Letra S 116 (Marzo, 2006)

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SUPLEMENTO MENSUAL NUMERO 116 marzo 2, 2006

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LETRA S A L U D

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SEXUALIDAD

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SIDA

DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER

Estado laico y sexualidad Decisiones libres, dogmas acotados Opinión

La vulva y el clítoris

Un vistazo entre las piernas

Condón femenino ¿Por qué aún es poco conocido?


www.notiese.org

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NotieSe, la agencia que tiene la información que buscas: Sexualidad, salud reproductiva, sida, derechos sexuales.

Letra S • 116 • marzo 2006

E D I­T O­R I A L La elec­ción de Mé­xi­co co­mo país an­fi­trión de la Con­fe­ren­cia In­ter­na­cio­nal de Si­da en el 2008 es, ni du­da ca­be, una bue­na no­ti­cia por la que

Mujer transexual ocupa cargo en Censida

de­be­mos con­gra­tu­lar­nos. Sin em­bar­go, tal elec­ ción no só­lo de­be ver­se co­mo un re­co­no­ci­mien­ to in­ter­na­cio­nal al es­fuer­zo rea­li­za­do por nues­tro país en el com­ba­te a la epi­de­mia y a su ga­na­do li­de­raz­go re­gio­nal, tam­bién de­be ver­se co­mo una opor­tu­ni­dad de co­lo­car el te­ma en la agen­ da de prio­ri­da­des nacionales. La co­yun­tu­ra po­dría po­si­bi­li­tar asu­mir los com­pro­mi­sos ne­ce­ sa­rios pa­ra re­ver­tir los re­za­gos que aún se arras­ tran en ma­te­ria de pre­ven­ción, diag­nós­ti­co opor­tu­no y de edu­ca­ción en se­xua­li­dad.

Hazel Gloria Davenporth, Jefa del Departamento de Organizaciones de la Sociedad Civil de Censida.

n No­tie­Se La pe­rio­dis­ta Ha­zel Glo­ria Da­ven­porth ocu­pa des­de el 1º de fe­bre­ro el car­go de Je­fa del de­par­ ta­men­to de Or­ga­ni­za­cio­nes de la So­cie­dad Ci­vil del Cen­tro Na­cio­nal pa­ra la Pre­ven­ción y Con­trol del VIH­/si­da (Cen­si­da). Es la pri­me­ra vez que una mu­jer tran­se­xual ocu­pa un pues­to di­rec­ti­vo en la ad­mi­ nis­tra­ción pú­bli­ca fe­de­ral. El di­rec­tor del Cen­si­da, Jor­ge Saa­ve­dra, con­si­de­ró el nom­bra­mien­to “his­tó­ri­ co” co­mo mues­tra “de la con­gruen­cia del Cen­si­da, que pro­mue­ve la no dis­cri­mi­na­ción y ac­túa en con­se­cuen­cia”. Ha­zel Glo­ria Da­ven­porth, de 36 años, es li­cen­cia­da en cien­cias de la co­mu­ni­ca­ción, con un pos­gra­do en la Uni­ver­si­dad de La Ha­ba­na, Cu­ba, y actualmente realiza trámites ante el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior para que le sea expedido de nuevo su título de licenciatura bajo su identidad femenina. Ha­ce tres años, Davenporth ini­ció su pro­ce­so hormonal de rea­sig­na­ción de se­xo, y des­de en­ton­ces ha si­do ac­ti­vis­ta a fa­vor del re­co­no­ci­mien­to de los de­re­chos de la co­mu­ni­dad tran­se­xual y co­la­bo­ra­do­ra cons­tan­te de nues­tra agen­cia No­tie­Se.

La rea­li­za­ción de es­ta cum­bre mun­dial de si­da en Mé­xi­co po­dría ac­tuar co­mo una fuer­za ca­ta­li­ za­do­ra de to­dos los es­fuer­zos rea­li­za­dos por los

Mujeres con VIH/sida piden campañas de prevención para ellas

Avanza demanda contra Coca-Cola por discriminación

n No­tie­Se Con demandas como campañas de prevención de VIH específicas para mujeres, acciones afirma­ tivas de empleo y vivienda para mujeres con la infección y servicios de salud integrales para la población femenina, se realizó el Encuentro Nacional entre Mujeres Afectadas por el VIH/sida, convocado por la organi­ zación civil Salud Integral para la Mujer. El evento reunió a 75 mujeres que viven o conviven con la infección que dieron a conocer una Declaración en que señalan: “Para enfrentar y detener el VIH/sida se requiere reconocer el rostro femenino que ha venido adquiriendo la pandemia”. Durante el evento, realizado en la ciudad de Acapulco, el director del Centro de Prevención y Control del VIH/sida (Censida), Jorge Saavedra se dijo “convencido de que hacen falta más políticas dedicadas a la mujer, pero el gran cambio se dará cuando en la sociedad haya educación sexual”, y aseguró que el Censida tiene la voluntad política para comprometerse con las demandas de las mujeres con VIH/sida.

n No­tie­Se El juz­ga­do tri­gé­si­mo de lo ci­vil de la ciu­ dad de Mé­xi­co dic­ta­mi­nó que sí pro­ce­de la de­man­da por da­ño mo­ral con­tra la em­pre­sa re­fres­que­ra Co­ca-Co­la FEM­SA que in­ter­pu­so Ro­ber­to Men­do­za Ralph, quién fue des­pe­di­do por el cor­po­ra­ti­vo al asu­mir su ho­mo­se­xua­li­dad y pre­sen­tar en pú­bli­co a su pa­re­ja. El fa­llo del juez, da­do a tra­vés de una sen­ten­cia in­ter­lo­cu­to­ria, de­se­chó la es­tra­te­gia de los abo­ga­dos de FEM­SA, quie­nes in­ten­ta­ron fre­nar el pro­ce­so con el ar­gu­ men­to de que ya se ha­bía cu­bier­to un fi­ni­qui­to eco­nó­mi­co. En­tre­vis­ta­do por No­tie­Se, Men­do­za in­di­có que tan­to el pro­ce­so ci­vil co­mo la de­man­da pe­nal in­ter­pues­ta con­tra la re­fres­que­ra por vio­lar el ar­ti­cu­lo 206 del có­di­go pe­nal del Dis­tri­to Fe­de­ ral, que san­cio­na la dis­cri­mi­na­ción, con­ti­núan su de­sa­rro­llo. Por su par­te, en un co­mu­ni­ca­do, Co­ca-Co­la FEM­SA re­cha­za ha­ber dis­cri­mi­na­do a su ex em­plea­do y men­cio­na: “El jui­cio pro­mo­vi­do por el in­ge­nie­ro Men­do­za Ralph en con­tra de la com­pa­ ñía es­tá en su eta­pa ini­cial. Lo úni­co que se ha re­suel­to es que el li­ti­gio de­be con­ti­nuar con to­das sus fa­ses, lo cual no im­pli­ca con­clu­sión al­gu­na y mu­cho me­nos, que se hu­bie­re re­suel­to en fa­vor de aquél, pues aún fal­tan di­ver­sas eta­pas le­ga­les”.

di­fe­ren­tes sec­to­res in­vo­lu­cra­dos en el com­ba­te a la epi­de­mia, y aún más, po­dría su­mar a nue­vos ac­to­res has­ta aho­ra no in­te­gra­dos, co­mo el sec­ tor pri­va­do, o rea­cios a asu­mir la res­pon­sa­bi­li­dad que les co­rres­pon­de, co­mo la Se­cre­ta­ría de Edu­ ca­ción Pú­bli­ca y las Fuer­zas Ar­ma­das. Un even­to de es­ta mag­ni­tud po­dría te­ner tam­ bién re­per­cu­sio­nes a ni­vel re­gio­nal. Se­rá la pri­me­ ra vez que se lle­ve a ca­bo una con­fe­ren­cia mun­dial de es­ta na­tu­ra­le­za en un país la­ti­noa­ me­ri­ca­no. Si la con­fe­ren­cia rea­li­za­da en Dur­ban, Su­dá­fri­ca, en 2000, sig­ni­fi­có, se­gún se afir­ma, un par­tea­guas en la res­pues­ta da­da a la pan­de­mia en los paí­ses más afec­ta­dos de esa re­gión, se de­be ha­cer to­do lo po­si­ble pa­ra que la con­fe­ren­ cia de Mé­xi­co ten­ga un im­pac­to si­mi­lar en al me­nos la re­gión cen­troa­me­ri­ca­na y del Ca­ri­be. Es­pe­re­mos que la pers­pec­ti­va de con­tar con la aten­ción mun­dial so­bre Mé­xi­co du­ran­te los cin­co días que du­ra la Con­fe­ren­cia Mun­dial de Si­da sea el fac­tor que mo­vi­li­ce a to­das las fuer­zas y re­cur­sos ne­ce­sa­rios pa­ra ins­tru­men­tar una res­pues­ta coor­ di­na­da y efec­ti­va a la epi­de­mia en nues­tro país.

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Número 116, marzo 2, 2006

LETRA SALUD

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SEXUALIDAD

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SIDA

Director Alejandro Brito Editor Fernando Mino Coordinador de Información Antonio Medina Consejo Técnico Carlos Bonfil, Manuel Figueroa, Antonio Contreras, Arturo Díaz. Diseño original Leonel Sagahón Formación, diseño e ilustraciones La Máquina del Tiempo Retoque digital Alejandro Pavón Hernández Publicidad Alejandro Becerra Consejo Editorial Elena Poniatowska, Marta Lamas, Carlos Monsiváis, Ana Luisa Liguori, Dra. Carmen Villarreal, Dr. Arnoldo Kraus, Dra. Patricia Volkow, Joaquín Hurtado, Max Mejía, Arturo Vázquez Barrón, Jorge Huerdo+, Sandra Peniche, Estela Guzmán, Dra. Carmen Soler, Gonzalo Aburto, Dr. Aarón Rangel, Lilia Rubio. LETRA S, salud, sexualidad, sida, es una publicación mensual, editada por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV. Av. Cuauhtémoc No. 1236, Col.Santa Cruz Atoyac, C.P. 03310, México, D.F. Editor responsable: Alejandro Brito Lemus. Certificado de Licitud de Título No. 9169, Certificado de Licitud de Contenido No. 6418, Reserva al Título en Derechos de Autor No. 3389/95 y Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2003-052712375000-107 del 27 de mayo de 2003. Distribuido en el D.F. por la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C., y en el interior de la república y el extranjero por Distribuidora de Medios, S.A. de C.V. Impreso en Imprenta de Medios, S.A. de C.V., Cuitláhuac No. 3353, Col. Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, D.F. Canarias No. 45, Col. San Simón Ticumac, 03660, México, D.F. Tels./Fax: 5532-2751 y 5672-7096. letraese@letraese.org.mx http://www.letraese.org.mx/

México, sede de la Conferencia Internacional de Sida 2008 n No­tie­Se Mé­xi­co se­rá el pri­mer país de Amé­ri­ca La­ti­na en al­ber­gar la Con­fe­ren­cia In­ter­na­cio­nal de Si­da, rea­li­za­da ca­da dos años por la So­cie­dad In­ter­na­cio­nal de Si­da (IAS, por sus si­glas en in­glés) y que es­te año se lle­va­rá a ca­bo en To­ron­ to, Ca­na­dá. Se es­pe­ra que pa­ra su edi­ción en nues­tro país acu­dan unas 20 mil per­so­nas de los ám­bi­tos cien­tí­fi­co, ci­vil y gu­ber­na­men­tal, del 3 al 8 de agos­to de 2008, en el Cen­tro Ba­na­mex de la ciu­dad de Mé­xi­co. El di­rec­tor eje­cu­ti­vo de la IAS, Craig Mc­Clu­re, con­si­de­ró que la con­fe­ren­cia se ha­ce “bus­can­do eli­mi­nar la dis­cri­mi­na­ción con­ tra los sec­to­res más afec­ta­dos por la epi­de­mia,

co­mo mu­je­res, jó­ve­nes y hom­bres que tie­nen se­xo con otros hom­bres, pues son el es­tig­ma y la dis­cri­mi­na­ción los que dan po­der al vi­rus”. El médico mexicano Luis Soto, co presidente de la que será la XVII Conferencia Internacional de Sida, consideró que los esfuerzos en materia de prevención han sido deficientes en Latino­américa, pues no deben limitarse a la pro­moción del con­ dón, sino centrarse en la educación sexual. Es­tas con­fe­ren­cias bie­na­les se lle­van a ca­bo des­de 1985 pa­ra bus­car una res­pues­ta glo­bal con­tra la epi­de­ mia.

Instantáneas n Dos es­tu­dios en­con­tra­ron que los si­tios su­per­vi­sa­dos pa­ra in­yec­ción de dro­gas en Van­cou­ver ni han exa­cer­ba­do el uso de es­tas sus­ tan­cias ni han pro­vo­ca­do re­caí­das en adic­tos re­ha­bi­li­ta­ dos. Es­te pro­gra­ma, ini­cia­do en 2003, bus­ ca pro­ te­ ger a los usua­rios de dro­gas in­yec­ta­bles del uso com­par­ti­do de je­rin­gas, po­ten­cial trans­mi­sor del VIH. n La cir­cun­ci­sión mas­cu­li­na re­du­ce la ta­sa de trans­mi­sión de VIH de hom­bre a mu­jer en 30 por cien­ to, en­con­tró un es­tu­dio de la Uni­ver­si­dad Johns Hop­kins. Los in­ves­ti­ga­do­res lo atri­bu­yen a la es­truc­tu­ra del pre­pu­cio, que pue­de con­te­ner nue­ve ve­ces más vi­rus que el res­to de la piel que ro­dea al pe­ne. n Prue­bas de

la­bo­ra­to­rio con el agen­te quí­mi­co CSA-54 mos­tra­ron que de­sac­ti­ va la ca­pa­ci­dad del VIH pa­ra in­fec­tar a las cé­lu­las, di­ri­gién­ do­se a la mem­bra­na del vi­rus pa­ra evi­tar que se li­gue a las cé­lu­las. Cien­tí­fi­cos de la Uni­ver­ si­dad Van­der­bilt, en Tennessee Esta­dos Unidos, di­je­ron que la in­ves­ti­ga­ción es in­te­re­san­te, pe­ro ad­vir­tie­ron que se re­quie­ re mu­cha más in­ves­ti­ga­ción an­tes de que su ver­d a­d e­ro va­l or pu­d ie­r a co­n o­cer­se. n La Fe­de­ral Drug Ad­mi­nis­ tra­tion de Es­ta­dos Uni­dos ha con­ce­di­do prio­ri­dad a la re­vi­ sión de la va­cu­na ex­pe­ri­men­tal con­tra el virus papiloma huma­ no lla­ma­da Gar­da­sil, pro­du­ci­ da por el la­bo­ra­to­rio Merck. El

fár­ma­co mos­tró, en prue­bas de la­bo­ra­to­rio, 100 por cien­to de efec­ti­vi­dad al pre­ve­nir las ce­pas 16 y 18 del vi­rus, las cua­les es­tán re­la­cio­na­das con cer­ca de 70 por cien­to de los ca­sos de cán­ cer cer­vi­cal. n El De­par­ta­men­to de Sa­lud Pú­bli­ca e Hi­gie­ne Men­tal de la ciu­dad de Nue­va York anun­ció que tie­ne pla­nes de pro­du­cir su pro­pia mar­ca de con­do­nes, los cua­les ten­drían “vis­to­sos y me­mo­ra­bles” em­pa­ques. El go­bier­no lo­cal dis­tri­bu­ye apro­ xi­ma­da­men­te un mi­llón de pre­ ser­va­ti­vos al mes a tra­vés de su pro­gra­ma de pre­ven­ción del VIH.

Sondeo Mujeres

47%

ha sufrido algún tipo de violencia

Fuente: INEGI. Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares. Porcentaje de mujeres que refirió al menos un acto específico de agresión física, emocional, sexual o económica en los 12 meses previos a la entrevista.


