La Avispa Nº 37 - Mar del Plata - Argentina
Staff Idea y dirección: Marcela Predieri http://mpredieri.blogspot.com/ Realización:
Nº 37
Grupos de Estudio y Creación Literaria
Agosto 2007
Secretaria de Producción: Alejandro Gómez
ÍNDICE
Diagramación y armado: Gustavo Olaiz
Editorial ........................................................ pág 2 El elegido de La Avispa - Luis Benítez ................ pág 3 Poesía ............................................. pág 9 Colaboradores permanentes: de la Fuente / Tisocco / Leoz / Serrano / Clara Guillén / Luis Benítez Cignacco / Glavinovich / Gagliardo Caba / Garrido / Gabriel Cabrejas (sección Cine) Sartor / Longo / Muro / Roldán / Ernesta Campos (sección Plástica) Relatos y cuentos ................................... pág 16 Alejandro Gómez (sección Teatro) Brignole / Heraud / Diego Orcoyen / Daniel Gomez / Freijo / Gustavo Olaiz Dossier Venezuela ................................................. pág 23 Iribarren / Martínez Andrade / Corrección: Entrevista a Carlos Lázaro por Ricardo Irribarren Gustavo Araujo Humor ............................................................ pág 29 Marcela Predieri CILENCIO / Olaiz / Popov / Libros y revistas recibidas ................................ pág 31 Diseño de Tapa: Cine y TV .............................................................. pág 32 Gustavo Fogel Plástica ........................................................... pág 35 Rescates ................................................................ pág 39 Colaboraciones a: Sobre el arte de escribir Franz Kafka delapalabra@hotmail.com Blogs ....................................................................... pág 41 Pellegrini 3637 - 7600 Mar del Plata Página WEB: www.delapalabra.com.ar
DOSSIER VENEZUELA en páginas centrales. La dirección no se hace responsable de los conceptos vertidos por los autores. Permitida su reproducción por cualquier medio (es más se agradece) siempre y cuando se respete el nombre del autor y se cite la fuente. Este pliego no es una edición comercial. Ha sido ideado para compartir con amigos y otros escritores nuestra obra. ISBN en trámite.
Premio Faro de oro VIP 2002 Rubro: Revista Literaria Marplatense Declarada de interés cultural por la Sub-Secretaría de Cultura del Partido de Gral Pueyrredón 1 Página 1
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El mes pasado, reunido con dos escritores de la ciudad, me desbordaron las dudas. Ambos, café por medio, me plantearon la inutilidad de su creación ante la imposibilidad económica de poder convertir en realidad un sueño: ver su trabajo editado y valorado en justa medida. Este interrogante es el mismo que nos preocupa a muchos cuando en algún momento de nuestras vidas nos planteamos cómo llegar a un lector. No son pocos los años que trato de comunicarme a través de las palabras y son demasiadas las frustraciones al momento de querer editar un libro. He escuchado repetir de distintos maestros aquello del oficio de escritor. Título que conlleva un noventa por ciento de esfuerzo más un diez por ciento de talento más un cien por cien de utopía. Pues si así fuera, no puedo dejar de comparar que el más humilde de los oficios es remunerado de acuerdo al tiempo, trabajo y conocimiento sobre la tarea realizada, hecho éste que aporta también algún tipo de satisfacción por la labor lograda. Entonces debo pensar que mis maestros están equivocados en el concepto vertido. En la literatura actual, siendo benigno, el noventa y cinco por ciento de los escritores (oficio cruel si uno así quiere llamarlo) paga por ser leído. Acto que en palabras de Leopoldo Brisuela convierte el placer de escribir en “La Maldición de ser un escritor” al no encontrar los carriles correspondientes para que su producción sea reconocida. Es ese uno de los caminos en donde se puede medir la utilidad de una revista literaria, donde la pluralidad y apertura de sus páginas suele dar oportunidad a escritores noveles o inéditos de mostrar el resultado de sus trabajos a consideración de los lectores. Por ese motivo “La Avispa” y quienes integran su comisión insisten en seguir en el camino de la palabra impresa, en el registro táctil y visual
Editorial
de un libro, en su compañía, y sobre todas las cosas en el valor afectivo de dicho texto en una biblioteca. Sabemos de los beneficios que la tecnología pone en nuestras manos a través de la informática, y no nos negamos a transitar a pleno por ese atajo, pero amamos el olor a tinta. La Avispa tiene versión digital en el sitio WEB: www.delapalabra.com.ar/revistaLA.htm La imposibilidad de encontrar recursos genuinos para imprimir la revista de acuerdo a nuestras pretensiones y de llegar a la cantidad estipulada con nuestros anunciantes cada vez se hace más difícil. Es obvio que necesitamos más amigos que nos apoyen para mantenernos en cantidad y calidad ideal. Tenemos conciencia de lo importante que es para un escritor tener la oportunidad de mostrar el fruto de su creación, también sabemos del interés de aquellos que número a número nos alientan a no desfallecer. Conocedores de la potencia que la palabra escrita encuentra sobre un papel para el lector y el escritor, insistimos en concretar sueños propios y ajenos, pero sería importante que quienes apoyan la revista colaboraran, para paliar en algo los altos costos que nos acosan, acercándonos nuevos anunciantes o suscribiéndose –en tal caso recibirán la revista en su domicilio–. “Los pibes pobres pasan de la cuna a las fábricas” dijo alguna vez Sartre. “En nuestro país los pibes pobres pasan de la cuna a juntar cartones”, acota Saccomano. Es imprescindible que nuestra cultura llegue hasta aquellos que no tienen acceso a los medios informáticos y tampoco pueden distraer un peso nada más que para comer. El 90% de la tirada de nuestra revista se distribuye en forma gratuita ¡Apóyela!
Alejandro Gómez <halegomez2003@yahoo.com.ar>
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El Elegido de La Avispa
LUIS BENITEZ MANHATTAN SONG (Cinco Poemas Occidentales)
La suerte del amor en la posmodernidad Alguien dijo que nada queda de distinguido en este mundo Salvo el hábito de la cacería de osos polares En el verano ártico. Aunque parezca obscena, Es una actividad ejecutada seriamente: Familias enteras viven de este afán de conservar Algo distinto, inmaculado todavía. Hay hombres serios cada primavera calculando Que con lo que dé el verano enviarán en invierno A sus hijos a la escuela. Sucede en tierras tristes: Kholokohak, Furstboro, Saint Felicien Son algunos de esos lugares donde, A medida que se retiran los mosquitos Y la niebla cede, tienden la vista a lo lejos O acechan el teléfono, atentos A la agencia que solicitará sus servicios. Dos meses después, cuando todo haya sido concertado, La aurora boreal hará iridiscente el paisaje cubierto De nieve sucia mezclada con barro y ramas, Grandes montones peligrosos por donde Estos hombres graves fumarán sus Marlboro Guiando pausadamente al extraño al mismo sitio, Al mismo oso muerto el verano anterior. Luego las fotos, los mesurados festejos, La alegría que tiene que haber en ese momento. La alegría es un deber como cualquier otro. Cualquiera sabe que la ballena azul Es el más grande animal que jamás haya existido Y que no se conoce actualmente su número, Aunque se estima que quedan demasiado pocas Para el decoro del planeta. Un animal tan enorme debe ser, asimismo, conservado. Los sonares y electrodos de la base de estudios de la vida marina en Maryland Han detectado un nuevo sonido emitido por las grandes azules:
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Es como un aullido asqueroso, un chillido de miles de ratones Encerrados en las bocas de estas bestias, donde pueden estacionarse cómodamente algunos automóviles. Achicharra los nervios escuchar ese sonido. Hace veinte años no existía. Pero los códigos sólo se conservan desde entonces. Se dice que son tan pocas, que han desarrollado Ese sonido especial para llamar al imposible otro De su especie. Es el deseo, que busca su eficiencia. Que a veces, pasan su vida entera recorriendo Los siete o más mares que hay buscando, buscando. Finalmente mueren emitiendo ese sonido, Cada vez más débilmente, hasta que cesa del todo Y unas decenas de toneladas de carne se depositan En el légamo del fondo del sueño. Una remesa nueva y silenciosa, al cabo de un tiempo -fácilmente calculable- trocada en alguna capa más de grano fino que engrosa la cubierta. También están el tipo la tipa que descubren en la carroña Que les ha tocado en suerte muy buenas cualidades: La nobleza es una cuestión de la imaginación. Hace la vida Más llevadera desde el desayuno hasta la cena. Luego, lamentablemente, se sueña toda la noche con lombrices, Grandes lombrices anilladas que te comen las articulaciones lentamente. Tienen todo el tiempo de este mundo. Pero ella/él son lo mejor que nos podía haber pasado. Mira si no todavía fresca esa gotita de sangre, Esa gotita, que es todo lo que queda aquí, a la vuelta, Del desgraciado/la desgraciada que se había animado A vivir sólo consigo. Entiéndase: a solas con todo Eso. Claveteando la puerta infatigablemente, arrimando muebles, Poniéndole toda suerte de obstáculos, hasta comprender Que es el monstruo mismo quien nos alcanza los clavos. Desgraciadamente para ellos, los homosexuales son la gente Más romántica de este mundo. Sufren todavía más, Dulces transformaciones del hombre y la mujer, Obligadas a salvarse de la locura por el trasvestido salvavidas, Adán con portaligas, Eva con bigotes, representando Incansablemente, dulcemente, áridamente, A los últimos héroes de la sexualidad. Página44
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No son ciertamente ninguna alternativa. Ya tampoco tienen ninguna novedad. Hay una rutina, siempre en lo humano hay una rutina. ¿Y qué hay de los vampiros, el don juan tirapedos, la chica del adiós sin caspa sobre las tetas mayúsculas, torneada a la lentejuela sobre la barra? Nadie en su sano juicio tomaría eso en serio. Pero bien pensando, ya no queda nadie En su sano juicio en este fin de siglo. Hasta esas reminiscencias son posibles. Claro que habría antes que proyectar una película o dos, Poner música, no sé, crear un clima que se hiciera A sí mismo sostenible. Pocas cosas dependen Tanto del ambiente. Habría que andar siempre Con toda esa escenografía al hombro, Y eso es trabajo duro, pesado alquilar tantos camiones. Definitivamente otra cosa que no sirve. Existe también la cuestión del presupuesto. La hora exacta, los extras preparados, las luces, los diálogos casi, Casi naturales, esa mesa blanca, el florerito, la curva del gabán exacta, Exacta. Aquí el amor es cuestión de exactitud. Hay matemáticas. Impensable el tema de los hijos que desayunan y vuelven luego De la escuela, el pijama a rayas, esas madres contentas, los primos, Las tías, los abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, toda la colección De cretinos en “un largo viaje hacia el final de la noche”, oh Céline, Confundidos en un inaudible aplauso que es el de toda la especie. Lo de la simulación es otro tema, todo sería más fácil si fuera posible, De alguna real, definitiva manera, someter al otro. Si nos creyera, si no se retorciera de risa cuando lo dejamos solo, Creyendo que creímos que creía. Porque detrás del ojo brilla Siempre esa luz fatídica, ese jugar a los dados solamente Porque todas sus facetas están en blanco. El amor, esa Cosa, esa porquería que insiste.
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Primer Piso: Elianne McGohan Ella estuvo en Miami Aquella noche inolvidable En que Jim Morrison cerró las puertas Y se subió desnuda al escenario “The old sacred spirit is alive!” “The ancient holy ghost is alive!” Gritaba en brazos de la policía Y se golpeaba el pecho hermoso y bamboleante “Santa, santa, santa” aullaba En vez de “miserere” El borracho panzón desde el micrófono Le arrojó aquel beso Antes de que se la ocultara La Vía Láctea que había bajado hasta el escenario Ella hoy tiene su Ph.D. Y él su Pére Lachaise Ambos enseñan poco pero bueno Tres días a la semana Ella en el salón correctamente iluminado El en el más oscuro rincón del baño público Apenas los separa un muro Y unas pequeñas, eficientes puertas: Es una suerte para todos –ella incluida– que conozcan Tan bien este trabajo Y tengan tantos años en su oficio
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El poeta, narrador, ensayista y dramaturgo argentino Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, Estados Unidos, con sede en la Columbia University; de la World Poets Society (Grecia); de la International Society of Writers (Estados Unidos); del Advisory Board de World Poetry Press (India), Miembro Honorario de la sección argentina del IFLAC (International Forum for a Literature and a Culture of Peace) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de Argentina. Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poetes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Sus 15 libros de poesía, narrativa, ensayo literario y teatro se publicaron en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Uruguay y Venezuela.
