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atisbos JJO OSSEEPPH H BBRRO OD DSSKKYY EEN N EESSPPAAÑ ÑO OLL RRaaffaaeell VVaarrggaass La poesía de Joseph Brodsky, tal vez el mayor poeta ruso de la segunda mitad del siglo XX, es una de las obras más complejas y difíciles de traducir. Pero al expatriarse hacia Estados Unidos tuvo que elegir otra lengua, el inglés. Este Nobel (el más joven de los galardonados) murió a los 55 años y estaría apenas cumpliendo los 70. El poeta mexicano José Luis Rivas asumió el reto de traducirlo, con el libro Y así por el estilo, editado recientemente por la Universidad Veracruzana. 1
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os avatares biográficos de Joseph Brodsky, el poeta ruso que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1987 a la edad de 47 años, son ampliamente conocidos (véase el “Inventario” de JEP en Proceso 1005), y no parece necesario recordarlos aquí. Ha sido el más joven de los escritores distinguidos con tal galardón. Tanto, que el pasado 24 de mayo habría cumplido 70 años. Desgraciadamente, desde que tenía 36 padecía del corazón, y falleció de manera prematura en enero de 1996 sin alcanzar a redondear siquiera 56 años de vida. Por ello, no deja de causar admiración que, pese a su desaparición temprana, lograra crear una obra de enorme resonancia en la poesía del siglo xx, presente todavía en éste que transcurre. Cada año aparecen ensayos sobre su trabajo y su persona. Precisamente el pasado mayo la Universidad de Wisconsin publicó Brodsky Abroad: Empire, Tourism, Nostalgia, un extenso ensayo sobre el exilio y los numerosos viajes del poeta, escrito por la eslavista finlandesa Sanna Turoma, y el año que viene aparecerá en inglés bajo el sello editorial de la Universidad de Yale, Joseph Brodsky: A Literary Life, biografía escrita originalmente en ruso por el desaparecido poeta Lev Loseff, amigo muy cercano de Brodsky, profesor de la Universidad de Dartmouth y autor también, hay que destacarlo, de una edición anotada de la poesía completa de Brodsky que aún está por publicarse. En nuestro idioma también se le ha leído con atención, como lo prueba la existencia de 11 libros suyos en castellano, sumados los títulos que se han impreso en México, España y Argentina, pero una parte muy importante de su obra todavía se nos escapa: la escrita en ruso. Sólo dos de esos 11 libros han sido traducidos directamente de ese idioma: una breve selección titulada llanamente Poemas, que Tatiana Bubnova (nacida, como Brodsky, en San Petersburgo, y avecindada en México desde 1972) publicó en 1996 en Córdoba, Argentina, bajo el sello de Alción Editora, y una antología más amplia: No vendrá el diluvio tras nosotros, traducida por el catalán Ricardo San Vicente e impresa por Galaxia Gutenberg en 2000. Es una paradoja que la mayor parte de la obra que conocemos del quizá más importante poeta de esa lengua en la segunda mitad del siglo XX haya sido vertida a nuestro idioma desde el inglés, pero ello ha ocurrido así porque Brodsky lo eligió para difundir su trabajo. Desde que llegó a Estados Unidos, en julio de 1972, decidió no formar parte del “gueto soviético”, sino integrarse a la vida literaria del país que le abría las puertas. Al tomar esa decisión comprendió que no podría ceñirse a escribir en ruso —si bien en una entrevista de 1985 señaló que su ideal habría sido escribir solamente en su lengua materna y que otra persona se encargara de traducir lo que escribiese.
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Jamás dejó de escribir poemas en ruso, pero para darlos a conocer en Estados Unidos también se dio a la tarea de traducirlos al inglés en colaboración con poetas como Anthony Hecht, Howard Moss, Derek Walcott y Richard Wilbur (ninguno de los cuales sabía ruso, pero trabajaban a partir de traducciones literales que el propio Brodsky les proporcionaba). Sin embargo, aunque la mayoría de los críticos coincide en que las versiones que ellos hicieron son excelentes, Brodsky no se sentía del todo satisfecho. En la nota que antecede a los poemas de Parte de la oración (libro que publica en 1980, ya convertido en ciudadano estadunidense) agradece a esos y otros traductores que contribuyeron a la realización del libro no sin señalar: “Me he tomado la libertad de retrabajar algunas de las traducciones para acercarlas más al poema original, aunque al hacerlo probablemente he sacrificado su tersura. Le estoy doblemente agradecido a los traductores por su indulgencia”. Al final de los años setenta comenzó a escribir prosa en inglés, forma que llegó a dominar en la segunda parte de su vida. Gracias a ese dominio escribió directamente en ese idioma sus tres libros de ensayos —Less Than One (Menos que uno); Watermark (Marca de agua); On Grief and Reason (Del dolor y la razón) —, brillantes en estilo y abundantes tanto en ideas como en recuerdos que permiten conocer con detalle el pensamiento y la vida del poeta. No obstante, si los ensayos de Brodsky prueban su dominio del inglés y su riqueza intelectual, su destreza para autotraducirse y escribir poemas en inglés es muy debatida. Hay lectores, como Michael Hoffman, uno de los más conocidos y respetados traductores literarios de Estados Unidos, que defienden a Brodsky como poeta en inglés, más allá de errores de construcción sintáctica y deslices verbales, lo mismo que poetas excelentes como Mark Strand y Derek Walcott, o el crítico George Steiner (para quien la poesía de Brodsky en inglés representa “el intento de crear su propio idiolecto”). Pero también hay quienes lo cuestionan: John Bayley, profesor de la Universidad de Oxford, gran conocedor de la literatura rusa y uno de los más finos críticos de poesía en la New York Review of Books, ha escrito: “Brodsky era un gran poeta ruso, pero no un gran poeta en inglés”. Asimismo, los poetas Charles Simic y Robert Hass hacen reparos importantes al “Brodsky en inglés” representado por A Fragment of Speech (Fragmento de la oración) y So Forth (Etcétera). Simic –que sabe ruso– señala que la insistencia de Brodsky por mantener rima y métrica al traducir sus poemas al inglés lo llevan a sacrificar la concisión y elegancia que los originales tienen en ruso. “Es obvio para cualquiera que lea ambos idiomas que Brodsky puede ser sordo a los usos y matices de su lengua adoptiva”. Hass expresa perplejidad por el hecho de que la reputación de Brodsky parezca excesiva con relación a sus logros, pues al leer la mayor parte de los poemas incluidos en Fragmento de la oración, siente como si caminara entre las ruinas de lo que alguna vez fue un noble edificio. Hay que subrayar que quienes lo cuestionan no son detractores de Brodsky, sino admiradores de su obra, incluido Hass, amigo y traductor del poeta polaco Czeslaw Milosz, una de las personas más cercanas a Brodsky en Estados Unidos. 2 La poesía de Brodsky es compleja. Participa de una tradición en la cual, como explica Bubnova en el prólogo a la selección mencionada, “el orden formal se basa en la versatilidad del sistema acentual y la variedad morfológica de la lengua rusa. El ruso, a despecho del peligro de repetir infinitamente un corpus limitado de rimas, hace posible –debido, por ejemplo, a los complejos sistemas de declinación nominal y de conjugación verbal– que una misma palabra se presente bajo distintas variantes formales. Es por eso 33
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que a menudo el pensamiento poético ruso procura caber en un sistema más cerrado y ordenado de armonía versificatoria que lo que permite cualquier lengua romance”. Tales rasgos generales de la poesía rusa signan por supuesto el conjunto de la poesía de Brodsky en inglés, como lo muestra la lectura del volumen póstumo Collected Poems in English, 540 páginas que reúnen traducciones del ruso realizadas por otros de acuerdo con una serie de criterios dictados por Brodsky; poemas que él mismo tradujo al inglés y poemas que escribió directamente en inglés. Y es que aun al escribir en ese idioma, Brodsky escribía igual que en ruso: rimando, ensayando diversos tipos de métrica, recurriendo constantemente a cláusulas subordinadas e inusuales giros gramaticales. (Si se le hubiese de considerar como un poeta en inglés, Brodsky sería sin duda el pájaro más raro en el árbol de la poesía contemporánea en esa lengua. Pero es probable que para Brodsky ser considerado cualquier otra cosa que un poeta ruso habría significado una afrenta.) Traducir sus poemas del ruso al inglés, dada su rigurosa manera de concebir el poema, convertía la tarea en un asunto casi imposible: Lo que llamamos la música del poema es en esencia tiempo reestructurado de tal manera que concentra el contenido [del] poema en un foco lingüísticamente inevitable, memorable... ese horizonte se desvanece en las traducciones, dejando sobre la página un contenido absorbente, quizás, pero unidimensional... Lo que la traducción tiene en común con la censura es que ambas operan a partir del principio de “lo que es posible”, y debe subrayarse que las barreras lingüísticas pueden ser tan altas como las murallas erigidas por el Estado. Creo que Brodsky debe haber recordado siempre lo que su admiradísimo W. H. Auden le comentó en 1972, cuando se encontraron en Austria, a propósito de otro poeta que para el entonces joven ruso era una figura tutelar: Ossip Mandelstam: “No sé por qué se le considera un gran poeta. Las traducciones que he leído no me convencen de ello”. Para que las versiones al inglés de sus poemas no fueran inferiores al original, Brodsky se empeñó en dominar el inglés con gran ahínco, lo que a la postre le daría una prosa magistral y le permitiría participar cada vez más en la traducción de sus poemas, así como, ocasionalmente, escribir poemas en inglés. Brodsky, por cierto, comenzó a aprender inglés de manera autodidacta desde que tenía 20 años, a fuerza de leer los escasos libros de poesía en ese idioma que llegaban a sus manos. Mientras otros europeos de su edad aprendían algunas palabras y giros idiomáticos escuchando a los Beatles y a los Rolling Stones, Brodsky frecuentaba a poetas como John Donne y Thomas Hardy, a los que tiempo después traduciría al ruso. Fue un hombre con talento para los idiomas, pues también aprendió alemán, francés, italiano y polaco. Pero sin duda su segunda lengua fue el inglés. Él mismo explica, en el primer párrafo de su ensayo Para complacer a una sombra, por qué la privilegió: Cuando un escritor recurre a otro idioma fuera de su lengua materna, lo hace por necesidad, como Conrad, por ambición, como Nabokov, o en pos de un distanciamiento mayor, como Beckett. Si bien pertenezco a otra liga, en el verano de 1977, después de vivir cinco años en los Estados Unidos, compré en la Sexta Avenida, en Nueva York, una máquina de escribir portátil y empecé a redactar en inglés (…) por una razón que poco tiene que ver con las mencionadas. Mi único propósito entonces, como ahora, para escribir en ese idioma, es para tener una mayor cercanía con el hombre al que considero la más grande inteligencia del siglo xx: Wystan Hugh Auden. 44
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Cuando se le preguntó por qué no había escrito más poemas en inglés, Brodsky explicó, con buen humor, que no quería “ser penalizado por partida doble”, pero en seguida añadió que el inglés era la única cosa interesante que le quedaba en la vida. “No es una exageración y tampoco una demostración de melancolía. Es lo que es, ¿de acuerdo?”. 3 Lo anterior quiere servir como marco para comentar la aparición de Y así por el estilo, la versión al español que el poeta José Luis Rivas entrega de So Forth, libro que también se publicó en España en versión del poeta Alejandro Valero bajo el título (tal vez más atinado) de Etcétera. Acaso animado por su amigo Derek Walcott, cuyo epopéyico Omeros tradujo admirablemente, Rivas ensaya ahora la traducción de la última obra que Brodsky publicó en inglés, un libro compuesto por 64 poemas, de los cuales 21 fueron redactados en inglés; 35 fueron traducidos del ruso al inglés por el autor: siete fueron vertidos en colaboración con otros poetas, y sólo uno fue traducido del ruso al inglés por Alan Myers, especialista en letras eslavas, reputado como el mejor traductor de Brodsky, quien dedicó a Myers los siete poemas de la serie “En Inglaterra”. Se antoja extraño traducir un libro que en buena medida es traducción de otro, pero como en todo caso ambos son obra de Brodsky, no deja de ser una empresa válida y hasta necesaria, que será muy interesante cotejar con una eventual traducción directa de los poemas originalmente escritos en ruso. Simic ha señalado que cuando Brodsky se autotraduce suele cambiar palabras y hasta alterar versos enteros, de manera que el poema en ruso y su versión en inglés a veces dicen cosas distintas. Por ello, se echa de menos en la traducción de Rivas que no intente utilizar métrica y rimas equivalentes a las de los poemas que emplea como originales y opte por el verso libre. Si con tal de conservarlas en el trasvase al inglés Brodsky se permitía ripios, rimas forzadas y la elección de vocablos inusuales, habría valido la pena, por lo menos en parte del conjunto, recrearlas en nuestro idioma. Alejandro Valero tampoco trata de hacerlo, ni Ricardo San Vicente. Y cuando los poetas argentinos Daniela Camozzi y Walter Cassara (traductores de Canción de cuna y otros poemas), vierten al español poemas pertenecientes a So Forth, eligen casi siempre aquellos escritos sin rima. Al traducir a Brodsky todos privilegian el contenido. Sería injusto descalificar sus traducciones por ello. El sólo traducir a Brodsky con precisión es suficientemente difícil como para que el solo esfuerzo sea de cualquier manera encomiable. La riqueza léxica que Brodsky suele desplegar para dar nombre aun a los más pequeños detalles de una acción o de un paisaje, las espectaculares piruetas de su imaginación para trenzar una metáfora, la inmensa cantidad de alusiones a la mitología o a la pintura –no se diga a la literatura– que deben entenderse para no confundir el sentido que se tiene que dar a tal o cual frase, exigen un trabajo en verdad endiablado. Por ello Simic cita con todo tino lo que Brodsky solía decir al referirse a los poetas: “Todos trabajamos para el diccionario”. A ratos uno siente que para leer a Brodsky y comprenderlo a cabalidad necesita acompañarse no sólo de un diccionario, sino también de una enciclopedia. Lo que sí es una lástima es que la versión de Rivas –quien debe haber dedicado muchas horas a la lectura profunda de los poemas de Brodsky– no esté acompañada de un aparato de notas para iluminar la lectura. A falta de él, será difícil para el lector no especializado comprender plenamente muchos de los poemas de este libro, que no sólo abunda en referencias al mundo grecolatino, sino también al mundo íntimo de su autor –me parece que, por ejemplo, es importante saber que la persona a la que Brodsky le dedica el poema “Vertumnus” (¿por qué no simplemente Vertumno, en español?)–, Giovanni Buttafava, era uno de sus más queridos amigos italianos y su traductor a ese idioma. Su cercanía se demuestra en el hecho de que Buttafava fue el único periodista al que Brodsky accedió a hablarle con cierto detalle de las penurias que sufrió cuando fue condenado a trabajos forzados en la antigua Unión Soviética. Si el lector ignora esto, el poema pierde una gran parte de su fuerza elegiaca. 55
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Es magnífico, por lo demás, que la edición del libro sea bilingüe –como tendría que ocurrir con todas las traducciones de poesía. Y así por el estilo es un libro lleno de sarcasmo (“El país está poblado a tal punto que los polígamos y los asesinos múltiples salen impunes y los accidentes aéreos se difunden […] sólo cuando suceden en áreas arboladas; la dificultad del acceso es más penosa cuando la tiñen sentimientos para con el medio natural”), de ironía contra el mundo y contra el autor mismo. Al escribirlo, Brodsky, fumador empedernido, suicida, sabía que se estaba despidiendo del mundo (“Muy pronto el siglo ha de acabar, aunque antes acabará conmigo”), de su hija, de su mujer, del inclemente fantasma de Marina Basmanova, su primera compañera, a la que le dirigió los versos “Qué triste que mi vida no haya llegado a significar para ti /lo mismo que tu vida llegó a significar para mí”, que en 1975 le escuchamos pronunciar conmovedoramente a través de las cámaras de la televisión mexicana, en un programa tan excepcional como memorable, en el que también participaban Vasko Popa, Elizabeth Bishop, Álvaro Mutis y Octavio Paz. Desde entonces muchos lectores mexicanos advirtieron la singularidad del poeta ruso. “La poesía es el único seguro del que disponemos contra la vulgaridad del corazón humano”, dijo en su discurso al aceptar el nombramiento de poeta laureado que le otorgó la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en 1991. Porque Brodsky merece ser leído y recordado, debe celebrarse la presencia de Y así por el estilo en las librerías mexicanas. www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleImpreso/152186
YY AASSÍÍ PPOORR EELL EESSTTIILLOO // SSOO FFOORRTTH H,, Ú ÚLLTTIIM MO O LLIIBBRRO OD DEE PPO OEEM MAASS D DEE JJO OSSEEPPH H BBRRO D S K Y ODSKY CCeelliiaa ÁÁllvvaarreezz “Pasé dieciocho años de mi vida en Manhattan. / El casero era bueno, pero se volvió malo. / Un cerdo, vamos. Amigo, lo odio. / El dinero es verde pero fluye como la sangre. / Supongo que tendré que cruzar el río. / Nueva Jersey atrae con su resplandor azufrado. / Oiga, los años contados son un mal menor. / El dinero es verde, pero no retoña. / Me llevaré mis muebles, mi antiguo sofá. / ¿Pero qué hago con la vista de mi ventana? / Siento que estoy casado con ella, o algo por el estilo. / El dinero es verde, pero te pone triste. / Por regla general, un cuerpo sabe a dónde va. / Creo que es nuestra alma la que nos hace rezar, / aunque en lo alto sólo haya un Boeing. / El dinero es verde y yo estoy gris/te”. Los versos precedentes corresponden al poema intitulado “Blues”, uno de los últimos que escribió el poeta ruso nacionalizado estadounidense Joseph Brodsky (1940-1996) y que forma parte del libro Y así por el estilo / So Forth, recién publicado por la Universidad Veracruzana (UV) en edición bilingüe, con traducción del reconocido poeta y traductor veracruzano José Luis Rivas, que reúne más de 60composiciones de quien es considerado como uno de los mayores poetas rusos del siglo XX y que se convirtió en la conciencia cultural de su generación. Una veintena de los poemas incluidas en el volumen, que apareció en Nueva York el mismo año de la muerte de Brodsky, fueron escritas directamente en inglés y aluden a varios de los lugares donde éste vivió, como “Infinitivo”, “Canción”, “Epitafio para un centauro”, “Canción de bienvenida”, “Himno”, “Oda al concreto”, “Al vertedero municipal de Nantucket” y “Una postal”, en tanto los poemas restantes fueron 66
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traducidos del ruso al inglés por el propio autor, salvo algunos vertidos a este idioma con la colaboración de otros poetas. Se trata de un libro que es capaz de cambiar “no sólo nuestra idea de la poesía, sino también nuestra percepción del mundo” —retomando las palabras de Brodsky acerca de la obra de su compatriota Marina Tsvietáieva—, donde cada texto parece responder a la decisión expresa de su autor: tratar de que cada poema fuera diferente de los muchos que había escrito con anterioridad, porque, decía, “uno no sólo reacciona ante lo que lee, sino también ante lo que ha escrito… Así, cada cosa precedente es un punto de partida”. Nacido en Leningrado, actual San Petersburgo, de origen judío e hijo de un fotógrafo de prensa y una traductora, Brodsky abandonó la escuela a los 15 años y continuó sus estudios de manera autodidacta. A los dieciocho empezó a escribir poesía, que era lo que más apreciaba en la vida, a tal grado que afirmaba: “Cuanta más poesía leemos, más aborrecible nos resulta cualquier tipo de verborrea, tanto en el discurso político o filosófico, como en los estudios históricos y sociales, o en el arte de la ficción. El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, de la rapidez y de la lacónica intensidad de la dicción poética”. Aunque la difusión de su obra se realizó únicamente a través de lecturas privadas, ésta era de tal calidad que lo dio a conocer en círculos relativamente amplios. Paradójicamente, su vocación motivó que las autoridades soviéticas lo arrestaran y condenaran, por considerarlo un “parásito social”, a realizar trabajos forzados en Siberia desde marzo de 1964 hasta noviembre de 1965, destierro que culminó gracias a la presión internacional que exigía su libertad, puesto que sus poemas ya empezaban conocerse en Occidente. En 1972 fue expulsado de su país y, tras breve estancia en Viena y Londres, se instaló en Estados Unidos, donde vivió el resto de sus días dedicado a la enseñanza de la literatura en diversas universidades, a la par del desarrollo de su labor poética, que lo hizo acreedor, en 1987, del Premio Nobel de Literatura, cuando su obra ya había sido traducida a más de diez lenguas. www.uv.mx/corre/No25/poesia/index2.html
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on excepción de Iosif Brodsky, que a lo largo de sus últimos veinticinco años (1981-1996) no dejó de escribir poemas de Navidad, no conozco poeta alguno que se haya entregado tanto a la exploración de un misterio cristiano. Lo asombroso de este caso no es sólo la fidelidad con la que cada fin de año Brodsky ejercía ese oficio para celebrar uno de los dogmas fundamentales del cristianismo, sino, primero, que ese poeta judío no compartía esa fe, y, segundo, que muchos de esos poemas son más profundos y reveladores de ese misterio que muchos de los miles que ha preservado la tradición. La razón es doble. El poeta, que viene de una experiencia semejante a la del místico, padece la revelación del sentido oculto de las cosas y, en el caso de Brodsky –un poeta de la memoria civilizatoria y de la metafísica–, esa revelación le permitió ver en la Navidad el sentido profundo del destino del hombre: la irrupción de Dios en el tiempo humano y sus tiranías; el vínculo de lo eterno en el cronos; la experiencia de lo simple cotidiano como experiencia de lo trascendente, y, algo más, quizá lo más profundo: el amor, que permite que en la mayor distancia entre la criatura y su creador, entre el Padre y el Hijo –la que existe a consecuencia de la espesura del tiempo, del mal y de la historia–, el vínculo de la intimidad que habita en el amor trinitario no sufra ninguna fractura. Pienso, sobre todo, en un poema escrito el 25 de diciembre de 1990, seis años antes de la muerte del poeta: “No importa qué había a su alrededor; no importa/ qué quería decir la ventisca en sus largos aullidos,/ si estaban hacinados en la casa de los pastores,/ o si no tenían otro lugar en el mundo.// Primero, estuvieron juntos. Segundo,/ lo más importante, eran tres. Y a 77
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partir de aquel instante/ todo lo que se creaba, se regalaba, o se cocía/ por lo menos entre tres se repartía.// El cielo helado sobre improvisado techo/ como un adulto que se inclina sobre un pequeño, / fulgía como la estrella, que ya nunca/ escaparía a la mirada del niño.// La leña ardía, pero la leña se acababa./ Todos dormían. La estrella destacaba entre las demás,/ no por su resplandor, quizá excesivo, sino porque unía/ al que estaba lejos con el más cercano.” La mirada de Brodsky ve en la sencilla cotidianidad de la Navidad: José, María y el niño –rostro simbólico del amor trinitario– y en la estrella de Belén – que en la poética de Brodsky simboliza la mirada del Padre–, el vínculo del amor que une todo. Ahí, en esa escena cotidiana y doméstica, el resplandor de la estrella, es decir, el resplandor del amor, que viene del vacío de la noche, aparece como la cópula, el signo de doble virtud que, al triunfar sobre la mecánica bruta del espacio y el tiempo, mantiene la unidad de lo eterno y de su calma. Lo que Brodsky nos revela desde la belleza de la poesía, Simon Weil lo revela desde la perentoriedad del lenguaje filosófico: “El amor entre Dios y Dios [entre el Padre y el Hijo], que es el mismo Dios, es [un vínculo] de doble virtud que se extiende por debajo y triunfa sobre una separación infinita. La unidad de Dios, donde desaparece cualquier pluralidad, y [la distancia] donde [se encuentra el niño de Belén] sin dejar de amar perfectamente a su Padre, son dos formas de la virtud divina, del mismo amor que es Dios mismo. ”Dios es tan esencialmente amor, que la unidad, que es su definición, es un simple efecto del amor. Y a la infinita virtud unificadora de ese amor corresponde la infinita separación –toda la creación desplegada a través de la totalidad del espacio y del tiempo, hecha de materia mecánicamente brutal, interpuesta entre Cristo y su Padre–sobre la que triunfa”, unificando todo, reuniéndolo en su amor. Ese acontecimiento, que Brodsky no dejó de poetizar en sus últimos veinticinco años, constituye para él la presencia constante de la luz, que vence la oscuridad y la desesperación, la manifestación del logos , que desde la noche se articula y, al revelar la única realidad posible: el amor, llena de sentido al mundo redimiéndolo de sus sombras y de la mecánica bruta de sus tiranías. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco- cm del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la appo , y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca. La Jornada Semanal, 667, 16 de diciembre de 2007
M MU UEERREE GGO ON NZZAALLO O RRO OJJAASS,, EELL ''PPO OEETTAA M MÁÁSS PPO OEETTAA''
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l poeta chileno Gonzalo Rojas, Premio Cervantes de Literatura 2003, falleció hoy a los 93 años tras permanecer en estado de extrema gravedad durante más de dos meses debido a un accidente cerebrovascular, informó su familia a Radio Cooperativa. La salud del escritor, galardonado también con el Premio Nacional de Literatura 1992 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992, se agravó el pasado 22 de febrero, cuando sufrió un infarto cerebral.
