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[15.08.06]

elpoemaseminal

tercer aniversario (I)

http://www.lupaprotestante.es/elpoemaseminal

atisbos Con esta entrega llegamos al tercer aniversario, motivo por el cual se pidió a los integrantes del comité editorial algún texto para los números especiales (99 y 100). Refrendamos con ambos nuestro amor por la palabra poética en todas sus formas.

elpoemaseminal, UN PROYECTO DE DIVULGACIÓN Y RESCATE (I) Leopoldo Cervantes-Ortiz 1. Poesía y tecnología a tradición de las revistas literarias ha cobrado un nuevo auge con las múltiples iniciativas que pueden encontrarse actualmente en Internet. Los escépticos que suponían que la literatura —o los textos— y las computadoras no eran compatibles, tienen que rendirse ante la evidencia de que esta nueva tecnología está ganando nuevos e impensables lectores entre los asiduos a la red, pues los encuentros fortuitos propician hallazgos que la letra impresa tarda más tiempo en producir. No se afirma con esto que el nuevo camino de la literatura correrá exclusivamente por los rumbos cibernéticos, pero sí se plantea el reconocimiento de los flancos bondadosos de esta nueva afición humana. En el caso de la poesía, pueden encontrarse desde páginas web institucionales y universitarias, escasamente creativas la mayoría, hasta sitios personales cargados de cursilería y falta de rigor para registrar los textos, pasando por esfuerzos sostenidos y atendibles, la oferta de poesía es muy amplia, aunque siempre es necesario discriminar las características de los distintos proyectos. En inglés —como siempre—,aparecen las mejores propuestas, pues pueden conseguirse libros completos o selecciones amplias de grandes autores. Pero la fiebre por invadir la red con poesía se ha extendido saludablemente en varios países iberoamericanos. Las páginas dedicadas a autores o autoras específicos son un verdadero oasis para los admiradores o lectores de culto de los mismos. Pienso en Borges, Parra o Pizarnik, para sólo citar tres nombres hispanoamericanos, o los esfuerzos de Gustavo Jiménez Aguirre. Entre los varios obstáculos que enfrenta la poesía en Internet —como cualquier otro esfuerzo en el ciberespacio—, tal vez el más relevante sea el de la actualización constante, pues implica que la periodicidad especificada en los inicios de cada empresa poética sufre terriblemente a la hora de tener que cumplir con las fechas, pues subir los textos y las imágenes constituye un auténtico viacrucis. De ahí que los webmasters de la poesía retrasen la aparición de las nuevas emisiones. Hay casos excepcionales, como el de Floriano Martins, aquí presente, cuya revista Agulha es un ejemplo notable de exactitud cronológica. Otras

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páginas, como Palabra Virtual o Jornal do Poesia no enfrentan esta dificultad porque son más bien portales que agregan sus novedades sin la presión del tiempo. Dicho sea de paso, ambos son de lo mejor que hay actualmente pues contienen una variedad de autores espeluznante. De modo que la poesía está interactuando de manera muy dinámica con la red de redes, propiciando una serie de intercambios que en otra época hubiera requerido muchísimo tiempo para consumarse. Además, la posibilidad de acceder a tantos millones de lectores potenciales que por accidente se encuentren con la poesía, es un aliciente más, junto con la cada vez más creciente pléyade de estudiantes que buscan información para resolver sus tareas escolares. Internet es un megamuestrario de opciones para acercarse a la poesía. El hecho de que grandes poemas y autores, junto a las nuevas propuestas poéticas estén a la mano de gente siempre ávida, en todas partes del mundo, redime vastamente la tarea de los promotores. 2. elpoemaseminal como proyecto El correo electrónico es el vehículo para la transmisión de estas emisiones poéticas, 60 hasta la fecha. elpoemaseminal surgió, no tanto con el deseo de aparecer en un sitio de internet, sino de rescatar y divulgar, sin afanes capillistas ni de interés grupal, todas aquellas formas poéticas que se sostienen por su calidad. En cuanto al rescate, justamente por los reacomodos culturales y estéticos que vivimos, suelen olvidarse obras y autores que, por la misma escasez de publicaciones impresas, dejan de circular entre los lectores asiduos y, claro, no llegan hasta los nuevos. No existe la obsesión por las “novedades puras” pues, como han corroborado muchos lectores/as, la recuperación de poemas y poetas poco conocidos o difundidos ha sido muy estimulante. La inspiración para iniciar este proyecto proviene de varias fuentes. Una es la pasión por antologar, en una especie de bitácora de lectura, desde 1986. La otra es justamente poesia.com, un proyecto argentino que envía ¡diariamente! un poema por correo electrónico, como varios sitios y portales. De ahí provino la primera emisión, “La gallina”, un poema de Joaquín Gianuzzi. Un poema diario sería imposible, de modo que se intentó el formato semanal, seminal, como se convino en denominar a la idea. El objetivo principal es conseguir un balance entre lo reconocido y lo nuevo, entre la divulgación y el rescate, lo que explica que, por el momento, aún tenga un carácter un tanto elitista porque la agenda de “suscriptores” aunque es amplia, se limita a un sector de lectores “cautivos”, que a su vez han circulado la información. El texto con que cierra cada emisión es una botella al mar que intenta abrir un espacio de difusión más amplio.

testimonios ROLF LEEMANN (Suiza) (www.lyrik.ch/leemann)

SIN RUIDO

UNA

GAVIOTA, MERAMENTE DE PASO,

el final del día señala y la orilla a su quietud abandona. Sus desapresuradas alas crecieron seguras para remar la más aguda oscuridad. Se van lentas mientras yo me agito.