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Un nombre trabaja mientras cae la nieve Entre unos cobertizos con pilas de basura en cada puerta Armados de apuro por la fatiga del caballo y del brazo Todavía tres días después de la derrota un ciego canta. De pie sobre una montura que apenas lo eleva del suelo En la pendiente entre los pinos canosos Y el indiferente vociferar de los tendidos que piden Su puchero y su vino y una ramera que vieron Antes de llegar a Quíos un ciego canta Al ritmo de su lira de madera. Sentado en la penumbra su criado deja el ojo asustado Volar por los rostros cuando los alumbra el fuego No lo distrae vigilar las mulas sino el cálculo De la moneda de bronce que el oficial cansado Le dejará en la mano cuando el ciego calle Y él recorra los fogones con el sombrero en la mano Y una sola palabra en la boca: “Caballeros…” Alguien sale de su tienda remendada absorto Camina dos pasos y se queda mirando al ciego Y no ve nada por el peso de una decisión Que le concierne y no ha tomado. Una decisión que nada tiene que ver Con las batallas. Alguien orina y se ríe Contra un árbol. Otro borracho se calza El casco de bayas crines de caballo Aúlla un juramento horrible y se desploma entre los camaradas de corazón fraterno. Alguien busca en la radio no sabe qué ni dónde encontrarlo. Sólo produce una voz multicolor Sin partes pero su afán es largo. El ciego tiene un traje nuevo y una voz ya entonces Ronca donde se quedó el invierno. Hace una pausa Y bebe lo que le alcanza un interesado -el únicoEn volver a escuchar cómo enloquece Ajax O qué suerte le aguarda a Héctor como si el ciego Fuera a cambiar el suceder ficticio Más severo que el otro. Aunque, ¿quién obliga a esa bella palabra caballo A referirse a esa sombra plateada? Entre el sonido y la bestia Algo contento pasa.
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En el derrotado y ruidoso campamento Donde ya las brasas se consumen Las brasas que a lo lejos semejan El dibujo de un archipiélago En los mares oscuros fulgurante Mientras la nieve vuelve Y las otras voces se apagan En murmullos Mientras la nieve vuelve Un ciego canta cerca de su criado Y de sus fardos y nadie En la región sabe su nombre. Un camino insuficiente será posible: Dividir el mundo entre el ciego y alguien. “Canta, odiosa, la cólera de Aquiles. Bueno, desde entonces sólo amo dos cosas: Los enigmas, las paradojas y los juegos de palabras, Donde la palabra cazador aguarda inmemorial El imposible paso de la palabra ciervo Por el laberinto de la palabra diccionario Para manchar de repetidas palabras sangre La palabra verde. Queda claro mortales Que yo no me visto para los otros Sino solamente para mí.” Del poemario: MANHATTAN SONG como adelanto exclusivo para LA AVISPA. Será publicado este año por la editorial Sol Negro, de Lima, Perú
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Poesía
Contra toda horca haciendo su procesión infinita de presencias que se disipan con nombre de Luzbel contra súplicas el dolor contra la mentira recuerdo que retoza de anclas contra el espejo goteando suelo donde repto sin veneno contra el beso equivocado que no llena y el tiempo que me borda maderos contra pechos de fantasmas que hacen cuartel contra lo que no diluye la proyección esquelética mandatos que derraman besos de Judas contra el llamado que solo verifica si tal vez contra la mitad del mareo sin naufragio contra lo que duerme afuera sin enfermería y sin tacto contra la ventana que no deja salvarnos de sol contra la inocencia y su lago de sangre de clavos donde me suspendo de escarmiento y penitencia contra la culpa contra la necesidad de cerrar los párpados y corregir el mundo la estupidez de coleccionarme espectros de los blancos que he decidido negro contra lo que no soy, ni lo que voy a ser ni aquel desamor que desvaina la premura de volverme esperma
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contra toda prisa de abrazos que velen calvarios empujados contra el agua y la poca afición de nadarte contra el retazo de gestos sin método sin políticas correctas contra la bestia que me deja encerrado contra la sonrisa vencida de calles que anuncian rieles contra los nombres donde me acomodo a esperar Nada que no quede nada ni la bronca ni su nido afónico Que suceda naciente el segundo de aire virgen en la boca
Pablo de la Fuente DELAPALABRA Mar del Plata <pablo-delafuente@hotmail.com>
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Ahí donde juego a la rayuela y con mis hermanos nos escapamos al río a embriagarnos de fábulas. Donde a lo lejos diviso todavía al indómito tren de aquella estación.
BANCOS COLOR ÁSPERO Algo más puede haber no solo viento, carros y perros, testigo tardo y pipas de agua. Hormigas buscan lo mismo que yo: tormenta, caos e indecisión. Cómo cae la vida desde una regadera cómo existe la muerte desde un escrito. Esa mañana los perros ladraron más de la cuenta no cruzaron por la calle los autos, la lluvia dio el presente con su brillo sobre el tejado, el gato se animó al fin a entrar por la chimenea, el reloj manifestó la ausencia de pulsos. La soga aferrada al tirante sentenció la escena.
Ahí donde nazco y perezco según otoños que encarcelan octubres, donde la música del viento me recuerda aquellas calles, aquel pueblo. Ahí donde no hay almanaques y conservo aún los ojos tristes de mi perro. Donde el circo luce su carpa reluciente, donde salgo al recreo donde me invaden perfumadas mandarinas. En ese lugar donde tener memoria duele, los muertos parecen latir sin vejez, sin andamios. Donde habitan también tantos desamparos, niños de cartón, mujer desgarrada.
Facundo Leoz DELAPALABRA Mar del Plata facundoleoz@hotmail.com
En ese lugar donde hay un país vencido y mutilado, palomas bombardeadas, clausuradas plazas, iglesias infames. En ese lugar, ahí, en mi paisaje de adentro, mi casa aún es refugio mis manos palabras.
de “Paisaje de adentro”
NOMBRES
Gustavo Tisocco (Capital Federal) http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com
Nombres que cruzan la historia a pie. Se levantan, caen, mueren, y reencarnan. Levantan en trozos el universo. Huyen bajo arcos soleados. Producen miedo. Lavan o traen recuerdos. Se niegan a una frontera de sospechas. Nacen en el centro de la sangre. Los nombres evocan y provienen del fuego.
Naín Serrano (HONDURAS) 11 11 Página
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DE LAS COSAS SENCILLAS Dejo testimonio de las almas sencillas de las cosas que tienen nombre propio de las miradas Todas que han cruzado su espacio hasta mi encuentro. Testimonio de aquello que transcurre sin afanes de historia colectiva Los más grandes poemas que mis ojos retocan con la magia en sostén de las palabras salen de nuestras calles que se visten con su pregón constante Los no vistos por tantos que pierden en su prisa esos momentos mágicos plasmados en los rostros del día que transitan o sólo permanecen subrayando el instante congelado en la cámara fiel de la poesía.
del poemario: “Disfraz de tus secretos”
COMO UNA POMPOSA Y CULTA PORNÓGRAFA
Clara Guillén (Chiapas, MÉXICO)
Como una pomposa y culta pornógrafa ensayabas portes fetiches, existías para ofrecerte como una puta de dolor, te embadurnabas los labios con rouge como una mortífera y ridícula deformación, alterabas el contexto con agudeza divergente despertabas recuerdos táctilmente atroces. Era inofensivo y ornamental zona de marismas en tu memoria determinabas un nuevo firmamento, experimentada espía ibas al núcleo de mis obsesiones y lo dinamitabas, me reducías a presencias geniales atomizándolas con un estado de gracia que nunca voy a abandonar, ser caníbal infame e insufrible de tanto despilfarro de tu ingenio gregario.
Daniel Omar Cignacco danielomardaniel@gmail.com Página12 12
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RESIGNACIÓN
VENTANAS
Las piedras florecen en el campo azul del mar y las gaviotas rozan los girasoles. Las mariposas se arrastran el mundo es cuadrado. Ya nada es lo que es. Un grito ahogado en un charco, un alfiler perdido en el pajonal. La vida transcurre en el carrusel. Aplausos son registrados y las sombras que corren, luego se asoman. Nada es perfecto pues todo es sensible para los ojos. El reloj ya no está oxidado, marca exactamente la hora de llegada y partida. Las agujas se mueven plácidamente.
Había una vez una niña encerrada en sus ojos. Espiaba por la ventana en la habitación más luminosa de su ropa carnal. Ventanas de pestañas atravesadas para cubrir el sueño frustrado. Ojos que se disfrazan asfixian en la memoria resucitarse. La niña enloquece y se contrae acuchilla las paredes hace dibujitos de sangre que juran amor eterno en ceremonia nupcial. Diaria mentira para salvar al ahogado entre ladrillos lagrimales. Se atragantan de abecedarios para poder hablar cuando las palabras son el eco de los ecos más lejanos. Y la niña que puja puja y puja en la pupilas hasta querer parirse muerta.
Edgardo Rodolfo Glavinovich Taller Palabra Clara
“POEMAS REALES” II. Supongo que primero voy a dejarme morir, varias veces; si insiste, voy a terminar muerto de todas formas.
Mariana Garrido DELAPALABRA (Mar del Plata)
VIII. Silencioso, como antes de haber nacido, escribo cartas para el conflicto del alma con el cuerpo. I. Me esquiva el papel como a un luchador sin gracia
Carlos Gagliardo (Argentina) es miembro Fundador del grupo de poetas ABRALAPALABRA POESIA. Editor de la revista virtual www.lavanagloria.com.ar <cgagliardo@hotmail.com> www.carlosgagliardo.8k.com 13 13 Página
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DOLOR
OJOS AL ACECHO Fantasmas, sombras, pasos. Espías de la cerradura Ojos al acecho y mi cabeza en llamas. Días sin luna y sin sol. Puertas bien cerradas
Dolor, corazón, tristeza Mano extendida Mano vacía Tristeza dolor Hablo Callo Grito Susurro Sufro Clamo Ruego Vivo Siento Amargura Tristeza Dolor Mano vacía Amo, vivo Amo, muero Y resucito Amando otra vez Puedo amar y ser amado Aún con las manos vacías
Ellos se esconden tras las persianas. Pasan de un lado a otro, buscan como verme más. Entonces las linternas, que alumbran todo, Menos lo que se ve, lo que veo. Dibujan paisajes de luz sobre mi cuerpo. Piensan que ven y no entran. Yo igual los espero preparado, Agazapado en el mejor rincón, asustado e inmóvil. Empiezo a transpirar y el corazón que se me escapa, Porque cuando lo busco ya no está Y no puedo buscarlo porque se que me vigilan.
Jesús Sartor Taller literario de Arte en Batan unidad 15 arteenbatan@gmail.com Coordina: Osvaldo Pampín osvpampin@ciudad.com.ar
Daniel Longo Taller literario de Arte en Batan unidad 15 arteenbatan@gmail.com
Ellos están siempre en la noche. Apenas si se corren Cuando la pastilla me trae los recuerdos buenos Que los alejan asustados. Entonces, con la primera luz, Descanso en paz y puedo dormirme Tanto, que olvido que estoy despierto, esperando la oscuridad, Para buscar otra vez los ojos que me acechan. Por hoy, estoy intacto y sigo adelante, Otro día sin sangre y sin inocencia. Reanudando caminos de acá abajo o en lo alto. Las puertas siguen cerradas y sigo viendo sin ver. Sigo soñando este sueño que pasa tan rápido Que aún no sé si es mi vida o mi muerte
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LOS DI-AMANTES NO SON ETERNOS Los di-amantes no son eternos. Los bi-amantes no son eternos. Los amantes son eternos? Di. Los amantes no son eternos Eternos los amantes no son. Los eternos amantes son no. Los eternos amantes no son. Los no son eternos amantes eternos amantes son los no. Amantes eternos no son los los eternos no son amantes Son los no amantes eternos Los no son amantes eternos, Los amantes son no eternos. Eternos son los no amantes. No los eternos amantes son Eternos no son los amantes. Los no amantes eternos son. Los amantes no, los eternos son. Los amantes son eternos? ¡Di!
CAMBIO Nadie más podrá ver palabras verdaderas, son islas en deseo insaciable. Quiero recuperar el cetro perdido pero en otra mesa, sin asfixiarme esta vez. Una divina gracia dibuja en el espejo al hombre que tiembla, andrajos de carne. Hay una finitud que ríe muda y ciega, pero transmite qué tanto dolor cierra los ojos. Ya conoces los bordes en sombras, es hora de agigantar al sol y poner al cuerpo su alma; para eso estás, risa natural y fácil, para secar mis lágrimas, para romper de cuajo el ayer y construir, custodiados por ángeles celestes oír sólo el tañir de las campanas. El pasado es solo eso, las manecillas del reloj siguen girando, y ahí está el secreto. con nuestro lenguaje esperántico siento venir el oro del alba, preparo mi corazón para oír las trompetas. Los envidiosos, los arteros, los miserables, allá ellos, la soledad será su río. En la escalera del tiempo no es importante quién la aborda sino quien se queda en el último peldaño.