Rojas, en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
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A Rojas se le recuerda con su sempiterna gorra de marinero, infatigable y con una inmensa sonrisa. Así se paseó, día tras día, por Madrid el poeta chileno Gonzalo Rojas cuando en 2004 vino a recoger el premio Cervantes de manos del Rey. Ahora, a los 93 años, deja más miles de poemas como "relámpagos". Así entendía Rojas, "el poeta más poeta", el hecho poético, desde que a los seis años escuchara y sintiera la palabra "relámpago" durante una tormenta que se desencadenó en su lugar de nacimiento, Lebu, en un puerto marítimo de Chile. Desde entonces, esa palabra encarnó su manera de entender la poesía: "una relámpago, un fuego, una sacudida" vestida de palabra y con la que este hijo literario de Neruda, Huidobro y Gabriela Mistral, alumbraba al mundo para interrogarle sobre la vida, el amor, el erotismo, el humor y la ironía. Irreverente, inconformista, divertido y muy vital, el poeta Gonzalo Rojas estuvo en Madrid varias semanas para, además, de recibir el premio Cervantes, hacer diferentes presentaciones de sus libros, como la Metamorfosis de lo mismo, La reniñez y un CD en el que recitaba una antología de su poemas que él mismo leyó en 1996 en la Residencia de Estudiantes, "la morada de los dioses" como la llamaba y donde se alojaba cada vez que visitaba la ciudad. Así, el 23 de abril de 2005 Gonzalo Rojas acudió a la ceremonia de entrega del Cervantes en Alcalá de Henares vestido con un elegante chaqué negro pero con su eterna gorra de marinero. "Esta gorra es el límite de mi conciencia", dijo a los periodistas que le esperaban. Y en su discurso de agradecimiento volvió a embelesar al personal con un texto con el que el poeta silbaba en cada palabra, modulando su voz y desafiando al viento, elemento que siempre ha estado presente en toda su obra. No en vano, este hijo de minero que perdió a su padre a los cuatro años a causa del gas grisú, experiencia de la que dijo que "aprendió más cosas que en todos los manifiestos", amó el mar y el viento por encima de todo. "Reto a quien me quiera contrariar para que me encuentre un texto más hermoso sobre el mar que el 'Monumento al mar', que escribió Huidobro!, dijo. "Hay que leerlo releerlo y meter la nariz en ese mar", recalcó. De su devoción hacia el viento también habló en Madrid, durante la presentación de La reniñez, el libro que llevaba ilustraciones de su compatriota Roberto Matta. “El viento es lo primordial para mí. Funciona como un silbido, como un sonido y un zumbido", espetó y al tiempo precisó que cuando le preguntaban qué es poesía respondía: "un aire, un aire, un aire nuevo no para respirarlo, sino para vivirlo”. El Mundo, España, 25 de abril de 2011
LLAA PPO OEESSÍÍAA N NU UM MIIN NO OSSAA D DEE GGO ON NZZAALLO O RRO OJJAASS El pasado 25 de abril falleció en Santiago el poeta chileno Gonzalo Rojas, luego de una enfermedad relativamente breve, a los 93 años. Junto a Nicanor Parra, era considerado uno de los poetas más notables del continente, especialmente desde que sus obras fueron publicadas en España y, sobre todo, por haber obtenido el Premio Cervantes en 2003. Luego de ejercer como profesor de literatura durante varias décadas en su país, se relacionó con el gobierno de Salvador Allende debido a su filiación izquierdista, al que representó en China y Cuba, aun cuando este aspecto ideológico no es muy visible en su obra. Vivió exiliado en Venezuela y la República Democrática Alemana y volvió a Chile para, desde allí, proyectar su trabajo. Sus títulos, imprescindibles para comprender la evolución de una línea poética insobornable, son: La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1979), Críptico y otros Poemas (1980), El alumbrado ( 1986 ), Materia de testamento (1988 ), Desocupado lector (1990), Zumbido (1991), Río Turbio (1996) y Diálogo con Ovidio (1999), entre los más publicitados. 99
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Heredero de la importante vertiente surrealista que en su país tuvo grandes nombres, aunque después se alejó de ella, al mismo tiempo continuó, a su modo, la gran tradición que viene de Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y, por supuesto, Pablo Neruda. Con un estilo personal que derivó en una voz sumamente ligada a lo coloquial, Rojas desarrolló siempre en sus textos una relación muy lúdica, con tonos dramáticos, entre lo amoroso y lo religioso, pues, decía, era una persona “mística y concupiscente”. En una entrevista de 1972 con Mario Benedetti, Rojas le confió, refiriéndose a su primer libro: “Acaso el libro podía haberse llamado como ese primer poema: ‘El sol y la muerte’. Que conste entonces que el amor es el sol, y que no se trata del amor fundado y ultimado en la eroticidad de lo génito femenino, etcétera, sino que se trata del amor en otra dimensión, en otro juego: un amor trasuntado, trascendido, del que no podría estar ausente cierta dimensión (¿por qué no decirlo?) mística, en cuanto cerrada, en cuanto misterio”. Unos versos del poema aludido dicen: Como el ciego que llora contra un sol implacable, me obstino en ver la luz por mis ojos vacíos, quemados para siempre. ¿De qué me sirve el rayo que escribe por mi mano? ¿De qué el fuego, lo hondo, ¿de qué el Mundo? ¿De qué el cuerpo, este cuerpo que me obliga a comer, a dormir, a gozar, a me desesperar, a palpar los placeres en la sombra de la sombra?
En Obra selecta (Caracas-Santiago, Biblioteca Ayacucho-FCE, 1997, 1999) , preparada por Marcelo Coddou, quizá la muestra más amplia y representativa de su labor poética, luego de otras recopilaciones como Del relámpago (1981) y Antología personal (1988) y Antología de aire (1991) o Las hermosas (1992), que reúne su poesía amorosa, la segunda sección lleva por título “Lo numinoso”. Allí refulgen sus impresionantes textos de naturaleza casi imprecatoria en los que da fe de un peregrinaje interrogativo profundo y poco común en el ambiente latinoamericano, comenzando con ese gran poema que es toda una declaración de fe, poética y total: Al silencio Oh voz, única voz: todo el hueco del mar, todo el hueco del mar no bastaría, todo el hueco del cielo, toda la cavidad de la hermosura no bastaría para contenerte, y aunque el hombre callara y este mundo se hundiera oh majestad, tú nunca, tú nunca cesarías de estar en todas partes, porque te sobra el tiempo y el ser, única voz, porque estás y no estás, y casi eres mi Dios, y casi eres mi padre cuando estoy más oscuro. (Contra la muerte, 1964)
La militancia interrogativa en ese segundo libro lo estrella de bruces contra la enseñanza religiosa superficial que no responde a sus hondas ansias y preocupaciones:
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Contra la muerte Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa. No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día. Prefiero ser de piedra, estar oscuro, a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio. […] ¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos con volar más allá del infinito si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir fuera del tiempo oscuro? Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada. Pero respiro, y como, y hasta duermo pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo. […] Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre que me devora, el hambre de vivir como el sol en la gracia del aire, eternamente.
Y en “Numinoso” las verdades dogmáticas se desdoblan como verdades poéticas y existenciales: Numinoso 1 Al mundo lo nombramos en un ejercicio de diamante, uva a uva de su racimo, lo besamos soplando el número del origen, no hay azar sino navegación y número, carácter y número, red en el abismo de las cosas y número. 2 Vamos sonámbulos en el oficio ciego, cautelosos y silenciosos, no brilla el orgullo en estas cuerdas, no cantamos, no somos augures de nada, no abrimos las vísceras de las aves para decir la suerte de nadie, necio sería que lloráramos. 3 Míseros los errantes, eso son nuestras sílabas: tiempo, no encanto, no repetición por la repetición, que gira y gira sobre sus espejos; no la elegancia de la niebla, no el suicidio: tiempo, paciencia de estrella, tiempo y más tiempo. No somos de aquí pero lo somos: Aire y Tiempo dicen santo, santo, santo. (LC-O)
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l poeta y periodista hondureño Roberto Sosa, ganador del premio Casa de las Américas en 1971, murió hoy en Tegucigalpa de un paro cardíaco, informaron fuentes allegadas a la familia. El presidente hondureño, Porfirio Lobo, lamentó el deceso de Sosa, de 81 años, y expresó sus muestras de pesar a su esposa, Lidia Ortiz, y sus hijos Leonor, Diana y Néstor. Lobo definió a Sosa como "un símbolo de la cultura y de la solidaridad con los más necesitados". Natural de Yoro, departamento del mismo nombre, en el norte de Honduras, Sosa figuró entre los intelectuales más sobresalientes de los últimos 60 años en su país. La poesía de Sosa, quien además fue ensayista y antólogo, por lo general fue de corte crítico, aunque eso no le alejó de lo existencial, lo amoroso o lo político, dicho en sus propias palabras. Hijo de padre salvadoreño (un músico de banda) y madre hondureña, Roberto Sosa era de la opinión que casi toda la poesía gira en torno a temas amorosos, el odio y la muerte, políticos y existenciales, pero "el asunto será siempre volver a la crítica". Uno de sus libros que mayores reconocimientos ha recibido es Un mundo para todos dividido, que en 1971 le hizo merecedor al Premio Casa de las Américas, en Cuba. Se suman otros como El llanto de las cosas, Digo mujer, Hasta el sol de hoy, Secreto militar y Los pobres. Para Roberto Sosa, quien nació el 18 de abril de 1930 y surgió de un estrato social bajo, de lo que decía que no podía negarlo porque "sería horrible", la poesía en su vida la definió como "un norte, una forma de encuentro de realización y es un combate contra la estupidez". Entre la obra poética publicada por Roberto Sosa figuran Caligramas (1959), Muros (1966), Tegucigalpa (1966), Mar interior (1967), Los pobres (1968), Un mundo para todos dividido (1971), Secreto militar (1985) y Hasta el sol de hoy (1987). Su obra, conocida en Centroamérica, Colombia, México, Estados Unidos, Alemania, España, Francia y Rusia, entre otros países, incluye ensayos como Breve estudio sobre la poesía y su creación (1969), Prosa armada (1981) y Diálogo de sombras (entrevistas a 31 escritores, 1993). La obra de Roberto Sosa ha sido traducida al alemán, inglés, francés y ruso, entre otros idiomas. Entre otros premios, Sosa fue distinguido el Juan Ramón Molina, Ramón Amaya Amador, Adonais (España), Casa de las Américas (Cuba), Itzama y el Nacional de Arte Ramón Rosa. En 1990 también fue distinguido por el Ministerio de Cultura de Francia con la Orden de las Artes y las Letras en el Grado de Caballero. De Sosa, para quien sus "dos pasiones" fueron "la lectura y la música", quizá el poema "Los pobres" es el más conocido entre sus compatriotas, o al menos el más real, cuando dice: "Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos". EFE
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oy en la madrugada, dejó de existir tras un paro cardiaco en un hospital de la ciudad de Tegucigalpa, Honduras, uno de los grandes poetas de Honduras y de Latinoamérica, Roberto Sosa a sus 81 años de edad. Amigo entrañable, profundo y sencillo durante muchos años, poeta de ojos de miel almendrada y corazón de fuego, desde Bolivia adiós para siempre compañero en la poesía.
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Roberto Sosa, Eduardo Bärh y Francisco Azuela.
El poeta de Yoro (18 de abril de 1930-23 de mayo de 2011) fue reconocido en el mundo de las letras por su bella y desolada obra poética. Algunos de sus libros fueron traducidos al alemán, chino, francés, inglés, italiano, japonés y ruso. Recibió el premio Adonais de Poesía (España) por su libro Los pobres (1968) siendo el primer latinoamericano que obtuvo ese galardón. En 1971 recibe el premio Casa de las Américas de Cuba, por su libro Un mundo para todos dividido. En el jurado participaron destacados autores como Eliseo Diego y el chileno Gonzalo Rojas, recientemente fallecido. En 1990 el gobierno de Francia le otorgó el grado de Caballero en la Orden de las Artes y las Letras. El poeta Roberto Sosa también fue reconocido en los países de Centroamérica, en México y Colombia. Hizo estudios de Maestría en Artes en la Universidad de Cincinnati, Ohio, y fue director de revistas literarias y galerías de arte, fue catedrático de literatura y escritor residente en el Upper Montclair College (Nueva Jersey); colaboró con los principales diarios y revistas de Honduras y de otros países. Otros de sus libros también muy reconocido son: Caligramas (1959), Muros (1966), Mar interior (1967), Breve estudio sobre la poesía y su creación (1967), Prosa armada (1981) Secreto militar (1985), Hasta el sol de hoy (1987), Obra completa (1990), Antología personal, Los pesares juntos, Máscara suelta (1994) y El llanto de las cosas (1995). En una entrevista que le hizo Edward Hood, el poeta Roberto Sosa dijo: “Yo nací en un pueblo de Honduras que se llama Yoro. Ha trascendido que allí llueven peces, y eso ha cobrado un carácter de universalidad. Esta circunstancia ha servido para literaturizar un poco el fenómeno. Para el caso, le conté una vez a Eduardo Galeano este hecho y él hizo un breve cuento sobre esto. Creo que el argumento del cuento se trata de un exiliado político que por alguna razón llega ahí y se asombra de ver a varias personas cargando con canastas llenas de peces”. Los pobres Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos. Seguramente ven en los amaneceres múltiples edificios donde ellos quisieran habitar con sus hijos. Pueden llevar en hombros el féretro de una estrella. Pueden destruir el aire como aves furiosas, nublar el sol. Pero desconociendo sus tesoros entran y salen por espejos de sangre; caminan y mueren despacio. 1133
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Por eso es imposible olvidarlos. El aire que nos queda Sobre las salas y ventanas sombreadas de abandono. Sobre la huida de la primavera, ayer mismo ahogada en un vaso de agua. Sobre la viejísima melancolía (tejida y destejida largamente) hija de las grandes traiciones hechas a nuestros padres y abuelos: estamos solos. Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies. Sobre los pasadizos inclinados que el miedo y la duda edifican. Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos sin mundo, desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho en sus dos lados el aire que nos queda todavía. Esta luz que suscribo Esto que suscribo nace de mis viajes a las inmovilidades del pasado. De la seducción que me causa la ondulación del fuego igual que a los primeros hombres que lo vieron y lo sometieron a la mansedumbre de una lámpara. De la fuente en donde la muerte encontró el secreto de su eterna juventud. De conmoverme por los cortísimos gritos decapitados que emiten los animales endebles a medio morir. Del amor consumado. desde la misma lástima, me viene. Del hielo que circula por las oscuridades que ciertas personas echan por la boca sobre mi nombre. Del centro del escarnio y de la indignación. Desde la circunstancia de mi gran compromiso, vive como es posible esta luz que suscribo. La Tribuna Cultural, 29 de mayo de 2011
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Representantes de los medios de comunicación, tuvieron incluso que investigar el nombre del autor con sus familiares y amigos, quienes finalmente revelaron el misterio: Alfredo Espinosa Quintero. El autor dio lectura a algunos poemas que conforman Cuenta regresiva, obra realizada a lo largo de 10 años, según confesiones de Quintero, quien califica a esta obra como un grito de esperanza y un tratado de resignación con lo cotidiano. Ernesto Reséndiz, consideró que este libro es dinamita contra cierta poesía que se eleva y se encierra en la torre de marfil del hermetismo con muchos candados para iniciados, también es, dijo, una granada potente de palabras contra la violencia que nos lastima desde hace tiempo. “Con este libro, Alfredo Espinosa Quintero refrenda su vocación de ser un poeta sensible con la radical experiencia que es la vida. Cuenta regresiva tiene 41 poemas separados en 10 momentos de lectura, 10 momentos de poesía de gran creación, que nos interpelan sobre los días y los años de nuestra fugaz existencia, en ellos el poeta dice lo importante sin oscurecer los sentidos”. Ernesto Reséndiz expresó que como lector se siente agradecido con estos textos por ser partícipe de una poesía de la sencillez, con la que puede sentirse involucrado y volcado con todos sus sentidos, un estilo llano y humilde que descubre los ecos de la voz. Quintero evita retorcer la sintaxis y alardear con las grandilocuencias, sus textos se desprenden de pesadas cargas para volar con alas de insectos, todas las palabras son un enjambre de moscas y abejas que no dejan en paz hasta el final, hasta la conmoción de sabernos frágiles y pequeños, aunque dignos y significantes, expuso Ernesto Reséndiz. María Becerra, en tanto, calificó al autor como un pesimista-optimista que descubre en los hechos cotidianos cómo la lluvia, la vejez o los animales, un movimiento gris y fatal, sin embargo, dijo, su mirada no descansa hasta que los mismos objetos tocan con la imagen la idea y la metáfora tocan una grieta por donde todo podría ser diferente. “Otra característica de su obra es la permisividad, no se pregunta cómo deberían de ser las cosas en términos ideales sino que les permite ser como son las espera en su esfera propia. Respeta la naturaleza de los objetos e incluso parece alegrarse cuando van más allá de sus límites, o bien, escribe sobre un relámpago que una noche le quitó lo árbol al árbol, es un poeta que no se indigna, sólo observa”. Finalmente, María Rivera, mencionó que Cuenta regresiva es un recordatorio de que los manuales no sirven a la hora de escribir poesía y que el estilo literario, el verdadero, no puede ser sino una manifestación del alma. “Los poemas de Quintero develan con naturalidad esa cerradura del instante en que nos consumimos. Insobornable a la hora de mirar y enraizado en una conversación apasionante y profunda, el poeta encontró la originalidad y el estilo de quien con fidelidad y resistencia el tiempo decide insistir en una búsqueda personal”. Y agregó: "la luz que cae sobre las cosas y los seres, sobre el mundo, dentro de la poesía, esto puede ser efecto de una mera construcción lingüística, el caso de los poemas de Cuenta regresiva, es encontrar el espíritu sobre el lenguaje, hacer esta diferencia es tan necesario como para el minero distinguir entre la pepita de oro y la piedra brillante”. Alfredo Espinosa Quintero dio lectura a algunos de sus poemas. El público celebró sobre todo el que dice: ¿Y qué si el chico ocupa la moneda para droga? ¿Y qué si la emplea para comprar un cigarro suelto o para estopa? 1155
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¿A ti qué? ¿en qué te ensucian sus versiones de irse, sus maneras de evitarse, el transporte colectivo en el que sueña no estar rumbo a su cuarto de cemento? ¿A ti qué si ocupa esa moneda en no ver a su padre cuando llega a verlo? Si la gasta en comprarse Invisibilidad, o se emborracha antes, ¿a ti qué? ¿Le vas a dar trabajo? ¿Le vas a borrar de los ojos los ojos de su madre? ¿Le vas a cambiar los huesos para que duerma más cómodo en las calles? ¿O sólo le vas a hablar de la multiplicación de los panes y las ventajas de colocar una cruz al cuello? ¿Tú cómo te evitas? ¿Cómo evades tanta conciencia? ¡Coño, dale la moneda y ya!
A.E. Quintero (Culiacán, 1969) es licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió el doctorado en Teoría de la Literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana. Entre sus poemarios publicados se encuentran Un tragaluz en la memoria (1991); La mesa de los portarretratos (1992); El ferrocarril murmurante (1993); Corceles de agosto (1996); Violento mediodía (colectivo, 1996). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa en 1996. Conaculta, 13 de junio de 2011 ***
EELL PPO OEETTAA YY LLAA VVIIO OLLEEN NCCIIAA Ó Óssccaarr W Woonngg Como conciencia de la humanidad, el poeta se erige en constructor de mundos y de espacios. Representa la voz más entera del hombre, según indicaba el viejo León Felipe. Por su parte Octavio Paz refería que el poeta va a la orilla del abismo con los ojos vendados, siempre en situaciones límite. Y por su raíz etimológica (poeta en latín es vate, que significa vidente) puede adelantarse a los acontecimientos, predecir los sucesos. Robert Graves señala en La diosa blanca esta función del bardo: mediante su pensamiento analéptico o proléptico, puede explicar sus orígenes arquetípicos o vaticinar la historia. En este sentido, el mito es claro: el poeta conoce la esencia de las cosas, su naturaleza. Y las determina y las canta. Por ende, el rapsoda es un ser que tiene la sensibilidad a flor de piel. Y el mundo lo hostiga “con su horario carnicero”, como expresa de manera espléndida Octavio Paz en Piedra de sol. La violencia, entonces, es una entidad conocida por el cantor. El mismo lenguaje es violentado por el artista de la pluma para darle otra función, otro sentido. A las palabras hay que torcerle el rabo, hacerlas chillar, emputecerlas, como el Premio Nobel de Literatura mexicano expresaba. Siempre en situaciones límites, el hombre sensible se aparta de la normalidad. Su función social consiste en cantar una historia, trastocar el mundo, revertirlo. Develarlo. Husmear, hurgar, expresar lo más turbio o lo más angelical de la humanidad. El poeta, decía Gonzalo Arango, es un inadaptado lobo antigregario, un ente hambriento que 1166
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odia al rebaño y hace estragos en el redil; pero no por hambre, sino porque ama la libertad, su libertad. Y la soledad es una losa que lo aplasta. Por eso aúlla y espanta, extendiendo el terror para recordarle a los timoratos que él existe, que el mundo sigue, que es peligroso dormir sin soñar y que ahí está él, como un centinela solitario para desatar el terror y limpiar los pecados del mundo con la sangre del Cordero. El poeta debe violentar al mundo, pero no hacerse partícipe de la violencia. Como bardo o como poeta satírico, su función consiste en modificar al mundo con su canto. Hacerlo nuevo. Nombrarlo de nueva cuenta. Principio y recomienzo, siempre, como ha indicado José Emilio Pacheco. Cierto es que la hostilidad del universo está ahí, circundándolo, acosándolo, moviendo sus garras dulces para devastarlo. Por eso el poeta se duele. Y con este dolor genera su canto. El mundo gime, estéril, como un hongo, revela Rosario Castellanos, quien por su lucidez e inteligencia bien merece el calificativo de la sor Juana chiapaneca. Nombrar al mundo, exteriorizarlo, ordenar su esencia: una tarea terrible y demoledora. Por lo mismo, el Logos es determinante. El mundo es creación lingüística, según los mitos hebreos. La Palabra nombra. Y al nombrar llena las oquedades. Seguramente por eso en México se practica el ninguneo. Eludir el nombre es ignorarlo, desaparecerlo. Y vaya que el mexicano sabe hacer, y muy bien, este trabajo. Quienes lo hemos padecido en el ámbito personal, sabemos que las instituciones, la burocracia cultural, tiembla de terror ante nuestros actos, ante nuestra voz. Por eso se escudan en el anonimato para mandar la tarascada y evitar nombrar al Poeta. Por eso, cuando ocurren los ceses fulminantes, los ratones dela cultura chillan espantados por la falta de queso y pretenden continuar defendiendo sus privilegios, sus becas, sus premios –debidos muchas veces a los con-jurados–, blanden su espada para defender sus residencias y viajes al extranjero. Pero el Poeta continúa escribiendo. Y a ratos descansa. Y ve pasar el cadáver de los ineptos pobres diablos que un día pretendieron competir o levantarse como “el enemigo”. La violencia burocrática, por sus efectos, es más devastadora que el terrorismo gringo o que los actuales desatinos del régimen político mexicano. La violencia no es, entonces, una entelequia. Existe y modifica. En una palabra: deforma. Y si la violencia, en su expresión del compadrazgo se hace presente, en su peor disfraz de corrupción ha llegado a la cultura mexicana, entonces este país ya no tiene remedio. La violencia se erige en un mal discurso, en falsas declaraciones, en manipuleos, en confrontaciones con los otros poderes. La violencia toma nombre en los partidos políticos, en la ignorancia supina que ejercen los lesivadores, que no legisladores. El poeta nombra. Pero también ejerce su función conjuradora. De la invocación al exabrupto. Lo sagrado envolviéndolo, provocando en el poeta su mutismo. O el balbuceo. Ante lo sagrado el poeta calla. O busca los contrarios, multiplicando el horizonte semántico de la Palabra. Por eso el oxímoron, por eso la paradoja. Ante lo sacro del Nombre el poeta busca, en principio, la perífrasis. Y más tarde la metáfora. Lo mismo ocurre con los tabúes. Eso es, originalmente, el sentido de los recursos de estilo que el poeta esgrime. El árreton, lo inefable. El venerado silencio. Lo innombrable. El poeta frente a la Musa. Lo sacro y lo profano conviviendo, perdurando. El poeta y la violencia. La turbia marejada del odio revelándose. Y el horror cobra forma en un vehículo arrollando a los infantes. La muerte brama en busca de alimento. La muerte y su secuela de impunidad. El crimen y la inmovilidad de las autoridades. Cuántas familias en Ciudad Juárez continúan con el Jesús en la boca porque la jovencita no vuelve a casa. Y después el dolor horrorizado; los medios reiterando la indiferencia gubernamental. La violencia, ahora, es una perversa bruja, un hada maligna vengativa. Cuántas Musas han quedado en una simple cifra que eleva los indicadores de los asesinatos, impunes por la indolencia del poder público. Las muertas de Ciudad Juárez no es un concepto oscuro ni un título mediocre de la filmografía mexicana. Es un horror violentado, un rencor vivo que desmorona a la sociedad misma como un montón de piedra, si deseamos seguir la metáfora rulfiana. Y eso no lo podemos permitir. El poeta debe levantar su voz si en algo aprecia la vida. Todo se transfigura y es sagrado, insiste Paz en Piedra de sol. Todo es sagrado, reitero. Empezando por la vida humana y la dignidad de las personas. Nombrar llena espacios vacíos. Los nombres de las mujeres que han sido asesinadas no pueden ser olvidados. Hay que insistir. Reiterar. Ahora, más que nunca, el Poeta eleva su voz, y exige justicia por las mujeres muertas: 1177
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Remolino ciego La turbiedad en el abismo. La mano infecta que profana. La marejada negra perturbando a la criatura. Crepita el remolino ciego de la muerte. Brama, aúlla, despliega sus sangrientas alas. Putrefacta emanación. Los ángeles retroceden frente al miedo. Gime el mismo Dios avergonzado. Despierta la serpiente. Acecha. Iracundo sol. Negramente, torvamente, la ignominia, como vaho amargo, asoma. Desde la impunidad de los juzgados las mujeres muertas se estremecen. El vago trepidar de la penumbra las persigue. Ensombrecida, como un espejo ciego, rueda la esperanza. Ciudad Juárez, Chihuahua, mayo 31 de 2002
Óscar Wong (agosto 26 de 1948) es poeta, narrador y ensayista. Sus títulos más recientes: Razones de la voz (CNCA, 2000), Rubor de la ceniza (Praxis, 2002), Poética de lo sagrado. El lenguaje de Adán (Coyoacán, 2007), Jaime Sabines. Entre lo tierno y lo trágico (Praxis, 2008) y En el corazón de la memoria ( Jus, 2010).
testimonios JJO OSSEEPPH HBBRRO OD DSSKKYY EEPPIITTAAPPH HFFO ORR AA CCEEN NTTAAUURR TTOOSSAAYYTTHHAATTHHEEW WAASS
UUNNH HAAPPPPYY IISS EEIITTH HEERR TTO O say too much or too Little: depending on who’s the audience. Still, the smell he’d give off was a bit too odious, and his canter was also quite hard to match. 1188
He said, They meant just a monument, but something went astray: the womb? the assembly line? the economy? Or else, the war never happened, they befriended the enemy, and he was left as it is, presumably to portray Intransigence, Incompatibility —that sort of thing which proves not so much one’s uniqueness or virtue, but probability. For years, resembling a cloud, he wandered in olive groves, marveling at one-leggedness, the mother of immobility. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Learned to lie to himself, and turned it into an art for want of a better company, also to check his sanity. And he died fairly young —because his animal part turned out to be less durable than his humanity.
EEPPIITTAAFFIIO O PPAARRAAUUN N CCEEN NTTAAUURRO O D DEECCIIRRQQUUEEÉÉLLEERRAAIINNFFEELLIIZZEESSDDEECCIIRRDDEEM MAASSIIAAD DO O
o decir casi nada: eso depende de quiénes formen el público. Sin embargo, el olor que despedía era un poco fétido, y su medio galope nada fácil de emparejar. Dijo: Ellos sólo se referían a un monumento, pero algo se fue por el mal camino: ¿la matriz, la cadena de montaje, la economía? Si no, la guerra nunca tuvo lugar, protegieron al enemigo, y lo dejaron a él tal como quedó, probablemente como emblema de la Intransigencia y lo Inconciliable: esa clase de cosas que prueba, no tanto nuestra singularidad o nuestra virtud cuanto la mera probabilidad. Remedando una nube, erró durante años enteros por los olivares admirándose de su cojera, madre de la inmovilidad. Aprendió a engañarse a sí mismo e hizo de ello un arte, a falta de mejor compañía; también aprendió a refrenar su cordura. Y murió bastante joven, porque su parte fáunica resultó menos resistente que su humanidad.
