Colecci贸n Cuadernos Heterodoxos Toledanos
SOBRE LA CREACIÓN DE LA SERIE “CUADERNOS HETERODOXOS TOLEDANOS” La colección Cuadernos Heterodoxos Toledanos surgió de la necesidad de dar a conocer los estudios simbólicos realizados en torno a monumentos toledanos que se consideran trascendentes y a hechos especialmente relevantes. La razón vino dada al encontrar adherido en ellos la vieja Ciencia Arcana, cuyo velado saber fue ocultado por los antiguos sabios y filósofos. Periodicamente surge alguien que puede descifrar su argot más profundo y su sabiduría, para dar luz al ser humano que esté decidido a trascender su vida cotidiana. Convinimos la denominación de Cuaderno para dar este tipo de formato a las obras que componen la colección, para que su lectura sea fluida, aunque sin dejar de ser especializada, y para que su divulgación pueda llegar al máximo público posible. Se convino, asimismo, el término Heterodoxo, con el fin de dar a conocer la otra cara de la moneda, la más secreta y esotérica, o, si se quiere, misteriosa. Se trata de un
pensamiento que, sumado a lo ortodoxo, enriquece cada uno de los monumentos estudiados, para poder llegar a atisbar su síntesis o sentido verdadero. Finalmente se convino el término Toledano, por referirse a la ciudad y provincia de Toledo, obviamente, cuyo conjunto histórico es Patrimonio de la Humanidad. Sólo hay que recordar que aquí han convivido varias civilizaciones y pueblos, como vetones, iberos, carpetanos o cartagineses por ser un punto estratégico, luego romanos como importante municipio, visigodos que la hicieron capital de su reino o musulmanes rebeldes al poder de la poderosa Córdoba. Más tarde llegaron los cristianos del norte, con los que vivieron en convivencia y tolerancia mozárabes, muladíes, mudéjares y árabes con castellanos, francos, leoneses, gallegos, aragoneses, catalanes o navarros, sin olvidarnos del pueblo hebreo, que desde bastante antiguo sirvió de bisagra entre todos ellos. Estos hicieron de esta ciudad, de su alfoz y de su ámbito de influencia, un lugar intercultural de primer orden, jamás superado.
EL CANON DEL ALARIFE AUTOR: CIUDAD: EDITORIAL: AÑO: COLECCIÓN: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.:
Wilfredo Mariñas Guerrero Toledo LEDORIA 2011 Cuadernos Heterodoxos Toledanos 21 x 15 cm. 104 páginas 978-84-95690-71-5
RESEÑA: A principios del siglo XIII se construyó en Illescas (Toledo) la iglesia parroquial con advocación a la Asunción de Nuestra Señora de Santa María. Comienza un prolongado periodo de paz, consolidada la reconquista del antiguo reino toledano y trasladadas las fronteras más al sur. El constructor, a quien la villa ha honrado con ese encargo, aprovecha las técnicas constructivas y la mano de obra de
los derrotados mudéjares, que se resisten a marcharse. Los combina eficientemente con el románico de los conquistadores, y los cálculos de unas matemáticas transmitidas desde la Grecia clásica. En la cara sur de la torre el constructor medieval, el Alarife de Illescas, entrelaza un código que descifra un milenario mensaje estético y a la vez es una muestra de su religiosidad, es el canon remozado en una muestra de cristiandad. Descifrar ese mensaje nos lleva a transitar por los conocimientos matemáticos, geométricos y humanísticos, propios de un período excepcional en la cultura española, el Toledo de las tres culturas, donde conviven: los transmisores del pensamiento griego, los musulmanes, con los traductores por excelencia: los judíos y los mozárabes, en un entorno dominado por los conquistadores cristianos.
DE ILLESCAS El resultado de las observaciones muestra de forma evidente, inserto en agrupaciones decorativas, una sucesión, que, a su vez, deriva en una forma geométrica, también registrada en su cara sur. Casualidad o intencionalidad, en “El canon del Alarife de Illescas” se demuestra la intencionalidad al relacionarlo estrechamente con un postulado euclidiano que deriva en la proporción áurea, omnipresente en la geometría del monumento. Intencionalidad del constructor, extremo difícil de demostrar para el simbolismo en cualquier construcción antigua, no así para la torre mudéjar de Illescas. El “Liber Abaci” escrita en 1202, por Leonardo de Pisa, llamado Fibonacci, formula por primera vez la denominada sucesión de Fibonacci. Gloria y honor para Leonardo y para la ciudad de Pisa. Pero, tal sucesión hasta su séptimo término está registrada en la Torre Mudéjar de Illescas. Por tanto, dichos conocimientos matemáticos eran de uso corriente por el reino toledano de principios del siglo XIII.
Tal es la tesis planteada en este estudio, por citar una. El erudito local Don Alberto de Aguilar en “Illescas, notas histórico artísticas” en 1927, escribía: “Contemplad… la bellísima torre mudéjar de Santa María, y esas grietas, esos ladrillos carcomidos os dirán más que todo cuanto yo imaginara contaros…”. Atentos a ese mensaje, se ha hurgado entre sus ladrillos el mensaje escondido ochocientos años, que fundamenta su estética, y puestos a la luz en “El canon del Alarife de Illescas”. La suma de tesis que constituyen el cuerpo principal del texto, son de evidente comprobación visual; y el uso de un formato entre novelesco y descriptivo es la solución que ofrece el autor al gestionar dos campos normalmente excluyentes: el humanístico y el matemático, en una evidente intensión de amenidad.
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Instantáneas de la presentación del “Canon del Alarife de Illescas”, el 14-01-11 en el auditorio de la Biblioteca Municipal de Illescas.
Wilfredo Mari単as Guerrero
El canon del
alarife
de Illescas *
Editorial LEDORIA J M R
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I El encargo de la Villa de Illescas
A principios del siglo XIII, en la Villa de Illescas (la antigua Ilarcuris1) sobre el solar y, posiblemente, los cimientos de una antigua mezquita de tiempos sarracenos se edifica el templo parroquial con advocación a la Asunción de Nuestra Señora de Santa María. El Alarife 2 a quien la ciudad ha honrado con ese encargo es una mente cautivada por la geometría y los números. Iluminado por una tenue luz, trabaja frenéticamente en su estudio, sobre su mesa un compás y una regla, instrumentos suficientes en las manos de un geómetra. Allí, también, apilados los manuscritos de las Sagradas Escrituras y gruesos tratados de matemáticas euclidianas, síntesis de los conocimientos geométricos transmitidos por sabios musulmanes desde la lejana Alejandría. Desperdigados sobre la mesa una gran cantidad de pergaminos. Son el soporte de su 1
Alberto de Aguilar en «Por tierras de la Sagra» enlaza a la Ilarcuris de la Carpetana íbera, descrita por Claudio Ptolomeo (Alejandría 90-165 d. de C.) en su Geographías Hyphégesis, con el actual emplazamiento de la villa de Illescas, asignando su fundación a los colonizadores griegos curetes y, por tanto, también el origen del topónimo de la villa (IliCuris ó Ili-Kuoros = ciudad de curetes). La misma relación la estableció también el jesuita, cura propio de la parroquia de Illescas, Gabriel Antonio Matos y Guzmán (1782) en las Descripciones del Cardenal Lorenzana. 2 Alarife (del ár. hisp. al’aríf, y este del ár. clás. ‘arîf, experto). Arquitecto o maestro de obras.
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ingenio. Allí burdos trazados simbolizan agrupaciones de ladrillos y mampostería, describiendo minuciosamente formas geométricas elementales que en conjunto dan forma al edificio. En la sencillez de estos componentes, el Alarife va ocultando la complejidad de un mensaje para la posteridad: el canon3 que explica la belleza de su obra. Se trata de un canon ya registrado en las Sagradas Escrituras: Harán también un arca de madera de cedro, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio,y su altura de codo y medio. Éxodo 25,10. Una cita de aproximación muy oportuna que le garantiza el camino correcto. Líneas rectas, curvas, dimensiones acotadas y descripciones de materiales, apenas visibles por la luz de los candiles, ocupan sus jornadas interminables. Su creatividad tiene por buena compañía la noche, el silencio agudiza sus sentidos y enmienda su espíritu para tan magno propósito. Una labor posible únicamente en tiempos de paz. ¡Crear y construir es posible ahora! Lejanos ya los agitados tiempos de guerras, conquistas, asedios y tramas palaciegas donde esta villa fue protagonista o lugar de paso en la ruta hacia la conquista de la preciada Toledo. Efectivamente, un período terrible iniciado por el Rey castellano-leonés Alfonso VI, al ocupar la villa en el curso de las operaciones de conquista del reino taifa de Tulaytula. Se ponía fin a la prolongada ocupación sarracena y los privilegios sobre 3
Canon. Del griego kanon, «regla o medida» y, por extrapolación, «correcto» o «autorizado». Policleto (en su tratado Kanon, no ha llegado hasta nuestros días, pero existen referencias a él en otros libros antiguos) explica su principio expresado por las palabras griegas symmetria, equilibrio y rhythmos. La perfección, dijo, viene poco a poco a través de muchos números. Con esto Policleto quiere decir que una obra de arte debe estar compuesta de partes claramente definidas, todas relacionadas entre sí a través de un sistema de proporciones matemáticas ideales y equilibradas, sin duda expresado en términos de las ratios establecidos por Pitágoras por los intervalos perfectos de la escala musical.
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la villa se donaron a la Iglesia toledana primero y a la segoviana después, en función de las necesidades e intereses reales de provisión de recursos y de la proclamación del favor divino por parte de los obispos para sus campañas. Al mismo tiempo, el monarca reforzó las defensas de la ciudad con la ampliación y mejora de las murallas que la rodeaban y repobló la comarca con una colonia de gascones, a los que confirió un privilegio especial. Pero, por si todo esto fuera poco, llegaron los embates almorávides. Espoleados por su triunfo en Zalaca (Sagrajas), emprendieron la reconquista del reino de Toledo por encargo de los reinos taifas del sur. En 1090, capitaneados por Yusuf Ben Texufin, lanzaron todas sus fuerzas sobre las murallas. Pero la ciudad resistió y triunfó. La reconquista almorávide fue un fracaso. En 1124, ya consolidada la supremacía cristiana, el reino fue escenario de luchas intestinas por el poder. La ciudad cerró el paso a las mesnadas de Alfonso de Aragón «el Batallador», por sospechar de sus intenciones usurpadoras y se declaró fiel a doña Urraca. Por ello, en 1137, Alfonso VII le concedió el título de Villa Imperial. Posteriormente, en disposiciones testamentarias, Sancho III «el Deseado» cedió la villa de Illescas al dominio de la Iglesia toledana por donación a la basílica de Santa María, en el año de 1158. En virtud de esas disposiciones, el Arzobispo don Juan III cedió el señorío de Illescas junto con el de Azaña, a los canónigos de su cabildo, renunciando a sus derechos. Estas disposiciones fueron confirmadas en 1176 cerca de Calahorra por su hijo Alfonso VIII al arzobispo de Toledo don Cerebruno. Finalmente, en Verona, el 11 de marzo de 1186, el Papa Urbano III ratificó la concesión de estas dos villas y de sus respectivos privilegios, a solicitud del titular de la sede, don Gonzalo y sus canónigos. El convulso pasado se desvaneció ante una perspectiva de paz. Arcos, proyectiles y espadas por plumas, compases y reglas.
