SUPLEMENTO MENSUAL
DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE
NÚMERO 132 julio 5, 2007
u l a s , r e c a l P
DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER
r e d o dyp
Opinión
Cortar o no cortar
El sexo en la vejez
¿Beneficia tener prepucio?
El deseo que nunca se fue
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www.notiese.org
Letra S • 132 • julio 2007
NotieSe, la agencia que tiene la información que buscas: Sexualidad, salud reproductiva, sida, derechos sexuales. Ahora con audio y video
E D IT OR I A L Francisco Estrada Valle y Octavio Acuña Rubio son dos activistas de lucha contra el sida asesinados salvajemente por motivos de su orientación sexual. Del primero, este mes se cumplen 15 amordazado, atado de pies y manos, torturado
Europride en Madrid
Reconocer derechos, demanda de Marcha del Orgullo LGBT
La tarde del 30 de junio, las calles de Madrid vibraron con más de un millón de almas, al ritmo de música tecno y la voz masculina de Alaska, con su clásica canción A quién le importa. El destino era la Plaza de España, donde el mensaje político exigió respeto a los derechos humanos y civiles de gays, lesbianas y transexuales.“La libertad y la igualdad están hoy en peligro y es deber de todos hacer frente a estas agresiones, sobre todo a quienes están en los poderes públicos. Exigimos a la Unión Europea que tome cartas sobre el asunto de violación de derechos en Polonia”,se señaló. En la foto, el concejal del Ayuntamiento de Madrid y activista gay Pedro Zerolo durante la marcha.
■ NotieSe Con un fuerte llamado a la Cámara de Diputados para que elabore una legislación que en el ámbito federal reconozca jurídicamente a las parejas del mismo sexo, cientos de integrantes del colectivo lésbico gay se concentraron en la Plaza de la Constitución para cerrar con un evento político la XXIX Marcha del Orgullo. Por medio de un pronunciamiento, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales y transgéneros, pidieron a los diputados tomar como ejemplo la madurez política mostrada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y el Congreso de Coahuila, en la aprobación de la Ley de Sociedades de Convivencia y del Pacto Civil de Solidaridad, respectivamente. La comunidad trans recalcó su exigencia de que se apruebe la iniciativa de Ley Federal para la no Discriminación de Transexuales y Transgéneros. El acto político estuvo mucho menos nutrido que el recorrido, que convocó a miles de personas a lo largo de Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Madero.
y estrangulado. Del segundo se cumplieron el pasado 21 de junio dos años de que fue hallado desangrado en su propio establecimiento por las heridas que le produjeron siete cuchilladas. Ambos eran abierta y orgullosamente gays, y ambos se dedicaban a impartir talleres de sexo seguro y educación sexual para jóvenes. Y, desgraciadamente, en ambos casos también Foto: Antonio Medina
la sombra de la impunidad se cierne sobre los procesos judiciales. Los dos casos están plagados de negligencia y de irregularidades en la investigación. El expediente de Francisco fue muy manoseado por los sucesivos agentes responsables de la investigación. Y la recomendación emitida en 1994 por la CNDH nunca fue atendida por la Procuraduría capitalina. En la procuraduría de Querétaro, se llegó a inventar toda una historia para hacer pasar el asesinato de Octavio como un crimen pasional, y se recurrió a la abominable tortura, según denuncias de los propios implicados, para incriminar a un supuesto asesino confeso. Ambos casos resultan emblemáticos del tipo de crímenes de odio por homofobia. No sólo por tratarse de luchadores sociales sino porque el manejo de las investigaciones policiacas revela la manera como actúa el prejuicio homofóbico en la procuración de justicia. Debido a ese prejuicio, la mayoría de crímenes cometidos contra homosexuales permanecen impunes. La sociedad civil no debe permitir que la impunidad se repita en el caso de Octavio. Se debe dar seguimiento puntual al proceso para evitarlo. Por esa razón, es necesario y urgente legislar al respecto, tipificar los crímenes de odio por homofobia y otros motivos en los códigos penales.
ONG reforzará argumentos a favor del derecho a decidir en SCJN ■ NotieSe Organizaciones civiles con trabajo en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, advirtieron que se mantendrán vigilantes en torno al cumplimiento de las reformas que despenalizan el aborto en el Distrito Federal antes de las 12 semanas de gestación y señalaron que hasta el pasado 22 de junio, en los hospitales de la Secretaría de Salud del DF se habían realizado más de 750 interrupciones de embarazos sin ninguna complicación. Al destacar el trabajo de los diputados locales que despenalizaron el aborto, María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), señaló que los intentos de la Iglesia Católica para imponer su agenda moral conservadora, violaron el carácter laico del Estado mexicano pero no surtieron efec-
to a pesar del acoso “grosero y abusivo”. Las organizaciones civiles Grupo en Información en Reproducción Elegida (GIRE), Equidad de Género, Ciudadanía y Trabajo, Ipas, Population Council y CDD informaron que recurrirán a la figura jurídica del amicus curie o amigo del tribunal para presentar ante los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, una serie de argumentos que enfatizan la importancia de mantener vigentes las reformas aprobadas. “Estamos recabando información para que los argumentos presentados ante la Corte sean contundentes, se trata de planteamientos jurídicos reconocidos internacionalmente. Esperamos el momento oportuno para visitar a los ministros”, declaró María Luisa Sánchez, directora de GIRE.
Foto: Mario Alberto Reyes
años de aquel 12 de julio en que fue encontrado
Festejan ocho años de modelo de atención a jóvenes indígenas ■ NotieSe A ocho años de su inicio, el Modelo de Atención Integral a la Salud del Adolescente Rural ha impactado positivamente al reducir tasas como la de mortalidad materna y la de embarazos adolescentes en las zonas donde se ha implementado. Como parte del IMSSOportunidades, este modelo beneficia a más de 2 millones 300 mil adolescentes de zonas rurales e indígenas de 17 estados de la República. El punto de contacto entre la institución de salud y el adolescente rural es el Centro de Atención Rural al Adolescente (CARA), donde jóvenes de 10 a 19 años reciben información sobre salud sexual y reproductiva, desarrollo humano y habilidades para la vida, todo esto abordado desde la perspectiva de género. Al presentar el libro CARA, ocho años de experiencia con adolescentes rurales e indígenas, las autoridades del IMSS reconocieron los aportes que han hecho las organizaciones civiles al trabajo de los CARA. “Una buena vida sexual es parte fundamental de una vida sana en cualquier ser humano”, afirmó el director general del IMSS, el panista Juan Molinar Horcasitas.
Número 132, julio 5, 2007
Instantáneas Director Alejandro Brito Editor Fernando Mino Coordinador de información Antonio Medina Consejo Técnico Carlos Bonfil, Manuel Figueroa, Antonio Contreras, Arturo Díaz Diseño original Leonel Sagahón Formación, diseño e ilustraciones La Máquina del Tiempo Retoque digital Alejandro Pavón Hernández Publicidad Alejandro Becerra, Liliana Arteaga Consejo Editorial Elena Poniatowska, Marta Lamas, Carlos Monsiváis, Ana Luisa Liguori, Dra. Carmen Villarreal, Dr. Arnoldo Kraus, Dra. Patricia Volkow, Joaquín Hurtado, Max Mejía, Arturo Vázquez Barrón, Jorge Huerdo+, Sandra Peniche, Estela Guzmán, Gonzalo Aburto, Dr. Aarón Rangel+, Lilia Rubio LETRA S, salud, sexualidad, sida, es una publicación mensual, editada por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de C.V. Av. Cuauhtémoc No. 1236, Col.Santa Cruz Atoyac, C.P. 03310, México, D.F. Editor responsable: Alejandro Brito Lemus. Certificado de Licitud de Título No. 9169, Certificado de Licitud de Contenido No. 6418, Reserva al Título en Derechos de Autor No. 3389/95 y Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2003-052712375000-107 del 27 de mayo de 2003. Distribuido en el D.F. por la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C., y en el interior de la república y el extranjero por Distribuidora de Medios, S.A. de C.V. Impreso en Imprenta de Medios, S.A. de C.V., Cuitláhuac No. 3353, Col. Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, D.F. Canarias No. 45, Col. San Simón Ticumac, 03660, México, D.F. Tels./Fax: 5532-2751 y 5672-7096. letraese@letraese.org.mx http://www.letraese.org.mx/
n La Cámara de Representantes de Estados Unidos echó abajo la prohibición de usar impuestos del Distrito de Columbia para programas de intercambio de jeringas para usuarios de drogas inyectables, que estuvo vigente nueve años. n El tratamiento que combina Pengitron y Rebetol para tratar la hepatitis C recibió la aprobación europea para suministrarse a personas que tengan coinfección con VIH. n El Banco Mundial dará a Kenya 151 millones de dólares para combatir el VIH/sida durante los próximos cuatro años. En el país, la prevalencia bajó de 6.1 a 5.9 por ciento de 2004 a 2005 gracias al
SONDEO mayor acceso a medicamentos, mayor uso del condón y menos conductas de riesgo. n Científicos alemanes lograron por primera vez extraer los genes del virus del sida de células humanas, reveló el portal de la revista Science; el hallazgo podría permitir el desarrollo de nuevas terapias, aunque no en los próximos 10 años. n La justicia argentina revocó una medida cautelar que impedía a una empresa local fabricar el antirretroviral didanosina, de Bristol Myers Squibb porque este laboratorio tiene la patente del recubrimiento de protección digestiva que presentan los comprimidos; la patente ya
caducó internacionalmente. n La hospitalización de personas que viven con VIH bajó casi 40 por ciento entre 2000 y 2007 en EU revela un estudio publicado en el Journal of Acquired Immune Deficiecy Syndrome. Además, la edad promedio de las personas hospitalizadas aumentó. El autor del estudio lo atribuye al éxito de la terapia antirretroviral. n La Organización Mundial de la Salud prepara un programa de farmacovigilancia del VIH que busca trazar un mapa más preciso de los efectos secundarios provocados por los antirretrovirales y para determinar si existen diferencias particulares entre países.
