de su historia personal.

6.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Un anciano o una anciana es independiente respecto al vestir y desvestir cuando: -

Elige correctamente el tipo de ropa y calzado que necesita respecto a la actividad que va a realizar (paseo, descanso, ejercicio físico, etc.) climatología, estado físico que presenta y a sus propios gustos.

-

Mantiene un buen estado de la vestimenta (limpieza, roturas, etc.)

-

Diferencia los tejidos (naturales, que permiten una buena transpiración) y los materiales más adecuados a sus necesidades (calzado de piel preferentemente).

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-

Manifiesta una correcta capacidad psicomotora que le permite vestirse y desvestirse de forma autónoma.

-

Manifiesta un estado de bienestar general respecto al vestir y desvestir. 6.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y/O BIOLÓGICA: Cambios en la termorregulación –propias del proceso de envejecimiento-, protección y cuidado de la piel, capacidad psicomotora, estado de los pies, formas de deambulación, actividad física que desarrolla, etc. son algunos de los aspectos importantes. 6.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

-

Los aspectos a los que aquí se hace referencia son las condiciones de la vivienda en cuanto a la temperatura, las posibilidades económicas, la climatología, las normas sociales respecto a las formas de vestir, etc. Igualmente, la diferenciación entre las formas de vestir que presentan los hombres y las mujeres dentro de una perspectiva de género.

6.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA Dentro de esta dimensión, los parámetros más significativos que hay que tener en cuenta son posiblemente los que están relacionados con: -

El valor social que el grupo le da a las formas de vestir. El conocimiento que el anciano tiene de sus cambios biofisiológicos y sus necesidades respecto al tipo de ropa más adecuada. Desarrollo de una adecuada autoestima en relación a una buena imagen corporal.

6.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de vestirse y desvestirse cuando: Presenta limitaciones del área motora (fuerza, tono, amplitud de movimiento, etc.) que le impiden vestirse o desvestirse de forma autónoma (colocarse el traje, pantalón, camisa, abotonarse, bajar o subir cremalleras, etc.). Utiliza ropa o calzado no adecuado a sus cambios o necesidades (zapato de calle para la realización de ejercicio físico, tejidos artificiales que no permiten una buena transpiración de la piel, ropa demasiado ajustada a su estructura corporal, etc.).

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Muestra desinterés por el estado de la vestimenta. Ropa o calzado viejo o con rotos, sucio o con mal olor, etc.). 6.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 1.2.2.2. Hipotermia (relacionada con ropa inadecuada, exposición a ambientes frescos o fríos...). 1.2.2.3. Hipertermia (relacionada con ropas inapropiadas, exposición a un ambiente caliente...). 6.5.3.

Déficit de autocuidados: vestido y acicalamiento (relacionado con intolerancia a la actividad, disminución de la fuerza muscular, alteración perceptual o cognitiva, musculoesquelética...).

6.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

Ajustar las recomendaciones de la ropa y el calzado a: Las posibilidades económicas que presenta el anciano la anciana.  Gustos, normas sociales ( si se siente inmerso en ellas) y tipo de actividad que va a realizar. Informar sobre la importancia de los tejidos naturales. Orientar sobre el tipo de ropa y calzado más adecuado en función de la temperatura ambiente. Controles periódicos del estado de los pies y de la piel. Valorar periódicamente la capacidad del anciano para vestirse y desvestirse. Este parámetro de valoración nos informa de los cambios progresivos que puede presentar respecto a la capacidad motora fina –abotonarse y desabotonarse- y a la gruesa. Motivar para el mantenimiento de una correcta imagen corporal. 

-

-

Tratar que el anciano realice esta actividad de forma autónoma ofertando siempre el tiempo que necesita para ello. Es importante tener presente que el tiempo que requiere el anciano para cualquier tipo de actividad es siempre mayor que el que necesita el adulto joven. Ofertar las ayudas necesarias tratando siempre de mantener al anciano en la mayor autonomía posible. Es importante no suplir la totalidad de una tarea, sólo se debe facilitar ayuda puntual que permita al anciano continuar con la misma.

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7. NECESIDAD DE MANTENER UNA TEMPERATURA CORPORAL REGULAR El organismo ha de conservar una temperatura más o menos constante y dentro de unos límites que permitan el adecuado funcionamiento corporal. El mantenimiento de una temperatura corporal constante se debe a la acción de dos mecanismos opuestos: termogénesis o producción de calor por el metabolismo celular, y termolisis, o eliminación de calor por diferentes mecanismos corporales ( transpiración, respiración,...).