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Letra S • 116 • marzo 2006

VIHvencias

Ya lo dijo don Benito

Ganar la batalla de vivir n Ca­ro­le Jo­seph An­to­nio, joven de 27 años y miem­ bro del Ejér­ci­to Me­xi­ca­no, re­ci­bió su diag­nós­ti­co de VIH de un médico militar acom­pa­ña­do de las si­guien­tes pa­la­bras: “Lo más se­gu­ro es que te vas a mo­rir en po­co tiem­po. No ten­drás de­re­cho a ser­vi­cio mé­di­co”. “Soy An­to­nio, na­cí en Te­pic, Nayarit, y ten­go más de 10 años de vi­vir con VIH. Du­ran­te to­do este tiem­po he lu­cha­do por mis de­re­chos co­mo ser hu­ma­no y por te­ner una vi­da me­jor. Aho­ra me de­di­co a es­tu­diar la pre­pa­ra­to­ria y a apren­ der psi­co­lo­gía de for­ma au­to­di­dac­ta. “A los 16 años in­gre­sé a la es­cue­la mi­li­tar. Sa­bía que per­día lo más im­por­tan­te pa­ra mí, que era mi li­ber­tad, pe­ro que­ría es­tu­diar; siem­ pre quise llegar a ser pi­lo­to. Por fin, en 1992 in­gre­sé a la Fuer­za Aé­rea Mexicana. Le da­ba man­te­ni­mien­to a los avio­nes. “Eran jor­na­das de tra­ba­jo muy pe­sa­das, de­bía pa­sar lis­ta tem­pra­no y ha­cer to­das las ac­ti­ vi­da­des que el je­fe en tur­no me or­de­na­ba. Un día me man­da­ron a Ta­bas­co, es­ta­ba con la es­co­ba y el tra­pea­dor to­do el día, pe­ro no me im­por­ta­ba, por­que iba a co­no­cer a otra gen­te y apren­de­ría co­sas nue­vas de la avia­ción. “Era mu­cha la pre­sión, así que en mis tiem­pos li­bres me ol­vi­da­ba de la vi­da mi­li­tar. Me iba a pue­blear y a co­no­cer gen­te. Eran noches de al­co­ hol, hom­bres, mu­je­res, can­ti­nas. Des­pa­pa­ye, pues. El no es­tar cer­ca de mi fa­mi­lia me hi­zo bus­ car otras com­pa­ñías. To­dos que­ría­mos un rato de ca­ri­ño y ne­ce­si­tá­ba­mos es­tar con otras per­so­ nas. “Cuan­do me man­da­ron de apo­yo a Oa­xa­

ca es­tu­ve va­rias se­ma­nas en ca­ma con gri­pe, tem­pe­ra­tu­ra, do­lo­res en el cuer­po y do­lo­res in­ten­sos de gar­gan­ta que no me per­mi­tían co­mer. Es­ta­ba se­gu­ro que había pescado den­ gue o pa­lu­dis­mo en Tabasco, pero nunca me imaginé que podría tener VIH. “Des­pués de que me die­ron el diag­nós­ti­co y me di­je­ron que no ten­dría ser­vi­cio mé­di­co, fui a De­re­chos Hu­ma­nos y a la Co­mi­sión Nacional de Ar­bi­tra­je Mé­di­co, pe­ro nunca me dieron res­ pues­ta. Me die­ron de ba­ja y me li­qui­da­ron. “Des­pués de más de cin­co años si­go en es­pe­ra de una res­pues­ta por par­te de la Comisión de Ar­bi­tra­je Mé­di­co. Bus­qué la for­ma de de­sa­cre­di­ tar al doc­tor que me dio el diag­nós­ti­co de for­ma tan vil. Me tra­tó de una for­ma cruel, co­mo a un con­de­na­do, co­mo si no tu­vie­ra de­re­cho a vi­vir. “No po­día ocul­tar más mi in­fec­ción, tu­ve que ha­blar con mi fa­mi­lia, y afor­tu­na­da­men­te me apo­ya­ron mu­cho. Se me com­pli­có el en­con­trar tra­ba­jo, pe­ro aho­ra ten­go uno es­ta­ble, en don­de es­toy muy a gus­to. Aun­que, cla­ro, no pue­do de­cir cuál es mi con­di­ción, pues se­gu­ra­men­te se­ría re­cha­za­do. Per­dí la ba­ta­lla con­tra el Ejér­ci­to, pe­ro no la ba­ta­lla de sa­ber vi­vir de for­ma di­fe­ren­te. He de­fi­ ni­do qué cla­se de vi­da quie­ro te­ner; ten­go más cla­ro qué es lo que vie­ne y qué es lo que va pa­sar. Y pa­ra de­fen­der mis de­re­chos se­gui­ré luchando.

Vadinho

"Me alegro que las muchachas bailen, lo que les hará más provecho que rezar y darse golpes de pecho"

Tiro al blanco Primeras acepciones del diccionario panista de la familia Adopción: dícese del acto voluntario de los recién nacidos de ejercer su derecho a tener una familia nuclear, heterosexual, católica e, idealmente, panista. “¿Quién nos dice que esos niños quieren tener dos papás o dos mamás? (...) Si tiene seis meses y no puede tomar la decisión, a lo mejor el día de mañana me reclama a mí que de pronto llegue con dos papás o dos mamás, a diferencia de los otros niños que van a la escuela con él”. Ana Rosa Payán, prominente panista yucateca y flamante directora del DIF nacional, sobre una supuesta legislación que autorice la adopción a parejas del mismo sexo (Reforma, entrevista de Mayolo López, 30 de enero de 2006).

Aborto: dícese del crimen que se comete ante la escasez de pistolas

Cronómetro de la impunidad

Van 226 días Octavio Acuña, activista por los derechos sexuales y contra el VIH/sida, fue asesinado el 21 de junio pasado en Querétero, víctima de uno de los muchos crímenes de odio que se cometen en el país. Hasta ahora, la investigación no ofrece resultados.

Exigimos investigación sin homofobia

¿Por qué vamos a matar a un hijo que está en el seno, que no se puede defender, y no matas al que está caminando? Oye, si no quieres tener más hijos, bueno, ten al que está en tu seno, que tiene dere­ cho a nacer, y al que está caminando, allá a tu lado, pégale un tiro. Ya, se acabó, ya tienes menos hijos. No hay nadie que en sus cinco sentidos haga eso. Ana Rosa Payán (La Jornada, entrevista de Alma E. Muñoz, 13 de febrero de 2006).

Principio ético: dícese de lo que nosotros decimos que es ético Cualquier ley o política pública que (...) sea esencialmente contraria a los principios éticos universales no tiene legitimidad, aunque haya sido aprobada en votación democrática (...). Por tanto, las perso­ nas tienen no sólo el derecho humano y la libertad de no obedecerlas, sino la obligación ética de combatir para que no se apliquen y para que sean derogadas”. Resolutivo del Foro Ético Mundial, que agrupa a organizaciones de ultraderecha (La Jornada, nota de Alma Muñoz, 14 de febrero de 2006).

A la letra Alejandro Brito Director

Estimado Alejandro: Es preocupante que el Gobierno estatal de Nuevo León sea co-patrocinador del Encuentro Mundial SER "Espiritualidad, Conocimiento y Salud Integral", que con todo lo incluyente y lo ecuménico que parezca, no deja de ser una pasarela para pro­ mocionar sólo a las iglesias y creencias religiosas monopólicas y excluyentes. No aparecen en el programa ni los fidencistas, ni la Iglesia de la Comunidad metropolitana (de gays y lesbianas), ni los seguidores de la Santa Muerte, ni los de Jesús Malverde, etc. Lo lamentable es que con recursos públicos se apoye, a través de recursos materiales, humanos y miles de maestros y burócratas acarreados con boleto adquirido a chaleco; un modelo, bastante endeble que trata de demostrar con “métodos científicos”, que la “espiritualidad es el motor integrador del Ser Humano”. Sr. gobernador José Natividad González Parás, ¿dónde quedaron las Leyes de Reforma que dieron fundamento a la ética republica­ na sin sobornos o amenazas del Más Allá?

Soy un artista plástico egresado de La Esmeralda. Tengo 27 años y estoy profundamente indignado por los crímenes de odio cometidos por Raúl Osiel Marroquín Reyes. Pienso que si yo lo hubiera conocido en ciertas condiciones podría haber sido su víctima, lo que me hace temer, pues creo que el peligro está muy cerca de todos los que tenemos una preferencia homosexual. He notado que así como este caso da cuenta de la homofobia tan fuerte que existe en todos los niveles de la sociedad, el mismo esquema puede servir para explicar otros crímenes de odio, como los asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez y algu­ nos otros que afectan a grupos vulnerables a la discriminación, que nos perjudica a todos. Construir una sociedad más amigable para el desarrollo de vidas emocionales satisfechas y vidas sexuales informadas está en manos de todos nosotros, los que estamos vivos y conscientes de nuestra fuerza. Miguel Ayala Rodríguez

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Obra de Miguel Ayala, presentada durante el registro simbólico de parejas homosexuales en el Hemiciclo a Juárez, el 14 de febrero.

Atentamente Joaquín Hurtado


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Agradecemos el apoyo brindado al proyecto Letra S por: La Fundación John D. and Catherine T. MacArthur

Letra S • 116 • marzo 2006

Agradecemos el apoyo brindado por: al proyecto Letra S.

Prohibido no mirar Sendero que en un abismo brusco se termina... Entre las piernas femeninas se abre, todavía, un misterio. Oculta incluso tras los más reveladores bikinis, la vulva resguarda un órgano único, dedicado únicamente al placer, el clítoris. Quizá por eso la vulva es, al mismo tiempo, el preciado recinto exaltado por los poetas y objeto de condenas moralistas.

Por Ch­risty Brown­lee y Su­san Yudt

¿

Cuán­do fue la úl­ti­ma vez que ha­blas­te so­bre tu vul­va? La vul­va es un se­cre­to tan bien guar­da­do que al­gu­nas ve­ces le de­ci­ mos “allá aba­jo” o cual­quier nom­bre ri­dí­cu­lo. ¿Pe­ro qué es es­ta par­te mis­te­rio­sa que nos han en­se­ña­do que de­be­mos man­te­ner en pri­va­do, aun en la des­nu­dez? Si te sien­tas y te po­nes un es­pe­jo en­tre las pier­ nas, des­cu­bri­rás que “allí aba­jo” su­ce­den mu­chas co­sas. To­dos los ge­ni­ta­les ex­ter­nos, las par­tes que pue­des ver, com­po­nen tu vul­va. La vul­va de ca­da mu­jer se ve di­fe­ren­te, pe­ro to­das te­ne­mos las mis­mas par­tes bá­si­cas. Es im­por­tan­te que te fa­mi­lia­ri­ces con tu vul­va por va­rias ra­zo­nes. Cuan­do vas al mé­di­co pa­ra un exa­men gi­ne­co­ló­gi­co, te ayu­da a sa­ber los nom­bres de tus par­tes. Y, so­bre to­do, es im­por­ tan­te que se­pas có­mo cui­dar, en lo co­ti­dia­no, tu vul­va. De pa­so, al co­no­cer­la, sa­brás un po­co más so­bre tu clí­to­ris, ese pe­que­ñí­si­mo ór­ga­no que no tiene otra función que brindarte pla­cer. El bo­tón má­gi­co es­con­di­do

¿Sa­bes dón­de es­tá el clí­to­ris? Mu­chas per­so­nas no lo sa­ben. Si eres una chi­ca, pue­des to­mar un es­pe­jo y mi­rar el clí­to­ris bien de cer­ca. Si eres va­rón pue­des ver­lo de cer­ca, siem­pre y cuan­do ten­gas el per­mi­so co­rres­pon­dien­te. Si­gue los la­bios me­no­res de ca­da la­do de la va­gi­na has­ta don­de se jun­tan. La pe­que­ña pro­tu­be­ran­cia en la par­te su­pe­rior es el clí­to­ris. En mu­chas mu­je­res, la ca­be­za del clí­to­ris es apro­xi­ma­da­men­te del mis­mo ta­ma­ño y for­ma de un chí­cha­ro, pe­ro al­gu­nas son más pe­que­ñas y otras más gran­des, al­gu­nas tie­nen el ta­ma­ño de un de­do pe­que­ño. La ca­be­za del clí­to­ris pue­de es­tar es­con­di­da den­tro de los plie­gues de los la­bios, ape­nas aso­mán­do­se, o pue­de col­gar muy por de­ba­jo. Tam­bién pue­de ser de di­fe­ren­tes co­lo­res; al igual que los la­bios, el clí­to­ris pue­de va­riar en­tre el co­lor ro­sa y el ma­rrón. La ca­be­za, que se aso­ma arri­ba de los la­bios, es­tá cu­bier­ta la ma­yor par­te del tiem­po por un pe­que­ño col­ga­jo de piel lla­ma­do ca­pu­chón del clí­to­ris. Si bien se pue­de ver la ca­be­za cuan­do se ja­la el ca­pu­chón ha­cia atrás, hay mu­cho más que no se pue­de ver. La ca­be­za se en­cuen­tra en el ex­tre­mo de un lar­go ta­bi­que in­ter­no y una red de ner­vios que se ex­tien­de has­ta cin­co pul­ga­das den­tro del cuer­po. El ta­bi­que se se­pa­ra en dos seg­men­tos que se ex­tien­den a ca­da la­do de la va­gi­na. ¿En­vi­dia del pe­ne?

¿De dón­de vie­ne el clí­to­ris? Te sor­pren­de­rá sa­ber que tie­ne mu­cho en co­mún con su pa­rien­te más cer­ca­no, el pe­ne. Cuan­do se es­tá de­sa­rro­llan­do un em­brión en una mu­jer em­ba­ra­za­da, an­tes de con­ver­tir­se en fe­me­ni­no o mas­cu­li­no, tie­ne te­ji­do eréc­til en­tre sus pier­nas que se trans­for­ma­rá en un clí­to­ris o un pe­ne. Los cien­tí­fi­cos se re­fie­ren a es­te ti­po de te­ji­do, ni fe­me­ni­no ni mas­cu­li­no, co­mo “in­di­fe­ren­cia­do”. To­dos los em­brio­nes co­mien­zan fí­si­ca­men­te in­di­fe­ren­cia­dos, con una pro­tu­be­ran­cia de te­ji­do eréc­til que se pa­re­ce mu­cho a un clí­to­ris. Lue­go, cuan­do tie­nen ocho se­ma­nas, los em­brio­nes co­di­fi­ca­dos ge­né­ti­ca­men­te pa­ra con­ver­tir­se en va­ro­nes pro­du­cen un flu­jo de hor­mo­nas que contienen di­fe­ren­tes ti­pos de tes­tos­te­ro­na. El te­ji­ do eréc­til even­tual­men­te for­ma un pe­ne. Sin es­te flu­jo de hor­mo­nas, el em­brión in­di­fe­ren­cia­do se con­vier­te en fe­me­ni­no, y el te­ji­do eréc­til en un clí­to­ris. De­bi­do a que el pe­ne y el clí­to­ris son tan si­mi­ la­res, ha­cen mu­chas de las mis­mas co­sas, es­pe­ cial­men­te du­ran­te el se­xo. Tan­to el pe­ne co­mo el clí­to­ris es­tán lle­nos de ter­mi­na­cio­nes ner­vio­sas muy sen­si­bles. En rea­li­dad, el clí­to­ris tie­ne más ter­mi­na­cio­nes ner­vio­sas que la ca­be­za del pe­ne, aun­que pa­rez­ca mu­cho más pe­que­ño. Al igual que el pe­ne, el clí­to­ris es­tá lle­no de te­ji­do es­pon­ jo­so que se lle­na de san­gre, po­nién­do­se fir­me y erec­to du­ran­te la ex­ci­ta­ción se­xual. Al igual que

¿Y tú, dónde ligas? Por San­da­lo Gál­vez Te­ner a al­guien con quien com­par­tir lo que sea es al­go a lo que so­le­mos dar­le prio­ri­dad. Es­to sí, sin dis­tin­go de pre­fe­ ren­cias. Cla­ro que pa­ra lle­gar al pun­to de “te­ner a al­guien” se pa­sa un pro­ce­so que no siem­pre es fá­cil, so­bre to­do si tie­nes una orien­ta­ción dis­tin­ta de la he­te­ro­se­xual. ¿Có­mo se le ha­ce pa­ra te­ner una pa­re­ja? El mo­de­lo más cer­ ca­no es el que nos mues­tra la te­le­vi­ sión o el ci­ne: una si­tua­ción “ideal” de có­mo dos per­so­nas lo­gran com­par­tir sus vi­das. Las es­tra­te­gias pa­ra “con­quis­tar” a

Cuenta Conmigo al­guien son muy va­ria­das, y más en­tre los jó­ve­nes. Des­de la se­gu­ri­dad del ano­ ni­ma­to a tra­vés de los chats has­ta las ex­pe­rien­cias don­de el ries­go lle­na de emo­cio­nes, pe­ro tam­bién de pe­li­gros. So­bre to­do si te quie­res li­gar a al­guien de tu mis­mo se­xo.