Jóvenes y sexo pienso igual que mis padres sobre sexualidad
Sí 35% No
36%
Fuente: Encuesta Nacional de la Juventud 2005. Estadística de varones jóvenes. Otra respuesta: 21%, sí, en parte.
letraese@letraese.org.mx
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Amor protegido
Nani
Octavio Acuña, crimen de odio aún pendiente ■ Mario Alberto Reyes A dos años del crimen del activista gay Octavio Acuña Rubio —muerto a puñaladas el 21 de junio de 2005 dentro de su condonería—, las autoridades de Querétaro aún no emiten sentencia al presunto autor material, Miguel Ángel Palacios Ríos, quien permanece preso en el Centro de Readaptación Social San José El Alto desde hace poco más de un año. Los abogados de Palacios Ríos alegan que en el día y la hora de los hechos, el inculpado se encontraba laborando en una panadería, hecho que fue corroborado por su jefe y dos compañeros de trabajo. Luego de un año de investigaciones, que siempre fueron cuestionadas por organizaciones civiles que denunciaron homofobia institucional, la Procuraduría General de Justicia de Querétaro (PGJQ) concluyó que el asesinato no fue motivado por homofobia sino por la resistencia de Octavio a ser asaltado. Aunque inicialmente confesó el crimen, Palacios Ríos desistió de la versión y aseguró que todo fue una trampa de la PGJQ para fabricar un culpable y acusó de tortura a los elementos policiacos. De acuerdo con la procuraduría, Humberto García Ramírez, de 24 años de edad y apodado “La Salma”, fue quién ordenó el crimen luego de tener un disgusto con Acuña Rubio. Sin embargo, la dependencia encabezada por Juan Martín Granados Torres, no pudo acreditar la culpabilidad de García Ramírez, quien fue puesto en libertad 24 horas después de ser detenido, y denunció que también fue torturado, por lo que interpuso una denuncia ante las comisiones estatal y nacional de los Derechos Humanos. El “carpetazo” oficial ocurrió el 20 de junio de 2006, cuando la PGJQ concluyó que el crimen de Octavio Acuña fue motivado “por asalto y no por homofobia”. El reporte oficial señaló que “bajo los efectos de bebidas embriagantes” Humberto y Miguel Ángel planearon el asesinato luego de que el primero se disgustara con Acuña Rubio por “recibir piropos” en su negocio, situación que molestó al activista “quien lo corrió del lugar con palabras altisonantes”. De acuerdo con Nadia Sierra, presidenta
de la Asociación Queretana de Educación para la Sexualidad (Aquesex), a la que pertenecía por Acuña Rubio, las pesquisas de las autoridades estuvieron llenas de prejuicios homofóbicos. “Nunca se enfocaron a realizar una investigación imparcial y objetiva”. Para Sierra, lo sucedido a Octavio “no concuerda con lo asentado en la investigación. Hubo una clara intención de las autoridades por enmarcar el crimen en un triángulo pasional y presentarlo como el típico caso de homosexuales que se enojan, se pelean y se matan entre ellos. Trataron de ejemplificar que los gays son un mal ejemplo para la sociedad porque entre ellos mismos se asesinan”. Sierra refirió que en el aspecto legal sólo cabe esperar a que el juez encargado del proceso en contra de Miguel Ángel Palacios Ríos resuelva de manera justa e imparcial. Agregó que de ser declarado inocente, las organizaciones civiles Aquesex y Salud y Género, apelarán a la reanudación de las investigaciones. Por su parte, la abogada Karla Elia Mosqueira, quien inicialmente llevó el caso, denunció la falta de transparencia en el seguimiento de las indagatorias, pues a pesar de contar con un poder otorgado por los familiares de Octavio para fungir como coadyuvante, el Ministerio Público le negó el acceso a los expedientes, aunado a que “siempre buscó criminalizar a la víctima”. Meses antes de su muerte, el psicólogo había presentado una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Querétaro, por la agresión experimentada al lado de su pareja Martín Romero en un parque público cuando integrantes de la Guardia Municipal los corrieron del lugar porque “se veían muy feos”, el organismo en ese entonces a cargo de Pablo Enrique Vargas, archivó el caso y no hizo nada al respecto. Para Martín Romero, pareja sentimental de Octavio, y víctima del acoso policiaco durante el proceso, “a dos años del suceso hay emociones encontradas. Es reconfortante saber que Octavio no fue una cifra más, el caso está dentro de las prioridades de Amnistía Internacional, y continuaré poniendo mi granito de arena para terminar con la homofobia”.
No tapamos el ojo del macho, nomás le evitamos que se contamine con impudicias “Estamos conscientes en Acción Nacional de que no podemos taparle el ojo al macho, de que independientemente de cualquier otra cosa, el sexoservicio existe. […] Por supuesto que no queremos tener sexoservidoras cerca de colegios, cerca de establecimientos mercantiles, cerca de iglesias o de cualquier otro templo, de los lugares a los que acuden con frecuencia niños y adolescentes. Hay que cuidar esa parte para que nuestros niños no se contaminen (sic) desde pequeños en la ciudad de la desesperanza […]”. Mariana Gómez del Campo, presidenta del PAN en el DF (Milenio, nota de Valeria Berumen, 14 de junio de 2007).
que en las precedentes, en los ámbitos populares más que en las élites políticas y económicas, y en los medios más que en las escuelas. Sin embargo, esta creciente visibilidad social carece de representación organizada y reconocida. El movimiento gay organizado se encuentra rezagado en comparación a la masificación y omnipresencia de la diversidad sexual. En particular, carece de liderazgos y de agrupaciones que reúnan al grueso de activistas y tengan poder de convocatoria probada dentro de la comunidad. Y eso es muy perceptible en la marcha del orgullo gay, donde antros y discotecas son los que congregan al mayor número de gente, acaparan la atención y diluyen los mensajes políticos y reivindicatorios. De esta falta de liderazgos y espacios propios de militancia gay, los partidos políticos se están beneficiando. Oportunismos y arribismos aparte, algunos activistas están buscando en
esos organismos políticos espacios de participación. Y eso, en sí, no está mal, lo perjudicial es que suceda en detrimento de la construcción de un movimiento social fuerte y autónomo. Resulta claro que uno de los retos del activismo lésbico-gay, bisexual y transexual es dotarse de un organismo representativo, nacional y autónomo que reúna al conjunto de organizaciones de la diversidad sexual y de la lucha contra el sida, y que sea capaz de erigirse como interlocutor reconocido y legítimo frente a los diversos poderes: frente a las instituciones del poder ejecutivo, frente al legislativo y frente a los diferentes partidos políticos. La coyuntura abierta por la aprobación de la Ley de Sociedades de Convivencia hace muy factible la posibilidad de erigir tal estructura. En muchas ciudades del país se vive una efervescencia de manifestaciones públicas de la diversidad sexual y se percibe esa necesidad
Tiro al blanco
Visibilidad y militancia gay ■ La homosexualidad en sus diversas y múltiples expresiones ha ganado en los últimos años una visibilidad pública indiscutible y, al parecer, irreversible en nuestro país. Hombres y mujeres gay, y bisexuales, personas transexuales y transgénero se han hecho visibles en casi todos los ámbitos sociales, culturales, políticos y del espectáculo. Las diferentes opciones sexuales e identidades de género comienzan a tomarse en cuenta en los programas gubernamentales, en los proyectos institucionales y académicos y en el reconocimiento de derechos en la medida en que esa visibilidad se acrecienta. El proceso, por supuesto, no es parejo, está más marcado en las grandes ciudades que en los pequeñas, en los entornos familiares más que en los laborales, en las nuevas generaciones más
de liderazgo propio, capaz de coordinar acciones e impulsar una agenda de reivindicación a nivel nacional. Es hora pues de construir la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales y Transgéneros de México.
Foto: Christian Rea Tizcareño
Por Alejandro Brito
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Agradecemos el apoyo brindado al proyecto Letra S por:
La Fundación John D. and Catherine T. MacArthur
Agradecemos el apoyo brindado por: al proyecto Letra S.
Circuncisión, usos, placeres y costumbres
Bien pelada, Alrededor de 40 por ciento de los varones del mundo carecen de prepucio, unos por decisión, la mayoría por imposición durante la infancia. La circuncisión es motivo de orgullo para algunos y denunciada como mutilación por otros. En la discusión se entrelazan la profilaxis, la cultura, la masculinidad y las formas diversas de entender el placer sexual. Por Fernando Mino
¿
Bien apretado u holgado?... Al gusto. Eso sí, piénsalo bien, porque no hay margen para arrepentirse luego. No duele, las fotos impresionan, pero la anestesia te salva. Y en unas semanas, cuando sane la herida lo vas a tener como en la foto… bueno nada más el pene, el cuerpo de gimnasio es otra cosa. Una foto en un sitio de Internet —dedicado a describir amplia y gráficamente las bondades de la circuncisión, www.circlist. com— acompaña la descripción de los resultados de la cirugía. En ella aparece un torso masculino, atlético y bronceado, de lavadero bien delineado. Más abajo, el pene luce el glande desnudo y prominente. Al fondo se distingue el mar. El paraíso. A la imaginación la apoya un texto: “El glande completamente desnudo te garantiza en un cien por ciento que será imposible que se acumule el esmegma y así será más fácil el disfrute para todos aquellos para quienes el sexo oral es particularmente importante. Las consideraciones estéticas también son importantes, muchas personas se excitan al mirar un pene notoriamente cortado”. Se trata de la circuncisión —la remoción quirúrgica del prepucio, el capuchón de piel que cubre el glande. Una práctica con fuertes cargas culturales y religiosas, que varía de sociedad en sociedad y que, como todo lo que tiene que ver con el pene, implica a la construcción cultural de la masculinidad misma. Según algunas estimaciones, entre 30 y 40 por ciento de los varones del mundo están circuncidados. Pero, ¿cuáles son las razones para cortar un pedazo de piel?, ¿es recomendable?, ¿afecta o beneficia la salud y la vida sexual?
