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El año de la pandemia Covid-19 afecta a los estudiantes en distintas formas
El impacto del Covid sobre los estudiantes
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Todos hemos pasado una experiencia como ninguna otra durante el año pasado o más. El COVID-19 ha matado y ha alterado. Junto con los seres queridos que hemos perdido, el COVID ha cobrado un precio alto a los estudiantes y su escolarización.
Sabemos que según vaya desvaneciendo la pandemia y regresen los ritmos y comodidades de nuestras vidas anteriores, los historiadores y autores intentarán analizar y contextualizar la experiencia del COVID-19.
Con ese espíritu, nos hemos comunicado con las familias de cinco estudiantes de Kentucky de preescolares a estudiantes de colegio para escribir una crónica de su experiencia de la pandemia. De la misma manera en que la enfermedad fue impredecible y caprichosa, su efecto en los estudiantes varió también. A continuación, están sus historias.
Jesse Bray, Russell County High
Historias de John Lynch
La vida en la secundaria del condado Russell el año escolar pasado ejemplifica la imprevisibilidad de la pandemia. discapacitado por lesiones a su espalda y migrañas, se quedó en casa con Jesse. Jesse es muy sociable, le encanta hacer que los demás es-
Los estudiantes empezaron el año escolar aprendiendo tudiantes se rían y participa en las olimpiadas especiales. Sus virtualmente y luego regresaron a la escuela a tiempo parcial eventos son la carrera de 100 metros y el tiro del softball. una semana luego de las vacacio- También es gran fanático de la nes de otoño tan solo para ver una radio y sigue todas las estaciones subida de los casos de COVID en locales. Ha visitado muchas de ellas la zona. Tras solo una semana de y te puede decir todas las siglas de asistir a la escuela, los estudiantes identificación. regresaron al aprendizaje virtual. Él sigue muy de cerca su pro-
Después de las vacaciones de gramación. Si una estación cambia Navidad, los estudiantes regresaron su horario publicado, se conecta a a la escuela dos días a la semana y Facebook para corregirles. luego en marzo la semana escolar Jesse vivirá en casa luego de la consistió en cuatro días en persona secundaria y espera ofrecerse de y un día virtual. voluntario en una estación de radio.
Jesse Bray, el hijo de 19 años de La pandemia ha sido una mezcla Jennifer y Kevin, hizo lo posible para Jesse. De hecho, contrajo un para adaptarse al horario escolar en caso leve en octubre, pero se recuconstante cambio. Un estudiante peró pronto. de último año, Jesse se ha graduado con un diploma alternativo. Por la función anómala neurológiSeñal de los tiempos: Jesse Bray del condado Russell aprende virtualmente Sus estudios han seguido más o menos igual. Quizás aún mejor, dijo su madre. ca atrasada global con pérdida de “Jesse busca la atención, así que audición, Jesse estudia en una clase para los estudiantes que no se ha distraído tanto al trabajar virtualmente”, dijo ella. se clasifican como funcionalmente discapacitados mental- Dijo Jesse: “Me gustan las tareas que me dieron los promente. En algunas materias, Jesse trabaja al nivel del primer fesores. Muchos de ellos son juegos de aprendizaje. Me y segundo grado. gusta jugar los juegos y no se sentía como si estaba haciendo
Jennifer siguió trabajando durante la pandemia como matemáticas y lectura. Realmente son divertidos.” asistente administrativa en una imprenta y Kevin, quien es Continuada en la página 15
Kennedy Jones, Bowling Green High Addonis Omar, Highlands Middle School
Como estudiantes de primer año en Bowling Green High, Kennedy Jones, la hija de Lindsay de 16 años, realmente alcanzó su plenitud.
Encontró su confianza e hizo muchas amistades. Sabía cómo moverse en la escuela y era popular. De hecho, la votaron Miss Simpatía.
“Tenía notas excelentes y fue un comienzo fabuloso”, dijo Lindsay Jones.
Luego vino Covid. Kennedy nació con el síndrome de deficiencia GLUT1, un trastorno genético raro que ocasiona las convulsiones, retrasos motores y sociales y discapacidades intelectuales leves.
Aunque se le dificultan las destrezas sociales, es ingeniosa con una personalidad brillante. Estudia en un aula de recursos en la escuela y su trabajo es modificado. Kennedy está en un trayecto de carrera en la escuela y le encantan los animales.
