EDICIÓN ESPECIAL
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ISSN 0121-4837 - PORTE AUTORIZADO#002
INFORMACIÓN DE COLOMBIA Y DEL MUNDO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2016 EDICIÓN n.º 1795 A
CESÓ LA HORRIBLE NOCHE 26 de septiembre de 2016, firma de la paz con las Farc.
PAZ PUBLICACIONES SEMANA
27 de septiembre de 2016 edición 1795a SEDE Carrera 11 No. 77A-49 PBX: 6468400 APARTADO AÉREO No. 253459 Bogotá FAX REDACCIÓN: 3076864 FAX EDITORES: 6468400, EXT.: 5398 SEMANA EN INTERNET: www.semana.com E-MAIL SEMANA: correo@semana.com DIRECTOR
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Fotos La segunda oportunidad de nuestra estirpe Portadas que duelen EL gran ausente
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LA GRAN NOTICIA El designado El as de las Farc Los negociadores Los plenipotenciarios Nadaísta con causa El estratega de la paz Los facilitadores El que persevera... Los negociadores de las Farc De las armas a la política La paz en portadas Y usted… ¿qué tanto sabe? El mundo nos mira La ayuda del Tío Sam La paz por otras tierras Los papeles de la historia ¿Nada más que la verdad? El bueno de la película “Colombia necesita abrazar su humanidad” Los discípulos de la paz El guerrillero del San Viator Clics que democratizan La paz en pocos caracteres Y el mundo giró y giró…
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LO QUE QUEDA ATRÁS Pensar en otra cosa La risa de las Farc 50 años entre comillas Armas y urnas, mala mezcla Los comisionados Dolió mucho Agitación territorial Antioquia, el gran reto Las revolucionarias Las preguntas políticas de la paz Un país sitiado Las secuelas de la guerra Perdonar o no perdonar Mártires Memorias de periodismo y trincheras
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Lo que viene 140 142 144 146 148 150 152 154 158 164 166
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Vivir sin el enemigo interno “Nuestros primeros presidentes fueron guerrilleros” El protagonista de la tierra Sr. y Sra. Smith La misión continúa Manos a la obra Negros nubarrones La larga factura de la paz Diez paraísos para descubrir en paz ¿Colombia está enferma? ¿Qué significa pasar la página del conflicto armado con las Farc?
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PAZ
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el líder de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se disponen a firmar la paz en Cartagena. Un momento histórico para Colombia. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
foto: césar carrión - sig presidencia
El presidente Juan Manuel Santos y
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PAZ
CARTAGENA
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CARTAGENA
EL DIAMANTE, LLANOS DEL YARÍ, META
EL DIAMANTE, LLANOS DEL YARÍ, META
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BOGOTÁ
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PAZ
CRÓNICA
La segunda oportunidad
El 26 de septiembre pasará a la historia como el día que Colombia cerró la página de la guerra y abrió la puerta a un futuro sin violencia política.
G
ENEROSIDAD, PERDÓN Y esperanza. Esos tres sentimientos recorrían la Plaza de Banderas del centro de convenciones de Cartagena en el inolvidable 26 de septiembre de 2016, cuando se firmó la paz bajo un atardecer de arreboles, con la Ciudad Amurallada y un mar tranquilo como telón de fondo.
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Generosidad entre dos hombres que hasta hace poco se combatieron a muerte. El jefe de las Farc,Timochenko, y el presidente Juan Manuel Santos se reconocieron honorablemente los mutuos esfuerzos por la paz. Perdón, porque esta palabra, pronunciada por Timochenko, se convirtió en el bálsamo que suavizó cualquier duda o desconfianza que subsistiera sobre las intenciones de la
guerrilla.Y esperanza porque en Cartagena se selló el pacto tácito que el gobierno y la guerrilla tienen de aplicar este acuerdo con toda la seriedad que implica, bajo la mirada de un mundo que observa con alegría e interés el nuevo destino del país. Todo empezó con una puerta. El 7 de agosto de 2010, cuando Juan Manuel Santos asumió la Presidencia, dijo que las llaves
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En una ceremonia de un poco más de una hora, y ante 2.500 invitados, el presidente Juan Manuel
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Santos y el máximo comandante de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmaron el acuerdo de paz. Santos le dio la bienvenida a la democracia y el líder guerrillero pidió perdón a las víctimas.
de nuestra estirpe de la paz no estaban en el fondo del mar. Y no lo estaban. El lunes pasado Santos las sacó para abrir la puerta a una nueva Colombia. La ceremonia solemne de la firma comenzó con esa puerta de fondo en el escenario por la que entraron los invitados internacionales, en total 15 jefes de Estado, el rey emérito de España, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas y las delegaciones de paz del gobierno y las Farc. Al frente, una plaza donde vibraban emocionadas más de 2.000 personas venidas de todos
los lugares de Colombia, de todos los estratos y culturas, que vestidas de blanco ondeaban pañuelos. Desde el primer momentos dos espíritus empezaron a deambular por la plaza. El de las víctimas del conflicto, con toda su dignidad y sufrimiento y el de Gabriel García Márquez y Macondo. Luego del Himno Nacional, interpretado por los niños de Baranoa, Atlántico, las notas desgarradoras de una trompeta sirvieron de fondo para el minuto de silencio en homenaje a todos los caídos en
esta guerra de medio siglo. La alegría de la paz no podía opacar la memoria del largo sufrimiento de tantas personas. Siguieron los dramáticos alabados de las cantaoras del río Pogue, de Bojayá, Chocó, víctimas directas del conflicto. Diez mujeres que por primera vez en quince años abandonaron el luto que llevan desde que un cilindro destruyó la iglesia de su pueblo y mató a 79 personas que esperaban encontrar misericordia protegidas por el altar. La tarde del lunes se vistieron de blanco y con sus notas clamaron para que nunca Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
En la ceremonia
Santos agradeció a su equipo negociador por trabajar sin descanso para “lograr esta victoria de la paz”.
nadie olvidara a las víctimas. Sus voces desgarradas le dieron una nota de solemnidad a todo el acto. Luego ambos, Santos y Timochenko firmaron protocolariamente con el balígrafo, esa pluma que alguna vez fue una bala de fusil. Primero lo hizo el líder guerrillero, a quien la presentadora llamó por su nombre de pila: Rodrigo Londoño. Sin embargo, él puso su rúbrica simplemente como Timo. Luego lo hizo el presidente Santos. La gente gritaba: “abrazo, abrazo” con el deseo de que ambos protagonistas de ese momento histórico se dieran más que un apretón de manos. No llegó a tanto, pero sí hubo un acercamiento efusivo y largo, como corresponde a dos personas que hacían el compromiso más importante de sus vidas. El público no dejaba de gritar el mantra de la tarde: “sí se pudo, si se pudo”, y bajo el cielo azul oscuro del ocaso, una bandera de Colombia, a la que le agregaron una franja blanca, ondeaba victoriosa. Primero tomó la palabra el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki- moon, quien destacó antes que nada que este acuerdo puso en el centro a las víctimas. Felicitó a las partes por los actos de reconocimiento que han hecho de
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su responsabilidad en la tragedia de tantos colombianos, y destacó la generosidad de las víctimas que han dado ejemplo con su capacidad de otorgar perdón y abrirse a la reconciliación. Ban pidió mostrar muy pronto los dividendos de la paz para generar confianza. Por si había dudas, reafirmó que este acuerdo ha suscitado el interés del mundo entero por su audacia, su minuciosidad y cuidado. Y terminó con voz emocionada recordando que Colombia solo ha conocido el dolor y ahora debe pasar la página y mirar hacia el futuro. Con gran sentimiento y en español terminó con un “¡Viva Colombia en paz!”. Las palabras más esperadas eran sin embargo las del jefe de las Farc. Durante los preparativos de la ceremonia entre el público había incertidumbre sobre el tono y el mensaje que enviaría. Pero superó las expectativas de todos. Empezó con una frase corta y contundente: después de firmado este acuerdo de paz, “nuestra única arma será la palabra”. Su discurso estuvo lleno de alusiones a la seriedad con la que las Farc toman este proceso.“Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla”, dijo.También que
donde plante pies un excombatiente de las Farc encontrarán a alguien “decente y con tranquilidad en el corazón”. Le envió también un agradecimiento a su guerrillerada, e hizo un pequeño homenaje a todos sus muertos. Timochenko no escatimó en elogios para el presidente Santos, de quien destacó su valor para enfrentar a los que se oponen a la paz, y su gran voluntad para lograrla. Recordó que alguna vez, hace ya cinco años, cuando murió Alfonso Cano en un bombardeo, le había escrito lleno de dolor diciéndole, “Así no es Santos, así no es”. Esta vez le dijo: “Así sí es”. Pero también advirtió que ahora no es que capitalismo y socialismo se abrazaran entre sollozos. Las diferencias ideológicas continuarán. “Aquí nadie ha renunciado a sus banderas y nuestra voz retumbará contra las injusticias” dijo. Una idea que Santos retomó en su discurso para decir que efectivamente, de eso se trata la paz, de que haya garantías para que quienes piensan diferente estén en la democracia. Pero vino el clímax del evento. Sorpresivamente Timochenko dijo: “En nombre de las Farc les ofrezco perdón a las víctimas por el daño que pudimos
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Luego de la firma, Santos y Londoño saludaron a los asistentes. El ambiente era de júbilo.
haber causado en el conflicto”. El público estalló en júbilo. Esta palabra era la otra llave que se creía perdida en el fondo del mar. Una señal de confianza, de cambio de actitud, de humildad. La prueba de que de verdad, las palabras pueden más que las balas, y que las Farc están definitivamente preparadas para encarar un futuro en la civilidad. Cuando el jefe de las Farc avanzaba hacia el final de su discurso lo interrumpió el estruendo aterrador de cinco jets de combate que surcaron el cielo. Hubo cierto desconcierto en el público. Si era en símbolo de paz, nadie entendió muy bien su significado, aunque luego se supo que cada uno representaba una década de guerra. Una mala idea que Timoleón tomó en chiste, cuando dijo que por lo menos esta vez no era un bombardeo, lo que obligó luego a Santos a decir que era un saludo de paz. Y como el espíritu de García Márquez se respiraba en todos los costados,Timochenko terminó al citar aquella frase final de Cien años de soledad, diciendo que nuestra estirpe sí tiene una segunda oportunidad sobre la tierra, y esta es la de la paz. Santos, por su parte, empezó su intervención citando el himno nacional.“En surcos
de dolores el bien germina ya”. Posiblemente será difícil volver a ver al presidente más emotivo que esa tarde. Su discurso estuvo lleno de agradecimientos a la comunidad internacional, tanto a los presidentes como a los 27 cancilleres que asistieron; a los garantes y acompañantes, y luego le hizo un muy significativo reconocimiento a la Farc. Recordó que los había combatido con toda la contundencia que pudo en el pasado, pero “ustedes entendieron el llamado de la historia”. Y en un hecho significativo, cuando lamentó los muertos de la guerra, incluyó a los guerrilleros.
que él hará todo para garantizar que ellos puedan ingresar a la política, a ampliar la democracia. Santos fue varias veces ovacionado, especialmente cuando a todo pecho gritó: “Cesó la horrible noche”. Sin embargo, la lluvia de aplausos vino al final, cuando el presidente señaló a su equipo negociador, sentado a la izquierda. Humberto de la Calle, Sergio Jaramillo, Óscar Naranjo, María Ángela Holguín y el general Jorge Enrique Mora. Los aplausos y los pañuelos blancos que ondeaban se extendieron por varios minutos, así como los gritos de “gracias,
CUANDO EL JEFE DE LAS FARC LES PIDIÓ PERDÓN A LAS VÍCTIMAS POR EL DAÑO QUE SUS HOMBRES PUDIERON HABER CAUSADO, EL PÚBLICO ESTALLÓ EN APLAUSOS A medida que fue avanzando se le notó pletórico, al punto que finalizó secándose las lágrimas. Dedicó buena parte de su discurso a hablar sobre el plebiscito. Llamó sin titubeos y de manera apasionada a votar por el Sí, para que, de nuevo, como dijo García Márquez, y ya lo había recordado Timochenko, la estirpe de Macondo tuviera una segunda oportunidad sobre la tierra. Destacó el poder de cambio de los acuerdos y ratificó que las diferencias políticas e ideológicas continuarán pero
gracias” a quienes sacrificaron tanto de su tiempo y su vida para darle vida a este acuerdo. La ceremonia terminó con las notas de Beethoven y su canción de la alegría. Los asistentes, desde los más importantes hasta los más humildes, se fueron felices. Convencidos de haber vivido el momento histórico e irrepetible en que desapareció por fin la maldición de una estirpe que parecía condenada a vivir en guerra por siempre. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
1984 / edición 100
Agosto 1987 / edición 276
Febrero 1989 / edición 354
Septiembre 1994 / edición 647
Mayo 2000 / edición 939
Junio 2000 / edición 946
RECUERDOS
Portadas que duelen
SEMANA ha sido un duro crítico de la violencia de las Farc a lo largo de su historia.
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Julio 2003 / edición 1105
Octubre 2003 / edición 1117
Enero 2004 / edición 1131
Julio 2007 / edición 1313
Mayo 2008 / edición 1360
Junio 2008 / edición 1361
Junio 2008 / edición 1363
Diciembre 2009 / edición 1441
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Junio 1995 / edición 685
Septiembre 1995 / edición 696
Septiembre 1996 / edición 750
Enero 1999 / edición 871
Agosto 2000 / edición 954
Octubre 2000 / edición 963
Marzo 2002 / edición 1035
Julio 2002 / edición 1052
Diciembre 2007 / edición 1335
Enero 2008 / edición 1341
Enero 2008 / edición 1342
Marzo 2008 / edición 1350
Septiembre 2010 / edición 1482
Noviembre 2011 / edición 1540
Noviembre 2011 / edición 1542
Agosto 2014 / edición 1683 Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ HOMENAJE
El gran ausente
La firma del proceso de paz ocurre sin la presencia de Gabo, que durante toda su vida batalló por conseguir la reconciliación entre los colombianos.
POR ENRIQUE SANTOS CALDERÓN Periodista
N
O VIVIÓ PARA CONTARLO. Y si alguien merecía estar ahí, para vivirlo, para celebrarlo y para contarlo –como solo él lo sabía hacer,– era Gabriel García Márquez.Porque nadie como él trabajó de manera tan continua y discreta por la paz de Colombia. Es un capítulo poco conocido de la vida de Gabo. Porque siempre exigió que todo lo que él hiciera –e hizo muchísimo– se mantuviera en reserva. Su aversión al acoso mediático era tan real como su fascinación por los laberintos secretos del poder y las tramas e intrigas que suponían las negociaciones de Estado y guerrilla. Era una mezcla de conspirador y componedor, consciente de su prestigio e influencia, que nunca se negó a colocarse al servicio de la paz, ya fuera como facilitador, garante o emisario, en las muy diversas misiones que le encomendaron no menos de cinco gobiernos colombianos. Por razones de salud –y de las injusticias de la vida– no pudo participar en este último y exitoso proceso, donde su aporte habría sido fundamental. Pero en todas las iniciativas de paz de los últimos 30 años –de Belisario Betancur a Álvaro Uribe– García Márquez estuvo activamente involucrado. Cuando murió, en abril de 2014, la negociación con las Farc ya llevaba dos años y le faltarían otros dos para culminar. En la firma del acuerdo final en la Cartagena de sus entrañas, el gran ausente fue Gabo. Fue el “artífice en la sombra de todos los
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procesos de paz de Colombia”, como reza mi dedicatoria en el libro que pocos meses después de su ida publiqué sobre los inicios de esta negociación. “Llevo conspirando por la paz en Colombia casi desde que nací”, dijo con típica hipérbole macondiana en una entrevista en 2005 con El País de Madrid. Y aunque no desde tan temprano, si me consta esta vocación desde 1973, cuando me instó a fundar con dineros de uno de sus premios literarios el primer comité de defensa de derechos humanos que hubo en Colombia. Lo había conocido poco antes, y más allá de su cultura y brillantez, me impresionó su moderación política. Alejada del radicalismo comecandela de los jóvenes que en ese entonces idealizábamos la lucha armada. Enemigo del culto al fusil, Gabo aborrecía la violencia. Por temperamento, personalidad y convicción. Había sido amigo del cura Camilo Torres, pero su ingreso al ELN le pareció trágico y al jefe de esa guerrilla, Fabio Vásquez Castaño, lo tenía como a un tipo siniestro.Así me lo comentó una noche de
su primera inmersión en los pantanosos vericuetos de la paz, que terminó mal. Nada menos que con su exilio y huida del país en marzo de 1981, cuando se convenció de que el gobierno Turbay lo iba a poner preso por vínculos subversivos con el M-19 y el régimen cubano. Eran los tiempos del Estatuto de Seguridad, cuando los militares mandaban la parada y varios intelectuales y artistas (el poeta Luis Vidales, la escultora Feliza Burstyn, entre otros) habían sido encarcelados por sospechas parecidas. Salido Turbay Ayala, la llegada en 1982 de Belisario Betancur a la Presidencia desató el primer proceso formal de paz del gobierno colombiano con la guerrilla, motivado en gran parte por las conversaciones que había sostenido García Márquez con Bateman. El comandante del M-19 desapareció en abril del 83 en una avioneta rumbo a Panamá, donde se supone iba a reunirse con un emisario del gobierno que nunca dio la cara. Gabo se empeñó en investigar el extraño accidente, y en una entrevista con el segundo hombre del M-19, Álvaro Fayad, este le confirmó
ENEMIGO DEL CULTO AL FUSIL, GABO ABORRECÍA LA VIOLENCIA POR TEMPERAMENTO, PERSONALIDAD Y CONVICCIÓN finales del 72 en Barranquilla, a donde yo había viajado para convencerlo de meterse en el proyecto de la revista Alternativa. En cambio, el jefe del M-19, Jaime Bateman Cayón, a quien conoció pocos años después, le pareció un personaje atractivo y carismático. No solo por costeño, inteligente y mamagallista, como el propio Gabo, sino porque simpatizó con la propuesta de un “diálogo nacional por la paz” que Bateman lideraba con ahínco desde la clandestinidad. Ahí comenzó
que esa guerrilla seguía firme en actitud de diálogo. Tras esa cita se iniciaron acercamientos con el gobierno, que llevaron al encuentro en Madrid del propio presidente Betancur con Fayad e Iván Marino Ospina. De esta reunión, facilitada por Felipe González y movida por Gabo, salió la esperanza de un exitoso proceso de paz. Pero poco después Fayad y Ospina murieron en enfrentamientos con la fuerza pública y con ellos, esa posibilidad de paz, que
con la toma del Palacio de Justicia quedó enterrada durante varios años. Este hecho impactó a García Márquez y lo sumió en un hondo pesimismo sobre la fatalidad de la violencia colombiana. Por fortuna fue pasajero, porque nunca abandonó su esperanza de una reconciliación con los grupos guerrilleros
foto: juan ruy castano
A pesar de su gran fama internacional , Gabo siempre tuvo tiempo para buscar caminos que reconciliaran a los colombianos.
(con Farc, ELN y EPL también había contactos), y en noviembre de 1989, ya bien entrado el gobierno de Virgilio Barco, el nobel recibió una carta de Carlos Pizarro, nuevo comandante del M-19, en la que le reiteraba el compromiso de su movimiento con la paz. GGM la tomó en serio, se la jugó de nuevo y activó
sus contactos internacionales –Felipe González, Carlos Andrés Pérez, Fidel Castro– para que facilitaran el proceso. Pocos meses después, en marzo de 1990, se firmó finalmente la paz con el M-19. El entonces consejero de Barco, Rafael Pardo, hoy ministro del Posconflicto, no cesa de recordar que el papel de García Márquez fue fundamental en el feliz desenlace. Logró, entre otras cosas, que militares venezolanos recibieran las armas del M-19. A partir de ahí, de ese primer acuerdo serio del Estado colombiano con la guerrilla, que luego involucró también al EPL, al Quintín Lame y al PRT, no es fácil seguirles la pista a todas las diversas iniciativas de paz en las que continuó metido el nobel con las guerrillas restantes y los gobiernos subsiguientes. Intentaré sintetizar lo que desordenadamente recuerdo. En el gobierno Gaviria (1990-1994) hizo varias gestiones para posibilitar un diálogo fructífero con las Farc y para que tuvieran éxito las conversaciones que se adelantaron en Caracas y Tlaxcala con la Coordinadora Guerrillera, en las que participó Humberto de la Calle. No tuvieron éxito, pero hay una anécdota insólita que retrata la entera disponibilidad de GGM para estas tareas. Fue la ‘pega’ telefónica que le hizo un domingo en la noche el humorista Jaime Garzón (q.e.p.d.), que era experto imitador de voces. Gabo ya estaba empijamado en su apartamento de Bogotá, cuando Garzón lo llamó, haciéndose pasar por el presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, para urgirle que se trasladara esa misma noche a Caracas en el avión presidencial que le había despachado, para una delicada tarea con la Coordinadora Guerillera. Gabo no vaciló un solo instante, se vistió, empacó de afán y se prestaba para salir al aeropuerto cuando Garzón cayó en cuenta de que se le había ido la mano y llamó al nobel para contarle la verdad. No le cayó nada en gracia y duró varios meses literalmente “emputado” con el humorista. Nunca lo había visto tan bravo. Para Gabo la paz no era cosa de chiste. Durante el tormentoso gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), el escándalo del proceso 8.000 impidió que se diera un proceso como tal. GGM nuevamente quiso ayudar, pero ni las Farc, ni los militares, ni los gringos quisieron avalar iniciativas del cuestionado presidente. Su consejero de paz, el hoy senador uribista Carlos Holmes Trujillo, buscó varios acercamientos con las Farc y estas siempre respondieron con una piedra en la mano. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ ante la silla vacía… Movió hilos visibles e invisibles durante esos tres largos años caguaneros que terminaron en una gran frustración nacional y en la elección presidencial de Álvaro Uribe. Tal era el talante del nobel de estar siempre en la jugada por la paz de Colombia, que incluso ayudó a Pastrana en acercamientos con Carlos Castaño, para
la prensa internacional, recibió en su casa habanera a jefes del ELN y hasta le tocó leerse el libro de poemas que uno de ellos le llevó… Esas eternas sesiones en la capital cubana tampoco trajeron la anhelada reconciliación. Fue su última conspiración por la paz. Nadie sabrá, en fin, todo lo que Gabriel García Márquez alcanzó a hacer. Su obse-
EL CORONEL AURELIANO BUENDÍA DECÍA QUE ERA MÁS FÁCIL EMPEZAR UNA GUERRA DE MIERDA QUE TERMINARLA poner fin a las masacres del paramilitarismo. Convenció a Felipe González de ir a Panamá a reunirse con ellos y este perdió el viaje. Las Farc advirtieron que diálogos con esa gente eran incompatibles con los del Caguán. Luego vino Álvaro Uribe, montado sobre la debacle del experimento pastranista y de las barbaridades guerrilleras, quien no obstante buscó varias veces al ELN y a las Farc. Con estas últimas no le fue bien, a pesar de que se reunió dos veces con el enviado del jefe de las Farc. Con el ELN sí hubo largos encuentros entre 2005 y 2007 en La Habana, con el comisionado Luis Carlos Restrepo, que García Márquez inspiró y promovió. Uribe, quien había solicitado su mediación, le ‘pidió a Dios’ que la gestión del nobel en la capital cubana tuviera éxito. Sobreponiéndose a la enfermedad que ya lo agobiaba y a las desilusiones acumuladas, Gabo siguió en esa brega.Al punto de que, cosa rara en él, asistió a reuniones, posó para fotos de
sión por la absoluta reserva fue en serio y no hay forma de precisar las gestiones, intrigas, recomendaciones y encargos de toda índole que el más ilustre de los colombianos realizó a lo largo de tres décadas, aquí y allá, en cualquier lugar del mundo, con presidentes y cancilleres, con guerrilleros o generales, para lograr su sueño de desterrar la violencia política entre sus compatriotas. El coronel Aureliano Buendía, que participó en 32 levantamientos armados y los perdió todos,decía que era más fácil empezar una guerra de mierda que terminarla. Tan cierto, que al fabulador de Macondo no le alcanzaron los años para ver cómo su lucha de toda una vida se plasmó en la firma que el 26 de septiembre puso fin a medio siglo de contienda fratricida. Pero ahí estaba la presencia mágica del eterno conspirador por la paz. Su espíritu flotaba entre bóvedas y murallas de su amada Cartagena. Y del corazón de todos los presentes brotaba un mismo sentimiento: ¡Gracias, Gabo!
ilustración : jorge restrepo
Samper llegó a plantear un despeje en la zona de La Uribe y municipios aledaños pero los militares, con el general Harold Bedoya a la cabeza, se opusieron rotundamente, lo que generó una crisis de aires golpistas. ‘Rumor de sables’ fue la portada de SEMANA. Samper decidió buscar por el lado del ELN, donde le fue menos mal, y nuevamente García Márquez fue decisivo para que se diera una cita en Cuba, de la que salió luego en Madrid el curioso Acuerdo de la Puerta del Cielo y otro, igualmente etéreo, en el claustro alemán de Maguncia. En 1997 Samper declaró iniciado un proceso con el ELN, al que le reconoció carácter político. Nada salió de esas desesperadas audacias. Los elenos no son propensos a acuerdos celestiales –ni terrenales– y el campo de maniobra de Samper estaba en cero. Un Ejército desmoralizado sufría los peores golpes en su historia a manos de las Farc, la mitad del país pedía la salida de Samper y el presidente de la republica había sido despojado de su visa de Estados Unidos. Gabo ayudó en lo que pudo, pero al final se alejó. Entendió que nada había que hacer. Con la llegada en 1998 de Andrés Pastrana y su gigantesco despeje del Caguán, de nuevo García Márquez se puso a disposición. Confió en que ahora sí podría resultar el proceso de paz, lanzado esta vez por quien simbolizaba el antisamperismo, se abrazaba y retrataba con Tirofijo y otorgaba concesiones sin precedentes. Fue al Caguán y escribió una crónica, les dedicó libros a los jefes de las Farc, le ayudó a Pastrana en su discurso
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Tomar un lรกpiz y dejar que la inspiraciรณn haga lo suyo.
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PAZ
Primera parte
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HOY
La gran noticia
La firma del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia fue un episodio esperado por centenares de periodistas alrededor del mundo. No era para menos, pues comenzaba así el final de una guerra de más de 50 años, un lapso que la convirtió en una anomalía histórica de proporciones planetarias.
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PAZ PERFIL
El designado
Juan Manuel Santos fue presidenciable casi desde niño. Lo que nadie imaginaba es que sería el presidente de la paz. Y mucho menos que ese representante de la clase dirigente fuera criticado como izquierdista.
RODRIGO PARDO
equilibrio entre la acción del Estado y la libertad del mercado, Santos más bien se creó una imagen de neoliberal a ultranza en su paso por los ministerios de Comercio, Hacienda y Defensa, en los gobiernos de Gaviria, Pastrana y Uribe.
contra las Farc (Operación Jaque, bombardeos contra Raúl Reyes y Alfonso Cano) después se convirtió en el mandatario que pactó con esa guerrilla. Un presidente elegido por la derecha uribista y reelegido por una coalición de izquierdas.
Director editorial de SEMANA
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fotos: archivo particular
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ECIÉN NOMBRADO MINIStro de Comercio Exterior en el gobierno de César Gaviria, Juan Manuel Santos visitó a su amiga y colega de gabinete Noemí Sanín, en la Cancillería, para coordinar asuntos de las dos carteras. En uno de los fastuosos salones del Palacio de San Carlos, Santos se detuvo a mirar en detalle las miniaturas con las fotos de todos los presidentes de Colombia, posadas en una majestuosa estantería. La canciller,tal vez leyendo su mente,le bromeó: “Algún día estarás aquí”. Aunque Santos tenía ya 40 años (hoy tiene 65), su carrera se había concentrado en el sector privado, especialmente en la Federación de Cafeteros y en el periodismo: había sido subdirector de El Tiempo, periódico en ese entonces de propiedad de su familia. Pero el ingreso al gabinete de Gaviria era un paso que a nadie sorprendió, porque quienes lo conocían sabían que tanto su vocación como sus intenciones estaban en la política. En ese mueble de la Cancillería estaba la imagen de un tío abuelo suyo, Eduardo Santos. Juan Manuel era presidenciable desde niño y sobre él llegó a decirse que había tenido que escoger entre ser presidente o director de El Tiempo. Nadie podría haber imaginado, sin embargo, que cuando llegara al poder se convertiría en el mandatario que negociaría con las Farc y que le haría concesiones a la guerrilla a cambio de terminar la guerra. Aunque se presenta como un firme militante de la “tercera vía”, que puso de moda Tony Blair en Gran Bretaña para encontrar un
EN EL MANEJO DE LA PAZ SANTOS FUE EL JUGADOR DE PÓQUER QUE TODO EL MUNDO ESPERABA: AUDAZ, ARRIESGADO Y AMBICIOSO Alguno de sus asesores resalta el carácter paradójico del perfil político de Juan Manuel Santos. Un hombre distante en los escenarios públicos y cálido en recintos privados. Un miembro de una familia tradicional y poderosa que termina señalado de castro-chavista. Uno de los mandatarios de Colombia más impopulares en su tierra y más admirado en el mundo. El exministro de Defensa que lideró los golpes más duros
Santos llegó a la Presidencia, como era previsible, pero la ha ejercido de la manera menos imaginada. Cuando se lanzó al ruedo, en medio de la euforia creada por la Constituyente de 1991, parecía que su carrera hacia el Palacio de Nariño sería meteórica. No lo fue. Su formación técnica (en economía y administración), su distancia en el trato personal, su falta de talentos comunicacionales, lo convirtieron en ministro
admirado en altos círculos pero prácticamente ignorado por el grueso público. Se convirtió en chiste de toda fiesta bogotana que a Santos, en las encuestas, lo derrotaba incluso el rubro de No sabe/No responde. Y sin embargo, surgió otra paradoja: en 2010 ganó con la votación más alta de la historia del país (más de 9 millones de votos). Lo logró gracias al apoyo que, a regañadientes, le dio Álvaro Uribe, quien habría preferido una alternativa más cercana como la de Andrés Felipe Arias, o su propia reelección,que no le permitió la Corte Constitucional. Y si es verdad que la fisonomía de los presidentes se determina por la manera como son elegidos, en el caso de la de Juan Manuel Santos haber llegado de la mano de Uribe terminó por marcar sus dos periodos y por convertirlo, contra todos los pronósticos, en el mandatario que lograría la paz con la principal guerrilla del país.
técnico y de altos pergaminos académicos –que se habría aplaudido bajo una concepción tradicional de la Presidencia– reforzó la imagen de lejanía y de carencia de ese talento comunicacional y carismático que le sobra a Uribe. Pocos antecesores habían tenido que enfrentar una oposición tan dura como la de Uribe.Y ese hecho casi inexplicable es de los pocos que sacan de casillas a una persona de cabeza fría y talante tranquilo como Juan Manuel Santos.Pasó,a comienzos del primer cuatrienio, de tener como mantra ‘nopecu’ –no pelear con Uribe– hasta enfrentarlo con epítetos como “rufián de barrio”. Una transformación que habla mucho de la molestia que le causa el dilema permanente de cómo tratar a su exmentor.Si Juan Manuel hubiera sido presidente antes que Uribe, se habría parecido más a su tío abuelo, Eduardo, de talante conciliador y calmado. Pero llegó
de La Habana para que marchara con bajo perfil, con la vocería exclusiva de Humberto de la Calle y sin contaminar la agenda normal de gobierno. Así lo definió al anunciarle al país el inicio de los diálogos en septiembre de 2012. Con el paso de los días, sin embargo, el rumbo cambió. Los diálogos, en su fase formal, fueron de cuatro años y no de meses, hecho que complicó aún más el panorama político. De una parte, porque el proceso se desgastó. El escepticismo de la opinión pública sobre su viabilidad se disparó, lo cual le dio municiones a la férrea oposición del uribismo. La demora en los acuerdos fue una de las razones principales para que Santos decidiera postularse para la reelección (figura que después enterró para siempre) y la pugnaz campaña contra Óscar Iván Zuluaga profundizó la polarización y consolidó a las dos partes (Santos, con
El asesinato de 11 soldados en Cauca fue uno de los momentos más duros. El proceso se pudo romper. Arriba, con Obama, un aliado que supo del proceso desde antes de hacerse público.
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Santos habría sido un presidente distinto si hubiera llegado a la Casa de Nariño antes que Uribe. Más tradicional en su estilo, sobre todo. Reemplazar a un mandatario popular con rasgos populistas lo obligó a ensayar apuestas extrañas para su ADN de presidenciable tradicional. El ejercicio itinerante de su labor, por ejemplo. Su exposición permanente a los medios, su debate sin ganas todos los días frente a la oposición. En la Colombia pos-Uribe, un gabinete
a ser el presidente de la paz con las condiciones que menos se habrían asociado con ese título: polarización, pugnacidad, falta de apoyo, impopularidad. Algunos consideran que cuando en su primer discurso de posesión Juan Manuel Santos sorprendió al país con la frase de que poseía “la llave de la paz”, tenía muy claro que su mandato se concentraría en ese tema. Lo cierto es que al principio no fue así. Por el contrario, diseñó el proceso
apoyo de la izquierda y el uribismo en la otra orilla) como abanderados respectivamente a favor y en contra de los acuerdos con las Farc. La segunda vuelta fue, en la práctica, un mandato para culminar el proceso de paz. Con lo cual se redujo el espacio para mantener un esquema como el que Santos habría preferido, con una agenda más diversa, con posibilidades de diálogo con la oposición y con un ambiente político más calmado. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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lograr una fecha final para los diálogos: el 23 de marzo, que a la postre no se cumplió. Al presidente lo habían aleccionado para que no estrechara la mano de Timoleón, un gesto generoso que debía reservarse para el acuerdo final, pero la intervención de Raúl Castro forzó el apretón. La histórica foto refleja, en la expresión del rostro del presidente, su reticencia a llegar muy lejos con su lenguaje corporal.
ordenó y que el equipo negociador acató, en algunos casos, con reticencias. No fueron las únicas: el mandatario también se había empeñado en invocar al Consejo de Seguridad de la ONU y en celebrar el famoso plebiscito para refrendar lo pactado, el 2 de octubre. Movidas arriesgadas, no necesariamente indispensables y definitivamente mal recibidas por los críticos en la oposición. También cau-
EL SEGUNDO CUATRIENIO DE SANTOS SE CONCENTRÓ, CASI EXCLUSIVAMENTE, EN LA PAZ COMO ÚNICA AGENDA DE GOBIERNO Lo cierto es que funcionó. La presencia para apuntalar los acuerdos sobre justicia y –meses después– sobre cese al fuego, y el cónclave que ideó en los últimos días para cerrar el acuerdo fueron definitivos. Eran ideas del presidente, que él mismo
foto: daniel reina romero - revista semana
En el segundo cuatrienio Santos se concentró, casi exclusivamente, en el proceso de paz. El famoso jugador de póquer –arriesgado, estratega y ambicioso– que no se vio en el primer periodo, apareció con todo en el manejo de los diálogos con las Farc, mientras delegó otros asuntos prioritarios del programa de gobierno. El presidente no ejerce un estilo microgerencial. Ni le agrada ni lo convence. Su concepción de liderazgo es más la de quien mantiene una perspectiva general y marca el rumbo: la clásica idea de no perder la visión del bosque por limitarse a mirar un árbol. Algunos, incluso de su entorno cercano, lo critican por delegar demasiado en un país con instituciones débiles y donde la burocracia requiere muchas veces don de mando y látigo para avanzar. Más de un colaborador se queja de que le falta acceso a su jefe. En el manejo de la paz, en cambio, Santos estuvo encima y tomó decisiones que en últimas fueron fundamentales para llegar al acuerdo final. Incluso su equipo más cercano no las recibió bien. El primer viaje a La Habana, para encontrarse con Timochenko, fue uno de esos casos. Se había terminado el texto sobre justicia transicional –punto fundamental–, pero el equipo negociador no lo había avalado. Ante la premura del tiempo y la falta de resultados, el presidente les había encomendado a Manuel José Cepeda y a Juan Carlos Henao la tarea de acordar un esquema. La movida no le cayó bien, ni siquiera, al leal jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle, quien al estampar su firma en el documento –que le correspondía como jefe de la delegación– escribió:“En desarrollo”. Quiso dejar en claro que había aspectos por perfeccionar. Pero más allá de haber optado por un camino paralelo a la mesa, Santos fue más lejos. Se jugó la carta del encuentro con el jefe de las Farc en vísperas de presentarse a las Naciones Unidas para hablar en la Asamblea General. Quería llegar a Nueva York con la foto del encuentro con Timoleón Jiménez y con el capítulo sobre justicia ya cerrado. Sus asesores le recomendaron no hacer esa escala en La Habana. Pero Santos persistió en su idea con el argumento de que había que acelerar el proceso y de que se vería cara a cara con el jefe de la guerrilla para
saron molestias entre sus colaboradores, que concluyeron que el presidente es un jefe leal pero que aprecia más el logro de resultados que las consideraciones personales. De cualquier manera, estas disposiciones marcaron el sello de Juan Manuel Santos en este proceso y, al final, fueron claves para lograr un acuerdo. El presidente se salió con la suya. Mal calificado en las encuestas,tiene,sin embargo, argumentos para que la historia lo trate bien. Entendió que las circunstancias del momento político en América Latina eran propicias para hacer viable la negociación. Echó mano de sus relaciones con los militares para sumarlos de su lado. Lo mismo se podría decir de los empresarios. Y con habilidad compensó la falta de consenso nacional con el entusiasmo internacional –en un momento de incertidumbre global– hacia la idea de negociar el fin del último conflicto de la Guerra Fría. Juan Manuel Santos, en fin, cumplió su destino señalado y llegó a la Presidencia. La sorpresa no estuvo ahí, sino en haber terminado como un líder que genera más apoyo en la izquierda que en la derecha.Algo que de alguna manera pronosticó cuando dijo, en una entrevista a comienzos de su periodo, que le gustaría ser recordado como un “traidor de clase”. El término es exagerado, pero haber logrado la paz le asegura que la historia,definitivamente,no lo señalará como el mayor defensor de la oligarquía. t Santos llevó personalmente el acuerdo final a la ONU. El apoyo de la comunidad internacional equilibró la falta de apoyo interno.
PAZ PERFIL
El as de las Farc
Rodrigo Londoño, Timochenko, pasará a la historia como el hombre que condujo a la guerrilla más antigua del continente hacia la vida democrática. ¿Cuál es su historia?
A
FINALES DE 2011 ALFONSO Cano le había encomendado a Timoleón Jiménez una tarea delicada. Lo había nombrado jefe del equipo que viajaría a reunirse con el gobierno de Juan Manuel Santos para definir una agenda de conversaciones. Timochenko era el segundo hombre con más antigüedad del secretariado. Cercano al Partido Comunista, con gran formación política, había vivido los procesos de paz de primera mano, y era uno de los mayores conocedores de las Farc por dentro. Sin embargo, el 4 de noviembre de ese año Cano murió en la Operación Odiseo de las Fuerzas Militares. Cuando los miembros del secretariado recibieron la noticia tuvieron que reflexionar. ¿Debían seguir en acercamientos con el gobierno que
acababa de matar a su máximo comandante? Timochenko dice que el propio Cano había trazado los lineamientos de la estrategia. Muchos elementos les permitían pensar que con Santos sí sería posible firmar un acuerdo. Estaba el contexto internacional, con una izquierda en crisis, y el agotamiento de la guerra. Pero después de la muerte de Cano temían ser traicionados. Por eso Santos propició una reunión del ahora número uno de las Farc con Hugo Chávez. Este acababa de salir de una operación y estaba convaleciente. Charlaron largo rato. El presidente venezolano le garantizó que la intención del gobierno colombiano era real.“Por primera vez teníamos un verdadero punto de apoyo, ese hombre no nos iba a clavar un puñal por la espalda” recuerda
Timoleón. Luego se reunió varias veces con el caudillo casi agonizante. Por eso el jefe de la guerrilla más antigua de América nunca deja de recordar su impronta en el proceso de paz, lo que refleja una de sus características personales: la gratitud y la lealtad.
TODA UNA VIDA EN LA GUERRA
Rodrigo Londoño Echeverry oTimochenko entró a las Farc cuando tenía 17 años. Nació en La Tebaida, Quindío, pero se crio en Calarcá. Su padre era un comunista que oía en la radio los discursos de Fidel Castro. También leían juntos el periódico Voz, del Partido Comunista. Su madre le inculcó el amor por la lectura. Primero leyó la Biblia, y luego, medio a escondidas, las novelas de José María Vargas Vila.
foto: especial para semana
Rodrigo Londoño se quedó en La Habana hace un año. En las filas guerrilleras lo ven como un padre protector.
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La imagen que Timochenko mostraba antes de llegar a La Habana era la de un hombre enojado que hablaba fuerte.
foto: afp
Timochenko y Alfonso Cano fueron los herederos de Manuel Marulanda.
foto: gerardo gómez
Se vinculó a la Juventud Comunista (Juco) en Quimbaya donde estudiaba bachillerato. Posiblemente lo que más lo marcó entonces fue el golpe de Estado contra SalvadorAllende,pues en su pueblo se sentía una fuerte presión militar. La tesis de que las vías legales estaban agotadas empezó a calar en él. “No quiero que me maten en una calle miserablemente”, se dijo.Y un día de 1976 sus camaradas de la Juco lo vieron salir con botas y morral al hombro para incorporarse al grupo armado. Cuenta que lo recibió Jacobo Arenas, quien le llenó una hoja de vida. Debía ponerse un nombre de guerra y él se decidió por Augusto, en memoria del rebelde nicaragüense Augusto César Sandino. Pero cuando llegó a El Pato, donde comenzaría su carrera como guerrillero, alguien ya lo tenía y le tocó cambiarse. El viejo Martín Villa lo vio tan confundido que le sugirió el de Timochevich Timochenko en honor a un profesor que había tenido en Rusia. En poco tiempo ya era Timo para todos en la guerrilla. Solo diez años después, cuando ascendió al secretariado, Jacobo Arenas lo bautizó sin previo aviso Timoleón Jiménez. “En la guerrilla todo es un proceso gradual, y en la medida en que a la gente le ven cualidades le entregan responsabilidades”. Sin embargo, Timochenko ascendió la cúpula de la organización meteóricamente. En mayo de 1982, durante la séptima conferencia, lo eligieron en el estado mayor conjunto con apenas 23 años. Esa conferencia dictó también las normas y estatutos de las Farc, para Timoleón el referente central que invoca cada vez que alguien le pregunta por los desafueros cometidos por su gente. Desde aquella conferencia se notaba una profunda afinidad entre Marulanda y Timochenko alrededor del concepto de retaguardia estratégica, que para ambos eran las comunidades. Defendían la idea de una guerrilla móvil, a diferencia de quienes se inclinaban por controlar poblaciones y territorio. Dicha conferencia también mostró cierta heterodoxia política, pues además del ideario marxista asumió el legado bolivariano. Timochenko heredó esa amplitud ideológica, que muchos atribuyen al origen liberal de Marulanda. En él se destacaban la disciplina y la vocación pedagógica porque, según dice, “enseñando se aprende”. Quienes lo conocieron en tiempos del proceso de paz de Belisario Betancur dicen que era tímido y silencioso. Pero ya Marulanda lo tenía en la mira, obsesivo como era por tejer organización con los mejores hombres y para construir respeto dentro
de las filas. Le gustaba la gente como él mismo: cauta, tranquila y resistente a las dificultades. A mediados de los ochenta lo llamaron a hacer parte del secretariado en reemplazo de Jaime Guaracas, uno de los campesinos históricos de las Farc que estaba muy enfermo. Desde sus primeros tiempos en las Farc Timoleón tuvo a su cargo la contrainteligencia. Es decir, detectar disidencias o posibles infiltrados, además de casos graves de indisciplina. Posiblemente por esa función ha sido un hombre dado a compartir hombro a hombro con los combatientes. Es posiblemente el único dirigente de las Farc que no tiene privilegios a la hora de comer ni beber. Duerme, como todos los guerrilleros, en un cambuche. Después de los diálogos del Caguán, donde mantuvo un bajo perfil, Timoleón estuvo en el Catatumbo. Señala con cierta tranquilidad que en esa región nunca usaron cilindros ni hicieron secuestros en masa. Sin embargo la relación de los frentes de esa área con el narcotráfico ha sido fuerte. Timochenko reconoce que es difícil convivir con ese fenómeno y que muchos mandos se pueden dejar absorber
por la avaricia. Su política siempre fue trasladarlos permanentemente antes de que cayeran en la tentación del dinero.
EL COMANDANTE
Timoleón nunca se imaginó que llegaría a ser el número uno de las Farc. Cuando Marulanda murió de viejo,lo sucedióAlfonso Cano, de lejos considerado el hombre estratégico y político con los atributos que Marulanda admiraba: cautela y resistencia. Cano y Timochenko eran de una misma camada, hijos predilectos del viejo. Por eso ante la muerte de Cano nadie dudó que él lo sucedería. No solo porque pasaba a ser el más antiguo del secretariado, sino por su ascendente entre los combatientes de base. Sin embargo, el país no lo conocía. Y dentro del propio secretariado algunos confiesan que Timochenko ha sido una verdadera revelación. Posiblemente el primer documento con el que el país lo conoció se titulaba Así no es Santos, así no es. De inmediato llamó la atención su poderosa pluma y su discurso emocional. Era un texto adolorido que expresaba rabia por Cano, y clamor por la dignidad del combatiente. “Matar Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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Alfonso Cano, Raúl Reyes, Jacobo Arenas y Timochenko en los años ochenta durante el proceso de paz de Belisario Betancur.
foto: archivo particular
Timochenko junto a Rafael Pardo en Casa Verde. Era un joven guerrillero tímido y de pocas palabras. Su disciplina, cautela y persistencia lo hicieron ascender rápido en la cúpula de las Farc.
salvajemente a un ser humano, con métodos notoriamente desproporcionados, para pararse sobre su cadáver y señalar a otros que les tiene reservado el mismo tratamiento, tiene la virtud de producir un efecto contrario. Ningún hombre se dejará humillar de ese modo”, decía. Timochenko le hablaba a Santos casi personalmente: “Esta gente lleva medio siglo en esto, Santos. Algunos, de cabeza blanca, cuentan historias de sus días en Marquetalia. Otros hablan de los años en el Guayabero, de los primeros diálogos cuando Belisario. Hasta afirman que si entonces el gobierno hubiera pensado mejor, las cosas en el país hubieran sido muy distintas”. Días después le respondió al profesor Medófilo Medina una carta que Cano no alcanzó a contestar, en la que debatía argumentos sobre la historia de las Farc. Es un documento estructurado que muestra su talante ideológico de un marxista convencido, poco dogmático y abierto al diálogo.
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foto: el albúm de las farc
PAZ
Mientras la delegación de las Farc trabajaba en La Habana, Timoleón aparecía eventualmente en la televisión. Se veía alto, vociferaba furioso en su camuflado y rodeado de banderas y emblemas militares. Dicen que asesores de imagen crearon ese personaje tal vez porque consideraban que tenía que infundir miedo. Pero a todas luces ese no es Timochenko. Cuando arribó a La Habana su figura contrastaba con la de los videos. Llegó el 22 de septiembre del año pasado en sudadera, con la toalla típica de los guerrilleros campesinos, sonriente y exhibiendo sin timidez su baja estatura y una barba mucho más rala de lo usual. El 23 de septiembre, cuando se supone que se logró el acuerdo en materia de justicia, sorprendió a todos por su tranquilidad y la sonrisa permanente. Más aún cuando le tendió la mano a un Santos que le respondió con algo de recelo. Ese día, en privado, el presidente convenció a Timochenko de que el acuerdo final podría llegar el 23 de marzo o antes. “Yo no quería poner fechas, pero él me convenció”, dijo después. Otra muestra de que es un hombre flexible, proclive a los acuerdos.
