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mi hermano rimbaud/ roque dalton

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IIssaabbeellllee RRiim mbbaauudd TTrraadduucccciióónn yy pprróóllooggoo ddee RRiiccaarrddoo H Heerrnnáánnddeezz EEcchháávvaarrrrii Prólogo La obra del poeta Arthur Rimbaud sigue seduciendo a sus lectores. Verdadero enfant terrible de la poesía, escribió Una temporada en el infierno e Iluminaciones cuando apenas frisaba los 19 años. Vivió un viaje pasional con Paul Verlaine (Cernuda, en “Births in the night”, un hermoso poema, revive esos días tormentosos que la rara pareja pasó en Londres). En una carta dirigida a Georges Izambard y en otra a Paul Demeny traza el programa del poeta moderno: éste debe convertirse en alquimista del verbo y en un verdadero vidente: “El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos”, dice anunciando la irrupción de lo oscuro y lo irracional que con el tiempo pregonarán los surrealistas. A los veinte años había cambiado la poesía de su tiempo y, como un adolescente desdeñoso, decide abandonarla. Viaja a África y nunca más vuelve a escribir poemas. Allí vive en Aden y en Harar. Se dedica al tráfico de mercancías y de armas para el rey Melenik (la leyenda negra dice que traficó esclavos, pero nadie ha probado eso), cruzando en caravanas las inmensas tierras desérticas de África. Su vida en África está poco documentada: vivía con una nativa, tenía un harem, abrazó la fe islámica, escribía ensayos geográficos, apuntan sus comentaristas. A los 37 años regresa enfermo (había perdido una pierna a causa de la gangrena) a la granja familiar en Roche, cerca de Charleville, donde lo atiende hasta su muerte su hermana Isabelle. Ella escribió un pequeño diario: Mi hermano Rimbaud que narra los últimos días de la vida del poeta. Lo hizo con sus propias palabras y desde su visión. Muchos le reprochan a Isabelle haber difundido la idea de la “conversión” de Rimbaud. Paul Claudel quedó muy conmovido con esa imagen de poeta casto y piadoso. César Moro prefería la imagen del poeta blasfemo, en rebeldía con la divinidad, verdadero poète maudit como lo llamó Paul Verlaine. Lo cierto es que Isabelle, por confesión propia, jamás leyó las obras de su hermano. Sin embargo, gracias a su pluma podemos leer los días en que ve partir a su querido Arthur por primera vez de Charleville, a las penas sólo atenuadas con infusiones de amapola durante su enfermedad, a la devoción que el poeta profesaba a Djamani, su criado, a los recuerdos de sus largas travesías en camello o en mula por Etiopía o Abisinia que lo obsesionaban aún en su agonía. Escrito con la veneración del amor fraterno, el diario donde Isabelle, la hermana embustera de Rimbaud, cuenta candorosa el retorno al hogar de su hermano mayor, nos acerca a los últimos días de un ser excepcional que fue tocado con el don de la palabra poética. Isabelle alcanzó a vislumbrar la verdad: “Hay en ti un genio excepcional”. La misma que proclamó René Char cuando dijo que Rimbaud fue “el primer poeta de una civilización aún por nacer”.


I Lo vi aquí, vino a nuestra casa por última vez. Inolvidables días, vigilias y noches que no regresarán jamás, jamás, jamás. Sostuve su cuerpo inseguro. Tuve en mis brazos ese cuerpo sufrido y desfalleciente. Guié sus salidas, vigilé cada uno de sus pasos; lo conduje y acompañé por donde quiso; le ayudé siempre a volver, a subir, a descender; aparté de su único pie la trampa y el obstáculo. Preparé su asiento, su cama, su mesa. Bocado a bocado le hice tomar algún alimento. Puse en sus labios copas con bebida para quitarle la sed. Seguía atentamente la marcha de las horas, de los minutos. A sus horas, le di cada una de las pociones prescritas; ¡cuántas veces al día! Empleé los días para tratar de distraerlo de sus pensamientos, de sus penas. Pasé las noches junto a su cabecera; quise arrullarlo con música, pero la música lloraba siempre. Me pidió ir, en plena noche, a recoger la amapola que lo adormecía y fui allá. Tenía miedo, sola, lejos de él. En la oscuridad me apresuraba; luego preparaba las infusiones calmantes, que bebía... Y los desvelos volvían a comenzar, durando hasta la mañana; y cuando se iba a dormir, permanecía cerca de él para mirarlo, rezar, llorar. Si me iba, con la aurora, sin ruido, se despertaba en seguida y su voz, su querida voz, me llamaba. Y acudía en seguida cerca de él, feliz de poder servirlo aún. ¡Cuántas veces, en el curso de las mañanas, cuando por fin él tenía un descanso, permanecía durante horas, la oreja pegada contra su puerta, atenta a su llamado, a su respiración! Ningunas manos más que las mías lo cuidaron, lo tocaron, lo vistieron, le ayudaron en su sufrimiento. Jamás ninguna madre ha podido sentir una solicitud más viva hacia su niño enfermo... Me hablaba del país que acababa de dejar; me contaba sus trabajos. Recordaba mil memorias también del pasado, de la felicidad perdida; y sus lágrimas se vertían, amargas, abundantes. Trataba de calmar su pena; pero no podía, sabiendo bien yo misma que nunca más la vida le sonreiría; impotente para consolarlo, mirando, muda, caer sus lágrimas, lo veía al mismo tiempo debilitarse, sus mejillas pálidas cada día más, y alterarse su admirable rostro. Él me preguntaba, a menudo, a guisa de qué, él tan bueno, tan caritativo, tan recto, debía soportar todos estos atroces dolores. No sabía que responderle. Tenía miedo y todavía tengo miedo porque esto me pone en mi lugar. ¡Ah desgracia! Le ayudé a morir y él, antes de abandonarme, quiso enseñarme la verdadera felicidad de la vida. Él, muriendo, me ha ayudado a vivir. II ¡Allá lejos, allende los mares, en las montañas de Etiopía, bajo el sol tórrido, por el viento ardiente que deseca los huesos y altera las médulas, qué de fatigas soportó! Ningún europeo jamás trató antes de él realizar los trabajos que él hizo. ¡Qué esfuerzos tenaces! ¡Qué marchas! ¡Oh! Ese fatal viaje de Tadjoura, a Choa y por Abisinia. ¿Qué mal aire respiró en esas funestas regiones? ¿Qué ángel maligno lo condujo hasta allá? Durante más de un año, sí, durante más de un año sufrió, tanto en su cuerpo como en su espíritu, todas las pruebas, todo el aburrimiento posible. Y, a cambio, ¿qué compensación? Fue todo desencanto: un completo desastre. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/2


La enfermedad lo había atrapado. Como un reptil venenoso lo había enlazado y, poco a poco, insensible pero seguramente, lo condujo, sin que él lo percibiera, a la catástrofe final. ¡Vamos, valor! No fuiste feliz cerca del rey, ¡eh! Bien, redobla tus esfuerzos, multiplica tus facultades al máximo. ¿No tienes el don de la inteligencia, el don de la fuerza? ¡No la inteligencia y la fuerza de la mayoría de los hombres, oh no! Hay en ti un genio excepcional. La chispa divina repartida a cada uno de nosotros es en tu alma un hogar, fuego incandescente, una luz deslumbrante que penetra todo, por todas partes. Y lo que hace tu fuerza es la voluntad poderosa e intrépida a la que sometes tus músculos y tu pensamiento, sin escuchar ni sus quejas ni su necesidad de descanso. ¡Trabajar, tú que trabajaste ya tanto!; ¡instruirse, tú qué eres una enciclopedia viviente! ¡Después de días abrumadores, pasas una parte de la noche estudiando los numerosos idiomas africanos, ¡tú que hablas fluidamente todas las lenguas de Europa! ¡No encuentras ningún gusto en beber, en comer, en todos los placeres en que se deleitan los otros blancos! ¡Te cuidas bien! ¡Llevas una vida ascética!... Algunos minutos bastan para tus comidas y, desde hace once años, sólo bebes agua. Cuando reúnes a tus amigos es únicamente para conversar sobre asuntos, sobre noticias que interesan a todos. Un poco de música a veces, muchas luces; pero en orden todo, tu conversación incomparable, que sabe por sí sola aclarar, alegrar, encantar a aquéllos que tienen el honor de ser admitidos en tu casa. La pureza de tus costumbres se volvió legendaria. Jamás ningún ser de lujuria franqueó tu umbral y tus pies, jamás penetró en lugar de la alegría... ¡Sois bueno, sois generoso!... Tu beneficencia es conocida, aún lejos. Cien ojos acechan tus salidas cotidianas. A cada vuelta del camino, detrás de cada matorral, a la ladera de cada colina, encuentras pobres. ¡Dios, qué legión de desgraciados! Das a éste tu gabán, a ése tu chaleco. Tus calcetines, tus zapatos son para aquel cojo de pies ensangrentados. ¡He aquí otros! Les repartes todas las monedas que llevas: thalaris, piastras, rupias. ¿Para este viejo tembloroso, no tienes nada? Sí. Le das tu propia camisa. Y estando desnudo, si todavía encuentras pobres, los llevarás a tu casa y les repartirás los alimentos de tu comida. Total, te despojas de todo lo superfluo y hasta de tu bienestar para ayudar a todos los que a tu paso tienen hambre o frío… ¡Para ti eres estrictamente económico! Punzado por gastos inútiles, ningún lujo sobre todo. ¿Quién construyó, fabricó los muebles de tu vivienda? Tú. ¿Posees pues también el secreto de los artesanos? Asimismo, conoces el arte del cultivador: sembraste semillas de Europa y en tus cafetales, en tus bananeros, se entremezclan, vigorosas, magníficas, las verduras más exquisitas de las huertas de Occidente. El caso es que tu industria, tu trabajo, son fecundos en todos los sentidos. ¿Quién es este joven nativo que se dedica a los diversos cuidados de la casa, del patio y de las tiendas? Es tu servidor fiel, aquél que, desde hace ocho años, te venera y ama en obediencia. Es Djamani. ¿Oh mi amado, quién te podría odiar? Eres la bondad, la caridad misma. La probidad y la justicia son tu esencia. Y luego, hay en ti un encanto indefinible. Difundes alrededor de ti no sé qué atmósfera de felicidad. Por donde pasas se respira un perfume delicioso, sutil y penetrante. ¿Qué talismanes llevas? ¿Eres mago? ¿Qué medios secretos empleas para conquistar así los corazones y las voluntades? ¿Qué alas poderosas te creaste para planear, como lo haces, encima de todos ellos?... ¿Pero, qué locuras digo? Eres bueno, he aquí toda tu magia, ¡oh, caro ser predestinado!... ¿Eres feliz, por lo menos? No. El país de tus sueños no está sobre esta tierra. Recorriste el mundo sin encontrar la estancia correspondiente a tu ideal. Hay en tu alma y en tu espíritu las perspectivas y las aspiraciones más maravillosas que pueden ofrecer las comarcas más seductoras de aquí abajo. Pero nos atamos a pesar nuestro al país dónde más nos apenamos, donde más sufrimos, haciendo allí el bien. Es por eso que Adén y Harar son dos nombres por siempre grabados en tu corazón. Habrán matado tu cuerpo. ¿Qué importa? Tu memoria querrá quedarse allí hasta más allá de la muerte. Adén, roca calcinada por un sol perpetuo; Adén, donde el rocío del cielo desciende sólo una vez en cuatro años; Adén, donde no crece más que una brizna de hierba, donde no se encuentra una sombra; Adén, sauna donde los cerebros hierven en los cráneos que estallan, donde los cuerpos se secan... ¡Oh! ¿Por qué has amado tanto a ese Adén, hasta desear tener allí tu tumba? elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/3


Harar, prolongamiento de las montañas abisinias; frescas colinas, fértiles valles; clima templado, eterna primavera, pero también secos y traicioneros vientos penetrando hasta la médula de los huesos. ¿Exploraste todo Harar? ¿Hay en toda la región un rincón que te sea desconocido? Fuiste por todas partes, a pie, a caballo, en mula. ¡Oh! ¡Las cabalgatas insensatas a través de las montañas y las llanuras! Qué fiesta sentirse iracundamente rápido como el viento entre desiertos de verdores o de rocas; de recorrer, más vivo que la fauna, las sendas de los bosques, de rozar ligeramente, como un silfo, el suelo moviente de los pantanos!... Y tus marchas intrépidas, desafiando a los nativos en insolencia, en flexibilidad, en agilidad... ¡Cuánta alegría lanzarse, con la frente descubierta, apenas vestido, a los valles de lujuriosa vegetación, de subir montañas inaccesibles! Qué orgullo poder decir: “sólo Yo pude subir hasta aquí, ningún otro pie mas que el mío ha pisado este suelo hasta ahora inexplorado”. ¡Qué felicidad, qué delicia sentirse libre, recorrer sin obstáculos, bajo el sol, por el viento, la lluvia, los montes, los valles, los bosques, los ríos, los desiertos y mares!... ¡Oh pies viajeros!, ¿encontraría sus huellas en la arena o sobre la piedra? ¿Encontraría sobre todo los rastros de esos trabajos ejecutados con un valor inaudito? Las innumerables cargas de café, las piezas preciosas de marfil y esos perfumes tan penetrantes de inciensos, de almizcle y las gomas y los oros -todo eso comprado en extensiones inmensas de país, después de caminatas o caravanas a caballo, tan agotadoras que quebrantan los miembros. Y comprar no es nada. Una vez que los nativos han entregado sus productos, ¿no hay que pesarlos, someterlos a preparaciones diversas, embalarlos cuidadosamente para expedirlos en caravanas para su cotización, para que lleguen completos y en buen estado, sólo al precio de mil cuidados, de mil preocupaciones y de mortales angustias? ¿Cómo esos dos brazos, enérgicos cual jamás hubo otros, han hecho, sin desánimo ni reposo, en el curso de once años, tantas cosas que no podría enumerar? ¿Cómo podría explicar las ingeniosas combinaciones de este cerebro más completo que el de ningún otro? ¡Luego, qué de aburrimientos, qué de tormentos en medio de negros holgazanes y obtusos! ¡Qué de inquietudes durante los largos días en que las caravanas se ponían a atravesar el desierto! Los camellos y las mulas de carga, llevando una fortuna, son confiados a la guardia y al mercader árabe de caravanas. Mil peligros acechan en las soledades de la ruta. Además de las lluvias y los vientos están las bestias fieras, leones, panteras; están, sobre todo los Beduinos, tribus errantes y malvadas, los Dankalis, Somalíes... Y, mientras la caravana avanza lentamente hacia el mar, el patrón, el mercader, permanece en su tienda para hacer nuevos tratos y reunir las cosas para un nuevo convoy; sueña sin cesar con terror que el fruto de su labor de gigante, a cada minuto de los días y de las noches, será expuesto a perderse sin remedio. Siente su cerebro contraerse de angustia y la fiebre recorrer su cuerpo. Noche a noche, sus cabellos encanecen. Calcula el camino recorrido y lo que queda por recorrer, mientras la inquietud lo devora. Y este suplicio durará un largo mes, tiempo por lo menos necesario para la ida y vuelta de la expedición. Durante estos transportes aventurados, la inmensa mayoría de los mercaderes ha sufrido a menudo pérdidas considerables. Dinero, mercancías, a veces los mismos servidores y cantidad de bestias se hacían el botín de los merodeadores del desierto. Mi bienamado hermano, él, jamás perdió nada; salió victorioso de todas las dificultades. La audacia más feliz dirigía sus empresas, todas tenían éxito más allá de sus esperanzas; es que su reputación de beneficencia se había difundido de montaña a montaña, hasta el grado de que, en lugar de apoderarse de las riquezas del que nombraban "el Justo”, "el Santo", el nómada Beduino se concertaba para proteger cada una de sus caravanas.