7.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podemos considerar que un anciano es normal o que satisface esta necesidad adecuadamente cuando: -

-

-

Mantiene una temperatura corporal alrededor de los 35ºC (tomada en axila durante 10 minutos y con una temperatura ambiental de entre 18 – 23ºC). Su piel y mucosas son rosadas, tibias y mantiene una transpiración mínima. Reacciona equilibradamente a los cambios ambientales de temperatura. Conoce y pone en marcha mecanismos que ayuden a su adaptación corporal a los cambios externos de temperatura: cubre su cabeza, usa un abanico, etc. Usa ropa adecuada en cantidad y calidad respecto de la temperatura externa a la que está expuesto. 7.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA/BIOLÓGICA Comportamientos del anciano relacionados con esta dimensión: -

Un aporte calórico adecuado. Una correcta eliminación. Una actividad física moderada. Un sueño y descanso reparadores. Una higiene con los medios adecuados.

Todos ellos contribuyen al mantenimiento de una temperatura corporal correcta.

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7.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL Aspectos como: -

El entorno ambiental, cercano y habitual, donde transcurre la vida del anciano. El conocer y disponer de medios para combatir el exceso de calor y/o frío: ropa adecuada, calefacción, refrigeración, etc. Actividades recreativas moderadas. Las creencias, la cultura y los aspectos económicos influyen en la elección y el uso de un tipo u otro de ropa.

7.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

Trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión pueden influenciar incrementando o disminuyendo respectivamente la temperatura corporal.

7.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA El anciano es dependiente respecto a esta necesidad cuando: -

Desde un punto de vista fisiológico su organismo no puede controlar cambios como: -

-

Fluctuaciones en la temperatura corporal. Ligeras variaciones en las constantes vitales: pulso, respiración y/o tensión arterial. Cambios de color y temperatura sobre todo en zonas distales: uñas, orejas, etc. Reacción disfuncional al calor y/o al frío. Piloerección disminuida.

No realiza una ingesta adecuada de líquidos. Presenta falta de sudoración. No usa una vestimenta adecuada respecto a la temperatura ambiente. 7.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 1.2.2.1. Riesgo de alteración de la temperatura corporal. 1.2.2.4. Termorregulación ineficaz. 1.2.2.2. Hipotermia. 1.2.2.3. Hipertermia.

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7.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Las acciones de promoción y fomento de la independencia del anciano para la satisfacción de la necesidad, podemos esquematizarlas en una serie de recomendaciones: -

Actividad física adecuada (la inactividad disminuye la temperatura corporal, la actividad física vigorosa la incrementa). Corregir las alteraciones de peso, ya sea por defecto o por exceso. Evitar la exposición a temperaturas extremas y a cambios bruscos. Evitar las corrientes de aire. Desaconsejar el consumo de alcohol. Uso de ropa adecuada en cantidad, modalidad y calidad (fibras naturales). Proteger zonas corporales expuestas a inclemencias climáticas (sombreros). Controlar la ingesta de líquido. Controlar la toma de medicación que cause vasodilatación, vasoconstricción o sedación. Retirar inmediatamente ropa la mojada. Mantener la piel seca y limpia.

8. NECESIDAD DE HIGIENE Y PROTECCIÓN DE LOS TEGUMENTOS Mantenerse limpio, aseado y tener una apariencia cuidada es una necesidad básica que han de satisfacer las personas para conseguir un estado de bienestar. Tener una piel limpia, sana, cuidada, es imprescindible para protegerse de las agresiones del medio y de la penetración de elementos no deseados en el organismo. La piel se prolonga en las mucosas: nasal, bucal, anal, genital,..., y está dotada de faneras: uñas, cabellos, dientes,... Todas participan en misiones de protección muy importantes: eliminación de residuos, absorción de sustancias beneficiosas como cremas o pomadas, etc., para lo cual es necesario que se encuentren limpias y cuidadas.

