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elpoemaseminal es un proyecto independiente de divulgación sin afanes de lucro ni de promoción de una sola línea estética o cultural. no está vinculado a ningún grupo o institución, por lo que abre sus puertas a todos los autores/as de México y de cualquier parte del mundo. reconoce que los espacios para la poesía, con todo y que ahora son muchos dentro y fuera de la red cibernética, siguen siendo reducidos. el criterio de selección es únicamente la calidad poética, debido a lo cual se aceptan aportaciones en todos los sentidos. se citará siempre la fuente original. invitamos a los lectores/as y amigos/as a compartir poemas, libros, presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.


atisbos M MAALLIIYYEELL BBEEVVEERRIID DO O:: U UN N CCU UEESSTTIIO ON NAARRIIO O ¿La aparición de Cientos de veces marca una división en tu trayectoria poética? ¿O la decisión de publicarlo como recopilación de varios poemarios obedeció a otro impulso? Creo que la publicación de Cientos de veces sí es un parte-aguas, pero no fue algo deliberado y consciente en el momento en que se abrió la posibilidad de esa publicación. La idea de recopilar lo publicado desde Sámago y aunarlo a cosas que se habían quedado en el cajón fue simplemente porque se me agotaron los ejemplares de los poemarios. Digamos que no tenía más evidencia física de mis palabras. ¿Cómo calificas la orientación de tu trabajo literario desde la publicación de El origen de la niebla? Nunca pensé en términos de “orientación”. Fue retrospectivamente que me di cuenta que mi poesía es realmente muy íntima y ligada a mi historia personal (sin ser necesariamente un anecdotario). Aunque me he planteado cosas como los “Poemas del grimorio”, donde hay un personaje central ficticio, en realidad no puedo lograr (ni intento ya) un distanciamiento de lo personal. El hecho de que hayas descartado en Cientos de veces justamente tu primer libro, ¿es parte de la manera en que visualizas tus inicios como poeta? ¿Es una negación de tu trabajo inicial, te dejó insatisfecha la releerlo o por dónde fue la idea? En lo que precede a Sámago (Las cualidades de la noche y El origen de la niebla) había todavía mucho titubeo, y mucho tratar de “escribir como”. Creo que a partir de Sámago la voz fue más definida, aún con sus variaciones. Todo lo que entró en Cientos de veces es como un capítulo completo de mi historia, incluyendo mi vida en Francia y mi regreso. No se trata de negar El origen de la niebla porque es parte del trayecto. Sámago fue un volumen que te mostró con un dominio de tus recursos y temas desde una edad muy temprana. ¿Cómo valoras hoy la importancia de ese libro? Sámago es una experiencia capital en muchos sentidos. Hoy en día me sorprendo pensando que lo escribí alrededor de los 23 años. Ha sido importante para mi recordar que superé ese momento gracias a la escritura. Los volúmenes posteriores dan cuenta de una evolución constante en tus procedimientos expresivos. ¿Cómo los ubicas a partir de esta recopilación? Al juntar el material de Cientos de veces pude ver claramente (quizá otros lo habían visto ya, pero yo no estaba consciente de ello) mis obsesiones, mis recurrencias, incluso mis palabras frecuentes. Más que una evolución para mi quedó patente la continuidad. Y cuando uno se repite en los temas lo mejor es hacerlo con recursos distintos. Es repetir lo mismo cientos de veces. O como dijo Bonifaz “De otro modo lo mismo”.

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Dado que tu nombre no ha figurado, aunque lo mereces, en el espectro poético del país, ¿con qué autores/as de tu generación te identificas? Admito que conozco poco a los poetas de mi generación. Conviví con unos cuantos. Estuve lejos mucho tiempo y se perdió el contacto. Tengo gran admiración por algunos de ellos, pero no sé si allí se aplica la idea de “identificar”. Sin ánimo de rastrear influencias, por el mero hecho de hacerlo, ¿de quién/es te consideras deudora en tu labor lírica? Más bien te hablaría de mis primeras lecturas (que son seguramente las que marcan más), aunque no puedo asegurar que hayan desteñido sobre mí: Por sólo mencionar los hispanoparlantes está, por supuesto don Rubén Bonifaz. A Tomás Segovia lo descubrí más tarde, pero con igual encanto en lo poético. También me abrevé de César Vallejo y Miguel Hernández (mucho más éste que García Lorca). Entre mis coterráneos están Francisco Hernández y José Luis Rivas, cada uno brillante en su veta. ¿Qué le dirías a los lectores que se acercan por primera vez a tu obra que pueden encontrar en ella? Lo que seguramente van a encontrar en mis palabras son cosas que todos hemos vivido de uno u otro modo. Lo que yo espero es que se identifiquen con una parte, que se den cuenta que compartimos como humanos penas y glorias. Que no estamos solos. Claro que no todos compartimos todo ni en todo momento, pero hay puntos que nos atraviesan del mismo modo. (LC-O)

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Para mí que todo comenzó cuando Juan Vicente Melo me dijo que Maliyel Beverido le caía muy bien porque había nacido el mismo día que él. Maliyel Beverido nació el primer día de marzo. Este año, como algún otro anterior, esa fecha cayó en viernes, el primer viernes de marzo, cuando en el Cerro del Mono Blanco se reúnen los brujos a hacer vaya alguien a saber qué. “Todos los horóscopos registran que, en ese día, rige el signo de Piscis y los piscis, dicen – y estoy de acuerdo- son nefastos, gustan de decir mentiras. Están destinados a oficios diversos y su configuración astral es doble: dos peces que se abrazan en sentido inverso: la cabeza de uno corresponde a la cola del otro y viceversa. Signo de agua, disolución, habitación en las profundidades. Signo de la movilidad de la inconsistencia. Esconde su verdadero, vulgar nombre en la palabra sánscrita que corresponde a su signo zodiacal que, entre sus diversas significaciones, incluye el número cinco. Parece ser que trata del signo de fusión alquímica de los cuatro elementos tradicionales con el quinto elemento, el éter, de esencia más o menos mágica. En hebreo, la palabra sánscrita significa Agua, lo que nunca permanece quieto, la ola.” Este párrafo de la autobiografía de Juan Vicente Melo da muy buena cuenta de quién es Maliyel Beverido y lo que encontramos en este poemario que hoy se presenta. Como la ola, la intención de escribir un poema se repite cientos de veces. Como algo mágico el elemento agua se encuentra aquí rodeando el

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archipiélago de versos. El poemario Cientos de veces es una habitación en las profundidades del ser que es Malyel Beverido. Los peces de su signo nadan no sólo en direcciones contrarias sino a contra corriente. Quien ha nadado en mar abierto sabe de las dificultades de dirigirse hacia un lugar, de avanzar. La fuerza que se necesita para escribir un verso, para mantener la dirección y avanzar hasta completarlo es antes que anda de una valentía inigualable. El esfuerzo es homérico. El poeta, como Ulises, es el héroe que vence a su destino impuesto. Lo primero que quiero comentar es el hecho de que en este libro se incluyen todos los poemarios escritos por Maliyel Beverido. Excepto el primero, El origen de la niebla publicado por la SEP-CREA en 1988 y el cual incluye también algunos poemas de la plaquette Las cualidades de la noche que como indica la cuarta de forros fue publicada por Oasis, los Libros del Fakir, en 1986. Ignoro la razón por la cual no se consideraron los poemas de este libro para la edición que hoy estamos presentando. Recién había leído Cientos de veces tuve oportunidad de preguntarle a la autora por la razón de no incluirlo, pero no me respondió. No insistí. Al releerlo y preparar este texto especulo que la razón pueden ser tan obvia como que esa primera edición no correspondía a una cierta calidad que la poeta ostenta en la actualidad y lo quiso dejar de lado. Pero al volver a leer los poemas me encuentro con varios que bien pudieran haber entrado en esta colección. Como Pretexto del cual mencionaré el primero y último verso No era que estuviera triste (…) Era que estaba clausurada la entrada a la tristeza o este otro que en verdad puede ser un resumen de lo que es este nuevo libro Cientos de veces, y sin título De repetidas ausencias/ y encuentros es mi paso./ De repetidos versos/ - cosechados de la fuerza/ de trotar caudales-./ amores que son uno, como un alfiler/ que une las sienes. Quiero decir que los estudiosos de la literatura pueden ver en esto poemas cómo está prefigurado un estilo, una forma de ver el mundo, los temas que repetirá a través de su obra una y otra vez, cientos de veces, la autora Maliyel Beverido. El mismo título de ese primer libro, El origen de la niebla, habla de ese comienzo y es un muy buen punto de referencia de dónde se sitúan estos poemas de bosques mágicos, nocturnos y lunares, es decir, románticos. La niebla es un fenómeno de agua. El agua se alza en el aire, fuera del agua, vaho del aliento, es la poesía: origen, antes de la creación y del paraíso. Prefiero seguir el paso tenue de la niebla… yo sé lo que la niebla envuelve. (p.107.) Luego de este comentario imprudente, entro en materia. Sámago es la primera parte de Cientos de veces, en ella una palabra se repite como una constante, como un motivo musical, es triste o tristeza, cito algunos versos de diferentes poemas: “Eclipsa mi mueca triste, Qué triste sufrir/ para expiar el ser feliz por un momento, Yo organicé el festín de la tristeza, Yo me estoy aburriendo de estar triste. Pero donde palabras como dolor, desesperanza y muerte participan en ese campo semántico. Sámago es la parte del tronco de un árbol entre la corteza y el duramen que no sirve para construir, dice el diccionario. Y a pesar de esto, de esa madera están hechos estos versos: Quisiera. Qué palabra tan triste. Sin embargo, yo quisiera / y no es posible”. En este poema, como en algunos otros, reconozco un timbre semejante al de Alejandra Pizarnik, quien en cada experiencia sentía un paraíso perdido. Parece una broma cruel: el segundo verso nos da cierta esperanza, pero el último nos vuelve a la realidad del primero: es triste porque no es posible. La imposibilidad del deseo. El deseo nunca se cumple, permanece latente como tal. Si yo me pusiese a escribir lo que quisiera y que no es posible…de ese silencio se carga el corazón. En esta brevedad, una infinita melancolía. En dos de los capítulos de este libro, los poemarios se conciben como un proyecto, un conjunto. Otro Viaje a Ítaca, que retoma el mito griego, pero también al poema de Kavafis y Poemas del Grimorio donde hace uso de la figura satanizada de la bruja. Además, algunos poemas nombran a otros seres mitológicos sean de la cultura judeocristiana o griega como pueden ser los ángeles, los demonios y en tres poemas se mencionan a los faunos Prefiero la doctrina de los faunos/ Que encienden sus hogueras en el bosque/ y danzan y cantan y respiran. Cantar y bailar son dos acciones que también sirven como amuletos a lo largo

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de libro, que salvan de la tristeza que he mencionado, aunque no la eliminen y que leemos en varios poemas como en el soneto El amor se hace que en la última estrofa dice: Se agotó el sol de la jornada y canto,/ nunca con tanto amor como tú dices,/ nunca con tanto amor como yo siento. Como en el poema del baile de Poemas del Grimorio (del cual hablaré más adelante), donde la pareja que danza no se toca y que hace que me remita a los versos de un poema anterior, el de la página 28: donde se leen en la estrofa final: Yo entiendo (o debo hacerlo)/ que el alcance de la mano/ es una medida de lejanía/ para nosotros. Esta cercanía lejana es la que le da la tensión al libro, ese quisiera, que no es posible. Aprovecho que menciono y cito estos poemas y versos para identificar como parte del estilo de Maliyel Beverido el uso de las figuras retóricas como la anáfora y el quiasmo o retruécano. La anáfora es la repetición de una palabra, como en el primer poema del libro que repite en cada estrofa Escribo y da una razón por lo cual lo hace, en “Doce años”, cada estrofa comienza con “Muchacha”. O la repetición de una frase, como en el poema IX de Grimorio cada estrofa comienza con la frase “Hay que bailar…” o también se ve este recurso en el poema de la página 130, en el cual habla de su infancia y donde la frase Voy a escribir un poema se repite a lo largo de éste. Con una ligera excepción, al decir voy a escribir mi búsqueda para que el lector sepa que el poema es eso, una búsqueda. La segunda forma de repetición es más complicada, barroca, el quiasmo, en el cual las repeticiones se dan con ciertos cambios de sentido como en los ya citados versos nunca con tanto amor como tú dices,/ nunca con tanto amor como yo siento y en Calendario se encuentra No entiendo nada/ no tengo nada que entender/ No tengo nada así como en los poemas de las páginas 37 y 126, se da este recurso retórico. El quiasmo, como una antítesis, se lee en estos versos: No alcanzo a inventar tu cuerpo/ en el mejor de mis sueños/ ni en la peor de mis vigilias. Pero quiero hacer mención especial de un poema donde el recurso es de suma elegancia: De la selva Viene la luz bordeando al tigre Sin querer enfrentarse a sus pupilas Ni rozarlo para evitar la chispa Es pura oscuridad que vibra, el tigre; Lumbre serena la luz que lo rodea.

Donde el primero verso y el cuarto juegan como si fueran el positivo y el negativo de una fotografía. El último, resume lo que se dijo en el segundo y tercero. En todos, hay una palabra con relación a la luz: pupilas, chispa, lumbre y el mismo tigre ¿no tiene el color de una llama, de algo encendido? Es esa Oscuridad que vibra el ser oscuro como una flama tiembla, se ondula, es el deseo. También el tigre es el miedo a cumplirlo. El poema me recuerda, quizá por el endecasílabo final, al soneto de Quevedo Amor constante más allá de la muerte, y en donde de igual forma hay en cada verso una palabra que indica el deseo amoroso con relación al fuego, a la luz. A pesar del paso a la muerte. El tercer poema de Otro viaje a Ítaca, donde se habla de la llama de una vela encendida en la oscuridad de la cocina, juega también con este claroscuro que por cierto termina en otro quiasmo del tipo de la antítesis La vela se alimenta de miradas/Y la luz se traiciona encegueciendo. Pero en ninguno de los dos la llama desobedece a la ley severa del poema de Quevedo. En ambos poemas de Maliyel, hay el mismo quisiera que no es posible.

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Por si esto fuera poco, también la poeta se divierte con sutiles juegos de palabras a partir de frases coloquiales como un abril sin fondo, en lugar de barril sin fondo o La próxima voz no me hallará desnuda en lugar de la próxima vez. Y quizá otros que el lector descubra. Ahora paso a comentar la sección titulada Poemas del Grimorio. Y voy a permitirme lanzarme un poco a la deriva sobre el tema de La hechicera. La cacería y quema de brujas durante la edad media por la inquisición es quizá el primer feminicidio del cual se tenga registro como muestra el libro La bruja, de Jules Michelet, pero se puede intuir que no ha de haber sido el primero, como sabemos, no es el último. Pascal Quignard en su libro El sexo y el espanto habla del antecedente de este personaje mítico Medea es la representación de la pasión insensata. Es el origen, también, en la literatura alejandrina y posteriormente en la romana del personaje de la maga (y después de la bruja). Al contar la tragedia de Medea, Quignard comenta: Entonces Medea convenció a Pelias de que se metiese en un caldero para rejuvenecerse y lo hirvió. Aquí se muestra, quizá por vez primera, la imagen de la bruja y el caldero: El advenimiento del sol la contraría. /Un trapo le ata la cabellera entonces. Apaga los fuegos y las brasas. Se afana alrededor de los calderos. ¿Qué flores maceradas comeremos? ¿Qué hojas aromatizan su receta? Regresan los folios a su sitio, sus manos callan escribe Maliyel en el primer poema de esta parte. Casi con seguridad puedo decir que ya se habrá hecho un paragón entre Medea con la bruja del cuento de hadas Hansel y Gretel, los actores y actuantes están ahí: el caldero, los niños pequeños, la mujer homofágica. Quignard indica que la homofagia es un indicativo del sexo. La bruja siempre prepara una pócima amorosa y sexual. Aunque en este poema la hechicera termine preparando el desayuno. En su libro sobre La bruja el historiador francés Jules Michelet aclara que la bruja invoca, conjura y actúa sobre el destino. (…) La bruja crea el porvenir. (…)¿De dónde procede la bruja? Sin ninguna duda De los tiempos de la desesperación. En todo esto es muy similar al héroe Ulises en su regreso a Ítaca y a quien detiene Circe (también los niños del cuento de hadas se pierden en su travesía y sufren el secuestro de la bruja). En su ensayo histórico Michelet afirma que uno de los dones de la bruja es El iluminismo de la locura lúcida que, según sus grados puede ser poesía, percepción, penetración, la palabra ingenua y astuta, y sobre todo la facultad de creerse sus propias mentiras. Esas mentiras que se cree crean su realidad. Medea, al ser traicionada por Jasón, mata a los hijos procreados con éste por desesperación, pero sobre todo, por sinécdoque o metonimia (al no poder matar al hombre mata a su representación) y cumple un acto poético trágico. La bruja, dice Michelet en su libro, se crea en la soledad, en las ausencias del otro, ese otro que también puede ser ella misma. Escuchan al duende que les habla. Hacen pactos con sus demonios: Llevo mi nombre como una cicatriz visible/ y enterrada en la carne la cicatriz del hueso./ No tengo más que demonios/ en la punta de la lengua. En El nombre en la punta de la lengua el mismo Pascal Quignard nos puede dar una interpretación de lo que significan esos demonios en cursivas: El nombre en la punta de la lengua es la nostalgia de lo que ella no abraza. Esta nostalgia es primordial porque esa falta del lenguaje en los hombres es primordial. Y más adelante afirma: La no denominación del recuerdo de un nombre no obstante conocido, o de una idea que se siente en ausencia de sus signos…es la denominación de uno mismo y es la sombra con la que se carga la muerte a poco que no le echemos mano a la palabra que huye. Pero la bruja es la poseedora del don de la palabra, de la locura lúcida. Termina por encontrar el vaso que la contiene. Por eso, la envidia de otras mujeres u hombres provoca su delación. En la edad media ser una mujer hermosa o adinerada, yo diría inclusive, inteligente, simpática, independiente, dueña de la palabra, eran causales de ser señalada como hechicera. Esto, como se puede dar cuenta no ha cambiado mucho. Cabrona, puede ser un sinónimo de bruja en la actualidad. Pero como indica Maliyel en sus versos, no hay que olvidar que el origen de la bruja es la niebla, la soledad, el vapor frío del agua o el hirviente del caldero. Allá, muy adentro, en las profundidades del

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bosque, ella misma se habita y busca entre sus anaqueles el recipiente donde guarda la palabra requerida. Su lenguaje, su voz propia. El Grimorio es ese libro de fórmulas mágicas usadas por los antiguos hechiceros y que están escritas en versos. En este poemario hay un ligero cambio de registro, como si el uso del personaje le diera más soltura, hay juego y cierto humor. Aun cuando la figura de la bruja no deja de ser trágica. Poemas del Grimorio consta de doce poemas divididos en dos partes: la primera ostenta el título de La hechicera que a su vez consta de tres poemas introductorios en donde se presenta primero al personaje principal en su quehacer al preparar un menjurje, posteriormente su hábitat y la parte final su utensilio o herramienta principal, el grimorio, el libro que contiene los maleficios, los versos satánicos. Después de la descripción del grimorio, la última estrofa, como si fuera un paneo cinematográfico, termina en un verso colmado de escalofrío: Por las rendijas del techo,/ por entre los tablones de la puerta/ la luna hinca sus uñas en busca de sustento. Los siguientes nueve poemas muestran a los otros personajes: un aprendiz y un poeta del cual se enamora la bruja, y con el cual sus pociones y conjuros no logran surtir efecto. El séptimo poema, una retahíla de preguntas, nos da en su último verso, que es el único afirmativo, la condición de esta bruja: Quieres un aprendiz que te revele. Está cansada, no quiere ser más bruja. Quien pregunta y afirma es otro personaje que no se explica bien quién es a través del poemario, pero que puedo pensar es una especie de duende o narrador de esta historia y que acompaña a la bruja y es testigo de lo que le acontece. El noveno poema sirve como especie de aquelarre y conjuro al mismo tiempo: Hay que bailar he escrito que como los astros esta danza se baila sueltos. El último verso presenta la imposibilidad de este baile paliativo. Al comparar la danza con el titilar de las estrellas declara la condición de los amantes que no de los amados solitarios y unísonos, ciertos y secretos. Otra vez la tristeza, una vez más el quisiera que no es posible. Ser bruja no es un crimen es ser una víctima, sentencia el libro de Michelet. Ahora paso a la última parte del libro. Antonio Machado en su Juan de Mairena comenta que cada vez la poesía es más escrita y menos hablada. Y que esa es una razón por la cual ahora se escriba peor que antes (y ese antes era hace más de setenta años). Lo que pasa en la calle es lenguaje poético para Machado, su lección de poesía. Poemas como Iremos otra vez al parque, Barrio y Tríptico de La casa de Piedra correspondientes a Orión responde son productos de esta lección. Los tres primeros versos de Tríptico de la casa de piedra, un poema que como Pasado en claro de Octavio Paz cuenta el origen, el buen principio de la poeta; pero digo que los tres versos con los cuales comienza este poema extenso son una especie de arte poética: Yo no me equivoqué al poner el paraíso,/ como un caramelo que cabe en la boca,/ en un juego de letras comunes y corrientes. También en el poema que precede se encuentra está intención de pronunciar el vocabulario sencillo e íntimo de lo que se aprecia al caminar por la calle: Voy a escribir mi búsqueda de una barriada/ donde fincarle patria a mi memoria,/ el desfile de árboles y sombras/ rodeados de maleza y yerbajos,/ la calle cuyo nombre siempre cambia,/ y los niños en cuclillas en la acera,/ mirando que fluya en su angostura/ la hora de crecer y abandonarla. Quiero decir por último que “Orión responde” es una sección más feliz, menos pesimista, hay esperanzas, el deambular por las calles quizá es encontrar si no el paraíso al menos un hermoso lugar, aunque no se sepa dónde se esté parado. “Caminar es una forma de bailar”, escribió Paul Auster en su Diario de invierno y estoy de acuerdo. Para escribir poesía nada como bailar o caminar la calle, no una vez ni dos sino cientos de veces para que el mundo ruede,/ para que la ruina cambie de paisaje. Quien acompañe a Maliyel Beverido en este andar por su mundo, al levantar su mirada del libro, como si fuera un acto mágico, se encontrará en otro lado, no importa cuál. Habrá recuperado un paraíso. Al menos eso yo quisiera, y ahora siento, es posible.

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CCIIEEN NTTOOSS D DEE VVEECCEESS,, D DEE M MAALLIIYYEELL BBEEVVEERRIID DO O AAlleejjaannddrroo H Hiiggaasshhii

Cientos de veces (Xalapa, Universidad Veracruzana, 2012) es un poemario compuesto por otros poemarios escritos (y no siempre publicados) a lo largo de casi una veintena de años, desde Sámago, de 1988, número emblemático de Ediciones Papel de Envolver/Colección Luna Hiena, hasta Orión responde, inédito, concluido en 2005. Se trata de unas jóvenes Obras completas en las que el lector puede apreciar un proyecto poético maduro, en el que una voz insistentemente personal transita de principio a fin del poemario sin titubeos y sin caídas poéticas. En cierto sentido, Cientos de veces viene a confirmar algo que los lectores de Maliyel Beverido pensamos al leer por primera vez Sámago: a pesar de su juventud en ese momento (acababa de ganar el segundo lugar del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino en 1987), se trataba de un poemario en su madurez poética, lleno de imágenes poderosas que quedaban grabadas en el espíritu del lector, falto de los rasgos característicos (pero siempre con fecha de caducidad) de la poesía joven, del experimentalismo, del juego, del exceso, de la rebeldía. Reunir libros de distintos momentos en uno solo era, por otro lado, una receta fácil para el desastre, de la que otros poetas mayores como Jorge Luis Borges u Octavio Paz sólo salieron bien librados por medio del esquilmo de sus libros más tempranos, con poemas sustraídos a sus primeras ediciones o muy limados, porque su juventud y vanguardismo de los primeros años terminó por avergonzar a los poetas maduros. En Cientos de veces, por el contrario, contamos con un mapa de trayectorias definidas que no se agota en una línea recta hacia la evolución poética, sino que nace con Sámago y después nos invita a deambular por una cartografía poética con itinerarios concéntricos en los que, sin alejarse mucho del centro, como en espiral, podemos avanzar en distintas direcciones. La poética de su autora, comprometida con un ideario personal, contribuye mucho a esta sensación de intemporalidad en su producción, pues resulta difícil advertir intenciones encontradas o escuelas poéticas que atraviesen el cauce de su obra. Sin haberse sujetado a modas externas, la solidaridad de la poesía de Maliyel Beverido consigo misma termina por conferir solidez arquitectónica al libro compilatorio y regalarle al lector la experiencia de lectura que podría esperarse de un libro unitario, sin fracturas, donde un omnipresente sujeto lírico construye y sostiene un mundo. Por ello me refiero a Cientos de veces como a un poemario de poemarios y no a un libro de poemarios. El título es un juego ingenioso que sugiere el tedio inserto implícitamente en la constancia, pero al mismo tiempo es la declaración de una poética: el rigor de volver “cientos de veces” a perpetrar un “ciento de poemas”. La definición del Diccionario de la RAE de “Ciento” no está exenta de poesía en sí misma, “diez veces diez”, número de la perfección exponencialmente perfecto, y la palabra en sí misma descansa sobre una larga prosapia poética (el título me recuerda, de inmediato, aquel epigrama de Catulo que empieza con “Vivamus, mea Lesbia, atque amemus” y en el que su parte climática es justamente “Da mi basia mille, deinde centum, / dein mille altera, dein secunda centum, / deinde usque altera mille, deinde centum”). El sentido temporal, sin embargo, no denota cansancio (como tampoco sucede en el poema de Catulo), sino una necesidad vital que se explica por sí misma a lo largo del primer poema de Sámago: Escribo para mover el aire. Demasiado quieta está la materia umbrosa de la noche. Escribo como conjuro para no quedar paralizada.

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Escribo sola otra vez y otra vez no basta. [...] Escribo para quitarme el frío de las manos (p. 9).

“Otra vez” y “cientos de veces” remiten fundamentalmente a un acto de escritura irrenunciable al que se llega por necesidad, en esta epifanía cuando la voz lírica está a punto de quedar paralizada y evita hacerlo por medio de la escritura, con lo que escribir poemas se convierte en una forma de vida, en una forma de avanzar con movimientos sutiles capaces de “mover el aire”. La unidad de la compilación por encima del poemario aislado se confirma en el penúltimo poema de la sección de cierre, Orión responde, donde volveremos a encontrar los “cientos de veces” que el amor, otra necesidad vital e irrenunciable, pasa de largo: Desde adentro, por donde el corazón y el hambre hacen esquina, me regalo un acto de palabras tan real y sólido como un prisma. Nos robaron el alba, cientos de veces, los amores que corrían sin nosotros (p. 138).

