Letras enlazadas - Núm 11

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Letras Enlazadas

NÚM. 11 - MARZO 2014 - AÑO I LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Colaboradores

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Carta de la directora

Y todo es gracias a vosotros, sí, como leéis ha vosotros porque sin vosotros este proyecto no seria posible por eso un millón de gracias.

Y todo es gracias a vosotros, porque de no leernos y seguirnos, este proyecto no seriaposible. Por eso ¡Un millón de gracias!.

¡¡¡100000 visitas!!! Sois impresionantes.

Un mes más muchas gracias

Samy S.Lynn

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Sumario RELATOS

Foto portada:

Letras Enlazadas

Adiós Mireia . . . . . Edda . . . . . . . Una familia unida . . . . Descubriendo un nuevo mundo. Capítulo 1 La hermandad de la llama negra. Capítulo 1

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MICRORELATO

Era un sueño . . . . . 50 ANTOLOGÍA “MI PRIMERA VEZ”

“ESCUELA DEL DELIRIO”

Narrador omniscientes . . . . 55

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POESÍA

Amor discreto . . . . . 63 NOVELAS Directora, escritora y reseñadora:

Samy S.Lynn Escritores:

Vanessa González Villar Cristina Calahorro Zafra R. Soto O. A. Hanksler

Falsas apariencias . . . . 66 El libro de Gabriel . . . . 68 Memorias de Idhun - La Resistencia . 70 LOS MISTERIOS DE CRISTINA

La Atlántida . . . . . 75 CONCURSOS

1.er Concurso Literario de Temática Erótica 78 1.er Concurso Literario de serie Z . 80

Pilar Descalza

PUBLICACIONES

Haimi Snown

TROS COLABORADORES 82

DE

NUES-

José Ramón Peces Correctora y escritora:

Asia Lafant Reseñadora:

Sally Night Mare Diseño y maquetación:

Francisco Miguel López Gallardo

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RELATOS LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Adiós Mireia Es esto una despedida, un adiós para siempre y en mi corazón se queda el dolor y una pregunta a la que jamás tendré respuesta: ¿Por qué te fuiste, Mireia?

Recuerdo la primera vez que te vi con tu camiseta de Hello Kitty y tu trenza. Eras muy distinta a todas las demás, tan distinta que ni siquiera te presté atención; yo estaba loco por tu prima Lorena. Ella pasaba de mí y me hice amigo tuyo sólo para estar más cerca de tu prima. Al final lo conseguí, me lié con Lorena pero no era lo que esperaba. En esos meses algo había cambiado. Me había acostumbrado tanto a ti que no podía pasar un sólo día sin verte, sin hablar contigo. La primera vez que te besé pensé que me rechazarías, pero no fue así; hacía ya mucho tiempo que esperabas ese beso. Tú siempre fuiste más lista que yo y mucho antes que te dijera que te quería, tú ya sabías que era cierto. Diez años a tu lado no han sido suficientes porque yo pensaba en mucho más tiempo; tal vez toda una vida. Ahora sólo me quedan los “me hubiera gustado”. Me hubiera gustado que me hubieras visto aprobar las oposiciones, me hubiera gustado que hubieras visto nuestro primer piso juntos, me hubiera gustado casarme contigo (aunque no crea mucho en estas cosas), me hubiera gustado tener un hijo contigo (o una hija; tú siempre decías que sería niña). Pero sobre todas las cosas, me hubiera gustado poder decirte dos mil millones de veces más que TE QUIERO.

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Por desgracia también recuerdo la última vez que te vi; y es lo que mejor recuerdo. Llevabas una trenza (algo que jamás cambiaste pese a tener ya 25 años) y mi camiseta del equipo (debo decir que jamás te perdiste ningún partido pese a que no te gustaba mucho el fútbol); creo que nunca te di las gracias. Te gustaba subir siempre a lo más alto, tu afán de superación no te permitía perder en ningún deporte, ni tan siquiera en el parchís. “Vale, Mireia, has ganado tú. ¡Baja ya!”. Tú te reíste, te encantaba hacerme repetir las cosas dos veces. Fue la última vez que te vi sonreír. Tardaste 2 segundos en caer, los más largos de toda mi vida. A partir de ahí todo cambió. Me hubiera gustado que me miraras por última vez; yo entendía muy bien tus miradas, siempre fue así. Pero no me diste ni esa oportunidad. Directamente caíste en otro mundo.

Te has ido y gran parte de mí lo ha hecho contigo. Y ahora viene la parte más difícil: ME TOCA APRENDER A VIVIR SIN TI.

Vanessa González Villar

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Edda Se alegró de encontrar aparcamiento tan cerca de la playa. Normalmente en los meses de verano no hubiese sido tan fácil, pero las hojas amarillentas de los árboles caducos adornaban ya el paseo marítimo. Sonrió bajando de su automóvil y lo rodeó para abrir la puerta del copiloto, dejando salir a una enorme bola de esponjoso pelaje anaranjado, Zeus. El gato dio un brinco descomunal aterrizando en el límite entre el asfalto y la fina arena. Por unos instantes pareció que iba a perder el equilibrio, pero el animal ágil como era se irguió orgulloso y alzando su cola grotescamente volvió junto a su amo y ronroneando se restregó contra la pernera de su pantalón. —¡Vamos zalamero!—le dijo al felino mientras que con la mano le indicaba que lo siguiera. El hombre respiró profundamente,aspirando el balsámico aire de mar matutino. Miró a ambos lados de la avenida y comprobó que estaba desierta. Se quitó los zapatos y calcetines y se arremangó los pantalones. Un agradable calor recorrió todo su cuerpo al contacto de sus pies con la cálida arenisca. Se adentró un poco más, seguido de su fiel acompañante, que lo seguía sin saber hacia donde se dirigían. Llegado un punto Santiago paró, quedándose quieto durante un buen rato. El gato emitió un maullido de aprobación y haciéndose un ovillo se dispuso a dormir. El pecho del hombre empezó a agitarse con fuerza, sus ojos se humedecieron , estaba llorando.

Se sentó percatándose que allí la tierra era más húmeda. Miró a su minino pelirrojo y

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enjuagándose las lágrimas lo llamó.

—Zeus...¡Ven! —fue más una súplica que una orden, pero el animal obedeció sin pensarlo. —Buen chico —murmuró complacido mientras acariciaba su suave pelo. Después miró al horizonte y suspiró. —Amigo mio...¿Sabes? , hoy hace un año —le dijo mientras ponía su cazadora de cuero a un lado.

Los grises ojos del gato lo observaron como si entendiera sus palabras.

—Comenzó como un día cualquiera, era soleado —recordaba en voz alta mientras se quitaba la camiseta dejando al descubierto un tatuaje con el nombre de ella. —...Yo tenía frío. ..pero ella...Edda nunca lo tenía —una carcajada surgió estrepitosa de su garganta sobresaltando a su mascota. —...Aun así la seguí..¡Siempre la seguía! —su tono de voz volvía a ser apacible. Santiago se deshizo de sus pantalones tirándolos a un lado.

La piel se le erizó por el frío ,pero él ya no era consciente de aquello.

—Recuerdo su risa divertida mientras desnuda se metía en el agua. —Santiago escondió su cabeza entre las rodillas, al tiempo que se balanceaba adentrándose en una inmensa y triste locura.

Se levantó y sin mirar atrás se adentró en el mar. Zeus histérico, comenzó a maullar llamando a su dueño, que parecía no escucharlo. El cuerpo del joven se distanciaba del animal que dando vueltas sin cesar no sabía qué hacer. El cielo se nubló como aquel fatídico día, y las aguas se tornaron turbulentas.

Éstas furiosas azotaban el cuerpo del chico que ajeno seguía introducién-

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dose en el agua. Llegó el momento en que sus pies no tocaron fondo y su cuerpo se hundió sin mas. No sintió miedo ,simplemente cerró los ojos y se dejó llevar.

—¡Santiago! —la voz apacible de su esposa lo sacó de la ensoñación en la que lo habían introducido los golpes contras las rocas.

Abrió los ojos, Edda lo miraba amorosa, parecía un ángel. Llevaba el vestido blanco que a él tanto le gustaba, iba maquillada, pero no en exceso, llevaba sus negros rizos recogidos en una coleta alta.

—¿Estás viva?... ¿Dónde estamos?... ¿He muerto? —la atabaló a preguntas, mientras nervioso miraba alrededor dándose cuenta de que estaban en medio de la nada. —Santiago ,querías estar conmigo y es lo que ha ocurrido —sentenció la mujer acariciándole la mejilla.

El hombre complacido la abrazó feliz sintiendo el roce de la piel de su amada y el aroma de su perfume. Una luz cegadora lo interrumpió en su alegría, produciéndole una profunda paz.

—Debemos ir hacia ella —le informó la mujer.

Ambos cogidos de la mano se elevaron dirigiéndose a su nueva vida, de nuevo juntos.

Cristina Calahorrro Zafra

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Una familia unida James estaba justo en el centro del salón. La habitación había dejado de dar vueltas pero aún sentía un poco de aturdimiento.

Parpadeó con fuerza, tratando de centrarse. Una, dos y hasta tres veces.

La lámpara de lectura, apoyada sobre la mesita que había junto al sofá era lo único que emitía luz a la acogedora estancia, dotando de un leve y apacible color amarillento a las paredes. Las vigas de madera que adornaban el techo, barnizadas quizás en exceso, trazaban una cuidada decoración rústica que contrastaba con algunos muebles modernos. El conjunto daba una calidez inusual en comparación con el frío hibernal que azotaba sin piedad el exterior.

La chimenea estaba apagada. Solo se usaba en ocasiones especiales o visitas de familiares que muy de cuando en cuando se acercaban por la casa. En su lugar el suelo irradiado desprendía un calor inmenso, que lo inundaba todo. Durante las noches de invierno procuraban mantener siempre la calefacción a la máxima potencia. En ocasiones podía llegar incluso a agobiar. Por su orientación era una casa fresca todo el año y de no hacerlo así no podían estar a gusto. Las facturas que cada mes llegaban era otra historia, ya no tan agradable.

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Junto a uno de los grandes ventanales, el principal por así decirlo, que ocupaba toda la pared comenzando a ras de suelo y terminando casi en las molduras del techo y que servía de marco para el fantástico paisaje que de día ofrecía el cuidado y soleado jardín, estaba aún el viejo árbol navideño de plástico que año tras año proporcionaba a la casa espíritu navideño. Ya no lucía sus adornos porque se habían descolgado hacía casi un mes, pero como siempre ocurría era tan complicado desmontar aquel armatoste que casi apetecía dejarlo decorando la estancia hasta la siguiente Navidad. En una ocasión se guardó en el mes de junio tras un relajado baño en la piscina.

—Hola cariño. ¿Qué haces despierto a éstas horas?

James se giró sin sorprenderse lo más mínimo.

Pudo ver a su madre. Estaba observándolo en el descansillo de las escaleras que subían al primer piso. Su cara reflejaba cansancio y se le notaba un aura de somnolencia que la rodeaba por completo.

—Nada mamá. No me podía dormir —contestó esbozando una amplia sonrisa. —Es que al ir al baño he visto luz e imaginaba que te habrías dormido viendo una película o algo.

James dio un suspiro de aburrimiento, procurando no perder la falsa y estúpida sonrisa que tanto esfuerzo le estaba costando mantener. Aquella conversación le parecía ya demasiado tediosa. Siempre igual. Siempre lo mismo.

—Tranquila mamá. Sigue durmiendo.

Su madre bostezó sonoramente.

—De acuerdo mi vida. No tardes en acostarte.

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Y sin esperar respuesta dio media vuelta y deslizando su mano por el pasador de la barandilla subió de nuevo las escaleras. Permaneció plantado allí en medio hasta escuchar como la puerta de la habitación de su madre se cerraba tras ella. En ése momento volvió de nuevo su semblante serio.

El ligero mareo que le provocaba cada viaje por fin había desaparecido. Ya no estaba aturdido y se sentía como de costumbre, lleno de energía.

Consultó el reloj de su muñeca. Las dos menos cuarto de la mañana. La hora le hizo pensar y se mantuvo absorto en sus pensamientos mientras veía cómo el segundero digital de su viejo Casio avanzaba poco a poco.

—Ya van seis —dijo.

Bajó de nuevo el brazo y se preguntó por última vez qué debía de hacer. En el fondo sabía la respuesta. Sus instintos más primarios volvían a apoderarse de su cuerpo. La razón y la lógica quedaban a un lado, eclipsados por sus impulsos.

—Vamos a por la séptima y a dormir.

Acto seguido y tras decir esto en voz alta se dirigió hacia una pequeña puerta decorada con flores de papel maché de infinitos colores. Estaba junto a la entrada principal del viejo pareado. Ésta puerta era distinta a la del resto de la casa. Más estrecha que las demás escondía tras de sí unas escaleras minúsculas en anchura. Solo podía subir o bajar una persona. Dos no cabían. Conducía al sótano, rehabilitado hacía dos años por su padre.