Motivos médicos y “de higiene” La circuncisión puede ser recomendada para resolver problemas médicos poco comunes, como la fimosis, en la que el prepucio es tan estrecho que no le permite deslizarse hacia atrás y liberar el glande durante una erección e, incluso, en estado de flacidez. La parafimosis es una fimosis agravada, en la que el prepucio aprisiona al glande, produciendo inflamación que dificulta orinar y hace dolorosa una erección. En el caso de la fimosis en niños existen opciones no quirúrgicas, ya ampliamente practicadas, como la aplicación de esteroides tópicos que han demostrado una alta tasa de éxito. Asimismo, los que recomiendan la circuncisión hablan de “razones higiénicas”, pues un pene no circuncidado produce mayor esmegma, una secreción que lubrica el prepucio que en al acumularse produce irritación, ardor y es maloliente. En esta misma sintonía, algunas investigaciones relacionan la presencia de prepucio con un mayor índice de infecciones vaginales en sus parejas sexuales femeninas, de nuevo, por la transmisión de bacterias de un pene poco limpio. Por otra parte, investigaciones han arrojado alguna evidencia de que la circuncisión reduce el riesgo de infección por VIH (ver recuadro de abajo). Lo que no parece tener bases científicas es la relación automática que se hace entre suciedad y genitales, como establece el investigador Sergio Ceballos González, de la Universidad de Colima, en una investigación que plantea opciones no quirúrgicas para tratar la fimosis —con esteroides tópicos: “Una adecuada higiene peniana ofrece todas las ventajas de una circuncisión de rutina sin los riesgos asociados de los procedimientos quirúrgicos”. El pene y la vagina no son “sucios”
per se y, como cualquier otra parte del cuerpo, requieren de cuidados y limpieza basados en el autoconocimiento sin falsos pudores —la idea de limpieza asociada a la circuncisión remite a su indicación terapéutica decimonónica: prevenir la masturbación. La Asociación Americana de Pediatría, en Estados Unidos, por otro lado, se ha pronunciado desde los años setenta contra la circuncisión neonatal: “No hay absolutamente ninguna indicación médica para recomendar la circuncisión de rutina a los recién nacidos”, señala en sus Lineamientos y recomendaciones para el cuidado hospitalario de recién nacidos. Es cuestión de estatus La costumbre de circuncidar obedece también a patrones culturales y socioeconómicos y varía entre regiones. Mientras que en Estados Unidos la circuncisión neonatal se practicó al 57 por ciento de los niños nacidos en 1999, en países de raigambre católica la práctica es poco común. En estos países se calcula que menos de 25 por ciento de los varones están circuncidados. En México,como en el resto de Latinoamérica, la intervención quirúrgica comenzó a practicarse en los años cincuenta como recomendación médica en torno a la higiene, en particular en clínicas privadas de las grandes ciudades (raramente se practica en zonas rurales). En Estados Unidos el simbolismo de la circuncisión opera de manera más abierta y se traduce en presión social para los que no se ajustan a la norma. Una marca quirúrgica —la ausencia de prepucio— se vuelve motivo de orgullo y la diferencia puede causar frustración o menoscabo en la masculinidad. En el mismo circlist.com se ofrecen testimonios que dan cuenta de lo que significa socialmente being cut (literalmente, “estar cortado”). Un adolescente de California, de 15
La circuncisión previene el VIH/sida Más allá de las disputas culturales que provoca, la circuncisión ha mostrado eficacia científica para prevenir el VIH/sida, al menos eso se asegura en un comunicado del Programa Conjunto de las Naciones Unidas (ONUSIDA). La circuncisión reduce aproximadamente en 60 por ciento el riesgo de transmisión del VIH para los varones que sólo tienen relaciones heterosexuales. La razón es la presencia de células conocidas como de Langerhans en la piel interior del prepucio. Estas células atraen con facilidad virus y bacterias, entre ellas el VIH, lo que hace más vulnerable el área a la infección. En el documento titulado Circuncisión masculina,
ONUSIDA revela que promoverá la circuncisión como una acción preventiva eficaz: “La evidencia de que la circuncisión masculina en adultos es eficaz para reducir el riesgo de transmisión sexual del VIH de las mujeres a los hombres es convincente. Los efectos de protección parcial de la circuncisión masculina es notablemente consistente a través de los estudios de observación y las tres investigaciones dirigidas en diversos entornos africanos: en Kenia, en Uganda y en Sudáfrica. Según las estimaciones de ONUSIDA, la implementación de programas de circuncisión en el centro y sur de África podría evitar 5.7 millones de nuevas infecciones en los próximos 20 años.
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Para más información visita las siguientes páginas: www.circlist.com • www.mexfam.org.mx • www.nocirc.org
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¿ERES GAY?
Infórmate
por favor años, escribe: “Me gustaría estar circuncidado. La mayoría de los chavos estadounidenses lo están, y la mayoría de las chavas lo esperan… ¿por qué no darles lo que quieren? Además, mi novia dice que aunque piensa que mi pene se ve, sabe y se siente muy bien, siempre ha fantaseado con tener un pene circuncidado en lugar de uno no cortado”. Una encuesta de la Universidad de Iowa realizada con un muestra de mujeres estadounidenses revela que en esa sociedad a la mayoría femenina le gustan más los hombres con el pene sin prepucio. 71 por ciento prefiere a un hombre circuncidado para tener relaciones sexuales y 83 por ciento para practicar sexo oral. La encuesta señala que hay una gran relación entre esas preferencias y la decisión materna de circuncidar a sus hijos, lo que refuerza el patrón cultural de ver a la circuncisión como la opción “natural”. En el otro lado del espectro, organizaciones civiles presionan para que se prohíba la circuncisión neonatal, que consideran una mutilación que resulta traumática para los bebés y que equiparan con la ablación de los genitales femeninos (practicada en algunos países musulmanes) que consiste en la amputación del clítoris y los labios mayores; el prepucio es “embriológicamente tejido idéntico” al del clítoris, señala el activista y médico patólogo estadounidense John R. Taylor. La circuncisión —dice Taylor— “es una cirugía del siglo XVIII. Se hace sin consentimiento informado, ni siquiera de los padres o familiares de los niños, y es médicamente inútil”. Sensibilidad y placeres Un pene circuncidado pierde sensibilidad. En el dato parece haber consenso, aunque de
¿EN QUÉ CONSISTE LA CIRCUNCISIÓN? 1 Con una incisión vertical se corta el prepucio hasta su base. 2 Siguiendo el contorno del glande se recorta el prepucio hasta el frenillo, el cual también puede ser eliminado. 3 Se sutura. La convalecencia regularmente se prolonga por cuatro semanas.
nuevo, promotores y opositores no coinciden en que ese hecho sea positivo o negativo. De nuevo los patrones culturales envuelven el debate y ratifican la diversidad en cuanto a la búsqueda del placer se refiere. Las terminales nerviosas contenidas en la fina piel del glande —naturalmente protegidas por el prepucio, que evita roces con la ropa, por ejemplo— hacen de la zona un lugar muy sensible al tacto y a la estimulación, en particular en la corona y en el frenillo (el lugar donde se forma el pliegue del prepucio en la cara posterior del pene). Al circuncidar, la piel del glande se engrosa para proteger el pene del roce cotidiano, lo que reduce las sensaciones. Para quienes están a favor de la circuncisión, la pérdida de la sensibilidad implica un cambio, no una reducción en el placer, aduciendo que un glande “hiper sensible” puede ser molesto e, incluso, doloroso, y complementan su explicación con las bondades de tener un pene
¡Acércate!
visiblemente más voluminoso, sin la piel que oculta el bulto del glande ahora ligeramente más rígido —la circuncisión como operación estética tiene bastante éxito en Estados Unidos. Por su parte, quienes defienden la presencia del prepucio, hablan, además de la sensibilidad, de la reserva de piel que permite al pene erecto un movimiento de vaivén más natural y placentero durante un coito o al masturbarse. Testimonios de hombres circuncidados —también en circlist.com— recalcan que sus parejas sexuales “sienten mejor allá adentro” y que la visión de un pene sin prepucio hace más erótico el preámbulo sexual. No hay sustento real para decir que un pene circuncidado “se siente más” que uno intacto, pero lo cierto es que la falta de sensibilidad puede ser un apoyo para prolongar los encuentros sexuales, en la medida en que es necesario estimular durante más tiempo el pene para provocar una eyaculación.
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Del odio al crimen, el paso es automático El odio, entendido como un sentimiento de enemistad o repulsión hacia algo específico, es la antesala de la violencia. Se odia lo que nos molesta. Y lo que molesta debe ser destruido. En México, miles de homosexuales han sido asesinados por odio. La cifra precisa se ignora porque hasta hace pocos años ni siquiera se concebía que pudiera haber crímenes por odio homofóbico. Los homicidios de gays y lesbianas que la prensa registraba siempre eran por motivos pasionales o por robo. En un decenio, Letra S ha documentado 337 ejecuciones, cifra que se eleva a más de 1,000 por la estimación de que por cada caso documentado hay dos más. Los asesinatos por homofobia se
diferencian de los crímenes “comunes” por la saña con que son cometidos. Primero se tortura a las víctimas y después se les mata. A este hecho sigue el via crucis de las familias o parejas de los asesinados, pues al crimen se suma la homofobia de las instituciones encargadas de impartir justicia. La mayoría de las investigaciones policiacas, luego de burlas y desprecio tanto a las víctimas como a quienes reclaman justicia, se cierran con la conclusión “crimen pasional”. El periodista Fernando del Collado, en su libro Homofobia. Odio, crimen y justicia, 1995-2005, ilustra de manera contundente las anteriores aseveraciones, a través del seguimiento minucioso de los
asesinatos del adolescente (18 años) Luis Fabián Espinoza y del activista Octavio Acuña, así como del proceso judicial del asesino confeso de homosexuales Raúl Osiel Marroquín. A Fabián lo golpearon, lo quemaron, lo mordieron, le introdujeron una botella y finalmente lo estrangularon. La aprehensión del homicida se debe a los amigos de Fabián, más que a la pericia policial. En el interior de su condonería, en la ciudad de Querétaro, a Octavio le quitaron la vida con siete puñaladas. La investigación ministerial estuvo enfocada más a su actividad como promotor de la salud y a sus costumbres sexuales, que al crimen mismo. Purga condena por este
reSeña hecho Miguel Ángel Palacios, quien al parecer es un chivo expiatorio. Raúl Osiel fue sentenciado a 60 años de prisión por los delitos de secuestro y homicidio de cuatro personas. A sus víctimas las mantenía atadas mientras chantajeaba a las familias, y al final les vendaba los ojos, les pasaba una soga por el cuello y las colgaba de un gancho hasta asfixiarlos. Su captura, si bien es un mérito policiaco, con ayuda de algunos de los familiares de las víctimas, pudo lograrse antes y con él la de su cómplice, Juan Enrique Madrid, quien continúa prófugo. El libro contiene otros capítulos que ponen en perspectiva la cuestión homosexual. (Antonio Contreras)
Fernando del Collado Homofobia. Odio, crimen y justicia, 1995-2005 Tusquets Editores, México, 2007
Tenemos para nuestros lectores, por cortesía de Tusquets Editores, cinco ejemplares de Homofobia. Odio, crimen y justicia, 1995-2005. Sólo llamen al 5532-2751 de 9:30 a 15:00.