Los títulos en la obra de Maliyel Beverido son siempre contundentes y precisos, lo que hace pensar en un lento proceso de decantación tras bambalinas. En el “ciento” de Cientos de veces también puede interpretarse una poética de la creación; un “ciento”, en el fondo, es una sustantivación de un adjetivo, en la que el peso ya no radica en las cosas (“cien peras”, “cien abejas”), sino en la repetición de lo sustancial en el tiempo (“cientos de veces”). El número, la cantidad abstracta, es el núcleo del sintagma; el número es lo sustantivo. En el título puede verse en germen (al menos lo veo yo), esa tendencia de Maliyel Beverido a la sustantivación de momentos que fueron en un principio secundarios, adjetivos, opiniones subjetivas sobre la realidad, pero que por virtud del poema llegan a ser centrales como componentes estéticos de una vida poética. Se trata de un proceso casi alquímico en el que la autora pasa de un pensamiento adjetivo a un pensamiento sustantivo, desde ofrecer una opinión sobre la realidad hasta fundar una ontología personal que nos permite adentrarnos en su realidad. En Orión responde, escribirá que está celosa “de todas las palabras / que acceden al gozo estrafalario / de substanciar las cosas con nombrarlas”. Estas intuiciones sobre el título, por supuesto, sólo se confirman en la lectura del material. Ahí podemos advertir, con sorprendente unidad desde Sámago hasta Orión responde, que cada poema de Cientos de veces parece derivar de una pequeña batalla personal, donde momentos marginales de una vida conquistan, por medio de un reposado y meditado proceso de depuración, las entrañas del poema. Esta victoria estética se eleva en el centro de la página, por lo que la percepción visual sugiere que los márgenes en blanco son tan importantes como los poemas mismos. El vacío en los márgenes completa la experiencia de lectura de versos como “escribo para mover el aire” (p. 9) o hasta poemas completos, como el núm. VII tomado de Poemas del Grimorio, donde los espacios en blanco alojan las probables respuestas a una letanía de preguntas: ¿Quieres un beso o la traza que deja? [...] ¿Quieres la pluma, el ala

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o el horizonte que guarda? ¿Quieres un escarabajo, un liquen o una certeza? ¿Quieres la cicatriz o la parafernalia de la enfermera? ¿Quieres el epitafio o el reposo de la muerte? ¿Quieres un poema de amor o desnudarte? ¿Quieres que el sueño te deje en paz? Quieres un aprendiz que te revele (p. 98).

Este uso de los márgenes vacíos insinúa que en lo no dicho también se conserva lo sustancial de su palabra. Cada poema, en este sentido, funciona como una epifanía en la que coinciden todas las circunstancias de una situación sólo expresada en sus partes esenciales, como si el poeta viviera permanentemente con una cámara fotográfica en la mano y reuniera fotografías instantáneas, para seleccionar sólo una en la que aislara ese momento particular elegido entre muchos otros, ya por azar, ya con una fuerte conciencia de su relevancia y significación, para ofrecer en esa foto única el resumen privilegiado de toda la experiencia. Fuera de contexto y analizado por un lector ajeno a la historia personal, el poema termina por crear una imagen epifánica que puede acomodarse sin problemas en el portafolio personal de imágenes de la propia vida del lector por un fenómeno simple de transferencia. Estas fotos instantáneas tienen muchos temas: el amor “como una arborescencia” (que otros “creen que es un tumor”; p. 15); el amor como un deseo reprimido, cuando “el ángel pide amor / y luego lo censura” , como un “gozar y arrepentirme” que aspira a “la doctrina de los faunos, / que encienden sus hogueras en el bosque / y danzan y cantan y respiran” (p. 31); la permanente sensación de que nada es permanente (“Todo aquí parece hecho con espuma, / erigido y derribado en un instante, / con un esfuerzo minúsculo del aire / y la benevolencia de las aguas”; p. 111); las muchas caras del vacío (desde “me defiendo del vacío con objetos”, p. 25; hasta “todas la formas del vacío / dan una versión express del mundo pleno”; 123); la herencia (“la desesperanza de mis ojos / es la misma de mi padre”; p. 19) y su reflejo en la otra cara de la moneda, la maternidad (en la sección “Canciones para el ángel”); la trascendencia del espacio en nuestras vidas (“Todas las urbes son aldeas / donde prosperan las casas y la gente se derrumba”; p. 132). La técnica podría, por supuesto, quedarse en el reportaje gráfico que congela lo que ve y sigue de frente; en el caso de Cientos de veces, por el contrario, cada fotograma está seleccionado de acuerdo a un exigente control de calidad que tiene en cuenta la composición de la escena, desde los blancos en la página hasta el desarrollo del poema. Se trata de epifanías con una sólida progresión narrativa en las que, pese a su naturaleza instantánea, puede reconstruirse un relato completo, con presentación, nudo y desenlace (sorpresivo, por lo general). En muchos casos, la epifanía del poema se compone paulatinamente a través de varias estancias, pero sólo se resuelve en los últimos versos, de manera que el enigma abierto al principio se mantiene hasta el final, cuyo cierre suele ser una solución inesperada, como en el poema IV de “Canciones para el ángel”: Qué puedo decirte yo de las hormigas o del compás que marcan las orugas y el minucioso mundo de la araña Yo no conozco nada

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Hay un momento en la vida en el que no se sabe nada después de haberlo sabido todo No es la memoria La falla está en la fe de lo aprendido Es la certeza que se pierde con el tiempo La que se va cayendo Como una piel muy grande para el cuerpo (p. 54)

El tema del poema podría ser la palabra (“qué puedo decirte”), pero pronto se orienta hacia un problema epistemológico (“yo no conozco nada”) con algo de filosofía zen (“después de haberlo sabido todo”). No falla la memoria racional, sino la confianza en las certezas, pero el tema central tampoco es la fe. El final sorprende porque resulta inesperado: la certidumbre perdida no es una seguridad racionalista como se espera del desarrollo inicial, sino una certeza sensualista que se equipara en su desenlace con una epidermis demasiado grande y estorbosa, algo grotesca y carnal, desprendida del mismo cuerpo que la alberga. El conocimiento que niega la voz lírica no es racional, sino que se trata de un saber sensorial y ontológico más profundo, grotesco y a punto de perderse durante la madurez, el destino hacia el que inexorablemente se dirige el “ángel” del poema. Otro principio de composición que domina todo el poemario es la presencia de una primera persona constante, viva y energética, respecto a la cual gravitan las situaciones presentadas en los poemas. Aunque en muchas ocasiones sería fácil evadir esta fórmula (pasa al principio con la hechicera de Poemas del Grimorio), muy pronto esta voz poética recupera la hegemonía del discurso: de “la hechicera amasa un sueño con sus manos” (p. 93) se pasa sin solución de continuidad a “Necesito unos zapatos que no mientan, / que no tengan memoria y no se crean sabios, / que no le hagan conversación al empedrado [...] Necesito unos zapatos que se arriesguen, / que emprendan y que no vacilen / aunque tropiecen con la misma piedra” (p. 94). En este camino, puede verse a la voz poética avanzar diferentes técnicas para capturar una realidad elusiva, desde la acuarela, con sus pinceladas generosas pero imprecisas, cromáticas, ágiles, sorpresivas, hasta la dilatada pintura al óleo, con poemas sustentados en una propuesta técnica centrada por completo en los detalles, donde la composición general queda en un segundo plano, como en uno de los primeros poemas de Otro viaje a Ítaca, centrado en las proporciones precisas entre los componentes de un cuadro figurativo, pero en el que rápidamente se dirige la atención del lector hacia uno de los componentes centrales, un cuerpo en movimiento (accidente que, de forma paradójica, deja de garantizar la armonía del conjunto de apertura): Un cuadro en armonía. Las figuras ocupan un sitio en el espacio que las une unas con otras. Un movimiento puede desgarrarlo El cuerpo en su contexto se presenta magnífico y sereno Al desplazarse sufre mutaciones (p. 67).

Este tipo de construcción podía verse ya, como un recurso muy maduro, en los poemas más breves de Sámago, como en “Una caída vertical: mi tiempo…”, donde no importa tanto el tema (la sensación de vértigo ante la vida), sino la forma detallada en la cual se transmite la experiencia del vértigo, representada como un tiempo de cauce inexorable (“una caída vertical”), subjetivo (“mi tiempo”, “toda mi estatura”), ubicado en un ambiente cuyo desenlace representa una aniquilación del yo (apenas “una gota”)

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en la inmensa galería subterránea y anónima donde todas las gotas forman una misma masa de agua estancada (“el pozo”): Una caída vertical: mi tiempo. Soy en toda mi estatura el transcurso de una gota por un pozo (p. 35).

Las experiencias en las cuales los poemas de Cientos de veces tienen origen no son, en su gran mayoría, experiencias felices. A menudo sugieren un origen traumático y doloroso, una vocación de caos, esa discrepancia entre “la cicatriz / o la parafernalia de la enfermera” (p. 98) donde la disyuntiva es ilusoria, porque en ambas circunstancias se alude a una herida previa. Por ello, Maliyel Beverido escribía desde Sámago: La verdad es de carne, como una mujer embarazada que necesita la cesárea. Juego de sangre y cuchillos es hacerla presente (p. 14).

La verdad detrás de los poemas, sin embargo, es elusiva, de forma que cada texto exige ser completado en la lectura por la misma experiencia del lector. Se trata, en buena medida, de una poesía de inmersión, donde el disfrute estético depende de la capacidad del lector para vivir dentro del cascarón que se le propone por unos segundos. Maliyel Beverido se convierte así en una modista con un amplio catálogo de los vestidos que ha usado en distintas ocasiones y nos los ofrece para ocuparlos o, por el contrario, desnudarnos con simpleza, como en Sámago (“Qué descanso al apagar la luz / y despojarme de la ropa. / Cada noche ser yo misma / sin disfraces y sin nombre”; p. 24) o en el último de Orión responde: “Quiero haber vuelto. [...] Volver / y vestir nuevas ropas / para desnudarme”; p. 139). Perdida la experiencia original, el poema se convierte en un montón de palabras, en una celebración de los vestigios donde el poeta asume su responsabilidad de “contar una historia”: Todo despojo tiene derecho a un pasado y a contar una historia No importa si no es una fiel reconstitución de los hechos Pero al final de una tormenta que no deja cadáver ni maderos ¿quién dirá la rabia del mar? ¿quién citará el viento y la batalla del mástil contra el rayo? (p. 70).

Casi fiel al evento detrás del poema, el engarce entre los textos no es artificial, de modo que a cada página puede sorprenderse su progreso no lineal con la timidez inexacta y espontánea de la vida misma. “Un deliberado desorden / impera en este sitio”, confiesa la voz poética en Sámago (p. 25). La posibilidad de leer a saltos parece una estrategia prevista en el poema desde el principio (“Los puntos cardinales aún no toman su lugar”; p. 16) y hasta los Poemas del Grimorio, donde podemos ver a la hechicera leyendo un libro de encantamientos en el que:

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No hay índice, no tienen número las páginas, y el corte de los bordes no es exacto. Es un abril sin fondo que reserva plicas y diatribas (p. 91).

Cientos de veces es un poemario de poemarios con una voz poética madura y personal, con un trasfondo vital que muta rápidamente en una poesía de la experiencia. Poesía instantánea de momentos climáticos a lo largo de historias que debieron ser más largas, pero ahora se presentan recortadas a su dimensión epifánica. Así, la vida en el poema se presenta como una serie de vestigios y de anécdotas transitorias cuya única virtud parece ser la de conservarse en esencia dentro del tubo de ensayo del poema. Ahí está la materia prima para un manojo de poemas que avanzan con independencia en distintas direcciones y forman, a partir de varias teselas independientes, una épica personal del desencanto con la que el lector no tarda en identificarse. Alejandro Higashi es profesor investigador de tiempo completo de la Universidad Autónoma MetropolitanaIztapalapa. Doctor por El Colegio de México, ha publicado distintos trabajos sobre literatura mexicana en revistas especializadas como Nueva Revista de Filología Hispánica, Literatura Mexicana, Signos Lingüísticos y Literarios, Incipit, Actual, La Palabra y el Hombre así como en libros colectivos. Fue becario del programa Becas para Jóvenes Creadores del Instituto Veracruzano de la Cultura (1993-1994). Publicó en 1995 la plaquette Xalapa y en 2008 una versión infantil en octosílabos del Cantar de Mío Cid. Es miembro del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea desde 2012. http://resenariopoesia.wordpress.com/2013/04/11/cientos-de-veces-de-maliyel-beverido/ ***

FFIIAATT LLUUXX,, PPO OEEM MAARRIIO OD DEE PPAAU ULLAA AABBRRAAM MO OQ QU UEE TTRRAASSM MIIN NAA U UN NAA SSO OLLIID DAARRIID DAAD D CCO ON N LLO OSS EESSFFU UEERRZZO OSS PPO ORR M MEEJJO ORRAARR EELL M MU UN ND DO O Basada en su historia familiar, Paula Abramo construyó Fiat lux, poemario que evoca la lucha social incesante de personajes que, pese a derrotas y exilios, fueron sembrando semillas que volvían a brotar en las generaciones siguientes. Así, la obra “trasmina una solidaridad con todos los esfuerzos que se emprendan hasta la fecha por mejorar el mundo en interés de los trabajadores, independientemente de su nacionalidad”, refiere la autora. El libro, editado en el Fondo Editorial Tierra Adentro de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta, “es resultado de un proceso de pensar el mundo; de pensar en la historia que me dio origen y de hacer explícito mi papel como lectora de esa historia. Si hay un mensaje, posiblemente sea el uso del lenguaje mismo que, a través de la precisión, procura rendirle un homenaje a la dignidad de las cosas concretas”, agrega. La también traductora recuerda que el término Fiat Lux alude a las primeras palabras que según el libro del Génesis, dijo el dios judeocristiano al ordenar ‘hágase la luz’, sin embargo aclara que en el caso específico de su poemario, el título se refiere al nombre de una fábrica de fósforos donde posiblemente trabajó su abuela paterna en los años 20, cuando todavía era una inmigrante adolescente, en Brasil.

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En éste, su primer poemario publicado, Paula evoca su historia familiar, la cual le sirve como base para reflexionar en torno al lenguaje poético y pensar el mundo, “a través de un cuestionamiento de las cosas que forman parte de nuestra vida diaria, cuya superficie, que es lo único que suele visitar nuestra mirada distraída, oculta una serie de realidades sociales y dramas humanos dignos de atención y dignos de contarse”. La estructura del libro sigue cronológicamente a algunos personajes de su familia paterna y se centra en momentos en los que participaron en importantes episodios de la historia de algunos países de Europa y de Brasil, en el siglo XX y parte del XIX; momentos clave de la lucha social. “Estos pasajes se alternan con otros en los que procuro imaginar cómo era la vida diaria de esas personas, apoyada en un conjunto de cartas que mi abuelo escribió a lo largo de las décadas de 1930 y 1940, y en pedazos de información que me llegaron por otras vías”, aclara Abramo. Figuran un panadero italiano, Bórtolo, su tatarabuelo, anarquista en el Véneto y que migró a Brasil junto con su ideología; un albañil húngaro, Rudolf, su bisabuelo, quien formó parte del cuerpo de élite del Ejército Rojo durante la Guerra Civil en Rusia y migró a Brasil con toda su familia; su hija (abuela de la autora), nacida en Transilvania, que fue obrera en una fábrica de cerillos y luchó en la línea de frente contra los fascistas en un episodio conocido como la Batalha da Praça da Sé. También están “mi abuelo, un valiente periodista y militante trotskista que pasó varias veces por la cárcel y el exilio, y finalmente mi padre, que se vio obligado a exiliarse en México tras ser perseguido por la dictadura militar que golpeó durísimamente a la izquierda brasileña desde 1964”, detalla la autora. La autora encontró dos grandes motivos para retomar a estos personajes en su libro: todos ellos fueron personajes que lucharon por mejorar las cosas para los trabajadores. “De alguna forma, y cada cuál entendiéndolo de una manera distinta, quisieron que se hiciera la luz, y cada intento fue enriqueciendo, aunque no siempre directamente, ni de manera ostensible, a los que les siguieron. “En segundo lugar, ellos mismos fueron trabajadores: hornearon panes, construyeron paredes, fabricaron fósforos: cosas que forman parte de nuestra cultura material, que usamos a diario sin detenernos a pensar en ellas (como las palabras)”, comenta. “Y, sin embargo, para hablar de ellas a fondo hay que hablar de quienes las hicieron, y para hablar de quienes las hicieron hay que usar un lenguaje tan concreto como esas cosas; pensar, incluso, qué tan capaz es el lenguaje de realmente dar cuenta de la pluralidad de la vida, pues un fósforo nunca es sólo un fósforo, un obrero nunca es sólo un obrero y ni siquiera las palabras mismas son lo que parecen a primera vista”, reflexiona Abramo, quien conoce de cerca la literatura brasileña, lo cual refleja en este poemario. “En poetas como Oswald de Andrade, Mario de Andrade, Carlos Drummond y Ferreira Gullar he encontrado ecos de mi inquietud, y la de muchos de mis contemporáneos, por tratar temas que no se consideran tradicionalmente poéticos, por recurrir a la polifonía, al humor, al cuestionamiento (más que a la respuesta) y por interesarse en cuestiones que van más allá del yo lírico del poeta”, concluye. Nacida en la ciudad de México, Paula Abramo estudió letras clásicas y fue maestra de literatura brasileña en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue becaria del Programa Jóvenes Creadores del Fonca durante el ciclo 2010-2012, y entre sus traducciones del portugués se encuentran el Poema sucio, de Ferreira Gullar, y El Ateneo, de Raul Pompeia. www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=23360

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PPLLAASSM MAA LLAA H HIISSTTO ORRIIAA D DEE BBRRAASSIILL EEN N SSU UÓ ÓPPEERRAA PPRRIIM MAA FFIIAATT LLUUXX La obra de Paula Abramo está inspirada en una serie de cartas y relatos sobre su familia y la migración del pueblo sudamericano a países como Bolivia Paula Abramo, licenciada en letras clásicas, poeta y traductora presentó su primer libro titulado Fiat lux, en el cual el lector se encontrará con poesía narrativa, pues en él se halla la historia de varias personas, algunas contadas de viva voz a la autora y otras de boca en boca, así como una serie de cartas que revelan los conflictos de su país, todo en una serie de 19 poemas. En entrevista para La Razón, la autora afirmó que el nombre del libro se debe a que su abuela trabajaba en una cigarrera, la cual fue comprada por la compañía Fiat Lux, de ahí el título, aunque admite que también juega un poco con el significado de las palabras. “Fiat lux significa hágase la luz, que en las religiones católico-judías se refiere al momento de la creación... entonces sí, también es un poco en referencia a eso”, comentó entre risas. Al inicio de cada poema, el lector encontrará una voz narrativa, a la que la autora refiere como su voz y en la cual hace alusión a los fósforos, objetos que involucra no sólo por la cigarrera, sino porque es algo común para las personas y al mismo tiempo una forma de adentrarse en cada una de las historias que narra en su primera obra. Las cartas a las que se refiere en el poemario llegaron a manos de la escritora de manera inesperada, en el 2009 viajó a Brasil y una tía que no frecuentaba desde adolescente se las entregó, en ellas había contenido comprometedor en términos políticos y habían sido escritas por un refugiado en Bolivia bajo un nombre falso. Sin saber de la existencia de estos documentos, Abramo ya tenía preparados varios poemas sobre su familia, sin embargo las cartas le ayudaron a retomar y comprender mejor cosas que la autora ignoraba. En los poemas el lector encontrará temas de migración, resistencia, amor a la familia y a la pareja. La publicación de Fiat lux le llevó a Paula alrededor de 4 años, pues en 2008 comenzó algunos poemas, posteriormente recibió las cartas y escribió algunos más, pero el cuerpo del poema se desarrolló entre el 2010 y el 2011, para depurarlo y publicarlo este año. “Me da mucha ilusión aunque es compartida con las traducciones que he hecho, considero que la traducción también es un trabajo bastante creativo... le tengo cariño al libro por las historias y lo que significa para mí como una cuestión casi identitaria”, afirmo Paula. El poema favorito de Paula dentro de esta publicación es “En memoria de Anna Stefanía Lauff”, el cual hace referencia a su abuela, “me divertí mucho haciéndolo, pude jugar con varias voces y recurrí a varias lenguas, al latín, al portugués y creo que el resultado fue muy interesante... creo que además explica un poco porqué se llama así el libro y es la justificación del tema del fósforo”, aseguró. Abramo fue becaria del Programa Jóvenes Creadores del Fonca 2010- 2012 para apoyarla a escribir el libro, posteriormente le planteó la obra a la editorial Tierra Adentro en donde la aceptaron, el libro ya se encuentra disponible en las bibliotecas Educal y en el interior de la república. www.razon.com.mx/spip.php?article153330

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Tras la lectura de Fiat lux, de Paula Abramo, tengo la impresión de haber estado ante una máquina certera: sus versos buscan la precisión de la misma forma con que cruzan la imprecisión del decir; en otras palabras, con inteligencia y una nota de pasión por lo acaecido. Hay allí una historia que rueda con fino engranaje como ruido del ruido del tiempo. El libro se ofrece, desde la dedicatoria, como uno colectivo: muestra una historia contada y reescrita por voces y documentos diversos que cruza fronteras e idiomas; tránsito de nombres, anónimos y seudónimos. Su núcleo irradia desde Brasil, en una fábrica de cerillos, a mediados de la década del treinta,

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donde confluye el vértigo de una familia transterrada de Europa que rodará por Bolivia hasta su arribo a México. Y tal un fósforo opera el poemario: como un acto efímero, de química violenta, arroja luz sobre ciertos vestigios de la memoria, la revuelve, mientras en la oscuridad que se pliega —enfatizada, creada por el propio fósforo— otros escombros ruedan hacia lo indeterminado. Los personajes emergen en medio de situaciones al borde de la flama: cada poema evoca un punto en el que la intermitente trama cambia de dirección, acicateada, en la mayoría de los textos, por una fuerza optimista de transformación del mundo. Frente a ese impulso optimista que aparece tallado en los personajes como una esperanza —como una voluntad que apuesta por una idea del mundo y la sostiene hasta sus últimas consecuencias— surge, en sentido opuesto, una intuición que activa, en mi lectura, la extrañeza de este libro: la duda ante el lenguaje y su capacidad de evocación, un dejo de escepticismo que carbura y moviliza cada texto. De igual forma, dentro del poema se marca una tensión formal: un primer momento en cursivas, de ignición lírica y reflexiva, tal el fósforo en las cerillas; luego un momento que despliega, a caballo entre lo narrativo y lo lírico, los hechos recobrados en la ignición —como si fuera el material del cerillo que se consume más lento—. En el poema “Batalha da Praça da Sé, 1934”, se interroga: “¿qué es lo que debe/ encender un cerillo/ durante el rápido cumplimiento de su estrella/ tan largamente esperado/ desde antes de la penumbrosa caja/ desde mucho antes del baño de cristales en la industria/ desde antes/ antes/ del astillamiento?” Lo que debe alumbrarse al encender el cerillo es, ni más ni menos, el peligro al que se expone este volumen. En algunas ocasiones aparece bajo el nombre de “traslación”, a saber el error, el azar que aparece al sondear el recuerdo—rearmado en colectivo— y cómo la escritura lo deforma al renombrarlo. Esta inquietud atraviesa el poemario de maneras distintas. El poema “Réquiem por las embaúbas” plasma el proceso en el que una embáuba —o cecropia palmata , árbol común en el Brasil, de tallo hueco y en simbiosis con las hormigas— se convierte en la materia prima del cerillo: “Muchos miles de hormigas, miles de millones/ negrean el tronco mirmecófilo, se arremolinan en los nudos/ pasean febriles por las hojas inmensas, asteriscos superlativos/ de la embaúba. Densidad de la madera: 0.02. / Idónea para laminarse en finísimas astillas/ paralelepípedas…” Los versos anteriores emiten lo que busca evitarse: que el lenguaje opere como un objeto igualante, capaz de reducir la naturaleza viva y móvil del recuerdo hasta dejarla, al igual que los árboles: “mutilados ya, muñones sólo, sin asteriscos, sin hormigas, / van a parar cilíndricos a los arroyos,/ pues desde ahí cualquier caudal los lleva al mar”. Se trata de retejer el recuerdo, pero no cual si fuera un proceso que uniformiza y empobrece, como lo hacen los cromos y textos de efemérides o monografías. El riesgo es de doble filo: no sólo hay que evitar el bruñido de todo accidente; también debe evitarse que el nudo de accidentes y actos sea evocado desde una deformación épica, ideal, desde el hesiódico kalói kai agathoi: todos bellos y buenos. En Fiat Lux el poema se plantea como una traslación muy compleja, como una traducción ambigua e inestable, igual de impredecible que el tiempo en que un fósforo se consume. En todo momento, Abramo solventa el peligro descrito desde una ejecución que no satura el pathos donde no se requiere: “quien escribe dolor se obliga/ a aclarar dónde y cuándo y porqué y si irradia/ punza corta hiede o raspa por adentro o por afuera (…) de lo contrario/ es caligráfico desagüe de la culpa/ fácil justificación del verso”. Escritura inteligente que entiende que la flama alumbra de distinto modo cada ocasión, fragilidad de luzlenguaje inestable; de ahí que, en esa “especie de óxido vivo y compartido” de lo dicho, la sentencia bíblica Fiat Lux se desdoble: “Distíngase entonces el fiat / del fiat. / Uno es nacer de luz para anularlo todo: un cerillo / encendido al borde de una carta,/ y que abre un hueco en el tiempo (…) y el otro / fiat que engendra/ y expele/ a sus contrarios.” Ese fino escepticismo hacia (en) el lenguaje me remite a algunos procedimientos poéticos en la obra de Anne Carson; pero el pensamiento de Heráclito de Éfeso, implícito en un par de alusiones, se muestra en su ambigüedad absoluta, ya sea como cómplice o antagonista: “quisimos volver por el mismo camino / para reconocerlo/ y comprobarlo, pero un camino/ nunca es el mismo camino”.