Inmerso en sus propios pensamientos abrió la puerta y bajó varios escalones hasta entrar en el pasillo, que descendía inclinado como un abismo. La cerró tras de sí y siguió bajando escalón tras escalón, atravesando a cada paso una penumbra absoluta. Era una delicia caminar descalzo por ellos pues una gruesa moqueta la cubría por completo. Deci-

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dió no encender la luz. No era necesario. Conocía el camino tan bien que aún quedando ciego podría desplazarse sin problemas por toda su casa.

Al llegar a un descansillo tenía ante sus ojos dos opciones. Dos únicos caminos que tomar. A su izquierda el cuarto de la lavandería, donde tan sólo encontraría una vieja secadora, el calentador eléctrico de la casa y dos lavadoras. Una no funcionaba. No, esa habitación no interesaba. El dilema era sencillo. La solución obvia. Se decidió por la alternativa número dos.

Al igual que su antecesora esta puerta también era especial, y no precisamente por su estrechez. Tenía entre el contrachapado una voluminosa placa de espuma que servía para amortiguar el sonido. A simple vista no se podía percibir, pero ahí estaba, encargada con dicha finalidad e instalada en su interior. Desde fuera daba la sensación equivocada de ser una puerta corriente, pero sólo abriéndola se podía comprobar que su grosor distaba mucho de ser el habitual. Más del doble que una normal.

Cogió con delicadeza la manecilla y la giró con sumo cuidado para no generar sonido alguno. Lentamente. En caso contrario el quejido de los resortes de la cerradura era un viejo conocido, parecido al maullido de un gato. No le convenía romper aquel silencio.

Una vez abierta entró en el cuarto y la volvió a cerrar.

Aquella calma espectral le dio la bienvenida. Si aguzaba el oído lo único que podía percibir era una suave respiración al fondo. Los gruesos muros de revestimiento amortiguaban cualquier sonido procedente del exterior o del interior de la propia casa. La insonorización que tanto dinero había costado era perfecta. También la razón por la que ella había decido trasladarse al sótano a vivir. Poder tocar a cualquier hora o cuando se sintiera inspirada era un privilegio que no todos los estudiantes de música podían permitirse.

A la izquierda del dormitorio se encontraba como agazapado y entre tinieblas el piano

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de su abuela. A su lado una vieja guitarra y sobre él una minúscula ventana que aunque observada desde dentro rozaba el bajo techo, en realidad se encontraba a ras de suelo del exterior. Aunque medía unos escasos veinte centímetros en largarie podía competir y ganar en comparación con cualquier ventana de la casa. A pesar de lo ajustado que era, por las mañanas dejaba entrar una cantidad de luz increíble. Estaba sellada para proporcionar la mayor estanqueidad de humedad posible. En alguna ocasión, cuando había llovido mucho el agua llegaba incluso a inundar por completo la vista al jardín. Como un acuario. Era lo más parecido a mirar por la escotilla de un barco cuando en alta mar está escorado en medio de un gran oleaje. Como era lógico no se podía abrir.

La cómoda de madera tenía a su izquierda un enchufe, ocupado por un indicador lumínico de color naranja que ofrecía una luz muy tenue.

A su lado estaba la cama, y sobre el colchón, tumbada boca arriba y ligeramente destapada ella, sumida en un profundo sueño. Las sábanas frescas, color hueso y de un material parecido a la seda, le llegaban hasta las rodillas. Tenía una pierna estirada por completo y la otra flexionada hacia un costado. Un brazo acomodado bajo la almohada y el otro dejado caer sobre su cintura. La postura que tenía era relajada y sexi al mismo tiempo.

James se acercó con sigilo hasta los mismos pies de la cama. Quería estar lo más cerca posible de ella. Una vez allí se quedó observándola con detenimiento, estudiando cada detalle que la escasa luz podía mostrarle de su cuerpo. Los pantalones cortos que vestía no soportaban ya la poderosa y más que visible erección que sufría. Se los bajó hasta los tobillos desnudando el cordón blanco que los anudaba y dejándolos caer. Con un golpe de pie los apartó hacia un lado. También se quitó la camiseta sin mangas de la NBA que llevaba puesta y la tiró al suelo. Ahora todos sus músculos, perfeccionados desde su más tierna adolescencia en el gimnasio, resplandecían en la oscuridad.

Tardó unos minutos en agacharse. La miraba embobado. Agarró con fuerza las sábanas que en parte la cubrían y estiró de ellas con suavidad. Poco a poco y sin prisa iba

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descubriendo aquel pastel que tanto le gustaba. Era su momento preferido. Un poco más. Un poco más. Al final se deslizaron solas por el peso hasta caer de la cama sin apenas hacer ruido.

Allí estaba. Tan hermosa. Tan perfecta. Tan delicada. Tan inocente. Tan dulce. Dueña de un cuerpo tan escultural que James no podía imaginar que pudiese existir un hombre sobre la faz de la Tierra que no se dejase hipnotizar por aquel ser extraordinario.

La calefacción hacía de la casa un horno y dormía semidesnuda. Lo único que la tapaba era un casi trasparente culot negro que siempre que estaba disponible usaba para dormir. Era el más cómodo que tenía. Sus gomitas estaban dadas de si de tanto uso, lo que hacía que apenas las notase. Por el continuo cambio de postura mientras dormía se habían ido deslizando hacia abajo. La boca de James se hacía agua. Estaban a ras de su sexo, dejando entrever una fina línea de vello púbico que lo enloquecía por momentos. Más arriba su estrecha y tersa cintura mostraba con orgullo, como si de un expositor de lujo se tratase, su inmejorable ombligo. Una camiseta interior de tirantes blancos, muy fina, no daba tregua a la evidencia y revelaba sin parangón sus dulces senos, cuyos pezones se marcaban perfilando dos montañas perfectas. A pesar de estar boca arriba sus imponentes y desarrollados pechos se mantenían firmes, mofándose de la gravedad del planeta. Era una de las ventajas de tener diecinueve años. Su abundante melena lisa, rubia y con ciertos tonos rojizos, le caía despeinada por los lados. A pesar de la poca luz que desprendía el indicador luminoso de la pared y de la escasa y casi inexistente procedente de la Luna llena, se llegaba a discernir con cierta claridad el reflejo de sus labios humedecidos. Tan carnosos. Tan apetecibles.

La postal estaba cargada de erotismo de tal modo que el miembro de James comenzó a balancearse por sí solo de arriba para abajo, solicitando atención urgente. Lo tenía tan erecto que incluso sin mirar podía notar como la piel de la zona le tiraba y no daba más de sí, tensa a más no poder para dar cancha a todo su deseo.

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Cogió su mano derecha, se escupió sonoramente en la palma y se agarró el pene con firmeza, deslizándolo con fuerza una y otra vez, masajeándose sin miramientos cada centímetro de su nada despreciable miembro. Los testículos se le contrajeron hasta casi desaparecer a causa de la excitación. Su respiración se agitaba. En el fondo deseaba que ella despertara para que lo sorprendiera ahí, parado frente a ella.

Necesitaba tocarla. Olerla. Sentirla.

Con suma delicadeza se sentó sobre la cama, a su izquierda. Cambió de mano para continuar tocándose mientras que con la derecha, medio tumbado, acariciaba su cuerpo.

Primero y como siempre hacía se centró en sus pies. Aquellos deliciosos y cuidados pies. Tan delicados y perfectos. Nada más rozarlos no pudo evitar querer correrse ya. Su excitación estaba demasiado acelerada, por lo que bajó el ritmo y continuó con su peculiar exploración. Trató de tranquilizarse para no perder el control. Quería seguir disfrutando. De repente le entraron unas casi incontrolables ganas de lamerlos, pero no podía dejar de pensar en seguir subiendo por su cuerpo. Los seguía acariciando con ternura mientras ella se movía un poco con algún que otro acto reflejo. James sabía que aún no se iba a despertar.

Con la yema de los dedos siguió recorriendo su piel a través de sus gemelos. Dejó atrás sus rodillas, con aquellas rótulas tan femeninas que apenas se notaban. Un poco más arriba se detuvo otra vez para comenzar a acariciar la parte interior de sus muslos. Primero con un par de dedos, después con toda la palma de la mano.

Samantha se estremeció, resoplando con fuerza. Inconsciente y navegando aún a través de sus sueños abrió un poco más las piernas.

Con una invitación tan sugerente no lo dudó un momento y abriéndose paso con ayuda de su índice apartó con cierta maña la parte inferior del culot, dejando al descubierto parte de su sexo. Se detuvo unos segundos para sentir con timidez sus ingles. Ella comen-

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zó a suspirar con notoriedad y se abrió un poco más, mostrando por completo sus secretos más ocultos.

Poco a poco, mientras acariciaba sus labios, la humedad en sus dedos no se hizo de rogar. Sin previo aviso y como si de un manantial se tratase empapó no solo toda su mano, sino que chorreaba de placer hasta mojar el colchón. Los suspiros se convirtieron en pequeños gemidos, aún casi imperceptibles. James estaba tan excitado que respiraba con dificultad. Le introdujo un poco sus dedos. Con mucho cuidado. Primero uno. Después tres. Jugando con ellos. Moviéndolos con soltura en su interior. Vibró de placer.

James no podía ignorar aquello y sin aguantar un segundo más se incorporó sobre ella hasta que los labios de su boca tocaron los de su sexo. Ahora ya sin miramientos y movido por el deseo que se desprendía de cada poro de su piel, apartó la delicada ropa interior y comenzó a degustar todo lo que aquella fuente le proporcionaba. Podía notar en la punta de su lengua como el clítoris subía de temperatura, dilatándose hasta la extenuación. Unos grados más y aquello podría haberle quemado. Samantha entonces abrió todo lo que pudo las piernas para dar acceso al placer que se le estaba proporcionando. Sus pequeños gemidos subían de tono con cada lametón. El sabor de su flujo era joven y delicioso. Para James ahogarse en él sería una de las muertes más dulces que podrían existir.

Llegado a este punto sabía muy bien en qué momento debía dar el paso hacia el siguiente nivel, y sin esperar más así lo hizo. Era ahora o sería tarde para hacerlo.

Dejó de proporcionarle placer oral, se incorporó un poco y refregó su cuerpo contra el de ella hasta que sus caras se encontraron frente a frente. Aquello significaba que sus sexos se estaban rozando, encarados uno contra el otro. Se ayudó de sus manos para apartar de nuevo su ropa interior, que sin querer volvía a molestar, y acomodó la cumbre de su miembro en la entrada de su perdición. No costó nada fusionarse con ella. Entró de golpe. Sin esfuerzo alguno ni resistencia. Su sexo estaba tan jugoso y húmedo que ambos resbalaban de placer. La primera embestida fue suave. Las siguientes no tanto. Lo hacía

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como un loco mientras las piernas de ella lo rodeaban con fuerza para intentar notarlo más adentro.

Aprovechó para besarla. Samantha sacó su lengua y saboreó la boca de James. Ambos gemían con fuerza. Gozaban juntos.

Fue entonces cuando de pronto ella abrió los ojos de par en par. Se despertó ipso facto, desvelándose de inmediato y abandonando aquel sueño para siempre.

Su cara de placer y disfrute se transformaron en milésimas de segundo. Primero se convirtió en una de sorpresa que evolucionó a otra muy distinta. Era de terror. Miraba a James desconcertada sin entender nada de lo que estaba ocurriendo.

Intentó levantar las manos pero él no solo era más rápido que ella sino que la superaba en fuerza bruta. Con un gesto casi calculado al milímetro agarró sus muñecas, inmovilizándola por completo mientras la seguía penetrando, ahora con dureza.

—¡¡¡ NO JAMES QUÉ HACES!!!

No contestó. Se limitó a clavarle la mirada con una amplia sonrisa de satisfacción.

—¡¡¡NO JAMES POR FAVOR!!! Déjame en paz… ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOO!!!

Sus gritos retumbaban con fuerza en la habitación, pero no salían de ella.

James seguía cabalgando sin descanso, cada vez más excitado. Le costaba concentrarse y mantener el ritmo pues Samantha intentaba con todas sus fuerzas escabullirse y tenía que mantenerla lo más inmóvil posible para continuar

En un acto de desesperación y usando la adrenalina que su cuerpo le estaba sumi-

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nistrando levantó todo lo que pudo la cintura, elevándolo en el aire para dejarlo caer con fuerza. Su miembro se salió por el movimiento y ella aprovechó el momento para intentar ladearse y cerrar las piernas.