N NAATTIIVVIITTYY N NOOM MAATTTTEERR W WH HAATTW WEENNTT O ONN AARRO OUUNND D TTH HEEM M;;
no matter what message the snowstorm was straining to utter; or how crowded they thought that wooden affair; or that there was nothing for them anywhere;
—the stuff they were brewing, accruing, receiving— Was bound to be split into there, like this evening. Above their encampment, the sky, cold and idle, and leaning as big things will do over little, was burning a star, which from this very instant had no place to go, save the gaze of the infant. The campfire flared on its every last ember. They all were asleep now. The star would resemble no other, because of its knack, at its nadir, for taking an alien for its neighbor. December 1990
N NAAVVIID DAAD D N NAADDAAAASSUU AALLRREEDDEEDDOORRVVEENNÍÍAAAALLCCAASSOO;;
ni el mensaje que la nevada se esmeraba en expresar, ni cuán concurrido imaginaran aquel suceso ordinario, ni que nada hubiera para ellos en ninguna parte: primero, estaban juntos; segundo —y sobre todo—, ahora eran tres. Todo lo que fuese considerado —las cosas que estaban preparando, juntando, recibiendo—, debía dividirse entre tres, como esa noche. Por sobre el campamento, el cielo indolente y frío, asomado como las cosas grandes sobre las pequeñas, encendía una estrella, que desde ese instante no tenía adónde ir sino a la mirada atenta del niño. Una última brasa avivaba la fogata. Ahora todos dormían. Y la estrella en su nadir no se parecía a ninguna otra, merced a su don de tomar por un prójimo a un ser de otro mundo. Diciembre de 1990
first, they were together. And —most of all— second, they now were a threesome. Whatever was reckoned— 1199
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TTRRAAN NSSAATTLLAAN NTTIICC TTHHEE LLAASSTTTTW WEENNTTYY
YYEEAARRSS W WEERREE GGO OO OD DFFO ORR practically everybody save the dead. But maybe for them as well. Maybe the Almighty Himself has turned a bit bourgeois and uses a credit card. For otherwise time’s passage makes no sense. Hence memories, recollections, values, deportment. One hopes one hasn’t spent one’s mother or father or both, or a handful of friends entirely as they cease to hound one’s dreams. One’s dreams unlike the city, become less populous the older one gets. That’s why the eternal rest cancels analysis. The last twenty years were good for practically everybody and constituted the afterlife for the dead. Its quality could be questioned but not its duration. The dead, one assumes, would not mind attaining a homeless status, and sleep in archways or watch pregnant submarines returning to their native pen after a worldwide journey without destroying life on earth, without even a proper flag to hoist. 1991
TTRRAASSAATTLLÁÁN NTTIICCO O LLOOSSÚÚLLTTIIM MO OSS VVEEIINNTTEE AAÑÑO OSS FFUUEERRO ONN BBUUEENNO OSS
para casi todo el mundo, salvo para los muertos. Pero tal vez también para ellos. Tal vez el propio Todopoderoso se ha aburguesado un poco y maneja tarjeta de crédito. Si no, el paso del tiempo carece de sentido. De aquí la memoria, los recuerdos, los valores, la conducta. Uno espera no haber extenuado del todo 2200
a su madre, a su padre, a ambos o a un puñado de amigos, pues dejan de asediar nuestros sueños. En nada semejantes a la ciudad, nuestros sueños se despueblan conforme envejecemos. Por eso el descanso eterno cancela el análisis. Los últimos veinte años fueron buenos para casi todo el mundo y representaron la vida venidera para los muertos; cabe poner en entredicho su calidad, no así su duración. A los muertos, se supone, no les importaría alcanzar la condición de las personas sin hogar y dormir en paseos con arcadas, u observar submarinos preñados que regresan a su muelle de origen después de un viaje por todo el mundo sin destruir la vida sobre la tierra, y sin contar siquiera con una bandera propia que izar. 1991
BBLLUUEESS EEIIGGHHTTHHEEEENN YYEEAARRSSII’’VVEESSPPEENNTTIINN M MAANNHHAATTTTAANN.. The landlord was good, but he turned bad. A scumbag, actually. Man, I hate him. Money is green, but it flows like blood.
I guess I’ve got to move across the river. New Jersey beckons with its sulphur glow. Say, numbered years are a lesser evil. Money is green, but it doesn’t grow. I’ll take away my furniture, my old sofa. But what should I do with my windows’ view? I feel like I’ve been married to it, or something. Money is green but it makes you blue. A body on the whole knows where it’s going. I guess it’s one’s soul that makes one pray, even though above it’s just a Boeing. Money is green, and I am gray. 1992
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BBLLUUEESS
minuteros del reloj. Los gorriones y el barro parecen oxidados, costumbres puritanas. Ropa interior. Y en las manos de los violinistas guateros de madera.
PPAASSÉÉDDIIEECCIIOOCCHHOOAAÑÑOOSSDDEEM MII VVIID DAAEENN M A N H A T T A N . MANHATTAN.
El casero era bueno, pero se volvió malo. Un cerdo, vamos. Amigo, lo odio. El dinero es verde pero fluye como la sangre. Supongo que tendré que cruzar el río. Nueva Jersey atrae con su resplandor azufrado. Oiga, los años contados son un mal menor. El dinero es verde, pero no retoña. Me llevaré mis muebles, mi antiguo sofá. ¿Pero qué hago con la vista de mi ventana? Siento que estoy casado con ella, o algo por el estilo. El dinero es verde, pero te pone triste. Por regla general, un cuerpo sabe adónde va. Creo que es nuestra alma la que nos hace rezar, aunque en lo alto sólo haya un Boeing. El dinero es verde y yo estoy gris/te. 1992 Versiones de José Luis Rivas
FFIIN ND DEE UUN NAA ÉÉPPO OCCAA M MAARRAAVVIILLLLO OSSAA A ASSÍÍCCOOM MO O LLAAPPO OEESSÍÍAAEEXXIIGGEE PPAALLAABBRRAASS,,
yo —sordo y pelado, taciturno mensajero de una potencia de segunda categoría— sin querer esforzar mi cerebro, me pongo el abrigo y bajo al kiosco por un periódico. El viento moviliza las hojas. En estos tristes lugares el opaco calor de viejas ampolletas produce -con la ayuda de algunos charcos efectos de abundancia. Hasta los ladrones cuando roban una mandarina se encuentran con una envoltura luminosa. En realidad, ya se me olvido hasta el sentimiento con que me contemplo a mí mismo. En estos tristes parajes todo está planificado para el invierno: sueños, paredes de cárceles, abrigos, vestidos de novia, bebidas y 2211
Este lugar es inmóvil. Al imaginar la producción quinquenal de hierro y plomo, uno queda con la mente abobada, y añora el antiguo poder cosaco de bayonetas y látigos. Las águilas imperiales, sin embargo, son atraídas como un imán por el fierro. Hasta las sillas trenzadas están hechas con pernos y tuercas. Solo los peces en el mar conocen el precio de la libertad, pero su silencio nos obliga a construir nuevas categorías y el espacio se despliega como una lista de precios. El tiempo está construido por la muerte. Cuando requiere cuerpos y objetos busca verduras frescas. El gallo imita al carillón; para quien tiene un carácter sublime resulta lamentablemente difícil vivir en una época de proezas. Al levantarle el vestido a una mujer bonita encuentras lo que buscas y no un prodigio. Y no ocurre así por seguir los pasos de Lobachevsky, sucede porque el mundo abierto tiene que angostarse en alguna parte, y es aquí dónde yace el fin de la perspectiva. Tal vez el mapa de Europa fue robado por los agentes del poder, quizás los otros continentes están demasiado lejos o tal vez una hada bondadosa me está hechizando, y no puedo arrancarme de aquí. Para no llamar a la sirvienta me sirvo vino, acaricio el gato. A lo mejor sería preferible una bala en la sien, así como se apunta con el dedo al error. Tal vez huir de acá a través del mar, como un nuevo Cristo. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Borracho y atontado por el frío, no es extraño confundir un tren con un barco, no hay motivo para sonrojarse o para sentir vergüenza: el tren - como una canoa en el agua- no deja huellas en los rieles.
Yo amaba a pocos, pero los amaba demasiado.
¿Qué dicen los periódicos en la sección de tribunales? Fue ejecutada la sentencia, al imaginar eso el ciudadano percibe -a través de lentes con marcos de estaño- a un hombre acostado cara abajo al lado de un muro de ladrillo. Pero no está dormido, ya que los sueños tienen derecho a despreciar las cúpulas baleadas. Perspicacia de esta época que con sus raíces entrelaza los tiempos, incapaces —en su ceguera común— de distinguir entre los caídos de la cuna y las cunas caídas. Ese prodigio de ojos claros no quiere ver más allá de la muerte, qué pena, hay muchos naipes pero no hay con quien interpelarlos para ver el futuro. El punto de vista de estos tiempos, es la perspicacia hacia los objetos de una vía sin salida; todavía no ha llegado el momento de derramar la inteligencia, solo un escupo en la pared. Y no despertar al príncipe, sino al dinosaurio. Para el último párrafo ¡Ay! no arrancaría la pluma a un pájaro. A la cabeza inocente no le queda más que esperar el hacha y el laurel. 1968
SSIIEEM MPPRREEH HEE D DIICCH HO OQ QUUEEEELL D DEESSTTIIN NO O EESS UUN J U E G O N JUEGO SSIIEEM MPPRREEH HEE D DIICCH HO OQ QUUEE EELL D DEESSTTIINNO O EESSUUNN
juego. ¿Para qué nos sirve el pez si tenemos caviar? El gótico triunfara como estilo por su capacidad para destacarse sin pinchar. Estoy sentado detrás de una ventana, al lado veo un álamo. 2222
Creía que el bosque es solo extensión del tronco. ¿Para qué necesito una muchacha entera si tengo su rodilla? El ojo ruso descansa en las cúpulas de Estonia, tras un letargo de polvo levantado por siglos Estoy sentado al lado de la ventana, ya lavé los platos. Fui feliz aquí, ya no lo seré. Yo escribía que en la ampolleta vive el temor al sexo, que el amor como el acto carece de verbo, que Euclides no sabía que llegando al cono el objeto se convierte en cronos y no en cero. Estoy al lado de la ventana, recordando mi juventud, a veces sonrío, a veces escupo. Dije que la hoja cuando brota destruye al brote, que la semilla al caer en mala tierra no da frutos, que los pastizales en el campo muestran el manoseo de la naturaleza. Estoy sentado al lado de la ventana abrazando la rodilla, en compañía de mi densa sombra. Mi canción carece de motivos heroicos, por suerte no es posible cantarla a coro. No es raro que debido a estas palabras nadie se atreva a palmotearme la espalda. Estoy sentado al lado de la ventana, en la oscuridad, como en el tren, el mar suena tras las cortinas. Soy ciudadano de una época desvalida, me reconozco con orgullo como un producto de segunda categoría, regalo mis mejores pensamientos al futuro, como ejemplo de lucha contra el ahogo. Estoy sentado en la oscuridad de una pieza y no es peor que la oscuridad de allá afuera. 1971 Versiones de Tatiana Zentsova y Bernardo Subercaseaux Cyber Humanitatis, núm. 35, invierno de 2005 *** eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
AA..EE.. Q QUUIIN NTTEERRO O ¿¿Q QUUÉÉHHUUBBIIEERRAAPPOODDIIDDOOHHAACCEERR LLAAH HIIGGUUEERRAA??
¿Cambiar de mes? ¿Tener fe y afrutarse toda con fe? ¿Moverse del camino para que no la mires? ¿Decirle a sus raíces: sean un par de pies, y salir corriendo sobre las charcas? ¿O casarse con un higuero y tener dos higos? Tal vez ser más práctica y entender que no puede ser diferente a otras higueras, que no puede, que la vida es un acto de hambre, una comunidad de hojas iguales, con hambre. Y que la indefensión inicia con la palabra naturaleza, en el cuerpo, donde siempre principia la conducta. O quizá decir: háganse los higos y dártelos como una madre joven da en adopción su primer amor y su confiada adolescencia. Pero ¿qué podía hacer la higuera si no secarse? ¿Qué opción tenía? ***
¿Qué imagina adentro de sus ojos? Tal vez vientos enanos, diminutos, martillando mal, haciendo mal su trabajo de claridades y distancias. Pero ¿qué piensa un niño o una niña con cuatrojos? Quizá sólo en la importancia de esconderse.
O OSSW WAALLD DO O RRO OSSEESS D DEESSAAN ND DAASS D DEESSAANNDDAASSLLAASS
IINNTTEENNCCIIO ONNEESS D DEE LLO OSS D DEEM MÁÁSS porque ahora es un aplauso de las inutilidades un gallinero cantarín un ya sin-remedio que no tiene mentalidad pensante un reformatorio extraño para cobardías un tiovivo de miserables directores de calles atracadoras un plus de marketing un poner más palabrejas y menos hechos una locureta promovida por los medios de comunicación una ilusión en medio de sanguijuelas pornográficas un cansado atolondrante enredo para tirarlo lejos
¿¿Q QUUÉÉIIM MAAGGIINNAA
que hay adentro de sus ojos?
y así es como enamorar a un bandidaje de vendidos cantamañanas de rostros sin ojos o casi sin rostros hasta el próximo espacio
Un niño con lentes, ¿qué imagina?
AAZZUULL PPAAÍÍSS M MÍÍO O
Su miedo no es miedo sino enojo:
A AZZUULLEELLPPAAÍÍSSHHAALLAATTIIDDOO
¿quién pasó jabón por los ojos de otros niños y los dejó limpios, sin nubes untadas, sin nieblas permanentes, sin mascotas borrosas; y se olvidó de él?
ahí aunque al bisbiseo de gusanos plausible en burbujas inmobiliarias y cansinos desencarcelados por espátulas de alcohol cocainómano
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y putas para la Corte bueno es algo para traducir a pedradas decir que la amnesia se hace con hielo y el corazón pide noches más noches mientras la impuesta serenidad da la lata con su nuevo versículo de la bondad en días como días de acantilado señoreo a pruritos necios por doquier y a políticos en apuros o en desarreglos anales
AASSTTUUCCIIAA D DEEJJAALLAATTAARRDDEEAAHHOORRCCAADDAAEENN SSUU HHOORRAA,, déjala descansar, déjala hablando con nada, déjamela destrozando amor; mas ve al atardecer y llora. Astucia de la perdición ahora me engaña a rastras y, por cruz, tronando
descubre tempestad; mientras callando está la conmiseración sin flora. Cuánto lo desentierra el miedo tarde, ¿qué negro gotear de sangre basta?; verdad sin porte, mal hielo que arde. Desnudo en soledad, yo: ver que aplasta, vencido al dejo gris desde su alarde olvidado, por gran confusa casta. Oswaldo Roses: escritor, poeta, y ensayista nacido en Málaga, España, en 1965. Difunde actualmente su obra de pensamiento en los periódicos digitales Nuestra Bandera, Ojo Crítico, Diario Internacional, Crónica y Análisis, La Grilla, Política y Actualidad, VisiónMX, Los Tiempos y Este Sur. Colabora con el proyecto "Gente con Talento" de Colombia y en Opinionatio de la revista Casi Nada. En poesía y narración ha ganado algunos premios y ha colaborado en diversas revistas. Fue incluido en Nueva poesía hispanoamericana., Lima, Lord Byron, 2004.
zonas RRIICCAARRD DO OH HEERRN NÁÁN ND DEEZZ EE.. D DEEFFIIEEN ND DEE TTEESSIISS D DO OCCTTO ORRAALL SSO OBBRREE CCÉÉSSAARR M MO ORRO O YY EELL SSU R R E A L I S M O E N M É X I C O URREALISMO EN MÉXICO Con la tesis César Moro en México: los versos de un voluntario inadaptado, Ricardo Hernández Echávarri obtuvo el doctorado en Literatura Hispánica por El Colegio de México. El examen se llevó a cabo el viernes 24 de junio. Su asesor fue el doctor Anthony Stanton. Hernández Echávarri es poeta y ensayista. Nació en Dinamita, Durango, el 26 de abril de 1958. Realizó la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Puebla y la maestría en Letras en la UNAM. Se ha desempeñado como catedrático de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde además coordinó un taller literario. Fue lector de español en la universidad de Harvard y actualmente se desempeña como profesor en el Tecnológico de Monterrey, campus Torreón. Es autor de Alfred tiene 33 cangrejos en su música, Sonata para un violín sin 2244
cuerdas y Novísimas instrucciones para los ángeles. Su obra ha sido antologada en Tarea poética, Poetas de una generación; El blues y el jazz en la literatura; y Locutopía. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
CCEELLEEBBRRAAN N AA O OCCTTAAVVIIO O PPAAZZ CCO ON N PPU B L I C A C I Ó N UBLICACIÓN Con la publicación del volumen Por las sendas de la memoria. Prólogos a una obra, que compila los textos introductorios escritos por Octavio Paz de 1990 a 1997, el Fondo de Cultura Económica (FCE) recuerda al ensayista y poeta mexicano. Esta recopilación se realiza con motivo de la primera edición de sus Obras completas , e incluye los prólogos elaborados para la primera edición de Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, y Los privilegios de la vista, todos ellos en los cuales se encuentran las claves de su formación como poeta y su posterior actividad ensayística, informó el FCE en un comunicado. Su prolífica obra y su controversial figura han sido objeto de gran cantidad de artículos firmados por escritores como Fernando Del Paso y Enrico Mario Santí, especialista en la obra del poeta que disfrutaba escuchar las historias que su abuelo, Ireneo Paz, le contaba. "Yo lo veía leer, y cuando veía que agarraba libros, yo también quería leer. Naturalmente no entendía nada", reveló el Premio Nobel de Literatura 1990 en una entrevista que publicó la revista Letras Libres. Este fue el semillero de una trayectoria empapada de reflexión, controversia y creación, que llegaría a uno de sus puntos más altos el 11 de octubre de 1990, cuando recibió el máximo galardón literario del mundo. Para entonces, Paz, que a la distancia figura como referente indispensable de la vida intelectual mexicana del siglo XX, ya había publicado volúmenes como ¿Águila o sol?, El arco y la lira, La estación violenta, Libertad bajo palabra y Piedra de Sol. Así como Pequeña crónica de grandes días, Semillas para un himno, Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe y El laberinto de la soledad, un ensayo que "se convierte en un clásico de las 2255
indagaciones sobre lo mexicano" , según apunta Carlos Monsiváis en "Imágenes de la tradición viva". A los varios volúmenes que conforman sus Obras completas y México en la obra de Octavio Paz, siguieron publicaciones como Claridad errante, Cartas a Tomás Segovia (1957-1985), Huellas del peregrino. Vistas del México independiente y revolucionario y Pasado y presente en claro: 20 años del Premio Nobel , los últimos presentados en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En el libro Por las sendas de la memoria. Prólogos a una obra se abordan diversos temas sobre la vida del autor y de sus experiencias intelectuales, de manera autográfica, a la vez que el autor resuelve en ellos sus apreciaciones sobre la literatura, el arte, la cultura, la política y la sociedad del siglo XX. www.eluniversal.com.mx/notas/755815.html
M MO ON NEED DAA CCO ON NM MEEM MO ORRAATTIIVVAA D DEE O OCCTTAAVVIIO O PPAAZZ El Banco de México y la Casa de Moneda presentaron una pieza bimetálica de 20 pesos, como homenaje al poeta mexicano Octavio Paz (1914-1998), en conmemoración por el 20º aniversario de haber obtenido el Premio Nobel de Literatura. El metal, que ayer fue puesto en circulación y cuyas dimensiones son de 32 milímetros, presenta en una de sus caras el escudo nacional con la leyenda “Estados Unidos Mexicanos”, mientras que en la otra está el busto del galardonado en 1990 llevándose la mano a la barbilla. En el acto celebrado en las instalaciones del Banco de México, la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, elogió la figura del autor de El laberinto de la soledad y recordó a Paz como el primer, y hasta ahora único, escritor mexicano en recibir el Nobel de Literatura. La funcionaria lo calificó como un biógrafo excepcional que sorteó las trampas de la fe de Sor Juan Inés de la Cruz, y como un traductor audaz que eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
“nos abrió nuevos horizontes con sus versiones de los poemas de (Fernando) Pessoa y demás amigos surrealistas”. Acompañada de Marie Jo, viuda de Paz, la funcionaria agradeció a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados por aprobar la creación de esta moneda de cuño corriente, en conmemoración del vigésimo aniversario de la entrega del Premio Nobel a Octavio Paz: “Hoy, en el aniversario del natalicio de Octavio Paz, el pueblo de México celebra con la emisión de esta moneda, a su gran hombre de letras”. Por su parte, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, destacó que el que se haya elegido la figura de Paz para realizar una moneda conmemorativa, conlleva un acierto doble, por un lado, “este proyecto enriquece la tradición de las monedas conmemorativas, mediante el reconocimiento de representantes del arte y figuras de las humanidades”. Marie Jo Paz expresó su beneplácito y recordó que su esposo trabajó en el Banco de México cuando tenía 17 años: “Contaba los billetes que se iban a quemar; él no tenía ni un quinto, era muy joven; entonces es como una ironía muy simpática de su vida, que muchos años después exista una moneda en este mismo lugar”. Añadió que la moneda le parece espléndida, “preciosa”. www.informador.com.mx/cultura/2011/281977/6/ octavio-paz-en-una-moneda.htm ***
FFEE YY M MIISSTTIICCIISSM MO O EEN N LLAA PPO OEESSÍÍAA D DEE JJAAVVIIEERR SSIICCIILLIIAA Me indigna, de los poetas y de los intelectuales, el hecho de que no seamos dignos de lo que decimos. Es el pecado de nuestro siglo. La poesía trasciende las ideologías, la filosofía, la teología y la ciencia. La poesía toca la verdad que se halla en el corazón de los seres y que por lo mismo es inútil cualquier intento de sistematizarla. Si el poeta para hacer evidente su sustancia la filtra purificando la palabra, debería hacer lo mismo con su propia naturaleza. Grandes poetas son hombres miserables. Al poeta le falta vivir en sus actos aquello que cantan sus palabras. [i] J.S.
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Una trayectoria vital y literaria intensa Ahora que el poeta Javier Sicilia se encuentra en medio de la vorágine de una lucha social tan visible a partir del asesinato de su hijo Juan Francisco el 28 de marzo en la ciudad de Cuernavaca, Morelos (al sur del Distrito Federal), las palabras con que cierra la entrevista concedida a la también poeta Myriam Moscona adquieren una enorme dimensión vital y poética. Tal como señaló entonces, con un énfasis ético que incubó en su interior con el paso de los años, su trayectoria poética se enfrentó, como nunca antes, a la necesidad de responder a la espiral de violencia que impactó a su círculo más íntimo y lo lanzó, literalmente, a la calle, primero en una marcha por la paz y en protesta hacia la capital mexicana por la escasa respuesta de las autoridades y, en estos precisos días, desde Cuernavaca hasta Ciudad Juárez, la emblemática ciudad norteña que hoy es, tristemente, sinónimo de muerte e impunidad. Los medios de comunicación han dado una amplia divulgación a esta nueva lucha que vive Sicilia, pero pocos se han preocupado por ubicarlo, para el gran público, en el espacio cultural que ha ocupado durante varias décadas. En un portal de Internet, a falta de datos claros sobre su trabajo literario, Marta Molina ha resumido lo acontecido en los días recientes (con muy buena fe, claro está, y bastante información actualizada) y lo ha relacionado con su poesía, pero sin citar ninguno de sus libros o poemas. [ii] No obstante, las preguntas de Molina son útiles para acercarse seriamente a su obra: “¿Quién era Javier Sicilia antes de la muerte de su hijo? ¿Por qué sus demandas como luchador social se quedaron ahora en una sola? ¿Quiénes fueron sus referentes, los que le empujaron a ser como es y a tener la fuerza y la entereza para liderar esta movilización? ¿Quién era antes de convertirse en el punto de mira nacional? ¿Qué hay en su pasado que le hizo inspirar un movimiento unitario contra la guerra y la violencia en México? ¿Por qué dejó de escribir eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
poesía?”. [iii] Otro reportaje, de la revista Gatopardo, es sencillamente magnífico. [iv] El presente artículo busca poner en diálogo su profundo compromiso poético con la lucha que ahora encabeza , pues él nunca se ha caracterizado por escribir “textos militantes”, a la manera de un Ernesto Cardenal o un Pedro Casaldáliga, autores emblemáticos de la literatura cristiana de izquierda, ligada, sobre todo en el segundo caso, a la teología de la liberación, sino que más bien ha producido, desde los años 80 del siglo pasado, una poesía de tendencia mística, muy elaborada y más en la línea de autores como Lanza del Vasto, Paul Claudel o T.S. Eliot, reconocidos escritores creyentes. Podría decirse también que, a partir de 1994, el año del estallido zapatista, Sicilia concretó un sano acercamiento hacia la realidad social del país. Nacido en la Ciudad de México el 31 de mayo de 1956, estudió letras francesas en la Universidad Nacional (UNAM), fue fundador y director de El Telar, coordinador de varios talleres literarios, guionista, miembro del consejo de redacción de Los Universitarios y Cartapacios y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1995. Profesor de literatura, estética y guionismo en la Universidad La Salle de Cuernavaca. Fundó y dirigió la revista Ixtus y actualmente dirige Conspiratio (www.conspiratio.com.mx), ambas con fuerte énfasis religioso, literario y social. Formado en una familia católica, en su adolescencia experimentó una crisis religiosa que, con el paso del tiempo, lo llevó a cuestionarse profundamente las razones de la fe tradicional. Así da testimonio de esa etapa: “Me tocó vivir un catolicismo horrible: el catolicismo del miedo. Fui educado con esa inclinación que ha hecho tanto daño, con ese terror a Dios. Mis años de primaria, como decía Rimbaud, fueron una larga enfermedad. Sufría muchos terrores nocturnos. Con el tiempo fui encontrando al Dios del amor”. [v] Su padre lo llevó, simultáneamente, a la fe y la poesía (“Mi padre… era un bienaventurado. Su fe era inquebrantable. Era una fe como de niño. Una fe asombrada” [vi] ), y en el bachillerato su camino como poeta comenzó a perfilarse. Luego de diversas búsquedas religiosas y políticas, y de lecturas y estudios frustrados, abrevó en la literatura francesa y comenzó a frecuentar autores que, en esa lengua, lo condujeron hacia la vertiente mística de la poesía, 2277
pues para él, los poetas que la exploran “poseen un magnífico mapa del misterio”. [vii] Esencialmente poeta, ha publicado también novela, ensayo, biografía y traducciones. En poesía, Permanencia en los puertos (1982), La presencia desierta (1985; ediciones aumentadas: 1996 y 2004), Oro (1990), Trinidad (1992), Vigilias (1994), Resurrección (1995), Pascua (2000), Lectio (2004), Tríptico del Desierto (2009); novela: El bautista (1991), El reflejo de lo oscuro (1998), Viajeros en la noche (1999), A través del silencio (2002), La confesión (2008); ensayo: Cariátide a destiempo y otros escombros (1980), La revelación y los días (con Tomás Calvillo, 1987) y Poesía y espíritu (1998); biografía: Concepción Cabrera de Armida, la amante de Cristo (2001) y Félix de Jesús Rougier, la seducción de la Virgen (2007); traducciones: El nombre, de Lanza del Vasto (1988), La locura de Abraham, de Pierre Souyris (1989), Anarquía y cristianismo, de Jacques Ellul (2005)e Historia del protestantismo, de Jean Baubérot (2008). Es muy conocido como articulista en las revistas Siempre!, Proceso y La Jornada Semanal , con la columna “La casa sosegada”, dedicada a temas poéticos y religiosos . Fue incluido en la Asamblea de poetas jóvenes de México, de Gabriel Zaid (1980). Además, ha editado la poesía de Manuel Ponce y prologado la de Alfredo R. Placencia ( El libro de Dios ). En 1989, junto con Jorge González de León obtuvo el premio Ariel por el guión de la cinta Goitia, un dios para sí mismo, en 1993, el Fuentes Mares por El bautista, y en 2009 ganó el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, con Tríptico del desierto, que desató una controversia por su manera de inspirarse en los textos de otros poetas. El viaje hacia la permanencia : semilla de peregrinaje existencial Su primer libro, Permanencia en los puertos (“tiene en el título una paradoja: el puerto es lugar de partidas y llegadas. Pero ahí se habla de una permanencia, no de un lugar de tránsito” [viii] ) , eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
contiene ya el germen de una cadena de hallazgos existenciales, expresivos y, por qué no decirlo, espirituales que se suceden en una serie admirable de versos (de siete y once sílabas) que, gracias al molde de la silva construida en clave moderna, le permitieron nombrar los espacios que su fe iba abarcando. En la segunda edición de La presencia desierta, afirma: “Toda poesía narra un largo viaje hacia la luz. En mi caso, ese viaje es, como el título de mi primer libro, una permanencia. En realidad nunca partí. Desde que decidí viajar para encontrar a Dios, Él ya estaba en mí y me aguardaba”. [ix] “El viaje hacia la permanencia”, poema que abre el libro es ya una auténtica bitácora espiritual, signado por un epígrafe tomado del Comentario del Evangelio, de Lanza del Vasto: “Nada de lo que ha vivido se pierde…/ La vida es un modo inmutable del ser”: Coro 1 Desde el Vértice Tuyo, hacia Tu adentro la materia palpita con Tu ausencia; el día generoso le devuelve la luz de Tu presencia. Se realiza en la nada de mi centro La profunda labor de Tu reposo. 2 ¡Qué sombras, qué destellos se confunden! ¡Cuánta creación de vida imperceptible trabaja laboriosa! ¡Qué insistencias de tiempo en Él se funden bajo este transcurrir indivisible! Muerte que habita en mí y es prodigiosa! 3 Luz de día y paciencia de serpiente, ojo infinito y de delicia cima que a mi esencia desgarras; ¿qué ventura me toca y me reanima, qué gran amor de Dios ya se presiente y rompe la estrechez de mis amarras? [x]
Así respondió a la pregunta sobre si la poesía de elementos bíblicos puede ir hacia lo social: Sí, pero en segunda instancia. El objetivo de toda poesía es profundamente espiritual, no sólo con elementos bíblicos, sino con elementos religiosos y espirituales, y creo que toda verdadera poesía los tiene; es, valga la redundancia, espiritual. Creo, como lo sostenía Tarkovsky, el cineasta, que la misión de todo arte es elevar la conciencia espiritual de los hombres. Si se logra, entonces la poesía adquiere también una función social. Si el hombre crece 2288
espiritualmente entonces la sociedad se mejora en sus relaciones económicas, productivas, políticas, culturales. El objetivo de la sociedad dejaría de ser mundano y se volvería trascendente. Una sociedad verdaderamente espiritualizada viviría de manera fraterna y pobre. [xi]
Notas [i] Myriam Moscona, “Javier Sicilia”, en De frente y de perfil. Semblanzas de poetas . Fotografías de Rogelio Cuéllar. México, Departamento del Distrito Federal, 1994, pp. 292-293. [ii] M. Molina, “Peregrinación a las fuentes de Javier Sicilia, el poeta que estremece a México”, en The Narco News Bulletin, 1 de junio de 2011, www.narconews.com/Issue67/articulo4439.html. [iii] Idem . [iv] Emiliano Ruiz Parra, “La voz de la tribu”, en Gatopardo , www.gatopardo.com/ReportajesGP.php?R=90#6. [v] M. Moscona, op. cit., p. 289. [vi] Adela Salinas, “Javier Sicilia: el vitral de las tradiciones”, en Dios y los escritores mexicanos. México, Nueva Imagen, 1997, p. 279. Cf. Ricardo Venegas, “El reflejo del espíritu. Entrevista con Javier Sicilia”, en www.elcautivo.org/041115/V2/Pag_V2.htm. [vii] Ibid., p. 278. [viii] M. Moscona, op. cit., p. 292. [ix] J. Sicilia, La presencia desierta. México, ConacultaConsejo Estatal para la Cultura y las Artes de Querétaro, 1996, p. 6. [x] J. Sicilia, “El viaje hacia la permanencia”, en La presencia desierta. México , Fondo de Cultura Económica, 1985, p. 13. Cursivas originales. [xi] R.Venegas, op. cit. (LC-O) www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/394 0/Fe-y-misticismo-en-la-poesia-de-javier-sicilia
TTRRÍÍPPTTIICCO OD DEELL D DEESSIIEERRTTO O,, D DEE JJAAVVIIEERR SSIICCIILLIIAA:: FFrraanncciissccoo PPrriieettoo Tres poemas y, en rigor, uno solo porque: En el silencio está el principio Y en la palabra el fin y viceversa:
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Así el silencio se mueve en lo oscuro Y oscuro es el dios, Oscura su presencia, Oscura su palabra contenida que [aletea en lo oscuro, Donde el vacío se abre de repente Como un grito de amor
en la faz del [abismo, Como un hueco en la nada, Un suave retraerse del dios y de lo oscuro En el desatamiento del silencio. Y del vacío el verbo resonando de dios, El silencio hecho canto en la palabra.
