LHDI MISTERIOS 5

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Bienvenid@s de nuevo y gracias por adentraos al mundo del misterio a través de LHDI MISTERIOS, en este encontraréis la sección PELICULAS MALDITAS, volvemos a tener las colaboraciones de lujo de: -SIGMA INVESTIGACIÓN PARANORMAL, nos hablarán de LAS MUERTES DEL MONTE EVEREST Y DE ELISABETH KüBLER- ROSS. -GRUPO HEKATE INVESTIGACION, y su sección LOS CUENTOS DE HEKATE con una espeluznante historia LA AMIGA INVISIBLE. -TCI ESPAÑA Y PARAPSICOLOGIA NERJA, con su sección CUADERNO DE CAMPO, nos hablarán sobre INVESTIGACION PARANORMAL

www.lahoradelinframundo.com Contacto: Juanjsuarez30@gmail.com Director: Juan José Suárez




Localizada en el Himalaya, delimitando la frontera entre Nepal y China, y a una altura de 8,848 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Monte Everest, considerada la montaña más alta del mundo. El clima ahí arriba es extremo. En invierno, la temperatura promedio en la cumbre es de -36ºC, legando a alcanzar hasta los -60ºC, y en Verano, durante los meses más cálidos, la temperatura promedio es de -20ºC. A partir de los 8.000 metros de altura, los escaladores entran en una zona conocida como “zona de la muerte”, una zona donde la adaptación climatológica es casi imposible, y ya que la cantidad de oxígeno se reduce drásticamente, es necesaria la utilización de botellas (tanques) de oxígeno. Una vez en la “zona de la muerte”, el peligro al que se enfrentan los escaladores, se incrementa de manera importante, si sufriese el indeseable “mal de altura”, alguna fractura por caída, congelaciones, o cualquier otra razón que le impidiese moverse por sí mismo, sería prácticamente imposible su rescate, es una tarea casi imposible que un grupo de escaladores lo ayudasen a salir de la “zona de la muerte”. Las bajas temperaturas, la necesidad de hacer hasta 3 respiraciones a cada paso que se da, lo hostil del terreno y la necesidad del corazón de latir más rápido, incluso estando en reposo, para poder suministrar oxígeno, hace que esta tarea sea imposible hasta para los montañistas más experimentados, a esa altura, ni un helicóptero puede llevar a cabo algún tipo de rescate.

(MONTE EVEREST VISTO DESDE EL ESPACIO)


A la fecha, hay más de 200 cadáveres en el Everest, 150 nunca se han encontrado. Las rutas de acceso a la cima de la montaña, se encuentran llenas de cuerpos (más de 40), que han quedado exactamente en el punto donde murieron. Muchos de ellos (al desconocerse de quién se trataba), han sido ‘bautizados’ utilizando apelativos de acuerdo al tipo de ropa que llevaban, o la postura de sus rígidos cuerpos sin vida y son utilizados como puntos de referencia. Dos nepalíes, en 1982, trataron de rescatar un cuerpo y murieron en el intento, todos los que acceden por la ruta Sur tienen que pasar sorteando un cadáver, a menos de un metro, siguiendo las cuerdas guía. Existe una gran polémica por los intereses comerciales que existen en el Everest, los clientes contratan a un guía y unos sherpas para subir, y pagan por conseguir llegar a la cima, ese es su principal objetivo y no la de ayudar y rescatar a terceras personas, aunque no siempre es así.


Una de los muchos casos que ejemplifican trágicamente la incapacidad de los escaladores de rescatar a alguien que pierde auto suficiencia en la montaña es el de Francys Arsentiev, experimentada montañista quería conseguir la cima sin oxígeno, y el 22 de Mayo de 1998 logró su objetivo junto a su marido, Sergei Arsentiev. Durante el descenso, en medio de la oscuridad y aunado a la poca visibilidad en lo alto de la montaña, la pareja se separó sin darse cuenta, Sergei llegó al campamento pero su mujer no, al percatarse de eso, cogió varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla, la mañana del 23 de Mayo, una expedición encontraba a Francys a unos pocos metros de la cima semiinconsciente y con síntomas de congelación, tras suministrarle oxígeno, intentaron arrastrarla pero les resultó imposible y se vieron obligados a abandonarla, llegando al campamento, se cruzaron con Sergei que subía a rescatarla, esa fue la última vez que Sergei fue visto con vida. Cathy O’Dowd contó que Francys no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen, después de intentar reanimarla y arrastrarla durante más de una hora, Cathy y su equipo se vieron obligados a abandonarla, escuchando sus súplicas mientras se alejaban, Francys murió por congelación. Por algún motivo, los cuerpos no quedan enterrados bajo la nieve, sino que permanecen visibles durante varias décadas, tal vez sea por los fuertes vientos que limpian la nieve que cae sobre ellos, o quizás sea por los colores de sus ropas que atraen mejor la luz del sol, consiguiendo el suficiente calor como para que la nieve no endurezca, muchos cuerpos continúan en la cima más alta del mundo.