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El campo de batalla por la mesa del Alarife. En ella planea su estrategia de construcción, su asalto final por el alma de los fieles. Por la gloria de la eternidad. Por alcanzar el favor divino, para el futuro de la villa. La empresa encomendada le seduce, así también a los illescanos. Es una empresa de gratitud al creador. Nuestro Alarife hace un alto en su labor, descansa, al hacerlo evoca imágenes diarias. Ve a sus vecinos juntos en alegre armonía, transitan sosegadamente hacia la obra, a cumplir las tareas que les indica en la construcción de la torre. Atrás queda la desesperación por defender sus muros o el temor de perder su libertad o sus vidas en manos del enemigo. El Alarife siente el cariño y la admiración de sus vecinos cuando observan tal portento. Se eleva ya muy por encima de sus tejados, cual gigantesco dedo señala el cielo, la morada de su creador. Es el homenaje de la ciudad a quien les fue favorable en aquellos aciagos años. Por ello, el monumento debe ser milenario, ése es el encargo de la villa. Y nuestro Alarife es consiente de ello, su obra trascenderá los siglos. Su ingenio será alabado, aún después de que su nombre sea borrado de la faz de la tierra. Esta tarea se proyecta con la magnitud y alcance propio de una villa imperial, residencia ocasional de la corte real y cabeza de partido de la comarca. Existen suficientes recursos económicos para tal empresa: su hacienda se nutre de una sólida economía agrícola basada en los cereales y las aceitunas. Con la actual clase dominante subsiste la población morisca mudéjar4, establecida intramuros, poseedora de la suficiente experiencia en las técnicas de edificación al uso en la época y en la fábrica de los materiales propios de la comarca y del reino: el ladrillo, la cal y el yeso. 4
Mudéjar.- Se dice del musulmán a quien se permitía seguir viviendo entre los vencedores cristianos sin mudar de religión, a cambio de un tributo.
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II La búsqueda de la clave
a identidad de nuestro Alarife nos es desconocida, no así su obra. Por sus obras los conoceréis rezan las escrituras. Por ello, salgamos, vayamos hacia la torre, ubiquémonos delante de ella, observémosla detenidamente, piedra a piedra, ladrillo a ladrillo, cómo están ordenados. Una y otra vez, y otra, y otra… Así conoceremos a nuestro Alarife, su obra y su mensaje. Como recomendaba Alberto de Aguilar 5: Inútil sería pedir a la Historia escrita la de la fundación y construcción del Monumento. Hay que leerla en sus piedras y ladrillos. Observemos, pues, nuevamente sus ladrillos, sus ordenamientos, sus vanos, cómo están distribuidos. Leamos también los tratados de matemáticas y arquitectura disponibles en su época. Aquéllos sobre los que se apoyó. Sigamos observándola días y días. Hasta que nos susurre, hasta que nos hable, hasta que se nos haga la luz. ¡Que nos hable de su constructor, de su tiempo, de sus motivaciones y de su verdad! Su verdad descrita en su edificación. Los conocimientos que apoyaron tal fin: que el conjunto sea un bello y armonioso canto a su fe y la de su cliente, la villa de Illescas. Situados ya en la plaza, observemos el conjunto de la edificación, la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción. En sus largos siglos de existencia, nos muestra agregados en su 5
Illescas: Notas históricas-artísticas, Hauser y Menet, 1931, p. 16.
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planta y elevados, por reformas, donaciones de fieles o catástrofes, como el incendio que devoró, posiblemente, sus preciosos artesonados. En ella se ha transitado desde el modelo inicial típico de la época de la reconquista, a base de esbeltas columnas rematadas en arcos apuntados o de herradura, fábrica de ladrillo visto y cubiertas de artesonados de maderas nobles, hasta el que ahora observamos; desde el románico inicial a otro sesgado hacia el gótico, terminando en el renacentista. Una amalgama de estilos que engendra una construcción carente de personalidad. A excepción de su torre inalterada, no así su chapitel herreriano. Su esbelto trazo y sus hechuras bellamente logradas han servido de escudo ante la vulgarización del resto. La torre campanario es técnicamente la suma de lo mejor de aquellas civilizaciones en pugna durante la reconquista. Su estructura respeta la fórmula ¼ de las torres almohades6: su altura es cuatro veces el lado del cuadrado de su base; y del románico del norte peninsular el progresivo vaciado del macizo, con que se descargaba así el peso en los cuerpos superiores y se estabilizaba el conjunto. Además, está la orientación del templo hacia el este7, hacia la 6
Almohades.- Se dice del seguidor de Aben Tumart, jefe musulmán que en el siglo XII fanatizó a las tribus occidentales de África y dio ocasión a que se fundase un nuevo imperio con ruina del de los almorávides. 7 La orientación del templo hacia el este y el cálculo respecto a la coincidencia entre el eje de orientación de éste y el orto solar (posición del sol al amanecer) se calcula utilizando trigonometría plana en vez de esférica para simplificar el proceso. En primer lugar calculamos el acimut de la línea que une los dos puntos extremos del vértice del tejado del templo. Los dos valores de latitud y longitud para este cálculo se obtienen prolongando la recta que une ambos puntos extremos del tejado en un mapa digital con orientación, por ejemplo el que nos proporciona Google Maps, hasta encontrarnos otro pueblo, coincidente con dicha prolongación. Para este caso usamos como referencia Coria, dado que Illescas está al Este (así nos sale directamente el orto):
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salida del sol en los días coincidentes con los equinoccios de primavera y otoño, cuando la noche es igual al día. Se trata de A = 90 - arctg ((lat1 - lat2) x cos (lat1) / (long2 - long1)) donde (long1, lat1) son las coordenadas de Illescas y (long2, lat2) son las de Coria. El resultado del cálculo del azimut es 87º7, medidos desde el norte en dirección este. A continuación se utiliza un programa de efemérides astronómicas para determinar los acimuts de los ortos y ocasos en Illescas en 2009. Hubo dos días este año en que el Sol salía con un acimut de 87º7 en esa localidad: el 23 de Marzo y el 19 de Septiembre. 3/03/2009 06:14:01 TU Orto solar. Azimut= 87.9º 24/03/2009 06:12:22 TU Orto solar. Azimut= 87.4º 19/09/2009 06:00:09 TU Orto solar. Azimut= 87.5º 20/09/2009 06:01:05 TU Orto solar. Azimut= 88.0º Además, teniendo en cuenta que es una iglesia románica, hay que considerar la reforma gregoriana del calendario, que añadió 10 días en 1582. Así pues, el 23 de marzo de aquel año correspondió al día 13 y el 19 de septiembre al 9. Antes de 1582 el calendario se desfasaba unos 11 minutos cada año. Como se desconoce la fecha de construcción de la iglesia no se puede determinar el desfase acumulado, pero, por ejemplo, en 1082 el 23 de marzo equivaldría al día 17. En resumen, este cálculo aproximado nos demuestra el uso de una variable del estilo románico, propio de los conquistadores del norte peninsular, que es su orientación al este en días de los equinoccios (del latín aequinoctum y significa noche igual, noche igual al día). Un templo románico tiene el ábside orientado hacia el este, de forma que el eje longitudinal de la nave central recorra la dirección oeste-este. La entrada principal del templo suele estar en el punto opuesto, en el oeste, donde se encuentra la fachada principal que recibirá los dorados y últimos rayos del día. En definitiva, cuando el fiel entra en el templo va de las tinieblas a la luz. La simbología, además de adecuadísima es preciosa. El punto más importante del templo, el altar en el que todo converge, está al este del edificio, en el centro bañado por la primera luz de la mañana que entra por la ventana central del ábside. En el caso de la parroquia de Illescas el ábside central fue sustituido su original circular por otro rectangular en una reforma del siglo XVII. El paso de los fieles desde la entrada hacia el altar es símbolo del paso de las tinieblas a la luz.
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una simbólica y eterna búsqueda de la luz, del triunfo sobre la oscuridad. De base cuadrada, la clásica forma de los campanarios toledanos de la época, la torre muestra una semejanza en la disposición de los elementos arquitectónicos decorativos en las cuatro caras. Pero es una simetría no lograda del todo, al estar adosada al templo por la cara norte. Situémonos frente a la torre, de cara al lado sur. El lado perfecto, el completo. Apreciemos allí la vista del agrupamiento decorativo de la torre. Podríamos describirla estética y estilísticamente en todos sus detalles: arcos apuntados, lobulados, de medio punto entrelazados y columnillas; los grupos de arcos exteriores, enmarcados por hileras horizontales en saledizo a modo de imposta, que da forma a sus seis cuerpos, en fin, toda la descripción tradicional al uso. Si esa es su intención, amigo lector, le recomendaremos a especialistas como Vicente Lampérez, Torres Balbás, Jerónimo López de Ayala (Conde de Cedillo) o Alberto de Aguilar, el erudito local. Ellos la han descrito absolutamente en cuanto a belleza, estilo y datación. ¡No es la intención de este texto! Pretendo mostrar el mensaje subyacente, descrito en sus ladrillos y rocas por nuestro Alarife medieval. Su verdad oculta. Su motivación última. Y, para ello, estamos en el sitio adecuado: el paramento lateral sur de la torre. En él, nuestro Alarife, extiende su lienzo. Sobre él, en pinceladas de ladrillo y caliza, esboza un mensaje subliminal. ¡Aquí está el códex8 a descifrar! Aquí, nuestro Alarife dispersa una serie de pistas para incentivar nuestro interés. Y viendo veréis, y no percibiréis (Mt. 13,14). El mensaje buscado esconde unos conocimientos que, parece ser, han acompañado al hombre desde los albores de la civilización, pues, los encontramos en las antiquísimas pirámides, posteriormente estructurados por los antiguos 8
Códex.- Manuscrito de notable antigüedad.
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pitagóricos y utilizados, en el máximo esplendor heleno, por los artistas del gran Pericles. En la Torre de Illescas, las piedras y los ladrillos hacen evidente aquel milenario mensaje de la Academia: No entre nadie que no sepa geometría. Pero, estamos en una iglesia, en una construcción sacra, por lo tanto, el mensaje escondido también hablará de un profundo respeto y devoción al Dios que su constructor deseó loar. Nuestro Alarife retomó para la posteridad un mensaje y lo transcribió en los paramentos de su obra en un lenguaje que trasciende más que la lengua del vulgo de aquellos tiempos, el romance9 cristiano, la aljamía10 mudéjar o el latín de los eruditos, común en los tratados almacenados en las bibliotecas de abadías y conventos. Es otro lenguaje, intemporal, y está planteado en los antiguos conocimientos matemático-geométricos compilados por el gran Euclides. En ellos, los números y las formas matemáticas de cálculos sencillos, son asignados a simbolismos teocráticos. Evolucionaron desde el antiguo Egipto a la civilización del Hélade. Este lenguaje fue almacenado en tratados en la biblioteca de Alejandría y traído a la península Ibérica, a los centros del conocimiento y la cultura de los reinos musulmanes de Granada, Córdoba y Toledo, por los sabios orientales. Con ese saber, el Alarife de Illescas proyectó una obra para la posteridad. Todo en torno a ella ha mutado una y otra vez y seguirá haciéndolo. Sólo ella se muestra inalterable. Aún es la más alta, ninguna otra construcción le hace sombra en la villa. Reta al tiempo y a los elementos. ¡Su diseño fue un éxito! Continúa cumpliendo su labor, fiel cada domingo. Es la más bella de su 9
Romance.- Se dice de la lengua derivada del latín, utilizada en el solar hispánico en el período posterior a la dominación romana. 10 Aljamía.- Texto morisco en romance, pero transcrito con caracteres árabes.