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Su parejo ritmo parece no tener costas... oh olas, oh agua y rocas, vuestra perezosa charla me asegura. Traducción del inglés original de © Sergio Ismael Cárdenas Tamez El Cairo, Egipto, 3 de junio, 2004

PLURAL

MEDIDME

LA TERNURA, PÁJAROS DISTANTES,

lectores de nubes, continentes, abrazad el cielo, explicadme este clima en su totalidad, ahora, esta tarde. Cerca del horizonte, unos cuantos árboles altos aplauden, ensayan vuestras rondas espaciosas mientras os eleváis impetuosos, dando vuelcos y precipitándoos, respetando susurros de otros lares. "Viento rico en pájaros que sobre las ramas ondea"* escucho la sabiduría ciega de la voz de Argentina, veo sus muchas almas-vehículos volar sobre los árboles, bucear, habitar en ellos; cantan mientras él recorre en un gran cementerio numerosos pasados, recordando. Vuestro canto ha crecido hacia tal amplio movimiento que rejuvenece el aire, me enseña a navegar con ligereza sobre la ola fría que me atrapa. * J. L :Borges en “La Recoleta” Traducción del inglés original de © Sergio Ismael Cárdenas Tamez Ansbach, Alemania, 10 de julio, 2006

MIGUEL JORGE CASTILLO EL MUNDO ES UNA METÁFORA

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Modelo ejemplar es Dios se realiza en la palabra y esta palabra que es una en Dios se vuelve plural en y múltiple entre los hombres. Acercarse a Dios es buscar, más allá de las palabras plurales, la esencia misma inabarcable y viva de la palabra del Verbo. RAMÓN XIRAU (sobre San Buenaventura)

ios, la causa ejemplar del mundo y de nosotros seres humanos reflejo equívoco lo intuyeron almas como San Agustín, San Anselmo, San Buenaventura y el mismo Pablo Neruda al contemplar el mundo como la metáfora más hermosa de Dios, Dios creador por la palabra, palabra que es el Verbo cuyo pensamiento es poesía, nosotros las estrofas y las rimas. Pensamiento y poesía se tornan en ocasiones una, se funden en pensadores como Ramón Xirau, Javier Sicilia, Octavio Paz y Rubem Alves. El proyecto elpoemaseminal, iniciado hace ya tres años, nos ha iniciado en el océano seminal de la creación. Fecundo esfuerzo mediático que ha engendrado inquietudes y develado vínculos entre la poesía y muchas realidades. Partimos de Dios, a Dios volvemos siguiendo las huellas de su presencia en el mundo y en el alma que son palabras infinitas y plurales como tinta verde que pueblan la página en blanco de la mente humana en su itinerario, el Camino de Damasco hacia el encuentro, la beatitud silente que nace cuando enunciamos la Palabra definitiva, fecunda y seminal de la Belleza. En el III aniversario de elpoemaseminal agradezco y celebro este esfuerzo que, mediante la palabra y sus metáforas me han dado la posibilidad de enunciar y entender el mundo. ¡Muchas felicidades!

JULIO CÉSAR FÉLIX VÍAS ETÉREAS

EN

LA LIBERTAD DE LOS MARES

el desierto florece hacia su centro el monte de los susurros sufre transformaciones etéreas y metalúrgicas El olvido pasa abanicando sobre las vías del tren muero entre las venas de tus lunes [Muero siempre en lunes].

SECO DESPERTAR

DESPIERTO entre nubes verdiazules la euforia trastoca Los sentidos naranjas (naranja cadmio enviado por los astros) de un cumpleaños acalorado; elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/4


laguna, desierto, voces, ecos, ecos de voces para los ríos de palabras y acentos que habitan en las entrañas del agua que ya no es agua que ya es polvo.

VORAZ REFLEJO DE TU VIENTRE

HUMEANTE exquisito el olor de tu sexo que adivina mi pelvis nuestras piernas inventan su lenguaje entre caricias sudor y risas náufragas el beso se torna magia de espejos en arcoiris espuma es puma inundación del tiempo en el tiempo y otro espejo reflejando hacia la nada.

ARMANDO GONZÁLEZ TORRES ROSTROS Y GESTOS * Meterse en sitios de mala muerte, beber de más y despertar con la sospecha de que te han robado la cara. * Un rostro es un puñado de polvo que se atreve a sonreír antes de ser dispersado por la escoba. * Su rostro era la floración de un cadáver, y su voz, un eco destemplado que se rehusaba a reconocer. * En las nubes y en el agua también se forman rostros sensualísimos. elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/5


* Todo rostro es abismo, y si lo miras fijamente, sentirás vértigo. * Se reconocía en ciertos rostros, se detestaba en muchos más. * Ojos sin cuencas, venas vacías, narices nostálgicas de sus respiraciones. * Un rostro se esculpe primero en la arena del desierto y, luego, el viento lo filtra a regiones recónditas donde una legión de anónimos bautistas intenta darle un nombre propio. * Ceniza que antenoche fuiste gesto y te dejabas seducir por las miradas. * Tenemos un rostro que se aja, que se transfigura en cada gesto, pero guardamos otro rostro inmutable en la memoria. * Guarda éste que fui hoy en tu recuerdo más piadoso.