Pero existe un caso extraordinario, al que hasta la fecha, no se le ha podido encontrar una explicación. Tal es el caso de Lincoln Hall. Bautizado por la prensa como el “muerto viviente” del Everest, el 25 de Mayo del 2006, Lincoln Hall descendía de la cima, presentando serios problemas de mal de altura, lo que le causaba serias alucinaciones. Los sherpas trataron de ayudarlo hasta que se quedaron sin suministros y el jefe del equipo les ordenó regresar, abandonando a Lincoln a su suerte, cuando llegaron al campamento, comunicaron a su familia el fallecimiento, pero insólitamente , al día siguiente, a las 7 de la mañana

un equipo estadounidense encontró a Lincoln Hall, a 8.700 metros de altura en la montaña. Se encontraba sentado con las piernas cruzadas, no llevaba puestos los guantes y se encontraba con el torso desnudo. Estaba cambiándose la camiseta, no llevaba las gafas, el gorro, ni máscara o botellas de oxígeno, ni saco de dormir, mantas o abrigos que le cubriesen de las bajísimas temperaturas en la montaña, ni cantimplora de agua, sólo dijo:

-“Les sorprenderá verme por aquí”-


Inmediatamente se coordinaron las labores de rescate, doce sherpas fueron enviados y se unieron a los 4 integrantes de la expedición, lograron que Lincoln bajase andando hasta el campamento, y aunque sufrió graves congelaciones en los dedos de los pies y las manos y un edema cerebral, finalmente se recuperó. Todavía hoy es un misterio para médicos, especialistas y experimentados montañistas, cómo pudo resistir su cuerpo a aquella noche a 8.700 metros de altura, las bajas temperaturas y las inclemencias del tiempo. El caso de Lincoln Hall, es hoy un misterio aún sin resolver.

¿Quiénes son los Sherpas? Los sherpas son habitantes de las faldas del Everest, lo que explica su fácil aclimatación y su resistencia a la altura. Alrededor del Everest viven algo más de 12.000 sherpas, quienes trabajan como guías y cargadores personales y cobran entre 5,000 y 7,000 dólares por llegar a la cima, son ellos los que colocan la mayoría de las cuerdas fijas y aceptan que no escalan montañas por el placer que mueve a los occidentales, sino para ganarse la vida.


Los sherpas, cargan el equipo, montan los campamentos de altura, fijan cuerdas, cocinan o rescatan (si es que es posible) a los que se encuentran en problemas. Los sherpas son hombres fuertes, que gozan de aclimatación natural a la altura, lo que les permite moverse con facilidad allí donde la mayoría de los occidentales apenas puede caminar. El 18 de Abril del 2014, un alud acabó con la vida de 16 sherpas, dejando malheridos a otros 6. El mayor accidente sucedido en la historia del Everest hasta la fecha, ocurrido a 5.800 metros, en el conocido como Campo de Palomitas de Maíz, llamado así por la forma de los enormes bloques de hielo esparcidos. Cuando las víctimas se encontraban a 150 metros del final de ese peligroso tramo, se produjo una avalancha provocada por un enorme bloque de hielo. La gloria y el infierno de la montaña más alta del mundo. En memoria de todos los que han perdido la vida allá… Descansen en paz.

Sigma Investigación Paranormal Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Fallecidos_en_el_Monte_Everest









Extrañas visiones, aires fríos que no vienen de ningún lado, mala suerte que persigue a varios miembros del equipo... Hay películas que están rodeadas por historias paranormales que ponen los pelos de punta. Algunas de ellas pueden ser meras leyendas para los menos creyentes, pero otras son auténticas representaciones de la mala suerte.