8.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA En lo que a esta necesidad respecta, podemos considerar que un anciano es independiente o que la satisface adecuadamente cuando:

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-

Realiza diariamente la higiene personal según sus hábitos y costumbres. Ofrece un olor agradable. Realiza correctamente la higiene bucal tras cada comida. Mantiene limpios y cuidados el cabello y las uñas. Mantiene limpias, cuidadas e hidratadas sus mucosa. Cuida sus prótesis. Presenta una piel limpia, suave, lisa y flexible, sin alteraciones ni lesiones.

8.1.1. DIMENSIÓN FÍSICO/BIOLÓGICA -

-

La pérdida de elasticidad y deshidratación cutáneas la hacen más vulnerable. Las uñas se vuelven frágiles y duras. La reducción de la movilidad (La actividad física favorece la circulación y al facilitar la eliminación de residuos por la piel, ayuda a mantenerla limpia. Por otra parte es necesario poder ejecutar determinados movimientos específicos para realizar los actos higiénicos). La ingesta de líquidos. Problemas relacionados con otras necesidades: eliminación, déficits visuales, etc.

8.1.2. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

El estado emocional influye decisoriamente en el mantenimiento de la presencia física El estado mental y la posibilidad de llevar a cabo actividades de psicomotricidad fina. El pudor.

8.1.3. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

-

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La cultura, los valores y la educación recibida modula la importancia que se da a la higiene. El entorno ambiental donde se realicen los actos de la higiene: el diseño arquitectónico, las instalaciones, las características, la temperatura, etc. El poder contar con los útiles necesarios y adecuados para llevarla a cabo (pueden influir factores económicos o de aislamiento social).

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8.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA El anciano presenta manifestaciones de dependencia cuando: -

Aparecen modificaciones en sus hábitos higiénicos: 

Aspecto externo descuidado.

Olor corporal desagradable.

Manchas en la ropa: sudor, orina, restos de comida,...

Placa dental y/o halitosis.

Prótesis sucias mal cuidadas y/o mal ajustadas.

Lesiones en piel o mucosas. 8.2.1. ETTIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 1.6.2.1.1. Alteración de la mucosa oral. 1.6.2.1.2.1. Deterioro de la integridad cutánea. 1.6.2.1.2.2. Riesgo de deterioro de la integridad cutánea. 6.5.2. Déficit de autocuidado: baño/higiene.

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

Las acciones que diseñemos para la promoción y el fomento de la independencia deben tener siempre muy en cuenta, pero en esta necesidad especialmente, las costumbres y preferencias del anciano. En esta ocasión podemos esquematizar las recomendaciones de la siguiente manera: 

-

Planificar hábitos higiénicos deseados y saludables de forma sistemática (rutina). Recomendar la utilización de agua templada, jabón neutro, champú suave y crema hidratante. Los pies han de lavarse y secarse con esmero a diario. Desaconsejar el “remojado”. El uso de la piedra pómez puede ser beneficioso. Recomendar visitas periódicas al podólogo, el uso de material cortante o irritante para quitar callos o durezas puede resultar peligroso. Asesorarle en la elección de la cantidad, el diseño y la calidad de los útiles.

En caso de necesitar ayuda, desglosar la actividad en tareas sencillas y precisar exactamente la cantidad y tipo de apoyo que hay que prestar. Recomendar el uso de ayudas técnicas para paliar déficits, evitar movimientos dolorosos y para incrementar la seguridad: cepillo de mango largo y/o curvo,

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-

abridor de grifos, cepillo de diente de mango grueso, fijadores de pastilla de jabón y cepillo de uñas, barras de apoyo, agarraderos,... Las uñas han de cortarse con cuidado por su fragilidad, no apurando demasiado, en forma recta. Puede aconsejarse el uso de limas de cartón. Higiene bucal tras cada comida, tanto de las piezas propias como de las prótesis. Poner especial atención en el cuidado de los ojos y oídos. Recomendar el uso de maquinilla de afeitar eléctrica. Si la mujer tiene vello facial, recomendar el uso de depilación eléctrica o de crema depilatoria. Recomendar y facilitar el uso de cosméticos en las mujeres.

9. NECESIDAD DE SEGURIDAD El mantenimiento de un entorno seguro que se corresponda con los cambios que presenta la etapa de la vejez es el objetivo básico que hay que cubrir. La seguridad debe ser entendida desde todas las perspectivas. Los cambios orgánicos del área neurológica, área cognitiva, capacidad de adaptación, dificultades en la deambulación, dificultad en la adecuación de la vivienda..., pueden aparecer como aspectos que limitan la seguridad del anciano. Es una de las necesidades más globales que tiene el individuo y que por tanto estará mas interrelacionada con el resto de necesidades.