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Si la naturaleza ama esconderse, el objeto poético es aún una de sus guaridas favoritas: “un erebo bajo otro erebo/ bajo un/ tercer erebo/ que desemboca en un cuarto/ la ciudad amanece punteada de gorriones”. Los gorriones zurcen y traen, hasta lo más concreto de la imagen, la doble condición del erebo: como infierno, pero también como la deidad mitológica Érebo que, de acuerdo con Hesíodo, es hijo de Cronos y Ananké: Tiempo y Necesidad. Y quizá la poesía más potente siga creándose en ese érebo, donde el tiempo, la necesidad y el azar, a fuerza de remontar la corriente de los hechos, terminan por ser indistinguibles e indiferentes: ahí brota la viva oscuridad que colma los resquicios de lo real. Punteada de gorriones, la ciudad es un cúmulo de oscuridades que sólo puede alumbrarse por un chispazo ínfimo: “No la abstracción de la flor, la corola neutra,/ el tono rojo que se da por descontado; aquí/ la flor felpuda, el borde/ fronterizo de lo concreto, como decir/ toboroche, embaúba,/ luz de manganeso ardiente, / semillas de cilantro metidas en la olla de la cena/ sobre un mantel con flores.” FiatlLux traza un recorrido circular que abre y cierra con dos instantáneas de un personaje actual, Angelina; reflejado en el fuego que enciende en sus hornillas, se cuece un devenir que comienza con el panadero Bórtolo, pasa por la niña fosforera Anna Stefania Lauff, entronca con Fulvio-Marcelo y desemboca aquí. Pero lejos de ser un vano regodeo lírico sobre una historia familiar, Fiat lux convence al lector por la evocación rica en detalles narrativos, por la reflexión sobre el poema que brota en el poema, por la constelación de referencias que enriquecen y sugieren; pero ante todo por un cuidadoso tratamiento formal, de cadencias claras y poco estridentes, que ajusta cualquier exceso para desembocar en un decir lírico pulcro que no renuncia por ello al juego y a la exploración, tal como ocurre en el poema “En memoria de Anna Stefania Lauff, fosforera”, donde se mezclan cuidadosamente el latín, el portugués y el español, mientras distintas perspectivas plasman la injusticia en una fábrica de fósforos en el Brasil. Quizá la senda explorada por Fiat lux sea una que se transforma a cada momento, mientras indica que rearmar una historia tiene algo de antropofagia; poesía que se proyecta desde el fuego concreto, finito del fósforo, como un holograma sobre un fuego primordial, aquel de Heráclito que afirmaba —citado por Plutarco—: “Seguro que, de improviso, el fuego dictará sentencia sobre toda realidad y se le vendrá encima devorándola.” Ese fuego que es un érebo y a la vez devora la realidad, la vuelve a crear desde la inocencia que ríe y desafía, como afirma Paula en los versos que cierran este libro: “y en la frontera minúscula que media/ entre la orden y el hecho de cumplirla,/ caben los ciclos, las repeticiones/ las guerras, el juego de espejos/ venecianos, donde gestas/ y gestas/ y exilios/ y barrotes/ sólo tienen sentido si trastornan el fin de ese cerillo: si segundos antes de encenderlo/ se opta por el acato o el desacato/ y la lux que fit,/ aunque pequeña/ no es ya la luz de un fósforo”. Fiat lux, primer libro de Paula Abramo, afirma a su autora entre las voces a seguir de la promoción de los ochenta y suscita altas expectativas en su producción por venir.

CCO ON N PPO OEESSÍÍAA,, JJO ORRGGEE H HU UM MBBEERRTTO O CCH HÁÁVVEEZZ H HAABBLLAA CCO ON N CCO OM MPPRRO OM MIISSO OM MO ORRAALL D DEE U N T E M A L A C E R A N T E UN TEMA LACERANTE AAnnaa M Móónniiccaa RRooddrríígguueezz

Con una temática lacerante que aborda la masacre propiciada por el macabro calderonismo, se presentó este domingo el poemario de Jorge Humberto Chávez, ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013. La idea de que todos somos juarenses persiste tras leer el poema dramático titulado Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto, explicó el poeta Hugo Gutiérrez Vega.

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El director del suplemento cultural La Jornada Semanal, manifestó sobre el citado volumen, presentado en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes: Chávez trabaja con materiales peligrosísimos, con gotas gruesas de nitroglicerina y lo hace con una pasión desbordada, un asco incontenible y un amor ilimitado por las víctimas de esa crueldad sin barreras que asesina, decapita, cuelga, despedaza y desaparece a seres humanos en esa orgía de terror que llegó a extremos verdaderamente inhumanos en el desgobierno calderoniano. Este poemario, prosiguió Gutiérrez Vega, es un libro oportunísimo y urgente, porque era necesario que la poesía hablara de un tema tan lacerante, pero con compromiso moral y verdadera fuerza lírica. Además, subrayó que esta obra nos convierte a todos en habitantes de Ciudad Juárez, porque provoca una solidaridad cálida de manos unidas y lo hace por la sencilla razón de que contiene poemas verdaderos, en su fuerza interior y en ellos se junta la emoción con la pericia formal. Por esta razón, añadió, todos debemos decir que somos juarenses después de leer este poemario; además, nos obliga a tomar conciencia, a protestar, a llorar y a vivir el largo estado de sitio en que se halla esta zona del norte del país. En Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto, puntualizó Gutiérrez Vega, las tumbas y los terrores encuentran en la poesía un testimonio poderoso. Este libro es a la vez feroz y bello; feroz por la atmósfera sangrienta y sin cuartel, bello porque sabe convocar a la solidaridad entre los hombres y las mujeres de esta tierra adolorida. Por su parte, Evodio Escalante dijo que con este poemario el autor dignifica el inevitable aspecto testimonial de la poesía y le otorga una nueva frescura. Además, explicó Escalante me arriesgo a definir este libro como testimonio y vaciamiento del yo, porque el sismógrafo de lo real acaba afectando los tejidos del yo que intentan dar veracidad a lo escrito y, porque la vida, como sabe el autor, es esencialmente frágil. En la presentación también participaron David Ojeda y Marco Antonio Campos, quienes hablaron sobre la vida, trayectoria y el trabajo literario de Jorge Humberto Chávez. En la obra, dijo Ojeda, sobresale la forma en que la voz poética aborda, describe o recrea una sociedad muy lastimada por la violencia, para lo cual Jorge Humberto Chávez estimó necesario poner distancia de por medio y tras ello infiltrar esa realidad en los poemas de su premiado libro. El resultado, agregó, es un volumen muy unitario con una primera parte dedicada a explorar, con lenguaje seco, llano sin efectos melodrámaticos o retóricos y, con versos largos; una violencia urbana extrema que resulta una especie telón de fondo sobre el cual se proyectan y mezclan recuerdos, personajes, juicios y datos históricos. En tanto, Marco Antonio Campos explicó que en la obra de Chávez, oriundo de Ciudad Juárez, está bien ligados el testimonio y la crónica. El título, prosiguió Campos, es imposible de leer, pero, puede hacerse de manera aislada, como un poema triste. Los integrantes del jurado Hugo Gutiérrez Vega, Efraín Bartolomé y Nelson Simón, entre otros, destacaron que la obra posee un lenguaje seco y de alta densidad poética, con el cual se realiza una crónica precisa de la atmósfera trágica que vive una zona de México: la frontera norte del país. Entre la obra poética de Jorge Humberto Chávez destaca: De 5 a 7 pm, La otra cara del vidrio, Nunca será la medianoche y La lluvia desde el puente, entre otras publicaciones. www.jornada.unam.mx/2013/07/01/cultura/a09n1cul

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El mexicano Jorge Humberto Chávez ha escrito un poemario ambientado en “el desastre social” causado por la violencia que asoló a su natal Ciudad Juárez en apenas seis años, un trabajo premiado a pesar de la desolación y el dolor profundo que encierra. “Yo mismo no reconozco en el libro ningún poema feliz, si acaso uno llamado 'Un soneto de mis vacaciones en Acapulco', que también tiene su alusión a una especie de relación y de país sin vínculo con el otro”, explica a EFE en entrevista telefónica Chávez (Ciudad Juárez, 1959).

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“Satán”, “Siete postales del fin del mundo“, “Morgue en la Avenida Escobar” y “El derrumbe” son algunas de las composiciones líricas contenidas en la obra, sugerente desde el título mismo (Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto, Fondo de Cultura Económica, 2013). El poemario “se enfoca en el desastre social que le ocurrió a Ciudad Juárez de 2006 y 2012, que fue el sexenio de (el presidente) Felipe Calderón y que prácticamente terminó con la vida social de Ciudad Juárez”. “No maneja los estereotipos del cártel de la droga ni tampoco de los grupos pseudonarcosatánicos que mataban mujeres a principios de siglo. Se refiere básicamente a ejecuciones y depredaciones que estas fuerzas oscuras del poder político en México, la actividad del narco, la desintegración social, han provocado”, añade. “Estamos hablando de fenómenos, no solamente de una cantidad que sobrepasa los 15.000 muertos solamente en Ciudad Juárez en seis años sino también de la extinción del nexo social, de la deserción urbana, del descenso dramático de la renta y del empleo en Ciudad Juárez, y de un fenómeno que nos hizo vivir la vida hacia adentro”, refiere Chávez. Nacido en esa misma Juárez y considerado a sí mismo un “escritor de frontera”, Chávez da cuenta en el poemario de cómo en muy pocos años “la 'polis' ya no era para el uso diario de las personas”. “Si se quiere catalogar como un libro triste pues lo es porque el tema que maneja es cómo un pueblo ha sido depredado, cómo se fueron construyendo sus diversas ideologías, qué es la frontera, que es el sur, qué es el país, cómo se vive en una ciudad (Juárez) en la que tú no puedes confiar ni en tu propia sombra”, explica. Chávez ha vivido siempre en Ciudad Juárez, una urbe mexicana de 1,3 millones de habitantes fronteriza con El Paso (Texas) que sin embargo abandonó en 2010 para instalarse en San Luis Potosí, unos cientos de kilómetros más al sur. Fue entonces cuanto tuvo “la visión del poemario en su conjunto”, la distancia suficiente para observar “con mejores ojos todo”, lo que desembocó en tres meses de trabajo “muy denodado” para “exorcizar” recuerdos y vivencias y “cantar el desastre de la ciudad”. “Yo soy un hombre muy feliz, muy alegre y muy completo pero mi literatura refleja, yo creo, una parte oscura o dolorosa que debo tener en mí pero que no aflora de manera común”, señala. Poemas como “Crónica de El Campanario” refieren el crimen contra cuatro jóvenes en Villas de Salvárcar. “Otra crónica” repasa en apenas veinte versos media docena de crímenes de alto impacto, entre ellos el periodista Armando “El Choco” Rodríguez, en noviembre de 2008, acribillado a las puertas de casa cuando se aprestaba a llevar a sus hijas a la escuela. Hay textos que se remontan al pasado más remoto, a vivencias o miedos íntimos de Jorge Humberto, como sucede en “Gringos rondan la casa de mi infancia”, que tiene como referentes el paseo lunar de Neil Armstrong y a “figuras míticas de la cultura popular” como el músico y criminal estadounidense Charles Manson. “Era un temor que yo tenía de niño (risas), uno muy real. Yo sabía que Los Ángeles (donde fue condenado como instigador de varios asesinatos) estaba muy cerquita y en mi ficción yo tenía un verdadero pavor a que se pasara por Ciudad Juárez”, dice Chávez. Distinguido con el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013, uno de los más prestigiosos de México, en pasado marzo Chávez admite que la obra le ha desgastado y dejado “un poquito vacío”. “Lo único en lo que pienso ahora, se va a oír mal, es en tomar vino, en sentir el sol con mi mujer un rato porque me pongo a escribir y simplemente el registro de lo que escribí me dejó un poquito en crisis en el sentido de que no quiero decir nada todavía”, señala. http://noticias.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/literatura/el-mexicano-jorge-humberto-chavez-escribe-unlibro-sin-un-solo-poema-feliz_OwZs2C9M6slepzdOTc7cy2/

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EELL PPO OEETTAA PPO OLLIIVVAALLEEN NTTEE FFeerrnnaannddoo SSaavvaatteerr

En sus Pensamientos sobre la educación (1693), una de las primeras reflexiones sobre el tema de la época moderna, John Locke advierte a los padres contra la tentación de fomentar en sus hijos la vocación poética o ni siquiera permitirla, si se presenta espontáneamente: “Me parece por el contrario que los padres deberían poner el mayor celo en ahogar y reprimir esa disposición poética tanto como pudiesen; y no veo por qué un padre habría de desear convertir a su hijo en poeta, a riesgo de inspirarle repugnancia por las ocupaciones y los asuntos de la vida.” Dedicarse a los versos y las ensoñaciones que en ellos desembocan es convertirse en un inútil ante los serios trabajos y rentables desafíos que nos plantea la vida práctica: aún más –señala luego el filósofo empirista– lo más probable es que nos lleve a frecuentar ciertas compañías más bien desastradas e impropias de un verdadero gentleman. Ante el peligro de caer en la sima poética, John Locke arrumbaba la tolerancia que sin embargo recomendó en cuestiones religiosas... Desde luego, Octavio Paz no siguió las excesivamente prudentes recomendaciones del pensador inglés. Pero también logró probar con toda su obra que en efecto esa afectación de prudencia era superflua. Porque Paz fue poeta, sin lugar a dudas, y aún para mayor precisión la tan temida “disposición poética” se hace evidente en todos los rincones de su obra y yo me atrevería a decir que también de su vida. Sin embargo, demostró que Locke se equivocaba al no ser en este aspecto tan tolerante como en otros: y es que el poeta no se desinteresó de los asuntos de la práctica cotidiana ni sintió repugnancia por las ocupaciones que nos impone. Al contrario, su fervor poético le acercó al bullir colectivo de la existencia que compartimos en lugar de alejarle de ella. Puede decirse que la disposición poética de Paz fue cívica pero también civilizadora: se ocupó de los temas simbólicos que subyacen la convivencia humana, de las pasiones que hay que conciliar y de los mitos que a través del tiempo ahorman las conciencias, pero no limitándose a una sola perspectiva ni a una tradición única: su curiosidad indagadora y su luminosa inspiración partió de la entraña mestiza de México para luego recorrer las raíces de la “tradición de lo nuevo” europea y proyectarse a continuación siempre hacia Oriente a través de India, China o Japón. Es indudable que frecuentó compañías bohemias y pluriculturales que habrían alarmado a más de un gentleman, pero es que en el mundo hay cosas más importantes que gozar de esa consideración tan respetable... Paz fue siempre poeta pero un poeta capaz de aplicarse a la antropología, a la observación social, a las exigencias y contradicciones de la política, a los imprescindibles desvaríos de la urgencia erótica. Tuvo la generosidad inacabable de los espíritus amplios, que se vuelcan a cada paso sin vaciarse jamás. No solo llevó con bien empeños propios multiformes sino que capitaneó empresas de creación colectiva que marcaron un rumbo fecundo del que nos seguimos beneficiando a uno y otro lado del Atlántico. John Locke temió que los sueños poéticos desviasen la educación de sus propósitos más útiles y por eso los proscribió de su escuela ideal; pero Octavio Paz fue un educador de estilo más hondo y más ancho, porque empleó esos sueños como una vía para desvelar y no para adormecer, para hacer nuestra realidad más clara y no más borrosa. Después de todo ya otro gran poeta de múltiples dones nos advirtió que tales ensoñaciones son precisamente la urdimbre de la que los humanos estamos hechos. Letras Libres, abril de 2013

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““CCO OM MO O EELL CCIIEEGGO OQ QU UEE LLLLO ORRAA CCO ON NTTRRAA U UN N SSO OLL IIM MPPLLAACCAABBLLEE””,, D DEE GGO ON NZZAALLO O RRO OJJAASS W Wiinnssttoonn M Maannrriiqquuee SSaabbooggaall

Se publica la obra íntegra del poeta chileno en una edición que ayuda a comprender mejor la poesía de este premio Cervantes Como el ciego que llora contra un sol implacable”. Este es el primer verso del primer poema que publicó Gonzalo Rojas en 1948. Se titula “El sol y la muerte”, que abre el libro La miseria del hombre. Visual, metafórico, conceptual, bello, doloroso y combativo ¿Contienen acaso estos versos iniciales el universo futuro que habría de crear el poeta chileno y premio Cervantes 2003? Sí, y no. Lo que sí es claro es que su literatura nació con el movimiento surrealista chileno de 1938 y anuncia el juego contrastado de imaginación y realidad revestido de ironía y reflexión. De un espíritu lúdico e intersticios místicos. Todo eso mundo de Rojas (Lebu, Chile, 1916-2011) se puede recorrer en Íntegra. Obra poética completa (Fondo de Cultura Económica), en edición de Fabienne Bradu. Un volumen que reúne toda su obra y cumpliría, así, el deseo del autor de escribir un único libro. “Pues de veras yo mismo soy mi libro inconcluso, levemente camuflado debajo de otros veinte volúmenes veloces que son máscaras de lo mismo, personas de la misma persona que ya de su yo quiere decir máscara en latín clásico”, llegó a decir el escritor. Y en Íntegra se puede rastrear esa persona que son varias personas pero que son, sobre todo, una sola, y que logró su propio espacio en la gran tradición poética de Chile, y voces telúricas, históricas y globales como Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo Neruda. Él supo hacerse escuchar en medio de aquellas voces memorables y de ecos interminables. Empezó con libros como el citado La miseria del hombre, a los que siguieron Contra la muerte, Oscuro, Transtierro, El alumbrado y otros poemas, Materia de testamento, No haya corrupción o Con arrimo y sin arrimo. Ahí están sus primeros poemas de los años treinta impregnados de surrealismo hasta sus últimos versos, todos calibrados de contención. En palabras del crítico Manuel Rico, con motivo de la concesión del Cervantes: “Rojas es una representación viva de la poesía más innovadora que se ha producido en lengua castellana a partir de los años cuarenta del siglo XX.Perteneciente a la generación chilena de 1938, comenzó a escribir cuando en América son cuestionados los excesos de las vanguardias y comienza a apuntarse una lírica más transparente y directa”. El volumen que ahora presenta el Fondo de Cultura Económica está organizado de forma cronológica y la mayoría de poemas van acompañados de comentarios que iluminan sobre su origen, la temática o las propias intenciones de Rojas. Como homenaje al poeta chileno lo mejor es escucharlo en su poema inaugural: El sol y la muerte Como el ciego que llora contra un sol implacable, me obstino en ver la luz por mis ojos vacíos, quemados para siempre. ¿De qué me sirve el rayo que escribe por mi mano? ¿De qué el fuego, si he perdido mis ojos? ¿De qué me sirve el mundo?

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¿De qué me sirve el cuerpo que me obliga a comer, y a dormir, y a gozar, si todo se reduce a palpar los placeres en la sombra, a morder en los pechos y en los labios las formas de la muerte? Me parieron dos vientres distintos, fui arrojado al mundo por dos madres, y en dos fui concebido, y fue doble el misterio, pero uno solo el fruto de aquel monstruoso parto. Hay dos lenguas adentro de mi boca, hay dos cabezas dentro de mi cráneo: dos hombres en mi cuerpo sin cesar se devoran, dos esqueletos luchan por ser una columna. No tengo otra palabra que mi boca para hablar de mí mismo, mi lengua tartamuda que nombra la mitad de mis visiones bajo la lucidez de mi propia tortura, como el ciego que llora contra un sol implacable.

La miseria del hombre, 1948 Gonzalo Rojas, Íntegra. Obra poética completa. Edición de Fabienne Bradu. Fondo de Cultura Económica. 961 páginas. http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/16/actualidad/1366128306_690905.html

ÍÍN NTTEEGGRRAA,, LLAA O OBBRRAA D DEE GGO ON NZZAALLO O RRO OJJAASS La obra completa del chileno Gonzalo Rojas (1916-2011) bajo el título de Íntegra, a cargo de la ensayista Fabienne Bradu, resume la voz de un poeta con una fuerte impronta erótica con toques de sarcasmo, que fue de la tradición a la vanguardia con un paso interesante por el surrealismo. Más que una recopilación de sus títulos desde el inicial La miseria del hombre (1948), el voluminoso libro editado por el Fondo de Cultura Económica es, según Bradu, “un libro nuevo” a partir del trabajo de ordenar y dar cuenta de variantes que Rojas imprimía a sus textos, que pasaban reformulados de un libro a otro. Bradu —nacida en Francia y afincada en México— acometió esta “tarea minuciosa que hubo que cumplir con paciencia y parsimonia. Las variantes se sitúan primordialmente en los primeros libros de Rojas. Llegó un momento, más o menos a partir de los 80, en que se dio cierta estabilidad de los poemas que volvía a publicar ya sin modificaciones”. Un aporte de Íntegra es la inclusión de un anexo con poemas inéditos o no publicados en libro: “Principalmente los de adolescencia perdidos en periódicos y revistas chilenos, algunos de sesgo político que imagino no quiso recoger en libro, y otros finales que la vida y las enfermedades no le dieron tiempo de recopilar en libro”. Asiente Bradu a la idea de que la obra de Rojas reúne tradición e novedad: “Sin duda, y acaso por una simple razón: para innovar en poesía, hay que conocer bien la tradición a la cual uno pretende

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aportar algún cambio. Rojas recibió una formación que le permitió explorar, casi simultáneamente, a los clásicos griegos, latinos, españoles y a los poetas modernos desde el simbolismo al surrealismo”. Aunque a ratos el mismo poeta solía rechazar la etiqueta de surrealista, aduciendo que su hacer iba por fuera de tendencias y escuela: “El surrealismo lo marcó al margen de las maneras que constituyeron su falsificación y su decadencia. Perteneció al grupo de poetas hispanoamericanos que mantuvieron vivo el surrealismo por vías soterradas y con sus propias voces”. El autor de libros intensos como Contra la muerte y Oscuro fue, según Bradu, fiel al surrealismo: “Si lo entendemos no como un movimiento puramente estético, sino como una búsqueda que aún no termina y una conducta que no ha caducado”. Añade que los núcleos temáticos de esta obra —la muerte y el desenfreno amoroso— “constituyen sus obsesiones”, mismas que funcionan como vasos comunicantes: “Hay que circular de una obsesión a otra para entender lo difícil e inoportuno de clasificar los poemas en compartimentos estancos. Cuando habla de la pasión amorosa, con toda su carga de carnalidad y placer, también está hablando de la pasión poética y de la búsqueda de lo absoluto o de lo sagrado”. Respecto a esta poesía como ejercicio de interpelación constante al hombre y a las cosas, apunta: “Yo hablaría de una interpelación y de una expresión de la realidad en general. Rojas rehuyó la metafísica y la abstracción porque, como repetía, el mundo lo había hechizado”. “Sus poemas se refieren al hombre en concreto, a menudo él mismo, y a la realidad de este mundo. Si bien se proponía `ver la realidad detrás de la realidad`, no creo que aspiraba a descubrir lo sobrenatural o alguna dimensión vaga y vaporosa de las cosas, sino las facetas más secretas y misteriosas que sólo revela una atención asombrada frente al mundo”. Otra característica de Rojas es el modo en que fragmenta el texto dando paso a una especie de digresión controlada: “En los abruptos cortes de versos, no se trata tanto de un cambio de tema -lo que justificaría el término «digresión»-, sino de descoyuntar el esqueleto del poema. Rojas rompe y despedaza la continuidad del verso para calcar la asfixia de quien no alcanza a decir todo lo que ve, siente o sabe”. La parodia, el pastiche, la ironía, la sátira, son marcas de su poesía, él se caracterizaba —afirma la ensayista— por su jovialidad y anti-solemnidad: “También utilizó el humor para devolver los golpes que le lanzaron en determinados momentos de la vida, muy a la manera de un Quevedo o de los demás poetas satíricos del siglo de Oro español”. “Remito a sus poemas contra Braulio Arenas, Nicanor Parra o contra los malos poetas —menciona—, esos ‘divos’ más preocupados en figurar que en crear, contra sus profesores de retórica o contra los críticos y académicos que pretenden explicar la poesía con instrumentos que le son ajenos”. Una obra, además, poblada de referencia culturales: “Aunque quiso pasar por un poeta espontáneo y nada libresco, había leído muchísimo; hay en su poesía ecos más o menos sutiles o fuertes de otros poetas y otras tradiciones culturales. Una manía suya de rebautizar con términos propios las palabras de otros, a veces encubre sus empréstitos a poetas o filósofos”. Llama la atención, en la franja biográfica de Íntegra datos escasamente conocidos: sus problemas de tartamudez, su disposición a ir de voluntario a la Guerra Civil española y, sobre todo, el dato de la fecha de su nacimiento: 1916, dado que en distintos libros figuró siempre 1917. Para Bradu esos datos son apenas una muestra de lo que vendrá en la biografía de Rojas que escribe actualmente: “Un relato de vida, lleno de peripecias, grandezas y miserias. Hay muchos datos que rectificar y descubrir en su vida, muchos mitos fabricados por las circunstancias o por él mismo”. www.telam.com.ar/notas/201306/22330-integra-la-obra-de-gonzalo-rojas.html

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FFAABBIIEEN NN NEE BBRRAAD DU U:: ““GGO ON NZZAALLO O RRO OJJAASS VVIIVVÍÍAA LLAA PPO OEESSÍÍAA”” AAnnddrrééss H Haaxx

La traductora francesa, y biógrafa, del gran poeta chileno Gonzalo Rojas, presentó la monumental edición de la obra poética de Gonzalo Rojas. Titulado Íntegra, “ incluye poemas nunca antes publicados en un libro. Uno de los hitos de la Feria de este año —en cuanto los nuevos libros que se van presentando— es, sin dudas, la obra poética completa de Gonzalo Rojas (1916-2011). Titulado Íntegra, Farbienne Bradu, la editora de este monumental volumen, visitó el stand de la Revista Ñ para charlar sobre su extenso trabajo al servicio del gigantesco poeta chileno. Aparte de dos obras críticas sobre Rojas y esta antología recién lanzada, Bradu prepara la antología de la prosa completa de Rojas (que saldrá el año que viene) y también una biografía (que estima publicar en 2016, el centenario del nacimiento de Rojas). Todos publicados por Fondo de Cultura Económica. Bradu – crítica, traductora, y autora de dos novelas- tiene un doctorado en letras hispanas de la Sorbonne y un vínculo tan estrecho con Latinoamérica (México, en particular, donde vive desde 1979) que se siente un híbrido, ni Francesa ni Latinoamericana. Nos cuenta, “Latinoamérica fue tan generosa conmigo que una manera de retribuir esa generosidad es dar a conocer en Francia los autores de acá…Trato de servir de puente a través de la traducción.” En México es investigadora de literatura en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Allí también trabajó 20 años con Octavio Paz en la revista Vuelta, como integrante de la mesa de redacción de la revista. Bradu trabajó con Rojas. En la introducción de la antología, cuenta: “Cuando le anuncié el título que quería darle a la obra reunida, la voz Íntegra no le disgustó. La escogí sobre todo por ser una palabra esdrújula y porque, a mi juicio, su bisemia encierra las connotaciones apropiadas para sellar la obra de Gonzalo Rojas: una poesía honrada, recta, proba, que no transige con ningún otro ámbito ni compromiso ajeno a ella misma. Asimismo, se antoja la palabra que mejor se ciñe al temple del poeta.” La antología, de casi mil páginas, la describe Bradu como una edición clásica filológica. Cuenta con excelentes índices y una cronología de la vida del poeta. Hay un elemento más, muy enriquecedor, al pie de página de casi cada poema hay dos comentarios. Uno, es un dato técnico sobre el verso, por ejemplo, cuando fue escrito, donde apareció por primera vez, o versiones alternativas. La segunda nota es un invento editorial de Bradu que intenta simular la forma que tenía Rojas de leer sus poemas en público: siempre interrumpiéndose para hacer un comentario o contar una anécdota. Este segundo pié de página lúdico, es, entonces, un comentario de Rojas. Estos no tienen cita bibliográfica y no están necesariamente vinculados con la composición del poema en cuestión. Es una arriesgada pero bella intervención editorial. Entonces, por ejemplo, en el pie de página del poema “El otro” (página 368) tenemos la siguiente maravillosa cita: “El ocio es sagrado. Y de allí es donde el poeta saca su visión de lo real y de lo irreal. Pienso que el ocio me asiste a mí. Cuando digo que escribo como desperezándome, es porque escribo desde esa especie de animalidad distendida de quien quiere disfrutar, reencantarse desde el ocio, no desde el negocio, tan peligroso siempre. El otium te forja, te da esta libertad que te permite decir el mundo sin manías, sin trabas, sin esquemas.” Aparte de los poemas en sí, ¿qué características tiene esta antología? Es la primera que reúne la poesía completa de Gonzalo Rojas, más los rescates –que vienen al final- de poemas inéditos, que encontré en viejas revistas, o bien, en los archivos, que no habían sido nunca publicados en libros… Y el criterio, radicalmente distinto de lo que solía manejar Gonzalo Rojas, es una presentación cronológica de los poemas – que lo hubiera espantado mucho a él, porque no le gustaba esa línea en el tiempo…