Expediente Warren Cuando los miembros originales de la familia en la que se basa la película acudieron al set de rodaje, dijeron que sintieron un viento frío. Sin embargo, ningún árbol de los alrededores se movía. James Wan también sufrió una experiencia con el más allá. Un cachorro que acababa de adoptar se quedó mirando a un lado de la habitación en el que no había nada y comenzó a gruñir agresivamente. Wan declaró que el perro siguió algo con la cabeza, pero él no vio nada.


La semilla del diablo De nuevo un rodaje en el que muchas personas fallecieron. El compositor Krzysztof Komeda murió a causa de un coágulo cerebral, de la misma manera que muere uno de los personajes de la película. El productor William Castle murió por un envenenamiento urémico después de se hiciese la película. Un rumor señala que la película está maldita porque escucharon "Rosemary, por el amor de Dios, tira ese cuchillo", mientras estaba siendo tratado. Pero sin duda, el suceso más trágico que rodea el filme, es la trágica muerte de Sharon Tate -mujer del director Roman Polanski- y sus amigos a manos de la secta de Charles Manson.


The Possession: El origen del mal El actor Jeffrey Dean Morgan se declara un escéptico pero asegura que no pudo evitar dudar cuando comenzaron a pasar cosas raras en el rodaje de The Possession: El origen del mal: luces que explotaban sin razón, corrientes de viento frío en sitios cerrados...El suceso más grave fue cuando se originó un terrible incendio que quemó todo el material de atrezzo de la película, la investigación posterior confirmó que no había habido ningún fallo eléctrico, uno de los elementos que se quemó fue la caja Dybbuk de la película -supuestamente habitada por un espíritu-. Cuando trajeron la nueva caja, nadie quería quedarse al lado de ella.


La saga Matrix La mala suerte persiguió a algunos de los miembros del equipo, especialmente a Keanu Reeves. La novia del actor, Jennifer Syme, dio a luz a un bebé sin vida y, poco después, murió en un accidente de coche. Pocos meses después, la cantante Aaliyah, quien iba a interpretar a Zee en Matrix Reloaded, murió en un accidente de avión. Sin embargo, ahí no acabó la racha de mala suerte. Gloria Foster, quien interpreta al oráculo, también falleció y las malas noticias volvieron a la vida de Keanu Reeves. Acabó en el hospital tras un accidente de moto, poco después regresó por una lesión en el pie que sufrió en el set y su hermana recayó en su lucha contra la leucemia.


Ghost of Goodnight Lane Esta película de terror de 2014 se inspiró en la historia real del estudio de rodaje Media World Company de Texas, el cual dicen que está encantado. El productor Alin Bijan se enteró de que varios miembros que habían trabajado ahí habían visto un hombre desconocido vagando por el set. El equipamiento se movía cuando nadie estaba cerca e, incluso, alguno aseguró que le habían pegado en la cara de forma misteriosa. En 2010, un grupo de investigadores de lo paranormal dijeron que el estudio estaba encantado. Cuando rodaron la película en Media World Company, el reparto y el equipo técnico declararó haber visto luces parpadeando y accesorios que caían del techo sin previo aviso. Lo más espeluznante es que algunas personas escucharon que decían su nombre, pero nadie de su alrededor lo había dicho.


Terror en Amityville James Brolin, el director de la entrega original, no aceptó el encargo hasta que tuvo un "espeluznante" suceso. Estaba leyendo el guion en las primeras horas de la mañana y, cuando llegó a la parte más interesante de la historia, un par de pantalones se cayeron de una percha. El susto de Brolin fue tal que saltó de su silla. En ese momento se dio cuenta del potencial de la historia. Justo antes de comenzar el rodaje de la segunda entrega, según informa MTV, el cuerpo sin vida de un pescador llegó a la orilla del sitio en el que iban a grabar el filme. Un suceso que creó el ambiente de tensión necesario para la película.