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El dinero se amasa; la fortuna viene, ha llegado. El futuro es seguro. El enemigo, es decir la pobreza, las faenas ingratas, la soledad y el aburrimiento, es vencido. No hay más que extender la palma de la mano para recoger la recompensa de tanto sobrehumanos esfuerzos... III ¡Tendido, sufriendo sin tregua sobre su lecho de dolor el más atroz martirio, del fondo de su pequeña habitación de hospital, ensombrecida por la vecindad de una galería de piedra y de plátanos tupidos, qué de enseñanzas me consagró! Y en cuatro meses me ha enseñado más que en los otros treinta años. Le debo el saber ahora lo que es el mundo y la vida, la felicidad y la desdicha. Veo lo que es vivir, lo que es sufrir, lo que es morir. Conozco también esta delicia que se nombra abnegación y, por encima de todo, sentí la inefable alegría de amar absolutamente a un ser de mi sangre y sagrado. ¡Oh, la ternura fraternal de esencia pura y divina! Amarlo en la alegría, en la prueba, en la desgracia me punza el espíritu y el corazón hacia él; amarlo en el sufrimiento y en la enfermedad, no dejándolo más; amarlo en la agonía y en la muerte, asistirlo sin desmayar y más allá de la muerte, ejecutando su voluntad, sus sencillas recomendaciones y, si Dios quisiera, muriendo poco después de él, de la misma muerte que la suya, para ir a dormir allá, cerca de él y calmar así su inquieta alma, que ha temido que sobre esta tierra le olvidaría1. ¡Olvidarlo, yo! ¿Podría olvidar mi felicidad, olvidar lo que hizo nacer mi alma a una vida divina? ¿Acaso no es por todas partes y todos los horizontes maravillosos que me descubrió, él mi ángel, mi santo, mi elegido, mi amado, mi alma?... Sí, cuanto más reflexiono sobre eso, más creo que nosotros dos teníamos la misma alma. Él muerto, no sé cómo podré vivir. Me vuelvo a ver niña, en la época de su primera partida, en septiembre de 1870. Fue por la tarde, muy tarde. ¡Bajo los grandes jardines de castaños, en Charleville, el pueblo en tumulto se congregaba para obtener noticias de la guerra y no se hablaba desgraciadamente más que de derrotas! De pronto, por encima de todos los rumores, se elevó un canto varonil y solemne, un vibrante llamado a las armas por la patria. Jamás supe qué artistas, aquella noche, habían entonado esos acordes sublimes. No había y no he oído después nada tan bello, tan emocionante. Pero yo, pequeña, grano de polvo en la muchedumbre, no apliqué ese canto a Francia en peligro. La mitad de mi alma quedó encantada, partió con él lejos del hogar, de la seguridad; y los sollozos de desesperación que se escapaban de mi pecho atestiguaban ya la enorme parte de mí misma que se había ido. Desde entonces, lo he seguido por todas partes a través del mundo, en pensamiento, en sufrimiento, en alegría, sin forzar en eso mi voluntad, casi a mi pesar. En los malos días, cuando soportaba frío y hambre, sufría con él. Mi espíritu ansioso no podía reposar en ninguna parte. Positivamente, sí, sentía una parte de mí misma sumirse en el desamparo. Viví asimismo noches de extravío y de delirio. Mi alma, ofendida, lloraba. Escuchaba armonías extrañas, rumores misteriosos. Visiones vagas y dolorosas danzaban ante mí. Esas noches velos de nieve rodeaban mis sentidos y mi imaginación. No sabría definir mis impresiones. Tiritaba y la fiebre me abrasaba. Estaba con él, en la gris niebla o el sol pálido de Londres, bajo el cielo azul de Italia, en las nieves del San Gotardo. Seguía con él los grandes caminos. Atravesábamos bosques, praderas. Durante un mes, errábamos en la atmósfera abrasadora de Java. Mis ojos están todavía llenos de cosas y paisajes maravillosos de ese país. Veo todavía a los isleños, pequeños y amarillos, en sus praderas deslumbrantes... Todavía estaba a un lado del cabo de Buena Esperanza, cuando una horrible tempestad se aprestaba a devorarlo. Cerraba los ojos de terror, mi cabeza se estrellaba; estaba a punto de zozobrar también. Isabelle Rimbaud murió en efecto de la misma enfermedad que Arthur y sus restos, en ese momento en PèreLachaise, se reunirían a los de su hermano en la cava familiar del cementerio de Charleville (Nota de P. B.) 1

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¡Y los retornos! ¡Oh, qué alegría delirante! ¡La felicidad de encontrarse entero y perfecto, después de haber sufrido mucho tiempo la ausencia de la mejor parte de sí misma! Porque él era muy superior a mí; me dominaba, como el árbol más bello y más noble de la creación dominaría a la mínima de las briznas de hierba. Pero él me amaba tiernamente y me había atado a él como minúsculo polvo de plata que un artista divino hubiera vaciado en el molde de una colosal estatua de oro. Sin haberlas leído jamás, conocía sus obras. Las había pensado. Pero yo, ínfima, no habría podido expresarlas en su verbo mágico. Admiraba y comprendía: he ahí todo. Salí de la infancia cuando él entraba en la edad viril. Poseíamos la plenitud de nuestra fuerza física y de nuestras facultades intelectuales. Entonces, el destino nos separó. Millares de kilómetros se interpusieron entre él y yo. Cada uno de nosotros había, por separado, perseguido el bien y lo bello, el honor del presente y la seguridad del porvenir. Teníamos, él como hombre y yo como mujer, aspiraciones modestas y santas, las primeras y juveniles ambiciones se habían apagado. Queríamos lisa y llanamente tener el derecho a vivir a pleno sol, en los campos sagrados de la familia, con dignidad, celosos del deber. Once años consecutivos perseguimos nuestro fin sin desfallecer un solo instante, tan ocupados cada uno por nuestro lado que, sin olvidarnos, nos hablábamos apenas, de lejos. Nadie en el mundo ha hecho el esfuerzo que nosotros hicimos; nadie tuvo nuestra perseverancia, nuestro coraje. Las fatigas corporales que hemos uno y otro soportado son inauditas, fuera de las ordinarias posibilidades humanas. Los trances morales, bajo los cuales vivimos, jamás han sido sufridos con tal valor por otros mortales. Siempre hemos trabajado sin debilidad, sin vacilación, sin permitirnos la menor distracción, el más pequeño relajamiento. No hemos probado ninguno de los placeres de los que no se privan los jóvenes. Ninguna existencia ha sido tan austera como la nuestra. Carmelitas, Trapenses tienen más placeres que los que nosotros nos hemos dado. Y no era ni por insociabilidad ni por avaricia que llevábamos este género de vida. Era porque nos absorbimos en la visión de un destino noble y santo, y concentramos todos nuestros esfuerzos hacia ese fin. Hemos sido buenos, caritativos, generosos. No podíamos ver la miseria y el infortunio sin apiadarnos y sin socorrerlos en la medida de nuestras fuerzas. Éramos probos. ¡Que aquél al que hayamos perjudicado voluntariamente se levante y nos tire la primera piedra! Creíamos en la virtud de los otros, porque la nuestra era intachable; y no podíamos sospechar que esos mismos que deberían ayudarnos, sostenernos y amarnos nos pudieran traicionar, mentir y quebrantar. Nos horrorizábamos de la mentira y amábamos, sí, amábamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¡Ah, éramos muy ingenuos para el siglo!… ¡Pero, callémonos, no nos debilitemos, no! Lo que creímos e hicimos estuvo bien. Y, si hubiera que empezar de nuevo la vida, actuaríamos de la misma manera. Tal como un palacio espléndido que un arquitecto de genio único haya edificado piedra a piedra, con un amor y una perseverancia maravillosos y que, llegado a la cumbre, mientras ataba a la cúpula el último emblema dorado de lo que tenía por una edificación gloriosa, al amparo de las conmociones de la vida, siente de repente derrumbarse la obra que lo sepultaría bajo montones de materiales preciosos: ¡así nuestras esperanzas y nuestro futuro se derrumbaron repentinamente! El monumento, erigido con tanta pena y cuidado se hundió sobre nuestras cabezas y nosotros heridos de muerte entre los escombros. ¡Irrisión implacable!... Ha sido el naufragio en el puerto; el rayo que destruye en un santiamén la catedral elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/6


que generaciones laboriosamente culminaron; el granizo que al primer día de la cosecha devasta en un instante los tesoros amontonados por el sol y los rocíos de todo un año. Juventud, trabajo, prosperidad, salud, vida, todo está perdido, todo ha terminado… Y es así como, a mil leguas de distancia uno del otro, él en un país de negros, bajo un sol de oro y de sombras encantadas; yo en una oscura y fría campiña francesa, casi al mismo tiempo, en el instante preciso en que el fin Santo iba a llegar, sentí, en un orden y por razones diferentes, la destrucción irremediable de nuestras radiantes esperanzas -sin embargo, tan legítimas. Para nosotros dos, al mismo tiempo, la hora de la Desgracia, irrevocable, ha sonado. Roche, 1892. ***

RRO OQ QU UEE D DAALLTTO ON N,, EELL TTUURRN NOO D DEELL OOFFEEN ND DIID DOO EEnnrriiqquuee FFaallccóónn

Hasta hace bien poco, los lectores que desde España queríamos abismarnos en la obra del poeta revolucionario Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975) no teníamos más remedio que acudir a la edición que de sus obras completas iban editando poco a poco los jesuitas de Centroamérica a través de la UCA (la Universidad Centroamericana de San Salvador). Al margen de la muy limitada antología que Mario Benedetti preparó en el año 2000 para la editorial española Visor y de aquella que la gente de Txalaparta (con la coordinación de Juan Carlos Berrio) publicó en 1995, apenas poco más de Dalton podíamos encontrar en nuestro país. Sin embargo, hoy celebramos que los incansables editores de Baile del Sol se encuentren en camino de publicar, por fin en España, la totalidad de los libros de este formidable poeta salvadoreño. La editorial canaria ha dado ya a la luz – en una colección propia bajo el título de "Biblioteca Roque Dalton" – La ventana en el rostro, Taberna y otros lugares, Un libro rojo para Lenin, Miguel Mármol, Los testimonios, Poemas clandestinos y, con este volumen que el lector ya tiene entre las manos, El turno del ofendido. Considero, sin duda, a Dalton el mejor poeta que diera Centroamérica en la segunda mitad del siglo XX, a la altura de otros poetas políticos de la región, como Ernesto Cardenal. El mismo Roque había afirmado, antes que lo mataran, que "deberían dar premios de resistencia por ser salvadoreño" : de su "Pulgarcito" (así se conoce a su pequeño país, El Salvador) hubo de exiliarse Dalton, en varias ocasiones, a razón de su decidida militancia política; y en su "Pulgarcito" conoció un par de veces la prisión política (e n una de ellas se salvaría de la cárcel cuando –tal como recuerda Eraclio Zepeda– un oportuno terremoto hizo caer las paredes de la prisión: Dalton pasó por encima de los escombros y quedó libre). En el Pulgarcito de América, en fin, hubo de encontrar su polémica muerte (esa "muerte monstruosa", tal como la juzgó Julio Cortázar): Roque Dalton, que participa activamente en las luchas de la guerrilla de izquierda, es asesinado en mayo de 1975, en confusas circunstancias que todavía hoy, en El Salvador, constituyen motivo para una grave polémica. Poeta vitalista, sarcástico y sumamente divertido, la poesía de Dalton es –como él– encarnizada, audaz y pendenciera ("honda y jodona", la llamó Eduardo Galeano). Desenfadados, mordaces en extremo, comprometidos contra todo descanso con la suerte del pueblo y con aquellos que malviven en las cunetas de la Historia, sus poemas llevan tatuados por todas sus partes el dolor de Centroamérica y el sueño posible de una Revolución que haría de él, de Dalton, un "poeta mártir" cuya obra sigue siendo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/7


inasimililable por los sectores sociales más inmovilistas de Centroamérica. Alzado contra la suerte que después lo convirtiera, en 1998, "Poeta Meritísimo" de la Asamblea Legislativa de su propio país, Dalton no dejaría de preguntar "a los poetas de aterradores bigotes, a los académicos polvorientos, y a los nuevos escritores asalariados": "¿Para qué debe servir / la poesía revolucionaria? / ¿Para hacer poetas / o para hacer la revolución?" En la poesía revolucionaria de Dalton –por fin editada en España– asoma la figura de un hombre fuertemente comprometido con su tiempo y con su pueblo: su "Poema de amor", dedicado a los sinnombre de toda América Latina, sigue siendo hoy uno de los más impresionantes poemas que jamás haya escrito alguien en nuestro tiempo. Si es hora de volver a visitar sus poemas, lo es porque sin duda se nos mostrarán vivísimos para un presente como el nuestro, de fuerte injusticia social y tranquilizada inmovilización histórica: quizá el lector que se atreva a abismarse en los libros de Dalton encuentre también que la poesía, como el pan (así le gustaba a Roque compararla), es de todos: "en la sangre unánime / de los que luchan por la vida". El turno del ofendido Roque Dalton escribe los poemas de El turno del ofendido durante su exilio político en México y en Cuba, a lo largo de los años de 1961 y 1962. El libro (cuyos primeros versos podrían haber sido garabateados en la Penitenciaría Central de San Salvador) merecería en 1962 una mención en el Premio "Casa de las Américas", institución de la Cuba revolucionaria con la que Dalton mantendría desde entonces una estrecha relación, y sería publicado en La Habana. Los sucesos entonces se precipitan: en 1963 regresa a El Salvador y en 1964 es detenido de nuevo y encarcelado en la prisión de Cojutepeque, de la que escaparía más tarde en una rocambolesca fuga que le llevaría hasta Checoslovaquia. A ese "destierro dorado" en Praga debemos la pieza que juzgo mayor de toda la obra poética de Dalton (Taberna y otros lugares) y su primera investigación sobre Miguel Mármol y la insurrección comunista de 1932. Es importante saber que El turno del ofendido se escribe a sólo cinco años de que Dalton fundara (junto a otros poetas de su generación: Otto René Castillo, Manlio Argueta, Roberto Armijo ...) el Círculo Literario Universitario, espacio inicial de referencia para la renovación literaria y la rebelión política de la llamada "Generación Comprometida". Con la sombra viva y recordada de la lucha de Anastasio Aquino, estamos también a cinco años, tan sólo, de la publicación de Dos puños de tierra (1956), poemario escrito a cuatro manos con el poeta guatemalteco Otto René Castillo, quien –también más tarde activamente comprometido con las guerrillas centroamericanas– sería detenido y quemado vivo por las tropas gubernamentales de Méndez Montenegro. Es importante saber también que El turno del ofendido se escribe a sólo cuatro años (1957) de que Dalton se afilie activamente al Partido Comunista Salvadoreño. Tiene, entonces, 22 años de edad y publica Mía junto a los pájaros (plaquette, San Salvador, 1957), La ventana en el rostro (México, 1961) y El mar (La Habana, 1962), libros primeros que su compañero de generación Tirso Canales [1] agruparía en una temprana etapa del poeta marcada por la renovación de los lenguajes y un fuerte tajo existencial. Con estos precedentes, y sabiendo de la posterior emergencia de textos como Los testimonios (1964), Taberna y otros lugares (1969) o Un libro levemente odioso (cuyos poemas se escriben entre 1965 y 1971), la significación que El turno del ofendido tiene en la trayectoria poética de Roque Dalton debería ser juzgada con radicalidad y lejos todavía de ser (bienintencionadamente) deformada por el monumento de su martirio (que habrá de acaecer, todavía lejos, en 1975) [2] : en este libro que nos ocupa se desatan elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/8


ya las tensiones fundamentales entre las que respirará su poesía entera. Y así, lejos de poder aceptar la separación que –para el total de la obra daltoniana– Rafael Lara estableció entre el "yo personal" y la "historia nacional" [3] , El turno del ofendido se nos aparece, más que como texto de transición, como libro de condensación clave para entender cabalmente esa "concreta verdad que –en palabras del propio Roque– repartí desde el fuego". El arranque El libro se abre con un desconcertante despliegue de dedicatorias –de las que más abajo habremos de hablar– y, sobre todo, con un poema excepcional ("Me habéis golpeado...") con el que el Ofendido reclama un turno de réplica, además de un silencio. En los meses inmediatamente anteriores, Dalton ha sido detenido y condenado a muerte en su país, ha sido recluido en la Penitenciaría Central de San Salvador (octubre de 1960), allí ha sido interrogado y golpeado, desde allí comienza un periplo amargo, "una miserable sucesión de prisiones y de palizas" (en palabras de Elena Poniatowska [4]) que le acabarán abocando hacia el exilio político [5] . Creo que el acta potencial de nacimiento de El turno del ofendido podría remontarse, precisamente, a octubre de 1960, cuando Dalton –condenado por un tribunal salvadoreño a causa de su activismo revolucionario– hace un "juramento solemne: yo mismo me encargaría de proveer de materiales, en mi contra, al juez" . El tono con el que arranca su canto este Dalton golpeado, encarcelado y perseguido pide, ahora, la "hora de su turno" y –con él– hará revisión de su inmediato historial íntimo, se solidarizará con todos los humillados y ofendidos de su tiempo, revolcará tierra abajo los iconos sagrados de un Orden Social humillante y hará causa política por la subversión de las cosas. Visto así, El turno del ofendido se despliega en los dos movimientos básicos con los que Roque Dalton estructura el libro mismo: el de las "cicatrices" y el del "ojo de la llave". A pesar de que es en la primera de estas dos partes donde con mayor severidad respira el corazón de un hombre, será en su segunda sección (mucho más extensa) donde El turno del ofendido logra condensar las tensiones más radicales de la palabra de Dalton. Sólo desde esta apreciación merecería leerse –antes que todo– el poema con el que precisamente se cierra el volumen, ese "Yo quería" totalizante y vital que bien podría enunciarse como texto de cabecera para la poética daltoniana, si bien su autor prefirió pronunciarlo ("puerta cerrada / de la poesía") a modo de coda y de cierre. Las cicatrices "Y por eso me dieron la espalda y me llamaron: el escrutador –confiesa–, el más apto para ser odiado". "Las cicatrices", sección primera de El turno del ofendido, rastrean las huellas decisivas de un diario espiritual agujereado por los incendios, de una biografía particular que se ha ido marcando en las heridas del cuerpo [6]. Son las señales que tanto la vida como la Policía Nacional salvadoreñas (la segunda, más que especialista en marchacar comunistas) han ido registrándose en el rostro de un hombre –aquél que más tarde reconocería, en un poema memorable [7] , "no haber sido siempre tan feo": su fractura en la nariz, la pedrada en el ojo derecho, su quijada rota. Cicatrices en el rostro de Dalton que después desaparecerían: tal como nos cuenta Huezo Mixco [8] , antes de ingresar a la lucha armada y de regresar definitivamente a El Salvador (allí encontrará su muerte), Dalton es sometido a una intervención estética facial a cargo justo del mismo equipo médico que prepararía el ingreso de Ernesto Guevara a Bolivia (y allí encontrará su muerte). elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/9