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género, incluso sobre los de la capital del antiguo reino de Toledo. Y ahora nos muestra un hermoso mensaje. La paciente observación tiene su justo premio, nos ilumina, nos permite conocer al Alarife, su fe y los conocimientos de que dispuso para su magna obra. Habíamos dicho que el Alarife de Illescas va desperdigando señuelos en toda su estructura decorativa. Su intención es llamar la atención del observador, de quien desea ir más allá de la simple apreciación de la armónica belleza del conjunto. En la cara sur de la torre campanario existen múltiples referencias sobre los números: cuatro lados, seis cuerpos o siete, si se incluye la base o el tejado, las cintas de mampostería encasetonada11 en verdugadas de siete hiladas de ladrillo se repiten continuamente, los módulos de mampostería en el primer cuerpo son en total trece. Las medidas del lado de la base traducidas a las de la época de Alfonso VI nos da la dimensión de 7,7 varas. Agrupamientos de tres arcos, arcos de siete lóbulos, cuerpos de un solo vano, entre otros. Estos señuelos nos hacen pensar en las recurrentes interpretaciones del simbolismo numérico medieval: el uno es representativo de Dios, el tres a la Santísima Trinidad, el cuatro de la tierra y de sus elementos significativos para la época: tierra, aire, agua y fuego, y el siete, el número resultante de sumar el cuatro con el tres, lo mundano de los cuatro elementos con el divino de la Santísima Trinidad. El seis por los días en que Dios creó al mundo, etc. Pero no es ésta nuestra búsqueda. Sería una interpretación exageradamente sencilla y simple, de intencionalidad indemostrable sin crónicas escritas, referencias numéricas desperdigadas por todo el paramento sur de la torre, desestructuradas. Evidentemente, una ofensa para el ingenio de nuestro Alarife. 11
Aparejo toledano.- opus mixtum o listatum, estratos formados por cajones de mampuestos irregulares con verdugadas de una hilada de ladrillo enmarcadas en sus extremos y en los huecos por fábricas de ladrillo, generalmente sin llaves.
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Su sutileza fue a más: enlazó en la cara sur de la torre todo el conocimiento milenario del canon de belleza que le antecedía. ¡Ya basta de preámbulos! Vayamos al meollo de la cuestión. Nuevamente situados de cara al paramento sur de la torre. Para concentrarnos en la búsqueda, elevemos nuestra vista desde el basamento de sillar hasta el extremo superior, y de allí nuevamente a la base. Una y otra vez. Detengámonos, brevemente, en cada uno de los elementos decorativos y arquitectónicos. Cada vez que subáis o bajéis la mirada, buscad un detalle nuevo en ellos. Y cuando ya tengáis grabada la imagen del conjunto en vuestra retina, buscad el enlazamiento entre sus elementos decorativos y sus cantidades. La clave se os irá revelando progresivamente. De abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Al subir vuestra mirada, observad los vanos abiertos, y al retornar, los elementos decorativos cegados por la mampostería o el ladrillo. Así los dispuso nuestro Alarife, hacia arriba, en vanos que se abren cada vez más hacia la morada celestial; y hacia abajo hacia el macizo, donde la torre se cierra para hundirse en las profundidades pétreas, en la oscuridad. Iniciemos nuestras observaciones en el primer cuerpo. A partir del basamento de sillar, formado por sus agrupaciones de mampostería encasetonada y centrado en él, un único detalle artístico, un alfiz que contiene un arco apuntado. Dentro se cierra otro reentrante. Ese vano da luz y ventilación al tramo inicial de la escalera interior de acceso al campanario. Es el uno. El segundo cuerpo está adornado por arcos semicirculares, entrelazados y sucesivos. Todos cegados, por lo que no tomamos ninguno. El tercer cuerpo nos muestra encerrado en sus alfices tres arcos peraltados. Dentro, otros tantos de herradura, y sobre ellos una fila de redientes. De estos, el central es abierto, para dar luz a la escalinata, los otros son cegados con mampostería. Tomemos de aquí, nuevamente, el uno.
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Subimos al cuarto. Éste registra dos alfices y encerrados en ellos sendos arcos de nueve lóbulos y otros tantos de ojiva túmida. Ambos dan luz al interior. Es el dos. Avanzamos hacia el quinto cuerpo, todos sus elementos decorativos están cegados. No tomamos ninguno. Por último, en ritmo ascendente, el sexto cuerpo. Allí tres alfices, el central contiene un arco de cinco lóbulos y los laterales uno de ojiva; todos en vanos abiertos para permitir la visibilidad del campanario. Es el tres. Hasta aquí, subiendo la mirada. De regreso hacia la base, consideremos los elementos cegados. En el sexto cuerpo, ninguno, todos sus elementos decorativos son abiertos. Continuamos el descenso. En el quinto cuerpo, cinco columnillas que cargan seis arcos lobulados. Analicemos estos motivos decorativos en detalle, la abundancia de números nos puede llevar a equivocación. El seis se repite para el número de arcos y espacios entre columnillas. El cinco en el número de columnillas, los arcos son penta-lobulados, y, además, guarda correspondencia con el orden del cuerpo, el quinto. También por la
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figura geométrica que define las directrices de este cuerpo, a explicar más adelante. Así pues, nos decantamos por el cinco. Pasamos de largo el cuarto cuerpo, pues no tenemos ningún elemento cegado. En el tercer cuerpo tenemos una dualidad: dos cegados laterales y uno central abierto que ya tomamos en nuestro recorrido ascendente. Pasamos sin tomar otro número. Más adelante demostraremos que este dato de tres elementos, dos cegados a los lados y uno central abierto, es trascendental para la construcción geométrica de la elevación. Continuamos en el segundo cuerpo. También aquí observamos una dualidad, se presentan cuatro arcos semicirculares entrelazados sobre columnas en pares de dos. Suman un total de ocho. En segunda línea, ocho arcos semicirculares sucesivos. De aquí tomamos el ocho. Finalmente, en el primer cuerpo, el elemento decorativo a analizar es la mampostería encasetonada de aparejo toledano. Las sucesivas agrupaciones de este elemento suman en total trece. Tomamos el trece. ¡Eureka! Hemos encontrado la clave. Nos hará profundizar en el mensaje que nuestro Alarife delega a la posteridad y que guarda el canon de belleza para su obra. En el tercer cuerpo, rematando lo alto de cada uno de los tres alfices, tenemos una fila de redientes, ordenados en tres agrupaciones. Identifiquémoslo con la fórmula 7-6-6. Este arreglo nos hace volver una y otra vez sobre nuestras observaciones. Nos plantea muchas incógnitas de interpretación: ¿Por qué no 6-6-6, asegurándose la simetría, importante en todo el conjunto? ¿Es un artificio de nuestro Alarife para evitar el número apocalíptico de la bestia? Pero… ¿por qué coquetear con un número de significación tan perniciosa en la simbología cristiana? Podría haber utilizado otra fórmula, si el interés era
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meramente decorativo. La interpretación total del enigma, nos permite asegurar que la fórmula 7-6-6 es un inventario a modo de comprobación de respuestas al final de un cuestionario. En esta fórmula el siete corresponde a la cantidad de números seleccionados. Es menester explicar la arbitrariedad al romper la regla sobre la que basamos la selección de estos números: tomar los vanos abiertos al ascender y los elementos decorativos cegados al descender, en el tercer cuerpo. Aquí nuestro Alarife juega a desviar la atención del observador, rompe la lógica, complica la visualización inmediata del orden, pero premia el análisis. Comprender la disposición de estos elementos da las claves para continuar la construcción geométrica del registro del tercer cuerpo. La seguridad de la elección la tenemos cuando ésta explica satisfactoriamente la construcción del conjunto analizado. En resumen, tomemos los números de los elementos decorativos y arquitectónicos seleccionados en orden a la mecánica descrita. En ascenso, del primer cuerpo eluno, del tercer cuerpo el uno, del cuarto el dos y del sexto el tres. En descenso, del quinto cuerpo el cinco, del segundo el ocho y finalmente en el primero el trece. Presentémoslos ahora en el orden encontrados:
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13
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III La clave como una sucesión recurrente
dónde nos lleva el Alarife con estos números? Analicemos a fondo esta pista. En principio, presentan un ordenamiento de menor a mayor, es creciente. Es una secuencia ordenada de números, por tanto, es una sucesión. Si es posible, busquemos una relación entre ellos. Por ejemplo, una razón de crecimiento o una mecánica de autogeneración. Intentémoslo a partir de los dos primeros números, sumados entre sí, obtenemos el tercero. El siguiente es el resultado de la suma de los dos últimos y así sucesivamente. En efecto, se trata de una sucesión matemática. Continuamos acercándonos a lo más íntimo del conocimiento que hace gala nuestro Alarife en el diseño de la torre. Recordemos que analizamos un hecho enclavado en una sociedad propia de principios del siglo XIII y en una villa de segundo orden dentro del reino. Pero, a diferencia del resto de Europa, aquí estos conocimientos podrían haber sido habituales, merced al aporte de los eruditos musulmanes. No nos apresuremos con estas apreciaciones. Continuemos el análisis de estos primeros datos, rescatados de la cara sur de la torre de Illescas. Posiblemente, para los iniciados en las matemáticas esta sucesión sea familiar. Vamos a describirla en detalle: se genera a partir de tomar como primer y segundo elementos el uno, la pareja de iguales original. El nuevo elemento se obtiene sumando el último más el penúltimo. De este modo, el tercero será 1+1=2, el cuarto 2+1=3, el quinto
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3+2=5, el sexto 5+3=8, el séptimo 8+5=13, y así sucesivamente. Es una sucesión de las llamadas «recurrentes», pues recurre sobre sí misma: obsérvese en la tabla adjunta como cada tercer término es múltiplo de dos, cada cuarto es múltiplo de tres, cada quinto es múltiplo de cinco, cada seis es múltiplo de ocho, y así para el resto de sus términos. Expresada matemáticamente toma la forma general siguiente: f1 = f2 = 1, y fn+1 = fn + fn-1; para todo n>2 Llegados a este punto, para alcanzar el objetivo que nos plantea el Alarife recordemos, siempre en el campo de las matemáticas, los conceptos de razón y proporción. Se entiende por razón básicamente la comparación de dos magnitudes (es aritmética cuando la comparación es por diferencia y geométrica cuando se compara por cociente). La comparación entre dos razones es lo que se denomina proporción, siendo éstas también aritméticas y geométricas en relación de las razones que vincula. En función de estas definiciones analizaremos una característica de esta sucesión, de interés para nuestro estudio: el cálculo de la razón geométrica que existe entre cada par de términos consecutivos. El cálculo del valor numérico de la razón geométrica en cada par de términos consecutivos se aproxima, en la columna izquierda por exceso y en la derecha por defecto, en la tabla adjunta, a una aproximación, a un límite. Calculemos ese límite. En este apartado, y para mejor comprensión del tema, nos auxiliaremos con esta herramienta matemática que nos permite conocer el comportamiento de una función alrededor de un punto, desarrollada a principios del siglo XIX: L = lim (fn/fn-1) L = lim ((f n-1 + fn-2)/fn-1) L = lim (1 + f n-2/fn-1) 24
L = 1 + lim (f n-2/fn-1) L = 1 + lim (1/( f n-1/ fn-2) ) L = 1 +1/L L - 1/L = 1 L2 - L = 1 L2 - L +¼ = 1 + ¼ (L- ½ )2 = 5/4 L = ½(1 + «5) Y el valor numérico de este invariante algebráico (llamémosle en adelante Phi = Φ ), es: Φ
= 1,618033988749
Por tanto, los valores de las razones, entre dos elementos consecutivos de esta sucesión, tienen su límite en Φ . lim(fn/fn-1) = ½(1 + 5) = Φ Nuestro primer hallazgo, los primeros siete elementos de una sucesión descritos en la cara sur de la torre de Illescas, nos demuestra una relación inevitable con su límite, el llamado númeroΦ . Tiende hacia él, en el infinito. Con él sueña, hacia él se encamina, sin alcanzarlo en toda su exactitud. Analicemos desde otro punto de vista nuestro códex, posiblemente el disponible en tiempos de nuestro Alarife. Nos ayudará a comprender el concepto de límite. Pasemos del análisis aritmético algebraico, realizado anteriormente, y expresemos geométricamente esta sucesión. Ayudémonos con bloques cuadrados de lados iguales a los números de nuestra sucesión encontrada. Ordenémoslos con un criterio de igualdad, entre la suma de los lados de los anteriores agrupados y la longitud
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del lado del siguiente más grande. Así, formaremos una singular figura que… ¡eureka!… tiene un parecido con las proporciones de los múltiples cuerpos delimitados por los registros de hiladas de ladrillo de la torre. Paciencia, continuemos analizando nuestro ordenamiento de bloques. Calculemos, a medida que vayamos incrementándolos, la razón entre el lado mayor y el menor de cada nuevo rectángulo formado. Obviamente, el valor obtenido es semejante al calculado en el apartado anterior, cada vez más cercano al valor de Φ . Llamemos a este singular arreglo ordenamiento rectangular de la sucesión, preparándolo para su uso posterior.