JOSÉ KOZER PRÁCTICA Para hoy, memorizar constelaciones (estrellas) del hemisferio sur: dejar atrás el Gran Carro y el Camino de Santiago. Memorizar, no caminar, siendo el acto de memorizar un modo fijo de deambular, echarse a andar, Sagitario a la Red. Me doy tres meses para aquietar esta cabeza mía hace más de seis décadas enmarañada: un mínimo estímulo la dispara por diez troneras simultáneas, conjunción de boquetes, estallidos, y un nuevo reguero de pólvora a vértigos de anticipación: lianas, entrecruzamientos, frondas deshaciéndose, sombras al desplazarse, bifurcándose. Sólo a base de ejercicios concretos de inmovilidad voy a poder aquietarme: en cuanto galope la cabeza, riendas. elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/6


Se pone a elucubrar, de inmediato (empleando el subterfugio que me he impuesto de golpear la frente con los nudillos tres veces) recurrir a mirarme alzar una mano, abrir y cerrar el puño cien veces (y más) lograr sólo exista el puño que se abre (nada en la cabeza) se cierra (no hay otra cosa): repetir Namu Amida Butsu convirtiéndolo en canto murmurado, elevado, más y más alto hasta alcanzar (longitudinal) Argo. Señores (sé que les importa un pepino que los invoque) me va la vida en esto: a don Proteo impetro convierta la centella en gota de agua, el halcón peregrino en paro carbonero, la madreselva en llantén: un felino en buey. El buey a la yunta. La yunta, pasos (bovinos) rumbo a la alta pared que limita (ahí mismo, enfrente) el terreno. Oíd (sé que hacéis oídos sordos a mi llamado) el esfuerzo sobrehumano (cuánto se ha acortado el tiempo) que realizo: me puse de pie, anduve del cuarto de dormir al estar del butacón y la mesa imitación mueble nipón: seguí ida y vuelta una recta (la disposición de los cuartos lo permite) total sesenta pasos en cada dirección: la cabeza no bullía ya (Namu Amida Butsu) carne y sombra al dar el paso se fundían, en las esferas Sagitario a la Red: y aquí, por un buen rato, las Grayas y Gorgona me vuelvan de piedra.

zonas EL PODER DEL DISCURSO POÉTICO: HACIA UNA HERMENÉUTICA FILOSÓFICA Y CONTEXTUAL LITERARIA (II) George Reyes El poder del discurso poético: Hermenéutica, lenguaje y estrategias elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/7


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egún algunas de las nuevas tendencias hermenéuticas filosóficas, el poder de una obra literaria se agota en el diálogo y vínculo que ella propicia con su lector activo. La obra, según estas tendencias, es un artefacto verbal semánticamente autónomo de la historia, del tiempo y circunstancias de su composición, de la cultura y de la intención de su autor; de esa cuenta, la experiencia estética ve la “verdad” en su propio objeto artístico, la obra, independientemente de cualquier otra relación que no sea esta experiencia. Así, al lector y a la lectora no le queda otra tarea sino la de construir, deconstruir y reconstruir permanentemente el sentido de la obra, sin llegar quizás nunca a tener un control total sobre el mismo. Estas nuevas tendencias se justifican. La literatura es un acto de comunicación entre el autor, el texto y el lector. En este acto de comunicación, el texto es el terreno en que se dan la cita y el canal por medio del cual el autor envía su mensaje; los lectores y lectoras son a la vez una fuerza no sólo activa, sino también positiva y decisiva (aunque no única) en el proceso y experiencia de lectura, ya que, quiérase o no, la práctica indica que la interpretación siempre comienza y termina con la presencia de ellos/as. Sin embargo, a mi modo de ver, estas tendencias poseen algunas debilidades. Una de ellas es que tienden a pasar por alto la relación existente entre el “mundo” —la realidad total subyacente— del texto y la realidad concreta. En este sentido, se tiende a nublar la realidad que subyace tanto detrás —en el “mundo”— como en frente del texto —la realidad histórica del autor—. Discutiendo cómo los textos literarios clásicos, aún siendo un producto del pasado, trascienden su contexto para iluminar el presente, cautivar e informar al lector contemporáneo, Hans-Georg Gadamer arguye: “Nuestra comprensión siempre incluye una conciencia de que formamos parte de ese mundo [el de la obra literaria], y correlativamente, que la obra pertenece también a nuestro mundo [realidad concreta]”. El mundo de una obra literaria contemporánea guarda también relación estrecha con el externo, la realidad concreta. Este efecto mimético —que es, en alguna medida, quiérase o no, una actividad creadora del intérprete— es la razón principal por la cual ella impacta y persuade; pero es también la razón por la cual ofrece a sus lectores y lectoras nuevos lentes para leer su realidad y hace de ellos y ellas ciudadanos más sensibles, alertas y críticos. Otra debilidad de las nuevas tendencias hermenéuticas filosóficas es que tienden a nublar la importancia del autor y su mensaje o ideología original. Esta tendencia es mayor cuando, con base a la suposición de la autonomía semántica de la obra y la denominada “falacia de la intención” —o, lo que es igual, autonomía del lector que le da la licencia para recrear a su antojo, según sus horizontes, el mensaje o ideología impresa en el texto—, se privilegia excesivamente la belleza estética del texto y el papel del lector. Así olvida, por lo menos, tres cosas importantes. La primera, que el proceso hermenéutico de lectura es dialogal: el lector o la lectora dialoga con el texto y su autor. Este “triálogo” mancomunado y dialéctico abierto supone un “acuerdo” entre lo que dice el autor y, según su reacción, lo que piensa el lector o lectora; finalmente, este “triálogo” supone una fusión de horizontes que no es sino la “comprensión” entre estos tres interlocutores —el autor, texto y lector. La segunda, que el significado del texto es dependiente también del acto mismo de comprensión. Y la tercera, que los lectores deben ser “ideal” lectores, poseyendo ciertos atributos como una respetuosa sensibilidad por la intención del autor. Privilegiar la belleza estética y el lector conlleva una consecuencia fundamental compleja y debatida: se deshistoriza el texto, se vacía la interpretación de todos sus tesoros —límites, propósitos— y se abre las puertas a una infinidad de sentidos, frecuentemente divergentes los unos con los otros y, en el peor de los casos, arbitrarios en relación con la intención original de su autor, la cual merece respeto, ya que el texto todavía le pertenece. Es cierto que es casi imposible evitar las variadas y divergentes interpretaciones de un texto; es elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/8