Claribel Alegría [9] se refirió en una ocasión a Dalton como alguien que llevaba marcada la muerte en su rostro. Las cicatrices del Escrutador, las del Ofendido... Rafael Lara habla en esos mismos términos cuando aborda la obra total de Dalton: " [...] en su palabra hay cicatrices; desgarraduras; contradicciones connaturales al hombre que fue" [10] . Y en términos de continua contradicción, Juan José Dalton (hijo del poeta) llega a enumerar algunas de ellas, "presentes desde su propio origen: madre humilde / padre rico; madre salvadoreña / padre estadounidense; hijo fuera del matrimonio / niño privilegiado; católico / comunista; intelectual / guerrillero; teórico / práctico" [11] . Registrando con ellas –contradicciones y cicatrices– una suerte de catarsis personal, los poemas de la primera sección de El turno del ofendido parecen responder a propósitos semejantes a los que Dalton manejaría para su novela Pobrecito que era yo : " Mi novela deberá de ser irritante y catártica; buscando esa fiebre intensa provocada por el grito del curandero que sacará los males del cuerpo por el sudor y la orina y los del alma por la desesperación... " [12] . No estamos lejos de la "agitación de mociones interiores" de la gimnasia espiritual propuesta por Ignacio de Loiola (otro gran "escrutador") y que el mismo Dalton debió de conocer de sus años de estudiante en un externado jesuita. La pulsión nerviosa de su escritura ("...pobre de mí / que soy marxista y me como las uñas...") se agrieta en esta suerte de diario espiritual, y que parece alargar – hasta el incendio – el proceso personal de un poema inmediatamente anterior ("Referencia de pasos" [13] ), un poema significativamente encabezado por esta cita de Alberti: "Como casi todos los revolucionarios, yo me eduqué en un colegio jesuita: ahí se me vino abajo el cielo". El origen espiritual del Ofendido sabrá rastrearse hasta ese escrutinio demoledor, señaladamente existencial, tras el cual el cielo no pudo quedarse intacto: "Sobrevino lo que ya estaba previsto desde la primera lágrima: mi pregunta / Pregunté a Dios por mis hermanos: y no sabía nada". Estamos en presencia del mismo combate espiritual que Camus mantendría con Dios al preguntarle, en las llanuras de un mundo ultrajado, por todos los humillados y por los ofendidos. La noche se ha vuelto a quedar sin caminos ni respuestas. En una entrevista que posteriormente mantendría con Mario Benedetti, Dalton afirmará la pervivencia de "una pugna que existió en mi juventud entre conciencia revolucionaria y conciencia cristiana, resuelta (con una manera hasta un poco joyceana) en el centro de un colegio jesuita" [14] . Para autores como Melgar Brizuela estamos ante la conjunción más determinante de la semántica daltoniana: la "pugna" de Dalton habría sido resuelta "por la vía (crucis) de su cristianismo [y habría quedado] extendida, desigual y combinadamente, a lo largo de su obra" [15] . Concebida así como lugar para un mestizaje "entre Roque marxista y Roque cristiano" (seguimos aquí leyendo a Melgar Brizuela), no es tanto que el cristiano social [16] se volviera leninista, como que "creó una amalgama muy cercana a la teología de la liberación". Amalgama que después se sobreexpondría en la suerte misma de las publicaciones de la obra completa de Dalton, a cargo desde 1976 (un año después de su asesinato) de las plataformas editoriales de la Universidad José Simeón Cañas (la UCA), espacio de referencia para el activismo progresista de la Compañía de Jesús y lugar donde más tarde sería asesinado el jesuita Ellacuría por la misma derecha paramilitar que, también en El Salvador, abatiría a tiros al sacerdote Rutilio Grande y al arzobispo Óscar Romero [17] . En todo caso – y aunque Ernesto Cardenal recuerde a Dalton orando en su celda de Cojutepeque–, seguirá siendo en Los hongos (escrito entre 1966 y 1971) donde Roque Dalton expondrá de manera contundente, como "síntesis problemática", la doble herejía (tanto para el marxismo ortodoxo como para la instituciones eclesiales más conservadoras) del diálogo entre cristianismo y revolución [18], la misma doble herejía que le llevaría a cantar al "Che Jesucristo" y al "Cristo Guevara" [19]. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/10


El mestizaje entre cristianismo comunista y marxismo-leninismo [20] bien podría reflejarse en esa otra amalgama tremenda, tan advertida en el pensamiento de Dalton y hasta autorreconocida, de hecho, por él mismo: la que combina, con desiguales marcas de escritura, al pequeño burgués y al agente revolucionario. Los poemas que recorren la primera parte de El turno del ofendido retomarían, así vistos, dicha tensión y "Las cicatrices" apuntarían, de nuevo, a las señales dejadas en el combate de Dalton por su propia vida como burgués. Para entender esto resultan esclarecedoras las declaraciones que el propio Dalton hiciera en un pasaje que considero crucial: " Los largos años en el colegio jesuita, el desarrollo de mi primera juventud en el seno de la chata burguesía salvadoreña, el apegamiento a formas de vida irresponsables, alejadas con santo horror del sacrificio o de los problemas esenciales de la época, han dejado en mí sus marcas, las cicatrices que aún ahora duelen". Y en otro lugar, todavía más sorprendente para quienes han construido sobre Dalton un mito inamovible para el mausoleo del martirio, continúa: "De un análisis serio de mi propia obra poética – que es la que considero más representativa, la que más me expresa – puedo decir que aún priva sobre el punto de vista del comunista que ahora soy, la actitud del burgués que antes fui; sobre las intenciones del comunista, los resultados de raíz burguesa" [21] . El ojo de la llave El Ofendido, que en la primera sección del poemario se había declarado a sí mismo como "el Escrutador", continuará haciendo uso de su turno –de su réplica– a través de un medio poderoso: lo que la mirada y su escrutinio son capaces de denunciar. A través de ese ojo ("Yo veo" se titula el primer poema de esta sección), Dalton desvelará con una mirada disruptiva las tres cosas que habría de nombrar con dignidad un hombre justo antes de ser abatido a tiros por los defensores del sistema: "grítese un viva al pueblo límpido cuando los guardias tomen puntería / recuérdense los ojos de los niños / el nombre de la única que existe" (de su poema "El arte de morir"), esto es, la causa de la revolución, la solidaridad con los otros ofendidos, y el amor. "Por el ojo de la llave", la definitiva y más extensa de las secciones de El turno del ofendido, revalida la afirmación de Miguel Ángel Asturias de que "el poeta es una actitud moral" (consideración que el mismo Dalton acabaría haciendo suya, sin dejar de criticar duramente a Asturias por haber aceptado ser embajador de la dictadura en Guatemala). Es en este punto donde tal actitud se activa tentacularmente por los poemas de nuestro libro, convirtiéndolo en un texto clave para adentrarse en el mundo tensionado, revolucionario y vitalista del Dalton poeta, y en el que lectores como Benedetti han creído encontrar (refiriéndose al poema "Alta hora de la noche") el que probablemente sea "el punto más alto de su obra" [22]. Para entender con rigor suficiente lo que este libro y, particularmente, esta sección segunda del volumen significan, creo que no hemos de desatender un texto ensayístico que, editado por Dalton en la Cuba de 1963, es concebido prácticamente por la misma época en la que El turno del ofendido está siendo publicado. Me refiero a Poesía y militancia en América Latina, y del que extraigo el siguiente fragmento: "Yo vengo diciendo desde hace algún tiempo que el gran poeta de hoy debe tener para construir su obra dos puntos de partida necesarios: el profundo conocimiento de la vida y su propia libertad imaginativa. Así, deberá haber vivido intensamente, en el centro de lo humano y la naturaleza, haber descendido a las terribles concavidades del fuego interno y ascendido a los esplendorosos dramas populares, haber sido testigo de la desnudez de los insectos y de las catástrofes de la orografía [...] Y ya que hablamos de la temática, he de agregar que en este terreno tengo un viejo postulado, al que considero lleno de honestidad: todo lo que cabe en la vida cabe en la poesía. El poeta – y por lo tanto el poeta comunista – deberá expresar toda la vida: la lucha del proletariado, la belleza de las catedrales que nos dejó la Colonia española, la maravilla del acto sexual, los cuentos temblorosos que llenaron nuestra niñez, las profecías sobre el futuro feraz que nos anuncian los grandes símbolos del día" [23] . elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/11


Tras haber descendido a las terribles concavidades del fuego interno y haber ascendido a los esplendorosos dramas del pueblo , este profundo conocimiento de la vida (que en el poema homónimo "Por el ojo de la llave" confirma con su visión total la denuncia de una realidad social) encontrará en esta segunda parte del volumen las marcas de escritura y algunos de los mecanismos de construcción en los que la práctica poética de Dalton incurrirá a lo largo ya de toda su obra. Me refiero a la sucesión acumulativa de sintagmas nominales repletos de ritmo (véanse poemas como "La huída", "Por el ojo de la llave" o "Incongruencias"), las preferencias anafóricas ("Asesinado en la calle", "María Quezalapa", "México" o "Karl Marx"), el uso continuado de la dicción irónica y del humor más heterodoxo (esa "pedagogía de la risa" de la que hablarían Beverly y Zimmerman [24] , esa "puntería humorística" que destacará Mario Benedetti [25] , presentes ambas en "Lo que me dijo un anarquista adolescente" o en "El General Martínez" [26] ), el acercamiento a la greguería (excepcional en el primer verso de "Sobre las campanas") y a la imagen surreal (léase "Pianista al borde de un carretera rural"), la sensibilidad erótica ("La lección", "Te amo", "Desnuda"...), los finales rotundos y sorprendentes (destacable el del "Órgano de San José"), una atrevida construcción libertaria de la composición (bien alejada respecto al género del panfleto), la ausencia de miedo por el feísmo (del que "Las feas palabras" es toda una proclama [27] ), la recurrencia al collage [28] y –en definitiva– la reivindicación de lo imaginativo como campo de minas para el poema. Más vallejianas que nerudianas, y desde luego coherentes con el proyecto político daltoniano, todas estas opciones responden a la necesidad (Rafael Dueñas la ha expresado con contundencia al hablar de la escritura de Dalton) de " abandonar las lepras lingüísticas de la poesía canónica que nada más tiene como objetivo hacer más profunda la desfiguración del rostro del sujeto social salvadoreño" [29] . En esta tarea de re-figuración, de restauración subversiva del rostro de nuestra realidad colectiva, los poemas de "En el ojo de la llave" condensan ya el proyecto formidablemente iconoclasta que respira en la dicción de Dalton. Profundamente antiinstitucional y por ello incómodo para cualquier estructura acomodaticia (sea el Partido, la burguesía nacional, o la Iglesia Católica), Dalton cuestiona desde abajo los iconos inmovilistas que salvaguardan un Orden Social productor de víctimas y ofendidos. Lo hace al pedir al Papado que se conmueva "antes de morir e ir al cielo" ("El Papa"), lo hace al exigirle más sedición al amor cristiano ("Cristo"), lo hace al denunciar el criminal anticomunismo de la burocracia nacional ("Los burócratas"), lo hace al escupir sobre la tumba de los héroes patrios ("Soldado desconocido"), lo hace al denunciar la hipocresía barrigona de los intelectuales orgánicos ("Los sabios"), lo hace al recordar la traición de los zelotas airados ("Dos guerrilleros griegos"), lo hace al presentar las bubas de los santificados héroes de la Colonización ("El Santo Hernán"), lo hace al recordar la halitosis de los primeros Próceres de la Patria ("José Matías Delgado"), lo hace al denunciar el corporativismo de los Más Que Bien Asentados ("La aristocracia"), lo hace al imaginar una más útil función para los curas ("Lo que me dijo un anarquista adolescente"), lo hace al provocar con su risa a los Bien-Pensantes ("Los escandalizados"), y lo hace al rememorar las grandes obras inmobiliarias y genocidas de nuestros Presidentes ("El General Martínez"). El incendio heterodoxo de Dalton parece arrasarlo todo, incluso años antes de que llegue a una definitiva (además de trágica y proféticamente irónica) conclusión: "la única organización pura que / va quedando en el mundo de los hombres / es la guerrilla" [30]. Sin embargo, al margen de la perversidad que Dalton hace planear sobre las instituciones, hay un tajo profundo de ternura que le llevará a poner el corazón cerca de los Ofendidos. Son los "laberintos de mi ternura" que ya había enunciado en el primer poema del libro, y el amor hacia quienes son, "como yo, sectarios de la ternura" (en el poema "La ingratitud"). Son tiernas, así, las aproximaciones de los poemas elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/12


que, en este libro, abordan las rutinas de la vida cotidiana sobre el contexto de la represión política y una fuerte injusticia social ("El vecino", "Mecanógrafo", "Carpintero en el taller"). Son tiernas, así, las reivindicaciones vitalistas del asombro ("Los consejos"), o de la risa depositada por encima del espanto ("Triunfador solitario"), o del amor primero ("María Tecún"), o de la nostalgia por El Salvador (país, como el propio Dalton, que parece "un crucifijo en llamas / que no termina nunca de quemarse", en el poema "Insomnio"). Y son tiernas sus adhesiones al resto de los humillados y los ofendidos, bien presentes en todo el poemario: el desquiciado de "Lo que me dijo un loco", la anciana encorvada de "Vieja con niño", los niños desesperados de "El dulce hogar", el comunista encarcelado de "El vecino", el cuerpo muerto de "Asesinado en la calle", la ajada mujer en la calle de "Marlene, la prostituta", los encarcelados imprecadores por el amor en "Mecanógrafo", el trabajador vencido de "Obrero entrando a su cuarto", los amigos fallecidos de "Tres muertos" (esos muertos indóciles que se nos van haciendo mayoría), el irlandés bebedor en "Epitafio" y todos esos nosotros que – en "Palabras frente al mar" – se reconocen como "los descalzos y los desollados". Para eso se moviliza la palabra que quema. Los poetas que, contra todo consenso – y ya para otros tiempos y latitudes distintos a los de Dalton – , queremos profundizar en la vocación subversiva de la palabra poética, no podríamos ni por un momento obviar la pregunta que Roque plantea en el último de los versos de su poema "Arte poética": "¿Para quién deberá ser la voz del poeta?". Hay una respuesta, honesta y profundamente creíble, en el poema que cierra El turno del ofendido. Hermosamente la misma que contuvo ese momento en el que Dalton pidió perdón a la poesía por haberla hecho comprender que no está hecha sólo de palabras. También la hubo en un memorable poema anterior ("¿Por qué escribimos?" [31] ) publicado en La ventana en el rostro. Y también en estas palabras que Dalton, el poeta revolucionario del Pulgarcito de América, quiso dictarnos: "La imaginación hace que la realidad se vea enriquecida y en esas circunstancias su expresión debe ser en alguna medida más valiosa para los hombres, a que no solamente les otorga un conocimiento primario de lo real – que podría bastar para su lucha por la libertad – sino que los pone en contacto con los aspectos verdaderamente trascendentes de esa realidad. Aquí cabría apuntar además la función de «hacer mejor al hombre y la naturaleza» que tienen el arte y la literatura" [32] . Los nombres que rodean al ofendido Un último elemento que sorprenderá en El turno del ofendido (aunque circunstancia que se repite en otros poemarios de Dalton) es la concurrencia de numerosos nombres propios cuya identificación resulta esclarecedora para la comprensión de algunos de los pasajes en los que aparecen. Pensando concretamente en la lejanía que los lectores españoles podemos llegar a sentir ante la aparición de estos rostros concretos, y aun declarándome ahora incapaz de haber podido identificar a cinco de ellos, este prólogo deberá cerrarse con la consignación de los hombres y mujeres con los que el Ofendido quiso explícitamente rodearse en sus poemas: "Dedicatorias". Winnall (Winaldo) Agustín Dalton, el padre de Roque, fue un rico tejano de la frontera que tuvo en el castellano su segunda lengua y que no quiso darle a su hijo ni su propio apellido (el nacimiento de Roque fue inscrito bajo el nombre de "Roque Antonio García", el mismo nombre que 40 años después aparecería en el documento de defunción del poeta). Miguel Mármol fue uno de los fundadores del Partido Comunista Salvadoreño y participó en la insurrección comunista de 1932, en cuya represión posterior 40.000 compatriotas indígenas fueron asesinados por el ejército, además de fusilados sus compañeros Farabundo Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata. "Fusilado y gozando de buena salud": durante la represión, Mármol escapó milagrosamente del paredón de fusilamiento en el cantón El Matasano de Soyapango, y de allí logró salir herido de entre sus compañeros muertos. La masacre del 32 sería considerada por Dalton como "el hecho político-social más importante en lo que va de siglo en nuestro país". Sobre esta figura histórica, a la que conoció personalmente en la Praga de 1966, Dalton escribió una monumental monografía editada en 1972 [33] elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/13


Elías Nandino (Jalisco, 1900-Guadalajara, 1993) fue un conocido poeta mexicano. Además de su labor como médico, Nandino apoyó a muchos jóvenes poetas (entre ellos, a Dalton) desde las revistas que fundó y dirigió. Manuel Alemán Manzanares era el director general de la Policía Nacional en el San Salvador de 1960. Tras las presiones públicas por conocer el paradero de Roque Dalton (que había "desaparecido" desde finales de agosto y se le suponía preso y torturado), y a pesar de las previas declaraciones oficiales que juraban no tener a Dalton bajo custodia, Alemán Manzanares finalmente reconoció que había ordenado la detención del poeta, incluyendo fotografías que ilustraban la "evidencia": un fusil calibre 22 y literatura marxista suficiente (incluyendo el libro Songoro Cosongo, del poeta cubano Nicolás Guillén). "Hizo el mayor elogio de mi vida, muy exagerado, a decir verdad": Las mentiras que el 10 de octubre Alemán Manzanares tuvo que inventarse para justificar la condena de Roque convencieron a éste de que aún estaba muy lejos de ser "un verdadero revolucionario". Y por ello, a partir de entonces, "hice un juramento solemne: yo mismo me encargaría de proveer de materiales, en mi contra, al juez" [34] . Este juramento parece ser el "acta de partida" de El turno del ofendido. En palabras del General Manuel Alemán Manzanares, Roque Dalton era “un elemento de lo más peligrosísimo para la tranquilidad nacional; era un comunista de primera línea que vivía agitando a la masa obrera, campesina y estudiantil, practicando consignas que había recibido en cónclaves del otro lado de la cortina de hierro” [35] . Tras el juicio, Dalton sería conducido a la Penitenciaría Central y posteriormente liberado, junto a otros presos políticos, a raíz del derrocamiento del General Lemus, dictador del país. Regresaría después a los tribunales (como ofendido) para acusar a sus captores y denunciar las condiciones infrahumanas de la Penitenciaría Central, que sería demolida algunos meses más tarde. "Arte poética". El poema está dedicado a Raúl Castellanos, secretario general del Partido Comunista Salvadoreño a finales de los años 60. "María". Difiero profundamente de la interpretación que, en clave erótica, hace Mario Benedetti [36] de este poema. Lejos de una amante dominical, esta María no es otra que María García Medrano, la madre de Roque. "Y era amiga de Dios": Luis Melgar Brizuela redacta la siguiente consideración: "El poeta se mantuvo aún un par de años más [hasta los 20 años de edad] en la religión de su madre, Doña María, tan católica y tan dulcemente mestiza". De la religiosidad de María, uno de los hijos de Dalton (Juan José) nos deja este retrato (que hay que situar durante la prisión del poeta en la cárcel de Cojutepeque) [37] : " Días antes mi mamá María – como le decíamos a nuestra abuela paterna – nos había mantenido rezando frente a un altar de la Virgen de Guadalupe, "para que su papá regrese". Tenía ya varios días de haber sido capturado y desaparecido". "Dos guerrilleros griegos". Nikos Kazantzakis (1883-1957), escritor griego, autor de La última tentación de Cristo y de Zorba el griego. En su novela Cristo de nuevo crucificado (1948) se plantea como interrogante la utilidad del sacrificio de una persona por el bien de una comunidad. En la aldea de Licovrisi, los habitantes del pueblo recrean cada año la pasión de Cristo y en esta ocasión la figura de Jesús es encarnada por el pastor Manolios (quien al final dará realmente su vida por la salvación del pueblo), mientras que el papel de Judas es representado por Panayotaros. Panayotaros el traidor: Panayotaros denunciará ante la oligarquía el bolchevismo rebelde del pastor Manolios, que será excomulgado por el Patriarcado y finalmente asesinado (en plena iglesia, un 25 de diciembre) en manos del propio Panayotaros: " [...] La muchedumbre, ebria al olor de la sangre, se echó como bestia sobre el cuerpo jadeante. Al incorporarse algunos tenían los labios ensangrentados. El viejo Ladas mordía con su boca desdentada la garganta de Manolios y se esforzaba por arrancarle un pedazo de carne. Panayotaros limpió el puñal en su cabellos rojos y untó con su sangre su jeta feroz gritando: ¡Tú me has desgarrado el corazón, Manolios; yo te he matado: estoy vengado!"