Tres poemas y uno solo como la Trinidad, tres personas y un solo Dios verdadero. Como el amor del hombre a la mujer, el amor hecho carne, expresado desde las exigencias de la carne remite al Amor del que procedemos y es éste el que ha sacralizado a la carne. Tríptico del Desierto es una experiencia poética honda, entrañable en el Amor: Amor místico y amor demasiado humano que se resuelven, en el tercer poema, en el hallazgo de que cada uno está montado en el otro y viceversa, encuentro misterioso e indisoluble de meister Eckhart y el Dante, san Juan de la Cruz y Eliot. Encuentro que es comunión y epifanía. Desde el inicio del primer poema del Tríptico, Javier Sicilia nos centra en un principio que es un núcleo, que es un final que vuelve al principio: No sólo el río, tiempo incontenible, Sino la carne es un hermoso dios [desnudo, Un puente edificado entre el allá y el acá, Débil, a veces fuerte y, no obstante, [pleno en sus límites Como un ave tendida en el viento, Un signo en el abismo, No una mera consecuencia de los dioses, Sino Dios mismo en su hueco, En su presencia retraída Como un canto que emerge de los [excavamientos del tiempo Y nos permite ser, habitar en su abismo; Ahora un enigma a descifrar, Un puente roto, Un problema de ingeniería genética, No una presencia, un signo, Sino una maquinaria dejada ahí para 2299
[ser usada como se Interpreta el átomo; Y, sin embargo, cuánta alegría hay en [ella aún, Más dichosa y alegre que la delicia de [Él en su articulación De luz, En su divinidad en flor: Polen de su decir, Tumultuosa delicia de delicias, Aparecer de Sí hecho carne Que igual que el río arrastra memorias, [recuerdos Olvidados, vestigios de luz: El Edén, la manzana, los fósiles, las eras, Los glifos y los templos, Las infinitas voces del tiempo y sus [distancias Que nos hacen sentir lo inaprensible, El sabor de su amor en su hueco [excavado, Porque la carne tiene muchas voces, [que ya pocos escuchan, Muchos rostros y voces donde se dice [Él en su decir sin Fin incapturable Como el silbo del barco entre la niebla O el restallar del mar bajo la noche
Sí, lo que no está unido desde un principio no lo estará jamás. El movimiento sin la quietud pierde el sentido; el ser uno e inmóvil se despliega volviendo el movimiento una ilusión. Sí, estamos en Dios desde una semejanza donde ha bastado un instante de luz para que el vacío subsecuente se torne nostalgia de realidad, de la realidad de una presencia perdida, desierta que, sin embargo, lo presentimos, no puede no ser. Como Dios la amada también se retira y al hacerlo nos arroja en la plegaria. Quién que ha experimentado la luz de la carne no se ha vuelto oración y esperanza que sostiene la presencia de la criatura amada. La mujer que es nuestro todo porque es Dios sometido a la carne, a la compasión y al llamado del otro: El dios por fin domesticado en la paz [de su vientre y de Sus rasgos; La amada que nos llama en su rostro y [sus cosas cotidianas, Familiares y simples Donde el jardín perdido se rehace Y nos redime de la dominación de la [noche. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
El nosotros que crea el amor propicia el tú del nosotros y ahí habitamos. Dios, su mysterium tremens, ahí, precisamente, nos acoge. Tríptico del desierto es el poema que encarna, como ninguno otro que yo recuerde, la comunión de los santos, las correspondencias últimas que vinculan a los mayores poetas, a los místicos de las distintas culturas revelando la unidad subyacente y definitiva que trasciende toda interpretación. Este poema propone una rebelión contra lo ya interpretado, es como un registro de pueblo joven que sabe que mirar hacia atrás, que detenerse en el pasado sería como volverse estatua de sal petrificada. El poema de Sicilia es, también, un canto a la creación, al espíritu creador, ahí donde los seres humanos encontramos que estamos hechos como semejantes de Dios. En este sentido es un poema radicalmente contemporáneo que se resuelve en el encuentro de los opuestos obrando el milagro de una síntesis superior que hermana a Heráclito y a Parménides. El poeta nos hace vivir que lo que buscamos es porque ya lo habíamos encontrado y necesitábamos, empero, volverlo a nombrar. Nunca Dios ha estado tan presente como cuando nos ha abandonado, como la lejanía de la amada se ha tornado esperanza porque nos sabemos tocados, impregnados y se nos revela entonces por ello mismo presencia imprescindible; esencia ya de nuestro ser. ¿Cómo sería posible amar si no estuviéramos hechos desde y por el amor? La erótica se despliega en amores singulares que van, ellos mismos, generando la expansión del Amor hasta llegar a un fin que remite a un principio que será nuestro final. Entonces, nada es ilusión porque cada ser humano, encarnado en el Amor, no puede escapar a los Trascendentales del Ser: el Bien, la Verdad, la Belleza, la Unidad. Una marcha por el desierto desde la presencia desierta para atracar en la presencia plena de nuestra única identidad que es la comunión en el ser originario sin principio ni final.
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En este poema de Javier Sicilia lo profano se ha vuelto sagrado; la carne y el cuerpo han recuperado la luz divina en la que estaban y la Tierra y el Cielo se han reconciliado. Revista de la Universidad de México, núm. 65, julio de 2009
EELL SSIILLEEN NCCIIO OD DEELL PPO OEETTAA N Noottaa yy sseelleecccciióónn ddee M Myyrrnnaa O Orrtteeggaa En medio del invierno dije al almendro “háblame de Dios, hermano”, y el almendro floreció. NIKOS KAZANTZAKIS Ay muerte, dónde andamos Ay Dios desfigurado, Ay Verbo por nosotros vulnerado. JAVIER SICILIA, Tríptico
El 30 de diciembre de 1994, a propósito del ayuno que realizaba Samuel Ruiz y muchos junto a él como una plegaria por la paz en Chiapas, Javier Sicilia, también en ayuno solidario, escribió un artículo que parecía ya augurar la cruzada que a él mismo le tocaría encabezar dieciséis años después, a raíz del cruento e inexplicable asesinato de su hijo —nuestro querido— Juan. Su espíritu cristiano, siempre próximo al gandhismo, lo llevó a iniciar aquel artículo con una significativa sentencia de Napoleón a Fontanes: “¿Sabes lo que más admiro en el mundo? La impotencia de la fuerza para fundar algo. Sólo hay dos poderes en el mundo: el sable y el espíritu. A la larga, el sable siempre es vencido por el espíritu”. Sicilia concluía el artículo afirmando, con palabras que hoy se le aplican con justicia, que “cuando el peso de la vida se hace demasiado agobiante en este México hundido en su desgracia, hay seres que, en honor a la vida y a la fe, no desesperan y continúan amando para vencer la espada”. Más tarde volvió al tema en otro artículo al hablar de la no-violencia como forma de lucha que intenta dirigirse no contra la persona del opresor sino contra su conciencia. “Lo que busca el no-violento no es matar al opresor, eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
sino transformar la alienación de su conciencia, es decir, devolverlo a su estatuto de hombre haciéndolo sentir asco de sus equívocos. Su lucha se dirige a la raíz del mal y no a su víctima. Pues el hombre injusto es también una víctima del mal que produce”. Javier Sicilia, el poeta que en ayuno de verbo poético y a la cabeza de una admirable lucha en demanda de justicia por el esclarecimiento del asesinato de su hijo y de aquellos que murieron con él, convertida el día de hoy en una cruzada nacional, rescata el valor de la no violencia, del espíritu y del silencio que, de una u otra forma, siempre ha vivido en la sustancia, en el misterio, en el ritmo interior de su poesía. Hoy a Sicilia le llega el terrible momento de emprender una contienda de dimensiones descomunales para tocar, con el ejemplo de Gandhi, las conciencias; para dar la batalla con el poder del espíritu. Si en algún momento habremos tenido los mexicanos la posibilidad de vencer el horror del sable habrá sido en éste, quién lo diría, de la mano de un poeta. La trayectoria literaria de Sicilia es ampliamente co nocida. En 2009 obtuvo el Premio Aguascalientes de Poesía por su libro Tríptico del desierto. Ha publica do varios poemarios que reunió en La presencia desierta. Es autor de novelas como El Bautista, El reflejo de lo oscuro y Viajeros en la noche, entre otras; de libros de ensayos y de las biografías de Concepción Cabrera de Armida y de Félix de Jesús Rougier. Fue fundador y director de la revista Ixtus y actualmente dirige la revista Conspiratio. Para honrar el sacrificio de su silencio poético, pa ra acompañarlo en su dolor y en su lucha, y para constatar que el misterio se descubre en la poesía, nada mejor que volver a leer a Javier Sicilia. Por ello, he seleccionado algunos de los que considero los momentos más significativos de su trabajo poético en el que se perciben ecos de San Juan de la Cruz, Valéry, Saint-John Perse, Borges, Jorge Cuesta y José Gorostiza. Debo aclarar que dado que los mejores momentos líricos de Sicilia seguramente se encuentran en sus poemas de largo aliento —que lo son no sólo por su extensión, sino por su unidad rítmica, melódica y sobre todo temática—, sé que no se puede ser fiel a la sustancia de ellos cuando 3311
los fragmentamos. Sin embargo, recupero aquí algunas líneas que me parecen especialmente destacables pero que sólo adquieren su sentido total, su dimensión real, dentro de la pieza a la que pertenecen. Conozco a Javier desde hace casi treinta y cinco años y durante los últimos quince he tenido la fortuna de compartir con él y con Vicente, Estela, Paco, Alicia, Isolda e Ignacio, una entrañable y frecuente tertulia en torno a un tema común que nos hermana. Puesto que toda selección es arbitraria, insuficiente y parcial, aclaro entonces que la relectura de su poesía y esta selección no son, no pueden ser, ajenas a la empatía con su dolor, y con el de Cocó y Fanny, y a un —¿vano?— intento por acercarle, a través de sus propias palabras, un poco de consuelo. De Permanencia en los puertos I Allí, en lo más profundo, bajo un sereno tiempo sin transcurso se ensancha el mar, su ser, el suave curso en la calma marina de las cosas: como un montón de estiércol entre rosas mira el alma, después de tanto invierno, la sed insatisfecha de lo eterno. II En lo más claro, inmensa, ahonda el alma el rostro de su acaso, claridades sin fin tras el ocaso donde un instante fulge en el albor de un consumado instante, resplandor sin fin, oh, sueño eterno, mi saberse del alma que se aclara y es Hacerse. XIII Una felicidad nos nombra, un gesto mortal que nos acoge, desde el cesto acuoso en que nacemos, en la hondura donde oculta se crea la figura, lenta, al suave reposo del ahora. El cuerpo como un soplo se hace Aurora. XV ¡Qué intensidad, qué paz no se diluye sobre el inmenso abismo que construye! Al tiempo en que se es tiempo el cuerpo trenza esa abismal Mirada, la más tensa. ¡Ah, qué instantes de vida, qué entender!, fluye el tiempo y morir es comprender.
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De Oro Déjame reposar otra vez en tu cuerpo, Amado mío, déjame caminar por tu abierto atavío para hartarme de gozo y desvarío; déjame verte arder y en el verdadero flamero de los árboles escucharte mecer en cabriolas y diástoles el viento y el murmullo de sus cánones; deja verte en el agua, en el azogue helado de los peces, en la luciente enagua del día y sus arneses y en el enhiesto albor de los cipreses, fluir como el secreto sobre el manto amarillo de la aurora y ocultarte discreto donde el silencio mora y el rubor de la muerte se colora. […] Oh mi Dios celebrante en la noche interior de las criaturas, oh Luz, oh Centelleante, oh Fuego que perduras, oh Fulgor de la sombra siempre a oscuras, permíteme encontrarte en el pequeño corazón del grillo y déjame mirarte en el blando zarcillo y en el blanco reposo del hatillo, pues, Señor, en Ti mismo se cumple cada forma en la que habitas y a pesar del abismo Antología poética de Javier Sicilia que te oculta me invitas y en todas las presencias me cohabitas. No hay azar, no hay acaso, sólo tu aliento, Amor, que irreductible nos funda y en un trazo, oscuro, imperceptible, nos hace adivinarte en lo sensible. De Trinidad No sé mucho de Él, mas creo que en su Amor hay un espejo donde se mira y fiel emerge del reflejo el canto de su Verbo y su festejo, y gozoso de verse, de tanto amar, oh Dios Transfigurado, dichoso de saberse, amante en Él y Amado, 3322
va vaciando su Ser enamorado, en esta hora oscura, en este instante eterno y suspendido que tras sus ojos dura y en un gesto innacido abre la realidad, crea el sentido. ¿O acaso, oscura fe, no es la vida esta ausencia de Sí mismo, este dulce porqué, este profundo abismo del que surge el Señor de su ostracismo; este instante en que a solas se olvida ya de Él y Se derrama y ahí donde te inmolas en su Luz vuelta llama, se consume de Amor bajo la flama del Otro que es su Esencia, la medida y el peso de su gozo, el Ser de su Presencia, su Verbo y su reposo, el Hijo en quien se mira ya dichoso? De Vigilias La anunciación (A la manera de W.B. Yeats) A Ricardo Newman
Fue el rumor de unas alas en la niebla, y el dolor del dolor que devoraba mis ingles, mis entrañas y escaldaba tal el fuego en el yermo y la tiniebla; desnuda y virginal me hallé vacía, mi pequeñez se hizo ardiente grava, me abandoné a su mando, fui su esclava y en medio del ardor y la agonía magnifiqué de gozo, devastada. Después ya nada supe, ya más nada, sólo el rumor del viento entre las cañas, la habitación a oscuras, un no sé, y el miedo de los miedos, saber que llevaría a mi Dios en las entrañas. Los peregrinos del Arca A Cocó, Estefanía y Juan Francisco
Sobre la dura tierra sin orillas vamos los peregrinos en la niebla, buscando en la espesura que nos puebla el Arca y sus secretas maravillas: no aquella que Noé labró a la sombra del mandato de Dios en otros lares y que Navarra halló tras los glaciares del oscuro Ararat que el Libro nombra; tampoco aquella nave majestuosa que Lanza edificó en la Aveyrón eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
para salvar del fuego la alba Rosa, sino otra, imperceptible, que se guarda en la profundidad del corazón y en cuya pequeñez Dios nos aguarda. De Pascua I No comprendo la muerte, esa súbita ausencia que nos deja mirando un cuerpo inerte, un gesto que se aleja y ya no dice más que la oscura queja del vacío, la sombra de ese alguien al que amamos y ha dejado de estar y ya no nombra sino su desolado hueco donde el silencio ha quedado y se pudre la risa. No comprendo la muerte y, sin embargo, ha vuelto, llega a prisa como un terrible embargo de Dios a nuestra vida, como amargo destino a nuestras puertas, como un odio maldito. II No comprendo la muerte, y, sin embargo, si desciendo a su noche y presto oído, descubro que alguien canta, que hay alguien en la sombra y su tiniebla que canta con un tono tan desnudo que se parece al viento en los cristales, y, sin embargo, oh alma, no es el viento porque también se ha muerto y se ha podrido. […] Sí, alguien canta. ¿Eres tú, ángel mío, o quizás el arcángel que guarda el Paraíso con su espada? Te equivocas, Javier, somos nosotros, tus muertos, ¿no recuerdas?, los que amaste, por quienes duerme todo y estás triste. Tus muertos, ¿lo recuerdas?: viejos huecos, torturadas ausencias: clamor que se niega a tu memoria sobre esta soledad de huesos secos; vacío que se ciñe a tanto amor y a cuya oscura sombra eres historia. Mas no hemos muerto, no, estamos vivos; transfigurados fuimos por el Cristo y tenemos un cuerpo que no miras porque informa una carne transformada, una carne invisible a los sentidos que sólo ven la carne primigenia sometida a las leyes del pecado. […] 3333
De Tríptico del desierto La estría en el yermo II En el silencio está el principio y en la palabra el fin y viceversa así el silencio se mueve en lo oscuro y oscuro es el dios, y oscura su presencia, oscura su palabra contenida que aletea en lo oscuro, donde el vacío se abre de repente como un grito de amor en la faz del abismo, como un hueco en la nada, un suave retraerse del dios y de lo oscuro en el desatamiento del silencio. Y del vacío el verbo resonando de dios, el silencio hecho canto en la palabra. Así, día tras día, las palabras resurgen de lo oscuro, crean, se desmoronan, se desatan, caen como casas llenas de ladrillos, como un rayo en el bosque la palabra ilumina, canta de fuego en fuego en el incendio hasta volverse carne, huesos, rostro y volver al silencio iluminada. Y en ese desdecirse, que es decirse del dios, en ese eterno hueco de lo oscuro, todo surge y se nombra, todo es tiempo, tiempo para la luz y las tinieblas, para el ayer y el hoy, para andar, tú y yo, camino del hotel, más allá de la [historia contemplando en la estría que deja el mar al retirarse, este hueco insondable de lo oscuro; tiempo para el silencio y la palabra, para el fuego y la danza, para decir te quiero y saber que hay un orden que nos [nombra y nos hace posibles, un tercero que canta en la noche sin fin de la tiniebla; tiempo para la angustia y la zozobra, para ordenar la casa y sentir que la muerte como el viento entra en los huesos flojos y nos lleva al silencio, al fuego inextinguible de lo oscuro, donde en su hueco abierto nos miramos en otro, llevando en la palabra de la carne el dolor y los goces por fin transfigurados en el largo vacío donde el amor desnuda su silencio en palabra y la palabra es luz en el silencio. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
A Juanelo El mundo ya no es digno de la palabra nos la ahogaron adentro como te (asfixiaron), como te desgarraron a ti los pulmones y el dolor no se me aparta sólo queda un mundo por el silencio de los justos sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo. Revista de la Universidad de México, núm. 88, junio de 2011 ***
Ó ÓSSCCAARR H HAAH HN N RREECCIIBBEE EELL PPRREEM MIIO O IIBBEERRO OAAM MEERRIICCAAN NO OD DEE PPO OEESSÍÍAA PPAABBLLO O N E R U D A NERUDA El Premio fue creado por el gobierno en 2004, con ocasión del centenario del nacimiento de Neruda, con el fin de resaltar la obra de un poeta iberoamericano. Desde entonces lo han obtenido el mexicano José Emilio Pacheco (2004), el argentino Juan Gelman (2005), el peruano Carlos Germán Belli (2006) y la cubana Fina GarcíaMarruz (2007). El poeta chileno Óscar Hahn recibió este martes, de manos del presidente Sebastián Piñera, el Premio Iberoamericano de Poesía “Pablo Neruda”, en una ceremonia celebrada en el Palacio de La Moneda. Durante el acto, en el que Piñera anunció que va a mejorar la ley de incentivos a las donaciones culturales, tanto el mandatario como el galardonado recitaron algunos textos poéticos. Hahn, nacido en 1938, se hizo merecedor del premio por la unanimidad del jurado, por el “enorme valor” de su poesía, que se ha extendido a toda Iberoamérica con obras como Arte de morir, Versos robados” o Apariciones profanas”, entre otras. El Premio fue creado por el gobierno en 2004, con ocasión del centenario del nacimiento del poeta Pablo Neruda (1904-1973), con el objeto de resaltar la obra de un poeta iberoamericano y desde entonces lo han obtenido el mexicano José Emilio 3344
Pacheco (2004), el argentino Juan Gelman (2005), el peruano Carlos Germán Belli (2006) y la cubana Fina García-Marruz (2007). También la chilena Carmen Berenguer (2008), el nicaragüense Ernesto Cardenal (2009) y el peruano Antonio Cisneros (2010), quien fue miembro del jurado este año y que consideró a Óscar Hahn “uno de los poetas más sólidos de nuestro idioma”, que mantiene una importante “influencia entre las nuevas generaciones”. El premio, que se entrega cada 12 de julio, fecha del cumpleaños de Pablo Neruda, está dotado a partir de esta edición de 60 mil dólares, el doble de las anteriores. Óscar Hahn, a quien en su juventud el propio Neruda consideró “una de las grandes promesas de poesía chilena”, dijo durante la ceremonia que el premio “es en realidad un premio para todos” los creadores poéticos. “Es un premio que se da a la poesía, a toda la poesía, que es el pariente pobre de los géneros literarios”, añadió. Nacido el 6 de julio de 1938 en la ciudad de Iquique, Óscar Hahn fue reconocido como uno de los escritores de la generación del 70, también llamada la “generación dispersa”. En la actualidad es profesor de literatura hispanoamericana de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos, y miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Entre los galardones que ha recibido se encuentra el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile, el Premio Municipal de Santiago, el Premio Altazor (2003) y el Premio Casa América de Poesía Americana (2006) por su obra “En un abrir y cerrar de ojos”. El Mostrador, Chile, 12 de julio de 2011
EEFFRRAAÍÍN NH HU UEERRTTAA EEN N EELL CCIIN NEE RRooggeelliioo VViillllaarrrreeaall Nació en Silao, Guanajuato, en 1914, pero al salir de la adolescencia y del pueblo se volvió ciudadano de la gran urbe mexicana, donde murió en 1982 convertido ya en un poeta muy leído y celebrado. Con Octavio Paz y Rafael Solana, entre otros compañeros de la universidad, hizo la revista Taller. El Nobel, con su natural inmodestia, lo elogia como sigue: “A mi generación, que fue la de Efraín Huerta, eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
le tocó vivir el crecimiento de nuestra ciudad hasta, en menos de 40 años, verla convertida en lo que ahora es: una realidad que desafía a la realidad... Con nosotros comienza, en México, la poesía de la ciudad moderna. En ese comienzo Efraín Huerta tiene un sitio central”. Es cierto, aunque el de veras modesto autor de Absoluto amor y Los hombres del alba dijo de sí mismo en uno de sus populares poemínimos: “Primero/ que nada/ me complace/ enormisímamente/ ser/ un buen/ poeta/ de segunda/ del Tercer Mundo”. Como sea, es una suerte tener la producción poética de Efraín Huerta reunida en Poesía completa (Fondo de Cultura Económica, 1995), compilada por Martí Soler y prologada por David Huerta,el hijo de El Gran Cocodrilo. Huerta destacó también en el periodismo cultural en las páginas del suplemento El Gallo Ilustrado, por lo que recibió el Premio Nacional de Periodismo en 1978 —dos años antes había recibido el Premio Nacional de Artes—, y fue un cinéfilo de afilada mirada que volcó en cientos de artículos sus impresiones sobre cine mexicano y del mundo en diferentes diarios y revistas, como El Fígaro, Cinema Reporter y El Nacional, firmados a veces con su nombre y otras con sus seudónimos Filmito Rueda, Fósforo, Juanito Pegafuerte y Roberto Browning. A esta descollante faceta de su trabajo periodístico le ha hecho justicia su estado natal al publicar la recopilación de sus crónicas cinematográficas en Close Up, dos tomos editados por Ediciones La Rana y el Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato en 2010. En el prólogo el investigador Alejandro García, también encargado de la compilación, redescubre al Huerta que fue “un espectador implacable que vivió aquellos tiempos en forma intensa, que se rebeló contra la crítica ‘comprometida comercialmente’”. El compromiso sincero de Huerta con el cine mexicano lo llevó a fundar en 1945 la asociación Periodistas 3355