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La idea del progreso… Sí. Pero fíjate, que ahora que hablás del progreso, lo que sí evidencia –en cambio- la cronología, es la fidelidad a la concepción de la poesía, que me parece que era la idea de fondo cuando el repetía esa frase, “No he progresado nada”. Yo creo que más bien hay que entenderla bajo dos formas. O sea, una como una mentira. Claro que progresó. Aprendió a ser mucho más económico, a tener la brida del verso mucho más en sus manos, la poda, en la construcción de los poemas. Eso de “Yo no he progresado” quería decir, creo, fui fiel, desde el principio, a una misma concepción de la poesía, a una misma conducta. Entonces, eso se ve mejor en el orden cronológico. En cuanto a descubrir cosas sobre la trayectoria de la obra de Rojas. ¿Qué más aporta el ordenamiento cronológico de los poemas? Lo que se ve también son sus obsesiones a lo largo del tiempo. Lo observaras en el momento del golpe de estado en Chile, vienen núcleos de poemas más relacionadas con la situación de muerte y sacrificios, persecución… más de sesgo político. Y también cuando se encandilaba con alguna mujer, allí hay unos núcleos que pertenecen a una figura determinada. Y luego se van. Esos son dos ejemplos. Pero entonces, esos núcleos, resaltan más con este orden cronológico. Ahora que está escribiendo la biografía, de la vida en sí de Rojas –aparte de su poesía, ¿qué más admira? Aunque, en realidad, es imposible esa pregunta porque su vida y su poesía eran casi la misma cosa… Bueno, es eso, precisamente, que a mí más me seduce y me atrae. Es un poeta que vive como poeta. www.revistaenie.clarin.com/literatura/poesia/Gonzalo-Rojas-Fabienne-Bradu_0_909509329.html

testimonios M MAALLIIYYEELL BBEEVVEERRIID DO O EESSCCRRIIBBOOPPAARRAAM MO OVVEERR EELLAAIIRREE.. Demasiado quieta está la materia umbrosa de la noche. Escribo como conjuro para no quedar paralizada. Escribo sola otra vez y otra vez no basta. Ave María purísima, las doce y media y la maldita noche sigue serena. Escribo para quitarme el frío de las manos. Escribo muerte pero no estoy hablando de ella.

U UNN DDEELLIIBBEERRAADDOODDEESSOORRDDEENN

impera en este sitio. Me defiendo del vacío con objetos, la radio que emana formas de consuelo, la caja de cartón que guarda cartas, el café (con leche, por supuesto) y una confusa sucesión de letras.

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Hay luces encendidas para nadie en la casa y en el cuerpo que la habita.

N NAADDIIEESSAALLEEIILLEESSOODDEELLPPOOEEM MAA.. Hablo de la desesperanza, es cierto. Le temo tanto a la esperanza como a carecer de sombra. Maldita sea la esperanza que es dos veces dolor y dos veces muerte y dos veces dos como mil infinitos inasibles.

Sámago, 1988

EELL AAM MO ORR SSEE H HAACCEE CCEEÑÑIIDDAADDEETTUU VVOOZZM MII PPIIEELL;; PPAARREECCEE que el centro del atardecer se alarga al paso de tu aliento y se estremece tu boca de saliva tan amarga.

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De súbito un relámpago oscurece la habitación, provoca en su descarga la ceguera total. La sombra ofrece sabor a paz. El cuerpo se aletarga.

los elementos esclavos de lo humano

Tiñe mi vista el sueño que adelanto, oigo otra vez tu voz que echa raíces y en inquietud sanguínea me convierto.

Silencio La tristeza es siempre vieja

Se agotó el sol de la jornada y canto, nunca con tanto amor como tú dices, nunca con tanto amor como yo siento. Elementos dispersos

Escucho un árbol Sollozando en algún parque

Silencio Falta la palabra con que canta el sol su pena París es gris y gris es el silencio y es sin remedio y sin alivio Otro viaje a Ítaca, 2001

VVIIII U UNN PPEEZZDDEEAAM MAARR AABBIIEERRTTO O

en un bocal de cuarzo Los ojos que lo miran transparentan un deseo vociferante El aire hierve se alzan fronteras de sal y el agua se congela El pez no tiene párpados que lo protejan En su delirio se hace brotar manos y con ellas pretende estrangularse

XXVV PPAARRÍÍSSEESSEELLM MEESS M MÁÁSS CCRRUUEELL Sin la nostalgia sepia y la memoria negra y blanca de postales caducas queda una isla gris varada a la intemperie bajo una voluta invertebrada Hay un río de plata empañada Todas las quimeras Se han vuelto de piedra Miro la cantera perfilada los hierros dignos el mineral sonoro

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VVIIIIII PPRROOM MEETTIISSTTEENNO O EENNAAM MO ORRAARRTTEE D DEELLPPO OEETTAA,, vagabunda, lo tenías firmado con saliva, y en una cláusula certificabas la libre circulación de ojos morenos por tu espalda sin desenlaces ni secuelas.

Ahora te guardas para el que no te quiere y trocas tu errancia por reflejarte en su mirada. Fugaz, como cualquier instante será su tregua. El poeta conspira con los faunos.

IIXX

H HAAYYQQUUEEBBAAIILLAARRCCOOM MO OLLO OSS AASSTTRRO OSS,, que la luz venga del centro, que parezcamos quietos y el mundo gire en torno.

Hay que bailar sin tocarnos, cada uno en su sitio, sobre la tez del cielo consumirnos y dejar rastros de fuego. Hay que bailar a ciegas, que nos miren los que están dormidos,

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que los despiertos nos sueñen y nos descubran los no nacidos. Hay que bailar aéreos y sutiles, consistencia de fluido en equilibrio conservada en suspenso, majestuosa, como caricia dispensada con mesura.

a la canción que callan las sirenas.

Hay que bailar resueltos, convencidos, que no haya duda en nuestros gestos y nuestra vibración sacuda tanto que se agrieten los firmamentos.

tres movimientos y aparece esa miseria que no existe cuando amamos.

Hay que bailar como los astros; solitarios al unísono, ciertos y secretos. Poemas del Grimorio, 1999-2000

LLAAOOTTRRAANNOOCCHHEEAAUULLLLAARROONN LLAASSEESSTTRREELLLLAASS.. Estaba el cielo a oscuras dando tajos en mi cama, la que encontró vacía mientras que yo miraba el astro ausente de los días.

Onda y humedad, diamante irreductible.

D DOOSSTTIIEEM MPPO OSS

Tengo una conversación pendiente con el odio (una hora y media), pero gasté ya las siete monedas de mi deuda. Todas las formas del vacío dan una versión express del mundo pleno, y no ejerzo ninguna atracción sobre los bares. La falta de noticia es añoranza. Nos tienen tantas cosas que ignoramos. Todas mis respuestas son justas aunque no sean correctas. Orión responde, 1999-2005

No alcanzo a inventar tu cuerpo en el mejor de mis sueños ni en la peor de mis vigilias.

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TTOODDOOAAQQUUÍÍPPAARREECCEEHHEECCHHOOCCOONN EESSPPUUM MAA,,

LLUUPPUUSS EERRIITTEEM MAATTO OSSO O

erigido y derribado en un instante, con un esfuerzo minúsculo del aire y la benevolencia de las aguas.

Bajo un cielo liso como el deseo, iridisados polígonos cambiantes, sin aristas, blandos, transparentes. Solamente aparenta solidez el fondo del pozo. Las nubes de oro pesan demasiado. Por los palacios circulan héroes galoneados. ¿Centuriones? Mi amante es un titán envuelto en olas. Es mi cuerpo de arenas insolubles, latiendo cada una por su cuenta. Cuerpo constelado de estrellas abisales, oculto por un cortejo de peces dulces, que atento permanece

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PPAAUULLAA AABBRRAAM MO O

Q QUUÉÉM MAANNEERRAAD DEE LLLLAAM MAARRLLEE AA EESSTTO OM MAARRIIPPO OSSAA,, como si aleteo, destello esquivo de sepia, azul o plata; como si de pronto amarillo en un resto efímero de lluvia. Ninguna mariposa tiene este tinte de carne casi abierta, pero virgen de sol, de campo libre. Te dicen: mariposa. Como si acto seguido hubiera que embutirlo todo, todo de algodones, cerrar todas las ventanas, la luz

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está proscrita desde ahora y para siempre, hasta que los huesos se disuelvan en sal blanca, y la piel en retorcidos laberintos de eritema.

PPRREESSEEN NTTAACCIIÓ ÓN ND DEELL PPAAN NAAD DEERRO O AAN A R Q U I S T A B O R T O L O S C A R M NARQUISTA BORTOLO SCARMAAGGN NAAN N

Qué ganas de correrte las cortinas, de sacudirte la niebla persistente en la pupila y enseñarte los penachos de un fresno inaugurando el año, allí, justo en la esquina de tu casa. Pero ya estás toda cruzada de pespuntes, llevas encima un amplio mapa histórico que indica la migración de la fístula, el orto rosáceo del mezquino, la neuritis que boreal, metálica, se embute en tu cadera.

Ríspido, el cerillo enciende el horno. El siglo está acabando; para el alba faltan unas cinco horas más o menos. No importa la hora, sólo importa el gélido rodar del cielo por los ríos. Hoy es algún lugar del Véneto. y el horno. Y sólo importa hoy la bóveda del horno. La harina se hace pan, el pan es carne. El pan son estos muslos que despiertan muy noche adentro, al roce de otras piernas, para luego salir antes que el día a iluminar el horno y la madera. Y en cuanto brota el sol, el pan no basta. No brillan las constelaciones cernidas sobre el suelo si todo está astillado de gendarmes y es necesario huir sobre un vapor.

A esto le dicen lobo. Pero bueno fuera, mejor al menos una mordedura que esta geología imprecisa, demasiado acelerada de úlceras y aullidos, de torrentes de sangre corrosiva desbordándose en la sordina permanente de tus cócleas. Sacar, sacarte todos esos algodones, dejar que entren el polvo, las palomas, el salitre, abolir las gasas y el silencio, susurrarte: mantequilla, Samarcanda, esmerilado. Mostrarte el fresno de la esquina. www.puntodepartida.unam.mx/index.php?option=co m_content&task=view&id=940&Itemid=29

PPRREENNDDEEEELLCCEERRIILLLLOO ya lo enciendo

BBAATTAALLH HAA DDAA PPRRAAÇÇAA DDAA SSÉÉ,, 11993344 PPRREENNDDEEUUNNCCEERRIILLLLOO pero ¿si el cerillo no enciende lo que debe, no inaugura la pausa nocturna de las velas o el atarantado bullir en los sartenes? ¿qué es lo que debe encender un cerillo durante el rápido cumplimiento de su estrella, tan largamente esperado desde antes de la penumbrosa caja desde mucho antes del baño de cristales en la industria desde antes antes del astillamiento?

Puedes decir, por ejemplo, que es superflua la distinción entre los diversos tipos de traslación ciceroniana

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si se les compara con el hecho más o menos aparentemente insólito de que las servilletas de Anna Stefania, ese día 7 de octubre de 1934, bordeadas de austrohungárica labor exitosamente transplantada al trópico y tejida en los breves intersticios de ocio que dejaba el oficio de fosforera, que las servilletas, en fin, no cubrieron con esmero peras, manzanas apocadas o hipertróficos higos de cultura nipona, sino pistolas varias, de modelos cuyo registro omite esta historia de vidas más o menos simples, sacadas (las pistolas), de quién sabe dónde y quiénes. Podrías decirlo pero el polvo de Reforma te distrae. Polvito de oro y liquidámbar, vas pensando, sin notar la monstruosa —por muy manida— translación que perpetras, corriendo el riesgo de que te pase como a Tales, pero vulgarmente, es decir, sin nada sublime en la cabeza y en lugar de pozo el coche de enfrente, que frena a destiempo. En cuyo caso, muy merecido lo tendrías. Bienvenida la hipotética interrupción de chichones, cristalitos sobre el pavimento mezclados con el polvo “de oro” para dejar de andar pensando chingaderas que nada tienen que ver con la Patria. Pero pongamos que tu cuerpo repela, viene un tanto horripilado por lo anteriormente dicho y arguye, en favor de las servilletas, que en los días que corren, digamos, el azar democristiano, y el choque de átomos y eso, han perdido el énfasis de antaño. Y ahora uno se concentra en otro tipo de causalidades, aunque derivado de éstas, pero más pintoresco y sabroso de narrarse. Y de ahí las servilletas. Podía decir también tu cuerpo: gracias, señores del Departamento de Odem Política e Social por perseguir a mi padre, meterlo en la celdita ésa con otros veinte,

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interrogarlo los martes con las manos atadas al respaldo, amedrentarlo para siempre con gritos de tortura y bocas de AK47; y gracias al habeas corpus por soltarlo y al A.I 5 por perseguirlo de nuevo: os debo mi existencia —diría tu cuerpo—, y algo de razón tendría, aunque no toda causa debe agradecerse, sobre todo si de ella resulta esta oscura servidora: polvito de hojarasca entre las ruedas. Pero honor a quien honor merece: Anna Stefania guarda las armas en su bolsa de mercado y no va a la fábrica de fósforos sino que parte, muy chiquitita aunque de 22, al centro de São Paulo, donde otras gestas ya pasaron y otras empiezan a esbozarse, y reparte las armas entre trabajadores del sindicato de bancarios, del sindicato de gráficos de diario, miembros de la antigua Oposición de Izquierda, anarquistas recién desayunados, y se pone al frente, y dispara contra una valla de cinco mil integralistas kalói kai agathói. Cantan encarnado júbilo las armas —véase cómo aquí dos tipos de traslación conviven en pacífico concierto aunque sea épico el asunto—. Y no viene al caso evocar el consabido simbolismo de los tonos verdes, porque verde era la farda del fascismo armado y verde quedó el pavimento; de esperanzas nada. Era puritita victoria antifascista en presente del indicativo y fardas vacías dispersas por la calle. Gallinas ya sin vestes huyendo en estampida: triunfo militar del Frente Unido, aunque una baja: guárdese memoria del joven muerto Décio Pinto de Oliveira.

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Y de Fulvio, y Rudolf, y Lelia, y Livio, y Anna, y Mario Pedrosa y otros cientos que allí estuvieron y lucharon y vencieron a cinco millares de fascistas. Y vivieron luego, y lo contaron sin tanto abuso de las traslaciones. Fiat lux

CCRRÓ ÓN NIICCAAD DEEM MIISS M MAAN NEESS

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que empezaron a caer como moscas primero los del otro lado de la ciudad

JJO ORRGGEEH HUUM MBBEERRTTO O CCH HÁÁVVEEZZ SSAATTÁÁN N 110055AALLFFIILLEERREESSHHAANN D DEETTEENNIID DO O EELLCCUURRSSO O D E tus desnudos DE pétalos farfala de cinco años del río Bravo del Norte como un barco en medio de la luz avanzando la tarde al flanco de los cerros del poniente jugabas por ahí en la acera mientras tu madre y la vecina de enfrente

hacíanse un pormenor de las nadas que llenan nuestras vidas el sol cae ruedan los autos por la calle de tierra y el aire crepuscular lleva como acordes las palabras del Dios malo a los oídos de la mujer que te ve jugar a diario enfrente de su casa y tu madre se levanta y dice vuelvo y nunca más te volverá a ver la mujer se acerca y te toma de la mano y atraviesa contigo el polvo levantado por los automóviles llegan a la estancia miserable donde la voz de Dios insiste en su propósito ponle un alfiler y otro alfiler y otro alfiler hasta llegar al 105 para que se detenga la voz y el sol termine por entrar bajo los cerros y el polvo de los coches se asiente sobre el mundo

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M MII PPAAD DRREE TTUUVVO O LLAASSAABBIIAAIID DEEAAD DEE RREEFFUUGGIIAARRSSEE en un hospital y morirse el mismo día

en que el pueblo votó al nuevo gobierno y no alcanzó a ver

luego los de la colonia contigua más tarde los conocidos después los vecinos y finalmente el atardecer nos regaló la muerte del amigo y del hermano y la ciudad como un animal en cacería y los automovilistas que avanzan pronto pronto observando de reojo al conductor de al lado que vigila por el retrovisor al conductor de atrás mientras el policía el magistrado y el ladrón se ponen de acuerdo y dicen ahora vas tú y luego sigues tú y el animal empezó a perder el resplandor de su pelaje y más tarde la piel mírate ahora convertido en un pequeño animal con los ojos en las cuencas de sus hijos vagando ciego y sin corazón por las ciudades

SSIIEETTEE PPO OSSTTAALLEESS D DEELL FFIIN ND DEELL M MUUN ND DO O 11..LLAA PPAALLAABBRRAATTRROOCCAASSOOBBRREEUUNNAACCOOLLIINNAAEESS como un altar con su fondo magenta de nubes que hiere el sol de tarde

2. Miedo se llama la avenida que se extiende llena de luces y sin autos un sábado a las 10 de la noche en la frontera norte

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3. Esa muchacha en la vera de una glorieta que detiene a los conductores y les dice llévame a donde quieras por 200 pesos no tiene nombre ni apellidos 4. Patio de tierra con un montón de grandes rocas redondas en el fondo y una mujer bajo la luna trenzando el pelo de la niña fantasma 5. Vecinos de la calle Rayón jugando lotería a la luz del arbotante cantando los nombres de El Diablo y La Muerte anunciando los años que vendrán 6. Una pareja disputando las sillas y las lámparas de casa mientras en la acera de enfrente su vecino agoniza con cuatro tiros en el pecho 7. Delia admirando su cuerpo desnudo en la luna del ropero sin advertir que un niño de 6 años está de visita en el sofá 7.1. Y toma nota de su belleza esplendente para ponerla ante tus ojos 7.2 . 40 años después

CCUUM MPPLLEEAAÑ ÑO OSS EELLM MUUNND DO O EESS SSEENNCCIILLLLO OCCUUAANND DO O TTIIEENNEESSNNUUEEVVEE

años la lluvia por ejemplo siempre corre del poniente lavando los guijarros de la calle no hay este: sólo norte y poniente la palabra sol es del poniente la palabra río queda en el norte la palabra mojado norte también guerra quiere decir Fort Bliss o Vietnam y la palabra papá quiere decir Denver o un viejo chevrolet esperando a su dueño

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papá es norte la palabra país era difícil no era poniente ni norte país parecía decir ciudad algunos la usaban mejor como barrio al amparo de la montaña Franklin que era norte y los atardeceres y las lluvias ponientes apareció la palabra sur ese mismo día llegó la palabra masacre: significaban trescientos estudiantes abaleados de pronto en una plaza país no era entonces la casa era más bien una extraña frontera donde pasaban cosas que no se podían decir madre es como una gran charola de pan dulce y la palabra país más bien se trata de que no tengas panes en la mesa no es difícil entonces comprender lo que son a los nueve años la palabra masacre la palabra sur la palabra país

****** GGEEO ORRGGEE RREEYYEESS ((EEccuuaaddoorr)) CCO ON N SSO ON NRRIISSAAD DEELL AALLM MAA SSEEFFUUEE

despertando con bostezo de ironía al tic tac de un reloj que se dormía… Despierto… y su mano en mi hombro canta la canción de esa sonrisa frágil del alma

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M MEERREEVVEESSTTIIRRÁÁSS D DEEO OTTRRAA PPIIEELL CCAAYYEENNDDOOEELLTTEELLÓÓNN tu señorial silencio salen de escena las vesperales horas Será en el segundo o quizás tercer acto que otra vez te veré en escena a revestir mi piel de niño Tu camisa de gran tibieza a mi silueta le quedará estrecha en estas horas que tardan holgadas de muchas voces chorreando h i e l o

RREEVVEERRSSO OD DEE LLAASS SSO OLLEED DAAD DEESS D DEETTRRÁÁSSDDEELLAALLEERROO del paso ambulante hallé lo perdido de hace siglos: el timbre del nombre enunciado claro de voz…

Se oye a un espectro marchando al destierro de la agonía borbotea espuma de pestilente color es este siglo tachado de injusto que lo hemos zurcido de soledades Detrás del alero colgado

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un paisaje en tela que encanta y recanta la canción sin fin encarnada en tu SER

ÉÉXXO OD DO O IIIIII (A quienes me acompañan, incluida Amelia)

A APPÁÁTTRRIIDDAAEENN ÉÉXXOODDOOPPEERRPPEETTUUOO

¿cómo he de cantar en tierra extraña? Encharcado de lagos de nostalgias busco patria en tu pacífica mirada en el día que se aleja el vesperal y en tu círculo de amor que al arrullo de tu voz es arrasado por torrente diluvial de paz En este desparramo de mis pies amaso el polvo de festines carmesíes malditos de muerte…y de pavor Tomo en mis vacías manos gotas de tu océano dulces al semblante de otros mares coaguladas de frescor al dormitarse el sol Si existiesen las sirenas de esas gotas tomarían también en su orilla orilla nuestra desmarcada de la historia

SSIIGGIILLO OD DEE AAN NGGEELL EENN EELLBBOOSSQQUUEESSIINN TTAAM MAAÑÑO O

que camino el sol me espía detrás de un lienzo convertido en hilachas y quema con pesar lo tejido por sus manos Sabe que ese lienzo está gastado con el peso de su fétida ceniza Y yo sé que aún no ha racionado el oxígeno que mueve mis partículas viciadas El azul de la tarde, 2013

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zonas H HO OM MEEN NA AJJEE A AR RU UB BÉÉN NB BO ON NIIFFA AZZ N NU UÑ ÑO O SSA ALLA AN NEEZZA AH HU UA ALLCCÓ ÓYYO OT TLL,, 44 D DEE A AB BR RIILL

PPR REESSEEN NT TA AN NA AN NT TO OLLO OG GÍÍA AQ QU UEE R REEÚ ÚN NEE PPO OEESSÍÍA AD DEE LLA AG GEEN NEER RA ACCIIÓ ÓN ND DEE LLO OSS 5500 Con la lectura de los poemas “Honores a la bandera”, “Fisiología del amor”, “Lémures” y “El poeta regañado por la musa”, entre otros, se presentó anoche el volumen 359 delicados (con filtro). Antología de poesía actual en México, en el Museo Universitario de El Chopo. Al acto se dieron cita 10 de los 38 poetas que forman parte de la recopilación, reunida por Pedro Serrano y Carlos López Beltrán, que abarca poemas de las décadas de 1970 y 1980, escritos por diversas personalidades nacidas en los años 50. En la dinámica, Serrano comentó que la selección de poemas tomó como eje la crisis que se vivió en México en 1982, la cual influyó en el acontecer social y en la forma de hacer poesía, marcando una ruptura en el género. Para terminar de estructura la antología, explicó, se tomó como referencia y de manera metafórica el área del “Sudd”, formada por el Río Nilo, en alusión al punto en el que se pierde su cauce, como ocurrió con la poesía mexicana. “El trazo más o menos notable de la poesía mexicana durante el siglo XX se pierde súbitamente a mediados de los años 70, para volver a correr con cierta fluidez con los poetas que empiezan a publicar a partir de los 90”, aseguran los compiladores. A fin de presentar la poesía misma y no de lo que se dice de ella, los autores de la antología dieron lectura a sus creaciones, siendo la primera participante la veracruzana Silvia Tomasa Rivera, quien compartió el poema que escribió para su padre. Rivera expresó que se siente orgullosa de pertenecer a la generación de los años 50, pues es gente que escribía poesía con el corazón y que supo llegar a ese refugio mental que no permite dejar de escribir versos.