AGUARDIENTE AMARILLO
Pero múltiples dificultades impedirían que la negociación terminara en seis meses. Poco después de ese primer encuentro, el jefe guerrillero recibió una caja enviada con mucho misterio por Santos. Él pensó que era un aparato como el famoso teléfono rojo que tuvo Jacobo Arenas en Casa Verde en la década de los ochenta, para conectarse directamente con el palacio de gobierno. Resultó ser una botella de aguardiente amarillo de Manzanares, la bebida preferida por Rodrigo Londoño cuando era un joven ayudante de cantina en su pueblo. Su actitud en La Habana revela bastante su personalidad. Ni protagónico ni
ausente, habló con quien quiso y se rehusó a hacerlo con quien no quiso. Aparecía en los actos sorpresivamente, como ocurrió en la iglesia de San Francisco de Asís el 17 de diciembre del año pasado, al cerrar el punto de víctimas. Y al final de la negociación también apareció en la casa 19 de El Laguito, donde se realizó el cónclave, en señal de que ya todo estaba terminado. En este año hubo momentos muy difíciles en la mesa, para los que Timoleón buscó canales directos de acercamiento con el presidente. Uno de ellos fue Enrique Santos y, al final, la canciller, María Ángela Holguín. El 31 de diciembre en la noche, el presidente lo llamó por teléfono.Timochenko dice que es tal su falta de costumbre de usar el celular que en varias ocasiones le dijo “cambio”, expresión que se usa en los radios usuales en la guerrilla. Durante su estancia en La Habana tuvo uno de ellos, autorizado por el gobierno, para hablar con los frentes. Cotidianamente mandaba mensajes, contaba los avatares de la negociación y daba órdenes como suspender los reclutamientos o la extorsión. Muy pronto aprendió a usar Twitter y se hizo viral por un piropo a una mujer. Hoy tiene más de 40.000 seguidores y sabe dar noticias por ese conducto. Con frecuencia también respondía coloquialmente los anuncios del gobierno. Cuando Santos dijo en público que el acuerdo de paz se podía firmar el 20 de julio, Timoleón puso un trino en el que le decía que todavía “falta mucho pelo p’al moño”. Aunque llegó a Cuba hace un año, no era su primera visita. El gobierno había facilitado un encuentro con Gabino en abril para intentar que el ELN convergiera con el proceso en marcha en La Habana. Sin embargo, en la reunión no se llegó a nada y no pudieron acordar encuentros posteriores. Esa sin duda es una de las frustraciones que deja ver hasta el día de hoy. Cuando a Timochenko se le pregunta por el proyecto político de las Farc siempre cita al legendario fundador del M-19 Jaime Bateman,quien decía que había que hacer un sancocho nacional. Es decir, un movimiento donde converjan muchos sectores, más allá incluso de la izquierda, sobre todo con miras a la implementación de los acuerdos, su mayor preocupación. Enfatiza que las Farc no están contra la propiedad privada, pero sí contra la explotación.Y cuando se le pregunta si se ve como candidato, por ejemplo a la Presidencia, esboza una sonrisa. Como han dicho algunos analistas, nadie hace la guerra durante 40 años para irse a jubilar a La Tebaida.
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Los negociadores
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DE IZQUIERDA A DERECHA: GENERAL (R) JORGE ENRIQUE MORA, GENERAL (R) ÓSCAR NARANJO, HUMBERTO DE LA CALLE LOMBANA, FRANK PEARL, MARÍA ÁNGELA HOLGUÍN, SERGIO JARAMILLO CARO, GONZALO RESTREPO LÓPEZ, ROY BARRERAS. FOTO TOMADA EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2016 A LAS 10:15 DE LA MAÑANA, EN EL HOTEL SOFITEL LEGEND SANTA CLARA DE CARTAGENA.
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foto: daniel reina romero - revista semana
Por encargo del gobierno, estas personas negociaron durante varios años con las Farc. Gracias a su habilidad, persistencia ysu capacidad de sacrificio lograron construir el mejor acuerdo posible para los colombianos.
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PAZ PERFILES
foto: camila reina / jet- set
foto: guillermo torres / semana
foto: juan carlos sierra / semana
Los plenipotenciarios
GENERAL (R) JORGE ENRIQUE MORA
GENERAL (R) ÓSCAR NARANJO
FRANK PEARL
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on 42 años de servicio activo, el general representó a las Fuerzas Militares colombianas en la Mesa de Negociación en La Habana. Su participación fue clave para construir los puntos tres y cinco del acuerdo final, que tienen que ver con la terminación del conflicto y la reparación y justicia de las víctimas. En este último punto sus aportes se concentraron en la base del acuerdo sobre la justicia transicional que operará para los militares que hayan cometido delitos en el marco del conflicto armado. También jugó un papel fundamental respondiendo preguntas e inquietudes de los militares frente al proceso e involucrándolos para prestar la seguridad en la etapa de concentración de los excombatientes de las Farc.
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l reconocido general retirado de la Policía Nacional y primero en ostentar cuatro soles, aplicó su experiencia como agregado policial en Londres y en servicios especiales en más de diez países, para generar profundas relaciones de confianza con los otros miembros del equipo negociador del gobierno y la delegación de las Farc. La experiencia en seguridad ciudadana y en protección de personas acumulada como jefe de operaciones de la Dijin, director de la Policía (2007-2012) y comisionado de paz encargado durante el gobierno de Álvaro Uribe, le permitió ser artífice del Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política, que construyó junto con Jorge Torres Victoria, el miembro del secretariado de las Farc conocido como Pablo Catatumbo.
omisionado de paz durante el gobierno de Álvaro Uribe, participó activamente en cada una de las etapas del proceso de negociación. Durante la fase secreta, a mediados de 2010 lideró los acercamientos con la cúpula guerrillera y estuvo a cargo de definir detalles técnicos como dónde, cómo y cuándo se desarrollaría un acercamiento formal para establecer la agenda. En 2011, mientras fungía como ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, hizo parte del equipo que construyó el punto de reincorporación de los guerrilleros desmovilizados. Durante la fase final del proceso, Pearl estuvo detrás de la entrada del senador Roy Barreras, del ministro del Interior Juan Fernando Cristo y del alto consejero para el posconflicto Rafael Pardo a la delegación del gobierno.
foto: juan carlos sierra / semana
foto: omar nieto / jet- set
foto: alejandro acosta /revista dinero
Este fue el equipo del gobierno que acompañó a Humberto de la Calle y a Sergio Jaramillo en la construcción del acuerdo final para terminar el conflicto.
GONZALO RESTREPO LÓPEZ
MARÍA ÁNGELA HOLGUÍN
ROY BARRERAS
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n 1990 llegó a Almacenes Éxito, por invitación de su fundador Gustavo Toro, cuando la cadena contaba con cuatro locales en Medellín y uno en Bogotá. Restrepo lideró el crecimiento del grupo y su compra de competidores como Carulla Vivero y Cadenalco. En enero de 2014 llegó a la junta directiva de Ecopetrol por decisión del presidente Juan Manuel Santos. En mayo del año siguiente, Santos anunció que Restrepo se sumaría al equipo de negociadores en La Habana. En su momento, las Farc comunicaron que consideraban la incorporación de Restrepo a la mesa un gesto de mayor compromiso de Santos con la búsqueda de entendimientos. Por ser antioqueño, su figura representó en la mesa un equilibrio al estar asociada al territorio del líder del No, el expresidente Álvaro Uribe.
a canciller llegó al equipo negociador del gobierno en medio de grandes tensiones por el recrudecimiento de las hostilidades entre el Ejército y las Farc en mayo de 2015. Su llegada a Cuba sirvió para refrescar la mesa ante el agotamiento propio de tres años continuos de negociaciones. Se caracterizó por ser práctica y eficaz al resolver problemas y también por propiciar ambientes de acercamiento, para lo cual, dicen sus coequiperos, resultaron fundamentales “su habilidad para generar confianza en la contraparte y su sentido práctico”. Holguín también estuvo al frente de los asuntos internacionales que rodearon el proceso, como la presencia de Naciones Unidas en la etapa de verificación y el trato con los países garantes: Noruega, Cuba, Chile y Venezuela.
l presidente Juan Manuel Santos lo convocó a la mesa de La Habana a principios de 2016, inicialmente para explicar los temas relacionados con la implementación de los acuerdos. De allí se derivó el trabajo que hizo junto a Enrique Santiago en redactar el documento que marcó el camino para darle seguridad jurídica al acuerdo que le pondrá fin a la guerra. Durante el cónclave llevado a cabo en el último mes de la mesa, Barreras desplegó su talante político para minimizar tensiones y agilizar la discusión de algunos punto claves del acuerdo final. En Bogotá, impulsó entre sus colegas la aprobación del Acto Legislativo para la Paz, que estableció el marco jurídico para convocar al plebiscito e implementar los acuerdos del fin del conflicto.
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PAZ JUAN FERNANDO CRISTO
E foto: juan carlos sierra - revista semana .
l actual ministro del Interior es responsable de tres puntos claves de las negociaciones: la ruta legal para desarrollar los acuerdos firmados, el punto de participación política y el tema de reincorporación. En el primer caso, el presidente Juan Manuel Santos encargó a Cristo de diseñar y acompañar el proceso de aprobación del Acto Legislativo para la Paz, una reforma constitucional que traza el camino para blindar lo acordado en Cuba y agiliza su paso por el Congreso. Así mismo, el ministro tramitó la ley que aprobó el plebiscito como mecanismo de refrendación popular
y la prórroga de la Ley 418, que permitió crear las Zonas Veredales de Concentración. Llegó a la mesa de La Habana durante el ‘cónclave’ convocado por el presidente Santos para finiquitar las negociaciones. Allí estuvo a cargo de concretar varios temas del punto de participación política, como el número de curules, el estatuto de la oposición y el diseño del partido político que crearán las Farc. Finalmente, junto con el alto asesor para el posconflicto, Rafael Pardo, diseñó el punto de reincorporación económica, social y política de los miembros de la guerrilla.
RAFAEL PARDO
LOS ARTÍFICES DE LA JUSTICIA TRANSICIONAL
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foto: guillermo torres - revista semana
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a justicia transicional fue uno de los puntos más complejos de las negociaciones en La Habana. No solo por la expectativa y los miedos que genera esta discusión, sino porque de esta depende que la implementación de los acuerdos tenga éxito. El debate fue tan a fondo que, durante meses, las Farc y el gobierno no lograron concretar un acuerdo. Al final, el equipo decidió llamar refuerzos. Al diálogo se integraron el rector de la Universidad Externado, Juan Carlos Henao, el exmagistrado Manuel José Cepeda y el profesor universitario Douglas Cassel. Los tres trabajaron en el ‘cónclave’ convocado por el presidente Juan Manuel Santos con los tres abogados designados por las Farc: el español Enrique Santiago, el político conservador Álvaro Leyva y el defensor de derechos humanos Diego Martínez. El resultado de muchas horas de conversaciones es la médula del acuerdo firmado en Cartagena.
que habían quedado pendientes a lo largo de los cuatro años de negociaciones. Su trabajo en la mesa se centró en los puntos de implementación y reincorporación política, económica y social de los guerrilleros de las Farc. En este punto estuvo encargado de concretar temas como las circunscripciones especiales de paz, específicamente lo que tiene que ver con su número y la zonas del país a las cuales representarán. Así mismo, participó en el diseño del capítulo de no repetición y en el quinto punto del acuerdo sobre víctimas del conflicto.
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foto: efe
1. Manuel José Cepeda 2. Juan Carlos Henao
3. Douglas Cassel 4. Enrique Santiago
foto: daniel reina romero - revista semana
foto: león darío peláez - semana
l alto consejero para el posconflicto fue clave para concretar algunos de los puntos más importantes diseñados durante el ‘cónclave’, en la última fase de las negociaciones con las Farc. Su llegada a La Habana permitió agilizar el ritmo de las discusiones y cambiar la metodología de trabajo, lo que fue fundamental para lograr la firma del acuerdo el 24 de agosto de este año. En vez de intercambiar propuestas por medio de documentos, Pardo propuso discutir los temas en la mesa e ir redactando cada punto sobre la marcha. Así se logró terminar varias partes del acuerdo
foto: juan carlos sierra - revista semana
E
De la Calle y Márquez firman el acuerdo final. Sus relaciones nunca fueron de amistad ni informales, pero hubo cordialidad y respeto.
foto : ap
PERFIL
Nadaísta con causa
El jefe del equipo negociador del gobierno manejó las riendas de dos ‘mesas’: la de La Habana, con las Farc, y la de la polarizada opinión pública nacional.
H
UMBERTO DE LA CALLE NO vaciló en aceptar el ofrecimiento que le hizo el presidente Juan Manuel Santos para dirigir el equipo negociador en el proceso que se iniciaría con las Farc. Ni siquiera consultó con su familia. Aunque ya tenía hábitos propios de un retiro cómodo –analista de La F.m., columnista de El Espectador y jefe de una próspera firma de abogados–, para todo el mundo estaba claro que su ausencia de lo público era más bien una pausa.Al fin y al cabo se trataba de un hombre que había trabajado con tres de los últimos cuatro presidentes de Colombia: Gaviria, Samper y Pastrana. Las perspectivas del proceso de paz parecían alentadoras. Acababa de terminar la fase exploratoria cuyo resultado alimentaba una visión optimista. No solo porque había concluido con el acuerdo general que establecía las reglas del juego para la negociación, sino porque se había hecho en silencio, lo que Santos consideró la primera señal de que esta vez, a diferencia del mediático proceso del Caguán, las Farc podían ir en serio. De la Calle aceptó, convencido de que el proceso sería corto y con unas instrucciones muy generales del presidente. Entre ellas, que la Constitución y el Estado de derecho imponían unas líneas rojas innegociables y que cualquier acuerdo que se concretara sería sometido al voto de los colombianos. Pronto se supo que el fin de la guerra sería más complejo de lo pensado. El primer
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baldado de agua fría llegó por cuenta de Iván Márquez, el jefe de la delegación de las Farc, en el lanzamiento del proceso, en Oslo. Con una retórica radical que, sobre todo, abarcó temas que los delegados del gobierno habían logrado excluir de la agenda,Márquez dejó en claro que estaban muy equivocados quienes en el otro lado de la mesa pensaran que se venía una “paz exprés”. De la Calle hizo un discurso improvisado a partir de unos puntos que llevaba preparados. Fue la última vez, en cuatro años de conversaciones, que habló sin leer un texto escrito. Y tuvo que pasar mucho tiempo para que en la intimidad de sus reflexiones De la Calle se convenciera de que habría luz al final del túnel. Él mismo se define como “capitán de las huestes pesimistas” y es un escéptico radical, lo cual se asocia con el nadaísmo, donde militó en calidad de “monaguillo de la causa”, una especie de divisiones inferiores o de generación de relevo. Sobre todo en el primer año de los diálogos en Cuba, la delegación presidida por De la Calle tuvo en la mente la posibilidad de que el proceso –como en otras ocasiones no llegara a ninguna parte. Poco a poco y uno a uno, todos se fueron convenciendo de lo contrario. El último fue el jefe. Lo paradójico es que una de las principales funciones de De la Calle fue la de construir optimismo entre los colombianos. Porque la dilación de los diálogos dejó en claro, muy pronto,que no se podía creer la frase de Santos cuando dijo que el proceso sería “de meses
y no de años”. Una afirmación que para los amigos del proceso demostraba una evidente ingenuidad, pero que los críticos más férreos consideraron una mentira propagandística. De la Calle se convirtió en la pipeta de oxígeno en materia de credibilidad. En principio, sería el vocero del proceso, y el presidente evitaría el tema para transmitir el mensaje de que su prioridad era mantener una agenda normal de gobierno. En esa división de trabajo, si al presidente le cuestionaron su capacidad para explicar lo que acontecía en La Habana, a De la Calle, por el contrario, lo aplaudían cuando lo hacía. Los foros empresariales, las asambleas gremiales y el Hay Festival de Cartagena lo recibían con ovaciones de pie cuando alternaba con las largas jornadas de negociación en las casas de protocolo del gobierno cubano donde se llevaron a cabo los diálogos, en el barrio habanero de El Laguito. Era como si las más evidentes falencias del presidente coincidieran con las mayores fortalezas del jefe de su equipo negociador: su capacidad oratoria y su expresión verbal. De la Calle dio muy pocas entrevistas, nunca reaccionó en caliente y en momentos críticos publicó artículos firmados que aclaraban su posición. Los representantes de la guerrilla también lo respetaron. Cuando Iván Márquez se refería a él ante terceros, hablaba del “doctor De la Calle”. El trato nunca fue amistoso ni informal, ni siquiera cuando la Embajada de Noruega invitaba a eventos con el ánimo de
foto : patricia rincón
consensos. Su conocimiento de la Carta fue útil para que le reconocieran autoridad sobre hasta dónde se podía llegar.
desarrollar un contacto más humano. De la Calle no creía en esos métodos protocolarios, pero fue cordial y asistió a ellos con buena cara. En una negociación que tenía como fin terminar una guerra con un acuerdo enmarcado por la Constitución, para las Farc resultó valioso tener como interlocutor a un protagonista de los principales eventos de los últimos 20 años. Entre ellos, la construcción de la propia Carta Política de 1991, la arremetida de los carteles de la droga y el proceso 8.000.Y para algunos de los voceros de las Farc –comenzando por Márquez y Pablo Catatumbo–, De la Calle era una figura conocida, porque se había sentado con ellos en los diálogos de Caracas y Tlaxcala y porque formaba parte del gobierno de Andrés Pastrana en el proceso del Caguán. Nada de lo anterior hizo fácil la tarea. La función de Humberto de la Calle, como director técnico, fue más la del capitán de navío que la del ingeniero en el cuarto de máquinas. De la Calle contó con Sergio Jaramillo, un perfeccionista experto y obsesionado por los detalles,que terminó siendo un buen complemento de su mirada, más global. Mientras en las noches,después de largas horas, Jaramillo leía y releía libros sobre procesos de paz y justicia transicional, Humberto, en su teléfono inteligente, leía novelas, libros de historia universal y hasta una obra sobre el genoma humano.Papeles complementarios y temperamentos diferentes que se salvaron de algún corto circuito por el profundo respeto que se construyeron de manera mutua. En los últimos cuatro años, De la Calle, un hombre de 70 años que habla con acelere y nunca está quieto, vivió en actitud expectante, como quien está en un aeropuerto pendiente de muchas cosas a la vez y al acecho de atisbar riesgos y peligros. Dirigía un equipo de pesos pesados –los generales Jorge Enrique Mora y Óscar Naranjo; el
actual ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, un empresario de la trayectoria de Gonzalo Restrepo– con visiones no siempre coincidentes, pero sin que las diferencias se notaran en la mesa o en la opinión pública. Y mientras coordinaba este equipo de titanes, tenía que estar al tanto de la “otra mesa”, la de la batalla política con una de las oposiciones más duras que se recuerden. Hubo muchos momentos difíciles.Cuando las negociaciones llegaron a puntos que obligaban a pensar en la posibilidad de una ruptura, De la Calle acuñó la frase “pidan el avión” para decirles a sus interlocutores que sus pretensiones lo obligaban a levantarse de la mesa. Y aunque la frase se convirtió más en una expresión de rechazo a posturas de las Farc, varios puntos críticos produjeron, al menos, pausas inquietantes en el ritmo de las reuniones. La muerte de Hugo Chávez, el
p En las negociaciones de paz de Caracas, De
la Calle ya había conocido a las Farc. Aquí con Alfonso Cano e Iván Márquez.
desplazó a un segundo plano la tirantez que llegó a sentirse. De paso, resaltó su respeto a la autoridad presidencial. En algunas reuniones, en Bogotá, prefirió quedarse callado en vez de alimentar el debate interno. Es que hay aspectos contradictorios del talante de Humberto de la Calle: serio y mamagallista, nadaísta incrédulo y a la vez institucionalista. El discurso de De la Calle el día de la firma en La Habana es la mejor síntesis de su pensamiento sobre el proceso de paz. No hubo euforia y hasta se refirió a la necesidad de evitar la vanidad de presentar la obra como algo perfecto. Pero reconoció la trascendencia histórica de abrir una oportunidad, no solo para acabar una guerra, sino para hacer cambios en el campo y en la política. Algunos criticaron la intervención, al estrechar la mano de Iván Márquez, como una señal de que De la Calle ahora buscaría
PESIMISTA POR NATURALEZA ,TUVO QUE ASUMIR LA MISIÓN DE VENDER OPTIMISMO HACIA EL PROCESO rechazo de la guerrilla a la primera oferta del gobierno sobre justicia –que incluía cárcel, la negación de las Farc a aceptar una frase que condenaba el narcotráfico, fueron algunos. Y en los últimos días,al equipo negociador, incluido De la Calle, no le cayó bien que el presidente Santos cambiara la metodología de trabajo en La Habana, ni que en coyunturas complejas enviara voceros paralelos a la mesa para destrabar o acelerar la firma final. No era claro que los recién llegados tuvieran el conocimiento de los años previos ni la visión conjunta de los diálogos. Pero De la Calle, al final, aceptó la situación y asumió un papel de consultor permanente de las negociaciones simultáneas que condujeron a la firma, el 24 de agosto. Ese final feliz
la Presidencia, que le fue esquiva en 1994, cuando perdió la consulta liberal con Ernesto Samper. Lo cierto es que, pasada la página de los diálogos de La Habana, se repite lo que ocurrió en 1991 cuando se cerró el telón de la Constituyente: De la Calle, por haber sido protagonista de un hecho histórico, se volvió presidenciable. Es la pregunta final que le han hecho en las múltiples entrevistas que ha concedido en las últimas semanas. Es lo que demandan excompañeros nadaístas, como J. Mario Arbeláez. Él evade el tema con un gesto que significa ‘no me importa’ y que el asunto no le quita el sueño. El famoso “por ahora” de los políticos que, la última vez que se escuchó en boca de Humberto de la Calle, en 1991, terminó con una candidatura. n Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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foto : archivo particular
p En la Constituyente del 91, De la Calle contribuyó a construir
PAZ NEGOCIADORES
El estratega de la paz
Sergio Jaramillo fue una columna vertebral de la negociación. ¿Qué piensa y por qué es tan enigmático? por la negociación. Él mismo observó la dificultad de las instituciones para llegar a estos territorios y entendió desde un comienzo que las conversaciones de La Habana debían abarcar mucho más que el desarme de 10.000 o 15.000 combatientes.
EL HOMBRE DE SANTOS EN LA HABANA
Cuando Santos asumió el gobierno supo que Jaramillo sería clave para un proceso de paz. Por un lado, es discreto al extremo, tanto, que algunos lo consideran antipático. En cierto sentido es un asceta: duerme poco y trabaja sin parar. Nunca pierde el control y cuida sus palabras. No tiene aspiraciones políticas, es leal y sabe tanto ser jefe como subalterno. Y, sobre todo, es persistente. El presidente sabía que Jaramillo iba a ir hasta el final y a resistir cualquier embate. La fase secreta fue difícil e interesante. Difícil porque ya la relación del presidente con sus críticos de la derecha estaba muy agrietada y un sector de militares, leales al expresidente Álvaro Uribe, escarbaba
JARAMILLO CONSIDERA QUE UNA NACIÓN NO ES VIABLE SIN UN PROYECTO DE PAÍS INCLUYENTE lo suyo, y vivía entre libros, desde que llegó a Colombia todo ha sido acción. Trabajó como asesor del Ministerio de Defensa en los primeros años de Uribe y como viceministro de Santos, quien además es primo lejano. Como viceministro,Jaramillo se obsesionó con los territorios y la legitimidad del Estado en ellos. Como buen republicano, considera que una nación no es viable sin un proyecto de país incluyente.Le sorprendía ver la soberanía colombiana fracturada, con pueblos enteros donde la justicia, la economía y la vida social dependían de la insurgencia. Dedicó muchos esfuerzos a debilitar militarmente a las Farc y en algún momento creyó que con la estrategia de consolidación se podrían ganar la mente y los corazones de los campesinos, pero la experiencia le demostró que el proyecto nacional pasaría
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información y la filtraba para sabotear los acercamientos. Por eso fue una hazaña mantener en secreto seis meses de viajes de guerrilleros a Cuba. También fue difícil porque desde el principio Jaramillo tuvo poca química con algunos miembros del equipo de gobierno. En los primeros encuentros, Jaramillo supo que las Farc tenían una dimensión política mayor a lo imaginado. Había leído los computadores de Raúl Reyes. Conocía los bloques y frentes con mapas y organigramas. Había dado un giro al programa de desmovilizados para privilegiar la información y dedicó mucho tiempo a hablar con ellos.Sabía mucho de sus enemigos, pero no tanto como lo que aprendió en Cuba. De ese periodo secreto recuerda con respeto a Mauricio el Médico,pues considera
foto: oacp
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IN SABERLO, SERGIO JARAmillo se preparó durante la mitad de su vida para el papel que le tocó jugar en los últimos cuatro años. De adolescente leyó los libros de filosofía,historia y política de la biblioteca de su bisabuelo Luis Eduardo Nieto Caballero, y recibió la influencia de su abuela Paulina, una liberal de racamandaca.Terminó la secundaria en un internado en Canadá y luego estudió por casi 20 años, primero, filosofía en la Universidad deToronto;después,filología en Oxford,más una maestría en Filosofía en Cambridge y, también, un doctorado en griego clásico en Alemania. No en vano desciende de Miguel Antonio Caro, uno de los lingüistas más importantes de Iberoamérica. Los asuntos de la guerra siempre le interesaron desde la perspectiva intelectual tanto como el arte.Vivió en diez ciudades de Europa en su juventud, lo que le permitió recorrer museos y universidades con heridas aún palpables de la Segunda Guerra Mundial. Aunque entonces el mundo práctico no era
que siempre estuvo interesado en el futuro de sus hombres.Y de Marcos Calarcá destaca la capacidad para encontrar acuerdos. Construyeron en conjunto la agenda de seis puntos en un tablero acrílico y la presentaron al país a finales de 2012. Jaramillo no tiene duda de que cumplía el doble propósito de garantizar el tránsito digno de las Farc a la legalidad y resolver los problemas que para él obstaculizan el trabajo de construir una nación:la tierra,el narcotráfico,la impunidad y la democracia. Desde entonces, acuñó en una conferencia en Harvard un término que definiría su enfoque del proceso: la paz territorial.
UNA PAZ PARA LOS TERRITORIOS
En paralelo, Jaramillo puso a parte de su equipo, de cerca de 50 personas, a viajar
por el país para escuchar a la gente. Por eso no es del todo cierto que nunca se hiciera pedagogía. En sus temporadas en Bogotá viajaba para reunirse con alcaldes, gobernadores y empresarios en foros regionales con comunidades. Este año sostuvo una reunión muy especial con los ganaderos de Córdoba, que mereció un tuit de rechazo de Uribe. Jaramillo explicó los acuerdos y se dio cuenta de que si algo le ha faltado al país para que la paz se sienta de verdad en los territorios, es lo que John Paul
de crímenes graves fueran juzgados de manera selectiva pero ejemplar, 2) que hubiese algo de privación de libertad, 3) que la participación en política estuviese limitada para quienes tuvieran condenas por delitos de lesa humanidad y 4) que la justicia fuera para todos y no solo para la guerrilla. No en vano él fue quien en 2008 documentó los falsos positivos que llevaron a separar a 27 altos oficiales de sus cargos. Sin embargo, las Farc nunca aceptaron las tres primeras condiciones, así que el Sergio Jaramillo
Caro diseñó no solo la agenda de la negociación, sino su estrategia enfocada en el territorio.
Lederach, uno de sus autores de cabecera en materia de construcción de paz, llama diálogos entre diferentes. Jaramillo siempre se rodeó de expertos. En lo agrario, sus oráculos eran Alejandro Reyes y Álvaro Valcárcel; en el problema de las drogas, su gurú fue Rodrigo Uprimny y en participación política el exmagistrado del Consejo Electoral Antonio Lizarazo. En materia de justicia, lo fueron Iván Orozco y Juanita Goebertus. También dedicó parte de sus esfuerzos paralelos a iniciativas que consideraba estratégicas para la negociación y que las Farc rechazaron en su mayoría por unilaterales. Trabajó sin descanso porque el Congreso aprobara el Marco Jurídico para la Paz. Jaramillo defendió tercamente sus cuatro principios: 1) que los responsables
presidente nombró una comisión ad hoc para sacar adelante este punto y construir un nuevo marco, que hoy se conoce como Jurisdicción Especial para la Paz. Esa mesa paralela incomodó a los negociadores, que terminaron por meterle mano a cada uno de los 75 puntos para ajustar conceptos.Al final, tanto Jaramillo como De la Calle han defendido a capa y espada lo pactado. Pero lo que más le gusta al comisionado de este capítulo de víctimas es lo que atañe a los desaparecidos. Haber pactado que el Estado buscará a quienes desaparecieron por el conflicto es, para él, una de las acciones más significativas para las víctimas. La otra iniciativa unilateral fue el plebiscito, el que finalmente las Farc suscribieron a cambio de que el gobierno
aceptara considerar lo convenido como un acuerdo especial según el derecho internacional humanitario. Posiblemente el momento más crítico de Jaramillo frente a sus contrapartes ocurrió en junio, cuando en el último debate del acto legislativo que crea el fast track se estipuló que este no podría entrar en vigencia hasta después de la refrendación. Las Farc estuvieron a punto de pararse de la mesa y lo consideraron una puñalada por la espalda. Jaramillo, por su parte, ha dicho que el gobierno toma en serio el voto y que sería una burla empezar a implementar el acuerdo sin el sí popular. Sin duda, luego de que la fórmula de justicia se pactó por fuera de la mesa,quedaron heridas. Las Farc habían encontrado una vía alterna para desatascar los puntos y no incluía ni a Jaramillo ni a De la Calle. Eso fue evidente al final, cuando la canciller María Ángela Holguín se convirtió en el factor de confianza para las Farc, mientras Jaramillo pasaba a ser demonizado por su perfeccionismo y porque, a diferencia de los miembros del gobierno que a última hora se incorporaron, lo angustiaba más la calidad del acuerdo que los tiempos políticos apremiantes.Muchos de sus colegas lo consideraban la persona capaz de tapar los goles de la contraparte y la persona con más visión estratégica del grupo. Gran parte del esfuerzo de Jaramillo en estos años ha sido rodear de apoyo internacional al proceso. Tuvo las ideas cruciales de acudir al Consejo de Seguridad de la ONU y vincular a Estados Unidos y a los militares activos. La creación de la subcomisión técnica hoy permite que el sector castrense, quizá por primera vez en la historia, esté en primera línea para la paz. Respecto a los empresarios, Jaramillo siempre ha tenido gran interlocución con ellos, pero también un pequeño resbalón cuando les habló privadamente de los 13.000 expedientes que la Fiscalía tenía abiertos. Aunque la cifra es exagerada y muchos la entendieron como una manera de meter miedo para lograr el apoyo al proceso, el tiempo le ha dado la razón. Jaramillo está lejos de ser un ingenuo. Jamás ha dicho o dirá que el acuerdo sea la paz ni que correrán ríos de leche y miel. Pero sí es idealista. Está convencido de que el acuerdo permitirá un cambio en las costumbres políticas, que hará más rica la democracia y, en consecuencia, que vienen tiempos de mayor equidad y prosperidad para todos. Para él, este acuerdo acerca a Colombia a la modernidad. Porque ser moderno es, tal vez, el adjetivo que mejor le sienta al alto comisionado. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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facultad de derecho
MAESTRÍAS • Maestría en Derecho del Estado Cód SNIES 104735. ResMEN 10558. 14-jul-15, por 7 años
con énfasis en: • Derecho Administrativo • Derecho de los Recursos Naturales • Derecho Público • Derecho Tributario • Gobierno y Desarrollo de las Entidades Territoriales • Regulación Minera, Energética y Petrolera • Regulación y Gestión de las Telecomunicaciones • Maestría en Derecho Económico Cód SNIES 104699. ResMEN 16214. 15-nov-13, por 7 años
con énfasis en: • Derecho Bancario y Bursátil • Derecho Económico Internacional, Comercio, Transacciones e Inversión • Regulación Económica y Análisis Económico del Derecho • Servicios Públicos • Maestría en Derecho Privado, Persona y Sociedad Cód SNIES 104801. ResMEN 10361. 14-jul-15, por 7 años
con énfasis en: • Propiedad Intelectual • Responsabilidad Contractual y Extracontractual Civil y del Estado • Derecho del Transporte, Logística e Infraestructura • Maestría en Justicia y Tutela de los Derechos Cód SNIES 104800. ResMEN 10357. 14-jul-15, por 7 años
con énfasis en: • Ciencias Penales y Criminológicas • Derecho del Trabajo • Derecho Procesal Civil • Teoría Jurídica y Filosofía del Derecho • Maestría en Derecho Internacional Cód SNIES 104802. ResMEN 10362. 14-jul-15, por 7 años
con énfasis en: • Derecho Internacional de los Negocios • Derecho Internacional Público • Maestría en Derecho Comercial Cód SNIES 51846. ResMEN 12543. 29-dic-11, por 7 años • Maestría en Derecho Constitucional Cód SNIES 103262. ResMEN 6184. 05-may-14, por 7 años • Maestría en Derecho Informático y de las Nuevas Tecnologías Cód SNIES 103115. ResMEN 2048. 19-feb-14, por 7 años • Maestría en Derecho Médico Cód SNIES 102405. ResMEN 3280. 05-abr-13, por 7 años • Maestría en Derechos Humanos y Democratización Cód SNIES 52567. ResMEN 9970. 31-jul-13, por 7 años • Maestría en Gestión Integral del Riesgo Cód SNIES 103116. ResMEN 2049. 19-feb-14, 7 años
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ESPECIALIZACIONES • Ciencias Penales y Criminológicas Cód SNIES 1126. ResMEN 10675. 22-nov-11, por 7 años
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• Servicios Públicos Cód SNIES 8248. ResMEN 10654. 22-nov-11, por 7 años
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PAZ PROCESO
Los facilitadores
Tres hombres sirvieron de canal de comunicación entre el presidente Juan Manuel Santos y Timoleón Jiménez. Su papel, menos visible que el de los negociadores, fue clave en el logro de un acuerdo final. IVÁN CEPEDA
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n la etapa pública de los diálogos de La Habana el senador Cepeda se destacó por ser el facilitador de la mesa. Sus colegas señalan que hizo la labor de un fontanero por su habilidad para “destapar conductos”. Con la confianza del gobierno y de las Farc, fue clave para entablar canales de comunicación entre los plenipotenciarios del gobierno y la guerrilla, y estratégico para manejar las controversias presentadas de lado y lado de la mesa. Con Enrique Santos y Henry Acosta fue uno de los conductos de información entre el gobierno y la guerrilla, y se dedicó a evidenciar ante ambas partes los prejuicios sobre los opositores y el proceso.
HENRY ACOSTA
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u trabajo como intermediario, durante casi 15 años, entre la guerrilla y los últimos dos presidentes de Colombia le permitió a este economista valluno abrirle paso a los acuerdos de paz que hoy le ponen fin a la guerra. Su participación fue fundamental durante la fase secreta. Su amistad con Pablo Catatumbo le ayudó para servir de mensajero y de esta manera llevar propuestas y razones de ambas partes. Fue el responsable de concretar el acercamiento que permitió llegar a una primera etapa exploratoria de los diálogos y posteriormente a definir una agenda de discusión. Durante la fase pública del proceso, y con 70 años cumplidos, Acosta utilizó su conocimiento en empresas cooperativas para aterrizar las ideas de las Farc sobre lo que debía ser su reincorporación, y concretarlas en la construcción de una empresa de economía solidaria.
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u cercanía a Juan Manuel Santos y su habilidad para resolver controversias convirtieron al hermano del presidente en un enviado especial muy importante. Además de apoyar los contactos iniciales, varias veces viajó a La Habana para reunirse con las delegaciones del gobierno y de las Farc, en momentos en que los diálogos estaban estancados o parecía que alguna podía levantarse de la mesa. Su credibilidad entre la cúpula guerrillera le permitió entablar un canal de comunicación expedito con el Palacio de Nariño y solucionar conflictos rápidamente. Su gestión agilizó la firma del punto tres del acuerdo final sobre el fin del conflicto en marzo de este año, luego de que se reunió con el jefe máximo de la guerrilla, Timoleón Jimenez.
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foto: juan carlos sierra - revista semana
ENRIQUE SANTOS
IVÁN CEPEDA
HENRY ACOSTA
ENRIQUE SANTOS
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PAZ HOMENAJE
El que persevera...
Después de 35 años de luchar por la paz, Álvaro Leyva se metió por la puerta de atrás de las negociaciones y terminó siendo imprescindible.
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Se convirtió en un experto en el derecho internacional humanitario y en todas las formas existentes de buscar acuerdos. Participó en las negociaciones para la liberación de Álvaro Gómez secuestrado por el M-19,acto que desembocaría en el proceso de paz con esa guerrilla. Luego intentó acercarse al ELN. Nunca dejó de comunicarse con las Farc y lanzar ideas creativas para que el gobierno se sentara a la mesa con ellos. Posiblemente uno de sus mayores empeños fue lograr un acuerdo humanitario para la liberación de los secuestrados durante el gobierno de Álvaro Uribe. Viajaba a Lago Agrio, Ecuador, donde estaba Reyes, y luego al Valle, donde estaba Cano. Nunca lo logró, pero estuvo en labores humanitarias como el rescate de los cuerpos de los diputados del Valle asesinados. Eso le valió ser uno de los pocos invitados al encuentro entre los familiares de los políticos sacrificados y los jefes de las Farc en La Habana. foto: león darío peláez - revista semana
OCAS PERSONAS SE PUEDEN sentir tan satisfechas con este acuerdo para la terminación del conflicto como Álvaro Leyva. Este hombre de origen conservador ha empeñado los últimos 35 años a un solo objetivo: lograr la paz. Exministro, exsenador y exconstituyente, conoció a las Farc cuando hizo parte de la comisión de verificación del proceso de paz y la tregua decretada durante el gobierno de Belisario Betancur. Su química con esa guerrilla, especialmente con Manuel Marulanda y Alfonso Cano, fue inmediata. Leyva se dio cuenta de que no estaba solo frente a un grupo rebelde, sino a un pedazo de Colombia que buscaba un lugar en la política, en la representación, en la nación. Leyva dedicó desde ese momento gran parte de sus esfuerzos a entender a las Farc, su lógica campesina y territorial, sus formas organizativas y su sociología.También a encontrar caminos para terminar la guerra.
Leyva se metió por
la puerta de atrás a la negociación. Pero su papel durante el último año de conversaciones fue imprescindible.
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Viejas rencillas con el presidente Juan Manuel Santos hicieron que al comenzar las conversaciones secretas y públicas de La Habana, Leyva estuviera al margen. Luego de la instalación de los diálogos en Oslo, Noruega, las Farc lo contactaron y él viajó a Cuba en calidad de consejero informal primero, y luego como asesor jurídico. Pero el gobierno lo trataba con desdén e incluso con desconfianza. Sin embargo, cuando la negociación se estancó en el punto de víctimas, pues la fórmula de justicia se había convertido en un nudo gordiano, al presidente le llegaron mensajes por distintos caminos que decían lo mismo: Leyva tiene la clave para resolver ese acertijo. Entonces Santos le dio juego y en adelante Leyva se convirtió, abiertamente, en uno de los estrategas de la negociación. Su aporte al acuerdo de paz, es enorme. Primero, gran parte de la Jurisdicción Especial para la Paz descansa en los conceptos que él defiende, basados en el derecho internacional humanitario, su experticia. En segundo lugar, su gran bandera era el blindaje de los acuerdos a través de su declaratoria como acuerdo especial del derecho internacional humanitario. Y en tercer lugar, diseñó una propuesta, que finalmente no quedó pactada, de reincorporación colectiva con asiento territorial. Leyva cree que de todos modos se implementará en la práctica a la manera de unas ciudadelas de paz donde se desarrolle una economía mixta entre empresarios, víctimas y exguerrilleros. A la larga, fue un plenipotenciario más, a veces incómodo para la delegación del gobierno, pero central para unas Farc que necesitaban una conexión con el mundo político y jurídico más allá de sus redes bolivarianas. Leyva ha sido confiable para ellas porque le entregó los mejores años de su vida a la causa del reconocimiento de la beligerancia guerrillera como principio básico del fin de la guerra. Después de todo, resultó ser un hombre imprescindible en La Habana.
IVÁN MÁRQUEZ
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PAZ
JESÚS SANTRICH
PABLO CATATUMBO
PERFILES
Los negociadores de las
Estos son los hombres y la mujer que durante cuatro años construyeron con el gobierno el acuerdo de paz. Un solo equipo y varias personalidades.
S
I ALGO DEMOSTRÓ EL EQUIpo negociador de las Farc a lo largo de estos cuatro años fue una gran cohesión y disciplina. No es de extrañar. Han pasado casi toda su vida juntos, y tienen orígenes políticos similares, pues casi todos empezaron su militancia en la Juventud Comunista (Juco). Casi todos rodean los 60 años y llevan en promedio cuatro décadas en la guerra. Sin excepción, han estado en el campo de batalla tanto como en las lides políticas y organizativas, y vivieron en La Habana una experiencia que los transformó. Sin embargo, tienen historias y personalidades bien diferentes y está por verse cuáles de ellos se mantendrán en la vida pública después de dejar las armas. Cuando Iván Márquez y Jesús Santrich llegaron a Oslo, Noruega, en octubre de 2012, su discurso cayó como un baldado de agua fría que empañó el optimismo en el comienzo de las conversaciones. La delegación del gobierno sintió que las Farc habían delegado a los más duros del secretariado y el estado mayor. En realidad, designar a Iván Márquez tenía lógica por tres razones. Una, que después de Timochenko era el segundo más antiguo del secretariado, pues está allí desde principios de los años noventa. En segundo
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lugar, tenía experiencia de negociador no solo en Tlaxcala durante el gobierno de César Gaviria, sino en el Caguán en el de Andrés Pastrana, y durante los años de Álvaro Uribe en Venezuela, desde donde coordinaba con Hugo Chávez y Piedad Córdoba lo relativo al nunca logrado intercambio humanitario. Márquez, o Luciano Marín, su nombre de pila, hoy tiene 61 años. Casi toma los votos sacerdotales, pero terminó de maestro de escuela en El Doncello, Caquetá, de donde pasó a la guerrilla. Durante la negociación de paz con Belisario Betancur se convirtió en uno de los cuadros de la Unión Patriótica, el partido político de las Farc, por lo que ocupó un escaño de suplente en la Cámara de Representantes. Pero cuando comenzó la matanza de los miembros de la UP, su hermano, también militante, terminó cruelmente asesinado. Márquez decidió entonces regresar a la selva. Estuvo asignado mucho tiempo a Urabá y él mismo narra sus hazañas militares en esta región. Cuenta que “recuperó” 700 fusiles. También un mortero que portaban las tropas del general Jorge Mora Rangel, quien en La Habana le solía decir entre chiste y chanza que se los devolviera. Márquez tuvo mucho que ver
con la sangrienta disputa de Urabá con los paramilitares y los desmovilizados del EPL. Tuvo más adelante bajo su mando el bloque Caribe y su retaguardia se inclinó hacia la Sierra Nevada y La Guajira. Y en los últimos años del gobierno de Uribe hay evidencia de que permaneció en Venezuela. Chavista pura sangre y bolivariano convencido, mantuvo una estrecha relación con los militares de ese país. De hecho en algunas fotos se le ve tabaco en mano y hasta en una motocicleta HarleyDavidson en el Fuerte Tiuna. En la costa colombiana se encontró con Jesús Santrich, de 49 años, o Seusis Pausivas Hernández, su amigo inseparable y llave en la negociación. Abogado, licenciado en Ciencias Sociales y con maestría en Historia, Santrich es de Toluviejo, Sucre, pero estudió y se crió en Barranquilla. De padre costeño y madre pastusa, ambos maestros de filosofía, creció entre libros y música, pintores y juglares. Desde muy joven se hizo militante de la Juco y alcanzó a ocupar cargos públicos como personero de Colosó, en Sucre, y secretario de Educación en Magdalena. Hizo parte de la UP, pero cuando comenzó el exterminio se fue a la guerrilla. Su perfil es sobre todo ideológico y de propa-
VICTORIA SANDINO
Farc gandista. No en vano es uno de los pocos miembros del estado mayor de las Farc que no tiene cargos por ningún delito diferente a la rebelión. Es gran lector, escribe, canta, pinta y toca varios instrumentos musicales. Es contestatario para el debate y como ha demostrado en su cuenta de Twitter, puede ser un provocador. Tiene humor y una rapidez mental que deja sin aire a sus adversarios. Durante los cuatro años en La Habana nunca se separó de Márquez. Se puede decir que el uno es el estratega y el otro, el ideólogo. A pesar de que prácticamente no ve debido a una enfermedad degenerativa que le arrebató la vista hace cerca de una década, redactaba los textos con Sergio Jaramillo, ayudado por un aparato que le lee todo. Durante los primeros meses la delegación de las Farc sacaba cada día diez propuestas y en total 100 por cada punto. Cuentan los delegados del gobierno que durante los primeros meses en La Habana fue difícil aterrizar los temas porque los miembros de las Farc hacían recuentos históricos que a veces se remontaban un siglo atrás. Tampoco escatimaron espacio para hablar ante los micrófonos. Santrich en particular tuvo al principio un estilo radical con los medios de comunicación, a quienes tildaba de ser parte del enemigo. En los cuatro años esas posiciones se fueron suavizando. Del Márquez que lanzaba epítetos en Oslo contra la oligarquía,
PASTOR ALAPE
CARLOS ANTONIO LOSADA
los empresarios y los militares quedaba poco el día en que se alcanzó el acuerdo final, cuando llamó a una reconciliación plena. También sorprendió hace semanas al reconocer en un video que las “retenciones” o secuestros habían causado un gran sufrimiento a muchas familias y que había que proscribir esa práctica. La llegada a La Habana de Pablo Catatumbo o Jorge Torres Victoria, de 63 años, matizó ese estilo tan ideológico. Nacido en un hogar de clase obrera en Cali, en sus años mozos fue boxeador y gran apasionado de la literatura mientras militaba en la Juco A principios de los años setenta viajó a Moscú y allí conoció a quien sería su amigo del alma el resto de la vida: Alfonso Cano. A su regreso ingresó a la guerrilla, donde tuvo empatía inmediata con varios de quienes después
se dedicó con Cano a construir el Movimiento Clandestino Bolivariano y el Partido Comunista Clandestino. Pablo Catatumbo es un gran lector, y tiene gran sentido de la política. Sobre sus hombros pesa de manera muy especial el caso del secuestro y asesinato de los diputados del Valle. Por eso en días recientes, cuando las Farc hicieron un acto de contrición frente a los familiares, fue él quien pidió perdón de todo corazón. Por esas paradojas de la vida, Catatumbo tuvo que trabajar durante varios meses con el general Óscar Naranjo en el tema de garantías de no repetición y el combate al paramilitarismo. Ambos se conocían como enemigos y, por la mutua inteligencia que se hicieron, se conocen mejor de lo que cada uno admite frente al otro. Lo hicieron con respeto y en sin-
LA GRAN MAYORÍA DE LOS GUERRILLEROS QUE PARTICIPARON EN LA MESA DE LA HABANA TIENEN ORÍGENES POLÍTICOS EN LA JUVENTUD COMUNISTA saldrían de las filas de las Farc para crear el M-19: Jaime Bateman, Carlos Pizarro, Álvaro Fayad e Iván Marino Ospina. A su lado aprendió a ser un guerrillero urbano, mucho antes de internarse definitivamente en las montañas de la cordillera Occidental, en las que vivió durante los años previos a La Habana. El país conoció su rostro durante los diálogos de Tlaxcala, en México, y cuando estos fracasaron a él se le atribuyó la amarga frase “dentro de 10.000 muertos nos vemos”. También participó en los diálogos del Caguán y durante dos décadas
tonía con las necesidades del futuro. Catatumbo en todo caso es considerado un hombre equilibrado y reflexivo, respetado como militar y como estratega político. De la mano de Catatumbo llegó Victoria Sandino, la única mujer plenipotenciaria. Periodista, de 50 años, logró posicionar un tema nada fácil: el de género. La subcomisión a su cargo trabajó para que todos los acuerdos tuvieran una perspectiva de equidad para las mujeres. También fue clave en las comisiones de redacción y en los actos de confianza y pedagogía. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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MARCOS CALARCÁ A finales de 2014 se unió al grupo negociador otro miembro del secretariado: Pastor Alape o Lisandro Muñoz Lascarro, quien llegó al máximo órgano de dirección de las Farc en reemplazo del Mono Jojoy. Alape pasó de ser uno de los más desconocidos a ser posiblemente uno de los rostros más amables de esa guerrilla. Hoy tiene 57 años, y se incorporó a la guerrilla en 1979 en Puerto Berrío, cuando militaba en la Juco y en las ‘zonas rojas’ imperaba el Estatuto de Seguridad Nacional. Pasó sus últimos años de guerrillero en el Magdalena Medio, Antioquia y Chocó, y se le considera uno de los hombres más cercanos a Timochenko. Por eso cuando llegó a La Habana se le consideraba una especie de avanzada del número uno de las Farc. Alape es un hombre de gran
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PAZ
RODRIGO GRANDA
JOAQUÍN GÓMEZ
do del piloto de desminado en El Orejón junto con el general en retiro Rafael Colón, y lograron un trabajo mancomunado que ya daba indicios de la posibilidad de que antiguos enemigos trabajaran juntos por la paz. También le correspondió pedir perdón por la masacre de Bojayá y lo hizo a fondo, con voz quebrada y llanto en los ojos. Así mismo ha sido un hombre clave en mantener la cohesión interna de las Farc y uno de los que más ha venido a Colombia a tareas de pedagogía con los frentes insurgentes. Junto a Alape llegó Carlos Antonio Losada o Julián Gallo, el más joven del secretariado. Tiene 55 años, es bogotano de familia comunista y también militó en la Juco hasta los 17 años. Hoy se le considera un verdadero jefe militar de las Farc.
duda es uno de los que podrían figurar en la política. Se ha rodeado de jóvenes urbanos que asesoran sus temas y es quizá uno de los que más ha insistido en un modelo colectivo de reintegración. Sobre sus hombros recae buena parte de la confianza que depositarán los guerrilleros en el acto de dejar las armas. Junto a Losada, otro hombre de particular importancia en el campo militar ha sido Joaquín Gómez. Guajiro, de formación comunista, fue profesor de la Universidad de la Amazonia cuando se incorporó a la guerrilla. Su llegada a La Habana transmitió tranquilidad pues enviaba el mensaje de que el bloque Sur estaba en el proceso. Este bloque es el más importante para las finanzas de esa guerrilla, y había dudas de si llegaría a la mesa. Otros dos negociadores del estado mayor fueron claves: Marcos Calarcá y Rodrigo Granda. Ambos estuvieron en la fase secreta y fueron un hilo conductor de la agenda. El primero actuó siempre en clave diplomática por lo que hoy es el hombre de las Farc en el mecanismo de monitoreo y verificación coordinado por la misión política de la ONU. El segundo ha sido clave en las relaciones internacionales con los movimientos sociales y en el último tiempo, en el manejo del problema de los presos, que es bastante complejo. Los negociadores de las Farc aquí mencionados, y otros que no lo han sido, pueden decir que cuatro años después de comenzadas las conversaciones cumplieron la misión de lograr un acuerdo de paz. Y que en adelante les espera el mayor reto de sus vidas: convencer al país de que tienen una propuesta política decente, inteligente y pertinente para la Colombia del siglo XXI.