Andrés Roldán
Carlos Muro
(Mar del Plata)
cedomir2006@hotmail.com (Capital Federal)
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Relatos y cuentos JAMÁS TE QUITES LA VENDA Está acostada en la cama. Tiene los ojos vendados, el tallo de una flor que ella cree que es un rosa, apretado entre los dientes y su cuerpo desnudo que palpita por lo que vendrá. Supone que a su derecha hay una ventana que le traduce el sentir de ciertas ciudades que se extienden afuera. Tiene las manos crispadas sobre el cobertor: puede quitarse la venda pero no lo hace, jamás se atreve. Sabe que él ha llegado porque oye como una puerta se abre y se cierra y porque enseguida presiente que se quita la ropa. Luego lo percibe a su lado; entonces, ella deja que la flor caiga sobre su pecho y se pasa la lengua por los labios y su cadera comienza a contornearse reclamando atención. Pero él se toma su tiempo. Le murmura palabras inconfesables en el oído, la besa apenas, la acaricia recorriéndole la piel en un éxtasis difícil de controlar; la roza, la enaltece y la adora hasta que el deseo de ella se vuelve insoportable: lo siente encima y minutos más tarde adentro y siempre termina agradeciéndole a la vida por haber nacido. Van los dos galopando, trazando la ruta por la cual van a desembocar en la catarata, en la explosión de los sentidos, y luego el derrumbe y enseguida la quietud. El descanso es breve. Tal la costumbre, él se levanta y se viste. La besa antes de irse y le recuerda: — Jamás te quites la venda. Apenas llegada a la confusión de la adolescencia, el ritual de aquella imagen se instaló en las noches turbulentas de su despertar sexual y ya nunca la abandonó. Siempre la misma escena, la llegada del hombre aquel sin rostro, la pasión desencadenada, la venda, la flor y la advertencia. Era una imagen tan real que en un primer momento se asustó; pero después el placer pudo más porque la fidelidad era tan conmovedora que supo que nada malo podía pasarle. El único cambio que se produjo a lo largo de los años fueron los ruidos que llegaban a través de la ventana y el olor del cuerpo de su hombre. Hubo veces que oyó motores de autos y de aviones; en otras ocasiones parecía que algo la había transportado hasta un tiempo impreciso donde las voces eran incomprensibles y el palpitar de la ciudad un tranquilo discurrir de los días. Y su hombre a veces, parecía llegar de trabajar en el campo pero a la vez siguiente su piel despedía olor a hombre y en el otro encuentro era un aroma a perfume caro y moderno. De todas maneras, nada de eso la preocupaba, solo eran inexpresivas inquietudes en el reposo de la satisfacción inaudita. Pero también por esta ceremonia, sufrió: le llevo años compatibilizar aquello que ocurría en algún lugar con su vida de mujer. Los primeros hombres los soportó con los ojos cerrados y con engaños. Después encontró la solución: traía a este lado, momentos, sensaciones, del último encuentro en el otro lado, en la otra habitación donde ella esperaba a su hombre con los ojos vendados, el tallo de la flor entre los dientes y la piel desesperada, anhelante. Entonces, pudo enamorarse, casarse y todas esas cosas. Pudo sobreponerse a la absurda idea de la infidelidad, de los cargos de conciencia no por el hombre que compartiría quizás hasta la muerte su cama, sino por el otro, por el que no conocía. Pero hubo un día en las cosas cambiaron. Había acostado a su hijo, se había lavado los dientes y cepillado el pelo y se había colocado la breve remera que usaba para dormir. Era una noche más de un día cualquiera de semana. Su esposo estaba ya acostado y luego de apagar la luz la buscó con entusiasmo. Ella se entregó mientras escuchaba la tormenta que azotaba la noche y de a poco fue preparándose para rescatar los recuerdos de su otro hombre, del que la hacía verdaderamente feliz. Página16 16
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Tal vez sucedió que los tiempos se trastocaron o que coincidieron. No se sabe. Lo cierto es que apenas cerró los ojos, ella se dio cuenta que algo no andaba bien. Porque no hubo ni invocaciones ni evocaciones. Ella se había ido, estaba otra vez en la pieza de siempre, desnuda, con los ojos vendados y la flor y su hombre que estaba entrando y que comenzaba a sacarse la ropa. Pero esta vez había cierta angustia flotando en el ambiente: por la ventana abierta llegaban gritos desgarradores, disparos, voces de gente que ordenaba, otras que suplicaban. Para ella solo fue un detalle inusual porque su hombre repitió el ritual de siempre y la amó mejor que nunca. Sin embargo, cuando él comenzó a vestirse, ella sintió que el desasosiego, la inquietud, le ordenaban que hiciera algo, pero no sabía que. Sintió que su hombre se agachaba y le decía: —Jamás te quites la venda. Pero la última palabra de la orden se perdió detrás del una ráfaga de disparos que barrieron la habitación y perforaron sin piedad las paredes. Ella no se asustó; con tranquilidad se quitó la venda y se incorporó en la cama. En la ventana su hombre se disponía a saltar hacia la calle. Allí también había comenzado a llover y un relámpago le iluminó el rostro por una fracción de segundo: ella vio, o creyó ver un gesto de reprobación en la mirada, antes que su hombre saltara hacia la calle y desapareciera para siempre jamás. Ella quiso ir tras él pero la detuvo una ventana que se abrió de pronto, una noche fugazmente iluminada, los truenos y un viento impetuoso que tiró un velador al suelo. Su esposo salió de encima de ella maldiciendo a la noche, y no se sorprendió por los repetidos gritos de ella diciendo que por favor no la abandonase, que ella lo único que deseaba era estar con él, que quería más y más. Al otro día, echó a andar por el mundo. Dejó esposo, hijo y seguridades, pero no concibió otra alternativa de vida que salir al encuentro de su hombre. No tenía foto alguna, salvo la imagen de él a punto de saltar por la ventana. Recorrió ciudades y pueblos; también se detuvo en esquinas para ver si pasaba por allí. Por supuesto que no lo encontró. Murió vieja y sola en un hospital público poco después que la imagen de un hombre que ya no se acordaba quien era, se desvaneciera para siempre entre las brumas del olvido.
Marcelo Brignole <sintregua_155@hotmail.com> De Antología de Cuentos Eróticos, Karma Sensual, 2007, España
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BLIND MIND El hombre bajó corriendo las escaleras, arrojó los cuchillos y demás herramientas que había utilizado para desmembrar a su víctima, una mujer de aproximadamente treinta años, yacía desarticulada, metida en varias bolsas, él se disponía a salir a la calle. Para escapar y consumar su acto barbárico debía deshacerse de esos bultos y aquella era una hora apropiada — aun no hay nadie en la calle y todavía no amanece, —pensó la rapidez con que la había seccionado fue asombrosa, la precisión de sus cortes también, lo había hecho sin inmutarse, sin arrepentimiento, como si todo estuviera premeditado, había matado, lo sabía pero nada de eso lo perturbó, solo quería salir lo más rápido de ahí, recordó el nombre de ella, su rostro sonriendo unas horas antes, había sido buena con él, tuvieron sexo, también lo recordaba, no quiso traer a la mente sus gritos, pero fue demasiado tarde ,las suplicas y quejidos empezaron a retumbar en sus oídos, los alaridos se mezclaron con imágenes donde él se veía asestando golpes y puñaladas —todavía estaba viva —recordó nuevamente, supo en ese momento que sus manos tuvieron que acabar con aquella frágil criatura —no moría— la estranguló, hasta el final luchó por seguir viviendo, hasta el último aliento, aun después de muerta se estremecía. Miró alrededor, por un instante se olvidó de todo, de lo que estaba haciendo allí, tuvo la extraña sensación de no ser quien era, eso lo alivió, se puso de pie, se miró las manos , le temblaban todavía, auscultó las bolsas, algo de lo que parecían extremidades se escapaba de ellas; tenía que salir de ahí pero se sentía aletargado, como si el tiempo se hubiera detenido, no escuchaba sonido alguno, no podía pensar, miró por la ventana, la calle estaba vacía, apenas si se lograba ver allá afuera, regresó por las bolsas pero algo lo detuvo, un pequeño cuadro que colgaba de la puerta que daba a la calle, “el Juicio Final de Miguel Ángel”, lo miró por algunos segundos, se acercó para distinguir sus detalles, le llamó la atención los rostros de las personas que se apostaban a la derecha del cuadro, mezcla de pánico y arrepentimiento, eran seres suspendidos en el aire, otros cayendo a una especie de inframundo, se veían como si pidieran a gritos perdón, como si supieran que estaban siendo condenadas. Al centro de la pintura observó una figura de mayor tamaño, una especie de juez con el brazo derecho en alto, como impartiendo justicia, observando hacia abajo sin misericordia a los seres que trataban de huir a la izquierda de aquel dantesco infierno, debajo suyo otro hombre llevando en la mano izquierda lo que parecía su propia piel, en alusión a su muerte, tuvo miedo y arrojó el cuadrito al piso con toda sus fuerzas, fue a lavarse las temblorosas manos manchadas de sangre de la mujer , el alma es lo que hubiera querido lavarse en ese momento, pero no dejaba de imaginarse a él mismo descendiendo por la derecha del cuadro con todos esos cuerpos que parecían flotar en el espacio, víctimas de alguna especie de castigo divino, todos apretujados como los restos de la mujer en las bolsas —al infierno se va por la derecha, —murmuró fueron las primeras palabras que articulaba durante horas, la imagen de la gente descendiendo a la derecha no lo dejaba en paz así que corrió para volver a ver el dibujo, esta vez su vista se fijó en la gente que estaba apostada a la izquierda Página18 18
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—están subiendo— dijo tratando de tranquilizarse y de justificar los actos de su vida, distinguió en el centro a un grupo de seres alados que despertaban a los muertos con sus afiladas trompetas —están saliendo del sepulcro— —es un circulo natural — pensó, —ascienden por la izquierda y descienden por la derecha— volvió para ver las bolsas, un charco de sangre se asomaba debajo de ellas, el hedor que se desprendían desde adentro comenzó a impacientarlo —la carne se descompone rápido —dijo recordando los cuerpos etéreos que se dejaban caer en el extremo derecho del dibujo… El día ya estaba ganando las calles, así que cogió las bolsas y los cuchillos los guardó en sus bolsillos, hizo el ademán de abrir la puerta pero recordó la pintura, dio media vuelta y la recogió del suelo, le sacó los trozos de vidrio que habían quedado adheridos al papel, lo dobló, y salió resuelto; había algo que no entendía —por qué había matado— trató de recordar otra vez el suceso, pero la claridad del día se lo impidió, ahora caminaba expuesto a los ojos de la gente, reía como un loco, loco estaba y ya nada le importó, quería volver a matar, hombre, mujer, niño, torturarlos, seccionar sus extremidades. Se sintió poderoso, indestructible, recordó la figura que tenía entre sus manos, la extendió con la certeza de saber que esta vez nada lo intimidaría, miró largo rato la parte inferior derecha del dibujo mientras caminaba, seres alejándose sobre una precaria barca, sus horrorizados rostros no hacían más que confirmar el fantasmal destino que les tocaría sufrir a sus tripulantes, creyó escuchar los plañideros gritos de terror desde el papel; pudo entender de golpe, como una revelación, que las ánimas no estaban siguiendo un círculo, no era el tránsito que imaginaba de la vida hacia la muerte, sino mas bien una visión apocalíptica del juicio final, una horrenda representación de la comparecencia de millones de almas ante la segunda venida de cristo, tuvo miedo y arrojó la imagen dentro uno de los bolsos donde se encontraban la cabeza y las piernas de la mujer, al ver la mezcla de huesos sangre y músculos desgarrados recordó a las ánimas sufriendo a la derecha del papel, sus ojos se encontraron con los de ella, una extraña mueca dibujó su rostro, caminó raudo presa del espanto, intentando perderse en el bullicio y la multitud que lentamente ocupaban la avenida, aparentando ser un hombre común dentro de una ciudad de locos….