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En su oportunidad, Rafael Vargas leyó “La lección”, creación que dedicó a su profesor chileno, quien le dio lecciones en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y que fue asesinado en su país a finales del año pasado. Uno de los poetas más jóvenes de la antología es Rodolfo Mata, quien también dio lectura a uno de sus poemas, al igual que Claudia Hernández de Valle Arizpe que compartió “De perros muy azules”. Hernández de Valle Arizpe manifestó su sorpresa por la selección de los poemas en la antología, pues en esta se encuentran textos de sus más antiguos poemas, con los que, dijo, ya no se identifica tanto. Para mostrar parte de la diversidad que conforma el volumen, se invitó al poeta yugoslavo radicado en México, Xhevdet Bajraj, quien leyó su poema “Casi a la mexicana”, después tocó el turno de Dana Gelinas que expuso “Fisiología del amor”. Siguió Francisco Segovia con mencionó “La daurare”, uno de los poemas más raros que eligieron los recopiladores, y Víctor Manuel Mendiola con “La piedra”. Inesperadamente, López Beltrán invitó a participar a Manuel Andrade, quien además de ser parte de la antología es el subdirector del Museo Universitario del Chopo; él leyó su poema “Honores a la bandera”. Otros de los versos que se leyeron fueron: “El poeta regañado por la musa”, “En pleno aire”, “Nacimiento de un no”, “Nueva casa”, “Lemus”, “Lluvia nocturna” e “Inscripción”. www.cronica.com.mx/notas/2013/736221.html

FFA ALLLLEECCEE VVÍÍCCT TO OR R SSA AN ND DO OVVA ALL,, FFU N D A D O R D E L P R E M I O N UNDADOR DEL PREMIO NA ACCIIO ON NA ALL D DEE PPO OEESSÍÍA A El autor fue fundador del Premio Nacional de Poesía. Foto: Especial Aguascalientes.- Víctor Sandoval, poeta, escritor, académico mexicano y fundador del Premio Nacional

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de Poesía originario de esta tierra murió la víspera, confirmó el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA). Al enterarse de la noticia el gobernador Carlos Lozano de la Torre escribió en su Twitter oficial “Me entero que ha fallecido un gran amigo y un ilustre divulgador de la cultura. Descanse en paz, don Víctor Sandoval”. El deceso ocurrió en la ciudad de México y el cuerpo del ilustre aguascalentense nacido el 31 de octubre de 1929 es velado en conocida funeraria del rumbo de Félix Cuevas, donde se ha dicho que será cremado. Víctor Sandoval fue creador del Premio Nacional de Poesía; Coordinador del Instituto Nacional de las Bellas Artes y fundador de las revistas Paralelo” y Tierra Adentro. También ocupó el cargo de Ministro de Asuntos Culturales de México en España, fue quien ideó la construcción de “Casas de la Cultura” en todo el país. Miembro del Seminario de Cultura Mexicana, de la Academia Mexicana de la Lengua, portador de la medalla conmemorativa Bellas Artes en el 2004. Obtuvo el Premio Iberoamericano “Ramón López Velarde” en el 2007; también recibió las Palmas Académicas por el gobierno del estado de Aguascalientes, y el Premio de Poesía “Desiderio Macías” por parte del ICA. Fueron bastas sus obras literarias entre las cuales destacan Aire libre, El viento norte, Hombre de soledad, Veterano de guerra”, Retorno, Poemas de juventud, Che, Para empezar, Agua de temporal, Fraguas, Poesía reunida, entre muchas otras. En Aguascalientes hay un teatro que lleva su nombre, ubicado en el corazón de la ciudad, recinto donde se realizan obras de teatro, conciertos musicales y proyecciones cinematográficas. El Economista, 25 de marzo de 2013

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EESSA A CCO OSSA A LLLLA AM MA AD DA A PPO OEESSÍÍA A:: D DA AN NIIEELL FFR REEIID DEEM MB BEER RG G PPU UB BLLIICCA A U N A A N T O L O G Í A P E R S O N A L Q U UNA ANTOLOGÍA PERSONAL QUEE R REEÚ ÚN NEE YY PPO ON NEE EELL FFO OCCO O EEN N PPO OEEM MA ASS D E C U A T R O D E S U S L I B R O S . DE CUATRO DE SUS LIBROS. IIggnnaacciioo U Urraannggaa

Sonidos de una fiesta ajena se titula la reciente publicación de Daniel Freidemberg, junto a la advertencia “antología personal”, acaso porque reúne textos de cuatro de sus libros: Diario en la crisis (1986), Lo espeso real (1996), Cantos en la mañana vil (2001) y En la resaca (2007). Existen dos operaciones, al menos las más visibles, que recorren de forma transversal, tal un bajo continuo, la producción freidembergiana en verso; una, la dificultad —inherente al lenguaje, según esta poética— de nombrar lo real; otra, la reescritura, a momentos en aspecto de repetición, lo que da a pensar una retórica de la repetición. La primera surge a partir de la manifestación de un sujeto a cargo de la escritura cuya mirada, extrañada (de filiación proustiano-saeriana), semejante a la de un niño, percibe, heraclitiano — o más extremo aún: cratiliano— lo real en constante devenir, conforme pareciera des-cubrir incesantemente el mundo y darse a la tarea de inmortalizarlo —según señala Nicolás Rosa en el prólogo— “en sus menudas apariciones”. De este constante devenir de lo real se desprende la manifiesta expresión de negatividad del lenguaje ante las cosas; “cosas”, palabra altamente recurrente en esta escritura, que convoca al Freidemberg poeta una y otra vez: “No hay nada, sólo cosas. / No hay nada, las cosas tampoco.”. Puro significante vaciado del sentido prescripto, denuncia de la reificación, tanto lingüística como de la razón: “Eso que miro, entre palabras, / que no lo alcanzan, sigue ahí.”. Hasta acá, uno de los aspectos elaborados en el plano conceptual, cuyo alcance se erige entrelazado cabalmente a otra operatoria: el tratamiento formal de reescritura. Si lo real (“lo espero real”) es constante devenir, voluble e inefable, el único real posible al que

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aferrarse será la escritura misma: “El mundo se fue, / eso que, alguna vez, /llamaste `el mundo´ / no está más, se fue: /cosas quedan, palabras, / igual que lo que / deja, al / retirarse, el mar.” Una arquitectura, entonces, cada poema, que pone en crisis la dicotomía forma/contenido para hacer de ella la expresión de una fuerza que recorre la totalidad de la escritura y que nuclea este volumen: incesancia, el brote no controlado de la significación, no de lo dado (signifiè), sino del proceso incesante y expansivo, de la búsqueda, tal lo que puede recogerse en la lectura de estos poemas, del mismo modo en que puede concebirse leit motiv de esta escritura. Sin embargo, si aceptamos lo propuesto por Rosa en las preliminares, el poeta no puede sino fracasar, pues “lo real no responde” sino mediante “el silencio llano de lo real”. El conjunto de energías sostenidas hace que la obra de Freidemberg, pese al fechaje de ediciones que sugiere “libros”, en plural, sea pasible de ser leída como obra orgánica, continuada. Esto ocurre con Sonidos de una fiesta ajena: la vasta selección que comprende da al lector cuenta de ello, a la vez que la posibilidad de leerla como obra reelaborada, como una nueva obra, una y otra vez. www.revistaenie.clarin.com/literatura/resenas/Dan iel-Freidemberg-Sonidos-fiestaajena_0_875312486.html

LLA A PPO OEESSÍÍA A EER RÓ ÓT TIICCA AM MEET TA AFFÍÍSSIICCA AD DEE JJO OH HN ND DO ON NN NEE El poeta metafísico más representativo del movimiento fue reconocido por sus poemas románticos, sonetos y elegías, pero también debería ser reconocido por ser el escritor de algunos de los poemas eróticos más sensuales de la historia. Nacido en Inglaterra a padres católicos en 1572, en una época durante la cual la Reina Isabel estaba persiguiendo, ahorcando, torturando y descuartizando a jesuitas; los primeros años de su vida fueron marcados por ocultar su devoción. El

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tío-abuelo de Donne fue Tomás Moro, el célebre autor católico de Utopía que fue decapitado durante la Reforma. El hermano de Donne murió a los 20 años de edad en prisión por ocultar a un sacerdote en sus aposentos. En su juventud Donne practicó su fe más discretamente, mientras lo hacía también se dedicaba a escribir. Tomando en cuenta el historial familiar del autor no es sorprendente que Donne, después de ser educado en Oxford, se haya vuelto un predicador conocido y respetado en la corte por sus sermones, y que eventualmente llegó a ser nombrado decano de la Catedral de San Pablo. Tampoco es sorprendente que el autor haya escrito algunas de las piezas románticas más exquisitas de la lengua inglesa, por ejemplo, “Una Despedida: Prohibiendo el Luto” (“A Valediction: Forbidding Mourning”), un poema metafísico que escribió para su esposa Anne More en 1611. El poema explora el ideal del amor espiritual para Donne, uno que trascendía las barreras de lo físico, una unión de dos almas a las que les “importan menos ojos, manos y labios extrañar”. Emplea metáforas cómo “inundaciones de lágrimas” y “tempestades de suspiros” para crear las imágenes y el sentido de un poema sobre amor sobrehumano. Lo que podría sorprender a algunos, es que este poeta católico escribió también con su estilo sensual y rico en metáforas e imágenes, poemas altamente eróticos. Algunos ejemplos de las incursiones del decano de San Pablo en lo erótico son: Elegía XIX A su amante antes de ir a la cama (Fragmento) Fuera con esa faja, como si la zona del cielo estuviese brillando, Pero estuviera englobando un mundo mucho más bello. Desprende ese peto adornado, que usas Para que los ojos de tontos atareados puedan parar ahí: Desátate, porque el repique armonioso Me dice de ti que ha llegado tu hora de cama. También nos invita a explorar con él lenta y exquisitamente la sensualidad del casi infinito cuerpo de su amante:

Elegía XVIII El progreso del amor (fragmento) Sus labios hinchados; a los cuales hemos llegado, Nos anclamos ahí, y nos pensamos en casa, Porque todos parecen: ahí cantos de sirenas, y ahí Sabios oráculos Délficos llenan el oído; Ahí en un arroyo donde algunas perlas selectas se hinchan, La rémora, su lengua escindida, reside. Estos y el glorioso promontorio, su mentón sobrepasando; y el estrecho de Helesponto entre El Sestos y Abidos de sus senos, (No de dos amantes, pero dos amores eran los nidos) Triunfa el mar sin límites, pero que tu ojo Algunos lunares isla pueda divisar ahí; Y navegando hacia su India, de esa manera Me quedaré en su bello ombligo Atlántico; Aunque desde ahí la corriente esté hecha por tu piloto, Aún así, ahí es donde desearías estar en bahía, Estarás en otro bosque, Donde algunos naufragan, y no llegan más allá. Cuando estés ahí, considera lo que en esta persecución Se malgastó porque empezaste con la cara.

Es prácticamente imposible no sumergirse en los versos de este hombre, que al estar enamorado transformó a su amante en un plano metafísico donde el cuerpo mortal se convirtió en un mundo y el acto de hacer el amor se volvió una aventura desmesurada que culmina con la exploración de continentes, mares y bosques. Otro poema es: Seducción Ven a vivir conmigo, y sé mi amor, y nuevos placeres probaremos de doradas arenas, y arroyos cristalinos; con sedales de seda, con anzuelos de plata. Discurrirá entonces el río susurrante más que por el sol, por tus ojos calentado, y allí se quedarán los peces enamorados, suplicando que así puedan revelarse. Cuando tú en ese baño de vida nades, los peces todos de todos los canales hacia ti amorosamente nadarán, más felices de alcanzarte, que tú a ellos.

* Versión de Purificación Ribes

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De nueva cuenta, al utilizar imaginería natural para describir el acto de seducción logra elevar su relación a un sitio sobrehumano, a un oasis de dioses, puro, como el que recibieron a Adán y Eva antes de sucumbir ante la tentación. http://pijamasurf.com/2013/03/la-poesia-eroticametafisica-de-john-donne/

PPO OEESSÍÍA A CCO OM MPPLLEET TA A FFEELLIIZZ:: A AN NN NEE SSEEXXT TO ON N,, A A VVIID DA AO OM MU UEER RT TEE BBeenn CCllaarrkk

Uno de los deseos de la estadounidense era ser traducida “en todo el planeta” y ya está más cerca de cumplirse La publicación en español de la Poesía completa de Anne Sexton, casi cuarenta años después de su suicidio, es un feliz acontecimiento. Uno de los deseos de la estadounidense era ser traducida “en todo el planeta” y ya está más cerca de cumplirse. Mientras trabajaba en la edición de sus Poemas de amor (Linteo, 2009) pude comprobar que, entre las muchas obsesiones de Sexton, destacaba su cumpleaños, día que odiaba y que fue testigo de numerosos intentos de suicidio y de un grave accidente doméstico —que ocurrió, por desgracia, la única vez que sí decidió festejarlo—. Quizá Sexton, tan aficionada a encontrar —más que a buscar— metáforas y juegos de palabras irónicos —leyendo a Rimbaud identifica la palabra francesa âne (asno) con Anne— aceptase este recorrido que propongo a continuación: entrever en los compases del Cumpleaños feliz, la vida y obra de una de las autoras fundamentales del siglo XX. Aunque lo más probable es que le horrorizara la idea. Cantemos, pues, junto a Sexton: Comienzo anacrúsico: Al manicomio y casi de vuelta (1960). Cuando un profesor de música explica la anacrusa suele recurrir al Cumpleaños feliz por ser la canción con comienzo anacrúsico más famosa. Implica el comienzo de una pieza (sílabas cum-ple) antes del primer compás. Es un

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tiempo incompleto fuera de la norma de los tiempos, un tiempo raro. Sexton no empieza, retoma. Las notas que faltan para completar el compás las guardó su madre que, tras leer uno de sus primeros poemas, acusa a la joven de plagio. Los compases serán, naturalmente, de tres tiempos (“Yo soy una tercera parte / de tus hijas”) que se corresponden, respectivamente, con los tres pilares de Sexton: familia, carrera y depresión. Identificación, ya, con la locura, “Así es como ellos tocan / las campanas en el manicomio / y esta es la señora-de-la-campana / que viene cada jueves por la mañana / para darnos clase de música” y primeros apuntes del confesionalismo que caracteriza su obra: “Yo, que elegí dos veces / matarme a mí misma”. Primer compás: Todos mis seres queridos (1962). Su carrera arranca con un tiempo fuerte que parece ganarle el pulso a los episodios depresivos. Es ya Anne Sexton, la escritora que juega a serlo y que disfruta y sufre una intensa vida epistolar. “Leo un libro nuevo y arrastro los pies al pasar frente / a la entrada para enviar mi primera carta de fan al autor”. Segundo compás: Vive o muere (1966) y Poemas de amor (1969). Fe-liz. La palabra queda fracturada entre un compás y el anterior. Pulitzer, reconocimientos y becas. El libro es un canto a la melancolía pero se resuelve con la esperanza: “Por eso digo Vive / y gira mi sombra tres veces en círculo”. De nuevo el tres. Poemas de amor coincide con el final del compás y con la repetición de la forma anacrúsica, ya integrada —atrapada— en una rutina. Recaída, alcoholismo y progresiva destrucción de su matrimonio: “Estoy viva en la noche. / Estoy muerta de mañana”. Tercer compás: Transformaciones (1971). Tres notas negras que escalan hacia lo que será, de momento, la nota más aguda de la pieza —vendrán otras— constituyen el ecuador creativo de la autora y una relativa calma que precederá la tormenta para la paciente, madre y esposa: “Cenicienta y el príncipe / vivieron, dicen, felices para siempre, / (...) / nunca molestados por pañales o polvo”.

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Cuarto compás: El libro de la locura (1972). De nuevo, felicidad partida y regreso de la forma anacrúsica y depresiva. Concluye la primera parte de la pieza, la pregunta. Se acerca el final: “Está nevando y la muerte me fastidia / tan tenaz como el insomnio”; “Pregúntate sobre esto /y verás cómo la muerte / me gotea en estos grises labios”. Quinto compás: Los cuadernos de la muerte (1974). Las notas más agudas. La respuesta tiene la voz de la Sra. Perro / Dios: “He recorrido un largo camino para quitarme la ropa”; “Ms. Dog se encuentra en la orilla / y el mar sigue meciéndose / y ella quiere hablar con Dios”. Sexto compás: El horrible remar hacia Dios (1975). To-dos. El ritmo se ralentiza, Sexton revisa los impulsos que alimentaron su primera poesía: “Yo estoy escribiendo / cada día el Dios / en el que crece mi máquina de escribir”. Luego el ritmo cabalga hacia el final: “Estoy amarrando mi barca de remos / al muelle de la isla llamada Dios”. Séptimo y octavo compás: Calle de la Misericordia 45 (1976) se publica de forma póstuma. El último fe-liz se pierde en un compás de dos tiempos que se completa con la anacrusa del principio. La Annecrusa que nos lleva a releer la historia de una poeta, “no sólo la historia de la sábana”. http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/31/actu alidad/1364740747_599450.html

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La Poesía inédita de Pedro Salinas agranda la obra lírica de uno de los principales autores de la Generación del 27. Ciento cuarenta y dos composiciones en las que hay de todo: paisajes, amor, política e incluso la Guerra Civil. Entre los sonetos político-satíricos que incluye esta Poesía inédita destacan los dedicados a Franco y Hitler. Hace apenas seis años, apareció en la Biblioteca Áurea de Ediciones Cátedra una monumental edición de las Obras completas de Pedro Salinas (1891-1951), en tres gruesos volúmenes, al cuidado de Enric Bou y con la colaboración de

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Andrés Soria Olmedo y Montserrat Escartín Gual, que se ocupaba de la poesía. En ella, esta gran especialista en la obra saliniana nos ofrecía una edición muy depurada de todos sus poemarios en la que, entre otras cosas, se corregían las numerosas erratas que se habían ido acumulando en las sucesivas reimpresiones de los mismos y, en el caso de «Largo lamento», se reconstruía el libro tal y como había sido concebido por Salinas, con la ayuda de la correspondencia con su inspiradora, Katherine Whitmore, que no había podido consultarse hasta 1999, y que, desde entonces, se ha convertido en un instrumento imprescindible para el conocimiento del proceso de creación de La voz a ti debida y otros textos del autor, dado que muchos de sus poemas tienen su origen y su primera fijación en alguna de las cartas. Por otra parte, hay que recordar que, al canon poético del autor, se añadían «inéditos y poemas no incluidos en volumen», pero que ya estaban listos para su publicación, algunos de ellos extraídos del mencionado epistolario. Quedaron fuera, sin embargo, muchos otros inéditos del autor, que son los que ahora se publican bajo el título de «Poesía inédita», excelente y escrupulosa edición preparada también por la profesora Escartín. Se trata de un total de 142 textos, pertenecientes a todos los periodos creativos del poeta (desde sus primeras tentativas juveniles a aquellos escritos días antes de su muerte) y en diferentes estados de elaboración (de copias en limpio a apuntes incipientes, pasando por borradores en proceso de reescritura). “Esto que yo no sufro” En la edición, los poemas van ordenados cronológicamente, en función de las diferentes etapas de la vida del poeta: “Primeros poemas (1911-1913)”, “París (1914-1917)”, “Sevilla (1918-

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1928)”, “Madrid (1928-1936)” y el largo lapso del exilio americano: “Wellesley (1937-1940)”, “Baltimore (1940-1942)”, “Puerto Rico (19431946)” y “Baltimore-Boston (1947-1951)”. De esta forma, el material rescatado permite evidenciar algunas constantes de estilo y ciertas recurrencias temáticas, como la admiración ante el paisaje y el amor por la naturaleza. También encontramos algunos temas novedosos o poco frecuentes en su obra. Resulta muy llamativo un poema, fechado entre 1937 y 1939, en el que el yo lírico se siente culpable por vivir la Guerra Civil española desde el seguro refugio del exilio («¡Oh, vosotros, hermanos! / en la gran lejanía / de esa tierra altanera / que me estáis defendiendo / a mí, que nací en ella, / ¿me podréis perdonar / esto que yo no sufro?»), pues se trata del único poema conocido de Salinas que aborda directamente el conflicto bélico. También los «Tres sonetos políticos-satíricos» dirigidos contra Chamberlain, por su política de apaciguamiento, Hitler y Franco, ya que el autor solía reservar para la prosa los temas abiertamente políticos. Conocer los borradores Llaman la atención los poemas que Salinas escribe sobre su primer nieto, con el que convive diariamente desde la primavera de 1948 al otoño de 1949. En ellos nos habla de cómo ve el niño lo que le rodea y de sus primeras palabras (“¡Qué futuro / me prometen unos labios / tan tiernos, que las palabras / allí se están estrenando! / Unos labios / que empiezan a inventar mundo / me han dicho: ‘Verás’. / Promesa”). La edición se cierra con un importante apéndice, donde se muestra la “Génesis textual de algunos inéditos” (27 en total). En unos casos, las piezas complementan o aclaran otras ya publicadas; en otros, se trata de poemas abandonados que acabaron siendo el germen de versos ya conocidos o de versiones previas de poemas de «La voz a ti debida» o «Razón de amor» cuyos originales se han perdido o, incluso, de textos rechazados de estas mismas obras. Gracias a ellos, podemos seguir el crecimiento de una composición a través de los años, como ocurre con «Salva querer salvarse», posible embrión de “¿En dónde está la salvación? ¿Lo sabes?”, de Razón de amor.

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A modo de conclusión, la profesora Escartín señala: “Conocer dichos borradores previos y contrastarlos con los textos definitivos nos ayuda a comprobar —al margen del aprovechamiento de materiales— cómo Salinas tiende a eliminar de su obra literaria las referencias más personales, dejando un planteamiento genérico y universal en las últimas versiones”. He aquí, pues, una edición verdaderamente apasionante, modélica y útil. Parafraseando un verso de uno de los poemas de Salinas, del que procede, por cierto, el título de uno de sus últimos libros, podríamos decir que sí, que ahora “todo está mucho más claro”. www.abc.es/cultura/cultural/20130415/abcipedro-salinas-poesia-inedita-201304151219.html

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Hijo de granjero y nieto del mejor excavador de turba de Irlanda Seamus Heaney (County Derry, Irlanda del Norte, 1939) reunió ayer a algo más de 250 personas en el recital poesía ofrecido en la cúpula del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer dentro del ciclo Palabra, coordinado por Jordi Doce. “Una lectura de poesía es un ritual en que los celebrantes vienen a dar fe del valor del poema”, explicó durante la mañana en un encuentro con los medios de comunicación. Seamus Heaney inició ayer ese ritual con la lectura de su primer poema “Digging” ('Cavar') que abre su primer libro Muerte de un naturalista (Hiperión). En la presentación de la lectura, el premio Nobel de literatura confesó como la poesía había representado un “cambio en mi vida”, al abandonar la tradición rural de su familia, convirtiendo la pala de sus ancestros en la pluma estilográfica que le ha permitido elaborar una obra

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coherente y que le ha granjeado el prestigio internacional. Tras su emocionada lectura, Jordi Doce leyó la versión en español, en este caso en la traducción de Antonio Rivero Talamillo. Esta estructura se mantuvo a lo largo de todo el recital. Salvo en los casos en que las versiones eran propias, Doce citó a los traductores, como el poeta avilesino José María Castrillón. A lo largo del recital, el paisaje irlandés se asomó al Centro Niemeyer en un hermanamiento que Heaney ha vivido en primera persona desde hace muchos años. “Cuando el avión desciende hacia el Aeropuerto de Asturias y veo, por la ventanilla, la línea de la costa se parece a la costa irlandesa. El paisaje también es similar. Desde el punto de vista cultural, existe otras similitudes, como la convivencia de una cultura regional fuerte y otra nacional, incluso imperial o imperialista. Y también la convivencia de dos lenguas”, había explicado en su encuentro con los medios de comunicación. La residencia en la comarca de Avilés desde hace varias décadas de familiares de Seamus Heaney explican esa íntima relación, desvelada por este periódico en 1995, poco después de que recibiese el premio Nobel de Literatura. En Salinas De hecho, ayer en la lectura recuperó los tres poemas que forman sus 'Pequeños cánticos de Asturias' recogidos en 'Luz Eléctrica' (Visor). El poema se basa, según explicó el propio Heaney, en un viaje con su mujer y tres hijos desde Francia hasta Salinas. En la ruta, “nos perdimos y terminamos en Veriña, al lado de los altos hornos, gritándonos unos a otros. El fuego de los altos hornos me recordaron el Infierno y pensé en la Divina Comedia”, explicó. En este poema, donde no faltan las referencias a la compleja historia de Irlanda, Heaney elabora una similitud con la obra de Dante. Tras recorrer el Infierno gijonés; en el trabajo rural que ve entre Piedras Blancas y Salinas encuentra una similitud con el purgatorio. Finalmente, asistiendo a la procesión del Corpus en San Juan de la Arena, y pensando en la próxima salida hacia Santiago de Compostela, escribe el paraíso.

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Heaney explicó que «desde que soy abuelo, tengo menos oportunidades para venir a Asturias», aunque su familia mantiene una estrecha relación con la comarca. Recordó que “en Asturias escribí mucho, sobre todo en mis estancias de verano en Salinas”. Así, desveló como durante la década de los 90 trabajó en la traducción del poema épico anglosajón 'Beowulf'. Una relación que no sólo es entrañable («me siento como en casa», aseguró), también le permiten opinar sobre los premios Príncipe de Asturias. “Son importantes porque reafirman el valor de la literatura como tal. Durante un momento, ponen a la literatura en el centro del debate. Como sucede en cualquier concurso, cuando uno lo gana siempre hay 5 o 8 más con iguales méritos. Es un debate que siempre existe”. El recital concluyó con la lectura de un poema inédito “On the Gift of a Fountain Pen” (“De una pluma que recibí como regalo”) en el que reflexiona sobre si fue adecuado el tiempo de su vida dedicado a tareas diferentes a la escritura. La respuesta es ambigua, “Sí y y no”, y lo importante es que “va la pluma al tintero/ y vuelvo a empezar”; es decir, sigue escribiendo. En su explicación, Heaney relacionó ese último texto con el poema inicial, toda vez que la pluma es la pala que ha tomado como herramienta de trabajo. Los asistentes pudieron conservar una copia con el ejemplar de la revista mensual 'El cuaderno', que se distribuye gratuitamente en diferentes centros culturales de España, como el Niemeyer, además de en librerías. Y aunque, como reconoció Heaney, el idioma es una barrera, ayer la poesía se convirtió en un puente para los asistentes. www.elcomercio.es/v/20130405/cultura/poesiacambio-vida-20130405.html

T TIIEEN NEEN N JJO OB B,, SSA AN N JJU UA AN ND DEE LLA A CCR RU UZZ YY VVA ALLLLEEJJO O SSIIM MIILLIIT TU UD DEESS EEXXT R A O R D I N A R I A S TRAORDINARIAS Luego mencionó que el estudio de San Juan sobre la identidad humana y la conformación de su identidad con la realidad natural y sobrenatural, juntas, “nos permiten visualizar en la poesía contemporánea la vigencia de estos procesos interiores, que no solamente se ciñen al siglo III, al XVI o al XX”.

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La doctora María Auxiliadora Álvarez aseguró que distantes entre sí, tanto en tiempo como en espacio, los poetas Job, San Juan de la Cruz y Vallejo ostentan similitudes extraordinarias en su obra, las cuales lo trascienden todo. La profesora de la Universidad de Miami en Ohio asistió esta tarde al Aula Magna del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para dar la conferencia magistral “Sobre el sufrimiento humano: Vallejo, San Juan de la Cruz, Job”, como clausura del Encuentro Internacional de Poesía Mística. “Job vivió entre los siglos VI y III antes de Cristo; San Juan de la Cruz, en el XVI, y Vallejo en el XX, y los tres hablan del sufrimiento humano y a través de la palabra poética. La teoría de San Juan usa el emblema de Job para mirar las características de la primera vía mística, que es la del autoconocimiento”, explicó. Agregó que por casualidad, “o tal vez no sea casualidad”, hay muchos poemas de Vallejo que son prácticamente las mismas palabras que utilizó el poeta Job. “Al usar las palabras de Job para describir el autoconocimiento y la muerte de yo, San Juan une a Vallejo con Job, lo que cual es significativo”. Abundó: “Eso indica y da vestigios de que hay una vida espiritual en Vallejo que colinda con el proceso místico, lo cual se entiende al saber que los poetas han sido quienes siempre han mantenido el verbo activo, expresado a través de la antigüedad, incluso expresado a veces al margen de la ley eclesiástica”. Luego mencionó que el estudio de San Juan sobre la identidad humana y la conformación de su identidad con la realidad natural y sobrenatural, juntas, “nos permiten visualizar en la poesía contemporánea la vigencia de estos procesos interiores, que no solamente se ciñen al siglo III, al XVI o al XX”. Para la especialista, “los seres humanos de cualquier tiempo, circunstancia, espacio y característica, estamos unidos por la misma conformación, y todos debemos vivir el sufrimiento y la alegría de existir sin huir de nuestra condición”, y de esa forma concluyó la sesión.

