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El espacio: percepción en movimiento
Entendemos el espacio de esta obra como el camino que el visitante debe recorrer (espacio físico material y su extensión) porque está pensada desde el punto de vista del observador y de la necesidad de unir dos cotas y generar un flujo dinámico entre la ciudad histórica y la nueva Toledo.
Gracias a esta reflexión, lo analizamos en función de los diferentes espacios que se suceden en el recorrido, teniendo en cuenta sus límites y en el cual identificamos 3 tipos de áreas: zonas cubiertas, zonas con superposición de planos y zonas descubiertas. Las zonas cubiertas son los accesos: uno desde el paseo recadero (cota inferior), el cual es acompañado por dos muros a modo de contrafuerte que apuntalan la muralla pre existente la cual es una de las partes cubiertas más bajas entrando a un espacio angosto y muy acotado desde donde se dividen dos caminos ascendentes, uno con escaleras mecánicas y otro con escaleras normales y rampas. Este espacio tiene una proporción trapezoidal y nos da una sensación de estar dentro de una caja deformada. Los otros dos espacios cubiertos son los accesos superiores que actúan a modo de puerta del casco antiguo y de miradores urbanos en donde las cubiertas (un plano poligonal y otro triangular) se desvinculan de la longitud de los muros perimetrales y se sustenta a través de pilares metálicos que nacen de la ladera (únicos vestigios tectónicos del proyecto). Luego identificamos una zona de superposición de planos o de espacio semicubierto en el accenso-descenso de las escaleras mecánicas. Son 6 tramos con sección en forma de G variable, actuando de contrafuerte y en donde uno de sus bordes se desmaterializa completamente generando una raja continua (la visera) acompañando la topografía existente y generando vistas en todo su recorrido lo cual lo convierte en un espacio de apropiación visual muy extendida por la diferencia de altura que hay entre el interior y el exte- rior. Por ultimo encontramos el recorrido en escalera desde el Paseo Recadero, hasta la puerta de acceso inferior de la subida a la granja, que se produce a través de un espacio descubierto y que se adentra hacia la muralla. Aquí el proyecto realiza varios movimientos y los límites pasan a ser continuidades o proyecciones abstractas de un espacio abierto.
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Como resumen espacial podriamos decir que las escaleras de la granja o el remonte de Recaredo, como también se lo llama, es un proyecto con énfasis especial en la percepción del espacio arquitectónico y en el dialogo a través de él con el patrimonio urbano. Es un camino que permite experimentar el espacio interior con sus alturas cambiantes, sus planos inclinados y demás cualidades pero del que siempre se percibe el paisaje y las perspectivas en diagonales diversas del valle o la vega del rio Tajo, el casco histórico de la ciudad y la nueva Toledo (de abajo). Un recorrido que tanto interior y exteriormente logra crear esa “atmósfera” de la que habla Zumthor y que refiere a la buena obra de arquitectura.