Ser jo­v en siem­p re fa­c i­l i­t a las co­s as a la ho­r a del li­g ue. Y en al­g u­n os sec­ to­res, ser gay o les­b ia­n a ya no es im­p e­d i­m en­t o pa­r a te­n er re­l a­c io­n es de ma­n e­r a abier­t a. La re­l a­t i­v a aper­ tu­r a aho­r a per­m i­t e que cual­q uier cha­v o o cha­v a ho­m o­s e­x ual ten­g a no­v ios o no­v ias en la pre­p a co­m o cual­q uier bu­g a. El am­bien­te de jó­ve­

nes po­s i­b i­l i­t a la equi­d ad en el en­cuen­tro de re­la­cio­nes. En la es­cue­la se en­sa­yan las téc­ni­ cas pa­ra re­la­cio­nar­se. Las ar­mas de li­ gue se cons­ tru­ yen y ca­ da uno en­cuen­tra el es­ti­lo que más le fun­cio­ na, pa­ra lue­go po­ner­lo en prác­ti­ca en otros es­ pa­ cios co­ mo los ba­ res y an­tros, o los gru­pos de reu­nión es­pe­cí­ fi­cos pa­ra la co­mu­ni­dad gay, en don­ de los acer­ca­mien­tos pa­ra con­se­guir com­pa­ñe­ro o com­pa­ñe­ra pue­den te­ner me­jo­res re­sul­ta­dos. La co­sa es­tá en có­mo te acer­cas a al­guien pa­ra ha­cer­le pa­ten­te que te gus­ta. Mi­ra­das, son­ri­sas, ro­ces de ma­nos o ma­ne­ras

de ha­blar. Men­ción apar­te me­re­cen las can­ti­nas, los ci­nes pa­ra adul­tos, los ba­ños pú­bli­cos y los bi­lla­res, lu­ga­res que sue­len go­zar de cier­to ai­re de atrac­ción en­tre los jó­ve­nes gays, qui­zá por esa emo­cio­nan­te at­mós­fe­ra clan­des­ti­na y de la­ten­te ries­go fí­si­co, con va­ro­nes de as­pec­ to vi­ril, los ca­ta­lo­ga­dos co­mo “ma­chos” o “cha­ca­les”. En es­tos lu­ga­res pre­va­le­ce la car­ga de emo­ción por es­tar en te­rri­to­rio don­ de só­lo se atre­ven quie­nes tie­nen aga­llas. Las téc­ni­cas de li­gue es­tán en­fo­ca­das a nun­ca mos­trar de­bi­li­dad, si­no to­do lo con­tra­rio. Ca­da es­pa­cio tie­ne có­di­gos de li­gue dis­tin­tos, lo que mues­tra que a la ho­ra

de bus­car a al­guien pa­ra lo que sea no exis­te una re­ce­ta o fór­mu­la. Eso sí, al mo­men­to del triun­fo en la se­duc­ción, hay que cui­dar­se y no arries­gar­se de más. Cuen­ta con­mi­go. Si eres un chavo o chava gay te ofrecemos un espacio de apoyo con jóvenes como tú, te esperamos todos los sábados, de 11:30 a 14:30 horas, en el Centro Cultural y Recreativo “Niños Héroes” del DIF-DF, ubicado en Popocatépetl (Eje 8 sur) No. 276, entre prolongación Uxmal y División del Norte, Col. Santa Cruz Atoyac. INICIA EL 18 DE MARZO

JÓVENES GAY, LESBIANAS Y FAMILIAS, es un proyecto de coparticipación entre Letra S y DIF-DF Tel.: 5532-2751 Correo: jovenesg@letraese.org.mx


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bajo el ombligo CUIDADOS BÁSICOS PARA USUARIAS

los hom­bres, las mu­je­res tam­bién pue­ den te­ner erec­cio­nes. Cierto tipo de pudor —mal entendido— puede provocar descuido de la zona de la vulva y hacer pensar que las secreciones vaginales y su aroma son anormales o, incluso, señal de “suciedad”. Aquí algunos datos sobre la manera de mantener sana y bien vigilada la vulva. • La lubricación vaginal es la manera en que el cuerpo responde a la excitación y al deseo sexual, pero también es común “mojarse” por la presencia de flujo vaginal, ya sea que estés o no excitada. El flujo normal suele ser espeso y blancuzco o ligero y transparente, según el momento del ciclo menstrual. • Sentir picazón, enrojecimiento e irritación de la vulva son bastante comunes y a menudo se pueden prevenir. Los culpables más comunes se encuentran en el baño. Al bañarte no apliques jabones con fragancias en tu vulva, solamente usa agua o un jabón muy suave. • Evita usar lociones, perfumes, tampones o toallas sanitarias, rociadores femeninos, duchas vaginales y papel de inodoro con fragancia. • Lo mejor es usar pantaletas de algodón. Puede parecer muy poco sexy, pero tu vulva te dará las gracias. Las medias apretadas, trajes de baño mojados y ropa para hacer ejercicio que quedan apretadas, de lycra o spandex, también pueden irritar la vulva. • Puedes dejar de usar ropa interior por la noche para darle a tu vulva una oportunidad de respirar.

En ca­so de du­das, tó­que­se ¿Pa­ra qué sir­ve el clí­to­ris? Créelo o no, la úni­ca fun­ ción co­no­ci­da del clí­to­ris es proporcionar pla­cer a sus felices propietarias. Los ex­per­tos en se­xo se re­fie­ren a él co­mo el cen­tro de la ex­ci­ta­ción se­xual en las mu­je­ res. To­car o es­ti­mu­lar to­das esas ter­mi­na­cio­nes ner­ vio­sas du­ran­te los jue­gos se­xua­les pue­de dar mu­cho pla­cer. De he­cho, la ma­yo­ría de los or­gas­mos se pro­du­cen de­bi­do a la es­ti­mu­la­ción del clí­to­ris, no a la es­ti­mu­la­ción va­gi­nal. Mu­chas mu­je­res di­cen que, al mo­men­to del or­gas­ mo, sien­ten olas de pla­cer irra­dian­do a todo su cuerpo des­de su clí­to­ris. Es­ta sen­sa­ción bien pue­de de­ber­se a la san­gre acu­mu­la­da en el clí­to­ris durante la excitación sexual, que dre­na rá­pi­da­men­te en el momento del orgasmo, en sin­cro­nía con las con­trac­cio­nes mus­cu­la­ res de la vagina y de la pelvis. De­bi­do a que el clí­to­ris es tan sen­si­ble, algunas mu­je­res no soportan el contacto di­rec­to du­ran­te el jue­go eró­ti­co. La masturbación pue­de ayu­dar a las jó­ve­nes a des­cu­brir qué ti­po de es­ti­mu­la­ción, vagi­ nal o del clítoris, pre­fie­ren. Pues en cues­tio­nes de pla­cer, co­mo de as­pec­to fí­si­co, lo di­fe­ren­te es lo nor­mal.

Tra­duc­ción de Su­sa­na Pe­tit y Emi Ca­na­hua­ti. Es­te ar­tí­cu­lo es­tá reim­pre­so con per­mi­so de teen­wi­re­.com.

Libertad, igualdad y sexualidad ¿Po­li­ti­za­ción se­xual o de­mo­cra­ti­za­ción de las cos­tum­bres? La cues­tión no es na­da nue­va. Des­de Ale­xis de Toc­que­vi­lle, gran teó­ri­co del li­be­ra­lis­mo, en­con­tra­mos una re­fle­xión ori­gi­nal del mo­vi­mien­to de­mo­ crá­ti­co. Si bien la pri­me­ra par­te de su li­bro La de­mo­cra­cia en Amé­ri­ca abor­da la es­fe­ ra pú­bli­ca, la se­gun­da par­te se con­cen­tra en las di­ver­sas ex­pre­sio­nes de la vi­da do­més­ti­ca. La in­ti­mi­dad de las pa­re­jas y de las fa­mi­lias es­ta­rían, se­gún él, mar­ca­ das por el prin­ci­pio de la igual­dad. En dis­ cu­sio­nes pos­te­rio­res se opon­drán con­ti­nua­men­te las cues­tio­nes de lo pú­bli­ co y lo pri­va­do, has­ta que se lle­gue a de­nun­ciar en Fran­cia, en­tre los de­fen­so­res del li­be­ra­lis­mo, des­pués de 1989, lo que se de­no­mi­na un igua­li­ta­ris­mo ex­ce­si­vo,

“po­lí­ti­ca­men­te co­rrec­to”, pro­ve­nien­te de Es­ta­dos Uni­dos, con ma­ni­fes­ta­cio­nes pa­ra­le­las co­mo el fe­mi­nis­mo y el mo­vi­ mien­to ho­mo­se­xual. El so­ció­lo­go Éric Fas­sin se­ña­la que de acuer­do con es­ta vi­sión, la po­lí­ti­ca mis­ma se ve­ría ame­na­za­da por una “gue­rra de los se­xos” que, en­tre otras co­sas, pon­dría en pe­li­gro al ero­tis­mo. Y su­gie­re que “de­ma­sia­da de­mo­cra­cia ma­ta­ría a la de­mo­cra­cia, y la ex­ten­sión del cam­po de­mo­crá­ti­co mar­ca­ría el oca­so, si no es que el fi­nal, de la pro­pia de­mo­cra­cia”. En su en­sa­yo De­mo­cra­cia se­xual (2005), Fas­sin apun­ta es­tas ideas y opo­ne a la de­fen­sa a ul­tran­za que ha­cen los es­ta­ dou­ni­den­ses del prin­ci­pio de igual­dad, y de la rei­vin­di­ca­ción del es­pa­cio pri­va­do, el re­cha­zo del li­be­ra­lis­mo fran­cés, de­fen­sor,

des­de su vie­jo ja­co­bi­nis­mo, del con­cep­to de li­ber­tad por en­ci­ma de la pa­sión por el igua­li­ta­ris­mo. Di­ce Fas­sin: “(Pa­ra los au­to­ res fran­ce­ses) la po­li­ti­za­ción de las cues­tio­ nes se­xua­les pro­ce­de sin du­da de una ló­gi­ca de igual­dad de­mo­crá­ti­ca: las mu­je­ res o los ho­mo­se­xua­les no ter­mi­na­rían ja­más de rei­vin­di­car de­re­chos fun­da­dos, no en un de­seo de li­ber­tad, si­no en una exi­gen­cia de igual­dad. Y lo que es peor: la igual­dad se cons­trui­ría así so­bre las rui­nas de la li­ber­tad”. Éric Fas­sin au­tor de Li­ber­ tad, igual­dad y se­xua­li­dad es­ta­rá en Mé­xi­ co el lu­nes 13 de mar­zo, opor­tu­ni­dad de in­ter­cam­biar pun­tos de vis­ta po­lé­mi­cos con es­te agi­ta­dor de ideas. (Car­los Bon­fil)

reSeña Debate feminista, UAM-I y Letra S Invitan a la conferencia

Democracia sexual, psicoanálisis y biopoder de Eric Fassin Sociólogo y profesor de la Escuela Normal Superior de París Comentaristas: Patricia Cabrera Psicoanalista y antropóloga Máría Inés García Canal Académica UAM-X Modera: Alejandro Brito 13 de marzo de 2006, 19:30 horas Casa del Poeta Ramón López Velarde Álvaro Obregón 73, col. Roma


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EL ORIGEN DEL ESTADO LAICO

Ni para Dios n La separación entre el Estado y las iglesias, elemento que cohesionó y dio forma a la nación mexicana, suele ser definida con dos palabras distintas: laicismo y secularización, procesos complementarios, pero distintos, para construir las garantías básicas de libertad para ejercer, entre otras cosas, una sexualidad libre de dogmas. En este texto, el académico francés Jean Bauberot, de la École Pratique des Hautes Études de París, reflexiona sobre ambos conceptos.

Por Jean Beau­be­rot *

D

e ma­ne­ra un tan­to es­que­má­ti­ca, se pue­ de de­cir que al nom­brar el tér­mi­no se­cu­ la­ri­za­ción se des­cri­be la pér­di­da de con­trol de la so­cie­dad por par­te de la Igle­sia. Por tan­to, la se­cu­la­ri­za­ción es afín a la mo­der­ni­dad. Es­te pro­ce­so su­ce­de por la emer­gen­cia de la so­cie­ dad ci­vil, al mar­gen de la in­fluen­cia es­tric­ta­men­te re­li­gio­sa. Dos ejem­plos de se­cu­la­ri­za­ción: en la Fran­cia del si­glo XVIII, los ri­cos, que te­nían bie­nes que po­dían he­re­dar a sus hi­jos, de­jan po­co a po­co de ha­blar de re­li­gión en sus tes­ta­men­tos. No es que de­jen de ser re­li­gio­sos, si­no que adop­tan una con­ cep­ción de re­li­gión más in­te­rio­ri­za­da. Tam­po­co se tra­ta de un con­flic­to que en­fren­te al po­der po­lí­ti­co con el re­li­gio­so, si­no que se tra­ta de una evo­lu­ción de las men­ta­li­da­des. Otro ejem­plo es, en ese mis­ mo si­glo, la ba­ja de­mo­grá­fi­ca en Fran­cia, más tem­pra­na que en otros paí­ses, por el uso de an­ti­ con­cep­ti­vos, mé­to­dos de re­gu­la­ción de la se­xua­li­ dad no apro­ba­dos por la Igle­sia Ca­tó­li­ca. Eso su­ce­de por la evo­lu­ción cul­tu­ral. Son de­ci­sio­nes que se dan en el se­no de la so­cie­dad y es­ca­pan a las fuer­zas po­lí­ti­cas y re­li­gio­sas. Ci­te­mos otro ejem­plo con­tem­po­rá­neo. Hoy Ita­ lia es un país en don­de hay una fuer­te prác­ti­ca re­li­gio­sa, no es un país lai­co en el sen­ti­do en que yo l o

en­tien­do, pe­ro es el país de la Unión Eu­ro­pea en que la na­ta­li­dad es más dé­bil, con­tra­rian­do el man­da­to de la je­rar­quía ca­tó­li­ca. Por tan­to, se pue­de de­cir que en Ita­lia hay cier­ta se­cu­la­ri­za­ción, aun cuan­do la Igle­sia Ca­tó­li­ca es­tá muy pre­sen­te, pe­ro no de la mis­ ma ma­ne­ra que an­tes. Otro ejem­plo es el de Di­na­mar­ca, un país don­ de la lu­te­ra­na es una re­li­gión na­cio­nal, ofi­cial. Por lo tan­to, no es un país lai­co y, sin em­bar­go, la prác­ti­ca re­li­gio­sa es dé­bil y la Cons­ti­tu­ción pro­hí­ be to­do ti­po de cen­su­ra re­li­gio­sa. La li­ber­tad se­xual en Di­na­mar­ca ha si­do más pre­coz que en los paí­ses la­ti­nos, por lo que se pue­de de­cir que es una so­cie­dad am­plia­men­te se­cu­la­ri­za­da aún cuan­do tie­ne una re­li­gión ofi­cial. Di­na­mar­ca no es un país lai­co, pe­ro sí hay pro­ce­sos de lai­ci­sa­ ción, es de­cir, la po­lí­ti­ca ha in­ter­ve­ni­do pa­ra res­ tar­ le in­ fluen­ cia a la re­ li­ gión en lo so­ cial e ins­ti­tu­cio­nal. En es­te país, por tan­to, pre­do­mi­na la se­cu­la­ri­za­ción, es de­cir, la evo­lu­ción de las ciu­da­ da­nas y los ciu­da­da­nos, que pue­den abra­zar una re­li­gión, pe­ro que re­du­cen su pre­sen­cia en el or­den de lo pú­bli­co. Es el mis­mo ca­so de Es­ta­dos Uni­dos, un país que na­ció plu­ral. En su de­cla­ra­ción de in­de­pen­ den­cia se di­ce que Dios creó al ser hu­ma­no con de­re­chos ina­lie­na­bles, o sea que Dios es el au­tor de los de­re­chos hu­ma­nos. A par­tir de ese prin­ci­pio hay mu­chas de­no­mi­na­cio­nes re­li­gio­sas, con­fe­sio­ nes dis­tin­tas, la ma­yo­ría vin­cu­la­das al pro­tes­tan­ tis­mo. Tal plu­ra­li­dad per­mi­te pen­sar en un Dios que es­ca­pa a ca­da igle­sia. Nin­gu­na igle­sia es due­ña de Dios. Di­fí­cil­men­te una re­li­gión se po­dría im­po­ner a to­da la so­cie­dad o al go­bier­no en EU. La cons­truc­ción del lai­cis­mo En Fran­cia, el ca­to­li­cis­mo te­nía el mo­no­po­lio de la re­li­gión, su cre­do era el úni­co le­gí­ti­mo pa­ra el Es­ta­do. Ese mo­no­po­lio ha­bía si­do cons­trui­do de ma­ne­ra vio­len­ta, por­que ha­bían si­do ex­pul­sa­dos los ju­díos y pro­tes­tan­tes. El fi­ló­so­fo ilus­tra­do Juan Ja­co­bo Rous­seau, pa­ra rom­per di­cho mo­no­po­lio, in­ten­tó crear una re­li­gión ci­vil. És­ta re­co­no­cía la exis­ten­cia de Dios, ha­bla­ba de la re­mu­ne­ra­ción de los jus­tos y el cas­ti­go a los ma­los, con el pro­pó­si­to de re­con­ci­liar la jus­ti­cia con la mo­ral, y re­cha­za­ba cual­quier in­to­le­ran­cia. Con es­tas me­di­das, pre­ten­ día que fue­ran sa­cra­li­za­dos los idea­les re­vo­lu­cio­ na­rios, co­mo el cul­to a la dio­sa ra­zón y a la dio­sa li­ber­tad. Pe­ro la Re­vo­lu­ción Fran­ce­sa se en­con­tró que en la rea­li­dad no era po­si­ble cons­truir una so­cie­dad con una re­li­gión ci­vil. En 1792, Na­po­león Bo­na­par­te, ba­sa­do en los pos­tu­la­dos de la Re­vo­lu­ción Fran­ce­sa, de­ter­mi­nó ha­cer lai­co el ma­tri­mo­nio, y lo vol­vió ci­vil, sin ex­cluir, co­mo una op­ción no obli­ga­to­ria, el ma­tri­mo­nio re­li­gio­so. Has­ta ese mo­men­to, la r e­l i ­