Raúl Ignacio Heraud Alcazar (PERÚ) raulheraud@hotmail.com http://blog.iespana.es/raulheraud http://raulheraud.blogspot.com
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Alguien ha muerto en Utopía … y un grito de júbilo rasgó la sofocante tarde. Alguien que no pudo distinguir salió corriendo de la choza del enfermo agitando los brazos como un pájaro; reía y llamaba a los demás con ademanes apremiantes. Poco a poco los moradores se fueron congregando. Algunos traían verduras, otros pollos y lechones, aquellos cántaros de vino y agua. Sonaba alegre el ritmo de acompasados tambores y hasta había quienes soltaban al aire dulces y armoniosos cánticos de los antepasados. La fiesta había comenzado ya cuando aparecieron los familiares del campo, y el gozo fue aún mayor al ver entre estos a dos de los hijos del difunto que intercambiaban felices saludos con parientes y pobladores. Y en sus rostros emocionados Rafael no pudo apreciar rastro alguno de angustia o melancolía. Más aún, nunca había visto a ser humano más satisfecho y radiante, ni almas tan luminosas como aquellas. La tarde dio paso a la noche en una agonía tibia y naranja. Los cánticos cesaron, acallaron los tambores. La isla enmudeció. Algunos entraron a la choza y cargaron el cadáver en una parihuela hecha de caña. Detrás de ellos la familia, luego el pueblo todo en reverente gesto. Diego Orcoyen - (Capital Federal) Silencio de palmeras. <dorcoyen@hotmail.com> Oscura oscuridad salpicada en fulgentes claridades. Noche de antiguos espíritus. Rafael siguió al cortejo de cerca. El paso era lento, solemne, silente, respetuoso. Y si bien nadie sonreía ya, aquellos corazones se encaminaban serenos por el angosto sendero que conducía a las blancas playas del oriente. La noche era tibia y quieta, aunque al acercarse cada vez más a la costa Rafael podía sentir la fresca brisa del mar repleta de sal. Pudo verlos realmente cuando el retraso de unos cincuenta metros le dio la reveladora perspectiva de la lejanía; familias aquí y allá, niños, ancianos, jóvenes y adultos con sus torsos desnudos deslizándose con parsimonia entre un mundo de palmeras y arbustos; y en sus manos antorchas; y entre ellos un cadáver; y luego eran tan sólo diminutas luces moviéndose en una perdida isla oculta de mar, un trozo de tierra salpicado de milenarias olas transparentes… Se comprendió lejano, se supo feliz… con más fuerza, más joven, casi un niño, leyó en su alma más claramente… noche, mar, arenas blancas… Miles de kilómetros lo separaban de los suyos y aún así aquella aparente sensación de desamparo lo engrandecía, lo hacía único… El cuerpo había sido puesto sobre una balsa construida con troncos y junco. Primero los niños, luego las mujeres y ancianos acercaban hasta la balsa flores rojas y celestes… Algunos entonaban susurrantes melodías, otros elevaban plegarias al cielo o al mar, los más permanecían en silencio mirando la balsa. Se colocaron cuatro antorchas amarradas a los extremos de la embarcación y se la llevó hasta la orilla. Demoraron apenas instantes de miradas y labios de invocaciones, de brazos de cielo y corazones de mar… Recias manos aferradas al tronco la despidieron en leve impulso y la balsa ya se alejaba adormecida en el arrullo del océano hacia la profundidad de la noche… Entonces guardaban ya todo expectante y respetuoso silencio. Y cuando la balsa fue tan sólo un punto en lontananza, cuando la embarcación se hizo toda de noche y mar, el extraño cortejo se alejó perdiéndose entre la selva. Rafael los vio alejarse en silencio y tranquilidad. Caminó unos pasos. Sus pies se hicieron de agua. Quiso sentarse sobre una piedra pero no lo hizo. Allí se quedó, sólo él, con sus ojos llenos de océano mirando las funámbulas luminarias del firmamento infinito encendiéndose en blancos y plateados de imposible color. Sólo él ante la inmensidad incomprensible, tan sólo un punto saboreando el absoluto, un alma desnuda de tiempo ante el reflejo sin mácula del eterno Hacedor… Página20 20
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La palabra Trabajo en un negocio de informática, en las oficinas. Soy excesivamente tímido, y el trabajo de cara al público no me favorecía precisamente. Me esforzaba, claro, y salía del paso lo mejor que podía. Sin embargo, ya pasados los treinta años, mi vida aparecía no ya como algo cultivable, que había que cuidar y hacer crecer, sino como un campo fructificado en su plenitud, para mal o para bien. Y yo, no podía evitarlo, pensaba que el asunto era para mal. Empecé a pensar cosas sobre mi pasado, sobre mi niñez, mi adolescencia. Antes de estudiar Empresariales, me gustaba mucho leer. En los años tormentosos de la adolescencia, cuando me veía en dificultades con la gente, en esa incapacidad de la expresión, me refugiaba en los libros. Y pensando en este pasado, por las mañanas, bien temprano y antes de ir al trabajo, me asaltaban en el entresueño palabras. Palabras, palabras y palabras. Frases inconexas, cuyo significado no alcanzaba a entender. Pero este hecho me dejaba pensando el resto del día. Había algo en ello, había algo escondido en estos sueños. Y un día, recordando la enciclopedia que me había regalado mi padre cuando niño, escribí en el escritorio de mi despacho, viendo todavía la foto enciclopédica de las ruinas del Partenón: Grecia. Lo escribí con una letra que yo me desconocía: suelta, calmada, casi estética. Y, por demás, sentí algo físico; sentí que todo mi ser salía de mi mente y se estampaba en el papel. Ahí, me di cuenta, estaba yo. Ahí estaban las palabras, palabras y palabras. A medida que pasaba el tiempo, cada vez llenaba más y más papeles con palabras sueltas, y los sueños inconexos fueron remitiendo; como si el mundo onírico, en virtud de mi búsqueda, fuera trasladándose a la realidad. Escribir las palabras me gustaba cada vez más, y sentía un gozo y un placer, lo he dicho, corporal. Como el amor o el sexo. La sangre fluía tranquilamente por mis venas, ante las tensiones de la oficina. Como soy soltero, y por ende tengo ahorros, no me costó mucho tomarme unas vacaciones; la excusa que di ante mis superiores fue tan ridícula que de inmediato caí en la cuenta de que me había puesto al borde del despido. No me importó. Entonces empecé a irme por los bares, por los piringundines de Buenos Aires y las afueras; y en las servilletas, o en papeles ajados que yo traía para mis excéntricos propósitos, escribía mis palabras. Y del goce, del placer, pasé a una ambición más espiritual, intangible, psicológica: deseaba ser feliz, porque, me di cuenta de ello, nunca lo había sido. Tuve que decirme para mis adentros: en el mundo ha de haber alguna palabra que puede hacer feliz a un hombre, así como para el matemático existe el número mágico de la fórmula. Dominado por este pensamiento, mis siguientes días transcurrieron en un afán especulativo, entusiasta e indomable. Cualquiera podría pensar que yo había perdido mi centro y la razón, y tal vez sea ello cierto. Pero a mí me encantaba y me colmaba mi falta de sensatez. Yo era dichoso con esa especie de bohemia verbal que me había asaltado. Sentía, en los bares, en los diversos lugares donde escondía más o menos a mi inquisición, que el resto del universo estaba compuesto de pobres tipos; diablos que no tenían más diversión que la obtención del dinero, mientras que yo, anteriormente férreo materialista, ahora me veía abocado a una búsqueda espiritual, y, según iba viendo, por demás exitosa. Pero la palabra, sin embargo, no terminaba de dar conmigo. Probé, pues, con cosas relacionadas con la primera que se me había revelado: mármol, Partenón, helenos, filosofía, Aristóteles… Luego, más pragmático, en cosas tendentes al orden del placer físico: sexo, mujeres, cuerpos, erotismo… Finalmente, en conceptos abstractos y muy enaltecedores, pero también más alejados y ajenos a mis sentimientos verdaderos: paz, alegría, bondad, filantropía, amor… Al paso de los días, llegando al primer mes de mi extraña, de mi esotérica búsqueda, me di cuenta de que no alcanzaba a llegar con la palabra exacta, dichosa y feliz. Pero una noche, estando en el café de una
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estación de servicio, y habiendo ya sacado mi hoja en blanco, pensando en qué palabra probar y profesar esa noche, llegó un grupo de adolescentes a sentarse en una de las mesas vecinas, con gaseosas y jugos. Entonces me concentré en ellos; me distraje, así, un poco de mi asunto. Eran casi convencionalmente jocosos. Tenían, también para no ser menos evidentes, la vida por delante. Eran lugares comunes que me inspiraban esos muchachos, pero la cosa no resultaba por ello menos cierta. Bromeaban, se querían, se enojaban... Vivían. Como yo, cuando tenía su edad, cuando no era capaz de expresar mi dicha. Cuando tampoco tenía La Palabra. Y ahí fue cuando terminé mi búsqueda. Bueno, creo que hay gente capaz de escribir en una hoja en blanco algo de la filosofía de Nietzsche o las ideas de Marx o la fórmula de la bomba de Hiroshima. En cuanto a la palabra que pueda hacer feliz a un hombre, yo siempre tengo a la vista esa hoja en blanco: como ese mito de la Torre de Babel que confundió a la soberbia de los hombres…
Daniel Gómez (Gijón. ESPAÑA) - arboces@yahoo.com.ar
Era una mujer Era una mujer que eclipsaba con sus embrujos a los hombres propios, a los ajenos y a los indocumentados también. Los conquistaba sin disimulo pero sin conciencia, los trastornaba, les hacía perder el orgullo, la razón y un par de prejuicios y luego se alejaba despacio, más despacio de lo que ella desearía pero tanto como ellos se lo permitían. Era ocurrente hasta límites no conocidos. Poseía ese extraño don de saber reírse de ella misma tanto como de los que la rodeaban. Más de una vez, uno se encontraba riéndose solo de algunas de sus ocurrencias y ese era uno de sus mayores hechizos, de cada diez pensamientos que llevaban su nombre, nueve te acercaban una sonrisa. Cuando decidía abrirte su refugio que tenía forma de cajita de música, encontraba la forma de llenarte el alma con sus cafés con leche, sus acolchados esponjosos como bizcochuelos y sus comidas improvisadas. Muchas veces su mundo interior era tan intenso que parecía distante, lejana, aun más cuando hablaba por teléfono, esas veces que su voz ronca parecía llegar desde una dimensión desconocida; en esas ocasiones siempre se la podía encontrar o semidormida, o con un pie en el umbral de su casa o sumamente ocupada elaborando algún deseo con arcilla. Carecía de sutilezas a la hora de cantarte las verdades, por más que lo intentara, no encontraba forma de disimular que estaba muy segura de cada una de sus opiniones. Tan segura como se la veía andando por la vida en sus eternas Converse blancas. Quizás tanto empeño por curar almas vírgenes habían logrado endurecerla ante las cuestiones de la vida que afectaban a los que si suponía debían saber defenderse por sí mismos. Me descubrí en varias oportunidades intentando construir una imagen de ese territorio desconocido que es el universo laboral del otro, y siempre la veía rodeada de niños jugando como uno más de ellos, costaba imaginársela impartiendo orden o poniendo límites; esos mismos chicos especiales que tan bien la definían en su profesión como una maestra “especial”. Como siempre existen excepciones a las máximas y en este caso el hábito sí hacía al monje, aunque el hábito tuviera un delantal azul y escocés, alitas de mariposa, una falda rosa de tul y una coronita de estrellas.