Annabelle Si algo extraño ocurrió en el rodaje de Expediente Warren, en el de Annabelle no podría ser menos. El director John R Leonetti dijo que cuando se preparaban para rodar, vio tres línes dibujadas en el polvo de la ventana de la sala de estar, lo que es un reflejo de los tres dedos del demonio en la película. Además, también declaró que un foco se cayó sobre un actor que interpretaba a un portero.... ¡mientras grababa una escena en la que el demonio mata a ese portero! FUENTE: http://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia18534096/




"Si existe el más allá" Lo confirma la destacada científica, Elisabeth Kübler- Ross. Esta afamada psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, personas moribundas y los cuidados paliativos, recabó centenares de testimonios de experiencias extracorporales, lo que la llevó a concluir que “la muerte no era un fin, sino un resplandeciente comienzo”. La doctora Elisabeth Kübler-Ross, ha conseguido convertirse en el siglo XX en una de las mayores expertas mundiales en el fúnebre tema de la muerte, al establecer novedosos cuidados paliativos con personas enfermas, en procesos de muerte (en su libro “On death and dying”, de 1969, describe las diferentes etapas a las cuales se enfrenta el enfermo según se acerca su muerte: la negación, ira, negociación, depresión y finalmente, la aceptación). Pero además, esta médico, psiquiatra y escritora, también se convirtió en una precursora en el campo de la investigación de las experiencias cercanas a la muerte, lo que le permitió concluir algo que asustó a muchos de sus colegas: sí existe vida después de la muerte. La disciplinada formación académica y científica de esta doctora, graduada en Psiquiatría en Los Estados Unidos y quien recibiera 23 doctorados honoríficos, se vería fuertemente probada durante sus prácticas profesionales.


Los enfermos desahuciados a los que ayudaba a enfrentar el proceso de muerte de una manera menos dolorosa, le relataban una sería de extraordinarias experiencias paranormales, lo que la llevó a investigar si existía la vida después de la muerte. Así que se dedicó a estudiar miles de casos alrededor del mundo de personas de diferente raza, creencia religiosa y edad, que habían sido declaradas clínicamente muertas, y que lograron sobrevivir.

La Doctora Küble Ross, narra una de las experiencias más sorprendentes que le fueron narradas por uno de sus pacientes. “El primer caso que me asombró fue el de una paciente de apellido Schwartz, que estuvo clínicamente muerta mientras se encontraba internada en un hospital. Ella se vio deslizarse lenta y tranquilamente fuera de su cuerpo físico y pronto flotó a una cierta distancia por encima de su cama. Nos contaba, con humor, cómo desde allí miraba su cuerpo extendido, que le parecía pálido y feo. Se encontraba extrañada y sorprendida, pero no asustada ni espantada. Nos contó cómo vio llegar al equipo de reanimación y nos explicó con detalle quién llegó primero y quién último. No sólo escuchó claramente cada palabra de la conversación, sino que pudo leer igualmente los pensamientos de cada uno. Tenía ganas de interpelarlos para decirles que no se dieran prisa puesto que se encontraba bien, pero pronto comprendió que los demás no la oían. La señora Schwartz decidió entonces detener sus esfuerzos y perdió su conciencia. Fue declarada muerta cuarenta y cinco minutos después de empezar la reanimación, y dio signos de vida después, viviendo todavía un año y medio más. Su relato no fue el único.


Mucha gente abandona su cuerpo en el transcurso de una reanimación o una intervención quirúrgica y observa, efectivamente, dicha intervención”.

La doctora Kübler-Ross añade o siguiente: “Otro caso bastante dramático fue el de un hombre que perdió a sus suegros, a su mujer y a sus ocho hijos, que murieron carbonizados luego que la furgoneta en la que viajaban chocara con un camión cargado con carburante. Cuando el hombre se enteró del accidente permaneció semanas en estado de shock, no se volvió a presentar al trabajo, no era capaz de hablar con nadie, intentó buscar refugio en el alcohol y las drogas, y terminó tirado en la cuneta, en el sentido literal de la palabra. Su último recuerdo que tenía de esa vida que llevó durante dos años fue que estaba acostado, borracho y drogado, sobre un camino bastante sucio que bordeaba un bosque. Sólo tenía un pensamiento: no vivir más y reunirse de nuevo con su familia. Entonces, cuando se encontraba tirado en ese camino, fue atropellado por un vehículo que no alcanzó a verlo. En ese preciso momento se encontró él mismo a algunos metros por encima del lugar del accidente, mirando su cuerpo gravemente herido que yacía en la carretera. Entonces apareció su familia ante él, radiante de luminosidad y de amor. Una feliz sonrisa sobre cada rostro. Se comunicaron con él sin hablar, sólo por transmisión del pensamiento, y le hicieron saber la alegría y la felicidad que el reencuentro les proporcionaba. El hombre no fue capaz de darnos a conocer el tiempo que duró esa comunicación, pero nos dijo que quedó tan violentamente turbado frente a la salud, la belleza, el resplandor que ofrecían sus seres queridos, lo mismo que la aceptación de su actual vida y su amor incondicional, que juró no tocarlos ni seguirlos, sino volver a su cuerpo terrestre para comunicar al mundo lo que acababa de vivir, y de ese modo reparar sus vanas tentativas de suicidio. Enseguida se volvió a encontrar en el lugar del accidente y observó a distancia cómo el chofer estiraba su cuerpo en el interior del vehículo. Llegó la ambulancia y vio cómo lo transportaban a la sala de urgencias de un hospital. Cuando despertó y se recuperó, se juró a sí mismo no morirse mientras no hubiese tenido ocasión de compartir la experiencia de una vida después de la muerte con la mayor cantidad de gente posible”.