AHORA LOS LÍDERES DE LAS FARC TIENEN QUE CONVENCER AL PAÍS DE SU PROPUESTA POLÍTICA formación política, curiosidad intelectual y muy ligado a los movimientos sociales. Llegó como apoyo a la mesa en diversos temas, pero quizá su papel más importante fue el de sembrar confianza en todos los frentes, tanto en los externos como en los internos. Era quien atendía a buena parte de los visitantes y sobre todo a la prensa. Su carácter afable se conoció por primera vez en la entrega del general Rubén Darío Alzate en Chocó, luego de haber sido secuestrado en un paraje del río Atrato. Alape lo abrazó fraternalmente en la despedida, lo que causó un pequeño escándalo. En adelante Alape protagonizaría varios gestos de ‘confianza’ con el gobierno y también con la sociedad. Fue el encarga-
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No en vano encabezó la subcomisión del fin del conflicto, junto al general Flórez. Durante muchos años tuvo a su cargo las redes urbanas y en especial las de Bogotá. Pero después del Caguán se convirtió en un mariscal de guerra. Sobrellevó buena parte de la resistencia guerrillera al Plan Patriota, tanto en Cundinamarca como en La Macarena y Caquetá. Sobrevivió de milagro a un bombardeo donde su computador cayó en manos del Ejército. En la Mesa de Conversaciones se le consideró una revelación por sus dotes de negociador y político. Con Flórez en la mesa tejió un acuerdo que se destaca por la precisión técnica. Losada tiene ideas claras, es fluido para hablar y sin
foto: gerardo gómez
PAZ
En los diálogos
en el Caguán los guerrilleros estuvieron siempre armados.
ANÁLISIS
De las armas a la política
¿Por qué fue posible firmar la paz con las Farc de Timochenko y no con las de Tirofijo, Reyes y el Mono Jojoy?
P
ARA QUE LAS NEGOCIAciones entre el gobierno y las Farc pudieran terminar con el acuerdo final que se acaba de firmar en Cartagena, se necesitó no solo que los astros se alinearan, tal y como lo ha dicho varias veces Timoleón Jiménez,Timochenko, sino la conjunción de varios factores. Si algo hoy está claro, es que las Farc del Caguán son muy distintas a las que llegaron a La Habana y a las que acaban de salir como movimiento político de la Heroica. La primera razón para que el Estado hubiera podido terminar un proceso de paz con las Farc de Timochenko y no con las de Manuel Marulanda radica en que ese grupo se sentó, por primera vez, con la decisión tomada de dejar las armas y convertirse en movimiento político. Algo que no había pasado en los cuatro procesos anteriores, cuando llegaban a negociar con la idea de que si no lograban un gran acuerdo, estaba la posibilidad de que podían tomar el poder por las armas.
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Esa idea empezó a consolidarse en la séptima conferencia, realizada en 1982, cuando decidieron pasar a la ofensiva y expandirse por todo el país. Con el paso de los años les favoreció encontrar en los crecientes cultivos ilícitos, el narcotráfico y la economía ilegal, una fuente para financiar la compra de armas y el aumento de tropas y frentes. Esa estrategia pronto les empezó a dar frutos. Sus tomas de bases militares, estaciones de Policía y cascos urbanos, los enfrentamientos, emboscadas, pescas milagrosas, secuestros, extorsiones y atentados a la infraestructura pusieron al país en una compleja situación, lo que les hizo creer que tenían a su alcance tomarse el poder por la fuerza de las armas o en unas negociaciones ventajosas para ellos. Y tuvieron su mejor momento cuando aceptaron negociar con el gobierno de Andrés Pastrana, en el pico más alto de su historia militar. Una muestra del cambio de entonces a hoy se puede ver en las diferencias en las dos agendas de negociación. La del Caguán, cuya definición tomó casi dos
años en medio de la guerra, tenía 12 puntos en los que se incluyeron temas tan espinosos como la explotación y conservación de los recursos naturales, la estructura económica y social del país y las reformas a la justicia, el Estado, las Fuerzas Militares y las relaciones internacionales. “Las Farc creían que con las negociaciones le estaba haciendo un gran favor al gobierno y a un Estado cada vez más fallido”, advierte el historiador y militante de izquierda Medófilo Medina, uno de los primeros en pedirle a ese grupo que dejara la lucha armada. Pero así como las Farc aprovecharon la zona de distensión para fortalecerse militar y económicamente, el gobierno de Pastrana preparó el Plan Colombia y equipó a las Fuerzas Armadas para combatir a la insurgencia.Ese es el segundo aspecto que explica el cambio de actitud de esa organización. La intensa arremetida de la fuerza pública –y de los paramilitares– terminó por diezmar a las Farc y las obligó a resguardarse en sus territorios ‘naturales’ o más allá, monte adentro, tal y como lo hicieron en los años
foto: afp
sesenta tras los bombardeos a Marquetalia. Al verse obligadas por las Fuerzas Armadas a abandonar su ilusión de alcanzar una guerra de posiciones para regresar a ser una guerrilla, se fueron convenciendo de que ya no les era posible llegar a bala al Palacio de Nariño. Pero eso no significaba que estuvieran derrotadas. Las Farc, al contrario de lo que muchos creen, podían haber seguido luchando 20 o 30 años más, dice el politólogo e historiador Fernán González. En esa ofensiva las Farc también tuvieron que afrontar algo nuevo, que también marcaría el cambio: el relevo obligado de la comandancia.Al deceso natural de Manuel Marulanda se sumaron las muertes en acciones militares de Raúl Reyes, el Mono Jojoy y de decenas de comandantes,llamados de alto valor. Esa estrategia oficial, como dice Teófilo Vásquez, uno de los mayores conocedores del conflicto y de las Farc, terminó siendo más contundente que el Plan Colombia o el Plan Patriota. La llegada de Alfonso Cano a la máxima comandancia significó un relevo generacional y, si se quiere, el regreso de una facción más política que guerrerista. Si bien muchos expertos y académicos rechazan esa dicotomía, sobre todo en una estructura tan jerárquica y monolítica como las Farc, es evidente que Cano representaba a un grupo de comandantes que no eran campesinos ni habían hecho parte de su fundación. Un conjunto de militantes que, por diferentes razones, habían llegado a la guerrilla desde las ciudades y las universidades de la mano del Partido Comunista. Eso no significa que no fueran troperos, pues como reconoce Humberto de la Calle, Cano y otros comandantes eran tanto o más radicales que los viejos y estaban listos para la pelea o la acción política. Así como las condiciones de las Farc cambiaron en el país,en el vecindario también hubo transformaciones que la mayoría de los expertos consideran fundamentales. Los farianos empezaron a ver cómo en privado y en público los presidentes y líderes de varios países de centroizquierda les empezaron a decir que había terminado en América Latina el tiempo de la lucha armada, de la violencia, de la toma del poder a la fuerza. Hugo Chávez, en Venezuela; Rafael Correa, en Ecuador; Evo Morales, en Bolivia, y en menor medida Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, o Néstor Kirchner, en Argentina, quienes llegaron al poder por las urnas y no por revoluciones o golpes, empezaron a insistirles a las Farc que buscaran un camino diferente. Dos de los mensajes más contundentes vinieron de dos líderes con gran ascendencia
Después de varios intentos frustrados de negociación y del cambio de la política en la región, las Farc se sentaron a negociar en La Habana.
y respeto en las Farc: los comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez. El primero, en su libro La paz en Colombia –publicado en 2008–, criticó con “energía y franqueza los métodos objetivamente crueles del secuestro y la retención de prisioneros en las condiciones de la selva” y les pidió dejarlos en libertad. El segundo, desde Venezuela, publicó varias veces que los movimientos armados de Colombia deberían reconsiderar su estrategia armada. “Creo que no hay condiciones en Colombia para que ellos, en un plazo previsible, puedan tomar el poder. En cambio, se han convertido en la principal excusa del imperio para penetrar Colombia a fondo y desde ahí agredir a Ecuador, Venezuela, Cuba… Creo que la guerrilla colombiana debería considerar seriamente el llamado que muchos de nosotros le hemos hecho. El mundo de hoy no es igual que el de los años sesenta”. Era el mismo llamado que muchos miembros de la izquierda, académicos y exguerrilleros les habían hecho, pero al que poco atendían. Pues como advierte el politólogo Alejo Vargas, no es lo mismo que esos mensajes provengan de sus ad-
Aunque no se sabe si sucedió en la IX conferencia de las Farc, es claro que ese grupo decidió por primera vez negociar de forma sincera para dejar las armas y convertirse en movimiento político. Con Cano comenzaron los acercamientos al final del gobierno de Álvaro Uribe y se concretaron con la llegada de Juan Manuel Santos, un miembro de la elite social y política que les daba más garantías que su antecesor. Que la salida negociada era una decisión irreversible quedó en evidencia con la caída de Alfonso Cano. En otras circunstancias, la muerte de su máximo comandante hubiera llevado a las Farc a levantarse de la mesa y arremeter con violencia para volver a la mesa fortalecidos. Pero de forma sorprendente, su sucesor,Timoleón Jiménez o Timochenko,hizo lo contrario:decidió seguir adelante con las negociaciones. “Puede que muchos en las Farc no estuvieran seguros de negociar, pero con el tiempo terminaron convencidos”, dice Vásquez. Y sin lugar a dudas, un factor fundamental para avanzar con las Farc fue la disposición que siempre mantuvo el presidente Juan Manuel Santos, de ponerle
LA NEGOCIACIÓN ERA UNA DECISIÓN IRREVERSIBLE Y QUEDÓ EN EVIDENCIA CON LA CAÍDA DE ALFONSO CANO versarios que de quien uno considera amigo y ejemplo a seguir. Reclamos similares, según el historiador y profesor de la Universidad Nacional Mauricio Archila, expresaron numerosos movimientos sociales que habían entendido que la lucha armada distorsiona y condena la protesta legítima y las reivindicaciones sociales. Por ejemplo, los movimientos indígenas y algunas comunidades afro han tenido duros enfrentamientos con las Farc para que les respeten sus territorios y la autonomía de sus luchas.
fin al conflicto y darles la oportunidad de convertirse en un movimiento político. Mantuvo esa posición pese a las adversidades y complicaciones que se presentaron. A esto se suma la forma clara y estructurada como se construyó la agenda y las reglas de negociación, el acompañamiento internacional y la presencia permanente de los militares en las negociaciones. Pero así como las Farc que llegaron a Cuba son distintas a las del Caguán, las que terminaron el proceso también son diferentes. Pero esa es otra historia. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ SEMANA invitó a cuatro diseñadores para que diagramaran la portada de la revista en la que se informa la firma del proceso de paz con las Farc. Este es el resultado.
COLOMBIA: 10.900 PESOS / ECUADOR: US$ 7 / EE.UU.: US$ 7 / PANAMÁ: 7 BALBOAS
- PORTE AUTORIZADO#002
EL PAÍS SE TRANSFORMA PARA LA PAZ
FIN DEL CONFLICTO La firma trae la paz territorial y la participación de todos los ciudadanos y las comunidades para su construcción.
POR IGNACIO MARTÍNEZ VILLALBA
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EDICIÓN ESPECIAL
www.semana.com
26 09.16
COLOMBIA: 10.900 PESOS / ECUADOR: US$ 7 / EE.UU.: US$ 7 / PANAMÁ: 7 BALBOAS
- PORTE AUTORIZADO#002
INFORMACIÓN DE COLOMBIA Y DEL MUNDO XX AL XX DE XXXX DE 2015 EDICIÓN n.º 17XX
FIRMA DE LA PAZ
Que ya no se escuchen más fusiles en nuestras montañas. Terminemos con esta guerra.
POR FELIPE SANMIGUEL Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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- PORTE AUTORIZADO#002
PLEBISCITO: DÍGALE ‘SÍ’ AL FUTURO
¿Y AHORA...? El acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc abre una puerta de oportunidades, pero también plantea muchos retos desconocidos para el Estado y la sociedad. ¿Estamos preparados?
POR VLADDO
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PAZ
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PAZ: EL REENCUENTRO CON NOSOTROS
¡BIENVENIDOS! Medio siglo de guerra para poder reconocernos.
POR DIEGO LÓPEZ
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Y usted… ¿qué tanto sabe? Este test le mostrará qué tanta información tiene sobre los acuerdos entre las Farc y el gobierno, y el conflicto armado. 1. El conjunto de medidas judiciales y políticas que diversos países han utilizado como reparación por las violaciones masivas de derechos humanos se conoce como: a) Liga de la justicia b) Justicia trasnacional c) Justicia tradicional d) Ley del embudo
2. Rodrigo Londoño Echeverry, máximo comandante de lasFarc, recibe el alias de Timochenko, tomado del apellido de: a) Un historiador ruso famoso por haber escrito la más completa biografía de Lenin. b) Un cosmonauta soviético, el primero en viajar al espacio exterior. c) Un líder agrario que participó en la revolución de 1905. d) Un mariscal del Ejército Rojo que participó en la Segunda Guerra Mundial.
3. Uno de estos personajes NO formó parte del equipo negociador del gobierno: a) Sergio Jaramillo b) Sergio Fajardo c) Humberto de la Calle d) Nigeria Rentería
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4. El primero de los tratados que le puso fin a la guerra de los Mil Días se firmó el 24 de octubre de 1902 y se conoce como Paz de Neerlandia. Toma su nombre de: a) Una hacienda cerca a Ciénaga b) Un barco de bandera estadounidense c) Un puente sobre el río Chicamocha d) Ninguna de las anteriores
5. Tlaxcala es el nombre de una ciudad mexicana donde se llevó a cabo un fallido proceso de paz entre el gobierno y las Farc, el ELN y el EPL. Este tuvo lugar en: a) 1985 b) 1992 c) 1995 d) 1999
6. Para reincorporarse a la vida civil, los guerrilleros de las Farc se concentrarán en: a) 23 zonas veredales b) 15 municipios c) 24 instalaciones militares en todo el territorio nacional d) La zona del Caguán
7. La Jurisdicción Especial para la Paz busca: a) Que haya verdad, justicia y reparación para las víctimas. b) Que no haya impunidad. c) Darles seguridad a quienes participaron de manera directa o indirecta en el conflicto armado. d) Todas las anteriores.
8. El territorio denominado Zona de Distensión del Caguán, donde se llevó a cabo el proceso de paz con las Farc entre 1999 y 2002, ocupó 40.000 kilómetros cuadrados en los departamentos de: a) Meta y Vichada b) Caquetá y Meta c) Putumayo y Caquetá d) Guaviare y Meta
9. El acuerdo firmado en La Habana les otorga a las Farc: a) La Presidencia de la República b) 26 curules en el Senado c) 10 curules en el Congreso d) 5 ministerios
10. Con el sugestivo nombre de Comandante Papito, las mujeres se referían a un dirigente del M-19 que firmó la paz en 1990: a) Everth Bustamante b) Antonio Navarro c) Rosemberg Pabón d) Carlos Pizarro
11. El proceso de desmovilización de las Farc será custodiado y controlado por: a) Las autoridades locales de los municipios donde este proceso se lleve a cabo. b) Un equipo de monitoreo integrado por representantes de Naciones Unidas. c) Un equipo conjunto integrado por miembros del Ejército y combatientes de las Farc previamente desmovilizados. d) Una comisión verificadora integrada por veedores de la Unión Europea.
12. Uno de estos comandantes NO estuvo presente en las negociaciones de La Habana: a) Iván Márquez b) Pastor Alape c) Pablo Catatumbo d) Simón Trinidad
13. Andrés Pastrana logró captar un gran número de votantes en la campaña presidencial de 1998 cuando publicó una foto suya abrazado con el comandante guerrillero: a) Jacobo Arenas b) Raúl Reyes c) Manuel Marulanda Vélez d) Henry Castellanos
Respuestas correctas:
1c; 2d; 3b; 4a; 5b; 6a; 7d; 8b; 9c; 10d; 11b; 12d; 13c; 14a; 15c; 16b; 17c; 18 d; 19 a; 20 d.
14. Las Fuerzas Militares tuvieron un destacado papel en el equipo negociador del gobierno en La Habana. Uno de los asesores clave fue: a) El general Javier Flórez b) El general Luciano Marín Arango c) El teniente coronel Luis Alberto Albán Burbano d) El general Orlando Jurado Palomino
15. El municipio de Paz de Ariporo lleva ese nombre porque allí firmaron un tratado de cese de hostilidades: a) Tomás Cipriano de Mosquera y José María Obando, contrincantes en la guerra de los Supremos. b) Los comandantes José Antonio Páez y José María Barreiro, durante la guerra de Independencia. c) El gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla y las guerrillas liberales del Llano que comandaba Guadalupe Salcedo. d) Los generales Ramón González Valencia y Benjamín Herrera, antagonistas en la guerra de los Mil Días.
16. A partir del día de la firma definitiva del acuerdo de paz, las Farc entregarán sus armas en un plazo máximo de: a) 60 días b) 180 días c) 365 días d) 1.000 días
17. Este país escandinavo jugó un papel decisivo al ser garante en el desarrollo de las conversaciones entre el gobierno y las Farc: a) Suecia b) Finlandia c) Noruega d) Dinamarca
18. En La Habana se acordó que, siempre y cuando reconozcan sus faltas y se comprometan a resarcirlas, los guerrilleros obtendrían una pena: a) Mínima de un año y máxima de 3 b) Mínima de 3 años y máxima de 6 c) Mínima de 4 años y máxima de 7 d) Mínima de 5 años y máxima de 8
19. Este comandante popularizó el concepto de ‘sancocho nacional’ para referirse a un eventual proceso de paz del M-19 con el gobierno: a) Jaime Bateman b) Gustavo Petro c) Everth Bustamante d) Iván Marino Ospina
20. “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces él se vuelve tu compañero”. Esta frase la dijo: a) Henry Kissinger b) Mahatma Gandhi c) Paulo Coelho d) Nelson Mandela
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Santos involucró al secretario general de la ONU. Ban Ki-moon, con un papel fundamental en la verificación de los acuerdos.
DIPLOMACIA
El mundo nos mira
El papel de la comunidad internacional en el proceso de paz abre un nuevo capítulo para la diplomacia. Colombia ya no es un “peón de la Guerra Fría”.
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ALVEZ COMO NUNCAANTES, Colombia fue visible en la reciente Asamblea General de la ONU.Ante los ojos del mundo, el presidente Juan Manuel Santos le entregó al secretario general, Ban Ki-moon, el acuerdo al que llegaron su gobierno y las Farc para terminar la guerra. Solo unos días más tarde, el lunes 26 de septiembre, el propio Ban viajó a Cartagena para asistir a la firma entre Santos y Timochenko, el jefe de las Farc. El secretario general ya había estrechado las manos de los dos en La Habana, cuando avaló con su presencia la llamada prefirma entre los jefes de los equipos negociadores, Humberto de la Calle e Iván Márquez.
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Más que unos hechos coyunturales, por cuenta de la paz con las Farc Colombia está construyendo una nueva relación con la ONU más profunda que la del pasado. Durante muchos años el país mencionaba con orgullo el aporte que hicieron Alberto Lleras y Alfonso López Pumarejo a la firma de la carta de San Francisco en 1945 y en los años siguientes. La fe en el multilateralismo y el apego al derecho para solucionar los conflictos pacíficamente forman parte de un párrafo de rigor, en los discursos de posesión de los presidentes de Colombia desde entonces. De la mano de esta tradición el país les había abierto las puertas a las principales agencias del sistema de
Naciones Unidas. En la actualidad hay 26. Sin embargo, con el papel desempeñado por la ONU en el proceso de paz, y el que jugará en su verificación y puesta en marcha, se abre un nuevo capítulo. No es una coincidencia que Ban Ki-moon, quien dejará su cargo en los próximos meses con un balance más criticado que alabado, se haya involucrado de manera tan personal en el proceso de paz. En un mundo que el papa Francisco considera “en una tercera guerra mundial” y con el desafío terrorista demostrando sus alcances en todos los continentes, la comunidad internacional ve con admiración el final de un conflicto armado tan largo como el de Colombia.
foto: presidencia
La paz con las Farc es mucho más apreciada por fuera de las fronteras de Colombia que en medio de la polarizada política nacional. El presidente Juan Manuel Santos lo sabe y ha manejado esa situación en su favor. No es una coincidencia que su canciller, María Ángela Holguín, haya desempeñado la labor doble y simultánea de ministra de Relaciones Exteriores y miembro del equipo negociador con las Farc. Holguín dirigió sus primeros pasos en la Cancillería a normalizar las rotas relaciones con la Venezuela de Hugo Chávez, a mejorar los vínculos con el ecuatoriano Rafael Correa, que estaban deteriorados, y a reincorporar al país en la dinámica prevaleciente en el momento, caracterizada por una mayoría de gobiernos de izquierda. En reciente entrevista con SEMANA, Santos dijo que estos movimientos habían sido fundamentales para asegurar la viabilidad del proceso de paz. En los últimos días de los diálogos, seis años después, la canciller no solo jugó un papel determinante en negociar algunos puntos de la agenda con las Farc, sino que contribuyó a diseñar un complejo esquema de cooperación de entidades internacionales y de otros países. La paz con las Farc tiene un alto componente mundial. En primer lugar, por el papel de la ONU. Aunque tiene varias dimensiones, se pueden señalar dos como las más llamativas. La primera es la Misión Política Especial, incluida en una resolución del máximo organismo del sistema, el Consejo de Seguridad. Este será la cabeza de un organismo tripartito, con el gobierno y con las Farc, que vigilará el cumplimiento de lo pactado, recibirá quejas y tratará incidentes y situaciones de crisis durante el proceso de concentración de las Farc en ciertas zonas,el depósito de sus armas y su entrega definitiva a la ONU en un plazo de seis meses. Por otra parte, la Asamblea General ayudará en el cumplimiento del último punto del acuerdo, relacionado con la implementación. Vale decir, con el proceso por el cual los miembros de las Farc se incorporarán a la vida legal, su acceso a programas productivos y su participación en la política. Naciones Unidas es el principal actor externo del proceso de paz, pero no el único. Con base en una interpretación creativa de los Convenios de Ginebra, lo pactado entre el gobierno y las Farc quedará depositado ante el Consejo Federal suizo para que adquiera la categoría de ‘acuerdo especial’. Estos convenios fueron concebidos después de la Segunda Guerra Mundial con el objeto de reducir los efectos de las confrontaciones bélicas sobre la sociedad civil. Colombia ratificó en los años noventa
La canciller María Ángela Holguín
reconstruyó las relaciones con Venezuela y Ecuador, y formó parte del equipo negociador.
el segundo de ellos, que se refiere a los conflictos internos, después de un debate duro y prolongado. Luego fue desarrollado en posteriores acuerdos complementarios para permitir, entre otras, un papel más activo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la humanización del conflicto. Ahora, el gobierno de Juan Manuel Santos acudió a estas normas, no para aliviar las consecuencias de la guerra, sino para blindar el acuerdo para terminarla. Otros países han contribuido a hacer viable la negociación con las Farc. Cuba y
Estados Unidos, por su parte, cambió su tradicional actitud escéptica por los“diálogos con el terrorismo” y se convirtió en aliado del proceso. La Unión Europea también lo ha apoyado con entusiasmo. Los procesos de paz y la diplomacia en Colombia siempre han ido de la mano. En 1982, Belisario Betancur lanzó diálogos con la guerrilla mientras formaba parte del Grupo de Contadora –junto con Panamá, México y Venezuela– para propiciar salidas políticas a los conflictos en Centroamérica. En 1998,Andrés Pastrana intentó negociaciones con las Farc y, al mismo tiempo, puso en marcha lo que llamó una “diplomacia para la paz”, que involucró varios países aliados. Entre ellos, Estados Unidos a través del Plan Colombia. Ninguna de esas iniciativas, sin embargo, tuvo los alcances de la participación de actores internacionales en el proceso actual con las Farc. Son tan amplios que en el largo plazo –en la medida en que la implementación de los acuerdos logre, efectivamente, acabar la guerra– el país podría vivir un cambio profundo en sus relaciones con el resto del mundo. Con el fin del conflicto, la percepción del mundo sobre Colombia cambiará.En los años sesenta,Alfonso López Michelsen –canciller de Carlos Lleras y luego presidente– decía que Colombia era un “Tíbet suramericano”, por su aislamiento internacional, y que desempeñaba la función de “peón de la Guerra Fría”.Años más tarde, durante la guerra de los carteles de la droga y la intensificación de la violencia con las Farc, la comunidad internacional veía a Colombia como un país problema capaz de contaminar a sus vecinos con sus dramas internos de violencia. La canciller Holguín ha insistido en que con el acuerdo de paz las demás naciones verán a Colombia como un “país normal”, lejos de las listas de Estados fallidos o de amenazas terroristas. En un momento crítico en el escenario global y altamente
LA IMAGEN DE COLOMBIA CAMBIARÁ CON EL FIN DEL CONFLICTO. VOLVERÁ A LA NORMALIDAD Noruega en calidad de garantes –y el primero de ellos, como sede de las conversaciones– y Venezuela y Chile como acompañantes. En momentos cruciales de las negociaciones,sus delegaciones ayudaron a resolver la crisis. En el caso de Venezuela, se ha revelado que la cooperación de Chávez fue indispensable para el inicio de los contactos y para evitar que se rompieran con la muerte de Alfonso Cano en noviembre de 2012.
inestable en el regional, esa normalización abre oportunidades que podrían permitirle al país redactar un nuevo capítulo en sus relaciones internacionales. Una posición externa más sólida se puede traducir en mayor diversidad de aliados, en una agenda más amplia y en una comunicación más fluida. Es un hecho que un país sin guerra con las Farc jamás podría considerarse un “peón de la Guerra Fría”. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ INTERNACIONAL
La ayuda del Tío Sam
POR JUAN CARLOS IRAGORRI
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A TERMINACIÓN DEL CONflicto entre el Estado colombiano y las Farc constituye para Estados Unidos un logro pocas veces alcanzado en su política hacia el continente americano. Desde cuando Washington y Bogotá pusieron en marcha el Plan Colombia, y hasta la semana pasada, cuando el presidente Barack Obama celebró en su último discurso ante las Naciones Unidas el fin de las hostilidades en territorio colombiano, la Casa Blanca y el Capitolio norteamericano se la han jugado por su principal socio en Suramérica. Todo comenzó a mediados de 1998, cuando el entonces candidato presidencial Andrés Pastrana, en un país considerado como “Estado fallido” por revistas como Foreign Policy, habló de la necesidad de “un
los nexos con Washington, por entonces maltrechos luego de la crisis con el gobierno de Ernesto Samper. Pastrana, una vez elegido, al día siguiente se reunió en la Casa Blanca con Bill Clinton. El norteamericano metió mano en el diseño del plan y convenció pronto a Dennis Hastert, presidente a su vez del Congreso y líder de la bancada republicana, que controlaba las mayorías parlamentarias desde la oposición. Dos años después, con la presión permanente en Washington del embajador colombiano Luis Alberto Moreno, el Senado y la Cámara le daban luz verde al envío a Colombia de más de 1.000 millones de dólares durante el primer año, una cantidad que ahora forma parte de los casi 10.000 millones que Estados Unidos le ha entregado al país desde entonces. Solo Israel y Egipto recibían más de Estados Unidos. Hubo críticas, claro: varias ONG, como Amnistía Internacional, se declararon temerosas de que el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas degenerara en violaciones a los derechos humanos. Pero los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Manhattan aumentaron el apoyo
DE CARA AL POSCONFLICTO CON LAS FARC, ES DE PRESUMIR QUE LA AYUDA ECONÓMICA SEGUIRÁ LLEGANDO DEL NORTE, SIEMPRE QUE GANE LAS ELECCIONES HILLARY CLINTON Plan Marshall para Colombia”. Se refería a la iniciativa del gobierno de Harry S. Truman y su secretario de Estado, George Marshall, por la cual Estados Unidos destinó en los años cuarenta algo así como 120.000 millones de dólares en plata de hoy para reconstruir a Europa tras la Segunda Guerra Mundial. La idea de Pastrana era luchar contra el narcotráfico y fortalecer las instituciones, para lo cual era imprescindible rescatar
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a la lucha mundial contra el terrorismo, y la ayuda continuó. Finalizada en 2002 la presidencia de Pastrana y fracasado el proceso de paz con el desastre del Caguán, el gobierno saliente dejó un Ejército de casi 60.000 soldados profesionales, cuatro veces más que al comienzo de la administración. Fue eso lo que les permitió a Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos combatir de forma más eficiente en las selvas y las montañas. “Aquí hay una cosa clara: el Plan Colombia
fotos: ap
¿Qué significa para Estados Unidos la firma del acuerdo con las Farc? ¿Qué tanto ha tenido que ver ese país en este acontecimiento?
fue el punto de quiebre en el conflicto colombiano. Sin ese plan no se habría podido atacar eficazmente a las Farc y no se habrían sentado a la mesa a dialogar”, le dijo Pastrana a SEMANA. Con la entrada en 2002 de Álvaro Uribe a la Presidencia, y con George W. Bush en la Casa Blanca –admiraba tanto al colombiano que lo condecoró con la Medalla de la Libertad–, Estados Unidos le dio continuidad al plan. Para ese momento, gran parte del dinero se destinaba a apoyo militar y a activar las llamadas bombas inteligentes, como la que acabó en 2008 con la vida de Raúl Reyes. Con Uribe, la guerrilla sentía por primera vez en años que le pisaban los talones. Era otro capítulo. Como le dijo a SEMANA Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un destacado think tank en Washington, “para Estados Unidos era un caso de éxito por la cooperación con un aliado que reconstruía sus instituciones y sus fuerzas de seguridad”. La posesión de Juan Manuel Santos en 2010, dos años después de la de Obama en la oficina Oval, fue otra bocanada de aire fresco para la relación entre los dos países. En septiembre de 2010 caía el Mono Jojoy, jefe militar de las Farc. Por otro lado, en octubre de 2011, cuando era embajador
Los presidentes
Santos y Obama se reunieron la semana pasada en Nueva York. El norteamericano cobró la paz de Colombia como un éxito de su gobierno.
Andrés Pastrana convenció a Bill Clinton de apoyar al país
con el Plan Colombia, que dio el primer paso para inclinar la balanza de la guerra con las Farc.
Gabriel Silva, el Congreso estadounidense aprobaba el Tratado de Libre Comercio (TLC), firmado por el gobierno de Uribe cinco años antes en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Y menos de un mes más tarde, en otra operación del Ejército, moría el jefe máximo de las Farc, Alfonso Cano. Para nadie es un secreto que esas ofensivas militares contaban con el respaldo gringo. “En ese sentido, el Plan Colombia transformó al país”, le dijo a SEMANA el embajador en Washington y exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón. “En lo que tiene que ver con el Ejército, el dinero y la tecnología se centraron en cuatro aspectos: los servicios de inteligencia, las operaciones especiales, la mejora en los estándares de derechos humanos y la mejora de la justicia”. Así comoWashington respaldó la guerra, ha apoyado las negociaciones de paz con las Farc. Desde el primer instante, Obama se ha alineado con los esfuerzos de paz de Santos. El secretario de Estado, John Kerry, llegó incluso a reunirse en marzo pasado con los líderes de esa guerrilla en La Habana. Y, desde febrero de 2015, la Casa Blanca nombró como enviado especial al proceso de paz a Bernard Aronson. Pero Washington es cauteloso. El Departamento
de Estado aún mantiene a las Farc dentro de la lista de organizaciones terroristas internacionales. Las incluyó el 8 de octubre de 1997 y las acompañan agrupaciones como el ELN,Al Qaeda, Hezbolá, Hamás, Boko Haram y Estado Islámico. De cara al posconflicto con las Farc, es de presumir que la ayuda económica seguirá llegando del norte. En febrero pasado Obama y Santos anunciaron en la Casa Blanca la continuación del Plan Colombia. Su nombre: Paz Colombia. Hace pocos días, en el Senado y la Cámara en Washington se aprobaron en subcomités cantidades que oscilan entre los 450 millones y los 550 millones de dólares al año. Se pretende que el apoyo dure entre cinco y diez años. El embajador Pinzón se lo explicó a SEMANA: “El Plan Colombia fue clave para construir el camino a la paz. Y Paz Colombia hará que sea sostenible. La llevará a áreas marginales y ampliará la justicia”. La alianza entre Estados Unidos y Colombia recibe elogios incluso de la gran prensa. El diario The Washington Post la describió así en un artículo de primera plana la semana pasada: “Tras 16 años y 10.000 millones de dólares, el una vez controvertido paquete de ayuda es celebrado por republicanos y demó-
cratas como uno de los mayores logros de la política exterior de Estados Unidos en el siglo XXI. Colombia se ha convertido en el principal aliado de Washington en Suramérica y en uno de los mayores socios en el libre comercio”. El propio Clinton reconoce el éxito de la alianza bipartidista en Estados Unidos. “A mí me complace que tanto los presidentes Bush como Obama hubieran respaldado el Plan Colombia”, dijo en Nueva York hace pocos días. Y su exsecretaria de Estado Madeleine Albright se ha referido a este programa como “el mayor éxito bipartidista en la política exterior de Estados Unidos”. Fallas ha habido. Desastres lamentables, también. El Ejército ha violado en ocasiones imperdonables los derechos humanos. Los cultivos de coca son ahora tan extensos que Colombia ha vuelto al primer lugar en esa categoría. El TLC no ha sido la panacea que le vendieron a la gente, ni mucho menos. Pero, haciendo sumas y restas, el espaldarazo de Estados Unidos a Colombia ha sido decisivo para que el país diera un giro y pudiera navegar con algo de viento a favor. ¿Y si gana Hillary Clinton el 8 de noviembre las elecciones presidenciales? Quizá todo siga igual. ¿Y si gana Donald Trump? Esa es otra historia. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ INTERNACIONAL
La paz por otras tierras
Las historias de paz y reconciliación en el mundo han dejado grandes lecciones para la humanidad. Qué puede aprender Colombia de los procesos más emblemáticos. Irlanda del Norte
VIENTOS DE RECONCILIACIÓN
foto: reuters
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foto: ap
p El primer ministro de Reino Unido, Tony Blair, y Bertie Ahern, su equivalente en Irlanda, firmaron el acuerdo de paz que acabó con la violencia que dividió los barrios de Belfast.
asi tres décadas después del fin del conflicto, Belfast sigue siendo una ciudad dividida. Cerca de 100 muros se alzan todavía entre los barrios protestantes y los católicos, recordando los 30 años de guerra civil entre los republicanos, que apoyaban la reunificación de Irlanda bajo la república, y los unionistas, que querían permanecer en el Reino Unido; así de radical fue la división de la sociedad irlandesa. Por mucho tiempo, hasta la culminación del proceso de paz, los vecinos eran enemigos a muerte. El Acuerdo del Viernes Santo de 1998 entre Irlanda, los partidos políticos norirlandeses y Reino Unido permitió restaurar la convivencia entre ambas facciones. El empoderamiento de las instituciones norirlandesas y la repartición política entre republicanos y unionistas fueron elementos fundamentales para que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) dejara las armas. Y aunque el acuerdo de paz no solucionó las diferencias ideológicas entre una mayoría unionista y casi un tercio de la población que apoya la república, la violencia política ha caído notablemente desde los noventa. De ese modo ha demostrado que, aunque convivan opiniones diferentes, se puede vivir en armonía.
Sudáfrica
“REVELAR ES CURAR” a Comisión de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica es quizás el caso más mencionado de reconstrucción de verdad en un proceso de paz. Después de acabar con las políticas del apartheid, los acuerdos entre el Congreso Nacional Africano (ANC por su sigla en inglés) de Mandela y el régimen de minorías blancas llegaron a un concepto entonces revolucionario: amnistiar a quienes hubieran cometido crímenes políticos a cambio de que confesaran toda la verdad y, en algunas ocasiones, les pidieran perdón público a sus víctimas. Aunque esta propuesta superaba la oferta del Partido Nacional (el de la supremacía blanca) y era inferior a los deseos de justicia de las víctimas del apartheid, fue clave en la reconciliación de la dividida sociedad sudafricana. A la comisión se le criticó que carecía de dientes para comprobar los testimonios, y muchos perpetradores se negaron a confesar. Pero el ejemplo de este país fue histórico y marcó una pauta, particularmente por su eslogan: “Revelar es curar”, que resumía su idea de reconciliación.
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fotos: afp
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p La Comisión de Verdad y Reconciliación que impulsó Nelson Mandela en Sudáfrica fue la inspiración de más de 40 comisiones de la verdad que le siguieron en otros países.
Liberia
MUJERES AL PODER eymah Gbowee decidió acabar por sí misma con la guerra civil en su país. La que sería nobel de paz en 2011 organizó una asociación de cientos de mujeres liberianas para exigir por medio de una huelga sexual la terminación del conflicto entre los grupos rebeldes y el sanguinario presidente, Charles Taylor. La huelga tuvo tanta resonancia que este accedió a dialogar con los grupos armados. De este modo, la participación femenina fue fundamental para acercar a las partes y ejercer presión sobre el acuerdo y cumplimiento de una tregua. Al punto de que cuando las conversaciones se enredaron, Gbowee y unas 200 mujeres más cercaron las salidas del salón en el que se encontraban los negociadores, amenazando con rasgarse las vestiduras —un acto que, según su tradición, desencadena una terrible maldición en quien lo vea— si los negociadores no llegaban a un acuerdo. Se trató de un triunfo para las mujeres, que en 2006 confirmaría Ellen Johnson Sirleaf cuando fue elegida primera presidenta de Liberia y también de toda África.
fotos: afp y ap
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p En Liberia las organizaciones de mujeres lideradas por Leymah Gbowee salieron a protestar a las calles de Monrovia y fueron fundamentales para lograr la paz entre el gobierno y los grupos rebeldes.
Ruanda
JUSTICIA DESDE ABAJO
fotos: ap
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p Las cortes gacaca, dirigidas por la comunidad, enfrentaron cara a cara a víctimas y victimarios y lograron procesar a miles de desmovilizados de una manera ágil, participativa y útil para lograr la reconciliación entre ambas partes.
n los años posteriores al genocidio de Ruanda de 1994, 130.000 personas habían sido acusadas de crímenes de guerra. De haber ejercido ese sistema de justicia regular, el país centroafricano se habría tardado más de 100 años para procesarlos. Sin embargo, su enfoque fue mucho más creativo. En 2005, el gobierno ruandés implementó un sistema de justicia transicional inspirado en sus tradicionales cortes gacaca, que se traduce como justicia entre el pasto, que consiste en juzgar a los acusados en las comunidades donde cometieron su crimen. Quienes confesaran pagarían una pena reducida, la mitad de la cual sería servicio comunitario, mientras que quienes mintieran tendrían que pagar de 25 a 30 años en cárcel. De esta manera, más de 12.000 cortes locales juzgaron cerca de un millón de casos, lo que descongestionó el sistema judicial. Además, las cortes tradicionales promovieron la reconciliación cara a cara mediante la muestra de arrepentimiento de los victimarios y el perdón de la comunidad. En este proceso, más que el perdón, primó la convivencia con el enemigo, y el olvido.
Camboya
LA IMPORTANCIA DE RECORDAR
uol Sleng, una antigua escuela convertida en prisión en los años setenta y luego en museo, sirve para recordar el brutal exterminio que sufrió Camboya, de proporciones similares a las del Holocausto en Alemania. Sucedió cuando el partido PRK, conocido como los Jemeres Rojos, bajo el liderazgo de Pol Pot, decidió regresar a los camboyanos a las épocas agrarias y acabó sistemáticamente con la vida de todos los que parecieran ‘burgueses’. Entre 1975 y 1979 murieron 2 millones de personas, un cuarto de la población del país, hasta que tropas vietnamitas los sacaron del poder. Siguieron luchando desde las montañas, hasta que en 1991 se celebró un acuerdo de paz que potenció la importancia de preservar la memoria del genocidio, apoyada por varias ONG. Hoy cerca de 100 monumentos recuerdan la tragedia.
foto: ap
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p Miles de huesos desnudos de las víctimas del genocidio camboyano están expuestos en el museo Toul Sleng para recordar el brutal exterminio.
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PAZ INFOGRAFÍA
LOS PAPELES DE LA HISTORIA
1 ACUERDOS DE PAZ DE CHAPULTEPEC
Firmados por el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Patrocinados por un robusto acompañamiento internacional, pusieron fin a 12 años de guerra civil. 16 DE ENERO DE 1992, Ciudad de México, México. 122 páginas
2 ACUERDO DE PAZ FIRME Y DURADERA
foto: ap
Firmado por el gobierno de Guatemala, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y las Naciones Unidas. Buscó poner fin a casi 40 años de guerra, pero fracasó tres años después en la refrendación en las urnas.
6 ACUERDO DE VIERNES SANTO
10 DE ABRIL DE 1998, Belfast, Irlanda del Norte. 32 páginas
ESPERANDO A LA PAZ
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ACUERDO NACIONAL DE PAZ
ACUERDO DE PARÍS
Firmado por Nelson Mandela, Frederik de Klerk y 40 organizaciones sociales y políticas. Sentó las bases del diálogo nacional que llevó a Mandela a la Presidencia en 1994 y a un modelo de justicia transicional único en la historia.
Firmado por el Estado de Camboya, la guerrilla NADK, el partido realista Funcinpec y el Frente Nacional de Liberación del Pueblo Khmer. 19 gobiernos acompañaron la firma. El acuerdo que puso fin a 14 años de guerra entre Camboya y Vietnam.
14 DE SEPTIEMBRE DE 1991, Johannesburgo, Sudáfrica 31 páginas
29 DE DICIEMBRE DE 1996, Ciudad de Guatemala, Guatemala. 6 páginas
Firmado por los gobiernos británico e irlandés y por movimientos políticos norirlandeses. Los habitantes de las naciones involucradas recibieron una copia en sus casas. El mundo lo aplaude hasta hoy por su efectividad.
fotos: ap
Todas las guerras terminan con la firma de un documento. SEMANA presenta los acuerdos más representativos
7 ACUERDO COMPRENSIVO DE PAZ
23 DE OCTUBRE DE 1991, París, Francia 56 páginas
8 ACUERDO DE DAYTON
Firmado por el gobierno de Nepal y el Partido Comunista Unificado de Nepal. Terminó con una guerra civil de diez años entre una guerrilla maoísta y la monarquía. El caso es uno de los más usados hoy para analizar el acuerdo colombiano.
Firmado por el serbio Slobodan Milošević, el gobierno de Croacia y la República de Bosnia y Herzegovina. Preparado en una base de la fuerza aérea estadounidense cerca de Dayton, Ohio, el acuerdo firmado en París dio por terminada la Guerra de Bosnia.
21 DE NOVIEMBRE DE 2006, Katmandú, Nepal. 13 páginas
14 DE DICIEMBRE DE 1995, París, Francia. 24 páginas (sin anexos)
Al comparar los tiempos de otras negociaciones, queda claro que a Colombia le tomó más bien poco llegar a un acuerdo. SUDÁFRICA - 5 años
SUDÁN DEL SUR - 3 años
EL SALVADOR - 3 años
NEPAL - 1 año GUATEMALA - 2 años IRLANDA DEL NORTE - 8 años ANGOLA
- 12 años
Años 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
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LA EDAD DE LAS GUERRILLAS Las Farc, con 52 años, dejan de ser la guerrilla más antigua del mundo.
AÑOS
Las concesiones incómodas tras un acuerdo de paz no son exclusivas de la sociedad colombiana.
Ejército de Liberación Nacional. Colombia (aún vigente)
52 AÑOS
28 AÑOS
52 AÑOS
35
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
Foto: ap
En Irlanda del Norte, los acuerdos debieron superar el rechazo de los unionistas, que exigían la libertad de los paramilitares, y del IRA, que no aceptaba que Irlanda del Norte siguiera formando parte del Reino Unido. La amnistía a todas las guerrillas en El Salvador dejó un sinsabor. Años después, la falta de control en desmovilización y desarme condujo a bandas criminales conocidas como maras. Solo seis años después de los acuerdos logró independizarse Sudán del Sur del resto del país. Durante ese tiempo tuvieron que compartir, a regañadientes, instituciones y fuentes de ingresos. Ningún responsable de crímenes de lesa humanidad, la mayoría del régimen del apartheid de Sudáfrica, tuvo que pagar un día de cárcel. En partido político se convirtió el grupo guerrillero Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. Sus líderes fueron candidatos presidenciales. La guerrilla llegó al poder tras elecciones populares en 2008, dos años después del acuerdo que estableció la democracia en Nepal.
Nicaragua (hoy un partido político) Foto: lope medina oct./91
DE OTRAS ORILLAS
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AÑOS
Ejército Republicano Irlandés Provisional (IRA) Irlanda del Norte
Fracción del Ejército Rojo (RAF) Alemania
aFp photo / esly salinas
‘SAPOS’
Frente Sandinista de Liberación Nacional
20 AÑOS
M-19
Colombia
19
15
Sendero Luminoso Perú
AÑOS
AÑOS
AÑOS
Movimiento 26 de julio
COLOMBIA 4 años
Cuba
6
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Movimiento de Liberación NacionalTupamaros Uruguay
AÑOS
Ejército Zapatista de Liberación Nacional México (hoy un movimiento político)
10 AÑOS
Foto/rene de jesus/rja /pol /
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Vietnam
Foto: ap
Foto: ap
Foto: daniel reina romero / semana
Viet Cong
PAZ ENTREVISTA
¿Nada más que la verdad?