cierto también que la polisemia del lenguaje literario puede inducir a ello, ya que normalmente éste rompe con el sentido convencional de los términos, que solamente los oídos afinados podrían oír. Es por eso que, en la lectura de un texto literario, se hace necesario el uso de una hermenéutica centrada tanto en el/la lector/a como en el autor y en el texto, y que permita ver en este último un impulso no sólo estético-literario, sino también histórico o referencial e ideológico. Así, es mi opinión, habría menos riesgo de reducirlo ya sea a literatura pura sin ideas, o a uno excesivamente contextual o, en el peor de los casos, panfletario. Así también habría mayor posibilidad de controlar nuestra subjetividad y permitirle al texto hablar libremente. La verdad es que, por varias otras razones, aun aplicando la hermenéutica anterior, el aprehender exacta y totalmente el sentido original de un texto y de un modo totalmente objetivo es una tarea no ilusoria, sino desafiante, cuyos resultados serán siempre limitados. Con todo, contra la opinión deconstructivista, si se quiere entender algo de un texto, se requiere no sólo de una hermenéutica centrada también en éste, sino también que el “ideal” lector tenga alguna destreza literaria. Si bien para algunos la tarea interpretativa, y aún composicional, es un acto creativo, libre de un sometimiento a cánones racionales y rígidos, no se puede negar que una atención cuidadosa al "cómo"—poética, es decir, estrategias artísticas literarias— guía al "qué" —mundo y mensaje— del texto. Esta hermenéutica, finalmente, permitiría movernos de la poética a la interpretación y al poder del texto. Intentaré ahora, aún con riesgos, hacer, con base a la anterior hermenéutica, desmitificadora y reveladora de los símbolos y de la experiencia humana subyacentes en el texto, una breve y limitada lectura de un pequeño texto poético. El texto nos introduce a su alucinante “mundo” y, por ende, a la realidad histórica concreta de su autor o, por lo menos, a un reflejo de ella. Antes de leerlo, conviene ver, a nivel de técnica, la estructura general del corpus al cual pertenece que es la Antología Signo xxi. Esta antología consta de tres partes. La primera y la segunda, describen algunos signos en el umbral del nuevo milenio, y la tercera los resume con plenitud de luz, vida, esperanza y sabor universal. Todo este conjunto de poemas le habla al lector en dos niveles bien definidos y relacionados el uno con el otro; el primero es su alma sensitiva: lo dicho y lo no dicho, donde la sensibilidad, adquirida en ese peregrinaje por los paisajes de la vida, se adhiere al lenguaje, a fin de deconstruir, conmocionar, movilizar y evocar otras realidades diferentes de la existente; el segundo nivel, su alma intelectiva: la técnica que, en complicidad con el lenguaje, procura los efectos anteriores. Nuestro texto será analizado limitadamente con base a estos dos niveles. Helo aquí: Perfume salvaje Perfume que huele de arriba post-modern hedor ¿No es al que hiedes de pies a bajo a cabeza a esencia salvaje de prado solo en cada paso ya en tus huesos? de solo

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s o l o:

Lenguaje y estrategias Este texto es lírico por excelencia. Aunque el “yo” es un recurso discreto, respira y transpira una experiencia personal que, a través de su técnica y lenguaje, evoluciona hasta convertirse en una voz colectiva universal. El sujeto lírico maneja un alto nivel de expresión poética saturada de simbolismos, deconstrucción y sueño utópico. Todo ello con base a su propio punto de vista ideológico y temporal. El lenguaje y la técnica son reveladores. Estos, en el mundo del texto, evidencian no solamente la tensión existente entre "esencia salvaje" y "post-modern hedor", sino también la consecuente deconstrucción de la realidad concreta y, por ende, la evocación de otra(s). A nivel de lenguaje, es de notarse en el texto la transformación semántica, cuyo resultado desencantará los simbolismos usados —que disimulan y revelan— y, sobre todo, cualquier idea romántica que su título pueda evocar. La transformación de "perfume" a "esencia salvaje" y luego a "hedor" (perfume> esencia> hedor) es central en el texto, que más allá de su nivel semántico produce en el lector un efecto de ironía sutil: no es perfume alguno, sino hedor lo que atraviesa todo: de arriba a bajo y de fuera a dentro (en los pasos y en los huesos); este hedor es salvaje y posmoderno (post-modern) en el sentido, podría decirse, más cruento de los términos. Este hedor es salvaje no por estar libre sensibilidad y civilización, que sería el sentido romántico, sino por destructor y desgarrador. Es posmoderno no sólo por estar saturado de cultura globalizada, sino también, por el mismo hecho, por propiciar el individualismo, una especie de mortífera maquinización, masificación y deshumanización, a todo lo cual huele el mismo contexto urbano al estar atravesado a tal punto que queda descarnado. A nivel de técnica hay que notar la estructura lingüística del texto que, apoyada por la musicalidad o nivel fónico (ritmo, cadencia y acento), es reveladora. El modo en que se cortan y colocan los versos produce un especial efecto lírico y satura al texto de una de sentido; otorga una independencia ácida a cada uno que va a revertirse en el siguiente; después del quinto verso, la partición de las palabras libera una pluralidad de sentido: "de prado solo" suena al oído del lector a "depredo solo" , y el "de solo" evoca el verbo "desolar". A la estrategia anterior habría que añadir la disgregación del término "solo" (octavo verso), por lo cual cada letra se queda también sola, produciendo una operación sonora de transformación del lenguaje, que finalmente permite la traducción siguiente: perfume /esencia salvaje = post-modern hedor. El tema de la soledad o, mejor, el perfume o el hedor de la soledad se conjuga, entonces, con la depredación y desolación, reinantes en la cultura posmoderna urbana. La pregunta retórica del sujeto lírico, hecha con base a lo que se contempla en las calles de nuestras megaciudades, patentiza la universalidad de este hedor, depredación y desolación. A estas alturas del análisis, al lector le queda claro no solamente la idea detrás del simbolismo que controla el texto, sino también el mundo subyacente del texto y el punto de vista ideológico que lo satura. El/la lector/a (incluido/a, por ejemplo, en el verbo "heder" conjugado en segunda persona del singular-"hiedes"), el interpelado que está ahí con el sujeto lírico que habla y que se convierte en cada uno de nosotros, percibe y experimenta también la deconstrucción y la evocación de otra(s) realidad(es) diferente(s) a la(s) existente(s), realizadas con discreción. El mundo y el poder del texto elpoemaseminal 99/ 15 agosto, 2006/10


El mundo interno del texto está relacionado con el referente, es decir, el mundo real, la sociedad o el tiempo histórico el poeta. En éste reverbera una inconformidad, indignación y lucha contra la desolación y anomia que atestigua el urbanismo en general. Es el punto de vista ideológico del poeta y de su texto, que transpira solidaridad e intenta recrear su realidad o, en su defecto, sin evasión alguna, evocar otra(s) en idilio con lo sublime, es decir, la vida plena y repleta de solidaridad y fraternidad que la globalización actual hiere, angustia o asfixia. Así, pues, es también deconstruida la paradoja de esta globalización, que es la de colocarnos el mundo a nuestro alcance, pero tornarnos a la vez inaccesibles al otro. El poder y relevancia del discurso poético quedan así sintetizados en nuestro texto: ella parte de un descontento o indignación solidaria con la realidad, y de un deseo de recrearla. Si bien no logrará tales cosas insofacto, con su lenguaje, técnica y efectos concientiza al lector, fermento fundamental para el cambio y la esperanza. De modo que corolariamente nos hace ver lo que también es la poesía: sensibilidad, solidaridad, descontento, denuncia y deconstrucción en pro de un nuevo Edén. Es su poder desplegado en voz baja, susurro o discreción, con uno corolario: a) concientización y, quizás, movilización, fruto de haber oído y entendido lo que le poeta susurra, y b) conversión en voz colectiva universal, a lo cual la poesía siempre ha aspirado. Los poetas y las poetas, entonces, hablan relevantemente, aunque en algunos casos en voz o tono bajo o discreto. Por eso, hay todavía un lugar para ellos y ellas y su producto en la realidad cultural posmoderna, que cada vez se nos presenta más dolorosa y nos incita a la protesta, la indignación y a la figuración de otra(s) realidad(es) ahora o, con mayor certeza, mañana, en el kairós (tiempo decisivo) de Dios, el Señor de la historia. Notas (1) Sin embargo, estoy consciente de que mi propuesta de la interdependencia de la lírica en relación con el influjo de la realidad no es totalmente nueva ni extraña a nuestra ensayística, ya que, de una u otra manera, ha estado en el centro de la misma a nivel no sólo latinoamericano, sino también europeo; véase Kepa Murua (ed.), ¿Qué puede la poesía?, Editorial Bassari, Bilbao, 2002. (2) La naturaleza peculiar de este género, uno de los más antiguos y universales, es, desde sus orígenes, su alto nivel de subjetividad y su profundo alejamiento de la épica y la lógica racional. “Por ser subjetiva”, opina Celso Medina, “riega todo su discurso del Yo. Por ser antiépica, exalta el instante, torna humanísimo al hombre... Como dirían hoy los teóricos de la comunicación, la poesía lírica es profundamente entrópica. Vive en una dialéctica: tiene que vivir con autonomía, pero debe transmitir significados. Esa autonomía le permite ser un género poco dado a mostrar la realidad directamente”; “La poesía en el desierto posmoderno”, www.ucm.es/info/espéculo/número11/des_post.html. (3) Otros hablarían de un poder de “redención”, o de “regeneración moral”. Pero atribuirle esa clase de poder sería demasiado para un discurso totalmente humano. (4) Subcontinente agobiado, como dijera alguien, por la retórica y corrupción política, pobreza y la injusticia, y condicionado por la cosmovisión posmoderna "intelectual" —la de los filósofos, sociólogos y literatos— y aquella de la "calle" —la que se detecta en el grueso de la población, aún entre la que no habría entrado previamente a la modernidad propiamente dicha. Aunque todo depende de la lente con que se la evalúe, la cultura posmoderna, fenómeno difuso y multiforme, en su búsqueda por construir nuevos o quizás actualizar viejos fundamentos de nuestra civilización, tiende no solamente a hacer de la sociedad una cada vez más caótica, mecanizada e hiperindividualista, sino también a relativizar valores como aquel de la solidaridad y a promover el gusto por lo light o lo trivial en todos los campos, incluso en el literario; cp. http://www.3smu.org.uy/publicaciones/noticias/separ115/art-19.pdf; véase el ensayo crítico del poeta y ensayista colombiano Carlos Fajardo, “Poesía y postmodernidad. Algunas tendencias y contextos”, en http://www.ucm.es/info/especulo/numero20/posmoder.html. (5) Expresión de Mario Vargas Llosa al referirse a la literatura en general, en “La literatura es una hermosísima mentira”,Stylus (2000) 74-76. (6) En “Qué puede hacer la poesía”, ¿Qué puede la poesía?: 16. Sin embargo, Juaristi, olvida que, como opinaba Antonio Machado, no hay poesía sin ideas o sin visiones de lo esencial; además, este autor, por un lado, pareciera reducir la poesía a sentimientos sin ideas—por lo menos aquellas de peso contextual