Cinematográficos y de Espectáculos en México (Pecime) con el fin de “estudiar los fundamentales problemas de la industria fílmica nacional y aportar fórmulas para su mejor solución”. Al final de los años cuarenta el cine mexicano andaba de capa caída —después de la Segunda Guerra Hollywood volvía por sus fueros—, abrumado por producciones de muy mala calidad. El cine mexicano, escribió Huerta, “se convierte en arte de rumberas malas, de bandidos y de toreros, de charros ilegítimos, de dramones que llegan a exceder la imprudencia de Emilio Fernández”. Entonces, como ahora, observaba Huerta, los cineastas no iban al cine “a ver buen cine porque creen ya saberlo todo”, y arremetía contra los productores más interesados en la ganancia que en la calidad. Testigo, analista y promotor del cine nacional, además de jurado en diversos certámenes, Efraín Huerta nunca dejó de señalar los vicios y las taras de una cinematografía en la que, de cada 100 películas, apenas un puñado valía la pena. El cine mexicano “no ha sabido ni querido darse a sí mismo un carácter o un estilo”, escribió Huerta hace 60 años. Una frase que pudo haber escrito ayer. Milenio Semanal, 12 de junio de 2011 ***
M MAARRO OSSAA PPO ORR M MAARRO OSSAA AAllffrreeddoo FFrreessssiiaa Con prefacio del poeta argentino Osvaldo Aguirre, este libro reúne 31 entrevistas realizadas a Marosa di Giorgio (Salto, 1932-2004) entre los años 1973 y 2004. La edición procura destacar la palabra de la poeta y para eso elimina la presentación de cada entrevista y evita los reportajes narrados, es decir, en tercera persona. No hay aquí una exposición periodística, lo que explícitamente se busca es oír una vez más a Marosa. Resulta inevitable, en cambio, que las preguntas se repitan, y no sólo porque los reportajes a los eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
poetas suelen frecuentar un repertorio de indagaciones previsible (por ejemplo, cuándo empezó a escribir, cómo lo hace en la práctica, las influencias, las intenciones, los proyectos). El relativamente escaso margen temático se agrava en el caso de Marosa por la misma naturaleza, reiterada, obsesiva, de sus temas poéticos. Se podría decir, y sin que esto signifique en absoluto un empobrecimiento de la estética creada, que Marosa escribió durante décadas un único poema al que dio un número infinito de versiones, y esa fue en gran parte su labor más original. En dictadura o en democracia, en Salto o en Montevideo, bajo el signo de la pérdida, o del reencuentro o del mismo erotismo, Marosa creó un personaje-niña, situado en los límites de un jardín y de las chacras familiares, que permanentemente contempla un mundo mágico, o surreal, o sobrenatural ("lo natural es sobrenatural"). Así, con frecuencia las preguntas versan sobre ese mundo campestre que resulta en una escenografía limitada, y Marosa responde por la paradoja: ese mundo limitado es infinito ("No; un mundo es siempre infinito, insondable; mana sin pausa"). De hecho estas entrevistas nos recuerdan que la paradoja es central en esta obra poética (de hecho, no hay abajo ni arriba, puede ser de noche y de día al mismo tiempo, etcétera). El registro del habla de Marosa resulta variado en este conjunto de reportajes vasto y extendido en el tiempo. Muchas veces, permanece en el registro de la poesía, es decir, es un habla que obedece a su propia lógica, que no coincide con el lenguaje "denotativo" del entrevistador. Es la poeta inspirada, con un discurso casi autónomo, tal vez un modo de guardar los secretos que ningún poeta debe develar. ("¿De qué naturaleza es el reino de su poética? -Es el reino de lo vegetal, de lo animal, de lo humano. El reino del fantasma y el ángel. Hay un ojo fijo de oro, rodeado de brillantes; es el ojo de Dios. ¿A qué atribuye la voz propia de su poesía? -Un prado nuevo por el que empecé a andar el día de mi nacimiento, y en el que sigo descubriendo mariposas"). Otras veces comparece una Marosa que realmente dialoga, que da explicaciones pacientemente, sobre todo sobre la infancia. Por un lado puede resultar casi excesivo ese volver al 3366
universo de las chacras, o la presencia de la familia y de los animales y plantas, pero por otro el lector se va percatando de un silencio -ese "misterio" del título-, es decir, de todo lo no dicho, opuesto a lo poco revelado y reiterado. Se intuye también en algunas entrevistas, que la poeta se sintió más cómoda, y se permite incluso el humor: "Cuando escribe, ¿qué es lo que hace?" -Escribo. -¿Y qué es lo que no hace? -No escribir." Pop Marosa Además de poeta, Marosa fue actriz y sus performances en escena fueron muy apreciadas por el público. A veces las comenta: "Recité siempre. Al principio, a solas, delante de los rosales; ahora, en diversos sitios. Me acompaña esa seguridad de recrear la escritura, dar a cada sílaba el runrún que yo quiero. Recito mis poesías descalza, con un ramo de claveles." En cambio uno querría que los entrevistadores insistieran más en la performance fuera de escena —o en la "escena" urbana— que Marosa hizo con su cuerpo, con el aspecto de su persona, principalmente con sus ropas, con sus cabellos teñidos de rojo, su desplazarse en los cafés del centro de Montevideo. Es evidente que el personaje de Marosa resultaba casi una puesta en abismo: una mujer adulta que representaba a la poeta que quería exhibir signos de la niña que habita su literatura. Es decir, ella escribió también en su cuerpo como, en otro registro, lo hacen ciertas estrellas pop. Se puede decir efectivamente que Marosa fue pop, y esto por su universo temático limitado pero exasperadamente reiterado, enrarecido a causa de su permanente representación, y también por haber suprimido en su performance cotidiana los límites de lo privado. Mientras el cuerpo de los poetas suele situarse (o desdibujarse) en la grisura informe del gentío, el cuerpo de Marosa, con su cabellera, sus gafas, sus pendientes, llegó a ser icónico y explícitamente "tematizado" por poetas de los ´90 (Julio Inverso, por ejemplo). En ese sentido, en la poesía nacional, el único antecedente de esa performance corporal e indumentaria debe buscarse en los dandys del 900, quienes a su manera también escribieron en el cuerpo (y en Montevideo tal vez el mejor ejemplo haya sido el de Roberto de las Carreras). Una de las eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
pocas veces en que la interrogan sobre el tema, Marosa reconoce esa "escritura" corporal, contigua a la escritura "en papel": "Yo no me propongo nada. Debe ser mi arco iris, mi aura, que me deja igual a lo que escribo. O, si no, que el lebrato es igual a la liebre madre…". Siempre el misterio Pasan por los diálogos otros temas que también deben interesar a todo lector de Marosa, por ejemplo, su deslinde frente a la literatura feminista, los pocos nombres de autores que reconoce como próximos a su obra, su religiosidad de un catolicismo ecléctico. Pero el tema del misterio es central, ese enigma que acompaña a todo poeta, el no saber de dónde viene el primer verso, la primera idea (de los dioses, decía Valéry), ni en definitiva por qué les va la vida en escribir. Como todos los poetas, Marosa conoce su oficio, sabe el trabajo del poema en prosa, el ritmo de las secuencias en la frase, las sonoridades. Y conoce la parte de misterio: "-¿Por qué has elegido el poema en prosa como tu forma principal, casi única, de expresión? -Y, la cosas nacen con la forma apropiada". Es un modo elegante de admitir que no tenemos respuesta. Alguien le dirá: "-Sabés cómo hacer un poema…-Sé cómo llegar hasta ahí. -¿Y cuándo lo aprendiste? -Ah, no sé. Siempre hay un misterio… Es una facultad. […] Yo escribo sin rumbos, ni proyectos, ni fin alguno. Soy una princesa desnuda y descalza, una monja un poco gitana, esperando que le caiga, desde el cielo, algo a las manos. Algo, como ser, una vara de gladiolo, una rata. No necesito más". No develarás el misterio, sel. de Edgardo Russo y Nidia di Giorgio. Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2010. 165 pp. El País, Montevideo, 17 de junio de 2011
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AA 3355 AAÑ ÑO OSS D DEE LLAA D DEESSAAPPAARRIICCIIÓ ÓN N FFÍÍSSIICCAA D E P A C O U R O N D O DE PACO URONDO Poeta, periodista y militante político nacido en Santa Fe en 1930, Francisco Paco Urondo fue asesinado por las fuerzas represivas en la provincia de Mendoza el 17 de junio de 1976. Se reeditará su libro La patria fusilada y será presentado este mes en el espacio de Memoria de la ex ESMA. Francisco Urondo nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y militante político, Paco Urondo dio su vida lunchando por el ideal de una sociedad más justa. "No hubo abismos entre experiencia y poesía para Urondo", dice Juan Gelman, "corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente. Paco fue entendido en eso y sus poemas quedarán para siempre en el espacio enigmático del encuentro del lector con su palabra. Fue, es, uno de los poetas en lengua castellana que con más valor y lucidez, y menos autocomplacencia, luchó con y contra la imposibilidad de la escritura. También luchó con y contra un sistema social encarnizado en crear sufrimiento". Su obra poética comprende Historia antigua (1956), Breves (1959), Lugares (1961), Nombres (1963), Del otro lado (1967), Adolecer (1968) y Larga distancia (antología publicada en Madrid en 1971). Ha publicado también los libros de cuentos Todo eso (1966), Al tacto (1967); Veraneando y Sainete con variaciones (1966, teatro); Veinte años de poesía argentina (ensayo, 1968); Los pasos previos (novela, 1972), y en 1973, La patria fusilada, un libro de entrevistas sobre la masacre de Trelew del ’72. Es autor en colaboración de los guiones cinematográficos de las películas Pajarito Gómez y Noche terrible, y ha adaptado para la televisión Madame Bovary de Flaubert, Rojo y Negro de Stendhal y Los Maïas de Eça de Queiroz. En 1968 fue nombrado Director General de Cultura de la eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Provincia de Santa Fe, y en 1973, Director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Como periodista colaboró en diversos medios del país y del extranjero, entre ellos, Primera Plana, Panorama, Crisis, La Opinión y Noticias. Reedición del libro de Paco Una nueva edición del libro "La patria fusilada", del escritor y periodista desaparecido Francisco "Paco" Urondo, será presentado el jueves 23 de junio por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el espacio de Memoria de la ex Esma, a 35 años de su asesinato a manos del terrorismo de Estado. La presentación se realizará a las 19 en el Auditorio Alicia Eguren de Cook, Avenida del Libertador 8151, ciudad de Buenos Aires, donde funciona el Archivo Nacional de la Memoria, con la presencia del hijo de Urondo, Javier; Raquel Camps, Horacio Verbitsky y Daniel Riera. El libro, publicado originalmente en 1973, recopila los testimonios de tres sobrevivientes de la Masacre de Trelew, María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps, y Ricardo René Haidar, quienes le relataron cómo planificaron la fuga del penal de Rawson, y los hechos ocurridos el 22 de agosto de 1972, donde fueron fusilados diecinueve militantes políticos. Los relatos fueron recogidos por Urondo la noche del 24 de mayo de 1973 en la cárcel de Villa Devoto, un día antes de la asunción de Héctor Cámpora —tras dieciocho años de proscripción del peronismo—, y de la ley de amnistía que los dejó en libertad. Diario del Sur, 19 de junio de 2011
EELL ““22001111 IIN NTTEERRN NAATTIIO ON NAALL LLAATTIIN NO O BBO O K A W A R D S ” R E C O N O C E L A OOK AWARDS” RECONOCE LA EEXXCCEELLEEN NCCIIAA D DEE M MÁÁSS D DEE 110000 O OBBRRAASS LLAATTIIN A S NAS Nueva York. Con gran entusiasmo, la poetisa colombiana de Los Ángeles Antonieta Villamil, recibió el premio por Best Poetry Book – Spanish or Bilingual Second Place, al mejor libro de poesía en español del prestigioso concurso internacional de literatura "International Latino Book Awards" con su libro Acantilados del sueño. 3388
La organización: Latino Literacy Now y El Latino Book & Family Festival Awards Program, entregó los “2011 International Latino Book Awards”, con el que reconoció la excelencia de más de un centenar de obras escritas o publicadas por latinos en todo el mundo, se informó hoy. Los galardones están divididos en 58 categorías y premian las contribuciones positivas a la literatura latina en obras escritas en inglés, en español o bilingües, señaló la organización, que entregó las distinciones en Nueva York, según dijo a Efe uno de sus portavoces. Entre las premiadas hay obras de ficción y no ficción, escritas para adultos, jóvenes o niños y abarcan desde libros ilustrados infantiles, hasta libros de consulta, de cocina o de autoayuda. "2011 International Latino Book Awards", ha dado reconocimiento entre otros, a libros de poesía como Acantilados del sueño, de la poeta colombiana de Los Ángeles Antonieta Villamil. Según lo expresado por sus críticos en el 2001 en Madrid, Acantilados del sueño “es un libro atrayente, con un mundo propio, que se lee fluidamente, en andas de su musicalidad, heredera del barroco americano por el color y la gracia. El lenguaje alterna con giros del habla americana, préstamos de antiguas lenguas del continente, con inéditas formas verbales creadas a partir de la actualidad más inmediata. Si a esto se añaden las tangencias anglófonas, tenemos un texto/tejido atento al entorno propio de la autora y de otros hispanoparlantes en Estados Unidos. Un texto, en fin, que no cesa de cuestionarse sobre sus cambios y derivas como lengua, a la vez que canta los temas eternos de la poesía de manera personal y envolvente”. La autora que ha publicado recientemente Soluna en bosque. Conjuros para invocar el amor, se prepara para una gira de presentación de sus libros en Estados Unidos. “Acantilados del Sueño” estará a la venta en la página de la autora, www.antonietavillamil.blogspot.com, y próximamente, sus libros se podrán adquirir en formato electrónico.
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En el concurso participaron reconocidos autores y algunas de las principales casas editoriales de distintos países de Latinoamérica, España, así como estadounidenses. El evento se llevó a cabo en el majestuoso Museo del Barrio en la ciudad de New York. Este premio nació en 1999 bajo el nombre de “Latino Book Awards” para reconocer la labor de editores y escritores latinos en EE.UU y Latinoamérica, pero en 2006 se transformó en “International Latino Book Awards” debido al aumento de candidaturas de diversos lugares del mundo, indicó la organización. ***
U UN NAA M MU UEESSTTRRAA D DEE PPO OEESSÍÍAA Poesía latinoamericana hoy. 20 países, 50 poetas, se titula el libro que Arandurã Editorial presentará este lunes, a las 19:00, en el Auditorio del Instituto Cultural Paraguayo-Alemán Goethe Zentrum (Juan de Salazar 310 c/ Av. Artigas). Se trata de una compilación de escritores contemporáneos de toda América Latina, coordinada por Jacobo Rauskin (Paraguay), Mario Sampaolesi (Argentina) y Roberto Arizmendi (México), sobre una idea original de Sampaolesi. Los poetas paraguayos incluidos en la selección son Esteban Cabañas, Víctor Casartelli, Ricardo de la Vega, Victorio V. Suárez, Shirley Villalba y Jacobo Rauskin. “Uno de los mayores atractivos de toda antología radica en tener un mayor alcance de lectores que el ofrecido por un título individual, y más si son varios sellos editoriales e instituciones los que unen sus esfuerzos. Gracias a la iniciativa de Barataria Libros, Arandurã Editorial, Ediciones Fósforo y la Universidad Tecnológica de Hermosillo, México, ha sido posible la cristalización de Poesía latinoamericana hoy, escribe el mexicano Héctor Carreto en la presentación del libro. “Más que una antología, propiamente dicha, esta reunión es una muestra viva de la poesía que se está escribiendo y publicando hoy día en 3399
Latinoamérica”, agrega Carreto. “Una muestra es más libre que una antología, aunque no es menos exigente. La presente selección busca revelar, no canonizar. Todos los poetas incluidos viven hoy, así el lector tendrá la sensación de estar ante palabras recién hechas, vibrantes; palabras recién salidas del horno”, asegura. ABC, Paraguay, 18 de junio de 2011
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H HO ORRAA D DEE JJU UN NIIO O JJuuaann JJoosséé RRooddrríígguueezz "Junio me dio la voz", dice el poeta Carlos Pellicer en un melancólico libro de poemas donde su tono de voz se vuelve íntimo, cercano a la placidez del verso que surge de aguas profundas y la fe religiosa unida al poema, del mismo modo que el incienso se difumina entre el rezo de la misa. Pellicer, poeta andariego, tabasqueño y tropicalista por definición, era un escritor cuya voz tenían un registro más torrencial. Era un creador -en el sentido genésico de la palabra- a cuya enunciación verbal surgían mundos vivos, cercanos a la selva, al río entre guijarros, al ave del paraíso aleteando entre las lianas y las serpientes descansando sobre las escalinatas de un templo maya, cobijadas por enredaderas. Todos sus libros esparcen ese relámpago salido de las corrientes bravas del Usumacinta. Los poemas corren con el cuchillo de la luz entre los dientes. Hay tambores resonando, hay volcanes tajados por el hacha de la divinidad y un aleteo de tucanes se aleja al mudar la siguiente página. Algunos repetimos versos suyos que son clásicos, como cuando habla de un pueblo en donde no ocurren cosas de mayor trascendencia que las rosas. O cuando nos cuenta que ha olvidado su nombre en medio de la belleza y que ante eso ya no hay salvación. Todo sería posible, menos llamarme Carlos, nos confiesa. "Era mi corazón piedra de río, eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
una de aquellas cosas de un imposible tuyo y mío", revela otro de mis favoritos. Cuando leí Hora de junio yo era muy joven y me decepcionó no encontrar las pirotecnias monzonales que Octavio Paz y otros críticos habían anunciado en medio de jaculatorias y alabanzas. Sin embargo, en esas reposadas palabras que fueron dedicadas a su madre, Hora de junio ofrendaba sonetos donde el mensaje de un escritor vivo se decantaba: en vez del fuego de un incendio forestal, el verso era la tibieza de una lámpara de lectura, quizás un poco historiada por el vuelo de alguna luciérnaga. Suelo releer este pequeño libro de poemas en este mes y también, aprovechando que me he trepado a la nube de Pellicer, me paseo un poco por su poesía, sintiéndome, como él mismo dice, que también me he puesto todo lo iguana que se puede. Aunque Octavio Paz ha eclipsado a muchos poetas del siglo 20, Pellicer emerge poco a poco de manera misteriosa. Hay en Sonora un encuentro de escritores que se llama precisamente Hora de Junio. Su sobrina, la actriz Pilar Pellicer, montó un espectáculo teatral con ese nombre y también con gran éxito. Mi amigo Mario Bojórquez, quien laboró en el Centro Cultural Tijuana, editó en el centenario de Pellicer un libro de lujo con el nombre de Era mi corazón piedra de río. Lo hizo de lujo porque, cuando buscaron al sobrino para preguntarle si aceptaba ceder los derechos, respondió: "No les cobro nada porque Tijuana para mí significa el fin del mundo y la invitación me halaga. Lo que me vayan a dar, mejor gástenselo en hacer un libro bonito". La obra de Pellicer, anuncio, está disponible en internet. Incluso es posible escuchar grabaciones de su voz. Los invito a compartirla. Yo ahora, como es mi costumbre, me sumerjo en el agua bautismal de la poesía de don Carlos Pellicer. Y repito y parafraseó con él mi confesión de que junio me dio la voz, la silenciosa música de callar un sentimiento, la voz de la limpia rosa, única rosa del momento. Y junio se lleva ahora como el viento, la esperanza más dulce y espaciosa, que no la tomó el amor, si no que la llevó el viento y el alma inútilmente fue gozosa. 4400
“Llévame Junio” —pide Pellicer—, a ese momento de diamante que tú en un año has vuelto perla triste. Haz que la nube sea el buen instante, desconocidos, juntos, y luego álzame hasta la nube que ya existe. El Universal, 12 de junio de 2011 ***
““LLAA PPO OEESSÍÍAA EESS U UN N AACCTTO OD DEE RREESSIISSTTEEN NCCIIAA””:: JJU UAAN N GGEELLM MAAN N Ó s c a r J i m é n e z M a n r í q u e z Óscar Jiménez Manríquez La figura casi mesiánica de Javier Sicilia, quien ha logrado activar un importante movimiento social para exigir justicia, refrenda la fuerza y el incansable compromiso de otros hombres que, como Juan Gelman, componen versos. La voz del poeta Juan Gelman, Premio Cervantes 2007, es la de un hombre que a lo largo de varias décadas ha hecho de la poesía un ejercicio de resistencia. Y está de acuerdo que, en tiempos tan violentos, sean las palabras de los poetas la mejor arma para enriquecer el espíritu y el claro testimonio de que aún existe la belleza. ¿Qué importancia tiene la poesía en estos momentos? La poesía es un freno para los que quieren uniformar el espíritu y convertirlo en terreno fértil de cualquier autoritarismo. La poesía es resistencia, porque enriquece al lector. Pero lo importante es que la gente crea más en sí misma y en su capacidad de cambio. Si vive en la impotencia, no cambiará el mundo ni se cambiará a sí misma. ¿Cómo le hace para integrar su compromiso personal y político? Siempre recuerdo algo que dijo Paul Éluard, el gran poeta francés. Él estaba en el partido comunista al producirse la guerra en Corea. Sus compañeros escribieron poemas contra esa guerra. Él no. Y cuando le reprocharon, Éluard les contestó que él escribía poesía sobre esos asuntos, si la circunstancia exterior coincidía con las eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
circunstancias del corazón. Me parece una respuesta excelente. Cuando eso no ocurre y se escribe de todos modos, lo único que se logra son panfletos. A veces muy mal escritos. ¿Hay que escribir con el corazón? Esa es mi actitud. Creo que es la actitud que más respeta al lector. ¿El Premio Cervantes cambió su vida como poeta? Los premios son alicientes, reconocimientos, pero no escriben por uno. Cuando uno se sienta ante la hoja vacía, no dice: “¡Pero oiga! Entienda que yo soy Premio Cervantes. A ver cómo se porta”. ¿Después de los 80 años es más inseguro a la hora de escribir? Sí. Uno se da cuenta que la escritura de la poesía es muy difícil. Bueno, pero de eso, uno se debería dar cuenta mucho antes de cumplir los 80. ¿Sigue confiando en las palabras? Por eso estoy hablando con usted. ¿Cuál es su palabra favorita en español? No es una sola. Hace poco leí, que en una convocatoria del Instituto Cervantes de España, la palabra más votada fue Querétaro. Supongo que por el sonido. A mí me gusta la palabra ternura, porque se refiere a todo lo que nace, y lo que nace es tierno. ¿La muerte sigue creciendo como el fuego? ¿Oyó alguna vez que la muerte dejó de existir? Si hay un lugar donde eso ocurra, por favor, dígamelo. Pero hay maneras de dejar de existir… Por supuesto, hay muertos con permiso, en vida… ¿Su confianza en el ser humano sigue lastimada? Efectivamente. ¿Qué le voy a hacer? Soy un necio. ¿Por qué? He asistido a tantos derrumbes y tantos acomodamientos, a tanto cinismo y tanta mentira y tanta traición, que la verdad... ¿Conoce el chiste o la broma que anda por ahí que dice: “Al crear al ser humano, Dios se sobreestimó”...? Su poema “Juguetes”, comienza así: “Hoy compré una escopeta para mi hijo, hace ya tiempo que me la venía pidiendo…”. El mundo no ha cambiado. En lo único que yo confío, es en que no se puede destruir la voluntad de soñar y la capacidad del deseo de la gente, que no se dejará por siempre que le hagan lo que le están haciendo.