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"El órgano de San José". El poema está dedicado al abogado Luis Domínguez Parada, compañero de adolescencia de Roque Dalton en el Colegio Externado de San José (y allí, el órgano), donde ambos acabaron estudios con la promoción de 1952. "José Matías Delgado" (San Salvador, 1767-1832) fue un cura católico salvadoreño recordado como "Padre de la Patria Salvadoreña" y héroe nacional y de la Federación Centroamericana. En su texto "La clase obrera y el cura José Matías", Dalton escribe: " El 5 de noviembre de 1821, el cura José Matías Delgado pegó un grito y se puso a sonar campanazos en la Iglesia de la Merced, en la ciudad de San Salvador. Todas las gentes de la ciudad que valían la pena dijeron que era un loco a quien había que ponerlo en su lugar, para que no siguiera con sus bullas; lo único que estaba consiguiendo era desprestigiar al país ante nuestro meros amos del Noroeste y el resto del mundo civilizado, que qué iban a pensar de nosotros en Madrid, con esas calumnias que regaba el mentado cura, diciendo que había injusticias y subyugación en toda la provincia. Las viejas ricas cloquearon entre sus collares y sus bigotes. “Cura narizón que lo que debiera es limitarse a enseñar el Rosario y dar sus misas cantadas y preparar a los niños y a los criados en la Doctrina y predicar sobre el Santo Matrimonio – dijeron – no andar ái de candil de la calle metido a Redentor Puñetero” [...] El padre José Matías no era lo que se llamaba entonces un hombre del pueblo y más bien pertenecía a lo que hoy llamaríamos las clases explotadoras o por lo menos las clases que, teniendo las condiciones para ser plenamente explotadoras, eran sin embargo explotadoras por España y necesitaban sacudirse a la Madre Patria del lomo para explotarnos mejor". Y en otro texto memorable ("Formularios: Hoja nº 2") confiesa: "Todo el mundo sabe que siempre odié a la gran mayoría de los próceres. José Matías Delgado [...] siempre me hace pensar en el catarro y en el mal aliento eclesiástico, ya lo dije en un poema" (Fragmentos de Las historias prohibidas del Pulgarcito, 1974 [38]). "El General Martínez" es Maximiliano Hernández Martínez (1882-1966), presidente "teósofo" de El Salvador entre 1932 y 1944. Fue durante su mandato que se produjo la matanza de decenas de miles de indígenas tras la insurrección del 32. A él le dedica Roque Dalton algunas páginas en Las historias prohibidas del Pulgarcito, citando algunas de las perlas que en vida pronunció el Presidente: "Es bueno que los niños anden descalzos; así reciben mejores los efluvios benéficos del planeta, las vibraciones de la tierra: las plantas y los animales no usan zapatos"; "Es un crimen más grande matar a una hormiga que a un hombre, porque el hombre al morir se reencarna, mientras la hormiga muere definitivamente"; o "Yo soy Dios en El Salvador" (respuesta al Arzobispo de San Salvador cuando éste le pidió en nombre de Dios el cese de las ejecuciones de los revolucionarios de abril de 1944). [39] Hernández Martínez fue asesinado en 1966, en Honduras, a manos de su motorista. "A Manuel José Arce" está dedicado al General Manuel José de Arce y Fagoaga (San Salvador, 17871847), prócer salvadoreño y primer Presidente de las Provincias Unidas de Centroamérica, entre 1825 y 1829. Fue el creador (en mayo de 1824, cuando era miembro del triunvirato ejecutivo centroamericano) de las milicias nacionales salvadoreñas, germen del ejército profesional. "Tres muertos". Sólo he sido capaz de localizar al segundo de estos tres muertos: "Óscar, Armando, René". Armando López Muñoz (1930-1960) fue un poeta salvadoreño asociado al Círculo Literario Universitario (donde conoció a su amigo Roque Dalton), que murió apuñalado en una cantina de San Salvador el 1 de septiembre de 1960. En la novela de Dalton Pobrecito poeta que era yo puede leerse todo un capítulo (el VI) entresacado de los diarios de vida (propios de “un lúcido y renegado bohemio”) de Armando López Muñoz. [40] elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/15


"Los consejos" se dedican a Roberto Armijo (1937-1997), poeta salvadoreño vinculado al Círculo Literario Universitario, fundado en 1956 por Roque Dalton y otros escritores de la llamada "Generación Comprometida" (en Pobrecito poeta que era yo, el personaje de Roberto está construido parcialmente con la sombra de Armijo). En "La historia de otra gran injusticia" (París, 1975), Roberto Armijo escribe: "Roque Dalton ha muerto. El poeta, el revolucionario consecuente, el intelectual brillante y combativo, el hombre generoso y cordial, murió monstruosamente asesinado por un grupillo de desviados extremistas pequeño burgueses, que no encontraron otra forma de oponerse a su palabra enérgica y segura, que cortándole la vida... Un día vendrá en que los libros y poemas de Roque Dalton, serán leídos y cantados por la juventud salvadoreña... Sus asesinos, desde ahora están ya signados por la historia como cobardes asesinos de un poeta". Armijo llegaría a ser secretario de cultura del Comité Central del Partido Comunista Salvadoreño. Exiliado y representante en Francia del FMLN ( Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) , murió en París en 1997. La "Postal a Manlio" se envía a Manlio Argueta, poeta salvadoreño de la misma edad que Dalton, con el que fundó el Círculo Literario Universitario. Tal como reseña Astaldur Astvaldson [41] , en una entrevista que le hiciera a Dalton el también poeta Mario Benedetti, éste le preguntó de cuál de los poetas salvadoreños se sentía más cerca, a lo que Dalton respondió: “Fundamentalmente, de Manlio Argueta. Es un poeta de mi edad, que por cierto se ha convertido últimamente en un novelista muy valioso. La poesía de Argueta está en una línea muy renovadora: es desenfadada, de gran amplitud temática”. Manlio Argueta viajaría a formarse en las escuelas militares de la Unión Soviética. "Palabras frente al mar" es un poema escrito junto al mar de Cuba, con la figura al fondo del poeta Roberto Fernández Retamar, director de la Casa de las Américas (institución dependiente del Ministerio cubano de la Cultura), con la que Dalton colaboraría activamente durante los años del exilio, y no sin fricciones con determinados sectores del Partido Comunista Cubano. Es ya famosa (y polémicas las interpretaciones que surgieron después de ella) la carta [42] que Dalton escribiría a Fernández Retamar, en julio de 1970, para anunciarle su renuncia al Comité de Colaboración de la Casa: Dalton ya está decidido a abandonar Cuba para integrarse en la lucha armada de El Salvador. Notas [1] Tirso Canales: "Cuatro etapas en la literatura de Roque Dalton", conferencia dictada en el IV Congreso Mundial de Poetas (Ateneo de Madrid, julio de 1983) y después publicada en Diario Co-Latino (San Salvador, El Salvador, 9-81997). [2] Sobre los peligros de simplificar a Dalton desde su asesinato o desde su leyenda nos advierte James Iffland en "El desafío de Roque Dalton", en revista Sudestada nº 47 (Buenos Aires, Argentina, abril de 2006). [3] Rafael Lara Martínez: introducción a En la humedad del secreto, antología de Roque Dalton (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, San Salvador, El Salvador, 1994). [4] Elena Poniatowska: "Roque Dalton", introducción a Un libro levemente odioso de Dalton (UCA editores, San Salvador, El Salvador, 1989). [5] El 25 de enero de 1961, desde el cuartel San Carlos, un grupo de militares protagoniza un golpe de estado contra la Junta, en parte por la presencia en ella (sic) de "simpatizantes de Fidel Castro". Casi de inmediato, reprimen las protestas a lo largo y ancho del país. En la avenida de España, la Guardia Nacional y la Policía reprimen con violencia una manifestación civil, dejando un saldo de varios muertos y heridos. Roque Dalton es capturado, una vez más, y exiliado a México. [6] Esto es ya rastreable en su libro anterior, La ventana en el rostro, que Mauricio de la Selva consideró "una especie de itinerario del poeta, un recorrido a través de experiencias que denotan los cambios sufridos por un hombre en marcha hacia la verdad" (M. de la Selva: prólogo a La ventana en el rostro, de Roque Dalton; UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1996). elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/16


[7] "No, no siempre fui tan feo", poema de Dalton incluido en Un libro levemente odioso (UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1989). [8] Miguel Huezo Mixco: "Cuando salí de La Habana: una historia prohibida de Roque Dalton", en revista Istmo nº 11 (Denison University, Ohio, julio-diciembre de 2005). [9] Claribel Alegría: Luisa en el país de la realidad (UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1997). [10] Rafael Lara Martínez: contraportada de En la humedad del secreto, antología de Roque Dalton (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, San Salvador, El Salvador, 1994). [11] Juan José Dalton: "Roque Dalton, una mirada familiar sobre su vida y su obra", ponencia presentada en la Primera Conferencia de Cultura y Literatura Centroamericana (Universidad Estatal de Arizona, Phoenix, 8-10 de abril de 1999). [12] Roque Dalton: Pobrecito que era yo (UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1994). [13] "Referencia de pasos" es un poema que Dalton incluyó, en 1961, en La ventana en el rostro (Baile del Sol, Tenerife, 2003; con un prólogo de Mario Benedetti). [14] Mario Benedetti: "Una hora con Roque Dalton", entrevista publicada en Marcha (México, febrero-marzo de 1969). [15] Luis Melgar Brizuela: "A 20 años de su muerte, ¿releer a Dalton?", en revista Tendencias , nº 40 (San Salvador, El Salvador, mayo de 1995). Melgar Brizuela justifica la insistencia de Dalton ante Benedetti (sobre la resolución definitiva de su conciencia cristiana) a partir de la preocupación del salvadoreño por convencer sin fisura alguna, en la Cuba de entonces, acerca de su total adhesión al socialismo. [16] Escribe el propio Dalton en Los hongos: "Comisionado por una revista universitaria de Chile, traté de hacerle una entrevista a este eminente pintor mexicano llamado Diego Rivera; estaba en Chile para el congreso de la cultura que se celebró en la capital chilena. Yo llegué, simplemente, a cumplir mi deber de hacerle una entrevista, pero ahí encontré al hombre en uno de sus malos momentos. Empezó a responderme cortésmente las preguntas, hasta que, no sé por qué, se le ocurrió preguntarme mi filiación política. Yo le dije que era social-cristiano. Entonces él me preguntó, con aquella manera exuberante que tenía, que cuántos años tenía yo. Yo le dije que 18 años. Entonces me preguntó que si yo había leído marxismo. Yo le dije que no. Entonces me dijo que tenía yo 18 años de ser un imbécil" (Ref.: En la humedad del secreto, antología de Roque Dalton; Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, San Salvador, El Salvador, 1994). [17] Historia paradójica la de los jesuitas salvadoreños, si tomamos como eje la vida del propio Roque Dalton: en nada se parecen los jesuitas aterradores del colegio externado de Dalton (en los años 40) a estos otros jesuitas que en los años 70 comienzan a publicar las obras de Roque y en los años 80 son abatidos a tiros por la derecha nacional salvadoreña. Por en medio, el Concilio Vaticano II, la "Congregación general 32" y, sobre todo, las Teologías de la Liberación latinoamericanas. Pero por en medio también, la pérdida de la fe –sin saberla hasta qué punto– de Roque Dalton. Creo que es de referencia releer, para este asunto, los poemas "Dos religiones" y "Un obrero salvadoreño piensa sobre el famoso caso del Externado de San José", que Dalton incluye en Poemas clandestinos. [18] Esta cuestión ha sido magistralmente expuesta por Luis Alvarenga en su artículo "Lectura intertextual de Los Hongos", en revista Istmo nº 11 (Denison University, Ohio, julio-diciembre de 2005). [19] Me estoy refiriendo al poema de Dalton (Jorge Cruz) "Credo del Che", publicado en Poemas clandestinos (ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2008). Por otra parte, Luis Alvarenga nos recuerda que, para Dalton, Jesucristo y Lenin habrían sido los dos únicos personajes de la historia que entendieron radicalmente la capacidad de la palabra por generar vida y libertad (L. Alvarenga: "Roque Dalton, intelectual integral, palabra integral", en Rebelión, edición del 17-6-2006). [20] La asunción, por parte de Dalton, de las tesis leninistas y de la necesidad de la lucha armada, está magníficamente relatada por Néstor Kohan en su artículo "Roque Dalton y Lenin leídos desde el siglo XXI", publicado en Rebelión (Madrid, 3-4-2007). [21] Roque Dalton: "Poesía y militancia en América Latina", en Casa de las Américas, 3.20 (La Habana, Cuba, 1963). elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/17


[22] Mario Benedetti: "Roque Dalton, cada día más indócil", prólogo a Antología de Roque Dalton (Visor, Madrid, 2000). [23] Roque Dalton: "Poesía y militancia en América Latina", en Casa de las Américas, 3.20 (La Habana, Cuba, 1963). [24] John Beverly y Marc Zimmerman: Literature and Politics in the Central American Revolutions (University of Texas Press, Austin, 1990). [25] Mario Benedetti: "Roque Dalton, cada día más indócil", prólogo a Antología de Roque Dalton (Visor, Madrid, 2000). [26] El papel que desempeña en su obra el "humor desacralizante" de Dalton ha sido más que estudiado en diversas ocasiones, así que no insistiré aquí acerca de ello. Sólo queda recordar la confesión que el propio Roque incluyera en Los hongos : "Nunca logré contener la risa / Incluso creo que el resumen de mi vida podría ser ése: / nunca logré contener la risa". [27] Escribe Dalton en esta época: "¿Y las formas ‘feístas’ de la poesía, del Arte? –me preguntan de nuevo. Este no es un argumento válido contra la esencialidad bella de la poesía. En las llamadas formas ‘feístas’ sucede o bien que la belleza está más oculta de lo que se acostumbra (por los medios no tradicionales con que se transmite) o bien que surge por contraste" (Roque Dalton: "Poesía y militancia en América Latina", en Casa de las Américas, 3.20; La Habana, Cuba, 1963). [28] Sobre el collage de Dalton, Néstor Kohan ha señalado que no es de raigambre posmoderna, "pues su propuesta de lectura y escritura tiene ejes y contornos netamente definidos, habitualmente despreciados y vilipendiados por el llamado pensamiento débil. En primer lugar, la historia, especialmente la de América Latina, aunque también la de otras revoluciones antiimperialistas y anticapitalistas del mundo subdesarrollado. En segundo lugar, la ideología. En tercer lugar, el sujeto y, finalmente, en cuarto pero no en último lugar, la revolución. El collage de Dalton, repleto de retazos polifónicos, no tiene entonces nada que ver con la fragmentación entrecortada de un videoclip posmoderno, donde las partes coexisten yuxtapuestas sin un sentido articulador que las ordene y les otorgue una dirección" (Néstor Kohan: "Roque Dalton y Lenin leídos desde el siglo XXI", en Rebelión, Madrid, 3-4-2007). [29] Rafael Dueñas: " Roque Dalton y la crítica al capitalismo estadounidense", en Literaturas.us (www.literatura.us/roque/ rafaeld.html) [30] En su poema "Taberna", publicado en Taberna y otros lugares (Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2006). [31] Así concluye este poema: "[...] Uno se va a morir, / mañana, / un año, / un mes sin pétalos dormidos; / disperso / va a quedar bajo la tierra / y vendrán nuevos hombres / pidiendo panoramas. // Preguntarán qué fuimos, quienes con llamas puras les antecedieron, / a quienes maldecir con el recuerdo. // Bien. / Eso hacemos: / custodiamos para ellos el tiempo que nos toca" (Roque Dalton: La ventana en el rostro; ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2003). [32] Roque Dalton: "Poesía y militancia en América Latina", en Casa de las Américas, 3.20 (La Habana, Cuba, 1963). [33] Roque Dalton: Miguel Mármol. Los sucesos de 1932 en El Salvador (Ed. Baile del Sol, Tenerife, 2007). [34] Citado por Manlio Argueta en su prólogo a la Poesía escogida de Roque Dalton (Editorial Universidad Centroamericana, San José de Costa Rica, 1983). [35] Luis Melgar Brizuela: "La vida y obra de Roque Dalton"; ponencia en el IV Encuentro Cultural Latinoamericano "Roque Dalton" (San Salvador, 22 de julio de 1996). [36] Mario Benedetti: "Roque Dalton, cada día más indócil", prólogo a Antología de Roque Dalton (Visor, Madrid, 2000). [37] Juan José Dalton: "Roque Dalton, una mirada familiar sobre su vida y su obra", ponencia presentada en la Primera Conferencia de Cultura y Literatura Centroamericana (Universidad Estatal de Arizona, Phoenix, 8-10 de abril de 1999). [38] Roque Dalton: Las historias prohibidas del Pulgarcito (UCA editores, San Salvador, El Salvador, 1988). [39] Roque Dalton: "Filosofía para gobernar El Salvador por períodos no mayores (ni menores) de trece años", en Las historias prohibidas del Pulgarcito (UCA editores, San Salvador, El Salvador, 1988). [40] Geovani Galeas: "¿Dalton o Muñoz?", en La Prensa Gráfica (San Salvador, El Salvador, 4-3-2005). elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/18


[41] Astaldur Astvaldson: Poesía completa de Manlio Argueta (ed. Hispamérica, University of Maryland, USA, 2006), citado en Ruth Gregori: "La poesía de un narrador", en El Faro (San Salvador, El Salvador, 26-02-2007). [42] Luis Alvarenga: El ciervo perseguido: vida y obra de Roque Dalton (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, San Salvador, El Salvador, 2002).