La doctora Kübler-Ross añadió, “investigamos casos de pacientes que estuvieron clínicamente muertos durante algunos minutos y pudieron explicarnos con precisión cómo los sacaron el cuerpo del coche accidentado con dos o tres sopletes.


O de personas que incluso nos detallaron el número de la matrícula del coche que los atropelló y continuó su ruta sin detenerse. Una de mis enfermas que sufría esclerosis y que sólo podía desplazarse utilizando una silla de ruedas, lo primero que me dijo al volver de una experiencia en el umbral de la muerte fue: «Doctora Ross, ¡Yo podía bailar de nuevo!», o niñas que a consecuencia de una quimioterapia perdieron el pelo y me dijeron después de una experiencia semejante: «Tenía de nuevo mis rizos». Parecían que se volvían perfectos. Muchos de mis escépticos colegas me decían: «Se trata sólo de una proyección del deseo o de una fantasía provocada por la falta de oxígeno.» Les respondí que algunos pacientes que sufrían de ceguera total nos contaron con detalle no sólo el aspecto de la habitación en la que se encontraban en aquel momento, sino que también fueron capaces de decirnos quién entró primero en la habitación para reanimarlos, además de describirnos con precisión el aspecto y la ropa de todos los que estaban presentes”.

-LA MUERTE NO EXISTELa Doctora, Elisabeth KüblerRoss, aseguró que la muerte no existe como tal, que no es el fin de todo, es simplemente abandonar un cuerpo físico, así como las mariposas abandonan el capullo, para después continuar viviendo de otra forma. ”Ninguno de mis enfermos que vivió una experiencia del umbral de la muerte tuvo a continuación miedo a morir. Ni uno sólo de ellos, ni siquiera los niños. Tuvimos el caso de una niña de doce años que también estuvo clínicamente muerta.


Independientemente del esplendor magnífico y de la luminosidad extraordinaria que fueron sido descritos por la mayoría de los sobrevivientes, lo que este caso tiene de particular es que su hermano estaba a su lado y la había abrazado con amor y ternura. Después de haber contado todo esto a su padre, ella le dijo: «Lo único que no comprendo de todo esto es que en realidad yo no tengo un hermano.» Su padre se puso a llorar y le contó que, en efecto, ella había tenido un hermano del que nadie le había hablado hasta ahora, que había muerto tres meses antes de su nacimiento”. La doctora añadió: “en varios casos de colisiones frontales, donde algunos de los miembros de la familia morían en el acto y otros eran llevados a diferentes hospitales, me tocó ocuparme particularmente de los niños y sentarme a la cabecera de los que estaban en estado crítico. Yo sabía con certeza que estos moribundos no conocían ni cuántos ni quiénes de la familia ya habían muerto a consecuencia del accidente. En ese momento yo les preguntaba si estaban dispuestos y si eran capaces de compartir conmigo sus experiencias. Uno de esos niños moribundos me dijo una vez: «Todo va bien. Mi madre y Pedro me están esperando ya.» Yo ya sabía que su madre había muerto en el lugar del accidente, pero ignoraba que Pedro, su hermano, acababa de fallecer 10 minutos antes”. La doctora Kübler-Ross explicó que una vez abandonado el cuerpo físico y después de haberse reencontrado con sus seres queridos, aquellos a quienes se amó y habían partido antes, se pasa por un proceso de transición absolutamente marcado por factores culturales terrenales, donde ven una luz al final del túnel y experimentan una paz indescriptible, es cuando conocen la más exquisita sensación de tranquilidad y de amor incondicional, no hay palabras para poder describirlo. Cuando alguien se enfrenta al umbral de la muerte y ve fugaz-