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— y a un simple “hacer con las palabras”—que no tiene ideas que comunicar; por otro lado, si la poesía no puede cambiar el mundo, ¿cómo es que puede, entonces, ayudar a la regeneración moral de la sociedad? La incongruencia de Juaristi es evidente. (7) Esta naturaleza de fondo también cuenta en el inmenso mundo de la literatura. Aunque los autores siguientes se refieren específicamente a la novelística, véase la opinión de Mario Vargas Llosa, en Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, Mario Vargas Llosa: Literatura y Política, Editorial Planeta Mexicana, México, 2001, pp. 43-72, y de Eduardo Calero Jaramillo, “La literatura en la edificación del pensamiento humano frente al curso de la historia”, Memorias del Sexto Congreso Nacional y Segundo Regional de Historia y Geografía, ed. por Fausto Silva Montenegro, Editorial Pedagógica Freire, Guaranda, Ecuador, 1999, pp. 25-36. Habría que reconocerse que toda creación literaria es, en alguna medida, un reflejo de la realidad y, como tal, un producto ideológico. Como lo subrayo a lo largo del ensayo, lo dicho no significa que el discurso poético deba convertirse en frío discurso cerebral, o, mucho menos, a los ojos de la “hermenéutica de la sospecha”, en panfleto político; uno debiera estar consciente que no son sólo las ideas ni la ideología política o religiosa, a la cual, consciente o inconscientemente, está adherido (a) un (a) autor (a), lo que necesariamente le conferirá rango artístico literario. Con todo, la poesía sin ideas de peso contextual corre el riesgo de convertirse en un discurso excesivamente irrelevante, egocéntrico y quizás burgués. (8) En Latinoamérica, uno de esos momentos lo constituyen las obras vanguardistas de mediados del siglo xx. Estas obras fueron consideradas revolucionarias y subversivas no solamente por sus novedosas técnicas y su novedoso lenguaje, sino también por su incorporación de temas de hondo contenido social y político. Aquí mismo en Latinoamérica, otro de esos momentos lo constituye la poesía que actualmente se está escribiendo en algunos círculos, que, apuntando a nuevos cánones, intenta deconstruir, por ejemplo, los prevalecientes clichés machistas del binario hombre/ mujer, y rescatar la cotidianidad con un lenguaje directo desafiante y, por lo tanto, alejado del lirismo. Es la llamada “antipoesía”, en boga en los talleres de poesía; ver la nota 32. (9) En “El poeta, enemigo del moralista”, Prensa Libre, Guatemala, Guatemala, 14 de agosto de 1993, p. 12. (10) Esta economía somete a las nuevas generaciones a una dictadura económica, con graves consecuencias para la literatura y aún para la vida misma en contextos como los latinoamericanos. 11) A todo ello se debe añadir el suicidio cultural impuesto generalmente, en el mejor de los casos, por los medios masivos de comunicación a través de una amplia divulgación de productos comerciales, pero de pobre calidad literaria; además, la promoción que ellos suelen hacer del talento literario aún de los escritores “canonizados” es mínima o nula. (12) En Poema y diálogo, trad. por D. Najmías y J. Navarro, Gedisa, Barcelona, 1999, pp. 107-08. (13) Es decir, un discurso verbal autosuficiente, en el cual tampoco cuenta, entre otras cosas, la intención original de su autor /a, sino lo que sus lectores puedan y quieran ver en el mismo. (14) Así, Abdón Ubidia, “Cuatro tesis de las corrientes narrativas (Ecuatorianas y Latinoamericanas)”, Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana: Memorias 2 (4-8 de agosto de 1997) 158-163. (15) Ciertamente, según mi opinión, de un modo u otro, toda poesía sería solidaria con la historia, aunque unas lo hagan menos conscientes que otras; véase, por ejemplo, la obra de la poeta ecuatoriana Teresa León, Cantos finiseculares, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, Ecuador, 1984; esta obra eminentemente lírica y aparentemente ajena a la realidad, en un nivel del discurso reacciona contra determinadas realidades contextuales. (16) En “La realidad y la palabra”, Letras del Ecuador 180 (1995) 51, Mario Benedetti opina que en la poesía actual latinoamericana se está dando esta ligación, y agrega: “...conviene recordar que cada texto tiene su contexto y a él se vincula. Un texto de hoy solo se origina en las tensiones internas del creador; también puede emanar del subsuelo de la calma o de las a menudo feroces tensiones de la realidad”. Piénsese, por ejemplo, en la novelística del peruano Mario Vargas Llosa, o del colombiano Gabriel García Márquez; en relación a éste último autor, véase Luis Javier Hernández Carmona, “El ocaso del poder como alegoría latinoamericana en tres novelas de Gabriel García Márquez”, Jornadas Andinas de Literatura 2, pp. 131-136. Nótese, además, que el escritor húngaro Imre Kertesz habría de ganar el Nóbel de Literatura 2002 por haber explorado en sus novelas, que suelen centrarse en su experiencia en un campo de concentración nazi, una temática eminentemente contextual: cómo los seres humanos sobreviven a situaciones bárbaras. (17) Vargas Llosa, “La literatura”: 75. (18) Cátedra Alfonso Reyes, Mario Vargas Llosa: 56.