Rebelión, 11 de septiembre de 2009 www.rebelion.org/noticia.php?id=91158

testimonios ARTE POÉTICA

LA ANGUSTIA EXISTE. El hombre usa sus antiguos desastres como un espejo. Una hora apenas después del crepúsculo ese hombre recoge los hirientes residuos de su día acongojadamente los pone cerca del corazón y se hunde con un sudor de tísico aún no resignado en sus profundas habitaciones solitarias. Ahí tal hombre fuma gravemente inventaría las desastrosas telarañas del techo abomina de la frescura de la flor se exilia de su misma piel asfixiante mira sus torvos pies cree que la cama es un sepulcro diario no tiene un cobre en el bolsillo tiene hambre solloza. Pero los hombres los demás hombres abren su pecho alegremente al sol o a los asesinatos callejeros elevan el rostro del pan desde los hornos como una generosa bandera contra el hambre se ríen hasta que duele el aire con los niños

llenan de pasos mínimos el vientre de las bienaventuradas parten las piedras como frutas obstinadas en su solemnidad cantan desnudos en el cordial vaso del agua bromean con el mar lo toman jovialmente de los cuernos construyen en los páramos melodiosos hogares de la luz se embriagan como Dios anchamente establecen sus puños contra la desesperanza sus fuegos vengadores contra el crimen su amor de interminables raíces contra la atroz guadaña del odio. La angustia existe sí. Como la desesperanza el crimen o el odio. ¿Para quién deberá ser la voz del poeta?

LAS FEAS PALABRAS

EN LA GARGANTA DE UN BEODO MUERTO se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia existencia. Furtivamente os las abandono: feas las caras sucias bajo el esplendor de las lámparas babeantes sobre su desnudez deforme los dientes y los párpados apretados elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/19


esperando el bofetón. Amadlas también os digo. Reñid a la poesía la limpidez de su regazo. Dotadlas de biografía ilustre. Limpiadles la fiebre de la frente y rodeadlas de serenas frescuras para que participen también de nuestra fiesta.

El día en que te mueras te enterraré desnuda, como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.

JOB (Sobre un cuadro de Arnold Belkin) I

ÁRIDO POR EL HOMBRE ABATIDO POR EL PASO DEL DESPRECIO desde entonces ya no tiemblas.

El increíble Hacedor te traicionó a pedradas usó sus hados como piedras sus mentados destinos apostó con tu duda a toda costa ocultada con vergüenza.

DESNUDA

AMO TU DESNUDEZ porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como un niño perdido que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas. Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que me nutre; la aromática lámpara que alzo estando ciego cuando junto a las sombras los deseos me ladran. Cuando te me desnudas con los ojos cerrados cabes en una copa vecina de mi lengua, cabes entre mis manos como el pan necesario, cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra. El día en que te mueras te enterraré desnuda para que limpio sea tu reparto en la tierra, para poder besarte la piel en los caminos, trenzarte en cada río los cabellos dispersos.

Malhaya de tu fe en los inhóspitos designios de la crueldad todopoderosa ah crispado de ti para parecer natural en la vecindad del aullido! II Escucha ve a Izalco la raíz de mi patria a Juayúa roída por la niebla en los amaneceres del verano llénate ahí los ojos de ceniza escupe tu arrepentimiento sin causa e invita al amor de Dios entre los amenazados. Alguno te hablará de niños muertos de mariposas muertas en la caída de los derribados por sorpresa. Oh remoto abuelo estafado: qué lejos de nuestra hermosa violencia calienta para ti el sol!

El turno del ofendido. San Salvador, UCA Editores, 2000.

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zonas RRAAM MÓ ÓN N XXIIRRAAU U EE IID DAA VVIITTAALLEE CCO M P A R T E N E L P R OMPARTEN EL PREEM MIIO OD DEE PPO OEESSÍÍAA YY EEN NSSAAYYO OO OCCTTAAVVIIO O PPAAZZ FFaabbiioollaa PPaallaappaa Q Quuiijjaass Los poetas Ramón Xirau e Ida Vitale fueron distinguidos, de manera compartida, con el Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz. Conferido por la fundación que lleva el nombre del Nobel mexicano, el galardón está dotado con cien mil dólares y es uno de los más importantes en lengua española. El jurado –integrado por Pere Gimferrer, Adolfo Castañón, Malva Flores, Sergio Mondragón y Enrico M. Santi– dio a conocer ayer el fallo del Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz, que desde 1988 se otorga anualmente a una figura relevante de las letras en castellano, catalán y portugués. “Este galardón reconoce –expresa el jurado– dos vidas consagradas intensamente al oficio del pensamiento y de la escritura, a la construcción de un lenguaje poético y crítico cuyo fin es hacer más habitable el mundo y restituirle su sentido.” El poeta y filósofo Ramón Xirau nació en Barcelona el 20 de enero de 1924. De niño, acompañado por su familia, visitaba con frecuencia el pueblo de Cadaqués, donde conoció al pintor Salvador Dalí. Tenía 15 años cuando, debido a la Guerra Civil, se trasladó a México. Primero llegó a Nueva York, de donde viajó por carretera a la capital que lo adoptó. El autor del clásico libro Introducción a la historia de la filosofía, recibió con motivo de su 85 aniversario la medalla de oro de Bellas Artes en reconocimiento a su trayectoria literaria y humanística. Asimismo ha sido distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes (1995), las

Palmas Académicas (Francia 1979) y es miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua. Ida Vitale nació en Montevideo el 2 de noviembre de 1923 y es considerada integrante de la generación del 45, con otros escritores como Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti. En la actualidad, Vitale es una figura insoslayable en la poesía hispanoamericana. Desde su primer libro, La luz de esta memoria (1949), su obra se destacó por el rigor formal, una límpida dicción y un refinado sentido del idioma. Exiliada en México entre 1974 y 1984, integró el consejo asesor de la revista Vuelta y participó en la fundación del diario unomásuno. La Jornada, 25 de noviembre de 2009, p. 6. ***

GGEELLM MAAN N SSEE RREEEEN NCCU UEEN NTTRRAA CCO ON N SSU USS PPRRIIM MEERRO OSS VVEERRSSO OSS D DEELL EEXXIILLIIO O CCrriissttiinnaa JJaarraam i l l o millo Uno de los dibujos realizados por Oscar Alonso en el exilio seleccionado para ilustrar el libro de Juan Gelman Bajo la lluvia ajena "Es difícil reconstruir lo que pasó, la verdad de la memoria lucha contra la memoria de la verdad. Han pasado años, los muertos y los odios se amontonan, el exilio es una vaca que puede dar leche envenenada, algunos parecen alimentarse elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/21


así". Con estas palabras abre Juan Gelman una puerta a su memoria del exilio en Bajo la lluvia ajena. Aquellos primeros años arrancado de su Argentina natal y que le llevaron tan lejos de su propio hijo y de sus amigos desaparecidos dejaron mudo a un hombre que ha sufrido la poesía en su propia carne y al que le "duele la derrota". La ciudad de Roma acogió a un poeta herido y hambriento de justicia y le devolvió la voz concediéndole sus primeros versos del destierro. La editorial Libros del Zorro Rojo rescata ahora, 29 años después de su gestación, las palabras que Gelman dedicó al exilio en Bajo la lluvia ajena. Pero no están solas, junto a ellas, las ilustraciones de Carlos Alonso, otro superviviente al que dictadura militar arrebató una hija, y que se cobijó también bajo el cielo romano. "Los dos estábamos exiliados en Roma y, sin embargo, nunca nos vimos allí", nos cuenta Gelman todavía incrédulo. "Hay una perfecta concordancia entre mis textos y sus dibujos. Existe una afinidad de sentimientos muy fuerte frente a lo que nos pasaba. Tuvimos una percepción muy parecida con respecto al exilio". Fue idea del editor, Alejandro García Schnetzer, que Alonso ilustrara los desgarradores textos de Gelman, pero llegado el momento el artista se sintió incapaz: "No puedo. Muchas cosas deberían cambiar para tratar de nuevo el pasado. Ilustrarlo hoy sería tan impensable como pedirle a Juan que mañana escribiera Bajo la lluvia ajena". Su incapacidad le invitó a rebuscar entre sus dibujos inéditos fruto del exilio. Alonso seleccionó cuidadosamente los trazos que acompañarían cada grito impreso de Gelman, dejando así intacto el verdadero espíritu de este libro. "A mi me parece que se llevan bien", comenta el poeta contento con el resultado. Tres décadas después a Gelman no le duele enfrentarse a Bajo la lluvia ajena". Me he alejado de eso, han transcurrido 30 años y los sentimientos se modifican y se entrelazan con nuevas visiones y circunstancias de la vida. Lo leo como si fuera de otro. Me reconozco en ellos, sin duda, pero tomé distancia. Porque no se puede vivir en el pasado, eso trae mala suerte". El libro habla de sí mismo, y de su amigo Paco Urondo, y de su hijo y de su nuera, desaparecidos durante la

dictadura, y también de su padre ucraniano que huyó a Argentina por no cumplir los 24 años de servicio militar que le tocaron por sorteo y que "por la gracia del zar" se convirtieron en 25. "Es un libro en el que pido justicia a los responsables de la dictadura militar y salvo la memoria de aquella catástrofe", sentencia. Pero va mucho más allá, no se limita a su experiencia sino que escarba hasta las entrañas mismas de lo que es el destierro... o de lo que era, al menos: "Está bien el exilio por razones políticas, de un escritor o no, pero el tipo de exilio de este momento es de otra naturaleza no sólo en Europa sino en Asia y en América Latina. La globalización ha empobrecido al mundo en general desde el punto de vista material y lo está empobreciendo desde el punto de vista espiritual", afirma. Muchos, si no todos, de ahora y de antes, se reconocerán a sí mismos o a alguien cercano en máximas como estas: "Quien contempla el exilio es absorbido por él", "El exilio produce una honda sensación de desamparo, de vivir a la intemperie", "Los exiliados son inquilinos de la soledad"... Pues bien, todos ellos están de enhorabuena porque este viernes, a partir de las 19:30 horas, podrán acompañar al propio Gelman, galardonado con el Premio Cervantes en 2007, y al editor de Libros del Zorro Rojo, Alejandro García Schnetzer, en el acto de presentación de esta edición ilustrada de Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota), que se celebrará en la Casa de América de Madrid. "Así sea."

www.elcultural.es/noticias/LETRAS/50 5656/Gelman_se_reencuentra_con_el_exilio

U UN N IIN NSSTTAAN NTTEE EEN N LLAA PPAALLAABBRRAA PPO OÉÉTTIICCAA:: EEN NTTRREEVVIISSTTAA CCO ON N EELL EESSCCRRIITTO R R A Ú L A C E V E S OR RAÚL ACEVES RRooxxaannaa ZZeerrm meeññoo Raúl Aceves anda por las calles de Guadalajara como cualquier otro tapatío, sólo que él tiene la gracia de jugar con la palabra, de retratar los más íntimos sentimientos y de alegrar la imaginación. Nuestro poeta, y digo nuestro porque nació en la mera Guadalajara, es profesor investigador del elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/22


Departamento de Estudios Literarios en la Universidad de Guadalajara; ha publicado Cielo de las cosas devueltas (1982), Expedición al ser (1988), Las arpas del relámpago (1990), La torre del jardín de los símbolos (1996), Dislocaciones y travesías (1997), Tandariola (2001), Caja de islas (2000), La mirada del camaleón (2002), Diccionario de interjecciones y onomatopeyas del español hablado en México (2007), el volumen de cuentos Más allá del más acá, entre otros volúmenes de compilaciones de diversa índole. ¿Desde cuándo escribes? Desde la prepa. Tuve maestros muy motivadores en el aspecto de la literatura que nos ponían a leer y escribir y me gustó. La clase de español no me gustaba, pero cuando llegué a lo de literatura ya me gustó escribir, me gustó más la práctica que la teoría, es más divertida. ¿Y qué escribías en la prepa? Empecé con lo que llamaban los maestros "composiciones" como de "¿qué hiciste en vacaciones", ese tipo de cosas, y después empecé a escribir pequeños articulitos para el periódico de la escuela, había periódicos estudiantiles, también las calaveras el Día de Muertos me gustaban porque son rimadas, en verso y con humor: satíricas. ¿Tus autores favoritos? Julio Cortázar, Nicanor Parra, conocido por sus antipoesías, y con el que me identifico bastante y a quien tuve el privilegio de conocer en la FIL cuando le dieron el premio en 1987. Otro poeta que conocí también en la Feria fue Roberto Juarroz, argentino, aunque él es un poco más del pensamiento, de la reflexión; me gusta Neruda por sus obras elementales, con sus odas al mundo, me gusta mucho su espíritu de celebración de la vida, y Vallejo por su profundidad humana y su recreación del idioma.

Leí tu antología y vi ciertas recurrencias a temas como la naturaleza, Dios, las relaciones hombre-mujer; el Dios que hay en tu poesía es comprensivo y paciente. Entonces, cómo es el Dios en relación con la naturaleza que tú lo describes así: como padre, como consejero. Cómo es que lo proyectas en tu poesía: cómo ves a Dios? Ahí está una pregunta un poco difícil de responder. Yo creo que forma parte de mi búsqueda existencial, filosófica, metafísica. Y aunque no es un Dios sólo cristiano, yo lo siento más amplio, más un símbolo, un símbolo que es superior, trascendente, algo que está más allá de nosotros; en lo personal yo tengo fe en la existencia de algo así. Sí, se nota en tu poesía. ¿Dios, entonces, es tu fuente de inspiración, una de tus fuentes? Es más bien una imagen que tengo como visión de la trascendencia; que puede estar pavimentado por muchas constantes, desde el paganismo, el chamanismo, eso es mucho la fusión con la naturaleza, como creer que la naturaleza es sagrada y está habitada por muchos espíritus, o sea que es Dios en la naturaleza: Dios como espíritu que lo anima todo, como energía sagrada que lo anima todo, no es un Dios con un rostro humano, sino un Dios de energía; un espíritu sin forma y que en algún momento lo llego a equiparar con la vida. La vida es sagrada, así Dios es energía. Me dijo: no creo en Dios Le dije: no creo que a Dios le afecte mucho que no creas en Él Me dijo: ¿por qué, es un Dios indiferente? Le dije: no, es un Dios compasivo y paciente. (2001: 21)

Pero, qué hay del juego con el lenguaje, de dónde sacas estas ingeniosidades, jugar con los dichos populares, con las palabras construyes neologismos pero de una forma muy "popular", es decir, están al alcance de todos; tus neologismos están cerca de la gente. ¿De dónde nace este juego? Pues de varias fuentes, una es de mi pertenencia al Club de Periqueteros de Occidente, de Arturo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/23


Suárez, en el que tenemos más de 17 años de gimnasia lingüística, jugando con las palabras, divirtiéndonos con el idioma, con el lenguaje, esa es una fuente; otra es la lectura de autores que me gusta mucho cómo juegan con el lenguaje, como Cortázar y cómo juega en su Historias de cronopios y de famas. Me gusta mucho ese lado lúdico de Cortázar y de otros autores como Cabrera Infante, Brito García y de otros; de Lewis Carroll, el de Alicia en el país de las maravillas, me encantan esos juegos lógicos y lingüísticos... Claro, estos juegos tienen una razón de ser, no es nada más mover sílabas, hay una razón de fondo, tienen un significado y que al mismo tiempo son inherentes al juego. Sí, también este juego lo veo con explorar las infinitas posibilidades del lenguaje, de jugar con las combinaciones, de construir significados nuevos, es un poco como lo que hago con los collage en donde juego a combinar imágenes y esperar que salgan sorpresas, es darnos cuenta que el lenguaje es una herramienta versátil y que nuestra misión o función como escritores es no permitir que se fosilice, sino que se mantenga viva, que se mantenga juguetona, libre. De nada sirvió que llovieran tantas ideas: Se fueron por el drenaje. (2001: 41) Raúl, tú cómo ves la poesía en Guadalajara; yo noto cierta costumbre de jugar con el lenguaje a veces con tintes políticos, críticos, pero en sí la poesía, ¿cómo ves a la poesía que está ejercitándose? Siento que en años anteriores yo era más usual, pero siento que ahora hay una estandarización de la poesía, como que ya no se dan tanto estos juegos, estas exploraciones, ya nada más en ciertos autores, es generacional, como lo era antes; antes era más usual, no en todos los casos, pero sí encontrabas más ejemplos de eso... Hay cierta estandarización... ¿Y ahora que estás haciendo Raúl? Raúl: Escribí un libro de crónica de viajes que le puse "Ojos de papel volando", y acabo de terminar un diccionario de interjecciones y onomatopeyas; es lo más reciente que he hecho y la publicación de

ficciones inéditas de mi vida con las letras. Además, comencé una serie de ensayos sobre poetas de Jalisco, espero continuar en mi tarea de investigador. He visto que tienes investigaciones sobre indígenas, ¿qué haces en estos trabajos? Bueno, algo que me interesa mucho es la literatura de los indígenas de América, de hecho saqué una pequeña muestra de poesía indígena allá por los años noventa, se llama Poesía de América, ese fue mi primer intento de meterme en este campo. He seguido investigando la poesía de los escritores indígenas contemporáneos que son muy activos, creativos, y ahora me he acercado a los de acá, de Jalisco, en concreto a los huicholes. Allí, la manera que encontré para acercarme más, fue hacer un glosario de la lengua huichola y espero continuar, perfeccionar, completar... ¿Cómo definirías la poética, el estilo, de Raúl Aceves? Yo diría que es una mezcla de imágenes poéticas, filosóficas y con humor: un coctel de esos tres elementos, y juegos lingüísticos, bueno, el humor va mucho ligado con el juego. Y busco una paradoja, lograr la complejidad de contenido con la sencillez de la forma: es una paradoja que trato de conseguir. Mi aspiración es que lo que escribo pueda ser comprendido por la mayoría, que no sea tan hermético, tan difícil, tan inaccesible, sino que sea más al alcance, sin perder por ello su complejidad... Cuando alguien deseaba ver lo que era el más allá, entraba bajo las raíces del gran sauce, subía hasta el séptimo piso, caminaba a lo largo del pasillo iluminado por la luz arco iris, hasta llegar a la ventana (2008: 17)

Son malas las comparaciones, pero ¿quisieras llegar a ser como alguien de tus autores favoritos, a una persona en especial? Quisiera llegar a ser como yo, como mi mejor yo, a lo mejor lo logro.