La ira en sus ojos era más que notable y tomando impulso, echando el brazo hacia atrás todo lo que pudo, la golpeó en la cara con una fuerza terrible, dejándola atontada unos instantes. No tardó en intentar penetrarla de nuevo y una vez más Samantha se resistió todo lo que pudo mientras pedía auxilio. Dos nuevos puñetazos directos a los pómulos la dejaron fuera de combate. Le sangraba la nariz a borbotones. James, forzándola y valiéndose de su corpulencia se puso encima de ella y de nuevo se unió a su cuerpo. Ya no se resistía como antes ya que por los golpes estaba semiinconsciente. A causa de ello la sequedad se hizo de notar. La excitación había desaparecido para no volver nunca más. Aún así y todo él disfrutaba con cada movimiento que hacía.

—Socorro… Soco… ¡¡¡SOCORROOOOOOOO!!! —¡¡¡Que te calles hostia!!!

Otro puñetazo hizo que no se moviera más salvo para retorcerse de forma mínima. Lo que sí que se le movieron fueron unos cuantos dientes, desplazados hacia dentro unos milímetros por el impacto. Fue suficiente para dejarla bloqueada al sentir una oleada de dolor indescriptible.

—James qu… qué haces…. —Que te calles. —Soy… soy… —¡¡¡QUE TE CALLES QUE ME DESCONCENTRAS JODER!!!

Samantha lo miró con una extraña mirada, nueva para ella pues nunca la había usado hasta entonces, conocida y familiar para él. Una mezcla de componentes extremos. Una inusual mezcla entre el odio, la ira y la pena. Todo al unísono.

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—Qué has hecho James. Soy… soy tu hermana…

En esta ocasión fue un codazo, ya que a esas alturas tenía muy doloridos e irritados los nudillos. Quedó noqueada de forma definitiva.

Ya no se movía.

Ya no se resistía.

La fiesta estaba sin más a merced de James, que seguía bailando su danza psicópata y perturbada una y otra vez, durante un buen rato más, hasta llegar a tocar las estrellas con las últimas cargas. Un acto enfermizo que él había sabido aprovechar al máximo.

Su cuerpo tembló de placer. Era impresionante notar la tremenda sensación que tenía en aquel momento. Quiso quedarse dentro de su hermana un poco más, empujando por última vez, hasta notar que había derramado su locura en lo más profundo de su interior.

Por un instante abrió los ojos antes de volver a caer inconsciente. Fue tan solo un minúsculo fragmento de tiempo, pero lo suficiente como para poder ver a su hermano terminando de poseerla mientras le lamía los pechos con ansia, desgarrando su camiseta de tirantes. Antes de caer en la oscuridad consiguió pensar en algo, y era tan horrible lo que se le vino a la cabeza que la mente se le colapsó.

Entonces incorporó su cuerpo y se quedó mirándola en absoluto silencio unos cuantos minutos mientras trataba de recuperar el aliento.

Allí estaba ella, tirada como si fuese un clínex usado sobre un colchón ahora empapado en sangre. Su cara estaba amoratada y medio deformada. Por la hinchazón debía de tener fracturados ambos pómulos y la mandíbula. La belleza que la caracterizaba hacía unos momentos ahora estaba destruida, oculta tras un aspecto demacrado y roto.

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James no dejaba de sonreír. Se giró sobre su propio cuerpo y alargando el brazo cogió la guitarra que estaba apoyada contra el piano. La agarró con fuerza del mástil con ambas manos y como si fuese una especie de arma comenzó a golpear la cabeza de su hermana con todas sus fuerzas. Una y otra vez. Con ganas.

Hicieron falta doce golpes para que la guitarra quedara destrozada. Samantha solo notó el impacto de los dos primeros. Tras eso se hizo la oscuridad. Por suerte para ella no pudo ser consciente de lo que había sucedido. Jamás lo sería.

El cráneo de la que había sido alguna vez su hermana estaba no sólo hundido sino desgajado de toda característica humana, perdida en un marullo de huesos y masa gris esparcida por la cama. Incluso algunas salpicaduras de sangre habían alcanzado la estrecha ventana. La pared sin embargo parecía estucada en pintura roja.

Empapado de sangre de pies a cabeza abrió la puerta de la habitación tras soltar lo que quedaba de la guitarra y volvió a encontrarse de bruces con las escaleras, esta vez para subirlas. Dio un último vistazo a la terrible imagen que estaba postrada sobre la cama y no lo horrorizó. Comenzaba a estar acostumbrado. El cuerpo inerte que derramaba su misma sangre, goteando por un lado en el suelo, aún movía de vez en cuando las piernas a causa de impulsos nerviosos que aún no se habían apagado del todo.

Comenzó a subir las escaleras. Ya solo quedaba solucionar aquello. Le encantaba hacer lo que se le diese la gana sin tener la más mínima consecuencia. Al final de ellas abrió la puerta y en unos pocos pasos entró de nuevo al salón. La luz que iluminaba la lámpara junto al sofá le dio la bienvenida. Fue entonces cuando pudo observarse desnudo con toda claridad y detalle. Repleto de chorretones de sangre se miró los brazos y vio que tenía algo pegado en la muñeca. Era un trozo de hueso. Se lo espolsó como el que espanta una mosca sin darle mayor importancia.

Se colocó donde debía, en el punto exacto de siempre y se quedó allí plantado. De

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pie y sin moverse. Cerró los ojos con todas sus fuerzas y se concentró todo lo que pudo como sólo él sabía hacerlo. Debía de permanecer inmóvil y sin hacer temblar un solo músculo. Entonces la habitación comenzó de nuevo a dar vueltas. Cada vez más deprisa. Más deprisa. Pronto se sintió mareado y algo descompuesto, pero era normal.

Vueltas y más vueltas todo giraba a su alrededor.

Cuando James abrió los ojos volvía a estar allí, justo en el centro del salón. La habitación había dejado de girar. Su cuerpo volvía a estar vestido. Como siempre aún se sentía un poco aturdido, pero pronto se le pasaría. Era la única parte negativa que tenía viajar al pasado.

Parpadeó con fuerza, tratando de centrarse de nuevo. Una, dos y hasta tres veces.

—Hola cariño ¿Qué haces despierto a éstas horas?

James se giró sin sorpresa alguna, eso sí, sonriendo.

—Nada mamá. No me podía dormir. —Es que al ir al baño he visto luz e imaginaba que te habrías dormido viendo una película o algo.

Suspiró de aburrimiento. La misma conversación de siempre. Igual que en la ocasión anterior. Y la anterior. Y la anterior.

—Tranquila mamá. Sigue durmiendo.

Su madre bostezó sonoramente, como cada vez hacía.

—De acuerdo mi vida. No tardes en acostarte.

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Cuando se hubo ido James se quedó pensando. Calculando.

—Ya van siete —dijo.

Miró el reloj por enésima vez. Las dos menos cuarto de la mañana. Ni un segundo más.

—Bueno venga va, vamos a por la octava y después a dormir, que comienzo a estar cansado.

Dicho esto se dirigió al sótano. Puede que por última vez aquella noche o puede que no. Ni él mismo lo sabía. Lo único que tenía claro es que le hiciese lo que le hiciese a su hermana, mañana ella no sabría nada. Simplemente se levantaría de la cama, subiría a desayunar y su hermano estaría allí, sonriendo.

O. A. Hanksler

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Descubriendo un nuevo mundo Capítulo 1

Vicente

La veo entrar en los vestuarios, y justo antes de cerrar la puerta, cuando yo paso a dejar los vasos en la barra de la sala, se gira y me mira. Es morena, con el pelo liso largo hasta la cadera, mide un poco menos que yo y tiene unos ojos negros como la noche. En ese mismo instante mi corazón comienza a latir más rápido.

—Vicente, ¡VICENTE! —escucho como me llama Loles desde detrás de la barra—. ¿Se puede saber qué te pasa? —me pregunta cuando me giro hacia ella. —Nada, Loles, creo que he visto un ángel. —¿Quién? ¿La nueva? —dice arqueando una ceja. —¿La conoces? —Sí, es la nueva jefa de animación, se llama Helaine. Es muy dulce y amable, pero a la vez exigente y muy severa. —¿Me la presentarás? —¿Presentarte a quién? —dice una dulce voz desde mi espalda, y por la cara que

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pone Loles sé que es ella. —Hola, mi nombre es Vicente —digo a la vez que me sonrojo notablemente. —Hola Vicente, encantada —me responde dándome dos besos.

Lleva unos pantalones cortísimos de cuero, un top del mismo material, unas botas altas de al menos diez centímetros de tacón de aguja y se ha recogido su larga melena en una cola de caballo. Su maquillaje la hace más bonita, si eso es posible: lleva sombra de ojos azul claro con brillos blancos y unos labios rojos como la sangre. La sangre es lo que se me congela al verla sonreír como una Diosa.

Esa fue la primera noche que la vi, pero también la primera noche que noté cómo podía cautivar con su baile a todo ser humano, dando igual el género y la orientación sexual. Era tan dulce como la miel y tan provocativa como una serpiente. Se movía al ritmo de la música, no necesitaba enseñar más de lo que enseñaba para animar a todos y robarles el corazón. Su atuendo daba juego a la imaginación, y a diferencia de cómo iban las animadoras, ella no enseñaba nada. Cuando se terminaban sus veinte minutos sobre el podio bajaba, y en vez de descansar otros veinte, cogía su botella de agua y se iba a la pista grande a seguir bailando. Las compañeras no entendían como podía tener tantas pilas y yo al principio tampoco lo entendí.

Pasaron las semanas y comenzamos una relación. Entonces comprendí muchas de las vicisitudes que pasaban en la discoteca, ella era una Dominatrix nata, de nacimiento, y además algunas de las cosas que más la llenaban era la música y bailar. Era dulce y cariñosa, pero también era severa y dominante. Le gustaban los juegos, atarme a la cama, vendarme los ojos… Me encantaba ver cómo le brillaban los ojos de maldad cuando me disfrazaba de chica y me maquillaba. Más tarde me enteraría que eso se llama feminización y es un fetiche dentro del BDSM, pero entonces tan sólo era una forma de hacer feliz a la persona que más quiero en este mundo.

Cada día que pasaba con ella la adoraba más. Cuando llevábamos un año y medio

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comencé a cometer errores. Primero me ponía celoso hasta del aire que respiraba, no quería que nadie se acercara a ella ni que nadie la mirara. Necesitaba que estuviera siempre pendiente de mí, que yo fuera su centro de atención las veinticuatro horas del día, que para ella sólo existiera yo; ni la música, ni el baile, ni los libros, ni tan siquiera su familia. Un gran error por mi parte puesto que Helaine no permitía que nadie le dijera qué debía hacer. Vi como ella se centraba cada vez más en sus libros y en escribir en ese maldito diario que llevaba con ella a todas partes y no dejaba que nadie viera. Decidí darle una lección, le dije que me iba a casa a descansar y en vez de eso me fui con mis amigos de fiesta.

Samy S.Lynn

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La hermandad de la llama negra Capítulo 1

Castillo de Paignton, Inglaterra. Diciembre de 1892

La diligencia se detuvo después de seis horas de viaje dejando atrás los tenebrosos bosques de Swinley. Todo indicaba que los duques de Lavenham habían llegado a su destino.

El cochero de aspecto aseado y rostro serio se apresuró a abrir el portillo y a extender la corta escalerilla de madera que facilitara a los duques el descenso del carruaje.

Lady Marian Applewhite asomó la cabeza a través del portillo y se dispuso a descender lentamente los cuatro peldaños que separaban la flamante berlina del suelo firme con la ayuda del atento y servicial cochero. Este alargó su brazo derecho sin gesticular palabra alguna, y sujetó la mano de Lady Marian con firmeza hasta que hubo posado sus pies sobre el suelo.

Lady Marian era una mujer de armas tomar, una mujer chapada a la antigua a la que

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le gustaba tenerlo todo bajo control.

A sus cincuenta y dos años, desde que tenía uso de razón, no recordaba haber faltado ni un sólo domingo a la misa que se llevaba a cabo semanalmente en la parroquia de Santa Catalina. Era una mujer muy devota de una fe inquebrantable, que ante cualquier situación por poco complicada que fuera, no dudaba en pedir consejo espiritual al padre Jeremy Jones, el párroco de la iglesia.

Sentía una enorme debilidad por los sombreros, los tenía a cientos. Para todas las épocas del año, de toda clase de telas, con distintas decoraciones y de varios colores.

Cada vez que viajaba a un país lejano, sentía la obligación de adquirir un sombrero de aquel lugar. Poseía una magnífica colección, digna de ser expuesta en las vitrinas de un museo. Sus atuendos solían ser vestidos de corsé, muchos de ellos importados de Francia, el país vecino.

Durante uno de sus muchos viajes por tierras francesas conoció a Philipe Truffaut, uno de los mejores modistas de todo París, y cada vez que visitaba sus calles Parisinas, aprovechaba para que Philipe le confec-cionara uno de sus lujosos y costosos vestidos.

A pesar de llevar bastante maquillaje sobre su rostro, nada podía esconder las delgadas líneas que formaban unas pequeñas arrugas, y que se encontraban bajo sus ojos, ocasionadas por el paso del tiempo. Sus cejas perfiladas en forma de arco destacaban bajo una mirada triste y fría.

