Hueso duro Cronwell Jara
C
amino Real de Morropón a Tuñalí. Sigiloso desmonto de la mula; tuerto, ojo azul, sin tres dedos en una mano y en la otra un puñal. Así me lo imagino. Arriba, cielo celeste, un sol florido. Abajo, el tuerto ingresando a mi casa…
«Celedonio Rojas, he venido a matarte». Dijo el Pancho Carnero y con toda su hiel le arrió la muerte, clavándole el puñal en la espalda antes que Celedonio, mi padre, pudiera reaccionar y defenderse. Oí el «¡tum!» de un golpe sordo y hondo, como de un cántaro que se quiebra o de un mate que se raja; un quebrarse de huesos, un alarido 16