El progreso de Kennedy se frenó súbitamente cuando se cerraron las escuelas en marzo de 2020. Aprende mejor con las manos – para aprender las matemáticas, siempre ha contado con manipulativos – así que el aprendizaje virtual no le funcionó.
Durante el aprendizaje virtual, se sentaba en la computadora sin decir ni una sola palabra.
Es hija única y no se podía relacionar con los demás niños en su vecindario, así que volvieron atrás sus destrezas sociales.
Todo fue muy duro para ella. Lloraba a menudo y con cada anuncio de una extensión de la cuarentena de la escuela, Kennedy lloraba aún más.
Lindsay trabajó de casa durante la pandemia y fue testigo a las dificultades de su hija de primera mano.
“Fue muy difícil verla luchar”, dijo Lindsay Jones. “Aún a mí me costaba. Cuando tu hija está llorando porque no puede ir a la escuela y es difícil explicarle lo que está pasando, eso es difícil para una madre”.
Finalmente, regresaron los estudiantes a la escuela a tiempo completo luego de las vacaciones de Navidad. Kennedy se puso feliz de nuevo, encantada de estar otra vez en el aula viendo sus amigos.
Pero con todas las interrupciones, Kennedy no ha avanzado en lo académico. Con el cierre de su sistema de apoyo y el fracaso de aprendizaje en línea para Kennedy, no podía avanzar. Cuando se cerraron las escuelas públicas de Louisville en marzo de 2020, paró todo para Addonis Omar, el hijo de Aisha and Addonis Sr. de 13 años.
Para la familia, se sintió como si hubieran vuelto a cero.
“Todo por lo que habíamos luchado, el concepto de equipo que había ayudado a nuestro hijo, casi se sentía que todo era para nada”, dijo Aisha.
Nada de escuela para Addonis significaba no solamente no tener clases sino también nada de terapia ni actividades extracurriculares como el equipo de béisbol, el club de arte, y la asociación de estudiantes negros. Además, se cerró el centro comunitario cerca de su vecindario.
Addonis tiene autismo con retrasos del habla. Necesita la terapia del habla y puede usar palabras, pero escasamente.
Académicamente, su nivel de comprensión está bajo y se le dificulta enfocarse, pero está en un trayecto de diploma en la escuela. Con las acomodaciones adecuadas, tenía éxito en la población general en Highland Middle School.
Hasta que apareció el COVID. Aisha no estaba impresionada – por decir lo menos – con el programa de instrucción no tradicional inicial de las escuelas públicas de Louisville.
“Fue horrible”, dijo ella. “El wifi siempre se iba. Había mucho trabajo improductivo y los profesores estaban aprendiendo sobre la marcha”.
Mientras tanto, Addonis estaba ajustándose al hecho de que su papá se convirtió en el asistente primario con sus estudios.
Una vez que llegó el verano, las cosas realmente se deterioraron para Addonis, quien cayó en una depresión profunda.
No salía de la cama, no comía sus comidas favoritas, no miraba tele ni jugaba a videojuegos.
“Durante tres semanas fue como el silencio total”, dijo Aisha. “Realmente me dio miedo”.
Addonis eventualmente se sacó de la depresión a tiempo para el año escolar nuevo. El estreno NTI 2.0 de Louisville fue una gran mejora, dijo Aisha.
“Imitó el día escolar más”, dijo ella. “El trabajo fue mejor y todo no se sintió tan caótico”.
Sin embargo, Addonis estaba en casa, un aprendiz que aprende mejor con las manos que solo tenía una pantalla para relacionarse. Extrañaba a sus amigos en la escuela y fue difícil arreglar la terapia.
Cuando se volvió a abrir la escuela en la primavera, quería
Como muchos otros estudiantes, Liam Orduna sufrió más durante la pandemia porque no podía ver a sus amigos.
El hijo de Maria and Agustin Orduna de 5 años, Liam nació con hiperglicinemia no cetósica (NKH en inglés), un trastorno metabólico raro ocasionado por un defecto en el sistema de encimas. Nació saludable pero cuando empezó a comer padeció convulsiones por el NKH.
Esas convulsiones están en mayor parte bajo control, pero Liam sigue no verbal, todavía no camina y tiene poco uso de sus manos. También requiere ayuda para comer, cambiar de ropa y las otras actividades de la vida cotidiana.