Bibliografía elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/24


Tandariola. Aforismos, diálogos y minificciones. México, Amaroma, 2001, 118 pp La mirada del camaleón. Antología personal. México, Arlequín-Fonca, 2002, 174 pp. Diccionario de interjecciones y onomatopeyas del español hablado en México. México, Amaroma, 2007, pp. 45. Más acá del más allá. México, La Zonámbula Editores; 2008, 69 pp.

El Occidental, Guadalajara, 2 de diciembre de 2009, www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n142 7105.htm ***

RRO OSSAAM MEELL D DEELL VVAALLLLEE:: EELL PPO OEETTAA D DEE LLAA TTRRIISSTTEEZZAA LLAARRGGAA JJoosséé M Maarrttíínneezz FFeerrnnáánnddeezz

Uno de los grandes de la poesía chilena es Rosamel del Valle. Autor de bellos y difíciles textos, se ha instalado en nuestra historia lírica como un ente vital. ¿Quién es Moisés Filadelfio Gutiérrez Gutiérrez? Preguntado así, alguien me sorprendió. No, no sabía quién era el tal Moisés Filadelfio. Rosamel del Valle, me dijo. Eso ya era otra cosa. ¿Quién entre los artistas de la palabra no conoce a Rosamel del Valle? Es un hito de la poesía chilena.

Nació en Curacaví, el hermoso valle que se encuentra entre Santiago y Valparaíso, en el año inicial del siglo veinte (1900), donde se cosecha la buena uva y se hace una de las mejores chichas del país. Pensamos que de aquel bondadoso pueblo -que crece día a día- y donde hay mujeres muy hermosas, el poeta había tomado la idea de su seudónimo: del Valle. No era así: el nombre provenía de un amor de su juventud. ¿Fue tan fuerte el mismo para que el poeta adoptara el apellido de esa mujer? De seguro que sí. Aun llamándose Moisés Filadelfio abandonó su valle buscando trabajo, el que encontró como linotipista: esa vieja máquina de imprenta que permitía convertir el plomo en palabras. Empieza dando a conocer sus poemas en diversas publicaciones “sueltas”, hasta que al fin, en 1920, edita su primer libro: Los poemas lunados. Es allí donde pasa a llamarse Rosamel del Valle. El modernismo (el maestro de dicha escuela, Rubén Darío, era la figura más alta de la poesía en lengua española) y también el post-romanticismo, etiquetan sus primeros poemas, escuelas que Rosamel del Valle abandonará para meterse en el surrealismo y en la poesía metafísica. La amistad con Humberto Díaz Casanueva, a quien conoce en época de su juventud, será duradera. Ambos compartían los mismos principios en la forma de hacer poesía. Gracias a Díaz Casanueva consigue dos cosas: Un trabajo en Estados Unidos y una dama que se convertirá en su esposa en 1948. Hizo unas revistas de poesía de muy corta duración: el problema de siempre: el económico mató esas publicaciones. Regresó a Santiago en 1962 y falleció tres años después. Sus libros fundamentales son: País blanco y negro, 1929; Fuegos y ceremonias, 1952 y El corazón escrito, 1960. Todo ello poesía, porque Rosamel del Valle también escribió y publicó narrativa y ensayo, pero ello nunca fue el don fuerte del artista. Del Valle es un bardo fundamental en la poética metafísica chilena junto a Díaz Casanueva, Teófilo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/25


Cid, Gustavo Ossorio, Braulio Arenas y unos pocos más. Y es una figura relevante en toda la historia poética del Chile del siglo veinte junto a grandes poetas como Pablo de Rokha, Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Nicanor Parra. El siguiente breve poema da cuenta del talante y del talento innovador del poeta del valle de Curacaví.

VOLUNTAD

ESTA PRIMAVERA DE FRÍAS PAREDES Y DE PRESENCIAS ENFERMAS DE SOMBRA es el ruido secreto que desata los pies en el clima largo tiempo nocturno. Una paloma en el aire de la nada del pecho derrama el mensaje sospechado en el temblor de alambre del sueño. Que el libro de invisible escritura que nadie abre en el miedo de las venas muestre por fin su dichoso o terrible resplandor de lengua desgarrada. Que esté oscuro el hombre como el mundo está oscuro, pero que abra para siempre sus inmensos ojos de viajero que regresa en el día.

En este texto se asoman las imágenes confusamente hermosas del quehacer estéticometafísico de Rosamel del Valle. Dicen que fue un bohemio…que lo tenía atrapado una larga tristeza. Eso se lo escuché decir a ese maestro peculiar que era Luis Sánchez Latorre (Filebo), allí en las oficinas de Las Últimas Noticias, en 1975 o 1976. www.elamaule.cl/admin/render/noticia/24055 Libros completos de Rosamel del Valle en formato PDF: www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut= rosameldelvalle(1900-1965)

EELL PPRREEM MIIO OM MAARRTTÍÍN NEEZZ BBAAIIGGO ORRRRII SSEE VVAA PPAARRAA U N J O V E N P O E T A D UN JOVEN POETA DEE PPEERRÚ Ú El jurado de la vigésima edición del certamen de poesía Ángel Martínez Baigorri de Lodosa falló la semana pasada una convocatoria a la que han concurrido 95 poemarios dispersos en la mayor parte de las comunidades autónomas españolas y con una amplia presencia, de países hispanoamericanos. La mayoría de los encargados de seleccionar las obras concluyó que el primer premio fuera a manos de un joven poeta de 27 años nacido en Cuzco (Perú). Martín Zúñiga Chávez es autor de la obra Gavia y ha demostrado en sus poemas "un buen dominio del lenguaje", además de enseñar en ellos "una mirada interior enriquecida con un variado muestrario de sugerentes imágenes". La entrega, en abril Como en años anteriores, la entrega del premio tendrá lugar en Lodosa el próximo mes de abril. El ganador recibirá entonces 1.000 euros en metálico y 200 ejemplares del poemario que editará el Ayuntamiento de la localidad promotora de esta iniciativa literaria. Martín Zúñiga nació en Cuzco (Perú) en 1983 y ha publicado distintos poemarios. En su trayectoria, destacan, entre otras actividades, su participación en el Círculo Poético Enroque editando la revista de creación literaria Enroque y más versos. Escritos suyos han sido publicados en diferentes medios tanto en Perú como en otros países. Actualmente, reside al sur del país latinoamericano, desde el que está previsto se desplace para recoger el premio. El jurado responsable de fallarlo lo formaron Alfonso Pascal Ros, poeta y escritor ganador en algunas de las pasadas convocatorias de certáme nes literarios en Lodosa; Juan Antonio Arbeloa Arbeloa, maestro y escritor; e Iñaki de Miguel Layana, actor y escritor. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/26


En su argumentación sobre la obra premiada, la destacan como "un buen inicio de una prometedora carrera". Para el jurado, a pesar de su juventud, "refleja muy bien en sus versos el cansancio de la vida cotidiana y la falta de fe en el amor y desamor". Diario de Navarra, 26 de enero de 2010 ***

AABBIIGGAAEELL BBO OH HÓ ÓRRQ QU UEEZZ,, U UN N PPO OEETTAA D DEE CCU ULLTTO O En el Casino de la Cultura se es presentado el libro Poesida, del autor sonorense

Culiacán, Sinalo. Abigael Bohórquez (1936-1995), es el único poeta de culto en México, cuyos libros a pesar de no conseguirse, siguen siendo de los más leídos y el Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste, reeditó Poesida. "Bohórquez es el único autor con libros inconseguibles que se siguen buscando y que son muy leídos por quienes los consiguen… Octavio Paz no lo hubiera aceptado para su antología Poesía en movimiento, ni siquiera las editoriales de renombre lo incluyen en sus colecciones, pero es un poeta que se sigue leyendo a casi 15 años de su muerte", aseguró el poeta Francisco Alcaraz. Al comentar la tercera edición del volumen Poesida, del poeta sonorense, Alcaraz dijo que éste era una paladín de la poesía gay, cuando no existía. "Ahora ya esta poesía es claramente identificable y aceptada, su obra tiene un trasfondo contestatario,

con una poesía francamente política desde los 60, aspecto que nunca abandonó del todo y que, por otra parte, aborda la problemática de los hombres que aman a otros hombres". Presentado por el Instituto Sinaloense de Cultura en el Casino de la Cultura, con comentarios también de Juan Esmerio Navarro, Poesida fue reeditado por el Forca, en el que participan los institutos culturales de Sinaloa, Sonora, Baja California y Baja California Sur, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Navarro comentó que Poesida (escrito en 1991) es un libro con mucha fuerza y mucha vitalidad. "Nos muestra a un Bohórquez que bien pudo ser un personaje del escritor Roberto Bolaño, sobre todo de su novela Los detectives salvajes, donde aparece un personaje de Caborca, Sonora”. En el acto participó además Héctor Tovar García, quien conoció al poeta durante su estancia en la Ciudad de México en los años 50, cuando presentó la primera edición de un libro suyo, ante un público conformado por jóvenes como Carlos Monsiváis, entre otros. "Bohórquez era un poeta real", dijo. La obra Abigael Bohórquez fue uno de los primeros autores que habló de su homosexualidad, por lo cual se convirtió en un caso mitológico y sus versos se leían en secreto. Es autor de libros como La madrugada del centauro, La hoguera en el pañuelo, Las amarras terrestres, Heredad, antología provisional. Abigael Bohórquez nació en Caborca, Sonora, el 12 de marzo de 1936. Murió en Hermosillo, el 28 de noviembre de 1995. Obtuvo dos veces el Premio Clemencia Isaura, que se otorga en Mazatlán. Fue un apasionado del teatro experimental. Vivió durante mucho tiempo en el sur del país y publicó más de 18 libros de poesía y teatro. Perteneció a la llamada Corriente Subterránea. Según la crítica, su obra es clave para comprender la "renovación poética" de la literatura contemporánea en México. www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=5 57008, 15 de febrero de 2010 elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/27


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PPO OEETTAA H HAAIITTIIAAN NO ON NO OSS CCAAN NTTAA TTO OD DO O EELL D DO OLLO ORR D DEE SSU U PPU UEEBBLLO O LLeettzziirraa SSeevviillllaa BBoollaaññooss

Se ha convertido en la figura más emblemática del Festival de Poesía en Granada. Poeta y visionario, vio con horror la destrucción y la muerte en su país, y sólo aquí recuperó la poesía La noche anterior fue agitada y extensa, sin embargo, a las siete de la mañana ya se encontraba dispuesto a brindar una entrevista. En la mesa de lectura nocturna del martes cautivó a los amantes de los versos con una composición de su libro Tanbou (Tambor). Con su potente voz y su buen español transmitió al mundo ese mensaje de esperanza y optimismo que canta en sus métricas. Gaston Saint Fleur es un consagrado poeta haitiano que llegó a las rimas por accidente. Desde niño componía letras de canciones y formaba parte de un grupo cultural multidisciplinario, sin embargo, su familia lo alejó de la música por temor a que se convirtiera en “un vago” y le inculcó una pasión in extremis por los estudios. Saint Fleur es dueño de un nacionalismo envidiable. Se muestra orgulloso de ser hijo del país más pobre de Latinoamérica, porque “somos una de las naciones más ricas culturalmente”. “En Haití la experiencia cultural es espontánea, nace de nuestra gente y tenemos mucho talento que no ha necesitado formarse en escuelas, tal es

el caso de Franketienne, nominado al Premio Nobel”, afirmó enfáticamente mientras llevaba a su boca la taza de café con leche provista para el plantado desayuno que dejó a un lado para compartir su experiencia. No es interiorista Saint Fleur afirma que no es un poeta convencional, porque le ha dado un nuevo enfoque a la poesía. “Yo no uso la poesía como puente para hablar con el mundo, sino que es un diálogo íntimo entre la poesía y yo para hablar sobre el mundo”, aseguró. Y es que ser investigador social le ha dado la ventaja de tener una visión realista de su país, lejos del idealismo de muchos bardos. Ese realismo lo ha llevado a buscar cómo orientar a su pueblo, a fomentar lo autóctono, no sólo traduciendo obras, sino también escribiendo en Kreolé la historia de ese pueblo que ha trazado su ruta con sangre. “Mi obra llama a la esperanza, a buscar el compromiso de mantenerla encendida y a luchar conscientes de su destino”, compartió. Poeta y visionario “Yo siempre he dicho que entre un poeta y un visionario hay un solo paso, pero he tenido una experiencia particular y dolorosa”, dijo previo a una abstracción que lo desvió un poco de la entrevista. Hasta el momento habíamos evadido hablar del terremoto de Haití, pero era imposible, más aún cuando Gaston confesó que “algunos de mis versos son una especie de anuncio de la catástrofe que estamos viviendo, y me sentí culpable, como si con ellos atraje la desgracia”. Algunas de esas estrofas están en su libro Atrahasis: poemas de sangre, en el que se lee: Si te vas a mi jardín no bebas de sus aguas ni te bañes en sus ríos. Ríos de agua mezclada con sangre. Sangre, manchas de sangre. Lágrimas, gotas de lágrimas. Sangre mezclada con lágrimas. Lágrimas mezcladas con sangre. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/28


En Tanbou Kreyòl (septiembre 2009) hay versos que anticipadamente llaman a que los haitianos unidos se sobrepongan a la tragedia: “Si no luchamos juntos/ para salvarnos/ nos moriremos todos”. “Yo me sentí muy impactado por eso de mis poemas, pero en realidad son solo las conclusiones a las que me ha llevado el análisis de determinadas situaciones que me llevaron a pensar que un descalabro de esa magnitud podía pasar”. Nicaragua le devolvió la sonrisa Gahston estaba en Haití al momento del terremoto, y confesó que “ir a Puerto Príncipe y mirar cómo quedó es sencillamente desolador”. Con admirable humildad y conmoción agradeció a los nicaragüenses por el apoyo que han brindado a Haití y por la acogida que le han dado en el festival, “muchos dicen que soy el niño mimado de todos los poetas”. Asimismo, aseguró que lo vivido en Haití es doloroso, por lo que participar en el VI Festival de Poesía en Nicaragua le ha servido de terapia. “Desde el terremoto no había escrito. En Nicaragua volví a reconectarme con la poesía, volví a sonreír, el festival es una terapia de rehabilitación que llevaré de regreso a mi país”. Según el poeta, lo que más lo desmoralizó del terremoto fue la destrucción del palacio de Gobierno, “verlo hundido fue horrible, porque es el símbolo de la moral haitiana, en mi fuero interno me sentí destruido”. Y ese dolor sólo pudo expresarlo en nuestra tierra, donde escribió: Una lluvia de desastres azotó mi jardín sembrado de plantillas, de flores de esperanza de palmeras donde ondeaba la moral en alto y en el centro,/ un castillo blanco de mármol. El Palacio se ha hundido, sólo queda el llanto.