SEMANA habló con el politólogo Pedro Valenzuela, doctor en conflictos y paz, sobre la Comisión de la Verdad para el fin de la guerra con las Farc y sus matices en el mundo.
foto: archivo particular
S
EMANA: ¿Para qué sirve la Comisión de la Verdad? PEDRO VALENZUELA: La tarea del posconflicto es la reconciliación, y el rol de la verdad es absolutamente central. La comisión es el mecanismo más favorecido pero no el único. Otro sería la verdad judicial, mucho más limitada por el estándar de prueba. El propósito es generar una verdad consensuada que puede tomar muchas generaciones. Lo importante es, sencillamente, impedir que se niegue lo que ocurrió. SEMANA: Se ha hablado hasta de medio centenar en el mundo... P.V.: Ha habido decenas. Con las transiciones de las dictaduras militares en el Cono Sur se convirtieron en la contribución latinoamericana para los procesos de paz. SEMANA: ¿Cuáles serían las particularidades de la colombiana? P.V.: Tiene un mandato amplio, como en Sudáfrica y Guatemala, donde se puede investigar todo lo ocurrido durante el conflicto y de todos los actores. Hay comisiones cuyo mandato ha sido muy estrecho, por ejemplo la chilena; el Informe
PEDRO VALENZUELA
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Rettig solamente podía investigar los casos de desapariciones y muerte, y dejaba de lado el crimen más extendido durante la dictadura, que fue la tortura. Aquí está la posibilidad de tener sedes regionales, lo cual es importante porque si se exige que las víctimas, principalmente rurales, vayan a Bogotá a testificar nos quedamos sin buena parte de lo que tienen que contar. SEMANA: ¿Cómo debe ser la coyuntura para su desarrollo? P.V.: Es fundamental el contexto del posconflicto. Por ejemplo en Haití había mucho temor de las víctimas a testificar, porque no era segura la transición del régimen de Duvalier a la democracia. Eso se puede contrarrestar con una serie de garantías para las víctimas como el anonimato. En Colombia el problema es que la guerra con las Farc se acabó, pero hay otros agentes de violencia. SEMANA: Generalmente son coordinadas por humanistas, literatos, arzobispos... P.V.: (Risas) Es interesante la composición. En El Salvador estuvo Belisario Betancur y por la transición fue importante la presencia internacional. En Colombia debe estar compuesta por alguien que tenga una reputación bien labrada en términos de integridad. Que no se vaya a ‘arrugar’ frente a lo que tienen que decir, y que no tenga sesgo. SEMANA: La gente teme que se despierte la sed de justicia por mano propia o se naturalice la violencia... P.V.: No hay que esperar demasiado de una comisión de la verdad, ni que construya un país que nunca ha existido. En Sudáfrica, además de tener tres cámaras como la de la amnistía, como tenía un enfoque en el perdón cristiano, muchas víctimas fueron incapaces de perdonar y se sintieron revictimizadas. En Mozambique fue difícil descubrir la verdad porque por razones culturales no se habla de los muertos. Ese no va a ser el problema en Colombia, no se va a descubrir mayor cosa que no se sepa ya. No será de conocimiento
sino de reconocimiento, entonces no creo que genere ciclos de venganza. SEMANA: ¿La polarización del país va a ser un obstáculo para la confianza en la comisión? P.V.: Es probable. Todo lo que ocurra va a ser usado con propósitos políticos. En esa tónica se ha venido dando el debate frente a la paz: tremendamente polarizante, a veces irrespetuosa, con base en mala información o desinformación abierta. No dudo que seguirán explotando las dificultades del posconflicto. La comisión sería apenas un elemento disociador. Por eso es clave la escogencia de los comisionados y la presencia internacional. Hemos llegado a un punto donde se descalifica hasta al papa. Suponen que todo el mundo ha sido timado, que tenemos unas Farc increíblemente inteligentes, capaces de engañar a la comunidad internacional, a la Unión Europea, el Vaticano, la ONU. SEMANA: ¿Se espera que subsane las lagunas de Justicia y Paz o creará una cacería de brujas? P.V.: Yo no creo en la cacería de brujas. La clave está en corroborar los testimonios. Porque podrá haber acusaciones frente a la comisión, pero esta no tiene la capacidad de juzgar. En Chile, todo fue pasado al presidente y de ahí era decisión de la justicia perseguir, judicializar o no. La comisión es el espacio para que se teja no solo la verdad fáctica de los hechos, sino también la verdad narrativa de las víctimas. SEMANA: ¿Podemos ser optimistas? P.V.: Optimistas, pero no ingenuos. Va a tener una capacidad de investigación grande, va a facilitar las condiciones para que las víctimas rindan testimonio. Hay que ver también cómo va a ser la participación de los perpetradores. En Sudáfrica iba un perpetrador, incluso a veces frente a la víctima, contaba lo que había hecho, pedía perdón y se le concedía la amnistía. Pero muchos se niegan a dar testimonio y exigen que les demuestren la culpabilidad, en el terreno judicial. Por eso: no descarguemos toda la responsabilidad de lograr la reconciliación en la Comisión de la Verdad.
Un espacio académico que convoca 50 experiencias y expertos nacionales e internacionales en el tema de la música y la construcción de paz y comunidad. De Ruanda a Irlana del Norte, pasando por el Reino Unido y diversos países de América Latina, los invitados abordaran la relación entre la música y el cambio individual y social en diversos contextos urbanos y rurales.
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conferencias magistrales
panelistas
historias de vida
talleres
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mesas académicas
FOTO: INGOMA NSHYA
BIBLIOTECA LUIS ÁNGEL ARANGO
INSCRIPCIONES ABIERTAS: www.fundacionbatuta.org
#MusicaParaLaPaz
Organizan:
Con el apoyo de:
foto: ap
PAZ
OPINIÓN
El bueno de la película
Colombia pasó de ser un país paria en América Latina a convertirse en un ejemplo que muchos en la región admiran. Esta es la visión de un veterano periodista norteamericano que ha cubierto decenas de conflictos.
POR JON LEE ANDERSON
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ARA SUS VECINOS, LA NOción de una Colombia en paz es un fenómeno genialmente inaudito, casi inconcebible. Desde hace décadas Colombia ha sido el malo de la película para el resto de América Latina, un país sinónimo de una violencia y una criminalidad desatada. Esta imagen, inmerecida en parte por dolor de esa mayoría
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de colombianos que no son ni violentos ni criminales, se ha ido menguando en los últimos años, gracias, en gran medida, al esfuerzo tardío del gobierno, y de sus contrincantes guerrilleros, de dialogar en lugar de guerrear. Aun después de firmar la paz con las Farc, claro está, Colombia seguirá teniendo problemas, y muchos: el hampa tan enquistada en el país todavía campea a sus anchas en grandes extensiones del territorio y en sus espacios urbanos; hay mucho todavía que hacer, están los cultivos de coca y laboratorios de pasta, y están los elenos, los clanes llamados de una y otra forma, y los narcoparamilitares y los traficantes de inmigrantes, y las horripilantes casas de pique y los desalojados del Bronx que
hoy andan sueltos. Todos los horrores residuales, pues, de un Estado que nunca ha logrado extender el amparo de la ley y la justicia a todos los ciudadanos. Demasiados colombianos todavía están abandonados a su suerte sin que a sus conciudadanos metropolitanos les importe un bledo. Eso es lo que hay que eliminar, y no para lograr una utopía terrenal, sino simplemente una nación en la que reine el Estado de derecho. Para lograrlo, la firma de la paz es esencial. Que esta a su vez sea avalada por una mayoría de colombianos el 2 de octubre sería como la piedra fundacional de una nueva Colombia. Que esto se logre en Colombia será tan decisivo como el voto del brexit en el
Reino Unido, y como lo será en Estados Unidos el resultado de la votación para elegir un nuevo presidente –Donald Trump o Hillary Clinton– el 8 de noviembre. O Colombia irá hacia una paz nueva, atenuada quizás, y frágil, o volverá a la guerra fratricida que ha vivido siempre como un simulacro de normalidad. Para el resto de los países latinoamericanos, esta coyuntura es también importante, porque durante décadas los efectos de la violencia y desarraigo colombiano también se han sentido ahí. Si bien los mexicanos tienen un refrán según el cual ‘todo lo malo viene del norte’, los países vecinos –Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil y Panamá – siempre han dicho que lo malo viene de Colombia. No siempre era cierto, claro, pero muchas veces sí lo ha sido, y de todos modos, por todo lo anterior, Colombia resulta un chivo expiatorio bastante creíble. Todavía hoy, si uno contempla el tenebroso far west del Chocó y su colindante Darién panameño; la narcoguerrilla en el estado venezolano de Apure; el origen de la mercancía estupefaciente de la gran mafia brasileña; el Comando Vermelho o el orden de cosas en México en su llamada ‘guerra’ del narco, pues, ahí está el efecto colombiano. Ahora Colombia tiene la posibilidad de revertir eso. En lugar de ser el país que
propaga malandrería, será ahora el que ha hecho la paz después de medio siglo de guerra con la guerrilla más veterana del continente. Lograrlo ha costado espíritu de sacrificio y nobleza por parte de unos adversarios acérrimos,además de demostrar un afán de comprensión mutua. El presidente Juan Manuel Santos es políticamente conservador y proviene de la oligarquía colombiana, y sin embargo entendió que para poder hablar con las Farc tenía que hacer amistades con los mandatorios de la vecina Venezuela chavista y madurista y también de la Cuba comunista y, muy pragmáticamente, lo hizo.
tendrá un rol clave en la búsqueda de soluciones diplomáticas a las disputas políticas (en Venezuela juega un papel esencial ahora, por ejemplo) así como un interlocutor de confianza entre el gobierno de los Estados Unidos y los gobiernos de izquierda de la región. De hecho, cuando el presidente Barack Obama buscó un intermediario para iniciar su diálogo con Raúl Castro, lo hizo a través del presidente Santos. Convencido de la causa de Santos en buscar la paz en Colombia, Estados Unidos también optó por un pragmatismo inusitado, al avalar los diálogos con las Farc y al poner sus
COLOMBIA AHORA TENDRÁ UN ROL CLAVE EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES DIPLOMÁTICAS. CUANDO OBAMA BUSCÓ UN INTERMEDIARIO PARA DIALOGAR CON RAÚL CASTRO, BUSCÓ A SANTOS Esos lazos que forjó fueron claves para entablar el diálogo con el cual se ha logrado la paz. Eso ha llevado a Colombia a apartarse de su estatus perenne de país paria por excelencia de América Latina, a convertirse en un país de referencia. Colombia ahora y en el futuro próximo
propias posturas políticas a un lado en aras de una nueva distensión. Así como la violencia encuentra formas de clonarse, también la paz. Si lo quiere así y se empeña en ello, la paz podría llegar a ser el producto más valioso de exportación desde Colombia. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
ENTREVISTA
“Colombia necesita abrazar su humanidad”
La filósofa estadounidense Martha Nussbaum, una de las mentes más influyentes de las últimas décadas, habló con SEMANA sobre la importancia del pensamiento para construir una nación y sobre su admiración por Colombia. SEMANA: Muchos describen lo que vive Colombia hoy como un “momento histórico”. ¿Usted, que conoce muy bien la historia, qué piensa en general de los momentos históricos? MARTHA NUSSBAUM: Son valiosos cuando llevan a las personas a una pausa en sus afanes cotidianos, a pensar y a deliberar. Los momentos históricos consisten en construir un futuro y en formar el tipo de consensos y de pensamiento necesarios para consolidar a una nación. Pero son perjudiciales si hacen a las personas pensar:‘Listo, esto se acabó’. Esto último puede inhibir el pensamiento real y provocar una complacencia narcisista en cualquier sociedad. SEMANA: Si mira hacia atrás, ¿siente que los miembros de una sociedad, durante sus vidas, logran entender el valor de la historia? M.N.: Con frecuencia no lo hacen. ¿Cómo hacerlo si, ante el peso de la historia, mucha gente suele tener la actitud de pensar que los eventos históricos acaban con los problemas?
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Solo cuando las personas entienden que ellas mismas deben construir un futuro se ponen a trabajar. SEMANA: Explique mejor esto último. M.N.: Un musical de Broadway titulado Hamilton lo muestra con claridad. Cuando Alexander Hamilton y otros patriotas se alistan a celebrar la victoria sobre los británicos, George Washington sabiamente los reprende:“Ganar es fácil; gobernar, difícil”. Si alguien piensa que el significado de un momento es el triunfo inmediato, pierde la oportunidad que ofrece el momento. SEMANA: Cuando el gobierno y las Farc firmaron el acuerdo en La Habana, usted les escribió una carta a los colombianos en la que predijo “muchas incertidumbres”. ¿Qué significa la incertidumbre en los ojos de una filósofa? M.N.: Una oportunidad. Reconocer que uno tiene dudas es estar preparado a rechazar la complacencia. La incertidumbre es el comienzo del verdadero pensamiento.
SEMANA: ¿Ha existido alguna vez una sociedad incapaz de aceptar una transformación histórica? M.N.: No.Pero hay sociedades transformadas en las que las cosas parecen tomar reversa. India,mi querido segundo país,es hoy gobernada por el mismo movimiento que asesinó a Gandhi. El asesino de Gandhi, Nathuram Godse, ofreció durante su sentencia un discurso de 150 páginas para justificarse y dijo que odiaba a Gandhi por haber incluido a los musulmanes en la nación y por haber rechazado la violencia. Estaba convencido de que estas cosas minaban el vigor de la masculinidad india, e incluso insistió en que lo condenaran a muerte. Dijo que quería demostrar que,“a través mío, la no violencia de Gandhi será colgada en la horca”. SEMANA: En un país que ha estado durante décadas en una guerra, el perdón pueden ser un concepto abstracto. ¿Cómo recomienda entenderlo para construir liderazgo? M.N.: Los políticos y los líderes de opinión
Unidos puede ser contada de muchas maneras. Una es la de unos inmigrantes“harapientos y hambrientos” que se alzaron contra el poder colonial.Y esa historia es verdadera. Pero, al ver la realidad,justo ahí aparece otra historia: la de quienes fueron dejados por fuera de la historia fundacional: los afroamericanos, los latinos y los asiáticos. Estados Unidos ha avanzado en muchas luchas contra la exclusión y el estigma, pero la segregación racial permanece vigente, a pesar de los esfuerzos para contrarrestarla. Aquí hay una lección
a llamarlo un filósofo popular, y de Mandela sabemos que leía a Marco Aurelio cuando estaba en prisión en Robben Island. Pero no siempre es necesario que un individuo sobresalga para que la filosofía entre a la vida pública. Las ideas de la filosofía han influenciado a las agencias internacionales y a los gobiernos a la hora de medir el bienestar. Y sin embargo, pienso que si los filósofos quieren tener alguna influencia deben hablar de una manera que cualquier persona pueda entender. Sócrates y Platón lo supieron. Los
foto: robin holland
“CUANDO ALGUIEN SE OBSESIONA CON EL PASADO, DEJA DE PENSAR, ES INCAPAZ DE CONFRONTAR LOS PROBLEMAS DE MANERA PROFUNDA Y NO AVANZA”
son seres humanos, y yo creo que toda persona que creció en una familia ha tenido la experiencia del perdón y la reconciliación, incluso si es una familia difícil. También la religión aporta a enseñar el perdón.El líder de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos Martin Luther King Jr. fue capaz de conformar su movimiento no violento porque la gente que lo rodeó ya había asumido esa actitud desde las iglesias. En Carolina del Sur, cuando un supremacista blanco mató a varias personas en una iglesia de negros, los miembros de esa iglesia mostraron de inmediato una asombrosa disposición a perdonar. No porque lo hubieran improvisado, sino porque por mucho tiempo habían meditado sobre estas preguntas. La política, la buena política, no surge de la nada. SEMANA: Pero su propio país, Estados Unidos, no ha logrado superar completamente los problemas que heredó de ese conflicto. M.N.: La historia de la fundación de Estados
para cualquier sociedad que quiere salir de un conflicto: cuando el grupo dominante piensa que el grupo excluido es casi animal, sórdido y contaminante, a largo plazo la cohesión social resulta imposible. SEMANA: ¿Cuál es el legado más pernicioso que una sociedad recibe cuando sale de la guerra? M.N.: El espíritu de venganza,que actúa como un veneno. En cualquier relación humana hay problemas, debido a acciones hirientes o malvadas. Pero ideas como ‘me han hecho mal, ahora me vengaré’ o ‘voy a hacerlo pagar’ son totalmente contraproducentes. Cuando alguien se obsesiona con el pasado, deja de pensar, es incapaz de confrontar los problemas de manera profunda y no avanza. El juego de culpar al otro es interminable y no aporta al progreso. SEMANA: ¿Cómo entiende usted el concepto de la reconciliación? M.N.: La reconciliación exige dos cosas. Primero, responsabilidad. Una sociedad debe llegar a un consenso amplio para hacer una declaración de los valores que quiere defender. Solo así es posible saber qué está mal y qué es inaceptable. El llamado a la responsabilidad es esencial para la confianza. Pero, luego, la reconciliación también exige un espíritu de amor, un ánimo de querer avanzar.No quiero decir que usted tenga que empezar a querer a la gente. Más bien, que debe abrazar su humanidad y convencerse de que todos los seres humanos son iguales. SEMANA: En términos más generales, ¿en este momento qué tiene el pensamiento filosófico para ofrecerle a Colombia? M.N.: Mucho más de lo que se cree. No olvide que los líderes políticos siempre han acudido a la filosofía. Séneca y Marco Aurelio fueron filósofos, pero incluso quienes no lo han sido han leído y pensado. La filosofía influyó en Gandhi, Nelson Mandela y Martin Luther King Jr. A este último me atrevería incluso
filósofos de hoy, en cambio, no reflexionan acerca de esto lo suficiente. SEMANA: ¿Cree que el pensamiento puede ayudar a superar el dolor? M.N.: Este es un punto en que la filosofía necesita la ayuda de la poesía, la música y el arte. Martin Luther King Jr. fue un escritor poético, pero recurrió también a la música afroamericana para darle firmeza a su movimiento. Gandhi les pedía a quienes marchaban con él cantar las canciones del poeta Rabindranath Tagore. Cada movimiento necesita poesía y un uso del arte visual, la música y la danza. Ir a ver un musical, a veces, resulta mejor que asistir a una clase de filosofía. Pero hay arte que nutre actitudes equivocadas, por lo cual los principios de la filosofía necesitan ser siempre guías. SEMANA: ¿Por qué ha pensado tanto en Colombia durante estos días? M.N.: Yo por mucho tiempo recibí invitaciones de Colombia, pero como no conocía a nadie no sabía cuáles tomar. Luego, gracias a un alumno colombiano de doctorado que me habló del país, acepté una invitación de la Universidad de Antioquia. Cuando llegué, quedé impresionada por la calidad de la facultad y por los estudiantes, así como por la labor interdisciplinaria del Parque Explora y por los proyectos de nueva vivienda que fortalecen lo que yo llamo “las capacidades humanas”. También me encantó el humor, la energía y el espíritu de la gente que conocí. Discutí con Sergio Fajardo ante 500 personas y me impresionó encontrar a un político interesado en la filosofía y capaz de mantener una discusión profunda, rica y gratificante sobre asuntos éticos. En otras palabras, llegué a Colombia esperando encontrar algo similar al pobre debate público en Estados Unidos. Pero no fue así. Mi paso por su país me dejó una profunda impresión, y les deseo, de corazón, lo mejor. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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SOCIEDAD CIVIL
Los discípulos de la paz
foto: xxxxxxxxx
Desde el periodismo, la academia, la industria, las ONG y demás sectores de la sociedad civil, cientos de líderes han dedicado parte de sus vidas a buscar la reconciliación entre los colombianos, una labor que en muchas ocasiones pasa desapercibida.
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foto: juan carlos sierra - revista semana
DE PIE (DE IZQUIERDA A DERECHA): RICARDO SANTAMARÍA - DIRECTOR DE RECONCILIACIÓN COLOMBIA, MARÍA CAMILA MORENO - DIRECTORA EN COLOMBIA DEL CENTRO INTERNACIONAL PARA LA JUSTICIA TRANSICIONAL, ÁLVARO JIMÉNEZ COORDINADOR NACIONAL DE LA CAMPAÑA COLOMBIANA CONTRA MINAS, MARINA GALLEGO - COORDINADORA NACIONAL DE LA RUTA PACÍFICA DE LAS MUJERES, JINETH BEDOYA - PERIODISTA. SENTADOS: MARÍA VICTORIA LLORENTE - DIRECTORA DE IDEAS PARA LA PAZ, PIEDAD CÓRDOBA - MIEMBRO DE COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS POR LA PAZ, ALEJO VARGAS - DIRECTOR DEL CENTRO DE PENSAMIENTO Y SEGUIMIENTO AL DIÁLOGO DE PAZ DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL, RODRIGO UPRIMNY - INVESTIGADOR DE DEJUSTICIA.
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PAZ REPORTAJE
El guerrillero del San Viator
Si para muchos sorprende que un joven estrato seis de Bogotá termine en las Farc, lo es aún más si se sabe que es el hijo del Mono Jojoy.
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U NOMBRE DE GUERRA ES Chepe, a secas. A sus 32 años de edad, porta ya una calva prematura que lleva con cierto donaire. Su historia de vida es tan compleja y simple como la guerra misma: Chepe tuvo la suerte de haber conocido a su padre antes de que lo mataran. Supo de él, por primera vez, a los 10 años, cuando la familia que lo había acogido como si fuera un hijo más decidió que era hora de que supiera la verdad. De ese modo se enteró de que no había nacido en Bogotá sino en un campamento de las Farc y que no era hijo de estos padres que adoraba sino de uno que no conocía. Su padre era Jorge Briceño, conocido como el Mono Jojoy, comandante del poderoso bloque Oriental de las Farc, y su madre, otra guerrillera a quien tendría la fortuna de conocer años más tarde cuando un día cualquiera tocó en la puerta de su casa en Bogotá y se le presentó muy acongojada. Chepe la escuchó y la detalló pero no le salieron palabras. ¿Qué le podía decir si ella no lo había criado ni lo había mimado? Con esta verdad revelada, la rutina cómoda que hasta entonces llevaba, la de los jóvenes que viven en el norte de Bogotá cuando salen todos los días a tomar el bus de su colegio privado, se perturbaría para siempre. Chepe decidió entonces ir a conocer a su padre. Recuerda haber ido por lo menos cinco veces a visitarlo durante las vacaciones del colegio, pero
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foto : maría lópez castaño
POR MARÍA JIMENA DUZÁN
en realidad solo lo vino a medio conocer cuando se iniciaron los diálogos en El Caguán y se les permitió a los guerrilleros recibir la visita de sus familiares. En 2000, cuando el proceso entró en crisis, Chepe se encontraba en El Caguán con su padre. Había ido allá no solo a visitarlo, sino en busca de refugio debido a que las amenazas habían arreciado en los últimos meses. “Estaba estudiando en el San Viator, pero no pude volver al colegio debido a las amenazas constantes que me llegaban de la inteligencia del Estado. Todo por el hecho de que yo era
el hijo del comandante Briceño”, me dice sin parpadear. “Por eso me tocó tomar una decisión y venir no solo a acompañar a mi padre, sino entrar también a formar parte del proceso revolucionario”. Su familia adoptiva, preocupada por la posibilidad de que no regresara, fue hasta la selva a pedirle que volviera, días antes de que se rompiera el proceso. Él, con una tristeza infinita, solo pudo recibirlos con una frase: “Lo que diga mi papá”. Cuando el entonces presidente Andrés Pastrana ordenó al Ejército entrar a la zona de despeje, los hechos no
le dieron mayor margen a Chepe. Con solo 16 años a cuestas, se fue con las Farc selva adentro de la mano de su padre. No hubo más marcha atrás: no volvió al San Viator ni al seno de la familia que lo crió y lo mimó. Al principio la vida en la selva le dio muy duro; no se la iba bien con los mosquitos pese a su piel cetrina y no entendía las expresiones ni el lenguaje que utilizaban muchos de los guerrilleros. Tampoco estaba acostumbrado al trabajo físico extenuante y llegó a pensar que no iba a resistir. Sin embargo, con el paso del tiempo Chepe aprendió a levantar bultos como sus compañeros, a levantarse a las 4:30 de la mañana, y empezó a comprender la importancia de lo colectivo. Como él mismo lo dice, se convirtió “en un revolucionario” y en un convencido de la lucha armada como motor de cambio. Y aunque parezca extraño, precisamente en la fatalidad de la guerra él tuvo la oportunidad de conocer realmente a su padre. Entre intensos operativos militares y bombardeos a la medianoche, consiguió compartir con él diez años de su vida, hasta que un bombardeo letal se lo llevó para siempre.
EL BOMBARDEO Y LA MUERTE DE JOJOY
El 22 de septiembre de 2010 murió el Mono Jojoy junto con 30 guerrilleros de su guardia. Los medios colombianos registraron la noticia como la mayor derrota de las Farc en toda su historia y mereció incluso una reacción de la Casa Blanca, que felicitó al pueblo colombiano, a sus Fuerzas Armadas y al presidente por seguir adelante en la lucha contra las Farc. Jojoy no solo era la cabeza del bloque Oriental, que en ese momento represen-
había mostrado el documental de Jorge Enrique Botero en el que se le veía con su boina pasando revista a unos secuestrados que las Farc mantenían encerrados como animales en unos espacios rodeados por alambres de púas. Tal sería la dinámica que traía la guerra en esos tiempos que hasta el presidente Juan Manuel Santos, quien se encontraba en Nueva York en la Asamblea General de las Naciones Unidas, registró con esta frase la noticia de la muerte del Mono Jojoy: “El símbolo del terror ha caído”.
“ME TOCÓ TOMAR UNA DECISIÓN Y VENIR NO SOLO A ACOMPAÑAR A MI PADRE, SINO ENTRAR TAMBIÉN A FORMAR PARTE DEL PROCESO REVOLUCIONARIO” taba la mitad de los hombres armados de las Farc, sino el segundo hombre de esa guerrilla después de Alfonso Cano. Era, además, el hombre más protegido de ese grupo guerrillero, ya que se movilizaba con una guardia de cerca de mil hombres. La imagen que tenían la mayoría de los colombianos del Mono Jojoy era la del hombre cruel e inhumano que
Todas las inteligencias de las Fuerzas Armadas del país habían planeado cuidadosamente por más de un año el operativo contra el Mono Jojoy. Sin embargo, fue la Policía la que logró ponerlo en marcha, al conseguir que un envío de botas nuevas para él pasara todos los anillos de seguridad hasta llegar a su destino. En una de ellas, la inteligencia había puesto un microchip. Chepe recuerda muy bien cómo esas botas pasaron los detectores y los controles sin ningún problema. Inteligencia sabía que el Mono Jojoy tenía problemas de diabetes y que debía usar un calzado especial, muy acolchado, para proteger sus pies. Esas botas dieron muchas vueltas y finalmente llegaron a su destino ocho meses después. El despliegue bélico y el poder de ataque utilizado en esa operación militar –todos los aviones de la Fuerza Aérea y todos los helicópteros del Ejército– son los más grandes que se han registrado en todos estos 52 años de guerra. Así lo confirman todos los generales que estuvieron al frente de esa operación. El cuerpo del Mono Jojoy fue encontrado bajo toneladas de tierra, días después de que las fuerzas especiales del Ejército llegaron al lugar del bombardeo. Un soldado descubrió la punta de una bota medio enterrada. Empezó a cavar y constató que era la del Mono Jojoy.
Los periodistas María Jimena Duzán y Jon Lee Anderson entrevistan a Chepe, hijo del Mono Jojoy.
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PAZ
foto : maría lópez castaño
LA MUERTE DE UN PADRE
Para Chepe, en ese infernal bombardeo no murió ‘el símbolo del terror’ ni el comandante cruel que pasaba revista a sus secuestrados, sino su padre. Cuando se le pregunta cómo lo recuerda, alza su mirada y dice que se acuerda de él alzando a los niños en los pueblos y siendo el padre que fue, el que le enseñó, en medio de la adversidad, valores importantes para la vida. Pero sobre todo, lo recuerda por su poder de liderazgo dentro de la guerrilla. “La gente lo quería y lo respetaba”, me dice. Esa madrugada Chepe se encontraba a unos 100 metros del campamento donde estaba su padre. Por medidas de seguridad, Jojoy había dado la orden de que su campamento estuviera bien alejado de los demás, porque sabía que era a él a quien buscaban. A unos 200 metros del campamento del Mono Jojoy estaban Carlos Antonio Lozada y Mauricio Jaramillo, quienes saldrían ilesos del bombardeo. “A nosotros nos alcanzaron a caer bombas”, me dice con cierta dificultad, como si todavía le doliera recordar esos momentos. Chepe tenía la costumbre de ir todas las madrugadas, a eso de las 2:00 de la
mañana, al campamento de su padre a leerle documentos, revistas, periódicos o lo que fuera importante. Siempre salía de su campamento a la 1:40 para estar a eso de las 2:00. Ese día, por cosas del destino, decidió dormir unos minutos más. Cuando se despertó nuevamente, se dio cuenta de que ya era la 1:55 de la madrugada. Fue a salir de prisa, pensando que le iba a llegar tarde a su padre, pero lo detuvo la lluvia de bombas que empezaron a caer
Así que arropado por esa gran familia que para él representa la guerrilla, siguió adelante con su vida: hizo un curso de mandos y hoy forma parte del frente séptimo del bloque Oriental y desde hace unas semanas ha llegado a El Diamante, en las sabanas del Yarí, para ayudar a la décima conferencia de las Farc. Hoy, a sus 32 años, está totalmente convencido de que es hora de parar esta guerra que a él tanto le quitó: “Las nuevas
CON EL FIN DE LA GUERRA MUCHOS CHERRILLEROS BUSCAN A SUS FAMILIAS Y MUCHAS FAMILIAS BUSCAN A SUS HIJOS, HERMANOS E HIJOS del cielo sin clemencia. “Cuatro minutos más y yo me hubiera muerto allá con él”, me dice con una tristeza infinita, como si sintiera pudor de que se le viera el dolor en sus ojos. Chepe no pudo hacer nada para salvar a su padre, porque eran tantas las bombas, los tiros, el ruido de helicópteros y de aviones que por momentos pensó que el campamento se había convertido en un infierno. “Mi padre murió”, fue lo primero que pensó Chepe en medio de esa lluvia de bombas. Al otro día, cuando pudo constatar que no se había equivocado, realmente se dio cuenta de que ya no tenía padre. “Sentí un dolor muy verraco”, me confiesa. “Seguramente en esta vida tiene uno que aprender a tomar muchas decisiones y a prepararse para enfrentarlas. Esta es una vida de cambios y de momentos inesperados”. Pese a que Chepe se había preparado para poder sortear sin desfallecer este momento, cuando finalmente llegó lo tomó por sorpresa. “Me fui haciendo a la idea de cómo podría ser la vida sin estar él. Sin embargo, lo que más me ayudó fue percibir que el dolor no era solo mío, sino colectivo, y eso me dio la fuerza para seguir adelante”.
Chepe dejó
a su familia adoptiva a los 16 años para seguir los pasos de su papá .
generaciones no pueden vivir lo que nosotros vivimos”, me dice con una convicción infinita. “Hay que frenar la escalada de odios para que podamos reconciliarnos, así ni usted ni yo pensemos lo mismo”, me aclara mirándome a los ojos. Desde que está en El Diamante ha visto cómo el fin de la guerra está cambiando las cosas: muchos guerrilleros buscan a sus familias y muchas familias buscan a sus hijos, hermanos o esposos. Él también siente que su vida está cambiando a un ritmo vertiginoso: quiere ser parte de la transformación de las Farc en partido político, pero también quiere volver a ver a la familia que lo crio y, si es posible, retomar sus estudios. Pese a todas sus desgracias, parece un joven feliz que ha tenido la inteligencia de no darle cabida al odio ni a la venganza. Ahora piensa hasta en el futuro, ejercicio que hace rato no había vuelto a hacer: quiere retomar la vida que le arrebató la guerra, pero no para volver a Bogotá, sino para quedarse en estas comunidades y ayudarlas a que se desarrollen. A lo mejor, entonces, se decida finalmente a tener los hijos que hoy no se ha atrevido a tener. Humberto de la Calle dijo en el discurso que pronunció cuando se cerró la agenda del acuerdo que esta es la hora de asumir una responsabilidad como colectividad humana y que no debemos limitarnos a celebrar el silencio de los fusiles porque lo realmente importante son los caminos que se abren “para dejar atrás la violencia y reconstruirnos en el respeto”. Puede que la mejor manera de reconstruirnos desde el respeto sea empezar a respetar el dolor del otro, así ese otro haya sido por 52 años nuestro más feroz enemigo.
PAZ
CIBERESPACIO
¿Clics que democratizan?
POR CARLOS CORTÉS Director de Políticas Públicas y Relaciones Gubernamentales de Twitter para América Latina hispanohablante.
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I VAMOS A HABLAR DEL papel de las redes sociales en el momento histórico que vive Colombia, empecemos por hacer una aclaración: las redes sociales no son satélites que orbitan automáticamente alrededor de la Tierra. Más allá de los cables y los tubos, de los computadores y las aplicaciones, las redes sociales somos nosotros, que convivimos en el espacio virtual y físico. Así, cuando nos preguntamos por el rol de las redes sociales no estamos muy lejos de preguntarnos por nosotros mismos. En los últimos meses se han dado cita en internet colombianos de todos los orígenes políticos y sociales. Miles de voces se volcaron a las redes sociales –con mayor o menor convicción, con apasionamiento y serenidad– para involucrarse en un debate político sobre el conflicto armado que vive el país hace más de 50 años. Desde el 25 de agosto, día en que se anunció el final de la negociación entre el gobierno y la guerrilla de las Farc, hasta la tercera semana de septiembre, en
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Twitter se contabilizaron unos 450.000 tuits alrededor del tema. Esta cifra incluye solamente los que usaron alguna etiqueta (entre otros, #síalapaz, #votono, #yonometragoestesapo, #laguerradelamor y #ColombiaDecide), con lo cual el volumen de la conversación puede ser dos o tres veces mayor. A medida que se acerca el 2 de octubre, esta cifra irá aumentando exponencialmente. Hablo de Twitter –la empresa para la que trabajo, a pesar de que este escrito es una opinión personal– porque es una red social abierta. Esto implica que por definición el pensamiento de la gente está a la vista de cualquiera. Esto aumenta las posibilidades de que salgamos de nuestra burbuja de consenso, donde todos dicen cosas con las que estamos de acuerdo, para enfrentarnos a opiniones contrarias o chocantes. Twitter es un espejo del debate público que vivimos. Existe una tentación grande de creer que el resultado del plebiscito dictará el veredicto de lo que fue nuestro debate público en esta coyuntura. Si gana el Sí, algunos opositores dirán que el gobierno impuso su narrativa; si gana el No, los vencidos dirán que triunfó el mensaje del miedo. Y si el nivel de abstención es alto, la conclusión será que los del Sí y los del No hicieron debate de sofá y prefirieron dar unos cuantos retuits que salir a la calle. Pero sin importar el resultado del plebiscito, hemos visto un sinfín de opiniones e informaciones sobre un tema de interés general. Un volumen de
foto: 123 rf - montaje revista semana
Las redes sociales se han convertido en una trinchera de insultos que dificulta la reconciliación de la sociedad. ¿Son un enemigo de la paz?
conversación semejante no es poca cosa. El hecho de que la gente haya presenciado un debate de visiones contrarias y se haya aventurado a participar es un paso adelante en el proceso de reconciliación del país. Tal vez no uno ideal de comprensión y perdón, pero sí uno entendido como convivencia con el otro, como aceptación de la opinión contraria –siguiendo de alguna forma la tesis del historiador alemán Hubertus Knabe–.
A pesar de que los medios masivos de comunicación retienen el poder de establecer agendas, su capacidad de determinar el enfoque o duración de estas se diluyó. En un ambiente informativo con costos de transacción bajos, relaciones multidireccionales y nodos dispersos, los ciudadanos disponen de un enorme potencial de influencia en el debate político. Un potencial, repito. Así como al comienzo escribía que las redes sociales están insertadas en nuestra práctica social, sus posibilidades de impacto en el proceso de reconciliación o en una eventual fase de posconflicto no siguen un modelo previsible de acción. Tampoco tenemos antecedentes claros. Mientras que existen ejemplos del papel negativo que ejercieron los medios de comunicación en la violencia en Ruanda, o del aporte positivo que hicieron al proceso de verdad en Sudáfrica, la influencia de las redes sociales en coyunturas políticas recientes es por ahora una suma de anécdotas. En cada interacción estamos forjando esta historia. Sabemos, sí, que no existen primaveras árabes sin trasfondos sociales e institucionales. Sabemos igualmente que nuestra democracia no se arreglará a punta de clics, y que la conexión digital conlleva riesgos de desconexión física. Debemos mantener la empatía por el otro y esforzarnos por entender el contexto y la proporción de los debates digitales.Al final,
Es verdad que en las redes sociales hay militancias sordas, estigmatizaciones y agresiones; pero también es cierto que en la nuez del debate vemos posiciones contrarias razonables que llaman nuestra atención. En el intento por obtener el respaldo de los indecisos, ningún bando puede darse el lujo de ser condescendiente ni despectivo con su interlocutor. E incluso en los mensajes polarizantes alrededor del Sí y del No hay un ejercicio valioso
EN LAS REDES SOCIALES HAY MILITANCIAS SORDAS Y AGRESIONES, PERO TAMBIÉN ES CIERTO QUE EN LOS DEBATES SE ENCUENTRAN POSICIONES RAZONABLES QUE LLAMAN LA ATENCIÓN para la sociedad: ventilar abiertamente una inconformidad –que no siempre es respetuosa o sosegada–, ayudar a desactivar conflictos y respuestas violentas. Sin canales de expresión, el individuo comienza a volverse una olla a presión.
el papel que ejerzan las redes sociales –o sea, que ejerzamos nosotros– en los tiempos venideros, será a la vez un aporte y un reflejo de lo que suceda en nuestros territorios: desde la hiperconectada Bogotá hasta la analógica Guajira. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ REDES SOCIALES
La paz en pocos caracteres
Las redes sociales se convirtieron en la nueva trinchera del acalorado debate por la paz. A continuación una pequeña pincelada de lo que se ha dicho en el ciberespacio.
#SÍALAPAZ
ha sido imbatible en redes sociales. Grupos de ciudadanos se lo han apropiado y lo llevaron a iniciativas que salieron de la pantalla, como plantones y manifestaciones a favor de la paz. El hashtag sigue activo.
5,6
MILLONES
de personas generaron 38 millones de interacciones en Facebook sobre el proceso de paz entre julio y septiembre.
Juan Manuel Santos @JuanManSantos
LO MÁS CURIOSO “Álvaro Uribe es un hombre respetable, pero no tiene derecho a infundir miedo”
LA HISTORIA QUE LA ‘ROMPIÓ’ Pocos olvidarán el contundente discurso de Leonard Rentería frente al expresidente Álvaro Uribe en Buenaventura. El humilde pero valiente joven enfrentó al jefe de la oposición y defendió el Sí en el plebiscito. Su video se volvió viral en segundos y sumó más de dos millones de reproducciones. “Usted no tiene derecho a infundir miedo y mucho menos confundir a la gente con temas que no están en el acuerdo”, fue una de las frases que Leonard ‘pegó’, sin querer, como una de las piezas espontáneas más exitosas a favor de los acuerdos de paz. El líder social tuvo que trasladarse a Bogotá, pues, tras la difusión del video, recibió graves amenazas.
EL BALÍGRAFO ES UN INSTRUMENTO DE ESCRITURA EN FORMA DE BALA DE FUSIL
que el presidente Santos le entregó al jefe de las Farc el 23 de junio, mientras le decía: “Las balas escribieron nuestro pasado; la educación, nuestro futuro”.
ENTRE JUNIO Y SEPTIEMBRE
#SÍALAPAZ TUVO
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MENCIONES en Twitter #VOTONOALPLEBISCITO:
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MENCIONES en Twitter 84
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TWITTER Alrededor de los hashtags
#ElÚltimoDíaDeLaGuerra
LA MÁS COMPARTIDA
que apareció cuando se anunció el fin del conflicto con las Farc el 22 y 23 de junio de este año, se escribieron tuits emocionantes y bastante creativos.
Una de las fotos más compartidas fue el apretón de manos entre el presidente Juan Manuel Santos y alias ‘Timochenko’ cuando se firmó en La Habana el acuerdo de justicia el 23 de septiembre de 2015.
LOS MÁS CRÍTICOS Sin descanso, la oposición atacó uno a uno los puntos de los acuerdos de paz. Juan Carlos Pastrana, hermano del expresidente Andrés Pastrana, fue uno de los críticos más combativos.
@ismene2 Ve, porque el futuro de nuestros muchachos no pude ser las armas. Bienvenido #ElÚltimoDíaDeLaGuerra
@angelamrobledo Lo están leyendo. Lo están escuchando. Los están viviendo. Colombia, hoy es un día histórico, es verdad hoy es #ElÚltimoDíaDeLaGuerra
JUAN CARLOS PASTRANA @jcpastrana
“En caso de triunfo del No, deben renunciar ese mismo día Santos, su Congreso y su Corte Constitucional”
@Carlozada_FARC Para que cese la horrible noche y se abra el camino de la paz y la esperanza. Jueves 23 de junioanunciaremos #ElÚltimoDíaDeLaGuerra
@JorgeARestrepo Llegó el #ElÚltimoDíaDeLaGuerra. Nos hace mejor como Nación. Estaremos mejor Y aunque el ‘ejército’ virtual del Centro Democrático es tan disciplinado como la bancada en el Congreso, la cuenta más influyente sigue siendo la del expresidente Uribe.
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#ELÚLTIMODÍADELAGUERRA: MENCIONES ENTRE EL 22 Y 23 DE JUNIO
Álvaro Uribe Vélez @AlvaroUribeVel
“Santos, no nos engañe más, por favor, no justifique el asesinato de nuestros soldados con el cuento de la guerra que quiere terminar” Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ ENFOQUE
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PRESIDENTES tuvo Colombia.
NACIONES
foto: afp
6 VECES
FUE EL HOMBRE A LA LUNA.
1.000
Y EL MUNDO GIRÓ Y GIRÓ…
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MUNDIALES
¿Qué pasó en el mundo entero mientras Colombia vivía 52 años de su historia enfrascada en un conflicto armado? SEMANA responde.
MILLONES de personas salieron de la pobreza.
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fueron fundadas.
de fútbol se celebraron.
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CONFLICTOS
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armados terminaron.
DICTADURAS
foto: afp
foto: afp
surgieron y desaparecieron en Suramérica.
4.088 MILLONES de personas se sumaron a la población mundial.
12 NUEVAS VACUNAS para niños desarrolló la ciencia.
38 AÑOS se mantuvo el Muro de Berlín hasta que cayó, en 1989.
pesca EL VOCABULARIO vacunaNarcoterrorista pipeta milagrosa voladura Frente zona roja panfleto DE LA GUERRA boleteo Caguanizardespeje despeje tucano silla chuzada vacía mamerto black hawkralitoSecretariado raspachín Medio siglo de violencia dejó una herencia en el lenguaje de los colombianos, que ahora podría pasar a ser historia.
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Paraco
LOS VISIONARIOS
A pesar de las amarguras que trajeron cinco décadas de guerra, algunas grandes figuras supieron presagiar que Colombia algún día llegaría a terminar el conflicto.
LAS FARC Y LA DIMENSIÓN DE SU VIOLENCIA Ni en su máximo auge los combatientes y milicianos de las Farc habrían llenado un estadio. El daño que causaron, sin embargo, afectó a millones. Paradojas de la guerra.
“DESEÁIS
Estadio El Campín de Bogotá Capacidad: 48.600 personas
Juan Pablo II, 1986
0,1%
la paz y la concordia entre todos para poder afrontar el futuro con menos angustia y con mayor certeza”
“QUE NO SE LEVANTEN HASTA QUE HAYA UN ACUERDO. HAY QUE DARSE LA ‘PELA’ POR LA PAZ”
1964: Las Farc eran 52 personas
Jaime Garzón, humorista, 1999
13% “DE NADA SIRVEN LOS TRIUNFOS SI LA PAZ NO LOS CORONA”
1986: Las Farc eran 6.350 personas
“POR LA PAZ DE COLOMBIA, ¡DEJAD LAS ARMAS!”
Antonio Nariño, 1821
“SOLO QUIERO QUE EN COLOMBIA HAYA PAZ” Lucho Herrera, ciclista, 1987
Carlos Pizarro, 9 de marzo de 1990
“LAS PALABRAS DE PAZ no deben servir para ocultar sentimientos de rencor y exterminio”
82%
2001: Las Farc eran 40.000 personas
33%
Jorge Eliécer Gaitán, 1948 2016: Las Farc eran 16.200 personas Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
Segunda parte
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AYER
Lo que queda atrás
Durante más de medio siglo de hostilidades, varias generaciones de colombianos vivieron bajo el temor de la violencia. Miles de muertos y desplazados testimoniaron el fracaso de los anteriores intentos por detener el conflicto. Esos años le dieron a Colombia la imagen de un país paria en el contexto latinoamericano.
Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ ANÁLISIS
La guerra con las Farc era como una muela con caries, que no mata pero sí obsesiona. Su terminación dará el espacio necesario para entender sus causas profundas, si queremos.
POR ANTONIO CABALLERO
C
UANDO SEACABE ESTA GUErra casi ni nos vamos a dar cuenta. Primero,porque ya llevamos muchos meses sin guerra con las Farc, y no nos hemos dado cuenta. Tan es así que a los periódicos les toca sacar informes sobre lo que no ha sucedido, que es lo contrario de su función: no ha habido muertos, no ha habido secuestros, no ha habido tomas. Y nos sorprendemos: ah, es verdad: no ha habido muertos. Es muy difícil notar lo que no sucede. Así que no va a haber mucha diferencia. Pasar del cese el fuego real al cese el fuego formal no se nota. Aunque es lo más notable que nos ha sucedido en los últimos sesenta años. A algunos les hará falta la adrenalina de la guerra para sus intereses políticos o económicos, o incluso para sus necesidades fisiológicas. El temperamento adolescente necesita el ejercicio de la violencia.Tendrán el síndrome de abstinencia de los excombatientes. Los violentos notarán una ausencia difusa, una vaga carencia. Los pacíficos no notarán nada. La paz civil no va a estallar, como no estalló tampoco la guerra civil, esta “no declarada” que vivimos en Colombia desde hace más de medio siglo. Tanto el silencio de la paz como el ruido de la guerra son cosas que empiezan a imponerse poco a poco, paulatinamente, insensiblemente.Y solo se perciben conscientemente al cabo de cierto tiempo.
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Será —ya es— como salir de la dentistería después de que a uno le han sacado una muela cariada y dolorosa. En un primer momento —el momento en que ahora estamos— solo se siente el embotamiento de la anestesia en la boca: un sabor entre agrio y ácido, y una cierta dificultad algodonosa para pronunciar palabras. Después, horas después, a veces días, se da uno cuenta de que ya no le duele la muela dañada: se da cuenta de que está pensando en otra cosa. (Dado el modo de ser de este país, pensando en candidaturas presidenciales). Porque esta guerra sorda que hemos vivido cotidianamente durante sesenta años era como ese sordo dolor de muelas, a veces con espasmos agudísimos,que no nos mataba (a los que no nos mataba), ni destruía el país de manera que saltara a la vista; pero no nos dejaba pensar en otra cosa. Repasen la historia de sus vidas. Los más viejos recordarán la Violencia liberal-conservadora de los años cuarenta, la primera que llamaron oficialmente“guerra civil no declarada”,que se acabó, tan imperceptiblemente como se acaba esta, con los pactos algodonosos y anestésicos del Frente Nacional. Un pacifista de esos años, el dirigente liberal Darío Echandía,nombrado gobernador delTolima, uno de los departamentos más golpeados por la Violencia, definió la paz deseada con una frase simple: “Que los tolimenses puedan volver a pescar de noche”. Pero a un violento de entonces, el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, le entró el síndrome de abstinencia; y con la excusa —y el acicate— de la guerra universal contra el comunismo (tan parecida a la actual contra el terrorismo), se inventó la amenaza de las “repúblicas independientes” comunistas en regiones remotas del campo colombiano. El presidente Guillermo León Valencia, que
foto: guillermo torres - revista semana
Pensar en otra cosa
p Esta guerra, que no ha sido
ni declarada ni abierta, ha dejado 8.000.000 de víctimas entre soldados, policías, guerrilleros y civiles.
por ese acto de guerra sería llamado por sus áulicos “el presidente de la paz”, ordenó entonces al ejército la destrucción de la de Marquetalia, que por lo visto era la más temible. Y fueron expulsados a bombazos al otro lado de la cordillera un centenar de campesinos armados y sus familias. Y su jefe, Pedro Antonio Marín, víctima de la pacificación, pasó a convertirse en victimario bajo el nombre de guerra de Manuel Marulanda, Tirofijo. Así empezó, lenta y casi imperceptiblemente, esta otra guerra que todos hemos vivido: esos campesinos expulsados formaron el núcleo embrionario de las Farc, a la sombra de la Revolución cubana se fundó el ELN, y la guerra fue creciendo, ampliando su ámbito, complicándose, degradándose. Apareció el secuestro. Se multiplicaron los frentes guerrilleros por todo el país. Se militarizó la justicia. Las Farc adoptaron “todas las formas de lucha”. Aparecieron las tentativas de paz —y cada vez aparecieron también “los enemigos agazapados de la paz”, y siempre había guerreristas que protestaban públicamente:“¿Para qué hablar de paz, si aquí no hay guerra?” Apareció el narcotráfico. Aparecieron los atentados en las ciudades. Las “pescas milagrosas” en las carreteras. Las voladuras de oleoductos y de torres eléctricas.Aparecieron los grupos narcoparamilitares.Vino el exterminio de la Unión Patriótica. Los secuestros masivos de la guerrilla. El bombardeo del Secretariado de las Farc en su cuartel general de Casa Verde. Poco a poco, golpe a golpe, la guerra
crecía.Y aunque en el mundo cambiaban las cosas (se derrumbaba el comunismo y con ello terminaba la Guerra Fría) gracias a la invención de la guerra universal contra la droga y luego con la declaratoria de la guerra universal contra el terrorismo, no faltaban los pretextos para la continuada intervención de los Estados Unidos, que vino a culminar con el Plan Colombia de los presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana: se multiplicó la ayuda militar, se duplicó el ejército, se le armó con helicópteros de combate y bombas inteligentes. Y pudo así darse la ofensiva masiva del gobierno de Álvaro Uribe contra las Farc (ignorando al ELN), que las diezmó y acorraló y permitió que bajo Juan Manuel Santos se iniciaran nuevamente las negociaciones de paz. Esta vez fue el guerrerista Uribe el que salió a protestar: “¡Paz para qué, si aquí no hay guerra!”. Porque nunca ha sido una guerra abierta sino una “guerra de baja intensidad”, que es el término que inventaron los estrategas norteamericanos de la Doctrina de Seguridad Nacional para referirse a las operaciones militares de contrainsurgencia en el Tercer Mundo. A diferencia de otras más graves, la colombiana no requería la intervención masiva de tropas extranjeras: bastaba con los llamados “asesores”, que empezaron siendo unas cuantas docenas y fueron aumentando: una escuelita en Juanchaco, una base en Larandia, y así… Pero mirada desde las ciudades, la existencia de la guerra seguía sin notarse mucho. Tan poco se notaba
que los adversarios de los acuerdos de paz insistían en negar que la hubiera. Y todavía lo niegan:simple“narcoterrorismo”, llaman a eso. Como llamaron con el nombre neutro de “violencia” a la guerra entre los partidos de los años cuarenta y cincuenta, y “bandoleros” o “chusmeros” a los guerrilleros liberales y después comunistas de los primeros sesenta, y “autodefensas” a los narcoparamilitares de los ochenta y noventa, y “bandas criminales”, o “bacrim”, a esos mismos narcoparamilitares no desmovilizados de los dos mil. Uno de los más perversos vicios nacionales es el nominalismo: a las cosas no se les dan sus nombres verdaderos, para que no se sepa la realidad de lo que pasa.
la miseria. Desplazada en el interior casi una quinta parte de la población del país, y al extranjero otros dos o tres millones de personas. Esta guerra no se ha sentido casi en las ciudades grandes o intermedias, salvo ocasionalmente: por el secuestro de los diputados en el corazón de Cali, la guerra de las comunas en Medellín, la bomba en el Club El Nogal en el norte de Bogotá. Sus efectos sí han sido visibles siempre: en inseguridad,en mendicidad,en criminalidad. Pero estábamos acostumbrados a verlos crecer de modo natural, como crecen las plantas. Nadie oye crecer la hierba. Esos efectos, por supuesto, no desaparecen de la noche a la mañana por arte de birlibirloque con los acuerdos firmados entre
ESTA GUERRA NO SE HA SENTIDO CASI EN LAS GRANDES CIUDADES O INTERMEDIAS, SALVO OCASIONALMENTE Y así esta, que no ha sido una guerra declarada ni abierta, y de la que además se ha dicho que ni siquiera ha existido, ha dejado, sin embargo, y casi sin que se notara, ocho millones de víctimas, entre las cuales hay 220.000 muertos. Soldados, guerrilleros, civiles. Desplazados, despojados, secuestrados, mutilados por las minas quiebrapatas; mujeres violadas, niños reclutados para las guerrillas o las bacrim, o desertores de la escuela de la cual habían previamente desertado los maestros, familias desarraigadas y arrojadas a
el gobierno y las guerrillas. Pero dejan de reproducirse.Desaparece su causa inmediata. Con lo cual nos podemos dedicar a pensar —si queremos— en cómo ocuparnos de sus causas profundas. A pensar en otra cosa. O, si por perversión consuetudinaria del espíritu solo somos capaces de pensar en candidaturas presidenciales, a pensar por lo menos en candidaturas presidenciales que no estén determinadas por la paz o la guerra. Como lo han estado las de hace dos años, seis, diez, catorce, dieciocho, veintidós años. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
CRÓNICA
La risa de las Farc
¿Cómo llegamos a soportar tanto horror? ¿A qué hora nos volvimos tan salvajes? Crónica de una historia de violencia que ojalá no se repita jamás.