9.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Un anciano es independiente respecto a la necesidad de seguridad cuando: -

Es capaz de adaptar su entorno más cercano –domicilio- a los cambios que presenta. Realiza las AVD de forma segura. Conoce los cambios sensoriales propios de su edad y actúa en consecuencia. Realiza, si es que lo tiene, el tratamiento terapéutico de forma correcta. En definitiva, es capaz de mantener un entorno seguro que le prevenga de las agresiones y los accidentes, y le proporcione seguridad y estabilidad. 9.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y/O BIOLÓGICA Hay una serie de cambios que deben ser valorados correctamente para garantizar la independencia del anciano, por ejemplo: Cambios del sistema inmunológico, sistema nervioso (disminución del nº de neuronas, receptores,...). Cambios sensoriales – isfunciones

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visuales, auditivas, gustativas,...-, cambios del sistema osteoarticular – modificación en las formas de deambulación y mantenimiento de la postura..-, presencia de patologías y consecuentemente medicación. Cambios en la termorregulación, etc. 9.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL Condiciones de la vivienda –pavimento, alfombras, puntos de luz, temperatura, grado de humedad, etc.-, barreras arquitectónicas. Recursos económicos para poder adaptar la vivienda, son aspectos que, de no controlarse, aumentan el riesgo de accidentes en el anciano y aumentan la sensación de inseguridad. Igualmente, los cambios sistemáticos de domicilio u hospitalización pueden actuar como factores de riesgo.9.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

-

Dentro de esta dimensión los parámetros más significativos que hay que tener en cuenta son posiblemente los que están relacionados con: -

El valor que tiene para el anciano la seguridad y la necesidad de crear un entorno seguro. Capacidad cognitiva. Orientación temporo/espacial. Estado de alerta. Control de las situaciones de estrés.

9.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de seguridad cuando: - Presenta déficit cognitivos que no le permiten identificar los peligros. - No adecua sus actividades y su entorno a los cambios propios del proceso de envejecimiento que afectan de forma significativa a esta necesidad. - No es capaz de actuar de forma preventiva respecto a los posibles riesgos de las patologías y sus tratamientos farmacológicos. 9.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES

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1.6.1.3. Alto riesgo de traumatismo (relacionado con debilidad, mala visión, problemas de equilibrio, falta de educación para la seguridad, carencia de recursos financieros para la adecuación del domicilio, historia de traumatismo previo, barreras arquitectónicas...) 1.6.1.2. Alto riesgo de intoxicación (relacionado con mala visión, desconocimiento del uso de la medicación, disfunción olfativa y gustativa, etc.). 1.6.1. Alto riesgo de lesión (relacionado con barreras, intolerancia a la actividad relacionada con la debilidad muscular, deterioro de estructuras articulares, etc.

9.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

-

-

Valoración periódica de cada una de las áreas funcionales que interactúan en esta necesidad (sistema osteoarticular, sentidos, neurológica, etc.). Orientaciones sobre la adecuación de un hogar seguro. Especialmente las áreas de mayor riesgo (baño y cocina). Control periódico de medicación y nivel de autonomía del anciano respecto a su correcta administración. Derivación periódica al facultativo para la valoración de posibles cambios en los sentidos. Información/adiestramiento sobre dispositivos de ayuda si es que lo necesita (bastones, audífonos, gafas, andadores, etc.). Revisión periódica de los pies y uso correcto del calzado. Ayudar a planificar los tiempos de descanso para garantizar un buen nivel de alerta para la detección de los peligros. Alimentación correcta, higiene postural y actividad cotidianas. Ejercicio físico específico que le permita aumentar la amplitud de movimiento.

10. NECESIDAD DE COMUNICARSE Y EXPRESAR SU SEXUALIDAD Comunicarse es un proceso dinámico verbal y/o no verbal, presente en todas las etapas del desarrollo humano, que posibilita el intercambio de información, experiencias, sensaciones, sentimientos, opiniones, etc. entre las personas, y entre éstas y su entorno. La expresión de la sexualidad es una forma de comunicación que adquiere una gran importancia en esta edad, ya que dadas las dificultades que rodean al proceso de expresión libre y satisfactoria de la misma, considerar al anciano como un ser asexuado suele ser habitual incluso entre ellos mismos.