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Dulcedo quedam mentis advenit Para continuar la lectura de esta obra: www.editorial-ledoria.com
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TOLEDO Y LA MESA TÍTULO: AUTOR: CIUDAD: EDITORIAL: AÑO: COLECCIÓN: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.:
TOLEDO Y LA MESA DE SALOMÓN José Ignacio Carmona Sánchez Toledo LEDORIA 2011 Cuadernos Heterodoxos Toledanos 21 x 14 cm. 200 páginas 978-84-95690-94-4
RESEÑA: Este libro presenta una síntesis de parte de los mitos y antecedentes históricos que prefiguran el Templo de Salomón como claro ejemplo de arquitectura sagrada, donde se manifiestan las correlaciones que existen entre el Hombre y el Cosmos. Partiendo de un riguroso estudio que trata de delimitar qué hay de legendario y de real alrededor de la Mesa
DE SALOMÓN de Salomón, el autor fija su atención en la notable influencia que los misterios egipcios tuvieron en la exégesis judeocristiana y en la búsqueda e idealización de objetos arquetípicos. Se rastrea el itinerario que con base histórica pareció seguir la llamada Mesa de Salomón tras la destrucción del segundo templo, para terminar transportándonos a un Toledo mágico y heterodoxo ligado al ciclo literario griálico de Perceval, donde, a propósito de la Mesa, surgieron
leyendas como El palacio encantado y La Cueva de Hércules. El autor acude a crónicas árabes, cristianas, hebreas e incluso a fuentes esotéricas y apócrifas para proponernos un inesperado final, que tiene como escenario una de las encomiendas templarias más enigmáticas de la Península: la tercera Bailía de Montalbán.
Instantáneas de la presentación de “Toledo y la mesa de Salomón”, el 01-07-11 en el edificio Moneo de Murcia (plaza de Belluga)
Instantáneas de la presentación de “Toledo y la mesa de Salomón”, el 10-06-11 en el Hotel San Juan de los Reyes, Toledo.
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José Ignacio Carmona Sánchez
TOLEDO Y LA MESA DE SALOMÓN entre Escila y Caribdis *
Editorial LEDORIA J M R
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Prefacio
La esencia infinita de Dios, y su eternidad, son conocidas por todos. Y si los hombres no tienen de Dios un conocimiento tan claro como el que tienen de las nociones comunes, se debe a que no pueden imaginarse a Dios como imaginan los cuerpos; y a que unieron el nombre «Dios» a imágenes de cosas que suelen ver. Lo que difícilmente pueden evitar, pues los hombres son continuamente afectados por los cuerpos exteriores. (Ética, II, 47). Spinoza
El conocimiento contemporáneo descansa en el entendimiento, pero en la Antigüedad ese mismo «conocimiento» se desarrollaba a un nivel más profundo, sobre la base de una concepción filosófica de conjunto. Gustamos, olemos, oímos, vemos y sentimos no a través de los correspondientes órganos sino del cerebro. La entrada de estímulos se define, integra, asocia y completa con la información almacenada en nuestro cerebro, producto del aprendizaje. En resumidas cuentas, nuestra visión del mundo es esencialmente un fenómeno subjetivo que no atiende a la singularidad de multitud de fenómenos ni dejan de ser racionalmente discriminados por la eficiencia biológica del cerebro. La arrogancia del hombre moderno ha terminado por prejuzgar aquello que no comprende rebajándolo al terreno de lo mágico y supersticioso, pero, desde que Newton dijo
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aquello de que su trabajo se apoyaba sobre «hombros de gigantes», se rindió el mejor homenaje al acervo mágico y mitopético. La llamada «Mesa de Salomón» nos evoca un misterioso pasado donde se hunden las raíces de nuestro propio origen. Los innumerables arquetipos que se aglutinan entorno a ella recogen una arcana tradición relacionada con los misterios del demiurgo. Decía Henry de Montherlant que «existe lo real y, además, existe lo irreal. Allende lo real y lo irreal, se halla lo profundo». Nuestra concepción del Universo con el materialismo se ha limitado al alcance de los fenómenos físicos, pero desde antaño los reinos de lo intangible formaban parte del orden natural. La estructura de ese mundo no visible se codificó en símbolos, y éstos fueron integrándose en una suerte de instrucción progresiva que se fijaba como objetivo último la metanoia, el cambio interior. A través del símbolo la mente daba un salto fuera del intelecto para alcanzar el espíritu, sin embargo, todo ello no se planteaba desde un punto de vista religioso o teológico, sino filosófico y moral. Las escuelas mistéricas nacieron con el objetivo de religar al individuo con esas leyes que aún, por desconocidas, formaban parte de la experiencia corriente. El hombre místico, el iniciado, no se preguntaba si estaba Dios con ellos, sino si estaban ellos con Dios. En la tradición judeocristiana este particular sólo era conocido por las elites espirituales, reservando al resto de los creyentes los aspectos rituales más livianos o exotéricos de una religión concebida como norma social. El judío Maimónides, que pasó gran parte de su vida en Egipto sentencio: «No os dejéis seducir por todo lo que los sabios cuentan sobre el primer hombre, sobre la serpiente…»
·4 Por esta razón no hay que descuidar en absoluto el valor de la información que nos transmiten los mitos, las cosmogonías y los símbolos, pues fueron las maneras singulares de hacer abstracción del mundo que encontró el hombre antiguo. De tal modo, que la Etnología como ciencia que se ocupa del estudio de las estructuras de las sociedades termina demostrando cómo existe continuidad en ciertas regiones entre el mito y la historia. El ejemplo más notable del peso real de las tradiciones lo vamos a ir observando a lo largo de este libro a través del mundo judío, donde, a falta de un centro de autoridad, la tradición se convierte en el eje de la vida; de tal modo que el complejo proceso de la formación de su identidad se simplifica en torno a la figura mítica del templo. Ciertamente, la construcción del templo de Salomón recogió una herencia arcana que entroncaba con un inusual desarrollo de las técnicas arquitectónicas, unas técnicas que dieron maravillas como las pirámides o las famosas terrazas superpuestas babilónicas1. Son muchos los autores que relacionan el mundo egipcio con el enigma de la Europa de las catedrales. Algunos de ellos, como el Abate Moreaux, astrónomo y matemático, sostuvieron la opinión de que fue a través de Moisés como nos llegaron formulaciones y claves que sirvieron para levantar maravillas como la catedral de Chartres. Encontramos más aportaciones curiosas en el propio seno de la propia Iglesia. Así, en la obra titulada Vindicias de la Sagradas Escrituras contra los Tirios de la Incredulidad, del 1
Unas terrazas de tierra sostenidas por gruesas columnas y bóvedas sobre las que se levantaban frondosos bosques en lo que hoy sólo es un terreno pantanoso.
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padre francés Joseph Francois Du-Clot, se intentan explicar las notables reminiscencias egipcias en la tradición judeocristiana2, convirtiendo a Moisés en el Mismo Thot: Maneton, que compuso una historia de Egipto nos dice que la tomó de las santas letras, cuyo autor fue Thot. Sanchoniaton pretende también haber copiado lo que Thot había escrito con respecto a los primeros orígenes (…) Todo el embarazo en este punto parte de la idea falsa que los sabios se habían formado de Thot (…) No es otro que Moisés (…) Nos basta citar el primer versículo del Génesis. Existe un más que evidente paralelismo entre el mundo judío y el egipcio. Sólo a través de este hecho puede entenderse como la mística judía otorga un papel relevante a la escritura, al nombre y a los antepasados. En Tell-el-Amarna se erigió un gran templo al dios Atón, un inmenso santuario al aire libre en cuyo interior más secreto y prohibido únicamente existía una piedra representativa del Logos creador.Pues bien, el templo de Salomón se limitó a reproducir fielmente este patrón. Por otra parte, Egipto extendió su influencia por toda la cuenca del Mediterráneo al establecer, a través de sus sacerdotes, estrechos vínculos con los responsables de los templos de Fenicia, Grecia y Etruria. La aplicación de los procedimientos mágicos con una finalidad religiosa se convirtió en 2
Tal fue la influencia de los ritos y modelos antiguos en la tradición judeocristiana, que los propios judíos, muy dados a reinventar su historia, tratan de justificar la influencia de los cultos egipcios invirtiendo el proceso. De este modo, Eupolemo y Artapán hablan de que fueron los judíos quienes habían prestado todos sus conocimientos e instituciones a Egipto y que todo ello se debía a Moisés.
·6 un fenómeno transcultural paralelo al arte simbólico como forma peculiar de realizar pedagogía de las masas. Por ejemplo, El Anj3, motivo recurrente de los templos egipcios, expresaba un ideograma representativo del logos creador. Sorprendentemente, el monograma de Arkho4 ,relacionado con aquél, terminó siendo una de las marcas de piedra más habitual en los caminos europeos. En cierto modo, la manifestación artística era la última etapa de cómo en el hombre se organizaba la experiencia sensorial5. Por esta razón los templos de toda la cuenca mediterránea oriental son claro ejemplo de una asociación entre filosofía mística y arquitectura. En las llamadas «casas de la vida» del Antiguo Egipto las élites espirituales aprendían el significado de los jeroglíficos, matemáticas, geometría, astronomía y medicina, pero también el significado oculto de las fórmulas rituales. Los mis3
El ideograma en caracteres cuneiformes que sirve para describir la palabra «Dios» se representaba en Egipto en forma de estrella que irradiaba rayos de luz. Posteriormente, este ideograma, transmutado en forma de llave, pasó a ser conocido con el fonograma «Ankh», aludiendo a la revelación del misterio del verbo. Curiosamente, tanto la raíz etimológica del «Anhk» (anj) como su profundo significado taumaturgico están presentes en el sugerente personaje de Akenathon. 4 La enigmática frase «ET IN ARCADIA EGO», del famoso cuadro de Nicolás Poussin, Los pastores de Arcadia, clave para resolver el misterio de Rennes-le–Chateau, atiende a una génesis mitológica toda vez que encierra un anagrama esotérico que podría relacionarse con el tetragrama del Arkho. 5 Los signos lapidarios tienen un origen tan antiguo como incierto, y podemos encontrarlos tanto en los túmulos cuasi-prehistóricos de los caldeos, como en la pirámide de Keops, en la tumba de Ciro, en las murallas romanas de Tarragona o en la gran cisterna bizantina de Constantinopla.
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terios iniciáticos suponían el cauce natural de transmisión del conocimiento. Este «corpus doctrinal» terminó adaptándose a las peculiaridades de las distintas culturas. Eudoxio de Crida, matemático, astrónomo y geógrafo (366 AC), introdujo la Astrología egipcia en Grecia tras recibir las enseñanzas de los sacerdotes egipcios. Los druidas, como cuenta Hipólito (170-236 DC), habían adoptado las enseñanzas de Pitágoras por medio de un esclavo de éste, Zalmoxis de Tracia. Los atenienses -dice Diodoro- observan en Eleusis los mismo ritos que los egipcios, porque los Eumólpidas derivan de los sacerdotes egipcios y los heraldos de los Pastóforos6. Posiblemente Egipto incorporó modelos culturales y religiosos de otros pueblos, pero, desde luego, desarrolló un modelo único y singular que exporto más allá de su área de influencia. No resulta, por tanto, chocante encontrar enEl libro de los muertos, el Génesis o el Hieros Logos7 de Pitágoras, la misma luz a que aluden Hermes o Mithra; una luz primigenia que contiene en sus ondas etéreas todas las formas vivientes. Todo nos termina llevando a procesos teosóficos emanados de una doctrina del Verbo enseñada por Krishna en la India, por los sacerdotes de Osiris en Egipto, o por Orfeo y Pitágoras en el mundo clásico. Todas las teogonías establecieron un origen divino del mundo, pero fueron las élites espirituales de las distintas religiones las que se reservaron los aspectos esotéricos del credo, manteniendo al vulgo en la ignorancia de sus misterios. 6
Los Pastóforos, aclara Plutarco, eran los sacerdotes encargados de llevar en las procesiones pequeños naos en que encerraban a las estatuas divinas. 7 A este libro hacen referencia los pitagóricos Filolao e Hierocles, entre otros.