Solía presumir de sus largas y redondeadas uñas, que pasaba largos instantes de tiempo decorando bajo un pincel con varias tonalidades de colores rojizos, que utilizaba según la ocasión.

Siempre llevaba su larga cabellera, de la que asomaban bastantes canas, recogida

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en un moño que escondía bajo uno de los cientos sombreros que poseía.

Sus repentinos y constantes cambios de humor eran algo normal en ella desde la muerte de su único primogénito hacía tan solo ocho meses. Por esa razón visitaba a diario la parroquia de Santa Catalina, buscando la fuerza espiritual para poder soportar el dolor y la angustia que arrastraba desde que falleció el joven George a causa de una pulmonía.

Sir Charles descendió por la escalera, curvando la espalda ligeramente hacia adelante, mientras sostenía un sombrero de copa de color negro bajo su brazo. Al llegar a suelo firme se colocó el sobrero sobre la cabeza, dejando ver sus largas patillas blanquecinas, que se unían a su protuberante barba canosa, y con un gesto se colocó correctamente la larga capa oscura que colgaba sobre sus hombros.

Sir Charles era un hombre tranquilo y de ideas fijas. Adoraba el arte y poseía grandes obras de pintores reconocidos que colgaban sobre los muros de su mansión, una casa señorial del siglo XVII.

Tenía debilidad por la caza, deporte que practicaba a menudo junto a otros miembros de la aristocracia inglesa.

Era un tirador excepcional. Solía viajar a menudo a la sábana africana en busca de una buena presa de la que presumir colgando su cabeza sobre la chimenea de su gran salón, para alardear después, contando la experiencia de su captura a la vez que exageraba de ello.

Entre las paredes del largo pasillo de la mansión, junto a algunos lienzos, se encontraban expuestos varios de esos trofeos que orgullosamente exhibía a sus visitas.

Entre ellos se encontraban las cabezas disecadas de un león africano, un tigre de Bengala que mandó importar tras una de sus cacerías en la India y una pantera negra ori-

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ginaria de la selva amazónica.

Cada mañana al despertar y abandonar sus aposentos, se dirigía hacia el salón y se sentaba en el lado izquierdo de una larga mesa de madera de arce de color marrón, donde puntualmente como un reloj, le esperaba Lady Marian que se encontraba sentada sobre una silla desde el otro lado de la mesa, y donde sobre esta, les aguardaba un exquisito desayuno.

Sir Charles después de dar los buenos días a su esposa y servirse el zumo de naranja recién exprimido que la ama de llaves había depositado minutos antes sobre la mesa, se entretenía untando mantequilla sobre una rodaja de pan tostado con la ayuda de un cuchillo y acto seguido se limitaba a leer las noticias de la prensa del día a la vez que daba pequeños sorbos de su vaso lleno de zumo, mientras no apartaba la vista de su interesante lectura que le ofrecía el periódico, a través de sus lentes graduadas.

En los últimos meses habían dejado de compartir la misma cama. En ocasiones Sir Charles acudía a los aposentos de Lady Marian en mitad de la noche para saciar sus instintos sexuales. Una vez desfogado sus deseos, volvía de nuevo al salón donde despertaba a la mañana siguiente con un insoportable aliento a alcohol.

Aunque delante de las personas de su entorno se encargaba de dar la impresión de llevar mejor la ausencia de George, su corazón se estremecía en silencio al recordar a su querido hijo fallecido.

A causa del fallecimiento de George, Sir Charles trasnochaba habitualmente frente al calor del baile de las llamas de la gran chimenea que ocupaba una parte de su salón. Sentado sobre un amplio sofá de piel marrón, sentía el calor que producía el resplandor del fuego, mientras sostenía una copa de cristal que iba llenando de una botella de whiskey hasta que ésta se vaciaba por completo.

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A pesar de que en los últimos meses lady Marian había decidido cerrar la puerta de su habitación desde el interior, en más de una ocasión había tenido que soportar las desagradables visitas nocturnas de Sir Charles aporreando la puerta y ordenando que le facilitara la entrada entre balbuceos, gritos, llantos e insultos, la gran mayoría incomprensibles a causa de los efectos del alcohol.

Una fría mañana de otoño cuando empezaban a desnudarse las ramas de los árboles, recibieron una invitación del Conde Duncan Vellerouth III, en ella les invitaba a una velada nocturna en su castillo, que se encontraba bordeando la costa a dos horas de camino a caballo, atravesando los frondosos bosques de Inglaterra.

El Conde Duncan, también era un gran aficionado a la caza, donde en más de alguna ocasión, había coincidido con Sir Charles en las salidas que se ponían en práctica al llegar el fin de semana y a causa de ello habían entrelazado una amistad con el paso del tiempo.

La reputación que le precedía era la de un noble acomodado que poseía varios acres de tierras fértiles donde trabajaban los campesinos de los alrededores, a los que cobraba grandes sumas de dinero por habitar en ellas.

El castillo donde residía databa del siglo V. La fortaleza había sido mandada construir por su tatarabuelo a poca distancia de las costas de Broadsands, donde predominaban sus arenas rojizas y desde donde podía divisarse las maravillosas vistas de la bahía de Toy.

Era sabida su excentricidad a la hora de adquirir alguna pieza de arte a la que añadir a su colección personal llegando a derrochar grandes cantidades de dinero en objetos que iba amontonando en el desván que se encontraba en una de las inmensas habitaciones del ala oeste del castillo.

A sus cuarenta y dos primaveras aún no había encontrado a ninguna mujer que le hubiera enloquecido tanto como para llevarlo hasta el altar. El matrimonio tampoco entraba

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en sus planes por el momento, era un soltero empedernido. También era bien sabido que su atractivo físico no despertaba ninguna atracción en el sexo femenino, aunque no faltaban bellas mujeres y sin escrúpulos de la alta sociedad que caían rendidas a sus brazos, en su mayoría con la única intención de contraer matrimonio y así poder ampliar su patrimonio para disponer de sus riquezas y posesiones, asegurándose una vida acomodada y repleta de lujos hasta el resto de sus días.

El Conde era un hombre de complexión delgada, de piel blanquecina y estirada. Se peinaba el cabello totalmente inclinado hacia atrás y siempre procuraba llevar el rostro bien afeitado, tarea de la que se encargaba cada mañana su barbero particular, que portando una navaja en mano y una toalla colgando sobre su hombro, le dedicaba sumo cuidado a la delicada piel del Conde, que en ocasiones se irritaba, provocando unas ronchas rojizas bajo su barbilla.

Le precedía la fama del buen comer, de degustar las delicias culinarias más exquisitas que la cocinera del castillo preparaba con delicadeza y esmero. También se rumoreaban sus reuniones Masónicas. Hermandad secreta de la que nadie podía demostrar que perteneciera, y que tenían lugar en diferentes partes de Inglaterra, procurando que todo fuera bajo absoluto secretismo.

Aquellos que le conocían bien, afirmaban que era un excelente anfitrión y que jamás había tenido queja alguna, de ninguno de sus huéspedes, a los que trataba con la mayor hospitalidad posible.

Los últimos rayos de sol se escondían tras un horizonte sombrío, dando paso a la aparición de lejanas estrellas que brillaban débilmente sobre un cielo oscuro y despejado. Una resplandeciente y circular luna llena se asomaba iluminando la colina de verdes prados que, hacía escasos minutos, habían dejado atrás después de atravesar un frondoso bosque. Mientras una ligera brisa agitaba las punzantes ramas de los rosales que bailaban ante el muro de la entrada, rodeando el recinto cercano al castillo, lugar donde les había dejado

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la señorial diligencia custodiada por aquel cochero de rostro serio y apacible.

Una enorme verja metálica se encontraba abierta a ambos lados de los dos pilares que se alzaban ante los bajos muros de piedra, donde asomaban unos setos podados a conciencia para la ocasión. Al cruzar el umbral se anunciaba la entrada a las estancias del recinto a través de un ancho y largo camino donde varias estatuas esculpidas en piedra, parecían indicar la dirección correcta a seguir. Se trataba de una colección de varias esculturas romanas que databan de los siglos VI a. C. y V a. C. debidamente colocadas una tras otra y manteniendo una distancia de ocho metros aproximados entre ellas, donde se encontraban bustos, estatuas y relieves.

Allí les recibió uno de los guías que amablemente les invitó a que le siguieran mediante un gesto con el brazo. Portaba una lámpara de gas que sostenía levantando su brazo derecho a la altura de la barbilla. A su paso, la luz que desprendía, dibujaba siluetas inanimadas que segundos más tarde tomaban tamaños insospechados, llegando a formar sombras descomunales a cada movimiento. A ambos lados del camino por el que se dirigían hasta las estancias del castillo, se aproximaron hasta un hermoso y extenso jardín repleto de variadas flores de todas las especies y colores. Tanto Sir Charles como Lady Marian se dejaron envolver por las dulces fragancias que una ligera brisa que flotaba en el aire se encargó de esparcir en el espacio abierto donde se encontraban, envolviéndoles en un mundo mágico de aromas y olores.

Habiendo dejado atrás el jardín, descendieron por una estrecha escalera formada por piedras donde, después de atravesar la altura de unos cinco metros, una pequeña puerta metálica les abrió paso hasta un lago que rodeaba uno de los muros de la inmensa fortaleza. Varios cisnes se distinguían entre la negrura de la noche por sus blanquecinos plumajes que flotaban plácidamente sobre las tranquilas aguas salobres cercanas a la orilla. También flotaban centenares de ninfeas blancas de grandes hojas verdosas donde, sobre ellas, se oían un centenar de sapos y ranas, croando como si recitaran un concierto en mitad de la noche.

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Frente a ellos se levantaba el inmenso castillo, bajo los rayos de luz de una luna llena, redonda y luminosa, que hacía que resplandecieran los muros de piedra donde se divisaban dos altas torres a ambos lados. Era una enorme fortaleza que imponía respeto.

El guía con un ligero movimiento de brazo a izquierda y a derecha, agitó la lámpara indicando a los centinelas que se encontraban al otro lado de los muros, que abrieran la gran puerta de madera que custodiaba la fortaleza. Una vez hubieron cruzado sobre el puente romano que separaba el castillo desde la otra parte, donde se encontraba la orilla del lago, se adentraron en su interior atravesando el umbral bajo una enorme entrada arqueada.

Ante ellos se descubrió un patio interior bajo un manto de estrellas brillantes como diamantes que Sir Charles Applewhite pudo ver con bastante claridad al alzar la vista hacia el cielo. Sobre los muros se encontraban cuatro centinelas que paseaban de un lado hacia el otro haciendo su ronda nocturna de vigilancia. Cruzaron el patio hasta llegar a la entrada principal del castillo, allí el guía se despidió de ellos inclinando la cabeza y esbozando una sonrisa. A continuación dio media vuelta y desapareció en la negrura de la noche. El mayordomo que les esperaba en la entrada, les invitó a pasar amablemente a su interior. Una vez que se encontraron en el recibidor se ocupó de recoger el sombrero de Lady Marian y acto seguido también lo hizo con el sombrero y la capa de Sir Charles. La larga alfombra roja que se encontraba bajo sus pies seguía el camino serpenteante y ascendente sobre una escalera central que variaba su rumbo, bifurcando el camino a ambos lados al no poder evitar encontrarse frente a un muro del que colgaba un enorme lienzo donde se inmortalizaba en un retrato al antecesor del Conde. Al llegar al piso de arriba, el mayordomo les acompañó mientras se adentraban a través de un pasadizo del que colgaban sobre sus muros varias pinturas de miembros de la dinastía Vellerouth. A lo lejos podían oírse las notas marcadas por las cuerdas de un violín, a la que se unían una flauta travesera, una gaita, un acordeón, un burrán y una guitarra clásica que hacían sonar armoniosas melodías, deleitando a los amantes de la música folk y creando un delicioso ambiente.

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Rodearon una esquina del pasadizo y tras avanzar unos metros más adelante, se encontraron con la entrada a la sala de actos donde un guardia de la corte, vestido con un uniforme rojizo, les anunció pronunciando sus nombres y apellidos. Sir Charles ofreció su brazo a Lady Marian. Ésta le correspondió entrelazando suavemente el suyo y acto seguido se adentraron en la espaciosa cámara de alto techo. En un lado de la sala divisaron dos armaduras que, suspendidas en el aire, daban la impresión de vigilar tras las rejillas de sus cascos a los invitados que se encontraban esparcidos en el enorme salón, mientras varios sirvientes portando sus bandejas se encargaban de abastecer a los presentes, llenando sus copas de plata con diferentes licores y ofreciéndoles variados tentempiés. Avanzaron en dirección hacia la muchedumbre a través de una extensa alfombra roja que ocupaba gran parte del suelo cuando uno de los invitados se dirigió hacia ellos. Portando una copa medio llena de Whiskey en su mano y una flamante pipa de fumar, esculpida en madera color cerezo que apoyaba sobre sus labios y sostenía ligeramente con la ayuda de su otra mano, a la vez, que aspiraba con pequeñas bocanadas de aire inhalando el humo del tabaco.

