El eterno retorno Pedro Herrera Ordóñez

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El Eterno Retorno Pedro Herrera Ordóñez


EL ETERNO RETORNO Pedro Herrera Ordóñez

Casa de la Cultura Ecuatoriana Camilo Restrepo Guzmán Presidente Nacional Patricio Herrera Crespo Director de Publicaciones Patricia Noriega R. Directora de Gestión de Museos Montaje: Taller de Museografía: Rafael Espinoza Curador: Marco Antonio Rodríguez Imagen de Portada y Contraportada: Plegaria después del fin / Infimedios / canvas / 154 x 102 cm Pedro Herrera Ordóñez Fotografía de obras: Pedro Herrera Ordóñez Diseño del catálogo: Diego Cárdenas De la Torre Edición de textos: Erika Zapata Martínez Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión SALA JOAQUÍN PINTO Quito, Avs. 12 de Octubre y Patria www.casadelacultura.gob.ec Dirección de Publicaciones Impresión: Editorial Pedro Jorge Vera CCE Hecho en Ecuador 2020


Los reconocimientos a la trayectoria de los artistas son eslabones que se adhieren a la cadena de nuestro destino de “magos y milagreros”. Mis pasos fueron galardonados en la Casa Blanca, el Senado, la Asamblea de los Estados Unidos. Me declararon huésped de honor en Los Ángeles. Recibí el Eugenio Espejo (premio UNP) en mi país. Soy artista y eso es conclusión y consecuencia. Camino descalzo sobre las tierras fértiles de La Paz, cantón Montúfar de la provincia del Carchi. Ahí me nutro de la intensidad y pureza de los colores, las formas, los aromas. Soy el rojo de las frutillas silvestres, el azul de las violetas sembradas por mi padre, el blanco místico de los cartuchos de mi madre. Soy la resistencia de las piedras del río Apaquí que, apaciblemente, guardaron el secreto de mis primeros bocetos, relacionados todos con la magia del Tanguy que colgaba de la casa donde fui inquietud, vértigo y anarquía. Soy la energía espiritual que recorre y vibra en mis fotografías, pinturas, esculturas y poemas. Ahí gesté el horizonte de mi ser artista. Desde ahí caminé por el mundo con mi mochila repleta de pinceles, lentes, hojas blancas de papel y sueños. He sido libros, poemas, portadas, diálogos de la memoria, ninfas delirantes de los sueños, la imagen perdida, ojos de luz al filo del delirio, manos modelando mi destino. Soy la geometría sagrada, los códigos, la alquimia con la que los magos fabrican la trascendencia de la vida. Soy un artista que ‘andando hace camino’. El eterno retorno es mi utopía personal.

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PEDRO HERRERA ORDÓÑEZ Entre sueños, su geometría sagrada y su eterno retorno La fotografía El tiempo no ha pasado en Pedro Herrera Ordóñez, tampoco en su taller —salvo el reemplazo de su trípode, cámaras y más utensilios fotográficos, por una computadora de ultravanguardia—. La cabeza y la barba negras y alborotadas, los ojos vivaces —los del cazador capaz de escudriñar en la oscuridad—, lúcido y sensible, cordial y sonriente, habla sobre sus recientes logros, como ese muchacho que iba para grande en los tramos finales de los setenta del siglo anterior, que es cuando lo conocí. Primero obró prodigios con la fotografía. El arte del reno es considerado como una muestra del realismo fotográfico. De no ser así, la fotografía es el ser humano en su integridad: la mente viene fusionada a una predisposición natural para las expresiones artísticas. Quién sabe si la idea de reunir en un álbum la aventura de una familia en el tiempo (culto al amor y a la muerte), ya rondó con el nacimiento de la humanidad, y quién puede asegurar, si el hombre es solo un sueño que el propio Dios olvida, o Dios es un sueño perpetuo para asirnos a una imagen recóndita, más allá de nuestra condición humana, que mitigue el miedo de vivir después de la muerte. La fotografía requirió de siglos para erigirse en uno de los inventos más singulares. Luego, asoma

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medrosa —como una presencia advenediza— en las artes visuales, arrogándose funciones y calidades que son inherentes a un riguroso ejercicio vocacional, por cuyo cauce la estética preserva toda su esencia creadora. El arte de Pedro se levantó desde la fotografía. En ella desató su imaginación del modo más intenso para apelar al subconsciente del espectador, recurso surrealista asumido por todo artista que se pretende libertario. Imágenes oníricas las suyas —un elemento sugería otro con el cual aparencialmente no guardaba ninguna relación—, idéntico a lo que ocurre en el elusivo mundo de los sueños. Piezas memorables de ese período: un frasco encorchado donde navegaban peces naufragaba junto a un reloj que daba las doce de un tiempo congelado, mientras la noche se refundía entre el agua, el silencio y lo más hondo del ser. Otros: un carro de juguetería corría detenido en tanto una manzana abría las puertas de su furtivo corazón, y en otro espacio, sobre un círculo ominoso, flotaba leve un cuerpo de una mujer. O huevos anidados sobre cuerpos levitando: ¿ascendiendo, descendiendo, cautivos, libres?, siempre solos, inermes. Venimos solos y nos vamos solos, parecía decirnos Pedro en estas Series. Por fin, una mujer desnuda, aherrojada en un espacio antiguo como la del corredor de un templo medieval. El negro en todas sus gamas hacían lo suyo, envolviéndola en un manto que exhalaba ausencias. Reproducciones de


estas obras constan en museos y residencias de coleccionistas de numerosos países. El surrealismo de Pedro Herrera Ordóñez La creación visual de Pedro Herrera sigue los cánones surrealistas, ahora enriquecidos gracias al digitalismo al cual accedió con un acervo excepcional de conocimientos (Pedro es un lector voraz y un buscador de oficio). El comportamiento surrealista es intemporal. André Breton, lo dijo: “Heráclito es surrealista en la dialéctica… Baudelaire en la moral… Rimbaud en la práctica de la vida, y en otras cosas…”. ¡Fuera los silogismos, los corolarios, las causas y los efectos, las demostraciones matemáticas! Pedro nos abre las puertas de los sueños, para llegar, junto a su obra, al automatismo y para ver con él al mundo tal cual es, para hacernos sentir hombres y mujeres liberados, atreviéndonos a tomar conciencia de nuestros deseos y, sobre todo, a realizarlos. ¡Basta de oscuridad…!, proclama el ojo de Pedro Herrera —mago milagrero—. En otra de sus Series, Pedro abordó el tema de la clonación. Una mujer —la mujer, dadora de amor, porque la muerte es mentira y solo el amor es verdad—, se halla despojada de su presencia omnisciente. No es más germinadora de vida, diosa, madre, hechicera, musa, ya no es más ella misma. Torrente de rostros en uno solo. Encarnación de la soledad y el abandono. Las imágenes transpiran desgarraduras, ayuntamiento de sílabas entrecortadas, evaporación de significados, raudales de ebullición y reducción. Solo cambian ciertos elementos: en una imagen es la rana, en otra la lagartija, en la tercera la mariposa,