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¿Qué fue de aquel niño que recogía envolturas de chocolates? Han pasado 70 años de eso, y ya no me inclino a recogerlas. Lo que nos decían a los niños entonces, es que con esas envolturas de chocolates se fundían las balas para los republicanos. Los chicos de mi barrio las juntábamos, por cierto, un barrio de inmigrantes, donde predominaba muy fuerte la simpatía por la república española. Espero que no reaparezca el franquismo en España. ¿Lleva la poesía tatuada en los huesos? Mire, las radiografías no lo muestran. Milenio, 29 de junio de 2011
PPO ORR SSIIEEM MPPRREE JJO OVVEEN N D i a n a B e l l e s i Diana Bellesi Cuando conocí a Gelman, a mediados de los setenta, en la revista Crisis, ya tenía un Gelman en el corazón, el que había escrito los poemas de Cólera buey y de Sidney West. Fue como conocer a Bob Dylan y a Jimi Hendrix, pero mejor, en el calor de aquel día de diciembre, porque su dulzura colmó mi corazón. Con pudor le llevé unos poemas guardados en el bolsillo de mi carpinterito y él los leyó. Son buenos, me dijo, y yo le conté que algunos compañeros me decían que eran pequeñoburgueses, porque hablaban de la infancia y de la muerte. El rió, con esa risa suave detrás de los bigotes, y murmuró: “No saben de la poesía”. Volví a verlo en los ochenta, en casa de José Luis Mangieri, y luego en Nueva York, en Buenos Aires junto a los huesitos de su hijo un poco después, en México, y en el último oktubre –como decían los Redondos– en la Feria del Libro de Alemania, ya más vieja y él, joven y guapo como siempre. Este pariente del corazón con su voz tan queda que me pone a mí tímida como si tuviera veinte, que me abraza y sonríe como si nos hubiéramos visto ayer. Tan entero se lo ve, parece que el estruendo exterior de la prensa y de los premios no lo hubiera tocado. Tan reconcentrado en la intimidad como este último libro, El emperrado corazón amora, que tengo ahora entre mis manos. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Recuerdo su imagen la segunda vez, en su regreso a Buenos Aires, comiendo un asado con amigos que hacían planes llenos de optimismo, y él, silencioso, hasta que dijo al fin: “Debemos hacernos autocrítica”, despacito y tristísimo, lamiéndose las plumas. Ahí supe que el poeta ganaba en él al militante, la melancolía a la alegría, y eso que su alegría, la del deseo, era todavía intensa. Cómo hacés, Gelman, para no envejecer nunca. ¿Quizá porque “Los puestos naturales del alma / crecen sin techo”? ¿O porque “El dolor y el amor / tienen y no tienen deudas / con ellos mismos”? Aún te leo y marco tus poemas con un signo de admiración, o marco versos enteros para acordármelos de memoria, por su hondura y su gracia en la fragilidad de la poesía. Ha de ser porque en tu envés, vive también la furia, como cuando decís en este libro “¿El grito no tiene sintaxis? / ¿El yacimiento que lo saca tampoco? (...) No poeticen la poesía bruscos, / no paisajeen músicas / hechas para otra cosa.” Siempre me ha parecido casi imposible comentar un libro de poemas, y más uno de Gelman. Me quedo leyendo sus versos marcados, sus poemas enteros, y lo único que quiero es citarlos. Tal vez porque el poema sólo habla su propia lengua, y ante él toda glosa es ilusoria. Aun así interrumpo la lectura y me pregunto: ¿por qué quiero volver a ellos una y otra vez? Por sus “tántalos / que se encrespan devueltos / a su repetición”, o porque “El colibrí detiene al aire / con brazos que no se ven, santísimos”. Quizás porque todo afuera draga hacia adentro en la poesía de Gelman, porque en algún lugar sigue escribiendo hoy como lo hizo en la juventud, cercando el misterio, abruptamente o despacito, y recuerda que “Las gracias de la noche cocinan / sombras crudas de la belleza, mesas / donde comió la juventud”. Y porque sabe esto: “Qué escribe lo que escribe es / una pregunta sin amparo”, y sin respuesta... Ni hablar de los poemas de amor que escribe Juan Gelman, como el dedicado a su mujer, Mara, con el impulso de esos versos que le presta Juancito de la Cruz y que le hacen decir “Salta el amado por la amada / de un sitio a otro de sí”... como lo hace en su polifonía este libro que ahora cerramos, para abrirlo cualquier día de estos, o para abrir su obra completa y encontrar ahí algo que conmueva al 4422
humano corazón, porque es del metro, del acento, de la sílaba, como dice Roberto Calasso, que está hecho el puente que nos lleva al cielo, el canto, “La madre humana sílaba final”. Página 12, 26 de junio de 2011 ***
GGAAN NAA EED DU UAARRD DO O LLIIZZAALLD DEE PPRREEM MIIO O IIN T E R N A C I O N A L A L F O N S O R E Y E S NTERNACIONAL ALFONSO REYES 22001111
El jurado otorgó el galardón “por su extraordinario poder verbal como uno de los exponentes más altos de la poesía en lengua española en el momento actual”. El poeta mexicano reconoce la importancia del premio Alfonso Reyes y lo que significa para la literatura mexicana. Es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2007 y cuenta con importante carrera como promotor cultural. El escritor y poeta mexicano Eduardo Lizalde fue designado ganador del Premio Internacional Alfonso Reyes 2011 en reconocimiento a su “extraordinario poder verbal como uno de los exponentes más altos de la poesía en lengua española en el momento actual”. El jurado del premio integrado por los titulares del Comité Organizador, decidió reconocer por unanimidad al autor de El tigre en la casa, según consta en el acta de jurado. El Comité Organizador del Premio Internacional Alfonso Reyes está integrado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Gobierno del Estado de eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Nuevo León por conducto del Consejo para la Cultura y las Artes, la Sociedad Alfonsina Internacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Universidad de Monterrey y la Universidad Regiomontana. La edición anterior del premio se entregó al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, por lo que con esta decisión Eduardo Lizalde se suma a la lista de ganadores del prestigiado premio, entre ellos los poetas Jorge Guillén, Octavio Paz y Rubén Bonifaz Nuño; los narradores Adolfo Bioy Casares y Vargas Llosa, así como los humanistas e intelectuales Harold Bloom y George Steiner, entre otros. En alguna ocasión el Premio Nobel mexicano Octavio Paz, escribió: “La poesía de Eduardo Lizalde se distingue por su precisión y limpieza no exenta de piadosa ironía, es una operación sobre el cuerpo de la realidad. Mirada-cuchillo de cirujano, mirada de moralista, mirada de enamorado”. En suma, para Paz, Lizalde es un nombre y una obra que “ha cambiado nuestro paisaje poético”. El Premio Internacional Alfonso Reyes fue creado por Francisco Zendejas en 1972, con la finalidad de hacer un reconocimiento a la obra del escritor regiomontano. En 1973 se entregó por primera vez el premio, y el galardonado fue Jorge Luis Borges. Actualmente, la convocatoria del premio establece que será una distinción para aquellas personalidades que cuenten con una amplia trayectoria en el campo de las humanidades; haber enfocado su talento, como Don Alfonso Reyes, a los diversos géneros de la escritura, y difundir la cultura mexicana a través de su obra. Eduardo Lizalde , nació en la ciudad de México en 1929. Estudió filosofía y literatura en la UNAM y música en la Escuela Superior de Música. Ha sido profesor de literatura española, mexicana y latinoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como colaborador de revistas y diarios como El Nacional, El Semanario Cultural de Novedades, La Cultura en México, La Letra y la Imagen, Letras Libres, México en la Cultura, Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México, Vuelta, entre otras.
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Es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2007 y cuenta con importante carrera como promotor cultural. Entre sus libros de poesía destacan El tigre en la casa, con el cual obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1970 y La zorra enferma, con el cual ganó el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1974. Otros de sus poemarios son La mala hora (1956); Odesa y Cananea (1958); Cada cosa es Babel (1966); Caza mayor (1979); Memoria del tigre (1983); Tabernarios y eróticos (1988), entre otros. También ha obtenido el Premio Nacional de Literatura y Lingüística, en 1988; el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde, en 2002; el Premio Internacional de Poesía Jaime SabinesGatien Lapointe, en 2005, y el Premio San Luis al mérito literario, en 2009. Milenio, 13 de julio de 2011
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AALLEEJJAAN ND DRRAA PPIIZZAARRN NIIKK:: LLAA SSU UFFRRIID DAA PPO OEETTIISSAA AARRGGEEN NTTIIN NAA N a t a l i a B u s c a g l i a Natalia Buscaglia Alejandra Pizarnik fue una poetisa surrealista argentina que marcó un hito para la nueva generación de escritores. En su corta vida su interés estuvo dado por los libros y la escritura, donde volcó sus estados anímicos. Esta terapia hizo que ganara becas y viajara al exterior dándose a conocer en Europa. Debido a su profunda depresión, que la perseguía desde niña por su baja autoestima, se desequilibró y a los 36 años se suicidó ingiriendo pastillas. Flora Pizarnik, conocida como Alejandra, nació el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires. Su padre, el joyero Elías Pizarnik, y su madre Rejzla Bromiker, eran inmigrantes judíos rusos, que ya tenían otra hija, llamada Myriam. La infancia de Alejandra transcurrió en Avellaneda y no fue fácil por tener graves problemas de autoestima, producto de su sobrepeso, del acné y de su tartamudez. Sus eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
estudios secundarios los realizó en la Escuela Normal Mixta de Avellaneda y comenzó a ser adicta a las anfetaminas, teniendo como resultado, insomnio y cambios de carácter. Y para poder dormir tomó somníferos que terminaron por desestabilizarla por completo. Se anotó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pero no se recibió, sí hizo cursos de periodismo, literatura y filosofía. También aprendió pintura, otra pasión que tenía, pero que no fue nunca tan fuerte como para abocarse a ella. Lo mismo le pasó con el periodismo, cuando en 1955 asistió al Festival de Cine de Mar del Plata para cubrir el evento y no le gustó la experiencia. Su niñez la marcó toda su vida, nunca pudo salir de la depresión que la acorraló de pequeña, y en sus obras se notó esa tristeza cuando aludía al destierro, a la muerte, a la desesperanza, al amor, a la soledad, a la noche y al insomnio. La paradoja y las metáforas fueron un sello personal de su escritura, con los que podía expresar sus más profundos sentimientos. Su primer libro fue la Tierra más ajena, editado al año siguiente y le siguió La última inocencia, que dedicó a su psicoanalista, León Ostrov, de quien confesó enamorarse. Por otro hombre que sintió un amor profundo, fue Jorge Gaitán Durán, un poeta colombiano. Pero también ha tenido relaciones sentimentales con mujeres. Vinculada ya con el círculo literario de la época, conoció a destacados personajes del área, con muchos de los cuales inició una amistad, como con Olga Orozco, Rubén Vela, Clara Silva, Raúl Aguirre, Elizabeth Cranwell, Roberto Yahni, Silvina Ocampo y Julio Cortázar. Enlazada más que nada con la corriente surrealista, no demostró interés por la política pero sí por los libros, leía mucho para poder aprender de grandes escritores. Ha pasado momentos de bajo nivel económico pero nunca bajó los brazos y siguió apostando a lo que más sabía hacer, escribir, por eso trabajó en lugares infames, tal como los describió. Se interesó por revistas de vanguardia y de izquierda, por lo que se relacionó con personas de esa ideología. Además de sus libros, sus lectores podían disfrutar de los poemas de Pizarnik, en diferentes
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revistas como Poesía Buenos Aires y diarios como La Nación, logrando un alcance mayor. En 1960 se fue a vivir a París por cuatro años, se sentía libre en ese lugar donde trabajó como traductora para la revista Cuadernos, y editoriales francesas, también realizó críticas literarias en diarios y bibliográficas para la revista Sur y tradujo a algunos autores. Perteneció a un comité de colaboradores extranjeros, y estudió literatura francesa e historia de la religión. Cuando regresó a la Argentina, editó nuevos libros y por Los trabajos y las noches, recibió el Primer Premio Municipal y el Fondo Nacional de las Artes, asimismo retomó la escritura de su diario. Por su edad sabía que había dejado de ser una niña, pero no por ello se sentía adulta, ella misma se confesaba que se veía como una adolescente a pesar de tener 30 años. Para entonces, en sus poemas se podía notar pensamientos más relacionados con la esperanza y la libertad. En 1969 muere de un infarto su padre y Alejandra optó por la única compañía de su amiga Olga Orozco, para atravesar el mal momento. La depresión que sobrellevó durante toda su vida, y por la que en algunas oportunidades se preguntó a sí misma por qué no se quitaba la vida, y pasó muchos días en soledad, se pronunció con la ausencia de su padre que siempre la apoyó en su carrera. Su inestabilidad psíquica, la llevó a tener un estilo particular de escritura sin una sintaxis lógica. La muerte que le rondó en su mente, fue muy marcada en sus obras desde diferentes posturas. Vivió momentos de profundo dolor que la llevaron a tomar una dosis alta de anfetaminas, pero la encontraron a tiempo y le salvaron la vida en el hospital psiquiátrico Pirovano. Inició terapia con Pichon Riviére que logró serenarla bastante, además de ser internada en una clínica psiquiátrica. No obstante, duró poco tiempo su mejoría, el 25 de septiembre de 1972, ingirió nuevamente gran cantidad de pastillas y pudo así terminar con su terrible agonía. Tras su muerte, sus colegas le han hecho homenajes, y se editó un libro de su autoría. Además se la caracterizó como la poeta surrealista de gran influencia para las nuevas generaciones de literatos por ser precursora en su estilo, la más eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
importante de la lengua española y como una de las mujeres más populares de América que ha escrito además de poemas, novelas breves y relatos cortos. www.conceptodemujer.com.ar/index.php?option=com_c ontent&view=article&id=440:alejandra-pizarnik-lasufrida-poetisa-argentina-&catid=50:mujer-especialdel-mes&Itemid=49
Es dar cuenta de dos tradiciones poéticas que han sido muy cercanas en estéticas, temáticas y búsquedas dentro del gran corpus de la poesía en habla hispana. No pretende establecer un canon de poéticas de los dos países, sino divulgar de manera concreta una actualidad y un vigor evidentes en lo que se está leyendo y escribiendo en México y Colombia.
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EEN NTTRREE CCO OM MAALLAA YY M MAACCO ON ND DO O IIssaabbeellllaa PPoorrttiillllaa Julián Herbert, John J. Junieles, Enzia Verduchi, Carolina Dávila. Poetas de México y Colombia están reunidos en un solo libro que acopia 35 años de la lírica contemporánea. Él mismo dice que su recopilación no es más que una postal de gratitudes, de reconocimiento a la cultura mexicana. ¿Y cómo no estar complacido? Desde niño, en el teatro Faenza o en el Olimpia de Bogotá, veía películas de Cantinflas y Vicente Fernández. Creció oyendo rancheras y baladas de Juan Gabriel, Pandora y Daniela Romo. Y literariamente se cautivó con Pedro Páramo y La muerte de Artemiro Cruz. El país azteca jamás escapó de su mente, hacía parte de él. En 2007, la revista Punto de Partida, de la Universidad Nacional Autónoma de México, le encomendó a Federico Díaz-Granados reunir una muestra de nueva poesía colombiana. Dos años después, gracias a la Beca Álvaro Mutis en la Casa Refugio Citlaltépetl, el poeta volvió a recorrer los pasos de su infancia a través del arte, esta vez físicamente. De ese viaje nació Antología de poesía contemporánea: una selección de poemas mexicanos y colombianos que sirven de ruta para definir un destino dividido y unificado entre la cultura de los dos países. ¿Cuál es la intención a la hora de reunir una compilación de poetas mexicanos y colombianos? 4455
¿Cómo fue su trabajo como compilador, cuál fue su metodología? Gracias a la Beca Álvaro Mutis en la Casa Refugio Citlaltépetl en el DF, tuve la oportunidad de conocer de cerca la nueva poesía mexicana y comprobar que eran muchos más los puntos de encuentro y de convergencia que de distancias. Leí varias antologías de poesía contemporánea de ambos países, los libros de los poetas, y fui seleccionando los poemas que más me gustaban. Cotejé con las sugerencias de los mismos poetas y ahí fui decantando hasta la entrega final. En la antología se encuentran autores nacidos entre 1958 y 1983, ¿cuál fue el criterio para elegirlos? Yo he venido leyendo poesía colombiana y latinoamericana desde hace muchos años y ya había preparado algunas antologías de poesía colombiana joven, lo que me permite tener una mirada y un criterio para preparar esta muestra. Desde allí, lo que hice fue elegir poetas que a mi juicio han desarrollado una voz personal y cuyas búsquedas han resultado tan interesantes como tan variadas que han aportado al panorama lírico de cada país matices y tonos originales. La mayoría de estos poetas son prolíficos: Rafael del Castillo Matamoros y Gustavo Tatis, de Colombia, y Víctor Cabrera y Hernán Bravo Varela, de México, para citar sólo algunos, se han destacado por sus nutridos poemarios. ¿Cómo realizó la selección de sus poemas? Todos los poetas incluidos, tanto mexicanos como colombianos, los leí con mucho juicio y mucho afecto. De por sí, seleccionar unos nombres ya es una tarea difícil, pero elegir sus poemas es doblemente difícil. La selección se hizo a partir de la lectura y cercanía que sentí con sus poemas.
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¿Cómo define a través de estos autores la poesía colombiana, cómo la mexicana? ¿Hay puntos de encuentro, de divergencia? Tanto la poesía colombiana como la mexicana actuales son herederas de una gran tradición, tanto local como de una lengua. Estos poetas han bebido de múltiples fuentes para sintetizar una expresión y una forma de ver y nombrar el mundo. Así la poesía colombiana y la mexicana han sido señaladas por muchos y durante muchos tiempos como dos tradiciones conservadoras. Razón quizás para que en estos días tan confusos y de tanta interdisciplinariedad y fusión de las artes, muchos consideren que sea en México, Colombia y España donde se escribe la mejor poesía en español de este comienzo de siglo y donde la poesía ocupa un lugar fundacional en el marco de la cultura. Como poeta y amante del verso, debe haber un poema de este libro que sea de su predilección ¿Cuál es? Hay muchos poemas que siento cercanos y que me gustaría haberlos escrito. De hecho al seleccionarlos me reconocí en muchos de ellos. Hoy se me viene a la memoria uno mexicano: “Creo que mi vida / ha sido un ir dejando cosas / extraviadas, inútiles/ y queridas / en lugares que he olvidado” del poema “Las cosas” de Jorge Fernández Granados. El Espectador, 4 de julio de 2011 ***
PPO OEETTAASS EEXXTTRRAAN NJJEERRO OSS RRIIEEGGAAN N CCO ON N VVEERRSSO OSS LLAA CCO OM MU UN NIID DAAD DD DEE D DEESSPPLLAAZZAAD DO OSS D DEE M MEED DEELLLLÍÍN N O Ovviiddiioo CCaassttrroo M Meeddiinnaa Cuatro poetas de Italia, Cuba, Sudáfrica y Argentina llevaron en persona sus rítmicos y sonoros versos a un asentamiento de Medellín en el que sobreviven desplazados por el conflicto armado interno. Hasta La Cruz y La Honda, cuyas casas se aferran a las laderas de un empinada montaña, llegaron la italiana Giovanna Mulas, la cubana Magia López, el argentino Gabriel Impaglione y el sudafricano Iain Ewok Robinson, cuatro de los noventa poetas que concurren al XXI Festival de Poesía Internacional de Medellín.
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Sus rostros, entre aterrados y sorprendidos, traslucían la alucinante aventura de trepar la montaña en un pequeño transporte público que raudamente llegó casi hasta la cima para dejarlos en medio de una diminuta vía a cuya orilla se levanta un colegio que atiende a no menos de 1.400 niños del sector. Ya "en tierra firme" y sin la preocupación de tener al lado los profundos precipicios, coincidieron en que la experiencia valió la pena y, sobre todo, que fue enriquecedora, incluso más para ellos que para su auditorio, compuesto por niños, jóvenes y ancianos. "El contacto con la gente me enriqueció mucho", admitió a Efe la italiana Mulas, y reconoció que la realidad de esta parte del noroeste de Colombia es, como la de Italia, de "contrastes muy grandes". "De Latinoamérica, allá se sabe poco", comentó la poetisa, que se mostró confiada en que la poesía sirva de vehículo para que el mundo se "sensibilice para ser mejor". A Gabriel Impaglione, que le saca a sus versos tiempo para ser periodista y seguir la actualidad del fútbol, lo "golpeó" la emoción de encontrarse con la realidad del asentamiento. Reconoció que conoce la desgarradora situación que se vive en algunos sectores de su país y de Latinoamérica, al tiempo que elogió la labor que cumple el Festival de Poesía con la población desplazada. "Es emocionante encontrarse con este mundo, con esta realidad", dijo, pero resaltó que en medio de esta realidad lacerante "se considere que la poesía es un medio para el encuentro de la paz". Al tiempo que los poetas deleitaban al público con sus versos, Ana Gladys Moreno Giraldo recordaba en un costado del patio del colegio su vida de desplazada mientras revolvía con una enorme cuchara de palo dos grandes ollas en las que preparaba una frijolada (sopa de judías) para repartir después de la lectura de poesía. Con menos de 42 años de edad, esta mujer tiene cinco hijos, varias amenazas de muerte y dos desplazamientos. Ella es una de las líderes del sector que reúne a unas 4.000 personas que, como ella, llegaron a esta parte de Medellín desplazadas, en su mayoría, por paramilitares que las obligaron a abandonar sus tierras en Urabá, región del departamento Antioquia. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
"En esa época, hace unos 15 años, en el Urabá hubo grupos paramilitares que quisieron exterminar a quienes trabajamos con grupos de campesinos y que militábamos en grupos políticos de izquierda como la Unión Patriótica (UP)", recuerda la mujer. Ahora no es que su situación esté mucho mejor, pero tiene la tranquilidad de que está rodeada de gente que, como ella, sigue buscando unas oportunidades de vida, pues la violencia le quitó a su primer esposo, a un primo y a un hermano. "A todos los desaparecieron en el Urabá", le dijo a Efe. Otro de los líderes visibles del asentamiento es Luis Ángel García Bustamente, quien tiene 67 años y dice que todavía le quedan fuerzas para batallar por su comunidad. Para él, atrás quedaron los años en que salió de San Rafael, su pueblo natal en Antioquia, para adentrarse en Urabá a "talar monte, hacer fincas y encontrar riqueza". Contó que tras estar asentado allí lo picó el bicho de la política y comenzó a trabajar "con masas". Por eso se vinculó con la UP, "hasta que nos quisieron desaparecer", dijo. De nada valió que él hubiese sido concejal en cuatro oportunidades de una población de esa zona, porque la presión sobre la UP fue dura, hasta que finalmente abandonó sus tierras y se desplazó a Medellín. Como pudo, se volvió a conectar con otros desplazados y nuevamente comenzó a trabajar con la población que llegaba a la urbe "sin siquiera saber leer o escribir". "Pese a todo lo que ha pasado en el barrio, que no es ajeno al fenómeno de violencia, recrudecido en los últimos años, aspiramos a no irnos de aquí, porque el trabajo que se ha hecho es grande y la gente ha encontrado, de a poco, la tranquilidad que no ha tenido", señaló el anciano líder. EFE, 4 de julio de 2011
PPO OEETTAASS D DEE AATTLLIIXXCCO O CCRREEAAN N JJO ORRN NAAD DAASS IIN NTTEERRN NAACCIIO ON NAALLEESS D DEE PPO E S Í A E N E L E S P A C I O 1 9 0 0 OESÍA EN EL ESPACIO 1900 PPaauullaa CCaarrrriizzoossaa Desde noviembre pasado se gestó en el municipio de Atlixco un movimiento poético que como primer 4477
acto organizó el primer festival “Atlixco: palabra escrita en el agua”, que durante tres días reunió a 50 poetas procedentes de varios estados del país y que en breve formarán parte de una publicación. Algunos de los miembros de aquel grupo participaron en las sextas Jornadas Internacionales de Poesía Latinoamericana, que este año han sido dedicadas a José Pascual Buxó, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y fundador de la maestría en Literatura Mexicana de la Universidad Autónoma de Puebla. Los poetas Javier Duhart, José Luis Contreras, Esmeralda Tobón y Cohutec Vargas Genis fueron los encargados de comenzar con las actividades de este festival que se organiza en el Espacio 1900 y que es coordinado por el teatrero Manuel Reigadas y Óscar Rivera–Rodas, de la Universidad de Tennessee. En entrevista con Vargas Genis, señaló que el movimiento poético surgió en noviembre a partir de la presentación de su poemario “Geografía del anhelo”, un acto al que asistió el poeta Jorge Contreras y el dramaturgo Ricardo Pérez Quitt, quien recientemente fue nombrado como director de la Casa de Cultura de aquel municipio. Un mes después, cinco poetas locales pusieron en marcha un taller independiente en el que se pulía y se discutía la poesía, y desde donde se gestó el primer festival “Atlixco: palabra escrita en el agua”, que se realizó del 27 al 30 de mayo. “Este es un movimiento que demuestra el gusto de la gente por la poesía, y el ejercicio discursivo que hay adentro del taller, en el cual hay una exigencia por la calidad del quehacer literario”, señaló el poeta. Dijo que Atlixco es un municipio que cuenta con una tradición literaria: existió Nezahualpilli, señor de Texcoco e hijo de Nezahualcóyotl que dedicó a Atlixco un “canto a las lenguas floridas”, tras conquistar su territorio; o sor María águeda, una eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
monja contemporánea de Sor Juan Inés de la Cruz que es conocida como la “otra musa novohispana”. También resalta la obra del dramaturgo Héctor Azar, del poeta Manuel Lerín o del propio Ricardo Pérez Quitt, además de Conde Ortega, el poeta más desestimado del municipio que cuenta con más de cinco libros publicados por instituciones como la UNAM o la Universidad Autónoma Metropolitana. Cohutec Vargas describió las características de los integrantes del movimiento. Esmeralda Tobón, por ejemplo, es una artista plástica reconocida a nivel internacional con exposiciones en Barcelona y Cuba, que como poeta es dueña de un verso sensual y erótico. En breve, publicará dos poemarios, uno de ellos titulado “Levantando navíos”. Otro es Néstor de la Fuente, un autor que habla de la tierra y la muerte, dos temas que exploró en el libro Sueños muertos y que como parte del taller está realizando un ejercicio diferente que será contenido en Diálogo entre mariposas, su próxima publicación. José Luis Contreras, en cambio, es un poeta oriundo del Distrito Federal que desde hace tiempo radica en Atlixco, siendo “una voz de la lucha social, del compromiso, del reclamo de la justicia”, tal como definió su contemporáneo. Mientras que Javier Duhart, es un autor que tiene cinco novelas publicadas –La niña de Tijuana, Rogelio y Otilia, El bastón y La huída–, y que gracias al taller se está aproximando desde lo erótico a la poesía. Parte del ejercicio poético de estos autores fue publicado en el número 29 de la revista Autores que edita Pérez Quitt, y próximamente será contenido en un libro. Las sextas jornadas Internacionales de Poesía Latinoamericana se celebrarán hasta el 7 de julio y participarán especialistas de la obra de José Pascual Buxó, un catedrático, filólogo, escritor, poeta y académico de origen español que llegó a México en 1939. El miércoles a partir de las 10 horas, Alejandro Palma, María Teresa Colchero, Dolores Bravo, Mario Calderón y Alicia Ramírez, ofrecerán un homenaje a quien hace 16 años fundó la maestría en Literatura Mexicana. Luego, Óscar Rivera–Rodas y Enrique López de la UAM presentarán el libro Memoria de la poesía obra de Buxó, quien recibirá ese mismo día a las 4488
14:30 horas, un reconocimiento por parte del ayuntamiento de Puebla. La Jornada de Oriente, 4 de julio de 2011 ***
LLAA BBAARRRRO OCCAA ((¿¿BBAARRRRO OSSAA??)) VVIIGGEEN NCCIIAA:: GGÓ N G O R A Y P R O U S T ÓNGORA Y PROUST JJaavviieerr TTrreevviiññoo CCaassttrroo Mal te perdonarán a ti las horas; las horas, que limando están los días, los días, que royendo están los años. LUIS DE GÓNGORA
En un mes de julio nacieron dos hombres que al paso de los años se convertirían en escritores revolucionantes. Me refiero al poeta español Luis de Góngora (Córdoba, julio 11, 1561-1627) y al novelista francés Marcel Proust (París, julio 10, 1871-1922). Una hermosa y talentosa periodista me pregunta por qué son importantes, pero su inquisición no es tan obvia como pudiera parecer. Pensándolo bien, la obra de estos artistas, como la de muchos, es importante porque el arte es importante en la vida de los seres humanos. Podrá preguntarse enseguida: ¿y por qué el arte es importante? Hay largos tratados de estética o de sociología del arte que pueden responder esta pregunta, pero ni siquiera es necesario consultarlos para ofrecer una posible respuesta, entre tantas: el arte es importante porque nosotros somos importantes, es decir, nos importa nuestra vida, nuestro destino, nuestra estancia en el mundo. El arte dice, de innumerables maneras, mucho de lo que nos importa, yazga esto en nuestro más recóndito interior emocional o aflore en la incertidumbre colectiva de la política, el desastre o la celebración. Por esto, y a pesar de todo, el arte sigue siendo “dulce y útil”, como alguna vez dijo Horacio, aunque estos adjetivos deban matizarse. Góngora es un poeta que la tradición ha calificado de “oscuro” y “hermético”. La misma tradición nos presenta a un Góngora “luminoso” y a otro “tenebroso”. El primero sería el autor de eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
romances y letrillas: poesía “popular” y sencilla (de “arte menor”); el segundo, el de poemas sesudos como las Soledades”, la Fábula de Polifemo y Galatea y la Fábula de Píramo y Tisbe. Aquí faltarían sus sonetos y sus dramas. Pero, al margen de su virtual dificultad, ¿qué es lo que hace de este poeta barroco alguien tan seductor, atractivo y vigente? Su talante demiúrgico, claro, y su naturaleza de hondo acertijo, que sólo un tonto o un pedante podría calificar de gratuita. Una obra de arte que encierre teorías es como un objeto sobre el que se ha dejado la etiqueta del precio. Marcel Proust Después de una juventud frívola y de variopintos tanteos literarios, Proust desemboca nada menos que en una novela lírica que por diversos motivos, hoy es objeto de constante referencia: “En Busca del Tiempo Perdido”, cuyo primer volumen fue publicado antes de la Primera Guerra y los otros seis después de ella. Varios méritos ostenta esta obra, entre ellos el de haber exprimido las posibilidades del idioma y el de haber buceado en las profundidades del inconsciente individual y colectivo. Puede vérsela como el retrato de un individuo pero también como la vista panorámica de una sociedad en pleno declive. Proust es, con algunos otros artistas, alguien que con su linterna echa un poco de luz no sólo sobre los sótanos de nuestro vaticano secreto sino también sobre el dédalo de “lo social”. Proust, Kafka, Faulkner, Joyce, algunos poetas y otros cuantos artistas son ya plenamente “modernos”, con todo lo debatible que sean las categorías de “modernidad” y sucedáneas. Sin forzar mucho la trama, encuentro más de un nexo entre Góngora y Proust, y entre ellos y nuestra época. Fue el escritor cubano Severo Sarduy uno de los que, en los tardíos años 60 del Siglo 21, lanzó un golpe de dados tan fascinante como el otro: la noción de “neobarroco”, aplicada a la literatura latinoamericana. Esta declaración ensayística instaló al poeta habanero José Lezama Lima como uno de los principales herederos y reformuladores del barroco hispano; del imprescindible Lezama Lima a Gerardo Deniz y a otros poetas sudamericanos puede seguirse una ruta exuberante y sinuosa. En el concierto babélico de la poesía y el 4499
arte actuales, el neobarroco es un digamos estilo que de tan poliédrico resulta irresistible. ¿Pero qué tiene que ver Proust en todo esto? Creo que más de lo que pudiéramos imaginar. Cualquier página de “En Busca del Tiempo Perdido” puede ser leída casi como un poema en prosa -y muchas veces quitaría el casi. La textura literaria de Proust está cimentada en la imagen poética, y ésta, en un gusto por la prodigalidad, la opulencia lingüística y la analogía sorpresiva. La composición misma de su novela es, como dirían los franceses, una “mis en abîme” (puesta en abismo): “la historia de una escritura”, apunta Barthes, cuya empresa inicia cuando la novela termina. De esta ondulación está impregnada la frase proustiana, que se distiende morosamente hasta la desesperación de muchos lectores. No hay surrealismo aquí, aunque sí los filamentos de un onirismo memorioso y una profusión discursiva y metafórica que ya es un paradigma. Recuérdense las primeras e hipnagógicas páginas de “Por el camino de Swann” (“...el sueño en que estaban sumidos los muebles, la alcoba, el todo aquel del que yo no era más que una ínfima parte, el todo a cuya insensibilidad volvía yo muy pronto a sumarme...”) y la descripción cinemática de aquel público teatrófilo en “El Mundo de Guermantes” (?) (“Llevaba usted, señora, un sombrero que parecía una enorme flor de sangre.” Perdón, cito de memoria). La actitud neobarroca es, además, una crítica a la identidad cultural. Eduardo Milán Después de tantas vanguardias, ¿qué tiene que ver el barroco con nosotros? Creo que mucho, y no sólo desde la perspectiva del arte o del estilo literario, sino también desde la identidad y el sentido de pertenencia, dos arterias del arte. A partir de Sarduy, muchos han reflexionado en torno del “espíritu del barroco” y de la poesía neobarroca latinoamericana, de raíz áurea pero de follaje vivo y reverberante. Entre nosotros podría mencionar al vuelo a cuatro autores dispares y de propósitos varios: el novelista Sergio Fernández, el filósofo Esteban Echeverría y los poetas Eduardo Milán y Néstor Perlongher. Pero el tema es tan rico y zigzagueante que resultaría un despropósito tratarlo aquí. Baste decir que en el ámbito de la eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
ontología y dentro de la algazara del arte poética de la América Latina actual, éste es, con otros, uno de los más apasionantes debates, porque la poesía es, además de palabra lírica, idea, esté donde esté y cobre vida ya sea en soportes convencionales, electrónicos o de cualquier índole por venir. Increíble todo esto, farfullado a partir de Góngora y Proust. ¿Por qué es importante la obra de ambos? Porque el arte es una de las cosas más importantes en la vida humana –si las hay. Vanguardia, 10 de julio de 2011 ***
PPU UBBLLIICCAAN NO OBBRRAASS CCO OM MPPLLEETTAASS D DEE LLAA LLEEGGEEN D A R I A P O E T A S T E L L A D Í NDARIA POETA STELLA DÍAAZZ VVAARRÍÍN N JJaavviieerr GGaarrccííaa
Fumaba al ritmo de su respiración y las yemas de sus dedos tenían el color del tabaco. La voz de la poeta chilena Stella Díaz Varín era un ronquido en alza cuando hablaba. Su última gran decepción antes de morir, el 2006, luego de entrar de urgencia al Hospital del Salvador, fue cuando le arrancaron la banca de la plaza donde iba a fumar a metros de su departamento de la Villa Olímpica, en Santiago. Un episodio más para el mito que fue. La musa de la generación del 50, la primera poeta punk del país, "la ruda, la bestia" -le llamaban-, vivió la bohemia de esa época a concho. Compartió mesa y discusión con los poetas Nicanor Parra, quien le dedicó el poema La víbora, y Alejandro Jodorowsky. Con ambos tendría un romance. 5500
Por esas mesas también pasaban Pablo Neruda, Jorge Teillier, Enrique Lihn y Lafourcade, a quien dejó nocaut luego de hablar mal de ella. Los mismos que la llamaban la "Colorina" por su cabellera rojo fuego. Los lugares de encuentro eran los bares El Bosco, el café Iris y la Unión Chica. Stella Díaz Varín sólo publicó cuatro libros a lo largo de sus 79 años de vida. El primero, a los 23: Razón de mi ser. Y el último, Los dones previsibles, en 1992, con prólogo de Enrique Lihn. La autora de Tiempo, medida imaginaria, tenía el brazo izquierdo tatuado con una calavera atravesada por una espada. Se lo hizo después que Gabriel González Videla impusiera la Ley Maldita en 1948, que perseguía al Partido Comunista y a sus miembros. Díaz Varín diría meses antes de morir en el documental La colorina, de Fernando Guzzoni: "El tatuaje también se lo hicieron Lihn y Lafourcade. Fue un pacto de sangre de la muerte de la muerte". Díaz Varín ahora regresa a librerías con Obra reunida (editorial Cuarto Propio), a cinco años de su muerte debido a un tumor canceroso. El volumen incluye sus cuatro libros, además de La arenera, un tríptico inencontrable editado en 1987 (inspirado en la muerte de una trabajadora), y un apartado con fotografías de Paz Errázuriz, y varias inéditas, titulado Stella. Lleva textos introductorios de los poetas Eugenia Brito y Cristián Gómez. Otro dato para cultivar más el mito: Stella extragaláctica es un libro que está inédito desde hace seis años. Anunciado en reiteradas ocasiones, el volumen son conversaciones con su amiga, la periodista Claudia Donoso. "Se ha insistido en que el libro es una biografía, pero son conversaciones y no tengo apuro en publicarlo", dice Donoso. Y agrega: "Tal vez no lo publique, para contribuir con la leyenda". Derrame del infierno Dos años antes de que Díaz Varín se tatuara el brazo vivía en La Serena con sus padres. Y a la mala se vino a Santiago, donde estaba su hermano. Vivieron en una pensión en Cumming con Alameda. Stella estudiaría Medicina, pero la bohemia y la literatura tiraron más fuerte. "Yo soy poeta, no poetisa", decía. Mientras, colaboraba en los diarios El Siglo, La Opinión y El Extra.