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www.rotativo.com.mx/entretenimiento/cultura/456 54-tienen-job-san-juan-de-la-cruz-y-vallejosimilitudes-extraordinarias/

JJA AVVIIEER R SSIICCIILLIIA AA AN NU UN NCCIIA A SSU UR REET TIIR RO O D DEE LLA A PPO OEESSÍÍA A;; RRAASSTTRRO OSS SSEER RÁ Á SSU U Ú ÚLLT TIIM MO O LLIIB BR RO O En enero de 2014 saldrá al mercado el poemario Rastros, libro que el poeta Javier Sicilia dedicará a su hijo, quien murió víctima de la violencia, y con el cual se retira de manera definitiva del quehacer literario. “Un poeta vive del lenguaje de su época, pero cuando le sucede una tragedia de esta naturaleza, que lo hace tocar verdaderamente y de manera tan grande lo infernal, el poeta ya no tiene palabras que alcancen para decirlo, porque la lengua de todos los días está degradada por el crimen”, señaló. Con la voz entrecortada por la emoción y una aguda mezcla de emociones y sentimientos que anidan en él desde el día en que perdió a su hijo, añadió: “Para mí en lo personal y frente a esta tragedia y este tocar a tal grado de lo inefable, no me alcanza el lenguaje para expresarme”. Sicilia aseguró que con Rastros, es un título seleccionado desde ahora, “porque es lo que queda de mi trabajo poético”, cierra el ciclo que inició en 1982 y agregó que, sin embargo, su obra quedará para la posteridad y el conocimiento de las nuevas y futuras generaciones. Durante la entrevista, en el marco de su presentación ayer en la tarde en el Instituto de Investigaciones Filológicas (IIF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde asistió para hacer la lectura final del Encuentro Internacional de Poesía Mística, Sicilia se refirió a su trabajo poético: “En mi obra poética hay una mirada mística que frisa y toca muchos temas fundamentales, y más que eso, el misterio profundo de Dios, del alma, que es un misterio. El místico toca las sustancialidades

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más puras, y sin vínculo ideológico, se expresa en la experiencia espiritual a través de la religión”. Para él, la mística es el más alto grado de intimidad con Dios, y en la poesía es el más alto grado de ese decir que casi no puede ser dicho. “El místico toca la sustancia de lo inefable que no tiene palabras para decirse y busca decirlo a través de imágenes o de reverberaciones extrañas”, añadió. www.cronica.com.mx/notas/2013/746644.html

CCA AB BA ALLLLEER RO OB BO ON NA ALLD D:: ““LLA A PPO OEESSÍÍA A PPEER M I T E C O R R E G I R L A S E R R A T A RMITE CORREGIR LAS ERRATASS D DEE LLA AH HIISST TO OR RIIA A”” El escritor José Manuel Caballero Bonald ha reivindicado hoy, en su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes, “la potencia consoladora” de la poesía, tan necesaria en un mundo como el actual, “asediado de tribulaciones y menosprecios a los derechos humanos”. “La poesía puede corregir las erratas de la historia”, afirmaba Caballero Bonald antes de asegurar que, como decía Pavese, la poesía “es una forma de defensa contra las ofensas de la vida”. “Siempre hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla. Siempre hay que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la razón”, añadía el gran escritor gaditano. Su discurso, que leyó con voz firme, pausada, y con ese lejano deje andaluz que todavía le queda, estuvo dedicado en buena medida a Cervantes, a su infravalorada poesía, a su concepción de la libertad y a esos años enigmáticos y “zonas de penumbra” que hay en su vida, “esas huidas imprevistas, zozobras, cautiverios”, que vienen a ser como “la síntesis biográfica de un perdedor”. La libertad, condimento literario Pero, por muchos fracasos y decepciones que sufriera, Cervantes “nunca renunció a ir macerando en la memoria su más universal empeño creador: el que hizo de la libertad un fecundo condimento literario”. Basta con ojear “el esplendor polifónico” del Quijote para entender que “todo lo que tuvo de infortunada la vida de Cervantes acabó encontrando una justiciera contrapartida en esa

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manifestación suprema de la propia libertad que es la palabra”. En esos años en los que un Cervantes “solitario y meditabundo” estuvo alejado de las letras; cuando navegaba “sin brújula entre los boatos de la Italia renacentista o los intramuros argelinos del cautiverio”, por la corte de Felipe II o “la babilónica Sevilla de finales del XVI y principios del XVII”, iría “trasegando de la vida a la memoria algunos de los hechos y personajes” que luego figurarían en sus obras. “Más que la imagen del vencido por la vida, lo que ese Cervantes acaba sugiriendo es la del vencedor literario de todas las batallas por la libertad”, señaló Caballero Bonald, quien al principio de su discurso recordó a otros escritores que ya han recibido “el premio mayor de nuestras letras”, como Antonio Gamoneda, José Emilio Pacheco, Juan Marsé, Ana María Matute o Juan Gelman, “amigos queridos y autores predilectos”. Superviviente, junto con Francisco Brines, de la llamada Generación de los cincuenta, Caballero Bonald también mencionó a otros “compañeros fraternales” -José Ángel Valente, Carlos Barral, Ángel González, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo- “a quienes la muerte cercenó la posibilidad” de recibir el Cervantes. www.abc.es/cultura/20130423/abci-caballerobonald-recibe-premio-201304231217.html

B BR RIIN NEESS,, A A LLO OSS LLEECCT TO OR REESS D DEE PPO OEESSÍÍA A:: ““D E D I C A R L E U N T I E M P O A A L G O Q U DEDICARLE UN TIEMPO A ALGO QUEE N NO OD DA AU UN NR REESSU ULLT TA AD DO O IIN ND DIICCA A A M O R ” A L G É N E R O AMOR” AL GÉNERO El escritor valenciano Francisco Brines ha mostrado su agradecimiento a los lectores de poesía porque considera que “dedicarle un tiempo a algo que no da un resultado indica amor” al género”. Ampliar foto Brines, que se ha expresado de esta manera durante el acto de celebración del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor en el Monasterio de San Miguel de los Reyes, donde se ha inaugurado la exposición 'Francisco Brines. Apuntes de viaje', ha recitado una composición suya: 'Apuntes de viaje'. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, le ha hecho entrega de

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una placa conmemorativa, en un acto al que ha asistido la consellera de Educación y Cultura, María José Català, y el vicepresidente de las Corts, Alejandro Font de Mora, entre otros. El escritor valenciano, ha reflexionado sobre la poesía y ha apuntado que es un género “minoritario”; no es un tema que se trate en la “sobremesa”, como puede ser el fútbol, que te guste o no, te informan de ello, ha dicho. Por ello, ha valorado más aún el tiempo que pueden dedicar los lectores a un texto poético porque “dedicarle un tiempo a algo que no da un resultado indica amor a ello”. “Dedicar un tiempo de nuestra vida a la poesía indica amor a ella”, ha remarcado. “el don de la existencia es un privilegio” Durante su intervención, Brines ha hecho mención a su estado por la edad tras sus dificultades para subir a la plataforma donde se encontraba el atril: “Han visto a un poeta y a una ruina andante que al final ha subido con éxito”. “No está mal decir que no puedo hacer ciertas cosas, así que ahora es la hora del adiós en la que uno dice: Adiós vida, pero que sepas que te he amado” porque “el don de la existencia es un privilegio”. El poeta valenciano ha definido su obra como una “autoelegía”. “Amo la vida —ha señalado— porque la considero como un don que se me ha dado” y, “ante la idea de la pérdida de ella no puedo menos que sentir que eso ocurra. Pero yo me consuelo pensando que si yo vivo es porque otros han muerto y hay que morir para que vengan otros a vivir”. De esta manera, se ha mostrado “muy contento de que la vida se haga y deshaga” y que cuando se deshaga es para que “crezcan otros que vienen”.Brines ha mostrado su agradecimiento por el reconocimiento que, según ha apuntado, es un “homenaje a la poesía”. En este punto, ha afirmado que en este género literario “es el lector el que hace el poema y lo construye”. Fabra hace un llamamiento a la lectura Por su parte, el jefe del Consell ha hecho un llamamiento a la lectura y a valorar la importancia de la cultura y el conocimiento que aportan los libros “como el mejor camino para lograr el desarrollo de una sociedad libre, democrática y moderna y el progreso económico”. Fabra ha subrayado la importancia de que en la sociedad siga creciendo el interés por la lectura “con una adecuada política de fomento” y ha puesto como ejemplo el trabajo de la Generalitat para estimular el gusto por la lectura en edades

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tempranas. De esta manera, ha destacado que la Comunitat es la cuarta autonomía en número de bibliotecas y que el Consell ha invertido 7,6 millones de euros en su construcción o adecuación. Además, ha añadido, son valoradas por sus usuarios “por encima de la media nacional”. http://www.20minutos.es/noticia/1794974/0/

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El destacado poeta ha publicado, recientemente, ‘Hojas sin tallo’: libro que reúne todas las entrevistas que realizó para los suplementos Perspectiva y Culturas, hace treinta años. Hojas sin tallo es un importante registro, cuyo valor radica en cómo un joven periodista trataba la noticia en los años 80’. Así, el ganador de los premios Casa de América (2001) y Generación 27 (2010), nos sorprende con esta publicación en la que destacan entrevistas a Carlos Germán Belli, Wáshington Delgado, Jorge Eduardo Eielson, Abelardo Oquendo, Juan Gonzalo Rose, Marco Martos, entre otros. Eduardo, de qué manera las entrevistas de Hojas sin tallo influyeron en tu camino literario? De una manera directa y sencilla: con el conocimiento directo de poetas, narradores, dramaturgos y críticos literarios que de otro modo no hubiera tenido oportunidad de conocer. Yo tenía entre veinte y veintitrés años cuando empecé a trabajar para el suplemento dominical de La Prensa, estaba definiendo mi vocación literaria (o, mejor dicho, aceptando la fatalidad de escribir poemas) y me interesaba saber qué futuro me esperaba en la figura de aquellos que habían aceptado seguir esa vocación contra la cual mis padres me habían advertido.

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Como entrevistador no buscaba ‘modelos’, buscaba complicidad. Además, el periodismo (sumado a la enseñanza en un instituto de preparación pre-universitaria) me permitió pagarme los estudios de literatura en la Universidad Católica, de modo que esas dos vertientes formativas, la periodística y la universitaria, apuntalaron en forma decisiva mi ‘camino literario’. ¿Cómo fue el proceso de redescubrimiento de las entrevistas, qué te llevó a publicarlas? En aquella época (te hablo de los años ochenta) nadie contaba con la ventajas que hoy nos ofrece la computadora, de modo que si querías conservar las entrevistas, comentarios y reseñas tenías que recortarlas y archivarlas en un fólder. Ese fólder lo tuve guardado en una caja que nunca me animé a abrir. Allí se amarillaron con el paso del tiempo, esperando con paciencia la relectura. Pues bien, por razones de salud, el año pasado tuve que quedarme en Lima más tiempo de lo previsto. Fue entonces que me animé a visitar ese fólder y descubrí, para mi sorpresa, que muchas de las entrevistas me resultaban inquietantes, y no precisamente porque estuvieran bien hechas (nunca fui un entrevistador profesional), sino porque hacían carne en preocupaciones sobre las que, treinta años después, aún sigo indagando. ¿Cuál es la entrevista que más te gustó llevar? ¿Por qué? Todas ellas me depararon alguna satisfacción particular: entrevistar a poetas que admiraba como Juan Gonzalo Rose (quien publicó la primera nota que apareció sobre mi primer libro), o Jorge Eduardo Eielson (a quien ya había conocido en Milán); a críticos con los cuales hice luego amistad, como Abelardo Oquendo o Alberto Escobar; a poetas jóvenes que ahora son amigos entrañables como Jorge Eslava; incluso a la estrafalaria bruja que predijo la muerte de Haya de la Torre…todas ellas fueron llevadas con el mismo placer que guía la creación literaria. ¿Qué particularidad te causó asombro de algunos entrevistados? La simpatía y la curiosidad de Rose, el cariño y la amabilidad de Eielson, la franqueza y la sinceridad de Escobar, la precisión crítica de Oquendo, la

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sabiduría de Quizpez Asín, la razonada indignación del librero Mejía Baca, la divertida y sorprendente Faraona…son muchas las cosas que rescataría de los entrevistados, y todas ellas fueron, entonces y ahora, una lección para mí. ¿Qué actividades vienes realizando por España y en Estados Unidos? En Estados Unidos radico desde hace ya veinte años. Estoy dedicado a la docencia (soy profesor de literatura hispanoamericana y española). De España acabo de volver luego de presentar 35 lecciones de biología (y tres crónicas didácticas, que acaba de aparecer en la editorial granadina Valparaíso; y de inaugurar en Málaga el ciclo de lecturas poéticas “A cielo abierto”, donde participan poetas de todas partes del mundo, como el español José Caballero Bonald y el premio Nobel Tomas Tranströmer. EL DATO Trayectoria de Eduardo Chirinos En poesía sus títulos más recientes son El equilibrista de Bayard Street (1998), Abecedario del agua (2000), Breve historia de la música (ganador del Premio Casa de América, 2001), Escrito en Missoula (2003), No tengo ruiseñores en el dedo (2006), Humo de incendios lejanos (2009, 2010), Mientras el lobo está (ganador del XII Premio Generación del 27) y la plaquette Catorce formas de melancolía (2010). Como ensayista ha publicado El techo de la ballena (1991), La morada del silencio (1998) y Nueve miradas sin dueño (2004), además de libros misceláneos donde conviven la prosa crítica con la crónica y el verso: Epístola a los transeúntes (2001), El fingidor (2003) y Los largos oficios inservibles (2004). Ha publicado traducciones de Mark Strand (Sólo una canción, 2004) y Louise Glück (El iris salvaje, 2006). www.larepublica.pe/25-04-2013/eduardo-chirinosla-memoria-de-un-testigo-de-la-poesia-peruana

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EELL CCAAN NSSAAN NCCIIO O AAJJEEN NO O,, PPO OEESSÍÍA A CCO OM MPPLLEET TA A,, U UN NA A CCU UIID DA AD DA A EED DIICCIIÓ ÓN N D E L A O B R A D E L S E R B I O V A S K O DE LA OBRA DEL SERBIO VASKO PPO OPPA A AAllbbeerrttoo GGaarrccííaa--TTeerreessaa

La editorial Vaso Roto continúa ofreciéndonos poesía de otras lenguas, de otras tradiciones, de otras culturas. Porque la cortedad de miras y el chovinismo pueden resultar fatalmente perjudiciales para el ser humano. En esta ocasión, en una cuidadísima edición, nos presentan la obra completa de un poeta serbio esencial, Vasko Popa. Dado que la poesía traducida del serbio distribuida en nuestro país es prácticamente inexistente, esta iniciativa resulta doblemente meritoria. El cansancio ajeno. Poesía completa agrupa todos sus poemarios, junto a un nutrido conjunto de fotografías, una serie de prosas de escritor sobre poética y también incorpora un sustancioso, aunque parcial (pues sólo abarca tres de los ocho poemarios del autor), estudio de Ivan V. Lalic. Hoy en día, Vasko Popa continúa siendo un poeta fundamental y muy apreciado en Serbia. El escritor serbio y crítico Milan Balinda incide en el carácter renovador y rupturista de su obra. La frialdad de sus poemas, palpable en la traducción, se corresponde, me comenta, con la distancia que imprime también en su lengua Popa con respecto a los textos. Sin embargo, naturaleza constituye un aspecto fundamental en su obra. Si bien en sus libros más importantes resulta una pieza central, donde casi aparece como una perspectiva telúrica, en los otros poemarios, especialmente en los últimos, enmarcados en la ciudad, se presenta como oposición y como resistencia a la urbanización Por su parte, el autor dispone sus piezas en conjuntos muy homogéneos y unitarios de poemas, de versos breves. En ellos, despliega una mirada creacionista sobre los objetos cotidianos. Desde ahí, suele ser frecuente que aparezcan alusiones a

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procesos y acciones de cambio, elementos opuestos, que contradicen lo enunciado en los versos anteriores. En ellos, consigue una gran tensión y cierta atmósfera inquietante (la imaginería surrealista y las continuas alusiones al cuerpo agredido contribuyen a ello). Con todo, abundan poemas que emplean formas, estructuras y registros populares (a los cuales dedicó mucho tiempo a estudiar). La crítica serbomacedonia y traductora Frosina Stojkovska resalta especialmente cómo Popa incorpora su visión particular de la realidad desde la perspectiva de los juegos populares infantiles. Tras una apariencia ingenua, realmente se presenta un juicio completo de la realidad. Sin embargo, el escritor se adentra en un registro más humanista en sus últimos poemarios; en concreto enCarne viva y en Tajo. En ellos, gana en hondura y logra algunos poemas estremecedores. Vasko Popa presenta, por tanto, una obra coherente, que deja traslucir la evolución de la poesía europea del siglo XX, desde las vanguardias hasta la preocupación existencial, y que permite acercarnos a cómo sienten, viven y emplean la poesía otras tradiciones literarias. www.larepublica.es/2013/04/el-cansancio-ajenopoesia-completa-una-cuidada-edicion-de-la-obradel-serbio-vasko-popa/

JJU UA AN NG GEELLM MA AN N:: ““SSEE H HA A IIN NSST TA ALLA AD DO O T TO OD DO OU UN N SSIISST TEEM MA A PPA AR RA A R REECCO OR RT TA AR RN NO OSS EELL EESSPPÍÍR RIIT TU U”” BBeerrnnaarrddoo M Maarríínn

A Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) la poesía se la inoculó la música de unos versos que no entendía, los de Pushkin, que recitaba en ruso su hermano mayor. Con nueve años, compuso sus primeros poemas para seducir a Ana, una chica de su barrio, un amor imposible porque ella tenía 11. Fracasó en la conquista, pero siguió escribiendo y 15 años después se dio cuenta de que quería ser poeta. Su madre, emigrante ucrania, recibió el anuncio con la inquietud de quien desea la prosperidad para sus hijos. “Nunca vas a ganar dinero con eso”, le dijo. Pero a la vez sonrió porque, junto a la noticia, su hijo traía en la mano su primer libro impreso.

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La profecía de su madre se cumplió a medias. “Los derechos de autor no dan para vivir pero la dotación de algunos premios me ha ayudado”, cuenta el poeta argentino desde el apacible salón de su casa en la capital mexicana. Gelman ha ganado entre otros el Juan Rulfo, el Neruda, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes. Escribe una columna semanal en el diario argentino Página 12. Lee, pasea, ve los noticieros y sigue en la distancia al Atlanta, el equipo de su barrio, gran rival del Chacarita, que aspira a subir a la Primera División, y que cuenta con su “estímulo permanente”. La vida del poeta quedó marcada por la desaparición de su hijo y de su nuera embarazada durante la dictadura militar, por la búsqueda de su nieta robada al nacer, y por el rencuentro con ella 23 años después. Gelman ha dicho muchas veces que el dolor de perder a un hijo no acaba nunca. Pero no escribe desde el odio, “que nos hace daño”, sino desde la pérdida. Y esa pérdida está también en el génesis de su último libro, Hoy, que será publicado próximamente tras reposar en el horno unos meses. Gelman se muestra cálido con el fotógrafo y el periodista. Toma café, pero les ofrece un tequila aunque son las once de la mañana. Habla muy bajito, como si no diera importancia a lo que dice. Y apostilla con sorna algunos de sus comentarios. ¿Se puede escribir poesía sin tener sentido del humor? No lo sabe, pero todos los poetas que conoce, lo tienen. ¿Y por qué ha titulado Hoy su nuevo libro? Pensé que usted me lo diría... (sonríe). No, simplemente me pareció que ese era el tema. Son 290 o 300 textos breves, muy condensados, para no

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molestar al lector. En prosa poética, o poesía en prosa, como prefiera. Lo del reposo… sirve para librarse de la calentura en el momento de escribir. Pero apenas los cambio. Cuando el poema se escribió, se murió. Con los arreglitos, y hablo de mi caso, me siento traicionando el mejor momento de la creación, que es de la escritura. Aunque uno escriba disparates. ¿Y desde qué sentimiento lo escribió? Mire, le voy a contar algo que está en el origen del libro. Entre los culpables del asesinato de mi hijo había un general que fue condenado a prisión perpetua. Cuando dictaron la sentencia algunos jóvenes que ni siquiera habían vivido la dictadura saltaban de alegría. Pero yo no sentí nada. Ni odio, ni alegría ni nada. Y me pregunté por qué y eso me llevó a escribir, para explicarme qué había pasado, aunque, como todos los libros, empezó de una manera y siguió por otra. Quité los textos iniciales, porque eran testimoniales y eso es periodismo. Pero surgió el tono poético necesario para escribir un resumen de lo que sé, o creo que sé, de los 35 años que pasaron desde la muerte de mi hijo. A usted no le gusta el término “poesía comprometida”, aunque es una persona que en su vida se ha comprometido políticamente. ¿Se puede separar al autor de su ideología política? El lugar que la ideología ocupa en la subjetividad de un escritor me parece pequeño, según los casos, claro. Y la relación entre la escritura y el pensamiento político tienen canales muy oscuros. Ezra Pound hizo propaganda para Mussolini pero también compuso un poema sobre la usura que ningún marxista-leninista-maoísta-fidelista hará jamás. Balzac era monárquico, pero los personajes más simpáticos de sus novelas eran republicanos. ¿Alguien conoce la ideología de Shakespeare? ¿Se sabe si era comunista o fascista? Y eso explica que usted pueda admirar por ejemplo la obra de Borges, que fue cuando menos tolerante con la dictadura militar que tanto daño le hizo… A mí la obra de Borges me parece extraordinaria, aunque no me gusta tanto su poesía como su prosa. De chico yo le defendía de mis compañeros comunistas que lo acusaban de “amigo de los terratenientes” y cosas así. La política no le interesaba, no estaba en eso. Se dejó condecorar

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por Pinochet, dijo que con Franco todo era mejor… Pero hay una cosa que apenas se sabe. A principios de los 80 firmó una solicitud de las Madres de Plaza de Mayo pidiendo la aparición con vida de los desaparecidos. Y cuando al final de su vida le preguntaron en la BBC por su apoyo a la dictadura, se le empozaron sus ojos ciegos y explicó que no había estado muy informado y que había vivido rodeado de cierto ambiente. “Ignorancia, como decía Samuel Johnson”, dijo. No hay nada que digerir de las ideas de Borges. Solo hay que comprender. Decía precisamente Borges de uno de sus personajes: “Le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos que vivir”. Usted ha sufrido guerras, dictaduras, exilios, grandes tragedias en su propia familia… pero considera que los tiempos actuales son particularmente terribles… Sí, este momento me atemoriza mucho. No solo por la crisis económica, sino la crisis espiritual, y no me refiero a la religión. Pareciera que se ha instalado todo un sistema para recortarnos el espíritu, para convertirnos en tierra fértil de autoritarismos. Y hay una especie de acostumbramiento, que es lo peor que le puede pasar al ser humano: al terrorismo, al genocidio por hambre, a la falta de educación para todo el mundo. ¿Y cómo ve la situación en su país, Argentina? Yo apoyo al Gobierno actual, es el mejor en varias décadas. No quiere hacer la revolución socialista, sino volver al capitalismo clásico, basado en la producción y no en la especulación. Pero hay muchos intereses en contra, como los dueños de la tierra. No hay que minimizar las protestas de la oposición, pero lo curioso es que esa reacción no propone nada. Y sería muy bueno que propusiera algo, para cambiar lo que está mal hecho. Han elegido Papa a un compatriota suyo. En un artículo periodístico publicado recientemente usted mostró sus reservas sobre el cardenal Bergoglio. Sí, tengo mis dudas. Y cuento una experiencia personal: hablé con él cuando buscaba a mi hijo y me dijo que no podía hacer nada. Pero ante la justicia declaró otra cosa, que había hecho gestiones sin éxito. No me consta si las hizo o no.

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Pero dejó a la intemperie a varios jesuitas cuando era provincial. Pero desde su puesto ¿Podría este Papa cambiar algo de este mundo actual que usted ve tan terrible? Podría cambiar algo, sí. Wojtyla cambió las cosas en Polonia. Pero hay muchos problemas en el Vaticano mismo, intereses muy poderosos y no precisamente creyentes, salvo en el dinero. Por eso me parece muy difícil que arregle nada, aunque ponga la mejor voluntad. Y movimientos como el de los indignados en España o el Yosoy132 mexicano… ¿Pueden ellos modificar las cosas? Me parece bien que la juventud se mueva. Pero por poca experiencia que tenga el observador se veía que eso se iba a desvanecer. Por falta de experiencia política, de objetivos claros. Es difícil luchar desde el llano. Antes la política dirigía a la Economía pero ahora es al revés. Me reía para mis adentros viendo a los jefes de Gobierno de Europa reunidos con la directora del FMI, el del Banco Mundial y el del BCE. Estos dictando políticas y los otros, aceptando. Entonces ¿No tiene esperanzas? No. Por ahora no. Tengo la confianza lastimada. Algo cambiará pero yo ya no lo voy a ver. ¿Aunque viva cien años? No creo que llegue a los cien años. Y eso que soy un pretencioso, cuando alguien me da la mano para bajarme de la camioneta le digo que no estoy tan viejo. No desdeño la vida, quiero ver casarse a mis nietos, ver si me dan algún bisnieto… Pero también creo que Dios, si existe, debe estar aburridísimo de su eternidad. http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/28/actu alidad/1367137986_327042.html

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Gracias a la traducción del escritor José Luis Rivas los lectores tenemos la fortuna de contar con la poesía de Derek Walcott, expresó Adolfo Castañón, durante la presentación del libro Pleno verano.