A los 3 años, ingresó al preescolar operado por las escuelas públicas del condado Fayette, en el que se satisficieron sus necesidades. En la escuela, usa andador y una silla para actividades y trabaja con terapeutas ocupacionales, físicos, visuales y de habla. Tiene impedimento de vista cortical y no se puede en centrar en una pantalla.
Entonces, cuando se cerraron las escuelas en marzo de 2020, todo paró para él. Como asistente certificada de enfermería, María fue trabajadora esencial y Agustín, empleador de Toyota, se quedó en casa con Liam.
La falta de un horario estructurado le pegó fuerte a Liam.
“Él es como un pequeño reloj. Necesita más estructura que los demás niños”, dijo María. “Fue difícil hacerlo entender por qué no iba a la escuela o la terapia”.
En agosto, asistió al preescolar solo para la terapia en un cuarto por sí solo. Es fue una mejora, pero todavía le faltaba la interacción con sus compañeros.
“Liam es muy amiguero, y perdimos la interacción humana”, dijo María. “No tuvo la oportunidad de despedirse de los amigos y profesores. Le hace falta ver a los niños”.
En febrero de este año, las escuelas públicas del condado Fayette permitieron que sus terapeutas trataran a Liam en casa. Pero todavía no tenía compañeros para jugar. Su hermano mayor, Dylan, de 9 años, regresó a la escuela pero por su salud delicada, Liam se quedó en casa por el resto del año escolar de 2020-21.
“Académicamente, no sabemos cuánto aprende, pero se motiva al mirar a sus compañeros”, dijo María. “Cuando los otros niños se ríen, él se ríe. Cuando corren, él quiere cor-
Henry Wilson, Clays Mill Elementary
En algunas formas, la pandemia fue una bendición para Henry Wilson, el hijo de Lori de Stephen Wilson de Lexington de 10 años. Hasta el año pasado, Henry, que entrará en el quinto grado en el otoño, chocó con la escuela, a veces en forma violenta.
Henry tiene autismo con diagnóstico de TDAH. Es inteligente, verbal y social, pero tiene problemas de conducta. Cuando está triste, estresado, con miedo o hasta con hambre, se enoja. Y es grande para su edad. En el preescolar, mordía, pegaba, pateaba y se estimulaba.
A los 2 años lo echaron de su primer preescolar. Luego, se matriculó en el Centro de Desarrollo Infantil del Bluegrass, el cual se especializa en los niños con problemas y discapacidades de aprendizaje. Henry recibió terapia ocupacional y de terapia allí y se mejoró su experiencia escolar.
Luego vino el kínder en Clays Mill Elementary y un entorno nuevo y mucho más grande.
“Escuchamos historias de horror de cómo él golpeaba a los maestros, derrumbaba las estanterías y no nos lo podíamos creer”, dijo Lori Wilson. “Pero luego yo visité la escuela y lo escuché en el aula y sí, estaba angustiado y se enojaba”.
Pero Wilson agrega rápidamente que “somos una historia de éxito en las escuelas públicas del condado Fayette. La escuela hizo una labor excelente con él”.
Henry siempre ha tenido paraeducadores en la clase y mientras el personal de la escuela aprendía más de él, encontraba más recursos para ayudarlo a tener éxito.
Luego las cosas mejoraron aún más. Lori lo llama mágico.
En enero de 2020 en la reunión regular del Comité de Ingresos y Liberaciones, el equipo de liderazgo de educación especial del Distrito, el cual incluye a Adam Liechty y Christina Grace, introdujo un programa piloto. De seis a ocho estudiantes se reunirían en un aula especial en Clays Mill Elementary y trabajar uno a uno con los maestros y estudiantes graduados en la Universidad de Kentucky.
El principio guía del programa es el Análisis de Conducta Aplicada (ABA, en inglés), un sistema sustentado por datos empíricos que cuenta con el refuerzo positivo y el registro para centrarse en desencadenantes específicos para los estudiantes.
Los Wilson estaban entusiasmados. Luego vino COVID. Se pospusieron el programa y la colaboración.
Jesse Bray, Russell County High
Pero le hacía falta la interacción social de la escuela, sobre todo las actividades extracurriculares como los espectáculos de porristas, los eventos deportivos y las asambleas escolares. También extrañaba asistir a la clase de gimnasio, ir a la biblioteca y visitar sitios de trabajo.
“Ha sido muy diferente y un poco solitario”, dijo él. “Extraño a todos – los profesores, mis compañeros de clase y tutores compañeros”.