gión era una ins­ti­tu­ción he­ge­mó­ni­ca: la me­di­ci­na de­bía res­pe­tar las pro­hi­bi­cio­nes re­li­gio­sas, en la es­cue­la los cur­sos eran im­par­ti­dos por re­li­gio­sas y re­li­gio­sos. La re­li­gión era una ins­ti­tu­ción que do­mi­na­ba to­das las ins­ti­tu­cio­nes. El lai­cis­mo frag­men­tó ese mo­no­po­lio. Por la ac­ción po­lí­ti­ca de se­pa­rar los ám­bi­tos del Es­ta­do y de la Igle­sia, la re­li­gión de­jó de do­mi­nar las ins­ti­tu­cio­nes mé­di­ca y edu­ca­ti­va, las cua­les, con el tiem­po, co­bra­ron au­to­no­mía ci­vil. Así, la re­li­gión pa­só a ser una ins­ ti­tu­ción de la so­cie­dad, en­tre otras mu­chas. Pos­te­rior­men­te, Fran­cia re­co­no­ció le­gi­ti­mi­ dad, jun­to con la Igle­sia Ca­tó­li­ca, a los pro­tes­tan­ tes y los ju­díos, no obs­tan­te que ca­si 95 por cien­to de los fran­ce­ses eran ca­tó­li­cos. Por ello, el plu­ra­lis­ mo re­li­gio­so se cons­tru­yó gra­cias a una ac­ción po­lí­ti­ca del Es­ta­do. La li­be­ra­ción de los cuer­pos La lai­ci­za­ción per­mi­te una se­pa­ra­ción, pri­me­ro le­gal y lue­go real, en­tre las di­ver­sas ins­ti­tu­cio­nes. La me­di­ci­na se ha­ce una ins­ti­tu­ción au­tó­no­ma y ya no tie­ne que obe­de­cer y res­pe­tar las pro­hi­bi­cio­ nes re­li­gio­sas. Un pro­ce­so que lle­vó tiem­po: du­ran­te el si­glo XIX se re­gis­tran cons­tan­tes ten­sio­ nes en­tre mé­di­cos, in­clu­so mé­di­cos ca­tó­li­cos, y la re­li­gión. An­tes de la Re­vo­lu­ción Fran­ce­sa, en­tre las obli­ ga­cio­nes del mé­di­co es­ta­ba de­cir­le al en­fer­mo que la ho­ra de su muer­te se acer­ca­ba; no ha­cer­lo se con­si­de­ra­ba una fal­ta y po­día cas­ti­gar­se con la cár­cel, por­que el en­fer­mo de­bía re­ci­bir la ex­tre­ maun­ción, úl­ti­ma ce­re­mo­nia que le per­mi­tía lle­gar al pa­raí­so. Pe­ro en el si­glo XVIII, a me­di­da que la me­di­ci­na se vuel­ve mas se­gu­ra en sí mis­ma, co­mien­za a orien­tar­se ha­cia la cu­ra del en­fer­mo, lo que ha­ce que la cos­tum­bre cam­bie. Ya no se le di­ce al en­fer­mo que va a mo­rir, por el con­tra­rio, se le di­ce to­do el tiem­po que pue­de cu­rar­se si es que obe­de­ce las pres­crip­cio­nes del mé­di­co. Por lo tan­to, mu­chos en­fer­mos mue­ren sin ha­ber re­ci­bi­do la ex­tre­maun­ción, por­que lla­man al cu­ra de­ma­sia­do tar­de. Es­te es un con­flic­to im­por­tan­te en­tre los mé­di­cos y la Igle­sia, que mues­tra has­ta qué pun­to se tra­ta­ba ya de dos ins­ti­tu­cio­nes in­de­pen­dien­tes. El lai­cis­mo tam­bién ha in­flui­do en otros te­mas que tie­nen que ver con los cuer­pos, por ejem­plo, el pro­ble­ma del abor­to. Des­de 1975, en Fran­cia exis­ te el de­re­cho al abor­to, es­tá en la ley, que tam­bién pre­vé que los mé­di­cos con­tra­rios a la in­te­rrup­ción del em­ba­ra­zo pue­dan ha­cer ob­je­ción de con­cien­ cia y ne­gar­se a prac­ti­car­la. La le­gis­la­ción pre­vé que al­gu­nas per­so­nas es­ta­rían en de­sa­cuer­do con la ley y es­ta­ble­ce el res­pe­to a sus con­vic­cio­ nes, lo cual sig­ni­fi­ca que no se obli­ga a na­die a ser fa­vo­ra­ble con la me­di­da, pue­den ha­blar con to­da li­ber­tad en con­tra del abor­to. Lo que no pue­den ha­cer es agre­dir a los mé­di­cos que lo prac­ti­can o a las mu­je­res que de­ci­den in­te­rrum­pir su em­ba­ra­ zo. No se pue­de re­cha­zar ser to­le­ran­te con la in­to­le­ran­cia, pe­ro, al mis­mo tiem­po, no

se pue­de de­jar sin de­fen­sa el es­ta­do de li­ber­tad. Ahí ra­di­ca la di­fi­cul­tad, pe­ro qui­zá tam­bién, la be­lle­za de la de­mo­cra­cia. La men­te eman­ci­pa­da Al ini­cio de la Re­vo­lu­ción Fran­ce­sa se pro­cla­mó la li­ber­tad de con­cien­cia en la De­cla­ra­ción de los De­re­chos Hu­ma­nos, la cual se­ña­la que na­die pue­ de ser mo­les­ta­do por sus creen­cias re­li­gio­sas, con la con­di­ción de que sus ma­ni­fes­ta­cio­nes no agra­ ven lo es­ta­ble­ci­do por la ley. La ga­ran­tía de es­te de­re­cho se apo­yó en la lai­ci­za­ción de la edu­ca­ción. El pri­mer prin­ci­pio es la frag­men­ta­ción ins­ti­tu­cio­nal, es de­cir, que la es­cue­la se con­vier­te en una ins­ti­tu­ción au­tó­no­ma en re­la­ción con la Igle­sia y la re­li­gión, con el prin­ ci­pio de la ne­ce­si­dad de una ca­pa­ci­dad pro­fe­sio­ nal pa­ra po­der en­se­ñar. Se ne­ce­si­ta un tí­tu­lo de ca­pa­ci­ta­ción, es de­cir un di­plo­ma, sig­no de pro­fe­ sio­na­li­za­ción y de ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción. Es­tas ca­rac­te­rís­ti­cas in­flu­yen en la idea de un sa­ber ob­je­ti­vo, que pue­de ser en­se­ña­do sin per­ju­di­car la li­ber­tad, ha­llaz­go que se de­be no só­lo a la ra­zón fi­lo­só­fi­ca, si­no, so­bre to­do, a los re­sul­ta­dos del des­cu­bri­mien­to de la cien­cia. A me­di­da que trans­cu­rre el si­glo XIX, la cien­cia se con­vier­te en el cri­te­rio más im­por­tan­te pa­ra jus­ti­fi­car el sa­ber del maes­tro. El pri­mer te­rre­no de la edu­ca­ción que se des­ pla­za del ám­bi­to de la re­li­gión es la edu­ca­ción su­pe­rior. En la Fran­cia na­po­leó­ni­ca hay una ins­ti­ tu­ción in­de­pen­dien­te, au­tó­no­ma, que es­ca­pa del con­trol re­li­gio­so, la Uni­ver­si­dad Im­pe­rial. Pe­ro pa­ra la Igle­sia es muy di­fí­cil acep­tar a la es­cue­la lai­ca, le va a cos­tar mu­cho tiem­po. En Fran­cia, va a ser acep­ta­da real­men­te des­pués de la Se­gun­da Gue­rra Mun­dial. An­tes ge­ne­ra una fuer­te po­lé­mi­ ca, pues pa­ra la Igle­sia, la neu­tra­li­dad es al­go im­po­si­ble y el lai­cis­mo de­ja en­tre pa­rén­te­sis las res­pues­tas de la re­li­gión a las gran­des pre­gun­tas, lo que con­si­de­ran una ma­ne­ra de de­cir que es­tas res­pues­tas no tie­nen im­por­tan­cia y por lo tan­to es, pa­ra el pun­to de vis­ta ca­tó­li­co mi­li­tan­te, una ma­ne­ra de ne­gar la re­li­gión. En 1925 to­da­vía los obis­pos ca­tó­li­cos van a de­cir que el de­ber de los pa­dres ca­tó­li­cos es man­dar a sus hi­jos a una es­cue­la ca­tó­li­ca y man­dar­los a la es­cue­la lai­ca so­lo cuan­do no tie­nen de otra op­ción. En la rea­li­dad du­ran­te es­tos años, en­tre las dos gue­ rras, so­lo 20 por cien­to de los ni­ños fran­ce­ ses fue­ ron a las es­cue­las pri­va­ das. Eso sig­ni­

* Versión editada de la conferencia dictada en El Colegio de México en mayo de 2000.


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ni para el Diablo fi­ ca que la gran ma­ yo­ ría de los ca­ tó­ li­ cos man­dan a sus hi­jos a las es­cue­las pú­bli­cas, lo que mar­ca una di­so­cia­ción, hay dos in­ter­pre­ta­ cio­nes de la li­ber­tad de con­cien­cia. Pa­ra los obis­pos es ne­ce­sa­ria una es­cue­la ca­tó­li­ca y la neu­tra­li­dad es hos­til, pe­ro pa­ra la ma­yo­ría de los ca­tó­li­cos no es así, es­ti­man que su li­ber­tad de con­cien­cia es res­pe­ta­da. La lai­ci­za­ción de la edu­ca­ción per­mi­te di­fun­ dir no só­lo el prin­ci­pio de li­ber­tad de con­cien­cia si­no el prin­ci­pio de la li­ber­tad de pen­sa­mien­to, pun­to de par­ti­da pa­ra cons­truir lo que la Re­vo­lu­ ción Fran­ce­sa lla­mó “hom­bre nue­vo”. Y pa­ ra que el ser hu­ ma­ no se eman­ci­pa­ra de­bía ha­ber li­ber­tad de creen­cia y de pen­sa­mien­to. Esa li­ber­tad de pen­sa­mien­to se plan­ teó no só­lo fren­te a las re­li­gio­nes, si­no ha­cia los idea­les de la re­vo­lu­ción mis­ma. Es de­cir, no ha­bía que en­se­ñar a los ni­ños a que re­ci­ta­ ran de me­mo­ria la De­cla­ra­ción de los De­re­chos Hu­ma­nos, si­no per­mi­ tir­les que pu­die­ran exa­mi­nar­la con men­te crí­ti­ca, pa­ra que no la con­si­ de­ra­ran co­mo un nue­vo evan­ge­lio, co­mo un nue­vo sis­te­ma sim­bó­li­co que lo com­pren­día to­do. Y an­te esa di­ver­si­dad de men­tes crí­ti­cas sur­gió la Ra­zón, pa­ra per­mi­tir el acuer­do de las y los ciu­da­da­nos más allá de sus con­vic­cio­nes di­fe­ren­tes. Así, la ra­zón se apre­cia co­mo el va­lor uni­ver­sal y fun­da­dor del vín­cu­lo so­cial.

EL IM­PER­TI­NEN­TE JUÁ­REZ El lai­cis­mo es obra de ac­cio­nes po­lí­ti­cas con el pro­pó­si­to de re­du­cir la in­fluen­cia de las igle­sias en la so­cie­dad y las ins­ti­tu­cio­nes. El mo­men­to fun­ da­dor de la lai­ci­za­ción tie­ne su ori­gen en la Re­vo­lu­ción Fran­ce­sa, en 1789. Ca­si un si­glo des­pués, los li­be­ra­les me­xi­ca­nos em­pren­die­ron ac­cio­nes po­lí­ti­ cas, me­dian­te las Le­yes de Re­for­ma pa­ra se­pa­rar las ins­ti­tu­cio­nes del Es­ta­do de la Igle­sia Ca­tó­li­ca. El pre­do­mi­nio de la Igle­sia era ca­si ab­so­lu­to, lo que pro­vo­có que la je­rar­quía se re­sis­tie­ra a per­der el do­mi­nio ma­te­rial o ideo­ló­gi­ co so­bre ins­ti­tu­cio­nes co­mo las de sa­lud, edu­ca­ción o, in­clu­so, el re­gis­tro de na­ci­mien­tos, ca­sa­mien­tos y fa­lle­ci­mien­tos. En­ca­be­za­dos por el pre­si­den­te Be­ni­to Juá­rez, los li­be­ra­les Mel­chor Ocam­ po, Ig­na­cio Ra­mí­rez, Mi­guel Ler­do de Te­ja­da y Gui­ller­mo Prie­to ela­bo­ra­ron y con­so­li­da­ron la Cons­ti­tu­ción de 1857 y las Le­yes de Re­for­ma, que or­de­na­ban que la Igle­sia no to­ma­ra par­te de los asun­tos del Es­ta­do. Mé­xi­co en­tra­ba con ello a la mo­der­ni­dad lai­ca y su­pri­mía los pri­vi­le­gios del cle­ro ca­tó­li­co. Las ba­ses eran las si­guien­tes: • La Ley Juárez (por Benito Juárez), de 1855, suprimía los privilegios del clero y del ejército, y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley. • La Ley Lerdo (por Miguel Lerdo de Tejada), de 1856, obligaba a las corpo­ raciones civiles y eclesiásticas a vender las casas y terrenos que no estuvie­ ran ocupando a quienes los arrendaban, para que esos bienes produjeran mayores riquezas, en beneficio de más personas. • La Ley Iglesias (por José María Iglesias), de 1857, regulaba el cobro de derechos parroquiales. La Cons­ti­tu­ción de­cla­ra­ba la li­ber­tad de en­se­ñan­za, de im­pren­ta, de in­dus­tria, de co­mer­cio, de tra­ba­jo y de aso­cia­ción. Vol­vía a or­ga­ni­zar al país co­mo una re­pú­bli­ca fe­de­ral. En­tre otras co­sas, in­cluía un ca­pí­tu­lo de­di­ca­do a las ga­ran­tías in­di­vi­dua­les, y un pro­ce­di­mien­to ju­di­cial pa­ra pro­te­ger esos de­re­chos co­no­ci­do co­mo am­pa­ro. Tam­bién apo­ya­ba la au­to­no­mía de los mu­ni­ci­pios, en que se di­vi­den los es­ta­dos des­de un pun­to de vis­ta po­lí­ti­co. En la ar­gu­men­ta­ción de las Le­yes de Re­for­ma (1859), el go­bier­no cons­ti­tu­ cio­nal se­ña­ló: “pa­ra po­ner un tér­mi­no de­fi­ni­ti­vo a esa gue­rra san­grien­ta y fra­tri­ci­da, que una par­te del cle­ro es­ta fo­men­tan­do ha­ce tan­to tiem­po en la Na­ción, por só­lo con­ser­var los in­te­re­ses y pre­rro­ga­ti­vas que he­re­dó del sis­te­ ma co­lo­nial, abu­san­do es­can­da­lo­sa­men­te de la in­fluen­cia que le dan las ri­que­zas que ha te­ni­do en sus ma­nos y del ejer­ci­cio de su sa­gra­do mi­nis­te­rio, y des­po­jar de una vez a es­ta cla­se de ele­men­tos que sir­ven de apo­yo a su fu­nes­to do­mi­nio, es in­dis­pen­sa­ble: • Adoptar, como regla general invariable, la más perfecta independencia entre los negocios del Estado y los puramente eclesiásticos. • Suprimir todas las corporaciones de regulares (ordenes religiosas some­ tidas a una regla) del sexo masculino; y cerrar los noviciados de los conventos de monjas. • Declarar que han sido y son propiedad de la Nación todos los bienes que hoy administra el clero”. La sa­bi­du­ría po­pu­lar ju­gó sus car­tas del la­do de los li­be­ra­les. Fi­nal­men­te, los li­be­ra­les y el pre­si­den­te Juá­rez im­pul­sa­ron otras le­yes que die­ron al Es­ta­ do, en de­tri­men­to de la Igle­sia Ca­tó­li­ca, el con­trol de los na­ci­mien­tos, ma­tri­ mo­nios, fu­ne­ra­les y otras que se­pa­ra­ron aún más las fun­cio­nes del es­pa­cio ci­vil de las fun­cio­nes del es­pa­cio re­li­gio­so. Fren­te por la Cul­tu­ra Lai­ca


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DIAGNÓSTICO DE LA FAMILIA

Los trapitos al sol Foto: Enrique Bostelmann.