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Poesía selecta en la Feria Internacional del Libro Universitario. En la Galería de Artes Plásticas, el poeta Castañón expresó que el encuentro de Rivas con Walcott ha sido tan necesario como afortunado, tanto para el traducido como el traductor, lo cual es visible en el libro del sello Vaso Roto Ediciones. En su intervención, José Luis Rivas, traductor de una gran cantidad de libros y ganador de premios como Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Ramón López Velarde y Nacional de Ciencias y Artes, aseguró que las palabras de Castañón le iluminaron aspectos de su proceder que fueron inconscientes e instintivos. Reconoció que debió adentrarse mucho tiempo antes en la lectura de Walcott. Narró el proceso de traducción de la selección de poemas de Walcott e hizo un reconocimiento a que el editor Jorge Herralde accedió a darle más tiempo. Inicialmente le había dado tres meses para traducir del inglés al español y respetó su trabajo al no hacerle ni un sólo cambio. Rivas contó que cuando el poeta David Huerta le preguntó qué se siente abrazar a Derek Walcott, “yo recordé que fue como abrazar aquel legendario árbol de Oaxaca”. En la presentación José Luis Rivas leyó poemas que –dijo– lo han tocado, incluso algunos fueron fáciles de traducir porque es en parte algo muy gemelar con él, pues es la historia de los últimos días de la vida de su madre. www.veracruzanos.info, 6 de mayo de 2013

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“No me esperaba este premio”, reconoce Kamenszain, que señala que naturalmente la narrativa suele llevarse los

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reconocimientos, y que por ello resulta especial que el jurado haya decidido este año señalar al libro editado por Adriana Hidalgo. “Toda palabra es un círculo, una flecha que vuelve sobre sí misma.” Hay versos redondos que se pegan a la oreja o a la boca, que se repiten por una urgencia de la memoria. La novela de la poesía, la poesía reunida de Tamara Kamenszain publicada por Adriana Hidalgo con estudio de Enrique Foffani, es el mejor libro editado en la Argentina en 2012. La “sujeta” que ha trascendido la primera persona y ha ensayado múltiples máscaras, reformulando y cuestionando sus propias convicciones, como si cultivara una conciencia refractaria a las normas, está felizmente asombrada por el Premio de la Crítica que recibirá hoy a las 19.30 en la sala Alfonsina Storni de la Feria del Libro. Quizá la poesía como género esté signada por la marca de la “derrota” en un mercado editorial en el que, salvo honrosas excepciones, brilla por su ausencia. O por la dificultad de imponerse, de compartir mano a mano el puente que la conecte con más lectores. La poeta agradece al numeroso jurado de esta edición —integrado entre otros por Nora Domínguez, Julio Crespo, María Rosa Lojo, Jorge Lafforgue, Sylvia Saítta y Matías Serra Bradford—, aún sorprendida por este reconocimiento. No deja de empezar con un recuerdo, una anécdota risueña que cada quien puede interpretar o traducir como se le antoje. “Mis viejos vivían enfrente del Hipódromo y después de los 18 años, cuando pude entrar, a veces me llevaban. Aunque no era muy burrero, mi viejo me decía que los mejores caballos eran los que salían últimos. Que los primeros nunca llegan a la meta”, cuenta Kamenszain a Página/12. “No me esperaba este premio, por más que ahora sé que lo ganaron otros poetas. Con la poesía se da el famoso cupo entre comillas que las feministas conocemos muy bien; entramos por cupo, no por tendencia. La tendencia natural es premiar a la narrativa, pero no lo estoy criticando ni me estoy quejando”, aclara la poeta que ahora integra un listado de ganadores que incluye a Marcelo Cohen, Hebe Uhart, Diana Bellessi, Hugo Padeletti, Oscar Terán y David Viñas, entre otros. “La Feria del Libro responde al mercado y no creo que eso sea malo. Es una feria, la palabra misma lo dice, y lo que más vende es la narrativa.”

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Kamenszain advierte que cuando la poesía es la premiada, premian una obra reunida. En narrativa, en cambio, alcanza y sobra con una novela. “Los poetas tenemos que poner toda la carne en el asador para competir con el mercado, ¿no? Pero no estoy criticando al mercado ni soy una resentida. Describo simplemente, constato cómo funcionan las cosas. Por eso me alegra que este premio se lo den a la poesía. A diferencia de México o de Chile, donde el poeta es alguien importante, en este país tenemos una historia bastante dramática de poetas que han muerto en la indigencia y a quienes no se los recuerda. Esto habla de un cuidado de la Feria hacia la poesía que me parece fantástico”, pondera la autora del ensayo La boca del testimonio. Hay algo más que celebra la poeta: que una editorial argentina como Adriana Hidalgo apueste por la poesía. Quizá lea en la Feria un puñado de poemas, como el que le dedicó en Tango bar a su padrino literario Enrique Pezzoni, ese “maestro total” y amigo que fue editor de varios de sus libros; otros de Los ecos de mi madre o del más reciente, La novela de poesía, título del último de sus libros que une a los anteriores. Como se lee en uno de esos poemas: “Entre el dolor y la alegría / de estar viva / escribir poesía para mí / es dar y recibir la promesa / de supervivencia”. www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/especta culos/22-28570-2013-05-07.html

PPO OEESSÍÍA A YY PPO OD DEER R PPO OLLÍÍT TIICCO O

tolera el honor de asumir como presidente de Estados Unidos, yo debería tolerar a la mía el honor de participar de alguna manera en su asunción”. Durante la primera asunción de Clinton, la poeta Maya Angelou leyó “En el pulso de la mañana” y señaló que la alienación de la humanidad respecto de la naturaleza es lo que nos desfigura como personas. El paso era importante y profundamente político. Angelou no sólo era mujer, sino también negra y con un pasado que propiciaba la discusión. Para su segunda asunción, Clinton eligió a su coterráneo Miller Williams, que habló del futuro, de cierta esperanza, de un lugar inhabitable en las miradas de los niños. Una década más tarde, Barack Obama llegaba para fortalecer esa incipiente tradición. El privilegio en ese caso correspondió a la afroamericana Elizabeth Alexander que, a diferencia de sus predecesores, pertenece a una casta de bardos in vitro, una nueva estirpe de poetas académicos que amenazan con cambiar unas cuantas reglas de juego. Más recientemente y para su segunda asunción, Obama eligió a Richard Blanco, empujando el tejo aún más allá en lo que respecta a la definición de “lo que significa ser norteamericano”: Richard Blanco fue concebido en Cuba, nació en España y creció en Miami. Y como si esto no fuera a levantar más de un par de cejas, Blanco es abiertamente homosexual y su primer nombre es un sincero homenaje a Nixon. www.lanacion.com.ar/1580250-poesia-y-poderpolitico

La relación entre la Casa Blanca y la poesía puede verificarse en los versos tempranos de Barack Obama, su actual inquilino, y en los poemas adolescentes de George Washington; también en Carter, Lincoln, Tyler, Quincy Adams y Jefferson. Sin embargo, el tratamiento oficial de la “cuestión poética” va más allá de las vocaciones personales para centrarse en el modo en que cada administración ha buscado dejar constancia de sus predilecciones. En 1961, John Fitzgerald Kennedy le pidió al poeta Robert Frost que leyera durante la ceremonia de asunción. La respuesta telegráfica del californiano no se hizo esperar: “Si a su edad usted

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La escritora, condecorada por el presidente estadounidense, es una de las voces más originales de la literatura de su país. Un documentalista argentino la visitó en su casa de Charlottesville, en Virginia. En esta crónica, retrata su personalidad y su obra


La poeta nació en Akron, Ohio, donde se nutrió de los cantos de la congregación religiosa de la que formaba parte. En 1987 recibió el premio Pulitzer de poesía. Fue el segundo autor afroamericano en obtenerlo. Un reducido número de invitados esperaba en el Salón Oriental de la Casa Blanca. Entre la concurrencia distingo al escultor Martin Puryear, también a Al Pacino junto a una mujer negra de rasgos delicados, a quien la crítica juzga uno de los exponentes más destacados de la literatura norteamericana. De repente se oyen los clarines que preceden al himno presidencial (“Hail to the Chief”) y la concurrencia se pone de pie. El primero en recibir la Medalla de las Artes de manos de Obama fue el centenario artista plástico Will Barnet. El siguiente reconocimiento estaba reservado a la escritora sentada junto a Scarface: “La Medalla a las Artes a Rita Dove, por sus servicios como Poeta Laureada de los Estados Unidos. Con obras que conjuran belleza, crítica, lirismo y política, la señora Dove ha iluminado la poesía y la literatura cultivando el interés popular en las artes”. El acto coincidió -era el mes de febrero de 2012con el día de la entrega de los Grammy, con la batalla legislativa por el acuerdo presupuestario y con las primarias republicanas, que acabarían por convertirse en el reality show más resonante de la temporada. Sin embargo, durante unas horas, el tiempo se detuvo en aquel salón para reconocer ciertos méritos aún caros a la identidad cultural estadounidense. Pocos días más tarde, se me ocurrió la idea de hacer un documental que me permitiera conocer un poco mejor a esa mujer de rasgos delicados, sobre la que hasta entonces no había tenido noticia. Me comuniqué y la respuesta, que no se hizo esperar,

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llegó acompañada de muy precisas instrucciones de cómo llegar a su casa en Charlottesville, Virginia: Instrucciones para llegar a la casa de Rita Dove: [.] ignore la señal que indica “Sin salida” y continúe por la Calle de los Corderos. Un poco más adelante termina el bosque y comienza el descampado y las montañas habrán quedado a su derecha. Llegando al pie de la colina, verá el buzón de correos con el número de la calle impreso. Mi casa es la gris, con balaustrada blanca alrededor de la galería que puede verse a su izquierda, sobre una elevación considerable. Continúe por el camino que se prolonga junto al lago y la casa hasta los pilares debajo del anexo, evitando desplazarse sobre el césped recién sembrado. Puede estacionarse en alguno de los dos lugares que no están ocupados, o frente al viejo Mercedes que ya nadie conduce. Ingrese en la casa por la puerta del sótano (a la derecha de los pilares del anexo) o siguiendo el sendero que circunvala la galería y que conduce a la entrada principal. La alternativa del sótano era mucho más tentadora y poco antes de que pudiera llegar a tocar el timbre, Dove y su marido, el escritor alemán Fred Viebahn, salieron a mi encuentro. “Welcome”, dijo ella con una sonrisa de esas que tumban gobiernos. A primera vista, Dove parece más alta de lo que supuse al verla junto a Michelle y Barack Obama por televisión aquel día. Viebahn, de su misma estatura, es la personificación del movimiento estudiantil alemán del 68, un soixantehuitard que podría parecerse a cualquiera de mis amigos de siempre. El acceso desde el sótano hasta la parte principal de la casa está poblado de imágenes que vinculan a Dove con figuras clave del progresismo estadounidense, también con tres presidentes. “Éstas son algunas de las fotografías que sobrevivieron al incendio”, comenta Dove. La casa en la que habíamos ingresado por el sótano está construida sobre las ruinas de la que se incendió. “Mirábamos cómo el fuego consumía todo; cómo la casa que habíamos construido se derrumbaba recuerda-. De repente, se acercó un bombero que me dijo que los manuscritos iban a sobrevivir, que el fuego difícilmente los consume. [.] Cuando pudimos acercarnos a las ruinas, vimos que ya no quedaban recuerdos familiares, pero los

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manuscritos, convertidos en ladrillos negros, habían conservado su integridad.” Dove habla de la tragedia con el mismo pragmatismo que la lleva a reconocer que el historial de opresión puede ser argumento literario, inspiración e incluso un estado de conciencia, pero que ya no es una excusa. We shall overcome Rita Dove nació en Akron, Ohio, en 1952. Su padre, el primero de los Dove en acceder a una educación universitaria, trabajaba como ascensorista porque la idea de conchabar los servicios de un ingeniero químico negro aún no terminaba de cuajar entre los ejecutivos de la Goodyear Tire & Rubber Company. Con el tiempo todo cambia, eso también. Hoy es poco lo que queda en pie en la ciudad que atrajo a los abuelos de Dove. Akron es un destino tan huérfano de prosperidad como Detroit o Cincinnati. Los blancos con algunos recursos fueron los primeros en emigrar, la burguesía negra siguió los pasos, dejando atrás una ciudad hostil, sin demasiados encantos. El Templo Wesley A. M. E Zion donde Rita Dove aprendió el canto y los fundamentos de esa congregación es quizás uno de los escasos testimonios de que alguna vez fue de otra manera. “Hoy puedo asegurar que soy atea, pero hubo un tiempo en que iba todos los domingos a la iglesia, guiada por mi familia y por una comunidad en la que convivían los valores religiosos y la música. ¡Sobre todo la música! Yo quería sumarme al coro de la iglesia, pero mis padres se opusieron diciendo que las coristas eran chicas 'ligeras'. Para poder cantar tenía que esperar el momento de los himnos. Entonces sí, me ponía de pie y junto a mi padre improvisaba armonías. Ése es uno de los mejores recuerdos que tengo de aquella época.” Le pregunto si recuerda algunas de aquellas canciones y, sin decir agua va, comienza a jugar con una melodía que habrá de entonar hasta el final: “We Shall Overcome”, el himno que trascendió convicciones religiosas para convertirse en bandera de conquistas sociales, no sólo en Estados Unidos. “Es una melodía que no pareciera exigir absolutamente nada -asegura-. Se deja llevar como diciendo que algún día vamos a llegar; que pase lo que pase vamos a seguir adelante. 'We shall overcome' reasegura con infinita calma, sin

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apremios, y en primera instancia hasta podría pasar por un himno baladí. Quizás en eso radique su fuerza.” Para Rita Dove, la ausencia de confrontación es una forma de resistencia política. “Alguna vez -le digo- leí que no se reconocía como poeta indignada. Sin embargo, parte de su obra desmiente esa falta de compromiso.” Dove vuelve a sonreír, pero esta vez no es una de esas sonrisas que tumban gobiernos. Sabe que me refiero a “Parsley” (“Perejil”), el poema que retrata uno de los crímenes más sangrientos en la historia de América Latina: El general ve los campos de caña de azúcar, azotados por la lluvia [...], ve la sonrisa de su madre, los dientes tallados en puntas de flecha. Escucha a los haitianos cantar sin pronunciar las erres al ritmo que blanden sus machetes: Katalina, cantan, Katalina,

“Cuando la indignación suprime la posibilidad de elaborar sobre el texto, entonces el poema se ve perjudicado. En todo caso, me interesa que la indignación surja del lector sin que medie una manipulación evidente. En el caso de 'Perejil', la intención no fue descalificar al dictador sino sus acciones, más precisamente, la masacre de haitianos. Ahora bien, me reconforta saber que el poema despierta indignación, pero también me siento reconfortada sabiendo que el lector experimenta alguna afinidad con el dictador.” Para Dove, la desestimación del tirano es parte de un proceso de deshumanización que nos acerca a la calidad de sus actos. mi madle, mi amol en muelte. Dios sabe que su madre no era una mujer estúpida; ella podía sostener la R como una reina. ¡Hasta un perico puede pronunciar la R! [...] (“Perejil”)

En Alemania En 1974 Rita Dove desembarcó en la Universidad de Tubinga siguiendo los pasos de uno de sus poetas predilectos: Friedrich Hölderlin. Ancladas en Ohio quedaron otras vocaciones: el canto, también el chelo y la viola da gamba. Supongo que para irse

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de Akron hace falta coraje, pero mucho más valor hubiera requerido quedarse en un lugar que no tenía nada que ofrecer. “La idea de una partida resultaba inconcebible para mi familia. Sobre todo cuando los lugares que iba a frecuentar no parecían muy apetecibles para un afroamericano.” Esos lugares no estaban necesariamente en algún lugar de Alemania. En 1974, Estados Unidos ofrecía muchos destinos incómodos para el negro. “En Alemania me sorprendió el profundo, casi visceral sentimiento antiestadounidense que dominaba entre los estudiantes alemanes. Curiosamente, ese sentimiento no me contemplaba porque mi condición de mujer negra me ponía en el lugar de los oprimidos, y entre los oprimidos no estaban contemplados los norteamericanos que aún tenían tropas en Vietnam.” Dove sostiene que los alemanes eran los menos indicados para acusar a nadie de represor, y el hecho de que en Tubinga no la percibieran como estadounidense precisamente por ser negra le devolvía un sentimiento familiar. También reconoce sus prejuicios al respecto: “Lo interesante de aquel primer viaje fue convivir con la idea de que Alemania no era sólo un país de monstruos y de grandes maestros, sino también un país donde cabía mucho más que campos de concentración, Hölderlin, Heine y Goethe. La idea que yo tenía antes de aquel viaje respondía a una caricatura del país real”. En Alemania Dove, en un intento por humanizar lo que hasta entonces parecía imposible, empezó a escribir sobre la aflicción y el desconcierto de los vencidos. Barmherzigkeit! su hijo, su hombre. Volvió a la casa, le dio de /comer al loro, le rompió el pescuezo. Spaetzle reborboteando /sobre la hornalla, silbidos vacilando sobre el vapor, su imagen

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en el espejo del corredor, inflamada, /un corazón. ¡Y que sea lo que dios quiera! (“The Bird Frau”)

Comienza a llover en Charlottesville. Dove pregunta si vamos a dejar de filmar hasta que amaine. Le digo que no, que en los documentales la lluvia suele convertirse en argumento. Ella sonríe por tercera vez. El verso documental Dove no se inmuta ante la sugerencia de que toda su obra fuera un minucioso registro documental. Este relevo caprichoso de episodios y emociones sirve tanto para reconstruir el pasado familiar inmediato como también algunas experiencias curiosas de la trama interracial en torno a una sonata de Beethoven. En cualquiera de los dos casos, la voluntad documental es evidente. Thomas and Beulah (libro con que en 1987 ganó el premio Pulitzer) reúne dos cantos. El primero, “Mandolín”, está inspirado en el viaje de su abuelo y en el éxodo de millones de negros del sur hacia a las principales ciudades del norte, conocido como la “Gran Migración”. Dove se refiere a ese anhelo por emigrar como “el sueño americano de sus abuelos”. La idea de que un negro del sur estuviera soñando el sueño americano vuelve a situar al afroamericano fuera de la nacionalidad que los estudiantes de Tubinga no reconocían en Rita Dove. Con el tiempo eso también cambiaría, sin apremios y con la cadencia inexorable de aquel himno religioso que Dove había cantado sin que mediara ninguna solicitud. El segundo de los cantos es “Canary in Bloom” y está inspirado en la figura de su abuela, primera generación de inmigrantes llegados de ese sur que se permitía soñar con lo americano. De un modo muy particular, sin juzgar los hechos y ciñéndose libremente al relato histórico, Dove consigue reconstruir dos episodios únicos y a la vez universales, también la historia de medio siglo de evolución en las relaciones entre blancos y negros. La voluntad documental también está presente en Sonata Mulattica (2009). El volumen reúne poemas que narran las vicisitudes de George Bridgetower (1778-1860), un prodigioso violinista

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mulato a quien Beethoven le dedica la Sonata para violín n° 9. El argumento es apasionante. Motivado por la destreza de Bridgetower, Beethoven compone una pieza que sólo él podía ejecutar. El estreno tiene lugar el 24 de mayo de 1803 y tras cartón, compositor y mulato se van de copas por las cantinas de Viena. Según cuenta la historia (también el poema de Rita Dove), la celebración acabó en altercado, en lío de polleras, tras lo cual Beethoven sustituyó el nombre de Bridgetower por el de Kreutzer en la dedicatoria de la Sonata para violín n° 9, que hoy se conoce como tal. el beso de un hombre negro es un asunto a tomar en serio y debe ser manejado con los debidos recaudos

En una entrevista con The New York Times, Dove asegura que “más allá de narrar una historia de vida, Sonata Mulattica aborda la relación entre la fama, la memoria individual y la memoria pública [...]. De algún modo, también es una historia sobre la juventud [...] y en ese contexto, la juventud juega un papel tan exótico como la raza”. Poco antes de marcharme le pregunté si para salir de su casa también había que seguir algún tipo de instrucción, como las que me había facilitado para llegar, o si por el contrario tenía que rebuscármelas. Esta última pregunta desató una cuarta sonrisa, más aliviada quizá por saber que la entrevista, que originalmente había sido planeada para durar dos horas, estaba a punto de concluir en la séptima. “Es cierto que doy instrucciones para llegar. Pero vas a tener que encontrar la salida solo, sin ayuda. Es interesante ver cómo uno puede seguir indicaciones para llegar a un lugar del cual no resulta tan sencillo regresar. Quizá no regreses, quizá ya no seas el mismo y encuentres otra manera de irte sin poder regresar.” ¿Qué espera Rita Dove de este segundo mandato presidencial de Barack Obama? “Que profundice el proceso destinado a garantizar la igualdad de derechos civiles y que continúe enfrentando la demagogia anti-intelectual con la que se denigran las políticas subsidiarias a las expresiones artísticas, también a la radio y la televisión pública. Que en lugar de proveer armas de fuego a los maestros para su defensa y la defensa de los niños,

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se privilegie a ambos con las armas de las artes, la música y la literatura, que son las herramientas que nuestra nación reclama y merece para continuar garantizando la democracia ante la alternativa que ofrecen las ideologías totalitarias.”. www.lanacion.com.ar/1580160-rita-dove-la-poetade-barack-obama

EELL PPO OEET TA AR RA AÚ ÚLL ZZU UR RIIT TA A CCR REEEE Q QU UEE ““SSII LLA A PPO OEESSÍÍA AD DEESSA APPA AR REECCEE,, LLA A H U M A N I D A D P E R E C E ” HUMANIDAD PERECE” El poeta chileno Raúl Zurita ha afirmado que si la poesía desapareciera “la humanidad perecería a los cinco minutos”, al tiempo que ha denunciado “un divorcio entre quien escribe poesía y el mundo”. “No es una metáfora”, ha asegurado en una entrevista con Efe, “porque si la poesía desaparece, la humanidad sucumbe como ante una bomba de neutrones”. El poeta, Premio Nacional de Literatura de Chile en 2000, ha visitado estos días la Universidad de Alicante (este de España) para participar en el seminario 'Un poeta nos introduce en su mundo'. Zurita ha denunciado que, en la actualidad, se ha producido “un divorcio entre quien escribe poesía y el mundo”. “La poesía se ha vuelto completamente autista, le ha dado la espalda al mundo y sólo se refleja a sí misma”, ha expuesto el autor. Como reacción en contra de esta tendencia, el poeta chileno ha reivindicado los “poemas militantes”, como tituló a uno de sus libros, publicado en 2000. Zurita cree que el camino que debe seguir la poesía de hoy es el de “mostrar la gran tradición literaria anterior, lo que ya han hecho Pablo Neruda o James Joyce, pero a través de soportes innovadores. De hecho, el poeta “dibujó” frases de sus poemas con el humo de las avionetas sobre el azul del cielo de una barriada pobre en Nueva York y, en otra ocasión, grabó la frase “Ni pena ni miedo” sobre la

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arena del desierto chileno de Atacama, en una composición pensada para ser leída desde el aire. El poeta proyecta ahora pintar los veintidós versos de su poema 'Diálogo de Chile', esos que empiezan diciendo “Verás...”, y “tatuarlos” sobre los acantilados de la costa chilena, de forma que sólo puedan verse desde el mar. Zurita ha recordado que comenzó a realizar estas “intervenciones artísticas” durante la dictadura de Pinochet como una forma de oposición contra este régimen político. “Me pareció que los lenguajes de la literatura chilena anterior al golpe de Estado de 1973 no alcanzaban para dar cuenta de la magnitud del quiebre que se había producido en nuestras vidas”, ha detallado el poeta. El golpe al Estado chileno del 11 de septiembre de 1973 es la columna vertebral de toda la producción de Zurita, “como si, desde entonces, hubiese estado escribiendo un sólo libro, anclado en ese día”. El escritor, que fue militante comunista, padeció la represión de la dictadura de Pinochet, y sufrió la persecución y el encierro. “Al poeta le corresponde ser la primera víctima, la que represente a todas las demás. Pero también debe ser el primero que se levante de entre los caídos para señalar que vienen nuevos días”, ha manifestado. A su juicio, “la gran misión histórica de la poesía ha sido tratar de buscar los nuevos equilibrios después de las tragedias”. En este sentido, ha indicado que “la poesía no va a cambiar una dictadura, pero sin ella no hay ninguna posibilidad de que esa dictadura cambie”. Zurita opina además que en la actualidad está vigente “una hiperdictadura, que es la del dinero”. Así, considera que la actual crisis económica ha resultado en España “una crisis de arribismo”, ya que durante años España ha estado obsesionada con Europa, con “incorporarse al mundo bonito” y no ha mirado hacia Latinoamérica. “No me alegra en absoluto lo que está ocurriendo”, ha asegurado el poeta, “pero puede hacernos entender que los olvidos mutuos entre España y América Latina son fatales”. También ha calificado de “terrible” el recorte en los presupuestos culturales, derivado de la

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situación de crisis, pero confía en que “la creación artística sobreviva, incluso, a la indigencia máxima”. “La poesía es anterior al libro y anterior a la escritura misma, y sólo desaparecerá cuando se acabe el último hombre”, ha concluido. EFE, 12 de mayo de 2013

EELL PPO OR RT TU UG GU UÉÉSS N NU UN NO O JJÚ ÚD DIICCEE G GA AN NA A EELL PPR E M I O R E I N A S O F Í A D E P O E S Í A REMIO REINA SOFÍA DE POESÍA JJaavviieerr RRooddrríígguueezz M Maarrccooss

El poeta portugués Nuno Júdice (Mexilhoeira Grande, El Algarve, 1949) ha ganado hoy el XXII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. El galardón, instituido en 1992 y dotado con 42 100 euros, se concede al conjunto de la obra poética de un autor vivo del ámbito iberoamericano. Júdice es el segundo escritor portugués y el tercero de su lengua en ingresar en ese palmarés. Nuno Júdice, que enseña literatura comparada en la Universidad de Lisboa y dirigió la Casa de Poesía de Fernando Pessoa, es poeta el más influyente de Portugal y uno de los más prolíficos de Europa. Desde que en 2000 reunió su poesía completa hasta entonces -una veintena de títulos desde que debutara en 1972 con Noción de poema-, ha publicado nueve libros de versos más. De hace tan solo unos meses esFórmulas de uma luz inexplicável. Recientes son también la novela La implosión y el ensayo El ABC de la crítica, en el que expone su particular visión del canon literario como algo “abierto, dinámico, sometido a la influencia de la coyuntura social y económica”. Así lo explica el poeta, traductor y profesor de la Universidad de Évora Antonio Sáez Delgado, que destaca la doble importancia de un premio como el concedido hoy. Por un lado, reconoce por tercera vez a la literatura en portugués 10 años después de que el Reina Sofía recayera en la portuense Sophia de Mello Breyner (el brasileño João Cabral de Melo Neto lo había obtenido en 1994). Por otro, lo hace subrayando en todo el ámbito iberoamericano la obra de “la voz más importante” de la lírica

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portuguesa actual. Lira de líquen (1985), Las reglas de la perspectiva (1990), y Meditación sobre ruinas (1995) son algunos de sus títulos más celebrados “A lo largo de los años su poesía ha evolucionado desde la imaginación teórica de sus inicios hasta la puesta en cuestión de esos principios doctrinales”, escribió en 2003 el crítico español Antonio Ortega al comentar la antología de la obra de Júdice preparada por la editorial Visor con traducción de Vicente Araguas. “Cada vez más, los fundamentos teóricos han encontrado apoyo en hechos particulares, en la relación entre vida y poesía, en la materia sensible que hace que ambas participen de la misma naturaleza: lo real ha ido imponiendo sus derechos, y el poema construye y guarda la memoria del mundo”. Para Sáez, Júdice es el gran maestro del “nuevo realismo” portugués y su influencia entre los autores jóvenes es definitiva. El suyo es un mundo cotidiano que se aleja de la voz más abstracta de grandes autores como Herberto Helder pero no pierde de vista el misterio de la realidad. ”Poesia figurativa trascendente” es la expresión que usa Sáez Delgado para referirse a una obra en la que los elementos intangibles de la realidad funcionan como si tuvieran una entidad rotundamente física. “Sobrepongo al mundo el lenguaje; saco / palabras de dentro de lo que pienso y de lo que hago, como / si pudiesen vivir, ahí, peces verbales en el / acuario del ser”, ha escrito. Y así arranca “Receta para hacer el azul”: “Si quieres hacer azul,/agarra un trozo de cielo y mételo en una olla grande,/que puedas llevar al fuego del horizonte;/después mezcla el azul con sobras de rojo/de la madrugada, hasta que se deshaga;/vacía todo en un bacín bien limpio,/para que no quede nada de las impurezas de la tarde”. “Escribo a partir de imágenes concretas sobre ciudades, la naturaleza o memorias de mi infancia, y desde ahí comienzo para que el poema encuentre su lógica y armonía”, explicó hoy a la agencia EFE al conocer el fallo del jurado del Premio Reina Sofía. “No puedo separar mi vida de la poesía”. En España, la prolífica producción lírica de Nuno Júdice ha sido publicado por sellos como Hiperión, Visor, Pre-Textos o Calambur en versiones de traductores (y poetas) como Ángel Crespo. Ángel Campos Pámpano, Mario Merlino, Jesús Munárriz, José Luis Puerto o Martín López-Vega.