quienes miran absortas a la mujer desolada, proscrita de la vida; en las tres obras flotaban huevos y fetos hasta llegar al número cabalístico de siete. La cuarta mujer ha huido del mundo para caer —inerte- en el corredor vacío y vaciado de un caserío. Todo es silencio, nada, preludio de muerte. Solo la luz — memorable recurso de Pedro— apuesta siempre a la vida, ganándole de mano. Las dos nuevas Series: su Geometría Sagrada y su Eterno Retorno Ahora nos muestra dos novísimas Series. ‘La geometría sagrada’ y ‘El eterno retorno’. La primera es una metáfora del ordenamiento del universo y una aproximación a ese alfabeto enigmático y esquivo que es el prontuario de sistemas, códigos y símbolos que subyacen como eviterna fuente de vida de la materia y del espíritu. La segunda es la huella digital de la creación. Génesis de todas las formas. Camino único y múltiple, por siempre inescrutable para develizar (o avizorar al menos), de dónde venimos y hacia dónde vamos. El principio hermético de la correspondencia nos permite verificar que lo que es arriba es abajo, lo que está a la derecha está a la izquierda, que nosotros somos la geometría ‘sagrada’ en cada uno de los puntos cardinales. ¿Sagrada? Acaso Pedro, cuya avidez de saberes carece de límites, haya llegado a lo que en nuestro presente se llama la Cosmodernidad, es decir, aquello que va más allá de la Posmodernidad. ¿En qué consiste este vasto campo aún no lo suficientemente explorado? Ciencia y religión a partir de 2012, año en el cual David Christian selló el término con base a la teorización de Fred Spier

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(2011), entran, por decirlo así, en un mismo lugar, y, a través de este hecho, se busca reconocer el sitio en el cosmos. La complejidad ontológica a medida que avanzan, insofrenables, ciencia y tecnología, se acrecienta en forma dramática. Quizás por eso, ciencia y religión se han cohesionado para dar lugar al paradigma cosmoderno. Como resultado de esta fusión entre epistemes religiosos y científicos, se alza —muro o lienzo sin finales—, una ética global que reinventa lo ‘sagrado’. Lo sagrado ya no es, entonces, exclusividad de lo religioso sino del ser humano y la naturaleza, todo dentro del cosmos. Infinitud. Inalcanzabilidad. Precariedad. Nimiedad del ser humano en un universo apenas cognoscible, sin embargo, el es el único que podría alcanzarlo. ‘Sagrado’, nueva trinidad: cosmos, naturaleza, hombre y mujer en un solo amasijo. Soñador empedernido como es Pedro, quizás ya haya estudiado esta disciplina. De lo contrario, sería otro caso de un artista con dones premonitorios, como otros. Sus imágenes recientes, racionalmente inconexas, guardan alguna extraña pero exacta relación en la fibra íntima de nuestro subconsciente y, por tanto, de nuestras vidas. Y esa revelación la perciben como una fuerza que se siente pero no se razona. Él no teme a su inconsciente, ni siquiera a los desafueros que este pueda generar. La fractalidad descubierta a pulso de talento creador de Pedro que estructura la vida, es el sistema de decodificación de las disímiles formas que se

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reproducen a niveles y escalas progresivos. Inmersión en las resonancias armónicas que constituyen el pretexto y contexto de su creación visual. El eterno retorno: caminamos cíclicamente y en espiral ascendente hacia aquello que nombramos destino. A lomo del viento dejamos huellas de nuestros latidos y sueños, flores fosforescentes o incendiadas. Pedro es un trashumante del color, de los trazos y las formas que erigen ideas. Sueños sin finales. Historias variopintas. Girones de existencia. Ojos de días o de noches luminiscentes. Imágenes perdidas y recuperadas y nuevamente desvanecidas (El polvo que deja una mariposa en los pulpejos de los dedos de un niño que por curiosidad la ha capturado). Zonas oscuras de la mente que se abren a manotazos a la sobrevida. Retratos. Esculturas. Viaje incesante hacia la verdad del arte. “Tus dientes blancos están en el centro de la tierra /Pájaros amarillos bordean tus pestañas./ No llores. Si yo te amo./ Tu pecho no es de albahaca; pero esa flor, caliente./ Me ahogo./ El mundo se está derrumbando cuesta abajo…/ Y yo arribo y sueño”.

Marco Antonio Rodríguez Narrador y ensayista. Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Correspondiente de la Real Academia de España. Miembro de Honor de la Asociación de escritores Latinoamericanos de la UNAM, México.


GeometrĂ­a Sagrada


Rotación al siguiente andarivel Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“La obra de Herrera Ordóñez trasciende el concepto de ser vivo: ella late, se mueve, revolotea, camina en las alas del tiempo, se reinventa, se exige a sí misma, vuelve con otros trazos, más fresca, más humana”. Zapata Martínez, Erika (2019, abril 6) La obra de Herrera Ordóñez en el tiempo. Conferencia

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“El triángulo triatómico cargado de inmenso cromatismo entre la luz y la sombra marcan el alfa y omega de los tiempos. Mundos de magia virtual sobre la estancia de la luz y del agua”. Rodríguez, Galo (2010, septiembre 1/15 ). El simbolismo del espacio herreriano. Opción, p. 14

Memoria del color Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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“Los trece aniversarios, los trece soles del alumbramiento y 13 hechiceros nos transmiten las señales de aquel tiempo que vendrá”. Velasco Andrade, Diego (2008). Taller de Luz. Poesía. Quito: K-oz editorial. Premio de Poesía, Pablo Palacio

Nacimiento de la luz Infimedios canvas / 154 X 102 cm

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Un golpe a los sentidos Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Parte de una libertad desbordante y sin ataduras que luego plasma en unas composiciones que persiguen remover el subconsciente del espectador”. Redacción El Adelantado. (2002, agosto 6). El campus de Santa Cruz acoge una selección de obras de Herrera Ordóñez. El Adelantado de Segovia, p. 13

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“Quiero que la obra despierte sensaciones, emociones que trastoquen tu forma de ver el mundo. Que puedas ingresar a tu yo interior, si es posible, a tu etapa infantil para que puedas percibir —desde ahí— las cosas que trato de representar”. Herrera Ordóñez, Pedro (2010) Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

Salto en Do Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Ruptura del tiempo Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Hay una carga poética muy fuerte en la producción, el trabajo de Pedro (…). No se ha represado en una sola proposición, en una sola propuesta visual”. Rodríguez, Marco Antonio (2010). Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

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“Muy al contrario de lo que pensamos, el Ecuador se proyecta en el mundo con nombres de artistas, científicos, deportistas, que sorprenden al mundo con sus hazañas y creatividad. Ahí están como botón de muestra… y Pedro Herrera Ordóñez, señor insólito de la luz”. Rivas Zambrano, Rody (2002, diciembre 22). Pedro Herrera Ordóñez, Conquistó España con su obra. La Hora, p. 11.

La llegada de Horus Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Instantes paralelos Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Abordaba asuntos con resonancias mágicas, algunas veces esotéricas, con mucho poder de sugestión. Lo sentimos como un paso a ese mundo de sueño, delirio o pesadilla en que el artista había instalado lo más enigmático y hondo de sus búsquedas”. Rodríguez Castelo, Hernán (2010) Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

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“Sólo la luz —memorable recurso de Pedro— juega siempre a la vida, ganándole de mano”. Rodríguez, Marco Antonio (2001, agosto 12). Pedro Herrera Ordóñez: los sueños recogidos. La Hora, p. 8.