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La leyenda de Díaz Varín comenzaba a fundirse con la realidad más gloriosa y siniestra. Su primer libro, Razón de mi ser, fue publicado en 1949 motivada por el editor de Morales Ramos. Un tiraje de 1.000 ejemplares que se agotó en tres meses. En 1953 vino su segundo libro: Sinfonía del hombre fósil y otros poemas, con ilustraciones de quien sería su único marido, Luis Viveros, con quien se casó porque habían tenido un hijo y le asqueaban las habladurías. Su poesía torrente, lírica, a veces tremendista, impacta en la época. "Me encanta Satanás. Pero le he hecho el quite, porque te engrupe y te vende la pomada", confesó en sus últimas conversaciones. Recién, seis años después, el Grupo Fuego de poesía publicó su siguiente poemario: Tiempo, medida imaginaria. Con epígrafe de Nietzsche se lee en el poema “Breve historia de mi vida”: “Uno ya no puede valerse de nadie./ Yo no puedo estar en todo;/ para eso pago cada gota de sangre/ que se derrama en el infierno”. Pasarían más de 30 años para que en 1992 editorial Cuarto Propio publicara Los dones previsibles, con prólogo de Lihn. "En el poema hablaba una primera persona que debía robarse con su voz todas las películas, empezando por la Biblia", anota Lihn. Y sigue: "Así, pues, Stella era, es, una tenebrosa cantante desconsolada también frenética, orgullosa de sus imágenes y negligente en relación al sentido de su canto". Vida y obra Nacida en 1926 en La Serena, Stella Díaz Varín llegó a Santiago a fines de los 40 para estudiar Medicina. La literatura fue más fuerte. Publicó Razón de mi ser (1949), Sinfonía del hombre fósil (1953), Tiempo, medida imaginaria (1959) y Los dones previsibles (1992). Oreste Plath y Enrique Lafourcade fueron víctimas de su furia: la poeta los noqueó a ambos. "Les pegó a casi todos los escritores", diría Lafourcade. Aguerrida, liberal y fuerte, una vez la colorina Díaz Varín le apagó un cigarrillo en la corbata a Francisco Coloane. 5511
PPOOEESSÍÍAA AAN NTTEE LLAA IIN NCCEERRTTIID DUUM MBBRREE,, U UN NAA AAN T O L O G Í A I B E R O A M E R I C A N A NTOLOGÍA IBEROAMERICANA M Maarrííaa TTeerreessaa PPéérreezz
Ulises Juárez, Editor; Daniel Rodríguez y Raquel Lanseros, poetas españoles que participan en la antología
Ocho nacionalidades, diferentes estilos que se unen en un mismo mensaje que no es otro que el de mostrar la poesía en su sentido original de humanismo. Así nace “Poesía ante la incertidumbre”, una antología iberoamericana que reúne a destacados poetas. La poesía se ha visto de una manera demasiada intelectual y apartada de la realidad, dice el poeta español Daniel Rodríguez Moya. Tratando de devolver el sentido que se merece en esta obra se enfatiza en esa incertidumbre que nace de la crisis política, los valores, la búsqueda de la identidad, el amor y sus variantes, comparte la también poeta española Raquel Lanseros, quien reitera: “Se trata de una forma específica de ver la poesía. La emoción es una reivindicación como piedra angular de ver el hecho poético”. La presentación de la obra se ha realizado desde mayo en los diferentes países involucrados, y en Nicaragua se realizará en tres escenarios: Para este jueves 14 de julio a las 6:30 de la tarde, en el Instituto de Cultura Hispánica se realizará el acto formal, en el que como invitada especial participará la laureada escritora Claribel Alegría, quien además recitará los poemas de Francisco Udiel q.e.p.d. El viernes 15 de julio habrá un conversatorio en la Universidad de Ciencias Comerciales en León a las 10 de la mañana, y finalizarán en Granada en la Casa de los Tres Mundos a las 6:30 p.m. donde habrá un diálogo- debate. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Para esta antología, los poetas han trabajado desde noviembre pasado y se ha editado simultáneamente en las diferentes naciones. En Nicaragua fue publicada por Leteo Ediciones. La obra ha totalizado los 10 mil ejemplares entre los distintos países. En España esta antología registra los primeros lugares en ventas. En Nicaragua si desea obtener los ejemplares puede hacerlo el día de la presentación, y también estarán disponibles en todas las librerías. Poetas participantes en la antología: Jorge Galán, (El Salvador, 1973): Premio Adonáis de Poesía, Premio Antonio Machado y Premio Villa de Cox. Raquel Lanseros, (España, 1973): Premio Unicaja de Poesía, Premio Antonio Machado en Baeza y accésit del Premio Adonáis de Poesía. Ana Wajsczuk, (Argentina, 1975): Premio de Poesía Ciudad de Badajoz. Daniel Rodríguez, Moya (España, 1976): Premio Federico García Lorca, de Poesía, y Premio Vicente Núñez. Francisco Ruiz Udiel, (Nicaragua, 1977–2010): Premio Internacional Ernesto Cardenal de Poesía Joven. Fernando Valverde, (España, 1980): Premio Emilio Alarcos del Principado de Asturias, Premio Federico García Lorca, y Premio Juan Ramón Jiménez. Andrea Cote, (Colombia 1981): Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia, Premio Internacional de Poesía Puentes de Struga y Premio Cittá de Castrovillari. Alí Calderón, (México, 1982): Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de América y Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde. El Nuevo Diario, Nicaragua, 13 de julio de 2011
LLAA FFU UN ND DAACCIIÓ ÓN N JJO OSSÉÉ CCAARRLLO OSS BBEECCEERRRRAA D DIIFFU UN ND DIIRRÁÁ LLEEGGAAD DO OD DEELL PPO E T A T A B A S Q U E Ñ O OETA TABASQUEÑO A iniciativa ciudadana, el pasado 12 de julio fue presentada en el Palacio de Bellas Artes, la Fundación José Carlos Becerra, institución que promoverá la vida y obra del célebre poeta tabasqueño, a través de la creación del Premio Internacional de Poesía que llevará su nombre, reediciones de sus obras literarias, un Centro Cultural con exposiciones, ciclos de cine y talleres, el programa de reforestación denominado “Palabra 5522
de Árbol”, así como cátedras universitarias itinerantes en varias universidades del país. En el evento, donde el Gobernador del Estado de Tabasco, Andrés Granier Melo, fue testigo de honor, la Fundación fue presentada en la sala Manuel M. Ponce, por Héctor Suárez González, quien es su director, Eduardo Langagne, quien acudió en representación del Director de la Fundación para la Letras Mexicanas, Miguel Limón, y María Luisa “La China” Mendoza, amiga del desaparecido poeta. En tanto, los actores Diana Golden y Guillermo Murray, así como el músico Óscar Chávez, leyeron fragmentos de la poesía del reconocido bardo, entre las que destacó la lectura del poema Épica. Legado universal En su mensaje, el director de la fundación resaltó que la obra de José Carlos Becerra es un legado universal “Hay algo que no hemos contado, hay algo que necesitamos que la gente sepa de él y eran sus ganas de vivir, su fuerza, su visión del mundo, lo que él quería para su vida y lo adelantado que estaba para su época”, puntualizó. Ante un auditorio que lució a su máxima capacidad, integrado por personajes de la cultura de la capital del país e integrantes de la comunidad tabasqueña radicada en el Distrito Federal, explicó que la Fundación es una iniciativa que parte de la inquietud de seguidores de la obra de José Carlos Becerra, así como de las hermanas del poeta, por difundir la herencia cultural del tabasqueño, nacido en Villahermosa, el 21 de mayo de 1936. “La obra del maestro Becerra es tan actual, que sus palabras son de hoy, parece que las hubiera escrito ayer, por lo que la primera misión que la eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Fundación se ha fijado es difundir su poesía, sobre todo entre las nuevas generaciones”. Subrayó. En ese sentido, la Fundación José Carlos Becerra, tiene proyectado reeditar varios de sus libros, entre los cuales se cuenta una antología de poesía, tales como Relación de los hechos (1967), único libro que publicó en vida; Poesía joven de México (colectivo, 1967); El otoño recorre las islas (obra poética 1961–1970)1973; La noche (1987). En cuento: Fotografía junto a un tulipán 1970. En Poesía: Oscura palabra, Mester, 1965. Poesía joven de México (colectivo), 1967; El otoño recorre las islas, obra poética 1961–1970 (1973) y La noche, 1987. Apoyaremos este proyecto Cultural: Langagne Por su parte, Eduardo Langagne, manifestó su beneplácito por que la obra literaria de José Carlos Becerra se haya retomado con tal impulso, para lo cual, señaló “la Fundación para las Letras Mexicanas muestra su total disposición de apoyar este importante proyecto cultural”. Asimismo, está el propósito de recuperar materiales inéditos que aún conserva la familia del poeta. Dentro de las acciones de promoción, se entregará el Premio Internacional “José Carlos Becerra” para las Letras Hispanoamericanas, el cual dará reconocimiento a la trayectoria de los principales escritores de nuestra lengua. Plantea, además, crear una Cátedra que buscará ampliar y profundizar el estudio de la obra del tabasqueño. Esta cátedra tendrá un carácter itinerante, por lo cual se tiene planeado que se lleve a cabo en diferentes universidades del país, como las de Coahuila y Durango. Está planeado crear un centro cultural, donde se exhibirán obras de pintura a través de un convenio con el Salón de la Plástica Mexicana; ciclos de cine, en colaboración con la Cineteca Nacional, así como talleres literarios, ciclos de conferencias sobre diferentes temas de la cultura. En la velada cultural, María Luisa “la China” Mendoza relató una serie de anécdotas del poeta tabasqueño, a quien calificó como un ejemplo generacional de la literatura en México, pues dijo “José Carlos se carteaba con los escritores más representativos de su época, como Pablo Neruda y Octavio Paz; de ahí la importancia de retomar su
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legado poético como referencia para las nuevas generaciones de jóvenes literatos” Cabe destacar que en el evento acudieron también familiares y amigos cercanos de José Carlos Becerra, entre los que destacaron sus hermanas María Carlota, María Cristina y Deifilia, pilares importantes en la vida y obra del Poeta. Milenio, 15 de junio de 2011 ***
VVEEN NEEZZO OLLAAN NO O GGU USSTTAAVVO O PPEERREEIIRRAA GGAAN NAA PPRREEM MIIO O IIN NTTEERRN NAACCIIO ON NAALL D DEE PPO E S Í A V Í C T O R V A L E R A M O R A OESÍA VÍCTOR VALERA MORA El escritor venezolano Gustavo Pereira obtuvo el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, en el que concursan obras de artistas hispanoparlantes. El galardón otorgado a la obra Los cuatro horizontes del cielo y otros poemas, será entregado oficialmente el próximo 15 de septiembre. El veredicto fue anunciado en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), ubicado en Caracas (capital de Venezuela) por un jurado integrado por los escritores: Tobías Burghardt (Alemania), Judit Gerendas (Venezuela), y Jotamario Arbeláez (Colombia), ganador de la II edición del Premio. Luego de realizada la lectura del veredicto del Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, el poeta del país suramericano expresó su gratitud con el jurado y sus organizadores por haber seleccionado su obra como la ganadora. Manifestó su alegría por recibir este premio de gran importancia para los poetas latinoamericanos, que además “lleva el nombre de un querido y grande amigo como lo fue el poeta Víctor Valera Mora (1935-1984), nuestro querido Chino”, agregó. El acto contó con la participación del presidente del Celarg, Roberto Hernández Montoya, y el director general de la Biblioteca Nacional, Humberto González.
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Hernández Montoya precisó que de la obra ganadora se editarán tres mil ejemplares. “El objetivo es que (el trabajo) de estos poetas esté al alcance de la mayor cantidad de público posible”, dijo. Gustavo Pereira nació en Punta de Piedras, estado venezolano de Nueva Esparta (este), en 1940. El poeta y ensayista fue fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Sociohumanísticas de la Universidad de Oriente. Además, Gustavo Pereira ha sido galardonado con los premios Joven Poesía de las Universidades Nacionales (1965), Concurso Latinoamericano de Poesía de la revista Imagen (1970), Fundarte de Poesía (1993), Municipal de Poesía de Caracas (1988), XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1997) y Nacional de Literatura (2000). El Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora reconoce la creación poética actual y busca fortalecer vínculos culturales en el escenario internacional, así como rendir homenaje a la memoria del insigne escritor venezolano, cuyos trabajos tocan temas humanos. Víctor Valera Mora, poeta que "reinvindicó la poesía y la lucha", como queda plasmado en Nueva antología, publicada por Monte Ávila Editores, a través de un discurso irreverente, con un contenido político y social que rompió con la visión tradicional del arte poético. Entre sus obras se encuentran Canción de un soldado justo (1961), Amanecí de Bala (1971) y Del ridículo arte de componer poesía (1979-1984). Telesur.net, 14 de julio de 2011 ***
CCO ON NM MEEM MO ORRAAN N CCEEN NTTEEN NAARRIIO OD DEE W WEESSTTPPH HAALLEEN N CCO ON N LLAA PPU UBBLLIICCAACCIIÓ ÓN N D E D O S L I B R O S DE DOS LIBROS Familiares del escritor peruano Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001), anunciaron que la toda la poesía del ensayista y promotor cultural, así como la correspondencia que sostuvo con su amigo y colega José María Arguedas, serán publicadas en breve.
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Así lo dio a conocer Inés Westphalen, hija del vate, quien aseguró que se trata de dos publicaciones con las que se conmemorará el centenario del natalicio de quien fuera considerado uno de los “poetas más puramente poetas entre los que escriben (hoy) en español", como lo describiera Octavio Paz en 1978. Entrevistada previo a la charla que se ofreció anoche en la librería “Octavio Paz”, del Fondo de Cultura Económica (FCE), la también escritora dijo que ambas obras estarán listas para su presentación en la 25 edición de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, a realizarse del 24 de noviembre al 4 de diciembre próximo. “Tenemos dos publicaciones en puerta, la primera es su poesía completa por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, titulada Simulacro de Sortilegios; la segunda es la correspondencia que sostenía mi padre con José María Arguedas”, mencionó. Sobre ésta última publicación, comentó que se trata de cartas escritas entre 1935 y 1969, año en que murió quien fuera considerado como uno de los tres grandes representantes de la narrativa indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegría y Manuel Scorza. Arguedas, indicó, fue un escritor que retrató el mundo indígena de una manera particular, un personaje que creció entre indígenas y que hablaba la lengua del quechua. Acompañada de Patricia Gola y José Mancera, ofrecieron una charla en la que además de elogiar la vida y obra del vate peruano, hicieron una breve revisión con otro poeta peruano: Cesar Moro, un surrealista que vivo en México desde 1938 al 48. Según la primogénita de Westphalen, recordó como un poeta que abandonó su natal Perú para refugiarse en México en 1938 y que dos años más tarde, organizó con el pintor Wolfgang Paalen y André Bretón la “Cuarta Exposición Internacional del Surrealismo” para la Galería de Arte Mexicano. Refirió que tanto su padre como Moro tuvieron una gran amistad y una vasta correspondencia. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
“Tuvieron una relación de amigos, en un momento difícil. A Moro le fue muy difícil establecerse en el medio artístico y literario en México, por lo que mi padre lo apoyó económicamente. “Gozaron de una relación muy cercana. Incluso hicieron una revista titulada Las Moradas, en fin, había un intercambio a niveles”, señaló. Comentó que su padre, calificaba a Moro como “el amigo”, como el personaje con el que sembró una complicidad de proyectos literarios. “Hubo toda una interrelación muy hermosa”, agregó. Afirmó que tras regresar a Lima en 1948, fungió como profesor en el Colegio Militar Leoncio Prado, donde fue maestro de francés del novelista Mario Vargas Llosa. Refirió que siete años más tarde, culminó una de sus obras principales “Amour a mort” y agregó que el 10 de enero de 1956 murió víctima de leucemia. www.terra.com, 29 de julio de 2011
importancia y prestigio en nuestro país, el nacional de Aguascalientes. Desde sus primeros libros fue notorio que el ritmo llevaba hacia delante, como un canto, pero como un canto que se baila. Se nota su conocimiento de las principales corrientes de vanguardia, pero también la distancia que establece con ellas hasta volverlas imperceptibles en su obra, por eso predomina -sin que lo sea plenamente- un acento clásico, casi de naturaleza implícita en su escritura, más que transparente luminosa. A través de ella no pasa la luz sino que en ella se produce, viene del interior. En esta antología es notable la coherencia de su acento, conjunto a la vez donde resulta perceptible la diferencia que se da entre uno y otro libro, lo que va de un jardín encantado a un cañón presidido por las bestias amenazantes. Toda poesía es un sembrar en condiciones imposibles, un cosechar en el límite de la experiencia, una invitación a compartir esa luz mencionada antes, un ser luz para estar en la luz... y -aún en su insuficiencia- hacerla colectiva en los lectores. (José María Espinasa)
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M Mééxxiiccoo,, UUNNAAM M,, 2 2001100 ((PPooeem maass yy eennssaayyooss)) María Baranda es una de las mejores poetas de su generación, la de los nacidos en los años sesenta, su obra concilia a la vez una pertenencia a una tradición mexicana e hispanoamericana -la del largo poema meditativo, con sintaxis sinuosa y riqueza léxica,- con la no tan frecuente capacidad de síntesis conceptual y la precisión de imágenes y metáforas. Entre los premios que ha recibido está el de mayor
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I ¿Cuántas revistas de literatura en el mundo pueden jactarse de alcanzar una, dos décadas de existencia? Rara excepción la constituye la prestigiosa publicación colombiana Golpe de dados que en su XXV aniversario dedica la entrega 150 a la poeta María Mercedes Carranza, autora de los libros Tengo miedo (1983), Hola soledad (1987), El canto de las moscas (1997), y directora de la Casa de Poesía Silva y de la revista homónima: toda una vida consagrada a pensar y escribir poesía.
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De ese hacer se ocupa, apasionadamente, un lector de autorizada palabra que nos deja vislumbrar el trabajo estético y ese otro, de tono hondo que trama esta obra. La revista de poesía Golpe de dados, con sede en Bogotá, dirigida por Mario Rivero, al alcanzar sus 25 años de existencia, dedicó su entrega CL "a la que considera más lograda y honda poeta de hoy en Colombia: María Mercedes Carranza". Golpe de dados constituye una institución en el vecino país. Su comité de dirección comprende poetas de diversas orientaciones, algunos fallecidos, otros activos, entre quienes mencionaré al padre de María Mercedes, animador del grupo Piedra y Cielo y a algunos de cuyos integrantes c;b:onocí en mis primeros viajes a Colombia, tales a aquél, a Arturo Camacho Ramírez, a Carlos Martín. Los viernistas venezolanos fueron coterráneos de los piedracielistas. Pero mi fijación afectiva fue Jorge Gaitán Durán, fallecido apenas pasados los 30 años. Nos topamos en París. Le invité a quedarse unos días conmigo y mi esposa a la orilla del mar. No quiso. Voló y sobre Martinica, se diluyó en el solsticio de verano. Conozco y leí a Charry Lara, Alvaro Mutis, J.G. Cobo Borda, Fernando Arbeláez quien anunció su propia muerte en un poema admirable aparecido póstumamente en La Gaceta. Para mí, la actitud valorativa y existencial de los poetas colombianos, me resultaba significativa y de gran vitalidad literaria. Gonzalo Arango, Jotamario, y otros nadaístas encontraron acogida amiga en mi revista Zona Franca la cual duró unos 20 años. María Mercedes Carranza me sorprendió desde su primer libro: Vainas y otros poemas (1972) por su desenfado, su irrespeto, su picardía, su causticidad, pero también sus agudezas críticas y su humor. Sin ser nadaísta y sin participar en aquel nihilismo, mezcla de vanguardismo y de influencia beat norteamericana, María Mercedes Carranza en su primer volumen de versos, establecía contrastes de expresión adjetival y pensamiento, de chiste y seriedad, de realismo a veces burlón, a veces sutil, a 5566
veces doméstico. Va y viene de los quehaceres caseros a la declaración amorosa. Da la impresión de estar jugando, de estar burlando la feminidad, como en "Historia Universal de la Camelia", un símbolo floral, mujeril, cuyo mimetismo cuenta en versos de gracia y de ironía. Esa ironía constituye uno de sus modos de vivir, de pensar los sucesos existenciales. Su ironía juvenil de los 27 años presagiaba: Tengo Miedo (1983) y Hola, Soledad (1987). Respondía sin énfasis al estar enamorada y desde el inicio coexisten sin decirse, sin pelearse, su ingenio reilón a medias y una extensión misteriosa de tristeza latente. En el poema "Aquí entre nos", burla burlando, remata un almuerzo "llegando al corazón/ de una alcachofa, hoja a hoja" con estos versos sorprendentes: "Y de resto,/ llenaré las páginas que me faltan/ con esa memoria que me espera entre cirios,/ muchas flores y descanse en paz". II Por lo tanto enamorarse; no insistir demasiado; memorizar en función intemporal, venciendo el futuro; entender el espacio del propio movimiento; aceptar las obras del tiempo indetenible cuya duración mezcla lo eterno con lo momentáneo. María Mercedes Carranza estudió y se licenció en Filosofía. Conoce las variadísimas apreciaciones conceptuales de las nociones de Tiempo y Espacio, que se contradicen, se asocian, se fundamentan en el "pasar" o en el "estar", y desde el desarrollo del hebraísmo y de la Grecia secular, buscan las relaciones difíciles de fijar entre la condición existencial, la trascendencia, el alma, el espíritu, y la muerte enigmática, siempre escondida, desde los inicios mismos poéticos, de María Mercedes Carranza. El homenaje y reconocimiento que hoy le brinda Mario Rivero con los poetas de Golpe de dados, calificando su acción poética de "la más lograda y honda hoy es Colombia", son muy merecidos. Su poema a Bolívar, titulado "De Boyacá en los campos" constituye la invitación a encarnar el héroe demasiado oficializado como tema de engolada oratoria o de superstición popular. Hay que creer en el ser de Bolívar, devorado por la enfermedad y el fracaso de haber vivido un sueño de trascendencia indoamericana. Ver a Bolívar en eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
sus pedestales estatuarios y vivir su derrota como político plantea la realidad de la acción de poder anhelado como una redención y nos remite, por algún aire, a lo crístico. Tras las “vainas” de sus poemas, se abre en los contenidos poéticos de María Mercedes Carranza, no sólo el conocimiento cultural erudito, sino lo que precisamente confunde en ella, la intuición de la desgracia terrena, engañada por su ingenio y su juego del amor. III Ya sabedor de su trayectoria pública notable y su gestión, desde 1986, en la Dirección de la Casa de Poesía Silva, recibí Hola, soledad (Oveja Negra, 1987). Leí con atención y sentimiento este libro cuyo sólo título lo dice todo. La época de las “vainas” había pasado y ahora: La vida es esto que muere Una mano alzándose que ya es polvo y raíces, La palabra que se venga del desamor y la derrota, el olor de un jabón frotado a los 10 años, esta tierra herida que contiene huesos y náufragos.