—Me alegro de verle Sir Charles —exclamó alegremente mientras le extendió la mano en forma de saludo, a lo que Sir Charles respondió sin pestañear—. Espero que hayan tenido un agradable viaje. Uno no sabe cuándo puede ser asaltado por los bandoleros de la zona —añadió susurrando, mientras apartó la pipa con su mano, y se inclinó cortésmente para besar la mano de Lady Marian. Segundos más tarde, dejó entrever una sonrisa que asomaba sobre la comisura de sus labios. —¿Bandoleros? —preguntó arqueando su ceja derecha—. Entonces debo preocuparme de evitar cruzarme con ellos cuando tome el camino de regreso a Lavenham —cijo bromeando, a la vez que se tomaba la libertad de alargar su brazo hacia la bandeja que portaba uno de los camareros. Tomó en su mano una de las plateadas copas que contenía en su interior un exquisito whiskey de malta y se dispuso a tomar un sorbo bajo la mirada atenta de Lady Marian. —¡Salud! —dijo alzando la voz mientras levantaba su copa. —¡Salud! —Brindó Sir Charles imitando su gesto.

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Aquel hombre de apacible carácter no era otro que Sir William C. Scott, un noble de clase acomodada que había heredado la fortuna de su padre al morir, siendo el único heredero de varios acres de tierra fértil entre ella. Era un hombre de estatura media y complexión obesa. La escasez de cabello sobre su cabeza asomaba una pronunciada calvicie que brillaba bajo la luz de las lámparas que iluminaban gran parte del salón. Era imposible pasar por desapercibidas sus cejas canosas y bastante pobladas que sobresalían por encima de sus lentes. Bajo su puntiaguda nariz se asomaba un largo bigote blanquecino que ocultaba casi por completo sus sonrojadas mejillas.

Sir Charles Applewhite y Sir William C. Scott mantenían una estrecha amistad desde tiempos inmemoriales. Aunque no compartieran momentos concretos en sus vidas cotidianas, dado a la distancia que los separaba, regularmente coincidían en fiestas y eventos a los que habían sido invitados por grandes celebridades del país. Sir William, era un accionista que había ganado una fortuna invirtiendo en bolsa y sumándola junto al legado que había heredado, le convertía en uno de los hombres con más capital monetario de Inglaterra.

—Estas aquí querido —afirmó una mujer de mediana edad que se aproximó hacia ellos. —Ya conocen a mi esposa, es incapaz de vivir un segundo sin mí.—Rió de un modo un poco fanfarrón a la misma vez que entornaba los ojos hacia atrás—. ¿Recuerdas los Duques de Lavenham, querida? —preguntó.

Después de asentir con la cabeza se dirigió a Lady Marian.

—He sabido de la reciente pérdida de su hijo —dijo variando su voz a un tono dulce—. Créame que me apenó mucho la noticia. No dude en solicitar lo que necesite de nosotros. Mi esposo y yo estamos a su entera disposición —prosiguió.

A Lady Marian se le empañaron los ojos evitando derramar alguna lágrima al recordar a su querido hijo George. Solo pudo devolverle una cordial sonrisa mientras Lady Mar-

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garet posaba sus manos sobre los de ella, oprimiéndolas con suavidad.

—Estos canapés son deliciosos. Dijo Sir William al mismo tiempo que alargaba su brazo para alcanzar uno de ellos.

Los camareros seguían paseándose entre los invitados con unas bandejas que sostenían suspendidas a la altura de sus barbillas, mientras los músicos que se encontraban en un rincón sobre un pequeño escenario se disponían a interpretar las primeras melodías de una nueva canción. La gran mayoría de invitados pertenecían a la alta burguesía británica. Entre ellos se encontraban duques, condes, banqueros y grandes personajes de la aristocracia que se habían enriquecido a costa de la hambruna que sufrían los pueblerinos. Después de arrebatarles las tierras que ellos consideraban que les pertenecían por derecho, les exigían unos excesivos impuestos por habitar en ellas. Entre las melodías de los instrumentos que sonaban de fondo, se distinguían los comentarios y cotilleos de grandes celebridades con sus elegantes vestimentas que alardeaban de cuanto poseían y de cómo habían llegado a obtenerlo, mientras se sumaban molestas carcajadas al final de cada comentario que parecían contagiarse en el ambiente.

Para los Duques de Lavenham no era la primera vez que visitaban las estancias del castillo donde podían comprobar el gusto, a veces excéntrico, por el arte que se reflejaba expuesto en cada rincón de la enorme sala. Enormes cuadros, algunos de ellos con extravagantes pinturas, bustos, una pequeña colección de espadas talladas en acero que colgaban expuestas sobre uno de los muros de los cuatro rincones que formaban la enorme habitación e instrumentos musicales importados desde diferentes partes del mundo formaban parte de algunas de las piezas que se encontraban esparcidas entre los muros del castillo.

La música cesó, solo se oía el murmullo de los presentes que se ahogaba convirtiéndose en silencio, cuando un centinela vestido con ropaje militar anunció al Conde Duncan de Vellerouth III. Todos dirigieron sus miradas hacía el Conde que, asomándose por la entrada, acaparaba ahora toda la atención de los presentes. El Conde Duncan se adentró

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hacía el interior de la sala con andares prepotentes y saludando a diestro y siniestro, a la vez que levantaba la barbilla reflejando una flamante sonrisa sobre su rostro. En cuestión de segundos se encontró en el centro de un círculo formado por los presentes que se aglomeraban rodeando al Conde. Un sirviente le alcanzó una copa de vino que el Conde recibió con agrado.

—Distinguidos caballeros, hermosas señoras —pronunció mientras dirigía una rápida mirada hacia ambos lados de la sala sobre los presentes—. Les agradezco de todo corazón su estancia entre los muros de mi humilde castillo. Deseo que disfruten de la maravillosa orquesta que nos deleita esta noche con las interpretaciones de las más dulces melodías. Beban y coman hasta saciarse cuanto deseen y no olviden pedir cualquier cosa que necesiten, tanto mis serviciales camareros como yo mismo, estaremos encantados de servirles con sumo agrado. Considérense mis huéspedes. —Levantando la su copa y añadió—. Les deseo que pasen una agradable velada.

Los presentes también levantaron sus copas brindando en honor al Duque, acto seguido bebieron el tintado licor. Pasados unos segundos la orquesta retomó su recital volviendo a hacer sonar los instrumentos de nuevo y todo pareció volver a su estado normal. Los invitados bebían, comían, reían y hablaban los unos con los otros. El Conde intercambiaba opiniones y saludos sin dejar de sonreír. Los sirvientes llenaban de nuevo las copas vacías de los asistentes. La velada transcurría tal y como regía el protocolo. Pasado un largo instante uno de los sirvientes les indicó que podían dirigirse hacia la sala próxima que se encontraba atravesando el amplio salón. En ella una larga mesa en forma de uve que se encontraba a lado derecho de la habitación, ocupaba una cuarta parte de toda la sala. En la gran mesa había el espacio suficiente para acoger a unas cincuenta personas sobre las sillas que perfectamente colocadas en fila, rodeaban la larga mesa de madera maciza de roble. Varios espejos ovalados servían de decoración sobre los muros de la sala comedor. Del techo colgaba una enorme lámpara circular decorada con miles de piedras preciosas que reflejaban sus luces opacas produciendo rápidos destellos resplandecientes que bailaban sobre el centro de la mesa. Los invitados se fueron sentando sobre las sillas que los

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sirvientes les cedían amablemente. Primero las mujeres, seguido los hombres. El Conde ocupó el centro de la mesa, rodeado por celebridades influyentes de la política. Sir Charles y Lady Marian ocuparon el ala norte junto a Sir William y su esposa Lady Margaret Scott. Durante el transcurso de la agradable velada, no hubo rincón de la mesa sin ocupar, donde un largo mantel blanco la cubría. Ésta se encontraba cubierta por bandejas y platos repletos de suculentos manjares, entre ellos, varios cochinillos, corderos, pollos y venados asados. Tampoco faltaba el pescado fresco del día, para aquellos que lo preferían a la carne, y la fruta, rebosantes piezas de fruta que sobresalían de sus cuencos. Peras, uvas, manzanas y ciruelas. También habían grandes jarras llenas con vino que el servició cambiaba con esmero por otras, cuando estas se vaciaban?

R. Soto

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MICRORELATO LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Era un sueño

Con música de Sting (The shape of my heart) Soñaba con él a menudo. No era extraño porque ocupaba la mayoría de sus pensamientos durante el día.

Sin embargo, ninguno de sus sueños era tan excitante como el que estaba teniendo esa noche.

Estaban acostados en su cama. Él estaba encima de ella, besándola. Le quitó la camiseta que usaba para dormir. Supuso que él también estaba desnudo porque sentía muchísimo calor. Pero no pensaba abrir los ojos para comprobarlo. Temía despertarse si lo hacía.

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La sensación de sus manos acariciándola de arriba abajo debía ser fruto de su imaginación. En el sueño sus besos eran igual que en la realidad: el mismo sabor embriagador y el mismo ardor cuando su lengua se introdujo en su boca. Él le lamió los pezones. Ya había conseguido endurecerlos sólo con sus caricias. Le lamió el ombligo y siguió bajando hacia sus piernas. Iba a volverla loca de deseo. La besó de nuevo y se introdujo

en

ella

despa-

cio, saboreando el momento. Ella se pegó a él, logrando que la penetrara aún más. Fue una sensación tan exquisita que repitió el movimiento una vez... y otra. De repente sintió un cúmulo de sensaciones. La explosión de placer sobrepasó los límites de su imaginación y los dos alcanzaron el clímax a la vez. Y justo en ese momento despertó. Estaba en la cama desnuda, sudorosa y con la respiración agitada pero sola. Había sido sólo un sueño, un maravilloso sueño..

Pilar Descalza

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ANTOLOGÍA “MI PRIMERA VEZ” “ESCUELA DEL DELIRIO” LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Narrador omniscientes La conocía a ella.

Lo conocía muy bien a él.

Sabía cómo se entrelazaran sus caminos, tenía claro los días buenos y los días malos. Entendía sus más escondidos miedos, era testigo en sus sueños, comprendía qué los hace reír y cómo podían resultar heridos.

Veía claramente su primer encuentro, el combate de las miradas, el choque de las primeras impresiones. Estaba al corriente de cada paso que iban a dar y qué dirección iban a tomar. No siempre sería hacia adelante.

Tenía claro que iban a sufrir. Que el camino no sería recto ni sin baches. Que caerían, pero que se levantarían. Que iban a tropezar, que intentarían huir, que se rebelarían. No obstante, no podrían esconderse.

El poder lo tenía yo.

Yo decidía con qué pie se despertarían por la mañana, qué comida les apetecería probar, qué

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película iban a ver. Yo sabía qué les seducía, cómo y cuándo se iban a ironizar, en qué situaciones se iban a enfrentar.

Podía escuchar el sonido de sus risas mezclándose con los gritos furiosos escapados de entre los demoníacos pensamientos. Sufría por las lágrimas de cada uno. Podía ver el resplandor de la luz en sus cabellos y apreciar la fuerza de una verdadera sonrisa. Podía sentir el cosquilleo de sus pieles, los nervios, los nudos atragantados en las gargantas resecas.

Conocía el principio, pero, lo más importante, podía ver más claro que el agua de un río montañoso, el final.

Era la hora.

Tenía que hacerlos vivir.

Las palabras quemaban en mi celebro, empujaban, crecían cada hora, cada día, se multiplicaban como una célula a punto de madurar. Me llamaban, me atraían, no me dejaban descansar.

Escuchaba sus gritos. Querían salir, ansiaban ver la luz, demostrar que podían sobrevivir por ellas solas, que podían ser amadas o incluso odiadas.

Había más de ellas. Había muchas. Se peleaban para ver quién sería la primera al salir, cuál iba a ser la ganadora. No esperaban su turno, no respetaban ninguna disposición, ni querían oír la voz de la razón. Se mezclaban y se combinaban sin un orden aparente.

No obstante, cada una era importante. Todas y cada una tenían su sitio y su valor. Porque cada una daba luz a la otra.

Ese día empezó como de costumbre. Nada anunciaba el tremendo cambio, la rendición que cambiaría el curso de mi vida. Café y cigarro en la terraza. Observar las nubes de la mañana sobre el

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cielo. Sentir las ráfagas de viento sobre el rostro. No obstante, no había tranquilidad. El impertinente pensamiento de que podía intentarlo por lo menos, me taladraba la mente. El cosquilleo en mis talones, el nudo que crecía en mi estómago. ¡Inténtalo! ¡Hazlo! ¿Qué te retiene? Nadie lo sabrá.