Maria Inés Freijo - <mariainesfreijo@hotmail.com> Página22 22
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DOSSIER ESPECIAL VENEZUELA
BLANDOS CIELOS MERIDEÑOS
Corresponsal en Venezuela R. Irribarren
A los 54 años, nunca había salido de mi provincia natal: Buenos Aires, ubicada al oeste de la República Argentina. A esa edad ostentaba tres separaciones, un estrés crónico en su faz aguda y una situación de opresión económica y laboral. Fue entonces cuando decidí trasladarme a Venezuela, así, súbitamente como un relámpago en medio de un cielo límpido. En algún momento aprendí que cuando la vida declina, necesita de un buen empujón. Me había desempeñado durante treinta años en el Tribunal de Menores de la ciudad de Mar del Plata: violaciones, abusos, de niños, situaciones aberrantes; informante científico del juez, consejero de las acciones a tomar... Todo encuadrado en un sistema perverso donde la miseria y la iniquidad aumentaban con el paso del tiempo. Escribir fue siempre mi territorio: el lugar donde el sol salía límpido en medio de la negrura que me rodeaba. Decidí viajar atraído por una mujer (El eterno femenino, mis amigos; cuando analicéis las locuras de un hombre... cherchez la femme) y mi resolución produjo una especie de huracán. Días antes de mi partida, una amiga me reprochaba destilando rabia: ¡Te vas por una vagina...! y yo alegaba que no era sólo un jugoso y ondeante genital femenino, sino la realización de un proyecto vital... pero mi amiga no se convencía y luego de varios sorbos furiosos a su mate, repetía: ¡No es otra cosa que una vagina! ¡Dejás todo por una vagina...!. Esa actitud definía el clima emocional que me rodeaba antes del gran alejamiento. Mientras volaba en el largo viaje de avión, recordé el texto de mi amigo, el excelente escritor y periodista Javier Maskin (fallecido, en noviembre de 2003): En las escuelas explican que un río es el límite separa un país del otro, pero quienes viven en las riberas, enseñan a sus hijos que el río los une. No llegaba a un país extraño; siempre había creído que los Americanos del Sur pertenecemos a una gran nación que es el continente. Ahora lo comprobaba
Invitado en principio por la Universidad de Los Andes a dar una conferencia sobre Literatura e Internet, me quedé en la hermosa Mérida: yo la conocía desde hacía diez años, por mis vínculos a través de la red; hasta estaba informado sobre detalles de la picaresca doméstica: en la zona conocida como Los Chorros de Milla, hay una plaza en la cual se encuentran cuatro enormes esferas de piedra. En el centro de las mismas, sobre una tarima, campea la estatua de Sucre, el lugarteniente de Bolívar: Siguiendo la moda del siglo XIX entre los militares, el héroe muestra un apretado pantalón que deja ver el bulto en su entrepierna. Es así que el ingenio popular bautizó al lugar La plaza de las seis bolas, contabilizando las cuatro mencionadas... y las de la estatua. Hay quienes dicen que si Sucre hubiera estado en su cabalgadura, se habría llamado La Plaza de las ocho bolas... Curiosamente, muy cerca de ese lugar resido en la actualidad. La Mérida venezolana está rodeada por montañas: Tulio Febres Cordero, genial escritor merideño del siglo XIX, las describe como Las Cinco Águilas Blancas, y de hecho hay una escultura conmemorativa de las mismas en una de las entradas a la ciudad. Las enormes moles de las sierras, forman un estrecho y monumental cinturón. La ciencia médica aconseja a los habitantes que una vez al año tomen vacaciones en lugares alejados; de preferencia en la llanura o a orillas del mar, para evitar la sensación de Encierro Cósmico. Sin embargo, las sierras me brindaron (y me brindan) una intensa sensación de seguridad, como si me rodeara un escudo cálido y protector. Los hechos se precipitaron durante los primeros meses de mi estadía: por un lado, en Argentina, al cumplirse el plazo de mi licencia y no presentarme, envié una renuncia que se perdió en las entretelas de la burocracia, y, siguiendo la ley de causa y efecto, me botaron del trabajo. Simultáneamente tomé conocimiento de la parábola de la vaca que circula por estos sitios: Un maestro y un discípulo que transitaban por un camino, tropezaron de pronto
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con una familia muy pobre, rozando lo miserable. Pidieron permiso, entraron a la casa e indagaron sobre los medios de vida de la gente. El jefe contestó que disponían de una vaca que les brindaba leche, alimentos básicos y les permitía sobrevivir. Al salir, ambos se encontraron con la vaca. Estaban solos, y el maestro ordenó con energía al discípulo que arrojara el animal a un precipicio. Luego de protestas y en medio de un gran remordimiento, el joven obedeció. Con los años, el discípulo convertido en monje budista, volvió al lugar y descubrió una rica casa y una hermosa familia. Al presentarse, advirtió que eran los mismos que había conocido con su maestro. Al indagarlos nuevamente sobre sus medios de vida, contestaron disponíamos de una vaca que un día desapareció y entonces tuvimos que recurrir a nuestro ingenio para vivir. Como usted verá, nos fue muy bien... En resumen: yo acababa de arrojar mi vaca al precipicio Poco después se produjo una importante crisis con mi pareja; me alejé intempestivamente de su casa, y me encontré en las calles soleadas de Mérida, sin trabajo y sin vivienda. Algunos escritores amigos que conociera a mi llegada, me ayudaron generosamente. Entonces entendí en carne propia el sentido profundo de una de las tantas leyendas merideñas: En las sierras que se ven al sur, se percibe la silueta de un guerrero indio acostado, en posición de reposo: del mismo modo, hacia el norte, se advierte una figura femenina en la misma postura. Se dice que son dos amantes dormidos, y cuando despierten y decidan marchar el uno hacia el otro, Mérida desaparecerá por el tremendo temblor de tierra derivado del encuentro amoroso y apocalíptico. Aquellos días, noche tras noche, ambos aborígenes morenos, desnudos, caminaban en mis sueños y yo despertaba traspirando mientras ellos se disolvían en uno de sus orgasmos rocosos y oníricos con sabor a tierra. Conocí entonces a Nilda, una de mis grandes amigas. Dueña de un restaurante, me acogió a fin de realizar diversas tareas que iban desde lavar la vajilla hasta preparar platos locales. Aprendí a pelar el guanábano, la parchita, la guayaba y otras frutas tropicales que son desconocidas en Argentina. También me introdujo en los misterios de la mítica arepa sobre la que había escuchado hablar mucho en mi
patria. Nilda, la Guerrera de las carnes (Así es conocida en la ciudad de Barquisimeto donde fue dueña de un importante frigorífico), mujer firme ante todo y siempre en actitud marcial; fue por eso que un día en que el restaurante estaba atestado, me asombró encontrarla llorando. —¿Qué te ocurre, Nilda? —Se acabó la ensalada y vienen más clientes... Con una actitud de cierta ligereza adolescente que me acompañaba en esos días, me quité el mandil e improvisé un poema que leí frente a los sorprendidos comensales. Al terminar, discutieron entre ellos, algunos me aplaudieron y tuve que improvisar otro. En tanto, Nilda y sus ayudantes preparaban abundante ensalada y los clientes no advertían el retraso. A partir de allí, el lugar se destacó por el servicio de poesía por encargo: poemas de amor la mayoría: a la madre, al padre, a la familia...Descubrí que el estómago y la lírica unen a los pueblos. Como dice Rodin: entre el arte y la vida, escojo la vida, pero si ambos pueden trabajar en colaboración, es lo ideal. Nada de esto se entiende sin el particular aroma de Mérida; sin esa hermosa niebla que baja desde las cumbres nevadas; sin el frío cortante del Páramo, situado a una hora de la ciudad. Andrés Bello, poeta del Siglo XIX escribió un hermoso poema: La loca Luz Caraballo, que se refiere a una pobre mujer, residente del páramo, que perdió a todos sus hijos y enloqueció. Esta figura tiene un colosal monumento en la zona de Apartaderos; allí, por una cifra módica, cantidad de niños ofrecen recitar los versos ya clásicos en la zona. Tampoco se entiende esta travesía sin la música: hermosísimas melodías venezolanas de María Teresa Chacín, Gualberto Ibarreto; Reynaldo Armas... En fin: acordemos que las historias no terminan, pero en algún momento hay que ponerle algo que se parezca a un fin. En mi caso, como en Argentina me había formado en Medicina Tradicional China, recurrí a un centro de Terapias Alternativas. Allí fui recibido por una hermosa colombiana que luego sería mi esposa. Uno de los lugares cercanos a la ciudad es el Parque Nacional Sierra Nevada, en especial la zona de Lamucuy, donde uno puede escoger su propio paraíso; en mi caso solemos ir con mi compañera a esa zona y en uno de los altos del río nos bañamos
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desnudos en las frías aguas que bajan de la sierra Vine a Venezuela buscando paz: durante largos años fui el personaje de una novela llena de zozobras, y cuando esto empezó dejé de escribir narrativa: nadie puede ser creador y personaje a la vez. Erich María Remarke, el autor de Sin novedad en el frente, cuenta que luego de la guerra, cuya experiencia terrible lo llevó a escribir esa obra genial, tuvo que recuperarse de una Psicosis en una clínica cuyos jardines estaban llenos de mariposas. Ese fue el marco para componer la cruda novela que lo haría famoso. Un periodista le preguntó: ¿Qué escribía cuando estaba en el frente? y el escritor contestó: Bajo la metralla, escribía poemas sobre las mari-
posas... ¿Qué más puedo decir? El camino hacia la felicidad pasa entre otras cosas por quitarse de encima todos los fardos que la sociedad ha acumulado y lograr la libertad plena: ese vértigo jubiloso de unirse al mundo sin ataduras, ese gozar de las pequeñas cosas con el espíritu de recién nacidos sin importar cuál sea nuestra edad.
Ricardo Iribarren (Gocho Versolari) Mérida, 3 de enero de 2005 gocho123@gmail.com
DON RODRIGO MARTÍNEZ ANDRADE Nace en Caracas - 1977 y vive en la Ciudad de los Caballeros hasta hoy. Es un personaje merideño de inspiración trans-contextual, que ha sembrado sus experiencias e inspiraciones de caminante cre-activo en España, Finlandia, Suecia y Estados Unidos. Estudió en Barcelona – España como becario de la Fundación Carolina, dos maestrías, una en Gerencia del Ocio y otra en Gerencia Empresarial; es Especialista en Gestión, Diplomado en Creatividad y Liderazgo, Licenciado en Administración y T.S.U en Turismo. Don Rodrigo es poeta y ha participado en varias revistas e instituciones como Solar, Aleph, La H parlante, el Diario Frontera y la Sociedad de Escritores de Mérida entre otras; publicó con Ediciones Parayma, su primer poemario “Quibario” en el 2001; en el área de Estética ha realizado ensayos sobre Estética y Erotismo: “La Vulva como Metáfora” y “La Masturbación como una Experien-
cia Estética… Hermenéutica del Sujeto para el Cuidado de sí”. Ahora espera su segunda publicación “Dalíndromos”, un poemario de 113 meta-poemas, como un estudio de inspiración surrealista creado en torno a sus reflexiones poli-versales de la vida, obra y pensamiento de Salvador Dalí. Don es un personaje ecléctico, emprendedor y polifacético, conocido como orador, investigador, facilitador y motivador en las áreas de Creatividad, Liderazgo, Gerencia, Turismo y Autoconocimiento. Actualmente Don Rodrigo se desempeña como Facilitador e Investigador del Diplomado Internacional en Creatividad y Liderazgo. Actualmente realiza estudios doctorales en paralelo en el Doctorado de Filosofía de la Universidad de Los Andes y en el Doctorado en Educación de Universidad Interamericana de Educación a Distancia de Panamá, de la cual es becario.
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EROS Y TANATOS Auscultándote Te oigo vida y se mezcla mi cuerpo con tu ruido. Despeino mi sombra que se ríe de ti. Mezclaste tus ecos con el miedo y brotas del baúl de mis labios de donde cuelgas. Tus flores no se marchitan. Hoy tampoco llueves. Te oigo vida y no me encuentro. Vamos justo al esqueleto. Antes oí la muerte, me conducía hacia ti en busca de pieles. Para qué el camino sin desgastar mis huellas. Siento y presiento, no hay otra. Sólo el transcurrir entremezclado. Tanacidio Hace un siglo sepultaron a la muerte, se había cansado de morir, se enterró viva… su urna era de acero con cuatro cerrojos. El tiempo dejó de transcurrir, pues sin la muerte andando, se perdió el sentido. Millones de hiperviejos pudren las ciudades, la humanidad es una sola arruga. Ahora asesinamos a los jóvenes, arrebatamos sus órganos y abandonamos sus restos vivos en islas del Pacífico. Alemania y Japón pagan mejor los transplantes. La gente no tiene edad, las religiones quebraron, incluso desapareció el concepto de guerra. ¡Qué fastidio la eternidad!
ESTERTOR a Baba Me ahorco con los oídos sucios. Bebo ideas que me torturan por tu rocío caliente. RASTREO
Con una vela en mis hombros samba mi eutanasia.
No soy mi difunto. Mi yo fallecido.
Azotada imagen. Arco y lápida.
Adán o Eva ¿Quién concibió la muerte? Los Dioses extintos ¿Tienen cripta?
Inhumas el Támesis. De rodillas me incinero.
A quién le atañe el olvido. Mérida, 1998 Mantova, 2001 Página26 26
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WAFI SALIH
5. Al amanecer Sacudo las sabanas Borro la noche
A LOS PIES DE LA NOCHE 1.
Muere un día El poeta lo recoge En un papel.