·8 Por último, el pueblo terminó por rebajar los símbolos de los atributos y las leyes naturales a un grosero fetichismo, mutando las religiones en normas sociales. Afortunadamente, ciertas formas del conocimiento se preservaron gracias a una doctrina secreta cuya principal amonestación fue la de no cristalizarse en un credo concreto. Como consecuencia surgieron los núcleos de fraternidad, y estos acabaron entrecruzando los hilos de los adeptos en el tejido de la cortina cósmica de un destino común. Los miembros de la cofradía egipcia de Deir el_Medinneh, las hetairías, los misterios de Eulesis, los cultos mitraicos, Vitrubio, Apuleyo, Pacomio, los cuatro coronados, loscoleggia fabrorum, los maestros de Como, los colitores dei, Athelstan, Eduino, las abadías carolingias, Hirsau, los francmasones, los compañeros del Deber, la Compañía de la Llana, Willermotz, Gerard de Nerval, Anthony Sayer, Desaguliers, Albert Pike y tantos otros ejemplos son sólo una cadena mística que trata de reintegrar el espíritu con la Naturaleza. El adepto, en síntesis, es el prototipo del místico seducido por la razón. La palabra «iniciado» procede del latín «initium», por tanto sólo supone un «comienzo». El conocimiento en el mundo esotérico no se reduce a meros conceptos, sino que contiene tendencias a las que da cuerpo la experiencia. En este sentido, el fenómeno de «transferencia» entre el maestro y el discípulo estrecha a ambos psicológicamente. De cómo este corpus hermético acabó siendo adoptado por las cofradías de constructores, quizás tiene que ver con que la psique muy pronto se convirtió en un concepto metafísico relacionado con la superficie, y por extensión, el hombre pasó a ser entendido como un templo cuya estructura psicológica se sitúa a tres niveles: conciencia individual, inconsciente personal e inconsciente colectivo. Este esquema
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encontró su correspondencia en el arte, de modo que todos los espacios sagrados se dividían análogamente en patio, cámara central y sancta sanctorum. Jung8 distinguía entre arquetipos e imágenes arquetípicas y estimaba que lo que llega a nuestra conciencia son siempre las imágenes, esto es, las manifestaciones concretas y particulares de los arquetipos. Consecuentemente, las herramientas de construcción no tardaron en convertirse en imágenes arquetípicas asociadas a procesos graduales, que tenían como fin úultimo en el iniciado la experiencia de la totalidad o divinidad9. En la Antigüedad, la entrada en el mundo mágico comenzaba con un viaje autoscópico que culminaba con la acción reparadora de nuestro yo profundo. La palabra, el verbo, o el logos, eran la clave, el vehículo natural para la ascesis. Lo nombrable no abarca el amplio espectro de lo innombrable. La palabra desarrolla la inteligencia, pero el espíritu, homólogamente, se desarrolla con el símbolo. Lingüistas modernos como Chomsky interpretan esa particularidad entreviendo estructuras matemáticas en el lenguaje10. 8
Vid. Carl Gustav Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo, Paidós, 2ª Edición, 1984. 9 A pesar de formar parte de la fábrica de la creación y de ocupar su espacio en el orden natural, el hombre, al contrario de otros seres vivos, posee el libre determinismo como subproducto de un complejo proceso de autoconciencia. De existir un principio o fuerza primigenia que de sentido a la existencia experimentada por el hombre como divinidad, basaría la mecánica de su existencia en la tensión originada por la aleatoriedad de ese «libre albedrío». 10 Tal como se constata a través de la física moderna, las unidades de mayor información se hallan en los espacios más reducidos. Pedagógicamente los cabalistas ponen de ejemplo cómo el secreto del código genético se halla en los microsomas que se enrollan sobre el
· 10 Como podemos comprobar, el aspecto psicológico supuso un ingrediente más de las religiones antiguas, que subsistía en tiempos del Cristianismo primitivo en una colección de libros para la instrucción de los monjes conocidos como Philokalia. No obstante, a partir del triunfo del Cristianismo, la Iglesia decidió prohibir la divulgación del conocimiento proveniente del mundo antiguo como raíz de toda forma de herejía. El patriarca de Constantinopla, San Juan Crisóstomo11 lo resumió en la frase: Ha desaparecido de la faz de la tierra todo vestigio de la vieja filosofía y literatura del mundo Antiguo12. No hay que perder por tanto de vista los mitos, los símbolos y los ritos debido a su universalidad y a que atienden a un fenómeno de complejidad colectiva que presta definición a la historia como un proceso de creación dentro de las posibilidades humanas (en palabras de Ignacio Ellacuria). Existe una escuela moderna llamada del Mito y del Ritual que estudia los mitos compartidos en relación a la Biblia. En el curso de este libro comprobaremos como de la influencia de esta amalgama de creencias y tradiciones surgen las innumerables alegorías que contiene el Libro. La literatura jaina de la India refiere un Salomón casi calcado del personaje bíblico. En la India13 y en Persia encontramos no pocas referencias a montes y a templos asociados con Soolimana, inframundo desconocido donde se gesta la formación de un nuevo ser. Posteriormente, este nuevo ser, el hombre, va desarrollando su vida desenrollando ese secreto de manera explícita. 11 Vid. Christopher Knigth y Robert Lomas, El Segundo Mesías, Barcelona, Planeta, 1998. 12 Del mismo modo, esto supuso la mayor caída del nivel de alfabetización del Imperio Romano hasta entonces.
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Suleiman, Sulimon o Solumi. Definitivamente nos encontramos ante un arquetipo constructor relacionado con un prototipo universal de «templo celestial». En este contexto, al hablar de Mesa de Salomón, podemos contemplar por igual la posibilidad de un vehículo ritual, un arquetipo de realización iniciático o un objeto portador de un secreto veterotestamentario relacionado con las técnicas constructivas. La vinculación con Salomón no deja de ser un accidente, consecuencia de que su leyenda es muy pródiga en la fabricación de mitos14. Respecto a la razón por la que se acaba simbolizando iconográficamente en forma de Mesa el proceso de autorrealización mística desarrollado mediante la ceremonia principal de la liturgia hebrea, quizá tenga que ver con que aquélla sea una de las formas más representativas y universales de la obra social y con la conceptualización antropomorfa del Dios. En el ágape místico se convocan los dos actores principales de la creación: Dios y el hombre. La Mesa representa el mundo sobre el que se asienta la bóveda celeste y la disposición de los enseres tiene correlación con los arquetipos que se suceden en el recorrido que va de lo visible a lo invisible. No olvidemos que ya Herodoto15, Pomponio Mela y Pausanias hacen referencia a una «mesa del sol» que se hallaba en «el país de los etíopes», cerca de su capital, Meroe y espe13
Vid. Jorge Blaschke-Santiago Río, La verdadera historia de los masones, Barcelona, Planeta, 2009. 14 Aben Khordadhbeh (844-48), cortesano del califa Motamid, habla en El libro de los caminos de cómo fue en un edificio llamado «casa de los reyes» donde los árabes encontraron 24 coronas preciosas con el nombre de cada uno de los reyes godos y la Mesa de Salomón. 15 Vid. Herodoto, Historia, t. II, Madrid, Gredos, 2006.
· 12 culan con que fuese un santuario solar dedicado a Ra, donde se acumulaban las ofrendas destinadas al Dios Sol. Las mismas fuentes hablan de que también pudo tratarse de un altar erigido en un patio abierto, hacia donde todas las almas de los muertos se dirigían para saciar su apetito. En consecuencia, para entender la leyenda de la Mesa debemos retrotraernos más allá de Salomón y de su templo, y emplazarnos a cómo se conformó la Historia Sagrada del pueblo hebreo. La Biblia se caracteriza por ser una narración tardía y contradictoria. A la par, se insinúa un doble lenguaje en los textos sagrados, la palabra no tiene una única función representativa y responde a una dinámica de acciones y de pensamientos que se infiltran en ella. En este marco se entiende cómo de la delgada línea que separa lo real de lo imaginario, lo esotérico de lo exotérico, surgieron interpretaciones que dieron lugar a una mística especulativa asumida por las tres religiones monoteístas. En el judaísmo esta escuela es conocida con el nombre de Merkavah y Hekhal y se reservó a las élites espirituales. Basaba sus interpretaciones esotéricas16 en el Génesis 1-2, 16
Si tomamos como ejemplo el genio de Miguel Ángel, entenderemos qué significa su Capilla Sixtina más allá de una grandiosa obra de arte. Miguel Ángel la pintó guiado por el fértil simbolismo del Génesis. Los personajes en sus movimientos expresan letras hebreas relacionadas con la Cábala. En el yeso fresco dejó plasmado decenas de signos cabalísticos que, debidamente decodificados, evocan una enseñanza exclusiva para iniciados. La tentación de Eva, por ejemplo, se representa no con una manzana sino con un higo como relata un Midrash; a Jonás, tal como refiere el Talmud, se lo come un pez y no una ballena. En definitiva, el genio de Miguel Ángel hace gala de unos conocimientos teológicos muy profundos y va deslizando unos mensajes inspirados por la misma Divinidad y sus inteligibles.