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10.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podemos considerar que un anciano es independiente cuando: -

-

Es capaz de comunicarse, oral y/o gestualmente, de forma acorde con sus semejantes y con su entorno. Expresa sus opiniones y recibe las de los demás en un clima siempre de respeto. Tiene una imagen y un concepto de sí mismo que se corresponde con la realidad. Mantiene las capacidades físicas e intelectuales necesarias para acceder a la información exterior y para la exteriorización de sus reacciones tanto intelectuales como emotivas. Siente y exterioriza su sexualidad como adecuada, satisfactoria y gratificante. 10.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA/BIOLÓGICA -

El estado físico y la afectación que el proceso de envejecimiento haya originado en los diferentes sistemas orgánicos (musculoesquelético, neurológico, sensorial, órganos de la fonación, genitourinario, etc.) son hechos importantes que hay que considerar en el mantenimiento de la independencia de esta necesidad.

10.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

-

El entorno y los recursos de que dispone, desde los factores climáticos a las posibilidades y recursos existentes en su núcleo poblacional. El nivel cultural y social. Así como las creencias y valores que rigen su comportamiento social y cultural. Los hábitos del grupo familiar y/o social al que pertenezca. Las disponibilidades económicas. Los cambios frecuentes de residencia.

10.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

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El mantenimiento de un adecuado nivel intelectual en sus diferentes facetas: memoria, juicio, comprensión, creatividad, etc.

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-

-

La personalidad previa en los aspectos referentes al intercambio de comunicación: motivación, habilidad, extro/introversión, capacidad de reacción, etc. El estado emocional: estrés, ansiedad, depresión, etc. Las experiencias vividas a lo largo de toda su vida. Su situación afectiva: pareja, amigos, etc.

10.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Podemos decir que el anciano es dependiente respecto a esta necesidad cuando presenta: - Dificultad para expresar verbalmente los pensamientos. - Dificultad para comunicarse efectivamente con otros: trastornos del habla o del oído, barreras culturales, hospitalización, padecer un proceso que se acompañe de rechazo social (SIDA, tuberculosis, sífilis...). - Fallos al enviar/recibir mensajes claros. - Incapacidad para aceptar/recibir ayuda adecuada. - Sensación de falta de pertenencia a un grupo social. - Sensación de falta de contacto con personas significativas. - Alteración en el logro de satisfacción sexual. 10.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 2.1.1.1. Deterioro de la comunicación verbal. 3.1.1. Deterioro de la interacción social. 3.1.2. Aislamiento social. 3.1.3. Riesgo de soledad. 3.2.1.2.1. Disfunción sexual. 3.3. Alteración de los patrones de sexualidad. 5.1.1.1. Afrontamiento individual inefectivo 7.2. Alteraciones sensoperceptivas. 7.2.1.1 Desatención unilateral. 8.2.1 Síndrome de deterioro en la interpretación del entorno. 8.2.2. Confusión aguda. 8.2.3. Confusión crónica. 8.3.1. Deterioro de la memoria.

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10.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Las acciones aconsejables para la promoción y el fomento de la independencia en esta necesidad han de tener muy en cuenta el patrón habitual previo, podemos esquematizarlas así: -

-

-

Actividades de educación sanitaria para poder realizar una comunicación efectiva: mantener funcionalidad sensorial, mantener actividad física,... Invitarle a que acuda a lugares donde pueda contactar y relacionarse con otras personas, haciéndole ver las ventajas que aporta el asociacionismo. Ayudarle a diseñar programas de aprendizaje para seguir manteniendo una buena comunicación oral y/o gestual. Aconsejarle hábitos adecuados de higiene, vestido y arreglo personal. Asesorarle acerca de la conveniencia de mantenerse informado de los acontecimientos que ocurren a su alrededor, usando para ello los medios disponibles a su alcance: prensa, radio, TV,... Animarle a que exprese su sexualidad con normalidad, orientándole en caso de disfunción.