6. Hojas y bruma en la mejilla del mendigo ángeles en la sombra
2. Sobre el almendro el almendro, uno solo con su sombra
7. Flor y lluvia Un libro de cuentos En mi ventana
3. Rostro de sol El amante en la noche Extasiado.
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8. Entre la escarcha un perro ladra sin más dueño que la noche
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Entrevista a Carlos Lázaro, escritor venezolano, autor de “La Hermandad del Pez – Biografía secreta de Jesús de Nazaret” por Ricardo Iribarren “Caballo de Troya” de J.J. Benítez, o “El Código Da Vinci” de Dan Brown han sido y son éxitos de librería. Más allá de la moda y aún del valor literario de esas obras, en la elección del público hay un deseo profundo de encontrar una nueva figura de Jesús. Sin duda ha sido el fundador de una de las religiones más importantes de Occidente, pero existe la necesidad de encontrarlo en la vida de cada uno, de lograr con él una identificación que rara vez se encuentra en las religiones convencionales. En Venezuela, desde hace un par de meses, circula secretamente la novela del venezolano Carlos Lázaro “La hermandad del pez”, biografía secreta de Jesús de Nazaret. Se recibe gratuitamente por Internet y se trata de una versión novedosa e inesperada de la vida de uno de los colosos de la religión. Viajes por Oriente y por la Tierra Santa, permiten suponer en el autor fuentes inéditas y hasta ahora desconocidas. En ellas, Carlos Lázaro ha abrevado para escribir un trabajo profundo y a la vez muy atractivo; un Jesús cuyas plantas tienen ojos que le permiten vincularse a lo profundo de la tierra; un Cristo hondamente humano que, como todos busca desesperadamente su felicidad. Los hechos contenidos en los Evangelios toman una dimensión inesperada, a veces fantástica y siempre relacionada con una realidad más profunda que se encuentra debajo de lo cotidiano. Lo que postula Lázaro es que quien desee acercarse a Jesucristo, debe realizar su propia síntesis, su propia historia sagrada y su novela pretende ser una guía en este proceso. En abril pasado, lo entrevistamos en su casa de Caracas. CL: La publicación de una novela consiste en enviar a un circuito comercial una obra que puede ser buena, mediocre o mala; que puede tener un
éxito fulgurante para luego desaparecer; que en todo caso se limita a entrar o salir del círculo de los bienes de consumo. A diferencia de este proceso, en un principio las novelas tenían un sentido iniciático, es decir un largo texto era escrita para
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una persona: allí se describía un viaje, una aventura que sólo tenía sentido simbólico en su caso particular. En cuanto al Cristianismo, lo iniciático se prolonga hasta el siglo IV cuando para recibir la eucaristía por primera vez, se consideraba imprescindible que quienes estuvieran presentes hubieran sido bautizados y hubieran completado el ritual. RI: Su novela ¿Es iniciática? CL Hay algo que quiero aclarar: una iniciación no se puede obtener por la simple lectura de un libro: ni aún cuando se trate de un texto muy elevado. Si se selecciona un grupo de personas para difundirla es porque se trata de que participen en un debate acerca de la novela. Creo que ninguna obra debe ser algo terminado, sino que se debe completar en un diálogo con el lector. El circuito comercial lo que hace es arrinconar, fijar una obra. Los lectores podrán establecer hipótesis, conversar entre ellos, pero nunca tener la visión del autor. En la antigüedad, los libros no tenían sentido si no era con esa relación dialogal. RI: Si está de acuerdo en la difusión no comercial de su novela, es de suponer que la misma no será publicada… CL No lo pienso así. Puede ser publicada siempre que se respete lo anterior, es decir la relación viva con el lector… RI Eligió a Cristo como tema de su novela. ¿Se puede saber por qué? CL En toda sociedad, en toda cultura, hay un mito fundacional, es decir aquel que da un sentido total a ese grupo humano. El relato evangélico que llega hasta nuestros días cumple ese requisito. Toda la cultura occidental está teñida de cristianismo; hasta la postura que parece más crudamente científica. En la década del sesenta los hombres se plantearon seriamente cambiar el mundo, pero a nadie se le ocurrió cambiar los mitos fundacionales. En mi novela, apunto a eso, si no cambiarlo, al menos reformularlo. Una transformación de esta naturaleza no puede ser obra de una sola persona, sino de varias generaciones. RI ¿Piensa cambiar el mundo a través de una novela? CL En primer lugar, Jesucristo en “La Hermandad del Pez”, antes de ser hijo de los cielos es hijo de la tierra, personificada por una anciana que
permanece joven gran parte del año; por otro lado, retomo una leyenda medieval que se relaciona con el unicornio: se dice que para cazarlo, se utilizaba una doncella que se acercaba a la bestia y lo tocaba; apenas lo hacía, el animal caía en el mundo de los sentidos y los hombres llegaban con lanzas y cuerdas para apresarlo. Así se inicia la novela y un personaje afirma en un pasaje que “Cuando el hombre se enamora es cuando empieza a morir…” RI: Según su postura, el amor fue la causa de la muerte de Jesucristo... CL Es más complicado que eso. El personaje en la novela se rebela contra la muerte en la cruz, que es anticipada en muchos pasajes. RI ¿Hay fecha de publicación? CL Estoy estudiando varias propuestas de algunas editoriales, pero con tiempo. A pesar de que en estas condiciones la novela no es redituable: cantidad de lectores la conocerán por haberla bajado de Internet cuando salga publicada, creo que es fecunda esta difusión; las sugerencias de los lectores enriquecen el texto; es construida en el diálogo. RI ¿Hubo algún pronunciamiento de la iglesia? CL No oficial. Muchos de quienes la reciben por Internet son católicos y su lectura ha producido un interesante debate acerca del dogma. Respetando la base histórica, hay un libre trabajo de la imaginación y de cierta información oculta o secreta. RI Se comenta que usted ha tenido acceso a fuentes sobre la vida de Cristo que no son las convencionales. CL En parte sí, pero cuando utilizo la palabra secreto es en el sentido originario que se vincula con sagrado. Hay algo profundamente sagrado en la vida de Jesucristo y esto excluye cualquier profanación, en el sentido de difundir aspectos impropios. RI Finalmente, señor Lázaro, ¿cómo podría hacer un lector para obtener la novela por Internet? CL Enviando un mail a: la_hermandad_del_pez@hotmail.com y poniendo en el Asunto la palabra NOVELA.
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Humor Sólo los locos hablan solos y dicen siempre la verdad Una historia a favor de la Trinidad (sin Tobago) «Chesterton hace una bella interpretación cuando dice que ese momento en que Cristo pregunta, en la cruz, Padre, ¿por qué me has abandonado?, es el momento catastrófico en que Dios mismo es ateo.» Entrevista a Slavoj Zizek (Eslovenia) revista Ñ - Argentina. [Allí el crucificado es ateo de sí mismo, de la Trinidad (o la Binidad). Pero sigue creyendo en Dios Padre. Comentarios de este Narrador Omnisciente, nunca menos omnisciente ya que su relato abarca a Dios mismo, o a los dos dioses, o a los tres. Aprovecha el autor estos tiempos en donde sus escritos (y menos él mismo) no van a ir a parar a la hoguera.]
En la colina del Gólgota tres crucificados están muriendo. Dimas, Gestas y Jesús. El último de ellos abre los ojos entrecerrados por gruesas gotas de sangre que le cayeron desde donde se hunde la corona de espinas. El Salvador parece dudar, quiere salvarse y de esta forma dejar de salvarnos. Y grita hacia el cielo estas palabras que yo, narrador omnisciente, traduzco del arameo: —¡Yo mismo! —mientras otro crucificado lo mira con asombro— ¿Por qué me he abandonado?
Gustavo Olaiz gsolaiz@gmail.com DELAPALABRA (Mar del Plata) CILENCIO: Trabajé en demasiados lados, los editores no tienen criterio... Hasta hoy, publiqué, entre otros, en las revistas Gente, Rico tipo, El gráfico, Humor Registrado, Avivato, Tía Vicenta, Satiricón, Goles, Radiolandia 2000, Playboy –argentina y española–, Anteojito y Antifaz, Billiken, y en los diarios El mundo, La Prensa, Diario Popular, Crónica, Gazeta y muchos otros del interior de Argentina, El Día, de Montevideo, y en diarios y revistas de Europa, como El Batracio Amarillo y La Kodorniz. Gané la medalla de oro en el Salón de Dibujantes de la Argentina en 1956 y el primer premio en Trento, en 1990. Realicé muchísimas muestras colectivas, y dos individuales, en Santa Fe y en Fancomix. Además de participar en muchí-
simos salones internacionales de todo el planeta y sus alrededores. Soy antes que nada humorista, por vocación filosófica, y porque no se hacer otra maldita cosa, que dibujar y escribir, sobre todo humor, parte de hacerlo por radio, cuando me dejan. También para desgracia de muchos ingenuos, enseño dibujo, en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro y en la Casa de la Cultura de Ramos Mejía y en escuelas particulares. cilencio@speedy.com.ar
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Reglas de la organización del flaco cobardía para hacer maldades Regla 2: Non fumarun largum vivirum. Regla 3: Proscribir el Rock and Roll en sus causas y efectos. La música consta de dos partes: melodía, armonía y ritmo. El Rock es música invertida se le da el primer lugar al ritmo, no tiene armonía y muy poca melodía. Regla 11: Tener como billete de la suerte uno de 5 dólares, nueva denominación (billete posterior a 1996). Regla 14: Bajarse una Coca Cola de 3 litros en una hora o menos (la Pepsi tiene gusto a remedio). Queda proscripta. Regla 18: No mezclar leche La Serenísima con anabólicos. Regla 23: Procurar morir el día de los fieles difuntos (2 de Noviembre) o (28 de Diciembre) día de los inocentes. Regla 42: Queda proscrito el tema de lo importante no es llegar, lo importante es el camino, seria como decir lo importante no es morir, lo importante es el cajón. Regla 44: Agua que no has de beber y es corriente no la dejes correr. Arregla las pérdidas de la casa. Regla 46: No dejar que el gato se coma el cucú del reloj. Regla 53: Ponerse el cinturón de seguridad sin desabrocharse el cinto del pantalón. Regla 64: No ir tanto en avión como Charly García, ir en tren y necesitar mucha gente alrededor. Regla 67: No lanzar una botella de 7up con nafta como misil antiaéreo. Regla 79: No apuntar con un láser a los ojos de cualquier persona (como una vez hicieron con el Chelo Delgado cuando iba a patear un penal). Regla 86: Charly Gardel canta mejor que Carlos García. Regla 89: Es mas rica una persona que tiene un globo aerostático que la que tiene un globo común, pero ambas juntas son mas pobres que el dueño de la Red O Globo de Brasil. Regla 96: Repartir caramelos y galletitas para ser elegido delegado. Regla100: No ser ni de Aldosivi porque es un tiburón de tierra (según Vicentico) ni de Alvarado porque es una calle. El club marplatense es Cadetes de San Martín. Regla 101: Ahorrar energía porque los boquenses duermen con la luz prendida porque se les aparece el Cucuta. Regla 105: Es mejor un cuadro de Quinquela que ganarte la Quiniela. Regla 107: Es mejor mandar un recado por medio de una paloma mensajera que por una mensajería llena de pajarones. Regla 112: Ser amigo de Sanfilippo y no hacerlo enojar, festejar con el Día del Amigo, y hacerle regalos para el cumpleaños. Regla 116: No poner triples en electricidad, en básquet pueden andar. Regla 124: No darle de comer a los gatos negros así se comen al grupo de Rock and Roll Rata Blanca.
David Juan Martínez Popov Taller Palabra Clara Fede rata: Regla 14 “(la Pepsi tiene gusto a remedio. Queda proscripta)”. Regla 112 “festejar con el Día del Amigo” por “festejar con él el Día del Amigo”.
BLOGS de CILENCIO
http://cilencionosecalla.blogspot.com http://cilenciomuestradibujos.blogspot.com Página30 30
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Libros y revistas recibidas
CONDENSACIÓN DE LA LUZ Cristina Domenech Ediciones: Libros de Alejandría
Anticipo del libro: LOS PASOS DE LA MEMORIA de Alba Estrella Gutiérrez*
Al internarnos en el mundo que nos propone Cristina Domenech hallaremos visiones, pensamientos genuinos, imágenes. En “Instancia” juega a filosofar Breve y hermosa es su “Otoño II” En “Elegía blanca” despliega imaginación creadora. “Bello engaño”, allí sublima la mentira; pero es en “Manchas de fuga”, a mi entender, cuando realiza su mejor poesía pues en ella logra unidad y nos fascina con bellas imágenes. Sin duda su sensibilidad se ve afectada por el enigma de la sobrevida. Ahonda en la crueldad humana y nos rebela su conciencia de la fragilidad de la existencia de la vida en el tiempo. Su poesía es un viaje al interior del ser.
Ernesta Campos
ya no hay rincones ni llorar de ausencias alguien se va y uno se queda sin traje contemplando el vacío inútilmente desata su castidad de absurdo acomoda su equipaje de lámpara y enciende su oscuridad de mañana absoluta es apenas toda la eternidad que se arrodilla ya no hay rincones ni puertas que cerrar sólo hay ventanas alba estrella gutiérrez <alba.estrella@gmail.com>
HOJAS DE RUTA (1984-2004) Eduardo Dalter Ediciones del Nuevo Cántaro
Marcela Predieri http://mpredieri.blogspot.com
Estas Hojas de Ruta son un paseo por la obra poética de Dalter. Es grato y bello ver el mundo desde los ojos del autor. Su poesía es clara, y con compromiso vital que no elude aquello que nos duele y aqueja. Dice en la Marcha de los Desocupados…Vi a mi país, contraerse de dolor y asfixia. O en Bocas Baldías... Sube el humo negro, se desparrama, adensa el aire / como si fuera a llover/tronar /por hambre… Sabe decir la condición humana sin ruidos panfletarios y eso es mucho. Combina el decir poético con su posición ante el mundo y no es fácil por cierto. Dalter lo logra.