mente esa luz al final del túnel, experimentan algo tan sublime, que ya no quieren regresar. Luego de que en 1995 sufriera una serie de apoplejías que paralizaron el lado derecho de su cara, la Dra. Kübler-Ross, falleció en Scottdale, Arizona, el 24 de agosto del 2004. Se enfrentó a su propia muerte con la valentía que había afrontado la de los demás, y con el coraje que aprendió de sus pacientes más pequeños. Sólo pidió que la despidieran con alegría, lanzando globos al cielo para anunciar su llegada. En su lecho de muerte, sus amigos y seres queridos le preguntaron si le temía a la muerte, a lo que ella replicó: «No, de ningún modo me atemoriza; diría que me produce alegría de antemano. No tenemos nada que temer de la muerte, pues la muerte no es el fin sino más bien un radiante comienzo. Nuestra vida en el cuerpo terrenal sólo representa una parte muy pequeña de nuestra existencia. Nuestra muerte no es el fin o la aniquilación total, sino que todavía nos esperan alegrías maravillosas”.

Sigma Investigación Paranormal Fuente: https://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/elizabethkubler-ross-la-connotada-cientifica-que-confirmo-que-si-existe-el-masalla/




En Londres, no hace mucho tiempo, vivía en un confortable y céntrico piso un matrimonio con su hija de seis años Elisabeth. Los padres de Lisie (que así la llamaban cariñosamente), empezaban a preocuparse por la pequeña, la ausencia de amigas era notable, en el colegio no quería jugar con nadie, en sus cumpleaños celebraba las fiestas con sus padres y…. sus muñecas, era doloroso observarla como se veía siempre en soledad, con la manita de uno de sus bebes de trapo colgada de la suya. Los padres necesitaban actuar con rapidez, y pensaron que quizás un cambio sería bueno para ella, tendrían que buscar otros aires donde Lisie se sintiera a gusto y pudiera jugar en libertad sintiendo la hierba bajo sus pies, y los rayos del sol acariciando su pálida carita. Sin pérdida de tiempo se pusieron a la difícil tarea de encontrar un hogar no muy lejos del trabajo, y que reuniera los requisitos que deseaban. Quedaron sorprendidos, porque contra todo pronóstico, en una semana habían encontrado el paraíso buscado, se trataba de una vieja mansión de dos plantas, con dos grandes salones equipados con enormes chimeneas de piedra, una cocina comedor que hacía las delicias de cualquier ama de casa, en la parte de arriba había cinco dormitorios todos con cuarto de baño incluido, vestidores, terrazas, en fin, era el hogar perfecto. En el exterior se podía ver un extenso jardín que rodeaba la casa, con columpios, un estanque, muchos árboles, y en uno de esos árboles una preciosa casita de madera que seguro sería el paraíso para Lisie, ellos se miraron y comprendieron que su hija sería feliz allí, estaban seguros que en el nuevo colegio haría amigas, y que compartirían juegos alrededor de aquellos árboles, nada más lejos de la realidad. Lisie comenzó el nuevo curso y seguía sin hacer amistades, y ahora tampoco compartía ya el tiempo con sus muñecas, llegaba del colegio, hacía sus deberes deprisa y después corría