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¿Sólo un pedacito de carne? Remover el prepucio quirúrgicamente es más que una tecnología preventiva del VIH, como sugieren algunos especialistas. La circuncisión es una práctica milenaria y cargada de significados. En este artículo, Peter Aggleton, profesor de la Universidad de Londres y especialista en sexualidad y VIH/sida, habla de lo que rodea al pene, mucho más que una delgada capa de piel. Por Peter Aggleton
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n los últimos siete años ha aumentado la promoción de la circuncisión masculina como una forma de prevención del VIH, primero entre los especialistas en salud pública que trabajan principalmente en Estados Unidos, y luego entre quienes colaboran en organizaciones internacionales, y de modo más reciente como parte de un extenso paquete de medidas que apoyan la Organización Mundial de la Salud y Onusida. Persiste una fuerte diferencia de opiniones respecto a la conveniencia de implementar esta forma de prevención —o de cuán rápido debe hacerse—, aun cuando cada vez parece haber un mayor acuerdo en que la circuncisión masculina, al igual que todas las intervenciones de salud pública relacionadas con el VIH, debe promoverse de un modo culturalmente apropiado, y atento también al género y al respeto de los derechos. En todo mundo la circuncisión masculina tiene raíces profundas en la estructura social. Lejos de ser una acción meramente técnica, incluso cuando se le practica en ámbitos médicos, se trata de una práctica cargada de un cúmulo de significados sociales. Algunos de estos significados tienen que ver con la hombría, y en algunas sociedades africanas y oceánicas equivale a un rito de tránsito a la edad adulta. En otros ambientes, la circuncisión masculina tiene connotaciones religiosas. Se practica ampliamente entre judíos y musulmanes, aunque menos entre cristianos y raramente en otras religiones. Sin embargo, a partir de finales del siglo XIX la circuncisión masculina tuvo también su ingreso en el campo de la salud pública. Particularmente en Estados Unidos, a lo largo de la historia, se le ha visto como una panacea para una gama extensa de problemas médicos y sociales, desde la parálisis y la inflamación feromotibial, hasta el nerviosismo, la conducta antisocial y la imbecilidad. Con todo, la circuncisión masculina sigue siendo, de manera crucial, un fuerte indicador de la jerarquía y la diferencia social. Durante los imperios árabes y otomanos, en la Alemania nazi y en la India dividida, y en los recientes genocidios de Bosnia y Timor Oriental, la condición de circuncidado tuvo serias conse-
Historia social de cuencias sobre la manera en que un hombre era tratado. Violencia, tortura y muerte fueron los costos que tuvieron que pagar quienes no se ajustaron a la norma. La historia más violenta Sin duda, la práctica de la circuncisión masculina tiene orígenes antiguos. Herodoto, el historiador griego, la registra ya en Egipto en el siglo V antes de Cristo, y en la tradición semítica se le vincula con un pacto con Dios que data de tiempos de Abraham. La controversia gálata, como en ocasiones se le nombra, señala ya una oposición a esta práctica en un momento en que se le consideraba un obstáculo para la conversión masiva a la cristiandad. Gálatas 5:6 intenta esclarecer el asunto cuando dice que “la circuncisión o la no circuncisión no importaban para Jesucristo”. Corintios 7:18-20 va todavía más lejos cuando asevera: “La circuncisión no significa nada, la no circuncisión tampoco significa nada; lo que importa es observar los mandamientos de Dios”. ¿Pero acaso la circuncisión masculina era o es un procedimiento relativamente menor? De modo crucial, la circuncisión judía difiere hoy con mucho del pacto originalmente instituido. Hasta el año 300 antes de Cristo se registra el ritual como algo que exige solamente el desprendimiento de la punta del prepucio. Sin embargo, cuando los atletas judíos viajaron a Grecia para competir en los juegos olímpicos, imitaron a sus anfitriones helénicos cubriéndose el glande con el resto de sus prepucios, mismos que sujetaban en la punta con una liga. Con el tiempo se señaló que este tipo de estiramiento daba como resultado un prepucio con funcionamiento perfecto. “Cuando los atletas regresaron a casa, los judíos ancianos montaron en cólera al ver los prepucios helenizados. Y para poner fin a esta práctica instituyeron el periah, que incluía no sólo el desprendimiento completo del prepucio, sino cortar con una uña afilada el frenillo (la membrana sensible y delicada en la parte inferior del pene)”, narra Gary Griffin, en su libro Decircumcision. Otras formas de circuncisión masculina religiosa no eran menos dañinas. Como lo anota Sir Richard Burton en una nota al pie de página de Las mil y una noches: “Las variedades de la circuncisión son inmensas... pero posiblemente ninguna más terrible que la que se practica en la provincia de Al Asir... donde se le llama salkh (escarificación). Al paciente, por lo general de diez a doce años de edad, se le coloca sobre un montículo de tierra sosteniendo en su mano derecha una lanza... la tribu lo rodea para juzgar su fortaleza, mientras un barbero realiza la operación con una daga jumbiyak, filosa como una navaja. Primero hace una incisión superficial, cortando sólo la piel del abdomen inmediatamente abajo del ombligo, luego practica incisiones parecidas en cada ingle, pelando la epidermis de estas cortadas y desollando también los testículos y el pene, hasta terminar con la amputación del
prepucio. Durante todo este procedimiento, no debe temblar la lanza...”. ¿Qué justificación podría darse para una práctica tan violenta? Las opiniones difieren, aunque el rabino Moisés Maimónides, en el siglo XIII, opinaba: “En lo que concierne a la circuncisión, uno de sus objetivos es limitar la relación sexual y debilitar tanto como sea posible al órgano de la procreación... La circuncisión simplemente contrarresta la lujuria excesiva, ya que no cabe duda de que sí debilita la excitación sexual. Nuestros sabios lo dicen muy claramente: ‘Es difícil para una mujer que tiene sexo con un hombre no circuncidado, separarse de él’. Esta es, en mi opinión, el mejor argumento para el mandamiento (de la circuncisión)”. La circuncisión masculina ha sido también un castigo infligido a quienes no estaban circuncisos. Como lo informa el investigador Bud Berkeley —en su libro Foreskin. A Closer Look: “Hace más de dos siglos, al joven Warren Hastings se le circuncidó por la fuerza. Junto con trescientos de sus colegas trabajadores británicos en Cozzimbazar, en la India, el joven Warren de 24 años fue desnudado, sodomizado, masturbado y públicamente circuncidado por las tropas mongoles que devastaron el puesto de avanzada británico. Warren observó horrorizado como su prepucio era llevado en una bolsa que contenía otros trescientos prepucios recién cortados, trofeos todos ellos para los mongoles musulmanes.
Un acto profundamente político La circuncisión masculina siempre ha sido un terreno polémico, con opiniones tajantemente divergentes en torno a los beneficios estéticos, sociales o de cualquier otra índole. Para los antiguos griegos, por ejemplo, no había nada de malo con la desnudez en sus juegos deportivos, siempre y cuando el prepucio cubriera el glande y se sujetara con una especie de broche, como se muestra en numerosos frisos y vasijas antiguas. En 168 antes de Cristo, el emperador
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la circuncisión masculina seleucida Antíoco IV proscribió la circuncisión. Las madres que sometían a sus hijos al ritual de la circuncisión eran azotadas, crucificadas o apedreadas. En 70 después de Cristo, el emperador romano Vesperiano instituyó un impuesto a la circuncisión, conocido como Fiscus Judaicus, que requería que todos los hombres fueran inspeccionados. Aun en épocas más recientes, la circuncisión ha sido promovida por sus valores de “promoción de la salud” y su capacidad para reducir las “enfermeda-
des morales”. El explorador sir Richard Burton escribió que la “preservación del rito de la circuncisión” era una de las “miles de acciones que compensan los delitos morales”. Pero la circuncisión masculina ha sido siempre un acto profundamente político, ya sea a gran escala, o en un nivel más local. Durante la ocupación turca y el subsiguiente genocidio en Armenia, en 1915, en el que murieron 1.5 millones de personas, los hombres y niños armenios fueron circuncidados a la fuerza. En la Alemania nazi la circuncisión determinaba a menudo si un hombre sería o no deportado a un campo de concentración. En los años treinta, y después en los ochenta, como parte de un movimiento de reivindicación nacionalista, en Bulgaria se prohibió la circuncisión por sus connotaciones con la previa ocupación turca del territorio. Incluso en Estados Unidos existe hoy una gran controversia en torno de esta práctica. El 8 de enero de 2007 una coalición de grupos interesados sometió al Congreso y a las legislaturas de 16 estados un proyecto de ley titulado Acta del 2007 de Prohibición Federal de la Mutilación Genital. Este proyecto de ley pretende enmendar el Acta de Mutilación Genital Femenina promulgada en 1996, de tal forma que los niños varones, los individuos intersexuales, y los adultos sin consentimiento puedan quedar protegidos de la mutilación genital. En el apoyo al proyecto de ley figura la evidencia del daño físico y psicológico. Las complicaciones físicas inmediatas causadas por la circuncisión masculina incluyen dolor,
shock, hemorragia, infecciones, pérdida excesiva de piel, y daño al tejido adyacente. La hemorragia y la infección pueden ocasionalmente provocar la muerte, aun cuando el procedimiento se lleve a cabo bajo vigilancia médica. Las consecuencias negativas a largo plazo presentan pérdida de sensibilidad e incremento de la fricción y el dolor durante la relación sexual. El daño psicológico incluye sensaciones de enojo, insuficiencia, ansiedad, depresión y trauma psicológico. Se han señalado complicaciones similares en ámbitos de países en desarrollo. Bonner cita un estudio prospectivo que registra un índice de complicación del 11.2 por ciento en las circuncisiones que se practican en hospitales de Kenia y Uganda. Los índices de complicaciones por circuncisiones practicadas sin vigilancia médica son típicamente más elevados e incluyen mutilación, pérdida del pene e incluso la muerte. ¿Un remedio para todos los males? ¿Qué revela hasta el momento esta breve reseña? Primero y sobre todo, que la circuncisión masculina es un acto ligado a creencias e ideologías muy arraigadas sobre el orden social. No es, de modo alguno, una mera tecnología de prevención. Está ligada de modo casi inevitable a la expresión de poder —ya sea entre grupos, entre viejos y jóvenes por ejemplo, o en interacciones en la naturaleza. Se vincula con el colonialismo y con la resistencia al colonialismo; la invasión y la conquista son profundas, como lo son también sus conexiones con códigos y convenciones abiertamente morales. Finalmente, lejos de ser una operación banal o de rutina, la circuncisión masculina es un acto con profundas connotaciones sociales y consecuencias físicas y psicológicas muy duraderas. Un informe reciente en un diario por internet, Africa Update, asevera lo anterior cuando dice: “A menudo se piensa en la circuncisión masculina como algo que purifica y protege a la generación siguiente de influencias exteriores negativas, y vincula a todos los jóvenes con sus pares o con su grupo etario. Como parte de una intensa socialización de grupo, también establece firmemente las relaciones en el ámbito de una edad, el respeto generacional y los modelos de autoridad”. Esta es una de las razones por las cuales es importante la circuncisión masculina, y por lo que son tan candentes las opiniones al respecto. En la década de 1870, Lewis Sayre, un prominente cirujano ortopédico estadounidense, alegó lo exitosa que era la circuncisión masculina para curar la parálisis y la inflamación femorotibial, y para “calmar la irritabilidad nerviosa”. Más tarde amplió su tratamiento para incluir las hernias y la contracción de la vejiga. En 1875 escribió que la “irritación periférica” del prepucio provocaba en ocasiones una “demencia de los músculos”, en la que los