* fue presentado en el CAFÉ DELAPALABRA el sábado 4 de Agosto a las 20.30 hs. en La Rada, Mar del Plata, junto a la cantante y compositora Julia Lascano
Nando Bonatto http://poesiayramosgenerales.blogspot.com
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Café Literario
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Primer Sábado de cada mes
20hs Jujuy 1673 Mar del Plata
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Cine y TV
Cine coreano en DVD Dos o tres cosas que sé de él Mezcla de géneros, obsesión por lo inesperado, violencia salvaje y sabiduría búdica: una nueva antropología imaginaria desde un subcontinente portador de algo más que autos y electrodomésticos. Lo siguiente es una mirada al sesgo, fuera del circuito porteño del festival independiente, de lo –poco– que nos dejan ver en Mar del Plata de la reciente filmografía coreana. Kim Ki-duk o los gritos del silencio. Todo empezó cuando se estrenó comercialmente el primer largo coreano en Argentina. Fue Camino a casa (2003) de la directora Lee Jung-hyang, el encuentro obligado entre una abuela sordomuda y campesina y su nieto urbano adicto a los game boy, casi un cuento de hadas neorrealista, con una anciana actriz que no lo era: al uso del viejo cine italiano de posguerra, se trató de una auténtica montañesa sin experiencia previa, y la conmovedora, intimista relación entre dos universos disímiles llamados a repelerse, pero que logran casi sin palabras comunicarse a través del afecto. Luego descubrimos a Kim Ki-duk, y la constante de la fricción de realidades opuestas y coetáneas, normalmente del país civilizado, sin embargo henchido de violencia instintiva y sed de venganza, y la inmanencia de un pequeño planeta silencioso, afectivo y sabio, que espera su momento y lugar, dicho de otro modo el amor puro contra el embate del odio más elaborado y, sospechamos, ancestral. Se llamó Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera (2003) y reunía sexo iniciático, meditación, filosofía, redentorismo y hasta una oblicuidad policial en la simbólica naturaleza agreste que contiene y representa a sus criaturas. Duk nos deparó Hierro-3 (3-Iron o Bin-jip, en coreano) hace unos meses, aunque data del 2004. El cineasta apela a objetos de sentido múltiple para rodearlos de una historia. En El arco (Hwal, 2005) lo hará mediante el instrumento que sirve de arma en la caza, y a su turno implica el violín, y la tensión, diría Heráclito, de la cuerda tanto como del argumento, amenaza y armonía de los contrarios. Hierro-3 significa el palo de golf, que aquí nunca
se utiliza deportivamente sino para probar puntería en blancos humanos, pues los personajes se agreden blandiendo el hierro y atizándose pelotas. De nuevo, Duk elige una estética del silencio. El Muchacho es un okupa original: se mete en casas provisoriamente vacías, come, se baña y repara los aparatos eléctricos, no roba nada y se va sin dejar rastro. Hasta que halla a la Chica, maltratada por un marido golpeador e irascible y su bolsa de golfista, y empiezan ambos un romance trashumante, casto al principio y siempre sin hablarse. A su paso, cada inmueble en que se posan muestra el mismo fracaso –matrimonios desavenidos en permanente, o inmediata, trifulca, más un policía corrupto, un tipo que boxea al Muchacho mientras duerme, y trascartón, el esposo de la Chica, que sólo sueña la vendeta contra el seductor. Detrás de la próspera burguesía pro-occidental cambia máscaras la misma crueldad primaria de antes de la opulencia. El mudo joven que anda en una moto platinada como un caballero andante sin armadura es el irónico héroe que rompe la convención propietaria en varias direcciones: amante no posesivo, víctima voluntariamente indefensa y usuario del éxito consumista ajeno por un breve lapso sin reivindicaciones. A la coreana: contar una fábula de amor privada e impredecible y, sin retórica, pintar una sociedad egoísta y hostil. Park Chan-wook y el vengador imposible. Oldboy (2003), segundo opus de la trilogy of revenge de Park Chan-wook es el más complejo de un trípode temático –los otros, Sympathy for Mr. Vengeance (2002) y Sympathy for Lady Vengeance (2005)–, casi una metafísica de la venganza. Si Mr.
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involucraba a dos hermanos intrínsecamente culpables y Lady incriminará a una mujer inocente que buscará vindicarse tras trece años de cárcel, el prisionero de Oldboy se come década y media a la sombra sin poder adivinar la causa. Y, embutido de prepo en un cuarto de hotel sin salida cuyo único vínculo con el exterior es un televisor, Oh Dae-soo se preguntará la mitad del tiempo qué lo llevó allí, y la otra mitad la invertirá en planificar su revancha, nada fácil tratándose de averiguar además el quién. A partir de entonces su drama será un juego de espejos de identidad borgesiana. Le endosan el asesinato de su mujer, pero ocurre después de pasar un año en su celda; cuando sale, se entera de que fue otro el que se vengó de él, primero con sus quince años sin libertad y luego... dejándolo libre. Desmarque en la trama y desmadre sanguinario: Oldboy se insinuaba como un Montecristo y desemboca en una tragedia shakespiriana de incesto y autocondena. El furioso protagonista deglute anguilas crudas en un fastfood, le arranca un diente a un soplón y se mutila la lengua, pero termina como un lloroso perdedor humillado frente a su cruel ex-compañero de secundaria, y éste ha llevado una cruz indelegable durante toda su vida –la culpa por el suicidio de su hermana, a la que Dae-soo vio besándose con él y después hizo correr la bola, con el consiguiente deshonor; no obstante la sevicia desencadenada y el empaque, también trágico, de rey del mundo, el tipo que encadenó quince años a su antiguo camarada tampoco puede evitar el suicidio, al terminar su complicada e inútil venganza. Espectacular luminaria del concurso de Cannes, Oldboy, encima, tiene un diseño formal rico en registros, igual que su imprevisible libreto. Pasa del pixelado de la imagen a la imagen invertida, del montaje de videoclip y la saturación al sepia para los instantes de recuerdo, la fusión visual de presente/pasado en el mismo cuadro, la pesadilla surreal –hormigas bajo la piel, una gigantesca hormiga en el subte de Seúl– al sadismo expresionista, todo adobado sobre una música tan imprevista como el decurso, que combina una banda romántica con Las cuatro estaciones de Vivaldi, sobreimpresas a la asfixia y la sangre.
Bong Joon-ho o una de monstruitos. El diamante del collar es The host (El huésped, 2006), de esas películas que se disfrutan de punta a punta, inquietante y a la vez divertida, terrorífica y política, heroicómica y de suspenso: resueltamente inclasificable. Comienza con un malo –el único–, un científico yanqui, que decide arrojar al río Han hectólitros de un tóxico, desde la base del ejército norteamericano. El vertedero termina mutando a una larva de pez fluvial en tremendo calamaretti antropófago, que los pescadores y paseantes saludan al principio tirándole latitas de gaseosa como a un oso del zoo. Y sigue la clásica corrida por el muelle y la plaza aledaña, la bestia de cacería a grandes zancadas y su primera rehén, la hija del héroe, que se lanzará a salvarla a como dé lugar. Hasta allí el planteo tradicional del film de terror con monstruos, pero The host da una pirueta en el aire y nada vuelve a ser como antes. El protagonista humano Park Gang-du (Song Kang-ho, el actor más popular de Corea) es un tendero holgazán y bobalicón, de ridículo pelo parafinado, inmaduro e incapaz de oficiar mínimamente de padre, pero sale a rescatar a su hija junto a su familia, más parecida a una Armada Brancaleone que a un comando de SWAT. En medio de torpezas y peripecias innumerables, también aparece ex machina el providencial gobierno norteamericano, que alucina un virus contagioso –a la medida de otras películas del rubro– y no se le ocurre nada mejor que rociar la ciudad de un agente amarillo, referencia al que depredó las selvas de Vietnam, y deja centenares de muertos. Y, frutilla del postre, la pinta del mostro mismo, homenaje al viejo Godzilla y las series japonesas de mutantes, que provoca una ambigua efusión de risa y espanto: especie de gusano plantígrado hecho de goma espuma como en los filmes clase Z, y su cueva de tesoros humanos en una alcantarilla, entre ellos a un huerfanito que Park terminará adoptando de hijo. ¿Cuántas cosas es The host? Una sátira anti-imperialista, debido a los apuntes colaterales que sindican de invasores inescrupulosos a los americanos; una épica coral con héroes proletarios –un hermano de la chica raptada usa contra la bestia molotovs
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caseras que aprendió a armar en la universidad–; una aventura de terror que desestabiliza las certezas del espectador porque cuando podría asomar el miedo la anatomía del superbicho por poco hace reir... Sin la sofisticación y el presupuesto de toda la genealogía anterior, parodiándola y a un tiempo haciéndola avanzar, The host se convirtió en uno de los estrenos del año 2007, dentro de un campo argumental que sólo podía presagiar aburrimiento. “Un grano de arena y una roca se hunden igual en el agua”, sentencia búdicamente un personaje de Oldboy. El cine es un acuario que nos permite ver al grano y a la roca: pequeño o grande, narrativo o poético, del coreano podemos distinguir y admirar a ambos brillantes en la luz. El resto, sólo se hunde.
Gabriel Cabrejas (Mar del Plata)
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Plástica EL EXPRESIONISMO: la expresión ataca
Se cree que el hartazgo de ver todo resplandeciente de luz y sometido a la complementación de colores lleva a los artistas a querer evadirse de ese mundo ya sin fronteras. Muchos de ellos llevados por sus visiones interiores eluden el cromatismo visual y leyes preestablecidas para sumergirse en un mundo de alucinación con figuras deformes. Se oponen al impresionismo basado en las formas e iluminación del mundo exterior; se apoyan en las vivencias interiores para crear el “expresionismo”. En él están ausentes el control y la lógica, imponiendo el artista su individualidad. El expresionismo trata de hacer aparecer la esencia de los objetos y personajes, de ponerlos en evidencia sin concesiones. Ya no importan la armonía y el orden. Los planteos pueden provocar rechazo, es la “expresión” la que ataca. Su disposición parece desordenada, el dibujo es agresivo y el color no se sujeta a la concepción clásica. Un precursor es el mismo Goya. Según Pierre Courthion, la época del expresionismo se sitúa entre 1880 y 1918. El nabismo (1889–1899), el fovismo (1905–1907), el cubismo (1907–1914) y el futurismo (1910–1918). Se dio en los países del Norte y del Centro de Europa (países escandinavos, Alemania, Suiza y Austria). Sus exponentes más importantes: James ENSOR (belga–1860–1949); Ferdinand HODLER (suizo–1853–1918); Edvard MUNCH (noruego– 1863–1944). Se considera que uno de los grandes méritos del expresionismo es el de haber mostrado en sus lienzos la realidad más elocuente y brutal desoyendo los preceptos del idealismo excesivo. Este movi-
James Ensor
miento pictórico fue integrado en su mayoría por hombres de vulnerable sensibilidad, de vida solitaria. El miedo les resultaba el factor acuciante con relación a la técnica, a las multitudes, al mismo amor. Se señala a Edvard MUNCH como el ejemplo más relevante, con su cuadro El grito. Según Michel Ragón: “Es un grito de miedo demencial. Un grito que la muchedumbre indiferente no escuchó”. El Die Brucke (El Puente) Fue fundado por una asociación de artistas en 1905. Constituido por estudiantes de arquitectura: Kirchner, Bleyl, Schmidt– Rottluff, Heckel. Se unieron luego de esa fecha Pelchtein y Gallen. Nolde, Mueller. Su fin fue crear un arte nuevo que expresara libremente el instinto y plasmara las sensaciones más inmediatas. Tenía la sobrecarga de un pesado contenido emocional
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que dejó traslucir una concepción estética específicamente alemana y nórdica. Otro exponente de este movimiento fue el Blaue Reiter (El jinete azul) que se fundó en 1911 y sus principales miembros Kandinsky y Marc. Con relación a este grupo, Jean Cassou cita en el Panorama des Ars plastiques (1960) la importancia de la emotividad para que sea suficiente la expresión al plasmarla en una pintura mural. Estos artistas sustituyen las leyes científicas de la aplicación de cantidad de color contraponiendo planos de color que hacen a la libertad individual de expresión. Los objetos conservan sus líneas, a pesar de los planos cromáticos, con una función nueva que no representa ni da forma sino para impregnar de emoción lo figurativo. El hecho de que la figuración exista August Macke
Ernst Ludwig Kirchner
en el plano no evita que su realidad sea contradicha. Lo importante no es el objeto sino la composición del color. La obra no tiene en cuenta su impresión de la naturaleza, sino las sensaciones que provoca. Al desaparecer el límite de la ciencia, surge la recreación. En ocasión de la primera exposición del Blaue Reiter (el Jinete Azul) Franz Marc, uno de sus integrantes con relación a Construcción y Composición, habla de la diversidad de fortunas consideradas bajo estos aspectos. Dice de la necesidad de volcarse intensamente a la Naturaleza renunciando al embellecimiento de las formas exteriores. Le llama renacimiento interior. El propósito de resaltar los impulsos íntimos en todas las formas para provocar la reacción del espectador. Los componentes del Jinete Azul buscan lo que se oculta tras la apariencia pareciendo eso más importante que lo descubierto por los impresionistas. Perseguimos, dice Marc, lo espiritual de cada uno en la naturaleza no por caprichosos o para diferenciarnos sino porque ese aspecto es el que observamos como antes otros se preocuparon por las sombras violetas y la atmósfera. Textualmente dice Marc: “La naturaleza está en todas partes, en nosotros y fuera de nosotros; sólo hay una cosa que no es completamente la naturalePágina38 36
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Emil Hansel Nolde
za, sino más bien la maestría y la interpretación de la naturaleza: el arte. El arte ha sido siempre y es en su pura esencia la separación más audaz de la naturaleza y la «naturalidad». Es el puente con el mundo del espíritu”. Según Giulio Carlo Argan, se considera que los expresionistas tienen como origen a Van Gogh y Munch; siendo las características de sus manifestaciones en el arte las que ponen en evidencia sus vidas torturadas; el arrastre de profundos conflictos los lleva a tener una visión deformada y mostrar su juicio de un mundo violento. Este movimiento no hace hincapié en la belleza clásica sin la cual no se concebía hasta ese momento una pintura sino que por el contrario considera belleza lo que tal vez el ojo rechaza como tal. Lydie Krestovsky al analizar el concepto de fealdad lo asocia con una efigie sin rostro, informe, sin forma “todo lo que es informe, sin forma y que equivale a sin rostro o sin imagen, es definido en casi todos los idiomas como cosas feas, catalogadas bajo la rúbrica de «fealdad»”. Después nos dice que esta definición no es tan así cuando se trata de un proceso tan complejo como es la creación de
una obra de arte donde el fin principal es la comprensión de la fealdad, bajo todas sus formas. Se destacan en el expresionismo escandinavo: Munch. El expresionismo flamenco: Ensor. El expresionismo vienés: Kokoshka. El expresionismo alemán, en cambio es más un estilo colectivo que un genio solitario August Macke (1887–1914–alemán) Influido por el impresionismo y neoimpresionismo. Su pintura se enriqueció en colorido más definido en los contornos, más sencillo en formas. Amigo de Marc desde 1910 Perteneció al Blaue Reiter. Movilizado en 1914 este pacifista fue muerto, igual que su amigo Franz Marc al principio de la guerra de 1914, a los 27 años. Une en su pintura la geometría de la poesía más refinada. Su obra está más próxima al cubismo cromático que al expresionismo. Franz Marc (1880–1916–alemán). Sufrió la influencia de Niestlé pintor animalista, así como la del grupo modern style. En l908 pintó el primer cuadro de la serie de los Caballos de Lenggries, tema que desarrolló hasta la muerte. Dos obras maestras “Los tres caballos rojos”, “Los caballos azules”. Partícipe del Blaue Reiter. Se alistó como voluntario en el ejército alemán. Fue muerto en 1916, ante Verdún.