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Ezequiel 1 y 10 y el Cantar de los cantares. Algunos cabalistas como Rabí Simeón sugirieron la idea de que Salomón pudo cifrar algún secreto asociado a la Mesa y que tendría que ver con la ceremonia privada que ejecutaba el Sumo Sacerdote en el interior del devir. En el pasaje del Cantar de los cantares Rabí Simeón sentencia: Todos los tesoros del Rey supremo están encerrados en una sola Clave. Los hebreos acostumbraban a usar como título la primera palabra de una obra; de tal modo que la palabra griega «génesis» se tradujoe en hebreo por «bereshit», es decir, «en un principio». La mentalidad hebrea rehuye el pensamiento abstracto por lo que echa mano de un relato narrativo esencialmente evocativo, donde cada palabra refleja fielmente una idea. El proceso de la Creación contenido en los capítulos I y II del Génesis (formación del mundo del espíritu y de la psique) es explicado asimismo con conceptos neoplatónicos que hablan de las cuatro etapas graduales de la existencia: el punto, la línea, la superficie y el sólido. «Séfer Torah» significa «Libro de la Instrucción» y no «Libro de la Ley». Es por ello que entre una urdimbre de mitos cósmicos ajenos al pueblo hebreo, el Génesis hebreo incardina los mundos de la Creación, la Formación y la Acción, lo que supone el relato delÉxodo, el camino de retorno al origen. La dinámica de interrelaciones entre los distintos mundos alegorizados en la Biblia se resume en la primera frase del Génesis: «Berashith bara Elhoim» («Al principio Elhoim creó»). Dado que Elhoim es plural, la Cábala aclara cómo esta frase lapidaria se refiere a los distintos atributos de la divinidad encarnados en los distintos nombres divinos como ger-
· 14 men de la Creación. Las palabras «llamar», «crear», «formar» y «hacer» son una constante en las Sagradas Escrituras y se relacionan con conceptos metafísicos como «voluntad», «intelecto», «emoción» y «acción o transformación». A lo que nos remiten los cabalistas es a que el origen de ciertas tradiciones esotéricas relacionadas con «la palabra perdida», se encuentra en relatos mitológicos mesopotámicos y egipcios, como el que nos presenta a una Isis arrebatando el secreto del nombre al dios Ra. Esta formulación termina por distintas razones asociada a la Mesa de Salomón siendo conocida como Shem ha Meforash. Mesa y formulación forman parte de un solo cuerpo, de ahí la importancia ritual del mítico objeto. En síntesis, la fórmula no es otra cosa que las cuatro letras de Yahvé (YHVN), cuya correcta pronunciación es el objeto último de todo iniciado en la «Halakhah» («ley religiosa»). La llamada «Mesa de Salomón» acaba rodeada de un halo misterioso por la sencilla razón de que era el eje de la ceremonia secreta que el Sumo Sacerdote hebreo efectuaba en el interior del devir, la cámara prohibida del mítico templo de Salomón. Con el tiempo la formulación escrita en una lámina de oro que lucía el Sumo Scerdote en su frente fue adquiriendo connotaciones pseudo fantásticas, y si hacemos caso de Flavio Josefo, la Mesa necesariamente debería relacionarse con los misterios celestes, pues todos los objetos del Templo guardan relación con aquéllos. La constatación la hallamos en la mística judía donde se relacionan las diecinueve restantes letras del alfabeto hebreo que no forman parte del Tetragrama (IHVH), en un orden dispuesto en directa correspondencia con los siete planetas y los doce signos zodiacales. Por esta razón, cabalistas como Ezra de Gerona criticaban la necedad de aquellos lectores precipitados que no iban más
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allá del sentido literal de determinados pasajes de la Biblia. De manera análoga, también nos encontramos escuelas esotéricas en el seno del Cristianismo y del Islam que interpretan estos pasajes de forma simbólica. Para entender la Biblia definitivamente hay que acudir a la mística hebrea. No obstante, el lenguaje hermético de los textos exige la comprensión y estudio del hebreo. No olvidemos que el hebreo era considerado una lengua clásica, junto al latín y el griego, hasta el siglo XVII. La consideración de la lengua hebrea como «leshon ha qodesh» («lengua sagrada»17), supone que no es una lengua natural sino directamente enseñada a Moisés por parte de Yahvé. El Sefher Torah 18 (la Ley judía) incardina una compleja red de correspondencias de carácter sagrado. Su elaboración exige un proceso tradicional, pues debe estar hecho por la mano del hombre sobre pergamino y de perfecta conformidad en lo relativo al texto, al adorno y a la factura de los signos y letras. Si sucede un error, por ejemplo que se esfume un poco de tinta, debe enterrarse esa Torah como si fuera un niño muerto. La ley es sede permanente de Dios y cada letra es consustancial al mismo. El Talmud y el Zohar son comentarios sobre la Torah, pero, mientras el Talmud es una desviación de la tradición oral que el tiempo ha convertido en tradición escrita, el Zohar es el alma viva que infiltra la luminosidad mística en la evocación que se desprende de cada letra, de cada palabra. El signo se convierte en letra, y tras un proceso donde interviene la «jokmah» («Sabiduría»), muta en realidad numinosa. 17 18
Génesis, 11,1. Vid. André Neher, Moisés y la vocación judía, Madrid, Aguilar, 1962.
· 16 Gracias a los exegetas19 de las tres religiones del libro, estas enseñanzas aún pervivían en la Edad Media. Al tomar conciencia de la importancia de laTorah irrumpió una fiebre traductora auspiciada por los grandes abades, que se fijó como fin adecuarse lo más fielmente al texto. Los cabalistas comenzaron a realizar sus estudios conjuntamente con los monjes bajo la protección de las abadías en busca de la «hebraica veritas». Más tarde, esta labor traductora la continuaron los principales maestres de las Órdenes Militares y algunos reyes y nobles. Un tipo de Cábala esencialmente cristiana se practicaba en el medioevo en Francia, Flandes e Italia. Más tarde en el siglo XVII encontró su apogeo en Alemania. De lo puramente alegórico o religioso se acabó trascendiendo hacia lo esencialmente esotérico. El resultado fue que terminaron por mutar los viejos mitos relacionados con el templo en griales místicos, que encontraron su mejor asiento en la literatura épico-caballeresca. En efecto, mediante un estudio comparado de las fuentes observamos como al hablar de dos de los objetos míticos más universales, la Mesa y el Grial, estaríamos refiriéndonos a un único objeto: lapis ex caellis20 («piedra caída del cielo»). 19
Pese a hechos como los del 25 de mayo de 1490 acaecidos en Toledo, donde se quemaron en plaza pública libros considerados herejías, entre ellos algunas Biblias tomadas como «falsas», la exégesis nos ha llegado a través del Humanismo y de maestros del Cristianismo de la talla de Fray Cipriano de Huerga, Arias Montano y Fray Luis de León. Estos autores recuperaron la obra exegeta de los hermanos Qimhi, Abraham ibn Erza, Rasi, Nahamanides, Yonah Ibn Yanah o Yosef Ibn Aquin. 20 ¿La piedra meteorito venerada en el recinto secreto y prohibido del Gran templo dedicado a Atón en Tell-el-Amarna? Ya veremos si
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Esta lapis ex caellis degeneró más tarde en lapis christicola, el tercer templo celestial encarnado en la persona de Jesús y prefigurado en los famosos crismones o monogramas del Cristo. En conclusión, la causa de las causas se expresa en todo su esplendor en la Mesa de Salomón, pero también en el sugerente universo alegórico del Perceval. Por lo tanto, «carácter secreto» no significa en modo alguno desconocido. Mesa y fórmula, Perceval y Grial, son sólo sedimentos sobre los que fermentan los espíritus emancipados. El resultado es que sólo a través de corrientes como las comprendidas en la Cábala (la extática y la teosófico-teúrgica y nunca desde cualquier otra facultad imaginativa o intelectiva) podremos penetrar en el profundo significado de misterios como el de la Mesa de Salomón o el Grial.
tuvo algo que ver esta piedra llamada «Benben» con el simbolismo adoptado por la tradición judeocristiana.
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1 La génesis del mito: Egipto
La historiografía oficial presenta la Historia Antigua como una sucesión de hechos entrelazados y ordenados, pero no es del todo cierto. Los escasos cronistas e historiadores de los primeros tiempos basaron sus fuentes en aportaciones fragmentarias y dispersas que trataban de recomponer con mejor o peor fortuna. Entretanto, otros muchos historiadores e investigadores, intentando ensanchar el campo de actuación, han fijado su atención en las informaciones desprendidas de las diferentes cosmogonías, teogonías y mitologías, ya que estas nos reportan a un género de existencia análoga a todos los pueblos. Según Moreas de Jonnes1, el estudio comparado de los mitos que hacen alusión a los orígenes de los pueblos y de las cosmogonías, las teogonías y las fábulas mitológicas de las diferentes naciones muestra claramente que proceden de un fondo común. Antiguos símbolos orientales como el omega, la espiral o la esvástica se retrotraen más allá de las construcciones babilonias e incluso alcanzan la Prehistoria. Se trata de signos universales que podemos rastrear en India, China, México o Escandinavia.
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Moreas de Jonnes, Los tiempos mitológicos, Madrid, Daniel Jorro Editor, 1910.
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Singularmente, se observa como los tiempos mitológicos se dividen a intervalos por la existencia de dos cataclismos geológicos que hubieron de tener lugar en tiempos remotos. De tal modo, que elGénesis, el Avesta y las Teogonías del sacerdote fenicio Sanchoniathon y de Hesíodo indican períodos sucesivos de una historia común señalada por sendos cataclismos. Hay mucha mitología relacionada con un suceso luctuoso provocado por las aguas. En libros como el deEnoch, redactado en tiempos del gnosticismo sobre materiales antiguos de los escritos de Thot, se narran las agrupaciones de las razas antes del diluvio. El cataclismo diluviano, como apunta Louis Charpentier, pudo corresponderse geológicamente con el deshielo brusco del enorme casquete glacial acumulado en el período de Würm V. Este suceso derivó en una inundación de mayor amplitud en el Ecuador y en el desplazamiento de las poblaciones hacia zonas de alta montaña. Esto pudiera explicar el mito de la desaparición de una civilización como la Atlántida bajo la presión de las aguas y la hipotética migración de los escasos supervivientes. En época anterior a las fuentes hebreas y mucho antes de Noe la mayoría de los mitos ya se relacionaban con el diluvio y hay prodigas referencias a la construcción de arcas. Así, en la mitología asiria y babilonia se narra la construcción de un arca por parte de Xisutros, donde, curiosamente, éste introduce una pareja de cada especie animal y termina por arribar la nave en las montañas de Armenia, para continuar de este modo la repoblación a partir de una segunda generación de animales y hombres. La tradición de las montañas salvadoras también la comparten pueblos tan diferentes como los incas, toltecas, lituanos, guanches, araucanos, caucásicos y un largo etcétera2.
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* Prólogo * Prefacio 1 La Génesis del mito: Egipto
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La consolidación del mito: Salomón 2.1. El Shemá Shemaforash 2.1.1. Moisés 2.1.2. La Cábala
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La Mesa de Salomón 3.1. El Shemá Shemaforash 3.2. La Mesa como arquetipo 3.2.1. El Arca de la Alianza
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El Templo de Salomón 4.1. Hiram 4.2. La construcción del Templo 4.2.1. La vida alrededor del Templo
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Las dos destrucciones del Templo 5.1. La primera destrucción 5.2. La segunda destrucción 5.2.1. Zorobabel 5.2.2. Tito 5.3. La Mesa de Salomón en el Templo de Júpiter apitolino La Conquista de Roma y la llegada de los visigodos a Hispania
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Toledo, el rey don Rodrigo y el fin del reino visigodo 7.1. Tarik y la invasión árabe de la Península en el 711 7.1.1. La conquista de Toledo por Tarik 7.2. El Conde don Julián 7.3. El Palacio Encantado de Toledo 7.4. La Cueva de Hércules 7.5. De cómo encontraron la Mesa de Salomón 7.6. El tesoro de Guarrazar
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Santa María de Melque y el Castillo templario de Montalbán 8.1. Melque 8.2. El Castillo
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El Saco de Benjamín
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Epílogo
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ALQUIMIA EN LA EL JUEGO DEL LA OCA (2ª PARTE) AUTOR: CIUDAD: EDITORIAL: AÑO: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.:
Alejandro Vega Merino Toledo LEDORIA 2011 21 x 14 cm. 96 páginas 978-84-95690-74-6
RESEÑA: Siguiendo el mismo trabajo y la misma filosofía del cuaderno anterior, el autor expone la segunda parte del juego de la Oca inserto en la planta de la catedral de Toledo, desde la casilla nº 31 hasta su final (casilla nº 63). En esta obra, la forma de acogerse a sus enseñanzas cambia, ya que desde aquí hasta su conclusión no hay casillas donde aferrarse, excepto en el Altar Mayor. Sin embargo, sí hay que pasar por casillas muy importantes
CATEDRAL DE TOLEDO como el "laberinto" y la "cárcel". Pero el camino de la catedral sigue abriéndonos de par en par sus más escondidos secretos y revelándonos las múltiples posibilidades que nos brinda la vida y cómo se puede cambiar el destino o azar. Si bien, el destino es inexorable y la muerte nos aguarda, precisamente en la casilla nº 58. En fin, una investigación cuya trabajo demuestra que esta
catedral atesora un simbolismo extraordinario legado por los constructores de templos ojivales, lo que la convierte en una de las más importantes del mundo en este sentido y que se irá demostrando en cuadernos posteriores.
Instantáneas de la presentación de “Alquimia en la catedral de Toledo (El juego de la oca 2º parte)”, el 17-02-11 en el Hotel San Juan de los Reyes, Toledo.
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ALQUIMIA EN LA EL JUEGO DEL LA OCA (1ª PARTE) AUTOR: AÑO: COLECCIÓN: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.:
Alejandro Vega Merino 2009 Cuadernos Heterodoxos Toledanos 21 x 14 cm. 80 páginas 978-84-95690-55-5
RESEÑA: El presente libro es la tercera entrega de la Colección Cuadernos Heterodoxos, dirigida por el toledanista Alejandro Vega Merino para la editorial Ledoria. En él, el autor expone el descubrimiento llevado a cabo por él mismo en el año 1976, acerca del ensamble o correspondencia del "Juego de la Oca" con la planta de la catedral de Toledo, así como con respecto a la "alquimia universal", que la envuelva de una manera precisa.
