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“EL OBJETIVO DEL ARTE ES SENTIR”

El cantante, bloguero y productor, nos cuenta sobre la nostalgia, las emociones y la identidad, y cómo estas se unen en La usurpadora, el musical .

Inagotable.

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Al mismo tiempo que promociona La usurpadora, el musical, Alan prepara un nuevo montaje de Siete veces adiós, protagonizada por una pareja gay, y afina los detalles del nuevo elenco, así como de la producción que está en gira.

Lo que motiva a Alan Estrada a actuar y contar historias son las emociones. A la par que sigue inspirándonos a viajar, explorar y atrevernos, vía su reconocido blog Alan por el mundo, con Siete veces adiós, obra de teatro que escribió y dirige, muestra instantáneas del gran espectro de lo que provoca el amor; y, con su participación en la cinta La usurpadora, el musical, nos lleva a la alegría, nostalgia y felicidad.

Y cuando hablamos de nostalgia es en serio. Hace 25 años, el horario estelar de la televisión mexicana pertenecía a La usurpadora , novela en la que Gaby Spanic interpretaba el rol doble de las gemelas buena y mala, una era víctima de la circunstancia, la otra una villana en forma que buscaba cómo sacar provecho de todas las personas a su alrededor… Nadie hubiera imaginado que esta historia podía renacer en forma de musical, con una producción bicultural y que, además, traería a la mesa un soundtrack entrañable.

“Sorprende no solo porque es una película con la historia de La usurpadora , sino por ser un musical. Y toda esa sorpresa llega a buen puerto: vas a ver una cinta muy entretenida… Son dos horas de una historia que ya conocemos, con canciones que ya conocemos, pero que a la vez no deja de asombrarnos. Sobre todo: sales con la sensación de haberla pasado bien”, nos comparte en entrevista el actor, quien personifica a Carlos Daniel, mientras que Isabella Castillo da vida a las gemelas Valeria y Victoria.

La película no solo cuenta una versión ligera y divertida del drama de las gemelas. En esta versión, todo inicia en Las Vegas, Nevada, así, los personajes viajan de Estados Unidos a México, lo mismo que sus diálogos, que brincan entre el español y el inglés, con la naturalidad propia de la identidad migrante.

“Es una película que navega en la multiculturalidad que ofrecen las distintas nacionalidades que están representadas a través de la música y también en la historia”, comparte el actor sobre la cinta que se estrena este fin de semana en cines estadunidenses.

“Espero que, tanto en México como en Estados Unidos, la gente se identifique con los personajes, que la comunidad hispana vea a gente que habla como ellos, de repente con un poco de spanglish”, revela el viajero, quien está consciente de la importancia de explorar nuevas perspectivas. “Es una historia que ya conocemos, pero hay un gancho de nostalgia en eso, en lo familiar: es una nueva visión a una misma historia”, profundiza.

Así es como La usurpadora, el musical, llega a ganarse un nombre por sí misma, gracias a la dirección de Santiago Limón y a la producción de Paul

Presburger y Matt Walden; a la par que nos lleva a sentir la alegría del pasado, en escenas de baile bellamente filmadas, con coreografías impecables y canciones icónicas de Selena, Gloria Estefan, Ana Gabriel y Ricky Martin, en una experiencia ideal para salas de cine. “Me parece importante que estrena en cines y no en plataformas. Eso nos permite poder hacer este ritual, al que estábamos acostumbrados antes de la pandemia o antes de las redes sociales, de sentarnos en la sala de cine, desconectarnos, no poner pausa y ver una película de principio a fin”, comparte Alan, de 42 años, quien confiesa: “A mí, a veces, me encanta ir al cine a desconectarme”.

“Ver a la gente conmovida o eufórica habla de que le estamos provocando cosas y eso es, al final, el objetivo de lo que yo hago”, cuenta el actor. En esta cinta las personas podrán experimentar alegría, confort e, incluso, sentirse representadas en la diversidad cultural. “El arte puede formar parte de lo que sentimos, así como las canciones nos acom pañan en nuestro dolor y nuestras alegrías”, explica.

Esta búsqueda por reflejar emociones es una constante en la carrera de Alan. A un año del estreno de su obra Siete veces adiós, reflexiona: “Me encanta que la gente se lleve algo de la obra, porque ese es el objetivo del arte, pero no fue nunca nuestra intención. Más bien, yo quise crear el tipo de teatro que a mí me gustaría ver, el tipo de historias con las que yo me identifico y me parecía importante contar esta historia”, considera.

Es justamente en la intersección entre una historia que conecta con lo que siente el público y la posibilidad de ofrecer distintas versiones de la misma, representando más realidades, que surge la idea de una nueva producción para Siete veces adiós , protagonizada por una pareja gay. “Desde un principio, desde antes de estrenar, sabíamos que la obra daba para hacer distintas versiones, desde las diferentes formas de amar. Ahora contamos la historia de él y ella, pero bien lo dice el texto: podrían ser él y él, ella y ella o elles… al final, el amor es un tema inagotable, y celebrar las distintas formas de amar me parece importante”, comparte el teatrero sobre este nuevo montaje, que llegará al escenario en mayo.

“Hace tiempo fui a una conferencia de unos coreógrafos y uno de ellos decía que la gente consume arte para sentir y estoy completamente de acuerdo: quiero que la gente vaya al teatro a sentir y que, a partir de esa sensación, de esa emoción, quieran regresar, ver otras obras y seguir consumiendo historias”, comparte el actor, quien no olvida la perspectiva de ser público: “Yo veo, por ejemplo, Game of thrones o Succession , y me emociono, o sea: siento cosas, me río, me estreso… Al final, eso es lo que quiero: sentir”. c

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