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Karl Schmiddt Rottluff Grupo delapalabra
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tintas sordas y profundas a sus más francos y acusadores colores. La incomprensión del medio que le rodeaba fue grande. Al final de su vida fue colmado de honores. El expresionismo, que pone en evidencia los problemas humanos, es la tendencia que más admiro porque privilegia el sentimiento a la técnica, muestra al artista al lado del sufrimiento de los otros, es contraria al despropósito, a la guerra; destacando la pasión y la entrega hasta la heroicidad de muchos de sus protagonistas.
Franz Marc
Edvard Munch (noruego–1863–1944) No puede permanecer ajeno a la dictadura de las clases medias y a su moral hipócrita. Su infancia torturada por la muerte de su madre cuando tenía 5 años y la de su hermana a sus trece años, el padre de un cristianismo severo, vida puritana y triste, hacen a un Munch propicio al desequilibrio. Su tema preferido es la muerte aunque lo horroriza. Escribió esta profesión de fe: “No se puede pintar eternamente a mujeres que hacen punto y a hombres que leen; quiero representar seres que respiran, sienten, aman y sufren. El espectador debe adquirir conciencia de lo que tienen de sagrado, de modo que se descubra ante ellos, como en la iglesia”. A pesar de todo fue un pintor exitoso y de larga v ida. En 1897 pinta El Beso. En 1893 realiza sus obras capitales entre ellas El Grito. En 1918 presentó: Friso de la vida. Al advenimiento del nazismo ochenta y dos obras fueron confiscadas en Alemania, se las consideró como la expresión misma de un arte degenerado. Falleció cuando el mundo asistió al fin de la guerra en 1944. James Ensor (belga–1860–1949) Sus padres tenían una tienda de juguetes y artículos de carnaval. De muy joven le gustaba pintar y dibujar; en ese bazar hallaría algunos de sus motivos predilectos. A partir de 1883 se orientará cada vez más hacia el reino de la fantasmagoría. Su paleta pasó de las
Alekej Von Jawlensky
Bibliografía: La dimensión estética del hombre. J.D. Calderaro. ED. Paidós. Bs.As. Historia Gral. De la Pintura. El expresionismo. ED. Aguilar. Madrid.
Ernesta Campos (Mar del Plata)
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Rescates
Sobre el arte de escribir, fragmentos de Franz Kafka Kafka a Oskar Pollak, 15 de noviembre de 1910. Casi ninguna palabra que escribo se adapta a las demás; oigo cómo las consonantes se rozan con sonido metálico y las vocales lo acompañan con un canto que parece el de los negros en las ferias.
ante mi escritorio, mis ánimos no son mejores que los del individuo que cae en medio de la Place de l’Opéra y se fractura ambas piernas. A pesar del ruido que producen, todos los coches avanzan en silencio de todas partes a todas partes, pero mejor orden que el de los urbanos lo produce el dolor de ese individuo, que le cierra los ojos y hace que la plaza y las calles queden desiertas, sin que los coches hayan de volverse atrás. La mucha vida le duele, puesto que representa un obstáculo para la circulación, pero el vacío no es menos duro, puesto que libera su dolor propiamente dicho. Kafka a Max Brod, 19 de enero de 1911.
Mis dudas forman un círculo en torno a cada palabra, las veo antes que a la palabra, ¿pero qué? No veo en absoluto la palabra, la invento. En definitiva no sería la mayor desgracia, sólo que entonces tendría que inventar palabras capaces de soplar el olor de cadáver en una dirección que no nos espantara en seguida a mí y al lector. Cuando me siento
Dado que parece que estoy acabado de raíz –en el último año no me he despertado más de cinco minutos–, cada día tendré que desear mi desaparición de la Tierra, o bien habré de comenzar desde el principio como un niño pequeño, sin que pueda ver en ello la menor esperanza. Externamente me resultaría ahora más fácil que en aquel entonces, pues en aquellos tiempos apenas avanzaba yo con una leve idea hacia una representación que de palabra en palabra estuviera conectada con mi vida, que yo pudiera atraer a mi pecho y que me arrastrara de mi asiento. ¡De qué forma más calamitosa comencé (aunque incomparable con la actual)! ¡Qué frío me perseguía días enteros procedentes de los textos escritos! ¡Cuán enorme era el peligro y qué poco interrumpido parecía, que no noté en absoluto ese frío, lo que sin embargo no disminuía en absoluto mi desgracia! En cierta ocasión tenía pensada una novela en la cual se habían de enfrentar dos hermanos, uno de los cuales emigraría a América, mientras el otro permanecía en una cárcel europea. Sólo comencé alguna que otra frase desperdigada, pues en seguida me sentí fatigado.
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28 de marzo de 1911. Mi visita a casa del Dr. Steiner [...]. Mi felicidad, mi habilidad y cualquier posibilidad de ser útil de alguna forma, se encuentran desde siempre en lo literario. Y aquí he vivido algunas situaciones (no muchas), que en mi opinión están muy emparentadas con los estados visionarios descritos por usted, señor doctor, en los cuales yo vivía enteramente cada visión, y en los cuales no sólo me sentía llegar a mis límites, sino a los límites de lo humano en sí. Sólo la tranquilidad del entusiasmo, probablemente propia de los visionarios, estaba ausente en tales estados, aunque no del todo. Esto lo deduzco del hecho de que lo mejor de mis trabajos no lo escribí en tales estados. A esta tarea literaria no puedo entregarme por completo, tal como habría de ser, y ello por diversas
razones. Aparte de mi situación familiar, no podría vivir de la literatura debido al lento proceso de elaboración de mis trabajos y a su carácter especial. Por añadidura, mi salud y mi carácter me impiden dedicarme a una vida que, en el mejor de los casos, sería incierta. Por consiguiente estoy empleado en una compañía de seguros sociales. Ahora bien, esas dos profesiones jamás pueden soportarse mutuamente ni permitir una felicidad común. La menor felicidad en una se convierte en enorme desgracia para la segunda. Si una noche logro escribir algo bueno, al día siguiente no consigo hacer nada en la oficina. Este continuo contraste empeora cada vez más. En la oficina cumplo externamente con mis obligaciones, pero no así interiormente. Y toda obligación interna no cumplida se convierte en una desgracia, que ya no se mueve de mí. ¿Y a esas dos tendencias nunca equilibrables habría de adjuntar ahora, como tercera, la teosofía? (T. 57 s.).
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RECOMENDAMOS: El Escribidor http://elescribidor.blogspot.com Entrevista a El Escribidor: Juntos es mejor Este blog, dedicado a la poesía, logró en algunos casos, juntar las voluntades de los ya de por sí dispersos artistas. Y así, como de paso, permitir la interacción entre distintos estilos. Algo de eso sintió Lina Caffarello, consejera de redacción de la revista de literatura Tamaño Oficio, y moderadora del blog El escribidor.. En diálogo con ZONA GBA, Caffarello afirmó que la web es «un medio dinámico de difusión, con un fuerte potencial para la poesía, ya que nos permite estar al tanto de qué y cómo se escribe día a día en culturas de diversas latitudes». El Escribidor fue concebido por el escritor de Necochea Juan José Flores, el marplatense Víctor Clementi –director de la publicación Sufrido Neanderthal–, y Julio Oscar Peralta, quien dirigía la revista Hojo de Pezcado. Ellos convocaron a Caffarello, porteña ella, para darle una mirada distinta desde la proximidad. «Alguien dijo que para poder escribir poesía, es imprescindible leer mucha poesía. De ello se desprende que la incidencia de este tipo de blog es sumamente positiva en cuanto a la amplitud de perspectivas de los lectores y, por lo tanto, a la creación en sí misma. Es, sin dudas, una manera inteligente de tender un nexo entre las distintas formas de expresión que se desarrollan alrededor del mundo», resume la escritora, y agrega: «Además, estos blogs contribuyen a cubrir la carencia de material poético de actualidad, no disponible en las librerías de nuestro país, ya que se ha desjerarquizado la venta de libros de este género.» Pero no todas son rosas en este camino entre palabras y red. La posibilidad de estar conectado de manera «artificial» por medio de un blog también tiene algunas consecuencias no tan sanas. Por lo menos así lo reconoce Laneri, que ve «poco contacto real con los poetas, poco o ningún contacto real con el libro materialmente hablando, y lo peor es
que Internet aún no ha podido convertirse en una fuente real de trabajo para los poetas y escritores». Para el moderador de Ediciones Argentina Escribe, «se publica gratis, pero termina resultando imposible que el autor venda sus libros o sus trabajos para sobrevivir como escritor. Al mismo tiempo, la poesía es voz, es interpretación, es contacto humano, y eso no es posible a través del ciberespacio. Nos comunicamos mejor, pero cada día nos alejamos más de contacto humano real». Esta advertencia hecha por Laneri es parte de un viejo problema de algunos sectores de la literatura: el sectarismo. Difícil de vencer, esta tendencia a encerrarse en sí trae alguno de los nuevos problemas de la escena poética. «Eso constituye o construye a un monstruo que resulta fatal para el crecimiento de las emociones y de la belleza palpable. Consecuencia lógica: El gran aumento de la insensibilidad generalizada», dispara Laneri. Será por esto que el poeta prefiere «los antiguos juglares que difundían la poesía y la música de pueblo en pueblo, antes que a lo que yo llamaría las letras que no laten». Lina Caffarello, en desacuerdo con lo que manifiesta Laneri, concluye diciendo que »el blog es un medio más de reconocernos, de convocarnos, de difundirnos, en medio de una sociedad ciega, sorda y muda con respecto a multitud de expresiones literarias que de otro modo pasarían inadvertidas. En ese contexto es precisamente lo opuesto a la insensibilidad generalizada. Es la forma moderna de transmitir la poesía de pueblo en pueblo, y eso la constituye en una juglaría contemporánea y universal.»
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http://www.zonagba.com.ar/12/cultura01.htm Gentileza De Lina Caffarello <linarello@yahoo.com> Grupo delapalabra