POR ARMANDO NEIRA Periodista.
A
DEMÁS DE MATAR,LAS FARC eran diestras en insultar. Eso, por ejemplo, se vio el 7 de enero de 1999 cuando Manuel Marulanda Vélez, su comandante de entonces, dejó plantado al presidente Andrés Pastrana en la instalación del proceso de paz en San Vicente del Caguán. Aunque la guerrilla argumentó razones de seguridad, después trascendió que Marulanda decidió no ir porque su presencia “enviaría el mensaje equivocado de que la paz estaba cerca”. Y, ¿para qué iban a firmar un acuerdo de paz con un Estado al que genuinamente creían que podían poner de rodillas? Simón Trinidad, quien por aquellos días andaba tranquilo por los 42.000 kilómetros cuadrados que habían
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obtenido como condición para sentarse a hablar, me lo dijo optimista: –¿Usted cree que realmente pueden tomar el poder por la vía armada?,le pregunté. –Claro que sí. ¿Y sabe por qué? porque la moral en las guerras es determinante. Y al día de hoy nosotros estamos convencidos de la victoria, y el Ejército de su derrota. Sus argumentos tenían un sustento de miedo. Bastaba poner al azar el dedo en cualquier punto del mapa de Colombia y encontrar una realidad dramática. La guerrilla se desplazaba como una fiera, acechaba por aquí y por allá. Un día se tomaba la base militar del Cerro de Patascoy, con sus hombres agazapados en la neblina de los 4.100 metros de altura, entre Nariño y Putumayo; al otro, imponían su ley en las sofocantes riberas de la quebrada de El Billar, en Caquetá, en donde dejaron 64 soldados muertos, 19 heridos y, por si fuera poco, secuestraron a 43 más; y al siguiente osaban meterse a la capital de un departamento con 1.500 combatientes: Mitú, Vaupés. Allí mataron a 16 policías, 14 militares y 11 civiles. Tras semejante golpe se llevaron a 64 miembros de la fuerza pública a quienes amarraron con
cadenas en el cuello y los metieron en alambradas durante años, como animales.
DÍAS DE LLANTO
En este contexto era difícil que las Farc se rieran. La guerra nos deshumaniza, nos vuelve hoscos,implacables.Por aquella época estaba en cartelera una película que nada tenía que ver con nosotros. O mejor sí. Era el reflejo cinematográfico de lo que aquí
ocurría. Se llama La delgada línea roja de Terrence Malick. La cinta muestra a los soldados del Ejército de Estados Unidos que desembarcaron en la isla de Guadalcanal, en el archipiélago de las islas Salomón, sur del océano Pacifico, para enfrentar a las tropas japonesas. La crítica decía que el cineasta situó la acción en “los paisajes más bellos e idílicos nunca vistos” para pintar “un retrato del horror y el absurdo de todo conflicto armado”. A medida que se internaban en el follaje, los soldados actuaban de manera más inhumana hasta convertirse en bestias, bajo la mirada asombrada de las especies salvajes que, desde la cima de los árboles, observaban cómo el ser humano podía llegar a ser lo peor de la naturaleza. Y aquí, en Colombia, los protagonistas reales de nuestra historia causaban asombro. Hasta cuando conversaban,comían o cuando amaban. Un día, un grupo de reporteros le pedimos a Jorge Briceño, el Mono Jojoy,
que liberara a dos periodistas que las Farc mantenían cautivos. Se trataba del maestro Guillermo Angulo, de la cadena Radionet, y al reportero Carlos Reina, de El Espectador. Al primero, un ilustre demócrata, lo habían sacado de su finca a una hora de Bogotá; y al otro de su humilde casa en Yopal, Casanare. Le explicamos que eran gente buena,humilde, que sus familias no tenían ni un peso para pagarles y que ambos vivían de su sueldo. Nos escuchó durante un buen rato. En un momento pensamos que iba a decir que sí. Lo único que tenía que hacer para poner fin a ese dolor era tomar su radioteléfono, dar una orden y listo. –Saben qué, vayan ponen una queja formal, nos dijo. Con el colega Francisco Tulande, de la cadena radial RCN, nos fuimos caminando 5 kilómetros, bajo un sol abrasador, por las espléndidas colinas del Caguán hasta la oficina de Quejas y Reclamos que las Farc q Durante las conversaciones de paz con Andrés Pastrana casi nunca se vio a los jefes de las Farc vestidos de civil.
foto: león darío peláez - semana
p En la zona de despeje del Caguán las Farc hicieron gran despliegue de su fuerza militar y estaban convencidos que iban a ganarle la guerra al Estado colombiano.
habían montado para cumplir el burocrático y cínico trámite de atender una petición de libertad. Hasta allí llegaba una romería de inocentes a pedir por sus seres queridos, y también nosotros fuimos, y anotamos en un cuaderno nuestra petición que solo se cumplió meses después.
“A MÍ ME HACEN CASO”
A propósito, este oficio de periodista permite conocer,de primera mano,a quienes protagonizan las noticias que emocionan, entristecen, alegran y nos gobiernan. En todos estos años, nunca he visto a nadie tan poderoso como Jojoy. Un día lo estaba entrevistando y frente a él estaban sentados unos 500 combatientes, hombres, mujeres, todos muy bien armados. En las pausas de la entrevista se escuchaba apenas la musicalidad de la selva. Un joven combatiente entró con la intención de acercársele. Él, sin mirarlo, levantó la mano en señal de alto. El muchacho se quedó inmóvil. Yo le dije que lo atendiera, que apagaba la grabadora. Con respeto le susurró algo al oído. Jojoy levantó la quijada y giró la cabeza. Fue el gesto suficiente para que todos,sin excepción, se levantaran de inmediato, cogieran sus fusiles, agarraran sus pertrechos y se fueran a almorzar. Mientras la nube de polvo se disipaba tras la salida de la tropa pensé: “Esto sí es poder real”. En las fallidas negociaciones del Caguán, cada día, cada noche, durante tres años lo único que se hablaba con las Farc era de ataques,cilindros bombas,secuestros,tortura, desapariciones forzadas, tomas. En una ocasión alguien rompió la monotonía y le preguntó a un combatiente cómo era la vida íntima de los guerrilleros. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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foto: león darío peláez - semana
PAZ
p En 2012 los negociadores de la guerrilla tuvieron que colgar su uniforme militar y dejar sus
armas en el monte para viajar a La Habana y comenzar las conversaciones de paz.
–Como la de ustedes en las ciudades, dijo convencido. Después relató que se ponían de acuerdo con la muchacha, él iba, atravesaba el campamento en silencio para no despertar a los demás, se bajaban el pantalón y ya. “¿Eso es todo?”, preguntamos. Claro, explicó. ¿Qué más puede haber? No hay caricias, ni se habla porque se corre el riesgo de que el compañero de al lado en el cambuche se dé cuenta; no se quitaban el camuflado por si había un bombardeo, y había que salir huyendo y nunca jamás se soltaba el arma, porque estas eran las razones de su existencia. Allí, con el traje de fatiga a medio bajar, oliendo a sudor, muchas veces untado de barro, se amaban a toda prisa. Siempre, narró, siempre tocaba estar alerta. No dormían tranquilos jamás. Una fracción de segundo en un ataque podía ser suficiente para perder la vida. En ocasiones, a la hora del almuerzo apenas había tiempo para coger el arroz con papas y meterlo en una bolsa vacía de leche, hacerle un nudo, meterlo bajo la tierra y cuando cesaban los disparos volver a buscarlo para comérselo.
UN ROSARIO DE MUERTES
Estos hechos fueron formando una guerrilla dura,soberbia,estalinista.Entre los mayores, recordaban la traición contra Guadalupe Salcedo, guerrillero liberal asesinado a sangre fría tras entregar las armas. Los de mediana edad tenían presente la matazón de cada uno de los más de 4.000 militantes de la Unión Patriótica, UP, y entre ellos su gente más brillante y pluralista: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, José Antequera, Leonardo Posada,Pedro LuisValencia,entre otros. Por esa razón el congresista Luciano Marín le dijo a sus seres queridos que él
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no se iba a dejar matar, y se internó en la montaña con el alias de Iván Márquez. Y entre los más jóvenes, un dolor imposible de sanar. Mientras estuve en el Caguán, hablé con muchos niños. Había de todo. No solo los reclutados a la fuerza, sino muchos que la guerrilla se había llevado tras hallarlos espantados después de ver a los paramilitares asesinar a sus padres, hermanos, abuelos. Por eso, las Farc no estaban para risas. Eso lo hacían evidente en las conversaciones. Alfonso Cano, por ejemplo, siempre llegaba con el ceño fruncido. Los demás comandantes ponían sus armas sobre la mesa y otros no vacilaban a la hora de levantar el fusil y mostrárselo en la cara a su interlocutor. Así le ocurrió al candidato liberal Horacio Serpa cuando decidió ir a hacer allí campaña política. Y de ese modo, las Farc se endurecían más a medida que los escuadrones de extrema derecha ejecutaban sus masacres en El Salado (Bolívar) El Naya (Cauca), Mapiripán (Meta), Catatumbo (Norte de Santander), Segovia (Antioquia), en las que torturaban, violaban, descuartizaban y, en muchas ocasiones, bailaban con música y licor para borrar no solo a la gente del lugar, sino cualquier vestigio y memoria asociado a la alegría. Las bestias paramilitares deshumanizaban cada vez más a sus adversarios. De lado y lado, no solo había que matar al contrario sino rematarlo y desaparecerlo.
ADIÓS A LAS ARMAS
El río de sangre siguió su cauce hasta que llegó a la negociación de La Habana. El primer día quedó en el ambiente un pequeño pero trascendental gesto.Los representantes de la guerrilla, por exigencia del equipo negociador del gobierno, debían llegar sin
camuflado, y sin armas a la mesa. De entrada, era una fotografía diametralmente opuesta a la negociación de El Caguán. Aunque parezca un hecho marginal, su importancia está en que en ese instante las Farc empezaron a dejar las armas. Y de la soberbia pasaron a los argumentos y de esos a la búsqueda de los consensos. Hasta que finalmente volvimos a ver a cada uno de esos hombres y mujeres de esta guerrilla, tan colombianos como todos nosotros, volver a reír. Desde entonces no se ha vuelto a ver con un arma en la mano a ningún miembro del secretariado, el cuerpo que dirigió la guerra durante medio siglo. Ahora se las van a entregar a la ONU. Luego firmaron un acuerdo que dice, en esencia, que además de dejar las armas van a cumplir la Constitución Política. Cuando Rodrigo Londoño Echeverri,Timochenko, se encontró con el presidente Santos, solo sonó el Himno Nacional. No como cuando se instalaron los diálogos con los paramilitares en Santa Fe de Ralito, pues entonces también sonó el de las Autodefensas Unidas de Colombia,AUC.El ministro de Gobierno de entonces, Sabas Pretelt de la Vega, enviado oficial del presidente Álvaro Uribe, se puso de pie en homenaje a la macabra música paramilitar. Atrás quedan todas esas vivencias de una guerra de la que ahora comienza el balance. ¿Quién ganó? ¿Quién perdió? La respuesta es tan sencilla como desoladora. Perdimos todos.Tanto guerrillero amputado, tanto soldado desmembrado, tanto militar muerto,tanto insurgente desaparecido.Ocho millones de víctimas a quienes deberíamos rendir tributo, no un minuto de silencio, sino toda una vida de esfuerzo para que esto jamás vuelva a ocurrir.
PAZ HISTORIA
50 años entre comillas
Lo absurdo, lo trágico y lo macondiano de medio siglo de guerra ha quedado plasmado en cientos de frases memorables. EL INICIO
“NO SE HA CAÍDO EN CUENTA
de que hay en este país una serie de repúblicas independientes que no reconocen la soberanía del Estado colombiano” Álvaro Gómez Hurtado,
el 25 de octubre de 1961 durante un debate en el Congreso de la República.
“LOS DESTACAMENTOS
guerrilleros del bloque Sur nos hemos unido en esta conferencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que
INICIARÁN UNA NUEVA ETAPA DE LUCHA”
DE LA CONFRONTACIÓN A LA BÚSQUEDA DE LA PAZ
“EN REALIDAD,
EL ÚNICO PRESO POLÍTICO EN COLOMBIA
“SI
CONCRETAMOS
LA PAZ
me regreso a trabajar en Génova (Quindío) en la finca donde viví de niño, si es que todavía existe”
Julio César Turbay,
en junio de 1979, en una gira por Europa cuando los periodistas lo interrogaron sobre las detenciones y torturas.
Manuel Marulanda,
“NO QUIERO QUE SE DERRAME UNA SOLA GOTA MÁS DE SANGRE
durante la firma de los acuerdos de La Uribe, Meta, el 28 de marzo de 1984.
colombiana de nuestros soldados abnegados ni de nuestros campesinos inocentes, ni de los obcecados, ni una gota más de sangre hermana”
Belisario Betancur,
en su discurso de posesión como presidente de Colombia el 7 de agosto de 1982.
“AÚN LE FALTA A SU GOBIERNO UNA TAREA MUY EXIGENTE
COMBATIR CONTRA LOS ENEMIGOS DE LA PAZ y de la rehabilitación, que están agazapados por fuera y por dentro del gobierno”
Declaración de las Farc,
el 5 de mayo de 1966 al terminar la segunda conferencia guerrillera.
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Otto Morales Benítez,
el 31 de mayo de 1983 en su carta de renuncia a la Comisión Nacional de Paz de Belisario Betancur.
LA GUERRA FRONTAL
EL RECRUDECIMIENTO
“MAMÁ, ¡ESTOY VIVA!
“NI EL SECUESTRO NI LA EXTORSIÓN SON UN MECANISMO DE LUCHA POLÍTICA, NI AQUÍ NI EN NINGÚN PAÍS DE AMÉRICA LATINA. LA UP NO NECESITA DE LAS FARC”
¡ESTOY LIBRE! EL EJÉRCITO ME RESCATÓ”
Bernardo Jaramillo Ossa,
candidato presidencial de la Unión Patriótica en marzo de 1990.
“NOS VEMOS DENTRO DE 20.000 MUERTOS MÁS”
“YO LES PROPONGO A LAS MUJERES Y de los guerrilleros, narcotraficantes, paramilitares, que hagan el pacto de hacer un paro sexual y se darán cuenta de que ellos se acogen al proceso de paz, por tarde, en el mes de diciembre”
General Manuel José Bonett,
el 30 de octubre de 1997 en una entrevista con RCN Radio.
Alfonso Cano,
jefe del equipo negociador de las Farc, a los negociadores del gobierno de César Gaviria luego de la ruptura del proceso de paz de Tlaxcala, en mayo de 1992.
“AQUÍ EN LA SELVA SOLO QUEDARÁN RATONES, DANTAS, PAVAS Y PAUJILES,
Íngrid Betancourt
hablando con su madre el 2 de julio de 2008, horas después de ser liberada en la Operación Jaque.
GANANDO, pero no hemos ganado. Vamos ganando, pero la culebra todavía está viva” Álvaro Uribe Vélez,
en febrero de 2009, después de la liberación de Alan Jara, exgobernador del Meta.
porque los guerrilleros van pa’ la ciudad... Allá nos pillamos” El Mono Jojoy,
en junio de 2001, en una conversación con un grupo de militares secuestrados que iban a ser liberados.
EL COMIENZO DE LA RECONCILIACIÓN
“HEMOS ALCANZADO UN ACUERDO FINAL, COMPLETO, DEFINITIVO, PARA PONER FIN al conflicto armado con las Farc. Hoy podemos decir, por fin, que todo está acordado” Juan Manuel Santos,
el 25 de agosto de 2016, al anunciar el cierre exitoso del proceso con las Farc.
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PAZ ANÁLISIS
Armas y urnas, mala mezcla
La combinación de formas de lucha fue letal para la democracia colombiana. Ahora podría desaparecer del panorama político del país.
POR EDUARDO PIZARRO LEONGÓMEZ SOCIÓLOGO Y ANALISTA POLÍTICO.
U
NO DE LOS FACTORES QUE más incidieron en la violencia política que ha sufrido el país en las últimas décadas fue la decisión de múltiples actores de utilizar al mismo tiempo las armas y las urnas como mecanismos para alcanzar y conservar el poder político. Sin duda, esa tradición es muy antigua en Colombia. Sin necesidad de remontarnos hasta las múltiples guerras civiles del siglo XIX, en el periodo de la Violencia entre 1946 y 1953, es decir, la etapa más aguda de los enfrentamientos entre liberales y conservadores, el uso de la fuerza fue un instrumento utilizado masivamente para intentar homogeneizar municipios enteros en un solo color, ya fuese azul o rojo. Esta tradición de combinar armas y urnas fue recogida por el Partido Comunista de Colombia (PCC), el cual, en su IX Congreso celebrado en la total clandestinidad en junio de 1961, aprobó la política de “combinación de todas las formas de lucha”, tanto legales como ilegales, como método para alcanzar el poder político. Pocos años más tarde, en 1964, cuando el presidente Guillermo León Valencia decidió acabar con las regiones de autodefensa campesina
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dominadas por los ex guerrilleros comunistas de los años cincuenta, como Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero y Sumapaz, es decir, las denominadas “repúblicas independientes” por el entonces senador conservador Álvaro Gómez Hurtado, la respuesta fue el surgimiento de las Farc. Desde aquella lejana época, la utilización simultánea de las armas y las urnas se constituyó en el eje fundamental del accionar político y militar del Partido Comunista. Lentamente, sin embargo, esa práctica perversa comenzó a extenderse como una mancha de aceite en los años ochenta, con la emergencia de los grupos paramilitares de extrema derecha y, ante todo, con su convergencia en torno a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en 1997, bajo el liderazgo de Carlos Castaño. Su primera expresión pública había sido el lanzamiento del Movimiento de Restauración Nacional (Morena) a finales
RECHAZAR EL USO DE LA VIOLENCIA COMO RECURSO POLÍTICO ES UN MENSAJE DE CIVILIDAD EN UN PAÍS QUE SUEÑA CON DEJAR ATRÁS EL HORROR QUE HA SIGNIFICADO LA VIOLENCIA POLÍTICA de 1989, por parte del secretario general de la Asociación de Ganaderos y Campesinos del Magdalena Medio (ACDEGAM), el entonces joven abogado de Aguadas Iván Roberto Duque, futuro mando de las AUC bajo el seudónimo de Ernesto Báez. El
lanzamiento de este movimiento tuvo lugar en Yacopí (Cundinamarca) con la participación de varios miles de campesinos que portaban carteles con la Virgen del Carmen, a quien declararon como la “reina de la autodefensa campesina”.
Bastan unas pocas cifras para evidenciar las dimensiones del horror. Entre 1986 y 2003 fueron asesinados 162 alcaldes, 420 concejales y 529 funcionarios públicos. Además, también fueron sacrificados 108 candidatos a distintas alcaldías y 94 candidatos a concejos municipales. Una verdadera orgía por el poder mediante el uso de las armas. Tras la desmovilización de las AUC entre los años 2003 y 2006, el país conoció las dimensiones que había adquirido el fenómeno de la llamada ‘parapolítica’.Aun cuando el país reaccionó con escepticismo cuando Salvatore Mancuso afirmó que las AUC controlaban el 40 por ciento del Congreso, en los años siguientes esa cifra parecía reflejar con exactitud la realidad de las relaciones alcanzadas entre las autodefensas y los políticos en múltiples regiones del país. En efecto, en los años siguientes, 257 políticos fueron juzgados y condenados por sus vínculos con este movimiento ilegal, entre los cuales 58 eran senadores y representantes. Entre ellos, tres expresidentes del Congreso (Mario Uribe, Miguel Pinedo y Javier Cáceres) y un expresidente de la Cámara de Representantes. El número de exgobernadores (una docena en total), alcaldes, diputados y concejales fue, incluso, más alta. Frente a este panorama, el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera es claro y contundente en el punto segundo del acuerdo, sobre participación política: “La firma e implementación del Acuerdo final contribuirá a la ampliación y profundización de la democracia en cuanto implicará la dejación de las armas y la proscripción de la violencia como método de acción política para todas y todos los colombianos a fin de transitar a un escenario en el que impere la democracia, con garantías plenas para quienes participen en política”. Esta declaración para rechazar el uso de la violencia como recurso político es de excepcional importancia para el futuro de Colombia. En efecto, la desmovilización de las Farc debe significar el fin definitivo de la mezcla de ‘armas y urnas’, tanto a la izquierda como a la derecha. Es decir, el respeto de todos los actores políticos a los canales democráticos para acceder al poder. Este es un mensaje de civilidad en un país que sueña con dejar atrás el horror que ha significado la violencia política. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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ilustración : jorge restrepo
La generalización en el uso simultáneo de armas y urnas está íntimamente ligado, de manera paradójica, con dos reformas constitucionales tendientes a ampliar el espacio democrático en Colombia: la elección popular de alcaldes en 1986 y la elección popular de gobernadores mediante la Constitución de 1991. Estas elecciones locales y regionales en medio de una agudización extrema de la confrontación armada conllevaron consecuencias muy negativas en múltiples regiones del
país debido al asesinato sistemático de líderes políticos señalados de apoyar al “enemigo” (ya fuese este progubernamental o de la oposición), o por ser percibidos como un estorbo para el proyecto de control territorial de distintos actores armados ilegales. Probablemente el impacto mayor de la descentralización fue la transferencia de recursos nacionales a los municipios. Como los recursos no provenían de la tributación local, se convertían en un ‘tesoro’ inesperado que llegaba del centro político de Bogotá. La política local, influenciada en muchas regiones por redes del narcotráfico, grupos paramilitares y organizaciones guerrilleras, se convirtió en un mecanismo utilizado para controlar los recursos municipales que crecían sin ningún esfuerzo local. Estos recursos públicos se convirtieron de esta manera en botín y en combustible de la guerra. Fue lo que un autor denominó acertadamente como el “clientelismo armado”, que el ELN ha perfeccionado al máximo en su fortín en Arauca. La relación entre política y grupos armados se hizo día a día más y más compleja debido, igualmente, a que muchos líderes regionales empezaron a pactar alianzas non sanctas, ya fuesen pragmáticas o ideológicas, con actores armados, para que les permitieran llevar a cabo actividades políticas en una región determinada o para hostilizar e, incluso, liquidar a sus adversarios políticos. Miles y miles de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados o parlamentarios de todas las fuerzas políticas fueron asesinados en medio de esta dinámica perversa. A la izquierda caían asesinados por grupos paramilitares los miembros de la Unión Patriótica u otros movimientos de ese mismo signo ideológico, y a la derecha caían asesinados miembros de los partidos tradicionales por grupos guerrilleros.
PAZ FOTO
LOS COMISIONADOS
ESTOS SON ALGUNOS DE LOS FUNCIONARIOS DE LOS GOBIERNOS ANTERIORES QUE BUSCARON CAMINOS PARA ACORDAR LA PAZ.
DANIEL GARCÍA-PEÑA
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CAMILO GÓMEZ
CARLOS EDUARDO JARAMILLO
CARLOS OSSA ESCOBAR
VÍCTOR G. RICARDO
LUIS FERNANDO CRIALES
CARLOS H. TRUJILLO GARCÍA Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
foto: juan carlos sierra - revista semana
JORGE MARIO EASTMAN
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‘Réquiem
NN’ (2013)es el culmen del trabajo audiovisual con que el fotógrafo Juan Manuel Echavarría mostró cómo en Puerto Berrío, Magdalena Medio, los habitantes adoptan simbólicamente a los desaparecidos para reconstruir el tejido social.
CULTURA
Dolió mucho
La cultura durante el conflicto no solo fue resistencia y denuncia, sino también víctima.
C foto: maria camila salamanca
ONTÓ MUCHO, PERO NO LO contó todo, y lo que le falta por relatar es tan extenso como doloroso. La cultura no se calló nada durante estos años de conflicto. Hasta le sobró valor para denunciar. Su inventario de temas es casi tan grande como la tragedia: los muertos que bajaron por el río Cauca, los mutilados por las minas, los desaparecidos, las víctimas del Palacio de Justicia, la sangre de las masacres, los NN, la violencia en
las comunas, los paras, la guerrilla, los militares, las comunidades desplazadas. Pero no solo fue un ejercicio de sumar un hecho y otro.Artistas, escritores, músicos, realizadores y dramaturgos, entre otros, ofrecieron obras de gran valor estético y de calidad. La hostilidad que reflejaron, casi con rigor académico y sin las limitaciones de los medios de comunicación, queda como una huella del dolor, de la resiliencia, del poder de las comunidades y de sus lenguajes expresivos, del efecto
de la muerte sobre los vivos. Lo suyo fue una labor de resistencia cultural. Las artes plásticas, como dice el crítico Jaime Cerón, nos enseñaron a ver distinto lo que creíamos que ya sabíamos. El teatro, con las revelaciones de Guadalupe años sin cuenta, La siempreviva y Labio de liebre, trazó una línea de tiempo y rehízo el conflicto desde sus orígenes. El cine, aprovechando la Ley 814 de 2003, aumentó su producción y amplió su oferta; la guerra y sus efectos dejaron
En ‘Labio de
liebre’ (2015), del grupo Teatro Petra, el dramaturgo Fabio Rubiano encarna a un criminal a quien visitan sus víctimas que mientras paga su condena en el exilio. Un drama sobre perdón y venganza que muestra la delgada línea que en ocasiones hay entre ser víctima y victimario.
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Son Batá: esta banda
de ‘hip hop’ de la comuna 13 de Medellín promueve la música como una herramienta para blindar a niños y jóvenes de la violencia.
p Con ‘Treno’ (2007) Clemencia Echeverri
alude a la desaparición forzada, a partir de proyecciones que muestran el fluir del río Cauca y de unos gritos desgarradores que buscan en la nada.
‘El olvido que seremos’
(2006)novela de Héctor Abad Faciolince, reconstruye la historia de su padre, Héctor Abad Gómez, asesinado en Medellín por luchar por la igualdad social y los derechos humanos.
perplejos a propios y extraños: temas como el abandono estatal y la lucha por los territorios fueron su hélice. El Colegio del Cuerpo, dirigido por Álvaro Restrepo, representó a la danza con obras como Inxilio, una reflexión sobre la guerra y el desplazamiento forzado. Un caso particular ocurrió con la música, donde buena parte de sus protagonistas fueron, a la vez, víctimas e intérpretes. Varios grupos y comunidades del Pacífico se hicieron oír con su percusión, el hip hop sonó desde los barrios marginales de Medellín, donde Son Batá y Crew Peligrosos clamaron por la convivencia. En este periodo la literatura creció y se publicó más, pero el tema del conflicto quedó en libros como Los ejércitos, de Evelio José Rosero, sobre la sociedad civil como blanco; en Espantapájaros, de Ricardo Silva, el retrato de una masacre, o en Líbranos del bien, de Alonso Sánchez Baute, la novela sobre los orígenes del guerrillero Simón
En ‘ Los ejércitos’ (2007), el escritor
Evelio Rosero cuenta la historia de un pueblo devastado por la violencia, donde Ismael, el protagonista, debe separarse de su esposa por el conflicto.
Trinidad y del paramilitar Jorge 40 en Valledupar. Sin embargo, el libro más impactante es El olvido que seremos, la desgarrada voz de una víctima, un ejercicio de reparación y memoria de Héctor Abad Faciolince, su autor. El registro de virtudes y logros podría seguir, pero hay una exploración que poco se hace y que cuenta. La cultura no siempre ganó: hubo expresiones y manifestaciones que el conflicto lastimó. El investigador social Germán Rey dice que “parte del desastre de esta guerra fue una enorme pérdida cultural, que tomará tiempo reconstruir”. Y ya se hace el escrutinio. Moisés Medrano, director de poblaciones del Ministerio de Cultura, lleva las cuentas y reseña que el daño se puede medir, entre otras cosas, en la desconfianza entre miembros de un mismo grupo, lo que eliminó la familiaridad cultural, un patrimonio de muchas sociedades rurales. No menos grave fue cómo los
actores armados ironizaron, despreciaron o ridiculizaron muchas prácticas culturales: aún es difícil asimilar el macabro episodio de las tamboras –símbolo de la comunidad– que retumbaron durante cuatro días en El Salado mientras morían asesinadas 60 personas. El saldo en rojo muestra también que se dejaron de hacer festivales o conmemoraciones, claves para mantener el tejido social.Así se rompieron costumbres y creencias. La cosmovisión de algunos pueblos indígenas, como los embera, se perdió al tener que desplazarse a ciudades como Bogotá o a Medellín. La artista Clemencia Echeverri, autora de Treno (la instalación sobre los muertos que bajan por el río Cauca), asegura: “Este es un país completamente fraccionado. El conflicto alejó mucho a las regiones y, más allá de la guerra puntual, descompuso a las familias, a los tejidos, a la construcción natural de un pueblo y a su dignidad”.
En la masacre de El Salado (2000), los paramilitares tocaron las tamboras –elemento
foto: daniel reina romero - revista semana
clave de la cultura de este pueblo– mientras asesinaban a sus víctimas. Poco a poco los habitantes de este caserío han ido recuperando la tradición de tocarlas.
p En 2002 la artista Doris Salcedo colgó 280 sillas del techo del Palacio de Justicia para conmemorar los 17 años de su toma. La instalación se llamó ‘Noviembre 6 y 7’.
PAZ ‘Alias María’ (2015), ‘Violencia ’(2015) y ‘Mateo’ (2014) son algunas de las películas con las que el
cine colombiano ha abordado el conflicto armado.
En 2005, Miguel Ángel
Rojas reprodujo el ‘David’ de Miguel Ángel con un soldado mutilado por una mina antipersonal. (2009), Beatriz González intervino cuatro columbarios del Cementerio Central de Bogotá con un mensaje de no repetición.
La relación sigue: se trastocaron ritos, algunas lenguas nativas no se hablaron más o se restringieron (como ocurrió con pueblos asentados en la frontera con Panamá), los rituales fúnebres fueron vetados, a ciertas comunidades indígenas y afros les bloquearon sus sitios ceremoniales y sagrados (especialmente a
por ejemplo, tiene ya programas para restaurar lo que la violencia afectó, como la escuela de música de gaitas, una tradición denigrada en los Montes de María, la zona más afectada por la guerra en la costa Caribe. Pero lo más importante será que las mismas comunidades paulatinamente –con la restitución
HAY UNA EXPLORACIÓN QUE POCO SE HACE Y QUE CUENTA. LA CULTURA NO SIEMPRE GANÓ: HUBO EXPRESIONES Y MANIFESTACIONES QUE EL CONFLICTO LASTIMÓ comunidades de la Sierra Nevada y de la Orinoquia) y se alteró la trasmisión de saberes entre generaciones. Como si no bastara, sitios de encuentro fueron utilizados para perpetrar masacres: “Hoy estos sitios –dice Medrano– son lugares de memoria y conciencia, espacios que las comunidades reconocen y resignifican como medida de reparación colectiva”.
de tierras y el retorno– establezcan sus lazos culturales y sus prácticas, es decir, su música, sus sonidos, su gastronomía o sus creencias. El trabajo con las víctimas será colosal. Gonzalo Castellanos, gestor y asesor en políticas culturales de varios países de América Latina, cree como otros que la memoria –más allá de contar historias– debe ser trajinada con contenidos ejemLO QUE VIENE plarizantes para evitar la repetición de A pesar del horror, la vida cultural jamás los hechos, pues la reparación simbólica se detuvo. Y ahora menos. El ministerio, será fundamental.
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fotos: archivo particular
En ‘Auras anónimas’
Y las instituciones, según él, serán protagonistas. Uno de los primeros pasos sería reorganizar el Sistema Nacional de Cultura, donde las regiones son vitales y en las que se necesitará diálogo, recursos y normas. Otro cometido sería crear un modelo o estímulo al acceso cultural, no solo a su producción, sino a la lectura, el cine, la música, el teatro, la danza, entre otras. Las artes tampoco bajarán los brazos. Su compromiso será en buena parte con el ‘que no vuelva a pasar lo que pasó’. Fabio Rubiano, director y dramatrugo de la aclamada obra Labio de liebre, dice: “Creo que tenemos que empezar a ver las cosas desde otro punto de vista porque nos vamos a enfrentar a una nueva sociedad. Se tiene que consolidar una reestructuración del país y todos los artistas vamos a tener mucha responsabilidad ahí”. Así horroricen, las historias sobre el conflicto seguirán apareciendo en todas las formas, extensiones, tamaños y colores. Y seguirá el desfile de verdades incómodas. Porque nadie puede negar que, durante el conflicto, a la cultura, el alma de la sociedad, el país le dolió. Mucho.
PAZ POLÍTICA
Agitación territorial
¿Podrá el acuerdo final lograr una apertura democrática en las regiones donde gamonales, clanes y clientelas aprovecharon la guerra para enquistarse?
POR LORENZO MORALES Investigador de la Universidad de los Andes.
P
OCOS DÍAS DESPUÉS DE anunciar el fin de las negociaciones con las Farc, Humberto de la Calle, jefe negociador, anticipó en una entrevista radial que el acuerdo cambiaría la forma de hacer política en Colombia. “La política se va a volver más dura”, dijo. “Los partidos tienen que prepararse para eso”. Ese nuevo escenario político será una de las consecuencias de la implementación del acuerdo final que tiene dos tipos de compromisos: unos transitorios de cara a las próximas elecciones y otros de gran calado y potencialmente más transformadores. Los primeros se resumen en la reincorporación política de la guerrilla a través de un nuevo partido político para las Farc y una serie de mínimos de representación en el Congreso con cinco curules en Senado y cinco en Cámara, con voz y sin voto, para los periodos legislativos 2018 y 2022. Después, ese partido tendrá que ganarse su espacio solo, como los demás. Esos mínimos que concede el acuerdo son, como dijo Sergio Jaramillo, alto comisionado para la Paz, “una red de seguridad a un trapecista” para que en caso de que su votación sea muy baja, tengan algo de participación en el Congreso. Hasta ahí no habrá lugar para grandes sorpresas. Las reglas están claras pero los resultados son altamente impredecibles en el punto 2 sobre participación política y apertura democrática, un anhelo que ha
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iterado en diferentes formulaciones y modos de fracasar al menos desde el gobierno de Virgilio Barco, hace 30 años. Allí el acuerdo establece —no solo para las Farc, sino para todo movimiento que sea minoría— la necesidad de reglamentar un estatuto para la oposición que le garantice su derecho a disentir, unas medidas de protección física a los líderes y candidatos, respeto por la protesta y movilización social y acceso equitativo a la financiación estatal y a medios públicos de comunicación. De cumplirse, esas medidas cambiarán sobre todo la política que se hace más allá de la Plaza de Bolívar, en los territorios donde el conflicto armado taponó el debate político, castigó el disenso y negó la posibilidad real de cambio y alternancia de los liderazgos, en general construidos más con la captura de la administración pública y el maridaje con la violencia política que con las ideas y el juego democrático limpio. ¿Qué juego tendrán ahí las Farc? ¿Cuál puede ser su alcance como fuerza política?
hecha en 2015 en municipios de zonas de consolidación (golpeadas por el conflicto y con débil presencia del Estado) por el Observatorio de la Democracia,un proyecto de la Universidad de los Andes. “Las Farc es una marca maldita, para ponerlo en términos de ‘marketing’”, explicó Miguel García, investigador del Observatorio. “Las Farc tendrán que encontrar una manera nueva de presentarse ante una sociedad que los asocia con la violencia y no con la política”. La misma encuesta encontró, sin embargo, que un 48 por ciento de los encuestados aceptarían la victoria de un exguerrillero en su municipio. Un ligero repunte del 42 que registraba en 2014. Quizás por ese estigma que tendrán que arrastrar, las Farc confían en que un escenario de mayor agitación popular y efervescencia social les dé la base política en la que puedan mimetizar ese pasado ominoso con el que saldrán del monte. “A las Farc les gusta más una cosa movimentista que de partido”, señaló García.
LAS FARC TENDRÁN QUE ENCONTRAR UNA MANERA NUEVA DE PRESENTARSE ANTE UNA SOCIEDAD QUE LOS RELACIONA CON LA VIOLENCIA, NO CON LA POLÍTICA “Uno vería mayores oportunidades de tener resultados políticos favorables en territorios pacificados”, dijo un asesor del gobierno que pidió no ser identificado porque no está autorizado a hablar públicamente. Si ese es su mejor escenario, las Farc parecen tener un futuro difícil como partido. Solo 11 por ciento de la gente votaría por un candidato de las Farc y 80 por ciento no lo haría, según la encuesta más reciente,
Esa apuesta de la guerrilla corre el riesgo de generar señalamientos peligrosos y vínculos falsos sobre movimientos sociales, de raíz popular, que no tienen relación alguna con las Farc. “Cualquier asomo de independencia es estigmatizado y señalado de tener simpatía con la guerrilla”, dijo Pedro Arenas, exalcalde de San José del Guaviare por le Partido Verde y exrepresentante a la cámara.“El conflicto armado en el Guaviare ha
Con la implementación de los acuerdos se espera que los movimientos sociales, como el indígena, participen más en la política.
foto: juan carlos sierra - revista semana
de López Michelsen, la Alianza Nacional Popular-Anapo de Rojas Pinilla, la Alianza Democrática M-19 y la Unión Patriótica. Sin embargo, en el caso de la UP, el experimento político en el que participaron las Farc a finales de los ochenta, cuando combinaban aún armas con política, fue un río de sangre. Fueron asesinados 1.600 militantes, según cuentas oficiales. “Aquí los posconflictos siempre han sido violentos”, dijo Calvo. Los campanazos de alerta ya empezaron a sonar. Desde que se anunció el fin de las negociaciones, hace apenas un mes, 13 líderes locales han sido asesinados en Cesar, Antioquia, Nariño y Cauca, según registros de la Defensoría del Pueblo. “Esa panorama es de alta preocupación para el gobierno”, dijo Diego Bautista, asesor de paz territorial del alto comisionado, quien reconoció que en las regiones muchos liderazgos nuevos pueden oxigenar la escena política, pero a la vez ponen en aprietos a la clase política tradicional y a sectores reaccionarios. En las zonas donde las Farc dominaron con su yugo armado como Caquetá, Putumayo o Huila muchos
foto: guillermo torres - revista semana
impedido la creación de alternativas políticas a las fichas que manejan los ganaderos, los dueños de la tierra, e incluso sectores relacionados con el narcotráfico”.Arenas inició su carrera política amparado en un movimiento juvenil y sufrió en 1995 un atentado de los paramilitares y en 2009 uno de las Farc. Sin embargo, en departamentos con un sistema político muy cerrado y capturado por clanes o familias, nuevas fuerzas — asociadas a las Farc como movimiento civil o no—, podrían sorprender con votaciones importantes. “En el Cesar, cada vez que hay una ventana de apertura, de renovación, una legión de gente ha estado dispuesta a apoyar”, dijo Antonio Calvo, ex asesor de paz del departamento y consultor de Pax Holanda. “No necesariamente por el mérito o el trabajo político de un grupo, sino tal vez por la sola esperanza de la gente de saborear un cambio”. Calvo recordó los buenos desempeños que en ese departamento, donde ha reinado una política de castas, tuvieron movimientos alternativos como el MRL
asumen que simpatizantes de las Farc ganarán fácilmente en la política. Por eso, quienes se oponen a los acuerdos han dicho que ellas coparán las 16 circunscripciones especiales en Cámara para los territorios más golpeados por la guerra. Sin embargo, si se juzga por el actual mapa electoral, no se puede ser tan concluyente.El uribismo ganó las alcaldías de zonas de influencia guerrillera como Florencia y San Vicente del Caguán, corazón de la zona de despeje en los diálogos de 1990; y no hay un solo municipio del Caquetá, bastión guerrillero, en donde haya triunfado un alcalde de izquierda, a excepción de Cartagena del Chairá. En ese departamento, dicen pequeños comerciantes de la zona, las Farc siguen cobrando vacunas (extorsiones) con el mote de‘impuesto para la paz’,lo cual las hace muy poco populares en las cabeceras. El acuerdo final ya ha agitado el panorama social. En las últimas semanas en los municipios de La Montañita, Paujil y Doncello ha habido marchas populares en contra de proyectos petroleros y en defensa del agua. En otros puntos están cuajando agrupaciones de ganaderos —que se declaran por fuera de Fedegán— que quieren aspirar a una de esas curules especiales. Las elecciones de 2018 dirán qué tanto sus reivindicaciones se convierten en votos. Las Farc son ganaderas y grandes terratenientes en Caquetá y querrán colincharse a esos movimientos, pero nada garantiza que sean correspondidas; es decir que los movimientos sociales quieran recibir ese respaldo que pueden percibir como un dulce envenenado. Las próximas elecciones regionales serán la verdadera prueba que despejará la incógnita de qué significa una política más dura, como dijo Humberto de la Calle,y sobre todo,más dura para quién. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ REGIÓN
Antioquia, el gran reto
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N NINGÚN DEPARTAMENTO el conflicto armado dejó una mayor estela de muertos y sangre, de mutilados y desterrados que en Antioquia. Allí los grupos armados causaron 1.645.840 víctimas, desplazaron a 1.364.470 personas, asesinaron a 299.000, desaparecieron a 43.830, secuestraron a 6.184 y violaron a 3.307. El oriente antioqueño, por ejemplo, vivió situaciones muy dramáticas: cerca de 300.000 personas se desplazaron ante el imperio de los frentes guerrilleros más fuertes de la región: el Noveno y el 47 de las Farc, el Carlos Alirio Buitrago del ELN, y de los paramilitares los bloques Metro y Autodefensas del Magdalena Medio, que cometieron más de 50 masacres. Y sin embargo, hoy ha regresado más del 70 por ciento –atrás quedó el panorama de caseríos tragados por el monte– y en todos los municipios avanza el desminado. San Carlos y San Francisco ya están libres de sospecha de minas. Precisamente en San Carlos, Pastora Mira, exinspectora de Policía, exconcejal y madre de dos hijos desaparecidos, se asombra de cómo sus paisanos han podido vivir con quienes fueron sus victimarios, los mismos paramilitares que se aliaban con los policías para castigar a los ladrones, a los que señalaban como guerrilleros. Hoy muchos de esos desmovilizados manejan mototaxis, atienden a las mesas de bares, tienen familias, llevan a sus hijos al colegio, se olvidaron de ese pasado en el que empuñaron un fusil. El posconflicto (después de la desmovilización de los paramilitares) llevó a una víctima a ser alcaldesa en un municipio conservador por tradición. María Patricia Giraldo recuerda todavía esos viernes en
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que salía del internado en el que estudiaba rumbo a Santa Rita, la vereda en la que nació, la misma de la que su familia tuvo que huir porque los paramilitares los acusaron de ser guerrilleros. “Pero la esperanza llegó de nuevo al pueblo y eligieron alcaldesa a una víctima, porque creían en un proyecto de retorno, de que las familias estuvieran en sus tierras”, dice meses después de entregar el puesto. En un principio los más desconfiados con la reintegración de los paramilitares a la vida civil eran los propios sancarlitanos, asustados de tanta sangre que vieron correr. Recuerdan que en el pueblo muchas veces llamaban a la Policía para que atendiera un problema sencillo, pero llegaban los hombres de las autodefensas, quienes no amenazaban con la cárcel sino con la muerte para mantener el orden en el pueblo. “Y aquí muchos temían que eso se repitiera, pero hemos sabido convivir, porque todos conocemos el pasado de cada cual”, dice Pastora Mira. Pero como Antioquia ha sido muy golpeada por el conflicto, muchos siguen con desconfianzas varias. Algunos no creen en el arrepentimiento guerrillero, otros, los que han estado en las zonas de presencia histórica de las Farc, temen que otros grupos armados emergentes, ya con el terreno despejado, lleguen a implantar su negocio, a imponer reglas crueles y, lo que más miedo les da, a hacer ‘limpieza social’, como en los tiempos de Carlos Castaño. En esas zonas de temor está Ituango, al norte de Antioquia, donde los frentes 18 y 36 han impuesto orden y cultivos, corredores y ley, que se refugiaron en el nudo de Paramillo, de donde no los pudieron sacar ni el Ejército ni las AUC. No pocos campesinos temen la llegada de otro
fotos: emanuel zerbos
Los antioqueños sufrieron más que nadie la guerra por cuenta de las acciones de las Farc, el ELN y las AUC. Por eso esperan que el gobierno actúe con vigor en su departamento de cara al posconflicto.
p María Guillermina Zapata: “Yo confío en Dios que sí tendremos un poco de paz”.
actor armado, uno desconocido y más cruel. Por eso Jorge Jaramillo –presidente de la asociación comunal del municipio, quien día a día está en contacto con los líderes de zonas alejadas– cree que el principal reto del Estado después de firmar la paz con las Farc “será crear confianza en que el gobierno ocupará todo lo que la guerrilla
MADRES DE LA CANDELARIA
p Oralia Tabares: “Nosotros somos
un grupo de paz, uno nunca olvida pero pudimos perdonar”.
antes llenaba: territorio, y además justicia”. La lista de requerimientos es larga. Se puede contar, por ejemplo, la necesidad de vías terciarias para sacar los productos de las veredas más lejanas, algunas que están a dos días de camino por trochas imposibles. Por ejemplo, muchos campesinos de El Aro, el corregimiento de Ituango donde
p Teresita Gaviria: “Es la verdad de nosotras, la verdad del país la que peligra. Si perdemos el plebiscito dónde quedamos nosotras?”
los paramilitares cometieron una de las peores masacres de esta guerra, no pueden sacar sus cultivos porque no hay vías, y eso que están a siete horas de la vía al Mar. Qué se puede decir de quienes viven más lejos. Por esto, cuando a mediados de la década pasada el cultivo de coca creció exponencialmente, muchos decidieron
dejar el café, el maíz, el fríjol y cultivar la hoja, pues era más fácil cargar con un kilo que con una tonelada de cualquier otro cultivo por el mismo dinero. Jaramillo recuerda que el problema no es solo sacar los cultivos, sino la dificultad para acceder a un préstamo en algún banco, la imposibilidad de aplicar a los subsidios del Estado, “por eso aquí los campesinos tienen mucha esperanza en la titulación de tierras porque eso garantiza acceder a otros beneficios, por ejemplo, para la siembra, no es justo que uno compre una semilla y el precio esté por las nubes, pero cuando vaya a vender el producto el precio esté baratísimo”. Hernán Darío Álvarez ve en el desminado que ya empezó en su municipio un buen augurio, pues muchas zonas veredales han estado vedadas por las minas antipersonal. “Aquí 237 personas han caído en un aparato de esos y 44 han muerto, eso es una injusticia y un temor, después del barrido que se haga los campesinos podrán ingresar con mayor tranquilidad para trabajar el campo, que es lo que todos queremos”, dice. La seguridad, sin embargo, es la preocupación mayúscula. El gobernador Luis Pérez ha dicho que el orden es necesario en el posconflicto, por lo que ha pedido a su secretaria de Gobierno, Victoria Eugenia Ramírez, visitar cada una de las zonas rurales donde se concentrarán los guerrilleros y donde se realizarán planes pilotos de desminado y erradicación de cultivos ilícitos. Uno de los temores de Pérez es que se recrudezca la violencia de las bandas criminales para copar territorios históricos de las Farc, como ya sucede en zonas del Bajo Cauca, en límites con el sur de Bolívar y Córdoba. Diky Manuel Urrutia, presidente de la Asociación Laboratorio de Emprendimiento y Liderazgo Juvenil de Caucasia, corazón del Bajo Cauca, confirma los temores del gobernador, pues, desde que se desmovilizó el bloque Mineros de las AUC, ha pasado más de un clan criminal por los municipios y cada uno ha dejado sus guerras y sus muertos. “Y una de las soluciones para que eso no pase es que las autoridades hagan presencia, pero no hablo de Policía y Ejército, hablo de proyectos productivos y de emprendimiento para jóvenes, que son los que han alimentado nuestras guerras”. Las más dispuestas a la paz, al fin de cuentas, son las víctimas, todas esas personas que han tenido que convivir a la fuerza con los actores de la violencia: esos colombianos que de verdad conocen las causas y los efectos de tanta guerra. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ GÉNERO
Las revolucionarias
En el campamento de las Farc donde ese grupo espera hacer su tránsito a la vida civil, cinco guerrilleras le contaron a SEMANA qué las llevó a aceptar ese cambio y qué esperan del futuro.