Afortunadamente, Jesse es una persona feliz y parece ser inmune a los sentimientos de depresión, así que su estado de ánimo nunca cambió durante la pandemia. No más le hacía falta ir a la escuela.
Pero el año escolar terminó bien. Jesse asistió al Proyecto Graduación en el cual sus tutores compañeros lo apoyaron para jugar juegos, disfrutar de inflables y bailar. Durante los obsequios, Jesse ganó dos tarjetas de regalo y un televisor de 32”. ¿Qué más se puede pedir de un final feliz? n
Kennedy Jones, Bowling Green High
Puede ser estudiante de tercer año en el otoño o repetir su segundo año bajo las provisiones de segunda oportunidad que ofrece la escuela.
Eso causa un dilema para padres como Lindsay. El tercer año significa cosas como el baile del fin de curso y otros beneficios sociales, pero ¿se beneficiaría su hija de una segunda oportunidad?
“Realmente estoy ante un conflicto interno, todavía indecisa”, dijo Lindsay. “Otros padres se sienten igual. Es una decisión dura. En general, toda esta experiencia ha sido un infierno para nuestra familia” n
rer. Ahora no tiene eso. Sí que perdimos eso”.
Está matriculado en el kínder para el año que entra, lo cual causa emoción e inquietud para la familia. Otro entorno nuevo para Liam, con amigos, maestros y terapeutas nuevos.
“Esto es otro gran ajuste y será interesante ver cómo se adapta. Pero lo esperamos con ansias”, dijo María.
En general, le da buenas notas al distrito escolar por la manera en que manejó la pandemia.
“Tenemos un niño saludable en la casa y un niño médicamente frágil en la casa”, dijo María. “Estamos agradecidos que el distrito nos haya dado la opción para que los niños se quedaran en casa si los padres pensaban que su niño no estaría a salvo en la escuela. Y estamos agradecidos que sus terapeutas quisieran trabajar con Liam”.
“Los padres estaban frustrados y nosotros también, pero creo que el distrito estaba haciendo lo que podía.” n
Addonis Omar, Highlands Middle School
regresar pero Aisha lo mantuvo en la casa por preocupaciones de su salud. Todas las buenas noticias sobre la vacuna hicieron que Aisha estuviera nerviosa porque a Addones le dan miedo las agujas.
De todos modos, ella espera que regrese él a la escuela en el otoño cuando entrará en el octavo grado.
“Todavía es incierto y hay mucho que tenemos que recalibrar”, dijo ella. Se siente como si estuviera terminando la pandemia para nosotros, pero solo es un pedazo de luz al final del túnel. De todos modos, permanezco optimista que le vaya a ir bien en el otoño”. n
Henry Wilson, Clays Mill Elementary
cuelas en marzo de 2020 y las mantuvieron cerradas durante un año. Pero durante la pandemia, Henry se encontraba entre los estudiantes con discapacidades selectos que regresaron a la escuela dos veces a la semana para recibir la instrucción individualizada.
“Henry tenía todo, y eso es cuando vimos la magia”, dijo Lori.
Juntos con su maestra, Meredith Davis, estaba su terapeuta de ABA Jessika Vance-Morgan y técnico de conducta Kevin Tillery. Esencialmente, recibió la instrucción tres a uno.
“Hemos visto más crecimiento emotivo y cognitivo durante los últimos seis meses que en su vida entera”, dijo Lori. “Su director, Grant Davis, dijo que fue una de las mejoras más grandes que jamás ha visto”.
Ahora a Henry le encantan sus maestros y asistir a la escuela. Su nivel de lectura subió del primer grado a principios del cuarto. Casi ha dejado de pegar por completo.
Este verano, Henry está trabajando con su terapeuta ABA y los Wilson son optimistas sobre el año escolar que entra, el cual va a ser una prueba de sus destrezas sociales. Henry pasó poco tiempo con sus compañeros durante la pandemia.
Afortunadamente, dice Lori Wilson, su hijo estará en las escuelas públicas del condado Fayette.
“No puedo elogiar lo suficiente la escuela”, dijo ella. “Todas las personas con las cuales hemos tratado de veras están intentando hacer lo mejor para mi hijo. Henry siempre ha tenido paraeducadores y terapeutas y la escuela ha proporcionado un apoyo inclusivo y de equipo.
“Ninguna escuela privada se aproxima al cumplimiento de las necesidades de mi hijo. Esa es absolutamente la mejor opción para nosotros.” n