Las imágenes que llegaban a mi mente no eran las de delante de mis ojos. Me encontraba ya en otro mundo.

Delante de mí había una sencilla pantalla blanca. Pero yo no la veía de esa manera. Había sonidos y olores. Había amor y había odio. Había feos combates, impúdicas trampas y exquisitas reconciliaciones. La veía llena de experiencias, de momentos inolvidables de la vida.

Lo hice.

Mis dedos temblaron sobre las teclas. Curiosamente, las palabras se quedaron atascadas por un instante. Parecía que se habían avergonzado de repente. Que eran tímidas. Que ninguna quería arriesgarse y ser la primera.

Ahora ni recuerdo cuál de ellas fue. Ni importa. Sus hermanas, sus amigas, toda su familia la siguieron. Las que se parecían a ellas y las que eran todo su opuesto. Las hermosas, las delicadas, las gorditas y las esbeltas como el tronco de un joven árbol. Las graciosas y las constantemente enfadadas, las cuales, estaba claro, tenían la intención de hacer daño. Todas cobraban vida.

Todas y cada una de ellas saltaban alegremente y ocupaban su posición.

Había envidia entre ellas. Cada una pensaba que era la mejor y que no podía ser reemplazada. Cada una pensaba que era la más importante, la primordial. Después de llenar la primera página se tranquilizaron. Entendieron que eran una familia y que debían aceptarse por lo bueno y por lo malo. Que nacieron para enviar un mensaje. Que tenían un propósito y lo conseguirían únicamente si se quedaban juntas.

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Pasadas unas horas se hizo silencio.

Me reí entre las lágrimas. Eran tan hermosas. Un cuadro con líneas curvas, y otras rectas, con discos redondos como la luna llena y originales símbolos. Un dibujo tremendamente bello. Viéndolo desde lejos inteligible, pero desde cerca estrechamente ordenado.

Todo tenía un sentido.

Había comenzado y tenía la certeza de que no existía la opción de marcha atrás.

Los ojos me punzaban y no sentía si todavía me quedaba la columna vertebral. Me di cuenta que músculos de mi cuerpo que no sabía que existían estaban tensados como la cuerda de un arco preparado para disparar. Me miré los dedos, asombrada por el hormigueo en las puntas, recordatorio de la actuación.

Y, a pesar de todas las incomodidades, era feliz.

Me sentía llena y vacía, al mismo tiempo. Llena, porque había dado el primer paso, y vacía, porque algunas palabras habían visto la luz. Ya no habitaban en mi alma. No obstante, tenía la certeza que el desierto se llenaría muy pronto. Que nuevas historias atormentarían mis noches, que otros personajes me iban a hablar, y vírgenes caminos esperaban ser descubiertos.

Estaba contenta por haberlo conseguido, asustada por las consecuencias, pero tan lanzada que no me importaba nada más.

Era la primera vez que escribía.

Haimi Snown 58

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POESÍA LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Amor discreto Presiento que me amas, Que me llevas de la mano, me abrazas. Sí,… te escucho; en cada minuto que me aclamas. Respiro la paz que me provoca, tu silencio al ver mi lágrima, Eres tú la que nunca me abandona, y la que en sueños me relaja. Mi fiel compañera y amiga, quizás mi gran amada, Pues aunque no me lo digas, siento la mirada encallada. Compartes mi amanecer, me velas junto a la luna, Eres mi amante fiel, la que mi llanto acuna, Y a pesar de no decirlo, me lo escribes en el aire, Que quieres estar conmigo, ¡que no lo sepa nadie!.

José Ramón Peces

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NOVELAS LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Falsas apariencias Sally Night Mare Autora:

Noelia Amarillo

Editorial:

Terciopelo Bolsillo

dijo “ espero que te gusten Luka y su vampirin” pensé que tenia en mis manos un nuevo

6,95 euros

libro sobre vampiros, jajaja que equivocada

IBSN: 978-84-1541-043-0

estaba, la verdad es que el titulo le va como

Precio:

anillo al dedo. Una nueva novela del genero Sipnosis: Luka esta pasando por que po-

Chic Lit al cual todavía no he logrado acos-

dría considerarse uno de los peores días

tumbrarme pero en el cual me estoy encon-

de su vida: se ha quedado sin gasolina y ha

trando verdaderas joyas.

tenido que dar un largo paseo hasta la gasolinera, por una carretera mal asfaltada y

Nada en esta vida es lo que parece,

llevando unos tacones imposibles. Ademas

Luka una chica con una buena vida, pero ella

una vez allí, se encuentra con un hombre

no es lo que parece, me dio la impresión que

que se burla de ella y que no acude en su

era fuerte y valiente, que nada podía amed-

ayuda cuando acaba resbalando en el suelo

rentarla, pero como muchas otras mujeres

del aseo.

los complejos provocados por una vida pasada pueden engañarte a simple vista, algo

Más tarde y ya recuperada, se presenta

que sucede tanto con un libro como en la

en la fiesta de Halloween de su barrio disfra-

vida real. Y luego esta su drácula particular,

zada de C3PO y dispuesta a pasarlo bien.

él típico chico, o eso parece a primera vista,

Todo va sobre ruedas, hasta que se topa con

de estos que buscan una aventura y si te he

un drácula, que no es otro que el hombre de

visto no me acuerdo y nada mas lejos de la

la gasolinera. Y a pesar de la resistencia de

realidad, una persona tenaz que sabe bien

Luka y de que su primera impresión de él

lo que quiere y no parara hasta conseguirlo.

fuera que se trataba de un ser insufrible no

Y después de daros mi impresión sobre los

puede evitar darse cuenta de que es encan-

protagonistas principales no puedo dejar de

tador y muy guapo...

deciros que esta novela es increíblemente divertida, un libro que quita la depresión y ***

desestresa a cualquiera que lo lea, los personajes, tanto Luka y su Vampirin como los

Cuando llego este libro a mis manos

amigos de ellas son divertidos y ocurrentes.

firmado por la misma Noelia Amarillo, y me

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Noelia Amarillo, te sorprende con una manera fresca y divertida de escribir, la ver-

tora se lo va a pasar tremendamente bien y no se va a arrepentir.

dad que todo el que lea algo de esta escri-

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El libro de Gabriel Sally Night Mare Autora:

Lena Valenti

Editorial:

Vanir

que caracteriza a las de su raza, todas la ven como “ la dulce e inofensiva Gúnnr”. Por

21,90 euros

eso se sorprende cuando el alma de un gue-

IBSN: 978-84-9381-708-4

rrero de cara de ángel, el esperado por los

Precio:

dioses, la reclamada para cuidar de él... Sipnosis: después de salvar la vida de la cazadora, Gabriel es reclamado por los dio-

***

ses para que tome su lugar en el Asgard. Ahora convertido en einherjar, un guerrero

Una nueva entrega de la saga Vanir,

inmortal de Odín, pasa su tiempo entrenán-

una saga increíble que no deja indiferente

dose en el Valhalla, preparándose para el

al lector.

Ragnarök y recibiendo todo tipo de cuidados de las Valkyrias. Sin embargo, el tiempo de

Gabriel, un personaje cariñoso y am-

preparación ha llegado a su fin. Tres de los

able, jajaja nada mas lejos de la realidad.

objetos mas poderosos de los dioses han

Gabriel lleva dentro de si un oscuro secreto,

sido robados para traer el caos a la tierra

uno que hace que busque un tipo de chica

y provocar el fin de los tiempos adelanta-

en especifico, tiene que ser fuerte y muy se-

do. Gabriel sera enviado como líder de los

gura de si misma, el cree que el refrán “de tal

einherjars para alertar a todos los guerre-

palo tal astilla” con el se cumple al pie de la

ros, unificar los clanes y salvar a una raza

letra. Pero que suele pasar con este tipo de

humana a la que ya nada le une. Y mien-

hombres, que no pueden estar mas equivo-

tras intenta lograr sus objetivos, esperara

cados, parece ser que este tipo de perso-

no solo encontrarse no solo con sus amigas

nas se creen que nunca llegara la horma de

mas queridas, sino con la vaniria que lo ob-

su zapato y eso es lo que le pasa a él, en

sesiono hasta la muerte; Daanna McKenna.

su camino se cruza Gúnnr una Valkyria con

Pero esa obsesión puede hacer que nunca

muy baja autoestima y con un gran poder

reconozca a la mujer que en realidad ama...

oculto dentro de ella. Juntos lograran llevar a termino su misión, recuperar los objetos

No es fácil ser una Valkyria como Gúnnr. Ella es distinta al resto, no tiene ni

robados y por el camino aprenderán a ser mejores y ver mas allá de sus marices.

los poderes ni la fura ni el temperamento

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Lena Valenti es una escritora que a

dejar vagar tu mente a través de la mitología

través de sus palabras logra engancharte y

y de unos personajes increíbles, logra que

seducirte, con esta saga no solo demuestra

aunque termines de leer y llegues a la ul-

lo buena escritora que es, si no que nos da

tima pagina sigas soñando. Una saga que

muchas lecciones de como estamos tratan-

recomiendo a todo el que adore la novela

do de mal nuestro propio planeta. Lena y su

romántica adulta y la fantasía pues se en-

gran talento para la fantasía logran transpor-

ganchara sin remedio,

tarte a un mundo de fantasía donde puedes

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Memorias de Idhun - La Resistencia Sally Night Mare Autora:

Laura Gallego García

Editorial: Precio:

SM

bre él perdiendo todo su mundo tal y como lo conoce aparecen un dúo de chicos que lo

8,95 euros

salvan de acabar criando malvas.

IBSN: 978-84-6753-593-8

Al ser un adolescente que lo ha perdiSipnosis: Jack pedalea con fuerza, empu-

do todo nos encontramos con un proceso de

jado por un extraño presentimiento. Sabe

duelo bastante complicado y a un protagoni-

que algo no va bien, pero apenas sospecha

sta fuerte que progresivamente va logrando

que cuando llegue a su casa su vida habrá

aceptar todo lo nuevo que lo rodea.

cambiado de manera inimaginable. Tampoco sabe que su destino esta unido al de Kir-

Los personajes están bien estruc-

thash, un frio asesino, y al de Victoria, una

turados y logran engancharte, llegas a

chica a la que todavía no conoce. Cuando

preocuparte por sus vidas. Las cuales son

Jack cruzed el umbral de su casa habrá en-

emocionantes, Alsan y Shail los person-

trado en el mundo de la resistencia, un pe-

ajes secundarios que ayudan a nuestro

queño grupo que lucha por la libertad de un

protagonista a superar todo lo que le pasa

mundo llamado Idhun.

son no solo interesantes, de lo normal los personajes secundarios no suelen ser de mi

***

agrado, llego a pensar que forman parte del relleno que los escritores tienden a añadir,

Si bien no fue una gran sorpresa que este libro me gustara, he de admitir que me

pero estos dos han logrado que me preocupe por ellos.

ha sorprendido mas de lo esperado, junto a Jack nos introducimos en un nuevo mundo

Victoria, es graciosa , simpática y se

de fantasía, el cual no deja indiferente al lec-

ve que no sera por mucho un personaje se-

tor.

cundario, ella llega a ser una pieza muy importante en la vida de Jack. Jack es un chico normal con una vida

bastante aburrida en la que es feliz junto a

Aunque me he hecho con una edición

sus padres ajeno a todo lo sucede a su al-

de bolsillo la cual aumenta la cantidad de

rededor. Cuando la desgracia se cierne so-

libros que ya tienen un pequeño hueco en

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mi modesta biblioteca personal ya tengo ga-

De la escritora solo puedo deciros que

nas de poder hablaros de la segunda parte

espero poder seguir su carrera como escri-

y poder ver la progresión de estos chicos

tora y que siga el camino que se ha estable-

metidos en una guerra que no tendrían que

cido ya que es brillante y tiene una frescura

estar librando pero de la cual no van a poder

increíble en su mente. Se que Memorias de

escapar.

Idhun no son una novedad para muchos de vosotros pero solo puedo decir que cuando me hablaron de esta saga y comencé a leerla no dude en ningún momento el tipo de reseña que tenia que hacer.

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LOS MISTERIOS DE CRISTINA LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Los misterios de Cristina Estaba un día hablando con mis compañeras y compañero de Ediciones Ortíz,cuando se comentó que salía nuevo número de LETRAS ENLAZADAS. Fui a chafardear a la página de la revista y vi un anuncio en el que se animaba a más gente a participar. Yo ya lo hago (siempre que puedo),con algún que otro relatillo, y lo seguiré haciendo porque me encanta. Pero mi cabecita loca y mis ganas interminables de escribir quieren más, así que pensando, pensando...,me decidí. Quiero hacer una sección para la revista sobre otra cosa que me fascina...

¡¡¡¡LOS MISTERIOS!!!!!.