músculos de la víctima actuaban “por cuenta propia, involuntariamente, sin el poder de control del cerebro de la persona”. En 1894, Merrill Ricketts identificó un asombroso conjunto de enfermedades que podían ser curadas a través de la circuncisión masculina. Éstas incluían los edemas, la elefantiasis, la gangrena, la tuberculosis, la inflamación femorotibial, la enuresis, el nerviosismo general, las convulsiones y la histerio-epilepsia. La circuncisión mascuilina con propósitos curativos tiene muchos defensores y partidarios. John Kellogg, el fundador del imperio de cereales Kellog’s en Estados Unidos, la contempló como un remedio efectivo contra la masturbacion y los males sociales que, se decía, la acompañaban. Abogó por un enfoque desvergonzadamente punitivo: “Un remedio casi siempre exitoso en los niños pequeños es la circuncisión. La operación debe hacerla un cirujano sin administrar un anestésico, dado que el breve dolor de la intervención tendrá un efecto benéfico sobre la mente, particularmente si se le vincula con la idea del castigo”. Con frecuencia se ha alegado que la circuncisión brinda protección contra las infecciones de transmisión sexual en los hombres, de modo especial en los países en desarrollo. Sin embargo, es precisamente en estos lugares donde pocas investigaciones, si algunas, contienen controles vigorosos para elementos tan complejos como el medio social, la conducta sexual o la higiene del pene. Con frecuencia los estudios citados informan sobre muestreos pequeños y azarosos de hombres que asisten a las clínicas de infecciones de transmisión sexual o VIH. En ámbitos mundiales más ricos, donde se han realizado estudios poblacionales, la evidencia es débil, por decir lo menos. La Encuesta Nacional sobre Salud y Estilo de Vida, de 1992, en Estados Unidos, reportó por ejemplo que “con respecto a las ITS no se había encontrado evidencia alguna del papel profiláctico de la circuncisión, sino más bien una leve tendencia en la dirección contraria”. ¿Debemos circuncidar masivamente? ¿Cómo podemos entender mejor la defensa actual de la circuncisión como intervención profiláctica? Algunos de los factores que pudieran sin duda estar presentes tienen que ver con las complejas aristas entre intervención individual e higiene social, y entre salud pública y control social. En los últimos años hemos asistido por parte de los programas nacionales, las agencias internacionales y los expertos de salud pública, a una creciente impaciencia por avanzar en la lucha contra la epidemia global del VIH. En algunas circunstancias se alega que ha fallado la prevención elemental basada en una respuesta educativa, social y de derechos, y que lo que se requiere es un compromiso más cabal con los principios de la medicina “tradicional” en salud pública. Tanto en las publicaciones académicas como en los corredores de las conferencias internacionales del VIH, los colegas murmuran que ha llegado
el momento de la “prevención biomédica”. Pero existen otras fuerzas. Algunas tienen su origen en la necesidad de las autoridades nacionales y grupos comunitarios por encontrar respuestas al crecimiento aparentemente incontenible del VIH. Otras proceden de la voluntad de estos mismos grupos por adoptar soluciones que atraigan fondos –en este caso de parte de USAID y de la Fundación Bill y Melinda Gates— financiadores importantes de la prevención del VIH, que públicamente han apoyado la circuncisión masculina como una estrategia en la prevención del VIH. Otros donantes han sido más cautelosos. De modo tal vez más profundo, las fuentes del entusiasmo tienen sus orígenes en el enfoque “conjunto” de la prevención del VIH que parece ofrecer la circuncisión masculina. No sólo ofrece la circuncisión una moderna solución de salud pública, sino también conlleva una autoridad moral difícil de negar. En las dos relaciones históricas que analiza este trabajo y en sus contrapartidas modernas, hay una insistencia estridente en la virtud del acto y en su potencial para producir un cambio. Algunos han llegado hasta alegar que en el contexto actual sería moralmente poco ético no ofrecer la circuncisión masculina. Pero tanto en el pasado como en el presente queda aún por probar a gran escala la evidencia científica para la aceptabilidad y eficacia profiláctica de la circuncisión masculina. La evidencia de ensayos recientes, que requieren por lo menos de un continuo escrutinio científico, se proclama ahora como una “verdad”. Quienes se oponen y quienes dudan de la eficacia a un nivel poblacional de la circuncisión masculina, a falta de modificaciones mayores en la práctica sexual, han sido silenciados o marginados en medio de ataques furiosos. Han surgido también curiosas alianzas entre médicos, abogados, líderes religiosos y contratistas morales. Algo tal vez más serio es la capacidad que tiene la defensa de la circuncisión masculina de abrir divisiones nuevas en un nivel nacional e internacional. Cuando recientemente estuve en Kenia, escuché que era impensable para esa nación tener un “Presidente no circuncidado”. En ese mismo país se ha señalado el caso de niños a los que se regresa a casa de la escuela hasta que no se les realice la operación. En el mismo momento en que dos décadas de programación y defensa avanzan en contra de la discriminación y el estigma por el VIH, corremos el riesgo de crear nuevas diferencias en torno de las cuales pueda afianzarse la división entre los circuncidados y quienes no lo están, entre quienes defienden la circuncisión y quienes no lo hacen, y entre quienes están a favor de una respuesta amplia y completa y aquellos que buscan soluciones supuestamente más simples. Traducción Carlos Bonfil. ® 2007 Reproductive Health Matters. Reproductive Health Matters 2007;15 (29). pp. 15–21 Publicado con autorización del autor.
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OPINIÓN
EROTISMO Y VEJEZ
La recuperación social del deseo Las representaciones sociales hacen del ejercicio de la sexualidad un regalo para los jóvenes: cuerpos tersos, firmes y vigorosos. La edad, aún predica el canon del prejuicio, “libera” de las pasiones, pero cuando la vejez y la salud se prolongan y la muerte se acerca sin amenaza, el deseo no mengua. En este texto se describe el cambio cultural que, aunque en forma tímida, comienza a visibilizar el ejercicio de los goces en el ciudadano de “la tercera edad”.
Por Carlos Bonfil
“
La edad se apodera de nosotros por sorpresa”. La frase de Goethe, citada por Simone de Beauvoir en su libro La vejez, da cuenta del trastorno emocional y psicológico que para muchas personas significa reconocer un destino personal en la suerte común de enfermedad, duelo y degradación física. Hablar de erotismo relacionándolo con una etapa de la vida asociada con la mengua del vigor y el atractivo físico, equivale a romper con un tabú largamente resguardado. Basta observar las reacciones de quienes asisten en el cine, en la televisión o en el teatro, a la rara exhibición del contacto sensual de dos cuerpos ancianos. El espectáculo irrita o escandaliza, se toma inclusive como un agravio al buen gusto, y se da por sentado que la persona en la tercera edad ha perdido, en el terreno erótico, toda visibilidad decorosa y el derecho a exhibir públicamente su deseo. En el libro Erótica y vejez, perspectivas de occidente (Paidós, 2006), el psicólogo argentino Ricardo Iacub, especialista en gerontología, hace una revisión exhaustiva, desde el punto de vista histórico, sociológico y filosófico, de los prejuicios colectivos sobre el envejecimiento, proceso que es punto final de toda experiencia humana. La autora de El segundo sexo ya había sentenciado: “Morir prematuramente o envejecer, no existe otra alternativa”. El erotismo, territorio vedado La deserotización social del anciano es, de acuerdo con Iacub, un fenómeno presente en la tradición judeo-cristiana y en los textos grecolatinos, pero también, y de modo muy elocuente, en los escritos de los primeros cristianos. A lo largo de la historia, e incluso muy avanzada la edad moderna, el deseo sexual del hombre maduro ha sido siempre ridiculizado, oponiéndosele el ideal de serenidad y sabiduría, templanza y decoro, que se atribuye a toda persona que sabe envejecer “con dignidad”, reprimiendo sus impulsos eróticos. “Cuanto más amortiguados están en mí los placeres
del cuerpo, tanto más crecen los deseos o satisfacciones de la conversación” (Platón, La República). Sobreponerse al extravío de los sentidos, resistir a las pulsiones más primitivas, es acceder a la virtud y conquistar el respeto ajeno; lo contrario conduce a la pérdida del control personal y del decoro, al desplome total, y a esa decadencia moral que es compañera de la degradación física. A lo largo de la historia, y salvo pocas excepciones, la percepción cultural de la vejez es, de modo muy directo, anticipación angustiosa de la muerte, y así lo registran las artes plásticas y la tiranía mediática. Al cuerpo anciano se le priva de todo atractivo, se le arrincona en la categoría de lo caduco e inservible, advirtiéndose en él la faena lenta de una decrepitud inminente, el desaseo y el olvido de sí, o como lo pregona la visión agustiniana, “la prisión oscura, el muerto vivo, el cadáver dotado de sentido, la tumba que uno lleva dentro”. A estas imágenes negativas de la vejez, marcadas por la condena moral y la descalificación estética, sucede en el siglo XIX el fenómeno de la medicalización de la vejez, transformación del anciano y de su sexualidad en objeto de estudio científico. Un conjunto de patologías emparentadas con la vejez desplazan paulatinamente al prejuicio moral, sin suprimirlo, y crean en torno del hombre y la mujer muy maduros un virtual cerco sanitario. Se analiza su desgaste corporal, se cuantifica la disminución de su vigor físico. Lo que antes era suposición prejuiciada (la vida disoluta que conducía a una vejez impotente) se vuelve certeza médica. Se habla de las esclerosis inevitables y de la demencia, de anorgasmia, climaterio, e impotencia irreversible, fenómenos todos ellos propios del envejecimiento y, como éste, inevitables. Se comienza a ver al anciano, como lo señala Susan Sontag, desde la perspectiva de su muerte. No sólo eso: se ahondan también las diferencias de género y se atribuye al hombre maduro una posibilidad de realización sexual más plena que a la mujer, a quien se concede la jubilación temprana de su deseo sexual.