Asi­mis­mo, el aná­li­sis de Le­ñe­ro re­co­rre las di­fe­ ren­tes pos­tu­ras des­de las que se ha abor­da­do la te­má­ti­ca fa­mi­liar. En­tre ellas, re­sal­tan “las con­ cep­cio­nes fun­da­men­ta­lis­tas” que a par­tir de cier­ tos dog­mas, “de­du­cen la im­por­tan­cia de cier­to mo­de­lo ideal de or­ga­ni­za­ción fa­mi­liar y, por lo tan­to, de los com­por­ta­mien­tos que obe­de­cen a su­pues­tas 'le­yes na­tu­ra­les' en las re­la­cio­nes fa­mi­ lia­res”.

El DIF dio a conocer los resultados del Diagnóstico de la Familia, amplia investigación que, pese a lo accidentado de su hechura y la falta de consensos entre especialistas en el tema, ofrece datos relevantes de la diversidad familiar, por más que la institución busque acomodar las cifras para sustentar su militancia a favor de una única familia: la nuclear.

Por Fer­nan­do Mi­no

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ue­go de más de tres años de su anun­cio, por fin fue da­do a co­no­cer el Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia Me­xi­ca­na, con­jun­to es­ta­dís­ti­ co y re­por­te des­crip­ti­vo que mues­tra las for­mas de co­ha­bi­ta­ción y con­vi­ven­cia de los me­xi­ca­nos, pla­nea­do por el Sis­te­ma Na­cio­nal pa­ra el De­sa­ rro­llo In­te­gral de la Fa­mi­lia (DIF) pa­ra de­mos­trar la com­po­si­ción nu­clear de la “fa­mi­lia me­xi­ca­na”. El Diag­nós­ti­co mues­tra que al año 2000 exis­tían 20.6 mi­llo­nes de fa­mi­lias, 74 por cien­to de las cua­ les eran n u­c l e a­r e s —com­pues­tas por una pa­re­ja con o sin hi­jos— y 26 por cien­to ex­ten­sas —don­de con­vi­ven más de dos ge­ne­ra­cio­nes. Du­ran­te la pre­sen­ta­ción del ac­ci­den­ta­do tra­ ba­jo de in­ves­ti­ga­ción, el 24 de ene­ro pa­sa­do, el se­cre­ta­rio de Go­ber­na­ción, Car­los Ma­ría Abas­cal, di­jo que la fa­mi­lia se pro­yec­ta­rá “has­ta la eter­ni­ dad” a tra­vés del amor, li­bre de la in­fluen­cia de la po­lí­ti­ca, por­que “po­dría pros­ti­tuir­la”. Pa­ra Car­los Ja­vier Echa­rri, doc­tor en de­mo­gra­fía e in­ves­ti­ga­ dor de El Co­le­gio de Mé­xi­co, el Diag­nós­ti­co es un es­fuer­zo im­por­tan­te que de­be dar pie pa­ra que los in­te­re­sa­dos dis­cu­tan los re­sul­ta­dos, con aper­ tu­ra a to­das las pos­tu­ras so­bre la te­má­ti­ca fa­mi­ liar. El con­jun­to del Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia ve la luz lue­go de un com­pli­ca­do pro­ce­so que ini­ció con la pre­sen­ta­ción del pro­yec­to en la re­si­den­cia pre­si­den­cial de Los Pi­nos el 4 de no­viem­bre de 2002. Ex­pli­ca Car­los Ja­vier Echa­rri: “Es­te diag­nós­ ti­co sa­lió a trom­pi­co­nes. Tu­vie­ron que con­tra­tar tres des­pa­chos dis­tin­tos por­que era una en­cues­ta muy gran­de, tam­bién es­ta­ba el he­cho de que se les iba el tiem­po y ha­bía que ejer­cer el pre­su­pues­ to des­ti­na­do al pro­yec­to; y, por otra par­te, no fue un pro­yec­to muy abier­to: yo nun­ca vi una con­vo­ ca­to­ria o un con­cur­so pú­bli­co pa­ra par­ti­ci­par.

Es­to se pres­ta a sus­pi­ca­cias; aun­que las per­so­nas que di­se­ña­ron la en­cues­ta son aca­dé­mi­cos de re­nom­bre, que no se pres­ta­rían a ha­cer una en­cues­ta a mo­do, lo me­jor era la aper­tu­ra”. La in­ves­ti­ga­ción in­clu­yó una re­co­pi­la­ción y cru­ce de da­tos de los cen­sos y en­cues­tas rea­li­za­ das por el Ins­ti­tu­to Na­cio­nal de Es­ta­dís­ti­ca Geo­ gra­fía e In­for­má­ti­ca (INE­GI) y el Con­se­jo Na­cio­nal de Po­bla­ción, un aná­li­sis com­pa­ra­ti­vo de las le­gis­la­cio­nes ci­vi­les del país, y la rea­li­za­ción de una en­cues­ta re­pre­sen­ta­ti­va -le­van­ta­da en­tre 23,849 per­so­nas de to­do el país , la En­cues­ta de la di­ná­mi­ca de las fa­mi­lias en Mé­xi­co, rea­li­za­da por el Ins­ti­tu­to de In­ves­ti­ga­cio­nes So­cia­les de la UNAM a lo lar­go de 2005, con ba­se en un con­ve­ nio de co­la­bo­ra­ción fir­ma­do con el DIF des­de agos­to de 2003. Las mu­chas fa­mi­lias El mis­mo con­cep­to de fa­mi­lia se pres­ta a am­plios de­ba­tes. “El eti­que­tar a 'la fa­mi­lia' siem­pre im­pli­ ca el pe­li­gro de de­jar fue­ra a mu­chos con­jun­tos hu­ma­nos que pue­den cum­plir con las fun­cio­nes fa­mi­lia­res, pe­ro que no en­ca­jan en la de­fi­ni­ción. La rea­li­dad es mu­cho más com­ple­ja de lo que so­le­mos ima­gi­nar, y an­dar ha­cien­do de­fi­ni­cio­nes que cu­bran to­da la ga­ma pue­de ser muy com­pli­ ca­do”, con­si­de­ra Echa­rri. Den­tro del Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia Me­xi­ca­ na, el Pre­diag­nós­ti­co so­bre la di­ná­mi­ca fa­mi­liar, ela­bo­ra­do por el in­ves­ti­ga­dor Luis Le­ñe­ro Ote­ro, del Ins­ti­tu­to de Es­tu­dios So­cia­les, re­co­no­ce la com­ple­ji­dad del te­ma: “Apa­ren­te­men­te to­dos cree­mos sa­ber lo que es la fa­mi­lia, por­que la he­mos vi­vi­do des­de nues­tra in­fan­cia y la he­mos for­ma­do o pro­yec­ta­do en nues­tra ju­ven­tud ma­du­ra, en nues­tra adul­tez y edad ma­yor. Pe­ro por ello mis­mo, nues­tra ex­pe­rien­cia per­so­nal es equí­vo­ca si que­re­mos ex­tra­po­lar­la al con­jun­to de fa­mi­lias”.

No son to­das las que es­tán El Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia ofre­ce in­for­ma­ción cu­yo fin, de acuer­do a Le­ñe­ro Ote­ro, no es im­po­ner un mo­de­lo ideal de fa­mi­lia si­no “un ca­mi­no po­si­ ble de so­lu­ción a pro­ble­mas y ne­ce­si­da­des fa­mi­lia­ res”. Pro­ble­mas que es­tán le­jos de las su­pues­tas ame­na­zas a la fa­mi­lia que des­cri­be la di­rec­to­ra del DIF, Ana Ro­sa Pa­yán: “Los ata­ques del ex­te­rior ha­cia la fa­mi­lia son cons­tan­tes y es­to lo ve­mos a tra­vés del len­gua­je. Me acuer­do cuan­do éra­mos chi­cos; las ma­las pa­la­bras has­ta eran pe­ca­do. Aho­ra las de­ci­mos con una na­tu­ra­li­dad, al gra­do de que quien no las di­ce ya no es gra­cio­so” (La Jor­ na­da, 13 de fe­bre­ro de 2006). Pa­ra Car­los Ja­vier Echa­rri no exis­ten ame­na­zas con­tra la fa­mi­lia. “En to­do ca­so, en­tre las fuer­zas que es­tán en con­tra de la fa­mi­lia, yo pon­dría los ba­jos sa­la­rios, el de­sem­pleo, la fal­ta de se­gu­ri­dad so­cial, la ca­ren­cia de una vi­vien­da dig­na, et­cé­te­ ra”. Pe­ro los “cons­tan­tes ata­ques” que ven Pa­yán y otros fun­cio­na­rios y fun­cio­na­rias ul­tra­con­ser­va­ do­res son de otra ín­do­le, co­mo que­dó cla­ro des­de el II Con­gre­so In­ter­na­cio­nal de Fa­mi­lias, ce­le­bra­ do en fe­bre­ro de 2005 en Gua­da­la­ja­ra con el pa­tro­ci­nio del DIF na­cio­nal, don­de se pro­nun­cia­ ron en con­tra del re­co­no­ci­mien­to de pa­re­jas del mis­mo se­xo, a las que ca­li­fi­ca­ron co­mo “con­tra­

rias a la na­tu­ra­le­za hu­ma­na”. Es­ta mis­ma idea es la que guía a Ana Ro­sa Pa­yán a de­cir que en el Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia Me­xi­ca­na no se men­cio­nan a las fa­mi­lias con­for­ ma­das por pa­re­jas ho­mo­se­xua­les por­que el DIF na­cio­nal só­lo pue­de tra­ba­jar con aque­llas unio­ nes que la ley re­co­no­ce. “Aquí el pro­ble­ma no es si exis­te, ¡cla­ro que exis­te! Pe­ro en la ley no se re­co­ no­ce”, ase­gu­ró. No obs­tan­te, si se ras­trea, las pa­re­jas ho­mo­se­ xua­les sí apa­re­cen en las es­ta­dís­ti­cas. “En los cen­ sos del año 2000 re­vi­sé el nú­me­ro de ca­sos en que el se­xo del je­fe o je­fa del ho­gar y el del cón­yu­ge eran igua­les; el re­sul­ta­do fue de al­re­de­dor de 0.7 por cien­to del to­tal de los ho­ga­res del país”, se­ña­la Car­los Ja­vier Echa­rri. Y aun­que se tra­te de un su­bre­gis­tro, aún así sig­ni­fi­can mi­les y mi­les de fa­mi­lias for­ma­das por pa­re­jas del mis­mo se­xo. Por lo pron­to, la re­fle­xión y el aná­li­sis en tor­no a la com­po­si­ción de las fa­mi­lias me­xi­ca­nas han que­da­do abier­tos. Pa­ra Ana Ro­sa Pa­yán, fue­ron los aca­dé­mi­cos res­pon­sa­bles de la in­ves­ti­ga­ción los que “de­ter­mi­na­ron la en­cues­ta que re­fle­ja que hay más preo­cu­pa­ción en la fa­mi­lia nu­clear que por otro ti­po de fa­mi­lias”. Los re­sul­ta­dos arro­ja­dos por el Diag­nós­ti­co de la Fa­mi­lia Me­xi­ca­na abren la dis­cu­sión y se pres­ tan a la con­tro­ver­sia. “El es­fuer­zo no de­be que­dar en el Diag­nós­ti­co, si­no con­ver­tir­se en una es­pe­cie de se­mi­na­rio pú­bli­co pa­ra la dis­cu­sión abier­ta. El Es­ta­do no pue­de di­se­ñar po­lí­ti­cas pa­ra lo que se ima­gi­na que son las fa­mi­lias, vis­tas des­de un pun­to de vis­ ta ideo­ló­gi­co y re­li­gio­so, y no aten­der la con­for­ ma­ción real y plu­ral de las mis­mas”, con­clu­ye Echa­rri.

TO­D O QUE­D A EN FA­M I­L IA

Número de fa­mi­lias nucleares: 15,294,905 con hijos: 11,547,653 sin hijos: 1,682,440

Número de familias monoparentales: 2,064,812

Número de familias extensas: 5,341,264

Las fa­mi­lias son so­li­da­rias... • Ha ayu­da­do a al­gún fa­mi­liar en al­gún mo­men­to di­fí­cil ral 64% Sí Ru­ Ur­ba­na 67% • Un pa­rien­te me ayu­dó a con­se­guir tra­ba­jo ral 21% Sí Ru­ Ur­ba­na 23% Las fa­mi­lias son au­to­ri­ta­rias... • La pri­me­ra cau­sa de plei­to den­tro de mi fa­mi­lia Per­mi­so­s/au­to­ri­dad: 17% Asun­tos eco­nó­mi­cos: 15% Con­vi­ven­cia­/co­mu­ni­ca­ción: 12% Con­duc­ta/e­du­ca­ción de los hi­jos: 11% Pro­ble­mas de ca­rác­ter o de opi­nión: 8%

Las fa­mi­lias son ine­qui­ta­ti­vas • La mu­jer es res­pon­sa­ble de man­te­ner la fa­mi­lia uni­da ral 50% Sí Ru­ Ur­ba­na 43% • Es­tá bien que una mu­jer con hi­jos pe­que­ños tra­ba­je fue­ra de ca­sa ral 63% Sí Ru­ Ur­ba­na 48% • Una mu­jer de­be con­ser­var­se vir­gen has­ta el ma­tri­mo­nio ral 57% Sí Ru­ Ur­ba­na 39% • Los homosexuales deberían tener derecho a casarse entre sí como las demás personas 61% No Rural Urbana 53%


Letra S • 116 • marzo 2006

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OPINIÓN

El futuro del

condón femenino ¿A qué obstáculos se enfrenta la promoción del condón femenino? En contra de su utilización se alega su precio elevado y, de modo más soterrado, la posibilidad que brinda a las mujeres de negociar con sus parejas un sexo más seguro. Las autoras señalan la necesidad de entender que las estrategias de prevención del VIH son primordialmente una cuestión de género.