Levitación de la forma Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Vértigo Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Su universo creativo es figurativo pero no de este mundo, el de las tres dimensiones, sino de un mundo en el que hay planos más allá de la profundidad en los que se sumerge y consigue sumergir al espectador”. Redacción Arte (2015, junio 28). Universos pictóricos de Pedro Herrera. El Mercurio, p. 6B

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“Como creador, habita en múltiples mundos: mundo de los sueños, de la imaginación, de la geometría; mundos materializados en obras de arte: arte figurativo, abstracto, abstracto geométrico, expresionista; duro, fantástico, imaginativo”. Vera Bravo, Ángel (2013, marzo 17). Pedro Herrera, el arte en mundos múltiples. El Mercurio, p. 3B.

Danza en el centro crístico Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Adagio para azul Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Tiempo acumulado. Un sueño invade la calma y la obra nace. El mundo no es el que vemos sino el que sentimos, el que vibramos… La gente mira y empieza a vibrar. Ese es el momento que Pedro buscó. El dulce momento del placer”. Alvarado, Fernando (2010). El lado oscuro de la mente. Familia, 28-30

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“Y la conjugación de símbolos apenas insinuados con esos horizontes y espacios de vertiginosa cromática, abre otra veta para este creador a quien le fascina toda suerte de extrañezas”. Rodríguez Castelo, Hernán (2013). Las alucinadas y alucinantes búsquedas de Herrera Ordóñez. Culturas, 22

Resonancias armónicas Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Aleteos Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Entonces los lienzos se llenaron de color, tanto en términos figurativos, como, en otros casos, a manera de inquietantes juegos geométricos de carácter abstracto”. Flores, Inés (2018 abril 24) ‘Diálogos de la memoria’ de Pedro Herrera. Archivo personal

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“Adelantado a su época, trasluce el sinsentido del tiempo globalizado para ubicar su creación en el horizonte de lo esencial: la belleza del primer aliento”. Zapata Martínez, Erika (2019, abril 6) La obra de Herrera Ordóñez en el tiempo. Conferencia

Moléculas en azul Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Ondulaciones Infimedios canvas / 154 x 102 cm

GT: “¿Qué hay detrás de tu mirada? PHO: Los místicos espejos que reflejan los mundos desatados por la imaginación”. Redacción Gato y Ratón (2003, julio miércoles). Pedro Herrera, el hombre que dispara por el arte. Últimas Noticias, p. 20

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“Experimentación con los contrastes del objeto con sus fondos —esos cielos profundos de horizontes sabiamente iluminados—, experimentación en la técnica y en la cromática”. Rodríguez Castelo, Hernán (2013). Las alucinadas y alucinantes búsquedas de Herrera Ordóñez. Culturas, 22

Cadmio Acrílico canvas / 102 x 76 cm

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El renacer de Anaïs Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Herrera Ordóñez se repliega en sí mismo. Se pregunta por el devenir de los recuerdos, por el curso desconocido y seguro del ser agónico”. Guerrero Obando, Fabián (2010). Pedro Herrera Ordóñez o el lugar de los sueños. Quito.

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“Sí, Pedro es un niño que sigue jugando en su arenero, con suficiente piel para los sueños. Como todo niño, está extraviado en sus sueños y los convierte en la materia prima de la construcción de un nuevo mundo: ideal, surrealista, figurativo”. Argüello Mejía, Santiago (2013). Pedro Herrera Ordóñez. Quito: s/e.

Retorno al interior de mi alma Infimedios canvas 154 x 102 cm

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Escalones infinitos Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Y en lo alto de la gran pirámide serpientes bicéfalas cabezas de búhos, mascarones De Chaak, espíritus de lluvia anuncian el sol de las siete armonías”. Velasco Andrade, Diego (2008). Taller de Luz. Poesía. Quito: K-oz editorial. Premio de Poesía, Pablo Palacio

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“Mis sueños son demasiado grandes como para caber aquí”. Herrera Ordóñez, Pedro (2010) Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

Memoria de la danza Infimedios canvas 154 x 102 cm

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BODEGONES


Las alucinadas y alucinantes búsquedas de Herrera Ordóñez

Pedro Herrera, situado entre la fotografía y la pintura, es un inquieto experimentador de lo que de esa relación fronteriza puede surgir como nuevas realizaciones de arte visual. Ha logrado obras de altas calidades plásticas y penetrantes incursiones en oscuros recovecos de lo humano con sus grandes trabajos diversamente intervenidos. En series como ‘Al borde del delirio’ o ‘El imperio de los sueños’ construyó un universo de símbolos obsesivos, enraizados en el subconsciente y en lo esotérico o mágico. En esta muestra, el artista presenta unos bodegones florales. ¿Un paso atrás desde sus posiciones vanguardistas? Pensarlo así sería caer en la trampa de lo aparentemente decorativo: esas composiciones florales, a más de su extrañeza de criaturas nacidas de una imaginación libre y fantasiosa, son campo de la experimentación que caracteriza la obra de Herrera. Experimentación con los contrastes del objeto con sus fondos —esos cielos profundos de horizontes sabiamente iluminados—, experimentación en la técnica y experimentación cromática. La técnica es compleja. El artista ha pintado cuadros de manchas de un gestualismo libre. Las ha fotografiado y las ha impreso sobre la tela. Y ha comenzado la intervención digital. Y en esa intervención se ha jugado libremente con el color. Con todos los colores propios del trabajo digital, que combina solamente azul, rojo y verde. El resultado es un mundo cromático original, fuerte, con marcado dejo de novedad y actualidad. Hasta aquí la técnica. Pero la técnica tiene destinación esencial de arte y está, en cada paso del proceso, traspasada de una voluntad de crear algo incitante, rico de sentidos, novedosamente bello. Que pueden ser esos jarrones de flores por los que hemos comenzado a mirar esta nueva muestra del artista ecuatoriano.

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De esos bodegones al parecer sencillos —aunque de sencillos no tienen nada: son sofisticados, encaprichadamente originales— se pasa a toda una serie en que el motivo floral no ha sido sino el territorio de alguna solidez realista desde el que se ha dado el salto a mundos extraños que conjugan nueva naturaleza con alucinantes espacios: ‘Flores cósmicas’. Un nuevo salto: a cuadros en que ya sin asidero sólido alguno sumergen al espectador en un mundo catastrófico, convulso. Y alguna vez en el corazón de esos alucinantes juegos plásticos damos con símbolos que cargan de sentido todo ese torbellino de formas cromáticas: el ojo, la matriz. O el cirio-falo contra un paisaje de rojos desolados, no obstante su calidez. Los símbolos enlazan esta nueva obra con la anterior. La sentimos como un paso más hacia lo profundo de ese mundo de sueño, delirio o pesadilla, en que el artista había instalado lo más enigmático y hondo de sus búsquedas. La seducción del símbolo lleva a un trabajo en que sobre oleaje de azules silenciosos, profundos, contra sombrío fondo negro flotan, enigmáticos, desasosegantes, unos cráneos. Y la conjugación de símbolos apenas insinuados con esos horizontes y espacios de vertiginosa cromática abre otra veta para este creador a quien le fascina toda suerte de extrañezas. Y surge la serie ‘Alquimia’. Fantasmagorías ricas de sentidos ocultos, con formas y color cifrados. Todo lo cual nos permite acompañar a Pedro Herrera en un nuevo jalón de sus alucinadas y alucinantes búsquedas. Hernán Rodríguez Castelo (+)

De la Academia Ecuatoriana de la Lengua De la Asociación Internacional de Críticos de Arte.


