El método de Salvador Elizondo. “El mal de Teste” o la impronta de Paul Valéry
Claudia L. Gutiérrez Piña
“L
o que queda de un hombre es aquello que su nombre hace pensar, y las obras que hacen de ese nombre un signo de admiración, de odio o de indiferencia”. Estas palabras, con las que en 1894 Paul Valéry dio inicio a El método de Leonardo Da Vinci, son las mismas con las que casi cien años después, en 1981, el escritor mexicano Salvador Elizondo abre su texto “El método de Paul Valéry”. No hay un inicio más propicio para comenzar, en esta ocasión, este trabajo dedicado a la relación que se establece entre estos dos autores, quienes, en sus respectivos momentos y contextos, se convirtieron en signos de admiración por sus obras. Entre las presencias más importantes en los diálogos que la obra de Salvador Elizondo entabla con la tradición literaria, el nombre de Paul Valéry es un obligado. Y aunque la figura de Valéry atraviesa de manera permanente la trayectoria de Elizondo, sus huellas tienen distintas formas y honduras. La primera de ellas la encontramos en la faceta más temprana de conformación del perfil intelectual del escritor mexicano. Gracias a su diario —del cual conocemos algunas muestras en su reciente publicación por el Fondo de Cultura Económica— es posible reconstruir el proceso que forja la identidad [ 115 ]