Misterios de todo tipo, resueltos o sin resolver. Desapariciones,fantasmas,viajes en el tiempo,animales extraños, OVNI,s., bíblicos... Todo tiene cabida en esta sección siempre que sea misterioso. Así que se lo comenté a mi jefa en la revista, Samy S.Lynn, y trás tener su aprobación comienzo en este número con...

LOS MISTERIOS DE CRISTINA

Inauguraré mi pequeño y humilde apartado con uno de los mis enigmas favoritos.

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Cristina Calahorro Zafra LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014


La Atlántida La Atlántida según el famoso filósofo

Hay varias teorías:

griego Platón, se convirtió en un imperio con una gran cantidad de recursos, con una sociedad avanzada y erudita.

-Primera teoría: Según esta teoría la Atlántida era un gran continente que prácticamente unía América central con Europa.

Cuenta la leyenda que Zeus, tras ver

Pero la tectónica de placas, los radares, so-

como la civilización de los Atlantes renega-

nares y demás tecnologías, no dejan lugar a

ba poco a poco de la influencia de los Dio-

dudas, en esa zona, no pudo haber un con-

ses que los había creado, decidió junto con

tinente.

los demás, exterminar la isla entera. -Segunda teoría: La otra teoría es que Del resto de la historia que os

la Atlántida se encuentra en el Mediterrá-

voy a contar que ya no sepáis por pelis,

neo, bien en España o bien en una antigua

libros,revistas y demás.

isla cerca de Creta.

Su ubicación siempre ha sido un mis-

Esta personalmente me gusta más,la

terio, las búsquedas a lo largo de la historia

idea de tener cerca algo tan sorprendente,

han sido numerosas y notables.

sinceramente es muy emocionante para mí.

La pregunta es:¿Por qué hay gente

En definitiva si la Atlántida existió,

que cree en su existencia?, ¿Por qué otros

¿que fue realmente lo que ocurrió?, ¿Por qué

tantos,entre los que me incluyó yo, baraja la

desapareció? ¿Cómo pudo existir una civili-

posibilidad de un posible sí?

zación tan avanzada en la que según los escritos podían hasta volar?, ¿Como no pudie-

La respuesta es que aunque le-

ron prever y prevenir su destrucción?¿Tiene

ves, hay pruebas de su existencia en tex-

relación con otro de nuestros mito-misterio

tos antiguos, no únicamente los de Pla-

como es El triángulo de las Bermudas?

tón, que por cierto se aventuró incluso a

Ojalá tuviera respuesta sobre estas y más

describirla, sino en los libros de Herodo-

preguntas, pero lo que sí es cierto es que si

to, el libro de Enoc,algunos clásicos como

existió me hubiera encantado ir a visitarla.

Plutarco,textos

chinos

y

muchos

más

Otra de las incógnitas de este continente es

¿Y a vosotros?...

su ubicación. LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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CONCURSOS LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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junto a la revista

Letras Enlazadas convocan el

1. Concurso Literario de Temática Erótica er

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BASES: 1.º Podrán concurrir a este Premio todas las personas residentes en España, mayores de edad,

siempre que los trabajos estén escritos en castellano, sean originales e inéditos y no hayan sido premiados con anterioridad. Cada persona podrá mandar dos trabajos. No se aceptarán obras que hayan sido publicadas total o parcialmente, en material o de manera virtual. Tampoco podrán participar obras premiadas en otro concurso, certamen, actividad literaria, o que estén en espera de fallo en otros certámenes, concursos, o presentadas para ser evaluadas para publicación con alguna editorial. 2.º Los relatos deberán ser de temática erótica, tendrán una extensión mínima de 15 y máxima

de 35 páginas. 3.º Los trabajos deberán presentarse siguiendo estrictamente las siguientes características: A) Se recepcionarán a través de un correo electrónico dirigido a: ediciones.ortiz@gmail.com B) El correo habrá de hacer referencia en el ASUNTO a I Concurso de de relatos eróticos + Título de la obra (el que proceda). En dicho correo se adjuntarán dos archivos: a) La obra que concursa: . El archivo de la obra deberá estar en .doc o .pdf. Deberán estar mecanografiados en tamaño DIN A4, en letra Times New Roman de 12 puntos, con interlineado de espacio 1,5. b) Datos de la persona concursante: Este archivo deberá contener los datos de la persona concursante: nombre, apellidos, D.N.I., domicilio, teléfonos, correo electrónico y la aceptación de las condiciones del concurso. También deberá contener la declaración de que la obra es en todo inédita y que fue escrita en su totalidad por el/la autor/a. 4.º No se aceptarán trabajos que no respondan a las características establecidas en los puntos

anteriores. 5.º

El plazo de presentación de los trabajos se extenderá desde el 1 de Diciembre hasta el 28

de Febrero. No se admitirán los trabajos recibidos una vez cerrado el plazo de admisión. 6.º

El jurado estará formado por tres personas de Ediciones Ortíz.

7.º No 8.º

se dará ninguna información anterior a la fecha de publicación de los resultados.

El fallo del Jurado se hará público en la web de la editorial y en la revista Letras enlazadas

http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortizentre el 1 Mayo. 9.º

Todos los trabajos recibidos que no sean premiados serán destruidos.

10.º

El premio puede quedar desierto.

PREMIOS: * El ganador recibirá, un diploma, entrevista en la revista Letras Enlazadas, el relato en la antología erótica, y dos ejemplares gratis de este. * Tres finalistas recibirán, un diploma, entrevista en la revista Letras Enlazadas y ver sus relatos en la antología erótica, además de un descuento del 10% en la compra de la antología. Ediciones Ortiz se reservara todos los derechos para esta edición así como los derechos de autoría de los relatos publicados.

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junto a la revista

Letras Enlazadas convocan el

1. Concurso Literario de serie Z er

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BASES: 1.º Podrán concurrir a este Premio todas las personas residentes en España, mayores de edad,

siempre que los trabajos estén escritos en castellano, sean originales e inéditos y no hayan sido premiados con anterioridad. Cada persona podrá mandar dos trabajos. No se aceptarán obras que hayan sido publicadas total o parcialmente, en material o de manera virtual. Tampoco podrán participar obras premiadas en otro concurso, certamen, actividad literaria, o que estén en espera de fallo en otros certámenes, concursos, o presentadas para ser evaluadas para publicación con alguna editorial. 2.º

Las novelas deberán ser de serie Z, tendrán una extensión mínima de 70 y máxima de 150

páginas. 3.º Los trabajos deberán presentarse siguiendo estrictamente las siguientes características: A) Se recepcionarán a través de un correo electrónico dirigido a: ediciones.ortiz@gmail.com B) El correo habrá de hacer referencia en el ASUNTO a I Concurso de serie Z + Título de la obra (el que proceda). En dicho correo se adjuntarán dos archivos: a) La obra que concursa: . El archivo de la obra deberá estar en .doc o .pdf. Deberán estar mecanografiados en tamaño DIN A4, en letra Times New Roman de 12 puntos, con interlineado de espacio 1,5. b) Datos de la persona concursante: Este archivo deberá contener los datos de la persona concursante: nombre, apellidos, D.N.I., domicilio, teléfonos, correo electrónico y la aceptación de las condiciones del concurso. También deberá contener la declaración de que la obra es en todo inédita y que fue escrita en su totalidad por el/la autor/a. 4.º No se aceptarán trabajos que no respondan a las características establecidas en los puntos

anteriores. 5.º

El plazo de presentación de los trabajos se extenderá desde el 1 de Diciembre hasta el 30

de Junio. No se admitirán los trabajos recibidos una vez cerrado el plazo de admisión. 6.º

El jurado estará formado por tres personas de Ediciones Ortíz.

7.º No 8.º

se dará ninguna información anterior a la fecha de publicación de los resultados.

El fallo del Jurado se hará público en la celebración del primer aniversario de Ediciones

Ortiz el 30 de agosto de 2014, el 1 de septiembre saldrán los resultados también en la revista letras enlazadas. 9.º

Todos los trabajos recibidos que no sean premiados serán destruidos.

10.º

El premio puede quedar desierto.

PREMIOS: * El ganador recibirá un diploma, entrevista en la revista Letras enlazadas, ver su novela publicada bajo las mismas condiciones de publicación que cualquier autor de Ediciones Ortiz. Ediciones Ortiz se reservara todos los derechos para esta edición así como los derechos de autoría de los relatos publicados.

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PUBLICACIONES DE NUESTROS COLABORADORES LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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José Salieto Crónicas de una Nueva Raza Es una tetralogía que, aunque al principio no te lo parezca, no se trata de una historia épica más de elfos, enanos, orcos y trasgos, a pesar de que éstos sean los personajes más abundantes en el primero de los libros. Tampoco es una simple historia de la consabida lucha entre el Bien y el Mal, en la que al final siempre ganan los buenos. De hecho, a lo largo de la tetralogía, bien y mal se entremezclan cada vez más. Ni siquiera los finales de cada historia, ni de la historia en general, pueden definirse como final feliz o un mal final, pues no son ni lo uno ni lo otro. Como en la vida misma, nada es definitivamente bueno o feliz, ni definitivamente

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malo o infeliz. Todo es una continuidad que se va entrelazando sin fin. Es la historia de una humanidad que no deja de ser muy diferente de la nuestra y que transcurre sobre un telón de fondo basado en la filosofía y el ocultismo que muchas culturas nos han legado a través de los tiempos, como la griega, la hindú, la tibetana, la egipcia y otras muchas, aunque no se hable de ellas para nada, pues esta obra no es un compendio de pesada filosofía, sino una historia de aventuras, intriga y misterios, que busca antes que nada entretener, y si me apuráis, dar que pensar, pero ya en un segundo plano. Se trata de una autoedición y de momento solo se encuentra en las librerías de Elche (Alicante) que es donde por su reciente aparición (solo hace año y medio) está teniendo más repercusión, junto a las poblaciones circundantes.. Para el resto, se puede obtener a través de la web: www.cronicasdeunanuevaraza.com donde se puede encontrar toda la información sobre la obra, e incluso descargarse los extractos de los primeros capítulos.

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Leila Milà Las Caras de la Luna Yuna conoce por casualidad a Jasper, un lobo que acabará por salvarla del ataque de un demonio. - “Te asusto” “Me acabas de ver darme de hostias con un demonio y voy a tener miedo de un lobo. ¡Por favor!” - Desde entonces, la vida de Yuna no volverá a ser la misma. Todo su mundo se verá trastocado, hasta que descubre que ella misma oculta un gran y oscuro secreto - “Yuna… necesito saber una cosa ¿Qué van a encontrar cuando analicen tu sangre?” - Humanos contra lobos, en una batalla con un sólo propósito: Yuna la elegida de la Diosa Luna. Traicionada, sola, y perdida, sólo podrá confiar en sus instintos y en Jasper para protegerla y curarla de sus propias heridas. Pasión, sexo, amor, intriga, ación y sentimientos a flor de piel en una historia tierna y humana. “Te deseo Jasper, te deseo como jamás he deseado nada, ardo sólo por ti...“ Embárcate en esta aventura. Una saga apasionante dónde conocerás y vivirás las historias de sus protagonistas al límite.

El Lamento del Lobo Terence ya no esperaba nada de la vida, cada día más práctico y dolido se va alejando más de la luz. Sumido en sus propios fantasmas, descubrirá que cuando está a punto

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de tirar la toalla la vida le presenta una nueva oportunidad, Ione. Con ella todo su rencor parece desvanecerse y todo lo que él es, lo impulsa a protegerla de un modo irracional, por lo que tendrá que luchar contra su propia verdad si quiere poder volver a ser el mismo y ayudar así a la que parece ser su pareja real que lo ha estado esperado toda su vida. Pero ambos tienen demasiadas heridas que cerrar y problemas del pasado persiguiéndolos, además de los Descendientes que se vuelven cada vez más agresivos y atrevidos con un objetivo clave, ella. No será nada fácil confiar el uno en el otro. Los dos sufrirán y lucharán contra sus propios miedos para tratar de consolidar lo suyo mientras los Del Fuego estrechan el lazo provocando que la guerra entre Lobos y Humanos parezca inevitable.

Fuego contra fuego Keithling odia a los Ojeadores. No soporta su mundo y por ello cuando es señalada desea morir. Cuando eres marcado no hay vuelta atrás y Keithling deberá aprender cuál es su lugar. Lo que no entiende es porqué nadie quiere que Mirea se acerque a ella. Dos seres que son mucho más de lo que parecen y que están condenados a destruirse mutuamente a menos que luchen contra el pasado que los marcó. ¿Será suficiente su amor para salvarse? ¿O todo arderá bajo sus pies...?