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(19) En, “La literatura en la edificación”: 28. (20) Ibid: 32; cp. las páginas 35-36 de este mismo artículo de Calero Jaramillo. (21) Pues, si bien el mundo que refleja es muchas veces parecido al nuestro, éste suele ser ideal y hasta irreal, ya que, a los ojos del poeta lírico, todo parece ser bello, incluso lo feo, lo horrible o lo atroz. (22) En esto tienen razón quienes, como Juaristi, opinan que la poesía no puede cambiar el mundo. Como ya dije, un discurso humano e imperfecto como el poético es imposible que tenga esa clase de alcance, aunque pueda cautivar, persuadir y hacer de sus lectores ciudadanos más sensibles, alertas y críticos, y ofrecerles nuevos lentes para leer su realidad. Por eso los poetas suelen ser los mejores críticos y filósofos. (23) Se sabe que también a este último muchos posmodernos parecieran temer y evitar porque, según argumentan, revela una voz “autoritativa”, propio de políticos y predicadores, con los cuales basta. (24) En Cátedra Alfonso Reyes, Mario Vargas Llosa, p. 58. (25) Ibid: 59. (26) Ibid. Entonces, agrega este autor (en esta misma página), cuando el lector regresa de su lectura el cotejo de ese mundo literario con el real es inevitable y difícilmente se contentará, como alguien resignado y fatalista, con ese mundo en el que vive. Estará en perpetua exigencia de algo distinto y mejor. (27) Saint John Perse, poeta y diplomático francés, en su discurso al recibir el premio Nobel de Literatura en 1960. Material fotocopiado para el taller de poesía en la Universidad San Carlos de Guatemala el 22 de octubre de 1998. (28) Vicente Huidobro, en una conferencia dictada en el Ateneo de Madrid, España, en 1921. (29) El "sujeto lírico" es, como se sabe, la voz que desde dentro del "mundo" del texto frecuentemente habla o piensa desde su propio punto de vista; con base a éste, guía la lectura y conjuga armoniosamente, entre otras cosas, la emoción, la ira y la utopía. Se convierte en excesivamente audible cuando en el texto se lo privilegia a tal punto que excluye al lector y vuelve al discurso poético demasiado intimista y, por lo tanto, poco relevante para el contexto y poco universal. (30) La literatura es fuego, inconformismo, rebelión; la razón de ser del escritor es la protesta y la crítica, aún cuando su discurso pueda sonar fatalista urbano para algunos, especialmente cuando no se lee el aura luminosa de esperanza y utopía que lo envuelve. (31) Cp. Teresa León, "Octavio Paz y la poesía", Altiplano 17 (1998): 33, citando a Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe (sin datos ni número de página citada); contra la tendencia filosófica de la crítica literaria contemporánea que, como más adelante se verá, tiende a defender la autonomía total de la obra literaria. (32) Dígase "realista", "antipoética" o arte "pop". (33) Ver, en Cátedra Alfonso Reyes, Mario Vargas Llosa, pp. 68-72, la crítica aguda y las consecuencias que Vargas Llosa observa en la comunidad política cuando ésta intenta "vacunarse totalmente contra la literatura". Una de esas consecuencias, además del pragmatismo y el desaparecimiento de toda forma de ideal, es un lenguaje incompresible y sonando a mero ruido y música cansada al habérselo convertido en secuencia interminable de estereotipos y clichés. Así concluye diciendo: "...habría que convencer a los políticos de que leer buena literatura no es perder el tiempo..., sino que debería ser un ingrediente esencial en su formación" (p. 70). (34) Lastimosamente no tengo en mis manos la ponencia original de Cuadra, pero Margarita Carrera, en "La clase política vista por un poeta", Prensa Libre, Guatemala, Guatemala, 14 de marzo de 1997, p. 14, da un buen resumen de la misma. Sin embargo, la propuesta filosófica y poética de Cuadra parece demasiado ideológica; por lo tanto, no puede ser seguida acríticamente, mucho más ahora cuando han desaparecido las viejas ideologías y utopías modernistas como la marxista. (35) Carrera, “La clase política”, p. 14. (36) Ibid. (37) En “¿Para qué la poesía?, www.ucm.es/info/espéculo/número22/paraque.html (38)Ver Jean-François Lyotard, La Posmodernidad, trad. por Enrique Lynch, Gedisa, Barcelona, 1999; Alain Touraine, Crítica de la Modernidad, trad. por Alberto Luis Bixio, Fondo de Cultura Económica, México, 2002. (39) Carlos Bazante M., "Algo sobre la cultura en la Provincia de Bolívar", Altiplano 15 (1994) 25. (40) Carrera, “la clase política”, p. 76. Ver la lectura que Emilia Virginia Acosta hace de cuatro poetas argentinas en “Levedad y peso. Lo escrito y lo no escrito en Traspié de Alicia Poderti”, JALLA 1 (4-8 de agosto de 1997) 4-10.