“Ante su obra los ojos del inconsciente se subyugan: algo sucede, todo pasa, la poesía y las sombras de la poesía se mueven en el tiempo, la realidad se hace vastedad de humo, sonidos cubiertos de silencio, es un lenguaje que lo oigo y lo descifro al margen de la razón”. Tobar Salazar, Leopoldo (n.d.). Monografía del cantón Montúfar

Las flores de mi madre I Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre II Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre II Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre IV Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“No se deja de lado la realidad. Estas propuestas están ligadas a las manifestaciones contemporáneas, donde el plano psicológico del ser humano es captado. Llegué a componer y expresar la interioridad humana, así como las problemáticas que le afectan”. Herrera Ordóñez, Pedro (2011, agosto 21). Más allá del registro. La Hora, pp. 4-5.

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Las flores de mi madre V Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre VI Óleo canvas / 60 x 42 cm

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“Hay un momento que se adueña del silencio, un silencio que sale de nuestros adentros”. Herrera Ordóñez, Pedro (marzo 1993) Deseábulos, cuento y poesía. Primera edición corregida y aumentada Red Cultural Imaginar

Las flores de mi madre VII Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre VIII Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre IX Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Las flores de mi madre X Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“La obra de Pedro es una obra de altísimo perfil onírico. Él es como un poeta, como un narrador que canta a muchas cosas que la vida ofrece”. Santillán, Elsy (2010). Reportaje Pedro Herrera Ordóñez.

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Las flores de mi madre XI Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Inquietante violeta Óleo canvas / 102 x 76 cm

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ALQUIMIA


EL ESPACIO HERRERIANO Preámbulo de imaginación y conocimiento

El extracto de la sabiduría asciende desde las formas de la naturaleza y el hombre. La cultura humana desde la superficie de la roca que perennizó el vigor del creador de arte es el principio esencial dado a pocos como identidad auténtica. El arte pictórico es un conjunto univario de color que se puebla de esencias simbólicas, extraído del conocimiento primario del hombre que trata de conocerse a sí mismo. La sabiduría madura en silencio en el ser humano mientras transcurre la vida y trata de hurgar el infinito llegando al superhumanismo. Hurga desde su principio onírico el porqué de la línea y sus intenciones en el arte y el porqué de su geometría. Herrera Ordóñez concentra su imagen modelada desde su conocimiento de síntesis y sabiduría. La antítesis figurativa cumple con esta función de finalidad y búsqueda y trata de encontrar entre la multitud el caudal del porqué. Sus figuras abstractas proponen la intuición de infinitos significantes visuales. La concentración de imágenes es propiedad del cosmos. El artista encuentra su verdad y la confirma. Toda figura es átomo del cuerpo universal. En el arte se aprecia no en lo individual, sino en los fragmentos del color del Universo. Pedro Herrera Ordóñez, en su arte, fija colores en el callejón de las alas de las mariposas, nos lleva al encuentro entre el tránsito y la unión de la mente concreta o de los sentidos y la mente abstracta o del espíritu, aunque su verdad radica en su mente artística basada en múltiples investigaciones y estudios del mundo que le rodea.

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La abstracción, unidad cultural (unión de partes integrales que se unen para dar forma a la composición pictórica) divisible en partículas de color siguen el continuo que se amolda hacia la cromática en movimiento y en acción. El artista, en su andar pictórico, busca las dimensiones estéticas y organiza su estado mental para situarse entre dos polos construidos por su singularidad y su razón cualitativa. La batalla del vivir idealizado es el arte en el mundo interno de la energía esencial. El arte en su mundo interno se adjunta a la memoria espiritual bajo la recreación reflexiva. Las partes del continuo pictórico, en la obra de Pedro Herrera Ordóñez son el conjunto que responde a la identidad del plano físico de su obra. Las obras universales, por su basto dominio, están exentas de la vicisitud humana porque participaron de la naturaleza espiritual, tal es el efecto del soñar que tiene su propio fundamento. “En el primer nacimiento está el hombre dotado de mente terrena, y en el segundo nacimiento recibe la mente celestial” (Gwyes, Elías). Pedro Herrera Ordóñez, en su proceso artístico, usa su imaginación espiritual y su conocimiento para dar forma al lenguaje pictórico de la armonía. Texto tomado del libro El discurso del arte. Galo Rodríguez Arcos Escritor, poeta


“Freud ya dijo que los seres humanos son una máquina de represiones sexuales y Herrera busca liberarlos con luz y color. Su ingreso a la sensualidad a través de la forma y ese juego de luz y de sombras son intencionales”. Imbaquingo, Olga (2007, junio 3). Pedro Herrera expone sus sueños en Nueva York. El Comercio, p.43.

Caminos de la mente Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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“Herrera, en su obra, invita a recabar los recuerdos y tomar, posiblemente, como hábito el tratar de recordar lo que se sueña cada noche y se olvida, una vez que los ojos se abren para recibir la luz del sol al despertar”. De la Torre, Diego (2010, agosto 22). Un viaje al subconsciente. La Hora, p.4.

Vibraciones paralelas Infimedios canvas / 154 x 102

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Viajeros del blues Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“El pez vitualla / el pez menta / el pez reloj el pez abeja / el pez toro el pez lama / el pez marejada / No / suelen remover las horas / de un solo pestañeo / sólo el pez fantasma / ilumina de tic tacs / el sin momento”. Velasco Andrade, Diego (2008). Taller de Luz. Poesía. Quito: K-oz editorial. Premio de Poesía, Pablo Palacio

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Génesis de la forma Infimedios canvas / 308 x 102 cm

“Y en el comienzo fue la luz grabando resplandores sobre la corteza del planeta. Y fue también el lenguaje azorado tratando de nombrar las cosas que solo el ojo podía nombrar”. Velasco Andrade, Diego (2008). Taller de Luz. Poesía. Quito: K-oz editorial. Premio de Poesía, Pablo Palacio

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“Pedro Herrera sigue atormentado y atormentando hasta en el sueño. Ni siquiera en los momentos de más placidez abandona el miedo que contagia a todos los sentidos y que se reflejan en su obra, estéticamente impecable”. Imbaquingo, Olga (2007, junio 3). Pedro Herrera expone sus sueños en Nueva York. El Comercio, p.43.

Discurso fosilizante Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Placeres visuales del inconsciente colectivo Óleo canvas / 101 x 66 cm

“Mientras que la copa es el tiempo sobre el que transita todo fenómeno, simbólicamente es el cáliz que contiene el misterio de la vida”. Ayala Plazarte, Freddy (2013). La desviación de la mirada. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar.