Emocionado por la temática, agradeció a El Nuevo Diario la oportunidad de dirigirse al pueblo de Nicaragua y dijo: “¡Qué viva Nicaragua para siempre, que viva el Festival de Poesía!”. www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/68564, 17 de febrero de 2010

EEM MIILLIIO O BBAALLLLAAGGAASS:: EELL CCRREED DO OD DEE LLAA PPO E S Í A P U R A OESÍA PURA SSeerrggiioo TTéélllleezz--PPoonn La anécdota la cuenta Virgilio Piñera al rememorar los años que pasó en Buenos Aires, donde un amigo le dijo: “Pero, ché, ustedes los cubanos son macanudos: ¡tenés a Ballagas y no se dan cuenta!” A lo que se refería el amigo bonaerense de Piñera era a la mala difusión de la obra de uno de los mayores poetas cubanos y de la lengua española del siglo XX: Emilio Ballagas (1908-1954). A lo anterior se aúna la mala lectura de su obra de gente como Cintio Vitier, quien en 1955 recopiló la obra poética completa de Ballagas, fallecido un año antes; de Ángel Augier, prologuista de Órbita de Emilio Ballagas (UNEAC, 1965), y de Osvaldo Navarro en su prólogo a la Obra poética (Letras Cubanas, 1984). En 1958, Vitier publicó Lo cubano en la poesía, donde emitió apresurados juicios sobre Ballagas. Los tres nunca tomaron en cuenta dos textos fundamentales de Piñera: Ballagas en persona (1955) y Permanencia de Ballagas (1959), quizá porque eran los férreos años de la censura en que el nombre de Piñera estaba vedado hasta para las citas al pie de página. En ese par de textos, vigentes hoy en día, Piñera dio las pautas para leer bien la obra poética de Ballagas: en la que está implícita su condición homosexual, porque a partir de ella surge su visión del universo. Pero también hay que tener claras otras circunstancias: su profunda educación católica, su matrimonio, su paternidad y sus viajes por Europa y Estados Unidos, donde dio clases. Su primer libro fue Júbilo y fuga (1931), apegado al credo de la poesía pura (tan en boga por aquel entonces en toda la lengua española). Ballagas no se estancó en una estética, experimentó y escribió con entera libertad, eso es lo que hace tan rica y elevada su poesía. Se piensa elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/29


que sólo Nicolás Guillén reivindica la poesía negra, pero en 1934 Ballagas dio a conocer su Cuaderno de poesía negra; Nuestra señora del mar es muestra de su poesía religiosa y Elegía sin nombre y “Nocturno y elegía” de sus preferencias eróticas, así como unos sonetos patrióticos que escribió al apóstol Martí con motivo de su centenario. Uno de sus poemas más célebres, “Elegía sin nombre”, fue inspirado por “El joven marino”, de Cernuda; en ambos son evidentes las coincidencias en el tono, el ritmo y la longitud. De allí que no parezca nada extraño que Xavier Villaurrutia haya seleccionado ese poema para que Ballagas cerrara con broche de oro la polémica antología Laurel (1941). Milenio on line, 27 de febrero de 2010, http://impreso.milenio.com/node/8726789 ***

U UN N EESSCCLLAARREECCEED DO ORR IIN NVVEEN NTTAARRIIO O PPO É T I C O OÉTICO JJoosséé M Maannuueell CCaabbaalllleerroo BBoonnaalldd Gustavo Guerrero, comp., Cuerpo plural. Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea. Valencia, Instituto Cervantes-Pre-Textos, 2010. 640 páginas. El libro va acompañado de un DVD con entrevistas y lectura de poemas Una antología de la poesía latinoamericana que agrupa a 58 autores de 19 países, con plurales modales estéticos y otras fórmulas expresivas. Son los últimos heraldos de un marco creativo que desconoce dogmas Gustavo Guerrero ha culminado con esta antología una excelente gestión crítica. Yo, al menos, no conozco ninguna otra que abarque un horizonte

tan vasto como el del último quehacer poético hispanoamericano con tan manifiesta solvencia. En el ensayo que precede a la selección el antólogo deja bien claro cuáles han sido sus objetivos y en qué se han fundado sus métodos indagatorios. Resulta evidente que proceder a inventariar la poesía escrita más recientemente en el ámbito americano de la lengua española es tarea que requiere una previa familiaridad con todas y cada una de esas literaturas y un considerable esfuerzo consultivo y selectivo. El antólogo ha respondido con notable precisión a esos requerimientos. Los poetas hispanoamericanos reunidos en esta antología disponen, o tendrían teóricamente que disponer, de los mismos sedimentos estéticos que los españoles de su misma edad, esto es, que los nacidos entre 1959 y 1979. Pero no ocurre exactamente así: se trata sin duda de un cuerpo plural, aunque no en sentido estricto. Hay algo, en efecto, que asocia ocasionalmente a esos poetas, si bien hay algo que los disocia de acuerdo con los propios contagios ambientales de cada geografía. Y hasta con las tácitas normativas de cada mestizaje en particular, aplicando taxativamente este apelativo al enriquecimiento cultural proveniente de una consabida fusión de culturas. Y parece innecesario añadir que esa fusión no siempre obedece a los mismos factores en cada uno de los países integrados en el mundo hispánico. Gustavo Guerrero analiza con manifiesto rigor la trayectoria última de la poesía hispanoamericana. El hecho de que los poetas aparezcan ordenados de acuerdo con el año y no con el lugar de nacimiento, otorga al conjunto una lectura peculiar. Todos esos poetas se han ido dando a conocer en las dos últimas décadas del siglo XX o, más propiamente, en la zona fronteriza que va del siglo XX al XXI. Son exactamente 58 poetas pertenecientes a los 19 países americanos de habla española, incluyendo además en esta ocasión -aunque se trate de un mero ejemplo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/30


testimonial- al Estado norteamericano de Nuevo México. El hecho de que cada una de esas comunidades esté representada en la presente antología induce a pensar que su editor se ha cuidado de ofrecer un panorama cuya equidad también consistía en no desatender a ninguno de los países en liza. Ahora bien, ¿justificaba esa actitud la inclusión de poetas a lo mejor prescindibles? No estoy muy seguro. En cualquier caso, hay naciones -Paraguay, Ecuador, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Uruguay- representadas por un único poeta, lo cual puede resultar desequilibrado, amén de significativo, si se compara con otros países Perú, Venezuela, México, Argentina, Chile- de los que se han seleccionado entre seis y ocho poetas. Ya se sabe que toda antología es una conjetura. Los propósitos de Gustavo Guerrero quedan sobradamente explicitados en su lúcido ensayo preliminar. Antes que nada, el autor propone un planteamiento sistemático de las trayectorias que regulan la poesía hispanoamericana de los últimos veinte o treinta años, a partir de la gradual dispersión de los paradigmas poéticos derivados del modernismo y las vanguardias. Se trata sin duda de un inteligente punto de partida que, como su autor señala, no se atiene sólo a un criterio geográfico, sino sobre todo a lo que podría ser el "fin de un sistema poético" localizado en el tránsito del siglo XX al XXI. La evolución de los aparejos sociales y éticos que gravitan sobre esa poesía resulta siempre particularmente sutil. Incluso podría tildarse de temeraria cualquier pretensión de uniformar la pluralidad de modelos que movilizan a poetas nacidos en los distintos países de Latinoamérica, casi todos ellos -por cierto- muy defectuosamente comunicados entre sí. Los códigos de una tradición que la lengua trata de estabilizar se ramifican aquí en función de las propias experiencias históricas vinculadas a cada geografía. Cabría añadir, en términos didácticos, que las nuevas situaciones -sociales, culturales, políticas- demandan siempre nuevos modales estéticos, nuevas formulaciones expresivas. Todo eso queda patentizado en este Cuerpo plural, cuya lectura depara alguna sorpresa y, por supuesto, no pocos esclarecimientos. Se corrobora,

como primera medida, que el tramo final del siglo XX marca también una frontera crítica donde los poetas hispanoamericanos dados entonces a conocer avisan de una serie de cambios en la conducta poética general. En cierto modo podría hablarse de un trámite reflexivo en el que también tendrían cabida ciertos poetas españoles adscritos a esas últimas generaciones. Desde luego que no se trata de ninguna sensibilidad homogénea, pero sí de un registro poético común gestado en ese "periodo inestable de rupturas y transiciones que sigue a la caída del paradigma moderno". La mayoría de esos poetas -algunos de ellos de veras relevantes- trabajan, por así decirlo, en una muy parecida encrucijada cultural y sondean en la materia lingüística en busca de nuevas posibilidades expresivas. Aquí y allá se perfilan rastros de maestros comunes, pero la asimilación o el rechazo- no es desde luego uniforme. Cada poeta pertenece a lo que podría llamarse una versión última de la tradición de su país respectivo; una versión que a veces tiene más de ruptura que de acomodo. Tal vez las normas poéticas a que se atienen coincidan en lo sustancial, pero difieren en las variantes lingüísticas -y hasta retóricas- propias de cada país. Como en una casa cuya unidad viene definida por la diversificación de las habitaciones, los poetas aquí seleccionados ejemplifican de hecho un nuevo marco de propuestas a las solicitaciones de la historia inmediata. Son los últimos heraldos de una renovadora programación simbolista de la poesía y los que más notoriamente descreen de dogmas, obediencias filiales y círculos cerrados. En la bibliografía poética latinoamericana, la antología de Gustavo Guerrero tiene mucho de canon ya ineludible. En cuanto confrontación de lecturas y fuente de conocimientos y debates, Cuerpo plural viene a representar un útil punto de partida analítico y una muy valiosa propuesta de demarcación histórica de la poesía hispanoamericana. Babelia, 27 de febrero de 2010

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SSEERRRRAATT RREEVVIIVVEE AA M MIIGGU UEELL H E R N Á N D E Z HERNÁNDEZ JJuuaanniittaa SSaam mppeerr O Ossppiinnaa El cantautor catalán armó un disco con textos de uno de los poetas más grandes de España para conmemorar los 100 años de su natalicio. Cuando Joan Manuel Serrat viaja a Madrid visita a menudo un lugar para ver los partidos del Barça, su equipo del alma. Se encuentra cerca de la calle Conde de Peñalver, a pocos metros de una construcción que fue la cárcel de Torrijos, uno de los múltiples lugares donde el poeta Miguel Hernández estuvo preso en la época de la dictadura franquista. El mismo lugar donde compuso “Nanas de la cebolla” ("La cebolla es escarcha, cerrada y pobre"). Se trata de una casualidad llena de significado. Un guiño de la vida a la relación -ya larga y profunda- entre el cantautor y el poeta, que ahora toma tonos elevados con el nuevo trabajo discográfico que Serrat presenta: Hijo de la luz y de la sombra. Con pantalones habanos, saco gris y boina oscura, Serrat parece más hernandiano que nunca. Han transcurrido 38 años desde que sacó el primer grupo de canciones de versos de el poeta (titulado Miguel Hernández) y ahora canta de nuevo en la conmemoración de los 100 años del nacimiento de Hernández, cuyos huesos se pudrieron entre cárcel y cárcel. El martes salió a la venta este nuevo homenaje de Serrat a Hernández. Consta de 13 canciones, provenientes de épocas y circunstancias distintas del poeta, y varios videos realizados por diferentes cineastas: José Luis Garci, José Luis Cuerda, Bigas Luna, David Trueba y el colombiano Sergio Cabrera, entre otros. ¿Cómo conoció la obra de Hernández y cuándo vio que se podía musicalizar?

Debía de ser el año 65 cuando cayó el primer libro en mis manos. Yo estaba en la universidad y fue uno de esos volúmenes de la colección Losada que resultaron fundamentales para la educación de varias generaciones de españoles y latinoamericanos, pero sobre todo en España, donde prácticamente todo lo que sacó Losada era poesía prohibida o mal distribuida porque no estaba bien vista por el régimen. El primer disco que hice con poemas de Miguel Hernández apareció en el año 72; es decir que trabajé en él durante los años 70, 71. ¿Desde el principio vio la música en la obra? No, yo leí la poesía y al cabo de un tiempo me planteé la posibilidad de hacer las canciones. Fue a partir de la relectura de los poemas. Independientemente de que nos guste leer poesía, todos tenemos unos poetas que releemos constantemente y que redescubrimos constantemente. ¿Qué lo llevó a un nuevo disco con textos del poeta? Las circunstancias han tomado varias decisiones. Mi intención al principio fue ponerle música a un par de poemas nuevos de Miguel Hernández y juntarlos con las canciones antiguas, para formar un bloque e incluirlo en mi próximo concierto. Era mi manera de conmemorar el centenario desde el escenario. Pero fui evolucionando con el trabajo, me lo pasaba muy bien y me dejé llevar. En un momento determinado vi que la cosa iba mucho más allá de las dos o tres canciones que había previsto y al final se ha producido un trabajo mucho más consistente, un espectáculo musical monográfico. ¿Qué tanto hubo de gesto musical y qué tanto de gesto político en el primer disco? Había un gran ingrediente político porque Miguel Hernández era una víctima de las cárceles del franquismo. Hernández murió tuberculoso en una prisión de Alicante, abandonado. En el 72 gobernaba Franco y cantar poesía de Hernández era una forma de enfrentar al régimen. ¿Tuvo problemas entonces? No más de los que tenía antes y de los que tuve después. Los problemas estaban implícitos en la elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/32


relación. Nunca nos sentimos cómodos ni el régimen conmigo ni yo con el régimen. ¿Y qué tanto de gesto político hay en el nuevo disco? Todo lo que hacemos en esta vida tiene un gesto político. Las canciones que conforman este trabajo no obligan a una lectura que quede circunscrita al tiempo y las circunstancias en que fueron escritas, sino que cuenta con una vigencia que puede trasladarse a cualquier tiempo y a cualquier lugar. Parecen textos escritos hoy y aquí, que se acomodan a las diversas circunstancias que el mundo nos ofrece en estos momentos. ¿Sus canciones buscan difundir la poesía de Miguel Hernández? Mi intención no es divulgar la obra del poeta. Mi intención es hacer buenas canciones. Si independientemente de esto se divulga la obra del poeta, muy bien. ¿Durante cuánto tiempo trabajó en este disco? Empecé a trabajar a principios de 2009, pero no se puede medir el tiempo. A veces avanzas más rápido y siempre estás revisando. ¿Cómo es ese proceso de creación? Hay que dejarlo todo muy libre. Hay que trabajar con toda la obra. Te pones a musicar, vas sacando, las músicas van surgiendo y no necesariamente unos poemas que pensabas que estaban condenados a formar parte de este trabajo, permanecen. Vas leyendo, vas estableciendo un juego de la música con el poema. Hay que dejar que las cosas surjan de una manera muy fresca, muy tranquila. Sus giras no paran: Serrat 100 x 100, Serrat Sinfónico, Dos pájaros de un tiro con Sabina... ¿Es incansable? Es que no he encontrado otra cosa que me divierta más. ¿Cómo va a ser la de este nuevo trabajo? Comienzo en Elche el 23 de marzo y sigo en España hasta el final de octubre. En noviembre y diciembre estaré en América, en la parte sur, y en febrero o marzo en la parte norte. No sé cuándo estaré en Colombia. Lo que sí sé es que cuanto antes, mejor; y si puedo ir dos veces, para mí sería maravilloso. Cuéntenos sobre los videos de las canciones...

Fue una idea que se me ocurrió pensando que si me atrevía a poner música a los poemas y surgían canciones, ¿por qué no incorporar a este dúo palabra-música la imagen? Establecí conversaciones con diferentes amigos del cine para hacerles el encargo de poner su mirada personal a cada una de las canciones que conforman el concierto, y la verdad es que la respuesta fue fantástica, a pesar de que les advertí que no tenía dinero. Fue un trabajo de generosidad con el poeta y conmigo. ¿Por qué incluyó a Sergio Cabrera en ese puñado de directores? Me ha gustado mucho todo lo que he visto de él, desde que lo conocí con La estrategia del caracol, y pensaba que podía dar una mirada muy interesante, sobre todo a un poema que creo que lo sensibilizaba especialmente: es un fragmento de una obra teatral que se llama Pastor de la muerte. El protagonista recita unos versos cuyo estribillo dice: "Si me matan, bueno / si vivo, mejor / Ante la vida, sereno / y ante la muerte, mayor; / si me matan, bueno: / si vivo, mejor". Este planteamiento decisivo al que te somete la vida le gustó mucho a él e hizo un trabajo muy bonito. EL SUR TAMBIÉN EXISTE Como latinoamericano nacido en Barcelona, tal como usted mismo se ha definido, ¿qué piensa del tratamiento que reciben los latinoamericanos en España, en las circunstancias actuales? elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/33


Yo procuro no ser definitorio en estas cosas y no separar entre bueno o malo, bien o mal. Creo que España tiene no solo una responsabilidad, sino también una oportunidad fantástica de ser la gran promotora del mundo latinoamericano ante Europa. Somos la puerta natural por la que puede pasar mucha gente de América Latina en la coyuntura económica actual y podemos ser el acceso a otros lugares, pero esta situación choca a veces con la voluntad de Europa y con las obligaciones que España puede tener como miembro del país europeo. La realidad es que España mantiene una relación absolutamente directa con América y que la ha tenido a lo largo de la historia. Una relación en la que los flujos migratorios a veces han sido al revés. Bastaría con que la memoria no se perdiera para trabajar en el tema con la profundidad que se debería. www.eltiempo.com/culturayocio/musica_in/ser rat-revive-a-miguel-hernandez_7314927-1 ***

¿¿U UN N PPRREEM MIIO OM MU UN ND DIIAALL PPAARRAA PPO OEETTAASS M Í S T I C O S Y P A R A A T E O S ? MÍSTICOS Y PARA ATEOS? El importante Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo cumplirá su XXX emisión en 2010. Este notable galardón impulsado por los Misioneros Identes a través de su Fundación Fernando Rielo, fue creado en 1981 con el fin de promover la poesía mística y encontrar y dar a conocer a nivel mundial los poetas con que conjugan una elevada espiritualidad con una auténtica expresión literaria. El Superior General de los Misioneros Identes, lo resalta: “La poesía mística pura es la expresión poética pues evidente pero no se puede establecer ninguna frontera. Como ya ha sido comentado muchas veces en la crítica poética, toda poesía refleja la imagen de Dios en la persona entonces poco a poco con un esfuerzo de difusión animando a personas a escribir este tipo de poesía y también animando a bastantes autores que la tenían escrita, presentarla a este premio, damos dando pasos en esta concienciación, en esta realidad que

es presente en cada uno de nosotros y en la cultura” El presidente del Jurado del Premio Poesía Mística enfatiza que se dirige a todas las personas sin importar credo ni práctica religiosa para recoger y comunicar la experiencia íntima de amor con Dios. Ya lo decía así Fernando Rielo, el impulsor de esta iniciativa. “Él quería que se difundiera sobre todo la experiencia de unión con Dios y esto para los católicos de una manera especial pero también para las demás religiones. Esa experiencia de unión con Dios saberla expresar en términos literarios con valores verdaderamente altos no solamente moldes clásicos como San Juan de la Cruz, Santa Teresa en canciones, en sonetos sino también con todas las formas métricas en incluso moldes de la literatura tanto del siglo XIX como del siglo XX en todas las generaciones y esto el lenguaje que supone un medio de comunicación cuanto más estética más valiosa, más valores recoja pues también mejor se comunica esta experiencia íntima de amor con Dios”. El reconocimiento alcanzado por este galardón, que otorga la publicación de la obra y 7 mil euros, ha permitido que la ceremonia de entrega del mismo, se haya celebrado en sedes internacionales de gran relieve, como la ONU en Nueva York, el Senado de Francia y la UNESCO en París, el ayuntamiento de Roma, la Sala Gótica del Ayuntamiento de Colonia, el Museo del Prado y el Ayuntamiento en Madrid. La ceremonia de entrega de este premio en la última edición fue celebrada en la Embajada de España ante la Santa Sede y el ganador fue un el poeta dominicano Fausto Antonio Leonardo Henríquez, con su obra Gemidos del ciervo herido. La obra fue seleccionada entre 207 convocatorias procedentes de 20 países. “Yo lo que siento es gratitud a Dios porque el don de la palabra digamos es un don de Dios y lo que quiero expresar a través de la poesía, en este elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/34


caso del libro gemidos del tiempo herido, esto es precisamente, es expresar la dolencia que tengo por Dios, es decir, el dolor que tengo a Dios que no le puedo amar como quisiera que quisiera amarlo más y expresarlo de muchas maneras. La mística expresa un poquito los sentimientos de amor de cercanía de confianza con el Señor, los gemidos del verbo herido viene a expresar esto: “Señor te amo pero cómo te lo demuestro si soy pequeño si soy limitado. […]. No termina uno de amar a Dios, de expresarlo del todo, entonces la puerta es la poesía que te permite a través de los símbolos, de las imágenes, elaborar la poesía hecha imagen”. Para describir la importancia de este premio que habla no sólo a los que creen en Dios, sino a todos los corazones, citamos el poema “Transfiguración”, de su fundador Fernando Rielo que invitó en vida a la humanidad de todos los tiempos a hacer de la propia vida el mejor poema: Tú eres, Dios mío, la poesía que deseamos escribir y no sabemos. Si Tú quisieras mover nuestro dedo, serías el poema digno de tu nombre.

www.agenciasic.es, 11 de marzo de 2010

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RRAAÚ ÚLL ZZU URRIITTAA:: ““U UN N PPO OEETTAA N NO OD DEEBBEE PPO ON NEERRSSEE LLÍÍM MIITTEESS,, PPO ORRQ QU UEE YYAA VVEEN D R Á N L O S D E M Á S A P NDRÁN LOS DEMÁS A PO ON NÉÉRRSSEELLO OSS”” VViicceennttee VVaalleerroo

Zurita ha dirigido un taller de creación en los pasados días y será también el encargado de clausurar las jornadas el próximo domingo con una lectura de sus poemas.