La interpretación psicoanalítica no depara mejor suerte a la persona que envejece. En cada gesto suyo se lee un proceso de regresión a etapas primitivas en las que prevalecen la inmadurez emocional y la pérdida del control. Lejos de haber alcanzado la plenitud intelectual y la serenidad emocional, el anciano es presa de caprichos incomprensibles y de actitudes infantiles. Se le debe cuidar, vigilar, reprender, y en ocasiones censurar por conductas que van de la irritabilidad al exhibicionismo. Ricardo Iacub cita al respecto al escritor irlandés Jonathan Swift, quien en Los viajes de Gulliver describe a los personajes Struldburgs, quienes al no poder morir estaban condenados a la vida eterna: “Cada vez se van poniendo más melancólicos y abatidos, sin detenerse este proceso hasta que llegan a los ochenta. Alcanzada esta edad, desaparece su depresión, pero en lugar de eso no sólo se vuelven afectos a opinar de todo, malhumorados, codiciosos, sórdidos, vanidosos y habladores, sino también incapaces de toda amistad y estériles para todo afecto natural. No tienen memoria para nada que no sea lo que aprendieron y observaron en su juventud y en su edad madura. Los menos desdichados entre ellos parecen ser los que se vuelven enteramente chochos y pierden el recuerdo de todo...”. Una politización de la vejez Durante el siglo veinte, y particularmente después de la Segunda Guerra, no sólo comienzan a cuestionarse los prejuicios ancestrales que condenaban al anciano al ostracismo social y a la negación de su sexualidad, también se construyen nuevas opciones de entendimiento comunitario que tienden a valorar mejor la respuesta erótica en la vejez, la persistencia del deseo en las parejas por largo tiempo unidas, y su renovada capacidad de asombro intelectual. Nuevos estudios comprueban con estadísticas y datos duros que la respuesta sexual no se agota inevitablemente con el paso del tiempo, sino con la práctica escasa de la faena erótica. Lejos de cuantificar el gasto sexual,
suponiendo que la repetición inmoderada del acto sexual conduce al agotamiento de las reservas seminales, se aprecia la calidad de los encuentros y una erotización de todo el cuerpo, sin un énfasis excesivo en la genitalidad. Una perspectiva más audaz se desentiende del determinismo social y médico que atribuía bondades e inconveniencias muy precisas a las diversas edades, y clasificaba y censuraba las conductas, instaurando normativas y prohibiciones. En lugar de esto, una visión más libertaria y afirmativa concibe ahora un flujo vital continuo, con adolescencias prolongadas y anticipaciones gozosas de la edad madura, en el que se manifiestan sin conflicto y en cualquier edad, las cualidades y defectos antes propios de una sola, y donde el deseo erótico circula libremente de la pubertad a la vejez con los altibajos propios de la condición humana. La reivindicación de un cuerpo bello y saludable en la tercera edad, el elogio del deporte y el esparcimiento comunitario, desmienten la fatalidad que hacía de la vejez una triste antesala del fallecimiento inminente. La prolongación de la longevidad, la popularidad de nuevos medicamentos para reactivar las erecciones masculinas —como el viagra—, y el creciente control de las enfermedades crónico degenerativas, concurren a disipar la imagen negativa que a finales del siglo diecinueve mostraba el filósofo Arthur Schopenhauer en su libro El amor, las mujeres y la muerte, y donde el anciano era solamente “un hombre abrumado de días que se pasea tambaleándose o que descansa en un rincón, y que no es más que una sombra, un fantasma de su ser pasado”. Al politizarse la vejez y reivindicarse el placer presente en todas las edades, revalorado en su tramo final, liberado ya de la mirada vigilante y normativa, el ciudadano de la tercera edad puede al fin reclamar los derechos por largo tiempo escamoteados, acceder al pleno “ejercicio de los goces”, y vencer así el aislamiento social con una mayor erotización de su vida cotidiana.
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EL VPH Y LA ESTRATEGIA PARA COMBATIRLO
Un cáncer de transmisión sexual Siempre confuso, el tema del virus del papiloma humano y su relación directa con el cáncer cérvico uterino, ha vuelto a discutirse a partir de la aparición de un par de vacunas preventivas. Las políticas de Salud no contemplan aplicarlas por el momento, debido a los precios elevados, pese a que el virus favorece el cáncer que hoy es la segunda causa de las muertes femeninas. Por Rocío Sánchez
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asta hace pocos años, el cáncer cérvico uterino era considerado una enfermedad más, de fácil detección, pero común, sin causas aparentes, y letal. Durante años se ha mantenido entre las primeras causas de muerte de las mujeres mexicanas. Hoy se sabe que esta afección deriva directamente de una infección sexualmente transmisible, la provocada por el virus del papiloma humano (VPH). Aunque es la infección de transmisión sexual más común actualmente, el VPH no ha sido lo suficientemente estudiado y representa un tema complejo aun para los especialistas de la salud. La herramienta de detección indirecta, el papanicolau, no garantiza una alta confiabilidad en los resultados y las pruebas específicas para detectarlo en laboratorio son igualmente difíciles de interpretar. Así, el tema confunde y va de la alarma —por el hecho de que 80 por ciento de las mujeres ha tenido alguna vez en su vida uno de los más de 100 tipos de VPH— a la esperanza por el reciente lanzamiento de un par de vacunas que lo previenen. ¿Qué es? El VPH es un virus de transmisión sexual que comprende más de un centenar de cepas o tipos distintos. De éstos, sólo 30 se alojan en el área ano-genital tanto de hombres como de mujeres, incluyendo la piel del pene, del ano, de la vulva y las mucosas de la vagina y del recto. Es por eso que el virus se puede transmitir fácilmente en las relaciones sexuales con el solo roce entre los genitales o durante el coito. También el sexo oral representa un riesgo para que el VPH se aloje en la boca o la garganta. Aunque la tasa de incidencia suena alarmante, la mayoría de las infecciones por VPH son temporales y el organismo es capaz de eliminarlas por sí solo, ventaja que no ha hecho necesario buscar un tratamiento para terminar con la infección. De acuerdo con Alba Moguel, directora general adjunta de Salud Reproductiva del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, sólo 16 de las cepas de VPH están relacionadas con el cáncer cérvicouterino, pero solamente dos de ellas (el tipo 16 y el tipo 18) causan 70 por ciento de los casos en nuestro país. “Entonces, el VPH es un problema grave solamente si es de esos tipos, pero si es de los otros 84, no es un problema de salud pública”, dijo en entrevista con Letra S. En la mayoría de los casos, incluyendo los de los tipos oncogénicos (cancerígenos), la
infección no causa síntomas. Sin embargo, hay otros tipos que provocan condilomas o verrugas genitales. “Las verrugas no causan ningún problema; son molestas y feas, pero no tienen ninguna afectación a la salud”. Este tipo de lesiones pueden extirparse mediante diversas técnicas como la criocirugía (por congelación), cirugía láser o electrocirugía. ¿Preocupante o controlable? Actualmente, no hay duda de que ciertos tipos de VPH causan cáncer cérvico uterino. Sin embargo, la información se ha diseminado de forma confusa y se ha mostrado al VPH como una amenaza silenciosa y mortal. Esta afirmación, que no es falsa, tiene grandes matices. En efecto, el virus puede ser mortal para las mujeres, mientras que para los hombres la relación con otros tipos de cáncer, como el de pene y ano, no ha sido ampliamente estudiada debido a su baja incidencia. Según la ginecóloga pediatra Eréndira Sequeiros, especialista de la Academia Mexicana de Pediatría, la tasa de cáncer de pene relacionada al VPH es de 0.01 por ciento. En contraste, “en el mundo se están diagnosticando 500 mil mujeres anualmente con cáncer cérvicouterino; de ellas, 280 mil van a morir. En México muere una mujer cada dos horas por esta causa”, comentó a Letra S la especialista. Según las cifras oficiales de las autoridades de salud, el VPH es hoy la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres, con una tasa de 15.4 muertes por cada 100 mil mujeres de 25 o más años. Nada de esto justifica los escasos estudios y estrategias preventivas en hombres. Como toda infección de transmisión sexual, el VPH es prevenible con el uso correcto y constante del condón, tanto en relaciones heterosexuales como en las homosexuales. Es en este último grupo, el de hombres que tienen sexo con hombres, donde no se ha estudiado la manera en que se disemina el virus en relación con sus prácticas sexuales. Tampoco las mujeres que se relacionan con otras mujeres son visibles en el contexto del problema, aunque son igualmente afectadas. ¿Qué hacer? Las especialistas coinciden en que el VPH se convirtió en una infección directamente ligada a la pobreza y a la marginación. Los factores culturales influyen en la vida sexual de las mujeres y los socioeconómicos limitan su acceso a los servicios de salud y de detección. El recurso de detección más asequible es el papanicolau, que actualmente se realizan 70 de cada 100 mujeres mayores de 25 años, de
acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud. Se trata de una exploración donde se observa el cuello del útero en busca de lesiones visibles, y se toma una muestra de sus células para detectar en ellas mutaciones o lesiones. No obstante, esta prueba no detecta específicamente el VPH, pues esas lesiones pueden ser causadas por otros factores. Las resistencias culturales aún dificultan que todas las mujeres accedan a la prueba. Por ello, la Secretaría de Salud está por iniciar este año un programa piloto con una prueba específica que detecta el VPH, cuya principal ventaja es que la mujer puede tomar su propia muestra de células vaginales sin pasar por la revisión ginecológica. El dispositivo consta de un pequeño cepillo que debe introducirse en la vagina —aunque no llegue al cuello del útero—, moverse para obtener células superficiales y colocarse después dentro de un tubo cerrado que será entregado al personal de salud. La prueba alcanza 98 por ciento de efectividad. “Eso nos va a permitir captar a cerca de 25 por ciento de las mujeres que nunca se han hecho un papanicolau”, anunció Alba Moguel. Vacunas sin atractivo político El panorama de la infección cambió por completo en 2006 con la aparición de la primera vacuna preventiva (Gardasil), fabricada por el laboratorio Merck Sharp & Dohme. Una versión más, de GlaxoSmithKline (Cervarix), está en espera de ser aprobada para su distribución. Ambas ofrecen protección contra los VPH tipos 16 y 18, altamente peligrosos. La diferencia es que Gardasil protege además de los tipos 6 y 11, causantes de condilomas, y Cervarix de los tipos 45 y 31, virus también oncogénicos. Ambas podrían aplicarse a niñas desde los 10 años, aunque también es posible suministrarlas a adultas. El gobierno mexicano no ha decidido todavía comprar la vacuna. “El problema es el precio”, afirma Moguel. “El esquema consta de tres dosis y el precio más bajo que nos han ofrecido es de 240 dólares por esquema. Comprarlo para todas las niñas equivaldría al gasto que se hace para comprar todas las vacunas que hoy conforman el esquema de vacunación”. El gobierno mexicano espera que al aprobarse Cervarix la competencia se refleje en precios más bajos. Por el momento, no es posible hacer una inversión de tal magnitud porque eso “políticamente no es atractivo” para una administración federal que sólo durará seis años, dice la funcionaria. Mientras tanto, el mercado privado ya está aplicando Gardasil, recomendándola para niños, niñas y mujeres adultas.