- Adaptar la información a su patrón de creencias y valores. 11. NECESIDAD DE ACTUAR SEGÚN CREENCIAS Y VALORES Toda persona necesita estar integrada en un grupo social, donde existe una escala de valores y creencias que determinan a su vez el valor moral y ético de los comportamientos que se ponen de manifiesto. En el caso del anciano estas creencias y valores tienen un peso importante ya que están impregnadas de todo el recorrido personal vital. Lo que han aprendido, han practicado, han utilizado como unidad de medida para los que le rodean, reflejan de alguna manera estas creencias y valores. Lo que consideran moral o éticamente correcto o incorrecto se corresponde con la filosofía que ha guiado sus vidas. Al llegar a la etapa de la vejez, al igual que en otras áreas, las creencias y valores parecen adquirir más intensidad en la vida del anciano. Es el referente que les ayuda a analizar el momento histórico y el contexto en el que se encuentran.

11.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Un anciano es independiente respecto a la necesidad de actuar según sus creencias y valores cuando:

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-

Comparte con otros estas creencias y valores. Tiene posibilidad de practicar los actos que se corresponden a sus creencias. Es capaz de convivir con otras personas, aunque no compartan la misma escala de valores. Es capaz de dar sentido a su vida desde sus valores y creencias. 11.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y/O BIOLÓGICA - En esta dimensión, posiblemente el estado del sistema nervioso sea el más significativo. Un anciano que presente cambios degenerativos importantes respecto a este sistema puede poner de manifiesto comportamientos que no se relacionan con las creencias y valores que ha mantenido a lo largo de su vida. - Desde otra perspectiva, una incapacidad o limitación funcional que le impida realizar las prácticas o rituales que se corresponden con sus creencias es igualmente importante. 11.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL - Posibilitar el encuentro del anciano con otras personas que participan de las mismas creencias y valores hace que se sienta independiente. A veces, dar respuesta esta necesidad puede ser problemático. La hospitalización o institucionalización en un centro geriátrico puede dificultar la práctica de algunos ritos en función del tipo y de la frecuencia de los mismos. - El cambio de un entorno rural a otro urbano debe ser valorado. Las costumbres y los valores de la ciudad pueden suponer para el anciano un obstáculo que le impida una buena adaptación al nuevo entorno, provocando sensación de desarraigo. 11.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA - Poner de manifiesto sus valores y creencias a los que le rodean, exteriorizar su sentimiento religioso, su sentido de trascendencia, etc. son aspectos del área psicológica que nos permiten identificar el valor que tiene para el anciano esta necesidad. - Desde el punto de vista de la capacidad psicológica, un buen estado mental hace que el anciano pueda manifestar sus valores y, al mismo tiempo, sentirse inmerso en el grupo social con el que vive, aunque éste no coincida con sus planteamientos. Es decir, es capaz de

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evolucionar en cuanto a respeto hacia otros sin tener, por ello, que cambiar sus creencias. 11.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA: Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de actuar según sus creencias y valores cuando: -

Se siente desarraigado de su grupo social. Presenta limitaciones en su capacidad funcional que no le permite realizar las prácticas religiosas o humanitarias. No es capaz de manifestar sus creencias y valores por miedo a que no se le respete o a crear conflictos dentro del núcleo familiar. Ha experimentado pérdidas significativas que no es capaz de explicar a través de sus creencias, encontrándose en un conflicto personal que se corresponde con falta de referentes para entender la vida. 11.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 7.1.3.

Trastorno de la identidad personal (relacionado con conflictos morales...)

5.3.1.1.

Conflicto con la toma de decisiones (relacionado con valores/creencias, amenaza percibida al sistema de valores...).

11.3. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS -

Valoración periódica de cada una de las áreas funcionales que interactúan en esta necesidad (sistema osteoarticular, neurológica...) Conocer las creencias y valores del anciano. Facilitar la práctica de ritos y encuentros significativos para el anciano o la anciana. Dar espacios de tiempo, en la relación, para que el anciano exteriorice sus necesidades anímicas y espirituales. Ayudar al anciano, a través de charlas y encuentros con otras personas, para que pueda entender otros valores que existen en la sociedad. Respetar los tiempos que el anciano dedica a la práctica de sus creencias.

12 NECESIDAD DE ESTAR OCUPADO Y RECREARSE PARA REALIZARSE En el anciano, debido a que no existe frontera entre el tiempo laboral y el de ocio, mantener tiempo ocupado con actividades que le permitan ser útil a los demás,

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divertirse y desarrollar su creatividad, utilizando al máximo su potencialidad, es una necesidad básica que ha de satisfacer para conseguir un estado de equilibrio físico y emocional.