POR MARÍA LÓPEZ CASTAÑO
E
S APENAS NORMAL QUE tras 52 años de violencia los colombianos veamos a las Farc como el enemigo. Un enemigo que algunos han conocido pero que muchos otros solo lo han visto en las pantallas de sus televisores o en las primeras páginas de periódicos y revistas. Hoy,a una semana de votar por el acuerdo de paz, vale la pena alejarse de las generalizaciones y entender que estamos ante una situación que no es negra ni blanca y en la que tal vez exista una faceta de la guerrilla que no hemos visto. Vale la pena escuchar para conocer quién es hoy la contraparte de esta larga guerra, que a partir del 2 de
dianas. Ahí, en medio de las montañas, se sienten seguras, cuidadas y parte de una familia. Sienten que su voz y sus opiniones importan y estan convencidas de que en la insurgencia hacen parte de un propósito superior. Todas reflejan un dogmatismo ideológico producto de un adoctrinamiento estricto desarrollado por años, que hace que, para ellas, todo sacrificio en esta guerra haya sido justificado por lo que perciben como el bien de Colombia. El grueso de las Farc es hoy un movimiento juvenil en armas, integrado en buena parte por hijos o hijas de combatientes veteranos. Esa generación está muy lejos de las míticas figuras de este grupo guerrillero y se está preparando para hacer el tránsito para participar en política. Las cinco mujeres entrevistadas afirman que el mito de las guerrilleras esclavizadas sexualmente, que muchos colombianos tenemos en el imaginario, no corresponde con la realidad. En el monte las mujeres comparten las tareas con los hombres por igual. Cargan bultos de arena, hacen trin-
EN EL MONTE LAS MUJERES COMPARTEN LAS TAREAS CON LOS HOMBRES POR IGUAL. CARGAN BULTOS DE ARENA, HACEN TRINCHERAS, SE ENTRENAN PARA EL COMBATE Y LLEVAN EL MISMO PESO EN EL MORRAL octubre estará presente en nuestra historia con una voz y, seguramente, con un voto. Es por esto que por primera vez decidí recorrer la realidad de un campamento guerrillero para conocer la cara del conflicto desde la voz de las mujeres que participaron en él. Ellas llegaron a las filas por decisión propia, no han dejado atrás sus ideales, pero reconocen el contexto histórico en que se encuentran y creen en la posibilidad de construir un país diferente. Esta es la historia de Liliana, Luisa, Isabela, Natalia y Sol. A estas cinco mujeres la guerra les dio razones, justificó su lucha y las empoderó: encuentran en las Farc una igualdad a la que no tendrían acceso en sus vidas coti-
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cheras, se entrenan para el combate, llevan el mismo peso en el morral y hacen el amor en condiciones de igualdad.Todas tienen en el brazo una cicatriz de un anticonceptivo subcutáneo que les permite tener la misma libertad de escogencia que los hombres. Si algo impresiona es que todas han estudiado a profundidad las 297 páginas del acuerdo de La Habana. Eso probablemente no se puede decir ni siquiera de todos nuestros congresistas. Al hablar con ellas, reflejan fortaleza y dignidad, pero también vanidad. Son atractivas, tienen alrededor de 30 años y ninguna tiene hijos. Algo que sería muy diferente si vivieran en su lugar de origen.
LILIANA, 24 AÑOS
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iliana ingresó a las filas a los 14 años. Cuenta con lágrimas en sus ojos que nunca supo qué era ser una niña. Asumió la crianza de sus hermanos y el cuidado de su hogar desde muy pequeña. Siendo la mayor de seis, era la única manera para que sus padres pudieran salir a trabajar para sostener la humilde vida que llevaban. Liliana nunca pudo terminar sus estudios. De hecho, ninguno de sus hermanos pudo pasar más allá de la primaria, pues ir a la escuela se había convertido en una travesía de dos horas entre la selva. En la mitad de la charla, baja la mirada: “Imagínese usted, puros niños entre una selva peligrosa tratando de ir a estudiar”. Liliana quiere que las nuevas generaciones no sufran lo que ella ha vivido. “Los jóvenes tenemos una enorme responsabilidad de lograr el sueño de un país diferente. Un país en donde todos podamos tener todo”. Ella sueña con la paz; dice que finalmente estamos dando un paso hacia el sueño que tanto hemos anhelado. Quiere volver a estar con su familia. Quiere estudiar. Le gustaría hacer trabajo social en los pueblos en donde no llega la ayuda. “La paz es un momento muy bello que nos va a dar oportunidades a muchos. Vamos a reconciliarnos con los que antes eran nuestros enemigos. Si volviera a ver a mis amigos, les preguntaría si ellos están dispuestos a perdonar el daño que les han hecho los demás”, concluye.
fotos: maría lópez castaño
Estas revolucionarias nunca han dejado su feminidad, a pesar de encontrarse en medio de la lucha.
PAZ LUISA, 22 AÑOS
fotos: maría lópez castaño
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uisa entró a la guerrilla cuando tenía 17 años, no como una campesina reclutada a la fuerza, sino por ser hija de dos veteranos de la guerrilla. Quería seguir los pasos de su padre y de su madre. “Este –cuenta– es un país lleno de injusticias y eso justificó el contenido de nuestra lucha por tantos años. Era nuestra única opción de vida. Pero las circunstancias han cambiado y llegó el momento de dejar las armas y empezar a movernos en un espacio político. Después de 52 años de guerra entre hermanos, hay una oportunidad de un nuevo renacer”. A Luisa se le nota la convicción. “Considero que las propuestas que le vamos a presentar al país son bastante incluyentes y van a contar con el apoyo del pueblo. Nuestra agenda tiene tres ideas: la primera es la participación política; los acuerdos firmados nos permiten salir del ostracismo. La segunda es el tema agrario; Colombia es un país en donde la concentración de la tierra está en pocas manos. Y el acuerdo llama al progreso en este tema, para que los campesinos puedan tener acceso a ella. El tercer punto es el de las víctimas; nosotros, como pueblo en armas, también hemos sido víctimas. Tras cada uno de nosotros hay una historia que contar, hay una vida de desplazamiento, de pobreza, de miseria”. Ella sabe que lo que está haciendo no es solo por ella, sino por todo un pueblo. En su vida de guerrillera aprende todos los días. La llena ser revolucionaria. Quiere seguir trabajando en el movimiento político. Quiere ser abogada, le produce una enorme curiosidad preguntarles a sus amigos de la universidad qué opinan de la paz y si están de acuerdo. Cuando le pregunto por qué, afirma que tal vez las personas en las ciudades no viven la guerra. Los campesinos, en cambio, sí que la han padecido. Está convencida de que este es el momento de generar una nueva visión de país por medio de las ideas.
NATALIA, 25 AÑOS
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leva 13 años en las filas y también es hija de guerrilleros. Tuvo la oportunidad de estudiar en la ciudad, terminar su bachillerato y hacer otros estudios, pero apenas cumplió 18 años regresó a las filas. Lo que más la identifica de pertenecer al movimiento es luchar por el pueblo. Dice que lo hace por la igualdad y el bienestar de todos. A pesar de su mirada firme, varias veces pensó en irse, pues cuenta que los primeros dos años son lo más difícil. Habla con orgullo de la representación femenina en las filas. Considera que de todas las organizaciones de izquierda, la guerrilla cuenta con el mayor número de mujeres. Y sostiene que hoy las mujeres han recibido un lugar mucho más importante que el que tenían antes. Cuenta que en la guerrilla no hay matrimonios pero sí muchas relaciones entre compañeros, que son abiertamente permitidas en la organización. Y que les hacen un estudio médico previo a las mujeres para saber cuál es el mejor método de anticoncepción para cada
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una. Cuando empezamos a hablar de amor y desamor, por unos instantes la conversación no tiene barreras. Solo somos dos mujeres hablando de las cosas cotidianas de la vida. Un camión interrumpe la conversación y nos regresa abruptamente a esa dura realidad que nos rodea: una sensación de conflicto e incertidumbre que subraya mi sorpresa por las historias que se encuentran en las montañas de Colombia. Por estos días el bloque Oriental
de la guerrilla está organizando la décima conferencia. Parece surrealista ver camiones con baños portátiles y sillas Rimax por la difícil carretera destapada hacia El Diamante, una casona rosada donde opera la principal cocina del bloque. Hace unos días instalaron por primera vez un punto de internet. “Ver a un guerrillero usando Facebook para contactar a sus amigos de infancia es algo que nunca pensamos que veríamos”, afirma Natalia.
PAZ ISABELA, 32 AÑOS
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sabela conoció en la universidad a varios militantes del partido clandestino en Bogotá. Iba por la mitad de su carrera: una Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales. Quería ser profesora, pero sus amigos la invitaron hace 12 años a conocer un campamento. “Opté por venir unos meses y decidí quedarme. Sentí un ambiente de mucha fraternidad y me motivó la posibilidad de desarrollarme como revolucionaria”. Ahora entre sus aspiraciones está prepararse para trabajar en el movimiento político.
Sabe que ante el país tienen una imagen de monstruos terroristas, narcotraficantes y de ser una gente sin principios. “Es una obligación moral contarles la otra verdad”. Le pregunto sorprendida cuál es esa otra verdad. Y contesta: “Pues contaría que surgimos porque hay muchas necesidades en este país, y la gente vive situaciones muy duras para sobrevivir en los territorios donde el Estado no ha hecho presencia y donde se ha vivido el conflicto. Hay unas situaciones muy difíciles que hay que cambiar. Pero sobre todo, les
diría que a partir de esa historia estamos viviendo un momento nuevo que hay que aprovechar y es necesario reconstruir este país, es necesario reconciliarnos. Yo creo que es el momento de que los jóvenes y toda la sociedad se pongan a la altura del momento”. A ella le gusta del acuerdo, sobre todo, que a partir de las realidades del país se están dando alternativas y posibilidades incluyentes. Reconoce que no solucionan todos los problemas de Colombia, pero que sin duda son un punto de partida.
ELLAS SUEÑAN CON UN PAÍS “EN DONDE NO TE MATEN POR EXPRESARTE DIFERENTE. UN PAÍS DONDE NO HAYA HAMBRE, DONDE NO HAYA DESIGUALDAD, EN DONDE TÚ SALGAS A LA CALLE Y NO TE VIOLENTEN”
foto: maría lópez castaño
NO TODO ES BLANCO Y NEGRO
SOL, 18 AÑOS
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ol viene de Boyacá y llegó hace algo más de dos años. Cuenta que le surgieron sus inquietudes desde el colegio. “Primero uno ve las problemáticas propias y después se da cuenta de que todos los colombianos estamos en pésimas condiciones. Así fui llegando hasta acá. Aquí uno se encuentra con una nueva sociedad. Uno obviamente llega con ese miedo que nos muestran los medios de comunicación y se encuentra con una realidad diferente. Allá nos tratan como unos vándalos y aquí te das cuenta de que se trabaja por el colectivo y para el colectivo. Aquí hay unas normas y, por supuesto, unos derechos”. Sol decidió integrarse a la guerrilla a los 16 años. Sus papás nunca supieron que se fue a conocerla. Le gustó y se quedó. Decidió escribirles una carta y, desde entonces, no ha hablado con ellos. Sueña con un país “en donde no te maten por expresarte diferente. Un país donde no haya hambre, donde no haya desigualdad, en donde tú salgas a la calle y no te violenten, en donde la gente no tenga que robar para comer. Sueño con un país en donde primen la paz y la armonía, donde haya ese amor por el prójimo realmente. Un país en donde se instauren los verdaderos valores que debe tener una sociedad”.
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Si bien es cierto que hay un sinnúmero de percepciones desacertadas sobre la vida de las mujeres en las Farc, otras son muy ciertas. Esa organización ha coartado históricamente muchas libertades a las mujeres que han pertenecido a ella. No es un secreto que si alguna quedaba embarazada, debía abortar o abandonar a su hijo. Muchas entregaron a sus recién nacidos para que otros los cuidaran mientras ellas permanecían en las filas. Sin duda alguna, en materia de derechos de la mujer, la organización política que reemplace a las Farc debe recorrer un largo camino. Prueba de ello es que hay muy pocas mujeres en sus altas estructuras y que nunca, en 52 años de lucha, alguna de ellas ha pertenecido al secretariado y muy pocas al estado mayor central. En eso hay que decir que se parecen al resto del país. El techo de cristal es evidente en ambos bandos de la negociación. Sin embargo, es interesante ver esta realidad con otras caras y otras ideas. Estas historias no son la única verdad, pero nos muestran una mirada que muchos desconocemos.
PAZ ANÁLISIS
Las preguntas políticas
POR FRANCISCO GUTIÉRREZ SANÍN
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ENSAR SOBRE LA POLÍTICA en el posconflicto implica tanto entender las realidades actuales, como describir las opciones que tienen los principales actores partidistas frente las disyuntivas que enfrentan. La situación de nuestro sistema político, al menos en sus características más generales, es fácil de describir: tenemos un centro político dominante pero incoherente agrupado en la Unidad Nacional, una oposición de derecha grande, una izquierda legal relevante y una guerrilla en proceso de desmovilización que registra muy bajo en las encuestas. Pero no se puede descartar que suba significativamente, como ha sucedido muchas veces, en muchas partes (incluida Colombia, ver caso del M-19). Y junto a esto, hay un potencial creciente de movilización de las organizaciones sociales. Frente a esto, surgen los siguientes interrogantes: ¿Qué rumbo tomarán las Farc? Son una fuerza con un grado de organización bastante impresionante. A la vez, cargan con el fardo de su violencia brutal contra miles de civiles. Las Farc pueden optar por un rumbo chavista, o por uno más civilista, cuidadoso y pro desarrollo, como sucedió con las guerrillas de El Salvador y Uruguay (muy distintas a la nuestra, obviamente). Esta decisión marcará el rumbo de nuestra política por años. De lo que he visto, las Farc podrían tener tendencias que apuntan hacia la segunda vía. Naturalmente, cualquiera que sea el camino que tomen, podrían
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dividirse. Pero después de esta disyuntiva básica, está la otra: ¿cómo reconfigurarán su entrada a nuestras izquierdas? ¿Se aliará el partido que suceda a las Farc a un Polo que ya tiene numerosas fracturas, o buscará más bien su propio nicho, junto con otros componentes de la familia comunista? Pero si por la izquierda aparecen muchas amenazas de desunión, en el centro santista constituyen el foco de atención. Vargas Lleras irá a la campaña de 2018 aspirando a conquistar votos en todo el espectro del debate sobre la paz. Creo que Humberto de la Calle sería el heredero natural de la gran movilización por el Sí. La U no tiene candidato propio, pero no le apostará por ningún motivo a Vargas. Los conservadores son una incógnita –una incógnita muy fragmentada–. La coalición de centro que nos ha gobernado durante ocho años se partirá inevitablemente (si es que ese adverbio existe en política), y veremos aparecer otras. La derecha está más cohesionada. Pero habrá perdido tres elecciones seguidas (incluyo aquí un poco imprudentemente las predicciones más o menos unánimes de las encuestas sobre el 2 de octubre). Se apoya en su disciplina caudillista y en una porción significativa del electorado, que además tiene preferencias de alta intensidad. Puede optar por aceptar los resultados electorales (y el carácter no dictatorial del gobierno) y moverse al centro, o apostarle a una oposición dura que incluya un repertorio más amplio y estridente de acciones contra sus adversarios. En el segundo caso, perdería votos pero a cambio de poder protagonizar movilizaciones callejeras y otras formas de actividad no electoral. Movimientos ciudadanos como el de Sergio Fajardo y Alianza Verde también podrían tener un buen desempeño en 2018. Registran bien en las encuestas. Su problema –compartido con el Polo– es que
ilustración : jorge restrepo
El partido legal que surja de la desmovilización de las Farc producirá un fuerte remezón en el tablero político nacional. Estos son algunos de los interrogantes que planteará.
su fuerte han sido tradicionalmente las grandes ciudades. Tanto para un sector importante de la izquierda como para la derecha, la consigna de una constituyente es una reivindicación clave. La izquierda quiere adaptar numerosas instituciones. La derecha necesita de la reelección; sin poder candidatizar a Uribe tendrá grandes dificultades para volver a la Presidencia. Y siente que necesita hacerlo cuanto antes. Pero la constituyente es anatema para el centro. La consigna, por tanto, puede volverse una fuente de enfrentamientos muy fuertes, o un escenario que posibilite la aceptación por parte del uribismo del
de la paz
acuerdo de paz y de la constitucionalización de varias reformas, a cambio de algunas concesiones que considere vitales. Sin el pesado fardo de la guerra, la movilización social podrá levantar cabeza. Cosa muy positiva si el país cuenta con capacidades, mentalidades y personal capaces de garantizar la vida de los líderes sociales y de tramitar institucionalmente sus demandas. El curso que tome todo esto dependerá, claro, también de lo traumático que sea el posconflicto, sobre todo en términos de violencia letal. La buena noticia –y un llamado de atención a aquellos que miran
LAS FARC PUEDEN OPTAR POR UN RUMBO CHAVISTA, O POR UNO MÁS CIVILISTA, CUIDADOSO Y PRO DESARROLLO solo a Centroamérica sin fijarse en lo que ha pasado en sus narices– es que Colombia ha administrado en los últimos años varias desmovilizaciones logrando simultáneamente una caída dramática en indicadores claves de violencia. La tragedia de la UP, por ejemplo, es una amenaza muy real, pero no un destino; podemos evitar que la historia se repita. Esto debería ser un foco de
atención inmediato. Pero para los amantes del sosiego también hay malas noticias. Estamos abocados a un periodo con una alta polarización, bastante ideologizado, en el que –como sucedió con la Constitución de 1991– la coalición que dio origen al cambio necesariamente se disolverá. Para bien o para mal, seguiremos siendo, por un largo periodo, un país interesante. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ RETROSPECTIVA
Un país sitiado foto: lope medina
Durante varios años, las Farc atacaron y destruyeron los cascos urbanos de varios municipios del país. En esta inmisericorde ofensiva ni siquiera la capital se salvó.
LA CALERA (CUNDINAMARCA) esde las 8:30 hasta las 10:30 de la noche, 50 guerrilleros de los frentes 53 y 54 de las Farc se tomaron el municipio y destruyeron el puesto de Policía, la Caja Agraria y el Banco de Colombia. La fuerza pública se demoró más de dos horas en llegar, por lo que el Consejo de Estado condenó a la Nación por negligencia.
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foto: guillermo torres - revista semana
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ANTES DESPUÉS
EL NOGAL (BOGOTÁ)
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fotos: león darío peláez - revista semana
l 7 de febrero de 2003 a las 8:15 de la noche, un carro bomba explotó en uno de los estacionamientos del club. La explosión mató a 36 personas y dejó más de 200 heridos. La columna móvil Teófilo Forero de las Farc fue la responsable del atentado. Hoy los sobrevivientes de este hecho siguen reclamando verdad y justicia.
PAZ
ARBOLEDA (CALDAS)
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fotos: ruben darío lópez londoño
lias Rojas y Karina comandaron la incursión a este corregimiento del municipio de Pensilvania, en la que 500 guerrilleros de los frentes 9 y 47 destruyeron el comando de Policía, custodiado por 27 agentes, y luego colocaron un carro bomba en la iglesia, que mató a 16 personas, 13 policías y tres civiles. La salvaje toma duró 36 horas desde la mañana del 29 de julio de 2000.
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foto: natalia botero - revista semana
ANTES DESPUÉS
NARIÑO (ANTIOQUIA)
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foto: pablo andrés monsalve mesa
ntre el 30 de julio y el 1 de agosto de 1999, durante dos días y medio, 500 guerrilleros de los frentes 9 y 47 de las Farc se tomaron este municipio del oriente antioqueño. La incursión dejó 15 muertos, siete civiles y ocho policías, y nueve uniformados más fueron secuestrados. Los cilindros bomba y los morteros empleados en la toma destruyeron el pueblo.
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PAZ TESTIMONIOS
Las secuelas de la guerra
Después de más de medio siglo de combates, Colombia le puso fin al capítulo más oscuro del país. Estas son algunas de las historias que nunca deberían repetirse. UNA FAMILIA DE HÉROES
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unque su corazón estaba roto y no encontraba explicación para lo que le estaba sucediendo a su familia, Florinda Páez Sánchez no dejó en todo el año 2014 de visitar y darles ánimo a sus dos hijos en el Hospital Militar de Bogotá. Se trata de los pilotos Gustavo y Miguel Ángel Malagón Páez, quienes en situaciones diferentes resultaron heridos ese año en enfrentamientos con las Farc. El drama de su familia empezó el 20 de enero de 2014, cuando el mayor Gustavo Malagón, piloto de un helicóptero Black Hawk, realizaba una operación contra el frente décimo de las Farc en Puerto Rondón, Arauca. Cuando entregaba armas a sus compañeros en tierra, se vio sorprendido por el fuego de los guerrilleros. En 17 oportunidades impactaron el helicóptero, y una bala hirió al mayor en su pierna derecha. Sin rendirse ante el dolor, logró sortear las balas y pilotear durante 40 minutos más para proteger a toda la tripulación y llegar a la brigada en Arauca. Una vez en tierra, perdió el conocimiento, lo trasladaron hasta Bogotá y le extrajeron el proyectil de su músculo gemelo. El dolor de la señora Florinda fue muy grande, al igual que el de Miguel Ángel, que en ese momento se encontraba en operaciones en La Macarena y no podía visitar a su hermano. Pasó el tiempo y la recuperación de Gustavo parecía satisfactoria, pero llegó otra noticia angustiosa. El 14 de noviembre de ese mismo año se presentaron fuertes combates entre el Ejército y el frente tercero de las Farc, y un soldado había quedado herido. Miguel Ángel sabía en carne propia la importancia de ir a socorrer a un compañero; de inmediato acudió al rescate y, mientras intentaba descender con su helicóptero, fue sorprendido por fuego enemigo. “Uno de los disparos me pegó en el codo izquierdo y me desprendió el brazo; con ayuda del copiloto logramos salir, pero no pudimos buscar al soldado”, narró Miguel Ángel. A pesar del dolor de esa nueva noticia y de la tristeza que generaba para los hermanos ver el rostro de su madre lleno de lágrimas, afrontaron su recuperación con gran entereza. Gustavo, de 39 años, trabaja en el Comando de Transformación Ejército del Futuro y Miguel Ángel, de 33, pertenece a la División de Asalto Aéreo del Grupo de Investigaciones de Accidentes. Ambos son muestra clara de lo que significa ser un héroe.
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EL DON DE LA VIDA
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n su labor en el Ejército, el cabo primero Luis Álvaro Moreno ya había rescatado a varios soldados y comandantes heridos en hostigamientos, había presenciado los horrores de la guerra y creía estar listo para afrontar todo lo que se vive en combate. Pero desafortunadamente fue otra víctima de la lucha armada, aunque ya estaban en marcha las conversaciones para terminarla. Con información de que en una zona cercana a Pradera, Valle del Cauca, se encontraban algunos guerrilleros de las Farc, Luis Álvaro y 15 soldados más fueron a inspeccionar y asegurar la zona. En medio de los enfrentamientos que comenzaron a las cuatro de la tarde del 2 de diciembre de 2013, el cabo primero pisó una mina que le arrancó su pierna derecha y le dejó la izquierda en malas condiciones. “Cuando pude reaccionar, me pregunté qué hacían todos de pie y yo en el piso. Y al mirarme la pierna derecha ya no había nada: todo estaba quemado”. Solo a las cuatro de la madrugada pudo entrar un helicóptero a socorrerlos. En esas 12 horas Luis Álvaro no tuvo tiempo para el dolor, pues debió dedicar toda su concentración a dar las coordenadas para su rescate y el de sus compañeros, pues él era el único que sabía leer el GPS. Más tarde, en el proceso para recuperarse, lo más difícil fue asimilar que no podría realizar las mismas tareas que antes. El cabo siempre fue un hombre responsable y trabajador, y esos valores inculcados en casa lo motivaron para seguir adelante. Actualmente está retirado del Ejército pero forma parte de la Liga de Discapacidad de las Fuerzas Armadas en la disciplina de levantamiento de pesas.
“VER A MI MADRE LLORANDO A ESCONDIDAS FUE LO QUE MÁS ME DOLIÓ”: TENIENTE JAIR HERNANDO PÉREZ n noviembre de 2012, en medio de un enfrentamiento contra el frente 52 de las Farc, el teniente Jair Pérez fue víctima de la explosión de un cilindro que le destrozó su pierna izquierda y acabó con la vida de otro soldado. Solo por el valor de sus compañeros, quienes nunca lo desampararon, logró sobrevivir. Pero ese solo sería el comienzo de una larga batalla con su dolor físico, sus recuerdos y el sufrimiento de su familia. La palabra que mejor define a Pérez es fortaleza, porque en medio de las situaciones por las que pasó siempre tuvo la convicción de ser útil para la sociedad. Él mismo reconoce que ahora, con 28 años, es diferente a quien era antes de su lesión, pues tuvo que superar momentos realmente duros. “Ver a mi madre llorando a escondidas fue lo que más me dolió, porque aunque siempre me mostró su apoyo, también a veces era notoria su tristeza”, cuenta. El teniente Pérez tiene 38 tornillos en su cuerpo producto de las operaciones y
no le pueden quitar las esquirlas que tiene en la cabeza y la columna porque corre el riesgo de quedar parapléjico. Sigue sirviendo a su país y sabe que puede ser útil para la sociedad. Terminó la carrera
de Administración de Empresas y va en séptimo semestre de Comunicación Social; además, trabaja como subdirector administrativo del Departamento de Inteligencia y Contrainteligencia Militar.
fotos: león darío peláez / semana
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PAZ SUCIOS ARTEFACTOS DE MUERTE
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os balones bomba consisten en explosivos improvisados rellenos de metralla, puntillas y alambres de púas; algunos dicen que pueden tener químicos y hasta materia fecal para infectar las heridas. Varios de estos sorprendieron al capitán Javier Augusto Suárez y su grupo de soldados del Batallón de Infantería n.º 10, que tenían la misión de desbloquear la vía que de Medellín conduce a la costa. Los guerrilleros del frente 58, al ver que los soldados empezaron a subir la loma donde ellos se encontraban escondidos, empezaron a lanzar esos balones.
“VOLVÍ A CAMINAR POR MI HIJO”: TENIENTE CORONEL MAURICIO MEDINA
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api, ¿por qué no juegas fútbol conmigo?”. Esa simple pregunta de su pequeño hijo Juan David motivó al teniente coronel Mauricio Medina para tratar de levantarse de la silla de ruedas en la que se encontraba tras las heridas sufridas en combate. El aguerrido militar tomó fuerzas, agarró las muletas que su esposa había guardado en un clóset e intentó ponerse de pie. “Empezamos con mi hijo a intentarlo, me caí varias veces, se desordenó la casa y hasta el televisor se rompió, pero siempre me levanté. Finalmente pude pararme con mucho esfuerzo. Al verme así, Juan David me dijo: ‘Listo, papi, salgamos a jugar’. Volví a caminar por él”, relató Medina.
El 15 de octubre de 2006, en medio de un asalto aéreo en La Cooperativa, Meta, contra el frente 27 de las Farc, Mauricio Medina casi pierde su pierna. Junto con su tropa había capturado a varios cabecillas de las Farc y, hasta ese momento, todo parecía un triunfo. Eran las cinco de la mañana y solo tenían que esperar en tierra a un helicóptero, pero el tiempo pasó y las condiciones del clima no permitieron su llegada. Empezó el fuego cruzado y un artefacto explosivo causó la muerte de uno de los soldados y graves heridas a varios, él incluido. Aguantaron como pudieron hasta que llegó su rescate. El teniente coronel quedó con varias heridas en su tronco y una esquirla en la femoral que lo tuvo a punto de perder la pierna derecha. El año pasado, en un sorprendente caso de recuperación, dejó los bastones, aunque no tiene completa sensibilidad en su pierna. Con 39 años, hoy es director de Educación del Ejército.
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Era el 6 de noviembre de 2002 a las siete de la mañana, en Puerto Valdivia, Antioquia. Los soldados oyeron el estallido donde se encontraba el capitán Suárez, las esquirlas le atravesaron el pie izquierdo y le generaron una herida de gravedad en su rodilla, pero como los enfrentamientos duraron hasta mediodía, solo entonces lograron salir de la zona con apoyo aéreo. La recuperación del capitán fue dolorosa,pero con empeño pronto pudo volver a sus labores, esta vez en Cimitarra, Santander. Pero la guerra volvió a lastimarlo, en esta ocasión en un enfrentamiento con el ELN.
En esa batalla recibió tres disparos, uno a la altura del ojo izquierdo que le destrozó el hueso malar, uno en el hombro y otro, de nuevo, en la pierna izquierda. Para el capitán la parte más dolorosa fue la tristeza de su mamá, aunque eso le sirvió de incentivo para mejorar. En este momento es coordinador del Área de Gestión del Conocimiento en el Comando de Transformación Ejército del Futuro. Además, es abogado especializado en Alta Gerencia y su meta es ser general de la república.
NO MÁS MINAS ANTIPERSONALES n junio de 2012, el frente 33 de las Farc se encontraba derrumbando torres de energía en varias partes de Norte de Santander. El sargento segundo José Luis Ramírez llegó con otros soldados a controlar una zona cercana al municipio de Tibú. A las cuatro de la mañana del lunes 11 de junio empezó el enfrentamiento y el sargento comenzó a moverse respondiendo al fuego, pero activó una mina llena de clavos y grapas. El estallido le fracturó el fémur, la tibia y el peroné y le perforó un tímpano. “Cuando caí herido, esa misma noche dejé de creer en Dios porque yo todos los días rezaba para que me fuera bien. En ese momento hasta ahí llegó mi vida”, dijo el sargento segundo. Solo pidió una vez en el hospital que no llamaran a su madre, pues no quería causarle dolor en ese momento y prefirió esperar hasta después de la operación. Luego de la intervención tuvieron que abrirle de nuevo la pierna y lavarle los huesos pues su herida estaba otra vez infectada por el contenido de la mina. Poco a poco le tocó ser más fuerte que su dolor. Reconoce que las oraciones de su madre le ayudaron y volvió a creer en Dios. Así, a sus 33 años, trabaja en uno de los programas del Ministerio de Defensa.
fotos: león darío peláez / semana
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PAZ
CRÓNICA
Perdonar o no perdonar
La tragedia de Bojayá, una de las más tristemente recordadas de esta guerra, dejó heridas que algunos lograron sanar y otros no. Solo el tiempo dirá si todos serán capaces de olvidar.
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E LAS MILES DE TRAGEdias que dejaron más de 50 años de conflicto armado, la masacre de Bojayá es una de las más absurdas y dolorosas. Ocurrió el 2 de mayo de 2002, cuando guerrilleros de las Farc, en medio de un enfrentamiento con efectivos de las Autodefensas Unidas de Colombia, lanzaron un cilindro bomba que cayó en la iglesia de la población y mató a 100 de las 300 personas que se resguardaban allí. Los niños y los ancianos llevaron la peor parte. Los sobrevivientes perdieron no a uno ni a dos, sino hasta diez familiares. Y a las heridas físicas que sufrieron
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se les sumó el trastorno emocional de ver la imagen dantesca de cadáveres mutilados por todos lados. El padre Antún Ramos, entonces párroco de la iglesia de Bojayá, recuerda que luego de cuatro días sin dormir, su cuerpo y su espíritu colapsaron y tuvo que dejar su comunidad para irse a descansar. Pero lo abrumaron sus pesadillas y tuvo que viajar a Medellín a internarse en una casa de reposo para sacerdotes. “No quedé tan bien, pero por lo menos estoy vivo”. Ese no fue un buen año para el sacerdote. Meses antes de la tragedia, su mamá había muerto por un paro cardiaco causado por la angustia ante un
hostigamiento de las Farc en Quibdó. Y para acabar de completar su suerte, el ELN secuestró a su hermano, quien en esa época estudiaba Derecho en la ciudad de Cali. Un drama peor vivió doña María González Palacio, ama de casa que después de la masacre abandonó Bojayá para nunca volver. No le gusta hablar sobre el tema, pero aun así, llorando y con la voz entrecortada, contó que allí perdió a su mamá, a algunos hermanos y a tres de sus cuatro hijos. “Mi marido y yo estábamos de viaje, pero mi mamá y mis hijos sí estaban en la iglesia. He tratado de sacarme estas cosas, pero lo
foto: jesus abad colorado
El 2 de mayo de 2002 un cilindro bomba lanzado por la Farc destruyó la iglesia de Boyajá y mató
a más de un centenar de personas que se encontraban allí refugiadas .
que siento es algo muy doloroso. Tenía cuatro hijos y los tres mayores cayeron en la masacre, mis dos hermanos menores quedaron bastante afectados, mi abuelo por poquito no se murió. Mi hermana tenía un solo hijo y cayó ahí; mi tía murió con todos sus hijos. De los míos solo me queda Adriana, que entonces tenía 22 meses de nacida”. Adriana Yuselvis Guzmán González tiene 16 años y ahora es la hermana mayor. Sobrevivió de milagro al bombazo de las Farc, pero sus heridas en las piernas y la cabeza le causaron problemas físicos de los que aún no se recupera. Ella cuenta que aunque no se acuerda de nada de ese 2 de mayo, carga a diario con las marcas físicas que le han generado un trauma psicológico. “Lo que sucedió en Bojayá me marcó psicológicamente, porque las heridas acabaron con mi autoestima, ver que mis piernas eran distintas a las demás
me acomplejó, y siempre uso pantalón para ocultarlas. Aunque le doy gracias a Dios que me dejó como estoy, a veces pienso y he dicho que para qué sigo viviendo, porque hay momentos que me siento extraña cuando me dicen que soy sobrada de la guerrilla”.
riencia, no juzgan a los victimarios de la misma manera. A pesar de haber sido internado en una casa de reposo, de ver a miembros de su comunidad muertos, heridos y desplazados y de haber sufrido otros dramas a causa de las guerrillas, el padre Antún dice
“EL OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE NO TIENE CABIDA EN UNA PERSONA DE BIEN, UN CRISTIANO. UN HUMANISTA COMO YO TIENE QUE PRODIGAR LA PAZ” PADRE ANTÚN RAMOS Historias como las del padre Antún, doña María y la joven Adriana abundan entre las víctimas de Bojayá. Sus protagonistas a veces perdonan a las Farc, y a veces no. Porque a pesar de que todos ellos vivieron una misma expe-
que perdonó, no solo a las Farc, sino a los paramilitares y al alto gobierno de aquel entonces. Quizás por su convicción religiosa, él está consciente de que el mejor camino es perdonar: “El ojo por ojo y diente por diente no tiene cabida en una persona de Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ El padre
fotos: daniel ramírez
Antún, doña María, Adriana y sus hermanos menores.
bien, un cristiano. Un humanista como yo tiene que prodigar la paz”. Y es que este discípulo de Jesucristo es un convencido de la paz, el perdón y la reconciliación. Él más que nadie tendría razones para no perdonar pero considera que “el perdón es un camino, una opción de vida y un mandato de Dios”, y afirma que cuando “perdonas te sanas más que el otro, porque tu odio desaparece, y nosotros cristianamente decimos que quien guarda rencor está enfermo”. Al contrario de la experiencia del padre Antún, doña María y Adriana dicen, con mucho odio,que no perdonan a las Farc.“Que
Dios me perdone, solo quedaría tranquila cuando me los dieran a mí y yo misma los torturaría. Solo así me iría en paz, porque habría acabado con los que acabaron conmigo. Esas no son cosas de Dios, son cosas del diablo”, musita con rabia la madre de Adriana.Ellas no perdonan a las Farc porque les acabaron la vida tranquila que tenían en Bojayá. Desde ese momento,Adriana y lo que quedó de su familia emprendieron un éxodo con una mano adelante y la otra atrás. Primero vivieron en un cuarto arrumadas, junto con su papá, y aunque con el tiempo lograron conseguir un pequeño terreno para construir una humilde casa,
siguen pasando necesidades. “En Bojayá vivíamos pobremente pero felices”, recuerda doña María. Dos caras de una misma tragedia: la del perdón y la del odio. Más de 50 años de guerra dejaron unos corazones destrozados dispuestos a perdonar, y otros que quieren ver arder a sus victimarios en el más profundo infierno. En tiempos del plebiscito para aprobar los acuerdos de paz con las Farc, en que los bandos por el Sí y el No se enfrenten, es bueno recordar estas historias que muestran que el perdón y la reconciliación, más allá de la moral y la ética, son opciones que no todos están dispuestos a asumir.
El padre Antún es uno de los sacerdotes más conocidos y queridos de Quibdó.
Hace poco Adriana visitó Bogotá para que le hicieran unos exámenes y recordó la foto en la que apareció como portada revista SEMANA.
PAZ IN MEMORIAM
Mártires
Pequeño homenaje a seis grandes colombianos que fueron asesinados buscando la paz. 1. JAIME GARZÓN
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l reconocido humorista que dio vida a personajes como Heriberto de la Calle, Dioselina Tibaná y Godofredo Cínico Caspa fue politólogo y abogado de la Universidad Nacional. Ingresó a la vida pública como asesor de giras de la campaña de Andrés Pastrana para la Alcaldía de Bogotá en 1987 y posteriormente cuando asumió la Alcaldía del Sumapaz entre 1988 y 1990. Reconocido por sus sátiras televisivas, con las que hacía una fuerte crítica política y social, Garzón medió para la liberación de algunos secuestrados por las Farc en los años noventa. Por esta labor los paramilitares lo tildaron de simpatizar con la guerrilla, lo que le costó la vida el 13 de agosto de 1999.
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2. GILBERTO ECHEVERRI MEJÍA
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ste ilustre antioqueño se caracterizó por ser un “hombre de paz” desde su paso por el servicio público en diferentes carteras como el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Desarrollo. Como gobernador de Antioquia trabajó por conseguir un proceso de paz con el ELN. Se desempeñó como consejero para asuntos sociales y reinserción del gobierno de Ernesto Samper. Fue secuestrado el 21 de abril de 2002 junto con Guillermo Gaviria cuando lideraban una marcha por la paz desde Medellín hasta el municipio de Caicedo (Antioquia). Estuvieron secuestrados 13 meses y murieron durante un operativo militar de rescate el 5 de mayo de 2003.
3. JAIME PARDO LEAL
4. BERNARDO JARAMILLO OSSA
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ardo Leal estudió Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, en donde perteneció a las Juventudes Comunistas. Era uno de los dirigentes naturales y primer candidato presidencial de la Unión Patriótica (UP). Durante su carrera política luchó por la apertura del sistema democrático colombiano, hasta que le costaron la vida sus denuncias contra las alianzas entre la clase política, el narcotráfico, las autodefensas y la fuerza pública. Su asesinato, ocurrido el 11 de octubre de 1987 cuando regresaba con su familia de su finca en La Mesa (Cundinamarca), se convirtió en uno de los máximos símbolos del genocidio contra la UP.
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io sus primeros pasos como dirigente estudiantil en Manizales, cuando hacía el bachillerato. Tras graduarse de abogado de la Universidad de Caldas, fue presidente de la UP y candidato a la Presidencia por ese partido político. Soñaba con lograr unir a la izquierda y, al igual que su predecesor, Jaime Pardo Leal, denunció los asesinatos de los miembros de la UP y al Estado por no actuar contra la alianza de miembros de las Fuerzas Militares, narcotraficantes y autodefensas. Su asesinato aún sigue impune.
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ilustraciones: jorge restrepo
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5. JESÚS ANTONIO BEJARANO
6. GUILLERMO GAVIRIA
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esús ‘Chucho’ Bejarano trabajó desde la academia por la paz del país. Fue negociador en los diálogos entre las Farc y el gobierno de César Gaviria en Tlaxcala (México) y Caracas (Venezuela). Estudió Economía en la Universidad Nacional y allí también se desempeñó como profesor y decano de la Facultad de Ciencias Económicas. Lo asesinaron el 15 de septiembre de 1999 en la Ciudad Universitaria, en Bogotá. El Consejo de Estado ratificó el fallo que declara responsable a la Fiscalía por no haber brindado la protección necesaria al profesor Bejarano.
omenzó a buscar la paz en 2001, como promotor de la No Violencia en su departamento. Su trabajo lo llevó a ser nominado al Premio Nobel junto con su esposa, Yolanda Pinto, en 2003, el mismo año de su muerte. Gaviria se desempeñó como secretario de Obras Públicas de su departamento durante la administración de Gilberto Echeverri y durante varios periodos estuvo a cargo del Instituto Nacional de Vías. Fue electo gobernador de Antioquia en 1999. Durante una de las marchas por la No Violencia en Antioquia fue secuestrado, junto con Echeverri, y asesinado por las Farc el 5 de mayo de 2003.
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PAZ TESTIMONIOS
Memorias de periodismo
Diez directores de medios de comunicación le contaron a SEMANA anécdotas del conflicto con las Farc y hablaron de la importancia de cambiar el chip en épocas de paz. FIDEL CANO Director de El Espectador que más se me ha venido a la mente en estos días son las “Lomuchas esperanzas y frustraciones de procesos pasados.
En el gobierno de Belisario Betancur me tocó de cerca ver a Guillermo Cano apoyar el proceso y después ver la masacre de la Unión Patriótica. Como periodista recuerdo el Caguán, donde conversé con Raúl Reyes. Allá en Los Pozos teníamos la esperanza de que sí se podía y luego vino la frustración porque se levantó la mesa. Con el acuerdo actual hemos llegado mucho más lejos, es muy emocionante, siento un profundo agradecimiento con los negociadores. Es una oportunidad antes impensable para el país, pero, por supuesto, tengo todos los temores de que se pueda frustrar si los colombianos no asumimos esto como una oportunidad para construir el país entre todos y que no sea solo la firma de un acuerdo que no se concreta en nada”.
DARÍO ARIZMENDI Director de Caracol Radio
tantas anécdotas como tantos colombianos que hemos “Son sido víctimas de este conflicto. Aquí, en Caracol Radio,
una delegación extranjera de un país amigo me dijo: “Se tiene que ir de aquí a mañana porque las Farc lo van a matar: le van a meter un carro bomba que ya está pagado”. Me tuve que ir al exterior por dos años. Y en 2010, ocho días después de posesionado el presidente Santos, metieron en el edificio otro carro bomba, que estalló exactamente sobre el costado de mi oficina. Pero acá estamos, e incluso como víctima que he sido de este conflicto, voy a votar Sí en el plebiscito. Me parece que no hay otra salida, y aunque imperfecto, es el mejor acuerdo posible. Para los periodistas de provincia ha sido difícil, aquí en Bogotá tenemos privilegios, pero nuestro principal reto como medios de comunicación es saber desarrollar el llamado periodismo para el posconflicto, ayudando a los procesos de inclusión, siendo exigentes con el gobierno de turno, porque este problema va a durar muchos años, y velando por que se cumpla todo lo que se prometió. Es una obligación con las nuevas generaciones”.
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y trincheras
ÁLVARO GARCÍA Director de Red+Noticias circunstancias imborrables de la memoria “Desobre este conflicto y los medios de comuni-
JUAN GOSSAÍN Exdirector de RCN Radio de 45 años como periodista, tengo todas las anécdotas… no en vano “Después esa ha sido la historia de Colombia. Pero hay un episodio que recuerdo
con especial impacto. Sería el año 2000, estábamos en la mitad del gobierno de Andrés Pastrana con el proceso del Caguán, y un día Víctor G. Ricardo, el comisionado de Paz, nos llamó a los directores de los medios de comunicación a invitarnos al Caguán porque las Farc querían hablar con los periodistas. Nos reunimos en el aeropuerto para ir a San Vicente del Caguán y luego tomamos unas camionetas hacia Villa Colombia, donde estaba la guerrilla. Yo nunca había asistido a una reunión tan dura y enérgica: los periodistas empezaron a hacer unas preguntas durísimas. Incluso hubo una confrontación: “¿Por qué están secuestrando si están en un proceso de paz?”, y la guerrilla comenzó a molestarse. Yo empecé a sentir cierto temor, pensaba: “Estos hombres se van a alterar”. Algunos de los jefes se indignaron y se pararon. Pero jamás he visto un diálogo más franco. ¿Sabe por qué lo estoy pensando mucho? Porque me gustaría que la prensa tuviera la misma energía hoy, en este proceso; no digo agresividad, sino el mismo interés por encontrar la verdad. Estoy viendo a la prensa muy complaciente, metiendo poco la mano en el tema. Y cada vez que lo pienso, me acuerdo de esa reunión en el Caguán. Lo primero que requiere el cubrimiento de la paz es serenidad de espíritu. Si se consolida –porque la paz hay que construirla todos los días–, lo que tiene que entender la prensa del posconflicto es que cubrir la paz es el acto que exige la mayor honradez profesional. Espero que mis colegas entiendan cuál es su formidable deber en el mantenimiento y el fortalecimiento de la paz. Para cubrir el posconflicto, solo hago una sugerencia: ni santistas ni uribistas... periodistas”.
cación tengo que mencionar el ataque de las Farc contra el Canal RCN cuando yo era director del noticiero. Lanzaron un rocket contra la ventana de mi oficina, donde estábamos a punto de hacer el consejo de redacción. Gracias a Dios alcanzó a pegar, por falta de puntería, un par de metros más arriba, porque estuvimos al borde de una tragedia enorme. No puedo dejar de recordar tampoco a los compañeros de RCN muertos el día que las Farc secuestraron a los diputados y los llevaron hacia los farallones de Cali. Hubo una caravana de medios persiguiéndolos. En el intercambio de disparos el conductor del carro, el asistente y el camarógrafo fueron heridos por balas de altísimo calibre. Nuestra periodista se salvó de milagro; hoy vive fuera de Colombia porque fue víctima de amenazas en un episodio muy oscuro. Esa cicatriz nos quedó en el alma y en el corazón. Hace unos tres meses tuve la oportunidad de conversar sobre estos temas en La Habana con delegados de las Farc y revivimos los momentos en la versión de ellos y en la nuestra. Y aunque quedaron muchas cosas por decir –por lo menos por mi parte quedó la expectativa de recibir una visión un poco más humana sobre lo que sucedió–, nos centramos en el tema político, que fue muy sugerente sobre lo que nos espera en el futuro. Fue conversar sobre esos momentos tan dolorosos cuando el periodismo estaba en la mira de los grupos alzados en armas”. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
CLAUDIA GURISATTI Directora de NTN24 y del Canal RCN era periodista del noticiero “ Cuando CM&, en los noventa, cubría orden
público, como se les llamaba a los temas de conflicto, y estando en Putumayo en unas marchas cocaleras muy duras hubo un episodio muy violento: unas granadas estallaron en la mitad de las manifestaciones de campesinos. El Ejército alertó que los artefactos eran de la facción violenta de las Farc que luego nos amenazó con quemar la fly –el único aparato que podía transmitir satelitalmente–, y nos tuvieron encerrados en un edificio en construcción amenazados casi de un linchamiento; nos tocó salir corriendo hacia un aeropuerto a que nos sacara una petrolera. Otra cosa que marcó siempre mi trabajo periodístico fue ver a una víctima de una mina antipersonal con mis propios ojos: aterrizó un helicóptero con un niño de 4 años con una pierna hecha hilachas. Duré un mes sin dormir. Aquí en RCN fuimos sistemáticamente declarados objetivo militar de las Farc. Pero lo más impactante en mi vida fue cuando el fiscal Gómez Méndez hizo una rueda de prensa para decir que las Farc me iban a matar y cuando acudí al Ejército me dijeron que en ese momento nadie me podía proteger y me tocó abandonar el país por tres años. Los periodistas hemos cubierto el conflicto, y por su misma aceleración y barbarie, terminamos siendo sus víctimas. Ahora tenemos que seguir haciendo lo nuestro: informar. Si los hechos son de guerra, informamos sobre la guerra, y si tienen que ver con la paz, cubrimos los acuerdos de paz. Donde encontremos inconsistencias debemos poner la pregunta que un ciudadano no tiene cómo hacer”.