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(41) Las “etiquetas” contribuyen a tal marginación y a verla como intrusa en los círculos light y de la pura perfección artística o del “arte por el arte”. (42) Ver mi ensayo “La historicidad del texto y el papel del texto en la interpretación poética”, Kairós 29 (2002) 59-75, especialmente. (43) En Verdade e Método: Traços fundamentais para uma hermenêutica filosófica, trad. por Flávio Paulo Meurer, Vozes, Petrópolis, Brasil, 1999, pp. 431-432. (44) El concepto de ideología del texto es usado en este contexto con un sentido, diría, descriptivo, no negativo. Es el cuerpo de ideas afines y homólogas en asuntos, por ejemplo, filosóficos, estéticos, éticos, religiosos y políticos, con base al cual la vida de un grupo social es estructurada en un sistema de códigos, y al que , como ya se dijo, cada autor, conscientemente o no, se adhiere; es por eso que el concepto de "realidad" es relativo y la transposición de la misma al texto, cualquiera que éste sea, es parcial, ya que cada autor tiene su propia perspectiva de ella, según la ideología que sustente y que le permita pensar, ver, decir, aceptar, rechazar, imaginar, o quizás imponer. La ideología, a mi modo de ver, viene a ser inevitable para todos, y es la que está detrás de la producción de un texto literario o de otra índole. (45) Por "centralidad en el texto" entendemos aquel aspecto hermenéutico en el que el texto tiene un lugar prioritario en el proceso de lectura, ya que en este proceso el lector no es la única fuerza prioritaria. Por eso es que, en algunos círculos hermenéuticos bíblicos-teológicos, para la lectura del texto bíblico se ha propuesto la hermenéutica espiral que consiste en un diálogo dialéctico en el cual el lector interactúa conscientemente con el texto permitiendo que sea éste, no sus propias perspectivas u horizontes, su guía en el proceso de lectura. De modo que es el lector quien viene a alinear su horizonte con el del texto. (46) No hay, pues, lector que pueda acercarse a un texto, cualquiera que este sea, "químicamente puro", es decir, sin que su horizonte cultural o de otra índole interfiera en su lectura del texto. Algo que la crítica literaria en general debiera es estar consciente de esta imposibilidad y, no obstante, esforzarse por alcanzar, en el proceso de lectura, cierto grado de objetividad y, así, trascender los contextos sociopolíticos y culturales de los textos, dejarse modificar por el texto las precomprensiones que prueben ser erróneas y no reducir la tarea interpretativa a simple actividad intelectual. Si bien, aún así, los resultados serán siempre limitados, tendría menos riesgo de hacer decir a la obra más de lo que intentó su autor original. Basta leer una crítica de obras de autores “canonizados” para constatar lo que afirmo. (47) Entre las cuales se encuentran las siguientes: el distanciamiento cronológico, cultural y aún existencial que separa a su autor de su intérprete, especialmente cuando se trata de obras clásicas; la polisemia del lenguaje artístico; la dificultad en reconstruir el contexto literario original que subyace detrás del texto; el significado de un texto nunca es autónomo del contexto del texto y del intérprete; un autor suele decir más de lo que él estaría consciente. (48) Pero aún con su destreza, uno debe reconocer, que este “ideal lector”, fabricado por los dictados del texto, no estaría libre de imponer su propio horizonte sobre el texto. (49) Pues, como opina la poeta argentina Karina A. Maccio en una correspondencia con ella: “...emprender riesgos, tanto en la escritura como en la lectura, es para mí parte de la tarea poética: significa intentar (aunque también fracasar), ir más allá...también ampliar o renovar el filtro que nos permite decodificar la realidad, ‘la cárcel del lenguaje’...”. Es claro que estos riesgos son mayores en obras que al crítico no le son propias, pues el único capaz de aprehender el total y exacto sentido de un texto es realmente su propio autor. (50) Pero que incentiva la imaginación de lector, con base a la cual éste es capaz de recrear lo callado o lo discreto, siguiendo las pistas que le da el propio texto. (51) El "ideológico" tiene que ver con lo anotado en la nota 44, y el "temporal" con el espacio geográfico y experimental desde donde se oye la voz y murmullo del sujeto lírico. Es en este sentido que concuerdo que el proceso de escritura de una obra es afectado de algún modo por los fenómenos culturales o sicológicos, según opinan las posmodernas teorías literarias propuestas por deconstructivistas como Michael Foucault; ver Stephen Cox, “Foundations Study Guide: Literary Theory”, http://www.objectivistcenter.org/articles/foundations_literary-theory.asp. (52) Nótese que el término inglés “post-modern” no solamente alude a una cosmovisión que es extranjera y globalizada, sino que también, con su guión en el medio, se referiría a lo construido mecánicamente y al lenguaje técnico que satura la cultura posmoderna actual. Es interesante ver por qué el poeta lo usa.

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(53) Por cierto, este elemento fónico, que une el ritmo del sentido objetivo con el sonido, se evidencia más claramente si se leyera el texto en voz alta. Pareciera, entonces, que este texto fue escrito precisamente para ser leído de este modo.

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