12.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Podemos considerar que un anciano es independiente o que está autorrealizado cuando es capaz de: -

Realizar actividades de forma individual y/o grupal, recreativas y sociales, que le permiten desarrollarse y valorarse como persona. Elegir entre las distintas alternativas que se le ofertan. Manifestar orgullo, alegría, placer, etc. por ello. 12.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA/BIOLÓGICA -

La capacidad física y la afectación que el proceso de envejecimiento haya originado en los diferentes sistemas orgánicos (musculoesquelético, neurológico, sensorial...) son factores determinantes para mantener la independencia en este aspecto.

12.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

Los valores, la educación y la preparación recibidas, así como la cultura del ocio. Las disponibilidades económicas. Los recursos comunitarios existentes en su núcleo poblacional.

-

Los cambios de residencia. 12.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

El estado emocional. Las pérdidas que suelen acompañar al envejecimiento. El autoconcepto y la autonomía para la autocrítica. El estado mental y la capacidad para realizar actividades que requieran concentración y psicomotricidad fina.

12.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Podemos decir que un anciano es dependiente en relación a esta necesidad cuando: -

Expresa de forma verbal valoraciones negativas sobre sí mismo (inutilidad)

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-

Manifiesta dificultad para tomar decisiones. Se encuentra aburrido, triste, retraído, etc. Manifiesta comportamientos que se corresponden con una interacción social no satisfactoria. 12.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 3.2.1. Alteración en el desempeño del rol. 5.1.1.1.1. Deterioro de la adaptación. 6.4.1.1. Dificultad para el mantenimiento del hogar. 6.4.2. Alteración en el mantenimiento de la salud. 7.1.1. Trastorno de la imagen corporal. 7.1.2. Trastorno de la autoestima. 7.1.2.1. Baja autoestima crónica. 7.1.2.2. Baja autoestima situacional. 6.3.1.1. Déficit de actividades recreativas.

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS Las acciones que diseñemos para la promoción y el fomento de la independencia en esta necesidad han de tener en cuenta la cultura, las costumbres y los hábitos previos. Las esquematizaremos en recomendaciones como estas: -

Determinar el patrón habitual de ocupación y entretenimiento. Si es preciso, adiestrarle-ayudarle en la confección o modificación de un nuevo patrón: 

 

-

Aconsejar la postura más cómoda para la realización de determinadas tareas. 

-

MODULO II

Identificar y fomentar las actividades de ocupación y ocio, individuales y grupales, que pueden ser realizadas. Escoger las actividades que quieran y puedan ser practicadas. Proporcionar y/o ayudar a conseguir material específico.

Procurar que, siempre que sea posible, se realicen actividades grupales y fuera del domicilio, ya que se fomenta además la comunicación y la actividad física.

Respetar siempre los gustos. Contemplar periodos de inactividad.

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En caso de no satisfacción de esta necesidad hay que tener en cuenta que son múltiples los factores que influyen en ello, como pueden ser los conceptos de imagen corporal, identidad personal, autoestima y desempeño del rol. Por eso, a la hora de elegir la etiqueta diagnóstica apropiada es necesario establecer un certero diagnóstico diferencial en base a la presencia de las características definitorias correspondientes.

13. NECESIDAD DE APRENDIZAJE La capacidad de aprendizaje de las personas está condicionada por una gran cantidad de factores, entre ellos la etapa del ciclo evolutivo donde se encuentre. Desde un punto de vista general, en las edades más tempranas es más fácil aprender e integrar nuevos conceptos, actitudes y destrezas. Esta capacidad se va deteriorando con el paso de los años, sobre todo a partir de cierta edad. En el caso de la población anciana, y en relación a su capacidad de aprendizaje, el aspecto más importante que hay que tener en cuenta es qué tipo de aprendizaje es relevante y qué utilidad práctica tiene lo que ha aprendido o lo que pretendemos que aprenda. Es decir, para qué le sirve en sus actividades de la vida diaria.