En otro verso apunta, pensando en Colombia: "En esta casa los vivos duermen con los muertos". Entre la juventud ida y la presencia de la muerte, en un país donde el destino es matanza al azar de guerrillas y de marginales politizados, todo resulta señal y presencia de la ruina de la vida. "Carne y ceniza se confunden en las caras,/ en las bocas las palabras se revuelven con miedo./ En esta casa todos estamos enterrados vivos". De modo que alcanzada una edad de lucidez, la autora de Tengo miedo (1983), nacida en 1945, descubre la soledad en todas sus fases de lucha alucinada o ausente. Hola, soledad constituye una meditación entrañable entre lo que "pasa" y lo que es "presencia" de la duración, en el estar, tal la necesidad de Dios, ajena al tiempo pasajero. 5577
Los poemas de Hola, soledad, como los que forman parte de este ciclo vital, no cultivan aspectos formales. El lenguaje no es lo fundamental, sino el pensamiento sensible, y dentro de esa simplicidad verdadera, "La canción del domingo" detiene en el alma, lo pasajero, ese enemigo que es tiempo, para alumbrarlo por un instante con la magia sencilla del poema auténtico: Es inútil llevar prisa y adivinar, porque no hay tiempo para ver o demorarse la vida entera en conocer tu rostro en el espejo. Los lirios, el cemento, esos ojos zarcos, las nubes que pasan, el olor de un cuerpo, la silla que recibe la luz oblicua de la tarde, todo el aire que bebes, toda risa o domingo todo te lleva indiferente y fatal hacia la muerte.
La soledad que alcanzó a María Mercedes Carranza en una edad de plenitud se corresponde más con lo anímico cuando se recoge en sí mismo para entender lo vivido, que con lo narrativo, la exasperación, la derrota. Ni pasado ni futuro, ni tiempo ni espacio: "el deseo incansable de estar siempre en otra parte". Signo de la dificultad de asir por sí misma a la vida. Hola, soledad, además de tomar conciencia de la guerra espontánea o motivada por causas tenebrosas, imperante en Colombia; del pasar del tiempo y de su eternidad; de los enamoramientos mágicos, "déjame pedirte que el engaño,/ el dulce engaño de ser tú y yo dure/ el vasto tiempo de este instante". No se equivoca Heidegger al afirmar que el ser humano se revela ante la muerte. El extravío de la cultura racionalista de Occidente, además de la pasión insaciable de dividir para conocer, hasta quedar sin nada que dividir, sin ser, la despoja de cualquier anhelo de unidad, de cualquier trascendencia ontológica, entre ésta la del cristianismo una y otra vez y millones de veces aludido como algo que está afuera del humano y no d entro. El mundo actual, desde el requiero del alma y del espíritu, está desposeído, apegado a la noción menos elevada del tiempo y del espacio, al sueño de poder. El homo sapiens se volvió homo faber. Los diez últimos poemas de Hola, soledad ahondan la experiencia de la amante frente al amado; pasión sensual y ausencia carnal del que habla por teléfono, memoria de la infancia, estallido eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
de rabia, oda al amor, poema al desamor, olvido (uno de los mejores poemas de esta obra), la oración vuelta aceptación del triunfo de la tierra, percepción de que uno es su propio enemigo y finalmente, los objetos como boyas o restos de naufragio y el modesto final. Escribo en la oscuridad, entre cosas sin forma como el humo que no vuelve, como el deseo que comienza apenas, como el objeto que cae, visiones del vacío.
La escritura de María Mercedes Carranza rechaza los recursos y efectos textualistas tan de moda, sobre todo la tónica literaria per se, el discurso, para ceñirse a un decir corriente que el pensamiento y la comprobación existencial apoyan con su autenticidad confesional. Mucha muerte exponen estos poemas penetrantes por su misma sencillez escritural. Colombia es un campo de batalla. Por todos lados fuerzas armadas pelean con un furor demoledor. María Mercedes —fue miembro de la Asamblea Constituyente de 1991—, desde la plenitud de su don creativo, asumió esa pasión de muerte colombiana (yo diría pasión de matar), y después de borrar mucha existencia: ("Si quiere amor que siga su antojo", p. 11) dio el vuelco más inesperado, en 1997, publicando en las prensas de Arango Editores, los poemas, esta vez completos, del libro premiado con el título de El canto de las moscas por Golpe de dados. IV Con ironía, María Mercedes, subtitula estos versos calificándolos de: "Versión de los acontecimientos". Mediante un proceso contrario a su picaresca de los 27 años, en el que contrapesaba los hechos vitales y sociales con su fina ironía, ahora asume la plena creación lírica, dando una versión esencial de los sucesos que, día a día, ensangrientan pueblos, campos y ciudades colombianas. Esa esencialidad rehuye lo narrativo, lo imprecatorio, para ofrecer el crimen cotidiano como una modulación —término de Mario Rivera— de anonadante realidad. Rivera se siente tentado a calificar de haikai estos poemas que parecen pertenecer a otra condición que la histórica y la parte de guerra. Ella alcanza, entonces, la dimensión lírica de un pasar, de un estar, de una temporalidad fugitiva, precisamente ante el horror, 5588
la violencia, el asesinato, la revuelta vengativa, la acometida inesperada. María Mercedes no podía actuar sino abstrayendo la poesía —y superándola— de esos acontecimientos que la hieren. En su trabajo abordó las matanzas sin describirlas, desde una perspectiva de cruenta belleza en la que los elementos florecen la muerte, rinden tributo y duelo, "reverso de la realidad", como dije en una carta, para memorizar y vivirla con las alas abiertas. El canto de las moscas descansa sobre síntesis de unas cuantas líneas alusivas a las acciones de guerra. Así, 24 minipoemas titulados con el nombre de la localidad, transmiten en la brevedad del poema, ese bordoneo de las moscas, informando los hechos de sangre acontecidos. "En bluyines/ y con cara pintada/ llegó la muerte/ a Cumbral./ Guerra Florida/ a filo de machete". "En Pore la muerte/ pasa de mano en mano./ La muerte:/ carne de la tierra". "Caen los cuerpos/ en Miraflores/ caen los sueños". Percibe lo invisible en lo visible. En torno a la muerte aparece la naturaleza dando el toque de la otra dimensión: metáfora, imagen, vivencia, adivinanza, suspiro, terror, elocuencia de relámpago. "Esto es la boca que hubo,/ esto los besos./ Ahora sólo tierra: tierra/ entre la boca quieta". Cada poema es una evidencia de la muerte, de la tierra, del matar. las acciones apenas descomponen el paisaje. El paisaje responde con imagen de eco a la muerte. El río arrastra flores de sangre. Los sueños se pudren tras la víctima. Corolas son la boca de los muertos. Ya en Hola, soledad la muerte se presentaba como personaje principal. Ahora se sabe que ocupa a Colombia y que María Mercedes escribió un devocionario fúnebre dando salida a su propia angustia y a la angustia de su gente. Se podrán leer estos poemas cortísimos como el recordatorio de una desgracia colectiva, obra del hombre mismo. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
Contribución inusitada de poeta a la metafísica de un país por donde se soltó una sed de sangre sacrificial, exorcismo contra la miseria, miseria de matar. El viento ríe en las mandíbulas de los muertos En Ituango, el cadáver de la risa
María Mercedes no cuenta; revela la esencia. Y lo hace unificando la materia asesina y el espíritu redentor, en una acción a la vez poética y social. Sus fulgurantes poemas breves constituyen un hecho de vida y de muerte. Ella recorre el tiempo y el espacio y supera cualquier efecto verbal textualmente, con la palabra de lo que es, de lo que está. Rosario poético para invocar la paz lejanísima. Hay que leer estos poemas dolorosos y sobrios con el alma para vislumbrar la otredad, sin literatura embargante. Cada poema es una herida. Estamos al borde de lo religioso espontáneo, contando los 24 pasos de una evocación de sufrimiento carnal, de derrame de sangre, mientras brotan los versos de una toma de conciencia doble, la del drama de Colombia y la de la función redentora del poema puro. Como las nubes, la muerte hoy en Sotavento. Difunta blancura. www.analitica.com, 13 de julio de 2003
CCO OM MPPA AR RT TEE FFEER RN NA AN ND DO O FFEER RN NÁ ÁN ND DEEZZ T TEEXXT TO OSS D DEE SSU U PPO OEEM MA AR RIIO O PPAALLIIN O D I A D E L R O J O NODIA DEL ROJO M Mééxxiiccoo,, A Alldduuss,, 22001100
En una velada que devino en lectura de poesía en voz del propio autor, el bardo Fernando Fernández presentó anoche su poemario Palinodia del rojo, en el Centro de Creación Literaria "Xavier Villaurrutia". 5599
Organizada por el espacio cultural del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el vate mexicano sostuvo un encuentro con los seguidores del género para darles a conocer su más reciente libro de poemas. Así, habló de sus etapas como editor y poeta; recordó sus dos primeras colecciones de poemas, El ciclismo y los clásicos (1990) y Ora la pluma (1999), lo mismo que dio un breve contexto de su creación, publicación y la selección del nombre de cada colección. Expuso, por ejemplo, que Ora la pluma surgió después de nueve años de su primer libro y estar dedicado a la dirección de la revista Viceversa. Fue "un grito de guerra, (de) que ahora me voy a dedicar a lo que yo quiero, ahora me voy a dedicar a escribir y a leer". Tras 11 años de no publicar nada, abundó, el año pasado se dio a la tarea junto con la diseñadora gráfica española Lola García para reunir sus escritos en Palinodia del rojo, proyecto que fue aceptado por la editorial Aldus y se encuentra ya en librerías. Palinodia del rojo es una colección de 17 poemas, con decasílabos y octosílabos, en la que da a conocer sus vivencias, experiencias que ha pasado con su familia, con extraños, mujeres y animales, de manera divertida. Señaló que "tal vez no están bien escritos pero si están bien gozados", además que le han permitido desahogarse. Del título, Fernández explicó que la palabra "palinodia" le llamó la atención desde que la leyó en los Diálogos, de Platón, y se refiere a la retractación, y lo retomó de uno de los poemas que se incluyen y llevan ese nombre. "Es el poema que más me agrada, ya que reúne cierto juego abstracto, parecería que puede referirse no sólo a lo que aparece en el poema, sino también un poco a la visión general que refleja el libro", abundó. Por último, el poeta agradeció el acercamiento de anoche del público, para acompañarlo en la presentación de su más reciente obra. Fernando Fernández nació en la Ciudad de México el 12 de junio de eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
1964. Fundó y dirigió la revista Viceversa. Es especialista en la vida y obra de Gerardo Deniz (Madrid, 1934), uno de los poetas más importantes del exilio español. Entre otras actividades, ha sido director del Programa Nacional de Tierra Adentro y director general de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Notimex, 16 de junio de 2011
EELL JJU UEEGGO OD DEELL TTÚ Ú YY YYO O.. AAN NTTO OLLO OGGÍÍAA,, D E R A Ú L M A C Í N DE RAÚL MACÍN
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R RA AÚ ÚLL M MA ACCÍÍN N,, EELL PPO OEET TA A Para crear es necesario saber contar y contando llenar de ritmo todo lo creado. Es por eso que dicen que la creación es el fruto de un ritmo incesante y perfecto.[1] R.M.
[…] Como algunos/as colegas suyos (pienso en Rubem Alves y Julia Esquivel, sobre todo, pero también en el obispo Pedro Casaldáliga), tocados simultáneamente por la afición teológica y la vena literaria, Macín fue un pionero también en lo que se conoce hoy como teopoética, es decir, “poesía a lo divino”. Otros practicantes de esta afición, cercanos a él, como el cubano Sergio Arce o el uruguayo Juan Damián, vieron la poesía como “un arma cargada de futuro” (Gabriel Celaya) y la utilizaron para expresar sus convicciones y sacudir conciencias. Ciertamente este tipo de poesía es muy riesgosa cuando se busca aunar la calidad lírica y un mensaje determinado. Él mismo reconoció eso al referirse a la imagen que tenía de su labor lírica: Me considero poeta a pesar de que no pertenezco a ninguna escuela, grupo o capilla. Me gusta leer poesía y me gusta escribirla. Como estilo prefiero el de la poesía bíblica, a base de paralelismos”, aun cuando no lo imito y lo que escribo es siempre el resultado de lo que vivo, sobre todo en relación con lo que hago, a partir del compromiso político y social que he 6600
aceptado, sin que esto quiera decir que me guste la poesía panfletaria o de manifiesto, sino que en mis textos se revelan necesariamente los incidentes de la lucha en que participo.[2]
A la brevedad formal, sin falsas pretensiones, agregó un estilo muy directo para decir las cosas en la línea de la poesía conversacional. El juego del tú y yo, antología realizada por el poeta chiapaneco José Falconi, reúne textos de 12 de los 20 poemarios publicados por Macín entre 1968 y 2005, en la que se puede apreciar la trayectoria escritural del autor hidalguense. El mismo título del libro retoma el lenguaje y el espíritu de ésta al conjugar lo lúdico con el encuentro entre subjetividades. Así lo explica el antologador: “En sus decires poéticos, Raúl Macín cifró sus más íntimas y legítimas verdades, confesó anhelos cumplidos y fracasados y jugó con maestría el juego del tú y yo. Ese juego magnífico cuya síntesis amorosa es el nosotros que, como bien señalara Octavio Paz, nos da plena existencia, profundidad y la posibilidad de desarrollar nuestro ser y estar en el mundo”.[3] La cercanía ontológica de los sujetos se logra en buena parte de la poesía de Macín gracias a su énfasis socio-político, pero sobre todo a la forma de asumir el lenguaje como factor de unión y compromiso. Como agrega Falconi: Es un nosotros que resume la larga lucha del poeta Raúl Macín por emerger de ‘las heladas aguas del cálculo egoísta’ —y ego-maníaco— en que tanto nos place chapotear, para llegar a una conexión más esencial con nosotros mismos y con los otros, a lazos religiosos sociales y culturales más significativos y significantes”.[4]
A eso mismo se refiere Vallejo en los Poemas humanos, Paz con su “Adonde yo soy tú somos nosotros”, de Piedra de sol, Benedetti con su “próximo prójimo” y Gelman con sus cantos desde el exilio solidario, para sólo citar algunos hitos latinoamericanos insoslayables. La poesía le abrió a Macín las puertas para poder re-crearse, literalmente, en el sentido de volver a formarse y de distraerse, entretenerse. Como él mismo lo dijo al hablar de sus aficiones bohemias y, sobre todo, bolerescas: “Además, como militante, creo en la necesidad de la recreación, del rehacerse cada día después del desgaste producido por el eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
trabajo y no en la autodestrucción completa”.[5] Ese tono relajado y liberador lo acerca también a Alves, quien halló en la poesía la posibilidad de reencontrarse con el mundo a partir de una fe no ya dogmática sino esencialmente vitalista, y por ello, más liberadora aún. Porque, en efecto, a la par de su nunca olvidado énfasis místico y religioso (necesita ser de hierro para alejarse por completo de sus preocupaciones teológico-pastorales…), fue el bolero y la canción romántica en general, el espacio lírico que lo sostuvo en medio de las luchas en las cuales participó. Todo ello al lado de una vocación latinoamericanista que tampoco abandonó y que se expresa en diversos lugares de su obra. Falconi recorre las estaciones poéticas de Macín que incluso pueden dividirse, obviamente de manera arbitraria (como debe ser, y gracias a la generosidad de su hija Maritza, he podido leer los poemarios completos para apreciar este recorrido en su totalidad), en tres grandes vertientes: la primera que va de 1968 (Encarnación) a 1982 (Y ahora con ustedes…); la segunda, de 1984 (Forma de canto, forma de vida) a 1997 (En tiempo de lluvia); y la última, de 2000 (Las palabras que faltaron) hasta 2005 (Soñar un sueño). De los libros no incluidos en la antología, Encarnación, el primero de ellos manifiesta el surgimiento de una voz poética en el marco de una labor eclesiástica vigente: “Tú estás en mi canto no únicamente porque lo inspiras sino debido a que eres la canción misma”, dice en el pórtico. En A la vida, libro publicado por el movimiento Iglesia y Sociedad en América Latina en 1973, aparecen ya las preocupaciones que no lo dejarán descansar nunca: Mi canto, como el del salmista que pasmado ante las maravillas de la creación comprende la importancia de la vida humana, es un himno a la existencia, al hombre que es creador y criatura, que es Dioshombre y hombre-Dios y que lucha por ser hombrehombre aprendiendo a sacrificarse por los demás, a servir antes de ser servido, a amar a la justicia antes que al orden.
En un poema no recogido se habla del QuijoteCristo, “loco de amor por esta tierra” y del árbol que ama la lluvia y la agradece. En canto a la muerte de la muerte, de talante profético en el sentido de denuncia y protesta, un poema está dedicado a la 6611
memoria de Mauricio López, mártir argentino: “Llorar,/ cuando un ser querido muere,/ es bueno,/ si las lágrimas/ son el fruto de la esperanza/ de que vivirá/ en la dignidad/ de cada uno de nuestros actos./ Llorar,/ cuando un compañero muere/ luchando contra el opresor/ es bueno,/ si las lágrimas son el fruto de la esperanza/ de que vivirá/ en la entrega/ de lo mejor de nosotros mismos/ en la lucha por la libertad” (p. 31). Estamos ante el Macín más comprometido y fervoroso, el mismo que en Doce canciones desde el refugio (1979) alza su voz por los refugiados y asesinados. En el tercer canto, sentencia: “Paso a paso/ en ocasiones con lentitud exasperante/ avanzan los peregrinos/ a pesar de la oscuridad de la injusticia./ Paso a paso/ y solo deteniéndose para buscar ansiosos/ —como quien ve al invisible—/ el rostro de aquel que me dijo/ que él era la luz del mundo./ Paso a paso/ reconstruyendo la esperanza/ paso a paso/ inventado la fe/ paso a paso/ soñando en la victoria” (p. 46). Forma de canto, forma de vida es un parte-aguas en la expresión maciniana, pues en él se dan cita todos los elementos característicos de su poética, ya mencionados. Allí es explícita su afición al ritmo, a la música popular, a la bohemia: “¡Tirantes!/ gran bigote/ cadena de oro/ pulseras brillantes/ y ritmo/ el ritmo eterno de la salsa/ que obliga a danzar/ a mis sueños/ y acompaña/ mi esperanza/ en el mañana” (pp. 66-67). La casa de todos (1988) es quizá el libro más orgánico, quizá porque su tema, el repaso de cada libro de la Biblia, le permitió a su autor “destilar”, por así decirlo, todo su conocimiento y familiaridad con ese libro que siempre lo acompañó. Sobre Job escribe: “¿Paciencia?/ ¡No!/ Rebeldía constante/ que a fuerza de serlo/ es sinónimo/ de esperar luchando/ espera que tal vez, sólo tal vez,/ sea la esencia misma/ de la paciencia./ En mis llagas veo a Dios/ Sí/ porque ellas me obligan/ a preguntarme,/ a no dejar de hacerlo,/ si Dios es verdaderamente justo/ o si Dios realmente es…” (pp. 78). Desde mi monasterio (1988) y La Pascua del sólo tú (1989) son dos poemario místicos, emparentados con los ecos de Alfredo R. Placencia y Ernesto Cardenal. Escribe en el segundo: “Para hablar con Él/ Tú y yo/ solos/ con la verdad del amor” (no recopilado).[6]
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Una ciudad llena de ti (1994) es una inmersión total en el bolero, en su mística y en su lenguaje: el poeta se escribe a sí mismo en las canciones que celebra. No en balde escribió también un libro sobre ellos y allí están Álvaro Carrillo, Frank Domínguez, decantados en la voz de la poesía que sintoniza con ellos. El Macín final es un océano de recuerdos y alguien que reconoce cuánto le faltó por decir: “Al restar/ y al sumar/ al hacer el recuento/ de mis días/ no puedo menos que reconocer/ que a mi mundo de palabras/ le faltaron algunas” (p. 133, de Las palabras que faltaron, 2000), pero que sabe que lo que queda es el sueño, en el horizonte trazado por las palabras antiquísimas pronunciadas desde una montaña: “Bienaventurados / los que sueñan/ porque de ellos/ será la posibilidad/ de seguir en la búsqueda/ de la felicidad verdadera” (p. 133). Termino con una oración típicamente maciniana, sumamente actual en estos tiempos ignominiosos: “Y de los estúpidos/ Señor/ ¿quién nos protegerá?/ sí/ lo sé/ sólo la fuerza del amor…” (p. 100). Notas [1] R. Macín, Forma de canto, forma de vida. México, Diógenes, 1984, p. 43. [2] R. Macín, cuarta de forros de Forma de canto, forma de vida. México, Diógenes, 1984. [3] J. Falconi, en R. Macín, El juego del tú y yo. Antología. Sel. y pról.. de… Pachuca, Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, 2011, p. 11. [4] Idem. [5] Idem. [6] R. Macín, La Pascua del sólo tú. México, Gobierno del Estado de Hidalgo-Asociación de Escritores Hidalguenses-Movimiento Mexicano por la Paz, 1989, p. 40. “Deuteronomio”, de La casa de todos, y cinco poemas de La Pascua del sólo tú figuran en la antología de L. Cervantes-Ortiz, El salmo fugitivo. Antología de poesía religiosa latinoamericana. 2ª ed. aumentada. Terrassa (España), CLIE, 2009, pp. 416417. (LC-O)
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M MU UJJEER REESS A ALL PPIIEE D DEE LLA A LLEET TR RA A JJoorrggee D e m e t r i o A m b r i z Demetrio Ambriz “¡Qué cabrón/ era Mick!/Decía que no /quería acostarse/ conmigo porque /estaba gorda. /No estaba gorda,/ Mick, /estaba embarazada”. Esa voz, entre otras de poetas españolas del siglo XXI, se lee en la antología Mujeres en su tinta que la UNAM coedita con Atemporia Ediciones A lo largo del siglo XX la poesía femenina en España corrió con escasa fortuna. Pocas fueron las voces que pudieron destacar, en particular a lo largo de la dictadura franquista. Es excepcional el caso de Ángela Figueras, que a contracorriente dejó una obra sólida que merece reconocerse por su valentía temática y sutileza estilística. Pero las cosas cambian, afortunadamente. Una nueva generación de poetas mujeres, nacidas entre las décadas de los sesenta y los ochenta ha irrumpido en el panorama literario español publicando de manera casi explosiva una gran cantidad de textos que parecen querer exclamar a los cuatro vientos que su presencia es definitiva, que nada las va parar y que el silencio quedó atrás como una mancha ignominiosa que deberá borrarse. Una muestra de estas nuevas voces la ha compilado Uberto Stabile en el libro Mujeres en su tinta. Poetas Españolas del siglo XXI, que reúne a treinta y un voces que no están dispuestas a que les quiten la palabra. Poetas necesariamente diversas, como diversa es la sociedad contemporánea. Urgidas, sí, de decir su verdad, de manifestar su propia emoción, sus propios deseos, su frustración, su rabia, su coraje; con su propio lenguaje, con su propia musicalidad, con su propio engranaje poético. No piden prestado recursos literarios, sino que arrebatan la palabra para hacerla suya y desechar lo inservible. eellp pooeem maasseemmiinnaall 115500--115511//ffeebb..--jjuull..22001111
La escritura femenina a través de la poesía es necesaria, urgente. Chantal Maillard lo recuerda así: "escribir/...para sentirse viva /AÚN/ para aplazar la angustia... ¡escribir/para rebelarse!/ no hay lugar para plegarias/ no hay lugar para el sosiego". No hay escuelas, no hay grupos, no hay consignas: hay voces, voces femeninas con una gran conciencia de su propia libertad y eso es suficiente, eso es también contundente. Una "abeja con orejas de lobo" llamada Déborah Vukušic, "mitad gallega, mitad croata", recuerda a su madre diciendo "no dejes que te toquen tus cositas/las mujeres se gastan si se dejan". Pero ella replica: "que me toquen/que me toquen/sólo quiero sentirme viva". Poesía contestataria, libertaria en el mejor sentido. El desenfado poético llega a manifestarse de manera extrema y el reclamo de Roxana Popelka es directo: "¡Qué cabrón/ era Mick!/Decía que no /quería acostarse/ conmigo porque /estaba gorda. /No estaba gorda,/ Mick, /estaba embarazada." Pero no todo tiene ese tono. Obviamente. Cuando Miriam Reyes habla de su padre enfermo,
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se destila una tristeza tan profunda, que el lector acompaña la lectura con un nudo en la garganta: "Papá y mamá lloran /cada uno espaldas del otro en la cama/ en el más crudo estruendoso silencio/ que modula en frecuencias infrahumanas/ sonidos que se articulan como palabras:/ ". Escribir para recordar. Sonia San Román describe a su familia: "El abuelo mira en la tele del salón/ la programación en euskera, /pero él piensa en la Guerra Civil, / en sus hermanos, / y en su pueblo extremeño /donde la vida lo obligó a tomar partido. / De lo que hizo esta mañana, ni se acuerda." Muestras breves de estas poetas intensas, categóricas, que hoy difunden la poesía en su blog de internet, donde cientos de lectores las siguen. Poetas del siglo XXI. Mujeres libres, necesarias que hacen de la palabra su divisa. El libro reseñado es uno de los compendios poéticos más refrescante de la actual poesía en lengua hispana. www.cultura.unam.mx, 11 de mayo de 2011
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