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El Reina Sofía de Poesía lo han obtenido poetas como el nicaragüense Ernesto Cardenal (2012), la cubana Fina García Marruz (2011), el argentino Juan Gelman, el mexicano José Emilio Pacheco, la preuana Blanca Varela o los españoles Claudio Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Gamoneda, José Ángel Valente, Pablo García Baena o Francisco Brines. El jurado de esta edición lo han integrado José Rodríguez-Spiteri Palazuelo, Presidente de Patrimonio Nacional, Daniel Hernández Ruipérez, Rector de la Universidad de Salamanca, Luis María Ansón, de la Real Academia de la Lengua, Ernesto Cardenal Martínez, poeta galardonado en la edición 2012, Ana Santos Aramburo, Pilar Martín-Laborda y Bergasa, José Miguel Santiago Castelo, José Manuel Mendes, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, José Manuel Caballero Bonald, Soledad Puértolas Villanueva, Francisca Noguerol Jiménez, Antonio Sánchez Zamarreño, Noni Benegas, Jeanette Lozano Clariond, Anunciada Fernández de Córdoba y Alonso-Viguera y decretaria del Premio Esther Martínez Quinteiro. Los vencedores del premio Reina Sofía de Poesía 1992 Gonzalo Rojas (Chile) 1993 Claudio Rodríguez (España) 1994 João Cabral de Melo Neto (Brasil) 1995 José Hierro (España) 1996 Ángel González (España) 1997 Álvaro Mutis (Colombia) 1998 José Ángel Valente (España) 1999 Mario Benedetti (Uruguay) 2000 Pere Gimferrer (España) 2001 Nicanor Parra (Chile) 2002 José Antonio Muñoz Rojas (España) 2003 Sophia de Mello Breyner (Portugal) 2004 José Manuel Caballero Bonald (España) 2005 Juan Gelman (Argentina) 2006 Antonio Gamoneda (España) 2007 Blanca Varela (Perú) 2008 Pablo García Baena (España) 2009 José Emilio Pacheco (México) 2010 Francisco Brines (España) 2011 Fina García Marruz (Cuba)

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2012 Ernesto Cardenal (Nicaragua) 2013 Nuno Júdice (Portugal) http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/16/actu alidad/1368703749_282000.html

R REECCU UEER RD DO OD DEE H HEER RA AU UD D El miércoles se cumplieron 50 años de la muerte de Javier Heraud, poeta limeño de la generación del 60 que vivió apenas 21 años, pero que es una figura importante para la poesía nacional. Ingresó a la Facultad de Letras de la PUCP a los 16 años, pero luego de un año se trasladó a la UNMSM. Publicó El río en 1960, mientras aún era menor de edad. Y por el poemario El viaje ganó el Primer Premio en el concurso El Poeta Joven del Perú, junto con César Calvo. Viajó a Moscú, a París y a Madrid. En 1962 viaja a Cuba por una beca de cine, pero este viaje sirvió más para influenciar en su ideología. Regresó a Perú y se unió al Ejército de Liberación Nacional. Murió mientras era perseguido, junto con otros hombres, por fuerzas policiales en Madre de Dios. Definitivamente su muerte generó controversias: él era guerrillero y, como otros de su generación, apoyaba el nuevo gobierno cubano. Era un joven con espíritu revolucionario, creyente de la lucha armada, y comprometido con los intereses del país. Algunos decían que Heraud se proyectaba como una de las mayores promesas literarias; otros, en cambio, que ya había logrado madurez. Su obra se caracteriza por su audaz sencillez y sus versos cortos. Un elemento esencial de su lírica es el río, símbolo de la liberación, el descanso, la vida que termina al llegar al gran mar. La muerte es un elemento recurrente también; aparece como una obsesión, con miedo, pesar, ánimo, a veces humor. Mantiene relación entre el viaje y el descanso, el distanciamiento de las cosas, una posibilidad de muerte, un dolor que motiva a la quietud. Representa una poesía clara y enlazada, y con toques de melancolía.

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Y aprovecho la fecha para recordar su obra poética más que sus actos, y para recordar la poesía peruana en general. Su obra no debe ser soslayada por las nuevas generaciones. Existe una gran diversidad en la poesía peruana que abarca intereses y gustos particulares. Es arte y cultura que forma parte de nuestro patrimonio. www.larepublica.pe/columnistas/inquietudes/recue rdo-de-heraud-17-05-2013

FFR RA AN NCCIISSCCO O PPÉÉR REEZZ PPEER RD DO OM MO O:: LLA A VVO OZZ D DEE LLO OSS EESSPPA AN NT TO OSS AAnnaa M Maarrííaa H Heerrnnáánnddeezz GG..

El poeta trujillano falleció ayer en la mañana luego de una enfermedad La voz que huye, la de de los fantasmas, la voz de las visiones, de los espantos, de la muerte, de la noche. Así calificó la poesía de Francisco Pérez Perdomo la poeta Carmen Verde, al conocer ayer el fallecimiento del escritor trujillano ocurrida ayer a las 7:00 a.m. Pérez Perdomo (Boconó, 1930) venía padeciendo de una enfermedad desde hace varios años, que lo había deteriorado lentamente. Relata Carmelo Chillida que desde la semana pasada estaba hospitalizado, y sus sentidos se fueron desvaneciendo poco a poco, hasta que finalmente expiró. "Una voz única dentro de la poesía venezolana", agregó Carmen Verde, y los críticos y estudiosos de la obra de Pérez Perdomo aseguran que sus textos se impregnaron de José Antonio Ramos Sucre. De hecho se le atribuye el haber devuelto a los lectores la obra del poeta cumanés. "(...) En cuestión de fantasmas el asunto es distinto/ Los fantasmas son personas en exceso sensibles (...)". Premio Nacional de Literatura en 1980, Pérez Perdomo fue un invitado y asistente asiduo a los eventos literarios, como la Semana Internacional de la Poesía, organizada por la Casa de la Poesía Pérez Bonalde. Fue integrante de los grupos Sardio

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(1958), Tabla Redonda (1959) y El Techo de la Ballena (1961). "(...) En/ el Libro Indescifrable/ han leído las señales/ del tiempo. Por muy larga/ que sea la vida, saben/ de antemano que ella sólo/ es un retraso de la muerte. (...)". A propósito de El techo de la ballena, en 2002 se realizó en la Galería de Arte Nacional una exposición. En esa oportunidad, Pérez Perdomo afirmó que "los artistas, en general, no podemos cambiar la sociedad; son más bien los grupos políticos y sociales quienes pueden transformarla. De los artistas se pueden tomar ciertas ideas que en alguna manera influirían en la vida política y social. El Techo tuvo gran repercusión porque no se concretó a señalar algunas perturbaciones sociales, sino que como grupo integrado por jóvenes pensó en transformarlas". Entre los libros de Pérez Perdomo están: Fantasmas y enfermedades (1961), Los venenos fieles (1963), La depravación de los astros (1966), Los ritos secretos (1988), El sonido de otro tiempo (1999), La casa de noche (2001) y Antología mínima (2003). También es autor de sendas antologías de Ramos Sucre y de Vicente Gerbasi. El poeta será enterrado hoy en el Cementerio del Este. El Universal, Caracas, 27 de mayo de 2013

EEN NT TR REEVVIISST TA AA AA AFFFFO ON NSSO OR RO OM MA AN NO O D E S A N T ’ A N N A : “ T E N G O U N DE SANT’ANNA: “TENGO UN CCO ON NCCEEPPT TO OD DEE PPO OEESSÍÍA A CCO OM MO O ‘‘PPR O Y E C T O ’ L I T E R A R I O ” ROYECTO’ LITERARIO” M Maarriioo PPeerraa

Se trata de uno de los más importantes escritores brasileros de los últimos tiempos. Affonso Romano de Sant’Anna fue parte de las llamadas vanguardias poéticas brasileñas de las décadas del ‘50 y ’60, graduándose en Literaturas neolatinas en 1961, en la Universidad de Minas

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Gerais. Desde joven se interesó además por la política, en la que participó como miembro de diversos movimientos sociales, por lo que, tras la llegada al poder de la dictadura en su país, viajó en 1965 a los Estados Unidos de América, país en el que vivió por una larga temporada trabajando como profesor en la UCLA. Gracias a la publicación de su tesis doctoral, Drummond, el gaucho en el tiempo (1972) recibió varios premios literarios, entre otros, el Premio Mário de Andrade, Premio Fundação Cultural do Distrito Federal y el Premio de la Unión Brasilera de Escritores. Además, su poesía lo ha hecho merecedor de las reconocidas becas Ford, Guggenheim, Gulbelkian y DDAD. Su vocación literaria lo ha llevado a dirigir la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro y la revista literaria Poesia siempre, con la que logró abrir lazos entre la poesía brasileña y la poesía latinoamericana en lengua hispana. El poeta Affonso Romano de Sant’Anna se encuentra próximo a visitar el Perú, por lo que es interesante conocer algunas de sus impresiones sobre el quehacer poético y su experiencia en la poesía. Affonso, empezaste a publicar poesía en la década de los ’60, un momento complejo para la poesía brasileña. Eran épocas de la explosión vanguardista, de la gran influencia de la música en la poesía en contraposición a la poesía racional o cerebral. ¿Cómo influyeron esos sucesos en la elaboración de tu primer poemario, Canto e Palabra (1965), y en los futuros?

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Este poemario es una tentativa personal de resolver el conflicto entre emoción (canto) y razón (palabra). También era una tentativa de inserir la poesía en lo cotidiano, a partir de mi experiencia política. Acabar con la contradicción entre João Cabral e Vinicius de Morais. Ciertamente, con cada nuevo poemario el camino se hace más difícil. En tu opinión y experiencia, ¿cómo va cambiando el oficio o la búsqueda del poeta a través de los años y las publicaciones? Tengo un concepto de poesía como «proyecto» literario, muy cerca de lo que decía Heidegger. Así que cada libro debe ser una adición. La palabra poética como medio de esquematizar la perplejidad. El científico utiliza los números y fórmulas, yo las metáforas y formas verbales. El ascenso al poder de la dictadura en Brasil en 1964, te llevó a viajar a los Estados Unidos. ¿Qué recuerdas de esa experiencia, del vivir en aquel país en una época de tantos cambios y revoluciones? ¿Influyó esa experiencia en tu poesía, en la temática, en las formas de expresión? Viví en California durante el esplendor da cultura hippie (dando clases). Participé de los «love in» y «teach in», de las marchas contra la guerra en Vietnam. Hice poemas sobre esto. Había un contraste entre la libertad erótica y política que vivía allí y la represión en mi país.

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Ezra Pound y Marcel Duchamp son dos artistas sobre los que has escrito y que has estudiado al detalle. Ambos fueron personajes de la escena cultural mundial que cuestionaron y fueron muy cuestionados. Dos grandes reaccionarios de la cultura. ¿Qué tan profunda ha sido la influencia de estos en el arte contemporáneo? ¿Ha sido alguna vez ser un trasgresor como ellos? Tengo un libro llamado Que hacer de Ezra Pound?, y otro, Desconstruir Duchamp. Los títulos son explícitos. Hay que analizar a los «monstros sagrados». El mejor homenaje que uno puede hacer a un personaje radical, es ponerle cuestiones radicales. Has participado en la revista literaria Poesía siempre, a través de la cual te pudiste vincular con la poesía tan cercana pero lejana a su vez (por el idioma) de otros países latinoamericanos. ¿Cuáles dirías, a grandes rasgos, que son los puntos de unión en la poesía escrita por latinoamericanos? ¿Qué la diferencia de la poesía de autores, por ejemplo, estadounidenses o europeos? Sí, la revista quería exportar la poesía brasileña, romper el aislamiento en que vivimos. Por esto era presentada en países europeos y latinoamericanos. Reunimos también poetas de tendencias distintas, acabando con los dueños de la verdad poética. Había una sección donde un poeta explica la génesis de un

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determinado poema, y publicamos varias traducciones de un mismo poema célebre. ¿Es cercana la poesía brasilera a la portuguesa? Por historia e idioma se puede pensar que están muy relacionadas pero ¿esa afinidad realmente existe más allá de compartir la misma lengua? Son poesías muy distintas. Los portugueses son más serios, los brasileños más diversificados. Hoy Brasil es el espacio de venta de la literatura portuguesa, pues somos 200 millones de personas. ¿Cómo ves la situación de la poesía contemporánea brasilera? Están los poetas ya consagrados, pero ¿hay algún o algunos poetas jóvenes de tu país cuyo trabajo te llama la atención? Tuvimos fechas muy marcadas: 1922/Modernismo, 1945- Generación 45, 1956/68-neovanguardias. A partir de 1973 surgió la «poesía marginal», fenómeno idéntico en varios países. Hoy algunos poetas jóvenes confunden poesía y prosa, y hay prisa por ser “famoso”, como si estuvieran en el “showbiz”. ¿Sientes particular entusiasmo por la obra de algún poeta o poetas peruanos? ¿Se conoce la poesía peruana en Brasil? El epígrafe de mi libro Qué país es este, tiene una frase de César Vallejo. Invité a Antonio Cisneros para presentarse en Brasil, estuve con Blanca Varela y German Belli en festivales de poesía. Conocí la revista Hueso húmero, y estudié literatura hispanoamericana en la Facultad. Hace unos meses nos enteramos del fallecimiento del poeta brasileño Lêdo Ivo, una de las mayores figuras de la literatura y poesía de tu país. ¿Eras cercano a él? ¿Tienes alguna anécdota con Ivo que nos puedas contar? Sí, lo conocí muy bien y estuvimos juntos en festivales en Colombia y otros países, y ahorita su hijo dejó en ni casa una revista griega con textos de él y míos. Es uno de los puntos de referencia de la generación del 45. Vas a participar en el Segundo Festival Internacional de Poesía de Lima. Un evento que intenta llevar a la poesía

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al gran público ¿Qué expectativas te genera tu próxima participación? ¡Que la poesía sobreviva a mi paso por Lima! Debo lanzar una antología traducida, en parte, por Mario Granda. Estimado Affonso, ¿te encuentras trabajando alguna próxima publicación? ¿Quisieras añadir algo más a esta entrevista? En Francia debe salir este año la traducción de El enigma vacío, análisis de los impasses del arte contemporáneo, y en Italia están traduciendo Barroco, do quadrado à elipse. Saldrá también en Brasil el tercer volumen de Poesia reunida. Biodata Affonso Romano de Sant’Anna. Belo Horizonte, Brasil, 1937. Publicaciones en poesía: Canto y palabra (1965), Poesía sobre poesía (1975), El habla grande del indio guaraní (1978), ¿Qué país es éste? (1980), La catedral de Colonia y otros poemas (1985), La poesía posible (1987), A norte da baleia (1990), Al lado izquierdo de mi pecho (1993), Epitafio para el siglo XX (antología, 1997), El intervalo amoroso (antología, 1999), Textamentos (1999), Poesía reunida(2004), Vestigios (2005), La ceguera y el saber (2006), El hombre y su sombra (2006) y Sisifo desce a montanha (2011); en ensayo: El desempleo de la poesía (1962), Drummond, el poeta en el tiempo (1972), El análisis estructural de las novelas brasileñas (1972) y Poesía sobre poesía (1975); en crónica: La mujer madura (1986) y Que fazer de Ezra Pound (2003), entre varios otros. http://laconvencion.blogspot.mx/2013/05/entrevistaaffonso-romano-de-santanna.html

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FFR RA AN NK K EESST TÉÉVVEEZZ G GU UEER RR RA A:: PPO OEESSÍÍA A,, SSO ON NEET TO O,, R REELLIIG GIIÓ ÓN N N Niiccoollááss GGuueerrrraa AAgguuiiaarr

Como no soy poeta, no sé qué sienten ellos ante el soneto, aquella estructura de catorce versos compuesta por dos cuartetos (o dos serventesios) y dos tercetos. Pero sí estoy seguro de que ha de ser un reto, un desafío, una invitación a medir capacidades, dominio de la técnica, incluso hasta los propios acordes de sonidos, la musicalidad que define al lenguaje poético. Porque el soneto exige rimas, claro; y estas han de conseguir que dos palabras finales de versos coincidan total o parcialmente en los mismos sonidos. Es lo que Marcel Proust llamó “la tiranía de la rima”, complejo logro en cuanto que el poeta está sometido a su búsqueda si quiere embellecer musicalmente el poema. Y si lo consigue, alcanzará aquello que también llamó “el logro de la belleza”. Pero aún se complica más: si el poeta escribe el soneto tradicional, debe alcanzar que cada uno de los catorce versos tenga once sílabas. Y como no quieren estar sometidos a normas – es la natural rebelión de muchos poetas, aunque a veces tal indocilidad oculte o disimule una aparente torpeza-, algunos escritores amanuenses se revuelven contra la rima, la métrica, el ritmo, y dejan caer conjuntos de palabras que colocan caprichosamente como si de ubicarlas en una estantería se tratara. Lo cual, por supuesto, no significa que el verso libre sea fácil, en absoluto, ni que un conjunto indeterminado de ellos no forme un poema de altísima calidad (Machado le recomienda al poeta que se libre del verso cuando lo esclavice). Pero en la concepción clásica de la Poesía el poema debe entrar por el oído, no por la lectura en silencio. Y el oído agradece cuando no solo el texto dice algo, sino también cómo lo dice. El soneto cantó a Laura (Petrarca); a la dama contenida y apasionada (Garcilaso); a la brevedad de la vida (Quevedo); a la belleza femenina que se

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convierte en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada (Góngora); lo usó Unamuno para cantar a Fuerteventura y a las palmeras majoreras, aunque sus encabalgamientos a veces sean violentos; con versos de catorce sílabas lo construyó Tomás Morales y musicó las tabernas del muelle; los poetas falangistas cantaron en perfectas estructuras sonetiles a José Antonio Primo de Rivera en 1939… O lo que es lo mismo, a ninguno – ni a muchísimos más- el soneto los encadenó, pues fue música de la sangre por las venas, como escribió Vicente Gaos y cita Dámaso Alonso. Desencadenado, que no encadenado a él, está el exquisito poeta galdense Frank Estévez Guerra, hoy arribado a los cincuenta años de su vida, a quien en su primera aproximación a José María Millares Sall este le reclamó un cuadernillo de sonetos. El poeta de la musicalidad y la palabra, el hombre que rompió con esquemas y escuelas y supo hacer de su verbo un canto de armonías, bellezas y compromisos, lo tenía claro: el soneto es la prueba inicial para quien pretenda entrar en el mundo de la creatividad poética. Cuando alguien le entregaba sus versos para que los leyera, era esta su primera pregunta: “¿Hay sonetos?”. Porque si no, José María invitaba al principiante a que se familiarizara con ellos. Frank sí tenía su cuadernillo. En él se desplazaron sonetos a la manera clásica, de frágiles estructuras inicialmente pero con sólidos asentamientos. Eso me dijo una tarde José María, en aquel momento casi septuagenario poeta que en su madurez llenó libros de versos libres, libros por los que metáforas, símbolos, juegos, musicalidades, ritmos interiores… se desplazan como en natural algarabía o en sedente silencio. Porque Frank despertó de inmediato el interés de José María, y este fue terminante: Frank no tendría problemas con la Poesía si dominaba la estructura sonetil. Y acertó. Y lo guió con sus consejos. Desde que el VI Encuentro de Jóvenes Hispanistas (marzo de 1998) lo dio a conocer en la Facultad de Filología de la ULPGC, Frank, con sonrisa abierta, mochila y capacidad de convicción, se convirtió en un fundamental referente para los más jóvenes que se iniciaban en la creatividad poética. Y no solo como vate, sino como editor literario y promotor de encuentros donde la poesía

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reinaba. Su peso en la gestación del tomo Última generación del milenio (1998) debe servir de ejemplo para lo apuntado. (Así me lo cuenta el hoy meticuloso investigador, riguroso prosista y profesor que es Victoriano Santana, estudiante del doctorado por aquellos años, y conocedor de su actividad.) Porque Frank, en efecto, es un poeta plenamente definido, hecho, de altísima musicalidad y dominio del lenguaje, del poético y del otro, el de los contenidos. Y destaca sobremanera por sus colecciones de sonetos cargados incluso de cadencias interiores: ”Ya sereno y habiendo amanecido / escondido en su rostro quedo ajeno / y me apeno sintiendo en su gemido / el latido fugaz de aquel veneno”. ¿Tiranía de la rima? En absoluto. Se trata de facilidad creativa, soltura, dominio, placer en la creación. Y, sobre todo, directísima comunicación con el oído del escuchante, embriagado por la suavidad de las coincidencias fonéticas de las que Natura dotó a Frank Estévez Guerra, poeta quizás desconocido por la inmensa mayoría pero que ocupa por su mérito un lugar destacado en la creación poética de Canarias. Pero, además, tal estructura sonetil le sirve para distanciarse de casi todos los poetas de hoy: él sonetiza la poesía religiosa, ajena actualmente aunque de exquisita tradición (me traslada a San Juan de la Cruz, Fray Luis…), en la que Frank margulla con el pálpito de su creencia cristiana. Y parece que consigue la comunicación con el Dios que lo sacó de una existencia sumisa en que vivía: “Cuanto más me alejaba de Tus pasos / más cercanas Tus huellas presentía / cuando el arte del mundo prefería / esbozarme ridículo en sus trazos”. Sí, poesía religiosa, su poesía, su creencia. Y ambas, conjuntadas por Frank con sutil soltura, dominio de la técnica y corazón de poeta, podrán conseguir el impacto religioso en los creyentes. Yo me quedo con la belleza formal, la exquisitez del poema, el rítmico acompasamiento de las palabras que son la esencia de este gran poeta. www.infonortedigital.com, 31 de mayo de 2013

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Hubo dos modos en los cuales Horacio Armani comunicó su temprana y continua alianza con la poesía: una fue la escritura de poemas, desde el inicial Esta luz donde habitas (1948), que publicó a los veintitrés años, hasta la ulterior antología de sus versos El sueño de la poesía (2008); otra fue la luminosa traducción de la gran poesía italiana contemporánea: no pocos lectores conocimos en su voz precisa a Cesare Pavese o a Eugenio Montale. Armani, que murió en esta ciudad a los 88 años, ejerció un apasionado arte de la reticencia: en la poesía por ese yo que, a veces intimando a través de un doble especular o un nosotros, manifiesta con rabiosa desilusión los acontecimientos del dolor o la pérdida y la fugacidad de la experiencia con un ritmo como demorado, que verso a verso late en una sintaxis lenta y que a menudo se materializa en el pulsar de las cosas concretas. "Una piedra, un insecto y un árbol son iguales, / tienen como una sangre que transcurre despacio / con el tiempo y el ruido de ese tiempo." Había nacido en Trenel, La Pampa, pero en los poemas persistía esa melancolía propia de Buenos Aires, que protesta irónicamente de la desgracia y sabe que la protesta misma es una forma desplazada de la vitalidad. Escribió sabiamente que "es un sueño la poesía", un "veneno lento", una "nada que ayuda", una "inasible victoria", y supo que "millares de poetas escribieron para nadie sus versos", pero también que la poesía debe continuar, aunque el sueño mismo de la poesía haya acabado. En 1958 ingresó en La Nación, donde se desempeñó como jefe de Bibliografía del Suplemento Literario. En 1986 fue designado miembro de número de la Academia Argentina de Letras.

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Como traductor continuó el arte de la poesía por otros medios. Su antología de la poesía italiana del siglo XX o su volumen Imágenes de Eugenio Montale son también altos modos de la generosidad. Un día, con su mujer, buscó a Eugenio Montale en Italia, pero antes quiso ver en Ravenna "el puente de madera que pone a Puerto Corsini en alta mar", con el que comienza el poema "Dora Markus". Lo buscaron en vano, hasta que una mujer en una hostería les dijo que había sido reemplazado por una escollera de cemento, pero les recitó el poema completo, donde el puente de madera aún persistía. Al visitar a Montale, le contó que el

puente del poema ya no estaba. "¿El puente? respondió Montale- Quizás no ha estado nunca." Años después, en su poema "Lectura de Montale", Armani repitió la lección: la poesía puede ser un espejo cruel o una música árida donde se deshace el tiempo humano, pero allí, sobre la brizna débil del lenguaje, los poetas alzan todavía los altos puentes de madera. "Eso que en la mañana se levanta -escribió Horacio Armani- y nos mueve a vivir." La Nación, 2 de junio de 2013

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