CATEDRAL DE TOLEDO Tras largos años de estudio sobre el tema, esta monografía nos deja la esencia que destila el templo y nos explica paso a paso, capilla a capilla, módulo a módulo su profundo significado y la solución que contienen. En este cuaderno, el primero de los dos sobre este asunto, se lleva a cabo el peregrinaje desde la casilla nº 1 a la nº31, o lo que es lo mismo, al espacio vital que va desde el nacimiento hasta la casilla del "pozo". Por el camino hemos pasado también pasando por las diferentes "ocas", que nos hacen volar hacia delante.
Por otro lado también se reconoce la importancia del claustro con respecto al juego, así como de otras casillas especiales, como por ejemplo el "puente". En definitiva, una labor de muchos años de estudio han dado como resultado la exposición de un trabajo como una filosofía de vida, o lo que es lo mismo, como el "arte de vivir".
Instantáneas de la entrevista a televisión de Toledo posterior a la presentación de “Alquimia en la catedral de Toledo (El juego de la oca 1º parte)”, el 25-05-10 en la biblioteca del Alcázar, Toledo.
GEOMETRÍA, MÍSTICA Y CÁBALA AUTOR: EDITORIAL: AÑO: ENCUADERNACIÓN: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.:
Alejandro Vega Merino LEDORIA 2008 rústica 21 x 14 cm. 80 páginas 978-84-95690-34-0
RESEÑA: El segundo cuaderno trata un tema tan profundo como la Kábala hebrea. Para tal fin, el autor utiliza como base la enigmática sinagoga toledana de Santa María La Blanca,
una de las joyas del judaísmo mundial. Al estudiarla a fondo, el autor apreció que el pueblo sefardí había dejado escrito en ella de forma indeleble la tradición recibida. Este bellísimo templo está enriquecido con una geometría sagrada preparada para recibir a cualquier tipo de persona e ideología, pues en él se encuentran ensamblados el pensamiento de los constructores musulmanes, con su gráfica filosofía, o el dogma trinitario de los cristianos, al ser posteriormente iglesia.
EN SANTA MARÍA LA BLANCA Como sinagoga, sus inclinados muros parecen dibujar constelaciones cósmicas. Las techumbres se sustentan con treinta y dos pilares, en los que se basan los senderos o caminos a los que se abraza el pensamiento o mística cabalística. Aquí se concentra una fuerza que hace de andar a pueblos o naciones y que, ensamblada aquí a otras filosofías, nos da la cábala universal, con la que según el pensamiento de los sabios el Universo camina. Tras largos años de estudio sobre el tema, esta monografía nos deja la esencia que destila el templo y nos explica paso a paso, capilla a capilla, módulo a módulo su profundo significado y la solución que contienen. En este
cuaderno, el primero de los dos sobre este asunto, se lleva a cabo el peregrinaje desde la casilla nº 1 a la nº31, o lo que es lo mismo, al espacio vital que va desde el nacimiento hasta la casilla del "pozo". Por el camino hemos pasado también pasando por las diferentes "ocas", que nos hacen volar hacia delante. Por otro lado también se reconoce la importancia del claustro con respecto al juego, así como de otras casillas especiales, como por ejemplo el "puente". En definitiva, una labor de muchos años de estudio han dado como resultado la exposición de un trabajo como una filosofía de vida, o lo que es lo mismo, como el "arte de vivir".
Instantáneas de la presentación de “Geometría, mítica, y cábala en Santa María la Blanca”, el 1202-09 en la Librería Taiga, Toledo.
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LAS GÁRGOLAS DE SAN AUTOR: CIUDAD: EDITORIAL: AÑO: ENCUADERNACIÓN: DIMENSIONES: PÁGINAS: I.S.B.N.: P.V.P.
Alejandro Vega Merino Toledo LEDORIA 2007 rústica 21 x 14 cm. 68 páginas 978-84-95690-23-4 10 €
RESEÑA: Las Gárgolas de San Juan de los Reyes es el cuaderno que abre la colección. En él, el autor hace un estudio previo del simbolismo que rodea a las gárgolas, quimeras y monstruos que pueblan las galerías o vierteaguas de catedrales como Reims, León, París o Lépine en Francia, del monasterio portugués de Batalha y de la catedral de Ciudadela en Menorca, con el objeto de servir como ejemplo al lector y así entrar a fondo en el estudio de las veinte gárgolas
JUAN DE LOS REYES neog贸ticas que conforman el claustro de S. Juan de los Reyes. El objeto de este trabajo es exponer varias formas de estudio para que estas g谩rgolas sean admiradas desde distintos puntos de vista: a nivel individual, en equipo (esquinado), seg煤n el Tetramorfos o en su conjunto total. El resultado final supone el paso de un e贸n de tiempo a otro, es decir, de una era a otra.a.
Instantáneas de la presentación de “Las gárgolas de San Juan de los Reyes”, el 14-03-07 en el Hotel San Juan de los Reyes, Toledo.
REVISTA DE PRENSA
“El canon del Alarife de Illescas” llega a las librerías El Centro Cultural de Illescas (Toledo) acoge este viernes a las 19.00 horas la presentación del libro “El canon del Alarife de Illescas”, del escritor peruano Wilfredo Mariñas. Se trata de una obra que defiende la estrecha relación que existe entre los cánones de construcción de la Atenas de Pericles y la torre de la iglesia parroquial de Santa María, en la localidad.
Toledo / ILLESCAS
Hoy se presenta el libro sobre las particularidades de la torre mudéjar ABC / TOLEDO Día 14/01/2011 Hoy, a partir de las 19.00 en el Centro Cultural de Illescas (calle Real, 86), se presentará el libro «El Canon del Alarife de Illescas», del escritor peruano Wilfredo Mariñas. Se trata de una obra que defiende la estrecha relación en cánones de construcción de la Atenas de Pericles y la torre de la iglesia parroquial de Santa María de la villa sagreña. Asegura que en su parte sur, el constructor entrelaza un código que descifra un milenario mensaje estético.
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Un libro descubre el número áureo en la Torre Mudéjar Es un hallazgo muy importante según el autor porque antecede a la Florencia renacentista en la introducción de ese número en Europa RUBÉN CAÑO
«Este libro supone un grandioso descubrimiento para la cultura toledana, ya que antecede a la Florencia renacentista en la introducción de la idea del número áureo en Europa después de la Grecia clásica». Con estas palabras se realiza la carta de presentación de la obra ‘El canon del Alarife de Illescas’, texto que el próximo viernes será presentado oficialmente en el municipio y que defiende, tras un minucioso estudio, que la Torre Mudéjar de Illescas esconde un mensaje en sus ladrillos desde hace 800 años. Su autor es Wilfredo Mariñas, escritor peruano convencido de la estrecha relación en cánones de construcción de la Atenas de Pericles y la torre de la iglesia parroquial de Santa María en la villa sagreña, asegurando que en la cara Sur de la torre el constructor medieval del Alarife de Illescas entrelaza un código que descifra un milenario mensaje estético y a la vez es una muestra de su religiosidad, canon remozado en una muestra de cristiandad. Abriendo la duda acerca de si se trata de casualidad o intencionalidad, el autor de este libro pretende dar que hablar al demostrar en sus páginas la intencionalidad al relacionarlo estrechamente con un postulado euclidiano que deriva en la proporción áurea, omnipresente en la geometría del monumento. Al tiempo, avanza que descifrar ese mensaje lleva al lector a transitar por los conocimientos matemáticos, geométricos y humanísticos propios de un período excepcional en la cultura española, el Toledo de las tres culturas, donde convivieron los transmisores del pensamiento griego, los musulmanes, con los traductores por excelencia: los judíos y los mozárabes, en un entorno dominado por los conquistadores cristianos. Y es que eran principios del siglo XIII cuando se construyó en Illescas la iglesia parroquial con advocación a la Asunción de Nuestra Señora de Santa María en un prolongado periodo de paz, consolidada la reconquista del antiguo reino toledano y trasladadas las fronteras más al Sur. Así las cosas, esta novedosa creación de 104 páginas con encuadernación rústica y perteneciente a los ‘Cuadernos heterodoxos toledanos’ se vende al precio de 10 euros. La publicación de la Editorial Ledoria se acerca a las vivencias del constructor, a quien la villa honró con ese encargo, y que aprovecha las técnicas constructivas y la mano de obra de los derrotados mudéjares, que se resisten a marcharse. El protagonista los combina eficientemente con el románico de los conquistadores y los cálculos de unas matemáticas transmitidas desde la Grecia clásica. Según datos aportados por la editorial, el erudito local don Alberto de Aguilar en su libro ‘Illescas, notas histórico artísticas’ de 1927, escribió estas frases: «Contemplad… la bellísima torre mudéjar de Santa María, y esas grietas, esos ladrillos carcomidos os dirán más que todo cuanto yo imaginara contaros…». Atento a ese mensaje, Wilfredo Mariñas ha hurgado entre sus ladrillos para buscar el mensaje escondido durante 800 años, que fundamenta su estética, y puestos a la luz en ‘El canon del Alarife de Illescas’, cuya presentación será a las 19,00 horas en el Centro Cultural del municipio con la presencia de autoridades culturales en el Ayuntamiento illescano.
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La Mesa de Salomón y el simbolismo de la masonería José Ignacio Carmona presenta un ensayo sobre la tradición toledana desde el punto de vista de las logias. El libro ha sido publicado por Ledoria VICTOR BALLESTEROS
El Hotel San Juan de los Reyes acogió ayer la presentación de ‘Toledo y la Mesa de Salomón. Entre Escila y Caribdis’ (Ledoria), un nuevo libro del investigador José Ignacio Carmona Sánchez en donde se aborda una de las tradiciones más típicamente toledanas. El ensayo, que fue presentado por Xavier Sánchez de Amoraga y Garnica, conde de Campo Hermoso, una de las figuras más representativas de la masonería española, aspira a convertirse en una recopilación de los mitos legendarios e investigaciones históricas realizadas sobre la Mesa de Salomón y su vinculación con Toledo. «En las logias estamos acostumbrados a manejar diferentes interpretaciones simbólicas del Templo de Salomón», explica el autor, quien opina que es precisamente la vertiente simbólica de esta tradición toledana la que menos ha sido abordada. «La tradición recoge que la ponderación se encuentra precisamente entre Escila y Caribdis, entre el mito y la Historia, y de ahí el subtítulo del libro». José Ignacio Carmona Sánchez, vinculado a investigadores de este tipo de fenómenos como el escritor Juan Eslava Galán, se centra en lo que él denomina «la intrahistoria de la Mesa», recorre crónicas árabes, cristianas y judías -junto con diversas fuentes esotéricas y apócrifas- y propone un inesperado final que tiene como escenario una de las encomiendas templarias más enigmáticas de la Península Ibérica, el Bailiaje de Montalbán, en la zona central de la provincia de Toledo. José Ignacio Carmona Sánchez fija su atención en la notable influencia que los misterios egipcios tuvieron en la exégesis judeocristiana y en la búsqueda e idealización de objetos arquetípicos. «No es un libro de fácil lectura», según el autor, que prefiere no desvelar más detalles sobre el libro. En él rastrea el itinerario que la Mesa de Salomón siguió tras la destrucción del Segundo Templo hebreo para terminar llegando, según la tradición, a un Toledo mágico y heterodoxo ligado al ciclo literario de Perceval en torno al Santo Grial. Es en este rico caldo de cultivo en donde surgieron leyendas como el Palacio Encantado y La Cueva de Hércules. José Ignacio Carmona, que durante los últimos años ha trabajado en proyectos impulsados por la doctora portuguesa Anabela Cardoso -editora de la revista ‘ITC Journals’-, presentó el verano pasado ‘Psicofonías. El enigma de la transcomunicación instrumental’, publicado por la Editorial Nowtilus.