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“Ahonda en su propia alma para entregarnos el gajo predilecto de su sensibilidad arraigada a su infancia que deambula en medio de la retrospectiva y perenne fruición de vivir”. Guerrero Obando, Fabián (2010). Pedro Herrera Ordóñez o el lugar de los sueños. Quito.

Soucos Acrílico canvas / 95 x 82 cm

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Theremín Acrílico canvas / 95 x 82 cm

“Lo bello, en su abrumadora verdad. ¡Gracias Pedro por esta visión de libertad”. Heredia, Víctor, Cantautor argentino

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Esculturas


SUEÑOS ACUÁTICOS-FELINOS (A Pedro Herrera, Artista Visual) La cámara salta al lente el lente al ojo el ojo a la imagen la imagen se llena de nervios de poros de rumores Pedro Herrera Ordóñez alquimista, mago constructor de figuras acuático-felinas se entrega al ‘imperio de los sueños’. Su ojo contemporáneo —no posmodernista, por si acaso— montado en el ala de un colibrí penetra en el umbral del subconsciente mientras sus dedos navegan en los filamentos del prodigio. Inclinado hacia el vértigo se deja llevar por el vaivén de su melena que marca la temperatura del misterio. El ojo más felino que acuático atraviesa la fina luz y vemos cómo se dilata el pubis de una manzana. Por la ranura del ‘candado-guardián de los sueños’ se introduce un fraile envuelto en partículas mundanas. Cae de bruces en los pechos

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crucificados de su amada, que tendida sobre un adoquín se descascara con el peso del silencio. De su delirante lucidez Pedro nos muestra: ángeles torturados relojes despostillados que marcan el tiempo de otro tiempo: vuelan ventanas flamean senos erupcionan vaginas un pañuelo que se pierde en las aguas del océano. Salta un conejo equilibrista trayendo en su nariz el bastón de Chaplin. Un cabello de mujer zurce los anillos del universo. Un paraguas dispuesto a sostener la estampida de los dioses. Un viejo zapato adorna el cuello del poeta. Duerme un sombrero junto a una bufanda en algún lugar de un viernes trasnochado. La imagen se hace a semejanza del tiempo filo a filo en el cerro captando venados o jugando en la nieve


que se deshuesa del firmamento. Ahora la imagen regia y grande alcanza la magnitud de una hormiga bamboleándose en la cuerda que gira al mundo como un trompo subterráneo. Una Ninfa con cabeza de pájaro piernas de Diosa descaderada sexo bigénero alas de mariposa labios de uva ojos de lechuza desafía la naturaleza del equilibrio. Aparece una calle un zaguán iluminado desde una torre por una bandanada de palomas. Un convento donde juegan clones prenatales. Vuelan peces princesas mitos posmodernos héroes contemporáneos. Renacen animales bíblicos cargando combustible. Una lombriz que se escapa de una hecatombe nuclear… Luego viene la contemplación el descanso la contención del vaho no vaya a ser que los elementos crezcan desmesuradamente

e invadan las paredes el techo el piso se desborden por las alcobas clandestinas. Colgado de un vaso refrescante el artista saborea su aventura creadora “llora lágrimas como piedras”. Aún de la quietud nacen maravillas. El ojo, esta vez acuático, reconstruye los sitios que la memoria ha ido dejando en el camino. De su mano de gran ilusionista surgen cosmografías fundidas y sostenidas por un péndulo. Pedro Herrera Ordóñez artista visual surrealista, se levanta con el alba. Mira tres veces una sublime aparición. El sol se filtra por la axila de la luna. Necesita del silencio de la más profunda soledad: Ahí está la cámara están sus ojos está su mano: La cámara salta al lente el lente al ojo el ojo… Bolívar Flores Hidalgo Dramaturgo, escritor, poeta

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“Lo surreal siempre está ahí burlando el callo de la razón, en ese mundo paralelo de los sueños, en el libre flujo del inconsciente”. Redacción Ojo mágico (2000) Y los sueños siguen ahí. Xscape Magazine International.

Canto arcano I Resina 35 x 33 x 21 cm

Canto arcano II Resina 39 x 23 x 21 cm

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“Directamente salidas de los sueños, de un buen sueño o de una pesadilla (…), su fotografía de autor parte directamente del material, de la información que recoge cada noche, en sus sueños, que luego modifica siempre en base a una simbología onírica”. San Romualdo, A. (2002, agosto 26). La fuerza de lo onírico. El Adelantado de Segovia, p. 48.

Cita con la sabiduría Resina 63 x 59 x 57 cm

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“Pedro gusta que la gente toque sus piezas, pues la interacción sensorial es parte importante de su mensaje”. Redacción Vistazo (2012, agosto, 23). Arte para el mundo. Revista Vistazo 1080

Escultura para ser tocada Aluminio 70 x 52 x 43 cm

Metamorfosis mental Resina 60 x 30 x 27 cm

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“Cree en la magia de las cosas, en la fantasía, por eso aborrece la lógica y la razón. Su trabajo se da a nivel del inconsciente, a partir de los sueños que son historias completas, nunca a medias”. Redacción Revista 15 Días (1996). Con los ojos de luz. Revista 15 Días

Ninfa delirante de los sueños Resina 155 x 65 x 36 cm

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“La poeta llegó con su jaula llena de luciérnagas que iluminaban su ensortijada cabellera disuelta en las entrañas del tiempo”. Herrera Ordóñez, Pedro (2014). Cabalgar desnudo, poesía. Archivo personal

Al filo del delirio Resina 162 x 114 x 23 cm

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“Gracias al ‘cubismo sintético’ el artista sintetiza y reconstruye los objetos y las figuras a partir de elementos desintegrados de la anatomía de los seres y de la naturaleza”. Villacís Endara, Carlos (2010). Automatismo ilusionista. Quito: s/e. E.C., 2010

Mutación arquetípica Resinas 73 x 73 x 14 cm

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Conexión metafísica Mixta 70 x 20 x 20 cm

“La cámara de Pedro ve más de lo que se ve. Mira”. Sabina, Joaquín, Cantautor español.

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“Y alguna vez en el corazón de esos alucinantes juegos plásticos, damos con símbolos que cargan de sentido todo ese torbellino de formas cromáticas: el ojo, la matriz”. Rodríguez Castelo, Hernán (2013). Las alucinadas y alucinantes búsquedas de Herrera Ordóñez. Culturas, 22

Vientos apocalípticos Resinas 65 x 53 x 30 cm

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“Si el agua es la vida, el arte es el cuenco desde donde la memoria tiende su mano... para dialogar de atardeceres y soledades”. Salvador, Sergio, (2016 mayo 26) Diálogos de la Memoria. Archivo personal.