Por Su­sie Hoff­man, Joan Man­tell, The­re­sa Ex­ner y Ze­na Stein*

H

an trans­cu­rri­do más de 10 años des­de que el con­dón fe­me­ni­no se vol­vió am­plia­men­te dis­po­ni­ble, y hoy si­gue sien­do el úni­co me­dio de ini­cia­ti­va fe­me­ni­na pa­ra pre­ve­nir las in­fec­cio­nes se­xual­men­te trans­mi­si­bles, in­clu­yen­do el VIH. Con el apo­yo del Pro­gra­ma Con­jun­to de las Na­cio­nes Uni­das so­bre VIH­/si­da (ONU­SI­DA), de pa­tro­ci­na­do­res pú­bli­cos y pri­va­dos, y fa­bri­can­tes, más de 90 na­cio­nes en de­sa­rro­llo han in­cor­po­ra­do es­te mé­to­do a tra­vés de la dis­tri­bu­ción pú­bli­ca, las cam­pa­ñas de mer­ca­deo so­cial, o las pla­zas co­mer­ cia­les. En paí­ses que han pro­mo­vi­do ac­ti­va­men­te su uti­li­za­ción, co­mo Su­dá­fri­ca, Bra­sil, Gha­na y Zim­ bab­we, las ven­tas del con­dón fe­me­ni­no se han in­cre­men­ta­do cons­tan­te­men­te, lo que su­gie­re que los pro­gra­mas efi­ca­ces bien pue­den ge­ne­rar una de­man­da. Al mis­mo tiem­po ha ha­bi­do de­sen­ga­ños. La cap­ta­ción en paí­ses de­sa­rro­lla­dos y en al­gu­nos paí­ses en de­sa­rro­llo ha si­do más ba­ja de lo que se ha­bía an­ti­ci­pa­do en un prin­ci­pio, con lo que se de­mos­tró que la en­tra­da del pro­duc­to no se­rá tan exi­to­sa co­mo po­día es­pe­rar­se. Al­gu­nos es­tu­dios se­ña­lan que el mé­to­do no es po­pu­lar en­tre cier­tas mu­je­res. De he­cho, aún per­sis­ten la­gu­nas en el co­no­ci­mien­to de cuán acep­ta­ble es el con­dón fe­me­ni­no pa­ra un uso pro­lon­ga­do y si pue­de ayu­ dar a re­du­cir los ín­di­ces de in­fec­cio­nes de trans­mi­ sión se­xual. A pe­sar de éxi­tos y de­sen­ga­ños, la pro­mo­ción del con­dón fe­me­ni­no si­gue sien­do im­por­tan­te, par­ ti­cu­lar­men­te an­te ín­di­ces de in­fec­ción he­te­ro­se­xual del VIH en fran­co in­cre­men­to a ni­vel mun­dial. Por ello es de la­men­tar que ha­ya sur­gi­do un dis­cur­so que mar­gi­na el uso de este método de protección co­mo una al­ter­na­ti­va via­ble de pre­ven­ción, de­bi­do a su al­to cos­to y a la ne­ce­si­dad que tie­nen las mu­je­ res de ob­te­ner la coo­pe­ra­ción de sus com­pa­ñe­ros pa­ra po­der usar­lo. La ne­ce­si­dad de protección fe­me­ni­na Con el re­co­no­ci­mien­to de las de­si­gual­da­des ba­sa­ das en el gé­ne­ro co­mo fuer­za prin­ci­pal en la evo­lu­ ción de la epi­de­mia, se ha vuel­to una exi­gen­cia el de­sa­rro­llo de mé­to­dos de pre­ven­ción so­bre los cua­les pue­dan las mu­je­res te­ner al­gún con­trol. A par­tir de una vi­go­ro­sa cam­pa­ña, la Food and Drug Ad­mi­nis­tra­tion de Es­ta­dos Uni­dos apro­bó el con­ dón fe­me­ni­no en 1993. Una dé­ca­da des­pués, aún no se han re­du­ci­do las de­si­gual­da­des de gé­ne­ro. Ve­mos co­mo re­sul­ta­do que la pro­por­ción de mu­je­ res se­ro­po­si­ti­vas se ha in­cre­men­ta­do con­ti­nua­

men­te a ni­vel mun­dial; las mu­je­res re­pre­sen­tan la mi­tad de las 40 mi­llo­nes de per­so­nas que hoy vi­ven con el VIH­/si­da. La ma­yo­ría de es­tas mu­je­res es­tán ca­sa­das o tie­nen re­la­cio­nes es­ta­bles, y po­si­ble­men­ te con­tra­je­ron el vi­rus con su pri­me­ra pa­re­ja mas­ cu­li­na. Ac­tual­men­te, el fe­me­ni­no es la úni­ca al­ter­na­ti­va al pre­ser­va­ti­vo mas­cu­li­no co­mo me­dio de pro­tec­ción con­tra el em­ba­ra­zo y las in­fec­cio­nes de trans­mi­sión se­xual. Dificultades técnicas Es­tu­dios so­bre la acep­ta­bi­li­dad de cor­to pla­zo del con­dón fe­me­ni­no re­ve­lan las di­fi­cul­ta­des de al­gu­ nas usua­rias pa­ra in­ser­tar­lo. Las pro­por­cio­nes de usua­rias con di­fi­cul­ta­des pa­ra co­lo­car­lo van de 33 a 50 por cien­to en al­gu­nos es­tu­dios; sin em­bar­go, con prác­ti­ca y un ma­yor uso, mu­chos de los pro­ ble­mas de­sa­pa­re­cen. Otro de­sa­fío se re­la­cio­na con la ne­go­cia­ción de su uso entre las pa­re­jas. El con­dón fe­me­ni­no fue di­se­ña­do pa­ra brin­dar a las mu­je­res un con­trol ma­yor de su pro­pia pro­tec­ción, sin te­ner que de­pen­der de sus pa­re­jas masculinas pa­ra uti­li­zar­lo. Con to­do, mu­chos es­tu­dios con­fir­man que la coo­ pe­ra­ción de la pa­re­ja es ne­ce­sa­ria pa­ra que las mu­je­res lo usen exi­to­sa­men­te. Aun­que las ac­ti­tu­ des de los hom­bres an­te el con­dón fe­me­ni­no — ob­te­ni­das in­di­rec­ta­men­te a par­tir de in­for­mes de las mu­je­res o di­rec­ta­men­te de ellos mis­mos— son por lo ge­ne­ral po­si­ti­vas, al­gu­nas mu­je­res han ci­ta­ do la no acep­ta­ción del método por su pa­re­ja co­mo un mo­ti­vo pa­ra dis­con­ti­nuarlo. Al­gu­nos hom­bres pue­den creer que el con­dón fe­me­ni­no con­fie­re a las mu­je­res de­ma­sia­do con­trol so­bre el se­xo. Es por eso que co­mún­men­te se di­ce que es­te con­dón es más de “ini­cia­ti­va fe­me­ni­na” que de “con­trol fe­me­ni­no”, pa­ra se­ña­lar que su uso no es­tá to­tal­men­te en ma­nos de mu­je­res. La ne­ce­si­dad de ne­go­ciar con los hom­bres ha lle­va­do a al­gu­nos de­fen­so­res de sa­lud pú­bli­ca a con­cluir que el con­dón fe­me­ni­no no re­suel­ve la de­si­gual­dad bá­si­ca li­ga­da al uso del con­dón mas­ cu­li­no. Aun­que el preservativo fe­me­ni­no no pue­de, por sí so­lo, al­te­rar el con­trol de las mu­je­res so­bre su se­xua­li­dad, co­mo an­tes lo hi­cie­ran la píl­do­ra o el ac­ce­so se­gu­ro al abor­to (en los lu­ga­res don­de es le­gal), los mé­to­dos de ini­cia­ti­va fe­me­ni­na sí brin­dan a las mu­je­res un con­trol ma­yor que los mé­to­dos de ini­cia­ti­va mas­cu­li­na. Es­tu­dios cua­li­ta­ti­vos mues­ tran que las mu­je­res con­tem­plan al con­dón fe­me­ni­ no co­mo un me­dio pa­ra in­cre­men­tar su po­der de ne­go­cia­ción de un se­xo más se­gu­ro den­tro de la re­la­ción. En­fren­tar los de­sa­fíos La pro­mo­ción ex­ten­di­da de este método para muje­

res se ha en­fren­ta­do a múl­ti­ples ba­rre­ras po­lí­ti­cas y so­cia­les. En Es­ta­dos Uni­dos es­tas ba­rre­ras in­clu­yen la ri­di­cu­li­za­ción del con­dón fe­me­ni­no en la pren­sa, la pu­bli­ci­dad y pro­mo­ción li­mi­ta­da, pre­cios más al­tos que los del mas­cu­li­no, ase­so­ría ina­de­cua­da por par­te de los res­pon­sa­bles de aten­ción a la sa­lud y una dis­tri­bu­ción res­trin­gi­da den­tro del sis­te­ma de sa­lud pú­bli­ca. Una lec­ción ca­pi­tal es que la in­tro­duc­ción del con­dón fe­me­ni­no no sig­ni­fi­ca sim­ple­men­te co­lo­ car­lo en los es­tan­tes de una far­ma­cia. Se re­quie­re, más bien, de es­tra­te­gias bien pla­nea­das pa­ra in­cor­po­rar­lo en el con­jun­to de mé­to­dos an­ti­con­ cep­ti­vos de un país, en los sis­te­mas de mo­ni­to­reo en cur­so y en es­tu­dios de im­pac­to bien di­se­ña­dos. Ade­más, es pri­mor­dial que los go­bier­nos y las or­ga­ ni­za­cio­nes de apo­yo ga­ran­ti­cen un su­mi­nis­tro sus­ten­ta­ble. El pre­cio más ele­va­do del preservativo fe­me­ni­ no, com­pa­ra­do con el del mas­cu­li­no, se iden­ti­fi­có co­mo una ba­rre­ra al uso sos­te­ni­do del mé­to­do en al­gu­nos de los pri­me­ros es­tu­dios de acep­ta­bi­li­dad, y to­da­vía hoy si­gue in­fes­tan­do los pro­gra­mas na­cio­na­les, a gran es­ca­la, so­bre dicho método. A pe­sar de las per­cep­cio­nes po­pu­la­res de que la acep­ta­bi­li­dad del con­dón fe­me­ni­no es ba­ja de­bi­do so­bre to­do a fac­to­res in­ter­per­so­na­les, el cos­to ele­ va­do del mé­to­do bien pue­de so­por­tar mu­chos de los re­tos li­ga­dos a su pro­mo­ción. Sin un su­mi­nis­tro con­ti­nuo de con­do­nes fe­me­ni­nos gra­tui­tos o eco­ nó­mi­cos, que pue­dan com­prar­se y dis­tri­buir­se a tra­vés de or­ga­ni­za­cio­nes na­cio­na­les e in­ter­na­cio­na­ les, o que los pro­pios con­su­mi­do­res pue­dan ad­qui­rir di­rec­ta­men­te, es po­co pro­ba­ble que su in­cor­po­ra­ ción au­men­te. Ac­tual­men­te se de­sa­rro­llan y prue­ban con­do­ nes fe­me­ni­nos de lá­tex más ba­ra­tos que el po­liu­re­ ta­no. El po­ten­cial pa­ra reu­ti­li­zar el con­dón fe­me­ni­no pue­de tam­bién en par­te res­pon­der al re­to de ha­cer­lo más ac­ce­si­ble, al me­nos en lu­ga­res don­de su reu­ti­li­za­ción sea acep­ta­ble. El con­dón pue­de la­var­se con blan­quea­dor, se­car­se y vol­ver­se a uti­li­zar has­ta sie­te ve­ces sin da­ñar su in­te­gri­dad es­truc­tu­ral. Con to­do, la Or­ga­ni­za­ción Mun­dial de la Sa­lud re­co­mien­da un so­lo uso, de­jan­do la de­ci­

sión de un uso múl­ti­ple a los go­bier­nos, pro­vee­do­ res o usua­rios. El con­dón fe­me­ni­no re­pre­sen­ta una apor­ta­ ción im­por­tan­te al con­jun­to de mé­to­dos an­ti­con­ cep­ti­vos y de pre­ven­ción de in­fec­cio­nes de trans­mi­sión se­xual, pe­ro si­gue en es­pe­ra de una eva­lua­ción y una pro­mo­ción ade­cua­das. Los es­fuer­zos pa­ra re­sol­ver los de­sa­fíos que plan­tea su utilización da­rán la me­jor opor­tu­ni­dad de cum­plir su po­ten­cial de mé­to­do de ba­rre­ra de ini­cia­ti­va fe­me­ni­na y sen­tar las ba­ses de tra­ba­jo pa­ra la pro­ mo­ción de mé­to­dos si­mi­la­res en la pre­ven­ción del VIH, co­mo los mi­cro­bi­ci­das y los dia­frag­mas, una vez que ha­yan de­mos­tra­do su efi­ca­cia. Mien­tras tan­to, ne­ce­si­ta­mos de to­da he­rra­mien­ta a nues­tro al­can­ce, por im­per­fec­ta que pue­da pa­re­cer.

* Las autoras son académicas de la Universidad de Columbia, Nueva York. Versión editada de la investigación publicada en International Family Planning Perspectives, número 3, septiembre de 2004. Traducción: Carlos Bonfil.


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FE DE ERRATAS En la número 115 de Letra S, en el texto “Atención de las personas que viven con VIH/sida en el Instituto Mexicano del Seguro Social”, cometimos una imprecisión. La tabla titulada “Morbilidad y mortalidad por sida en población derecho habiente”, se escribió: “Morbilidad y mortalidad por Sida en población derecho ambiente”, un evidente dislate. Pedimos disculpas a nuestros lectores y al autor del texto.

Letra S • 116 • marzo 2006

IMSS, a la vanguardia en atención a personas con VIH/sida

A

la van­guar­dia en el ma­ne­jo de pa­cien­tes con VIH­/si­da se en­cuen­tra el Hos­pi­tal de In­fec­to­lo­gía del Cen­tro Mé­di­co Na­cio­nal La Ra­za del Ins­ti­tu­to Me­xi­ca­no del Se­gu­ro So­cial, úni­co de es­te ti­po en La­ti­noa­mé­ri­ca, el cual des­ti­na el 70 por cien­to de sus con­sul­tas y la mi­tad de sus ca­mas pa­ra aten­der a en­fer­mos con­si­de­ra­dos gra­ves, que ya pre­sen­ten com­pli­ca­cio­nes co­mo lin­fo­mas, pro­ble­mas he­ma­to­ló­gi­cos, can­di­dia­sis oral, úl­ce­ras por her­pes sim­ples, in­su­fi­cien­cia re­nal y al­gu­nas afec­cio­nes neu­ro­ló­gi­cas. En pro­me­dio, en es­te no­so­co­mio men­sual­men­te se da ser­vi­cio a 800 pa­cien­tes al mes, que una vez es­ta­bi­li­za­dos son de­ri­va­dos a un Hos­pi­tal Ge­ne­ral de Zo­na, don­de con­ti­nua­rán su aten­ción en las 72 Clí­ni­cas de Si­da (CLI­SI­DA) con que cuen­ta el IMSS, y las cua­les han uni­fi­ca­do cri­te­rios pa­ra el tra­ta­mien­to, con lo que se ha lo­gra­do dis­mi­nuir al mí­ni­mo o re­tra­sar la apa­ri­ción de com­pli­ca­cio­nes. El Hos­pi­tal de In­fec­to­lo­gía cuen­ta con va­rios ser­vi­cios pa­ra dar a es­te ti­po de pa­cien­tes un tra­ta­mien­to mul­ti­dis­ci­pli­na­rio: nu­tri­ción pa­ren­te­ral, psi­co­lo­gía, ca­te­te­ris­mo, clí­ni­ca pa­ra pa­cien­tes em­ba­ra­za­das, te­ra­pia in­ten­si­va, en­dos­co­pía ex­clu­si­va; y el de ad­he­ren­cia te­ra­péu­ti­ ca, que con­sis­te en dar se­gui­mien­to cer­ca­no al pa­cien­te a fin de que se ape­gue es­tric­ta­men­te al tra­ta­mien­to, ya que más del 30 por cien­to de ellos pre­sen­tan re­sis­ten­cia a los an­ti­rre­tro­vi­ra­ les, y la cau­sa es que por lo ge­ne­ral no se si­gue al pie de la le­tra las in­di­ca­cio­nes mé­di­cas. Pio­ne­ro en el uso de an­ti­rre­tro­vi­ra­les, en es­te no­so­co­mio, al igual que en to­do el Ins­ti­tu­to, se uti­li­zan los más ac­tua­les y sus com­bi­na­cio­nes más idó­neas, lo que ha per­mi­ti­do que en el Se­gu­ro So­cial el VIH­/si­da ha­ya pa­sa­do de ser una en­fer­me­dad con al­to ni­vel de mor­ta­li­dad a ser cró­ni­ca, a gra­do tal que la so­bre­vi­da de un pa­cien­te, que ha­ce ape­nas una dé­ca­da era de seis a die­cio­cho me­ses, en la ac­tua­li­dad, pa­ra el ochen­ta por cien­to es de 22 años. El doc­tor Ma­nuel Pa­che­co Rue­las, di­rec­tor de es­te hos­pi­tal, que tie­ne más de dos dé­ca­ das de ex­pe­rien­cia en el tra­ta­mien­to de es­tos pa­cien­tes, se­ña­ló que a pe­sar de los avan­ces to­da­vía hay que en­fren­tar una gran lu­cha, al igual que el res­to de los hos­pi­ta­les del mun­do, pues han sur­gi­do dos nue­vos pro­ble­mas en la aten­ción: los vi­rus mul­ti re­sis­ten­tes y la to­xi­ci­dad de los me­di­ca­men­tos. Agre­gó que a ello se aú­na otra di­fi­cul­tad, ya que el vi­rus es­tá afec­tan­do a per­so­nas ca­da vez más jó­ve­nes, en edad pro­duc­ti­va y re­pro­duc­ti­ va, en­tre los 25 y los 35 años, en pro­por­ción de seis hom­bres por cua­tro mu­je­res. Se­ña­ló que con la gran ex­pe­rien­cia y ma­ne­jo de los tra­ta­mien­tos en el Ins­ti­tu­to se ha lo­gra­do con­tro­lar y re­du­cir las com­pli­ca­cio­nes y efec­ tos dis­ca­pa­ci­tan­tes en es­te ti­po de pa­cien­tes, así co­mo su es­tan­cia y fre­cuen­cia de in­gre­sos a hos­pi­ta­li­za­ción. Es­ta nue­va pers­pec­ti­va de una ma­yor aten­ ción in­te­gral, di­jo, ha per­mi­ti­do que el 95 por cien­to de los pa­cien­tes que re­ci­ben te­ra­pia an­ti­ rre­tro­vi­ral múl­ti­ple pue­dan vi­vir den­tro de sus es­pa­cios co­ti­dia­nos, en la fa­mi­lia, la es­cue­la, la pa­re­ja, y no re­clui­dos en un hos­pi­tal. El doc­tor Pa­che­co Rue­las ma­ni­fes­tó que ven­cer a la epi­de­mia del VIH­/si­da re­quie­re rom­ per la ca­de­na de trans­mi­sión del vi­rus, lo que Ma­nuel Pa­che­co Rue­las, di­rec­tor úni­ca­men­te pue­de lo­grar­se con la par­ti­ci­pa­ del Hos­pi­tal de Infectología de La Raza.