LA ÚNICA Y VERDADERA RUTA DE DON QUIJOTE, EN QUE SE DESVELA... Jesús Muñoz Romero Sinopsis El Quijote es la biblia del ser hispánico. En esta obra están recogidas las claves de lo que es y representa España. Es por ello que se han escrito miles y miles de trabajos para diseccionarlo y analizarlo desde múltiples perspectivas. Y, sin embargo, no deja de sorprendernos, buena prueba es este libro que se publica ahora, que fue a dar con una de estas claves de que hablamos, tal vez la más esencial: fijar exactamente en el tiempo su fábula y asimilarla a un hecho histórico. Esto abre una nueva dimensión de incalculable valor para la comprensión del libro más leído en nuestra lengua. Y por si fuera poco, se aporta el punto de partida de la narración, aquél del que el autor fingió no querer acordarse.
EL CANON DEL ALARIFE DE ILLESCAS Wilfredo Mariñas Guerrero Sinopsis A principios del siglo XIII se construye en Illescas (Toledo) la Iglesia parroquial con advocación a la Asunción de Santa María. El constructor (el alarife), a quien la villa ha honrado con ese encargo, entrelaza en la cara sur de la torre un código que descifra un milenario mensaje estético y a la vez es una muestra de su religiosidad. Ese mensaje estético (el canon) es tan antiguo que transita desde la lejana Egipto hasta el clasicismo griego y de allí a las llanuras de La Sagra, precediendo el renacimiento italiano. Descifrar el mensaje nos lleva a transitar por los conocimientos matemáticos, geométricos y humanísticos propios de un período excepcional en la cultura española, el Toledo de las tres culturas.
EL CÍRCULO ALQUÍMICO Paco Gómez Escribano Sinopsis La aparición de un fresco antiguo en la restauración de la capilla de San Ildefonso de la catedral de Toledo, obliga al Arzobispado a solicitar de la UNED asesoría. La universidad envía a Carlos, un profesor que colabora en la restauración de la capilla junto al canónigo encargado de la obra. Inicialmente la trama va aglutinando a su alrededor diversos personajes que, de algún modo, se sienten fascinados por el fresco. John Turner, un detective al servicio de los intereses mafiosos de Nueva York, conseguirá integrarse en el equipo, al principio con intenciones oscuras. Pero el destino propicia que se enamore de Reham, amiga de la hermana del profesor de la UNED, pasando a desempeñar un rol distinto. Carlos consigue restaurar el fresco, que fascina a todo el grupo por su belleza y por su simbología alquímica. Es el inicio de un viaje iniciático que afecta a los personajes de variadas formas. La trama discurre por diversas ciudades mediterráneas hasta Jerusalén, a El Cairo y, de nuevo, a Toledo, para cerrar un círculo en la que fue la capital de las tres culturas. Después de esto, sus vidas no volverán a ser las mismas.
MAZAPÁN AMARGO Joaquín García Garijo - Santiago Sastre Ariza Sinopsis Una novela negra con trasfondo geográfico en el Toledo actual. Narra el primer caso del inspector Martín Aldana, destinado, después de algunos problemas, de Marbella a la Ciudad Imperial. Aparece el cadáver desnudo de un joven en un paraje toledano conocido como el Valle, cosido a puñaladas. Sin un móvil aparente, el inspector indaga en la familia y en el lugar de trabajo del fallecido, vigilante de una de las principales referencias museísticas de la ciudad: el museo de Santa Cruz. En la novela se abordan muchos aspectos asociados a la historia, como por ejemplo la homosexualidad y la ideología neofascista. En la novela predomina el diálogo, añadiendo así a la acción un ritmo trepidante. Como un personaje más, aparece la ciudad de Toledo, su historia, sus calles y sus gentes, y su pasado conectado con lo que representa la figura del Alcázar, emblema de la resistencia nacional durante la guerra civil española. El protagonista, un inspector amante del jazz, la literatura y la bebida, con un pasado turbio y doloroso entrelazado con un tortuoso matrimonio.
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LA VOZ DEL MAR Consolación González Rico Sinopsis Celia es una mujer que ha olvidado los sueños en el camino de la vida, pero será la pérdida de los afectos de su única hija, arrancados por una sociedad donde los valores materiales se anteponen a los sentimientos, el detonante de su huida sin importarle el lugar ni el tiempo. Un mar envolvente y liberador recibe su confusión, su fracaso como mujer y como madre; las marcas imborrables de una convivencia establecida sobre los cimientos de la opresión y la desigualdad; los pedazos de una existencia que flota a la deriva bateada por las olas y los recuerdos. Es entonces cuando se da cuenta de que el agua y ella tienen en su poder las llaves de la vida y de la muerte.
EL VUELO DE LAS AVES Miguel Ángel Carcelén Gandía Sinopsis Tres huérfanos criados en ambientes tan distintos como la Galicia profunda de principios de los años sesenta, la barriada marginal madrileña del Pozo del Tío Raimundo, o un novedoso colegio para invidentes en Aranjuez, tejen sus vidas con desigual fortuna hasta acabar en un mismo espacio: la prisión. Benito, Águeda y Pisahuevos tienen en común una infancia marcada por la desgracia o la tragedia. El primero, a su condición de invidente, une la ausencia de madre y los intentos de varias mujeres por ocupar su lugar, así como la desorientación que padece el padre desde que falta su esposa. Ese cúmulo de circunstancias lo abocan al sinsentido, a la desesperación y, finalmente, a la ludopatía. Pisahuevos nace, se desarrolla y muere en la pura podredumbre, es el paradigma del aprendiz de delincuente sin la malicia suficiente para llegar a medrar ni la inteligencia necesaria para huir de la pobreza. Águeda es inteligente, bella y vengativa, por eso no perdona a sus paisanos, los que consiguieron hacer de su madre una proscrita en la sociedad rural de las parroquias gallegas. El vuelo de las aves es una novela breve de triple protagonista. Tres historias completamente distintas que se desarrollan de forma paralela en desigual extensión. El final, no por lógico, deja de ser sorprendente, la confluencia de tres hilos narrativos que han ido tejiendo historias de marginación, soledad, esperanzas abortadas, amores urgentes y necesitados no correspondidos… Ensayo de fotografía del alma humana en condiciones desfavorables, tanto en el original como en el negativo.
ALARIDOS DE UN POETA Rubén Suárez Valverde Sinopsis Versos que reflejan experiencias e ideas que habitan en el reverso de nuestra piel. Muestran mi rechazo a las enseñanzas escolares, que pretendían labrarme un destino ligado a trajes caros y llamativas corbatas. Así, desde los diez años me refugie en la lectura de poesías, producto de mi escueta “paga del Domingo” y en aquellos primeros versos, la ilusión de publicar algún día, los míos. Pronto la adolescencia, que escupía ráfagas de prematura madurez, cuando compaginé los estudios con el sacrificado mundo de la construcción, aferrado a mi verdadera pasión: la lectura y la poesía. Al terminar la ESO volví a trepar andamios y a andar por las escamas rojas de los tejados, allí surgía impulsiva la inspiración y me fluían versos que fugazmente escribía en retales de sacos de cemento, que cada noche repasaba en una libreta. Muchos de aquellos versos vieron la luz en mi primer libro “Noche poética”. Ahora en “Alaridos de un poeta”, infecto de un romanticismo oscuro mi miedo al olvido “temo más al olvido que a la muerte”, es mi constante guiño a la inmortalidad. En “Alaridos de un poeta” intento mostrar las partes más oscuras del mundo cotidiano, verdades que no apreciamos de la vida y, posiblemente, echemos de menos en la muerte. “Alaridos de un poeta” marca el sendero de la memoria al rincón de la experiencia. En él nos identificaremos con los temas y sentimientos desde el primer amor hasta la primera vez que morimos.
INCONTINENCIA CREATIVA Francisco Javier García García Sinopsis Javier (yo)hace laghukávya, poemas cortos con partes independientes unas de otras pero con pleno significado por sí mismas y mahákavya poemas largos. Es una especie de humanista-sabio (yo) que domina todas las artes y las ciencias (puede escribir sobre cualquier cosa). Este es el libro número seis, está todo fechado como si fuera un diario y puede seguir siendo actual pasado el S.XXI. Es ciento por ciento original e inimitable (su estilo). Es para la gente que está cansada de leer siempre lo mismo. Será la manzana roja dentro de una colección de manzanas amarillas.
TOLEDO Y LA MESA DE SALOMÓN
José Ignacio Carmona Sánchez Sinopsis Síntesis de los mitos y antecedentes históricos que prefiguran el Templo de Salomón como claro ejemplo de arquitectura sagrada, como manifiestación las correlaciones que existen entre el Hombre y el Cosmos. Riguroso estudio que delimita lo legendario y lo real alrededor de la Mesa de Salomón, el autor fija su atención en la notable influencia que los misterios egipcios tuvieron en la exégesis judeocristiana y en la búsqueda e idealización de objetos arquetípicos. Rastrea el itinerario que con base histórica pareció seguir la llamada Mesa de Salomón tras la destrucción del segundo templo, para terminar transportándonos a un Toledo mágico y heterodoxo ligado al ciclo literario griálico de Perceval, donde, a propósito de la Mesa, surgieron leyendas como El palacio encantado y La Cueva de Hércules. El autor acude a crónicas árabes, cristianas, hebreas e incluso a fuentes esotéricas y apócrifas para proponernos un inesperado final, que tiene como escenario una de las encomiendas templarias más enigmáticas de la Península: la tercera Bailía de Montalbán.
EL ASEDIO DEL ALCÁZAR DE TOLEDO Salustanquidio Orox Sinopsis El asedio del Alcázar de Toledo (la determinación humana de sobrevivir) narra con la mayor asepsia un acontecimiento extraordinario y anacrónico: el sitio del antiguo palacio de Carlos V durante el verano de 1936. Para realizarlo de la manera más completa posible y fiel a la veracidad de los hechos hemos contrastado, analizado y expurgado la ingente información existente, no ya sólo bibliográfica, sino también documental y, siempre que nos ha sido posible, completando éstas con testimonios personales. En ningún caso nos hemos circunscrito a las versiones interesadas de los bandos ni nos hemos alineado con una de las dos posturas en conflicto, sino que hemos procurado contar con la mayor información, la hemos elaborado y la hemos expuesto para que el lector extraiga sus propias conclusiones.
LA TORRE DEL GALLO Francisco Javier Oliva Sinopsis Diego Alcaraz regresa a su Sigüenza natal después de haber estado perdido durante cuarenta años en los desiertos de Afganistán. Tras ser rescatado de su propio olvido, un examen médico determina que su memoria está afectada por el Síndrome de Korsakoff, una enfermedad que trastoca su percepción del tiempo. Las más de cuatro décadas que han transcurrido desde su marcha se diluyen en la mente de Diego haciéndole creer que tan sólo han pasado unos pocos años. El impacto emocional que sufre el anciano enfermo cuando toma contacto con la novedosa realidad de mediados del siglo XXI, le desorientan de tal manera que sólo es capaz de recordar con nitidez los años de su infancia y juventud en la Ciudad del Doncel. El regreso del resucitado supone todo un acontecimiento en Sigüenza, pero no todos sus habitantes están cómodos con su presencia. Parece que algunos quisieran que continuase perdido y olvidado, que tan sólo perdurara su recuerdo como el héroe ausente que fue, una aventura a la que Diego se vio abocado después de la violenta desaparición de Violeta Márquez de Coca durante el verano de 1999 en un pueblo en el que, hasta entonces, nunca pasaba nada.
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Revista literaria digital ligada a las actividades de Editorial Ledoria JMR/Dirección: Jesús Muñoz Romero/Redacción: Wilfredo Mariñas Guerrero/Fotografía y maquetación: Equipo de Editorial Ledoria.