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El Compendio de Luna Detrás del velo de la noche, entre brumas y haces lunares se esconden mundos de ensueño donde las hadas tejen sus historias en lo más profundo de los bosques. Se dice, que una de ellas partió una noche estrellada en busca de las más bellas palabras jamás narradas para impresionar a sus hermanas. Se alejo dejando atrás su hogar recopilando los relatos que hacían latir el pulso del universo hasta que un día, cuando hubo llenado su preciado libro ella misma quedo presa de su embrujo en su interior. Y según cuenta la leyenda, es en las noches de luna llena que su voz se vuelve a oír relatando esas aventuras que yacen sumergidas en su libro mágico: Historias de amor, pasión, erotismo, terror y pensamientos que hacen suspirar... Déjate seducir por su influjo y adéntrate en el jardín del hada de los cuentos que susurrará las aventuras de sus páginas.

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Dama N. Prayton Crónicas de la Nueva Hispania I Sentencia de Amor Un día cualquiera, un día corriente, pero una noticia que lo cambiará todo. España se despierta con un nuevo Gobierno y un nuevo nombre: “La Nueva Hispania”. Los nuevos gobernantes lo controlan todo, poseen tecnología de última generación y un ejército de cíborgs, también denominados protoners. Las leyes son tan opresivas que muchos mueren por desobedecerlas. Pero no todo está perdido, hay varios grupos de patrulleros defensores de la libertad. Ella es una chica que escapa de un cautiverio atroz, para caer en otro donde su vida depende de una respuesta a una única pregunta. “¿Quién eres?” Pero ella no pude responder, no puede desvelar la verdad aunque su vida dependa de ello. Leo es un miembro fuerte y decidido de la resistencia, un patrullero experimentado, que tendrá que luchar contra unos sentimientos demasiado poderosos. ¿Conseguirá que la prisionera hable? ¿Conseguirá descubrir por qué siente que su corazón sangra ante la posibilidad de matarla? ¿Conseguirá descubrir su secreto? BIENVENIDOS A UNA NUEVA ERA... Un libro de ciencia Ficción para jóvenes y adultos, donde el amor se entrelaza con una ambientación futurista, y unos personajes llenos de carisma y personalidad.

Venta en: Amazon LETRAS ENLAZADAS - NÚM. 11 MARZO 2014

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Encarni Arcoya Un profesor como regalo de Navidad Abby lleva casi dos años enamorada de su profesor de universidad pero no se atreve a confesarse. Tras una interrupción poco afortunada en clase, tiene que ir al despacho de éste para descubrir que, afortunadamente, los sentimientos que ella tiene no son unilaterales. Gideon Richard es profesor universitario y solo espera que una de sus alumnas termine la carrera para meterla en su cama y hacerla suya. Después de hacerle pasar un mal rato en clase la cita en su despacho para reconfortarla. El problema es que no puede controlar los deseos de su cuerpo por ella.

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R. Soto La hermandad de la llama negra A finales del siglo XVIII un ser demoníaco acecha en los bosques de Swinley sembrando el terror entre los habitantes de Paignton. El conde Duncan Veremoth III pedira ayuda a Sir Charles Applewhite y a los mejores tiradores de toda Inglaterra para acabar con la bestía, sin sospechar que una hermandad secreta conspira entre las sombras..

ISBN: 978-84-9039-808-1 Género: misterio, terror, aventuras Fecha de publicación: 30 de octubre de 2013 Formato y encuadernación: 12x19 - tapa blanda Número de páginas: 228 Editorial: United p.c.

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David López Alma en sumisión “La novela erótica que te adentrará en el mundo FEMDOM y te dejará con ganas de más”.

A la venta en librerías, Amazon, Casa del libro y El Corte Inglés.

Filippo, amor reencarnado ¿Te imaginas ser castigado a vivir tres vidas diferentes en tres épocas distintas? Alguno podría pensar que más que un castigo sería todo un regalo viajar a años tan dispares en la historia como al 800, a los años 20... Filippo se va a ver expuesto a varias situaciones, ¿aprenderá en su camino las lecciones que le puedan permitir seguir con su vida en donde la dejó?

ISBN: 9788494189548 Fecha de publicación: diciembre 2013

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¿Qué prefieres, verme desnuda o tamarnos un café? Novela corta, autorelato, basado en hechos reales vividos por el autor. Tiempos actuales, descritos en este libro, en el que se puede sentir identificado cualquier lector. Refleja la historia vivida por una persona que casi lo ha perdido todo a consecuencia de la crisis global, aferrándose a las cosas que le quedan, conociendo al popular político Sánchez Gordillo e incluso topándose con una mujer muy interesante.

ISBN: 9781300676218 Fecha de publicación: enero 203

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Ailin Skye Antologia de Cuentos Erase una vez, Vol. 1 CAPERUCITA ROJA Katia se ve obligada a ir al bar “La Casa de la Abuela” para surtir un pedido del arrogante e irresistible dueño, por el que todas las ciudadanas de Nunca Jamás babean, todas excepto ella, sin embargo encontrarse a solas en su territorio la hacen sentir la presa del Lobo Feroz. Para Logan han pasado trece largos y horrorosos años cantando a la luna llena, esperando a que su compañera la dulce Caperucita Roja. ¿Será capaz de hacerla caer en la más deliciosa de las rendiciones en una noche donde los cantos y celo nocturnos pueden desatar las mas candentes pasiones?

BLANCANIEVES Huyendo de nuevo de su madrastra Blancanieves hace caso a la recomendación de su amiga y decide internarse en el Bosque Encantado hasta llegar a la Mina abandonada de los Siete Enanos. Su sorpresa será encontrar una mansión y en ella a un jardinero sensual que está dispuesto a cuidar de ella de diversas y deliciosas formas. Los siete enanos por fin encuentran la visita de una mujer inesperada, sintiendo la necesidad de hacerla su compañera la introducirán en un mundo de placer, seducción y sensualidad sin fin hasta que ella pueda aceptar a los siete como una unidad total.

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PINOCHO Estrella el Hada Azul, después de abandonar su cargo al enterarse que el primer deseo que cumplió no salió como esperaba, cansada de tratar de enmendar el daño buscando a quién perjudicó decide dejar su puesto y vivir entre los humanos. Todo en su vida va bien hasta que recibe una invitación y ahí conoce al único hombre que inflama su pasión desde el primer vistazo. El antaño muñeco de madera ahora convertido en un adonis y en el hombre más amargado y vengativo, busca con desesperación a la mujer que le destrozó la vida, preparando la más decadente y sensual de las venganzas.

Formato: Versión Kindle Tamaño del archivo: 243 KB Longitud de impresión: 122 Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l. Idioma: Español ASIN: B00H0F9VA8

www.amazon.es/Erase-una-Vol-Antologia-Cuentosebook/dp/B00H0F9VA8/ref=pd_ecc_rvi_2

Tapa blanda: 122 páginas Editor: CreateSpace Independent Publishing Platform; Edición: 1 (7 de diciembre de 2013) Colección: Erase una vez Idioma: Español ISBN-10: 1494324474 ISBN-13: 978-1494324476

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“Tú mi vida” Vol. 1 y 2 Ana no consigue ver el fin de su sufrimiento y mucho menos al dolor que supone la muerte repentina e inesperada de su esposo en un accidente de caza, en el cual se vio implicado un único espectador: su gran amigo Fernando; un amor extraviado en el tiempo, pero que perdura y que la seguirá hasta el fin de sus días. Ana verá como el mundo se hunde bajos sus pies irremediablente, dado que es incapaz de salir del estado de luto en el que se halla sumergida. Pero tras la lectura de su testamento de su esposo, descubrirá que éste es en verdad un hombre vil, con una doble moral. Un hombre opuesto al que ella siempre imaginó y amó. Cuando cree que ya no hay salvación para su alma, cuando ni siquiera la halla para su futuro, cuando cree que el mundo no le puede dar más golpes... Su vida experimentará inexplicables afectos y emociones de manos de un insólito amante que le evolverá el latir a su ya maltrecho corazón. Un amor que la conducirá irremediablemente a una pasión tan insólita como desconocida en ella. Autora: María Vega Editorial: Ediciones Ortiz Precio en preventa: -PAX: 24 euros -Tú mi vida. Vol. 1: 12 euros -Tú mi vida. Vol. 2: 12 euros ISBN: -Tú mi vida. Vol. 1: 978-84-941812-3-8 -Tú mi vida. Vol. 2: 978-84-941812-4-5 Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz#!pre-venta-de-/c1t3e

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“La Tentación del Lobo” Saga Lobo III ¿Qué hacer cuando tu corazón pertenece al bando que desea matarte?, ¿Cederías tu vida o será superior el temor a sentir? Víctor desobedeció la orden, para él la caza no había terminado, hasta que el cazador se convirtió en presa, quedando en manos de quién podía eliminarlo. Xitsa, una bruja que odia por encima de todo a los lobos. Una asesina que no dudará en torturarlo por venganza. Sin piedad; sin sentimientos. Ya ha matado antes por lo que el lobo no significa nada; o eso creía… Descubrir la cruda realidad hará que Xitsa vea que todo lo que creía correcto no lo era. Se ha pasado la vida engañada, atrapada en su propio veneno y lo único que le queda ahora es lo que tanto persiguió; un lobo rencoroso y orgulloso que no está dispuesto a olvidar tan fácilmente hasta que pague. Un juego peligroso en el que confiar se vuelve imprescindible, una lucha intensa entre corazón, obsesión y perdón. La caza está servida ¿Quién saldrá vencedor de ella?. Autora: Leila Milà Editorial: Ediciones Ortiz Precio en preventa: 26 euros Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz#!pre-venta-de-/c1t3e

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“Una Navidad Alternativa” Vivimos con una venda en los ojos, un mundo donde hacer algo diferente a lo socialmente estipulado esta mal visto. El libro Una Navidad Alternativa esta compuesto por cuatro relatos que hablan de una Navidad diferente, carente del consumismo habitual, nos quita la venda de los ojos dejándonos ver el mundo real, un mundo donde las compras y los regalos no son lo mas importante. Autores: ganadores y finalistas del concurso Ediciones Ortiz Editorial: Ediciones Ortiz PVP: 13 euros Edición limitada Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz

“Descubriendo un nuevo mundo” ”Desde pequeña fue considerada una niña “rara”, pasaba inadvertida para una gran parte del mundo y así lo asumió, disfrutaba de una soledad buscada”. Su pasión era bailar, exhibirse; disfrutaba siendo el blanco de todas las miradas, sus danzas provocadoras y sensuales despertaban la incitación más carnal entre los espectadores de la Discoteca Armys, donde era la estrella nocturna. Subida al podium se sentía la reina que era. Dominar era su inclinación, la noche su delirio. La naturaleza fue generosa con ella, dotándola de un cuerpo escultural, un rostro bellísimo y su poderosa mirada que completaba con unos cabellos acordes. Era el sueño y fantasía sexual de aquel que la contemplaba y ella, consciente, lo potenciaba al máximo. No buscaba el amor, porque el perfil de su oponente no era algo que abundara en su ambiente y tampoco buscaba la típica relación convencional. Una novela llena de pasión, traiciones, envidias, celos, y realidad. Donde el componente oculto en la vida de Helaine es el BDSM. Autora: Samy S.Lynn Editorial: Ediciones Ortiz Precio: 20 euros ISBN: 978-84-941812-2-1 Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz

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“El Pozo de los Deseos” Sonia lleva un año amargada, desde que llegó a su nuevo hogar no puede olvidar que antes tuvo una vida mejor, se lleva fatal con los pijos de su instituto y no tiene amigos allí. Se ve obligada a ir con ellos a una excursión a Galicia, y es allí donde ve la luz para poder intentar cambiar su vida. En medio del bosque gallego, se encuentra abandonado un pozo, El Pozo de los Deseos, lugar mágico que esconde más de lo que parece, pues sus “habitantes” pueden hacer que el destino de las personas sea diferente a cambio de un objeto. ¿Será capaz ÉL de cambiar la insulsa vida de Sonia? Autora: Encarni Maldonado Editorial: Ediciones Ortiz PVP: 16,64 euros ISBN: 978-84-941812-1-4 Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz www.youtube.com/watch?v=9gZJ8i06hS8&feature=c4-overview&list=UU998UClLh_woPq_5apLvgog

A veces soñamos despiertos, pero otras, la gran mayoría lo hacemos justo cuando nuestros ojos se cierran sobre nuestra cómplice incondicional «la almohada». “Historias desde la Almohada” es un recopilatorio de relatos cortos que te llegan al alma y el corazón. Una ventana ha los sueños del autor, un susurro de su almohada. ¿Estáis preparados y preparadas para adentraros en los sueños? Adelante. Autor: Javier García Martinez Editorial: Ediciones Ortiz PVP: 14,60 euros ISBN: 978-84-941812-0-7 Donde adquirirlo: http://edicionesortiz.wix.com/edicionesortiz w w w. y o u t u b e . c o m / w a t c h ? v = _ 5 V l b x O f 3 g k & f e a t u r e = c 4 overview&list=UU998UClLh_woPq_5apLvgog

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