La niña de Paredón Por Joa­quín Hur­ta­do

La voz de la ni­ña pi­de: "¡can­ten, can­ten más fuer­ te!" Es la Ni­ña cu­ran­de­ra. A su con­sul­to­rio se in­gre­ sa a tra­vés de una le­ve cor­ti­na de re­ta­zos de co­lo­res agüi­ta­dos. ¿Qué ha­go en­tre los can­tos chi­llo­nes de se­ño­ras, ni­ños y an­cia­nos api­ña­dos en es­ta an­te­sa­la de ado­be, na­ve de la jo­di­dez ex­tre­ma. ¿Qué ha­go en es­tos de­sier­tos a cien ki­ló­ me­tros de mi co­mo­di­dad de­ca­den­te? Ful­gu­ran an­te mí de­ce­nas de ojos co­si­dos de pol­vo. Van y vie­nen unos pa­sos tam­ba­lean­tes en el fi­lo de las tol­va­ne­ras. Es­toy en Pa­re­dón, Coa­hui­la. Es una ma­ña­na de

El Hospital de Infectología del Centro Médico Nacional La Raza del IMSS atiende cada mes a 800 pacientes con VIH/sida. ción ac­ti­va, de­ci­di­da y com­pro­me­ti­da de los pa­cien­tes, su fa­mi­lia y la so­cie­dad, a tra­vés del se­xo se­gu­ro y pro­te­gi­do, con el uso del con­dón y la re­duc­ción al mí­ni­mo de pa­re­jas, ya que 91.4 por cien­to de las transmisiones se de­ben a con­tacto se­xual. Aña­dió que por ello, en el Hos­pi­tal de In­fec­to­lo­gía, se ha de­sa­rro­lla­do una es­tre­cha vin­cu­la­ción de es­tos pa­cien­tes con el per­so­nal mé­di­co, pa­ra con­ti­nuar con el de­sa­rro­llo de me­jo­res sis­te­mas de aten­ción in­te­gral y una ma­yor co­rres­pon­sa­bi­li­dad de los pa­cien­tes. Es­te no­so­co­mio, di­jo, siem­pre ha aco­me­ti­do con com­pro­mi­so van­guar­dis­ta las ne­ce­si­ da­des de sa­lud de sus usua­rios, por lo cual la unión-pa­cien­te mé­di­co ha da­do aho­ra un en­fo­que más hu­ma­nís­ti­co al as­pec­to te­ra­péu­ti­co del VIH­/si­da, con ba­se en el ple­no res­pe­ to a los de­re­chos de las per­so­nas que vi­ven con la in­fec­ción. Res­pec­to a las Clí­ni­cas de Si­da, el doc­tor Pa­che­co Rue­las ma­ni­fes­tó que és­tas cuen­tan con un gru­po mul­ti­dis­ci­pli­na­rio de mé­di­cos es­pe­cia­li­za­dos pa­ra el ma­ne­jo de la in­fec­ción y su gran va­rie­dad de com­pli­ca­cio­nes, así co­mo con los me­di­ca­men­tos pa­ra tra­tar­las. Ex­pli­có que en ellas, el pa­cien­te es aten­di­do en con­sul­ta ex­ter­na don­de el mé­di­co in­ter­ nis­ta eva­lúa de ma­ne­ra pe­rió­di­ca su es­ta­do ge­ne­ral, a fin de de­tec­tar con opor­tu­ni­dad la po­si­ble pre­sen­cia de com­pli­ca­cio­nes, pa­ra que de acuer­do a és­tas sea tra­ta­do por él o los es­pe­cia­lis­tas co­rres­pon­dien­tes: neu­ró­lo­go, gas­troen­te­ró­lo­go, der­ma­tó­lo­go, die­tó­lo­go, he­ma­tó­lo­go, psi­quia­tra o psi­có­lo­go, y car­dió­lo­go. So­bre la Clí­ni­ca Aten­ción In­te­gral VIH­/si­da a la Mu­jer, afir­mó que es un gran lo­gro, pues an­te­rior­men­te de ca­da cien em­ba­ra­za­das con VIH­/si­da, el 40 por cien­to lo trans­mi­tía a su be­bé, mien­tras que con es­te ser­vi­cio se ha re­du­ci­do al uno por cien­to los que na­cen con la in­fec­ción. Es­to se ha lo­gra­do, pun­tua­li­zó, por­que la ma­yo­ría de las trans­mi­sio­nes se dan du­ran­te el tra­ba­jo de par­to, en tan­to que con la clí­ni­ca pa­ra em­ba­ra­za­das con si­da, ade­más de tra­ta­ mien­to mé­di­co, se pro­gra­ma ce­sá­rea a fin de evi­tar la con­ta­mi­na­ción de la san­gre del be­bé. Otra for­ma de trans­mi­sión es la lac­tan­cia, de­bi­do a que el be­bé no tie­ne en su es­tó­ma­go áci­do clor­hí­dri­co de­sa­rro­lla­do que le brin­de pro­tec­ción pa­ra evi­tar la trans­mi­sión. Por ello, se evi­ta que la ma­dre con VIH o si­da dé pe­cho a su hi­jo.

Crónica Sero

A la memoria de Juan Soriano

sol la­gar­ti­je­ro. El cie­lo: ca­zue­la co­lor azul eléc­tri­co. "La Ni­ña lle­va cu­ran­do tres años y ape­nas va a cum­plir do­ce", me in­for­ma Mar­ga­ri­ta, una vie­ja sin dien­tes, co­mo si le­ye­ra mi pen­sa­mien­to. "¡Can­ten, can­ten más fuer­te!" in­sis­te la vo­ce­ci­lla des­de el otro cuar­to. "Es que con los co­ros ella se con­cen­tra me­jor", ex­pli­ca un ave­jen­ta­do cha­val con go­rra de beis­bol. Sa­le una pa­re­ja, ella trae un be­bé en bra­ zos. Los pu­ros hue­sos. Una re­gla im­por­tan­te: no cru­ces pier­nas ni bra­zos, eso "la ama­rra", "la tra­ba", in­mo­vi­li­za a la Ni­ña en sus la­bo­res te­ra­péu­ti­cas. No, no te rías, me di­go, cuan­do por des­cui­do pon­go los bra­zos en cruz y de in­me­dia­to me re­pren­de la voz de la Ni­ña: "Por fa­vor se­ñor, no me en­ca­de­ne, que ten­

go mu­cho qui­ha­cer". Ah ca­ni­jo, ¿y có­mo se dio cuen­ta la Ni­ña que yo ha­bía de­so­be­de­ci­do? Aún no ten­go res­pues­ta. Me pon­go co­lo­ra­do, pá­li­do, su­do de ver­güen­za fren­te a las mi­ra­das re­pro­ba­ to­rias de las se­ño­ras que no pier­den la cuen­ta del ro­sa­rio, vi­gi­lan­do mi com­por­ta­mien­to con ce­lo pe­rru­no. Los que no can­tan, re­zan; los que no re­zan, dor­mi­tan; los que ago­ni­zan, es­pe­ran con pa­cien­ cia lo que sea; y los que no es­pe­ra­mos mal­di­ta co­sa sim­ple­men­te no sa­be­mos qué ha­cer con nues­tras ma­nos. La Ni­ña re­quie­re can­cio­nes es­pe­ cia­les pa­ra su tra­ba­jo, y así nos lo or­de­na con voz im­pe­ra­ti­va. La gen­te obe­de­ce y gus­to­sa can­ta. La Rie­le­ra, el co­rri­do de Vi­lla, Amor eter­no: can­tan­do

ella va sa­can­do los ma­les del al­ma, del co­ra­zón, de la san­gre, río de pa­vor y odio. ¿En ver­dad cu­ra la Ni­ña de Pa­re­dón? Lo ig­no­ ro. De­jé mi si­tio en la an­te­sa­la de los des­he­re­da­ dos. No so­por­té el de­sa­fío ex­tre­mo del sa­hu­me­rio sa­tu­ran­do mis pul­mo­nes. Nun­ca de­bí usur­par el si­tio que a to­da ley le co­rres­pon­día a Mar­ga­ri­ta, esa vie­ja des­den­ta­da que me con­tó có­mo su ma­ri­do la ama­rra­ba y la col­ga­ba ca­be­za aba­jo en la no­ria no­más por no te­ner­le la co­mi­da ca­lien­te. En to­do ca­so, yo es­ta­ba de más en ese pai­sa­je de do­lor res­plan­de­cien­te. Co­bar­de, re­gre­sé a mi vi­da de lo­ca ví­bo­ra y ex­qui­si­ta, y a mi tra­ta­ mien­to de mil dó­la­res men­sua­les.


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Para servir a usted Derechos sexuales

Instituciones gubernamentales Federales Centro Nacional de Prevención y Control del VIH/sida - Censida Herschel 119, col. Anzures México, DF Tel.: 5250-5444 Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva Homero 213, 7° Piso Col. Chapultepec Morales 11570, México, DF Tel.: 52639100 www.generoysaludreproductiva.gob.mx Comisión Nacional de Derechos Humanos Periférico Sur 3469, esq. Luis Cabrera. Col. San jerónimo Lídice CP 10200, México, DF Tel.:/Fax: 5681-8125 * 5490 7400 01 800 715 20 00 www.cndh.org.mx Locales Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal Av. Chapultepec 49 Col. Centro, CP 06040 México, DF Tel./fax: 5229-5600 cdhdf@cdhdf.org.mx www.cdhdf.org.mx Clínica Especializada Condesa Benjamín Hill 24, Col. Condesa CP 06140, México, DF Tel./Fax: 5271-6439

Líneas telefónicas de información Servicio de información sobre las pastillas anticonceptivas de emergencia Tel.:5523-2580 Información sobre pruebas de detección / Telsida Tel.: 5207 4077, 5208 1229, 5208 11 98 Lada 01 800 712 08 86 y 01 800 712 08 89 Atención de lunes a viernes de 9 a 21:30 hrs. telsida@prodigy.net.mx Locatel: 5658-1111 Centro de información de educación sexual Tel.:5627-7090 y 01800 317-0500 Planificatel Tel.:01800 010-3500 Diversitel/Línea de la diversidad sexual Tel.:5272-2522 diversitel@hotmail.com De joven a joven / GDF Tel.:5658-1111

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Afluentes, SC Giotto 58, Col. Mixcoac, 03910, México, DF Tel./Fax: 5563-1485, 5563-7978 afluentessc@prodigy.net.mx www.afluentes.org @dolescentes, SC División del Norte 917 Col. Del Valle, 03100, México, D.F Tel. 5536-1863, 5543-5519, 5543-5192 clinicadolescentes@hotmail.com www.clinicadolescenteSCom Andar Alianza Nacional por el Derecho a Decidir Tel.: 5211-8082 coordinacion@andar.org.mx www.andar.org.mx AMSSAC Asociación Mexicana para la Salud Sexual, AC Tezoquipa, No. 26, Col. La Joya, 14000, México, DF Tel.: 5573-3460 / Fax: 5513-1065 amssac@yahoo.com amsssaccongreso2002@hotmail.com APIS / Fundación para la Equidad Londres 70 esquina Corina, Col. El Carmen, Coyoacán 04100, México, DF Tel.: 5659-0548. Fax: 5554 4769. apis@laneta.apc.org www.laneta.apc.org/apis/

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Letra S • 116 • marzo 2006

letra@ recomienda www.libertadeslaicas.org.mx www.dif.gob.mx/diagnostico/diagnostico.html www.catolicasporelderechoadecidir.org/

Tel.: 1107-7716 Asociación Mexicana para la Salud Mexfam de la Adolescencia, AC Fundación Mexicana Monterrey 172-302 A para la Planificación Familiar Col. Roma, 06700, México, DF Juárez Nº 208, Col. Tlalpan Tel/fax : 5574-0267 14000, México, DF amsa@intermedik.com Tel/fax: 5487-0030 www.amsaj.com mexinfo@mexfam.org.mx Caleidoscopia, espacio de cultura, www.mexfam.org.mx terapia y salud sexual AC Sipam/ Salud Integral para la Mujer Pirineos 86 bis, A y B Vista Hermosa 89, Col. Portales Col. Portales, 06300, México, DF 03300, México, DF Tel/fax: 56012892 y 56014177 Tel.: 5532-5763 caleidoscopia@hotmail.com sipam@laneta.apc.org www.caleidoscopia.com Sisex Católicas por el Derecho a Decidir, AC Sistema Nacional de Promoción Apartado Postal No.21-264 y Capacitación en Salud Sexual 04021, México, DF Juan Escutia #180 Letra A Col. Américas Unidas Tel.: 5554-5748 03610 Benito Juárez, México DF Fax: 5659-2843 Tel.: 5539 7104 cddmex@laneta.apc.org Fax.: 5539 4374 CELSAM sisex@laneta.apc.org Centro Latinoamericano Salud y Mujer http://www.sistemasisex.org 5627-7090 y 01800 317-0500 Someshi Cora, AC Sociedad Mexicana de Sexología Centro de orientación para adolescentes Humanista Integral Ángel Urraza, # 1122 Calz. General Anaya # 55 Desp. 5-A Col. del Valle, 03100, México, DF, Col. San Diego Churubusco, México DF Tel.: 5559 8450 y 5559 8451 Tel.: 56 89 20 64 y 56 89 66 45 info@cora.org.mx www.cora.org.mx someshicapacitacion@hotmail.com Aquesex Asociación Queretana de Educación Demysex para la salud Sexual Red Democracia y Sexualidad, AC Corregidora Norte 75 Int. 302 Av. Coyoacán No.1878, Dpcho. 707 Querétaro, Querétaro Col. Del Valle Tel.: 01 442 224 1024 y 01 442 224 39 53 03100, México, DF aquesexas@hotmail.com Tel/fax: 55342600 Centro de Estudios Sociales www.demysex.org.mx Xochiquetzal, AC Elige Xalapeños Ilustres 186 Centro Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales 91000 Xalapa Ver. y Reproductivos, AC Tel.: 01 228 812 48 78 Tiburcio Montiel 80-B1 xqcesac@prodigy.net.mx Col. San Miguel Chapultepec dirección@xochiquetzal.net 11570, México, DF www.xochiquetzal.net Tel/fax: 2614-6526 Salud y Género AC elige@laneta.apc.org Escobedo No. 16-5 y 6, 76000 Femess Querétaro, Querétaro. Federación Mexicana de Educación Tel.: 01 442 214 0884 Sexual y Sexología, AC salgen@prodigy.net.mx Apartado Postal No. 612 www.saludygenero.org.mx Col. Del Valle Salud y Género, AC 66250, San Pedro Garza García, N.L. Carlos Miguel Palacios No. 59 Tel.: (83) 466606 Col. Venustiano Carranza, 9170 Xalapa Veracruz GIRE Tel.: 01 228 818 9324 Grupo de Información en Reproducción salygen@prodigy.net.mx Elegida www.saludygenero.org.mx Viena 160 Col. Del Carmen 04100, México, DF Tel/Fax: 5658-6684 correo@gire.org.mx http://www.gire.org.mx GIS Grupo Interdisciplinario de Sexología, AC Av. Universidad No. 1016 Edif. 11 Depto. 402 Col. Copilco Bajo 04340, México, DF Tel.: 5685-2473 Fax: 5659-2453 Imesex Instituto Mexicano de Sexología, AC Tepic N° 86 Col. Roma Sur 06760, México, DF Tel.: 5564-2850 www.imesex.edu.mx/ Meisi Fundación Mexicana de Estudios PRUEBAS de detección de Interdisciplinarios en Salud Integral ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Dónde Insurgentes Sur 797 3º piso Oficina 6 Col. Nápoles CP 03810 México, DF