13.1. MANIFESTACIONES DE INDEPENDENCIA Un anciano es independiente respecto a la necesidad de aprendizaje cuando: -

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Es capaz de relacionar los conocimientos o las destrezas adquiridos a lo largo de su vida con nuevas demandas referidas a las actividades de la vida diaria. Manifiesta interés por aprender. Es capaz de integrar los nuevos conocimientos con sus conocimientos previos. Es capaz de identificar sus propias carencias de conocimientos –útiles o significativos para él-. Manifiesta estrategias que le permiten controlar sus posibles limitaciones: disciplina en la secuencia que debe seguir en el desarrollo de un procedimiento, reglas nemotécnicas que facilitan el recordar datos o información significativa, etc.Manifiesta angustia si no puede seguir el ritmo de los nuevos conocimientos que presenta nuestra sociedad actual.

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13.1.1. DIMENSIÓN FÍSICA Y/O BIOLÓGICA Cambios significativos del Sistema Nervioso o modificaciones sensoriales –visuales y acústicas- deben ser tenidas en cuenta dentro de esta dimensión. 13.1.2. DIMENSIÓN SOCIAL/SITUACIONAL -

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El recorrido cultural, el nivel de instrucción y los aprendizajes instrumentales que el anciano ha adquirido a lo largo de su vida aparecen como antecedentes que actuarán como facilitadores o limitadores de nuevos aprendizajes. En esta etapa la vida, la convivencia del anciano con otras personas es importante porque lo mantiene inmerso en otras formas de vida y, por tanto, en otros conocimientos. El mismo valor tiene el mantener relaciones sociales con el exterior. Los grupos de ancianos que están motivados para continuar el aprendizaje desde el sistema formal requieren que en su contexto existan estructuras –centros de adultos, aulas universitarias para la tercera edad...- que posibiliten esta demanda. A veces, es el propio anciano el que quiere ofrecer su conocimiento a la sociedad y al mismo tiempo adquirir nuevas experiencias de otros grupos de población; para ello es necesario que existan espacios –Universidad, centros escolares, asociaciones culturales, etc.- que permitan este tipo de intercambios con la población anciana.

13.1.3. DIMENSIÓN PSICOLÓGICA -

Un entorno estimulante, desde el punto de vista intelectual, es importante en relación a la capacidad de aprendizaje del anciano. Aspectos como conversación con otras personas, tratar temas actuales, relacionar los saberes del anciano con el conocimiento actual, etc., son prácticas que le facilitan la integración de nuevos conocimientos.

- Un buen estado anímico actúa como motivador para enfrentarse a nuevos conocimientos. También deben ser tenidos en cuenta, el valor y el sentido práctico que el anciano le da a esos nuevos conocimientos.

13.2. MANIFESTACIONES DE DEPENDENCIA Un anciano puede ser considerado dependiente respecto a la necesidad de aprender cuando:

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Presenta déficit cognitivos que no le permiten identificar los peligros. No adecua sus actividades y su entorno a los cambios propios del proceso de envejecimiento que afectan de forma significativa a esta necesidad. No es capaz de actuar de forma preventiva respecto a los posibles riesgos de las patologías y sus tratamientos farmacológicos. Manifiesta dificultades importantes en relación a la capacidad de memorizar y al nivel de comprensión. No es capaz de relacionar conocimientos del mundo actual con aprendizajes que adquirió en etapas anteriores. 13.2.1. ETIQUETAS DIAGNÓSTICAS MÁS FRECUENTES 8.1.1. Déficit de conocimientos (falta de rememoración, falta de interés por aprender, limitación cognitiva, etc.) 8.2. Alteración de los procesos de pensamiento.

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PROGRAMA DE ACTUALIZACIÓN PROFESIONAL Desarrolle el siguiente cuestionario y entréguelo a nuestras coordinadoras académicas o envíelo a nuestras oficinas de enlace académico a nivel nacional.

Cuestionario Nº II 1. ¿Cuáles son las características independientes que un anciano normal mantiene con su necesidad de respirar? 2. ¿Algunas recomendaciones prácticas para efectos de no incrementar la dependencia del anciano con respecto a su necesidad de respirar? 3. ¿Cuáles son las manifestaciones de independencia del anciano con respecto a su necesidad de alimentación? 4. ¿Qué cambios importantes produce la insatisfacción del anciano con respecto a su necesidad de eliminar? 5. ¿En que consiste la necesidad de movilidad y buena postura? 6. Menciona otras necesidades se ven afectadas por el proceso de envejecimiento.

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