a refugiarse a la casita del árbol, donde únicamente parecía ser feliz, allí la escuchaban a menudo hablar y reír, en más de una ocasión su padre se preocupaba, ella siempre había sido parca en palabras, y ahora mantenía una fluida conversación con alguien. ¡Un día el padre decidió subir despacio para no ser oído hasta la casita de madera, oyó a su hija en una de sus ya comunes y animadas conversaciones, abrió de golpe la puerta y allí estaba Lisie… sola, sus ojos se clavaron en los de su padre como espadas, eran unos ojos inquisitivos, desprovistos de toda dulzura. Esa mirada le dejó desconcertado, frío, y lleno de temor, se sobrepuso en segundos y le preguntó con toda la suavidad de la que fue capaz que con quien hablaba, ella le contestó que con Margaret. -Maggie es mi amiga- Le dijo Lisie. -¿Maggie?- Preguntó el padre de nuevo. -si- Dijo Lisie -es que a ella no le gusta que le llamen Margaret, no le gusta ese nombreÉl recorrió con la mirada el pequeño cuarto intentando descubrir a alguna niña escondida, pero no había nadie, bajó de la casa del árbol cabizbajo y más preocupado que antes de subir, su hija había abandonado también a las que hasta ahora habían sido sus inseparables muñecas, por una amiga imaginaria con la que hablaba casi sin descanso. Una noche a la madre le despertó un roce en su brazo, cuando abrió los ojos vio a Lisie en la cabecera de su cama mirándola con una mirada vacía y hasta creyó ver en ella otros ojos, gritó llena de terror, su marido despertó y su hija cayó en ese momento al suelo. Desde ese momento esos estados de semiinconsciencia se repitieron muy a menudo, era muy frecuente verla deambular por la casa de noche en dirección a la puerta principal, cuando estaba en ese trance no se la debía despertar, eso es algo que los padres aprendieron después de que en tres ocasiones lo hicieran, y Lisie cayera en un letargo del que tardaba en recuperarse.


Una de las veces que la niña visitaba al médico, empezó a tiritar y hablar con una voz que los padres no reconocieron, ella se quejaba de que tenía frío, mucho frío, al mismo tiempo que unas líneas púrpuras se dibujaban bajo sus ojos, el diagnostico del especialista fue agotamiento, un agotamiento producido posiblemente por la falta de descanso, Lisie no dormía bien, no lo que una niña de su edad debería, se pasaba casi toda la noche hablando y quejándose de frió. Los medicamentos que le recetaron estaban destinados a proporcionarle la paz que tanto necesitaba, esa misma noche, al regresar a casa, cenaron y le dieron a su hija la pequeña pastilla que le haría dormir toda la noche sin sobresaltos. ¡¡¡ Qué lejos estaban de acertar!!! A eso de las tres de la mañana un fuerte golpe les despertó, salieron rápidamente al pasillo y vieron a la pequeña caminar por él. Su madre la llamó. -Lisie, LisiePero la niña no hacía caso y ya se encontraba bajando lenta, muy lentamente las escaleras, no sabían cómo detenerla. -Margaret- Gritó de repente el padre de Lisie. Solo entonces se detuvo, volvió la cabeza y dijo con voz ronca y muy despacio, -no me llames así-, no me gusta-. Su madre pegó un grito y se derrumbó como un trapo desplomándose en el suelo, el padre reunió fuerzas y volvió a decir su nombre, -Magui-, en esta ocasión ella se sentó en un peldaño y esperó que su padre se sentara a su lado. La pequeña se abrazó a él y le suplicó llorando, -papi ayúdala, dice que tiene frío, sácala de ahí-¿Pero de quien hablas Lisie?- Preguntó su padre.


Ella siguió llorando con sus manitas tapándose la cara, de repente se calmó, miró a su padre con ojos de rabia y corrió hasta la puerta, la abrió y se perdió en la negrura de la noche, él salió detrás de ella en cuanto se calzó las zapatillas, desesperado la llamaba y corría para todas partes, en un momento determinado escuchó un rumor, agudizó el oído y se percató de que se trataba de palabras y golpes, se dirigió hacia el lugar de donde provenían y se quedó paralizado, su sangre se heló y sus cabellos blanquearon de repente. Lisie había cavado con sus manos un hoyo mientras decía -yo lo haré yo lo haré- de él sacó un esqueleto que abrazó contra su pecho, -ves papá, ella solo quería salir de aquí, tenía mucho frío-, dijo mientras acariciaba los huesos con sus manitas ensangrentadas. El padre levantó la vista y acertó a vislumbrar una silueta de niña entre una bruma blanca que les sonreía y les decía adiós. Con la luz del día fue requerida la presencia forense y policial, levantaron los pequeños restos de lo que después se supo que era una niña de seis años, que fue asesinada dos años atrás de forma violenta, fue enterrada clandestinamente en una finca privada para evitar que su cuerpo fuera descubierto, pero Margaret, Magui como le gustaba que la llamaran, no lo consistió.

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