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AGENDA

Actividades relevantes del mes • 5 de marzo Festeja el Día de laS FamiliaS Invitan organizaciones civiles de derechos sexuales y de la diversidad sexual. Zócalo capitalino, 10:00 horas Informes: 5554-5748 • 8 al 10 de marzo 3a Feria de Servicios “Mujer en Tierra Firme” Invita: Mexfam Explanada de la delegación Tlalpan Informes: 5629-9800, clave 273978 • Inician inscripciones en marzo Simposio Sida Hoy 2006 Auditorio 1 de la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional Siglo XXI 16 y 17 de mayo Dirigido a personal médico, personas que viven con VIH/sida, familiares, amigos y población interesada. Informes e inscripciones: 5659-7531 • Durante marzo VI Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología Congreso FEMESS. Guadalajara, Jal. 6 al 9 de septiembre de 2006 Límite de entrega de trabajos y ponencias el 30 de abril www.congresexgdl.org • El Armario Abierto Maestros: contamos con todos los materiales didácticos de educación sexual para todos los niveles. Agustín Melgar 25. Col. Condesa Nueva sucursal en la plaza “Sex Capital”, 16 de septiembre # 11, Centro Histórico Teléfono: 5286-0895 www.elarmarioabierto.com

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Letra S • 116 • marzo 2006

México sede del mayor evento mundial sobre VIH/sida en 2008 La elec­ción de Mé­xi­co co­mo se­de de la XVII Con­fe­ren­ cia In­ter­na­cio­nal de Si­da, en el año 2008, cons­ti­tu­ye el re­co­no­ci­mien­to a su po­lí­ti­ca y le­yes de no dis­cri­mi­na­ ción que in­clu­yen a las per­so­nas que vi­ven con VIH­/ si­da y a per­so­nas con orien­ta­ción se­xual di­fe­ren­te a la he­te­ro­se­xual, al avan­ce en el ac­ce­so uni­ver­sal a me­di­ ca­men­tos con­tra el VIH­/si­da, así co­mo los pa­sos que ha da­do pa­ra tra­tar de dis­mi­nuir el es­tig­ma so­cial y la ho­mo­fo­bia. Así lo se­ ña­ la­ ron el doc­ tor Pe­ dro Cahn y Craig Mc­Clu­re, pre­si­den­te elec­to y di­rec­tor eje­cu­ti­vo, res­pec­ ti­va­men­te, de la So­cie­dad In­ter­na­cio­nal de Si­da (IAS, por sus si­glas en in­glés), con ba­se en Gi­ne­bra, quie­nes ade­más se­ña­la­ron que si bien en los paí­ses de­sa­rro­lla­ dos son co­mu­nes, des­de ha­ce ya va­rios años, las le­yes con­tra la dis­cri­mi­na­ción; po­cos paí­ses en vías de de­sa­ rro­llo tie­nen le­yes que es­ta­blez­can la no dis­cri­mi­na­ción co­mo po­lí­ti­ca de Es­ta­do; adi­cio­nal­men­te, se­ña­la­ron que en­con­tra­ron con­di­cio­nes de in­fraes­truc­tu­ra en ma­te­ria de cen­tro de con­ven­cio­nes, ca­pa­ci­dad ho­te­le­ra y vo­lun­tad po­lí­ti­ca ne­ce­sa­ria pa­ra re­ci­bir a 20 mil par­ ti­ci­pan­tes pro­ve­nien­tes de 130 paí­ses. El se­cre­ta­rio de Sa­lud, Ju­lio Frenk, en reu­nión con la IAS se com­pro­me­tió a asis­tir es­te año a la mis­ma Con­fe­ren­cia, que se rea­li­za­rá en la ciu­dad de To­ron­to en el mes de agos­to, pa­ra re­ci­bir la es­ta­fe­ta de par­te de los or­ga­ni­za­do­res.

Al abor­dar cuál es la es­truc­tu­ra de or­ga­ni­za­ción pre­ vis­ta pa­ra 2008, los di­rec­ti­vos de la IAS se­ña­la­ron que en és­ta par­ti­ci­pa­rán el Pro­gra­ma Con­jun­to de las Na­cio­nes Uni­das pa­ra el VIH­/si­da (ONU­SI­DA), or­ga­ni­ za­cio­nes ci­vi­les, cien­tí­fi­cos, lí­de­res lo­ca­les y de la co­mu­ni­dad in­mer­sa en el país se­de, que for­ma­rán par­te del Co­mi­té Coor­di­na­dor. Des­de 1985, año en que se rea­li­zó la pri­me­ra Con­fe­ ren­cia In­ter­na­cio­nal de Si­da, en la ciu­dad de Atlan­ta, ha ido cre­cien­do el in­te­rés de la opi­nión pú­bli­ca has­ta con­ver­tir­la en el más im­por­tan­te even­to de sa­lud a ni­vel mun­dial, in­cor­po­ran­do ca­da vez a más sec­to­res de la po­bla­ción e im­pul­san­do la ne­ce­si­dad de iden­ti­fi­ car los pro­ble­mas y las opor­tu­ni­da­des que en­fren­ta ca­da re­gión del pla­ne­ta, a par­tir del co­no­ci­mien­to com­ par­ti­do en las di­fe­ren­tes ac­cio­nes im­pul­sa­das pa­ra de­te­ner la epi­de­mia. Pa­ra la con­fe­ren­cia de Mé­xi­co ha­brá un pro­gra­ma ju­ve­nil, uno cul­tu­ral, y la lla­ma­da “al­dea glo­bal” que in­clui­rá even­tos abier­tos al pú­bli­co de ma­ne­ra si­mul­ tá­nea en va­rias zo­nas de la ciu­dad, sin des­car­tar­se que es­ta mo­da­li­dad se ha­ga ex­ten­si­va a otras ciu­da­ des del país. De lo que se tra­ta, agre­ga­ron los or­ga­ni­za­do­res, es de sen­si­bi­li­zar so­bre las for­mas de pre­ven­ción y tra­ta­ mien­to del VIH­/si­da al ma­yor nú­me­ro po­si­ble de las y los me­xi­ca­nos.

Presentan Biblioteca Virtual en VIH/sida La Se­cre­ta­ría de Sa­lud pu­ so en mar­ cha la Bi­blio­te­ca Vir­tual en Sa­lud VIH­/si­da que de­ja al al­can­ce de in­ves­ti­ga­ do­res y pú­bli­co ge­ne­ral, me­dian­te un si­tio web crea­do es­pe­cial­men­te pa­ra ese pro­pó­si­to, un im­por­tan­te acer­vo de ma­te­rial vin­cu­la­do con la in­for­ma­ción que Mé­xi­co ha ge­ne­ra­do en más de 20 años de en­fren­tar es­ta epi­de­ mia. El nue­vo si­tio web fue di­se­ña­do de ma­ne­ra coor­di­na­da por el área de In­ves­ti­ga­ción Ope­ra­ti­va del Cen­si­da y el Ins­ti­tu­to Na­cio­nal de Sa­lud Pú­bli­ca, y cuen­ta con el res­pal­do de la Or­ga­ni­za­ción Pa­na­ me­ri­ca­na de la Sa­lud, la Or­ga­ni­za­ción Mun­dial de la Sa­lud y la Bi­blio­te­ca Re­gio­nal de Me­di­ci­na (Bi­re­me). Los usua­rios ya pue­den con­sul­tar el Re­gis­tro de In­ves­ti­ga­cio­nes e In­ter­ven­cio­nes Me­xi­ca­nas so­bre VIH­/Si­da (Riim­si­da), el AIDS Book Re­view Jour­nal, la bi­blio­gra­fía in­ter­na­cio­nal re­le­van­tes so­bre VIH­/si­da, el bo­le­tín bi­blio­grá­fi­co del Cen­si­da, así co­mo la le­gis­ la­ción y las nor­mas me­xi­ca­nas en la ma­te­ria. La di­rec­ción es http:bvs­si­da.in­sa­lud­.gob.mx

Católicas por el Derecho a Decidir 8 DE MARZO

¿Y la justicia para las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y Chihuahua... cuándo? Es­te 8 de mar­zo, Día In­ter­na­cio­nal de las Mu­je­res, es ne­ce­sa­rio re­cu­pe­rar el sen­ti­do his­tó­ri­co de es­ta ce­le­bra­ción, re­cor­dar que se ins­ti­tu­yó pa­ra con­me­mo­rar la lu­cha de las mu­je­res por sus rei­vin­ di­ca­cio­nes fun­da­men­ta­les, pe­ro so­bre to­do ha­brá que re­cu­pe­rar­lo en su sen­ti­do éti­co1. En nues­tro país se ex­tien­de un fe­nó­me­no cul­tu­ral que aten­ta con­tra un de­re­cho hu­ma­no bá­si­co: el de­re­cho a la vi­da de las mu­je­res. És­te mos­tró sus pri­me­ras fa­ce­tas en Ciu­dad Juá­rez; pos­te­ rior­men­te se ex­ten­dió a Chi­hua­hua, un tiem­po se man­tu­vo ahí, au­to con­tro­la­do, for­ta­le­cién­do­se, pro­ban­do su efec­ti­vi­dad, pro­ ban­do su ca­pa­ci­dad de re­pro­duc­ción, dis­fru­tan­do de la im­pu­ni­ dad, en­sa­yan­do es­ce­na­rios don­de sa­lía triun­fan­te, pa­ra des­pués, an­te la per­mi­si­bi­li­dad e ine­fi­ca­cia de las ins­ti­tu­cio­nes que de­bie­ran pro­cu­rar jus­ti­cia, ex­ten­der­se a bue­na par­te del te­rri­to­rio na­cio­nal. Es­te fe­nó­me­no cul­tu­ral es el fe­mi­ni­ci­dio, que ase­si­na a las mu­je­res, y tam­bién in­te­gra de­fi­cien­tes ave­ri­gua­cio­nes pre­vias; per­ vier­te las evi­den­cias; no in­te­rro­ga a tes­ti­gos; no ha­ce pe­ri­ta­jes; fa­bri­ca cul­pa­bles; exo­ne­ra a fun­cio­na­rios que in­te­gra­ron mal las ave­ri­gua­cio­nes; obli­ga a las fa­mi­lias a fir­mar “com­pro­mi­sos” pa­ra no pe­dir jus­ti­cia a cam­bio de dá­di­vas; in­ten­ta es­con­der el fe­nó­me­ no en un ti­po pe­nal es­pe­cí­fi­co -el ase­si­na­to se­rial. To­do ello mien­ tras in­for­man a la so­cie­dad que to­do es un mi­to; y a los or­ga­nis­mos in­ter­na­cio­na­les se les ase­gu­ra que ya cum­plie­ron con las re­co­men­ da­cio­nes. Al fi­nal de es­te sín­dro­me, el re­sul­ta­do es el mis­mo: el fe­mi­ni­ci­ dio si­gue y se ex­tien­de por el te­rri­to­rio na­cio­nal. El so­lo he­cho de que hu­bie­ra un ca­so de una mu­jer ase­si­na­da en es­tas cir­cuns­tan­cias de­bie­ra ser su­fi­cien­te mo­ti­vo de in­dig­na­ ción na­cio­nal. En cam­bio, des­de la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de la Re­pú­bli­ca se es­ta­ble­cen jus­ti­fi­ca­cio­nes a su ine­fi­ca­cia di­cien­do que “en otros es­ta­dos hay más ase­si­na­tos que en Ciu­dad Juá­rez”. Con lo que ade­más se pre­ten­de ve­jar a las víc­ti­mas y sus fa­mi­lias res­

tan­do im­por­tan­cia a sus ca­sos. Pa­re­ce men­ti­ra que en un país que se pre­cie de ser de­mo­crá­ti­ co si­ga ha­bien­do ta­les abu­sos de po­der y ta­les in­ten­tos de ma­ni­pu­ lar los he­chos pa­ra ha­cer creer a las ciu­da­da­nas y ciu­da­da­nos que se es­tá pro­cu­ran­do jus­ti­cia an­te es­tos crí­me­nes de odio. Por­que aho­ra se ar­gu­ye que só­lo son tres­cien­tas se­ten­ta y pi­co y que la ma­yo­ría fue­ron ase­si­na­das co­mo con­se­cuen­cia de ac­tos de vio­len­ cia in­tra­fa­mi­liar. Siem­pre he­mos acep­ta­do que el ori­gen de los ase­si­na­tos de mu­je­res de Ciu­dad Juá­rez y Chi­hua­hua es mul­ti­cau­sal, pe­ro no po­de­mos acep­tar que se pre­ten­da mi­ni­mi­zar la im­por­tan­cia de es­te ca­so pa­ra­dig­má­ti­co, mez­cla de to­das las vio­len­cias y de la ine­fi­ca­cia de las ins­ti­tu­cio­nes en­car­ga­das de pro­cu­rar jus­ti­cia. Tam­po­co po­de­mos acep­tar los mal­tra­tos y las ame­na­zas que ha su­fri­do la com­pa­ñe­ra pe­rio­dis­ta Ly­dia Ca­cho por par­te de sus de­trac­to­res. En es­te sen­ti­do nos uni­mos a la de­man­da de re­nun­cia del go­ber­na­dor de Pue­bla y a que se ha­ga jus­ti­cia en es­te ca­so in­dig­nan­te pa­ra la so­cie­dad me­xi­ca­na. Es­tá­ba­mos so­ñan­do quie­ nes pen­sá­ba­mos que tal mi­so­gi­nia y ta­les ma­ni­fes­ta­cio­nes de vio­ len­cia con­tra las mu­je­res y de ma­ni­pu­la­ción de los or­ga­nis­mos de jus­ti­cia, su­ma­da al trá­fi­co de in­fluen­cias, es­ta­ban erra­di­ca­das de nues­tro sis­te­ma po­lí­ti­co. Qué equi­vo­ca­das es­tá­ba­mos. Me­nos mal que es­te ti­po de ex­pre­sio­nes pro­du­cen sen­ti­mien­ tos de in­dig­na­ción y re­cha­zo de par­te de los más di­ver­sos sec­to­res de la so­cie­dad. Las or­ga­ni­za­cio­nes que tra­ba­ja­mos por la de­fen­sa de los de­re­chos de las mu­je­res he­mos pues­to to­do nues­tro es­fuer­zo pa­ra que las ex­pre­sio­nes de odio ha­cia las mu­je­res por el só­lo he­cho de ser­lo o de re­cla­mar au­to­no­mía sean, ca­da vez más, mo­ti­ vo de con­de­na na­cio­nal. Es­te 8 de mar­zo, Día In­ter­na­cio­nal de las Mu­je­res, in­vi­ta­mos a las per­so­nas de bue­na vo­lun­tad, a quie­nes creen en la jus­ti­cia y la de­mo­cra­cia, a que de­fen­da­mos el es­ta­do de de­re­cho; a que rei­vin­

di­que­mos nues­tro de­re­cho a una vi­da dig­na y se­gu­ra y a re­cu­pe­rar las ca­lles, a ca­mi­nar co­mo y cuan­do nos plaz­ca, a la li­bre ex­pre­sión de nues­tras opi­nio­nes y a exi­gir el res­pe­to a nues­tra in­te­gri­dad y a nues­tros de­re­chos, sin que ello nos ha­ga sus­cep­ti­bles de ser agre­di­ das o vio­len­ta­das; a que cons­tru­ya­mos un país en don­de nues­tras hi­jas crez­can con la cer­ti­dum­bre de una vi­da fu­tu­ra. Exi­gi­mos al Es­ta­do que cum­pla con su fun­ción pri­me­ra: ga­ran­ti­zar la vi­da e in­te­gri­dad fí­si­ca de sus ciu­da­da­nas, en cum­pli­ mien­to del ar­tí­cu­lo 1° Cons­ti­tu­cio­nal y de los com­pro­mi­sos ad­qui­ ri­dos por Mé­xi­co en la CE­DAW2 y en la Con­ven­ción de Be­lém do Pa­rá. To­da nues­tra so­li­da­ri­dad pa­ra Ly­dia Ca­cho. Exi­gi­mos el es­cla­ re­ci­mien­to to­tal de su ca­so.

1 Nos referimos al espíritu que animó a Clara Zetkin, Kathy Duncker y sus contemporáneas a pronunciarse por la vida, los derechos y la seguridad de las mujeres. Clara Zetkin y Kathy Duncker fueron de las socialistas europeas que, en los albores del siglo pasado, propusieron instaurar un día en homenaje a las mujeres obreras que habían dado su vida para exigir mejores condiciones laborales. 2 En la CEDAW, Belém do Pará, la Conferencia de Viena, la Conferencia del Cairo y la Declaración y Plataforma de Beijing se estableció que la mujer tiene derecho a: una vida digna; a la libertad y seguridad en su persona; a tener derecho a la protección igual bajo la ley; el derecho a no someterse a la tortura u otro tratamiento o castigo cruel, inhumano o degradante; el derecho al nivel más alcanzable de bienestar físico y mental; el derecho a la igualdad; el derecho a ser libre de todas las formas de discriminación, entre otras.


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