Diálogos de la memoria Mixta 30 x 15 x 15 m

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Ninfas delirantes


EL ARTE DE HERRERA ORDÓÑEZ: Un latido cósmico

Herrera Ordóñez llegó al mundo arropado en sueños y conforme el paso del tiempo, las experiencias, los aprendizajes se hicieron fotografías, pinturas, esculturas, poemas y la piel que lo habita. Desde niño intuyó que su puerta de entrada al espacio-tiempo que transitamos era el arte. “Estoy convencido de que nací artista, por eso, mis palabras, mi cámara, mi hoja de papel, mi cuaderno de dibujo, mis lienzos, mi computadora son las herramientas con las que produzco mi obra”. Herrera Ordóñez es cada cosa que intuye, que pinta, que esculpe. Es cada una de las líneas infinitas que dan forma al surrealismo que le recorre las venas, esa corriente artística que aspiró apenas llegó al mundo. Hace varios años, hereda a los seres que todavía sienten que el arte es la tabla de salvación para este mundo tan esquivo, la construcción de su enigmática apuesta comunicativa. Se coquetea con las pausas propias del latido cósmico que habita y se recrea en su producción audiovisual, caracterizada por la vibración energética del espíritu. Propone un trabajo signado por la armonía. Cada punto, cada trazo se recrean en la ternura con la que se gesta el universo. Es un artista de verdades, por eso su obra se conjuga desde la delicadeza, desde la pulcritud, desde la verdad de sentirse humano. Mimado de los dioses, Herrera va jugando con su destino, se aventura con la energía de las letras para formar su libro, El séptimo placer, compilación abstracta de sus fuegos juveniles, inquietudes diferentes a las que sienten los adolescentes de la década del setenta.

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Una apuesta: comunicar el mundo que se desnuda en su cabeza a través del lente de su cámara. Lo consigue. Su obra Ojos de luz se engendra, toma forma y se adueña de las salas de exposiciones en Quito y en el extranjero. Sueños, sueños y más sueños son los pretextos de este hombre de café, humo y aeropuertos. Sueños que transcribe en sus lienzos, en su pantalla del ordenador, en su vida cotidiana. Sueña que modela el dorso de Adán y descubre que el ADN, huella imperecedera de todo lo que existe, tiene formas geométricas que están en cada regreso de la vida, en cada afecto que le junta al sol, en cada pigmento que vibra entre sus manos. No es extraño verle meditando con sus mujeres pájaro —materializadas desde su viaje al corazón de la selva—, pensando el próximo cuadro o trepado en los rizos de su guitarra de mujer y voz de tango, organizando la música que acompañará la creación de ‘Geometría Sagrada’ o ‘Códigos’ la mayoría de las noches de luna llena. Herrera Ordóñez es el artista que investiga, que analiza, que piensa los porqués de cada invento, de cada apuesta tecnológica porque sabe, siente, corazonada que en cualquier noche, uno de sus sueños le dirá hacia dónde y con qué herramienta tiene que seguir poniendo en la escena del arte, el mundo. Érika Zapata Martínez Comunicadora Social, investigadora


“¡Fuera los silogismos, los corolarios, las causas y los efectos, las demostraciones matemáticas…! Pedro Herrera Ordóñez nos abre entonces las puertas de los sueños”. Rodríguez, Marco Antonio (2003). Los sueños de Pedro Herrera . Mundo Diners, marzo.

Miel de maple Óleo canvas / 154 x 102 cm

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“Las fotografías de Herrera provocan que uno se adentre en ellas, que trate de ingresar a ese mundo. El verlas relaja, crea una conexión mágica entre el espectador y la imagen. Tal vez es porque no representa la realidad como tal sino que genera fantasías de otro mundo”. Redacción de Cultura (2003, diciembre 1-31). Pedro Herrera y su poesía visual. El Reportero, p.4.

Canto arcano II Infimedios canvas / 154 x 102 cm

Canto arcano I Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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“En su obra aparece como una constante, Ouroboros, la serpiente de varias mitologías que se devora a sí misma. Por otro lado está el deseo, la manzana prohibida, los pájaros, las mujeres desnudas, los candados que se abren”. Betancourt, Galo (2008, noviembre 5). Entre el rigor y el delirio. El Telégrafo, p.12.

Escape nocturno Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Flotando en las piedras Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“La cuarta mujer ha huido del mundo para caer —inerte— en el corredor vacío y vaciado de un monasterio. Todo es silencio, nada, preludio de muerte. Sólo la luz memorable recurso de Pedro, juega siempre a la vida, ganándole de mano” . Rodríguez, Marco Antonio (2001, agosto 12). Pedro Herrera Ordóñez: los sueños recogidos. La Hora, p.8.

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“A ojos de luz con mis sueños, los de la vida”. León Gieco, Cantautor argentino

Mientras todos duermen Óleo canvas / 85 x 72 cm

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“En la obra de Herrera, el desnudo es otra forma de vestimenta que está más allá de lo externo; no es sólo un objeto necesario para la composición artística. El desnudo, como tal, no es su atracción, sino lo que hay entre la modelo, sus visiones y lo que siente en ella” . Redacción Familia. (2010). La imagen perdida. Familia, 38.

Brigid Óleo canvas / 124 x 82 cm

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Al filo del delirio


LA IMAGEN PERDIDA No sé por qué el ecuatoriano Pedro Herrera ha titulado así, ‘La imagen perdida’, a su exposición que se halla abierta en las salas principales del antiguo edificio de la Casa de la Cultura. Lo que más bien no asoma en el currículum del catálogo son su fecha y su lugar de nacimiento. Pero sí consta un registro de sus muestras desde 1993 en diversas ciudades de este país, de los Estados Unidos, del Canadá, de Australia y de España, así como los títulos de los libros que ha publicado, relacionados con la naturaleza, y las distinciones que ha obtenido por su obra artística. Pero lo más importante es, por supuesto, su obra, creativa y diversa: una combinación de fotografía y de pintura digital, procesadas con la técnica conocida como giclée (palabra que viene del verbo francés gicler y significa ‘pulverizar’, emitir un chorro a presión, de algún líquido). El efecto visual es muy fuerte, incluso impactante, por la intensidad cromática de los lienzos, con la diversidad de tonos, inclusive artificiales (porque, en muchos casos, no se hallan en la naturaleza), que ahora nos ofrece la computadora, en gamas ilimitadas. Por supuesto, para que estos procedimientos, digamos electrónicos, adquieran una categoría artística, se necesita, de un lado, el dominio de los programas que se manejan y, de otro, una gran dosis de creatividad y un especial sentido de la estética. Porque si no se dan estas condiciones, en la medida adecuada, los resultados nada tienen que ver con el arte. Pedro Herrera es sin duda un artista que se vale legítimamente de los medios que le ofrece la moderna

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tecnología para producir una obra valiosa. Le habíamos conocido en el campo de la fotografía: audaz, irreverente, imaginativo; pero, ahora, ha combinado esta técnica y arte con la técnica y el arte del giclée, para producir una obra muy apreciable, a la que, en esta muestra, también ha añadido la escultura, con algunas piezas en material acrílico. En el abanico temático de Herrera, hay flores, bodegones, abstractos y un surrealismo que nos recuerda a Dalí. Entonces, yo diría que no son ‘imágenes perdidas’, sino más bien encontradas en el hontanar de la fantasía: caprichosas explosiones de color, una no figuración aparentemente arbitraria pero sabiamente controlada; imágenes oníricas, desnudos realistas, junto a seres imaginarios o en extraños injertos. Evidentemente, Herrera adopta con talento los recursos actuales, pero no los toma sin beneficio de inventario, sino hasta donde le sirven en función de su propuesta y sin perder de vista este factor llamado estética, que hay que respetar si se quiere hacer arte. Él está consciente de que esta es una dedicación seria y trascendente, ni frívola ni efímera; lejos, por tanto, de la improvisación y el facilismo. Lo cual exige precisamente esa dedicación por parte del artista, que es evidente en esta muestra. Este texto se publicó en la columna‘Abalorios’, de diario Hoy (septiembre 3 de 2010) en el contexto de la exposición intitulada, ‘La imagen perdida’.