Aun con todas estas estrategias, uno de los principales obstáculos a vencer son los elementos culturales que impiden que las mujeres exijan las pruebas de detección. “La falta de acceso no sólo es porque no existan los servicios, también es falta de acceso cultural, resistencia de la persona, poco empoderamiento de la mujer a la que su esposo le dice que ahí abajo nadie la toca”, considera Rafaella Schiavon, directora de la organización civil Ipas México. “Pero además es necesario que, luego de hacerse el papanicolau, se entregue el diagnóstico a tiempo, se haga una colposcopía, se siga un procedimiento, es decir, se trata de toda una cadena de eventos que debe estar accesible geográfica, económica y culturalmente”. En entrevista, indica que en los países desarrollados la muerte por VPH se ha abatido, lo cual subraya la importancia de los factores socioeconómicos en esta epidemia. La ex funcionaria de Salud opinó que el diagnóstico de VPH provoca temor y además afecta las relaciones de pareja. Es frecuente la negación, la resistencia a saber que es posible morir de cáncer. Está también el impacto del diagnóstico positivo que, para su manejo, requiere consejería —que hasta ahora no es un área sólida en el Sector Salud—, pues detona conflictos de pareja al provocar sospechas de la infidelidad. “Aunque se puede haber adquirido muchos años antes, en el momento en que se diagnostica desata estas reacciones”. El problema del VPH llega a un elemento tan comprobado como difícil de implementar: el uso constante y correcto del condón. Las políticas públicas y la información médica sobre la infección parecen soslayar esta herramienta que ya ha demostrado ser valiosa incluso contra este virus que parecía escabullirse fuera de sus bordes. “La conclusión es: nada sustituye al condón”, reitera firmemente Rafaella Schiavon.
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Sexo, varones y riesgos en las islas de Pemex
Los trabajadores de las plantas petroleras, aislados durante días en medio del océano, están sujetos a riesgos para su salud sexual. En este reportaje se describe la situación en Ciudad del Carmen, Campeche, donde las infecciones por VIH aumentan y las acciones preventivas dirigidas a grupos vulnerables aún son limitadas por los prejuicios. Por Christian Rea Tizcareño
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urante 14 días permanecen encerrados dentro de una de las cien plataformas petroleras que existen en Campeche. Vienen principalmente de Tampico, Veracruz, Tabasco. También hay extranjeros y gente de los pueblos cercanos. La mayoría son hombres que para incorporarse al ambiente laboral de Petróleos Mexicanos (Pemex) necesitan tener liberada la cartilla militar, estudios mínimos de secundaria o bachillerato, comprobante de domicilio y un examen médico que incluya la prueba de VIH/sida, un requisito prohibido por la Norma Oficial Mexicana en materia de VIH/sida. El Jarocho, quien proviene de “uno de los lindos puertos de Veracruz”, cuenta la vida de esos hombres dentro de una plataforma localizada en Ciudad del Carmen, municipio isleño que ocupa el primer lugar en incidencia acumulada de casos de VIH/ sida en Campeche. Según él, “la mayoría de los gays declarados se ubican en la cocina del lugar; son unos diez”. Pero también hay varones asumidos como heterosexuales que disfrutan de encuentros con personas de su mismo sexo, los cuales no forman una cifra visible. El Jarocho pertenece a estos últimos y prefiere quedar en el anonimato. El “ligue” entre “machos” y el sida Una sábana azul que se disuelve con el cielo rodea la plataforma, donde viven de cotidiano unas cien personas. Ahí, algunos varones se “ligan” secretamente dentro de un ambiente social en donde “ser macho” es el trofeo que se tiene que ganar a toda costa. “Lo que más se da es el sexo oral, el faje y el toqueteo. Buscas lugares ocultos para evitar burlas, seña-
lamientos o apodos femeninos. Puede ser un taller, una oficina, o hasta en los consultorios médicos”, menciona El Jarocho. Dice que la Secretaría de Salud (Ssa) estatal “si acaso una o dos veces” les ha llevado pláticas sobre VIH/sida a él y a sus compañeros. “De homofobia y discriminación, ninguna”. El Jarocho es ingeniero electromecánico y hace cinco años siguió los pasos de su padre cuando dejó a su familia para incorporarse a la paraestatal más importante de México. “Es muy difícil que se dé un caso de VIH a bordo, porque las compañías privadas hacen exámenes y Pemex, por igual, cada año está haciendo un examen general, de acuerdo con la cláusula 106 del contrato colectivo”, comenta. Si algún trabajador resulta VIH positivo, su contrato puede darse por terminado o restringido “para evitar que propague el virus”. Si es restringido, “ya no se le permite volver a plataforma y se le regresa a tierra a trabajar con un puesto y un salario inferior al que tenía —60 o 70 por ciento menor— y Pemex tiene la obligación de pagarle los medicamentos”, explica el Jarocho. Sin embargo, según información de la Ssa estatal, Pemex, de 1985 a la fecha, registra sólo dos casos de sida atendidos, de los 776 que han ocurrido en la entidad. El auge del petróleo En cuanto a incidencia acumulada de casos de sida a nivel nacional, Campeche ocupa el décimo primer lugar. Alrededor de 75 por ciento de las personas se infectaron entre los 20 y 44 años de edad. Por cada cinco hombres seropositivos, hay una mujer. De éstos, sólo 42.9 por ciento aún viven, y los focos rojos están en los hombres que tienen sexo con otros hombres, quienes representan cerca del
80 por ciento de los campechanos afectados por la epidemia. La zona más afectada es, precisamente la que concentra las instalaciones de Pemex en la entidad: Ciudad del Carmen. Alberto Poot, secretario técnico del Consejo Estatal sobre sida (Coesida), y la doctora Catalina Domínguez, responsable del Programa Estatal de VIH/sida, señalan que la industria petrolera —principal bastión económico de la zona— y el turismo han convertido en una urbe cosmopolita a la isla, en donde conviven personas de todas partes de México y del mundo. El problema —añade Poot— no está en los gays, ni en el trabajo sexual, sino en los hombres que tienen sexo con hombres y que se consideran heterosexuales, según lo han revelado estudios epidemiológicos en amas de casa que fueron infectadas por sus maridos y también porque la mayoría de los varones registrados como seropositivos, tiempo después de adjudicarse una orientación heterosexual, confesaron haber sostenido prácticas homosexuales sin protección. A diferencia de otras ciudades de la República, en Ciudad del Carmen no existe una zona de tolerancia. De esta manera, las prácticas homosexuales se llevan a cabo dentro y fuera de la plataforma en la clandestinidad. Además existe una violación de derechos humanos cuando se les obliga a los trabajadores a practicarse involuntariamente la prueba de VIH; no existe una ley local contra la discriminación que lo impida. Los casos de VIH/sida de Pemex se van entonces a la Ssa, indica Domínguez. Prevención por abajo del agua En cuanto a prevención, el Programa Estatal de VIH/sida ha instrumentado campañas dirigidas a la población en general, sobre todo en época de carnaval y cerca del Día Mundial
Nostalgia por el derrumbadero Por Joaquín Hurtado Resulta que algo sucede con mis niveles de optimismo. El entusiasmo se me ha podrido inexorablemente en alguna esquina de mi vida. Mejor dicho, lo he dilapidado. ¿En qué? Quién sabe. Resulta que no me calienta la idea de la Conferencia Internacional del Sida del próximo año en el DF. No me hace cosquillas. Asistí a las de Amsterdam, Berlín, Vancouver. En ellas andaba como cerillo, soñaba con los ojos abiertos. Era joven; aquel era otro mundo; nos estábamos muriendo sin más remedio. La Huesuda picaba mis costillas y lamía mis orejas con su vaho perentorio. Tenía prisa. Luchaba hasta el desfallecimiento por remotos ideales. Pero ideales al fin.
¿Cuándo veré esto en mi país?, me preguntaba mientras recorría los pabellones donde investigadores, farmacéuticas y fundaciones del primer mundo marcaban la pauta en tratamientos, atención, prevención. Regresé a mi terruño y junto a otros desquiciados armé la pelotera. El paisaje es un poco distinto después de aquellas navegaciones. El páramo que era Monterrey dio la vida a más de una docena de organizaciones y nueva sangre para la brega. Pero ahora que la tengo aquí a la vuelta de la esquina, a la vuelta de unos días…¡nada! Padezco frigidez política. ¿Habrá algún viagra para mi activismo alicaído? Así de lejos me siento de mi propia Conferencia. ¿Qué me pasa? ¿Será el espíritu de una época marcada por el fin de los heroísmos? ¡Qué nostalgia por el derrumbadero!
de Lucha Contra el Sida. Igualmente, reparte a través de las organizaciones civiles unos 250 mil condones anuales. Sin embargo, no ha coordinado una estrategia específica y permanente con los varones con prácticas homosexuales. En 2005 a este sector solamente se le distribuyeron 20 mil trípticos, pero “por debajo del agua”, luego de que la mayoría de los miembros del Coesida se opusieran a la difusión del material con el argumento de que contenía “imágenes agresivas” de sexo anal y oral, y besos entre varones, según dijo Lorenzo Bravo, presidente de la asociación civil “Mano a mano”. Respecto a la problemática de VIH en plataformas, Bravo expresa: “Los de la jurisdicción del Carmen vienen a pedir que hagamos algo. Derechos Humanos dice ‘no podemos hacer nada’, porque por desgracia Pemex se cubre bien las espaldas con las empresas filiales, que son particulares. ¿Por qué demonios no se someten a las leyes de la nación? Nadie puede estar por encima de la Constitución, ¿acaso, igual que el Ejército, se creen un mundo o gobierno aparte?”. En Carmen —como la nombran sus poco menos de 200 mil habitantes— existen dos organizaciones no gubernamentales que luchan contra la homofobia y el VIH/sida: “Lazos de Vida” y “Por un Carmen sin discriminación”. Representantes de ambas coinciden en que los esfuerzos se tienen que multiplicar para que El Jarocho, sus colegas y sus “ligues” o “contactos” no sucumban ante la desinformación y la violación evidente de los derechos humanos y laborales. * Este texto forma parte de la “Estrategia de Comunicación e Información de Combate a la Homofobia y Discriminación para Crear Climas Favorables para la Prevención del VIH”, apoyada por Censida en 2006.