Ibiza. Las palabras de Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) aparecen en la conversación con esfuerzo pero lúcidas, aparecen para nombrar aquello que merece ser dicho. Es uno de los poetas más importantes que ha dado Chile, un país con una gran tradición poética. Vive por y para las palabras, encaramado a su misterio profundo, comprometido con la libertad que otorgan. Marcada por las atrocidades del régimen de Pinochet, su poesía clama por la dignidad y la justicia. Acaba de llegar de Chile, donde la tierra todavía tiembla estos días... El lugar común que dice que Chile es tierra de terremotos es una verdad irrefutable. Tenemos el record del terremoto más grande registrado, en el año 60, que llegó a cambiar la geografía, el curso de los ríos. Pero curiosamente, de nuevo esta catástrofe te pone frente a un hecho: la prensa internacional la ha seguido tres días y luego se ha olvidado de ella, por el simple hecho de que no ha habido tantos muertos como en Haití o en Indonesia... No es noticia. Hay algo profundamente cruel en este caos de la civilización. Y al mismo tiempo se dan una serie de contradicciones internas, arrogantes y falsas, por parte de gobierno. ¿Quiere decir que el gobierno no lo ha gestionado bien? Quiero decir lo siguiente: la sociedad chilena tiene un barniz muy superficial de democracia, de pujanza económica y, de pronto, un terremoto rompe esta fragilísima autoimagen y la convierte en un país profundamente herido, con saqueos que ahora se ven con espanto pero que sólo reproducen la situación real de los últimos cuarenta años. Chile es un país absolutamente atravesado por la iniquidad y la injusticia, y estas reacciones, como los saqueos, que a tantos no gustan, revelan el estado de un país en permanente terremoto. La derecha se ha quejado de que tardaran en salir los militares a la calle. Está claro que prefería que se matara a los saqueadores... Cualquier cosa antes de manchar la autoimagen de Chile. El desprecio por la vida es muy hondo en nuestro país. Y a esto hay que elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/35


añadir esta declaración tan desafortunada del gobierno al decir que Chile no necesitaba ayuda exterior, una declaración llena de arrogancia y autoafirmación. Los hechos han demostrado lo contrario. El terremoto ha coincidido con un cambio de gobierno: la izquierda ha cedido el poder a la derecha. Para un 49% de los que fuimos a votar, efectivamente puede decirse que ha habido una “coincidencia”. Usted ha seguido siempre muy de cerca los acontecimientos políticos de su país hasta el punto de que participó activamente en la campaña presidencial de Ricardo Lagos. Sí, pero dejé de hacerlo porque me llevé una profunda decepción. Apoyé a Lagos, un socialista. Fue un espejismo mío, pero pensé que, por lo menos... en fin, no digo que hacer una revolución, pero sí construir un modelo económico de mayor justicia. Pero ocurrió todo lo contrario. Así que dejé de participar del oficialismo y de eso hace ocho años. ¿Poesía y acción política combinan bien? En Latinoamérica hay una profunda tradición de participación de los poetas en las luchas políticas e ideológicas, aunque apenas ninguno se ha dedicado a la actividad política. Es más una actitud de compromiso ideológico. Esto es lo usual en Latinoamérica, aunque yo creo que se trata más bien de un compromiso que atañe a los comportamientos privados. Otra cosa es la obra poética de cada cual. ¿Debe la poesía hablar de política? Hay dos extremos bastante peligrosos. Por una parte está el poeta frente al cual el noticiario lo hace mejor, que practica una poesía que quiere ser actual y contingente, pero que no puede competir con la prensa... Y en el otro extremo está aquel que practica una poesía que sólo habla de sí misma, se interroga a sí misma, y que a mí me aburre. Creo en la poesía como un arte que siempre es capaz de romper. ¿Cómo recuerda ahora su etapa bajo la dictadura de Pinochet y que tanto ha marcado su vida y su obra?

Como una etapa terrible y oscura. Sin embargo, en aquella etapa también emergió lo mejor de nosotros mismos. Todo era profundamente adverso y, sin embargo, surgieron los sueños, el amor, el compañerismo, la amistad. Todo esto terminó también con la dictadura. Estuve en la cárcel, el mismo 11 de septiembre, detenido en una razia masiva, en Valparaíso, a las seis de la mañana. Nos llevaron a un barco. Fue una experiencia terrible y me siento un superviviente. Creo que Chile no ha podido superar aún aquellas heridas de la dictadura, vuelven una y otra vez. Queda una imagen de no conformidad con uno mismo. Recuerdo mi experiencia personal: conseguí una beca Guggenheim en 1982 y me fui a Estados Unidos. ¿Qué hice para superar mi depresión? Me dediqué a comprar todos los días, ropa sobre todo, cosas que no había comprado nunca, comprar y comprar. En fin, luego la depresión volvió con más fuerza. En su libro INRI ahonda en la terrible experiencia de la muerte y los crímenes durante la dictadura. ¿Puede reescribirse la tragedia? Lo que sucedió es irremediable. Libros como INRI esconden una condición paradójica, porque se trata de reparar algo cuya reparación es imposible. Y tampoco para sí mismo, la poesía ni siquiera alivia. Porque ¿quién escribe en realidad? Los griegos tuvieron una respuesta maravillosa: las musas. Ahí están. Hoy nos parece infantil esta respuesta, ingenua, pero se trata de una respuesta que no ha sido superada. Cuando comienzas a escribir, comienzas a hablar de otra manera, incluso cuando la poesía es más o menos conversacional. ¿De quién es esa voz que habla en los poemas? No hablo así usualmente, por tanto, ¿por qué construyo ese mundo, quién ocupa mi cuerpo? En fin, son preguntas... Durante un año estuve escribiendo INRI. Al principio, cada día me ponía a escribir dos líneas y tenía que dejarlas, me aterraba seguir. Era algo muy cercano al trance, que ya sé que suena grandilocuente, pero quiero decir que fue una experiencia de gran intensidad. Si ahora me obligaran a seguir o a añadir algún poema al libro, no podría hacerlo. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/36


La experiencia intensa y radical ha estado siempre presente en su obra, con actuaciones como escribir en el desierto o incluso en el cielo... Escribí una frase en el desierto, en 1993, con excavadoras, en una extensión de unos tres kilómetros y medio, una frase que dice: “Ni pena ni miedo”, y que me sorprendo hoy viéndola en Google Earth... Se trata del verso último de mi libro La vida nueva. Lo considero el poema más interior, íntimo, que he escrito. También me pareció bello ocupar el cielo como página, y en Nueva York, con cinco avionetas, escribimos un poema de 15 frases, con el humo. Un poeta no debe ponerse límites, porque ya vendrán los demás a ponérselos. La naturaleza en su poesía también aparece como una experiencia radical... Es una naturaleza en movimiento siempre. El desierto, el mar, la cordillera, para mí son grandes imágenes de las pasiones humanas. Los paisajes son como telones en blanco que la pasión de vivir va llenando. Después de tantas experiencias intensas en su vida y en su obra, ¿qué es para usted la poesía hoy? Es ese espacio que media entre la infelicidad real y el vislumbre del paraíso. Para mí la poesía es una experiencia y una pasión extremas. Diario de Ibiza, 17 de marzo de 2010

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N NO O VV EE D DA AD D EE SS Yehuda Amijái, Los viajes del último Benjamín de Tudela. México, Ediciones Sin Nombre, México, 2009. Con traducción de Alberto Huberman y Angelina Muñiz-Huberman, la presente edición de este libro del poeta judío Yehuda Amijái, es una de las opciones bibliográficas más interesantes de la temporada. Nacido en 1924 en Alemania y fallecido en el 2000, Amijái concibió una obra extraña, un viaje mitológico donde las palabras reclamaban una dimensión difícil de desentrañar, quizá porque sus versos buscaban el arraigo en un sueño de ostracismo. Como Ulises, el insospechado Benjamín de Tudela atraviesa el tiempo para contemplar la construcción del Estado de Israel, un paisaje hecho de arena, una espiral en que la flora y la fauna se integran a su cuerpo a través del oscuro proceso digestivo donde el aire, los libros, las mujeres y las cosas, ensamblan el territorio de un caminante despojado de sí mismo. elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/37


N NIICCAAN NO ORR PPAARRRRAA RREEAAPPAARREECCEE CCO ON N PPAARRRRAAN D A L A R G A NDA LARGA JJaavviieerr GGaarrccííaa Llegó a librerías primero en España y la propuesta nació de la agencia de Carmen Balcells. Se viene la difusión mundial de su obra, mientras se retrasa el segundo tomo de sus Obras completas por Galaxia Gutenberg, que ahora saldría hasta 2011.

Fue en abril del año pasado cuando la agente literaria Carmen Balcells llegó a la casa de Nicanor Parra en Las Cruces. Horas después de esa visita la representante de escritores más importante de Hispanoamérica confesaría sobre el antipoeta: “Su reputación es extraordinaria, y le he dicho que dentro de un año, para vuestro bicentenario, quiero dar a conocer en todo el mundo su obra”, y agregó que partiría publicando una antología por Editorial Alfaguara. Así es como acaba de aparecer en España Parranda larga (488 páginas), aatología del Premio Nacional a cargo de Elvio E. Gandolfo, escritor y periodista argentino, quien afirma en el prólogo un asunto nada de lejano para nuestros días. “Parte de su visión del mundo nació de un terremoto que destruyó el pueblo donde vivía, y a la larga terminó siendo un terremoto él mismo, pero otra vez paradójico, porque va construyendo tanto como lo que va destruyendo, y nuevo, inesperado”. Gandolfo se refiere a Chillán (ciudad natal de Parra) y a la irrupción de su poesía en el panorama literario en Chile y luego en el continente. “Parra vio con claridad el punto: enseñar a hablar otra vez por escrito, y a través de ese cambio dar un giro de 180° a lo aceptado, lo conveniente, lo formal”. Cercanos al autor de los artefactos cuentan que la antología en un principio saldría por Tusquets, pero la “negociación de Balcells” determinó que

fuese por el sello Alfaguara. Además, Balcells comunicó en su pasada visita a Chile la reedición para este año de todos los libros de Parra. “Pescado” de juventud Parranda larga cumple los requisitos de una antología completa formada por una selección cronológica de la obra del autor, además de textos complementarios que dan pistas de sus textos (al final de la antología se incluye “Discurso de bienvenida en honor de Pablo Neruda”, entre otros). En este caso, Gandolfo parte el libro con el poema “Sensaciones”, publicado a mediado de los años 30 en Revista Nueva, que circulaba entre alumnos y profesores del Internado Barros Arana, y luego sigue con poemas de Cancionero sin nombre, publicado en 1937. Libro al que Parra lo llama “Un “pescado” de juventud”. Esto, porque pasarían casi 20 años para sentirse en sus aguas con Poemas y antipoemas (1954). De este libro, Gandolfo anota en el prólogo que “fue una bomba de profundidad, cuya necesidad imperiosa se captaría a pleno una década más tarde”, para luego destacar los elementos con los que se nutre la antipoesía, porque “la verdadera seriedad es cómica”, como dice don Nica. La Nación, Chile, 19 de marzo de 2010

SENSACIONES I. Ensueño

LOS OJOS REBOSAN DE PLUMAS CANSADAS y yo voy dilatándome cual la niebla olorosa se dilata en la sombra. Los caminos se están diluyendo en los parques y una acequia está quieta. Yo no sé si es que parto o que llego si es que hablo o que callo. En las puertas distantes y opacas los amigos de antaño se están envolviendo en la tenue penumbra de las plumas que llueven. Hay paisajes de bronce en los charcos y en los acantilados suenan rondas de niños de palo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/38


y de niñas de mármol. Caminando por las avenidas y llanos yo dejé mis recuerdos guardados en los charcos de bronce. Me quedé con la risa brincando en la lágrima helada mientras cruzan la tenue penumbra los amigos de antaño. Entretanto le busco el manubrio a mi bicicleta que da volteretas de cien pejerreyes sobre un cometa torcido. He llegado cargado de plumas risueñas al portón de mi casa. Y no sé si volver o quedarme si quedarme o seguir. Yo me siento bajo un eucaliptus mientras pasa a mi lado equilibrando un remolino en la cabeza una gallina de cristal. Mi madre me trae en tres ampolletas de plumas un puñado de pepas menudas. Yo me vuelvo hacia atrás.

LLAA PPO OSSEESSIIÓ ÓN N AABBSSO OLLU UTTAA D DEELL D DEESSEEO O RRoobbeerrttoo M e n d o z a A y a l a Mendoza Ayala María Ángeles Juárez Téllez, De cándidos recreos. México, Universidad Autónoma Chapingo, 2009. De cándidos recreos es el tercer libro de poemas de María Ángeles Juárez Téllez (Tingambato, Michoacán, 1951). El tiempo transcurrido desde la publicación de su anterior poemario, Bajo los girasoles (México, La Máquina Eléctrica, 1987) hasta la fecha, ha sido en gran parte dedicado por ella a escribir otros libros relacionados con la investigación y la difusión de la obra del escritor campechano Juan de la Cabada, de quien Juárez Téllez fuera asistente en los últimos tres años de la vida de éste.

En los Cándidos recreos, la autora nos conduce a un viaje pleno de recuerdos, ausencias y erotismo, sobre el camino multicolor sembrado con las flores de su memoria, rebasando el lirismo imperante en mucha de la actual poesía mexicana, donde a veces se olvida que el poema es una máquina en la que cada palabra deberá ajustarse de manera precisa y necesaria al poema, o no escribirse. Como aconsejaba Rilke, las vivencias infantiles y adolescentes de Juárez Téllez se vuelven aquí detonadores de la experiencia literaria, trascendiendo las consideraciones inmediatas de la autora, y constituyen magnífico pretexto para verter en la matriz del poema, con oficio, el inasible sentido poético que proporciona vida propia a lo escrito. Con un lenguaje que a veces emplea vocablos poco frecuentados —pero propios del contexto rural en que ella creció—, la autora enriquece los poemas de De cándidos recreos sin falsas pretensiones de erudición, marcando un recorrido con vastos orígenes y múltiples destinos, evidentes en los homenajes que dedica a Raúl Renán, Enriqueta Ochoa, Francisco Cervantes y Juan de la Cabada. El recuerdo de éste último en el poema “Cruzamos la tarde”, es estremecedor: […la muerte…) humedeció en tu piel el aroma de nardos que nacerían en tu sepultura

Existen también los guiños y complicidades con los amigos; invocaciones o despedidas de amantes; así como sucesos vitales que por crudos o dolorosos han sido transferidos a un contexto mágico. Si el primer criterio fuese el cronológico, la lectura comenzaría por el poema “Bajo el signo de Cáncer”, desde antes del nacimiento de María Ángeles Juárez, cuando su padre al expirar la primera mitad del siglo veinte arrojó un torrente de lluvia seminal, tornándome voces desde el vientre de su universo elpoemaseminal 139-140/ dic.-2009-mar. 2010/39


y terminaría donde, efectivamente, acaba el poemario con la “Carta al muchacho Capricornio”: donde Adelaida, mi hija, es la historia dolorosa de mi sangre.

Pero si nos atenemos al erotismo, el libro parte del poema “De cándidos recreos” con una aventura temprana paradójicamente vinculada a lo religioso, pues en el éxtasis somnoliento de la misa me dio a besar un dios; con barba de alambre inclinado destrozó mis sueños inocentes.

Posteriormente, en “Un domingo de agosto” alcanza atinada intersección entre erotismo, religiosidad y desencanto (¿pues qué es el humo de un cirio apagado?): Emerge de mi vientre olor a parafina de misas celebradas en domingo.

María Ángeles Juárez practica juego de espejos y referencias donde la unidad del poemario se apuntala tanto en elementos naturales —las flores casi siempre (nombra al menos veinte distintas clases)—, como en la precisión del tiempo (asienta

las fechas, los días, los meses y las estaciones del año). En paralelo establece otro hilo conductor que asocia lo religioso con las más instintivas de las experiencias, logrando en no pocas ocasiones entonar un endiablado Cántico Espiritual, cuyos temblorosos ciervos y palomas han sido transmutados en yeguas enjaezadas y lobas embravecidas, culminando la pasión de varios de sus poemas en impetuoso arrebato profano, como el exclamado a todo pulmón en “Tiempos de guardar”: el silbido del animal supremo anuncia en los amores de rosa-adolescente, la posesión absoluta del deseo.

La impecable edición de De cándidos recreos a cargo de la Universidad Autónoma Chapingo, con prólogo de Raúl Renán y sendos epílogos de Aura María Vidales y Juan Cervera Sanchís, presenta además como aciertos una portada bien diseñada a partir de una encantadora fotografía de María García, e interesantes viñetas de Midori Adelaida Valle Juárez en los interiores. Laberinto, supl. de Milenio, 3 de abril de 2010

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