Rodrigo Villacís Molina Periodista, escritor


“No hay espacio en ellas para los colores tenues, aquí todo es sensualismo, voluptuosidad, un torrente de imágenes que van como un río bajo la lluvia: arrastrando cuanto halla a su paso” . de Pedro Herrera en Nueva York. Opción, p.19.

El lado anverso de la puerta Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Trilogía de la angustia I Óleo canvas / 154 x 102 cm

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“Una constante en sus imágenes es un sentimiento de soledad interna, física y cósmica. Al preguntarle por qué, el artísta explica: ‘Yo cuestiono esa falsa realidad de placer y bienestar en que nos hace creer el sistema, esa excesiva demencia de reacionalidad que hace de cada ser un ente robótico. Las grandes metrópolis nos demuestras que mientras más habitantes hay, más solos nos sentimos”. Gilbert, Kathia (2003). Pedro Herrera Ordóñez. Kaleidoscopio. La revista de la red Kodak Pro passport, 32.

Trilogía de la angustia II Óleo canvas / 154 x 102 cm

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Trilogía de la angustia II Óleo canvas / 154 x 102 cm

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Cรณdigos


Pedro Herrera Ordóñez en el baile del color Hace algunos años en Armenia —Colombia— tuve el privilegio de ver de cerca una muestra del trabajo del ecuatoriano Pedro Herrera Ordóñez y conversar con él sobre los temas y técnicas de sus pinturas. Me mostró un plano onírico de la ciudad de Los Ángeles convertida en su cuadro, en un gran ojo de araña. Con solo detenerse un poco en el iris de ese ojo había un efecto que causaba un verdadero problema óptico: ¿era una ciudad a blanco o era una ciudad negra? En el cuadro, lo blanco se convertía en negro y esta vacilación del ojo (como en el defecto que hizo posible el cine) adquiría también movimiento, solo que a partir de una única imagen estática. El globo de ese ojo era un juego cromático que iba haciendo gradaciones y haciendo entrar a la mirada en un territorio enigmático: el baile del color. Le pregunté cómo lograba armar ese movimiento en un plano cartesiano y Herrera Ordóñez explicó lo que me estaba pasando al poner mi mirada en una de sus técnicas cinéticas: “Si te quedas viendo fijamente, notarás que los puntos blancos empiezan a cambiarse a negros y se genera un movimiento. Una vez que identificas los puntos negros ya no hay posibilidad de detenerse. Todo adquiere movimiento y los blancos desaparecen. El cuadro transmite el vértigo y permite ver cómo la ciudad está estructurada. Trabajo mucho en la parte cromática porque pienso en la forma de trastocar los sentidos. El predominante de esta obra es el rojo, trabajado en la escala Do, que es grave, una suerte de musicalización que tú, si mantienes la mirada y quieres escucharlo, pues lo vas a hacer.

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Hay un equilibrio dentro de la función y utilización del color”. Pedro Herrera Ordóñez es como su nombre: integra la fijeza de la piedra y lo maleable del hierro. A lo normativo de lo geométrico sobrepone el anarquismo de lo onírico. Trabaja siete tonalidades buscando la música en el color. Según sus indagaciones cromáticas, esas tonalidades pueden relacionarse con las siete notas musicales. La musicalización del color parte de una correspondencia: dichas tonalidades comparten la misma longitud de onda e inclinación con el arco del color. Durante nuestra entrevista, me pidió que eligiera una de sus planchas. Yo elegí aquel paisaje abstracto que se exhibe en un banco de Los Ángeles. Me preguntó el porqué de mi elección. Le respondí lo que percibí de entrada: me gustan los crepúsculos porque paran el mundo. Entonces Herrera Ordóñez me habló del silencio del desierto. Lo que elegí era un paisaje. Se trataba de una vista de San Pedro, en Sonora. Volví con esa reproducción del crepúsculo sobre Sonora a mi casa y pasé meses escribiendo con la imagen frente a mi escritorio. Cada vez que la observaba ocurría el mismo efecto: el ojo resplandeciente y sus oleadas de tonos naranjas y amarillos convocaban una pausa y un silencio que solo he visto en la gente que detiene lo que está haciendo para ver retroceder la luz ante las sombras cuando estalla el atardecer. El aspecto más sobresaliente en la obra de Herrera Ordóñez es la presencia —en su pintura— del lenguaje de los sueños. No aquel surrealismo bretoniano reformado por Dalí y los europeos de los años veinte del siglo


pasado, sino una mirada arquetípica en línea con las teorías de Jung: pintura onírica poblada de mitos, shuar y chamánicos, de patrones arquetípicos y transfiguraciones y ensueños como los que provoca la ayahuasca del alto Amazonas o el Peyote en los desiertos del trópico de Cáncer y que parecen confirmar las conclusiones del psicoanálisis sobre los sueños: que la actividad general del espíritu y la productividad de la psiquis, cuando dormimos, es consecuencia de lo inconsciente y de lo consciente. Sobre una serie de pinturas que Herrera Ordóñez llamó Trilogía de un canto arcano y donde el ojo cree que el pintor juntó mujeres con pájaros y una noche con luna llena en la selva, él describe el sutil mecanismo de acumulación que se resuelve en conjuntos temáticos: “Esas pinturas remiten a una región en el Ecuador donde hay la leyenda sobre la existencia de una baya especial que comen los pájaros y empiezan a tener vuelos y cantos extraños. Las comunidades de esa región sienten temor al verlos alterados, piensan que en esos momentos las aves adquieren cuerpos de mujer. Los hombres sienten respeto por el momento en que revolotean estos animales y temor de perder a sus parejas”. El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas, dice Italo Calvino en Las ciudades invisibles. La pintura de Pedro Herrera Ordóñez apunta hacia las cosas que están detrás de lo que el ojo ve, y a los significados que podemos hacernos de esos hallazgos. Crees ver un horizonte, te acercas para ver de cerca y la idea de horizonte desaparece,

porque la línea y la profundidad cambian en curvas y circularidad. El efecto que busca Herrera Ordóñez con su ‘Geometría Sagrada’ es plantear un problema a la mirada y lograr ese efecto de ilusión óptica: cancelar los patrones lógicos lineales y cromáticos del cerebro y llevarlo a percibir, por un instante, mundos posibles, horizontes que rompen el plano cartesiano, rectas que se hacen curvaturas, claros que se oscurecen y geometrías tridimensionales en movimiento hechas solo de blancos y negros con base en planos bidimensionales. Los espectadores de la obra de Pedro Herrera Ordóñez encontrarán seguramente más desafíos y acertijos ópticos cuando ingresen a la sala de exposiciones de Quito para ver la producción más reciente del ecuatoriano. En unas pinturas, los sueños gobiernan y son motor y principio de la creación; en otras, destaca la multidimensionalidad del cosmos, el predominio de los juegos cromáticos y el éxtasis de la musicalización del color. Todo es un juego que desafía la percepción. Daniel Ferreira Escritor, bloguero, cronista Premio Latinoamericano de Novela Alba Narrativa Premio Clarín de Novela Premio al mejor blog de Difusión de la Cultura en Español otorgado por el Instituto Cervantes.