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NÉSTOR MORALES Director de Blu Radio Hora 20 en Caracol Radio en 2008-2009, y un día me llegaron pruebas “ Yodedirigía supervivencia de Alan Jara y del grupo de secuestrados que estaban en
las jaulas oprobiosas de las Farc. Me contaron una historia que me conmovió mucho: oían Hora 20 y le hacían el debate al debate en la selva. Los dejaban oír muy poca radio, así que Alan Jara les enseñaba ruso haciendo debates políticos, era una herramienta de aproximación al país que estaban desconociendo desde el cautiverio. Tenemos que cambiar muy fuertemente el chip para aprender a recibir a los guerrilleros, es parte del cambio de espíritu que proponía el presidente Santos en Naciones Unidas. Tenemos que dejar de llamarlos terroristas, así nos duela, dejar de acordarnos de lo que hicieron. Es lo mismo que pasó con el M-19; Gustavo Petro, Antonio Navarro Woff y compañía se comprometieron a hacer la paz, se reintegraron a la vida civil, y ahora tenemos que hacer lo mismo: tragarnos el sapo inmenso, presumirlos congresistas respetables y tratarlos con la moderación de la legitimidad política que es parte del proceso de paz”.
CLAUDIA PALACIOS Directora del Canal Capital los días que más recuerdo de “Decubrir el conflicto colombiano
YOLANDA RUIZ Directora de RCN Radio mi carrera ha estado atravesada por “ Toda el conflicto, pero sobre todo, recuerdo los
episodios de liberación de secuestrados. Y es por un elemento profundamente emotivo: no me había dado cuenta del lazo afectivo que se generaba entre las personas secuestradas y los periodistas de radio. Cuando ellos empezaron a salir en libertad, era con una dosis de emotividad increíble, nos conocían, sabían nuestros nombres, y se generaban unas emociones de afecto que en lo personal me impactaron mucho. Cuando liberaron, por ejemplo, a Clara Rojas, que fue en medio de una noticia inmensa porque su hijo no estaba con ella, la liberación se atrasó, tuvo un impacto en el país
por todo lo que representaba ella: el horror del secuestro, el nacimiento de un bebé en cautiverio… Así que cuando tuvimos la oportunidad de hablar con ella, en ese momento yo trabajaba en Caracol Radio, apenas unos minutos después de la liberación, cuando ella nos contestó el saludo –y lo pienso todavía y me dan ganas de llorar–, lloré en la cabina, no pude contener las lágrimas. Era una mezcla de emociones muy grande: la cuestión humana de saber que esta mujer estaba allí, la emoción periodística de saber que la teníamos al aire, la sensación difícil como periodista de saber cómo abordar a una mujer que acaba de salir de cautiverio e ir caminando despacio para realizar esa entrevista”.
fue el de la liberación de Íngrid Betancourt, los tres norteamericanos y el grupo de soldados y policías. Ese día no tenía turno en CNN en Español. Me enteré en mi casa y dije: “Llevo tantos años esperando este momento, me he imaginado tantas veces lo que les quiero preguntar, que no me puedo quedar aquí”. Agarré instintivamente una bandera de Colombia, me fui manejando hasta el canal y les dije: “Yo sé que no tengo turno, pero esto no lo puedo ver como espectadora”. En ese momento había una compañera española con mucha afinidad y vio mi alegría, saqué la bandera, grité, y ella repitió: “¡Viva Colombia!”. La jefa dudó en ponerme al aire porque le pareció que podía estar muy afectada para conducir la cobertura. Al final estuve como siete horas en la transmisión. Marcó un momento muy importante: aparte de la felicidad que se siente como colombiano ver gente en libertad, poder dar una noticia buena sobre el país, decir “algo aquí está empezando a cambiar”. Hemos sido muy malos reporteros de guerra, hemos cubierto el conflicto como si fuéramos una parte de él: una bala, un fusil, por falta de pensar en las consecuencias de lo que ponemos al aire, en la prensa, en la radio. Le hemos metido en la cabeza a la opinión pública un montón de imágenes de tragedia pero no hemos puesto en primer plano los antecedentes. No les hemos hecho seguimiento a esas víctimas; a cómo, a través del arte, de la fe, del amor, del deporte, superan sus tragedias y las convierten en fortaleza, en sanación, en proyectos para la paz y la reconciliación. Tenemos que cambiar el chip a ver si somos ahora unos buenos reporteros de paz”.
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PAZ MARÍA ELVIRA SAMPER Exdirectora de la revista Cambio marcó dolorosamente el secuestro “Amíde me mi cuñado en una finca que tenían
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JUAN ROBERTO VARGAS Director de Noticias Caracol de las experiencias que más me “ Unagolpearon como periodista fue lo que
foto: gerardo gomez - revista jet- set
en los llanos, su hijo menor estaba presente. Fue un momento muy difícil durante el gobierno de Samper. Con mi hermana tuvimos que buscar la solidaridad de mucha gente, avisarles al gobierno y a los ministros de Defensa e Interior. En un momento le avisaron a mi hermana que tenían detectado su carro, en el que se lo habían llevado, y le preguntaron si autorizaba un rescate, pero ella no se sintió capaz. Al final tuvo que pagar y un amigo de él asumió todos los riesgos de llevarlo atravesando el Ariari. Otro momento que me afectó mucho fue el secuestro de la Chiva Cortés, una persona que quería mucho, que había sido un apoyo muy grande en momentos claves; había trabajado con él en NTC, y cuando estuve al frente del Noticiero de las 7, después, durante el gobierno de Samper, porque los amigos y las familias se dividieron. Me tocó vivir etapas complicadas, aparte del cubrimiento de los diputados del Valle, de Íngrid Betancourt, todos tan inexpertos en el proceso de paz de Belisario Betancur, luego cuando creamos una unidad especial de cubrimiento del conflicto en el proceso del Caguán. Han sido 40 años cubriendo el conflicto, pero esos dos secuestros me marcaron mucho emocionalmente. El gran reto de todos es poner de lado las emociones del odio, las aspiraciones de venganza, para empezar a mirar al otro como alguien con quien se puede coexistir pacíficamente. Que los que han estado del otro lado tienen razón en algunas cosas aunque sus métodos para obtener resultados no sean los que uno comparte, como la violencia. Se requiere empezar a mirar las cosas desde el futuro y no desde el pasado, sin olvidarlo. Es una mirada que requiere información, estudio, lecturas, no mirar solo desde la coyuntura. Por eso son importantes los ejercicios de memoria, buscar la forma de construir un país donde quepamos todos”.
pasó en el Club El Nogal. No porque le haya tocado a un sector exclusivo de la sociedad, sino porque había visto tomas guerrilleras, secuestros masivos, ataques como el de Bojayá con rockets en la posesión de Uribe, la ferocidad de su violencia en el campo. Entonces, con lo del club pensé: “ya qué ideales ni que nada, solo eran un grupo terrorista sin escrúpulos”. Dije: “Esta es una etapa en la guerra distinta a lo que habíamos visto”. En este momento era inevitable cambiar el chip. Como periodistas tenemos una responsabilidad social independientemente de la polarización que vive el país: nos toca cambiar el disco duro. Cambiar toda la plataforma que habíamos creado a través de 52 años de conflicto, en mi caso, más de 25 cubriendo la guerra, ahora con los mismos protagonistas convertidos en hombres de la política y no de la guerra. Llevar ese mensaje a una sociedad donde hay muchos escépticos y temerosos. Nuestra responsabilidad es generar contextos, poner las cosas en blanco y negro y en su justa proporción, para que la gente haga un juicio de valor sobre lo que significa este cambio para Colombia”.
PAZ
Tercera parte
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MAÑANA
Lo que viene
El acuerdo de paz es el comienzo de una nueva era. Pero nada garantiza que el futuro traiga ríos de leche y miel. Hará falta una gran dosis de voluntad y de constancia para superar los obstáculos y enfrentar los retos planteados por el posconflicto, antes de poder proclamar el nacimiento de una nueva Colombia.
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PAZ ANÁLISIS
Vivir sin el enemigo interno
Las Farc dejarán las armas pero no sus ideas socialistas. Sus integrantes ya no serán enemigos violentos del régimen, sino sus adversarios ideológicos. Mucho tendrá que cambiar en la cultura política del país.
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N LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS LA idea de que el Estado y la democracia tenían un enemigo interno marcó a las instituciones y al sistema político como ninguna otra. Durante estas décadas, Ejército y Policía estuvieron más en función de la guerra que de la soberanía o la seguridad ciudadana. Por largos periodos Colombia vivió estados de sitio o de excepción. La justicia estuvo siempre influenciada por las necesidades del conflicto y hasta los medios de comunicación han gastado tinta
permaneció prácticamente hasta hoy por cuenta de la guerra contra las Farc. Dos de los problemas de esta doctrina son que señala como insurgentes acciones que no son armadas y que extiende el concepto de enemigo, propio de la guerra, al adversario político o al disidente social. Durante la guerra, hubo dos momentos donde esta visión del país se exacerbó. El primero a finales de los años setenta, cuando el Estatuto de Seguridad Nacional del presidente Julio César Turbay Ayala militarizó al
HISTÓRICAMENTE EL ESTADO COLOMBIANO HA EXTENDIDO EL CONCEPTO DE ENEMIGO, PROPIO DE LA GUERRA, AL ADVERSARIO POLÍTICO O AL DISIDENTE SOCIAL por toneladas para registrar cada día los avatares de la guerra y sus desastres. Todos ellos, así como la sociedad misma, tendrán que empezar a entender que ya no tienen el enemigo que conocieron por medio siglo. Al comienzo del Frente Nacional, el Ejército adquirió cierta autonomía en el manejo del orden público. El hito de ese fenómeno fue el famoso discurso que Alberto Lleras Camargo pronunció en el Teatro Patria, por el cual buscaba ubicar a la institución castrense lejos de la política. Pero, como han dicho los historiadores, tras participar en la guerra de Corea y recibir la influencia de la Guerra Fría, las Fuerzas Armadas adquirieron una tendencia anticomunista. Si bien el poder no las tentó como en el resto de América Latina, sí se ideologizaron al extremo. Esta corriente estuvo vigente hasta los años ochenta en todo el continente, con su máxima expresión en las dictaduras del Cono Sur, pero en Colombia
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país, se presentaron torturas y comenzaron fenómenos como la desaparición forzada.Y el segundo durante el gobierno de Álvaro Uribe, con las capturas masivas en las zonas de rehabilitación de Sucre y Arauca, y en general, con el clima de estigmatización contra la izquierda y los movimientos sociales.Recientemente,incluso,el expresidente tuvo que retractarse de sus señalamientos al periodista Hollman Morris, uno de los más afectados durante su gobierno. Al respecto, Santos se ha comprometido a desarrollar campañas para que no se estigmatice a los opositores, en el entendido de que esta práctica difunde una cultura que se convierte fácilmente en amenazas y violencia.Aun, parte del cese de hostilidades pactado en La Habana consiste en que las Fuerzas Militares no vuelvan a lanzar epítetos ofensivos contra las Farc –como bandoleros o terroristas– y viceversa. Esto es crucial porque en Colombia siguen asesinando
cada semana a un líder social o defensor de derechos humanos, y no hay duda de que el estigma es un factor que incide en este tipo de crímenes. Posiblemente la última y más grave consecuencia de esta doctrina fue el episodio de los falsos positivos, por el cual los responsables no solo asesinaron a inocentes, sino también a activistas sospechosos de ser, como se decía en algunos cuarteles, guerrilleros vestidos de civil. Por todo lo anterior, aunque en los acuerdos de La Habana ni una sola línea habla de un cambio de doctrina militar o policial, esto ya está ocurriendo. Como ha dicho el general Óscar Naranjo, cuando cambia la música cambia el baile. De ese modo el Ejército busca una identidad para el posconflicto en torno a la ocupación del territorio, y la Policía, a la seguridad humana. Ese enemigo interno justificó también una gran distorsión en el rol de la Policía, que en Colombia tiene un carácter altamente militarizado. Dado que esta institución fue blanco permanente de ataques, no solo tuvo que dotarse de armamento de combate, sino que se acantonó en trincheras. Por eso la imagen de algunos pueblos, como los del norte del Cauca, forma parte de una especie de realismo trágico: verdaderos búnkeres blindados al lado de la iglesia o de las escuelas.
UNA JUSTICIA PARA UN PAÍS NORMAL
El concepto del enemigo interno se extendió también a la justicia. Colombia puede ser un caso excepcional en el continente por tener presos por el delito de rebelión, acusados por cuestiones ideológicas. Posiblemente el caso más reciente es el del profesor Miguel Ángel Beltrán, relacionado supuestamente en los computadores de
ilustración : jorge restrepo
Raúl Reyes como alias Camilo Cienfuegos y quien presuntamente tenía intercambios de adoctrinamiento con la guerrilla. Estuvo preso más de cinco años, y hace pocos días recuperó la libertad porque las pruebas con las que se le condenó fueron consideradas ilegales. En el pasado hubo casos mucho más graves. Basta recordar el del profesor Alfredo Correa de Andréis, señalado por un testigo anónimo de hacer parte de una red insurgente. Estuvo preso acusado
de rebelión, y cuando salió en libertad lo asesinaron en una calle de Barranquilla. Hoy se sabe que todo fue una conspiración entre miembros del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con aquiescencia de la propia justicia. La Jurisdicción Especial para la Paz considera asumir muchos casos de estos líderes sociales que están presos o tienen abiertos procesos judiciales, y no cabe duda de que habrá que ver a la luz de una nueva
realidad muchos tipos penales hoy vigentes en Colombia. Por lo menos el delito de rebelión tendrá otro significado. Capítulo aparte merecen los medios de comunicación y sus narrativas. Pablo Emilio Angarita, profesor de la Universidad de Antioquia, presentó el año pasado un libro demoledor sobre el papel del periodismo en la construcción del enemigo. El académico estudió el periodo de 1998 a 2010, es decir, los gobiernos Pastrana y Uribe, y encontró una adhesión fuerte de los periodistas al discurso oficial antiterrorista. Según su análisis, las Farc se constituyeron como el enemigo único del país y fuente de todos sus males, desde el narcotráfico, hasta el secuestro y la violencia sexual. Eso, a su juicio, hizo que la violencia paramilitar pareciera menor o incluso que llegara a justificarse como un mal menor ante la insurgencia. Con el fin del conflicto las Farc dejan las armas, pero no dejarán de ser marxistas ni comunistas. Y lucharán por llegar al poder con esas ideas y por las vías legales.A lo largo de medio siglo, en Colombia comunismo y guerrilla fueron prácticamente sinónimos. Eso va a cambiar. De hecho en los años recientes una izquierda democrática consolidada ha bajado el estigma de violencia que pesaba sobre ella. Sin embargo, esto es más notorio a nivel central que regional. En muchos lugares del país todavía la militancia comunista se ve como algo peligroso. Y no solo el comunismo, sino actividades tan liberales como el sindicalismo, que lleva una carga negativa en mora de ser superada. Finalmente, las instituciones del Estado tendrán que actuar distinto. El conflicto ha marcado la focalización de las políticas sociales en los últimos años.Las llamadas zonas rojas siempre fueron excluidas de muchas inversiones en el entendido de que primero había que asegurarlas militarmente. Incluso con ese criterio se ha hecho la restitución de tierras, las políticas de retorno, entre otras. Sin las Farc, los indicadores para priorizar las inversiones serán otros, por ejemplo, el nivel de desigualdad o pobreza, o una valoración de las oportunidades de prosperidad de un territorio. Desaparece la excusa del conflicto para marginalizar a una parte del país y, por el contrario, es posible que zonas otrora olvidadas pasen a protagonizar el futuro. Sin enemigo interno, Colombia empieza a ser un país normal, como el resto de los de América Latina. Un país donde las diferencias políticas, e incluso la polarización ideológica, no terminen a bala. Los antiguos enemigos ahora serán adversarios políticos y se podrán decir lo que quieran, pero no matarse. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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foto: álvaro tavera - revista semana
PAZ
ENTREVISTA
“Nuestros primeros presidentes fueron guerrilleros” El politólogo e historiador Fernán González explica cómo los acuerdos de paz son una oportunidad histórica para repensar el país y para cambiar su cultura política basada en las armas y la combinación de formas de lucha.
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EMANA: ¿Cuál es su percepción sobre el proceso de paz? FERNÁN GONZÁLEZ: Los acuerdos evidencian una ruptura con el uso de la fuerza y la violencia como instrumentos políticos. En nuestra tradición histórica, tramitar los conflictos de diversa índole por medio de las armas y por la combinación de todas las formas
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de lucha ha sido una constante. Con el pacto, las Farc se comprometen a romper con esa tradición, a erradicar el uso de la violencia como mecanismo para tramitar los conflictos, y a cambio de eso, el Estado se compromete a hacer unas reformas moderadas. Un hecho bastante importante pero del que mucha gente no ha tomado conciencia.
SEMANA: ¿Qué significan estos acuerdos para el país? F.G.: Son una oportunidad para civilizar al país, para democratizar la vida política, para remendar lo que se hizo mal y para pagar los errores históricos que el país cometió. Es una oportunidad abierta, y en ese sentido el futuro depende de lo que hagamos y del esfuerzo de todos
los colombianos. El cese del conflicto armado con las Farc va a permitir que el país afronte problemas que había tenido aplazados durante toda su historia, como la desigualdad social o el desarrollo económico. No es el fin de los conflictos sociales sino de la tramitación del conflicto por las armas, pero el futuro queda abierto, está en nuestras manos. Tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo, es casi que un borrón y cuenta nueva, sin olvidar que hay grandes dificultades. SEMANA: Sobre todo, es una oportunidad para solucionar un conflicto agrario y territorial… F.G.: Como ha dicho Sergio Jaramillo, los acuerdos de paz son la oportunidad para repensar el país y la manera como este se integró territorial, social y políticamente. Una de las causas del conflicto colombiano es que se expulsó a los campesinos de las zonas andinas hacia la frontera agrícola; precisamente, los acuerdos son un intento de remendar esa injusticia histórica que se cometió. En este sentido, la negociación es un intento de rearticular una población que de alguna forma la misma sociedad colombiana marginó. Busca enmendar lo que hemos hecho mal a lo largo de la historia. SEMANA: ¿Cuáles son los principales retos y desafíos de implementar los acuerdos? F.G.: El principal reto tiene que ver con transformar la cultura política del país, sobre todo, en lo que tiene que ver con la intolerancia y con la incomprensión del otro. En Colombia no se ha desarrollado una política moderna de diálogo con el adversario. Hasta que la gente no entienda que la vida política es una construcción colectiva de acuerdos entre adversarios y no de enemigos, el reto de la implementación de los acuerdos va a ser muy grande. SEMANA: Pero otro desafío es ampliar la presencia del Estado… F.G.: En efecto, el reto es integrar un país que lo ha estado a medias. Para lograrlo, las Farc y el gobierno acordaron que en esas zonas periféricas de frontera agraria el Estado llegue con proyectos de desarrollo con una reforma rural y de tierras… Aquí se busca solucionar el problema del desencuentro entre una población rural marginada con un Estado central. ¿Pero qué pasa con la democratización del resto del territorio? Este es un problema de fondo que va más allá de ese arreglo y que consiste en cómo democratizar las zonas intermedias en las cuales no hay del todo ausencia del Estado o en donde este funciona mediado por las elites lo-
cales; eso ocurre en buena parte del país. SEMANA: Dentro de esa democratización está la participación política de las Farc. ¿Qué opina al respecto? F.G.: El acuerdo de participación política tiene dos aspectos distintos: mejorar los mecanismos de la democracia participativa, aspecto en el que las Farc hace mucho énfasis, y aumentar las garantías de la mecánica electoral. La guerrilla tiene puestas sus esperanzas de participación política en los mecanismos de participación ciudadana, como los movimientos sociales. Y si bien el acuerdo les entrega a las Farc una cuota de curules en el Congreso y una financiación a su futuro partido, todavía es incierto cómo será su futuro político. En especial, todavía es una incógnita cómo será la relación de las Farc con los movimientos sociales y con los partidos políticos de izquierda. SEMANA: ¿Hay riesgo de que jefes locales de las Farc, al ver un posible fracaso en términos de apoyo electoral, se armen nuevamente? F.G.: Una de las preocupaciones de los negociadores es que las Farc carezcan de apoyo social y político, incluso en las regiones en donde supuestamente son dominantes. Ese es un peligro, por eso otro de los retos que se vienen con el pacto con las Farc es comenzar una reeducación de los guerrilleros y otros actores que han utilizado las armas como forma de hacer política. Es, como decía al inicio, un cambio de cultura política. Es un trabajo de décadas e incluso de
entendido que la movilización es uno de los mecanismos que la gente tiene para expresarse cuando los canales normales de expresión democrática fallan. Pero esto también es un cambio de mentalidad en el que se debe trabajar en el periodo del posacuerdo. SEMANA: Hablando de participación política, la posibilidad de que los comandantes de las Farc lleguen al Congreso y puedan aspirar a la Presidencia es algo con lo que la gran mayoría de los colombianos no está de acuerdo. ¿Es legítimo ese cuestionamiento? F.G.: ¿Jefes guerrilleros en el Congreso? ¿En el gobierno? La historia de Colombia está llena de ejemplos de guerrilleros en el Congreso; no solo los miembros del M-19 han participado en cargos de elección popular, sino que desde hace largo tiempo muchos insurgentes han participado en la política. Si nos remontamos a los inicios de la República, Bolívar y Santander, en el sentido estricto de la palabra, fueron unos guerrilleros que llegaron a la Presidencia de la república. Rafael Uribe Uribe, uno de los líderes más importantes del Partido Liberal, también lo fue. Entonces no nos llamemos a engaños, aquí ha habido una larga tradición de jefes guerrilleros en esas instancias políticas. SEMANA: ¿Por qué fue posible un acuerdo de paz con las Farc de Timochenko y no con las Farc de Tirofijo? F.G.: Creo que hubo cambios internacionales fuertes y el influjo de los vecinos, en especial del presidente Chávez y de Fidel
“ UNA DE LAS PREOCUPACIONES DE LOS NEGOCIADORES ES QUE LAS FARC CAREZCAN DE APOYO SOCIAL Y POLÍTICO, INCLUSO EN LAS REGIONES EN DONDE SUPUESTAMENTE SON DOMINANTES” siglos, y es un proceso gradual en el cual habrá fracasos y problemas. SEMANA: La protesta y los movimientos sociales son un punto fundamental en los acuerdos, pero también es claro que estas formas de participación política han sido históricamente estigmatizadas. ¿Cree que con los acuerdos esto cambiará? F.G.: En la actualidad, la Policía, el Ejército y en general el Estado miran la movilización desde una perspectiva contrainsurgente y quienes se movilizan son sospechosos y amigos de la guerrilla. Sin embargo, todavía no logran comprender que la movilización social es fundamental para mostrar en dónde no funciona el Estado. Aquí todavía no se ha
Castro, quienes presionaron bastante a las Farc para que negociaran. También se fue creando cierto consenso de que la lucha armada ya era cosa del pasado. ¿Qué pasó internamente? Al reconstruir el Ejército su estrategia y su estructura y al comenzar a emplear otras tecnologías, comenzó a sacar a la guerrilla de las zonas centrales y a arrinconarlos a las zonas periféricas, eso pasó desde finales del gobierno de Pastrana y durante los gobiernos de Uribe. En ese momento, las Farc se dieron cuenta de que tenían un terreno perdido y ahí comenzaron a negociar en las mejores condiciones posibles. El acuerdo de paz es un acuerdo político, no jurídico. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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AGRO
El protagonista de la tierra
Los campesinos personifican el sufrimiento que ha padecido el país a causa del conflicto, pero también la transformación que se requiere para alcanzar la paz y el desarrollo.
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OR DÉCADAS, LAS CONDIciones de vida de quienes viven en el campo han estado muy por debajo de las del resto de la población. Según las estadísticas oficiales, los campesinos no solo son más pobres que los demás colombianos, sino que tienen mucho menor acceso a la educación, sus viviendas permanecen en peor estado, los servicios públicos los cubren poco y disponen de escasos medios de transporte y vías de comunicación. También han soportado la violencia más que ningún otro grupo social. En varias regiones del país, como Córdoba, Caquetá, el Catatumbo o Sumapaz, entre muchas otras, la débil presencia estatal permitió que los grupos armados ilegales suplantaran la autoridad e impusieran su ‘ley’, que incluyó el reclutamiento forzado de jóvenes, la usurpación de tierras, la extorsión y otros delitos contra la gente. La mayor parte de los casi 7 millones de desplazados registrados en el país son campesinos que debieron abandonar su tierra para tratar de acomodarse en una ciudad, que en la mayoría de los casos les es hostil. Pero la violencia no ha sido el único motivo. La falta de oportunidades también los ha impulsado a buscar un mejor destino. “Por acción u omisión, el mensaje que la sociedad colombiana ha enviado
1. Carlos Jiménez, algodonero de Cereté, Córdoba. 2. Luis Carlos Osorio, agricultor de Cereté, Córdoba. 3. José de Rosa Bohórquez, capataz de finca ganadera en Cereté, Córdoba. 4. Estanislao López, agricultor de Cereté, Córdoba. 5. Víctor Portillo, productor de quesos de San Pelayo, Córdoba. 6. Gregorio Parra, Vichada.
a los pobladores rurales ha sido que su progreso o el de sus familias dependen de abandonar el campo”, afirmó en 2011 el Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dedicado a la Colombia rural. Y a tiempo que los campesinos tienen que abandonarla, la tierra ha quedado cada vez en menos manos. Los esfuerzos por llevar a cabo una reforma agraria, que sucesivamente han emprendido varios gobiernos (desde el de Alfonso López Pumarejo en 1936), han chocado con la oposición de los grandes terratenientes. Como ocurrió con el Pacto de Chicoral, en 1972, cada nuevo intento ha terminado con una contrarreforma, que ha concentrado cada vez más la tierra y ha institucionalizado la ganadería extensiva como la forma más usual de explotarla. No es de extrañar que la Reforma Rural Integral haya sido el primer punto del acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc.Todas las investigaciones (los análisis presentados por los miembros de la Comisión Histórica del Conflicto, por ejemplo) coinciden en señalar que el problema agrario está ligado a las causas de la confrontación armada en el país y su solución será indispensable para alcanzar una paz sostenible. Esto implica, necesariamente, facilitar el acceso de los campesinos a la tierra, promover que puedan adquirir terrenos baldíos o que hayan sido objeto de extinción de dominio, pero sin que eso signifique expropiar masivamente a quienes tienen grandes propiedades. El acuerdo de La Habana no busca acabar con los latifundios, sino que en el campo haya espacio para todos y que la tierra realmente se utilice de manera productiva.
“Es un modelo absolutamente incluyente, en el que uno junta a los inversionistas privados, los grandes empresarios del campo con los pequeños propietarios, para poner a producir de mejor manera el campo colombiano”,afirma Miguel Samper, director de la Agencia Nacional de Tierras. Si el campo que vislumbra el acuerdo de paz se hace realidad, la vida del campesino colombiano será, en unos años, muy diferente a la de hoy. “El acuerdo no se reduce a distribuir unas tierras, sino que busca dotar al campo de una infraestructura que permita que las condiciones de vida de quienes lo habitan se asemejen a las del resto de la población. Si hay unos mejores estándares de salud, educación, tecnología, entre otros, van a desaparecer los factores objetivos que han llevado al conflicto”, explica el exministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, quien participó en la redacción de los acuerdos. Y tal vez lo más importante que prevén es que los planes para el desarrollo de cada una de las comunidades agrarias no se definirán desde Bogotá. A través de la figura de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), en una misma mesa se sentarán campesinos, indígenas, afrocolombianos y autoridades, para definir juntos las prioridades en las que se deben invertir los recursos en su territorio. En este escenario, que es solo un propósito por cumplir, Colombia tendrá un campesino cuya voz será escuchada, que contará con un mayor grado de educación y mejores servicios de salud, que tendrá una mejor vivienda y podrá viajar a cualquier lugar de Colombia sin gastar horas e incluso días. Y, en últimas, que no tendrá que abandonar su tierra para buscar un mejor futuro. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ FUERZAS MILITARES
La misión continúa
La firma de la paz con las Farc implica grandes desafíos y retos para los militares y la Policía. ¿Qué viene para ellos?
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La transformación del Ejército, comandado por el general Alberto José Mejía, implica que unidades como la de Ingenieros Militares, entre otras, tendrán un papel mucho más activo y visible.
que tendrán esas instituciones y sus inte- denominan el Ejército del futuro. Se trata de uno de los planes más ambiciosos y de grantes en los próximos años. más profundas reformas en casi 200 años EL EJÉRCITO DEL FUTURO de existencia de la institución. Durante más de 50 años las Farc fueron el “Se trata de una transformación integral enemigo natural para el Ejército y la razón cuyo eje es potenciar nuestro recurso humano. de su crecimiento constante hasta alcanzar El Ejército Nacional quiere convertirse en un los 240.000 hombres actuales. Si bien hay organismo de hombres y mujeres especialistas otras amenazas, desde 2012 esa fuerza, en que desplieguen todo su potencial para apoyar cabeza de su actual comandante, el general el progreso nacional. Una fuerza profesional Alberto Mejía,empezó a planear un escenario multimisión que emplea de forma racional sin la amenaza de esa guerrilla, en lo que sus capacidades y sus recursos”, explica el
foto: guillermo torres - revista semana
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A CEREMONIA FUE SOBRIA pero fundamental. Ocurrió en la mañana del 5 de septiembre en la plaza deArmas de la Casa de Nariño. Allí el presidente Juan Manuel Santos presentó oficialmente el Comando Conjunto de Monitoreo y Verificación (CCMOV), encargado de “conducir operaciones militares que apoyen la terminación del conflicto y la construcción de la paz”. Acompañado de un grupo de policías e integrantes del Ejército con el camuflado caqui que usarán para esas misiones, el mandatario recordó que el Consejo de Seguridad de la ONU creó dicho comando y puso de presente que esa misión tiene un mecanismo tripartito para hacer ese monitoreo y verificación, compuesto por la ONU, el gobierno y las Farc. Está integrado por 1.500 hombres y mujeres de las Fuerzas Militares bajo el comando del brigadier general del Ejército Carlos Rojas.Tendrá tres Fuerzas de Tarea Conjunta de Monitoreo y Verificación: una para la región norte, otra para el oriente y otra para el suroccidente. En esa misma ceremonia también se activó la Unidad Policial para la Edificación de la Paz, que comandará el brigadier general Álvaro Pico y tendrá 2.500 hombres y mujeres. Entre sus tareas específicas están proteger tanto el mecanismo de monitoreo y verificación como la seguridad y la convivencia ciudadana y servir de Policía Judicial en las zonas y puntos veredales transitorios de verificación.“No requerimos cascos azules para esta operación; nuestros soldados y policías son un personal profesional y de lujo para cumplir estas tareas de la construcción y preservación de la paz, y esto les da una gran, gran tranquilidad a los colombianos”, afirmó Santos. Esa ceremonia fue particularmente importante porque presentó el papel que desempeñarán los militares y los policías tras la firma de la paz con las Farc. Si bien ese comando tiene unas funciones específicas que se desarrollarán durante los próximos meses, la realidad es que se trata de una ventana que permite ver el inmenso cambio
foto: carlos julio martínez - semana
general Mejía. “Una fuerza exitosa en el escenario de operaciones, pero a la vez más abierta a la sociedad; una fuerza íntegra y eficaz, tanto en su actuar individual como en las acciones mancomunadas que desarrolle junto con las otras Fuerzas Militares,la Policía Nacional, los organismos gubernamentales y la sociedad en general”, afirma. “Se van a presentar cambios en la organización. Por ejemplo, una brigada móvil podrá convertirse en una brigada combi-
Según el director de la Policía, general Jorge Nieto, esa institución está preparada para enfrentar los retos de la seguridad y la convivencia en las áreas rurales y urbanas del país.
nada, un batallón de contraguerrilla podrá ser un batallón de operaciones especiales urbanas. Habrá un proceso de reingeniería que ya está en marcha para atender nuevas realidades.”, dice Mejía. “La capacidad de combate del Ejército sigue intacta, el 95 por ciento se dedica a combatir. Pero hay nuevos portafolios de desarrollo social y económico para garantizar el progreso del país, estos son muy importantes y solo nosotros podemos llegar a esas áreas alejadas para implementarlos”, afirma el general. Mejía y sus hombres llaman a esos cambios, que empezaron a gestarse antes del inicio de los diálogos de paz con las Farc, el Ejército multimisión. Esa metamorfosis ya está en marcha y ha implicado un cambio de mentalidad en los militares, que lo aceptan cada vez más. “Hemos puesto en práctica y han sido útiles ahora las habilidades que adquirí en combate, como descenso en soga o paracaidismo”, afirmó el teniente coronel Jhon Hernández. Este oficial se graduó de subteniente en 1990 y durante años recorrió el país en varias unidades contraguerrilla. Hoy comanda el Batallón de Atención y
Prevención de Desastres. Habla de lo que hace actualmente con igual o incluso mayor orgullo que de sus días en el conflicto. “Cada día este Ejército está mejor capacitado en nuevas líneas de acción. Con los 600 hombres que comando, solo este año, a raíz de la ola de incendios hicimos más de 13 intervenciones en todo el país, controlamos conflagraciones y ayudamos a casi 2 millones de personas”, afirma este oficial que espera realizar una maestría en gestión de riesgos. Este es uno de los varios batallones de ese estilo proyectados. “Podemos llegar a donde nadie llega y hacer lo que nadie hace. Por eso abrimos pozos de agua en La Guajira o construimos obras en zonas de guerrilla o bacrim. En 24 horas, 36 de mis hombres pueden hacer un puente de 60 metros de largo. En seis meses de 2016 tendimos 15. Hoy estamos construyendo carreteras y pueblos con los indígenas, que ahora comparten todo con los soldados y antes ni nos hablaban”, dice el teniente coronel Luis Hernández, quien estuvo en la convulsionada Arauca y ahora dirige el Batallón de Operaciones Especiales de Ingenieros Militares. La entrada a operar de varios batallones de desminado, ingenieros, logística, así como el envío en los próximos años de 5.000 hombres a misiones de paz y asesoría en países del exterior son algunos de los roles que cumplirán los militares en el futuro cercano. Ese cambio de chip no implica que los militares dejen a un lado su misión primordial de combatir otras amenazas. “La dinámica operacional no se detiene. Nuestras unidades militares diariamente reportan importantes resultados para bien del país y la tranquilidad de los ciudadanos. Por ejemplo, en los tres
a nivel internacional. Con la firma de la paz, eso empieza a cambiar. “Para enfrentar los retos del posacuerdo y del posconflicto, la institución creó el Modelo Nacional de Policía para el Posconflicto,acorde con su Plan Estratégico Institucional, que tiene como objetivo fundamental construir comunidades seguras y en paz”, dice el general Jorge Nieto, director de la Policía. El modelo busca trascender de la seguridad al de la convivencia. En el caso de ciudades y pueblos se vigorizará el Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, que a partir del próximo 30 de enero contará con la nueva herramienta preventiva del Código Nacional de Policía y Convivencia. “En las ciudades se busca mayor integración con la comunidad y firmar un pacto por la vida para construir urbes más inteligentes y seguras, al atacar en especial fenómenos como el homicidio,el tráfico de estupefacientes, la extorsión y el hurto”, explica el oficial. Para hacer lo propio en el campo colombiano se fortalecerá el Sistema de Seguridad Rural (Siser), cuyo plan estratégico prioriza acciones en 100 municipios. Como el modelo de Policía para el posconflicto parte de la premisa de que la paz debe ir de la mano con la seguridad de los territorios, uno de los retos principales es ocupar los espacios que dejen las Farc, precisamente para que no los aprovechen otros actores del crimen organizado. Hoy en día, la Policía Nacional comprende integralmente las manifestaciones del crimen organizado, para así atacarlo de manera estructural, desde las particularidades locales y regionales. “Para lograr este objetivo en las zonas rurales, la institución tiene como punta de lanza la Dirección de Carabineros
LA CAPACIDAD DE COMBATE DEL EJÉRCITO FRENTE A NUEVAS AMENAZAS NO SE VERÁ AFECTADA primeros meses del año neutralizamos cerca de 3.500 integrantes de las organizaciones ilegales,incautamos 70 toneladas de sustancias ilícitas, desactivamos cada día 56 artefactos explosivos y decomisamos 9 toneladas de insumos para explosivos”, concluye Mejía.
EL RETO DE LA POLICÍA
Como consecuencia de la guerra con las Farc la Policía Nacional se vio obligada a enfrentar la amenaza de esa organización. Por años esto obligó a esa fuerza a desdibujar su misión institucional civil al tener que destinar hombres y recursos para combatir la subversión en las ciudades y en las zonas rurales. Esto hizo a la Policía bastante atípica
y Seguridad Rural, que ya cuenta con más de 9.300 efectivos”, dijo el general Nieto. El fortalecimiento de la Policía Judicial y de la capacidad investigativa enfocada a combatir los delitos que más afectan a los ciudadanos será uno de los grandes retos de la Policía. Otro será seguir luchando por erradicar la corrupción interna para recuperar la confianza de los ciudadanos. Con 180.000 integrantes, después del Ejército esa institución tiene el mayor número de efectivos en la fuerza pública. Al igual que los militares, para los policías la firma de la paz es la oportunidad y el momento que han esperado para desempeñar mejor la misión que deben cumplir. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ MINAS
Manos a la obra
POR ÁLVARO JIMÉNEZ
Director de la Campaña Colombiana contra Minas
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RANCINEYCHAUXESTÁFELIZ, a pesar de que hace 15 años perdió una pierna por una mina antipersonal puesta por las Farc a la orilla de la vía entre Montañita y El Paujil, Caquetá. El accidente ocurrió el mismo día y en el mismo lugar en que esa guerrilla secuestró a Íngrid Betancourt y a Clara Rojas cuando se desplazaban con su comitiva a San Vicente del Caguán. El 23 de febrero de 2002 su vida cambió, como la de Íngrid y la de Clara. Y como la de los colombianos, que entonces no dimensionábamos lo que esos secuestros y el incremento de las víctimas civiles por minas en ese año representarían para el país. De 2001 a 2002, la cifra pasó de 141 a 318 personas. Después comprenderíamos que el secuestro y el uso de minas simbolizan la degradación de la guerra en Colombia. Ahora,a pocos días de terminar el conflicto con las Farc,la felicidad desborda a Franciney. Por fin se cumplirá uno de sus sueños: que desaparezcan las minas de Colombia. Descontaminar el territorio evitará más muertes por este tipo de armas, facilitará el retorno de los campesinos a tierras de las que nunca debieron salir, asegurará que sus hijos puedan ir con seguridad a la escuela y les permitirá visitar a sus amigos y jugar sin temor.Podrán adelantarse grandes o pequeños proyectos de inversión rural bajo el modelo de las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) o del de las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres), y habrá un obstáculo menos para que trabajadores, contratistas y autoridades desarrollen las obras de infraestructura necesarias para in-
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cluir regiones históricamente abandonadas por el Estado. Para adelantar esta gigantesca tarea, el país tiene a la Dirección de Acción contra Minas,la Brigada de Desminado Humanitario del Ejército Nacional y la organización no gubernamental Campaña Colombiana contra Minas.Así mismo, desde hace años organizaciones internacionales como The Halo Trust, Handicap International y Ayuda Popular Noruega han apoyado la acción integral contra minas en el territorio. El reto: que Colombia sea un país libre de sospecha de minas en 2021. Varios factores permiten creer que esto es posible. La contaminación del territorio está identificada, el gobierno y las Farc tienen la voluntad, y los operadores militares y civiles están incrementando su capacidad. El costo estimado de esa operación es de 320 millones de dólares y ya hay una estrategia definida para conseguir los recursos.El pasado 18 de septiembre se produjo una excelente noticia. Desde Nueva York, en el marco de la Iniciativa Global para el Desminado en Colombia, promovida por los gobiernos de Estados Unidos y Noruega, varios gobiernos anunciaron aportes por 80 millones de dólares. Si bien no es la totalidad del dinero requerido, no hay duda de que es un buen comienzo. Así mismo, en días pasados la Campaña Colombiana contra Minas –que antes solo educaba en el riesgo de esos artefactos– fue acreditada para sumarse a las labores de desminado, que hasta el momento ha desempeñado The Halo Trust en ocho municipios del país. Eso agilizará la limpieza del territorio. Lo que antes era el Batallón de Desminado Humanitario del Ejército ahora será una brigada compuesta por ocho batallones. Si antes había solo 2.100 soldados del Ejército haciendo este tipo de limpieza, en 2017 se espera que sean 10.000. La Armada, que despejó miles de metros en los Montes de María, también engrosará sus filas: tendrá 500 efectivos para esa fecha.
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Colombia, con 11.458 víctimas, es el segundo país más afectado por minas antipersona. Si bien erradicarlas parece la tarea más urgente, esta problemática contempla otros desafíos.
Las expectativas son grandes y los planes para lograrlo,ambiciosos.Según Sergio Bueno, director de Acción contra Minas, acaban de asignar 48 municipios a estos actores para que de ahora a diciembre intervengan el 38 por ciento del total de los territorios presuntamente contaminados por minas. Al día de hoy, hay riesgo de minas en 663 municipios, cerca del 60 por ciento de los del país. En 199 de ellos se han presentado víctimas en los últimos cinco años, 291 llevan cinco años sin ellas y en 184 ha habido incidentes relacionados con estos explosivos, pero no víctimas. Tolima,Antioquia,Caquetá,Meta,Cauca, Putumayo y Guaviare serán los primeros departamentos intervenidos en esta fase.Así mismo, se completarán 31 diagnósticos en los 291 municipios de mediana afectación y en los 184 municipios de baja afectación se convocará a unos consejos de seguridad para determinar la veracidad del riesgo registrado por Acción contra Minas. Así las cosas, esta Navidad habría 21 millones de metros cuadrados despejados; hoy esta cifra no llega a los 3 millones. “Con ese nivel de intervención estamos enviando un mensaje claro a la comunidad internacional y al pueblo colombiano sobre la voluntad de erradicar las minas”, sostiene Bueno. Además, ya tienen todo un camino recorrido. Cinco municipios han sido declarados libres de sospecha de minas, en 25 más hay operaciones de desminado y 5.328 artefactos explosivos han sido desactivados. En 2015, el proyecto piloto acordado durante las negociaciones de La Habana se propuso des-
De las 11.458 víctimas de minas que hay en Colombia, 4.433 son civiles y 7.025, miembros de la fuerza pública.
minar la vereda El Orejón en el municipio de Briceño, en Antioquia, y la vereda Santa Helena en Mesetas, Meta. El resultado fue favorable. Se aprendió que para lograr un desminado eficiente es determinante que participen las Farc y que su conocimiento sobre las técnicas de ubicación y fabricación de sus propias minas salva vidas,al tiempo que acorta tiempos de trabajo y minimiza costos. Sin duda,el mayor hallazgo fue saber que la labor no termina con la remoción de las minas. Para las comunidades afectadas por este enemigo silencioso es igual de importante que el Estado llegue con vías,escuelas,centros de salud y los servicios que las minas, entre otros, no dejaron llegar. Si los territorios que fueron escenario de la guerra no se conectan con los centros económicos regionales, estas comunidades habrán sido defraudadas una vez más: quedarán por fuera del desarrollo social y económico que históricamente les ha prometido el gobierno. Una mina tarda décadas en dejar de funcionar, y ubicarla es como buscar una aguja en un pajar. Por más cuidadosas que hayan sido las Farc, habrá más de una que no salga en sus mapas o en los mapas que se hayan perdido.Además, las Farc no pusieron todas las minas. De ahí que ni la operación de desminado más ambiciosa de la historia garantizaría que no vuelvan a presentarse accidentes. Ocurrirán, seguramente con menor frecuencia, pero ocurrirán. El riesgo aún es latente en regiones como el Catatumbo,Arauca, el bajo Baudó, Chocó, la costa Pacífica nariñense, el sur de Córdoba, Urabá y partes del Bajo Cauca antioqueño.
Por eso, mientras haya territorios con más de un actor armado, es clave plantear una estrategia nacional de educación en el riesgo de minas.Si no se promueven comportamientos seguros en los colegios, en las veredas y en los municipios, el número de víctimas –que ya es alarmante, con 11.458– podría aumentar. Quizás el mayor desafío sea atender debidamente a las víctimas. Los acuerdos de La Habana ponen a estas en el centro de su espíritu y ello deberá reflejarse en la acción integral contra las minas. En el caso de los heridos militares, el régimen de salud y protección es vigoroso. Como empleados del Estado, están cubiertos por el régimen de salud, pensiones y atención brindado a los integrantes de las Fuerzas Armadas. Adicionalmente, han hecho del deporte un escenario eficiente para la reintegración efectiva y la superación emocional. Distinta y lamentable es la situación de los civiles. Reciben atención médica de
reintegración social, laboral y educativa, porque ellos perdieron su proyecto de vida. No puede ser que, por ejemplo, hasta la fecha los planes de vivienda gratuita que desarrolla el gobierno no favorezcan a las víctimas de minas como grupo especial ni que contemplen sus necesidades de accesibilidad, que les entreguen como reparación apartamentos en pisos elevados, en edificios sin rampa y sin ascensor. Tenemos mucho por hacer, y el final del conflicto con las Farc pondrá a prueba a actores como la Dirección de Acción Integral contra Minas, los alcaldes, los gobernadores, el sector salud y la Unidad de Víctimas. Todo para que la vida cotidiana de este grupo de colombianos y la ley por fin coincidan. Aún no se sabe cuándo los exguerrilleros de las Farc comenzarán a desminar como pena alternativa a la cárcel. Las minas sembradas por otros grupos armados seguirán
UNA MINA TARDA DÉCADAS EN DEJAR DE FUNCIONAR, Y UBICARLA ES COMO ENCONTRAR UNA AGUJA EN UN PAJAR emergencia pero los procesos de rehabilitación están signados por las debilidades, inhumanidades y lógica de negocio, que caracterizan al sistema de salud. Estas personas merecen, además de la atención médica de emergencia, rehabilitación física, sicológica y acceso a prótesis y órtesis, según la afectación. No menos importante es su
amenazando la seguridad de la gente hasta que se negocie con ellos. Pero al destruir los arsenales de esta guerrilla, adelantar el desminado humanitario de los territorios, educar al respecto y atender integralmente a las víctimas se cumplirán sueños como el de Franciney. Solo hay que decir ‘manos a la obra’ y, sobre todo, hacerlo bien. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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foto: tomado de tv.
PAZ
DESAFÍO
Negros nubarrones
Las bandas criminales y la economía ilegal generada por la coca, el narcotráfico y la minería ilícita son las amenazas más serias contra las Farc y el proceso de paz.