Crónica Sero Lo mismo da si el magno coloquio ocurriera en Alaska o Mongolia. Por mí que los veintemil invitados lleguen como puedan y si sobreviven al esmog y a la narcoviolencia se regresen prontito a sus lugares de origen. Que todo acabe rápido. Y luego los mexicas retornemos a la trémula paz que nos caracteriza, a seguir lidiando con los Pinos, los Yunques, los CNDH, los perros de Ratzinger. Por eso, porque todo acabará en sólo una semana y porque seguramente después de la fiesta todo irá para peor, úrgeme recobrar la energía esfumada, la inocencia pendenciera de antaño, ese exaltado ánimo de la indiada remisa. ¿Quién me robó la dulce locura del emputamiento insobornable. Qué extraño coctel retroviral me domesticó hasta la ignominia? ¿Qué beca,
qué intereses, qué huesos, qué miedo a lo oscurito le desfondó el parque al francotirador? Mis campanas ya no doblan por nada ni por nadie. Hace días estuve en las instalaciones del Censida en la calle Herschel. En uno de sus muros me salió al paso la imagen del poco recordado Francisco Galván Díaz. Me asaltó el vértigo. Me mordió la melancolía de aquellos días de riesgo y pavor absolutos. Y desde el más huraño rincón de mi ser deseé que esos años de rabia y desesperanza regresaran. ¿Dónde estás indomable Paco?, ¿qué desmadre estarías haciendo a las puertas de la Conferencia del sida en México? Estoy seguro que a mí y a muchos ya nos estuvieras partiendo la jeta a chingadazos hasta hacernos reaccionar.
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Letra S • 132 • julio 2007
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Letra S • 132 • julio 2007
Entrevista con la demógrafa Susana Lerner
Restricciones al derecho a decidir, herencia de la tradición católica
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ablar de aborto inducido en América Latina es hablar del peso del catolicismo sobre nuestras sociedades secularizadas. El tema es símbolo y trinchera que no permite una segunda ojeada: la estridencia de las condenas eclesiásticas, el juego de la fe, nubla las referencias a su carácter de salud pública. En medio de la discusión legal que se avecina en la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el tema —a propósito de la aprobación de la reforma que permite la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación en la ciudad de México—, vale la pena hacer un recorrido por la situación latinoamericana. Sobre el tema charlamos con la investigadora Susana Lerner, de El Colegio de México, quien ha publicado un análisis sobre la discusión en torno al aborto en la región entre 1990 y 2005, “El aborto en América Latina y el Caribe”. El estudio puede consultarse en línea en: http://ceped.cirad.fr/cdrom/ avortement_ameriquelatine_2006/ A continuación, parte dse la charla.
ses como los centroamericanos la influencia de la Iglesia es mucho mayor. En algunas naciones ya se ha iniciado con mayor fuerza un proceso de democratización, de ciudadanía. Ahí están los movimientos de mujeres que pugnan por el derecho de ellas sobre su reproducción. Son las que han estado influyendo en las instancias legislativas, como en el caso de México. En América Latina hay ocho países que permiten el aborto sin ninguna restricción, entre ellos Cuba, Puerto Rico y Barbados, pero además están las islas que fueron territorios franceses. En contraste, hay países donde el aborto no se permite bajo ninguna circunstancia a pesar de que la práctica de ese proce-
¿Cuáles son las particularidades de la región de Latinoamérica y el Caribe en el tema del aborto? Las legislaciones de la mayoría de los países latinoamericanos tienen su origen en los países que los colonizaron, altamente conservadores. Por otro lado, prácticamente todos los países de la región son católicos, donde la fuerza de la Iglesia es muy importante. En paí-
dimiento es muy amplia. Mi conclusión es que las leyes restrictivas no impiden sino que, al contrario, fomentan la práctica clandestina. ¿En qué difieren las consecuencias para una mujer que se somete a un aborto clandestino y una que lo hace legalmente? Los registros y la información con la que contamos es muy parcial, no son cifras exactas. Hay un subregistro muy grande tanto en las encuestas como en los registros hospitalarios, pues no todas las mujeres acuden a los hospitales por abortos ni todas las mujeres los declaran, porque están en un contexto cultural, social, moral y familiar altamente conservador que estigmatiza y sanciona a las mujeres que llevan a cabo el aborto. Sin embargo, al mirar las estadísticas de la morbilidad y la mortalidad materna, la tasa debida al aborto en el caso de Cuba, donde es legal, está en los niveles de países como Francia, frente a la tasa de otros países donde el aborto llega a ser la primera o segunda causa de muerte materna.
Foto: Manuel Álvarez Bravo, El ensueño (1931)
Por Rocío Sánchez
¿Cuáles son los principales obstáculos en la región para flexibilizar las legislaciones en materia de aborto? Las fuerzas sociales que se oponen a ello, como la Iglesia Católica y los grupos de derecha, que todavía quieren controlar la vida de las mujeres. Otro de los problemas es la interpretación de las leyes. Por ejemplo, en Uruguay el aborto se considera ilegal pero hay atenuantes como las condiciones económicas adversas. Entonces hay
una gran diferencia entre la legislación del aborto y la práctica del aborto. Una de las cosas que hay que hacer es la regulación de las leyes para que no sean leyes en desuso. En el caso de chicas que han sido violadas y quedan embarazadas, a veces se les solicita la autorización de un médico, del padre, del compañero, y esos trámites burocráticos retrasan el procedimiento hasta llevarlo más allá de las 12 semanas en que se permite. ¿Cuál es la interacción de los hombres en esta problemática? La participación de los varones está condicionada por contextos culturales, religiosos y morales, pero sobre todo por los roles asignados al varón. Ellos son los que dominan, los que deciden cuándo y cómo tienen relaciones sexuales. En el caso de la reproducción, generalmente los varones dicen que la regulación de la fecundidad es una decisión de la mujer, la mujer es la responsable de cuidarse. Respecto al aborto, la postura de los hombres varía en función del tipo de su relación con la mujer. En caso de relaciones legales o de noviazgo donde hay lazos emotivos fuertes, sí hay una corresponsabilidad y el varón participa, aunque finalmente la decisión de abortar la consideran propia de la mujer. En cambio, en el caso de relaciones no formales —extra conyugales o preconyugales— los hombres generalmente son indiferentes ante un embarazo no deseado. También tiene que ver con la trayectoria de los hombres, por ejemplo, en su primera relación se desentienden, pero en la segunda o tercera relación van adquiriendo conciencia del problema.
Católicas por el Derecho a Decidir
Por la vida de las y los jóvenes: una cultura de la prevención n La realidad que vive la juventud mexicana es desalentadora; sus derechos en general son violentados, existe una falta de atención y acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, así como de una educación sexual integral necesarios para una vida digna. De lo anterior nos dan cuenta los siguientes datos: 48 por ciento de la población joven con actividad sexual no usa ningún método anticonceptivo;1 de 1983 al 2006, se han registrado 107 625 casos de sida, de los cuales 78 por ciento se presentan en personas de 15 a 44 años de edad;2 9.1 por ciento de las muertes de mujeres jóvenes son por embarazo precoz, parto y puerperio, lo que representa 718 mil muertes anuales y la convierte en la tercera causa de decesos en esta población3. La Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por Homofobia reporta que cada tres días es asesinada(o) un joven por homofobia. Esta realidad impacta a los más de 30 millones de jóvenes en México, quienes desconocen sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos, lo cual resulta una violación a estos derechos que son parte integrante de los derechos humanos. Además de estos datos preocupantes aún existen tabús y prejuicios que permean las prácticas sexuales de las y los jóvenes, y los colocan en un estado de vulnerabilidad con alto riesgo. Según datos de la Encuesta de Opinión sobre Factores de Vulnerabilidad ante el VIH/sida entre Jóvenes de Preparatorias Públicas,4 una tercera parte de las y los jóvenes creen que el VIH es un castigo para la humanidad; 23 por ciento opina que no es necesario usar condón con una pareja estable, casi la mitad usa solamente el condón algunas veces o nunca; el 74.2 por ciento piensa que su pareja no podría transmitirle el VIH/sida o alguna otra ITS, la razón principal por la cual se piensa esto es porque “conocen bien a su pareja” (32.1 por ciento).
El contexto arriba mencionado nos revela la falta de conocimientos y habilidades sobre educación sexual de las y los jóvenes mexicanos, aún cuando algunos sectores consideren que se cuenta con la información suficiente para que puedan ejercer las y los jóvenes su sexualidad sin riesgos. Las estadísticas nos muestran una realidad preocupante que nos exige generar mecanismos y recursos que disminuyan la vulnerabilidad que coloca a los jóvenes en situación de alto riesgo. Para ello consideramos necesario que jóvenes, padres de familia, maestros, orientadores, prestadores de servicios de salud, medios de comunicación tejan en conjunto una cultura de la prevención. Una cultura de la prevención se construye mediante un proceso donde el contexto de la democratización, la información y la participación de la sociedad civil resultan clave. Dicha cultura sólo puede darse como un proceso de aprendizaje, que debe comenzar en nivel preescolar y continuar a lo largo de toda la vida. Debe ser una cultura que fomente en niñas, niños, adolescentes y jóvenes prácticas de autocuidado, respeto a si mismas(os), toma de conciencia; hechos que en su conjunto posibiliten una situación de bienestar. En esta cultura es necesario alimentar acciones de información, educación y comunicación; crear espacios de reflexión dirigidos a adolescentes y jóvenes con el fin de promover las ventajas de contar con información adecuada para la toma de decisiones asertivas. Apoyarse en los medios de comunicación es un recurso central, pues gracias a la difusión que le den al tema se hará posible extender a un mayor número de personas la incidencia de conceptos clave, lemas, contenidos. Fomentar una cultura de la prevención es clave para vivir una sexualidad placentera y sin riesgos, para que las y los jóve-
nes, hagan suyo el lema “porque me quiero me cuido”. Para ello es importante: comunicar, hablar, nombrar a la sexualidad como parte integrante de la vida de las mujeres y los hombres, presente en el desarrollo humano desde el nacimiento hasta la muerte del individuo; hacer visibles las dudas, falsas creencias, prejuicios, temores, miedos, vergüenzas entorno a ésta; informar los contenidos, que deben ser científicos, claros, precisos, objetivos, comprensibles; educar en un proceso de formación e información cuyo fundamento básico sea la explicación científica de la sexualidad. Lograr una cultura de la prevención para que las nuevas generaciones tengan una vida sexual y reproductiva digna como aspiración de toda sociedad democrática, nos convoca a continuar impulsando las distintas campañas de bienestar que en materia de salud sexual y reproductiva hoy construimos desde la sociedad civil.
1 Encuesta Nacional de Salud, 2000 2 UNAIDS. 2006 Report on the global AIDS epidemic. May, 2006. 3 Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Causas de morbilidad hospitalaria según lugar de importancia 1998-2004, México, INEGI, 2004 4 Católicas por el Derecho a Decidir, Red Nacional Católica de Jóvenes por el Derecho a Decidir e Investigación en Salud y Demografía. Encuesta de Opinión sobre Factores de Vulnerabilidad ante el VIH/Sida entre Jóvenes de Preparatorias Públicas, CDD-RNCJDD, México, 2006.