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“La obra de Herrera Ordóñez captura, en esencia, el umbral de la armonía, es voz, es tiempo, es la puerta abierta donde nos encontramos en los latidos y sentires comunes”. Zapata Martínez, Erika (2019, abril 6) La obra de Herrera Ordóñez en el tiempo. Conferencia

Latidos Infimedios canvas / 102 x 87 cm

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“¿Somos nosotros nuestros abuelos nuestros ángeles venideros? ¿Hemos vuelto otra vez desde tan lejos al ritmo de la tribu circular?”. Velasco Andrade, Diego (2008). Taller de Luz. Poesía. Quito: K-oz editorial. Premio de Poesía, Pablo Palacio.

Guardián de los sentidos Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Puertas prohibidas II Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Todos los cuerpos son extensos, expresaba Kant, algunos vienen con medida en el artífice de la belleza. Herrera intuye en su juicio lógico la huella de lo imprescindible. Captura, en la metáfora de sus instalaciones de libre formato, un alma comunitaria remitiéndose a las predestinaciones”. Rodríguez Arcos, Galo (2012). Discurso del Arte. Quito: Editorial Jurídica del Ecuador.

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“Una obra fantástica, maravillosa. Muy a tono con el ambiente en que, si no se vive, deberíamos vivir los seres humanos”. Vallejos, Fabián (2010) Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

Meditaciones de luz II Infimedios canvas / 102 x 102 cm

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“Convencido de la influencia que genera en su vida la energía, el artista visual Pedro Herrera Ordóñez se abrió camino internacional con una gama de obras que sus manos labran”. Berrones, Verónica(2013, febrero 18). Mi obra, en sí, tiene una cierta vibración. El Universo, p.3 - Cultura.”

Meditaciones de luz Infimedios canvas / 102 x 102 cm

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“A pesar de pertenecer a la era digital, percibo que ningún desarrollo tecnocientífico puede garantizar la creatividad, sensibilidad y belleza que sólo residen en el interior del ser humano. Todo trabajo artístico primero es mental”. Redacción Arte (2013). El sueño: El plano de la realidad. Entrevista a Pedro Herrera. Imaginaria. Revista de Culturas. 108

La danza de Isis Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Huella digital de la creación Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“El amor, el dolor, lo perdurable, lo perecedero, los pares de contrarios se emparentan en la creación de Pedro Herrera Ordóñez. La vida múltiple de matices, los dos crepúsculos, la radiante luz del día, la soledosa sombra de la noche. Todos esos emblemas son arquitecturas de las múltiples imágenes en unidad y totalidad, haciéndolas accesibles, internándose en un vientre de polifacética nostalgia y plural dulzura”. Guerrero Obando, Fabián (2010). Pedro Herrera Ordóñez o el lugar de los sueños. Quito.

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“Pedro Herrera ha utilizado materiales oníricos para su creación y es a partir de estas imágenes, que devienen del sueño, que el autor empieza a estructurar su retrato visual como un desafío a toda mente abierta y como un intento de ir más allá del lenguaje cotidiano”. Redacción Arte. (2002, octubre 20). Un fotógrafo de los sueños. Semana, p.18.

Útero del mundo Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Aún recuerdo la casa Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Hay una utilización conceptual de la tecnología, al punto que la funde totalmente con su obra”. Oñate, Iván. (2010) Reportaje Pedro Herrera Ordóñez. CCE

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“La creación se vuelve arte cuando toca las fibras más íntimas y sientes que tus zonas de confort se estremecen, se cuestionan, se disipan y entonces, la luz, esa bocanada de infinitas posibilidades, fluye en tus venas”. Zapata Martínez, Erika (2019, abril 6) La obra de Herrera Ordóñez en el tiempo. Conferencia

Evasión Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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La imagen perdida Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“Herrera combate la crudeza de la realidad con la creación de un territorio donde lo erótico y lo misterioso se dan la mano”. J.A.G. (2002, septiembre 10). ‘La razón ha creado un mundo injusto’. El norte de Castilla, p.4.

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“Pedro Herrera revela en su obra dos etapas: El aparecimiento de la imaginación poética, inmerso en los conflictos existenciales sucedido entre la idea y el desajuste de la realidad (¿neo-realidad?) donde el ser humano se muestra frío, donde su vida es un constante absurdo, esa especie de recoveco oscuro donde las puertas de salida no existen, un abismo en que desolación y tristeza se condensan en un cuadro sempiterno. La segunda etapa, la re-significación del arte: el amor”. López Talavera, Cristian (s/año). Imágenes perpetradas para la memoria. Ojos de perro azul, número 2, 38-40.

Mirando su barrio Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Cromática fractal Infimedios canvas / 154 x 102 cm

“El arte de Herrera puede ser entendido como la mejor forma de liberar nuestra imaginación del modo más intenso posible”. Caramba. Latin American Gifts & Gallery (2005). Pedro Herrera, nuestro artista de hoy. Caramba, p.1.

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“Es una simbología nutrida por lo esotérico, en que son semas fundamentales aire, fuego, agua y tierra y el eterno retorno de los alquimistas. Y es simbología que se ha ido enriqueciendo con símbolos que poco a poco han ido cobrando inquietantes dimensiones, como el espejo como manera de duplicar la realidad o convertirla en ilusión”. Rodríguez Castelo, Hernán, (2006)Nuevo diccionario crítico de artistas plásticos del Ecuador del siglo XX. Segunda Edición.

Plegaria después del fin Infimedios canvas / 154 x 102 cm

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Arqueología del futuro Desde los albores de la humanidad, la pintura ha desempeñado un importante papel en la conformación del mundo. El ojo humano aprendió a ver con perspectiva en las pinturas de Leonardo. Cobró conciencia de ser un metalenguaje en el pincel de Velásquez. Nunca volvería a ser igual después de las pesadillas de Bruegel, la alucinación de Van Gogh o el blanco y negro de Picasso. Mucho menos desde que el pintor primitivo intentara atrapar a la realidad en las paredes de Lascaux o de Altamira Fiel a esta convicción, Pedro Herrera Ordóñez logró penetrar en los túneles o pasadizos del arcoíris y ha conseguido atrapar en sus telas, las fantasías y los colores que habitan en la mitad de los sueños. Esto, de algún modo, convierte a Herrera Ordóñez en un pintor primitivo. Un pintor primitivo del futuro. Un pintor que ha sabido ponerse a tono con la tecnología de nuestro tiempo.Trataré de explicarme. Es lógico que uno sienta añoranza por un pasado, por algo que se vivió. Pero Ordóñez, como un pintor primitivo que cincelara en las paredes del arcoíris, ha logrado atrapar en sus telas recuerdos y nostalgias del futuro. De un futuro remoto que ya se vivió en alguna parte de nuestras células. En alguna parte de nuestros tiempos. Ese el milagro. La maravillosa sorpresa de su arte. Iván Oñate Poeta, escritor

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Reconocimientos


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