E
L OSCURO FANTASMA DEL paramilitarismo preocupa a las Farc desde hace más de 30 años,casi desde que nació en los años ochenta de la mano del narcotráfico y de miembros de las Fuerzas Armadas para enfrentar, por fuera de la legalidad, a la subversión. Esa perversa alianza, en la que también participaron hacendados,ganaderos,comerciantes y políticos, no solo jugó un papel fundamental en el exterminio de la Unión Patriótica (UP), sino en el retroceso militar de las Farc en algunas regiones el país. Les angustia tanto que la semana pasada Pablo Catatumbo, al terminar una de las jornadas de la décima conferencia realizada en los llanos del Yarí, dijo que “entre los guerrilleros delegados se repite mucho la preocupación del fenómeno del paramilitarismo”. Ese temor, compartido por el gobierno nacional y por la mayoría de los colombianos, se basa en la posibilidad de que las bandas criminales (bacrim) asuman el control de los territorios que van a dejar las Farc al desmovilizarse, o que lideren o participen en una campaña de exterminio contra los futuros desmovilizados de esa organización. “Los grupos armados organizados (GAO), como llama ahora el Ministerio de Defensa a las bacrim, junto al ELN y el EPL, que se nutren de actividades ilícitas como los cultivos ilícitos, la minería ilegal, el tráfico de drogas o la extorsión, son la
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gran amenaza para el futuro del proceso”, admite el politólogo Alejo Vargas. Y ya hay una muestra de lo que puede pasar. En los últimos meses en varias zonas del oriente del país, principalmente Meta y Vichada, la Defensoría del Pueblo, entre otras entidades y organizaciones,ha alertado sobre la presencia de numerosos grupos del llamado Clan del Golfo, anteriormente llamados Urabeños. Una situación similar se ha reportado en Tumaco, Buenaventura, y en varias poblaciones del Chocó. Lo mismo en veredas y municipios de la región del Catatumbo (Norte de Santander). Panfletos, amenazas a los pobladores y asesinatos se han registrado en estos lugares, que, en su mayoría, tuvieron durante años una fuerte presencia de las Farc. De acuerdo con las cifras del Ministerio de Defensa, en la actualidad hay presencia de bacrim en 27 de los 32 departamentos. En 20 de ellos actúa el Clan del Golfo, liderado por Darío Úsuga, alias Otoniel. En los otros siete hay fuerzas de los llamados Rastrojos y Águilas Negras. Si bien se trata de una amplia presencia territorial, la realidad es que la mayoría de las acciones de estos grupos se concentran en el 15 por ciento de los 1.096 municipios del país. Según información de la Policía Nacional, el Clan Úsuga opera en 250 municipios; los Rastrojos, en 200, el Erpac, en 55, y las Águilas Negras, en 62. Además están
identificadas otras 27 bandas locales que operan como grupos mercenarios en unos 157 municipios del país. Estos grupos funcionan, según la Fundación Paz y Reconciliación, como una red criminal, a pesar de que los más grandes, como el Clan del Golfo, tienen una organización jerarquizada, con mandos militares y políticos. En algunos sitios, especialmente en las zonas urbanas, se apoyan para operar en grupos criminales locales, usan la violencia selectiva como mecanismos de represión y han entendido que al Estado no se le puede ganar una guerra, por lo que es mejor tomarse el poder local para obtener millonarios recursos públicos a través de la corrupción. Esta amenaza, unida al rumor según el cual algunos ganaderos, hacendados y comerciantes están rearmando grupos en algunas regiones, ha llevado al gobierno a actuar. En enero de 2015 la Policía lanzó la Operación Agamenón contra el Clan del Golfo.En 18 meses,las autoridades han arrestado a más de 3.500 hombres y decomisado más de 20 toneladas de drogas. A pesar de esa cifra, las bacrim se caracterizan por una alta capacidad para reclutar y reemplazar a los integrantes arrestados o muertos. Esto debido a que cooptan combos o banda locales que terminan ‘trabajando’ para ellos. Controlar este fenómeno e impedir que siga creciendo es el gran desafío.
La minería
Uno de los problemas de las bacrim es su capacidad para adaptarse a diferentes regiones o realidades, así como para reorganizarse. En los últimos años, según cifras oficiales, las autoridades han capturado a casi 20.000 miembros de dichas bandas, pero estas logran reincorporar rápidamente nuevos miembros, lo que les ha permitido no solo seguir controlando actividades ilegales como minería criminal y contrabando, sino también, en algunas ciudades, la extorsión, el microtráfico y el sicariato. La Fundación Paz y Reconciliación identificó dos formas en las que estas bandas operan y obtienen importantes recursos. “La primera tiene que ver con la prestación de servicios orientados a la actividad minera, el contrabando, tráfico de armas y control de rutas del narcotráfico. La segunda, con una oferta criminal más descentralizada, relacionada con sicariato, microtráfico y narcomenudeo, y en especial, con la intimidación a líderes sociales y defensores de derechos humanos. Es decir, estas organizaciones criminales pueden vender servicios de seguridad a todo el que esté en capacidad de pagarlos”. De estas actividades, los cultivos ilícitos y la minería ilegal producen serias preocupaciones, en especial por los billonarios recursos que generan, por las regiones en las que se concentran, por las miles de personas involucradas y porque son la gasolina más fácil que cualquier bacrim o grupo neoparamilitar puede usar para financiarse. Incluso, son una fuerte tentación para algunos mandos medios y parte de la guerrillerada, que han visto de cerca el poder de estas economías ilegales. Y la verdad es que no se sabe cuál de los dos problemas preocupa más. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, el país registró un exagerado crecimiento de los cultivos de coca. Mientras que en 2013 se calcularon 48.000 hectáreas sembradas de coca, subieron a 69.000 en 2014 y a 96.000 el año pasado, es decir, la cifra más alta de los últimos ocho años. El
81 por ciento de estos cultivos ilícitos se concentra en los departamentos de Nariño, Putumayo, Norte de Santander, Cauca y Caquetá, zonas en las que las Farc han tenido una fuerte presencia. Por su parte, la Oficina Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP), dependencia de la Casa Blanca, advierte que los cultivos de coca en Colombia llegaron a los 159.000 en 2015, una cifra que ellos no observaban desde 2007. Si bien el capítulo cuarto de los acuerdos de paz está dedicado a la solución del problema de las drogas ilícitas, hay serias dudas en torno a si la política de sustitución y erradicación esta vez sí va a funcionar, no solo por el monto de los recursos a destinar, sino porque requiere una arquitectura que el Estado no tiene. “Hoy no se sabe ni se ve quién dentro del gobierno puede liderar este plan, esto sin contar con que las alcaldías y departamentos, que tendrán que jugar un papel importante, no tienen capacidad para poner a andar lo acordado”, dice un experto en políticas antidrogas. A esto se suma que no está claro el papel que tendrán las Farc en este proceso ni qué
tanto apoyarán el programa de erradicación que adelanta el gobierno en Nariño y Cauca. Lo cierto es que los cultivos ilegales, especialmente en zonas que no son históricas de esta guerrilla, son una peligrosa amenaza para las Farc y para la paz. La otra es la minería ilegal. El Sistema de Monitoreo Antinarcóticos de la Policía (Sima) calcula que en el territorio nacional hay más de 6.300 puntos en los que se extrae oro de aluvión. Eso significa que casi 200.000 hectáreas están destruidas o en proceso de estarlo por la extracción sin control. Chocó, Antioquia, Bolívar, Córdoba, Nariño, Cauca yValle son los departamentos más afectados. Se estima que la minería ilegal mueve más de 7 billones de pesos al año y que una parte importante pasa o queda en manos de las bacrim y de los grupos subversivos, entre ellos, hasta ahora, las Farc. Estas y otras economías ilegales, junto con el crecimiento de las bacrim, hacen temer a los miembros de las Farc por sus vidas.Ante esto, en el punto del fin del conflicto se contempla una unidad especial de investigación, adscrita a la Fiscalía General, cuyo principal objetivo será desmantelar esas organizaciones delictivas.Y un observatorio que haga seguimiento y estudio a la evolución de este fenómeno, un cuerpo integral de la Policía dedicado a combatir estos grupos y la búsqueda de herramientas para ofrecer a estas bandas criminales un sometimiento a la justicia como salida, aclarando que no sería una negociación política sino judicial. Queda claro que así como el gobierno y las Farc tardaron años en buscar en el papel la solución de estos problemas, su implementación tomará años y en el camino enfrentarán grandes adversidades.
foto: policía nacional
El acuerdo de paz contempla programas de sustitución de cultivos para los campesinos.
foto: luis ángel murcia - revista semana
criminal financia las bandas, por lo que es esencial erradicarla.
Las autoridades han hecho grandes esfuerzos contra las minas ilegales, pero el fenómeno no ha desaparecido. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ FINANZAS
La larga factura de la paz
Colombia se enfrenta a uno de los mayores retos sociales y económicos de su historia. Reincorporar a la vida civil a los miembros de las Farc, disminuir el atraso en el campo y darles tierra a miles de campesinos son algunos de los desafíos. Estos son los costos y beneficios de la paz.
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OMENZÓ LA CUENTA REgresiva para ponerle números a la paz. Después del alborozo tras el cierre de cuatro años de negociaciones con las Farc, llegó la hora de aterrizar los acuerdos de La Habana. El reto es monumental porque se requerirán inversiones millonarias, tal vez las mayores hechas en el país en toda su historia. Pero valdría la pena porque la consolidación de la paz redundaría en mayor confianza y seguridad en las regiones y en la llegada de nuevos capitales internacionales. Pero lo más importante es que, después de décadas de abandono, el campo estará por fin en las prioridades del gobierno. Y es de esperarse que así sea, ya que las zonas rurales fueron durante los últimos 50 años las más afectadas por la violencia y el desplazamiento. Por eso es necesario cerrar su dramático atraso económico y social frente a los centros urbanos. Según el Dane, la pobreza en el campo cobija al 44,7 por ciento de la población, más
tierras para comprar 3 millones de hectáreas para campesinos que carecen de ellas y se formalizarán otros 7 millones que corresponden a cerca del 60 por ciento de predios, que no tienen títulos de propiedad. Para dar una dimensión del enorme esfuerzo fiscal, basta señalar que para legalizar los títulos se necesita un nuevo catastro, que costará 2,5 billones de pesos. Pero la lista continúa. Habrá que destruir alrededor de 100.000 hectáreas cultivadas con coca y poner en marcha planes de sustitución de cultivos y programas productivos. La reincorporación de los miembros de las Farc a la vida civil también tiene un costo que varios analistas califican como menor frente a los demás desafíos económicos. Cada excombatiente de las Farc recibirá 8 mi-
EL GOBIERNO TIENE CUATRO MESES PARA ESTIMAR LOS GASTOS DEL POSCONFLICTO Y DECIR DE DÓNDE SALDRÁN LOS CUANTIOSOS RECURSOS del doble de las zonas urbanas. Ello se debe, entre otras razones, a que la tierra sigue muy concentrada –el 46 por ciento de las zonas agrícolas están en manos del 0,4 por ciento de la gente–. Llevar más y mejores servicios públicos, mejorar la salud y la educación y disminuir la inequidad y la pobreza en el campo serán labores titánicas que se sumarán a la extensa lista de compromisos sellados en La Habana. Entre ellos se destacan la creación de 16 programas de desarrollo rural en regiones golpeadas por el conflicto –se beneficiarán más de 100 municipios con altos índices de pobreza–. Se creará un fondo de
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llones de pesos para invertir en un proyecto individual o colectivo, y durante 24 meses obtendrán el 90 por ciento del salario mínimo como apoyo para su sobrevivencia. Y están las nuevas instituciones, como la Jurisdicción Especial para la Paz, conformada por 24 magistrados colombianos y extranjeros. Para cuantificar estos costos diversos, analistas han realizado toda clase de proyecciones. Los primeros estimativos apuntaban a que las inversiones en diez años llegarían a 80 billones de pesos. Otros estudios,
y propiedad de la tierra, entre otros. Sin duda alguna, es una cifra elevada que para algunos es inferior a lo que se pierde cada año por la corrupción y es menor o similar a lo que se ha gastado en la guerra. El analista León Valencia cita un estudio de Diego Otero que revela que desde el gobierno de Julio César Turbay, es decir, en los últimos 38 años, el país ha destinado a la guerra 332 billones de pesos. Solo en los últimos cuatro años se han girado alrededor de 100 billones de pesos del presupuesto de la Nación para el sector defensa. De hecho, Colombia es el país de América Latina que más gasta en este campo, con 3,5 por ciento del PIB frente al 1,5 por ciento de la región. En estas cifras no se incluyen costos por pérdidas de vidas humanas, atentados terroristas
y lo que se deja de invertir en diversos sectores económicos por la violencia. El director de Fedesarrollo, Leonardo Villar, reconoce que si bien los gastos son elevados, hay que hacer claridad entre los recursos que hay que invertir con o sin acuerdo de los que hacen parte del posconflicto. Es el caso de la reincorporación de combatientes y la reparación de víctimas, que son en realidad gastos de la guerra de las últimas décadas. Hasta el momento el único que no ha dicho oficialmente a cuánto ascenderán las inversiones en el posconflicto es el gobierno. El exministro de Hacienda y de Agricultura Juan Camilo Restrepo dice que el taxímetro del posconflicto ya comenzó a correr, y recordó que a partir de la firma del acuerdo el gobierno dispone de cuatro meses para presentar un documento Conpes en el que diga a cuánto ascenderá la inversión y, lo más importante, de dónde saldrá la plata.
A BUSCAR RECURSOS
Independientemente de cuál sea el tamaño de las inversiones requeridas, lo cierto es que se tendrán que hacer en momentos de graves afugias fiscales para la Nación. El descuadre en los ingresos frente a los mayores gastos está creciendo, pues este año el déficit fiscal llegará al 3,9 por ciento del PIB, es decir, más de 30 billones de pesos. Como los recursos petroleros se esfumaron –el gobierno dejará de recibir este año cerca de 23 billones de pesos por estas rentas–, no quedan opciones diferentes que aumentar los impuestos o recurrir a un mayor endeudamiento. El exministro de Hacienda Rudolf Hommes considera que después de tanto esfuerzo por perseguir la paz no se puede dejar desfinanciado el posconflicto. “La integración de Colombia va a exigir decisiones audaces. Va a requerir un manejo económico posiblemente menos ortodoxo, mayor gasto público, mayor deuda y mayores impuestos”, dice Hommes, quien afirma que el reto se puede equiparar con el desafío de la reunificación alemana. Rafael Pardo, ministro del posconflicto, ha señalado la cooperación internacional como otra fuente de recursos. Para materializarla, debe conseguir alrededor de 3.000 millones de dólares (más de 10 billones de pesos) en cinco años. Sin embargo, reconoce que los aportes internacionales representan alrededor del 5 por ciento de los costos del posconflicto, por lo cual el mayor esfuerzo debe venir del presupuesto nacional. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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ilustracion : javier de la torre galvis - semana
como el del Bank of America, señalan que ascenderán a 187 billones, mientras que la senadora de la Alianza Verde Claudia López habla de 333 billones de pesos de aquí a 15 años (22 billones por año). López señala que esos millonarios recursos se deben destinar a equidad social, justicia y seguridad pública, reparación de víctimas
SERGIO CLAVIJO
JUAN CAMILO RESTREPO
tpu Diversos analistas han realizado estudios para determinar a cuánto ascenderán los recursos para financiar los acuerdos de La Habana y recuperar el campo. Desde ya prevén mayores impuestos y endeudamiento.
En este sentido coincide el exministro Juan Camilo Restrepo, quien afirma que por dignidad nacional no es posible buscar la paz para que la financien los gringos. “El posconflicto es costoso, pero es más costosa la guerra”, enfatiza.
LOS DIVIDENDOS DE LA PAZ
Aunque las cuentas de los costos de la paz todavía no están muy claras, gobierno y analistas privados coinciden en los beneficios o dividendos económicos que traerá para el país silenciar los fusiles de las Farc. Las apuestas son muy variadas y van desde las más optimistas del gobierno, que hablan de incrementos en el producto interno bruto (PIB) entre 1 y cerca de 2 puntos por ciento al año, hasta los más moderados, que señalan que el impacto será marginal y no superará el 0,33 por ciento. Un estudio del Departamento Nacional de Planeación (DNP) comparó 18 países que tuvieron procesos de paz similares al colombiano (Burundi, Camboya, Guatemala, Filipinas, Ruanda, India, Irlanda del Norte, entre otros). El análisis arrojó que el gran dividendo de la paz es la confianza, reflejada en el aumento en la tasa de inversión y el consumo de los hogares y en la mayor inversión extranjera. Estas variables inciden en que la economía pueda crecer entre 1,1 y 1,9 por ciento adicional por año. Además, en el análisis de los 18 países incluidos se evidenció una disminución del 9 por ciento en el desempleo en una década. Para el caso colombiano, el DNP prevé
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un crecimiento económico que podría llegar a 5,9 por ciento, un aumento de la tasa de inversión al 35 por ciento y un PIB per cápita que pasaría de 6.800 dólares a cerca de 12.000 dólares en los próximos años. Para Simón Gaviria, director del DNP, los beneficios van más allá de un crecimiento económico. Por ejemplo, en materia medioambiental el país se ahorraría cada año alrededor de 7 billones de pesos en menos hectáreas deforestadas y derrames de petróleo, entre otros. Pero hay análisis más cautos que no prevén ríos de leche y miel. Marc Hofstetter, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes,
GASTOS IMPARABLES Colombia es el país de América Latina que más invierte en defensa, el 3,5 % del PIB.
Presupuesto para el sector defensa (Billones de pesos) 21,9 14,6
16,4
27,7 23,3
30,0
25,3
17,9
2002 2004 2006 2008 2010 2012 2014 2016 Fuente: Ministerio de Hacienda
RUDOLF HOMMES
dice que es improbable que Colombia crezca a tasas muy elevadas por un largo periodo. “El resultado no debe ser entendido como un intento por restarle legitimidad al proceso de paz, sino que no esperemos que el pacto venga con una varita mágica que inflará nuestros recursos año a año”, dice el catedrático. La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) también presenta cifras más aterrizadas. Al analizar los casos de países similares que sufrieron conflictos, como Perú, El Salvador y Guatemala, concluye que la economía podría acelerarse entre 0,5 y 1 por ciento al año, en línea con lo estimado por el Deutsche Bank. Sin embargo, su presidente, Sergio Clavijo, llama la atención sobre los peligros de no actuar a tiempo para controlar las bandas criminales y el narcotráfico, que siguieron actuando en Guatemala y El Salvador y causaron graves problemas económicos y sociales en estos países. El Salvador debe destinar el 16 por ciento del PIB para defenderse de estas pandillas, conformadas por cerca de 70.000 miembros, más del doble que en las épocas de la guerrilla del FMLN. Clavijo dice que si Colombia quiere evitar que se repita lo ocurrido en estos países centroamericanos, no se pueden esperar grandes ahorros en los recursos para fuerza pública, pues, por el contrario, podrían venir gastos adicionales para combatir a las bandas criminales. Como se ve, el desafío para los colombianos será mayúsculo, pero, a decir de muchos analistas, bien vale la pena este esfuerzo.
foto: guillermo torres - revista semana
foto: alejandro acosta - revista dinero
foto: juan carlos sierra - revista semana
PAZ
PAZ MEDIOAMBIENTE
Diez paraísos para descubrir en paz
Con la desmovilización de las Farc, los colombianos y los extranjeros conocerán lugares impresionantes que habían permanecido aislados por la guerra.
POR ESTEBAN MONTAÑO VÁSQUEZ Periodista de Semana Sostenible.
foto: silvia juliana cobos
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L FINAL DE LA GUERRA abrirá las puertas de un país nunca antes visto. Cuando las Farc dejen de ser un grupo armado ilegal, muchos lugares que antes estuvieron bajo su control se sumarán a la lista de las riquezas naturales del país. Se trata de un privilegio, pero también de un reto, pues su conservación dependerá de que el Estado se haga presente. También de que el turismo, en aquellos donde es posible, se desarrolle de una manera ecológica y socialmente justa. SEMANA echó un vistazo a las regiones con histórica presencia de esta guerrilla y seleccionó 10 paraísos que podrán ser descubiertos en una Colombia en paz.
PARQUE LOS TUPARROS-VICHADA
foto: álvaro cardona
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n Los Tuparros se encuentra la octava maravilla del mundo. Al menos eso pensó Alexander von Humboldt cuando vio el raudal de Maipures, un fenómeno natural en el que las aguas del Orinoco se estrellan contra las grandes rocas que hay en su cauce. Debido a la presencia del frente 16 de las Farc en esa zona, muy pocos colombianos han tenido el privilegio de presenciar ese espectáculo.
CAÑÓN DE LAS HERMOSAS TOLIMA-VALLE
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foto: federico ríos
a zona donde murió Alfonso Cano es uno de los ecosistemas estratégicos del país. El parque de Las Hermosas conecta los Andes centrales y el Macizo colombiano a través de la prolongación de importantes áreas de páramos y bosques andinos. En Las Hermosas viven el oso de anteojos, el venado colablanca, el puma y la danta de páramo. También tiene 387 espejos de agua que nutren a diez municipios del Valle y del Tolima. Con el final de la guerra, la responsabilidad de preservar esta riqueza quedará nuevamente en manos del Estado.
PARQUE DE LA MACARENA-META
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asi todos los colombianos han oído hablar alguna vez de Caño Cristales, el río de siete colores que se ha ganado el apelativo del más hermoso del mundo. Aunque se encuentra en el epicentro de la guerra con las Farc, este lugar recibe desde hace varios años a miles de viajeros. Sin embargo, la desmovilización de esta guerrilla mostrará que más allá de Caño Cristales hay todo un paraíso por descubrir. Para la muestra, el caño Piedra, el Mirador del río Guayabero y la laguna del Silencio.
SAN JOSÉ DEL GUAVIARE a capital del Guaviare ha sido uno de los principales escenarios del conflicto armado en Colombia. Esta zona cuenta con varios atractivos naturales que han permanecido ocultos bajo el histórico dominio del bloque Oriental de las Farc. Con el desarme de esta guerrilla, la serranía de La Lindosa, la Ciudad de Piedra, la cascada de las Delicias y la laguna Negra conformarán el nuevo circuito turístico de una Colombia en paz.
foto: león darío peláez - semana
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foto: fundación ecoplanet
PAZ
foto: guillermo torres - semana
EL APAPORISAMAZONAS
LOS ESTORAQUES NORTE DE SANTANDER
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28 kilómetros de Ocaña se encuentra el Área Natural Única Los Estoraques. Lo más notorio de este espacio son sus imponentes torres de piedra erosionada, en las que resulta evidente el impacto de la lluvia y el viento a lo largo de milenios. Aunque las Farc no son el único grupo armado que se mueve en la zona, no hay duda de que su desmovilización será un paso fundamental para visitar Los Estoraques en paz.
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bicado entre los departamentos de Amazonas y Vaupés y fronterizo con Brasil, el parque Yaigojé Apaporis es uno de los territorios más biodiversos y con mayor riqueza cultural del país. Además de los 1.600 indígenas de siete etnias distintas, en él habitan 362 especies de aves, 79 de reptiles, 73 de anfibios, 201 de peces, unas 400 de mariposas y varias de mamíferos. Aunque hasta el momento esa región no cuenta con un plan de manejo turístico, este paraíso natural será otro de los lugares recuperados para el país.
PÁRAMO DE SUMAPAZ CUNDINAMARCA
foto: juan pablo gutiérrez
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esde hace más de un año, el puesto de control del Ejército ya no domina la entrada del Sumapaz. Aunque todavía hay militares en la zona, su actitud no es de alerta ante un ataque súbito, sino de custodia de un territorio retomado por el Estado. La consolidación de esta tranquilidad, que se vive desde el cese al fuego unilateral de las Farc, permitirá a los habitantes del centro del país conocer el ecosistema que les provee el agua que consumen. Pero sobre todo, con la paz el páramo más grande del mundo dejará de estar vetado para los visitantes.
PAZ PARQUE NACIONAL PURACÉ-CAUCA n lengua quechua, puracé significa ‘montaña de fuego’. Esto se debe a que en este parque natural se levanta la serranía de los Coconucos, una cadena de 11 volcanes de la cual el Puracé es el único activo. En febrero de 2001, guerrilleros del frente 13 de las Farc asesinaron a nueve escaladores y desde entonces el parque se volvió un lugar vetado para el turismo. Sin embargo, cuando la guerrilla se desmovilice, será posible regresar a este santuario natural en el que nacen los principales ríos de Colombia y donde se encuentran más de 30 lagunas cristalinas.
foto: césar david martínez
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CERROS DE MAVECUREGUAINÍA
foto: wilfredo amaya roncancio
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SAN VICENTE DEL CAGUÁN-CAQUETÁ sta ciudad, célebre por ser la ‘capital’ de la zona de distensión otorgada en 1999 por el entonces presidente Andrés Pastrana a las Farc, es uno de los tesoros naturales desconocidos del país. La salida de la guerrilla permitirá descubrir lugares como el cañón del río Pato, el salto de la Danta o la quebrada El Pescador, entre muchos otros.
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foto: guillermo torres - semana
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n 1997 las Farc intentaron sin éxito tomarse este pueblo. Este ha sido el evento más violento que vivimos en los últimos años. Sin embargo, es falsa la creencia generalizada de que esta es zona roja”, afirma Daniel Bernal, un operador turístico de Inírida, la capital del Guainía. Realidad o prejuicio, lo cierto es que la guerra ha mantenido ocultas las riquezas de este lugar recóndito de Colombia. Entre ellas, los majestuosos cerros de Mavecure, una formación de tres enormes montículos de piedra gris llamados tepuyes, porque según la mitología indígena allí moran los dioses.
BIONOVO, APROVECHAMIENTO
SOSTENIBLE DE LA BIODIVERSIDAD Todas las novedades del sector de la biotecnología se encontrarán en Bionovo 2016, del 5 al 7 de octubre en Corferias.
Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad en el mundo y uno de los 17 países megadiversos, es por esto que será la sede de Bionovo, la primera feria de biotegnología en el país, que llega del 5 al 7 de octubre gracias a la alianza de Corferias y BIOINTROPIC, quienes buscan promover este sector emergente en Latinoamérica. Los visitantes de Bionovo podrán encontrar los positivos resultados de la biotecnología a través de su proceso productivo, así: impacta de manera social mejorando las condiciones de vida y la salud de la población, de manera económica agregando valor a la estructura productiva del país con el surgimiento de nuevos negocios bio y de manera ambiental ofreciendo insumos para el desarrollo de actividades de forma sostenible, protegiendo los recursos naturales y la biodiversidad.
Acerca de los beneficios de la biotecnología, Claudia Marcela Betancur G directora de BIOINTROPIC expone: “Con la aplicación de la biotecnología se realiza valorización a la biodiversidad, incorporando investigación y desarrollo y se genera valor agregado a sectores tradicionales con soluciones más limpias, responsables con el medio ambiente y con impacto al bienestar”. La muestra comercial tendrá la presencia de expositores con casos de éxito en los sectores agrícolas, alimentos, cosméticos, farmacéutico, salud, energía, ambiente, entre otros. La agenda académica tendrá el Congreso Internacional de Biotecnología, Negocios Globales y Sostenibles, con 60 expositores nacionales e internacionales quienes intercambiaran experiencias empresariales y de investigación alrededor de innovaciones bio
10 razones para dinamizar la biotecnología en Colombia Aprovechamiento sostenible de la biodiversidad Agricultura, ganadería y acuicultura más competitiva, segura y respetuosa con el medio ambiente Mejora de la competitividad y diferenciación de los sectores tradicionales Oportunidades de liderazgos internacionales Mejora de la sanidad Generación de empleos de alto valor añadido Atracción y retención de talento internacional Atracción de inversión extranjera Generación de proyectos empresariales desde la universidad Los países líderes e instituciones multilaterales le están apostando a estrategias de Bioeconomía
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BIENESTAR
¿Colombia está enferma?
Las cicatrices de la guerra se ven en el cuerpo de sus víctimas. Pero las heridas en la mente de los colombianos son invisibles.
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L CONFLICTO FUE POR MUchos años una barrera de acceso a atención en salud para los colombianos de las zonas rurales. Así, la guerra de más de medio siglo no solo les dejó marcas físicas y mentales, sino que impidió darles alivio oportuno. Eso podría cambiar tras la firma del acuerdo de La Habana. Aunque la salud no ocupó ningún punto del documento, salió a relucir en 42 oportunidades a lo largo de sus casi 300 páginas, una muestra de que es un tema transversal en el tránsito hacia un país en paz. Dichas menciones se resumen en cuatro frentes concretos. El primero tiene que ver con manejar el consumo de drogas ilícitas como un problema de salud pública, y propone, entre otras cosas, trabajar más en prevención y abandonar el enfoque castigador por uno dirigido a la rehabilitación. El segundo es un plan de salud rural donde históricamente ha habido gente sin acceso a dicho servicio. El tercero es garantizar el derecho a la alimentación. Y el cuarto, tal vez uno de los más importantes, es ofrecer tratamiento de salud mental a las víctimas y, en general, a toda la población colombiana para garantizar la paz duradera. Todos los temas son importantes, oportunos y ambiciosos. Sin embargo,
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lograr extender los brazos del sistema al campo es crucial si se tiene en cuenta que allí está la mayoría de las víctimas de la guerra. Hasta hoy, esa presencia ha sido difícil por el conflicto, pero, según la Junta de Salud Nacional, también porque el modelo de la Ley 100 no operó en 600 municipios del país. Dicha situación llevó a que se hablara de dos Colombias con indicadores de nutrición y mortalidad materno-infantil muy diferentes. Según el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, mientras la tasa de mortalidad de las madres en cabeceras principales es de 45 por cada 100.000, en zonas rurales dispersas es de 100. Lo planteado en el acuerdo, por lo tanto, es una oportunidad de oro para cerrar esa brecha y atender a las más de 15 millones de personas que viven en territorios lejanos. Los retos son enormes. Además del déficit de 5,3 billones de pesos en el sector de la salud, muchas de estas poblaciones son indígenas o afrodescendientes y esa diversidad cultural supone una atención diferencial. “No es lo mismo el manejo del embarazo adolescente en Bogotá que en El Orejón, donde los chicos a los 10 años empiezan a trabajar en cultivos ilícitos y a los 12 ya tienen esposa e hijos sin que ello sea visto como un problema”, señala la psicóloga Lina Rondón, consultora
en política psicosocial. La idea no es llenar el campo solo de hospitales sino acompañar este esfuerzo con presencia estatal a través del aparato de justicia, infraestructura de vías y medidas de saneamiento como acueducto y alcantarillado. Tampoco se trata de ampliar la cobertura porque la mayoría de los campesinos están carnetizados. No se contempla cambiar el modelo de aseguramiento sino expandirlo hacia donde antes no llegaba. El Ministerio de Salud presentó hace unos meses un Modelo Integral de Atención en Salud (Mias), cuyo plan piloto se desarrolla en Guainía, un departamento con 40.000 habitantes, la mayoría de ellos indígenas. Según el ministro Gaviria, el modelo está basado en la participación comunitaria, la atención primaria y la prevención, que corregiría el sesgo urbano de la Ley 100. “Hace énfasis en los determinantes sociales de la salud más que en la atención de la enfermedad, y no se va a esperar pasivamente a que las comunidades lleguen sino que va hasta las comunidades”, explica el funcionario. Dicha oferta de servicios debe ir con mejor infraestructura, un enfoque preventivo y con respeto por los saberes tradicionales. También plantea tener allí personal calificado y la adopción de tecnologías como la telemedicina.
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atención de la salud mental de las víctimas requiere de psiquiatra y hospital, sino también de iniciativas colectivas como la de este mural en Mapuján, donde el pueblo pintó el antes y después de la masacre como una forma de catarsis. Extender los brazos del sistema de salud a las regiones implicará infraestructura de saneamiento.
El modelo ha generado expectativas pero también un gran debate. Algunas voces críticas señalan que extender al ámbito rural el mismo sistema que opera en las ciudades no será exitoso porque sigue centrado en las EPS. “Quienes estamos en una posición crítica frente a ese modelo consideramos que en el campo la atención debe estar basada en la oferta pública y sin intermediación de las EPS”, señala el médico salubrista Jaime Urrego. Sin embargo, Gaviria señala que el modelo, que contempla un solo asegurador y un solo operador, no debe descartarse así no más. “Es una invitación a los mejores hospitales y aseguradores a llevar su conocimiento a la otra Colombia donde no llegaron el Estado ni el sector privado”, dice.
MITIGAR EL SUFRIMIENTO
Garantizar el acceso a salud es crucial, pues es la base para mejorar la atención del sufrimiento que dejó la guerra, que es, en opinión de muchos, el punto del acuerdo más relevante en este campo. “El conflicto es el principal problema de salud mental de Colombia. De cada diez consultas externas, cuatro tienen que ver con afectaciones psicológicas”, dice la psiquiatra Carolina Corcho, integrante de la Junta Médica Nacional. Hay 8 millones de víctimas, y aunque no todas están enfermas, algunas requieren de algún tipo de intervención. Es cierto que en ese tema ya se ha avanzado desde que la Corte Constitucional exigió restituir y rehabilitar a las víctimas. Hoy no solo la Unidad de Víctimas hace este trabajo con su programa Entrelazando, que atiende sin discriminar si se trata de víctimas o victimarios. También el Ministerio de Salud cuenta con un programa especial
foto: león darió peláez - revista semana
foto: guillermo torres – revista semana
No siempre la
llamado Papsivi, que trabaja solo con las víctimas. A pesar de este gran esfuerzo, los programas tienen problemas. Cuando el Papsivi detecta pacientes que requieren atención en psiquiatría, se remiten al sistema de aseguramiento nacional, que ya de por sí tiene falencias. “Las EPS no les dan las citas o no las programan con la celeridad que toca. Y si eso es así en las ciudades, es mucho más difícil en el campo”, dice Urrego. Otro escollo es el déficit de especialistas, lo cual lleva a que a los pacientes de Apartadó los atiendan en Montería o, como dice Corcho, que las EPS tengan que pagar transporte aéreo de pacientes en áreas alejadas para consulta psiquiátrica en Bogotá. El acuerdo prevé fortalecer el acceso y el servicio de salud mental y que la atención se brinde según el daño específico.
y los excombatientes, pero también para el resto de los ciudadanos. El acuerdo establece que para que esta sociedad florezca es necesario transformar el pensamiento estructurado en 60 años de guerra, y ello implicará transformar la mente de muchos individuos que, aunque no estuvieron en el campo de batalla, legitimaron muchas de las conductas perversas del conflicto. “Hay manifestaciones agresivas, iras contenidas, temor, gran desconfianza y una autoestima lesionada”, dice el exministro Augusto Galán, director del observatorio Así Vamos en Salud. El Ministerio de Salud no tiene la responsabilidad exclusiva en este tema. Otros organismos e instancias como el Centro de Memoria Histórica, la Comisión de la Verdad, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, según Rondón,
EL CONFLICTO , SEGÚN LOS EXPERTOS, ES EL PRINCIPAL PROBLEMA DE SALUD MENTAL DEL PAÍS En violencia sexual, por ejemplo, más que protocolos se requiere preparar al personal para que maneje bien la situación.Tal como están las cosas hoy, “las mujeres afectadas tienen un gran riesgo de revictimización porque el sistema que las atiende mantiene las lógicas machistas: no les cree o piensa que ellas hicieron algo para que las violaran. Cuando estos temas se manejan mal hay un gran riesgo de suicidio”, dice Corcho. Por lo tanto, es necesario contar con más profesionales especializados, pero “en los pregrados no enseñan el conflicto armado ni salen entusiasmados por trabajar en esto porque no es glamoroso ser psicólogo de la guerra”, señala Rondón.Tener expertos sensibles a las heridas que deja la guerra es crucial, especialmente para las víctimas
deben tener tareas psicosociales para que, a través de la memoria y de la explicación de las causas de la guerra, la gente logre sanar las heridas. Son lesiones que, dicho sea de paso, no siempre se van a curar. “Muchos no van a dejar de sufrir, pero no por culpa del Papsivi sino porque lo que pasó fue muy basto”, dice Rondón.A pesar de los retos, este es un momento único. Es la oportunidad para dar soluciones a problemas estructurales del país que dieron origen a la violencia y también para aquellas secuelas que dejó la guerra. Se requerirá de esfuerzo conjunto, voluntad política y, sobre todo, de mucha creatividad para idear formas de cumplir lo pactado, pues, como dice Galán, “es una gran deuda que tenía el país con su gente”. Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ OPINIÓN
¿Qué significa pasar la página del conflicto armado con las Farc?
Periodistas y políticos internacionales, premios nobel de paz y escritores colombianos explican la importancia que tienen para Colombia los acuerdos de paz con la guerrilla. JOHN MULHOLLAND Editor de ‘The Observer’ - The Guardian
darles justicia a las víctimas? ¿Los paramilitares son peores que las Farc? ¿Los acuerdos entre el Ejército y los grupos de autodefensas son más justificables que el terror del narcotráfico? ¿El exterminio de la Unión Patriótica es peor que la masacre en El Nogal? ¿Las Farc podrán pedir alguna vez un perdón apropiado por el secuestro de 40.000 inocentes? ¿Alguno de los involucrados en este conflicto de medio siglo puede reclamar la superioridad moral? La paz llega cuando la gente deja de señalar culpables y empieza a compartir la culpa. Colombia ha tenido muchos agentes de terror. Pero fueron las propias víctimas que asistieron a La Habana las que les pidieron a las partes en guerra que no se levantaran de la mesa hasta que alcanzaran un acuerdo. Un acto de conciliación extraordinario. La paz implica llegar a los tejidos blandos enterrados y endurecidos por la guerra. Remplazando lo que ha quedado duro por humanidad. Yo sé por la experiencia de mi país (Irlanda) que romper la paz es más fácil que mantenerla. El acuerdo no es perfecto, pero ¿hay suficiente compromiso, justicia y respeto para apoyarlo? ¿Suficientes colombianos podrán olvidar la venganza, reconocer el dolor y escribir un nuevo capítulo con justicia económica, política y social? Colombia necesita una nueva guerra, una contra la inequidad, la pobreza y la discriminación. ¿Los viejos centros de poder estarán listos para abrazar una democracia que será aún más desafiante? ¿Estarán listos para una nueva lucha librada con palabras y no con armas? Timochenko no es Mandela y las Farc no son la ANC, que tenía un gran apoyo popular. Colombia no va a celebrar la paz con fiestas en las calles. Pero la guerra tiene límites. Si no es ahora, ¿cuándo? Si no es este, ¿cuál?”.
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foto: juan carlos sierra - semana
paz es mejor que la guerra? ¿La reconciliación es mejor “¿La que el castigo? ¿El perdón y el arrepentimiento pueden brin-
foto: gettyimage
SEBASTIÁN LACUNZA
JONATHAN POWELL
Editor en jefe del ‘Buenos Aires Herald’
Político británico y jefe negociador de Gran Bretaña durante el proceso de paz con Irlanda del Norte
existen recetas universales para superar un conflicto “N oarmado, y menos todavía para el que asoló la vida
acuerdo firmado hoy en Cartagena es un faro de espe“Elranza para el mundo entero. Cuando vemos por televisión
de millones de colombianos durante medio siglo, único por varios aspectos: su extensión en tiempo y espacio, su mutación desde la irrupción del negocio del narcotráfico, el vínculo obsceno entre instituciones de la democracia y paramilitares, la crueldad infinita de la guerrilla contra desamparados y las masivas violaciones a los derechos humanos perpetradas por el Estado, hasta ayer nomás, incluido el gobierno del que el presidente Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa. En el escenario principal de la política de Colombia hay señores de la guerra para quienes la prolongación del ‘statu quo’ es un negocio, en dos planos. Uno político, porque azuzar un miedo con bases sólidas y agitar fantasmas permite cosechar votos, y otro económico, porque la doctrina de la mano dura abre puertas a vender consultorías y fomenta el gasto en armamento y equipamiento en América Latina. Se requiere valentía y templanza para atreverse a mirar un pasado doloroso, con víctimas y perpetradores respirando el mismo aire, para dejar jirones de impunidad a un lado y a otro en pos del objetivo de la paz; y para plantar cara al acecho de los señores de la guerra, que no se rendirán. El camino será arduo. Los cómplices del terrorismo de Estado tampoco bajan los brazos en la Argentina, pese a que los tribunales siguen produciendo penas de prisión perpetua. Desde el Sur, mi deseo es que los colombianos construyan su propio Nunca Más”.
foto: daniel reina romero - semana
el sufrimiento de los niños de Aleppo en Siria y de las niñas secuestradas por Boko Haram en Nigeria, algunas veces llegamos a la conclusión desesperada de que nunca será posible solucionar las guerras civiles complejas de forma pacífica. Las víctimas de la guerra en Colombia durante los últimos cincuenta años seguramente sintieron la misma impotencia y estuvieron convencidas de que el conflicto, los secuestros y los asesinatos no se acabarían nunca. Pero el acuerdo de hoy demuestra que ningún conflicto, por más sangriento que sea, es eterno; solo hace falta que le encuentren una solución. No es inevitable, sin embargo, que esos conflictos terminen. Eso solo sucede cuando nuestros líderes estén preparados para ser pacientes, son valientes para tomar riesgos políticos y, sobre todo, cuando están preparados para aprender de los errores que se cometieron en los anteriores intentos de hacer la paz. El presidente Santos demostró esa valentía política para poner fin a la guerra con las Farc. Aguantó durante cinco años, tomo riesgos políticos pensando más en el bienestar del país que en proteger su propia popularidad y aprendió de los errores del Caguán y de los otros procesos de paz que se han hecho en el mundo. Él se merece todo el crédito político por lograrlo. Ahora Colombia hace parte de una lista muy corta de países con procesos de paz exitosos, en la que están Irlanda del Norte y Suráfrica. Todos son un ejemplo para el resto del mundo de cómo acabar conflictos largos y complejos para empezar a construir un nuevo país”.
JOHN CARLIN, Escritor y periodista británico, autor del libro ‘Invictus’ una oportunidad quizá irrepetible para acabar con un cruel, “Esabsurdo y jurásico conflicto por la vía racional de la paz y,
al mismo tiempo, de transformar el país para el bien de todos. Si no agarran la oportunidad, si votan No en el plebiscito, los colombianos de hoy serán culpables de un acto de grotesca y grosera irresponsabilidad. Las futuras generaciones no se lo perdonarán. La historia no les absolverá”.
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PAZ JUAN GABRIEL VÁSQUEZ Escritor colombiano
foto: marcela gutiérrez
final de esta guerra no es solo el desarme de una guerrilla “Eldegradada: es la desactivación de medio siglo de violencias
diversas, ciclos de retaliaciones que nunca terminan y una relación con el horror que nos ha deshumanizado a todos. Desactivar esta guerra es pasar las páginas insoportables del secuestro y las minas antipersonales, pero también del paramilitarismo y de los falsos positivos: todas las ramas pavorosas que le han crecido al árbol de la violencia. Somos un país enfermo, un caso masivo de estrés postraumático. El final de esta guerra es un primer paso hacia cierta forma de sanidad mental que ninguno de los vivos de Colombia puede describir, porque ninguno la recuerda. Cerrar este conflicto es también sacar de la mesa el pretexto de la guerra, que le ha servido durante medio siglo a un país indolente y corrupto para incumplir sus obligaciones. Cerrar el conflicto obligará al Estado a que se haga presente en lugares innombrables, para que no los ocupen los violentos; obligará a los políticos a ofrecer soluciones reales, para que la gente no se deje seducir por los populismos. Cerrar el conflicto, en fin, es salvar vidas: quinientas, setecientas, mil vidas por año. No conviene olvidarnos de esa evidencia, pues los colombianos que nacimos en la guerra nos hemos pasado la vida así: preguntándonos cómo cortar con las inercias que alimentan y perpetúan la violencia. Lo que nos espera del otro lado de los acuerdos es esa posibilidad inédita”.
JODY WILLIAMS Activista estadounidense contra el uso de minas antipersona y premio nobel de la paz.
varias veces, no entiendo, porque ya conocen hasta los huesos lo que es vivir décadas de conflicto armado. Siempre pueden volver a la guerra, pero con el compromiso de cada una/o del pueblo colombiano de tomar un papel activo en construir la paz, pueden vivir un futuro diferente. Esa es una decisión de cada persona. Ya no es hora de quedarse sentado esperando a que ‘el otro’ vaya a construir la paz. Si decido no participar en el cambio, no tengo derecho de quejarme si las cosas no salen como quiero. No tengo derecho a echarles la culpa a los demás. Además, no solamente es cuestión de lo que hacen los de las Farc. Hay que fijarse bien que las Farc han estado negociando paso a paso con el gobierno todos estos años. Y con eso, ya se han metido al fondo de la posibilidad de terminar por fin con la violencia y las armas como respuesta de todos los problemas de la economía, del racismo, del sexismo, etcétera. Si fuera colombiana, estaría más preocupada por las acciones de las fuerzas grandes en la sociedad –armadas y no– que no tienen nada de ganas de ver éxito en este proceso. No hay muchos ángeles en este baile para ganar el alma del futuro de Colombia. Es la población entera la que tiene la responsabilidad de guiar el país hacia un futuro de paz con justicia e igualdad”.
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foto: león darío peláez - semana
parte, entiendo el miedo porque el país está entrando “Porenuna una etapa nueva. Pero por otra parte, como he dicho
PIEDAD BONNETT
RIGOBERTA MENCHÚ
Escritora colombiana
Líder indígena guatemalteca y premio Nobel de la Paz
FOTO: AP
diana, y me temo también que puede ir siendo cultura. La gente finalmente ha convivido y ya no se da cuenta de la dimensión, de lo que significa para la región, para los países vecinos y el resto del mundo lo que es mantener una guerra reciente. Creo que todos los países también han tenido una guerra. Entonces creo que es una sensibilización que hay que hacer, y esta es una buena oportunidad para decir que hay otra manera de vivir y hay otros males que permite la guerra. Nosotros en Guatemala nunca habríamos centrado nuestra lucha contra la corrupción si no hubiéramos terminado primero el conflicto armado. Cuando ya no había un pretexto, que era el conflicto armado, empezamos a visualizar quiénes son las mafias corporativas que estaban actuando conjuntamente con la corrupción, el crimen organizado y las mafias del Estado que usaban los recursos públicos, pero fue gracias a la finalización del conflicto armado que pudimos visualizar otras entidades que no estaban en la agenda de nadie a nivel nacional”.
RICARDO SILVA ROMERO Escritor colombiano despejar el terreno para darse cuenta, por fin, de “Significa que el gran problema de Colombia no son las Farc. Significa
FOTO GUILLERMO TORRES REVISTA SEMANA
las Farc equivale a ponerle fin a uno de los mayores factores de violencia del país, que llenó de muerte y dolor las regiones y el campo colombianos. La paz equivale, de entrada, a salvar la vida de cientos de jóvenes colombianos –policías, soldados, guerrilleros– que de otra forma seguirían muriendo en la guerra, a recuperar a los niños campesinos que esta se tragó y a detener el desplazamiento de víctimas del conflicto. Solo por ese motivo se justifica la paz. Que cientos de guerrilleros se reinserten en la vida civil y que las armas sean cambiadas por la opción política, es el logro de un esfuerzo enorme de diálogo y conciliación, que abre a los colombianos la opción de construir un país mejor, aun a sabiendas de que será un proceso largo y difícil. Acabar con el conflicto armado con las Farc, la guerrilla más antigua y numerosa de América Latina, y recuperar los territorios que durante años nos fueron escamoteados a los colombianos, nos permite pensar que los recursos de la guerra servirán para derrotar el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción, y para combatir la pobreza y la inequidad mejorando la educación, la salud y la infraestructura de los colombianos más necesitados. Esa es, ahora, nuestra mayor esperanza”.
que una guerra que ha durado muchas generaciones, “ Yo52creo años, realmente se va haciendo como una práctica coti-
FOTO: OSCAR MUÑOZ
el episodio del “Cerrar conflicto armado con
quitarse de encima la cortina de humo –y de sangre y de restos insepultos– que ha estado definiéndonos como país desde hace tantos años, que ha estado empobreciéndonos como interlocutores, que ha estado impidiéndonos que dediquemos nuestras energías a lo mínimo: la vida, la igualdad, la justicia social. Significa extirparnos la idea de que matar es posible: por qué no, si no ha habido nada qué perder ni ha habido nadie que lo impida. Quiere decir que tenemos una nueva oportunidad para desarmar a los extremistas, para exorcizarnos la justificación de la violencia ‘porque en esta selva capitalista –decían los fundamentalistas a lado y lado– no hay otra manera de abrirse camino’. Sin las Farc hay un fantasma menos, un culpable menos. Y, ya que se ha dado el acuerdo imposible, comienza a ser una realidad la sospecha de que Colombia no tiene por qué comerse el cuento de que lo suyo es el regodeo en el fracaso, la tragedia”.
Semana S E P T I E M B R E 2 7 , 2 0 1 6
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PAZ
foto: carlos julio martĂnez - revista semana
Como homenaje al proceso de paz, el maestro Fernando Botero le enviĂł al presidente Santos una paloma blanca con el pico dorado.
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Oro 18k
A Diamond is Forever
Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Bucaramanga, Ibagué, Neiva, Villavicencio.